Setenta balcones hay en esta casa,
setenta balcones y ninguna flor.
¿A sus habitantes, Señor, qué les
pasa?
¿Odian el perfume, odian el color?
La piedra desnuda de tristeza
agobia,
Dan una tristeza los negros
balcones!
¿No hay en esta casa una niña novia?
¿No hay algún poeta lleno de ilusiones?
¿Ninguno desea ver tras los
cristales
una diminuta copia de jardín?
¿En la piedra blanca trepar los
rosales,
en los hierros negros abrirse un
jazmín?
Si no aman las plantas no amarán el ave,
no sabrán de música, de rimas, de amor.
Nunca se oirá un beso, jamás se oirá una clave
¡Setenta balcones y ninguna flor!
Buenos Aires, 1886 - 1950) Poeta argentino, considerado uno de los
más importantes exponentes de la corriente o tendencia denominada
sencillismo. Hijo de padres españoles, vivió unos años en España,
donde estudió Humanidades. En 1899 regresó a Argentina e inició un
lento aprendizaje literario, a la vez que avanzó y concluyó sus estudios
de Medicina, profesión que ejerció en paralelo a su vocación poética.
Fue colaborador en periódicos y revistas, obtuvo el Premio Nacional y el
Municipal de Literatura y fue miembro de la Academia Argentina de
Letras. Entre sus obras figuran: Las iniciales del misal (1915), Ciudad
(1917), Por el amor y por ella (1918), Versos de Negrita (1920), El
hogar en el campo (1923), Décimas (1928), Romances (1936),
Seguidillas (1936), Buenos Aires: ciudad, pueblo, campo (1941), etc.
Fue el poeta sencillista… el que le cantó a las cosas simples, las que
parecían no ser dignas de versos y metáforas.
En un reportaje Mario Benedetti expresó:
Cuando viví en Buenos Aires, en esa primera época,
fue muy importante encontrarme con la poesía de
Baldomero Fernández Moreno. Yo sabía que iba a ser
poeta desde niño, pero la poesía que se escribía en ese
entonces, tanto en el Uruguay como en la Argentina,
era muy hermética. Sin perjuicio de que la disfrutara,
tenía claro que yo no iba a escribir así.
Cuando descubrí a Fernández Moreno, encontré un
buen poeta que escribía claro y sencillo.
Este poema fue publicado en su libro “Ciudad”
El edificio de la portada, ubicado en Corrientes y
Pueyrredón de la Ciudad de Buenos Aires se dice fue su
fuente de inspiración.
Imágenes tomadas de Internet
Música: “Los pájaros perdidos” por Astor Piazzolla y
Antonio Agri.
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