8/20/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°2 - Febrero 1968
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N U S T R
o
ir »
e.
u
¿Por qué
crece
el m ovimiento huelguístico
•n
el
mundo capitalista?
Solidaridad
de
lodos los
pueblos del
mundo
con
V I E T N A M planteó
el
Consultivo
Comunista de
Budapest.
8/20/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°2 - Febrero 1968
2/108
COLABORAN EN ESTE NUMERO:
JAC QUES
DUCLOS
Miembro de l Buró
Político
de l Partido
Comunista Francés
ALBERT
NORDEN
Miembro del Buró Político
y secretario
de l
Comité Central
del
Partido
Socialista Unificado
de Alemania
ANTAL
APEO
Miembro
del
Buró Político
del Comité Central de l Partido
Socialista
Obrero Húngaro
y Vicepresidente del Consejo
de Ministros de la República Popular
Húngara
JEAN BLUME
Miembro del Buró Político
y secretario de l Comité Central
del Partido Comunista
de
Bélgica
LUIS SÁNCHEZ
Miembro de la Comisión Política
del
Comité Central de l Partido
Socialista
Nicaragüense
JAIME GONZÁLEZ
Miembro de l Comité Ejecutivo
del
Partido Comunista de Colombia
TSEVEGZHAVIN
PUNTSAGNOROV
Miembro
de l
Comité Centra]
de l Partido Revolucionario Popular
de
Mongolia y Vicepresidente
de l Consejo
de
Ministros
de
la República Popular Mongola
SAINTIGENE GIÍ ILLAUME
Miembro del Comité Central
de l Partido de la Entente Popular
de Haití
WAL DO
ATIAS
Miembro
del Comité
Central
de l
Partido Comunista de Chile
Z Y G M UNT
BRONIAREK
Publicista polaco
NICOLÁS
PASQUARELLI
Director adjunto de l Centro
de Estudios j > de Investigaciones
Marxisías
de l
Partido Comunista
Francés
ANDRE M O E V E
Administrador
de l Instituto
Maurice
Thore:
T I G A N I B A B I K E R
Periodista súdeme*
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uestra Época
REVISTA INTERNACIONAL
¡Proletarios de todos los países, unios
(82
,
2 1968
AÑO VIII — FEBRERO
S U M A R I O
En vísperas del Encuentro Consultivo de Budapest 3
• EL MUNDO EN NUESTROS
DÍAS
Z.
BRONIAREK
— La superescalada en Indochina *• J. PRAZSKY -- Maniobras
de la reacción griega L. N. — 1967: Movimiento huelguístico 6
• PROBLEMAS DEL
FORTALECIMIENTO
DEL
FRENTE ANTI I MPER I AL I S TA
J.
DUCLOS
— El papel de la clase obrera de los países capitalistas en la lucha
contra
el
imperialismo
17
A. NORDEN — Contra la política agresiva de
Bonn ,
por la seguridad europea .... 23
• COMBATES DE CLASE EN
AMER I CA
LATINA
L.
SÁNCHEZ
— Los
comunistas
de
Nicaragua
en la
vanguardia
del
movimiento
de liberación
30
39
46
51
S.
GUILLAUME
— Vísperas de tormentas revolucionarias en Haití
J. GONZÁLEZ — Colombia:
Fuerzas
Armadas de la
Revolución
W .
ATIAS
—
Chile:
El
verdadero rostro
del
reformismo
• EN LOS PAÍSES DEL
SOC IALISMO
A.
APRO — Nuevo tipo de
relaciones
económicas interestatales 55
T.
PUNTSAGNOROV
— Frutos de una
amistad fraternal
.. 63
8/20/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°2 - Febrero 1968
4/108
EN LOS PARTIDOS COMUNISTAS Y OBREROS
J. BLUME — El XVIII Congreso del Partido Comunista de Bélgica B.Z. — Con-
ferencia Nacional del
Partido
Comunista Rumano Las
instituciones
ideólo,
gicas del Partido Comunista
Francés:
N. PASQUARELLI — El Centro de
Estudios
y de
Investigaciones Marxistas •*
A.
MOINE
— El
Instituto Maurice
Thorez
T. BABIKER
- - L a
construcción del Partido, preocupación
central
de los comunistas sudaneses B.
ZACCHINI
— Enc uestas sobre la situación
de los obreros de Turín
PAGINAS DE LA H ISTORIA
P. LABAN — U n a gran victoria del pueblo checoslovaco
• NOS E S C R I B E N . .
67
88
J. LAUB --
Contradicciones
en las
filas
de los
socialdemócratas germanoocci-
dentales .... 94
LIBROS
Y
REViSTAS
T.
DAVAGSUREN
— Una
obra sobre
el
comunismo científico •* Recensio-
nes breves 98
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5/108
E N V Í S P E R A S
D E L
E N C U E N T R O C O N S U L T IV O
D E
D U D A P E S T
E
L 26 de
febrero iniciará
sus labores en
Budapest el Encuentro Consultivo para
realizar un intercambio colectivo de opi-
niones
sobrte la convocación de una Conferencia
internacional
de los
partidos comunistas
y
obre-ros.
Los
adeptos
de
diferentes partidos
y
corrien-
te s políticas de muchos países del mundo aguar-
dan con variados sentimientos y esperanzas dis-
t intas los resultados del Encuentro. La mayoría
de
los
comunistas
se
preparan para
las
próximas
consultas llenos de deseo de contribuir a la
uni-
dad sobre la más amplia base. El Encuentro
Consultivo
es esperado también por los partidos
comunistas y obreros que aún no se han mani-
fes tado
acerca
de su
participación
o que por una
u
otra
causa han decidido no tomar parte en él.
En este intercambio de opiniones ¡están intere-
sadas
las
fuerzas
de la paz y el
progreso,
las
fuerzas
revolucionarias
antiimperialistas
de los
cinco continentes, pues comprenden la enorme
impor tanc ia que para el movimiento de libera-
ción
de los
pueblos tiene
el
fortalecimiento
de la
unidad
d
e acción de los comunistas a escala in-
ternacional. Finalmente, nuestros enemigos de
todo
pelaje,
ante todo lo s círculos m ás belico-
sos del capital monopolista y del imperialismo
contemporáneo, contra los que está enfilada to-
da
la lucha de los
comunistas, seguirán
con
ten-
sa atención la s labores de la próxima conferen-
cia.
E
S sabido que los partidos comunistas
y obreros, pese a la diversidad de sus
posiciones, constituyen
en
conjunto
la
fuerza m ás numerosa, organizada y combativa
de la lucha por la paz, la democracia, la liber-
tad y la independencia de los pueblos. Como
ya se ha señalado en las páginas de nuestra re-
vista,
el objeto del próximo Encuentro
Consul-
tivo es realizar un intercambio colectivo de opi-
niones sobre la convocación de una Conferen-
cia internacional de los partidos comunistas,
so.
bre la
preparación
dé la
misma
en el
sentido
de su contenido y su organización, sobre su s
objetivos, su carácter y su orden del día. Se
t ra ta , pues, de hallar mediante consultas entre
partidos
hermanos
nuevas
posibilidades de una
mayor cohesión
y de una
coordinación
y
unidad
de
acción más estrechas. Todo ello es necesario
para cerrar
el
paso
y dar una
réplica ¡enérgica
a
la creciente agresividad del imperialismo, que
hoy
constituye una amenaza real para la paz
del mundo y pone en peligro la s
conquistas
po,
líticas y sociales logradas por los pueblos.
A
NTE todo esto se ref iere a Vietnam, don-
de los
agresores norteamericanos
han
InL
ciado el nuevo año con ataques aéreos
masivos
contra la RDV y la
amenaza
de ex-
tender la guerra con ayuda de sus péleles de
Saigón, llevándola
al
territorio
de
otros países
de l Sudeste asiático. Esto
se
refiere también
al
Oriente Medio, donde
los
gobernantes israelíes,
respaldados por los
imperialistas norteamericanos,
se obstinan, pese a los acuerdos de la ONU, en
no retirar sus tropas de los territorios árabes
ocupados, manteniendo así un clima de insegu-
r idad
y un peligroso foco de guerra. Las conse-
cuencias de la
agresión
israelí afectan no sólo
a los países árabes y afr icanos, sino también a
todas las naciones del mundo, sobre todo a las
de
la cuenca del Mediterráneo. La situación en
esta
parte
del
mundo
se ve
agravada
por los
com-
plejos
problemas chipriotas
y por los
últimos
sucesos
de Grecia, donde el golpe de Estado
de
lo s coroneles reaccionarios ha sido inspirado
v
apoyado
por la
CÍA.
En el
mismo centro
de
Europa, en la República Federal Alemana, es-
tá n tomando vuelos la s fuerzas del revanchismo
y
del neofascismo.
En el
otro Hemisferio,
la
ingerencia
de
EE.UU. en los países latinoamericanos, destinada
a aplastar el movimiento de liberación
nacional»
es cada vez más descarada e Insolente. Al insistir
en la creación de las llamadas «fuerzas armadas
interamericanas permanentes» y al organizar y
apoyar la s intrigas de la OEA, el imperialismo
norteamericano se propone estrangular a la Cu-
ba
socialista
e
impedir
el
desarrol'o
de la
lucha
de liberación en los otros países latinoamerica.
nos. Para ello, el Pentágono apoya abiertamente
8/20/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°2 - Febrero 1968
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En vísperas de l encuentro consultivo de
Budapest
a
les
«gorilas» indígenas en sus intentos de
ap las tar
el
movimiento guerrillero
que se
des-
arrolla en una
serie
de
estos países.
Pero
la
acrecida agresividad del imperialismo
yanqui no le ha permitido alcanzar sus objetivos
fundamentales .
Muy al
contrario,
la
poderosa
máquina militar puesta
en
juego
por el
irnpe.
Tialismo
en
Vietnam
es objeto de
constantes ata.
ques por sorpresa de los heroicos combatientes
del Frente Nacional
de
Liberación.
Los
dirigen-
tes militares nort¡earriericanos ¡están perdiendo
las últimas esperanzas
de
conseguir
una
victoria
decisiva. Mientras tanto,
la
ayuda
de los
países
socialistas, ante todo
de la
Unión Soviética,
es
cada
vez más
eficaz,
y en el
mundo entero crece
y
se
extiende
un
poderoso movimiento
de
so-
l idaridad
con el pueblo vietnamita. Hasta los go_
bienios
de
muchos países aliados
de
EE.UU.
se
adhieren
en
forma cada
vez más
manifiesta
a la
insistente
exigencia
de
poner
f in de un
modo
incondicional
a los
bombardeos
de
Vietnam
del
Norte como primer paso hacia la creación de
unas
condiciones favorables
para
el inicio de las
negociaciones. Esta tendencia
se ha
acentuado
aún
más
después ae
las
declaraciones hechas
por
Nguyen Duy Trinh, Ministro de Relaciones
Exteriores
de la
RDV, quien
ha reaf i rmado la
invariable
posición del Gobierno de la República
Democrática de Vietnam.
La agresión contra los países árabes, que ha
creado tremendas dificultades en la vida de es-
tos
pueblos,
ha
acrecentado
a la vez la
voluntad
de lucha de las fuerzas ant i imperial istas más
consecuentes y ha constituido un estímulo para
su
cohesión. La insolente ingerencia norteameri.
cana
en los
asuntos
de
América Latina
ha
avi-
vado
el
odio
de los
pueblos
de
este continente
contra
los
opresores
y ha
hecho
más
amplia
y
activa la organización de su resistencia. En Es.
tad'os Unidos, la intensificación de la lucha de
la población negra por sus derechos y el des-
arrollo
del
movimiento democrático
y
progre-
sista
han
originado
una
resistencia
masiva
.a
la
actual política interior
y
exterior
del
Presidente
Johnson.
Los
Estados Unidos están
hoy más
aislados que nunca. En todas partes aumenta
la
resistencia
y la
oposición
a su
política
de
imposición brutal, de agresión y de guerra. Se-
mejante
desarrollo de los acontecimientos mues-
tra con toda evidencia que el fortalecimiento de
la unidad de los partidos comunistas y
obreros
habrá de contribuir a una resistencia más efi-
caz frente a los actos agresivos del imperialis-
mo y a una
mejor defensa
de los
interes'es vita-
les
de los pueblos.
T
AL es a
grandes rasgos
la
situación
in-
ternacional
en
vísperas
de las
consultas
de Budapest. En un artículo publicado
en
el número anterior de nuestra revista expu-
simos
las
opiniones
de
varios partidos hermanos
acerca
del
carácter
de
esta reunión.
En
todas
ellas,
y en
otras expresadas posteriormente,
se
destaca la importancia del Encuentro Consul-
tivo y sé
insiste
en el
carácter democrático,
co-
lectivo
y
abierto
de la
preparación
y
celebración
de la
futura Conferencia internacional.
El camarada Keuneman, Secretario General
del
Comité
Central
del Partido Comunista de
Ceilán, ha dicho que su Partido espera confia-
do
el próximo Encuentro Consultivo. Los comu.
ni tas
ceilaneses «están seguros
de que un
libre
y
amistoso
intercambio
de opiniones entre los
partidos comunistas
y
obreros ayudará
a
llevar
a
un
nivel
más
alto
la
unidad
del
movimiento
comunista» .
En
una resolución aprobada por el
Consejo
Nacional
del
Partido
Comunista
de la
India
se
señala: «Estamos convencidos
de que
este
En-
cuentro desbrozará el camino hacia la unión
de todas las fuerzas del movimiento revolucio-
nario mundial en la lucha contra el imperialis-
mo.»
En un acuerdo especial, el Pleno del CC
del Partido
Comunista
de
Finlandia apoya
la
iniciativa de los partidos hermanos de preparar
una
nueva
Conferencia internacional y señala
la
importancia
de una
participación activa
de
los partidos
en los
trabajos preparatorios.
El pasado rries de diciembre se celebró una
reunión plenaria
ampliada del Comité Ejecutivo
del
Partido Comunista
de la
Argentina,
la
cual
se pronunció en favor del Encuentro Consultivo.
El comunicado
hecho
público destaca que la
próxima
reunión
de los partidos comunistas ha-
brá de desempeñar un importantísimo papel en la
consolidación de la unidad marxista-leninista del
movimiento comunista mundial. El Partido Co_
munista de la Argentina, señala dicho documen-
to, hará todo lo posible para contribuir al logro
de
ese objetivo.
Por su parte, «el CC del PCUS
está
conven-
cido —dícese
en un
comunicado publicado re _
cientemente— de que la
discusión colectiva
d'e
los problemas actuales
de la
lucha contra
el
imperialismo, por los intereses cardinales de la
clase
obrera y de
todos
los
t raba jadores ,
por la
paz y la liberación nacional de los pueblos ser-
virá a la
cohesión
de los
partidos comunistas
y
obreros y a la unidad d'e acción de todas las
fuerzas
revolucionarias y progresis tas . El PCUS
concede gran
importancia
a la convocación del
Encuentro Consultivo,
en el que los
partidos
he rmanos ,
en un ambiente de plena igualdad de
derechos
y de
fraternal intercambio
de
opinio-
nes, determinarán
las
cuestiones relacionadas
con
la
preparación
de un
nuevo
foro
comunista
in-
ternacional. El Partido Comunista de la Unión
Soviética,
que propugna de manera consecuente
8/20/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°2 - Febrero 1968
7/108
En
vísperas
de l
encuentro consultivo
de
Budapest
la preparación y celebración de una nueva Con-
ferencia internacional de los partidos comunistas
y obreros,
hará
cuanto dependa de él para ase-
gurar el éxito del Encuen tro Consultivo».
Zoltan Komocsin, miembro del Buró Político
y
Secretario
del Comité
Central
del
Partido
So-
cial is ta Obrero Húngaro,
expresa
en los
siguien_
te s términos, en Nepszabadsag, el pun to de vis-
ta de su Partido: «En el Encuent ro de Buda -
pest
y en la
amplia reunión
que le ha de
seguir
debe asegurarse que el amistoso intercambio de
opiniones trate
de problemas llevados colectiva-
mente al orden del día, para que no se pro-
duzcan ingerencias en los asuntos internos de
ningún pa r t ido . Hay que evitar la colocación
de et iquetas a cua lquier par t ido y, sobre todo,
que
los partidos hermanos sean objeto de divi-
sión en categorías, condenación o exclusión del
movimien to in ternac ional» .
L
OS criterios arriba expuestos informan
desde
hace t iempo las relaciones entre
los partidos comunistas y obreros, y eso
ha favorecido
sin
duda alguna
la tesonera
labor
realizada en los últimos tiempos por la mayoría
de los part idos hermanos con el fin de crear
la s mejores condiciones
para
convocar una Con-
ferencia internacional. En efecto, el Encuent ro
de Budapes t no es ninguna improvisación. Le
han
precedido muchos contactos, consultas,
in-
tercambios
de de'egaciones y
conversaciones
bi-
laterales, cuya simple enumeración
ocuparía
de-
masiado espacio.
Sin embargo, no es
posible
dejar de menc ionar ciertos encuentros y con-
ferencias
multilaterales, que son los que más han
contr ibuido a acercar las posiciones, superar las
discrepancias y buscar la unidad de
acción.
Se
trata de las dos conferenc ias de los partidos co-
munis tas
de los países capitalistas europeos ce-
lebradas, respect ivamente, en Bruselas, en jun io
de 1965 [sobre la solidaridad con Vietnam y la
lucha por a seguridad europea y la de-
mocracia, contra los regímenes fascistas], y en
Viena, en m a y o de 1966 [sobre la lucha contra
los
monopol ios ,
por la
democracia
y el
progresosocial], así como la reunión de Varsovia de fe-
brero de 1967, para preparar una conferencia
de los part idos comunistas y
obreros
europeos,
y esta misma conferencia, que se celebró en
Karlovy Vary en abril de dicho año y en la
que se examinaron los
problemas
de la seguri-
dad europea. Señalemos también el seminario de
los partidos comunistas del Norte de Europa,
que tuvo lugar en Finlandia en noviembre de
1965; la conferencia de los partidos comunistas
de
los
países árabes;
el
encuentro
de los comunis-
tas de América Lat ina, en noviembre de 1964, y
otras varias reuniones.
A la
may or comprensión
recíproca y a la profundización de muchos pro-
blemas
de la
época actual
han
contr ibuido [aun-
que tal vez indi rec tamente] una serie de
confe-
rencias, mesas redondas y reuniones dedicadas
a diversos temas específicos, entre ellas las or-
ganizadas por nuestra revista.
Varias conferencias internacionales
han
per-
mitido conocer
la s
posiciones
de las
fuerzas
re -
volucionarias
sobre
distintas cuestiones
y
refor-
zar así la lucha conjunta contra el imperial ismo.
Figuran entre ellas las conferencias de la paz,
las reuniones de sol idaridad
afro-asiática,
la Con-
ferencia Tricontinental
y la Conferencia de la
Organización Lat inoamericana de Solidaridad.
Han pasado ya los t iempos en que se acusaba
a los
comunis tas
de no
querer
o no
saber dis-
cut i r .
Como demuestra, siquiera sea, la enume-
ración
de
reun iones
que
acabamos
de
hacer ,
lo s
comunistas no se l imitan a discut i r y a in-
te rcambiar
puntos de vista en el seno de sus
propias
filas.
Con no menos interés discuten los
problemas candentes con otras fuerzas revolu-
cionarias y progresistas, que sobre una serie de
cuest iones mantienen cr i ter ios dist intos.
Pero
lo s
seminarios,
la s
mesas redondas,
la s
discusiones
y la confrontación de opiniones sólo tienen sen-
tido para los comunistas, lo mismo que para
todos
lo s
auténticos revolucionarios,
st
sirven
para intensificar la lucha común contra el im-
perial ismo. Hoy, más que nunca , esa lucha exi-
ge unidad. A la redoblada act ividad del impe-
rialismo hay que oponer la unidad de las fuer-
zas
del movimiento comunista mundial , basada
en los pr incipios inconmovibles del internacio-
nal ismo. Ninguna clase de diferencias en pol í -
tica, originadas en par te por las condiciones
concretas de los respectivos países, pueden al-
terar
las
bases internacionalistas
de
todo
el mo-
vimiento comunista ni impedir la acción con-
certada en la lucha contra el enemigo imperia-
lista. Esta unidad combativa de los comunistas
ha sido y es el sólido cimiento del amplio f rente
antiimperialista de todas las fuerzas democráti-
cas del mundo y la garantía del éxito de nuestra
lucha común contra el imperialismo, por la li-
bertad
de los
pueblos
y por la
paz.
Por
esta
razón, nuestra revista, que s iempre ha procurado
en sus
páginas contr ibuir
al
re forzamien to
del
internacional ismo proletar io, de la un idad de los
part idos comunistas
y
obreros
y de la
solidari-
dad
entre
los t rabajadores y los pueblos del mun -
do entero, sa'uda el próximo Encuentro Con-
sul t ivo de los part idos hermanos. Y expresa su
sincero deseo de que esta reunión acelere el lar-
go y complejo proceso de robustecimiento de
la
un idad
del
movimiento comunista internacio-
nal,
para
derrotar al
imperialismo
y br indar a
la
human idad , med i an t e
la
lucha uni tar ia
de los
pueblos,
un
fu turo
de paz, independencia na-
cional
y
democracia.
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8/108
El mundo
en
nuestros
días
Comentar ios)
LA SUPERESC AL AD A
EN I N D O C H I N
«Como
af i rma el experto Franz
Pick,
de
Nueva York City,
en
el
último tiempo decenas
de
miles
de norteamericanos compran oro,
utilizando para
ello
sus
depósi ,
tos en los bancos de Canadá, In _
glaterra, Francia, Bélgica, SuL
za, Panamá y
México,
a pesar
de que se dan
plena cuenta
de
la ilegalidad de sus actos. M r.
Pick
asegur?.,
por boca de sus
informantes, que de los 800
mi,
llones
de
dólares cambiados
por
oro en
Europa
en el
transcurso
de noviembre, corresponden a los
norteamflricanos
tíe 250 a 400
millones, suma
en la
que, evi-
dentemente,
se deben incluir las
compras de oro efectuadas por
la s filiales de las corporaciones
cita
de la
principal revista
fi_
yanquis
en
Europa.» Esta
larga
nanciera y económica de ¡Es...
tados Unidos, Wall Street J o u r n a l ,
es
digna
de
atención debido
a
la situación especial creada en
el país precisamente
en los
pri-
meros días del nuevo año.
Según
la
legislación nortéame,
ricana, lo s ciudadanos estadouni,
denses no tienen derecho a ad.
quirir oro. La infracción de esta
ley es castigada co n multas
hasta de 10.000 dólares y diez
años de cárcel. De otra
parte,
los americanos están hechos
a
la idea de que la divisa yanqui
— el «célebre» dólar— es la más
f irme,
la más
estable
y
goza
de
confianza en el mundo entero.
Y
si los norteamericanos tratan
de cambiar dólares por oro, a
pesar de las severas medidas
previstas por la ley, si , dicho de
otro modo, tratan de
despren.
derse de los
dólares, esto signi^
fica que la fe «inquebrantable»
en la
unidad monetaria yanqui
se
resquebraja, y con bastante ra.
pidez.
Esta
tendencia se acentuará , sin
duda, cuando se manif ieste ple_
ñámente la acción de las nue.
vas
medidas restrictivas,
verda.
deramente draconianas, dictadas
por
el
Presidente Johnson contra
la
exportación
de
dólares.
En el
país
que se jacta de ser el
im_
perio de la «libre empresa , la
Administración frena la «libre
circulación» de capitales con el
fin
de disminuir el
déficit
de
la
balanza
de
pagos
y
salvar
el
dólar,
que
comienza
a
pat inar
en
el mercado dinerario capitalista.
Las
medidas restrictivas
de
Johnson-
son la prueba más ro_
tunda
de la
profundidad
del
tre.
medal
en que se ha
hundido
los
EE:UU. como resultado de la¡
guerra en Vietnam.
Infinidad
de
veces ha asegurado Johnson que
Estados Unidos
«pueden
y de-
sean» hacer al mism o tiempo
esta tíruel guerra imperialista,
realizar el programa interior y
apoyar la posición del dólar co.
mo la
«divisa
m ás
fuerte
del
mundo». Ahora es
completamen.
te
claro
que ni
siquiera
el
país
capitalista m ás rico del mundo
puede gastar
30.000
millones
de
dólares
al año
para
la
guerra,
sin
suscitar
conmociones econó-
micas internas y sin poner en
peligro su signo monetario. Las
grandes dificultades
que abra,
viesan Estados Unidos se hacen
en
particular evidentes
porque,
como
tantas
veces se ha dicho,
de todas
las
consecuencias
de la
guerra las financieras y
econó.
micas
son las más
persistentes.
El
imperialismo
norteamericano
no solamente atraviesa dif iculta-
des
financieras.
Las
dimisiones
del Secretario de Defe nsa , Ro_
bert McNamara,
y del
represen,
tante ya nqu i en la ONU, Arthu r
Goldberg, muestran la
crisis
de
la estructura d e l Poder en
Washington.
Estas dos persona,
lidades tuvieron una
considera,
ble
participación en la
realiza,
ción de la guerra de Vietnam:
McNamara, en la esfera orgáni.
co_militar y en la de los suminis,
tros bélicos; Goldberg, en las ten-
tativas de
engañar
y de
descríen,
tar a la opinión mundial con sus
declaraciones sobre
el
«deseo
de
paz». Diga
lo que
diga
la
pro-
paganda imperialista sobre
Mc.
Namara y Goldbergí,
(éstos)
no
son,
ni
mucho menos, «palomas».Los dos han
prestado
un
gran
servicio a la
' Adm inistración
8/20/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°2 - Febrero 1968
9/108
La
superescalada
en Indochina
En su
agresión contra
lo s
pueblos
de
Indochina,
el
imperia l ism o norteamericano
s e
a po ya
en una
v a s t a
red de
b a s e s
militares
a é r e a s
y
navales
c r
e a d a s
por
EE.UU.
en
es ta penínsu la .
8/20/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°2 - Febrero 1968
10/108
8
La superescalada en
Indochina
Johnson. Y si
tales
hombres se
marchan del Gobierno por ha.
berse
convencido de la absoluta
infructuosidad
de la
guerra,
in .
cluso desde
el
punto
de
vista
im _
penalista,
efeto demuestra que
Johnson tropieza
co n
dificultades
en su propio campo.
Sin
embargo, esto no se ha re.
flejado
en las
posiciones
de
Johnson y de los magnates de
la industria de guerra. Al con.
trario, todo indica que el actual
Presidente
no
renuncia
en
abso-
luto
a su propósito de
continuar
la
escalada,
no
sólo
en las ope.
raciones militares en Vietnam
del Sur y en los bombardeos de
Vietnam del
Norte, sino
en
toda
la
Península
de
Indochina. Aun.
que
Johnson
se
ha
entrevistado
con el
Papa
de
Roma
e
incluso
ha citado a San Pablo, es claro
que no desea mantener ninguna
clase de negociaciones, si no se
trata
de la ca pitulación sin con _
diciones
del
Frente Nacional
de
Liberación
de
Vietnam
del Sur
y de la
República Democrática
de Vietnam. Uno de sus
mejo.
res amigos y uno de los autores
de la política de guerra fr ía ,
el antiguo Secretario de Estado
Dean Acheson, expresó
pública,
mente su extrañeza [sin duda
reflejando el pensamiento del
propio
Johnson] ante la «opinión
ampliamente extendida
de que
las negociaciones son por sí
mism as algo positivo.» Incue s_
tionablemente
l a s «pa lomas»
—incluso las más
moderadas—
se
retiran de las
escena.
John.
son, junto con el Presidente de
la
Junta
de
jefes
de los
Esta-
dos Mayores, general Wheeler,
y el
jefe
de las
fuerzas armadas
yanquis en Vietnam de l Sur, ge _
neral Westmoreland, considera
que
no es
posible ninguna solu.
ción
política del conflicto viet.
namita al
margen
de la
«solu_
ción mil i tar», es decir, sin la
victoria militar.
El
paso inmediato
en la ulte.
rior
escalada
es
Camboya, aun.
que
no se excluye la posibilidad
de una
invasión
por
tierra
en
Vietnam
del Norte y aunque ya
se han
elaborado
los
planes
de
introducir tropas al
norte
de la
zona desmilitarizada. A
través
de
su Embajador en Singapur, el
príncipe Norodom Sihanouk,
je_
fe de l Estado de Camboya, acu.
so a EE.UU. en noviembre de
1967
de enviar a Camboya
gru.
pos subversivos con el fin de
realizar actos de sabotaje y de
cometer asesinatos. Después
de
esto se ha intensificado eí rit_
mo de la
intervención yanqui.
El corresponsal del Daily Tele-
graph
londinense
informaba el
27 de
diciembre desde
Wáshing.
ton que «las aseveraciones nor_
teamericanas [respecto
a
Cambo.
ya] no
contienen nada
que
ex.
cluya
la
"persecución directa"
limitada del enemigo a
través
de
la
frontera».
E l
mismo
periódi,
co señalaba al día siguiente que
«sin duda, la "persecución direc-
ta" responde al deseo de la cama-
rilla militar yanqui». Dos días
después,
el
corresponsal
de l
Da¡.
ly
Te legraph en Singapur
citaba
en
un despacho la s afirmaciones
de los diplomáticos norteameri.
canos
de que respecto a
Cam_
boya «las acciones
militares
son
la
única alternativa,
ya que la
cuestión
es muy
importante
y no
permite
un
compromiso
indeter.
minado.» El corresponsal de
Singapur, Tan Ward, escribía:
«Es
evidente que se han traza,
do planes para asestar golpes
aéreos sobre los objetivos... en
la zona noreste de Camboya, no
lejos
de la
frontera
con la
pro.
vincia sudvietnamita de
Plei.
ku.»
Y la
revista
londinense
Economist
aludía a una posible
«invasión
de Camboya».
Como
se ve, en
este
año
de
elecciones Johnson trata de ex.
tender las operaciones militares
a
toda* Indochina.
Con
esto per_
sigue un doble objetivo. Si con.
sigue arrancar, por lo menos,
una
especie
de «victoria militar»
—cosa
más que dudosa—, ob.
tendría algunas posibilidades de
éxito electoral. Pero si no lo
consigue, intentará convencer
a
los
norteamericanos
de que no
se
debe «cambiar de caballo»
en plena guerra.
Es
indudable
que
Johnson
expresa los
intere.
ses de los círculos más chovi.
nistas y reaccionarios de la so.
ciedad yanqui,
que la
enorme
máquina propagandística
de los
monopolios
yanquis pretenden
persuadir a los norteamericanos
de que sólo es posible el curso
«duro»
en la
guerra vietnamita.
En sus declaraciones en defensa
de la guerra de Vietnam, John_
son casi ha renunciado
totalmen.
te a invocar la «democracia».
Su
principal argumento
es que la
guerra
vietnamita se hace en
«interés de la seguridad norte,
americana».
La política
de
escalada
en la
guerra
de
Vietnam lleva apare,
jado el empleo de métodos bar.
baros, excepcionales por su
crueldad. La utilización del na_
palm,
además
de los
medios
de
guerra química, persigue la
fi.
nalidad de t ransformar el
país
en
tierra quemada.
Los
bom.
bárdeos de la población civil er»
el territorio de la
República
De_
mocrática de Vietnam han
pa,
sado
a ser habituales. Ya no
se
hace ninguna excepción. Los.
mismos métodos se utilizan tam.
bien
contra
la
población civil
de
Vietnam
de l
Sur.
Los
imperialis.
ta s consideran que su guerra tie_
ne una lógica propia: si el méto_
do «A», que prevé la aplicación de
medidas relativamente menos
re.
sueltas, no da resultados, lo
sus.
tituyen por los métodos «B» y
«C», sin parar mientes en los.
sufrimientos
de l
pueblo
ni en
las.
protestas de la opinión mundial.
El
pueblo vietnam ita continúa
oponiendo una resistencia excep_
cionalmente tenaz. Crece
su de.
cisión
de
lucha.
La
unidad
de
su s fuerzas se hace cada
vez
m ás
monolítica.
Es
inflexible
su
voluntad de combatir
hasta
el
final victorioso. Incluso la pren-
sa burguesa se ve obligada a
reconocerlo.
El
periodista
ger_
man ooccidental Friendhelm Kem.
na habla de esto con una
cía.
ridad meridiana: «Los
insensa_
tos y discutibles bombardeos
de
Vietnam del Norte no han po.
dido
hasta ahora poner de ro.
dulas
a
Hanoi ,
y no hay
espe_
ranza alguna de que este obje_
8/20/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°2 - Febrero 1968
11/108
La
superescalada
en
Indochina
tivo sea conseguido el año en.
trante
ni tan siquiera en el ca.
so de que se consiga paralizar
en grado considerable la eco.
nomía
del
país.» Gracias
a la
ayuda
de los
países socialistas,
escribe dicho periodista, «la
economía de
Vietnam
del
Norte
cumple sus
tareas
asombrosa,
mente bien. . . Las 675.000 tone-
ladas de bombas no pudieron
contener este torrente de ayuda
solidaria.
Fuentes bien
in forma,
das de Hanoi transmiten que no
se puede romper la inflexible
voluntad de Ho Chi Minh ni aun
en el
caso
de que
sobre
el
país
se abata una nueva ola de bom_
bárdeos de la misma fuerza...»
Aunque
el
propio
Jonhson
re.
sultó incapaz de reconocer toda
la
importancia
de
este hecho,
algunos
políticos influyentes
de
su
partido comienzan, evidente,
mente,
a
comprenderlo. Duran,
te una reciente entrevista por te.
levisión, Robert F. Kennedy, se.
nador del Estado de Nueva York,
se pronunció contra el
argumen.
to más
vulnerable formulado
por Johnson. Kennedy
dijo
que
la idea de que la guerra de Viet_
nam
tiene
cierta
relación
con
los intereses de la seguridad
norteamericana, es una patraña
de la Administración Johnsoni.
«El
ejército de Vietnam del Sur
—declaró—
ha
quedado casi
to_
talmente fuera
de la
guerra.
. .
Cada
año se
cuentan
en
Vietnam
150.000
víctimas entre
la
pobla.
ción civil, miles de niños han
sido muertos como resultado de
nuestros esfuerzos.»
Los
puntos
de
vista de R. Kennedy son
compartidos por algunas otras
personalidades influyentes de
EE.UU. Un periódico nortéame,
ricano escribe: «Se
puede
ad_
mitir que la declaración de Ken.
nedy persigue sólo sus propios
objetivos,
pero es una excelente
ilustración del
estado
de
ánimo
hoy reinante en ciertos círculos
norteamericanos».
Al decir esto, el periódico ñor.
teamericano tiene en cuenta a la
opinión
pública' de
su
propio,
país. Sin
embargo,
la
citada
de_
claración caracteriza en mayor
grado
aún el
estado
de
ánimo
de
la opinión pública de otros
países, muchos de los cuales es.
tan estrechamente ligados con
lazos oficiales
o
mantienen
una
alianza directa con EE.UU. Es
conocida la política de l Gobierno
Wilson
respecto
a la
guerra
en
Vietnam, lo cual no impide que
un número cada vez mayor de
miembros de su partido
protes.
ten
enérgicamente contra la
guerra
de
Vietnam, contra
el
apoyo
que Inglaterra
presta
a
esta guerra.
Expresan
su
seria
preocupación con motivo de la
escalada. Hace poco, 12 diputa,
dos laboristas del ala izquierda
enviaron un telegrama de pro.
testa al
Ministro inglés
de Re.
laciones
Exteriores,
G e o r g e
Brown, cuando estuvo en Roma.
En el
telegrama
se decía:
«Exi_
gimos que inmediatamente dé*
los pasos necesarios para
expre.
sar a
Washington
la
oposición
del
Reino Unido
a que el Go.
bierno de EE.UU. extienda la s
operaciones militares al terri_
torio de Camboya».
La inquietud
expresada
po r la
opinión
pública
de
EE.UU.
y del
mundo
entero
en
relación
con la
ulterior escalada
en la
guerra
de
Vietnam, está estrechamente-
vinculada con el temor de que
esta escalada coloque al mundo
ante
un
conflicto termonuclear.
Los
ilimitados apetitos
de los
Aumentan
las
pérdidas
de los
agresores
en
Vietnam
del Sur
Total de soldados y oficiales enemigos muertos
y heridos
De ellos: soldados y oficiales de EE. UU. y
mercenarios extranjeros
Aviones
derribados
y
destruidos
en tierra
Máquinas de guerra del enemigo destruidas
De ellas:
tanques
y
carros blindados
d e trans.
porte
Barcos y lanchas motoras militares de l
enemi.
go hundidas
Año 1966
268.000
118.000
2.130
3.300
1.200
97
Año 1967
365.000
170.000
3.200
8.500
más de 4.000
200
[Según
datos publicados en el periódico N ha n Dan, órgano del Comité Central del
Partido
de los
Trabajadores
de Vietnam].
8/20/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°2 - Febrero 1968
12/108
10
«estrategos globales» de l impe-
rialismo yanqui representan un
peligro de extrema gravedad, ya
que
sus nuevas «aspiraciones»
tienden a extender los
«conflic.
tos locales» a todas las regiones
del
globo. Indudablemente,
exis.
te una
ligazón entre
la
guerra
de
Vietnam
y la agresión
israelí. La guerra de Vietnam
estimula las insensatas tenden.
cías agresivas de las
fuer-
za s
reaccionarias
en el
mundo
entero, que ven en
EE.UU.
su
defensor
y su aliado natural.
El actual rumbo político del
imperialismo yanqui tropieza
con la
decidida oposición
de
to.
das las personas sensatas y de
la s
fuerzas
pacíficas
del
mun.
do , que hacen toda clase de es_
La superescalada e n Indochina
fuerzos para impedir
la
puesta
en práctica
de los
planes agre,
sivos de la camarilla militar n:>r.
teamericana y de sus aliados en
la
Casa Blanca.
Es
cada
día
más intensa
la
ayuda
de la
Unión
Soviética
y de
otros
paí.
ses
socialistas
al
pueblo
de
Vietnam,
que libra una heroica
lucha
sin
igual.
La
Conferencia
de Karlovy Vary de 24 partidos
comunistas
y
obreros manifestó
su
voluntad en el llamamiento
que en
apoyo
de l
pueblo vietna_
mita fu e adoptado el 24 de abri l
de
1967: «Expresamos nuestra
f irme decisión de hacer todo lo
posible para aislar al imperia.
lismo norteamericano y frustrar
su política
de
agresión,
de
lu.
char para conseguir que sean
retiradas
de
Vietnam todas
las
tropas extranjeras
y sea
reco_
nocido al pueblo vietnamita el
derecho
de
decidir
por sí
mismo
en
sus asuntos internos. . . Nos.
otros
proclamamos nuestra fir.
me
decisión
de dar un
apoyo
aún
mayor [con campañas
po _
líticas
de
masas, colectas
de
fondos
y de mater ial sanitario,
el envío
de
voluntarios.
.
.]»
Esta decisión
de
apoyar
al
máximo la
lucha
del
pueblo
viet.
namita
y la
necesidad
de que las
fuerzas revolucionarias y demo_
oráticas
se
unan
en aras de
este
objetivo, adquieren
en el
pre_
senté momento
una
especial im.
portancia.
Zygmunt BRONIAREK
8/20/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°2 - Febrero 1968
13/108
M A N I O B R A S
D E
L A
R E A C C I Ó N
G R I E G A
Los últimos acontecimientos de Grecia atraen
de nuevo la atención mundial. Primero, el rey se
pronunció
en favor de la «liberación» del régimen
fascista. Después,
la
Junta
que
detenta
el
Poder
anunció una
«amnistía»
y la
preparación
de un
proyecto de
«Constitución».
Pero, como señala el
Times
de Londres, las promesas del
Primer
Mi_
nistro Papadopulos de conceder la libertad a los
presos políticos «no se han visto cumplidas; el
efecto de
esta
amnistía ha quedado prácticamen.
te
reducido
a la
nada.»
Han
sido puestos
en li.
bertad
algunos dirigentes políticos
burgueses,
pero
millares de demócratas continúan como antes pa_
deciendo en las
cárceles
y campos de
concentra,
ción. Por lo que respecta al proyecto de nueva
Constitución, está destinado únicamente a aumen.
tar el poder del Gobierno fascista.
Todas estas maniobras están relacionadas con
los
procesos
que se desarrollan en el interior del
régimen fascista, con los intentos de fortalecer
a la Junta, con la presión creciente de la opo_
sición dentro del país y en el ámbito internacional.
Grecia constituye una importante base estra.
tégica
de la Alianza Atlántica, en la que están
interesados en extremo los Estados Unidos.
Wásh,
ington
está empeñado en
contribuir
a que la
marcha de los acontecimientos en Grecia asegure
una
mayor influencia norteamericana
y la
con.
servación de esta plaza de armas
para
la OTAN,
a fin de poder realizar provocaciones en Chipre,
inmiscuirse
en los
asuntos internos
de
esta
Re_
pública y
practicar
una política de agresión en el
Mediterráneo.
El
papel
de la OTAN en los
suce.
sos de
Grecia
es
evidente.
«Lo
mismo puede ocu_
rrirnos
a nosotros si el Parlamento se pronuncia
por la
salida
de la
OTAN»
—afi rman,
po r
ejemplo,
algunos
periódicos noruegos con motivo de l putsch
griego, recalcando
que para la OTAN su
propio
país no tiene menos importancia que Grecia.
El aislamiento político.moral en que se
halla,
ban los gobernantes fascistas griegos,
comenzó
a comprometer seriamente la Alianza Atlántica
y la
política
de los
organizadores
de
este
blo_
q u e .
Bajo la presión de la opinión pública,
inclu,
so algunos gobiernos de
países
miembros del Pac.
to Atlántico ocuparon
una
posición
de
reserva
respecto
al
régimen
de la
Junta.
El
representan,
te de Dinamarca en el
Consejo
de la
OTAN pro.
puso que se excluyera a Grecia de este bloque.
Cada vez son más insistentes las voces que se
alzan a f i rmando
que la OTAN
ayuda
a los
ene.
migos de la democracia a luchar contra las
fuer,
zas de
izquierda
y
presta
diversos apoyos a los
gobiernos reaccionarios. Participar en el Bloque
Atlántico significa para los
Estados
capitalistas
no
sólo la limitación de su soberanía en muchas
cuestiones
de orden
internacional
y militar; ello
les obliga además a seguir un rumbo en la
poli,
tica
interior que garantiza la plena e
incondicio.
nal
supeditación
a los
fines
de
este
bloque.
Los
norteamericanos se vieron obligados a
hacer
creer que desaprobaban el golpe de Estado en
Grecia.
Pero
esto resultó harto insuficiente para
desmentir los hechos que la prensa mundial po _
nía de
manifiesto.
«La
actual dictadura
en
Grecia
no
podría subsistir ni un solo día si los EE.UU.
estuvieran contra
ella
—señala el periódico Orien.
ter ing, órgano del Partido Socialista Popular de
Noruega—. Basta con que cesen los envíos de pe.
tróleo
para que se paralice todo el aparato mili,
tar en el que la
Junta
se apoya».
La
afluencia
de
capitales extranjeros
a
Grecia
se
redujo
considerablemente en 1967, con
respec.
to a 1966. Pero inmediatamente después del golpe
de Estado el consorcio norteamericano Litton In.
ternational Development Corporation firmó un con.
trato para invertir capitales en el Peloponeso
du.
rante
los
próximos años
por un
total
de 840
mi.
llones de dólares. La magnitud de las inversiones
de capital extranjero contratadas ya por la Junta
asciende
a
1.500 millones
de
dólares.
El
papel
principal lo juegan aquí los monopolios nortéame,
ricanos,
que
intervienen descaradamente
en la vi-
da política y económica del país y que de hecho
controlan
su s
fuerzas armadas.
El
fascismo
griego no copia ni el totalitarismo
8/20/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°2 - Febrero 1968
14/108
12
Maniobras de la reacción griega
de Mussolini ni el nacionalsocialismo de Hitler.
Dado el creciente aislamiento político y moral del
régimen fascista, éste se esfuerza por enmascarar
ante
el
mundo,
en la
medida
que le es
posible,
su naturaleza reaccionaria. De aquí la s maniobras
engañosas con la «amnistía» y la «Constitución»,
para
esto
se utilizó el «motín liberal» del rey. Los
fascistas griegos
se ven
constreñidos
a
ocultar
su s
actividades con hipócritas protestas de fidelidad a
la
democracia. «Nosotros crearemos
en
Grecia
una
democracia auténtica, como jamá s
ha
existí,
do»,
declaró
el
Ministro
del
Interior, general Pat_
takos, quien considera que se debería mantener
internados
en las islas a los
presos políticos
du.
rante cien años
y que «a
quienes pintan
en las
paredes consignas contra
el
régimen
hay que ma.
tarlos a
tiros
con lo que se
tenga
a
m a n o ,
un
revólver o un cañón».
La
aplicación
de esta
«democracia auténtica»
comenzó
deteniendo a millares de comunistas y
simpatizantes
y de
ciudadanos progresistas
y en.
viándolos
a campos de concentración en
islas
le.
janas. Decenas de personalidades destacadas de la
cultura y la ciencia fueron enc arceladas. A los
funcionarios se les
exigía
que
f i rmasen
un a
«de_
claración
de
lealtad.» Negarse
a
ello
era
con_
siderado como manifestación
de
deslealtad
y de
«simpatía por las izquierdas».
La ideología de los fascistas griegos es el
anti.
comunismo.
Su
objetivo:
la
«educación política»
de l
pueblo griego,
es
decir,
la
erradicación
de la de _
mocracia. Sus
métodos:
las
represiones
masivas,los campos de concentración, la intimidación.
Todas
estas
actividades
de la
Junta
han ido
acompañadas de demagogia, de intentos de congra.
ciar
al
campesinado
y al
ejército mediante algu.
ñas concesiones. Pero no han conseguido hacer
tales
concesiones porque no tenían en cuenta la s
posibilidades económicas
del
país. Desde
que la
Junta
se
encaramó
en el
Poder
la
situación
de la
economía ha empeorado. H an cerrado muchas
empresas. Crece incesantemente la desocupación.
El turismo ha experimentado una reducción drás.
tica,
lo
cual
es un
golpe
m uy
sensible para
la
economía del país. Con el propósito de conjurar
la crisis
económica,
la
Junta emitió
un
«emprés_
tito nacional para el desarrollo
económico»
por
la suma de 1.500 millones de dracmas, cuyas obli-
gaciones
se
distribuyen frecuentemente
en
forma
coercitiva,
en lugar de una parte del
salario.
Los intentos de la
Junta
de encubrir su actua-
ción con
maniobras demagógicas
no
tienen éxito.
El
régimen fascista tropieza
con una
resistencia
creciente del pueblo griego. Inmediatamente
des.
pues del
golpe
de
Estado aparecieron
en el
país
focos de
resistencia organizados.
En
muchos lu.
gares eran
encabezados por los
comunistas. Ac-
tualmente existen
varias
organizaciones del mo.
vimiento
de resistencia: el Frente Patriótico, la
Defensa
de la Democracia y la
DEKA
[Moví,
miento
Democrático Nacional de Resistencia], que
colaboran entre sí .
Con particular dinamismo
se
desarrolla
la
acti.
vidad del Frente Patriótico, al cual dio comienzo
el l lamamiento de l compositor Mikis Theodorakis.
Los objetivos
del
Frente son: derrocamiento
de
la
Junta militar, restauración
de la
democracia,
liberación de los presos políticos, elecciones libres.
Para la consecución de estos fines colaboran gen.
tes de las más
diversas convicciones políticas.
Los fascistas griegos
y sus
dirigentes
de
alien,
de el océano se esfuerzan en impedir por todos
los
medios la consolidación del Frente
Patrió,
tico,
en aislar a los
grupos
de
izquierda
— en
pri_
m er h¡gar
a los comunistas— y mediante el
en.
gaño
de la «amnistía» y el cebo de la nueva «Cons_
titución»
sembrar la discordia,
separar
a los ele-
mentos m ás derechistas.
E l pueblo de Grecia hace ya mucho t iempo que
lucha contra
la s
fuerzas
de la
reacción
en
con.
diciones sumamente desfavorables. Estas so n
de_
bidas
al
nivel relativamente bajo
de la
econo.
mía y al insuficiente desarrollo de la estructura
social. Durante la segunda conflagración mundial
y
en el período de posguerra la camarilla gober-
nante
asestó duros golpes al movimiento obrero
y
democrático, apoyándose
para
ello en las
bayo,
netas alemanas primero y después en las
ingle,
sas y en las norteamericanas.
Tanto en Grecia
como
fuera de sus f ronteras es
cada día más
evidente
que el
golpe ejecutado
por
los elementos de extrema derecha forma parte de
las m aquinaciones reaccionarias enderezadas a im.
pedir
la atenuación de la tirantez internacional y
el fortalecimiento de la seguridad europea y de
la paz mundial.
La arr ibada al
Poder
del fascismo en Grecia,
lo
mismo que el crecimiento del peligro fascista
en Alemania Occidental, guardan relación con las
tendencias generales de l imperialismo co n el
acrecimiento d e reaccionarismo y
d e
su
agresividad, con su empeño en resolver por la
fuerza lo s
problemas internacionales
e
internos.
Esta
tendencia tiene
su
expresión
más
clara
en
la guerra de Estados Unidos contra Vietnam.
La
dictadura fascista
en
Grecia,
al
igual
que los
gobiernos
fascistas de España y Portugal , constL
tuyen
un
peligro enorme
para
Europa,
para la
pa z en el mundo. Es particularmente peligroso que
todos ellos cooperan con el imperialismo nortéame,
ricano
en la
instalación
de
bases militares,
en la
realización de sus designios en Europa.
La
declaración
que los
representantes
de los
parti-
dos comunistas y obreros de Europa reunidos en la
Conferencia
de Karlovy Vary hicieron pública en
relación con el
golpe
militar de Grecia, ha
tenido
profundo
ec o
entre
los
t rabajadores
de
todos
ios
países. En este documento se ofrece un análisis de
8/20/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°2 - Febrero 1968
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Maniobras de la reacción griega
13
la situación creada en Grecia después del golpe, se
dem uestra que el objetivo del complot era fortale.
cer las
posiciones
del
imperialismo norteamericano
y de su ins trumento de agresión, el
Pacto
Noratlán_
tico. En muchos países se desplegaron campañas
en apoyo
de
esta
declaración,
expresando
los
par_ticipantes en ellas su solidaridad con los demó.
cratas
griegos, exigiendo que cesaran inmediata,
mente el terror fascista y las persecuciones con_
tra los demócratas. Juegan también un gran papel
los
actos de política exterior del
Gobierno
so.
viético y de los gobiernos de otros países
socia.
listas.
Estas
actitudes de los Estados socialistas
tienen verdadera trascendencia política en Grecia
y en el plano mundial .
Ante las condiciones
políticas
internas y exte_
riores creadas, los fascistas griegos inventan
nue.
vas maniobras para desbaratar la consolidación
de
la s fuerzas democráticas y para evitar
que_
darse
aislados
en la
arena mundial.
Las
fuerzas
progresistas contrarrestan
estas
maniobras de la
reacción. La lucha continúa. En una declaración
de l Buró Político del Partido Comunista de Gre_
cia se dice: «Los griegos, que han atravesado por
tantos
sufrimientos, no están dispuestos a some.
terse
a la
dictadura.
Las
fuerzas
políticas que
no están conformes con que el destino del país
haya caído en manos de unos aventureros, de-
berán superar todas
sus
discrepancias, conjuntar
sus fuerzas y luchar con la mayor decisión para
desbaratar
los
planes
de la
Junta
y de sus
pro_
tectores
extranjeros. Deben luchar
para
poner
fin
a las
represiones
y a las
torturas,
para liberar
a todos los presos políticos,
para
derrocar la dic.
tadura, implantada en nuestro país con ayuda de
las
armas extranjeras ,
y
reinstaurar
la
democra,
cia».
Pese a
todas
las barreras de la
censura,
de
Grecia llegan noticias de que
allí
se
desarrolla
la
lucha contra
el
régimen fascista,
por el restable.
cimiento
de las libertades democráticas y de los
derechos del pueblo, por la paz, por la salida
de l país
de la OTAN, por una política de neutra,
lidad. En esta lucha tienen gran importancia la
solidaridad internacional
y el
apoyo
a los
patrio-
tas griegos por las f uer zas revolucionarias y de_
mocráticas de todos los
continentes.
La unidad
de
estas
fuerzas es garantía segura del éxito en su
gran batalla contra el imperialismo en todo el
mundo.
Jan
PRAZSKY
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M O V I M I E N T O
H U E L G U Í S T I C O
El
mito
de la
«paz
de clases»
o de la «paz social» entre ex-
plotadores
y
explotados tiene
sus propagandistas y sus
devo_
tos. Hande l sb la t t , por ejemplo,
periódico financiero germanooc,
cidental, afirma
que
«ciertos
errores
del
capitalismo
que
has-
ta hace poco conducían a la lu_
cha social, actualmente ya han
sido enmendados»/
La
revista
EntrepHse, órgano de los
hom.
bres
de
negocios
de Francia,
escribe por su
parte:
«En otros
tiempos,
en la
época
en que
Marx tenía razón,
la
sociedad
estaba
dividida
en
clases
socia-
les. Ahora está
dividida en
cla_
ses por edades. .
.»
Y el perió.
dico japonés M a i n i c h i aún pinta
la
situación
más de
color
de
rosa: «H a llegado upa época de
nuevas
y
buenas relaciones
en-
tre el capital y el trabajo».
Pero, en realidad, los con..;
flictos
y
antagonismos
sociales
generados por la sociedad
capí,
talista
lanzan a nuevos y nue-
vos
destacamentos de trabaja_
dores
a la
palestra
de la
lucha
de clases. Al frente de
esta
iu.
cha está la clase obrera
ínter-
nacio;nal, esta gran fuerza
de
la
sociedad contemporánea.
Si
examinamos
el
cuadro
de
la s luchas huelguísticas de los
trabajadores
de los países ca_
pitalistas, salta
a la
vista
el
aumento constante del número
de
huelguistas. Ejemplo:
En los
países industriales desarrollados
de
Occidente participaron
en
huelgas durante el año 1965
cerca
de 20
millones
de
traba,
jadores, mientras que en el año
1966 los
huelguistas fueron
ya
28 millones. Si tomamos el con-
junto del mundo capitalista ve.
mos
que en
1965—1966
el
ejército
de huelguistas pasó de 37 a 45
millones. En 1967 continuó man.
teniéndose esta tendencia
al au-
mento de l
número
de participan,
tes en las
huelgas.
En
este
aspecto
es
caracterís.
tico
el
índice
de
algunos países.
En EE.UU., según datos del De-
partamento de
Trabajo,
el pa.
sado año la cantidad de
huel.
gas fue de
4.500, ci fra
record en
los últimos 15 años. Participa-
ron en ellas
2.900.000
trabajado.
res y
perdiéronse
41
m illones
de
horas laborales. En Italia,
C O M O
consecuencia de los
conflictos
sociales fe perdieron el año pa.
sado
más 100
millones
de
horas
de
trabajo. En Francia, y tam-
bién para el año pasado, las
acciones
huelguísticas ocasiona,
ro n una rérdida
ae
4 mil lones
de jornadas [en 1966
fueron
2,5
millones]. En Inglaterra
declara,
ronse en 1967 más de 1.500 huel-
gas,
en las que
participaron
cen.
tenares
de
miles
de trabajado,
res En Japón son ya t radicio-
nales la s «ofensivas de
prima,
vera»,
en cu/as huelgas masi.
vas los trabajadores de diversas
ramas actúan
en
frente único
para defender sus reivindicacio-
nes. En la
«ofensiva
de prima,
vera» de 1966 ¡participaron 7
millones
de
personas,
y en la
de
1967
fueron ya 7
millones
y
medio.
Es
claro
que la
proporción
nú.
mérica
de los
huelguistas
re-
presenta un exponente m uy im _
portante
de la
intensidad
de
lu s
choques entre oí
capital
y el
tra.
Lajo. Pero no 'Ja una idea com-
pleta del
carácter
y de los obje-
tivos
de la
lucha huelguística.
El movimiento huelguístico del
proletariado en demanda de au_
mentos de
salarios, subsidios
y
pensiones
es en
gran .medida;
consecuencia de la elevación in.
cesante
de l
coste
de la
vida, pro-
vocada
por la
militarización
de
la
economía
y por la
política
de regulación
monopolista-esta.
tal de la
economía
en
beneficio
de la oligarquía financiera.
Ciertamente
que el
capital
mo_
nopolista,
ante el empuje de las
luchas de la clase obrera, se ha
visto obligado
a
satisfacer
una
serie de reivindicaciones del
proletariado. Pero,
iiaturalmen..
te, estas concesiones no pueden
conciliar
los intereses de clase
en el mundo capitalista.
El
capitalismo condena a los
trabajadores a las privaciones
incluso
en el
país capitalista más
rico,
en los
EE.UU.
El
Vicepre-
sidente
de
Norteamérica,
Hum.
phrey,
se ha
visto obligado
a
re.
conocer
que una
quinta
parte de
los norteamericanos —36 millo-
nes de
personas— viven
en la
miseria, por debajo del míni.
mo
vital
reconocido ofi.:
alm?n_
te. El propio Presidente
Joh->
son confirmó en una de sus de.
claracio'nes que 20
milliries
de
compatriotas suyos viven en tu -
gurios y añadió que «esto es una
vergüenza para Norteamérica».
Las
tradicionales ¡reivindica-^
ciones de aumentos salariales han
adquirido en los últimos tiempos
8/20/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°2 - Febrero 1968
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un nuevo contenido. Cada vez es
más clara la tendencia del
Es.
tado burgués a colocarse e,n ios
conflictos laborales
al
lado
de
los empresarios, a
limitarl
la
subida
de
salarios
y sueldos o a
«congelarlos».
Puede
servir
de
ejemplo
la
política de rentas del Gobierno
laborista de Wilson, que provoca
hondo
malestar entre
los tra.
bajadores. Esta .política, pre-
sentada
como el
medio para sal_
var
a la
economía inglesa
de sus
dificultades, es de hecho ins.
f rumento de la
ofensiva
contra
el nivel de vida de la población,
contra los derechos de los tra-
bajadores.
Ella
ha
contribuido
al
incremento brusco
de la
des_
ocupación
masiva en el país. Al
mismo
tiempo,
esta política está
llamada
a
salvaguardar
los in.
tereses
de los
grandes
monopo-
lios financieros. Prueba feha.,
ciente del fracaso de esta política
es la
devaluación
de la
libra
es.
terlina, acordada en
otoño
de
1967.
En ese espíritu de desprecio y
violación
de los intereses de ios
trabajadores actuó
la
Administra-
ción
Johnson cuando
en la
pri_
mavera y verano de 1967 im.
pidió mediante
una ley especial
qu e
cientos
de
miles
de
traba,
jadores ferroviarios y de la in,
dustria
aeronáutica
realizaran
las huelgas que tenían proyecta,
das.
En
varios
países, los gobiernos
burgueses recurren al
«probado
método»
de las represiones.
As i
ocurrió el año pasado en la
Ar-
gentina, donde corrió sangra
obrera durante la huelga de
enero
en la
industria
azucarera
y
la de
marzo
en los
transpor_
tes. También
se
derramó sangre
de los trabajadores en Chile,,
cuando
en el Paro
Nacional
de l
23
de noviembre la policía ame.
tralló a los huelguistas.
En
estas circunstancias, a las
reivindicaciones económicas de
los
huelguistas se une la exigen-
cia de cambios en la política
oel Estado burgués.
Entre
las
reivindicaciones
so_
cio.económicas de los trabaja-
1967: M ovimiento huelg uís t ico
dores ocupan lugar destacado;
las
enérgicas
protestas
q'ontra
los despidos masivos y contra el
aumento del paro obrero,
con.
secuencia directa —ambos ca.
sos— de la automatización, de
la
concentración
y de la
racio-
nalización
capitalista de la
pro.
ducción.
De la
magni tud
de estos fe.
nómenos, que son una amenaza
perenne en los
medios
labora-
les, dan ideas algunas cifras so.
bre la desocupación en 1967. En
EE.UU., el número de obreros
en
paro forzoso a f inales del año
era de 3
m illones;
en Inglaterra,
más de 600.000; en
Italia,
un
millón;
en la RFA, 526.000; en
Argentina, millón
y
medio;
en
Francia,,
sólo «1 pasado año,
el
número de desocupados au.
mentó en vez y media, alcan-
zando la
cifra
de 450.000. La
15
amenaza de despido y de paro
forzoso,
con su
secuela
de pri_
vaciones, pende constantemente
sobre muchos millones de traba,
jadores
que todavía tienen em-
pleo.
En
EE.UU.,
según datos de la
AFL.CIO, hay más de 16 mi,
llones
de
obreros
que en
caso
de
quedar sin trabajo no tienen
derecho
a percibir
subsidio
al-
guno
de paro, ni siquiera tem.
poral.
En Alemania Occidental,
los
propietarios
de los
grandes con.
sorcios proponen aprovechar la
«experiencia
norteamericana»
y
elevar la cuota de desocupados
hasta el 4%, es decir, despedir
no
menos
de
800.000
trabajado-
res.
Las organizaciones de la
clase
obrera elaboran una alternativa
democraticé y presentan
proj
Dinámica
de l
movimiento huelguístico
de la
clase obrera
r o o
1958 1960 1962 196* 1966
196J
1967
-
C A L C U LO A P R O X I M A D O
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18/108
16
puestas
concretas cuya realiza,
ción podría conducir a un des-
censo
vertical
del número de
desocupados, a librar a los tra-
bajadores
y sus familias
cíe esta
temible amenaza.
Muchas
de las
huelgas
del
pa _
sado