Diego RODRÍGUEZ-PEÑA SAINZ DE LA MAZA – G. 210 – HISTORIA DEL ARTE MEDIEVAL
EL ARTE EN TIEMPOS DE JUSTINIANO
Y EL ARTE BIZANTINO POSTERIOR
1. EL ARTE EN TIEMPOS DE JUSTINIANO
El imperio romano se Occidente cae en 476; pero en Oriente no hay un corte con la
llegada de los bárbaros. La primera etapa del arte en esta época tiene que ver con la
expansión justinianea, con la voluntad de recuperar el antiguo Imperio de Occidente. En
estas tierras se produce una ocupación militar, pero que no tiene una clara reminiscencia
artística. Esta obsesión por la conquista genera toda una serie de avances técnicos en la
fortificación, esencialmente en Oriente.
1.1. CONSTANTINOPLA
Constantinopla es una antigua colonia griega, de nombre Bizancio, convertida en capital regia
por Constantino, quien va a duplicar las estructuras de Roma allí, pero sometidas a una
influencia mucho más orientalizante. En época de Justiniano, se aprecia una mezcla entre
tradiciones latinas y griegas. El emperador va a conocer una ciudad romana oriental, de
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enorme tamaño. Sus dos edificio más
importantes, en la zona más antigua de
la ciudad, son el monasterio de los
Santos Sergio y Baco y,
evidentemente, Santa Sofía (hagia
Sophia). Destaca asimismo Santa Irene,
una iglesia muy transformada.
Además de este entorno, aquí
está construido el Palacio en el que
residen los emperadores, el llamado
Palacio Sagrado de Constantinopla,
que conocemos a través de los textos
(Códice Skilitzes). Gracias a estos
textos, se conocen muy bien las
ceremonias áulicas que tienen lugar en
este palacio, muy complejo en cuanto
a su estructura. Cuenta con múltiples palacios, termas, un hipódromo, numerosas estancias y
dependencias, iglesias y templos, grandes plazas…
1.1.1. LA IGLESIA DE LOS
SANTOS SERGIO Y BACO
Esta iglesia se construye en los
terrenos de un antiguo palacio, el palacio de
Hormisdas. Allí, la propia emperatriz
Teodora decide construir un monasterio de
monofisitas (herejes). No queda nada de las
dependencias monásticas a excepción de la
iglesia. Ésta es de planta centralizada, y ya
da la pauta de algunas de las características
formales del mundo oriental diferentes a
las del mundo occidental. Los exteriores
están ligeramente descuidados. Se utiliza el
sillar y el ladrillo de manera indistinta en un
mismo edificio, jugando con la policromía
del material.
El templo cuenta con una cúpula en el
centro sustentada por unos soportes
trapezoidales y que usan el típico recurso de
las columnas exentas. En el centro hay un
octógono, mientras que los muros
perimetrales conforman un cuadrado, al
que se anexa una nave de nártex y una
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pequeña cabecera. La cúpula alterna plementos curvos y rectos para buscar la transición del
octógono al círculo de base de la bóveda. Parece que hay un cierto desajuste en cuanto a las
formas.
El piso inferior está terminado por un entablamento recto, mientras que el superior
termina por tres arquillos de medio punto englobados por un arco mayor. Las inscripciones
alusivas a Teodora y Justiniano hacen ver que este templo es un empeño personal de la
emperatriz, y que pudo ser usado como capilla palatina.
1.1.2. SANTA SOFÍA
Sin duda, el mayor esfuerzo constructivo
del momento es el de Santa Sofía. La iglesia causa
una enorme impresión desde siempre. Toda la
arquitectura de Santa Sofía está condicionada a
la elevación de la cúpula. Pero la cúpula original
no es la que vemos actualmente.
La primera iglesia, la megalê Ekklêsia (gran
iglesia) la construye Constantino o seguramente
Constancio II, y es consagrada en 360. En 404,
arde hasta los cimientos durante una revuelta
popular. La segunda iglesia es consagrada en 415,
y es destruida durante la Revuelta de Nike, en
532. Sólo se conserva parte del pórtico. La
tercera se construye entre 532 y 537, en un espacio de tiempo brevísimo, y está dedicada a
Cristo como Sabiduría Divina.
Se este tercer monumento se sabe mucho gracias a Procopio, el biógrafo de Justiniano,
quien escribe De Aedificiis. En este texto, Procopio deja por escrito toda la política
constructiva de Justiniano, de la que la obra estrella es Santa Sofía (el célebre “Salomón, te
he vencido”). Gracias a este texto se sabe el nombre de los arquitectos, Antonio de Tralles e
Isidoro de Mileto; y que la primera cúpula es más baja que la actual y dos metros más ancha
de norte a sur. En el 553 y el 557 se producen dos graves terremotos que resquebrajan los
pilares de la cúpula, y un año después, en 558, la cúpula se hunde. La obra de la
reconstrucción, la obra se encarga a Isidoro el Joven, sobrino del de Mileto, que es el
encargado de volver a elevar la cúpula, 7 metros más alta que la original (altura total de 55
metros). Este arquitecto refuerza los torales norte y sur, y corrigiendo los errores cometidos
con anterioridad. Estos torales forman un cuadrado de base, pero en altura se desviaba,
formando un rectángulo 2 metros más ancho. Por tanto, la cúpula no se sustentaba sobre el
toral correspondiente. Además, la argamasa es de peor calidad que la romana, con lo que la
cúpula acaba hundiéndose.
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La visión interior del espacio de Santa Sofía hace que sólo se perciba la cúpula, y que
parezca que se trata de un espacio centralizado; sin embargo, la planta es basilical de tres
naves, y en las que todo está en función del sostenimiento de la cúpula central. Esto se
consigue colocando los cuatro grandes soportes torales formando un cuadrado que sustenta
la cúpula y articulando todo un sistema de exedras al este y al oeste, y unas mínimas naves
laterales cuya única función es la de sostener la nave central. El corte longitudinal de la iglesia
muestra el tránsito de la cúpula central a los arcos torales a través de pechinas. Los cuatro
pilares torales, de cara al exterior, son auténticos contrafuertes. La cúpula original era más
achatada; mientras que la original, más alta, está reforzada por todo un anillo de
contrafuertes.
El tipo de decoración en Santa Sofía también está presente en Rávena: motivos
vegetales en las cestas de los capiteles, con labor de trépano y tipo tronco-piramidal. A veces
cuentan con un cimacio figurado.
El aspecto exterior de Santa Sofía es imponente, pero está relativamente descuidado.
Hay que eliminar los cuatro minaretes añadidos en el siglo XV tras la conquista musulmana.
1.2. LOS MONASTERIOS
Como contraposición de lo que tiene lugar en la metrópolis, en otros lugares se
construye de una forma mucho más comedida: los monasterios. En Santa Catalina de Sinaí se
construye un monasterio que nunca ha sido desocupado desde su fundación en el siglo VI, y es
el lugar en que mejor se pueden encontrar los iconos del siglo VI y que no son destruidos
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durante las crisis iconoclastas. Destaca la imagen de la Transfiguración figurada (anicónica en
San Apolinar in Classe, Rávena).
1.3. LAS ARTES PICTÓRICAS
Se ha perdido muchísimo del
patrimonio iconográfico bizantino a causa
de las crisis iconoclastas. Se sabe que
existió una grande y variada producción
en Constantinopla, pero al se ésta la
ciudad que más sufrió las crisis
iconoclastas, poco nos ha llegado hasta
nuestros días.
En Rossano (Italia) se conserva un
Códice (Evangelio Rossano) que muestra
un ejemplo de la miniatura bizantina. Se
ve una gran reminiscencia clásica,
naturalista y realista. Los especialistas en
miniatura hablan de dos claros estilos.
Uno más urbanita, más colorido y lujoso,
como el que se aprecia en el Códice
Rossano; y otro más rural, más espontáneo, menos atado a la corrección de las formas, que
es el que se da en los monasterios. Este último sufre también las crisis iconoclastas, aunque
se consigue salvar mucho más que en el caso de Constantinopla.
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Es el caso de San Juan de Zagba, en la
zona oriental del Imperio, y de sus Evangelios
de Rábula, que datan de 586. En una de las
miniaturas se aprecia una crucifixión con todos
sus protagonistas (destaca Cristo vestido con
una túnica larga, el collobium), enmarcados por
las dos figuras de los astros; y en la parte baja
aparece el sepulcro vacío de Cristo, donde ya se
aprecia una reminiscencia de la rotonda de la
Anastasis. En otra página aparece una
Ascensión, con la Virgen vestida de azul (color
del privilegio), que muestra un gran realismo y
una compleja composición (esto es muestra
del claro avance de Oriente sobre Occidente).
1.4. EBORARIA
Destaca finalmente la eboraria bizantina, como la supuesta imagen ecuestre de
Anastasio hecha en marfil del Políptico Barberini. En esta imagen se aprecia una iconografía
áulica, de poder, mayestática, que muestra un retrato ecuestre en corbeta, pose propiamente
romana. Pero por otro lado, la figura del emperador está claramente cristianizada: dos
ángeles tenantes que sostienen un tondo circular donde aparece la figura de un cristo
imberbe, bendiciendo con una cruz y con
los signos del sol y la luna. Aun así, los
atributos del emperador romano siguen
vigentes: el traje militar, la lanza, y, sobre
todo, las nikés o victorias aladas. Se
produce un importante sincretismo. En la
parte baja se aprecian personajes con
faldellines, cornucopias y gorros frigios, lo
que hace pensar en un emperador que tuvo
victorias en la zona oriental.
El marfil es un material muy difícil
de trabajar, y muy frágil, además de ser
costosísimo. Los artesanos del marfil están
concentrados en lugares que pueden
permitirse semejante lujo, notablemente
en las cercanías de las cortes. Uno de estos
lugares es Constantinopla; otro es
Alejandría, desde donde muchos objetos
llegan a occidente con el tráfico de las reliquias.
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2. EL ARTE BIZANTINO POSTERIOR
La primera etapa del mundo oriental, la de Justiniano, pertenece a la Tardía
Antigüedad. En este sentido, una de las divisiones clásicas para estudiar el arte bizantino es la
de las Edades de Oro de este arte. La primera Edad de Oro sería pues la de Justiniano,
quedando la segunda y la tercera para este capítulo. La división que adoptaremos es la
siguiente:
El período iconoclasta (714-842), un tiempo de guerra civil y desórdenes, de
complejas sucesiones políticas, en un imperio que tiene una cierta continuidad
política. Este período se caracteriza por una lucha entre dos facciones cuya génesis
es teológica, y a cuyas cabezas se sitúan el iconoclasta León III el Isaurio y la
Emperatriz Teodora. El problema nuclear es el de la licitud de la imagen sagrada
para difundir el dogma. Los iconoclastas entienden que todo lo figurado debe de
ser destruido; mientras que los otros ven una utilidad en la imagen.
La segunda época es la del Bizantino Medio, que va de 842 (Emperatriz Teodora) y
1204 (toma de Constantinopla por los cruzados). Aquí van a sucederse dos dinastías
muy interesadas por el arte y la cultura: los Macedonios y los Comnenos. Basilio II
es quizá el emperador más importante (976-1025). En 1054, además, se produce el
cisma entre Oriente y Occidente, bajo el Patriarca Miguel Cerulario.
Finalmente, viene el Tardobizantino, que va de 1204 a 1453 (toma de los turcos
otomanos de la capital). En este período también hay una dinastía fundamental para
el arte, los Paleólogos, y se vive una especie de renacimiento.
2.1. EL ICONOCLASMO
Por definición, es una época de crisis, con poca producción artística, en la que se
destruye mucho de lo anterior. Comienza en el momento en que el Emperador León III
destruye la imagen de Cristo en la Chalcé (pórtico de entrada del Palacio Sagrado de
Constantinopla). La época más destructiva es sin duda la de Constantino V (741-775), con
persecuciones incluso. Al mismo tiempo, se produce un proceso de helenización; junto con el
protagonismo de Juan Damasceno, partidario del iconismo.
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La iglesia de Santa Irene de Constantinopla,
muy próxima a Santa Sofía, existe en época de
Justiniano, pero es destruida en 740 y reconstruida
en época iconoclasta. Se mantiene mucho de la
arquitectura de la época anterior, destacando las
similitudes con Santa Sofía. La arquitectura es por
tanto muy mimética. Cuando se quiere decorar esta
iglesia en época iconoclasta, es evidente que prima
la ausencia de figuración. Como mucho, se
representa la cruz, presente en la bóveda del ábside.
En este momento, en algunas zonas,
hay fuertes persecuciones de los cristianos.
Éstos se refugian en regiones, como la
Capadoccia, y crean auténticas ciudades
subterráneas, con hasta 7 u 8 pisos bajo
tierra, con pasadizos, zonas para viviendas,
almacenes… y también iglesias, excavadas en
la roca (Valle de Goreme), donde se aprecia
igualmente el iconismo. Paredes
completamente encaladas, con elementos
decorativos en rojo, muy infantiles. Sin
embargo, en otras, como en Santa Bárbara
de Goreme, se aprecian decoraciones
figuradas.
En las propias obras iluminadas se
representa a los iconoclastas en el proceso
de eliminar imágenes, como se ve en el
salterio Chludos, de mediados del siglo IX.
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2.2. EL BIZANTINO MEDIO
En este período, bajo el mando de Basilio I, se produce una renovatio imperii romani,
eje fundamental de esta época. Con él se crea un templo que crea escuela: la Nea Ekklesia, la
nueva iglesia, que data de 880. Tiene cinco cúpulas, con una cruz griega inscrita. Quedan
además registradas las homilías de Focio, patriarca de Constantinopla, en Santa María en el
Faro, en las que se describe con mucho detalle el templo (Ekfrasis).
2.2.1. ARQUITECTURA
En el monasterio de Hosios Lukas, en
Grecia, la arquitectura de esta etapa empieza a
tomar cuerpo. El monasterio data de mediados del
siglo X, y es fundado por Lucas de Steiris. Destaca
la arquitectura, que muestra dos iglesias
adosadas: una, la de la Theotokos, dedicada a la
Virgen, y el Katholikon, dedicada a Cristo. En el
Kathiotokos se ve una arquitectura inscrita en una
cruza griega, y un espacio muy compartimentado.
En cuanto al exterior, se ve un cambio decorativo:
cada vez se cuida más y se trabaja más.
Un segundo tipo de planta es el del
octógono cruciforme, ya que está
colocado dentro de una cruz, presente en
el Katholikon, con una gran cúpula.
Destaca el cuidado exterior, con
alternancia de materiales.
En el Monasterio de Dafné (Grecia), la
planta es similar a la de Santa Catalina de Sinaí:
una iglesia en el centro y las diferentes
dependencias en su entorno. También su
Katholikon muestra una planta de octógono
cruciforme; y un exterior muy cuidado, que
muestra la técnica del cloisonné (dibujo con
ladrillos).
A partir de estas iglesias, se produce una
clara complejificación en la planimetría y una
proyección hacia la zona rusa. En Santa Sofía de
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Kiev (1037-1046) se aprecia el uso de cúpulas
bulbosas, y la planta es muy compleja. En
Armenia, en Santa Cruz de Aghtamar (915-921) se
aprecia una planta centralizada. Seguramente, una
de las iglesias más conocidas, es San Basilio de
Moscú (1555-1560).
2.2.2. IMÁGENES DENTRO DEL
TEMPLO
Existe una especie de código, la
Hermeneia, en la que se dice cuál tiene que
ser la jerarquía de las imágenes dentro del
templo. Esta norma se traduce en diversos
ejemplos. En las iglesias de Dafne y de Hosios
Lukas, las cúpulas están decoradas por
enormes mosaicos con la imagen de Cristo
Juez o en Majestad (Pantocrátor). Como esta
cúpula está sostenida por elementos
arquitectónicos, también estos reciben una
decoración específica, que suele basarse en
un ciclo cristológico. En el caso de Dafne, en
las trompas se ven la Anunciación, la
Natividad, el Bautismo y la Transfiguración.
En Hosios Lukas, es sin embargo la Virgen
quien ocupa el cascarón; el Pentecostés (12
apóstoles con la llama y la paloma) en una de
las cúpulas menores; y en las trompas que
sustentan la cúpula, otro ciclo cristológico.
Para la liturgia bizantina, es
fundamental habilitar un espacio que cierre
completamente la zona de culto del resto de la iglesia: es el iconostasio. Es tal su importante
que suele ser un elemento arquitectónico de fábrica. Aquí se colocan los iconos, las imágenes
de los santos, en función del calendario litúrgico.
Pero lo que más destaca es la gran facilidad con la que se crean imágenes religiosas
que más adelante se exportan a Occidente, que va a tener a Oriente como un referente
(Santos Lugares, Constantinopla, reliquias, tesoros…). Esto se ve clarísimamente en
iconografía: en el mundo oriental, las escenas de mayor éxito son las consagraciones
imperiales, la proskynesis (postración), la deesis (representación de Cristo con la Virgen y San
Juan), la etimasia (representación del trono vacío de Cristo), el trenos (el llanto de la Virgen
sobre el Cristo muerto) y la koimesis (la dormición de la Virgen).
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En Santa Sofía, a lo
largo de los siglos IX, X y XI se
empiezan a colocar mosaicos
(tribuna sur) con una clara
finalidad propagandística,
como ocurre con los
emperadores Constantino IX
Monómaco y Zoe junto a
Cristo (el emperador en este
momento es llamado
isoapostolus, “al mismo nivel
que los apóstoles”). Ocurre lo
mismo con la representación
de Constantino y Justiniano
junto a la Virgen (s. X); o con
Juan II Comneno e Irene
(1118). Y no sólo en los
templos, sino en los marfiles.
La proskynesis está
presente en Santa Sofía, con
León VI postrado ante
Cristo. En San Salvador de
Cora (siglo XIV) aparece el donante con la maqueta del templo. La anastasis (resurrección)
empieza usarse a partir del siglo VI para representar el trono vacío (segunda venida de Cristo).
Pero también se representa como el descenso de Cristo al Limbo para sacar a Adán y Eva
(Cora). El trenos, el llanto de la Virgen, se aprecia en San Pantaleón de Nerezi, aunque en
fechas más tardías. Finalmente, la koinesis está también presente en San Salvador de Cora.
2.2.3. ICONOGRAFÍA MARIANA: THEOTOKOS
La Virgen-trono o Kyiriotissa: la Virgen sirve de trono
para el Niño Jesús, interpretado aquí como trono de la sabiduría.
Esta es la típica del Virgen del románico. En el gótico, sin
embargo, se estila más la Hodegitria, al Virgen del camino, que
señala el correcto camino. A partir de aquí, de estos dos grandes
modelos, muchos iconos tratan de mostrar emociones. Está la
Eleusa, la Virgen de la ternura (Virgen de Vladimir, 1131). La
Virgen Pelagonitissa o "la Virgen del Mar", como se la llama
igualmente, ofrece la particularidad de que la madre y el niño
están pies contra cabeza, mejilla contra mejilla. Además, el niño
acaricia con la mano derecha la cara de su madre, y su brazo,
por este gesto, se dobla hacia abajo. La Virgen Blachernitissa, o
Virgen orante, que levanta las manos hacia arriba, ya presente
en las catacumbas. En el caso de la Virgen de Jaroslaw (1200), el
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nombre proviene de este Monasterio de las Blachernas.
Destaca también el Icono de las Doce Fiestas (Florencia, mitad del siglo XII), que
muestra de la compleja liturgia oriental. En paralelo, se hacen ilustraciones inspiradas en los
manuscritos clásicos (escena pastoril del Salterio de París); y hay una importante eboraria
(Caja Veroli, con el Sacrificio de Ifigenia).
2.3. LA INFLUENCIA BIZANTINA EN OCCIDENTE
2.3.1. VENECIA
El mosaico es una importante técnica
oriental, que se difunde por toda la ribera
mediterránea italiana y las islas. Se aprecia por
ejemplo en San Marcos de Venecia, uno de los
dos focos vinculados a Constantinopla, junto con
la Sicilia normanda. San Marcos se construye
originalmente en 828, como receptáculo de las
reliquias del santo traídas desde Alejandría.
Esta basílica sufre un incendio en 975, y la
construcción actual es de 1063. El interior de
mosaicos se realiza entre los siglos XI y XIII. Esta
iglesia se utiliza como ejemplo para mostrar
cómo seria la decoración ideal de una iglesia
bizantina. Los mosaicos son muy dorados (rasgo
oriental), y muestran temas del Antiguo y del
Nuevo Testamento. Destacan asimismo las
estatuas de caballos traídos desde el Hipódromo de Constantinopla en 1204, hechos en
bronce dorado.
La planta de San Marcos repite una estructura
bastante habitual en el arte bizantino: planta
centralizada de cruz griega, donde las cúpulas (5) son
el sistema de cubrición. El espacio se compartimenta
para que los cuadrados de las diferentes partes de la
cruz puedan ser cubiertos. Posteriormente se añade el
nártex, cuyas pequeñas cúpulas son ya de tradición
musulmana.
Muy cerca de San Marcos se encuentra la iglesia
de Torcello, de finales del siglo XII. Por fuera es muy
sobria, hecha en ladrillo, con decoración de arquillos
en la parte superior. Pero su interior muestra una
Virgen en el cascarón, algo inusual (espacio reservado
al Pantocrátor), con el Colegio Apostólico debajo.
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Además, el lugar reservado al Juicio Final es el muro de los pies, siendo uno de los más
antiguos conservados.
La orfebrería presenta también una gran riqueza material. El tesoro de San Marcos es
riquísimo, debido a la creciente prosperidad de Venecia. La obra que mejor representa esto es
la Pala de Oro de San Marcos, un frontal de altar. Está hecha de oro y esmalte. Un primer
retablo se hace en 1105, encargado por el Dux Ordelato Falieri. En 1209, llegan una serie de
esmaltes desde Bizancio, incorporándose al retablo, en tiempos del Dux Ziani y del procurador
de San Marcos Angelo Falieri. El retablo actual data de 1345, y cuenta con un soporte de
plata dorada. La obra mide más de 2 por 3 metros, y cuenta con 255 placas y esmaltes, casi
2.000 piedras preciosas de todo tipo, y los esmaltados están hechos con la técnica del
cloisonné.
En la parte superior, se representan las 6 grandes fiestas de la Igelsia Oriental. Luego,
de arriba abajo, se colocan la imagen de San Miguel, imágenes de la vida de Cristo y los
donantes, junto con una Virgen y la Emperatriz Irene (esposa de Alejo I). Los laterales
muestran historias relacionadas con San Marcos.
2.3.2. SICILIA
En Sicilia, las ciudades más
importantes tienen una catedral con
mosaicos, cuya característica
arquitectónica está muy apegada a la
tradición italiana: planta basilical, tres
naves de alturas diferentes y techumbre
de madera. Lo que suele estar decorado
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con mosaicos es el cascarón y los paños de muro sobre los intercolumnios. La catedral de
Cefalú data del siglo XII, y en su cascarón muestra la cabeza de un Pantocrátor. La capilla
Palatina de Palermo, construida en el siglo XII por Roger II, muestra una decoración similar.
Sigue habiendo alusiones al Antiguo y al Nuevo Testamento.
En la catedral de Monreale, Guillermo
II hace, en 1180, algo muy similar. Destaca
además que los normandos quedan
impregnados por la influencia local y
oriental, así como de lo musulmán en el
trabajo de la madera (policromía,
artesonados…). El programa iconográfico de
los mosaicos es muy complejo.
Evidentemente, los reyes son los
primeros interesados en aparecer representados como donantes en las obras: aparecen
entregando a la Virgen una maqueta de la iglesia, o siendo coronados por el propio Cristo.
2.4. LOS MONASTERIOS
En la zona griega, al mismo tiempo, el fenómeno monástico tiene un enorme éxito, en
la región de Meteora, colocándose en lo alto de riscos inaccesibles.