le preguntó el hermano León… Y Francisco le respondió, balbuceando:
«Es Belén, es humildad, es paz, es intimidad, es gozo, es dulzura, es esperanza, es benignidad, es suavidad, es aurora, es bondad, es amor, es luz, es ternura, es amanecer… Es silencio». Y Dios vino esa noche.