No es decir que tú me amas, no es oír que te lo digo,Es saber cuánto tú vales como madre de mis hijos;Aunque yo llegué primero a la estancia de tu vida,Ellos por siempre serán la importancia de vivirla.
Tú, mujer muy especial, señora y dama perfecta,Madre abnegada y esposa, de mi corazón la reina;
Que Dios puso en mi camino, bajo el techo celestial,Para apoyarme en tus brazos y me enseñaras a amar.
Así han pasado los años y del amor que me das,Hemos cultivado frutos que has podido disfrutar;Y sus retoños cual flores que adornan tu corazón,
Son los nietos que en el pecho hoy abrigas con amor.
Como yo siempre lo he dicho y reitero con razón,Para una mujer así no existe un día especial, para notar su valor ;
Una madre es una madre, cada segundo del día,No recordarla un momento y en otros ya se le olvida.
Por eso a ti a quien amo, a la madre de mis hijos,Quiero que sepas que vivo agradecido de ti;
Que existe en mi corazón, un sentimiento profundo,Y ojalá que en este mundo, hubiesen más como tu...