11 PASOS PARA LLEVAR UNA
“VIDA BENDECIDA”
CRISTINA CÁRDENAS MARTINEZ.
VIDA BENDECIDA,
PARA LA GLORIA DE DIOS
INDICE
11 PASOS PARA LLEVAR UNA VIDA BENDECIDA
1. AGRADECIDOS CON DIOS.
2. VALORAR LOS PEQUEÑOS MOMENTOS.
3. COMPARTIR CON LA FAMILIA.
4. VALORAR EL ESFUERZO DE LOS PADRES, DARLES SU ESPACIO.
5. HAY QUE TRABAJAR, RESPONSABLE Y HONRRADAMENTE.
6. NO DEJARNOS LLEVAR POR LAS CIRCUNSTANCIAS DE LA
VIDA, 90/10.
7. SER SOLIDARIOS Y APOYARNOS COMO FAMILIA.
8. NO EXIJIR MAS DE LO QUE NO SE PUEDE.
(ECONÓMICAMENTE)
9. SER UN BUEN COPILOTO.
10. TENER SIEMPRE UNA SONRISA.
11. AMARNOS COMO PERSONAS Y COMO FAMILIA.
INTRODUCCIÓN
Hoy he decido escribir, este libro, porque Dios me regaló dos días
maravillosos con mis hijos, y nos ha dado una norma de vida, para llevar
una vida llena de bendición, así Dios hará su obra. Pero Dios también,
quiere realizar, esa obra maravilla en su vida, por eso hoy, lo comparto con
ustedes.
La vida está hecha de pequeños momentos; si no los aprovechamos, no
sabemos si van a regresar, <es el momento para que aprendamos a vivir
cada día, como si fuera el último de nuestra vida>, no le digo que sea fácil,
pero con la ayuda de Dios todo se puede. Porque, “Todo lo podremos en
Cristo, que es nuestra fortaleza”, cada uno de nosotros, tenemos la decisión
en nuestras manos, ¿cómo queremos vivir, nuestra vida?. El hecho que la
vida sea difícil, no quiere decir, que no vale la pena vivirla, y nosotros
tenemos el poder, para decidir cómo queremos vivirla. Los insto en el
amor de Jesús, a que aprendamos a vivir la vida y que no permitamos que
muera, nuestro niño interior, porque Jesús dijo un día, “Aquel que sea como
un niño, entrará en el reino de los cielos”. Valorar a nuestra familia, es parte
importante, de este plan maravilloso de Dios; y el valorarnos nosotros
mismos, el amarnos, para poder amar a los demás.
DEDICATORIA
A Dios: por la vida, por las enseñanzas que he tenido en el transcurso de mi
vida, estando a mí lado, animándome a seguir adelante y por darme la
oportunidad de hacer este libro. Espero en Dios que sea de mucha
edificación para todos, como lo ha sido para mí.
A mis padres: por darme la vida, ya que desde que nací, fue una constante
lucha, pero gracias a Dios y al apoyo de ellos he salido adelante, gracias
porque no me han abandonado, en ningún momento de mi vida.
A mis hijos: por su amor y cariño; por la paciencia y comprensión que me
han tenido, al apoyarme comprendiendo que mamá tenía que salir a trabajar
y servirle a nuestro Padre Celestial. Los amo mis tesoros, gracias por estar a
mi lado.
A cada uno de mis amigos y amigas: por su tiempo, paciencia, apoyo, por sus
sonrisas, por su amor, cariño y sus consejos, que Dios los bendiga. A todos
mis amigos de Fabrica de Sonrisa; gracias por compartirme el compromiso de
luchar, para tener una mejor Guatemala y enseñarme a encontrar de nuevo
a mi niña interior, amarme y valorarme como ser humano que soy; gracias
por ayudarme a ver el amor más puro y verdadero, que lo encontramos en
primer lugar en Dios y en segundo lugar con nuestro prójimo, especialmente
en el ser humano más necesitado.
Y de manera especial, al Profesor Ángel Castillo, por pensar y creer en mí,
para escribir, mi primer artículo el 18 de marzo del 2010, para el tiempo de
cuaresma, sin ser yo una escritora, me dio la oportunidad de escribir en su
revista; esto fue el empujón que Dios me dio, para descubrir el talento, de
ser sus manos para hablar de mi Padre Celestial, en cada artículo y ahora en
este libro, tan especial que Dios me ha regalado.
1. AGRADECIDOS CON DIOS:
Agradecidos con Dios, ¿qué nos quiere decir estas tres palabras?, dar gracias, es una
forma que Dios nos ha dejado, donde salen los buenos sentimientos del amor, la
humildad y caridad. Dios, es el ser más supremo y celestial; es nuestra guía y forma
parte de nuestro diario vivir. Desde pequeños nuestros padres nos han enseñado a
saludar, a dar gracias cuando terminamos de comer, cuando nos dan algo, cuando
nos dan un abrazo de felicitación; cuando estamos pasando un momento difícil y
nos dan una mano amiga, etc. Hay tantas formas de ser agradecido.
Imaginémonos con Dios todo lo tenemos y a El, le debemos todo lo que somos,
en el Salmo 33:1-3 nos habla el Señor “Aclamen al Señor, hombres buenos en labios
de los buenos, la alabanza es hermosa. Den gracias al Señor al son del arpa, cántenle
himnos con música de salterio, cántenle un nuevo canto, ¡Toquen con arte al
aclamarlo!”, este texto hermanos al leerlo, me llena de mucho gozo en mi corazón,
porque compruebo que a Dios le gusta que nosotros seamos agradecidos y que le
alabemos por todo, ya sea bueno o malo. Les cuento, a mí en lo personal, me
agrada alabar a Dios; uno sale tan reconfortado, tan animado, tan lleno de amor y
paz, para seguir adelante en la vida.
“Primero tenemos que buscar el Reino de Dios y su justicia, y todo vendrá por
añadidura”, eso es muy cierto, porque no solo tenemos que buscar a Dios en los
momentos difíciles de la vida, sino también en los alegres, porque de esa forma
nosotros le agradecemos a Dios todas sus bondades y amor, ya que aunque somos
pecadores y no merecemos su amor, Él sigue teniendo compasión de cada uno de
nosotros. Créele a Dios, y al amor que siente por ti, no pienses, ¿será que Dios me
ama?, ¡claro que te ama!, y tiene un proyecto de vida maravilloso para ti y tu
familia; solo tienes que hacerlo tuyo también. Recuerda siempre, el Salmo 100:1-5
“¡Canten al Señor con alegría, habitantes de toda la tierra! Con alegría adoren al
Señor; ¡con gritos de alegría vengan a su presencia! Reconozcan que el Señor es
Dios; él nos hizo y somos suyos; ¡somos pueblo suyo y ovejas de su prado! Vengan
a las puertas y a los atrios de su templo con himnos de alabanza y gratitud. ¡Denle
gracias, bendigan su nombre! Porque el Señor es bueno, su amor es eterno y su
fidelidad no tiene fin”.
Imaginémonos un cuadro, que lo están bordando y tu solo lo vez por la parte de
abajo, vez un montón de colores y nudos; no le vez ni forma, ni diseño. Ese cuadro
eres tú y Dios es el que está bordando ese cuadro, puede ser un paisaje o una
persona, que se yo, cada uno de nosotros, formamos un cuadro, del que tal vez en
este momento no entendamos nada; no le encontramos sentido a nuestra vida, nos
sentimos enfermos, acosados por los afanes de la vida, los problemas, los vicios, los
problemas familiares y del trabajo, etc. Pero al final de nuestra vida, Dios nos va
enseñar ese cuadro, que va a quedar muy hermoso. Si buscamos hacer su voluntad
y ayudar a nuestro prójimo; sí somos agradecido por todo lo que nos toca vivir y
somos dóciles para cambiar nuestros malos hábitos, nuestros sufrimientos, nuestros
desprecios, nuestras caídas en la tentaciones de la vida. Digamos Señor Jesús te
necesito, perdóname mis pecados, ayúdame a cambiar, yo solo no puedo, lléname
de tu gracia, para alcanzar la vida eterna. Amén. Hermanos vale la pena decir SÍ al
Rey de Reyes y Señor de Señores, Él es nuestro amigo fiel, que no nos deja en
ningún momento de la vida.
2. VOLORAR LOS PEQUEÑOS MOMENTOS:
La vida está hecha de pequeños momentos. De nosotros depende que esos
momentos sean buenos y felices, para tener un día bendecido, a pesar de las
adversidades que estemos viviendo; o que sean tristes o amargados nuestros días,
¿Qué crees que Dios quisiera que tuviera cada uno de nosotros? es como cuando te
vas a tomar una foto, el fotógrafo está atento, en qué momento estás con la mejor
expresión, para tomar la foto y cuando la ves, dices está muy bien. Así quiere Dios,
que aprendamos a vivir la vida; como si fuera el último día de nuestra existencia
aquí en la tierra. Valoremos los momentos especiales que Dios nos da, desde
temprano, cuando nos levantemos, démosle gracias a Dios por un nuevo día,
apreciemos su creación lo que Él nos permite ver y lo que Él pone en nuestro
corazón; disfrutemos ver de nuevo a la familia, abracémoslos con amor y
digámosle que nos da gusto verlos un día más; bendigamos cada uno de los
alimentos, porque es bendición de Dios que los tengamos; cuando vayamos en la
calle, siempre tengamos una sonrisa, despidamos y bendigamos a nuestro prójimo;
cuando nos pase algún percance en el camino, démosle gracias a Dios porque no
nos paso nada malo, ni a la persona que iba a provocar el incidente; demos lo
mejor de nosotros en el trabajo, llevémonos bien con nuestros compañeros, seamos
luz y ayuda al que lo necesita, con el amor que Dios nos da a cada momento,
guiándolos por los caminos de Jesús; demos un tiempo especial, no importa cuánto
tiempo, pero démoselo de todo corazón, con todo amor al servicio de Dios,
meditando en su palabra, en la alabanza, en la oración, en los ayunos, con un
corazón agradecido por cada momento que nos da; lleguemos a casa con una
sonrisa, compartamos con nuestra familia; y en la noche al acostarnos démosle
gracias a Dios, por todo, lo que nos ha permitido vivir en este día.
Nos podemos imaginar todos los momentos especiales que Dios nos ha dado en
este día, momentos que si los vivimos por vivir, afanados por todo lo que tenemos
que hacer, perturbados por los compromisos económicos que tenemos que cumplir,
nos perdemos lo especial que es vivir. Con esto no les quiero decir que vivamos la
vida, desinteresada e irresponsablemente, conformándonos o estancándonos, sino
que le demos una nueva visión, una nueva perspectiva y pongamos el toque del
Espíritu de Dios, en nuestras vidas. Porque si tenemos nuestra confianza en el Señor,
vamos a valorar cada segundo de vida que Él nos da, en el Salmo 37:3-6 “Confía en
el Señor y haz lo bueno, vive en la tierra y mantente fiel. Ama al Señor con ternura,
y él cumplirá tus deseos más profundos. Pon tu vida en las manos del Señor; confía
en Él, y Él vendrá en tu ayuda. Hará brillar tu rectitud y tu justicia como brilla el sol
de mediodía”.
Imaginémonos, el luchar cada día por hacer el bien en nuestra vida,
manteniéndonos fiel a Él, nuestro Padre cumplirá nuestros deseos más profundos y
nos ayudará a salir adelante. Confía en Jesús, por amor Él dio la vida por cada uno
de nosotros, porque Él quiso que cada uno de sus hermanos, no se perdiera, más
bien tuviera vida y vida eterna, Él quiso que cada segundo de nuestra vida estuviera
bendecida, el sabe que somos débiles y que necesitamos ayuda en cada instante, por
eso hermanos confiemos en Jesús, que unidos al Padre, al hijo y al Espíritu Santo,
harán ellos una gran obra en nuestras vidas.
3. COMPARTIR CON LA FAMILIA:
Nuestra primera iglesia, es nuestra familia,
por eso nosotros debemos de dedicarle un
tiempo especial, un tiempo para compartir
con la palabra de Dios, para jugar, en los
alimentos, para escucharnos y dialogar de
lo que nos paso en el día y si alguno tiene
algún problema, ver como se puede
apoyar y ayudar, tratando de hacer
siempre una oración, para pedir la
dirección de Dios. En Hechos 2: 46 dice
“Todos los días se reunían en el templo, y
en las casas partían el pan y comían juntos con alegría y sencillez de corazón”. Dios
quiere esa bendición para nuestros hogares, el compartir juntos con alegría y
sencillez de corazón, amándonos los unos a los otros, siendo solidarios, en
Eclesiastés 4: 9-12 dice “Más vale dos que uno, pues mayor provecho obtienen de
su trabajo. Y si uno de ellos cae, el otro lo levanta. ¡Pero ay del que cae estando
solo, pues no habrá quien lo levante! Además, si dos se acuestan juntos, uno al otro
se calienta; pero uno solo, ¿Cómo va a entrar en calor? Uno solo puede ser
vencido, pero dos podrán resistir. Y además, la cuerda de tres hilos no se rompe
fácilmente!”. ¿Qué nos quiere decir Dios con esto?, que la unión hace la fuerza,
como decía el papa Juan Pablo II: familia que ora unida, permanece unida.
El compartir con toda nuestra familia, especialmente con los más pequeños es una
bendición y no olvidemos compartir con los grandes, nuestros abuelitos, son lo
más bellos y maravilloso que podemos tener, porque en ambos lados aprendemos
del amor de Dios, y la felicidad más grande la podemos tener, al sonreír con ellos.
Las cosas materiales se acaban o se pierden, pero el amor de una familia, jamás. Por
eso pidámosle a Dios que nos ayude a cuidar nuestras familias, porque el Señor nos
dice en, 1 Pedro 3: 8-9 “En fin, vivan todos ustedes en armonía, unidos en un
mismo sentir y amándose como hermanos, Sean bondadosos y humildes. No
devuelvan mal por mal ni insulto por insulto. Al contrario, devuelvan bendición,
pues Dios los ha llamado a recibir bendición”. Pidamos a Dios que nos dé un
corazón bondadoso y humilde, que nos de la sabiduría y discernimiento para ser
buenos administradores de nuestro tiempo, que nos enseñe a dialogar con nuestros
hijos y pareja, para que la unidad familiar este fuerte y con la bendición de Dios.
4. VALORAR EL ESFUERZO DE LOS PADRES, DARLE SU ESPACIO:
En caso particular cuando yo era niña, mis padres trabajaron arduamente, para
llevarnos el pan nuestro de cada día. El tiempo lo tenían limitado, pero siempre
había espacio para los pequeños momentos familiares. Uno cuando esta pequeño se
molesta porque papá y mamá no están más tiempo, y empezaban los conflictos.
Ahora que ya soy adulta, entiendo a mis padres, porque uno tiene que esforzarse
en trabajar para llevarles el sustento a los hijos y darles lo necesario. Y viéndolos a
ellos como abuelitos, (bueno, a nosotros nos enseñaron que nuestro abuelos, eran
nuestros segundos papás) ve uno que el tiempo, que no tuvieron conmigo, se los
dan a mis hijos, y eso es una bendición, porque sé, que están en buenas manos y
ellos los van a cuidar bien.
Nosotros los padres, tenemos derecho de nuestro tiempo y espacio, ya que las
presiones diarias de cada día, son muy grandes y hay momentos que uno siente que
ya no puede más, pero por el amor que uno le tiene a sus hijos, toma nuevas
fuerzas para seguir adelante, siempre contando con la ayuda incondicional de
nuestro amado Jesús, quien nos acompaña en cada momento, porque Él está
pendiente de cada uno de nosotros, para ayudarnos a seguir.
Nuestros padres y nosotros necesitamos nuestro espacio, porque nos hemos
esforzado por darle lo mejor a nuestros hijos, no les ha hecho falta nada, gracias a
Dios; y tienen que comprender que nosotros también necesitamos compartir con
nuestra pareja o un momento de soledad, para retomar nuevas fuerzas para seguir
adelante, ellos no tienen que ser egoístas, sino comprensivos, pacientes y amorosos
con nuestros sus padres.
Si en algún momento nuestros padres no pueden pagar, Ejemplo: la universidad, un
carro, los paseos con los amigos, ropa, un par de zapatos, etc. Si ya somos mayores
de edad y estamos sanos tenemos que apoyarlos, trabajando y estudiando, para
que nos preparemos mejor y seamos personas de éxito, lo importante es esforzarnos
y no quedarnos lamentando, que malos mis papás que no me pagaron la
universidad, porque no me dieron el carro que yo quería, porque no me dieron
dinero para gastar con mis amigos, etc. Tantas cosas que nos pasan por la cabeza,
con esto lo que obtenemos es amargura, egoísmo e incomprensión en nuestro
corazón. En Efesios 6:1-3 dice “Hijos, obedezcan a sus padres como agrada al
Señor, porque esto es justo. El primer mandamiento que contiene una promesa es
este: “Honra a tu padre y a tu madre, para que seas feliz y vivas una larga vida en la
tierra”. A nuestros padres debemos obedecer y honrarlos, para que Dios nos dé una
vida llena de felicidad, aunque a veces se nos presentan problemas, pero tengamos
la firme convicción, que Dios siempre estará a nuestro lado para ayudarnos.
5. HAY QUE TRABAJAR, RESPONSABLE Y HONRADAMENTE:
En Efesios 6:7 el Señor nos habla así: “Realicen su trabajo de buena gana, como un
servicio al Señor y no a los hombre”; en este versículo, nos habla de la esencia de
cómo debemos hacer nuestro trabajo de cada día: alegres, responsables, eficiente,
honradamente, porque a quien le estamos sirviendo es a Dios. Cada actividad que
realizamos a diario, no importando que trabajo realicemos, es un servicio a Dios, así
como cuando servimos en la iglesia, en nuestro grupo de oración, en nuestra
familia, a quien le servimos en realidad es a Jesús, entonces tenemos que esforzarnos
en dar lo mejor de nosotros, por amor. Cuando sintamos que ya no podemos más,
que estamos cansados, agobiados por tanto trabajo, desanimados, sin ganas de
hacer bien las cosas, solo vemos lo malo, en ese momento refugiémonos en la
palabra de Dios. En Josué 1:9 dice “Yo soy quien te manda que tengas valor y
firmeza. No tengas miedo ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré
contigo donde quiera que vayas”.
La Palabra de Dios, es viva y eficaz, penetra hasta el tuétano de nuestros huesos,
levantándonos y dándonos lo mejor, para Gloria de Dios. Si nosotros damos
honradamente lo mejor, Dios premiará nuestra vida, llenándonos de bendiciones y
su paz, no solo hagamos lo que nos corresponda, sino demos un poco más de
nuestro tiempo, ayudemos a algún compañero que esté pasando por situaciones
difíciles, hay que ser solidarios con los demás, porque no sabemos cuándo vamos a
estar pasando algo igual o similar, por eso tenemos que exhortarlos y animarlos, a
seguir adelante, confiando que Dios tiene un propósito en nuestra vida y con la
ayuda de Dios vamos a salir adelante, victoriosos para la Gloria de Dios.
6. NO DEJARNOS LLEVAR POR LAS CIRCUNSTANCIAS DE LA VIDA,
90/10:
En la vida, algunas veces nos toca pasar momentos difíciles, que están fuera de
nuestras manos, pero aunque nos hagan sentir mal, en ese momento, tenemos que
pedirle a Dios que nos ayude, a que “x” o “y” situación, no destruya este día tan
hermoso que Dios nos ha dado. Por ejemplo: estuvimos a punto de chocar, se
rieron de nosotros, de nuestra familia o amigos; nos manchamos con algo la ropa;
nos gritaron sin ningún motivo que hayamos provocado; tuvimos algún problema
con un compañero de trabajo o de estudio; alguien traicionó nuestra confianza; nos
mintieron, etc. No sé qué hallamos pasado en la vida, pero eso no tiene que
robarnos la paz y alegría que deberíamos reflejar, que es la mirada y sonrisa de Jesús
en nuestras vidas.
En Filipenses 4:4-7 nos dice: “Alégrense siempre en el Señor. Repito: ¡Alégrense!
Que todos los conozcan a ustedes como personas bondadosas. El Señor está cerca.
No se aflijan por nada, sino presénteselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle
gracias también. Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre
puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de
Cristo Jesús”. Jesús esta consiente, de todo lo que nos toca vivir día a día, el sabe
que tenemos momentos difíciles que confrontar, pero por eso nos dice ¡Alégrense!,
con alegría sanan nuestros corazones y el de los demás. Con una sonrisa podemos
cambiar un rostro que refleja dolor, tristeza, angustia, pena, enfermedad, agonía,
confusión, ira, envidia o egoísmo, “vence el mal, a través del bien”, esa es la forma
que Jesús nos pide que cambiemos los momentos difíciles que nos toca vivir.
Con el método 90/10 (*), el 90% está en nuestras manos, como reaccionamos y el
10% son las cosas que nos pasan, que están fuera de nuestro control. Por eso
pidámosle a Dios, sabiduría, fortaleza, fe, gracias, amor; para aprendernos amar
nosotros mismos, así aprendemos a cuidarnos, a dominarnos, a comportarnos como
nos gustaría que se comportarán con nosotros los demás, porque si yo lo práctico
primero, conmigo mismo, lo voy a hacer con los demás. Yo no voy a lograr hacer
algo o dar algo, que yo no tengo o que no lo he conocido en mi vida personal
primero.
(*) Stephen R. Covey, 1,989. “The seven habits of highly Effective people” PAIDOS IBERICA, ISBN 9788449304323, pag. 373 .
En Colosenses 3:12-15 dice: “Dios los ama a ustedes y los ha escogido para que
pertenezcan al pueblo santo. Revístanse de sentimientos de compasión, bondad,
humildad, mansedumbre y paciencia. Sopórtense unos a otros, y perdónense si
alguno tiene una queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen
también ustedes. Sobre todo revístanse de amor, que es el lazo de la perfecta
unión. Y que la paz de Cristo reine en sus corazones, porque con este propósito
los llamó Dios a formar un solo cuerpo. Y sean agradecidos”. Qué hermoso es leer
estos versículos, todos somos escogidos para formar el pueblo santo de Dios, el
revestirnos o sea el tener en nuestro corazón los sentimientos de compasión,
bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, el perdón y amor hacia nuestro
prójimo, es un regalo de Dios. Lo importante es que nos dejemos guiar por estos
sentimientos, en cualquier circunstancia de nuestra vida, para que en cada
momento seamos el reflejo de Jesús, como testimonio de su amor hacia todos
nosotros.
7. SER SOLIDARIOS Y APOYARNOS COMO FAMILIA:
En la vida nos toca vivir momentos difíciles y
algunas veces no sabemos qué hacer, por eso es
importante que seamos solidarios y que nos
apoyemos como familia en Cristo. Yo sé que es
un área muy difícil, nuestra propia familia, pero
es importante que vayamos encontrando ese
valor, en nuestras vidas. A Cristo Jesús, fue el
área que más le costó, cuando fue a su tierra
natal, le fue difícil predicar la Palabra, dio su
mensaje y se retiró. Muchas veces nuestro
corazón se endurece, por circunstancia que nos
toca vivir a nivel familiar, y es el área en la que nos cuesta mucho demostrar nuestro
cariño, comprensión y apoyo, ya sea porque nos educaron de esa manera o por
problemas que nos tocan vivir en nuestra familia. El Señor nos habla a cada esposa
en 1 Pedro 3:1-6/8-9 “Así también ustedes, las esposas, sométanse a sus esposos,
para que, si algunos de ellos no creen en el mensaje, puedan ser convencidos, sin
necesidad de palabras, por el comportamiento de ustedes, al ver ellos su conducta
pura y reverente para con Dios. Que el adorno de ustedes no consista en cosas
externas, como peinados exagerados, joyas de oro o vestidos lujosos, sino en lo
íntimo del corazón, en la belleza incorruptible de un espíritu suave y tranquilo. Esta
belleza vale mucho delante de Dios. Pues este era también, en tiempos antiguos, el
adorno de las mujeres santas; ellas confiaban en Dios y se sometían a sus esposos.
Así fue Sara, que obedeció a Abraham y lo llamó “mi Señor”. Y ustedes son hijas de
ella, si hacen el bien y no tienen miedo de nada. En fin, vivan todos ustedes en
armonía, unidos en un mismo sentir y amándose como hermanos. Sean
bondadosos y humildes. No devuelvan mal por mal, ni insulto por insulto. Al
contrario, devuelvan bendición, pues Dios los ha llamado a recibir bendición”.
Con esto el Señor nos pone una misión muy grande a las mujeres, muchas veces nos
toca, luchar por nuestros esposos e hijos, pero Dios nos manda a ser valientes,
haciendo el bien, que Dios quiere hacia nuestras familias. Tenemos la misión de que
practiquemos como familia, la armonía, la bondad entre nosotros mismos, la
humildad, que nos amemos sinceramente, que no, devolvamos mal por mal, ni
insultos por insultos; sino que más bien nos bendigamos los unos con los otros,
siendo solidarios y apoyándonos en cualquier circunstancia de la vida, como una
verdadera familia en Cristo que somos.
8. NO EXIJIR MÁS DE LO QUE NO SE PUEDE. (ECONÓMICAMENTE):
A nuestros hijos, debemos de criarlos “con un poco de hambre”; para que cuando
no haya nada de carne en la mesa, valoren el plato de frijoles o la tortilla con sal
que se van a comer. [Hay personas que no poseen nada]. Si tenemos lo
necesario para vivir y podemos compartir con los demás, hay que hacerlo de
corazón, para Gloria de Dios. “Con un poco de frio”, para que aprendan a
compartir un abrazo con nuestro prójimo, que no anden buscando ropa de marca,
para sentirse bien, con tener lo necesario para vestirse, ¡Gloria a Dios!, ya lo demás
es vanidad. Porque el día de mañana cuando partamos a la presencia de Dios, que
nos vamos a llevar, nada, aquí se quedará todo. Lo que debemos de buscar, es la
vestidura perfecta de Dios y alimentar nuestro corazón con su Santa Palabra y todo
lo demás vendrá por añadidura.
Gracias a Dios, en la vida, Dios nos ha proveído de lo necesario a todos, no nos ha
hecho falta nada, la mayoría de personas hemos tenido, nuestros alimentos
diariamente, tenemos un techo para refugiarnos del calor, la lluvia, el frio, [hay
algunas personas, que duermen en la calle], por eso debemos de darle gracias a
Dios, por sus bendiciones dadas a cada momento. Dios nos ha proveído de
virtudes y talentos, para ser administradores, sabios y prudentes, para vivir aquí en
la tierra. Nos ha dado un trabajo, un sueldo para llevarle el sustento diario a nuestra
familia, pero hay veces, que vemos que otras personas tienen más, están viviendo
una vida más cómoda, viajan, salen a comer, andan en un carro último modelo,
¿pero a costa de qué?, si fueron administradores prudentes y sabios para obtenerlo,
gloria a Dios, pero si entraron a negocios ilícitos, para obtenerlos, ¿Qué mérito
tiene?, porque podrán tener todas las comodidades del mundo, pero su vida pende
de un hilo.
Tenemos que aprender a ser personas agradecidas y si podemos comprar algo que
necesitamos y tenemos el dinero ¡por qué no hacerlo!, pero si no tenemos el
dinero abstengámonos, porque no podemos endeudarnos y después; ¿Cómo
salimos de las deudas?, si no hemos sido administradores prudentes de nuestras
finanzas ¿qué nos espera en el futuro?. Como hijos debemos de comprender a
papá y mamá si no tienen dinero para comprarnos algo, sacarnos a pasear, comprar
el celular último modelo que salió; eso es vanidad. Tenemos que aprender a ser esos
hijos comprensibles, porque nuestros padres, se están esforzando por darnos lo
necesario para vivir. Porque la vida está muy cara, y solo porque Dios es tan grande
y misericordioso se salen de los compromisos. Entonces no exijamos a nuestro
padres más de lo que pueden darnos, “el día de mañana será mejor, saldrá el sol
después de una noche obscura” donde podremos salir a algún lugar, a pasear con
nuestros padres. Mientras llega ese día, disfrutemos de la compañía de nuestros
seres queridos, porque no sabemos cuanto tiempo los vamos a tener a nuestro lado;
si nos pasamos peleando, lamentándonos que no podemos hacer tal cosa o la otra,
vivimos amargados por lo poco que tenemos, nos vamos a perder los pequeños
momentos que son aun más grandes.
9. SER UN BUEN COPILOTO:
En la vida, algunas veces nos toca ir de pilotos, ya que llevamos la responsabilidad
de llevar con bien a nuestros pasajeros, en otras vamos de copilotos, donde somos
apoyo para otras personas, para que puedan llegar a la meta y alcanzar la vida
eterna.
Una de las tareas importantes del copiloto es no dormirse, para que la persona que
está manejando (piloto) no se duerma, otras donde el piloto no tiene buena
visibilidad, pero el copiloto si, entonces se apoyan mutuamente, para poder rebasar
o cruzar en algún lugar. Lo importante de un buen copiloto, es ser la ayuda
idónea para la otra persona, que va al frente del volante, (puede ser en el caso de la
esposa (copiloto) con el esposo (piloto), también los hijos (copiloto) con sus padres
(pilotos) o con un amigo (copiloto) con otro amigo (piloto).
Todos tenemos una bella misión que nos han encomendado, para hacerla realidad,
para la Gloria de Dios, cual es la Gloria de Dios, es el ser felices, siendo servidores
de los demás, porque dando es como recibimos, perdonando es como somos
perdonados y muriendo a nuestras debilidades, nacemos a la vida eterna; Jesucristo
vino a servir, no a ser servido, el dio lo mejor para cada uno de nosotros, no
importando en qué situación nos encontráramos, el quiso ser ese guía, (ese copiloto)
para guiarnos y
decirnos esto está
bien o esto está mal;
es el momento que
dejemos que Jesús sea
nuestro guía, para
encaminarnos por los
caminos de Dios
nuestro Padre.
Tanto hombres, como
mujeres, niños (as),
jóvenes, ancianos, no
importa la edad que
tengamos, lo
importante es que nos
dejemos ayudar y
guiar.
10. TENER SIEMPRE UNA SONRISA:
Con una sonrisa, nosotros podemos cambiar
nuestro mundo y el de los demás, “nosotros
“NO” somos responsables de la carita que
tenemos, pero “SÍ” de la expresión que
ponemos” (*1), si tenemos siempre una
sonrisa, nuestro rostro va a ser agradable,
fresco, amable y lindo, porque vamos a estar
transmitiendo el amor de Dios, a través de
una sonrisa. En Filipenses 4:4 nos dice:
“Tengan siempre la alegría del Señor; lo
repito, estén alegres”. Dios le agrada que sus
hijos estén alegres, que en los momentos de
adversidad tengamos un rostro sereno,
porque esto refleja que nuestra confianza está puesta en Él y no en las cosas o
personas que están en el mundo; Es triste ver rostros llenos de amargura, soledad,
envidia, odio, resentimiento, ira, tristeza, con deseos de venganza, etc. La vida no es
fácil; tiene sus cuestas, sus montañas pero en la subida disfrutemos de la vista, que es
hermosa; todo tiene una enseñanza y un porque, todo tiene un propósito y un
lucha, todo tiene un aprendizaje y un sacrificio, pero lo más hermoso y valioso que
nosotros podemos hacer por nosotros mismos, es siempre tener una sonrisa, porque
la sonrisa sana nuestro corazón y el de los demás. Con la sonrisa nosotros nos
relajamos, con la sonrisa nuestro rostro rejuvenece, con la sonrisa nuestra vida es
más tranquila. Algo te digo, “si la vida no le da motivos para sonreír, hagalé
cosquilla” jajajajajajajaja, bueno tenemos que aprender a ver el lado positivo, no
solo ver lo negativo de la vida, de las personas y de nosotros mismos, todos, pero
absolutamente todos tenemos algo bueno por dar o para dar.
Tengamos fe y ánimo para seguir luchando, que nuestra confianza este siempre en
Dios, ¿sabes que la alegría es un fruto del Espíritu Santo?, lo encontramos en Gálatas
5:22-23 que dice: “Por el contrario, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz,
paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, modestia, dominio propio. Frente a estas
cosas no hay ley que valga.” Pidámosle a Dios que nos de la gracia que crezca en
nuestro corazón los frutos del Espíritu Santo, porque son un regalo que nos da el
Señor en la vida, para compartir con nuestro prójimo y el más cercano nuestra
familia.
11. AMARNOS COMO PERSONAS Y COMO FAMILIA:
El amor es una gracia que Dios nos ha regalado, es un fruto del Espíritu Santo; los
dos mandamientos que Jesús nos dejó fue “amarás a Dios sobre todas las cosas y a
tu prójimo como a ti mismo”, el amarnos a nosotros mismos en primer lugar, es
algo básico para nuestra vida, porque si YO como persona no me amo y no me
acepto, ¿Cómo voy amar a Dios y mi prójimo?, el verdadero amor tiene que iniciar
en nosotros mismos, el vernos y valorarnos como hijos de un Dios, que por amor
dio a su hijo único, para salvación de la humanidad. Algo que tenemos que decirnos
cada mañana, viéndonos al espejo es: “YO SOY ESPECIAL, SOY HERMOSA (SO),
QUÉ OJOS, QUÉ BOCA, QUÉ CUERPO MÁS BELLO TENGO, QUÉ SONRISA MÁS
LINDA Y AGRADABLE, SOY EL ROSTRO DE JESÚS AQUÍ EN LA TIERRA, TENGO
UNA MISIÓN MUY ESPECIAL: “COMPARTIR EL AMOR FRATERNAL CON MI
PRÓJIMO”, ETC”, quiero que tengas claro, que si tienes amor en tu corazón toda
dificultad la podrás superar, algo muy especial que Dios nos comparte en 1 de
Corintios 13:1-13 “Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los
ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo
estruendoso. Aunque tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios y
toda la ciencia, aunque tuviera una fe como para mover montañas, si no tengo
amor, no soy nada.
Aunque repartiera todos mis bienes y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo
amor, de nada me sirve. El amor es paciente, es servicial, [el amor] no es envidioso
ni busca aparentar, no es orgulloso ni actúa con bajeza, no busca su interés, no se
irrita, sino que deja atrás las ofensas y las perdona, nunca se alegra de la injusticia, y
siempre se alegra de la verdad. Todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo
lo soporta. El amor nunca terminará. Las profecías serán eliminadas, el don de
lenguas terminará, el conocimiento será eliminado. Porque nuestra ciencia es
imperfecta y nuestras profecías limitadas. Cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto
será eliminado.
Cuando era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; al
hacerme adulto, abandoné las cosas de niño. Ahora vemos como en un mal espejo,
confusamente, después veremos cara a cara. Ahora conozco a medias, después
conoceré tan bien como Dios me conoce a mí. Ahora nos quedan tres cosas: la fe, la
esperanza, el amor. Pero la más grande de todas es el amor”. Clamémosle a Dios
que nos llene de esa supremacía del amor, ese amor incondicional, que no nos
arrepintamos de amar en ningún momento, porque el que no acepta nuestro amor,
se lo pierde!!!, pidamos a Dios que el amor crezca en nuestra familia, que nos de la
sabiduría y discernimiento para que exista una buena comunicación, temor de Dios,
respeto, comprensión, solidaridad, perdón, reconciliación, amor, alegría, gozo,
armonía, diálogo, luz, oración familiar. Para que los cuatro pilares que deben de
existir en un hogar, que son fe, esperanza, caridad y amor estén bien cimentados,
para ser testimonio que Dios es el centro de nuestra familia.
Cristina Cárdenas
Diciembre del 2011