INSTITUTO BIBLICO APOSTOLICO NACIONAL
ESTUDIOS BIBLICOSHERMENEUTICA
PROF: HNO. FÉLIX LÓPEZ
ALUMNO: FRANCISCO GARCÍA BALTODANO
29 DE NOVIEMBRE 2014
El creyente frente al texto
4.1- El intérprete como persona en
contexto.
El intérprete acepta, estudia y vive la palabra de Dios.
Observemos tres principios en la tarea de la interpretación:
I. Establece una relación estrecha de juicio recíproco o
crítica entre el intérprete y el texto.
II. El texto nos habla de acuerdo con las preguntas que
le formulemos.
III. Ser agudos a la hora de mirar el pasaje bíblico.
4.1.1- Selección del texto
Hay circunstancias internas y externas que influyen en el
intérprete en su manera de “ver” la Biblia.
Las situaciones que condicionan nuestra manera de
seleccionar y de “ver” un texto son muy variadas. Esto
agudiza nuestras facultades de observación a dos niveles:
a) Hacia el texto bíblico
b) Hacia la sociedad donde vivimos.
¿Qué preguntas podemos hacer para entender un texto?
Enumeremos las siguientes:
¿Qué situación describe el texto? ¿Tiene esta situación
elementos comunes a nuestra realidad? ¿Qué cosas en el
texto son pertinentes?
El hacer preguntas como las anteriores es la mejor manera
de indagar, de orientar y de afilar nuestra observación.
Cuando el intérprete y el texto se “sintonizan” o convergen
en la compresión del problema, ambos participan en la
búsqueda de soluciones.
4.1.2- La demarcación del texto
Como en todo trabajo de investigación, en el estudio bíblico
es preciso escoger una tarea realizable que quizás pueda
terminar y que tenga en su unidad temática.
Hay que observar donde empieza un nuevo tema o que
arranque después de un punto y termine con un punto. La
puntuación es un elemento ortográfico fundamental para el
tema del texto y, por consiguiente, fácil de observar.
Al dividir un pasaje en versículos debemos estar
conscientes de que hay que tomar en cuenta todo el
contexto de la sección o capítulo al que pertenece el pasaje.
Otra pista que hay que observar, a la hora de seleccionar y
enmarcar un texto para estudio, es la redacción.
Para delimitar una unidad bíblica de estudio, o sea un texto
que tenga sentido completo propio, es necesario leer varias
veces una amplia sección del libro.
4.2. – El intérprete en conversación.
4.2.1.- Actitud ante el texto.
El intérprete debe mostrar honestidad a la hora de concluir
su estudio. No la estudiamos para que apruebe nuestras
ideas, sino para que nos modele. La palabra debe ser
encarnada en la vida del intérprete y para edificar el cuerpo
de Cristo. El intérprete no puede ser un espectador pasivo y
neutral frente al texto. Debe también de cuidarse de no caer
en subjetivismos y tratar de usar la Biblia para defender
ideas personales.
Existen elementos inesperables de toda persona que como
intérprete condicionan su subjetividad en su modo de ser y
de pensar. Por eso es necesario la oración y la luz del
Espíritu, para evitar tergiversaciones que tuerzan el mensaje
del texto.
4.2.2.- Interrogando al texto
Debemos preguntarle al texto las siguientes preguntas:
¿Cómo? ¿Quién lo dice? ¿Qué hizo? ¿Por qué? ¿Cuándo?
¿Con quién? ¿Para qué? ¿Quién más estaba? ¿Cómo nos
afecta? Al leer otra vez el texto, surgen preguntas más
elaboradas: ¿He leído este tema en otras partes de la
Biblia? ¿Dónde aparece algo similar? ¿Cuál es la idea o el
tema central? ¿Qué me dice hoy este texto? ¿A quién fue
dirigido? ¿Qué dirá a otras personas?
Cuando interrogamos el texto lo hacemos a tres niveles:
1- Nivel contextual: Se basa en el contexto. ¿El tema es
desarrollado en el contexto anterior? ¿El tema se
desarrolla en el texto o termina en otro pasaje?
2- Nivel factual: Presenta los hechos que el texto tenga.
¿Qué sucedió? ¿Dónde sucedió? ¿Qué personajes
participaron? ¿Cómo concluyó el evento? ¿Quién es
el protagonista o el personaje más importante? Etc.
3- Nivel textual: Una vez que hemos visto el argumento
general del pasaje, debemos leerlo despacio para
introducirnos más en el texto y ver cómo se organiza
sus partes por subtemas.
4.2.3.- Preguntando desde el texto
Nos referimos a preguntas de interpretación que van más
allá del texto y se hacen en dos niveles:
a) Nivel histórico-teológico
b) Nivel vivencia actual
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