UNIVERSIDAD YACAMBÚ VICERRECTORADO DE INVESTIGACIÓN Y
POSTGRADO INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO
Diseño cualitativo de la Investigación
AUTOR:
Abg. Medina Alberdi C.I.N°.V- 12.750.185Profesora:
Prof. Aidé Sánchez
8 de Agosto del 2014
REVISTA DIGITAL
Análisis criticoRealidad o utopía.Sentimiento oculto de frustración que puede influir
en las acciones de un adolescente.
Es difícil para una criatura verse y compararse con otra que goza de ciertos
privilegios económicos por que esta cuenta con una familia estable socialmente,
poder describir el sentimiento de un niño cuyo raciocinio es sano, lleno de
humildad y siempre son poco vanidosos, como será describir a esos adolescentes
eso que ya tiene una visión madura, aspirante, soñadora y exigente. Dios que
difícil es poder describir que siente un niño cuando en su salón de clases el va con
cuadernos de caratula endebles y lápiz de la marca más sencilla y como describir
cuando se le exige una tarea coloreada y el solo saca un grupo de 5 o 6 creyones
mientras hay otros que secan una caja de colores de 30 y hasta de 70 colores el
menos modesto 12 y 24 pero será que existe un poeta que exprese la impotencia
y dolor de aquel que lleva tuquitos de colores o simplemente no lleva nada.
Como poder enunciar a través de unas líneas insípidas i subjetivas el dolor
e impotencia de aquel niño que lleva una modesta arepita que acompaña con
algún juguito de culey o saborizante artificial dado con mucho amor de las manos
de honorable madre, Dios como explicarle a ese niño que su alimentación es mejor
entregada con más cariño que la de aquellos que sacan dinero y van a la cantina y
se compras un sanwuis de Jamón y queso amarillo con un jugo de marca
reconocida con pitillo incluido. Todo gracias a que sus padres pueden darle la
merienda diaria.
Será que hay adultos en las escuelas u otros entes que observen y que
sientan que hay niños que en un momento de su vida se detiene y se compara
con su amiguito y se siente en la inmunda, que envidia a su amiguito por el estilo
de vida, que siente celos hasta de la familia de aquel que ya comienza a ver como
un rival.
En este mismo sentido que puede sentir ese adolecente que su corazón y
pensamiento comienza a soñar enamorado de sueños y de ilusiones creadas por
la sociedad y el grupo social que lo rodea. Que puede concebir un adolescente
que coloca los ojos en una muchacha y que esta se le vuelve inalcanzable porque
este no tiene para invitarle o cortejarla como se acostumbra con algún confite, rosa
u otro detalle delicado. Qué hay de ese adolescente de hoy que no tiene moto o
carro, mucho menos para invitarla a un cine o simplemente sentirse seguro de
hacerle ver a esa joven que es el macho alfa que pudiera conquistar su corazón
mientras hay otro que si cumplen con ese estrato y como es cotidiano se
demuestra y se hace notorio.
¿Serán estos motivos suficientes para que un joven adolescente en estas
circunstancias se desplome en un resentimiento tal y que lo conlleve a cometer
actos antijurídicos y caiga en represión y mantenga un resentimiento para con su
familia, allegados y la sociedad que lo alberga? Yo Alberdi Medina creo que no
existe motivo suficiente, siempre y cuando cuente con un padre y una madre que
lo eduque en valores de amor y principios de honradez. Pero se pudiera desir lo
mismo de aquel que carece de afecto de padre o madre, se pudiera decir lo mismo
de aquel niño que cuando quiere encontrar el acobijo de un padre consigue la
mano de un ser alcohólico o la cachetada o rejo de una madre perdida en la
ignorancia y el desequilibrio emocional por verse aturdida ante la inclemencia de
una sociedad que es exigente y despiadada con aquella que se entrego a un
hombre que para el momento le prometió cariño y amor y lo único que hizo fue
usarla y dejarla como aquel que deja un desecho, sin resentimiento alguno.
En base a la trivialidad de lo descrito se pudiera juzgar a un adolescente
que vive en una vivienda en la que se carece de servicios y que el sector de
residencia sea un área, refugio de malhechores, gente alcohólica, mal hablada,
imprudente, violento, graseros y hasta asesinos, como es de fácil criticar, juzgar,
acusar y hasta condenar a un joven que por sus limitaciones, sus desgracia
familiar se involucre en actos que no van con las buenas costumbres y los bueno
valores.
Es un pecado para un adolescente sumergido en las limitaciones sociales
por las diferencias y desigualdad en las que nació querer y pretender sentirse un
ganador, como pretender ser conformista con lo que se es, como decirle a ese
adolecente arriesgado y temerario que no busque atajos y pretenda buscar el
ejemplo en unas normas que en letras y papel pinta un país lleno de alegría y amor
toda una utopía. Como pretender que aquel que se le ha limitado en todo no peque
cuando se desenvuelve en una sociedad que lo que hace es bombardear de
propagandas, mensajes y publicaciones mediáticas en donde llenan de fantasías,
que solo asen ver que solo son protagonistas del mundo aquel que se viste asi,
usa esto, aplica aquello y utiliza lo que está en el bum social.
Si se pudiera decir que la elaboración políticas públicas de prevención de la
delincuencia fuera la solución a estos desmanes tenga usted por seguro señor
lector que no hubiera adolescente resentido y tentado a cometer actos antijurídicos
que a según el pensamiento de el le solucionarían su problema
Si tan solo los políticos del mundo se detuvieran a pensar que factores que
se une en multitud de ocasiones a las malas actuaciones de niños, niñas y
adolescentes es el proceso discriminatorio de la sociedad, es la presión social
emanada de un medio o unas condiciones de vida atosigarte, el ambiente disperso
del suburbio sin otras alternativas culturales o la gradual frustración a lo largo del
avance, que va inventando unos niveles de respuesta violenta imposibles de
contener al llegar a la adolescencia.
Los patrones sociales, a veces exteriorizados en la propia familia, instituyen
así mismo otra importante fuente de la trasgresión juvenil. No hay que borrar de la
memoria lo susceptible que es el muchacho a la imitación y a la influencia que está
puede ejercer como método de afirmación personal, capaz de superar al propio
modelo.
Por lo antes señalado es prescindible recalcar que es importante saber
acerca de los componentes que conducen a estos jóvenes a actuar de tal manera,
hay quienes especulan que los jóvenes se dejan ver en esa actitud antijurídica y
antisocial como una forma de llamar la atención o juzgar a aquellos que profesan
ser importantes ante la sociedad, pero la situación es que existen muchos
componentes de peso que comportan y conllevan a los adolescentes a cometer
actos vandálicos.
Los adolescentes que ejecutan sucesos fuera de los estatutos impuestos en
su entorno social y aquellos que adversan las buenas y establecidas conductas de
la sociedad se convierten en un grave problema que se hace más inquietante
cada día, las estadísticas exteriorizan cifras en constante progresión. La edad de
los jóvenes tiende a descender cada vez más y se incrementa hacia las
adolescentes
Por otro lado las motivas orgánicas se hallan apuntadas en la morfología de
ese niño, niña y adolescente vienen marcadas desde su nacimiento. La sucesión
no siempre es concluyente, pero practica asiduamente una autoridad más o menos
favorable, confirmada por los muchos ejemplos brindados por la misma raza.
Asimismo se le imputa infracción a las alteraciones física ó perturbaciones
afectivas o de temperamento. Sin embargo, parece más pertinente tener en cuenta
el junto de varios elementos que afectan a la gestión del delincuente, y poner de
realce la inter-relación de todas las pujanzas y contextos, internas y externas, que
intervienen en su adelanto.
Es cierto que la labor de redimir y rescatar a estos niños y adolescentes,
debe coordinar un buen número de jurisdicciones, para que de esta manera pueda
abreviar el problema. Entre ellos: Los ejes de procesión de padres, los valores de
higiene mental, el círculo de ocio en el barrio y la asistencia y socorro por medio de
expertos competitivos en valores humanos sociales como asistentes sociales,
psicológicos, monitores de grupo, centros excursionistas, enclavados dentro del
ambiente donde el muchacho vive. Estos son elementos validos cuyos resultados
podrían ser satisfactorios, ya que nuestras colectividades urbanas no lo han puesto
en práctica.
A fin de ir concluyendo es importante considerar las alternativas sociales
que pasen por una labor sobre el entorno del delincuente y una tarea positiva y
enérgica de reinserción social.
Todos los seres que hemos emergidos de esas barriadas y aquellos que no
pero que han cultivado ese humanización deben realizar una labor protectora,
preparatoria y preventiva que posibilite un mayor acceso a la cultura y al deporte
en los suburbios urbanos y que a la vez sea capaz de analizar la indigencia cultural
de ese niño, niña y adolescente que se dirige y de desenvuelve en la delincuencia.