Alonso Quijano, Don Quijote de la Mancha Alonso Quijano era alto y delgado, tenía el pelo
color zanahoria al igual que su barbilla. Sus ojos
eran verdes como la esmeralda y en ellos se
reflejaban su tristeza y su locura.
Vestía con ropas de su época que cubría con una
armadura metalizada y siempre llevaba una gran
lanza para luchar.
Había perdido el juicio de leer tantos libros de
caballería, pero era una persona protectora con los
demás y sobre todo con Dulcinea a la que quería
salvar de todos los peligros que él se imaginaba.
A pesar de no tener juicio siempre viajaba
buscando fama aunque lo que consiguió fue
ponerse más enfermo.
Es un personaje que casi siempre está enfadado y
buscando problemas por eso creemos que la
emoción que lo dominaba era la ira.
Sancho Panza, el escudero de la Mancha
El Quijote eligió a Sancho Panza como su
escudero. Sancho era un hombre que tenía poca
estatura, mucha barriga y una barba poco
cuidada. Vestía como en su época con un sombrero
y una camisa marrón y un pantalón verde como
los olivos.
Iba con su asno Rucio y aceptó ser el escudero de
Don Quijote porque le daba pena que fuese solo
por los caminos. Además era corto de entendederas
y no sabía decir que “no”, por eso Don Quijote lo
eligió. Era su fiel escudero y sentía muchas
emociones, como la alegría porque Don Quijote le
iba a regalar una ínsula o como la tristeza cuando
veía que su señor se metía en problemas.
Sancho Panza era fiel a Don Quijote aunque no
entendía la obsesión por ser caballero que siempre
tenía en “su mente seca” por eso siempre estaba
intentando quitarle la idea de las novelas de la
cabeza pero no lo consiguió.
Rocinante va hacia delante
Rocinante era el caballo de Don Quijote. Sus
patas eran largas y en su cara alargada tenía
unos ojos negros como dos escarabajos. Su boca
era grande igual que sus orejas y aunque su pelo
era de un bonito color anaranjado, se le notaban
los huesos porque tenía poco que comer.
Era muy buen compañero, un amigo de espíritu
valiente igual que su amo que sin él no hubiera
podido recorrer los caminos y llevar a cabo sus
aventuras. Formo un gran equipo con Don Quijote,
Sancho Panza y con Rucio. Su dueño siempre lo
llevaba alegre y feliz aunque su dueño creía que
tenía un gran caballo en realidad era un caballo
de trabajo, un rocín de campo.
La encantadora Dulcinea del Toboso
Dulcinea del Toboso era una hermosa mujer que
era una realidad de la cabeza de Don Quijote de
la Mancha.
Dulcinea era la mujer más bella y hermosa para
Don Quijote aunque en realidad no era la dama
que él se imaginaba.
Era una mujer alta y lustrosa que tenía el pelo
largo, liso y castaño. Sus ojos eran marrones, su
nariz pequeña, sus cachetes rosados y tenía una
boca enorme y sonriente.
Le gustaba vestir con muchos colores: una
camiseta de color violeta, un corpiño verde y una
falda de color amarilla y marrón.
Su carácter era alegre y destacaba por su
simpatía, pero a veces le gustaba gastar bromas y
reírse de los demás.
Fue el amor de Don Quijote que se creía que era
una dama que necesitaba ayuda, pero en realidad
era un mujer trabajadora que sabía defenderse
sola.
La sobrina sin nombre
La sobrina de Don Quijote era una muchacha que
no llegaba a los veinte años y que vivía con su tío
Don Quijote.
Tenía el pelo negro como la noche, unos pendientes
dorados como el sol, unos ojos tan grandes como
los de su tío y una boca tan pequeña como la de
una hormiga.
Su vestido era tan rojo como tu corazón.
Ella sentía pena por su tío porque se ha dado
cuenta de que estaba enloqueciendo con los libros
de caballería y como era muy lista se le ocurrió
que si los quemaban y su tío no leía más se
curaría.
Don Quijote cuando está a punto de morir le dijo
que se iba a llamar Antonia Quijana: fin del
misterio ya sabemos cómo se llama.
El cura, un buen amigo para Don Quijote
El cura se llamaba Pedro Pérez aunque Don
Quijote quería llamarlo Curiambro si se unía a él
y a su escudero. Era un hombre de estatura baja y
estaba rellenito, es decir pesaba mucho porque le
gustaba demasiado comer.
Llevaba una sotana negra que le llegaba hasta
sus pies calzados con unas sandalias.
Su gran cabeza canosa estaba cubierta por una
especie de gorro que se llama solideo de color
negro como el azabache.
Tenía unos ojos pequeños que necesitaban mirar a
través de unas gafas transparentes como el agua
cristalina.
Era muy buen amigo porque se preocupaba mucho
de Don Quijote y no les gustaban los libros de
caballería porque le habían hecho perder el juicio
a su amigo y obsesionarse con ser un caballero
andante. Se fue a Sierra Morena para quitarle a
Don Quijote esas ideas de la cabeza porque tenía
miedo de que se hiciera daño o enfermara más.