Algo tan extraordinario y valioso como es la vida interior, ha perdido importancia en el día a día. El bienestar económico sirve de poco cuando no va acompañado de una transformación personal
y un desarrollo espiritual.Buscamos la felicidad en el exterior, en el consumo, en el ocio, y no nos damos cuenta que la
felicidad real se encuentra en nuestra espiritualidad. Tomar conciencia de nuestras propias limitaciones (y aceptarlas), así como de las similitudes y diferencias
que nos unen y separan de nuestros semejantes, nos lleva a una mayor comprensión y tolerancia.
Pepón Jover del Pozo