Reseña
Buena Vista Social Club versus La Charanga Habanera: The
Politics of Cuban Rhythm, de: Robert Neustadt
Francisco Astudillo Pizarro
En este artículo, Neustadt, reflexiona sobre el fenómeno pop Buena Vista Social
Club y la expansión del son cubano en las industrias culturales, el trasfondo que
subyace a su análisis se centra en los imaginarios y las identidades nacionales que
los productos culturales contribuyen a generar y los procesos extra artísticos
(sociales, políticos y comerciales) involucrados en su desarrollo.
Pero esa es solo la mitad de la historia, a manera de reflexión bi focal, a manera de
contraste el autor contrapone el análisis de Buena Vista Social club en tanto
producto cultural y fenómeno, a “El Gran Delirio”, disco de la banda La Charanga
Habanera, el más exitoso en la isla al momento de la edición de Buena Vista Social
Club (en adelante, BSC).
Neustadt realiza un análisis en dos niveles superpuestos, el de las identidades al
interior de Cuba y en el externo del mercado global, y en el que se configura un
estereotipo de la identidad cubana.
A su vez, las dimensiones de análisis incorporan desde ya lo musical como punto de
partida, no obstante se focaliza en aspectos como las estéticas, la lírica, la
dimensión generacional y también el marketing y las audiencias. También el
contexto político es interpelado por el autor tanto en una perspectiva histórica
como coyuntural.
El autor comienza destacando el inmenso impacto en la industria musical, de
entrada Neustadt, haciendo uso de la imaginación sociológica identifica además un
impacto sociocultural de enorme dimensión, como lo es el haber afectado los
imaginarios sobre Cuba en el sentido común de diversos países, en un fenómeno de
alcance multi regional.
Tanto BSC como “Tremendo Delirio” son pensados por el autor como dos
expresiones culturales que dan cuenta de la complejidad de la identidad en la Cuba
contemporánea. Ambos fueron exitosos, el BSC tuvo un éxito transnacional
mientras que Tremendo Delirio un éxito localizado en el mercado isleño.
El primero, recoge el son cubano pre revolucionario, para ello, el músico
norteamericano Ry Cooder reúne a una serie de viejas glorias del son cubano en un
proyecto que daría como resultado además del disco una película documental.
Por su parte “Tremendo Delirio”, de la banda La Charanga Habanera, es
representativo de la Timba, un género musical contemporáneo que combina
diversas raíces musicales de la música popular caribeña. Su éxito es muestra del
consumo cultural de la juventud cubana y por cierto de la música cubana en los
últimos tiempos.
Claramente hay diferencias entre ambos fenómenos musicales, los que pueden
verse de entrada en las audiencias a las que están dirigidas. En BSC, al estar
direccionada al mercado internacional (U.S y EU), la lírica aparece como un
elemento auxiliar, no prioritario en la medida de que lo que buscaba venderse era
un paquete integrado con una priorización del componente estético idealizado. De
esta forma la construcción de una imagen “tradicional” se apoyaba en el juego de
recursos estéticos como los viejos autos norteamericanos, los que funcionan como
referentes simbólicos de un “congelamiento temporal”, anclado por cierto en la
política de embargo norteamericano a la isla y los imaginarios que le están
derivados.
Por otra parte los protagonistas de la banda, las viejas glorias del son ayudarían a
dar una impresión de tradicionalidad fetichizada que reventaría la demanda de
exoticidad de los charts internacionales.
En la otra esquina del ring, la “Charanga Habanera” es parte de un movimiento
musical vigente, este elemento ya lo hace cualitativamente distinto en la medida de
que está vinculado a una audiencia contemporánea, principalmente juvenil, y en
tanto género combina distintos elementos. En este caso, la estética aunque
importante no es prioritaria a la lírica, la que adquiere relevancia por cuanto su
audiencia entiende y comparte la experiencia del contenido lírico.
A propósito de lo anterior es interesante, el contenido lírico de las producciones. Al
respecto ambas producciones remiten en sus líricas a las formas culturales del bajo
pueblo (parafraseando una categoría clásica de la historiografía social Chilena), la
low life como la expresa Neustadt en el texto, de esta forma el sexo es parte del
contenido lírico en ambas producciones. La diferencia, nos dice el autor es de grado
y tono (Neustadt 2001:11), pues mientras BSC lo utiliza en forma implícita y con
toques de humor picaresco que suavizan su sentido, “la Charanga” lo hace de forma
explícita, irónica y ácida.
Explorando aún más en la lectura que Neustadt hace de su contenido lírico puede
inferirse que en el caso de “la Charanga” existe un discurso que reivindica prácticas,
las que constituyen la forma de vida de encarnadas en una generación. En cambio
BSC representa una reconstrucción museológica que expresa un estereotipo
suspendido de la historia, que eterniza la estética pre revolucionaria.
Los usos del pasado son contrastantes, mientras BSC lo construye y lo canoniza, “la
Charanga” lo ironiza, lo parodia, lo usa para refractar un discurso enunciado desde
un presente vivido.
En un punto clave, el autor se pregunta el por que del éxito de un disco que se basa
en un estilo pasado de moda en la isla?
Antes de la respuesta a esta pregunta, nos gustaría resaltar el elemento antes
mencionado destacado por el autor como lo es el de las audiencias, lo que nos lleva
a considerar que el factor de obsolescencia del son en la isla resultaba irrelevante
para los productores en la medida de que su mercado estaba afuera, más allá de las
aguas cubanas.
El autor en una argumentación suspicaz releva el importante papel del marketing
en el éxito internacional de BSC. El trabajo de posicionamiento iba por cierto
acompañado de una hábil construcción fabricación del fenómeno pop en tanto
producto de exportación.
Por otra parte en la estructura narrativa de la película, nos dice nuestro autor,
subyace la historia de cuento de hadas. Más que un documental acéptico se trata de
una película bien guionada en formato documental. Su rol, ha sido fundamental en
la medida de que ha permitido expandir el efecto mediante la re-creación estética
de una tradición suspendida en el tiempo.
Muy interesante es lo destacado en el texto en relación al tratamiento lírico que “la
Charanga” hace de la prostitución y el turismo, analizando las letras de algunas
canciones el autor expone el discurso crítico, a la vez irónico y controversial que la
banda timbera enuncia respecto del fenómeno. Puede leerse una lectura si se
quiere con un dejo de poscolonialidad en relación al turismo contemporáneo,
turismo, al que por cierto, la fetichización esencializada de BSC pudo haber
beneficiado latentemente.
Neustadt hacia el final del trabajo, hace una analogía entre el rol de Ry Cooder y
Nick Gold (productor de Nonesuch Records) en relación a su producción y el papel
jugado por los turistas involucrados en la prostitución, en ambos casos (argumenta
el autor), se exotiza el cuerpo cubano, aunque en mi lectura personal el rol jugado
por Cooder u Gold, más que el de un turista, que es un consumidor de la fantasía
exotizada, son productores y artesanos de dicha fantasía.
En definitiva, un gran texto, claro, diverso y preciso en su exploración analítica, su
lectura resulta esclarecedora e ilustrativa de los múltiples niveles y dimensiones en
juego en el fenómeno de la construcción de identidades mediante la música y los
consumos culturales.