SINESIO DE CIRENE: EL ÚLTIMO HIJO DE GRECIA
Carlos Eduardo de Jesús Sierra Cuartas
Profesor Asociado, Universidad Nacional de Colombia
Miembro de la Sociedad Julio Garavito
Si algo conocemos acerca de la vida y obra de Hipatia de Alejandría es gracias a la
correspondencia de Sinesio de Cirene, quien fuera el discípulo predilecto de Hipatia.
Desde luego, Hipatia tuvo otros discípulos, un grupo de estudiantes unidos por
lazos tan estrechos que constituían el círculo más allegado a dicha filósofa y quienes
gustaban denominarse más bien como compañeros, o hetairoi, y no discípulos, o
mathetai. En otras palabras, los compañeros son los auténticos discípulos del filósofo,
una bonita concepción pedagógica que contrasta sobremanera con la actual y nefasta
educación masificada. Es decir, esa forma de hacer educación asociada al círculo
selecto de Hipatia es educación de alta calidad, educación principesca por así
decirlo, esto es, un modelo pedagógico asociado a la educación de la nobleza
mediante preceptores y tutores. Precisamente, ya avanzado el Medioevo, la
Universidad de Oxford adoptó este modelo tutorial como base de la formación
impartida en la misma, cuyo centro de gravitación ha sido la formación de gentlemen.
En nuestro tiempo, podemos apreciar una muestra interesante de este modelo en los
libros y filmes de Harry Potter, puesto que el fascinante Colegio Hogwarts
representa bien los afamados internados británicos, como, por ejemplo, Eton.
Figura 1. Rupert Evans como Sinesio de Cirene en Ágora (http://argonautica-
fingoi.blogspot.com.co/2009_10_14_archive.html).
Dada la estrechez de los lazos en el seno del círculo de Hipatia, la comunidad de
hetairoi visitaba a diario la casa de la maestra y compartían allí con ella experiencias
que los asombraban. Además, con el fin de proteger los conocimientos de Hipatia,
los cuatro discípulos más cercanos a ella formaron un grupo destinado a preservar
sus enseñanzas y mantenerlas en secreto. Estaba integrado por Sinesio, Herculiano,
Olimpio e Isidoro de Pelusio, toda una tétrada de sagrada amistad inspirada en la
tetractys pitagórica. Así las cosas, cuando Herculiano rompió este compromiso,
Sinesio lo recriminó con dureza, puesto que, al someter las reflexiones filosóficas a
la consideración pública, quedaban sencillamente trivializadas. Sencillamente, no se
trataba de un conocimiento concebido para el populacho alejandrino.
En todo caso, Sinesio de Cirene (Cirene, c. 370- Ptolemaida, c. 413), obispo filósofo
neoplatónico como el que más, fue el discípulo más aventajado y dilecto de Hipatia,
al igual que una de las figuras más originales de la Iglesia de los siglos IV y V. En
1865, con elocuencia, Franz Xavier Kraus lo caracterizó como el "último hijo de
Grecia". En general, las obras de Sinesio demuestran su esfuerzo por armonizar los
dogmas cristianos con la filosofía neoplatónica. Además, en sus tratados, hay ideas
gnósticas y herméticas.
Figura 2. Hipatia con su padre, Teón, y otros allegados, incluido Orestes, en el filme Ágora
(https://www.pinterest.com/pin/292100725804564896/).
Hay una circunstancia especial y significativa en la vida de Sinesio. En 409 ó 410
quedó elegido como obispo de Ptolemaida, una de las ciudades-estado fundadoras
de la Pentápolis, un cargo administrativo que aceptó a regañadientes dado su amor
por los nobles quehaceres del intelecto, como vemos en estas palabras suyas: "Y si
me entrego a un tropel de asuntos, ¿cómo me aplicaré a las bellezas del intelecto,
cuyos frutos únicamente puede recogerlos un ocio bienaventurado, sin el que, para
mí y los semejantes a mí, es cualquier tipo de vida "invivible"?". En estas palabras de
Sinesio, apreciamos la esencia misma de las artes liberales, esto es, las artes propias
de los hombres libres, las cuales contrastan sobremanera con las esclavizadoras
“artes” laborales, un problema abordado, entre otros, por el pensador y esteta
británico William Morris. En fin, esta sensata postura de Sinesio puede entenderla a
la perfección todo aquél que amé los nobles quehaceres del alto intelecto. En cuanto
a su formación científica, tuvo lugar en Alejandría en el círculo de Hipatia, ciudad
en la cual vivió durante tres o cuatro años antes del año 395.
En esta célebre urbe, se formó en astronomía, matemáticas y neoplatonismo, por
lo que cubrió el amplio diapasón que separa los extremos de la ciencia aplicada y la
metafísica. Así, con esta formación, Sinesio tenía bien claro que "la filosofía se opone
a las opiniones de los vulgares" y que él estaba "lejos de compartir las ideas de la
multitud". Esto es justo lo que, en pleno siglo XX, defendió con tino José Ortega y
Gasset en varios de sus libros, esto es, la oposición entre alta cultura humanista y
mera formación técnica de tres al cuarto.
Concluyamos con la enumeración de sus obras, reflejo de sus amplios intereses
intelectuales: De Providentia; un panfleto político en el que Gainas y Aureliano
aparecen como Tifón y Osiris; De regno, en el cual se presenta a un emperador
romano ideal en un discurso pronunciado ante Arcadio; De dono astrolabii;
Cynogetics, un tratado sobre cómo alimentar a los perros; De insomniis, un tratado
acerca de los sueños; Dion, una vindicación de su forma de vida en contra del
ascetismo riguroso; Calvitii Encomium, un fino elogio sobre la calvicie; dos
fragmentos de homilías; Constitutio sive elogium Anysii; Catastasis, en la que describe
la ruina de la Pentápolis; ciento cincuenta y cinco epístolas y diez himnos.
Precisamente, las epístolas, o cartas, son lo mejor de sus escritos por la luz que
arrojan acerca de su personalidad y por el retrato que brindan de la época. Y los
himnos son de valía gracias a la luz que arrojan sobre sus puntos de vista religiosos
y filosóficos. Como vemos, fue autor de una obra llamativa y prolífica, circunstancia
que resalta la extrañeza que provoca su escaso protagonismo en el filme Ágora, lo
cual se suma a los numerosos desaciertos de esta película.
Para otros detalles pertinentes, remito al lector al número 803 de la Circular de la
Red de Astronomía de Colombia.