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  • Un corazn humilde conoce a Dios, la teologa se hace de rodillas

    Quien estudia el misterio de Dios que se ponga de rodillas, porque Dios se revela con mucho gusto a un corazn humilde. Lo afirm el Papa Francisco. Los ojos de un pobre son ms aptos para ver a Cristo y, a travs de l, vislumbrar el perfil de Dios. Los otros que pretenden sondar este misterio con los recursos de su propia inteligencia primero deben ponerse de rodillas, en actitud de humildad, de lo contrario no entendern nada. El Reino de su Padre pertenece a los pobres de espritu. Cristo alaba y da gracias a su Padre porque ha decidido revelarse a quien para la sociedad no cuenta nada y a quien, tal vez cuenta, pero sabe hacerse pequeo en el alma: l nos hace conocer al Padre, nos hace conocer esta vida interior que l tiene. Y a quin revela esto el Padre? A quin da esta gracia? Te alabo, oh Padre, Seor del Cielo y de la Tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los doctos y las has revelado a los pequeos. Slo aquellos que tienen el corazn como los pequeos, que son capaces de recibir esta revelacin, el corazn humilde, manso, que siente la necesidad de rezar, de abrirse a Dios, se siente pobre; solamente aquel que va adelante con la primera Bienaventuranza: los pobres de espritu. La pobreza es la dote privilegiada para abrir la puerta del misterio de Dios. Una dote que a veces, hizo notar el Papa, puede faltar precisamente en quien a este misterio dedica una vida de estudios: Tantos pueden conocer la ciencia, la teologa tambin, tantos! Pero si no hacen esta teologa de rodillas, o sea humildemente, como pequeos, no entendern nada. Nos dirn tantas cosas, pero no comprendern nada. Slo esta pobreza es capaz de recibir la Revelacin que el Padre da a travs de Jess, a travs de Jess. Y Jess viene, no como un capitn, un general de ejrcito, un gobernante potente, no, no. Viene como un brote. l es un vstago: es humilde, es manso, y ha venido para los humildes, para los mansos, a traer la salvacin a los enfermos, a los pobres, a los oprimidos. Jess es el primero de los marginados llegando incluso a considerar un valor no negociable ser igual a Dios. La grandeza del misterio de Dios, repiti, se conoce solamente en el misterio de Jess y el misterio de Jess es precisamente el misterio del abajarse, del aniquilarse, del humillarse que trae la salvacin a los pobres, a aquellos que son aniquilados por tantas enfermedades, pecados y situaciones difciles. Fuera de este marco no se puede entender el misterio de Jess


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