DÍAZ
El Romanticismo Musical
Elaborado por:
ID 148894
Universidad de las Américas Puebla
La Música es el sueño organizado, el sueño que
sin dejar de serlo ha pasado por el tiempo y ha
aprehendido del tiempo, ha aprovechado el tiempo.
María Zambrano, “El sueño creador”.
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El siglo XIX fue un metrónomo que permitió en Europa la transición del
clasicismo hacia el estilo Romántico en la música. En este péndulo musical, los
procesos estilísticos estuvieron ligados a la pasión y sensibilidad, a buscar
respuestas en las viejas y olvidadas mentes del barroco como Vivaldi y Bach, y
plasmarlas con una esencia de supremacía e intensidad, es así como se
moldea este estilo que adoptaron los “maestros” como se les llamaba en esta
época a los genios.
Escogí el Romanticismo ya que en mi punto de vista es un siglo en el que
el arte explota, detona de una manera en la que el artista rompe con las reglas
establecidas y empieza a expresar fuerte y significativamente sus sentimientos
mas profundos. Rompiendo con lo clásico el artista se centra en el contrapunto,
la complejidad y la expresión, creando supremacía como en el siglo XVII,
exquisitez como en el XVIII, y pasión, sentimentalismo, drama… que
caracteriza al siglo XIX.
A esto cabe decir que no menosprecio los demás periodos ni mucho
menos a sus compositores, pero es en el romanticismo donde encontramos un
mayor numero de compositores relevantes y que a criterio de muchos
musicólogos como Drezner y Zambrano es la época de los grandes genios, por
ejemplo en el clasicismo se conocen a Amadeus Mozart, Boccerini, Haydn,
Cherubini, el primer periodo de Beethoven, Clementi, Leopold Mozart, Weber y
Schubert, y en el romanticismo a Beethoven, Rossini, Berlioz, Mendelssohn,
Chopin, Liszt, Wagner, Verdi, Bizet, Saint-Saens, Brahms, Tchaikovsky,
Puccini, Mahler, Bruckner, Strauss, Ravel, Debussy, stravinsky. Como
podemos ver es en el Romanticismo donde hay compositores mas
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sobresalientes e importantes, aunque sin los músicos del clásico los del
romanticismo no hubieran logrado lo que lograron. (Drezner, 2010)
La belleza en si ya no es suficiente, la perfección sola no basta para
convertirse en arte. La experiencia estética debe elevar el alma por encima de
su medida ordinaria. El genio; según “Kant” es la capacidad espiritual innata, no
aprendida, que no pertenece a la colectividad técnica o de una escuela sino al
talento individual, busca la libertad para expresarse. Su imaginación a
reproducir con elocuencia y exactitud la naturaleza debe trascenderla. Esta
sola idea afirmó a la originalidad como valor en una obra de arte y catalizó la
reflexión sobre el desarrollo de un repertorio, de cierto moda este periodo no
rechazara las formas clásicas, pero debe reelaborarlas cada vez. (Zambrano,
2011)
Durante el periodo clásico, las obras y piezas musicales se componían
en un régimen estricto y litúrgico, pero igual que le ocurrio al barroco cuando se
encontraba en una cumbre difícil de igualar, por no decir superar, dentro de lo
clásico se llego a un climax y los grandes artistas de la época, contando
escritores, pintores y filósofos, dersde finales del siglo XVIII y todo el siglo XIX,
buscaron metas distintas a los que ya habían recorrido los otros. Por otra parte,
los ideales revolucionarios, tenían que afectar al arte y los creadores buscaron
otros medios de expresión con mayor libertad, mas espontáneos y que reflejan
de forma exacta las emociones y la personalidad del artista, no como en el
clásico que solo podían expresarse los burgueses, sino que ahora era cualquier
persona que quisiera demostrarle al mundo su arte, cosa que mencionaba
mucho Robert Shcumann. (Drezner, 2010, p. 115)
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Lo emocional empezó a crecer y a tener primacía sobre lo racional, de
esta forma el arte comenzó a ser reflejo de uno mismo, de los seres humanos,
de los individuos. Poco a poco fue imponiéndose la teoría de que la expresión
artística no debía ser reflejo del mundo exterior sino del alma de cada uno. Los
románticos decían dejaron de buscar la belleza y la estética y comenzaron
plasmar la verdad, aunque esta no fuera bella. Los artistas miraron al pasado, a
los viejos romances medievales, enfatizando aventuras de caballeros y de
heroísmo lo cual le da el nombre a romanticismo. (Drezner, 2010, p. 113)
En el momento de hablar de los grandes maestros hay que ver no hacia
atrás sino por el contrario, muy a lo porvenir. Hombres como Haendel, los
Bach, Rameau, Grety, Méhul y Cimarosa, han dado gran impulso a la música
cuya lengua esta formada y osee pureza, riqueza flexibilidad y ligereza,
habiendo llegado a toda la perfección que podía alcanzar, perfección que
anuncia ya una transformación; entra pues en un mundo nuevo.
Parece que nuestro siglo musical se coloca bajo el nombre de
Beethoven ; a el podemos referir todos los atrevimientos y todas las audacias,
mas no sin antes ver los origines de su genio.
Beethoven procede de una escuela alemana y vienesa muy amplia, uno
de sus grandes maestros fue Haydn “el príncipe del clásico” y tiene grandes
similitudes con Amadeus Mozart, pero antes de esto estudio a los Bach,
Haendel y Gluck, aunque en realidad Beethoven no abusa de las formas
escolásticas del arte, pero si el maestro reconoce el genio de Mozart y desecha
las ideas Haydenianas para lograr sus propias composiciones. En la historia de
la música, a partir del estreno de la quinta sinfonía cerca de 1808, se reconoce
la existencia del estilo romántico, ya que rompe con lo básico y lo moldea a
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algo magistral, no por nada las escuelas musicales de todo el mundo reconoció
a la quinta sinfonía, la mas bella de las composiciones orquestales, “al haberse
agotado con este maestro todas las formulas de la critica, de la hipérbole y de a
estética trascendental, no hemos de repetir estas disertaciones, que pueden
resumirse en este único pensamiento Beethoven ha sido el mas grande de
todos los músicos” (Frederic Chopin)
Al hablar de genios alemanes no podemos omitir a Mendelssohn, uno de
los primeros artistas absolutos. Es muy común el estereotipo del gran artista de
genio que a pesar de este a duras penas puede ganar el pan de cada día y
pasa por toda clase de problemas económicos, en el caso de nuestro
compositor no, el nació en una familia rica, hijo de un banquero que financio las
batallas de Napoleón y nieto de un importante filosofo.
A diferencia de muchos compositores como Beethoven, el mostró
inclinaciones hacia otras disciplinas como la pintura, aunque su genialidad lo
llevó a componer su primer octeto a los 17 años, pieza que muchos críticos
compararon con las primeras composiciones de Mozart llegando a la
conclusión de que Mendelssohn era mejor. Mendelssohn es uno de los
compositores que adopto la posición de retomar obras del barroco y de el
medievo para sus obras; existe una leyenda que habla de que Mendelssohn
estaba en un mercado comprando pescado y que el comerciante, al entregarle
el producto lo envolvió en una de las fugas mas dificilies de Sebastian Bach y
fue aquí cuando se empezó a conocer sobre la obra de Bach que había sido
olvidada durante mas de un siglo. (Lavoix, 2008)
Nuestra admiración hacia la escuela poética de los alemanes, no debe
de centrarse, no debemos olvidar a la refinada escuela italiana que es
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representada por el gran Rossini. Este compositor es uno de los más
aclamados y grandes músicos de principios del siglo XIX, al ser hijo de dos
músicos, desde que nació y sin estudios previos tuvo el instinto de la escena;
fue bien recibido desde sus primeros trabajos, prometía genialidad y compuso
sus primeras óperas bajo la tutela del maestro Mattei en 1810. (Drezner, 2010)
Fue Rossini quien glorifico el termino bufo tomando la resolución en la
que el cantante no improvisara a su gusto sobre su música, innovación que
muchos compositores como Cimarosa habían intentado sin tener éxito.
Dentro de grandes mentes como los italianos y los alemanes, existieron
compositores que glorificaron el termino romántico, en mi opinión no existen
mayores expositores del romanticismo como la escuela de mediados del siglo
XIX, estos artistas son Chopin, Liszt, y Wagner, músicos que no solo
compartieron sus habilidades sino que también compartieron vidas intimas.
(Zambrano, 2011, pp. 136-141)
La música de estos personajes refleja la pureza, el virtuosismo, la
complejidad, la pasión del romanticismo. Chopin fue uno de los primeros en
aprovechar los avances del piano para crear música con una capacidad
expresiva superior, ya que en esa época el piano era un instrumento de
virtuosos. Las obras de Chopin, por sus conceptos revolucionarios, tuvo una
influencia excepcional en la música romántica, me atrevo a decir que fue
Frederick el mayor expositor del romanticismo, además compuso en estilos
únicos como los Scherzi, Mazurcas, Polonesas, y Nocturnos. (Zambrano, 2011,
p. 145)
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Liszt por otro lado era llamado mercachifle de la música por Schumann y
un filisteo, pero en verdad fue uno de los adalides de la llamada escuela de
Weimar, que buscaba nuevos estilos en la música, en especial con libertinaje
en la estructura, rompiendo lo clásico, “nuevos vinos necesitan nuevas botellas”
era el lema de ellos y con esa búsqueda la expresión del modernismo en el
siglo XX. (Zambrano, 2011, p. 145)
En conclusión el periodo Romántico en lo que se conoce como música
académica y docta es el mas importante, y el que cuenta con mayor repertorio,
teniendo en cuenta la cantidad de virtuosos con la que se forjo este estilo y las
escuelas y periodos que están tras de ellas.
El Romanticismo es una época de virtuosos, no solo en la música sino
en el arte, la ciencia, la humanidad en general se abrió bajo ideales
revolucionarios y de libertad, hubo grandes mentes que llevaron a la cúspide
este hermoso periodo; gente como Hayez, Daguarre y Fox Talbot, Flaubert,
Hegel, Camille, Babbage, Lautrec, Nietzche, Darwin, Krapotkin… iluminaron
este siglo con principios de ideales que más tarde llevaron desenvolvieron en el
modernismo, esta transición me parece de lo mas relevante para elaborar un
video blog sobre los grandes músicos del romanticismo.
Me gustaría mencionar que este blog cuenta con la mayor parte de los
músicos de este periodo, y no solo sus biografías sino algunas de sus obras
más importantes con una critica personal y los datos de la misma así como
imágenes del compositor.
Lavoix, H. (2008). Historia de la música. Madrid, España: La España Editorial 1909.
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Zambrano, R. (2011). Historia mínima. La música en occidente. México, Distrito Federal , México: El Colegio de México .Drezner, M. (2010). Civilización y cultura a través de la música. Del barroco al clasicismo. (Vol. Del barroco al clasicismo). (S. DISONEX, Ed.) Colombia, Colombia: Fonolibros de Colombia, S.A.Honolka, H., Reinhard, H., Establein, B., Engel, H., & Netil, P. (1980). Historia de la música. Zurich, Alemania: Edaf, S.A. .
.Para subrayar las influencias que recibió el más depurado estilo clásico, las
siguientes páginas se centran en dos de los compositores más eminentes de la
época: Franz Joseph Haydn y Wolfgang Amadeus Mozart, de quienes, a partir
de ciertos comparativos, trataremos de determinar, además de su lograda
evolución, las aportaciones que desplegaron con maestría y luminosidad en la
estilística del clasicismo, así como un criterio particular para decidir quién de
los dos músicos fue el mejor expositor del estilo clásico.
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Nos encontramos en la segunda mitad del siglo XVII, cuando en Francia
e Inglaterra se encendieron las primeras luces de una transformación que no se
detuvo en el mundo, sino hasta el siglo XIX, en algunos países europeos.
Grandes mentes disiparon la oscuridad de la Europa en crisis por el desmedido
poder de las monarquías, la ignorancia, las epidemias, el hambre y la muerte.
La mente del pueblo estaba en tinieblas. La Ilustración reunió ideales como el
raciocinio, el humanismo y la espiritualidad en una sincronía que reverenció, en
gran modo, a la vida, las ciencias, la creatividad humana y su renovada
exploración de las artes.
La transformación de la música estaba por ofrecerle al mundo lo más
docto de la elegancia y la simplicidad, no sin antes pasar por la criba del rococó
en Francia, donde el desapego social y religioso impregnó al viejo virtuosismo y
a la complejidad —tan apreciados durante el barroco—, que comenzaron a
quedarse en el pasado. Las obras se vieron dotadas de fluidez y transparencia,
una forma innovadora que, para entonces, tuvo que deshacerse de la
voluptuosidad del período que incluyó construcciones musicales como la ópera,
la sonata y el concierto. El público notó los grandes cambios en la música y
experimentó placer y deleite al escucharla. El pueblo en general tuvo acceso a
los conciertos de la época con mayor facilidad, lo que provocó una gran
demanda musical, especialmente de la ópera, que creció en su estructura
conforme a sus líneas melódicas, y sus textos fueron novedosos y accesibles.
(Drezner, 2010)
Por otra parte, se inició la traducción de obras a lenguas vernáculas y se
escribieron guiones cómicos y satíricos, dirigidos al pueblo en general, como la
famosa ópera cómica, creada en Paris. A pesar de los cambios y
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transformaciones, no hubo del todo una ruptura. El barroco ofreció a la tradición
clásica una continuidad importantísima en su técnica. (Drezner, 2010, pp.
49,55)
La muerte de Bach, en 1750, coincidió con la publicación de la
Encyclopédie (1751), de Denis Diderot y Jean Le Rond DÁlembert, dando por
terminada una forma de concebir la estilística musical. Seis años después de la
muerte de Bach nació el primero de varios niños prodigio: Wolfgang Amadeus
Mozart. Sin embargo, casi 20 años antes de que falleciera Bach, en 1732, el
nacimiento de Franz Joseph Haydn anunció la llegada del músico que
moldearía, casi a la perfección, el estilo clásico. Haydn, influenciado por la obra
de Karl Philip Emmanuel Bach, después de componer su primera sinfonía para
la orquesta del conde Morzin, fue contratado por el príncipe Paul Antonio
Esterhazy. Vestido como un modesto sirviente de la corte, Hydn fue el ejemplo
de los músicos subordinados.
Fue en 1762, tras la muerte del príncipe Paul Antonio Esterhazy, que
comenzó el punto de partida de uno los músicos cumbres del clasicismo.
Haydn, reconocido como el padre de la sinfonía, sin ser el inventor de la
misma, compuso más de 100 obras de este tipo y realizó la estructura clásica
del movimiento rápido en la forma de sonata, en la que presentaba, desarrolló y
recapituló principalmente dos temas, seguidos de un movimiento lento con
variaciones, un tercer movimiento en forma de danza o minueto y un final
alegre, en forma de rondo.
Mientras tanto, Wolfgang Amadeus Mozart quedaba impresionado con la
orquesta de la corte de Mannheim. Fue a partir de estas técnicas, que Europa
escuchó las sinfonías concertantes de Mozart, herederas del Concerto Grosso.
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Las sinfonías de Haydn cuentan con sus propias aportaciones en la
construcción y el estilo, como ocurre en la obra “Los adioses”, alcanzando una
insinuación casi humorística. Otro ejemplo es la sinfonía de “La Caza”, donde
utilizó como movimiento final la obertura de “La fidelidad premiada”, ópera en la
que hizo sonar varios cuernos de caza. (Zambrano, 2011)
Mientras Haydn, a los 57 años de edad, en 1789, terminaba una de sus
obras más completas, la Sinfonía Nº 92, también conocida como “Oxford”,
Wolfgang Amadeus Mozart tenía 33 años y aún luchaba por liberarse de la
tiranía del arzobispo Colloredo y del yugo de su padre Leopoldo. Fue en 1781
cuando Viena marcó el futuro del músico austriaco. Su bagaje artístico era ya
impresionante. Había compuesto, como sabemos, sus primeras obras en su
niñez; entre ellas, óperas, conciertos para piano y serenatas. Franz Joseph
Haydn, en su discurso instrumental, dejó atrás la música demasiado elegante,
equilibrada y cauta; es decir, ausente de pasión: características generales del
clásico. Su estilo lo convirtió no sólo en mera influencia, sino en escuela para
otros músicos. En la evolución de sus propios principios musicales, Haydn
experimentó a lo largo de su vida “La pasión según San Mateo”, de J.S Bach,
obra que fue publicada cuando era niño y “La quinta sinfonía”, de Beethoven,
que se estrenó poco antes de su muerte. El estilo y la construcción de sus
obras, únicos e irremplazables, consolidan la época. (Drezner, 2010, p. 113)
Hallar las semejanzas en la estructura, así como las variaciones y el
contraste entre las obras de Wolfgang Amadeus Mozart y Franz Joseph Haydn
nos conduce por las sendas que ambos recorrieron. Sin formar parte de la élite
de niños prodigio y ligado a un sinnúmero de vivencias mundanas, que
pudieron hundirlo en el infortunio musical, la postura estilística de Haydn
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parece haberla encontrado en un discreto lugar. Sus habilidades lo distancian,
en apariencia, de su origen, pero es de aquella sencilla casa de donde surge el
músico sutil y elegante. El trazo melódico de Haydn posee gracia e imaginación
para integrar el contrapunto a su nueva estructura y, con ello, conseguir obras
fugadas, que tanto le agradaron a su audiencia. El arte de la Fuga había sido
poco aclamado en el barroco, debido a la pastosidad de notas en el bajo y a su
elevado grado de complejidad, sólo el público más avezado podía disfrutarlo.
Quizá la Fuga sea la forma que más capacidad exige al oyente. Sensibilidad e
inteligencia. Poesía y música que se alimentan: comprensión que genera gozo;
deleite que devela entendimiento. (Zambrano, 2011, pp. 102-103)
A finales del siglo XVII, los músicos se esforzaban por separar la
melodía de aquella saturación de notas que parecía ahogarla. El máximo
contrapunto tonal quedó atrás. La invasión del silencio que distinguió al barroco
no podía desaparecer, exigía transformarse. Fue uno de los maestros de
Beethoven, el músico que logró la nueva construcción formal, la develación en
sus obras de la maestría tonal. Se trataba de Franz Joseph Haydn, el
compositor de óperas magníficas, pero que no alcanzaron la aclamación ni el
virtuosismo de las obras maestras de Mozart. Fue evidente que el genio
Mozartiano, en una lucha entre el solista y la orquesta, dejó huella de su
profunda expresión musical. El ingenio, la elegancia, la intuición, la fecundidad
melódica, el poder de la escena, la maestría con la que Haydn transformó la
ópera seria en conciertos volvió a quedar al margen de la ópera buffa, “Don
Giovanni”, que condujo a Mozart a la consagración. (Drezner, 2010, p. 115)
Por otra parte, el desarrollo del periodo clásico fue, entre otros aspectos,
el reflejo de un sector de la sociedad que deseaba alcanzar el poder. Quería
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igualdad. La industria editorial y la propia Revolución criticaron con dureza a los
ricos que pagaban y exigían derechos del repertorio de los compositores. Este
fue el momento en el que, en conclusión, los músicos alcanzaron cierta
libertad. No obstante, haber dejado de ser artesanos de la clase burguesa fue
en algunos casos la pérdida de privilegios que jamás volvieron a ver. Haydn
compuso la mayor parte de su producción musical cuando ocupó, por más de
30 años, el cargo de Director de orquesta, en el principado de Esterhazy. La
extensión de tierras, propiedad de la familia, abarcaba desde lo que hoy es la
provincia austriaca del Burgenland hasta la actual Hungría, sitio donde el
príncipe poseía un castillo que competía con el esplendor del Versalles.
(Lavoix, 2008)
La riqueza del príncipe Esterhazy, independientemente del salario, en
nada beneficiaba a Haydn. Su contrato laboral lo obligaba a componer de
forma exclusiva para el príncipe, a no enseñarle su música a nadie más, a tocar
en la mañana y en la tarde. El origen de la obra era voluntad de Esterhazy.
Haydn estaba obligado a ligar el nombre del príncipe y el de su estado a toda
su producción, mientras viviera bajo su gestión y patrocinio. Indiferente al
dinero, lo que Haydn deseaba era un espacio para la creación y verse rodeado
de iguales, músicos a quienes guiaba como miembros de su orquesta.
(Zambrano, 2011, p. 121)
Amadeus Mozart, el niño prodigio, tuvo una suerte muy distinta. Viajó
desde los seis años, al lado de su hermana y de su padre, por todas las cortes
de Europa, hasta enfermarse de debilidad. De los trece a los 25 años de edad,
Amadeus trabajó para el arzobispo de Salzburgo. Diez años más tarde, el 5 de
diciembre, poco después del estreno de “La flauta mágica”, falleció. Mozart se
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encontraba com (Zambrano, 2011, p. 145) poniendo su propio “Réquiem”,
dejándolo inconcluso.
Las experiencias de vida que enfrentó cada uno de estos dos músicos
podrían parecer distintas, pero fueron similares a partir de la época que
consumió a Europa y la arrojó a la Revolución Industrial. Joseph Haydn,
siempre presionado por ser original, rodeado de sus sirvientes y amigos, a
quienes les pidió calma al escuchar los primeros cañonazos que el ejército
napoleónico descargaba sobre Viena, murió a los 77 años de edad, convertido
en uno de los compositores más célebres de Europa. En contraste, a la hora de
la muerte, Mozart se encontraba en la pobreza y casi en el olvido. (Zambrano,
2011, pp. 136-141)
Durante varios siglos la mencionada genialidad de Mozart fue muy poco
cuestionada. El clamor y la alabanza resultaron ser unánimes, y convirtieron al
músico en un objeto cultural, ajeno a estudios minuciosos y objetivos. Contrario
a esta masiva glorificación, Haydn progresivamente cayó en el olvido. El
compositor abanderado de la culminación de la sinfonía y el cuarteto fue
desvalorado a partir del romanticismo, hasta convertirse en un músico
reconocido por la minoría. (Zambrano, 2011, p. 137)
La relación personal que hubo entre Haydn y Mozart, nos permite
deducir que, más allá de cualquier mito, mantuvieron una amistad que inició
con la admiración, que ambos sintieron por la obra del otro. Mozart, en 1785,
compuso seis cuartetos de cuerda, en la ciudad de Viena, y los nombró
cuartetos Haydn, además de habérselos dedicado públicamente. Este es, sin
duda, uno de los momentos más interesantes en la historia de la música.
La dedicatoria que Mozart le escribe a Hayd decía lo siguiente:
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“Mi querido amigo Haydn,
Un padre que había decidido mandar a sus hijos al ancho mundo
consideró que era su deber confiarlos a la protección y orientación de un
hombre muy célebre, especialmente cuando el último en buena fortuna
era al mismo tiempo su mejor amigo. He aquí por tanto, oh gran hombre
y querido amigo, estos seis hijos míos. Son, en verdad, el fruto de un
largo y laborioso trabajo, aunque la esperanza de que sería en parte
recompensado, que varios amigos me inspiraron, me animó, y me
enorgullezco de que estos vástagos sirvan para proporcionarme
consuelo algún día. Tú, tú mismo, querido amigo, háblame de tu
satisfacción por ellos durante tu última visita a esta capital. Es esta
indulgencia hacia todos ellos la que me lleva a encomendártelos y me
alienta a confiar en que no te resultarán completamente indignos de tu
favor. Puede que por el contrario tengas a bien recibirlos amablemente y
¡ser su Padre, Guía y Amigo! Desde este momento te transfiero todos
mis derechos sobre ellos, rogándote que contemples indulgentemente
los defectos que la parcialidad del ojo de un Padre me impide ver, y a
pesar de ellos continúes en tu generosa Amistad hacia quien tan
gratamente los valora, con todo mi Corazón, mi querido Amigo, tu más
Sincero Amigo”,
W.A. Mozart (Honolka, Reinhard, Establein, Engel, & Netil, 1980)
Después de que Haydn escuchó detenidamente la obra que le dedica Mozart,
le dice al padre de éste:
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“Ante Dios, y como un hombre honesto, te digo que tu hijo es el
compositor más grande que he conocido, ya sea de nombre o
personalmente. Tiene gusto, y, lo que es más, el más profundo
conocimiento de la composición”. (Honolka, Reinhard, Establein, Engel,
& Netil, 1980, p. 202)
A lo largo de estas páginas hemos visto, a grandes rasgos, los hallazgos
que en términos musicales ambos músicos aportaron a la evolución del
clasicismo. Vimos que Haydn descubre un estilo que será magistralmente
logrado por Mozart.
En el Siglo de la Luces, el virtuosismo se conseguía con disciplina y la
genialidad podían comprarla las grandes cortes. La aportación que, sin duda,
en ambos músicos no tendría que pasar al olvido es el reconocimiento y la
valoración de las obras que hicieron tanto Haydn como Mozart,
respectivamente. Esta es, en conclusión, la herencia que le entregan al arte, al
humanismo y, particularmente, a la música. Al valorar la obra de otro
compositor, permanece de forma intrínseca, un minucioso análisis de los
hallazgos y estilismo musicales de la misma. Por lo tanto, el primer análisis
serio que recibió la obra de Mozart fue realizado por Haydn, y viceversa. Dos
músicos mayores que se ocuparon, no de halagarse por formar parte de alguna
logia, ni de cultivar una gran amistad, sino de encontrarse a partir del
reconocimiento del virtuosismo, la destreza, la creatividad y la ejecución de sus
obras. Este hecho, al extraerlo de la leyenda que envuelve a ambos
compositores, descubrimos el más notable, minucioso y justo análisis realizado
a las obras musicales de Wolfgang Amadeus Mozart y de Franz Joseph Haydn.
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BibliografíaLavoix, H. (2008). Historia de la música. Madrid, España: La España Editorial 1909.Drezner, M. (2010). Civilización y cultura a través de la música. Del barroco al clasicismo. (Vol. Del barroco al clasicismo). (S. DISONEX, Ed.) Colombia, Colombia: Fonolibros de Colombia, S.A.Honolka, H., Reinhard, H., Establein, B., Engel, H., & Netil, P. (1980). Historia de la música. Zurich, Alemania: Edaf, S.A. .Zambrano, R. (2011). Historia mínima. La música en occidente. México, Distrito Federal , México: El Colegio de México .
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