reció un nuevo libro suyo: El olvidado yAlhambra. El viaje por la madre patriaproporcionó nuevos elementos a supoesía y asimismo consolidó algunosya presentes. en pocas palabras podemos decir que dio a su obra mayor madurez. El olvidado y Alhambra es un libro importante. ya que marcó un cambio definitivo en la poesía de este autor. Ahora su poesía se interna y se nutre más de la tradición clásica españolay recogeademás.según Dámaso Alonso. gran parte de la herencia arábiga.Su poesía se vuelve más erudita . peroconserva la frescura de antaño. La sensualidad y delicadeza de sus primeros
.poemas permanecen también. asícomo muchasde susirn áqenes. Lo quese pierde básicamente en este libro esun pocode la alegríaradiante que caracterizaba a los libros anteriores. Ahorasus páginas comienzan a llenarse detristeza.
Dámaso Alonso señalaba en el prólogo a la primera edición de este libroque los dos aspectos fundamentales deél son: lo sensorial y la idea del tiempo.En relación con el primer aspecto. yaantes señalamosla importancia que lossentidos tienen en la poesía de Carranza; en este libro la sensualidad seacentúa aún más. Con respecto a lo se-
, gundo. cabe plenamente decir que apartir de esta obra la temporalidad seconvierte en un factor decisivo y degran importancia en su poesía. Aunqueya en obras anteriores se había insinuado. de ahora en adelante la idea deltiempo estará presente en casi todossus poemas. Este elemento. el tiempo.ese que pasa y no vuelve. contribuye adar un tono más triste a su poesía.Ahora se siente muy intensamente lanostalgia por lo vivido .
Oigo pasar el tiempo entre tu pelo.como seguimos con el pensamientoun día antiguo o una melodía.Especialmente por la primavera
Oigo pasar el tiempo entre losálamos.
especialmente cuando es el otoñó.y ando por la ribera de aquel' ríoque sabe. amor. tu nombre y
apellido.
En los últimos libros de Carranza.Los pasos cantados, Hablar soñando,El insomne y Epístola mortal y otras soledades, el júbilo se ha disipado casipor completo y la tristeza. la nostalgia yla melancolía han invadido sus poe-
RESEÑAS
mas. El autor nos introduce en su int imidad y nos muestra la desdicha que lohabita: "IV no hay dolor mayor que midolor!", La tristeza se ha vuelto infinitay el sufr imiento lo corroe profunda mente hasta sumirlo de manera inevitable en la desesperación y .casi en elnihilismo.
Regresar es saber que nunca seregresa.
Que vamos tiempo abajo hacia elolvido.
y que estamos perdidos y todo estáperdido.
("Monumento a un recuerdo")
No tenemos sino eso: es decir nada.Mejor dicho: no tengo nada. V
punto .("El desdichado")
El tiempo se ha convertido en un implacable enemigo que arrasa con fur iay sin piedad lo que a su paso encuentra . El paso del tiempo se ha vuelto insoportable: "el tiempo ha pasado misaños a cuchillo". En su desesperadacarrera se lleva consigo la vida y colocaal poeta más cerca de la muerte. En losúltimos poemas de Carranza se respiraun fuerte olor a muerte. Ésta le angustia y obsesiona.
Estoy viendo pasar el vientoy viendo estoy pasar el tiempocomo el Hidalgo de la leyendaque vio pasar su funeral.
el tiempo vino a recordarmemi manera de ser mortal. ..
("Kasida de la oscura región")
Aunque en los últimos libros de Carranza extrañemos la sencillez y el gozode los otros . sabemos que ahora suspoemas han ganado vitalidad y madurez. Podemos afirmar. sin que ello seauna exageración. que en los libros finales del poeta se encuentran algunos delos momentos más altos de la lírica hispanoamericana contemporánea.
Finalmente . con respecto a la antología de poemas de Carranza que nospresenta el Fondo de Cultura Económica. debe destacarse el notable trabajo ,de selección de los poemas y. primordialmente. el sobresaliente estudio preliminar. realizados ambos por el también escritor colombiano FernandoCharry Lara.
Mario Rojas
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Tres versionesde un mismo
heroísmo
Esta es una historia en tres partes y lacontaré al revés porque así parecerámás sorprendente.
UNA. La primera parte tiene que vercon dos biografías de Aparicio Saraviaque se publ icaron en 1942. Fuera delámbito ríoplatense. Aparicio Saravia noes demasiado conoc ido. Para ubicarlo.bastará dec ir que fue el último caudillogaucho de una zona que ha producidootros caudillos más famosos : FacundoQuiroga y Juan Manuel de Rosas en laArgentina ; José Artigas y FructuosoRivera en el Uruguay . para nombrar sólo a los más notables . Pero Saraviatuvo la distinción de ser no sólo el último de una ilustre estirpe sino de representarla en una vertiente poco conocida aún por los especialistas en el mundo gaucho: la que tiene su centro en lavasta región agreste situada entre elUruguay y el Brasil. y que se conocecomo Rio Grande do Sul (del lado brasileño) y Cerro Largo (del uruguayo).Aparicio Saravia había nacido en elUruguay pero su padre era brasileño yse apellidaba Saraiva. El patronímicomarcaba esa dualidad que no sólo eralingüística y cultural sino que era tam bién la dualidad de su destino. Iniciadopor su'hermano mayor en la revoluciónfarroupilha de los gauchos riograndenses. consigue allí deslumbrar a todoscon su capacidad de maniobra y alcanza el grado de General. Pero Apariciose radicará defínitivamente en el Uruguay donde conducirá varias revoluciones contra el Gobierno colorado hastala última guerra gaucha de 1904 que loenfrenta con el presidente Batlle y Ordó
ñez.Un caudillo de esa violenta frontera
del Uruguay con el Brasil. anacrónicoen su revuelta de lanzas y caballos contra un Gobierno que ya poseía ametralladoras. cañones y ferrocarriles . ¿porqué habría de despertar el interés delpopular novelista e historiador argenti -
no Manuel Gálvez? En 1942 . el exitosoautor de tanto novelón naturalista Y deuna serie de relatos históricos sobre laGuerra del Paraguay. suma a las cuatrobiografías de hispanoamericanos ilustres que venía publicando hacía untiempo (Fray Mamerto Esquiú. Hipól itoYrigoyen. Juan Manuel de Rosas. Gabriel García Moreno) una quinta obra:Vida de Aparicio Saravia. Para él. esSaravia el "más original de los caudi llos guerreros que conmovieron las comarcas del Río de la Plata" (Prólogo. p.12). En 314 implacables páginas. sededica a demostrar ese punto de vista.llevando a Saravia desde sus oscurosorígenes de hijo de un brasileño radicado en el Uruguay hasta su muerte trágica en la batallade Masoller. Biografíaépica que no disimula la adulación delhéroe. su Vida es una defensa de untipo de americano. hondamente enraízado en el terruño y que Gálvez quiereexaltar en oposición a los prototiposeuropeizantes que proponía entoncesel oficialismo literario argentino. El últi mo capítulo del libro. " La muerte del águila blanca," lo dice con todas las letras:
RESEÑAS
de Rodó. que era liberal)-. su visión deAparicio Saravia como último caudillogaucho. preservador de tradicionesamericanas que se oponían al extranjerismo y al modernismo europeos. tieneun alcance que va más allá del ámbitouruguayo. se proyecta sobre todo elRío de la Plata y alcanza la América entera. En la misma serie en que se incluye esta Vida de Aparicio Saravia, Gálvez proyectaba entonces no sólo unSarmiento sino. muy especialmente. unBolívar y un Miranda. La biografía deSaravia resulta. pues. en manos deGál\U!z un panfleto no sólo históricosino principalmente político. Ese mismo año de 1942 en que se publicó verá poco a poco emerger del anonimatomil itar la figura de un coronel. JuanDomingo Parón. que habrá de representar en la Argentina de este siglo unpapel similar al de Rosas en la Argentina del siglo pasado.
El libro de Gálvez debe ser leídotambién en este contexto. Aunque aquílo soslayaré por completo.
DOS. En esta reconstrucción rápida deuna historia compleja. voy a proponer
leer este libro en un contexto diferentey más personal. Porque el mismo añoen que Gálvez lo publicó. un tío mío.José Monegal. publicó su versión de laVida de Aparicio Saravia. De hecho. ellibro de mi tío precedió en algunosmeses al de Gálvez. hecho que éste reconoce en el Prólogo (p. 9). que contieneun agradecimiento a la colaboraciónprestadapor mi tío en el acopiode materiales documentales y hasta en elpunto de vista sobre algunos incidentes. Cuentoesta historia de familia porque tiene relevancia en lo que sigue.
Mi tío Pepe había nacido (como mástarde yo mismo) en la misma regióndonde Saravia tenía sus campos. eseDepartamento de Cerro largo que linda con el Brasil y cubre la frontera noreste del país. Aunque él sólo teníaocho años cuando murió Saravia. es posible que Pepe lo hayavisto pasaralguna vez montado en su impecablecaballo por las calles de Melo. capital delDepartamento. Aún sin haberlo vistocon sus ojos.era obvio que la leyendayla imagen de Aparicio Saravia se le había quedadograbada muy fijamente enla imaginación. a partir de testimonios
Con Aparicio Saravia han muerto elvalor legendario. la independenciaindomable. la vieja alma or iental.Batlle y Ordóñez seguirá gobernando. y después de Batlle gobernaránsus discípulos, o mejor dicho. él mismo por medio de sus discípulos .Ellos quieren 'civilizar' al Uruguay,engrandecerlo materialmente. y a feque estas cosas son muy buenas.Pero con ellas entran la manía europeizante. que tarde o pronto lleva. alas pequeñas naciones de la Améri ca Hispana. a la entrega al extranjero de sus riquezas. de su soberanía yaún de la independencia moral. Saravia se fue a t iempo. l Qué podríahaber hecho él. entre problemas desalarios. entre cuestiones por centavos? lY qué podría haber hecho él.ya que no le era posible arrastrarnuevos ejércitos y echarlos. entreesos destructores de tradiciones ydescolgadores de crucifijos? (p.307)
Aunque lo que dice Gálvez aqui trene un contexto puramente local -elpresidente Batlle. que era masón. había .hecho retirar los crucif ijos de loshospitales públicos (lo que mot ivó unpanfleto. Liberalismo y Jacobinismo
Sarmiento.
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orales que pudo escuchar de niño.Una vez. poco antes de su muerte.
me contó que Saravia solía venir alpueblo. llegarse hasta la casa de nuestra familia y. sin apearse del caballo.golpear en la v~ntana para preguntarlea mi abuelo. Cándido Monegal (que erajefe de correos y colorado). qué noticias había traído el telégrafo desde lacapital lejana. Esa anécdota de mi tíoPepe que se me hizo gráfica medio siglo después de contada por mi abueloa él y trasmitida por él a mí. se inscribíaen mi memoria sobre otras imágenesque Pepe había acumulado y que yohabía recibido por su intermedio.
Recuerdoque cuando era muy chico(yo tendría siete u ocho años). Pepe pasó una temporada en la casa de la familia en Montevideo, pintando un enorme cuadro que mostraba a Aparic ioSaravia. a caballo y con poncho blancosobre un fondo de lanzas negras y tierra negra. avanzando veloz como elviento (el águila blanca de que hablaGálvezen su libro). Los chicos entrábamos respetuosamente en aquel cuartoanormalmente vacío en que sólo habíaun enorme caballete con el cuadro. ymi tío Pepe. sucio de pintura. feliz conese encargo de un Club blanco que leaseguraba una pequeña entrada. Fuesiempre bohemio hasta que encontró alos cuarenta largos una hada madrinacon la que casó. en la que engendrócuatro hijas hermosas y se asentó enun empleo público decentemente remunerado. Pero en la época. ahora remota. en que pintaba a Saravia. el tíoPepe y su impecable orden de maestroprimario estaban muy lejanos. Lo quehabía en aquel cuarto en que trabajabami tío era el olor a trementina , el caosde trapos y papeles en el suelo, y nosotros. los niños. que le pedíamos quenos dejase pintar un poquito . Armadosde pinceles. asaltábamos el cuadropero para evitar desastres mi tío Pepenos dirigía hacia las partes más negrasdel cuadro , aquellas que no era posibleestropear con nuestra entusiasta impericia .
En la biografía de Saravia. el dibujode la tapa también es de tío Pepe yofrece una variación (negro sobre fondo zapallo) del aquel cuadro. para mítodavía mitológico.
El libro de Pepe ofrecía una versiónromántica de la biografía de Saravia.Sus modelos eran más obsoletos quelos de Gálvez (que. al fin y al cabo. había leído a Ludwig. a Maurois, a Step-
han Zweig). Pepe citaba con encanto aCarlyle y a Emerson. Creo que tambiénhabía leído a los biógrafos más modernos pero su Saravia estaba cortado enel paño de los héroes. Era una biografíaacrítica pero realizada con enorme documentación. Había interrogado personalmente a los sobrevivientes de Masoller y otras gestas heroicas . había consultado el archivo del General. había leído todos los papeles. Era, también . un hombre de campo que conocíaperfectamente la vida a caballo. Demodo que su biografía realmente anticipaba y completaba la de Gálvez.Como Gálvez , Pepe creía en el hombreamer icano que Saravia representaba .Su carrera posterior había de acentuaresta convicción. Se conv irtió en narrador gauchesco. de enorme popularidadlocal. Colaborador semanal de El Día.importante periódico montevideanoque. por ironía. fue fundado precisamente por aquel enemigo acérrimo deSaravia , el presidente Batlle . Todos losdom ingos. Pepe contaba por escrito relatos orales que había oído en el campo yque se publicaban ilustrados por él mismo con unos dibujos nai1. de indudablearrastre popular.
TRES. Cuando salió su libro sobre Saravía. mi tío Pepe me dedicó un ejemplarmuy cariñosamente. Yo era entoncesun adolescente muy met ido en Prousty Joyce , en Kafka y Borges. Agradecí ellibro . lo hojee, pero no lo leí ni creí queiba a leerlo algún día. Pepe era uno delos ídolos de mi infancia. el tío que sabía pintar y dibujar, contar cuentos ycantar canciones. que había viajado porAmérica y Europa, y que siempre sedejaba olvidado en casa algún libro fascinante. El biógrafo de Saravia no meinteresaba mucho . Yo era social ista ycreía (creo aún) que la solución paranuestros países no estaba en los caudillos. del color que fueran. Unos añosdespués me vería obligado a reconsiderar el problema.
La ocasión fue un cuento de Borges,"La redención " . que apareció en el suplemento literar io de La Nación, de,Buenos Aires. un dom ingo que no olvi daré. Allí no sólo se hablaba de Aparicio Saravia y de la batalla de Masollersino que hasta se me incluía a mí comopersonaje muy secundario. Publicadomás tarde con el título "La otra muerte" . en la colección EIAleph (1949). elcuento me ha hecho famoso por una
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carta que nunca escribí a una personaque no conozco .
Para Borges. Saravia y la batalla deMasolle r en que muere el últ imo caudillo gaucho es sólo el marco histórico enque situar un relato fantástico: el delentrerriano Pedro Damián que mueredos veces. en la batalla. combatiendoheroicamente. y en su cama de anciano. unos cuarenta años más tarde. Elargumento teológ ico -alegórico delcuento deriva de Dante y de un tal PierDamián. personaje evocado en el Paradiso. Pero las circunstancias prec isasvienen de la trad ición criolla ríoplatense. En el cuento. mi papel es mínimo:sirvo de enlace entre Borges y un coronel Dion isio Tabares. Escribo una cartade presentación para que aquél puedahablar con éste. y así invest igar el misterio de la doble muerte .
Al margen de su estupendo valor literario . siempre me preocupó el cuentopor la inclusión de mi nombre en él. Alprincipio , pensé que se t rataba de unabroma amistosa. luego pensé que Borges había usado mi nomb re porque sabía que yo había nacido en Cerro Largoy necesitaba . por razones de verosimil itud, un nombre de aquellos pagos .Después pensé que era una forma deagradecer una atmósfera gauchescaque tal vez yo le trasm itía sin saberlo.En el cuento. Borges afirma que losuruguayos somos más simples y elementales que los argent inos. Tal vez,yo le confirmaba ese juicio (o prejuicio).Somos (cree él) más gauchos.
Un día me puse a conjeturar sobre lafecha de 1942 en que Borges declarahaber conoc ido a Pedro Damián . De repente recordé que tanto la biografía deGálvez sobre Saravia como la de mi tíoPepe habían salido aquel año. Descubrí(creí descubrir) que en su cuento. Borges había usado una vez más el recursodel desplazamiento: inserta r mi nombre en una pesquisa imag inaria iniciadaen 1942 era aludir sin menciones losdos libros de 1942. uno de los cualeshabía sido escrito por un Monegal. Mequedé contento de mi deducción. comosi las manos de Auguste Dupin y Jacques Lacan me hubiesen inspirado. Porun último escrúpulo erudito, y antes derevelar al mundo mi conjetura ,hablé conBorges del asunto.
Esta conversación es reciente yocurrió en Nueva York a principios de octubre de 1982, en un largo intervalo matutino en que Borges descansaba demúltiples apariciones en conferencias,
recitales, banquetes Y otras ordalíaspúblicas. Nos quedamos las horascharlando en el elegante departamentoque había puesto la Universidad deNueva York a su disposición, protegidos por la presencia casi inv isible deMaría Kodama. En medio de una charlaque iba y venía sin plan alguno, le pre gunté a Borges si conocía las biogra fías de Saravia escritas por Gálvez y mitío Pepe. Me dijo que no las había leídoy que ni siquiera sabía que yo tuvieraun tío Pepe. Me dijo que había conocido a mi otro tío , Cacho MonegaL poetamodernista y (dos veces) d iputado del
Partido blanco.Me quedé pasmado. A la sorpresa
de oír que Borges hab ía conocido personalmente a Cacho (qué int rincada laselva de relaciones del Río de la Plata),sucedió la sorpresa mayor de saber queno había leído ninguna de las bioqrafiasmás conocidas de Saravia . "Y de d ónde sacó la información tan precisa sobre el caudillo y sobre Masoller," notuve más remedio que preguntarle"Me lo contó mi tío Luis Melián Laf i·
nur, que era uruguayo", fue la tersarespuesta .
Creo que hay aquí una lección paratodo biógrafo. Las fuentes escritas queno preocupaban tanto, por impecablesque parezcan al investigador, no bastan. En la memoria del joven Borges(romo en la de mi tío Pepe cuando eraniño, y hasta en la mía) la imagen deAparicio Saravia , cargando a caballo ensu poncho blanco contra las tropas delGobierno colorado, había sido formadapor la tradición oral: apenas una imagen que le trasmitió su tío Melián Lafinur sirv ió para coagu lar el mito y hacerlo reaparecer, tantos años después,como centro de un relato de muerte,heroísmo y cobardías. El cuento deBorges , resume así. mejor que los otrostextos, la verdad y mentira de nuestrasguerras gauchas. Por encima de lasepopeyas de Sarmiento y Hernández,de Gálvez y hasta de mi tío Pepe, queda la magnífica ambigüedad de su tex
to .El erudito tenaz que hay en mí quie
re poner una footnote aquí. Tal vez la
fecha de 1942 tenga para Sorge unasignificación privada que es irrecuper •ble. Tal vez sea sólo reflejo del h choque en 1942 las principales librerla dBuenos Aires mostraban en sus vidr' •ras el libro de Gálvez, con la elocu nlefotografía del caudillo blanco, el guilque habríade morir en Masoller Ir v •sado por una lluvia colorada d b I l .
¿Cómo probar que Sorges (qu naquella época todavía vela y era iduovisitante de las librerlas de la call Flo·rida) no se detuvo siquiera un mom nto para mirar esa tapa y ese libro? Perotambién : ¿cómoprobar que se deluvo?Y de todos modos: la qué santoquererprobaraigo7
Basta que el relato oral de su tiaMelián Lafinur haya desencadenado laserie de imágenes que culminarlan en" La otra muerte," como los relatos orales, los dibujos y las pinturas de mi tiaPepedesencadenaron en mi las imágenes que ahora hetraído a estaspáginas.
Emir Rodríguez Monegal
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