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En el asunto de la proliferacin nuclear en la Repblica Islmica de Irn no
podemos limitarnos a incluir a Turqua y a Brasil por su intento de mediacin en
las semanas previas a la imposicin de nuevas sanciones por parte de
Naciones Unidas. Adems de Estados Unidos, otros pases juegan un papel
destacado en todo el proceso. Rusia y China, miembros permanentes del
Consejo de Seguridad que impuso las sanciones y vecinos regionales de Irnson voces que tambin hay que tener en cuenta. Israel y Arabia Sau d,
potencias regionales al igual que Turqua, tambin tienen intereses claros en el
devenir del proceso.
Conviene empezar por recordar que la entrega de 1.200 kilogramos de Uranio
iran para su enriquecimiento en el extranjero fue una propuesta
norteamericana. Cierto que lo fue en un momento en que dicha cantidad
supona que el remanente en manos iranes no permita a stos el desarrollo
de ningn ingenio nuclear. Esa cantidad, en el momento actual, no garantiza
absolutamente nada. La triquiuela empleada por los estadounidenses en su
momento sirve ahora como excusa a los negociadores para hablar de cambiode postura de los americanos.
El enriquecimiento en el extranjero de esta cantidad de material fisible
permitira su uso con fines civiles a la vez que anulara la posibilidad de extraer
en el proceso, derivados susceptibles de ser empleados con fines blicos. La
solucin parece provechosa para todos salvo en cuanto a la dependencia que
crea en Irn respecto al enriquecimiento del Uranio de sus c entrales. Despus
de todo, Irn tiene pocos motivos para pensar que el resto del mundo va a
favorecer su desarrollo.
Por otro lado, Turqua, que est tendiendo cada vez ms a implicarse en losasuntos asiticos ante la incomprensin que siente despierta su intento de
integracin en Europa, tiene en Irn a un potencial socio econmico de primer
orden. Turqua es el eje por el que puede fluir la energa procedente del Golfo y
de Asia Central hacia Europa sin pasar por Rusia.
Claro est que los turcos son tambin una de las tres patas del taburete
caucsico. El rico territorio entre Irn, Rusia y Turqua es tambin una zona
tremendamente inestable en la que se mezclan conflictos religiosos, tnicos,
polticos e intereses energticos. Rusia, a falta de peso espe cfico para ser una
potencia global, juega el papel de potencia regional en diversos frentes , como
el Cucaso. La colaboracin y la competencia entre los tres pases se reflejan
en la situacin de Georgia, Azerbaiyn y Armenia.
Por eso, entre otras razones, las sanciones finalmente impuestas a Irn
excluyen la venta de los misiles antiareos S-300 rusos. La operacin,
acordada desde hace tiempo pero que Mosc no termina de llevar adelante,
proporcionara a Irn una capacidad mucho mayor que la que sus sistemas
actuales pueden proporcionarle para defenderse de posibles ataques a sus
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instalaciones. Este mismo sistema de armas ha sido adquirido recientemente
por China, otro pas con fuertes intereses econmicos en Irn.
Intereses, los chinos, que tampoco se ven afectados por las sanciones ya que
quedaban expresamente excluidos de las mismas como condicin pr evia al
voto favorable de la Repblica Popular en el Consejo de Seguridad. China
mantiene un intenso y creciente comercio energtico con Irn del que importa
crudo y gas y al que vende gasolina refinada, ya que la capacidad de refino
iran slo alcanza al 40% de sus necesidades internas.
De hecho, han existido recientes intentos por parte de Arabia Saud de
compensar, con un incremento de sus exportaciones hacia China, la prdida
que supondra el cese de importaciones desde Irn. Se ha producido, sin duda,
un aumento del comercio de petrleo entre saudes y chinos hasta convertir a
estos ltimos en los primeros clientes de los rabes. Sin embargo, no ha sido a
costa de suprimir las importaciones desde Irn, sino para hacer frente a una
creciente demanda desde el Imperio del Centro.
Arabia Saud tiene buenos motivos para temer la emergencia de Irn como
potencia regional. Aparte del liderazgo regional, los persas chies controlan el
acceso a y desde el Golfo Prsico de buena parte del trfico de petroleros de la
zona. El mismo tringulo que se produce en el Cucaso entre Turqua, Irn y
Rusia se repite ms al Sur con los saudes reemplazando a los rusos.
El cuarto en discordia en la zona es Israel. Sus relaciones con el Irn post-
revolucionario no han superado nunca el nivel de psimas. Al apoyo iran de los
grupos armados que acechan a los judos desde Lbano o Gaza se oponen las
acusaciones de asesinatos selectivos supuestamente llevados a cabo por losisraeles sobre cientficos iranes implicados en el programa nuclear. La
situacin poltica interna israel no pasa tampoco por el momento ms propicio
a una mejora de las relaciones, sobre todo si esta tiene que venir de la mano
de sus Ministro de Asuntos Exteriores.
El crculo se cierra con la tensin generada entre judos y turcos a raz del
asalto por parte de los primeros a la autodenominada Flotilla de la Libertad en
la que murieron diez ciudadanos turcos. Las tradicionales buenas relaciones
entre los dos estados se han venido enfriando al tiempo que las polticas de
ambos divergan y sus intereses comenzaban a confluir en una misma zona.
Las noticias de estos ltimos das vuelven a traer a portada la posibi lidad de
una accin hostil de Israel sobre las instalaciones del programa nuclear iran.
Se habla de despliegues en bases areas saudes y del Cucaso desde los
cuales dirigir los ataques. Se especula con los objetivos de dichos ataques.
Estos no podran limitarse a unas instalaciones muy protegidas y cuya
improbable destruccin tampoco supondra el final del programa. La posibilidad
de incluir en la lista de prioridades a cientficos, universidades y otras
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instalaciones y personalidades civiles abre an ms el espectro de las posibles
consecuencias diplomticas de la agresin.
Queda tambin por determinar y hay muy pocas referencias al tema en la
prensa especializada la posible reaccin de Rusia y China ante un ataque
israel. La aprobacin de la Resolucin del Consejo de Seguridad en que se
establecen las nuevas sanciones a Irn por parte de Rusia y China en los
trminos en que se redact, suponen ms un lmite a lo que estn dispuestos a
aceptar que una reprimenda real al rgimen de los ayatols. De he cho, China
ha expresado ya su disgusto y advertencia respecto a la imposicin de
sanciones adicionales a las recogidas en el texto por parte de algunos pases.
Irn est muy lejos de ser Iraq o Afganistn y Estados Unidos no est en las
mismas condiciones para afrontar una campaa en la zona que hace diez
aos. La administracin del Presidente Obama se muestra dubitativa respecto
a la lnea de accin a tomar en el teatro de Af -Pak y no tiene ningn deseo de
abrir un nuevo frente en la regin. Sin embargo, un ataque israel sobre Irnsera visto por muchos como una accin, cuanto menos, consentida por
Washington. La presencia de las tropas norteamericanas en los pases
fronterizos condiciona tambin a todos los actores.
Nadie ha podido probar que el programa nuclear persa tenga finalidades que
no sean estrictamente civiles. Sus acciones defensivas se justifican a s
mismas dada su situacin y las amenazas que percibe. En cualquier caso,
pasadas campaas alarmistas sobre la presencia o el desarrollo de Armas de
Destruccin Pasiva en la zona restan fuerza a esta nueva acusacin.
La implicacin de Brasil en el proceso negociador puede parecer algo msfuera de contexto. Podra explicarse como un intento de demostrar la estatura
internacional de un pas llamado a ser uno de los polos de ese mundo
multipolar que se anuncia. La experiencia brasilea en un rea que le es
mucho ms propia, como la sudamericana, tampoco debera, sin embargo,
invitar a sus dirigentes a aventuras en otras regiones que les son menos
familiares.
Salvo que esos dirigentes tengan su propia agenda y proyectos para el futuro.
El Presidente Da Silva, que termina su mandato a finales de ao, puede haber
sido demasiado osado al interferir en las negociaciones sin contar con los
actores principales (as parece que lo han interpretado tanto losnorteamericanos, como los rusos y los chinos). No obstante, Lula,
trascendiendo su papel circunstancial como Presidente, puede haber intentado
utilizar la ocasin como trampoln para un futuro papel de mediador al estilo de
los ex presidentes estadounidenses.
En ningn caso parece detectarse una conspiracin anti-americana en el
proceso negociador. Como queda dicho, tambin Rusia y China parecen haber
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