Adios a… la reina del Sur. No, hermosa, no ! ! ! nunca diré que ha sido un sueño ! ! !
Tomás Lizasoáin
Adios, pequeños, Adios. Tampoco diré de vosotros que… habéis sido un sueño ! ! !
Tomás Lizasoáin
Un pastor tenía veintisiete ovejas a la semana Y… había otro que solo era dueño de una.
Tomás Lizasoáin
La cuidaba con cariño, la acariciaba con ternura y de su lana hacía zapatitos de punto para los niños que nacían en el pueblo.
Tomás Lizasoáin
El pastor que tenía veintisiete borregas a la semana no se imaginaba que “ el otro “ era señor de una única ovejita porque…
Tomás Lizasoáin
era más pobre que nadie y se quejaba a los suyos diciendo: “ No hay derecho a que este “ señor “ se gaste la vida acariciando – de día y de noche – una sóla ovejita ! ! !
Tomás Lizasoáin
Nunca sacaba a relucir ni el cariño, ni la ternura, ni siquiera los zapatitos Pero… un buen día – bueno para él – presentósele una singular ocasión y quería festejarla merendando con un amigo suyo.
Tomás Lizasoáin
Por la espalda de la tapia, pilló la ovejita del pobre pastor. La degolló a sangre fría y Se la merendaron sin escrúpulo alguno.
Tomás Lizasoáin
Desde entonces… ya no se hacían zapatitos de lana y… todos los niños que en el pueblo nacían se… morían de frío sin ver la espléndida luz de la mañana
Tomás Lizasoáin
ni el vuelo de los pájaros en el cielo, ni el vestido en-cantador de los lirios de la campiña. Adios, ovejita, Adios… Yo – también – te quería
Tomás Lizasoáin
y… te… kiero, pues… sé que sueñas y correteas en una pradera esmaltada toda las flores
te kiere, os kiere,
Tomás Lizasoáin
Yo he sido su heraldo y su maestro ; y ellos--- serán su pueblo.
Tomás Lizasoáin