Obsesión: tipos y grados.
Mediumnidad y locura
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TIPOS DE OBSESIÓN
La obsesión tiene varios tipos o formas de
expresión, en cuyos límites no siempre es
posible establecer una línea divisoria.
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Analizaremos los tipos más expresivos.
a) Obsesión de encarnado a encarnado
Existe gran número de personas que obsesan a otras personas. Están
entre nosotros. Se caracterizan por la capacidad que tienen en
dominar mentalmente a aquellos que eligen como víctimas.
Este dominio se enmascara con los nombres de celos, envidia,
pasión, deseos de poder, orgullo, odio, y muchas veces se ejerce de
manera tan sutil, que el dominado se cree extremadamente amado.
Hasta incluso protegido.
Ciertos pactos, como suicidios u homicidios, que revelan pasiones
inferiores y esclavizadoras, también pueden caracterizan ese tipo de
obsesión.
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b) Obsesión de desencarnado a desencarnado
Son Espíritus que obsesan a otros Espíritus. Desencarnados que
dominan a otros desencarnados, son expresiones de un mismo
drama que se desarrolla tanto en la Tierra como en el Plano
Espiritual inferior.
c) Obsesión de encarnado a desencarnado
Expresiones de amor egoísta y posesivo por parte de los que
aún están en la carne, redundan en fijación mental de aquellos
que desencarnan, reteniéndolos a las reminiscencias terrestres.
Esas emisiones mentales constantes, de dolor, rebeldía,
remordimiento y desequilibrio terminan por imantar al recién desencarnado a los que quedaron en la Tierra, sin permitirle
alcanzar el equilibrio del que carece para enfrentar la nueva
situación.
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d) Obsesión de desencarnado a encarnado
Siendo la más conocida, se caracteriza por el dominio de un
desencarnado sobre alguien que vive en el plano físico.
e) Obsesión recíproca
(…) Así como las almas afines que practican el bien, cultivan la
convivencia amiga y fraterna (…) bajo otro aspecto, las criaturas
se buscan para enriquecerse con las vibraciones que permutan y
en las cuales se complacen. (…)
Esa característica de reciprocidad, se transforma en una
verdadera simbiosis, cuando dos seres pasan a vivir en un régimen
de comunión de pensamientos y vibraciones. Esto ocurre incluso hasta con los encarnados que se unen a través del amor desequilibrado, manteniendo una relación enervante.
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f) Auto-obsesión
A menudo se atribuyen a los Espíritus maldades de las que ellos son inocentes. Algunos estados enfermizos y ciertas aberraciones que
se lanzan en contra de una causa oculta, derivan del Espíritu del
propio individuo. No es raro que el hombre no sea el obsesor de sí
mismo.
Es incalculable el número de personas que visitan los consultorios,
quejándose de los más diversos males – para los cuales no existen
medicamentos eficaces – y que son típicamente portadores de una
auto-obsesión. Son cultivadores de “molestias fantasmas”. Viven
ensimismados, preocupándose en exceso con la propia salud (…), descubriendo síntomas, dramatizando las cosas del día a día,
sufriendo por anticipación situaciones que jamás llegarán a
realizarse, flagelándose con los celos, la envidia, el egoísmo, el
orgullo, el despotismo y transformándose en enfermos imaginarios, víctimas de sí mismos, atormentados por sí mismos.
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GRADOS DE LA OBSESIÓN
La obsesión presenta diversos
caracteres, que es preciso
distinguir y que resultan
del grado de constreñimiento y
de la naturaleza de los efectos
que produce. Así, Allan Kardec
la clasificó de la siguiente
manera:
Obsesión Simple
Fascinación
Subyugación
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a) Obsesión simple
Se produce cuando un Espíritu se impone a un médium, se inmiscuye
contra su voluntad en las comunicaciones que él recibe o le impide
comunicarse con otros Espíritus y se presenta en lugar de los que son
evocados.
En la obsesión simple, el médium sabe muy bien que es presa de un Espíritu mentiroso.
La obsesión simple es parasitosis común en casi todas las criaturas,
debido a la natural interrelación psíquica vigente en todas partes del
Universo.
Teniéndose en cuenta la infinita variedad de las posiciones
vibratorias en que se demoran los hombres, estos sufren tanto cuanto
influyen en tales fajas, sintonizando por proceso normal, con los otros
comensales allí situados.
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Cuando las criaturas, bajo el yugo de la obsesión simple, duermen, se
encuentran con sus afines – encarnados o no – con los cuales se
identifican, recibiendo más amplia carga de falsas necesidades (…).
Cuando despiertan, traen la mente atribulada, lenta, bajo un
incómodo cansancio físico y psíquico, encontrando dificultad para
fijar los compromisos y lecciones edificantes de la vida.
En la obsesión simple, siempre hay una idea fija que conduce al
intercambio mental con otros Espíritus afines.
Surgen, como efecto natural, los síndromes de la inquietud: las
desconfianzas, los estados de inseguridad personal, las enfermedades
de poca importancia, los fracasos en torno del obsesado que
aumenta las angustias, dando lugar a las incertidumbres y a una más
amplia perturbación interior.
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b) Fascinación
Es una ilusión producida por la acción directa del Espíritu sobre el pensamiento del médium y que, en cierta forma, le paraliza el
raciocinio. (…) El médium fascinado no cree que lo estén
engañando: el Espíritu tiene el arte de inspirarle una confianza
ciega, que le impide ver el embuste (…), aún cuando ese absurdo
salte a la vista de toda la gente (…).
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A medida que el campo mental de la
víctima cede espacio, ésta asimila no sólo la
inducción telepática, sino también las
actitudes y formas de ser de su huésped.
En ese lapso de tiempo, la persona pierde la
noción del ridículo y de las medidas
habituales que caracterizan el
discernimiento, acatando sugerencias que
incorporan, aceptando inspiraciones como directrices que para todos son disparates y
que para ella son perfectamente lógicas.
La fascinación, por eso mismo, se produce
por la indolencia moral y mental del
paciente y por la exacerbación de sus
valores negativos, que son hábilmente
incitados por su antagonista espiritual.
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c) Subyugación
Subyugación es una constricción que paraliza la voluntad de aquél
que la sufre y lo hace actuar en contra de su voluntad. En una palabra: el paciente queda bajo un verdadero yugo.
En el panel de las obsesiones, a medida que se agrava el cuadro
de la interferencia, la voluntad del hospedero pierde los contactos
del comando personal, en proporción directa a la que el invasor va
asumiendo el gobierno.
Es más grave cuando se trata de un Espíritu más lúcido, técnica e
intelectualmente, que se enseñorea de los centros cerebrales con
la imposición de una determinación bien concentrada con los móviles que persigue, manipulando con habilidad los dispositivos
mentales y físicos del alienado.
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La subyugación puede ser física, psíquica y simultáneamente fisiopsíquica.
La primera, no implica una pérdida de la lucidez intelectual, por cuanto la
acción se produce directamente sobre los centros motores, obligando al
individuo, a pesar de negarse a la obediencia, a ceder a la violencia que lo
oprime. En éste caso, pueden irrumpir las enfermedades orgánicas, por
crearse condiciones celulares propicias para la contaminación por virus y
bacterias o perturbarse el anabolismo o el catabolismo.
En el segundo caso, el paciente va siendo dominado mentalmente, cayendo
en un estado de pasividad, generalmente bajo tortura emocional, llegando a
perder por completo la lucidez. Pierde temporal o definitivamente durante su
actual encarnación el área de la conciencia, sin poder expresarse con
libertad.
Finalmente, se enseñorea simultáneamente de los centros del comando
motor y domina físicamente a la víctima, que queda inerte, subyugada,cometiendo atrocidades en su nombre.
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La subyugación puede ser también denominada posesión, ya que existe un
dominio más severo del obsesor sobre el
obsesado.
Si en la obsesión el desencarnado actúa
exteriormente, con la ayuda de su
periespíritu, en la posesión él se sustituye,
por así decir, al Espíritu encarnado; toma
su cuerpo como domicilio, sin que éste,
entre tanto, sea abandonado por su
dueño.
Actuando así, el Espíritu desencarnado
obliga al encarnado a ver, a hablar y a actuar, al mismo tiempo que lo
sobrecarga de problemas físicos y
morales.
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Oyendo el mensaje de carácter telepático, transmitido
por la mente libre (desencarnado), comienza por
acceder a la llamada que le llega, transformándose, por
fin, en diálogos en los cuales se deja vencer por la
persistencia del tenaz vengador.
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Yuxtaponiéndose sutilmente cerebro
a cerebro, mente a mente, voluntad
dominante sobre voluntad que se
deja dominar, órgano a órgano, a
través del periespíritu por el cual se
identifica con el encarnado, a cada
cesión hecha por el hospedero, más
coercitiva se hace la presencia delhuésped, que se transforma en un
parásito insidioso, y la simbiosis se
hace más complicada. El poder de
la fijación de la voluntad
dominadora consigue extinguir lalucidez del dominado, que se deja
apagar.
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LA LOCURA Y LA OBSESIÓN
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La locura proviene de un cierto estado patológico del cerebro,
instrumento del pensamiento. Estando el instrumento
desorganizado, el pensamiento queda alterado.
La locura es, pues, un efecto consecutivo, cuya primera causa
es una predisposición orgánica, que torna al cerebro más o
menos accesible a ciertas impresiones.
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Cuando el Espíritu es encaminado a la reencarnación trae, en
forma de “matrices” vigorosas en el periespíritu, lo que necesita
para su evolución. Entonces se imprimen tales bases en los
tejidos en formación de la estructura material de que se valepara las pruebas y expiaciones necesarias. Si se vuelve hacia el
bien y adquiere títulos de valor moral, desarticula las
condiciones que le son impuestas para el sufrimiento y
restablece la armonía en los centros psicosomáticos, que
entonces pasan a generar nuevas vibraciones aglutinantes de
equilibrio y se fijarán en el cuerpo físico en forma de salud, de
paz y de júbilo.
Si, todavía, por indiferencia o placer, transita en la frivolidad o se
encuentra adormecido en la indolencia, en el momento propiciodespierta automáticamente el mecanismo de advertencia,
desorganizándose la salud y surgiendo, por sintonía psíquica (…)
enfermedades psíquicas de variada naturaleza.
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Otras veces, como los recursos traídos en la encarnación, en forma
de energía vitalizante, no fueron renovados o, por el contrario,
fueron gastados en excesos, estallan las reservas y, por la caída
vibratoria que arroja al negligente en otra faja de la evolución, lasintonía con Entidades viciadas, perseguidoras y perversas se hace
más fácil, dando inicio a los prolongados procesos obsesivos.
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En el caso de otras enfermedades mentales, la
distonia que tiene inicio desde el principio de la
reencarnación, va poco a poco desgastando los
depósitos de fuerzas específicas y predisponiéndolo
para la crisis que da inicio a la neurosis, a la psicosis
o a las múltiples formas de desequilibrio que pasa a
sufrir, en el corredor cruel y estrecho de la locura
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Cuando la locura se prolonga, es que el propio Espíritu encarnado posee los
requisitos que le facilitan la manifestación. La predisposición a éste o a
aquél estado le es inherente, y los factores externos, que la hacen irrumpir,
como los traumatismos morales de varias nomenclaturas, los complejos así
como los reajustes ya se encuentran en germen, en la constitución
fisiológica o psicológica del individuo, con el fin de que el cumplimiento del
deber, en toda su plenitud, se haga impostergable. Hay, sin duda, otras y
más complejas causas de la locura, todas, no obstante, englobadas en las
leyes de causa y efecto. Es muy diáfana la línea divisoria entre la salud y el
desequilibrio mental.
Se transita de un lado a otro con relativa facilidad, sin que haya
inicialmente, un cambio expresivo en el comportamiento de la criatura.
Una ligera excitación, alguna circunstancia depresiva, una ansiedad o un
momento de amargura, la escasez de recursos financieros, el impedimento
social, la ausencia de un trabajo digno, entre muchos otros factores, pueden
llevar al hombre a cambiarse a otra faja de salud mental, alienándose
temporalmente, y luego pudiendo retornar a la posición regular, la de la
sanidad.
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FACTORES QUE PREDISPONEN A LA LOCURA:
a) Ley de Causa y Efecto.
b) Obsesión.
c) Culto excesivo al sexo; violencia, exageraciones;
dependencias de vicios de cualquier naturaleza.
d) Pesimismo; envidia; amargura; celos; desconfianzas
de todas clases.
e) Patogenias, en razón de enfermedades graves de la
hereditariedad; de disturbios glandulares y secuelas de
otras innumerables enfermedades.
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Teniéndose en cuenta el estado actual del crecimiento moral de la
Tierra y de aquellos que la habitan, el intercambio entre las mentes que se encuentran en la misma faja de intereses es mucho mayor
de lo que el observador menos cuidadoso y menos preparado puede imaginar.
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Profundizando en el estudio de la
etiopatogenia de la locura, ya no se
puede descartar más las incidencias
de la obsesión, o el predominio
ejercido por los Espíritus
desencarnados sobre los hombres.
Ese es el panorama de la locura y de la obsesión.
Tanto la locura como la obsesión, cada vez más, y ahora con carácter
epidemiológico, se hace necesario, más generalizado y urgente, un
mayor conocimiento de la terapia desobsesiva, desde que la
psiquiatría se encuentra en las hábiles manos de los profesionales
sinceramente interesados en estancarla.
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Atrayéndose por los gustos y por las
aspiraciones, vinculándose mediante
afectos enfermizos, sustentando lazos
de desequilibrio producido por el odio,
marcados por las pasiones inferiores,
ejercen constricción mental y, a veces,
física en aquellos que les conceden las
respuestas equivalentes, resultando
variadísimas alienaciones de
naturaleza obsesiva.
MEDIUMNIDAD Y LOCURA
La mediumnidad no produce la locura, si ésta no existe
ya en germen; no obstante, existiendo éste, el buen
sentido radica en utilizar la cautela bajo todos los
puntos de vista, por tanto, cualquier perturbación puede
ser perjudicial.
Debemos, no obstante, analizar que
la práctica mediúmnica puede
ofrecer peligros a las personas imprudentes, que no tienen
preparación doctrinaria y no poseen
cierto equilibrio moral, necesarios
para neutralizar las influencias
obsesivas.
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"Todos nos referimos al peligro de los agentes del mal
que nos amenazan; entre tanto, los agentes del mal
sólo dominan donde les favorezcamos la intromisión.
Y la intromisión de ellos, generalmente, se verifica
comenzando por la imprudencia de la brecha… hoy,
una queja; mañana, un momento de amargura;
luego, una discusión temeraria; más tarde, una crisis
de angustia que puede ser extirpada perfectamente
a través del servicio; ahora, un comentario
deprimente; después, un minuto de irritación; y, por
fin, la enfermedad, la delincuencia, la perturbación y,
a veces, la muerte prematura.
El gran desastre, casi siempre es la suma de los
pequeños descuidos.
Estemos convencidos de que, en los procesos de
obsesión, también ocurre así."
Emmanuel y André Luiz, Estudie y Viva