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Un ataque de Ugrumov a cinco kilómetros de meta puso emoción a la última llegada en puerto.El navarro lo pasó mal, pero conocer el terreno y su sangre fría le permitieron conservar la çabeza

Indurain también es humanoPara quienes hablan de robot imperturbable, de bloque de hielo o, como Chiappucci, de ‘extraterrestre’,este final de etapa en el duropuerto de Oropa fue unmentis rotundo. Indurain eshumano, tiene momentosde debilidad y sufre comolos demás. Incluso, nadie lo

duda, es también batible. Todo esto es algo que el pelotón lodescubre, afortunadamente, el último día que podían hacerle realmente daño.

El segundo de la general, Ugrumov, se atrevió a atacarcon valentía a Indurain. El español, que respondió las tres primeras oportunidades, no pudo en la cuarta. El letón se fuehacia arriba y el navarro continuó a su ritmo, mientras Echávarri se saltaba todas las banderas rojas y las órdenes de losjueces para ‘volar’ a su lado y gritarle: “Tranquilo Miguel, quelo máximo que puede sacarte son treinta segundos”. Ugrumov le sacó en la meta 36”, con lo que Indurain conservó la‘maglia rosa’ y ganará el Giro por segundo año consecutivo.

La etapa fue para Massimo Ghirotto, que surgió de una

escapada inicial junto con otros ocho hombres entre los quese encontraba un Bugno ya inofensivo. Pero Ghirotto les dejóen el km. 71 de los 162 que tenía la etapa. A pesar de queGiovannetti, Madouas y Rondón le alcanzaron después, Ghirotto se desprendió de ellos en la subida final para buscar ensolitario la victoria.

Tras él. cinco kilómetros antes de la conclusión, se vivía la auténtica película. Tras los tres demarrages precedentes que encontraron la réplica de Indurain, Ugrumov acertó adesprenderse del español. En cuanto vieron que el letón semarchaba solo, Chiappucci, Argentin y Roche se envalentonaron y atacaron también a lndurain, quien decidió poner elritmo que le convenía. Por primera vez la máquina era máshumana y sufría, y hasta podía perder como cualquier hombre. Pero esto no sucedió. lnclurain conocía el terreno porque estuvo allí antes de empezar el Giro y esto le sirvió parano perder la compostura. Como los grandes campeones que

se ven en dificultades, supo sufrir hasta el fondo de su cuerpo desde donde salieron las fuerzas de flaqueza. Obedecien.do a su propia personalidad, tan poco dada a entrar en pánico, Indurain siguió la pista de un Ugrumov explosivo que a los32 años llega en este Giro al techo de su carrera. El letón cruzó la meta después de los componentes de la escapada antes

comentada, por delante de Roche, Argentin, Chiappucci yTonkov, pero cuando tuvo fuerzas para levantar la cabeza ymirar carretera abajo, bajó de su nube. Allí estaba Indurain.Allí estaba el vencedor del Giro. En cuanto a la multa a Echávarri, que se eleva a 24.500 pesetas, la recibió con indiferencia y dijo: “No me importa. Pienso gastarme más en cava”.;1]

PELICULA: r;0]