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S in o p s i s
Un Damon un poco más gentil, una Elena con el corazón hecho un caos y un
viaje que los va a llevar—literalmente—al infierno. ¿Qué más se podría esperar de
unas vacaciones con tus mejores amigos? Sentirte como si te llevaran jalando de
un collar de perros y ser considerada la esclava del vampiro quien se supone que
es de los tuyos. De repente Damon aprende que se siente tener tres esposas al
mismo tiempo.
Mientras tanto Stefan sigue en prisión, dependiente solo de Elena en sus
sueños para no morir. Además, un final inesperado....
Segundo libro de la Saga The Return.
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Staff de Traducción
AndreaN
Andre_G
Cowdiem
Cristina
Cyely Divinna
Daniela
+DaRkGiRl+
Dham-Love
Evelin
Karol
LadyG
Lapay
Lina Maria
Misspynk
Nancy
Roux maro
Rpbellamy
Sandra
Sheilita Belikov
Staff de Corrección
AndreaN
Andy Parth
Chole_ann
Ginabm
Lapay
Lorena
Melo
Rubrix
V!an*
Virtxu
ZarahFandy
Recopilación
Recopilación de Traducción: AndreaN.
Recopilación de Corrección: Ginabm
Diseño
Madri
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Traducido por LadyG Corregido por Ginabm
—Querido Diario, —Elena susurró—, ¿Que tan frustrante es esto? Te deje en
el maletero del Jaguar y son las dos de la mañana.
Ella clavó el dedo en la pierna de su camisón como si tuviera un lápiz y
estuviera haciendo un punto. Ella susurró en voz aún más baja, con la frente contra
la ventana.
—Y tengo miedo de salir en la oscuridad por ti. ¡Tengo miedo!— Ella hizo
otro punto y, a continuación, mientras las lágrimas se deslizaban por sus mejillas, a
regañadientes volvió a poner su móvil para grabar. Sería un derroche estúpido de
batería, pero no podía evitarlo. Ella necesitaba esto.
—Por eso estoy aquí, —dijo en voz baja—, sentada en la parte posterior del
coche. Esta va a ser la entrada de hoy de mi diario. Por cierto, hemos hecho una
regla para este viaje por carretera, yo duermo en el asiento trasero del Jaguar y es
el aire libre para Matt y Damon. Ahora es tan oscuro en el exterior que no puedo
ver a Matt por ninguna parte... Pero he estado volviéndome loca, llorando y
sintiéndome tan sola sin Stefan.
—Tenemos que deshacernos del Jaguar, es demasiado grande, demasiado
rojo, demasiado llamativo, y también recordable cuando estamos tratando de no
serlo mientras viajamos al lugar donde tienen a Stefan. Después de que se venda el
coche, el lapislázuli y el colgante de diamantes que Stefan me dio el día antes de su
desaparición serán las cosas más valiosas que me queden. El día antes< de
que Stefan fuera engañado para ir en un viaje, pensando que podría convertirse en
un ser humano ordinario. Y ahora<
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—¿Cómo puedo dejar de pensar en lo que Ellos podrían estar haciéndole a él,
en este mismo instante, quienquiera que Ellos sean? Probablemente los kitsune, los
espíritus zorros malignos en la prisión llamada el Shi no Shi.
Elena hizo una pausa para limpiarse la nariz con la manga del camisón.
—¿Cómo pude ponerme en esta situación?
Sacudió la cabeza, golpeó el respaldo del asiento con el puño cerrado.
—Tal vez si pudiera averiguarlo, podría llegar a un Plan A. Siempre tengo un
plan A. Y mis amigas siempre tienen un plan B y C para ayudarme. —Elena
parpadeó con fuerza, pensando en Bonnie y Meredith—. Pero ahora tengo miedo
de que no pueda volver a verlas. Y tengo miedo por todo Fell´s Church.
Por un momento se sentó con el puño cerrado sobre su rodilla. Una pequeña
voz dentro de ella estaba diciendo. Deja de quejarte, Elena, y piensa.
Piensa.
Empieza desde el principio. ¿El principio? ¿Cuál fue el comienzo? ¿Stefan?
No, ella había vivido en Fell´s Church mucho antes de que Stefan viniera.
Poco a poco, casi en sueños, habló en su móvil.
—En primer lugar: ¿Quién soy yo? Soy Elena Gilbert, de dieciocho años de
edad.
Aún más lentamente, dijo—, Yo... no creo que esté de más decir que soy
hermosa. Aun si no supiera que lo era, nunca tendría que haberme visto en un
espejo o escuchado un cumplido. No es algo de lo que deba estar orgullosa, es sólo
algo que< Se transmite de mamá y papá.
—¿Como me veo? Tengo el pelo rubio que cae en algo como ondas pasando
mis hombros y ojos azules que algunas personas han dicho que son como el
lapislázuli: azul oscuro con manchas de de oro. —Ella rió ahogadamente—. Tal vez
por eso les gusto a los vampiros.
Luego, con los labios apretados y mirando a la absoluta oscuridad a su
alrededor, habló seriamente.
—Un montón de chicos me han llamado la chica más angelical en el mundo.
Y yo jugué con ellos. Los use, por popularidad, por diversión, por lo que sea. Estoy
siendo honesta, ¿De acuerdo? Consideré que eran juguetes o trofeos. —Hizo una
pausa—. Pero había algo más. Algo que sabía que iba a llegar a mi vida, pero yo no
sabía qué era y sentía como si estuviera buscando algo que nunca podría encontrar
con los muchachos. Ninguna de mis intrigas o juegos con ellos nunca me tocó... en
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lo más profundo del corazón... hasta que un chico muy especial llegó. —Se detuvo
y trago y dijo otra vez—. Un chico especial. Su nombre era Stefan.
—Y él resultó no ser lo que parecía, un normal, pero magnífico estudiante de
secundaria con ondulado cabello oscuro y ojos verdes como esmeraldas.
—Stefan Salvatore resultó ser un vampiro.
—Un vampiro real.
Elena tuvo que hacer una pausa para tomar unas cuantas respiraciones
ahogadas antes de lograr decir las siguientes palabras.
—Y lo mismo era su hermoso hermano mayor, Damon.
Se mordió los labios, y parecía haber pasado mucho tiempo cuando agregó—,
¿Habría amado a Stefan si hubiera sabido que era un vampiro desde el principio?
—¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Me habría enamorado de él sin importar qué! Sin embargo, eso
cambió las cosas, y me cambió a mí. —El dedo de la mano de Elena trazó un
patrón en su camisón—. Veras, los vampiros muestran su amor por el intercambio
de sangre. El problema era< que yo estaba compartiendo sangre con Damon,
también. En realidad, no por elección, sino porque estaba detrás de mí
constantemente, día y noche.
Ella dejó escapar un suspiro.
—Lo que Damon dice es que me quiere para hacerme un vampiro y la
princesa de la noche. Lo que se traduce en: me quiere para él solo. Pero yo no
confiaría en Damon a menos que me dé su palabra. Esa es una peculiaridad que él
tiene, no faltaría a su palabra.
Elena pudo sentir una extraña sonrisa curvando sus labios, ahora estaba
hablando con calma, con fluidez, casi había olvidado su móvil.
—Una chica envuelta con dos vampiros< Bueno, no es necesariamente un
problema, ¿No? Así que tal vez merecía lo que me ha pasado.
—He muerto.
—No sólo ‚muerto‛ como cuando tu corazón se detiene y después te
resucitan y cuando vuelves hablas de casi ir hacia la luz. Yo fui hacia la luz.
—Yo morí.
—Y cuando volví, ¡Qué sorpresa! Ahora era un vampiro.
—Damon... fue amable conmigo, supongo, cuando desperté como vampiro
por primera vez. Quizás esa sea la razón por la que todavía tengo... sentimientos
por él. No se aprovechó de mí cuando podía haberlo hecho fácilmente.
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—Pero yo sólo tuve tiempo para hacer algunas cosas en mi vida como
vampiro. Tuve tiempo para recordar a Stefan y amarlo más que nunca, ya que yo
sabía, entonces, lo difícil que todo era para él.
—Llegué a escuchar mi propio funeral.
—¡Ja! Todo el mundo debería tener la oportunidad de hacerlo. Aprendí a
siempre, siempre llevar lapislázuli, así no me convertiría en un Crispy Critter de
vampiro. Tuve que decir adiós a mi pequeña hermana de cuatro años, Margaret, y
visitar a Bonnie y Meredith<
Las lágrimas aun seguían cayendo por sus mejillas. Pero ella habló en voz
baja.
—Y entonces morí de nuevo.
—Morí de la forma que un vampiro muere, cuando no tienen lapislázuli en la
luz del sol. Me convertí en polvo; sólo tenía diecisiete años. Pero el sol me
envenenó de todos modos.
—Irse fue casi... pacífico. Allí fue cuando hice a Stefan prometer que cuidaría
a Damon, siempre. Y creo que Damon juró cuidar de Stefan, en su mente. Y fue así
como morí, con Stefan sosteniéndome y Damon a su lado mientras yo me alejaba,
como yendo a dormir.
—Después de eso tuve sueños que no recuerdo, y luego de repente, un día
todo el mundo estaba sorprendido porque yo estaba hablando con ellos a través de
Bonnie, que es muy psíquica, la pobre cosita.
—Supongo que llegué con el trabajo de ser el espíritu guardián de Fell´s
Church. Había un peligro para la ciudad. Tenían que luchar contra eso y de alguna
manera, cuando ellos estaban seguros de que habían perdido, algo me llevo de
vuelta al mundo de los vivos para ayudar. Y, bueno, cuando la guerra fue ganada
me quedé con estos poderes extraños que no entiendo. ¡Pero estaba Stefan,
también! ¡Estábamos juntos de nuevo!
Elena se abrazo a sí misma con fuerza y se sostuvo como si la estuviera
sosteniendo Stefan, imaginó sus cálidos brazos a su alrededor. Cerró los ojos hasta
que su respiración se hizo lenta.
—Acerca de mis facultades, vamos a ver. Existe la telepatía, que puedo hacer
si la otra persona es telepática también, que son los vampiros, pero en diferentes
grados a menos que estés intercambiando sangre con ellos al mismo tiempo.
—Y luego están mis Alas.
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—Es cierto, ¡Tengo alas! Y las alas tienen poderes que no creerías, el único
problema es que no tengo la menor idea de cómo usarlas. Hay unas que puedo
sentir a veces, como justo ahora, tratando de salir de mí, tratando de dar forma a
mis labios con el nombre de ellas, tratando de mover el cuerpo en la posición
correcta. Son las Alas de protección y eso definitivamente suena como algo que
necesitaremos en este viaje.
—Pero aún no puedo recordar cómo pude hacer que las viejas alas trabajaran,
mucho menos adivinar cómo hacer que estas funcionen nuevamente. Yo repito las
palabras hasta que me siento como una idiota, pero no pasa nada en absoluto.
—Así que soy un ser humano de nuevo, tan humana como Bonnie. Y, oh,
Dios, ¡Si tan sólo pudiera verlas a ella y a Meredith ahora mismo! Pero todo el
tiempo me digo que estoy más cerca a Stefan cada minuto. Es decir, si se tiene en
cuenta a Damon llevándonos de arriba a abajo y en todas las direcciones para
tratar de despistar a cualquiera que nos este siguiendo.
—¿Por qué alguien querría seguirnos? Bueno, verás, cuando volví de la otra
vida hubo una gran explosión de energía que todos quienes pueden ver energía en
el mundo lo vieron.
—Ahora, ¿Cómo explicar el poder? Es algo que todo el mundo tiene, pero que
los humanos, excepto los que son médiums auténticos como Bonnie, ni siquiera
reconocen. Los vampiros definitivamente tienen el poder, y lo utilizan para
influenciar a los seres humanos para agradarles, o para que piensen que las cosas
son diferentes que en la realidad.
—Oh, como la forma en que Stefan influenció el personal de la escuela
secundaria para que pensaran que todos sus registros estaban en orden al ser —
transferido— al Robert E. Lee High School. O usan sus poderes para destruir otros
vampiros o criaturas de la oscuridad, o seres humanos.
—Pero yo estaba hablando de la explosión de energía cuando caí del cielo.
Era tan grande que atrajo a dos criaturas horribles desde el otro lado del mundo. Y
entonces decidieron venir a ver que había estallado y como podrían usarlo para su
propio beneficio<
—No estoy bromeando, ya sea, de que ellos son del otro lado del mundo. Son
kitsune, malos espíritus zorro del Japón. Son algo así como nuestros occidentales
hombres lobo, pero mucho más poderosos. Tan poderosos que utilizan Malach,
que son realmente plantas que parecen insectos que pueden ser del tamaño de una
cabeza de alfiler pero lo suficientemente grandes para arrancar un brazo. Y el
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Malach se adhiere a tus nervios y se deslizan a lo largo de todo tu sistema nervioso
y, finalmente, te toman desde adentro.
Ahora, Elena se estremeció, y su voz se acalló.
—Eso es lo que le pasó a Damon. Una pequeña se metió en él y lo tomó para
que fuera un títere de Shinichi. Me olvidé de decir, los kitsune se llaman Shinichi y
Misao. Misao es la chica. Ambos tienen el pelo negro con rojo alrededor de las
puntas, pero el de Misao es largo. Y se supone que son hermano y hermana, pero
seguro que no actúan como tales.
—Y una vez que Damon estuvo totalmente poseído, fue cuando Shinichi hizo
al cuerpo de Damon... hacer cosas terribles. Él le hizo torturar a Matt y a mí, y aun
ahora sé que Matt a veces quiere matar a Damon por ello. Pero si él hubiera visto lo
que yo vi, un segundo cuerpo delgado, húmedo y blanco que tuve que sacar con
las uñas de la columna vertebral de Damon, con Damon finalmente desmayándose
por el dolor, Matt entendería mejor.
—No puedo culpar a Damon por lo que Shinichi le hizo hacer. No puedo.
Damon fue... no puedes imaginar cuan diferente. Él fue aplastado. Él gritó. Él<
—De todos modos, no espero verlo así de nuevo. Pero si alguna vez tengo
mis poderes alados de vuelta, Shinichi va a estar en grandes problemas.
—Creo que ese fue nuestro error la última vez, veras. Nosotros finalmente
pudimos luchar contra Shinichi y Misao, y no los matamos. Estábamos demasiado
morales o demasiado amables o algo así.
—Fue un grave error. Debido a que Damon no fue el único poseído por los
Malach de Shinichi. Había niñas, jóvenes, de catorce y quince años y menores. Y
algunos chicos. Actuando... como locos. Haciéndose daño a sí mismos y a sus
familias.
—No sabíamos que tan grave era hasta después de que negociáramos con
Shinichi.
—Tal vez fuimos demasiado inmorales, haciendo un trato con el demonio.
Pero habían secuestrado a Stefan, y Damon, que ya estaba poseído para entonces,
los había ayudado.
—Una vez con Damon desposeído, lo único que quería era que Shinichi y
Misao nos dijeran donde estaba Stefan, y luego expulsarlos de Fell´s Church para
siempre.
—A cambio de eso, Damon deja que Shinichi entre en su mente. Si los
vampiros están obsesionados con el poder, los kitsune están obsesionados con los
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recuerdos. Y Shinichi quería los recuerdos de los últimos días de Damon, el tiempo
cuando Damon estaba poseído y nos torturo... y el momento en que mis alas
hicieron que Damon se diera cuenta de lo que había hecho. Yo no creo que Damon
quiera esos recuerdos, ya fuera por lo que había hecho o por cuando tuvo que
enfrentar lo que había hecho. Así que dejó que Shinichi los tomara, a cambio de
que Shinichi pusiera la ubicación de Stefan en su mente.
—El problema es que estábamos confiando en la palabra de Shinichi de que
se iría para entonces, cuando la palabra Shinichi significaba nada en absoluto.
—Además, desde entonces ha estado usando el canal telepático que abrió en la
mente de Damon para tener más recuerdos de Damon sin que Damon ni siquiera
se entere.
—Ocurrió la pasada noche, cuando fuimos detenidos por un policía que
quería saber lo que tres adolescentes estaban haciendo por la noche en un coche
caro. Damon lo influenció para que se fuera, pero sólo unas horas más tarde
Damon se había olvidado del policía por completo.
—Me da miedo Damon. Y todo lo que asusta a Damon, no que él alguna vez
lo admitiera, me asusta de muerte.
—Y, tú te puedes preguntar, ¿Qué hacen tres adolescentes en el medio de la
nada, en el Condado de Union, Tennessee, de acuerdo con la señalización de la
última vez que vi una carretera? Nos dirigimos hacia alguna puerta a la Dimensión
Oscura< donde Shinichi y Misao dejaron a Stefan en una prisión llamada Shi no
Shi.
—Shinichi sólo puso el conocimiento en la mente de Damon, y yo no he
podido hacer que Damon me hable mucho acerca de qué lugar es. Pero Stefan está
allí y yo tengo que llegar a él de alguna manera, incluso si muero haciéndolo.
—Incluso si tengo que aprender a matar.
—Ya no soy la dulce niña de Virginia que solía ser.
Elena se detuvo y contuvo el aliento. Pero entonces, abrazándose a sí misma,
prosiguió.
—¿Y por qué Matt está con nosotros? Bueno, a causa de Caroline Forbes, mi
amiga desde el jardín de niños. En último año... cuando Stefan llego a Fell´s
Church, ella y yo lo queríamos. Pero Stefan no quería a Caroline. Y después de eso
ella se convirtió en mi peor enemiga.
—Caroline fue también la feliz ganadora de la primera visita de Shinichi al
interior de una chica en Fell´s Church. Sin embargo, más al punto: ella fue novia de
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Tyler Smallwood un buen tiempo antes de que fuera su víctima. Me pregunto
cuánto tiempo estarían juntos y donde estará Tyler ahora. Todo lo que sé es que, al
final, Caroline se aferró a Shinichi porque ella< necesitaba un ‘marido’ así fue
como lo puso ella. Así que supongo, bueno, lo que Damon asume. Es que ella va
a... tener cachorros. Un pequeño hombre lobo, ¿Sabes? ya que Tyler es un hombre
lobo.
—Damon dice que tener un hijo hombre lobo te convierte en un hombre
lobo, incluso más rápido que si fueras mordido, y que en algún momento en el
embarazo ganas poder para ser lobo o todo humano, pero antes de ese punto sólo
eres un lio de mezcla.
—Lo triste es que Shinichi apenas dio a Caroline una segunda mirada cuando
ella soltó todo.
—Pero antes de eso Caroline había estado lo suficientemente desesperada
para acusar a Matt, de atacarla, en una fecha que fue mal. Tenía que haber sabido
algo acerca de lo que Shinichi estaba haciendo, porque había declarado que la
fecha de su ‘cita’ había sido en el momento en que Matt había sido atacado por los
Malach, recibiendo marcas en el brazo que parecían arañazos de una chica.
—Eso envió a la policía tras Matt, está bien. Así que básicamente eso lo hizo
venir con nosotros. El padre de Caroline es una de las personas más importantes
de Fell´s Church, y es amigo del fiscal de distrito en Ridgemont y es el líder de uno
de los clubes en los que hacen esos apretones de manos y, ya sabes, cosas que te
hacen prominente en la comunidad.
—Si no hubiera convencido a Matt a venir en lugar de enfrentarse a los
Cargos de Caroline, la Forbes le hubieran linchado. Y siento la ira como un fuego
dentro de mí, no sólo la ira y el dolor por Matt, sino la ira y la sensación de que
Caroline ha permitido que todas esas niñas cayeran. Porque la mayoría de ellas no
son mentirosas patológicas, y no diría algo así sobre un niño falsamente. Está
avergonzando a todas las niñas, haciendo lo que ella hizo.
Elena hizo una pausa, se miró las manos, y luego añadió—, a veces cuando
me enojo con Caroline, las tazas se sacuden y los lápices ruedan sobre la mesa.
Damon dice que es por mí, la fuerza de mi vida, y que desde que volví del más allá
ha sido diferente. En primer lugar, cualquiera que beba de mi sangre se hace
increíblemente fuerte. Stefan al principio era tan fuerte que los demonios zorros no
podrían haberlo hecho caer en su trampa si Damon no lo hubiera engañado. Sólo
pudieron hacerle frente a él cuando se fue debilitando por estar
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rodeado de hierro. El hierro es una mala noticia para cualquier criatura
sobrenatural, sumada a que los vampiros necesitan alimentarse al menos una vez
al día o se debilitan, y apuesto, no, estoy segura que utilizaron eso en su contra.
—Es por eso que no puedo soportar pensar en qué forma pueda estar Stefan
en este momento. Pero no puedo dejarme asustar o enojarme demasiado o podría
perder el control de mi aura. Damon me enseñó a mantener mi aura en su mayoría
en el interior, como una chica normal. Es todavía un tono dorado claro y bonito,
pero no un faro para criaturas como vampiros.
—Porque no hay otra cosa que mi sangre, tal vez aunque sólo sea mi aura,
puede hacer. Se puede... Oh, bueno, puedo decir lo que quiera aquí, ¿Verdad? Hoy
en día mi aura hace que los vampiros me quieran... de la forma humana en la que
los chicos lo hacen. No sólo para morder, ¿Entiendes? Para besar y todo lo demás.
Y así, que naturalmente vendrían tras de mi si se dieran cuenta. Es como si el
mundo estuviera lleno de abejas y yo fuera la única flor.
—Así que tengo que practicar para mantener mi aura oculta. Si apenas se
muestra podría pasar como humana normal, no como alguien que ha muerto y ha
regresado. Pero es difícil de recordar siempre de ocultarlo, y me duele mucho tirar
de ella si de repente se me ha olvidado.
—Y entonces me siento, esto es absolutamente privado, ¿Está bien? Estoy
poniendo una maldición sobre ti, Damon, si reproduces esto. Pero es entonces
cuando quiero que Stefan me muerda. Alivia la presión, y eso es bueno. Ser
mordido por un vampiro sólo duele si te opones, o si el vampiro quiere hacerte
daño. De lo contrario, sólo puede sentirse bien, y luego se toca la mente del
vampiro, y... ¡Oh, yo sólo extraño tanto a Stefan!
Elena estaba temblando ahora. Por más que ella intentara calmar su
imaginación, ella seguía pensando en lo que los carceleros de Stefan podrían estar
haciéndole. Tristemente, se aferró su móvil una vez más, dejando que las lágrimas
cayeran sobre ella.
—Yo no puedo dejar de pensar en lo que podrían hacer con él porque
entonces realmente empiezo a volverme loca. Me convierto en esta inútil persona
que tiembla y quien sólo quiere gritar sin parar. Tengo que luchar cada segundo
para no pensar en ello. Porque sólo soy una tranquila y serena Elena con un Plan
A, B y C. Así que solo cuando lo tenga a salvo en mis brazos podre dejarme llorar,
y gritar
también.
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Elena se detuvo, entre risas, la cabeza contra el respaldo del asiento del pasajero,
su voz ronca por el uso excesivo.
—Estoy cansada ahora. Pero tengo un Plan, por lo menos. Necesito obtener
más información de Damon sobre el lugar al que vamos, la Dimensión Oscura, y
todo lo que sabe acerca de las pistas que Misao nos dio sobre la llave que puede
abrir la celda de Stefan.
—Supongo... Supongo que no he mencionado nada sobre eso. La llave, la
llave del zorro, que tenemos que conseguir para sacar a Stefan de su celda, se
divide en dos piezas que están ocultas en dos diferentes lugares. Y cuando Misao
se burló de mí acerca de lo poco que sabía de esos lugares, ella me dio algunas
pistas sueltas de donde se encontraban. Ella jamás soñó que de hecho yo si iría a la
Dimensión
Oscura, sólo estaba presumiendo. Pero aún puedo recordar las pistas, y estas
decían así: ‘La primera mitad esta en el instrumento ruiseñor de la plata’. Y la
segunda la mitad esta ‘enterrada en el salón de baile de los Bloddeuwedd’.
—Tengo que ver si Damon tiene alguna idea acerca de estos lugares. Porque suena
como si una vez que lleguemos a la Dimensión Oscura vamos a tener que
infiltrarnos en casas de algunas personas y de otros lugares. Para buscar un salón
de baile, lo mejor es que de alguna manera obtengamos una invitación, ¿verdad?
Eso suena como —es más fácil decirlo que hacerlo— pero lo que sea necesario, lo
haré. Es tan simple como eso.
Elena levantó la cabeza con determinación y se quedó inmóvil, y luego dijo
en un susurro—, ¿No es increíble? Miré hacia arriba y ahora puedo ver las vetas
más pálidas de la aurora en el cielo: naranja verde y crema ligero y la más remota
Agua... He hablado durante toda la oscuridad. Es tan tranquilo ahora. Justo ahora
que el sol asoma por<
—¿Qué diablos fue eso? Algo acaba de hacer BANG en la parte superior del
Jaguar. Muy, muy fuerte.
Elena apagó la grabadora en su móvil. Tenía miedo, por un ruido como ese<
y ahora algo estaba escarbando en el techo<
Tenía que salir el coche tan rápido como le fuera posible.
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Traducido por AndreaN
Corregido por V!an*
Elena estallo fuera del asiento trasero del Jaguar y corrió un pequeño camino desde
el carro antes de voltearse a ver que había caído en el techo. Lo que había caído era
Matt. El estaba en el proceso de luchar para levantarse de su espalda.
—Matt —¡Oh, Dios mío...! ¿Estás bien? ¿Estás herido? —Elena lloro al mismo
tiempo en que Matt le estaba disparando en tonos de angustia.
—Elena— ¡Oh, Dios mío! ¿El Jag está bien? ¿Está herido?
—Matt, ¿Estás loco? ¿Te golpeaste la cabeza?
—¿Acaso le quedaron rayones? ¿El techo lunar todavía funciona?
—No hay rayones. El techo lunar está bien. —Elena no tenía idea si el techo
lunar funcionaba, pero ella se dio cuenta de que Matt estaba delirando en su
mente. Él estaba intentando bajarse sin ensuciar el Jag, pero estaba minusválido
porque sus piernas y pies estaban cubiertos de lodo. Bajarse del carro sin usar sus
pies estaba probando ser difícil.
Mientras tanto, Elena estaba viendo todo a su alrededor. Ella misma una vez
había caído del cielo, si, pero ella había estado muerta por seis meses primero y
había aterrizado desnuda, y Matt no cumplía ninguno de esos requisitos. Ella tenía
una explicación más prosaica en mente. Y ahí estaba, descansando contra un árbol
de madera amarilla y mirando la escena con una muy ligera, malvada sonrisa.
Damon.
Él era compacto; no tan alto como Stefan, pero con una indefinible aura de
amenaza que más que lo compensaba. Él estaba tan inmaculadamente vestido
como siempre: jeans Armani negros, camiseta negra, chaqueta negra de cuero, y
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botas negras, y todo combinaba con su cabello oscuro descuidado por el viento y
sus ojos negros.
Ahora mismo, él hizo a Elena agudamente consciente de que ella estaba
usando un largo camisón blanco que había traído con la idea de que podría
cambiar sus ropas de abajo si fuera necesario mientras ellos estaban acampando. El
problema era que ella usualmente sólo hacia esto al amanecer, y haber escrito hoy
en su diario la había distraído. Y de todos modos el camisón no era la vestimenta
adecuada para una pelea temprana—en—la—mañana con Damon. No era puro,
porque era más similar a tela de franela que a la de nylon, pero era de encaje,
especialmente alrededor del cuello. Encaje alrededor de un cuello bonito para un
vampiro—como Damon le había dicho—era como una capa roja ondeando en
frente de un toro furioso. Elena cruzo sus brazos encima de su pecho. Ella también
intento asegurarse de que su aura estaba retraída en decoro.
—Te ves como Wendy, —Damon dijo, y su sonrisa era malvada, brillante, y
definitivamente apreciativa. Él inclino la cabeza a un lado con zalamería. Elena se
rehusó a ser rogada—. ¿Wendy quién? —Ella dijo, y justo en ese momento recordó
el nombre de la joven chica en Peter Pan, e hizo una mueca por dentro. Elena
siempre había sido buena con las replicas agudas de este tipo. El problema era que
Damon era mejor.
—Quién, Wendy< Querida, —Damon dijo, y su voz era una caricia.
Elena sintió y tembló por dentro. Damon le había prometido no
influenciarla—usar sus poderes telepáticos para nublar o manipular su mente.
Pero algunas veces sentía como si él se aproximara aterradoramente a la línea. Sí,
era definitivamente culpa de Damon, Elena pensó. Ella no tenía sentimientos por él
que fueran—bueno, que fueran alguna otra diferente a algo fraternal. Pero Damon
nunca se rendía, no importa cuántas veces ella lo había rechazado.
Detrás de Elena estaban un pulgar y un silenciador que sin duda significaban
que Matt por fin se había bajado del techo del Jag. Él salto a la lucha de inmediato.
—¡No llames a Elena, Elena querida! —El disparo, continuado mientras se
volteaba hacia Elena—, Wendy es probablemente el nombre de su ultima pequeña
novia. Y—y— ¿Y sabes lo que él hizo? ¿Cómo me despertó esta mañana?
Matt estaba temblando de indignación.
—¿Él te recogió y te tiro al techo del carro?— Elena aventuro. Ella le hablo
por encima de su hombro a Matt porque había una débil brisa mañanera que
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atentaba con moldear su camisón a su cuerpo. Ella no quería que Damon detrás de
ella supiera.
—¡No! Digo, ¡Sí! ¡No y si! Pero, ¡Cuándo él lo hizo, ni siquiera se molesto en
usar sus manos! Él sólo hizo algo así —Matt sacudió un brazo —y primero me caí
en un agujero de lodo y después lo último que supe es que fui tirado en el Jag.
Podría haber roto el techo lunar, ¡O a mí mismo! Y ahora estoy todo lodoso. —Matt
agregó, examinándose a sí mismo con disgusto, como si sólo le hubiera pasado a
él.
Damon habló—. ¿Y por qué te levante y te baje de nuevo? ¿Qué estabas
haciendo realmente en el momento en que puse algo de distancia entre nosotros?
Matt enrojeció hasta las raíces de su rubio cabello. Sus normalmente
tranquilos ojos azules estaban ardiendo.
—Estaba sosteniendo un palo, —él dijo desafiante.
—Un palo. ¿Un palo del tipo que encuentras solo al lado de la carretera? ¿Ese
tipo de palo?
—Yo si lo recogí de al lado de la carretera, ¡Sí! —Todavía desafiante.
—Pero entonces algo extraño parece haberle pasado. —De ningún lugar que
Elena podría ver, Damon repentinamente produjo una estaca muy larga, que se
veía muy resistente, con un extremo que había sido tallado a un punto
extremadamente afilado. Definitivamente había sido tallado de madera dura: roble
por lo que parecía. Mientras Damon estaba examinando su —palo— desde todos
lados con una mirada de penetrante blasfemia, Elena se volteo a un
chisporroteante Matt.
—¡Matt!— Ella dijo con reproche. Esto era definitivamente un golpe bajo de
la guerra fría entre los dos chicos.
—Yo solo pensé, —Matt continuo tercamente—, Que tal vez sería una buena
idea. Ya que estoy durmiendo afuera en la noche y< otro vampiro tal vez venga
solo. —Elena ya se había volteado de nuevo y le estaba haciendo sonidos de queja
a Damon cuando Matt estallo de nuevo.
—¡Dile como me despertaste en realidad!— Él dijo explosivamente. Luego,
sin darle a Damon una oportunidad de decir nada, él continuo—, ¡Yo solo estaba
abriendo los ojos cuando él me lanzo esto!— Matt anduvo hacia Elena, sosteniendo
algo hacia arriba. Elena, verdaderamente perdida, lo tomó de él, volteándolo.
Parecía ser un lápiz, pero estaba decolorado en un oscuro rojo y marrón.
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—Él me tiro eso y dijo ‘sirvió para dos’, —Matt dijo—. Él mato a dos
personas, ¡Y estaba alardeando de ello!
Elena repentinamente no quería estar sosteniendo más el lápiz—. ¡Damon!—
Ella dijo en un llanto de real angustia, mientras trataba hacer algo con su expresión
de no—expresión.
—Damon, tu no< no realmente
—No le ruegues, Elena. Lo que tenemos que hacer es<
—Si alguien me deja decir una palabra, —Damon dijo, ahora sonando
verdaderamente exasperado—. Podría mencionar que antes de que pueda
explicarme acerca del lápiz, alguien intentó estacarme en el punto, incluso antes de
salirse de su bolsa de dormir. Y lo que yo iba a decir después era que ellos no eran
personas. Ellos eran vampiros, duros, con grandes músculos, pero estos estaban
poseídos por los malach de Shinichi. Y ellos estaban en nuestro tráiler. Ellos
llegaron tan lejos como Warren Kentucky, probablemente haciendo preguntas
acerca del carro. Nosotros definitivamente tendremos que deshacernos de él.
—¡No!— Matt disparo defensivamente—. Este carro, este carro significa algo
para Stefan y Elena.
—Este carro significa algo para ti, —corrigió Damon—. Y podría señalar que
tuve que dejar mi Ferrari en una cueva sólo para que pudiéramos tomarte a ti en
esta pequeña expedición.
Elena sostuvo su cabeza. Ella no quería oír mas nada. Ella si tenía
sentimientos por el carro. Era grande y brillantemente rojo y luminoso y llamativo,
y expresaba como ella y Stefan se habían estado sintiendo en el día en que él lo
compro para ella, celebrando el comienzo de su nueva vida juntos. Sólo mirar el
carro la hizo recordar el día, y el peso de los brazos de Stefan alrededor de sus
hombros y la manera en que él vio abajo hacia ella, cuando ella vio hacia arriba a
él—sus ojos verdes brillando con la dicha y alegría de haberle regalado algo que
ella realmente quería. Para la vergüenza y furia de Elena, ella se dio cuenta de que
estaba temblando ligeramente, y que sus propios ojos estaban llenos de lagrimas.
—Viste, —Matt dijo, mirando a Damon—. Ahora la hiciste llorar.
—¿Yo? Yo no soy el que menciono a mí querido desaparecido hermano
menor, —Damon dijo casualmente.
—¡Sólo deténganse! ¡Ahora mismo! Ambos paren, —Elena disparo, intentando
encontrar su compostura—. Y yo no quiero este lápiz, si no les importa, —ella
agregó, sosteniéndolo con los brazos abiertos.
19
Cuando Damon lo tomó, Elena sacudió sus manos en su camisón, sintiéndose
vagamente con la cabeza ligera. Ella tembló, pensando en los vampiros del tráiler.
Y luego, repentinamente, mientras ella exclamaba, ahí estaba un cálido, fuerte
brazo alrededor de ella y la voz de Damon estaba detrás de ella diciendo—, lo que
ella necesita es un poco de aire fresco, y yo se lo voy a dar. —Abruptamente Elena
estaba sin peso y en los brazos de Damon y ellos estaban yendo más arriba.
—Damon, ¿Podrías por favor bajarme?
—¿Justo ahora, querida? Hay mucha distancia< — Elena continúo subiendo
con Damon, pero ella podía decir que él la había ayudado. Y el aire frío de la
mañana estaba despejando su cabeza un poco, aunque también la hizo temblar.
Ella intento detener su temblor, pero ella no podía evitarlo. Damon miro
hacia abajo a ella y para su sorpresa, pareciendo completamente serio, empezó a
hacer una posición como si se fuera a quitar su chaqueta.
Elena embriagada dijo—, no, no, tú sólo maneja, vuela, me refiero, y yo me
sostendré.
—Y cuidado con las gaviotas que vuelan bajo, —Damon dijo solemnemente,
pero con una sonrisa a un lado de su boca. Elena tuvo que voltear su cara lejos
porque ella estaba en peligro de ponerse a reír.
—Así que, ¿Cuándo aprendiste a levantar a la gente y arrojarlos a los carros?
—Ella inquirió.
—Oh, recientemente. Fue como volar: un desafío. Y sabes que me gustan los
desafíos.
Él estaba mirándola con dicha en sus ojos, esos ojos negros sobre negro con
esas largas pestañas que se veían pasadas para un chico. Elena se sintió tan ligera
como si ella fuera el viento, pero también un poco con la cabeza ligera, casi
borracha.
Ella estaba mucho más cálida ahora, porque—ella se dio cuenta— Damon la
había envuelto en su aura, la cual era cálida. No sólo en temperatura, tampoco, si
no con una cálida, embriagadora, casi emborrachadora apreciación, mientras él la
tomaba dentro, los ojos de ella y su cara y su cabello flotaban ligeramente en una
nube de oro alrededor de sus hombros. Elena no pudo evitar su sonrojo, y ella casi
oyó los pensamientos de él, que el rubor combinaba muy bien, rosa pálido contra
su tez clara.
Y justo como sonrojarse era una repuesta física involuntaria a su calidez y
apreciación, Elena sintió una repuesta emocional involuntaria—de agradecimiento
20
por lo que él había hecho, gratitud por su apreciación, y una intencional
apreciación para Damon en sí mismo. Él había salvado su vida esta noche, si ella
sabía algo acerca de los vampiros poseídos por los malash de Shinichi, los
vampiros que eran duros para empezar. Ella ni siquiera podía imaginar lo que esas
criaturas le harían a ella, y tampoco quería saber. Ella solo podía estar alegre de
que Damon había sido lo suficientemente listo y, si, lo suficientemente rudo para
hacerse cargo de ellos antes de que llegaran a ella.
Y ella tendría que estar ciega y sólo completamente estúpida para no apreciar
el hecho de que Damon era hermoso. Después de haber muerto dos veces, este
hecho no le había afectado como lo haría a la mayoría de otras chicas, pero todavía
era un hecho, ya sea que Damon fuera pensativo o le dedicara una de esas raras y
genuinas sonrisas que parecía tener solo para Elena.
El problema con esto era que Damon era un vampiro y podía, por lo tanto
leer su mente, especialmente con Elena estando tan cerca, con sus auras mezcladas.
Y Damon apreciaba la apreciación de Elena, y se convirtió un poco en un ciclo de
retroalimentación, todo por sí mismo. Antes de que Elena pudiera concentrarse
ella se estaba derritiendo, su cuerpo ligero se sentía más pesado como si se hubiera
moldeado a si misma a los brazos de Damon.
Y el otro problema era que Damon no estaba influenciándola, él estaba tan
atrapado en la retroalimentación como lo estaba Elena—incluso más, porque él no
tenía barreras contra eso. Elena si las tenía, pero ellas estaban borrosas,
disolviéndose. Ella no podía pensar con propiedad.
Damon estaba mirándola con maravilla y una mirada que ella estaba
acostumbrada a ver—pero ella no podía recordar donde. Elena había perdido el
poder de analizar. Ella estaba simplemente deleitándose en el cálido resplandor de
ser querida, ser sostenida y amada y que se preocuparan por ella con una
intensidad que la estremeció hasta los huesos.
Y cuando Elena daba algo de sí misma, ella lo daba completamente. Casi sin
esfuerzo consciente, ella arqueo su cabeza hacia atrás para exponer su garganta y
cerro sus ojos. Damon gentilmente posiciono su cabeza diferentemente,
sosteniéndola con una mano, y la beso.
21
3
Traducido por AndreaN
Corregido por Ginabm
El tiempo se detuvo. Elena se dio cuenta de que ella estaba instintivamente
buscando a tientas la mente del que estaba besándola tan dulcemente. Ella nunca
había apreciado realmente un beso hasta que murió, se convirtió en un espíritu, y
luego había regresado a la tierra con un aura que revelaba los significados secretos
de los pensamientos, palabras e incluso mentes y almas de otras personas. Era
como si ella hubiera ganado un nuevo hermoso sentido. Cuando dos auras se
mezclaban tan profundamente como esto, dos almas estaban al descubierto entre
ellas.
Semi—consciente, Elena dejo que su aura se expandiera, y conociera esa
mente casi de una. Para su sorpresa, retrocedió de ella. Eso no era correcto. Ella se
manejo para capturarla antes de que pudiera retraerse hacia atrás como una gran
piedra dura, como un peñasco. Las únicas cosas que dejo fuera de la roca—lo cual
le recordaba a una foto de un meteorito que ella había visto, con una agujereada,
carbonizada superficie—fueron funciones del cerebro rudimentarias, y un pequeño
niño, anclado a la roca por ambas muñecas y ambos tobillos.
Elena estaba en shock. Lo que sea que ella estaba viendo, ella sabía que sólo
era una metáfora, y que ella no debería juzgar tan rápidamente lo que significaba
la metáfora. Las imágenes ante ella eran realmente los símbolos del alma desnuda
de Damon, pero en una forma que su propia mente podría entender e interpretar,
si sólo ella lo mirara desde la perspectiva correcta.
Instintivamente, pensó, ella sabía que estaba viendo algo importante. Ella
había atravesado el deleite sin aliento y la dulzura vertiginosa de unir su alma a la
de alguien más. Y ahora, su inherente amor y preocupación la hicieron intentar
comunicarse.
22
—¿Tienes frio?
Le preguntó al chico, cuyas cadenas eran lo suficientemente largas para
permitirle envolver su brazo apretadamente alrededor de sus piernas estiradas
hacia arriba. El estaba vestía harapos negros.
Él asintió silenciosamente. Sus enormes ojos negros parecían tragar su cara.
—¿A dónde perteneces? —Elena dijo dudosamente, pensando en maneras de
hacer que el chico estuviera cálido—. ¿No a eso? —Ella hizo un gesto hacia el
gigantesco peñasco de piedra.
El chico asintió de nuevo—. Es cálido ahí, pero él ya no me deja entrar más.
—¿Él? —Elena siempre estaba pendiente de signos de Shinichi, ese malvado
espíritu zorro—. ¿Cuál ‘él’ querido? —Ella ya se había arrodillado y tomado al
chico en sus brazos, y él estaba frio, frio como el hielo, y el hierro estaba congelado.
—Damon, —el pequeño niño indigente susurro. Por primera vez los ojos del
niño dejaron su cara, para mirar con miedo alrededor de él.
—¿Damon hizo esto? —La voz de Elena empezó ruidosa y terminó tan suave
como el susurro del niño, mientras él volteaba sus ojos suplicantes en ella y
desesperadamente le dio unas palmaditas en sus labios, como un gatito con garras
de terciopelo.
Todo esto son sólo símbolos, Elena se recordó a sí misma. Es la mente de
Damon—su alma—lo que tú estás mirando.
¿Pero lo es? Una parte analítica de ella se pregunto repentinamente. Acaso no
hubo—un tiempo antes, cuando tú hiciste esto con alguien—y viste un mundo
dentro de ello, lleno de paisajes lleno de amor y belleza de luz de luna, todo eso
simbolizando el normal, saludable trabajo de una ordinaria, extraordinaria mente.
Elena no podía recordar el nombre de la persona ahora, pero ella recordaba la
belleza. Ella sabía que su propia mente usaría esos símbolos para presentarse a si
misma a otra persona.
No, ella se dio cuenta abruptamente y definitivamente: ella no estaba viendo
el alma de Damon. El alma de Damon estaba en algún lugar dentro de esa enorme,
pesada bola de roca. Él vive apretujado dentro de esa cosa repulsiva, y él lo quería
de ese modo. Todo lo que dejo afuera fue un recuerdo antiguo de su niñez, un niño
que había sido desterrado del resto de su alma.
—Si Damon te puso aquí, entonces, ¿Quién eres tú?— Elena preguntó
lentamente, probando la teoría, mientras ella reparaba en los ojos negros del niño,
y el cabello oscuro y las facciones que ella conocía incluso si ellas eran tan jóvenes.
23
—Yo soy, Damon, —el pequeño niño susurro, blanco alrededor de sus labios.
Tal vez incluso eso era doloroso, Elena pensó. Ella no quería herir este
símbolo de la infancia de Damon. Ella quería que él sintiera la dulzura y
comodidad que ella estaba sintiendo. Si la mente de Damon había sido como una
casa, ella habría querido hacer la limpieza, y llenar cada cuarto con flores y luz de
sol. Si hubiera sido un paisaje ella habría puesto un halo alrededor de la luna llena
blanca, o arcoíris en medio de las nubes. Pero en cambio se presento a sí mismo
como un niño hambriento encadenado a una bola que nadie podría romper, y ella
quería confortar y tranquilizar al niño.
Ella acunó al pequeño niño, frotando sus brazos y piernas y lo acurrucó
contra su cuerpo de espíritu.
Al principio él se sintió tenso y cauteloso en sus brazos. Pero después de un
poco de tiempo, cuando nada terrible paso como resultado de su contacto, él se
relajó y ella sintió su pequeño cuerpo volverse cálido, soñoliento y pesado en sus
brazos. Ella misma sintió un aplastante dulce sentido protector por la pequeña
criatura.
En sólo unos pocos minutos, el chico en sus brazos estaba dormido, y Elena
pensó que ahí estaba el menor fantasma de una sonrisa en sus labios. Ella acurrucó
su pequeño cuerpo, sosteniéndolo gentilmente, sonriendo también. Ella estaba
pensando en alguien que la había sostenido cuando lloraba. Alguien que era—era
inolvidable, siempre inolvidable—pero que hacía que su garganta picara con
tristeza. Alguien tan importante—era desesperantemente importante que ella lo
recordara ahora, ahora—y que ella< ella tenía que< que encontrar<
Y entonces repentinamente la noche pacifica en la mente de Damon se dividió—
por sonido, por luz, y por energías que incluso Elena, joven como era en las
maneras del Poder, sabía que habían sido encendidas por la memoria de un solo
nombre.
Stefan.
Oh, Dios, ella lo había olvidado—ella realmente, por unos pocos minutos se
permitió a si misma estar pintada en algo que significaba olvidarlo. La angustia de
todas esas solitarias horas en la noche tardía, sentada y vertiendo su dolor y miedo
en su diario—y entonces la paz y comodidad que Damon le había ofrecido
realmente la habían hecho olvidar a Stefan—olvidar lo que él tal vez estaría
sufriendo en este momento.
24
—¡No—no! —Elena estaba luchando sola en la oscuridad—. Déjame tengo
que encontrarlo, no puedo creer que olvidé.
—Elena. —La voz de Damon estaba suave y calmada—o al menos sin
emociones—. Si sigues dando sacudidas así, vas a liberarte—y es un largo camino
hasta el piso.
Elena abrió sus ojos, todos sus recuerdos de rocas y pequeños niños se
fueron, dispersándose como un diente de león de seda en cada dirección. Ella miro
a Damon acusadoramente.
—Tú—tú<
—Sí. —Damon dijo con serenidad—. Cúlpame a mí. ¿Por qué no? Pero yo no
te influencie, y yo no te mordí. Yo apenas te bese. Tus Poderes hicieron el resto;
ellos tal vez sean incontrolables, pero ellos son extremadamente irresistibles
también. Francamente, yo nunca pretendí quedar atrapado tan profundamente si
me perdonas el juego de palabras.*
Su voz era ligera, pero Elena tuvo una repentina visión interna de un niño
llorando, y ella se pregunto si él era en realidad tan diferente como parecía.
Pero esa es su especialidad, ¿No lo es? Ella pensó, repentinamente amarga. él
abandona sueños, fantasías, el placer que se queda en la mente de sus< donantes.
Elena sabía que las chicas y mujeres jóvenes que Damon< cazaba< lo adoraban,
su única queja era que él no las visitaba lo suficientemente a menudo.
—Entiendo. —Elena le dijo mientras ellos iban a la deriva y más cerca del
piso—. Pero esto no puede pasar de nuevo. Sólo hay una persona a la que puedo
besar, y esa es Stefan.
Damon abrió su boca, pero justo entonces ahí estaba el sonido de una voz que
estaba tan furiosa y acusadora como Elena lo había estado, y a la cual no le
importaban las consecuencias.
Elena recordó a la otra persona que había olvidado.
—¡DAMON, TU BASTARDO, TRAELA HACIA ABAJO!
Matt.
Elena y Damon llegaron girando, en una elegante parada, justo al lado del Jaguar.
Matt inmediatamente corrió hacia Elena y se la arrebató, examinándola como si
ella hubiera estado en un accidente, poniendo particular atención a su cuello. Una
vez más Elena estaba incómodamente consiente de estar vestida en un camisón
blanco de encaje en la presencia de dos chicos.
25
—Estoy bien, honestamente, —ella le dijo a Matt—. Solo estoy un poquito
mareada. Estaré mejor en unos pocos minutos.
Matt dejo salir un suspiro de alivio. Él tal vez no estaba tan enamorado de
ella como lo había estado una vez, pero Elena sabía que él se preocupaba
profundamente por ella y que él siempre lo haría. Él se preocupaba por ella como
su amiga, la novia de Stefan, y también por sus propios meritos. Ella sabía que él
nunca olvidaría el tiempo en que ellos habían estado juntos.
Más que nada, él creía en ella. Así que ahora mismo, cuando ella prometió
que estaba bien, él le creyó. Él estaba incluso dispuesto a darle a Damon una
mirada que no era completamente hostil.
Y luego los dos chicos se dirigieron hacia la puerta del asiento del conductor
del Jag.
—Oh, no, —Matt dijo—. Tú manejaste ayer ¡Y mira lo que paso! Tú mismo lo
dijiste, ¡Hay vampiros detrás de nosotros!
—¿Estás diciendo que es mi culpa? Los vampiros están siguiendo esta
máquina—de—fuego—con—trabajo—de—pintura—rojo gigante y, ¿De alguna
manera es mi culpa?
Matt simplemente lo miró testarudo: su mandíbula cerrada, su piel bronceada
enrojecida—. Estoy diciendo que deberíamos tomar turnos. Tú ya tuviste tu turno.
—No recuerdo que se haya dicho nada acerca de ‘tomar turnos.’ — Damon se
manejó para darle a la palabra una inflexión que la hizo sonar como alguna
bastante malvada actividad—. Y si yo voy en un carro, yo manejó el carro.
Elena aclaró su garganta. Ninguno de ellos ni siquiera la notó.
—¡Yo no me voy a montar en un carro si tú estás manejando!— Matt dijo
furiosamente.
—¡Yo no me voy a montar en un carro si tú estás manejando!— Damon dijo
lacónicamente.
Elena aclaró su garganta más ruidosamente, y Matt finalmente recordó su
existencia.
—Bueno, Elena no puede estar esperando manejar con nosotros a donde sea
que estamos yendo. —Él dijo, antes de que ella pudiera siquiera sugerir la
posibilidad—. Al menos que lleguemos ahí hoy, —él agregó, mirando a Damon
sostenidamente.
26
Damon sacudió su oscura cabeza—. No. Estoy tomando la vía escénica. Y
mientras menos personas sepan a dónde vamos estaremos más seguros. No
pueden contarlo si no lo saben.
Elena sintió como si alguien justo le hubiera tocado ligeramente los cabellos
en la parte de atrás de su cuello con un cubo de hielo. Por la manera en que Damon
dijo esas palabras<
—Pero ellos ya saben a dónde estamos yendo, ¿Verdad?— Ella pregunto,
sacudiéndose así misma de nuevo a lo práctico.
—Ellos saben que queremos rescatar a Stefan, y ellos saben dónde está Stefan.
—Oh, sí. Ellos saben que estamos intentando llegar a la Dimensión Oscura.
¿Pero por cuál puerta? ¿Y cuándo? Si podemos perderlos la única cosa de la que
tendremos que preocuparnos es Stefan y los guardianes de la prisión.
Matt miro alrededor—. ¿Cuántas puertas hay?
—Miles. Donde sea que tres líneas de la ley crucen, hay potencial para una
puerta. Pero desde que los europeos manejaron a los Nativos Americanos fuera de
sus hogares, la mayoría de las puertas no son usadas o mantenidas como eran en
los viejos tiempos. —Damon se encogió de hombros.
Pero Elena estaba estremeciéndose de nuevo con emoción, con ansiedad—.
¿Por qué no encontramos la puerta más cercana y vamos a través de ella, entonces?
—¿Viajar todo el camino hacia la prisión subterránea? Mira, tú no lo
entiendes del todo. Primero que nada, me necesitas a mi contigo para meterte
dentro de una puerta—e incluso entonces eso no va a ser placentero.
—¿No va a ser placentero para quién? ¿Para nosotros o para ti?— Matt
pregunto tristemente.
Damon le dio una larga, mirada en blanco—. Si lo intentas por tu cuenta eso
sería breve y terminalmente no placentero para ti.
Conmigo, debería ser incomodo pero más que nada un asunto de rutina. Y en
cuanto a cómo es viajar por incluso unos pocos días hacia allá abajo—bueno,
ustedes lo verán por sí mismos, eventualmente. —Damon dijo, con una sonrisa
extraña—. Y les tomaría mucho, mucho más tiempo que ir por una puerta
principal.
—¿Por qué?— Matt demando, siempre listo para preguntar cosas de las que
Elena de verdad, de verdad no quería saber las respuestas.
27
—Porque o es una jungla, donde sanguijuelas de metro y medio que están
lanzándose a ti desde los arboles van a ser la última de tus preocupaciones o, un
desierto, donde un enemigo puede disparate—y todos son tus enemigos.
Hubo una pausa mientras Elena pensaba con fuerza.
Damon se veía serio. Claramente, el realmente no quería hacerlo—y no
muchas cosas molestaban a Damon. A él le gustaba pelear. Más, si sólo era una
pérdida de tiempo<
—De acuerdo, —Elena dijo lentamente—. Seguiremos con tu plan.
Inmediatamente, ambos chicos buscaron la manija en el lado de la puerta del
conductor de nuevo.
—Escuchen, —Elena dijo sin mirar a ninguno de ellos—. Yo voy a manejar mi
Jaguar hasta que lleguemos al próximo pueblo. Pero primero voy a entrar dentro
del carro y cambiarme a ropas de verdad y tal vez incluso dormir unos pocos
minutos. Matt seguro querrá encontrar un arrollo o algo donde él pueda limpiarse.
Y después iré al primer pueblo que sea el más cercano para un desayuno tardío.
Después de eso<
—Las peleas pueden empezar de nuevo, —Damon termino por ella.
—Tú has eso, querida. Te encontrare en cualquier cucharilla grasienta que
hayas elegido.
Elena asintió.
—¿Estás seguro de que serás capaz de encontrarnos? Yo estoy tratando de
sostener mi aura, realmente.
—Escucha, una máquina—rojo—fuego de Jaguar en cualquier lugar de un
pueblo que se encuentre más debajo de esta vía va a ser tan visible como un OVNI,
—Damon dijo.
—Porque él solo no viene con< —la voz de Matt se apagó. De alguna
manera, aunque era su queja más profunda contra Damon, él a menudo se
manejaba para olvidar que Damon es un vampiro.
—Así que tú vas a ir por ahí primero y después vas a encontrar a alguna chica
joven caminando hacia la escuela de verano, —Matt dijo, sus ojos azules
pareciendo más oscuros.
—Y vas a arremeter contra ella y llevártela lejos donde nadie pueda oír sus
gritos y luego vas a jalar su cabeza hacia atrás y vas a hundir tus dientes en su
garganta.
28
Hubo una pausa bastante larga. Luego Damon dijo en un tono ligeramente
herido—, no lo haré.
—Eso es lo que tú—gente—hace. Me lo hiciste a mí.
Elena tuvo la necesidad de hacer una intervención realmente drástica: la
verdad—. Matt, Matt, no fue Damon quien hizo eso. Fue Shinichi. Tú lo sabes. —
Ella gentilmente tomó a Matt por los antebrazos y lo volteó hasta que él la estaba
encarando.
Por un largo momento Matt no la miró. El tiempo se estiró y Elena empezó a
temer que él estaba más allá de su búsqueda. Pero entonces a lo último él levantó
su cabeza para que ella pudiera verlo a los ojos.
—De acuerdo, —él dijo suavemente—. Voy a dejarlo pasar. Pero sabes que él
se va para beber sangre humana.
—¡De un donante dispuesto! —Damon, quien tenía muy buena audición,
disparó.
Matt explotó de nuevo—. ¡Porque tú haces que estén dispuestos! Tú los
hipnotizas<
—No, no lo hago.
—<o los ‘influencias’, o lo que sea. Como te gustaría<
Detrás de la espalda de Matt, Elena estaba haciendo señales de ‘vete lejos’
furiosamente a Damon, como si ella estuviera espantando una manada de pollos.
Al principio Damon sólo le levantó una ceja, pero después él se encogió de
hombros elegantemente y obedeció, su figura haciéndose borrosa mientras tomaba
la forma de un cuervo y rápidamente se volvió un punto en el sol saliente.
—¿Crees, —Elena dijo calladamente—, que podrías deshacerte de tu estaca?
Eso sólo va a hacer que Damon se vuelva completamente paranoico.
Matt miró a todos lados menos a ella y luego finalmente asintió—. La botaré
cuando valla bajo la colina a limpiarme, —él dijo mirando a sus lodosas piernas
tristemente.
—De todos modos, —él agregó—. Tú metete en el carro e intenta dormir un
poco. Luces como si lo necesitaras.
—Despiértame en un par de horas, —Elena dijo, sin saber que esta iba a ser la
primera idea de la cual en un par de horas se iba a lamentar más de lo podría decir.
Notas del traductor:
[*] Yo nunca pretendí quedar atrapado tan profundamente, si me perdonas el juego de palabras (I
29
never intended to get sucked in so deeply—if you’ll forgive a pun): en español —sucked— es —
chupar— o —absorber—. La autora hace un juego de palabras al referirse a que el quedo muy —
absorbido en sus poderes— ya que como es un vampiro ellos —chupan— o —absorben— sangre.
30
4
Traducido por AndreaN
Corregido por ZarahFandy
—Estas temblando. Déjame hacerlo sola—. Meredith dijo, poniendo una
mano en el hombro de Bonnie mientras ellas se paraban juntas en frente de la casa
de Caroline Forbes.
Bonnie empezó a inclinarse con la presión, pero se detuvo a sí misma. Era
humillante estar temblando tan obviamente en una mañana de Virginia a finales
de Julio. Era humillante ser tratada como una niña, también. Pero Meredith, quien
era solo seis meses mayor, se veía hoy más adulta que de costumbre. Su cabello
oscuro estaba retirado hacia atrás, así que sus ojos se veían muy grandes y su
rostro de piel oliva con sus altos pómulos estaba mostrando su mejor ángulo.
Ella prácticamente podría ser mi niñera, Bonnie pensó abatidamente.
Meredith tenía puestos tacones, en lugar de sus habituales tenis. Bonnie se sintió
más pequeña y joven que nunca en comparación. Ella corrió una mano a través de
sus rizos rubio—fresa, tratando de encresparlos hacia arriba una preciosa media
pulgada* más alta.
—No tengo miedo, tengo f—frió. —Bonnie dijo con toda la dignidad que
pudo reunir.
—Lo sé. Sientes algo viniendo de ahí, ¿Verdad? —Meredith asintió hacia la
casa en frente de ellas.
Bonnie miró a ambos lados y luego de vuelta a Meredith.
Repentinamente la adultez de Meredith era más confortadora que molesta.
Pero antes de que mirara a casa de Caroline de nuevo ella dijo abruptamente—.
¿Qué paso con los tacones de aguja?
—Oh. —Meredith dijo, mirando hacia abajo—. Sólo es un pensamiento
práctico. Si algo intenta agarrar mi tobillo esta vez, obtendrá esto.
31
Ella dio una patada y hubo un chasquido satisfactorio en la acera. Bonnie casi
sonrió—. ¿Trajiste tus nudillos de acero, también?
—No los necesito; golpearé a Caroline de nuevo con las manos desnudas si
ella intenta algo. Pero deja de cambiar el tema de conversación. Puedo hacer esto
sola.
Bonnie finalmente se permitió a si misma poner su propia pequeña mano en
la delgada y de largos dedos de Meredith. Ella la apretó—. Sé que puedes. Pero yo
soy la que debería. Fue a mí a la que invito a venir.
—Sí. —Meredith dijo, con una ligera, elegante curva en su labio.
—Ella siempre sabe donde clavar el cuchillo. Bueno, pase lo que pase,
Caroline se lo busco ella misma. Primero intentamos ayudarla, por su bien y el
nuestro. Luego intentamos que ella consiguiera ayuda. Después de eso<
—Después de eso. —Bonnie dijo tristemente—. No hay más nada que contar.
—Ella vio la casa de Caroline de nuevo. Se veía< sesgada< de alguna manera,
como si estuviera viéndolo a través de un espejo distorsionado. Además de eso,
tenía un mal aura: negro recortado a través de una fea sombra gris—verdosa.
Bonnie nunca había visto una casa con tanta energía antes.
Y era fría, esta energía, como el viento que sale fuera de un refrigerador de
carne. Bonnie se sintió como si eso le podría chupar su propia fuerza—vital y
convertirla en hielo, si tuviera la oportunidad.
Ella dejó que Meredith tocara la campana de la puerta. Tenía un ligero eco, y
cuando la Sra. Forbes atendió, su voz parecía tener un ligero eco, también. El
interior de la casa todavía tenía ese aspecto de locura, Bonnie pensó, pero el
sentimiento era incluso más extraño. Si ella cerraba sus ojos podría imaginarse a sí
misma en un lugar mucho más grande, donde el piso estaba inclinado
bruscamente hacia abajo.
—Vinieron a ver a Caroline. —La Sra. Forbes dijo. Su apariencia impactó a
Bonnie. La madre de Caroline se veía como una anciana. Con cabello gris y una
ojerosa cara blanca.
—Ella está arriba en su cuarto. Las acompañaré. —La madre de Caroline dijo.
—Pero Sra. Forbes, sabemos dónde... — Meredith se calló cuando Bonnie
puso una mano en su brazo. La descolorida, encogida mujer estaba liderando el
camino. Ella casi no tenía un aura, Bonnie se dio cuenta, y estaba afligida de
corazón. Ella conocía a Caroline y a sus padres desde hace tanto tiempo —¿Cómo
sus relaciones pudieron llegar a esto?
32
No insultaré a Caroline, no importa lo que haga, Bonnie prometió
silenciosamente. No importa que pase. Incluso< si, incluso después de que le hizo
a Matt. Intentaré recordar algo bueno acerca de ella.
Pero era difícil pensar en cualquier cosa en esta casa, mucho menos pensar en
algo bueno. Bonnie sabía que iba a subir las escaleras; ella podía ver cada escalón
por encima de ella. Pero todos sus otros sentidos le dijeron que ella estaba yendo
hacia abajo. Fue una sensación aterrorizante que la hizo marearse: esta inclinación
aguda hacia abajo mientras ella veía a sus pies subir.
También había un olor, extraño y mordaz, de huevos podridos. Era un
maloliente, vil hedor que se podía probar en el aire.
La puerta de Caroline estaba cerrada, y en frente de ella, recostado en el piso,
estaba un plato de comida con un tenedor y un cuchillo de trinchar encima de él.
La Sra. Forbes se apresuró enfrente de Bonnie y Meredith y rápidamente recogió el
plato, abrió la puerta opuesta a la de Caroline, y lo colocó ahí, cerrando la puerta
detrás de ella.
Pero justo antes de que desapareciera, Bonnie creyó haber visto movimiento
en la pila de comida de la elegante porcelana china.
—Ella apenas me habla a mí. —La Sra. Forbes dijo en el mismo tono de voz
vacío que ella uso antes—. Pero ella dijo que te estaba esperando.
Ella se apresuró a pasarlas, dejándolas solas en el corredor. El olor a huevos
podridos, no a azufre, Bonnie se dio cuenta, era muy fuerte.
—Azufre. —Ella reconocería el olor de la clase de química del año pasado.
¿Pero cómo un olor tan horrible se metió dentro de la elegante casa de la Sra.
Forbes? Bonnie se volteo a Meredith para preguntarle, pero Meredith ya estaba
sacudiendo su cabeza. Bonnie conocía esa expresión.
No digas nada.
Bonnie tragó, se secó sus ojos llorosos, y vio a Meredith girar el seguro de la
puerta de Caroline.
La habitación estaba oscura. Suficiente luz brillaba desde el pasillo para
mostrar que las cortinas de Caroline habían sido reforzadas por opacas colchas
pintadas encima de ellas. Nadie estaba en o encima de la cama.
—¡Pasen! ¡Y cierren esa puerta rápido!
Era la voz de Caroline, con el típico enojo de Caroline. Un flujo de alivio se
derramó dentro de Bonnie. La voz no era una voz grave de hombre que sacudía el
cuarto, o un aullido, era la de Caroline—en—un—mal—humor.
33
Ella dio un paso dentro de la oscuridad por delante suyo.
Notas del Traductor:
1 [*] Pulgada: Una pulgada equivale a 2.54 cm y media pulgada son 1.27 cm.
34
5
Traducido por AndreaN
Corregido por Chole_ann
Elena se metió en el asiento trasero del Jaguar y se puso una suave camisa
aguamarina y unos jeans debajo de su camisón, sólo en caso de que un oficial de
policía—o incluso alguien tratando de ayudar a los dueños de un carro
aparentemente varado en una carretera desierta—se detuvieran a ver qué pasaba.
Y luego ella se recostó en el asiento trasero del Jag.
Pero incluso ahora que estaba cálida y cómoda, el sueño no llegaba.
¿Qué es lo que quiero? ¿Lo que realmente quiero en este momento? Ella se
pregunto a sí misma. Y la respuesta vino a ella inmediatamente.
Quiero ver a Stefan. Quiero sentir sus brazos alrededor de mí. Sólo quiero
mirar su cara—sus ojos verdes, con esa mirada especial que él sólo me mostraba a
mí. Quiero que él me perdone y que me diga que sabe que yo siempre lo amaré.
Y quiero< Elena se sintió a si misma enrojecer mientras una gran calidez
pasaba atreves de su cuerpo, Quiero que Stefan me bese. Quiero los besos de
Stefan< c{lidos, dulces y reconfortantes<
Elena estaba pensando en esto mientras ella cerraba sus ojos como por
segunda o tercera vez y cambiaba de posición, las lágrimas una vez más
apareciendo. Si tan solo ella pudiera llorar, realmente llorar, por Stefan. Pero algo
la detuvo. Le costó derramar una lágrima.
Dios, ella estaba exhausta<
Elena lo intentó. Mantuvo sus ojos cerrados y se volteó hacia atrás y adelante,
intentando no pensar en Stefan por sólo unos pocos minutos.
Ella tenía que dormir. Desesperada, ella dio un poderoso empujón para
intentar encontrar una mejor posición—cuando todo repentinamente cambio.
Elena estaba cómoda. Muy cómoda. Ella no podía sentir el asiento. Se sentó
verticalmente y se quedo inmóvil, sintiendo el aire. Ella casi estaba golpeando su
cabeza contra el techo del Jag.
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¡Perdí la gravedad de nuevo! Ella pensó, horrorizada. Pero, no, esto era
diferente de lo que había pasado cuando ella había regresado por primera vez del
más allá, y había volado por ahí como un globo. Ella no podía explicar por qué,
pero estaba segura.
Ella tenía miedo de moverse en cualquier dirección. Ella no estaba segura de
la causa de su angustia pero no se atrevió a moverse.
Y luego ella lo vio.
Ella se vio a sí misma, con su cabeza hacia atrás y sus ojos cerrados en el
asiento trasero del carro. Ella podía distinguir cada pequeño detalle, desde las
arrugas en su suave camisa aguamarina hasta la trenza que ella hizo con su cabello
dorado pálido, el cual, por falta de nudo de cabello, ya se estaba destrenzando. Ella
se veía como si estuviera durmiendo serenamente.
Así que así era como todo terminaba. Esto es lo que dirán, que Elena Gilbert,
un día de verano, murió pacíficamente en su sueño. Nunca encontraron una causa
de muerte<
Porque ellos nunca podrían ver un corazón roto como una causa de muerte,
Elena pensó, y en un gesto incluso más melodramático que sus usuales gestos
melodramáticos, ella intentó lanzarse a sí misma a su propio cuerpo con un brazo
cubriendo su rostro.
No funcionó. Tan pronto como ella retrocedió para empezar a lanzarse a sí
misma, se dio cuenta de que estaba fuera del Jaguar.
Ella pasó derecho a través del techo sin sentir nada. Supongo que eso es lo
que pasa cuando eres un fantasma, pensó. Pero esto no era en nada como la última
vez.
Esa vez yo vi el túnel, fui hacia la luz.
Tal vez no soy un fantasma.
Repentinamente Elena sintió una oleada de euforia. Sé lo que es esto, pensó
triunfalmente. ¡Esto es una experiencia extra—corporal!
Ella miró hacia abajo a su yo durmiente, buscando cuidadosamente. ¡Sí! ¡Sí!
Ahí estaba una cuerda uniendo su cuerpo durmiente—su cuerpo real—a su yo
espiritual. ¡Ella estaba atada! No importa a donde fuera, podría encontrar su
camino a casa.
Sólo había dos destinos posibles. Una era de regreso a Fell’s Church. Ella
sabía la dirección general del sol, y estaba segura de que alguien que tuviera un
O.O.B* (como Bonnie, quien una vez había ido a través de un plato espiritualista y
había leído montones de libros acerca del tema, familiarmente llamado) sería capaz
de reconocer la cruzada de todas esas líneas de ley.
El otro destino, por supuesto, era hacia Stefan.
36
Damon tal vez pensara que ella no sabía a dónde ir, y era verdad que sólo
podía sentir vagamente por el sol saliente que Stefan estaba en la otra dirección—
hacia su oeste. Pero ella siempre oyó que las almas de los verdaderos amantes
estaban conectadas de alguna manera< por un lazo plateado de corazón a corazón
o una cuerda roja de pulgar a pulgar.
Para su deleite, ella lo encontró casi inmediatamente.
Una delgada cuerda del color de la luz de luna, que parecía estar entretejida
entre el corazón de Elena y< sí. Cuando toco la cuerda, resonó tan claramente a
Stefan para ella que supo que la llevaría hacia él.
Nunca hubo una duda en su mente de cual dirección tomaría. Ella había
estado en Fell’s Church. Bonnie era una psíquica con unos impresionantes poderes
y también lo era la vieja casera de Stefan, la Sra. Theophilia Flowers. Ellos estaban
ahí, solos con Meredith y su brillante intelecto, para proteger el pueblo.
Y todos ellos entenderían, se dijo a si misma de alguna manera desesperada.
Ella quizás no tendría esta oportunidad de nuevo.
Sin otro momento de indecisión, Elena se volteo hacia Stefan y se dejo a si
misma ir.
Inmediatamente se encontró a si misma apresurándose a través del aire,
demasiado rápido para tomar nota de su alrededor. Todo lo que pasaba era un
borrón, diferenciándose sólo en color y textura mientras Elena se daba cuenta con
un nudo en la garganta que ella estaba pasando a través de los objetos.
Y así, en sólo unos pocos instantes, ella se encontró a si misma mirando una
escena que le partió el corazón: Stefan en una prisión usada y rota, viéndose
delgado y con el rostro gris. Stefan en una asquerosa celda de pico—sembrado e
infestada de piojos con sus barrotes de hierro que lo represaban y de los que
ningún vampiro podría escapar.
Elena se volteó por un momento para que cuando ella lo despertara el no
viera su angustia y sus lágrimas. Ella justo estaba terminando de componerse a sí
misma, cuando la voz de Stefan sacudió a través de ella. Él ya estaba despierto.
—Lo intentas, y lo intentas, ¿Verdad? —Él dijo, su voz pesada con sarcasmo.
—Supongo que deberías obtener puntos por eso. Pero siempre tienes algo
mal. La última vez fueron las orejas un poco puntiagudas. Esta vez son las ropas.
Elena no usaría una camisa arrugada como esa ni tendría los pies sucios y gastados
aunque su vida dependiera de ello. Vete. —Encogiéndose de hombros debajo de la
manta raída, él le dio la espalda.
Elena se le quedó viendo. Ella estaba en demasiadas clases de angustia como
para elegir sus palabras: Estas emergieron de ella como un geiser*—. ¡Oh, Stefan!
Yo sólo estaba intentando quedarme dormida en mis ropas en caso de que un
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oficial de policía se detuviera mientras yo estaba en el asiento trasero del Jag. El Jag
que tú me compraste. ¡Pero yo no creí que te importaría! Mis ropas están arrugadas
porque yo las saqué de mi bolsa de lona y mis pies se ensuciaron cuando Damon—
bueno—bueno—olvida eso. Yo tenía un camisón real, pero no lo tenía puesto
cuando me salí de mi cuerpo y supongo que cuando sales todavía te ves como tú
mismo en tu cuerpo<
Luego ella tiró sus manos en alarma mientras Stefan se dio la vuelta. Pero—
milagro de milagros—ahora había un toque de sangre en sus mejillas. Más que
nada, él ya no se veía desdeñoso.
Él se veía mortífero, sus ojos verdes centelleando con malevolencia.
—Tus pies se ensuciaron cuándo Damon hizo ¿Qué? —Él demando,
preguntando cuidadosamente.
—No importa.
—Maldita sea, si importa. —Stefan la detuvo cortantemente.
—¿Elena? —Él susurró, mirándola como si ella sólo hubiera aparecido.
—¡Stefan! —Ella no pudo evitar sostener sus brazos a su alrededor. Ella no
podía controlar nada—. Stefan, yo no sé cómo, pero estoy aquí. ¡Soy yo! No soy un
sueño o un fantasma. Yo estaba pensando en ti y me quede dormida, ¡y aquí estoy!
—Ella intento tocarlo con manos fantasmales—. ¿Me crees?
—Te creo< porque yo estaba pensando en ti. De alguna manera—de algún
modo eso te trajo aquí. Por el amor. ¡Porque nos amamos! —Él dijo las palabras
como si fueran una revelación.
Elena cerró sus ojos. Si tan solo ella pudiera estar en su cuerpo. Ella le
mostraría a Stefan cuanto lo amaba. Porque así, ellos tenían que usar palabras
torpes—clichés que eran únicamente ciertos.
—Siempre te amaré, Elena, —Stefan dijo, susurrando de nuevo—. Pero no te
quiero cerca de Damon. Él encontrara la manera de lastimarte.
—No puedo evitarlo, —Elena lo interrumpió.
—¡Tienes que evitarlo!
—¡Porque él es mi única esperanza, Stefan! Él no va a lastimarme. Él ya ha
matado para protegerme. Oh, Dios, ¡Ha pasado tanto! Nosotros estamos en camino
a< —Elena vaciló, sus ojos mirando alrededor con cautela.
Los ojos de Stefan se ampliaron por un instante. Pero cuando habló su cara
estaba inexpresiva—. Algún lugar donde estarán seguros.
—Sí, —ella dijo, igual de seria, sabiendo que lágrimas fantasmas estaban
ahora corriendo por sus mejillas sin huesos—. Y< oh, Stefan, hay mucho que no
sabes. Caroline acusó a Matt de atacarla mientras ellos estaban en una cita porque
ella está embarazada. ¡Pero no fue Matt!
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—¡Por supuesto que no! —Stefan dijo indignado, y hubiera dicho más, pero
Elena estaba corriendo ahora.
—Y creo que< que el pequeño es realmente de Tyler Smallwood por el
tiempo, y por el cambio de Caroline. Damon dice que<
—El bebé de un hombre lobo siempre convertirá a su madre en mujer loba
—¡Sí! Pero la parte de hombre lobo va a tener que pelear con el malash que ya está
dentro de ella. Bonnie y Meredith me dijeron cosas acerca de Caroline—como la
manera en que ella se estaba arrastrando en el suelo como un lagarto—eso me
horrorizó. Pero tuve que dejarlas lidiar con eso para que yo pudiera—pudiera
llegar a ese lugar seguro.
—Hombres lobo y hombres—zorro, —Stefan dijo, sacudiendo su cabeza—.
Por supuesto, que los kitsune, los zorros, son mucho más poderosos mágicamente,
pero los hombres lobo tienden a matar antes de pensar—. Él golpeó su rodilla con
su puño—. ¡Desearía poder estar ahí!
Elena estalló con maravilla y desesperación mezcladas—. Y en vez de eso
aquí estoy yo ¡Contigo! Yo nunca supe que podía hacer esto. Pero no he sido capaz
de traerte nada en esta dirección, ni siquiera a mí misma. Mi sangre. —Ella hizo un
gesto desesperado y vio la presunción en los ojos de Stefan.
¡Él todavía tenía el vino negro mágico de Clarion Loess que ella le había
contrabandeado! ¡Ella lo sabía! Ese era el único líquido que ayudaría—una pizca—
a mantener a un vampiro vivo cuando no tenía sangre disponible.
El —vino— Mágico Negro—sin alcohol y nunca hecho para humanos en
primer lugar, era la única bebida con la que los vampiros realmente disfrutaban
aparte de la sangre. Damon le había dicho a Elena que era hecho mágicamente con
uvas especiales que eran cultivadas en el suelo de los bordes de los glaseares,
loess*, y que eran mantenidas en completa oscuridad. Eso es lo que le da su
aterciopelado sabor oscuro, él dijo.
—Eso no importa, —Stefan dijo, sin duda por el beneficio de quien pudiera
estar espiando—. ¿Exactamente cómo paso? —Le preguntó entonces—. ¿Esta
experiencia extra—corporal? ¿Por qué no vienes aquí y me cuentas de eso? —Él se
recostó en su prisión, volteando sus ojos doloridos a ella—. Siento no tener una
mejor cama que ofrecerte. —Por un momento la humillación se mostró claramente
en su rostro. Todo este tiempo él se manejó para ocultársela: la vergüenza que él
sentía por aparecer ante ella de esta manera—en una celda mugrienta, con harapos
por ropas, e infestado con sólo Dios sabía qué. Él—Stefan Salvatore, quien una vez
había sido< había sido<
El corazón de Elena realmente se rompió entonces. Ella sabía que se estaba
rompiendo, porque ella podía sentir en su interior como la rotura de un vidrio,
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como agujas ensartándole la carne dentro de su pecho. Ella sabía que se estaba
rompiendo, también, porque ella estaba llorando, grandes lágrimas espirituales
que caían en la cara de Stefan como sangre, translúcidas en el aire mientras caían,
pero tornándose de un intenso rojo cuando tocaron la cara de Stefan.
¿Sangre? Por supuesto, no era sangre, ella pensó. Ella no le podía traer algo
tan útil en esta forma. Ella estaba realmente sollozando ahora; sus hombros
sacudiéndose mientras las lágrimas continuaron cayendo encima de Stefan, quien
ahora tenía una mano hacia arriba como si quisiera atrapar una<
—Elena. —Había sorpresa en su voz.
—¿Qu—qué? —Ella se lamentó.
—Tus l{grimas. Tus l{grimas me hacen sentir< —Él estaba mirando hacia
arriba a ella con algo como admiración.
Elena todavía no podía evitar llorar, aunque ella sabía que había calmado su
orgulloso corazón—y hecho algo más.
—N<oo entiendo.
El atrapó una de sus lágrimas y la beso. Luego él la miró con brillo en sus
propios ojos—. Es difícil hablar de ello, hermoso pequeño amor<
¿Entonces por qué usas palabras? Ella pensó, todavía llorando, pero bajando
a su nivel para que ella pudiera lloriquear sólo con su garganta.
—Es sólo que< ellos no son muy generosos con los refrigerios por aquí. —Él
le dijo—. Como habrás supuesto. Si tú no me hubieras—ayudado—yo estaría
muerto en este momento. Ellos no pueden entender por qué no lo estoy. Así que
ellos—bueno, ellos huyen antes de llegar a mí, pero algunas veces, veras<
Elena levantó su cabeza, y esta vez lágrimas de pura rabia cayeron derecho
sobre su cara—. ¿Dónde están? Yo los mataré. No me digas que no puedo porque
yo encontraré una manera. Encontraré una manera de matarlos incluso aunque
estoy en este estado.
Él sacudió su cabeza—. Ángel, ángel, ¿No lo vez? No tienes que matarlos.
Porque tus lágrimas, las lágrimas fantasmales de una doncella pura<
Ella sacudió su cabeza de regreso—. Stefan, si alguien sabe que yo no soy una
doncella pura, ese eres tú.
—De una doncella pura—. Stefan continuó, ni siquiera perturbado por la
interrupción—, pueden curar todas las enfermedades. Y yo estaba enfermo esta
noche, Elena, incluso aunque intente esconderlo. ¡Pero estoy curado ahora! ¡Tan
bueno como nuevo! Ellos nunca serán capaces de entender cómo pudo suceder.
—¿Estás seguro?
—¡Mírame!
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Elena lo miró. La cara de Stefan, que había estado gris y estirada antes, estaba
diferente ahora. Él era usualmente pálido, pero ahora sus finas facciones se veían
sonrojadas—como si él hubiera estado parado en frente de una fogata y la luz
todavía se estuviera reflejando en las líneas puras y los planos elegantes de su
amado rostro.
—Yo< ¿Hice qué? —Ella recordó la primera gota cayendo, y como se había
visto como sangre en su rostro. No como sangre, ella se dio cuenta, si no como
color natural, hundiéndose dentro de él, refrescándolo.
Ella no pudo evitarlo y escondió su rostro en la garganta de él mientras
pensaba, estoy alegre, oh, estoy tan alegre. Pero desearía que pudiéramos tocarnos.
Quiero sentir tus brazos alrededor de mí.
—Al menos puedo mirarte, —Stefan susurró, y Elena supo que incluso esto
era como agua en un desierto para él—. Y si pudiéramos tocarnos, yo pondría mi
brazo alrededor de tu cintura aquí, y te besaría aquí y aquí<
Ellos se hablaron el uno al otro de esta manera por un rato—sólo
intercambiando tonterías de amantes, cada uno sostenido por la vista y el sonido
del otro. Y entonces, suave pero firmemente, Stefan le pidió que le contara todo
acerca de Damon—todo desde que ellos comenzaron. Para este momento Elena
estaba lo suficientemente imperturbable para contarle acerca del incidente con
Matt sin hacer sonar a Damon demasiado como un villano.
—Y Stefan, Damon realmente esta protegiéndonos lo mejor que puede. —Ella
le dijo acerca de los dos vampiros poseídos que los habían estado rastreando y lo
que Damon había hecho.
Stefan apenas y se encogió de hombros y dijo irónicamente—, la mayoría de
la gente escribe con lápices; Damon borra a la gente con ellos. —Él agregó—, ¿Y
cómo se ensuciaron tus ropas?
—Porque escuché una explosión enorme—la cual terminó siendo Matt en el
techo del carro, —ella dijo—. Pero, para ser justos, él estaba intentando estacar a
Damon en ese momento. Yo lo hice deshacerse de la estaca. —Ella agregó, en el
más elemental de los susurros: —Stefan, por favor que no te importe que Damon y
yo tengamos que—que estar juntos un montón en estos momentos. Eso no cambia
nada entre nosotros.
—Lo sé.
Y lo maravilloso de eso era que él si lo sabía. Elena estaba bañada con el brillo
profundo de su confianza en ella.
Después de que ellos se —sostuvieron— el uno al otro, Elena estaba
acurrucada sin peso por encima del brazo de Stefan< y era feliz.
41
Y entonces abruptamente el mundo—el universo entero—se estremeció por el
sonido de un gigantesco sonido de golpe. Molestó a Elena. No pertenecía aquí con
el amor, la confianza y la dulzura de compartir cada parte de sí misma con Stefan.
Empezó de nuevo—una explosión monstruosa que aterrorizo a Elena.
Ella se agarró inútilmente a Stefan, quien la estaba mirando con
preocupación. Él no escuchó el estrépito que la estaba molestando, ella se dio
cuenta.
Y entonces algo incluso peor paso. Ella estaba fuera del brazo de Stefan y se
estaba apresurando hacia atrás, a través de los objetos, hacia atrás más rápido y
más rápido hasta que en un choque ella aterrizó en su cuerpo.
A pesar de su renuencia ella aterrizó perfectamente en el cuerpo sólido que
hasta ahora había sido el único que conocía. Ella aterrizó en él y se mezcló dentro
de él y entonces ella estaba sentada y los sonidos eran los sonidos de Matt dando
golpecitos a la ventana.
—Han pasado más de dos horas desde que te fuiste a dormir, —dijo él
mientras ella abría la puerta—. Pero yo supuse que lo necesitabas. ¿Estás bien?
—Oh, Matt, —Elena dijo. Por un momento parecía imposible que ella fuera
capaz de no llorar. Pero luego ella recordó la sonrisa de Stefan.
Elena parpadeó, forzándose a sí misma a encargarse de su nueva situación.
Ella no había visto a Stefan por el tiempo suficiente. Pero sus recuerdos de su corto,
dulce momento juntos estaban envueltos en junquillos y lavandas y nada podría
jamás apartarlos de ella.
Damon estaba irritado. Mientras volaba más alto en sus alas de cuervo anchas
y negras, el paisaje debajo de él estaba desplegado como una maravillosa alfombra,
la última hora del día haciendo los paisajes y colinas brillar como esmeraldas.
Damon lo ignoró. Él lo había visto demasiadas veces. Lo que él estaba
buscando era una donna splendida*.
Pero su mente seguía a la deriva. Mutt* y su estaca<
Damon todavía no podía ver porque Elena quería tomar a un fugitivo de la
justicia con ellos. Elena< Damon intentó conjurar los mismos sentimientos
irritados para ella que los que tenía para Mutt, pero no pudo hacerlo.
Él hizo círculos hacia el pueblo por debajo de él, manteniéndose en el distrito
residencial, buscando auras. Él quería un aura fuerte tanto como quería una
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hermosa. Y él había estado en América el tiempo suficiente para saber que a esta
hora temprana de la mañana podías encontrar tres tipos de personas levantadas y
fuera de su casa. Los estudiantes eran los primeros, pero estábamos en verano, así
que había menos de los que elegir. A pesar de la suposición de Matt, Damon rara
vez mordió a chicas de secundaria. Los corredores eran los segundos. Y los
terceros, pensando cosas hermosas, justo como< esa all{ abajo<eran las
jardineras caseras.
La joven mujer con las tijeras de podar levanto la vista mientras Damon
giraba la esquina y se acercaba a su casa, deliberadamente apurando y luego
desacelerando su paso. Sus pasos suaves hicieron claro que él estaba encantado de
ver la extravagancia floral en frente de la encantadora casa Victoriana. Por un
momento la chica se vio sorprendida, casi asustada. Eso era normal. Damon estaba
usando botas negras, jeans negros, una camiseta negra, y una chaqueta de cuero
negro, además de sus Ray—Bans.* Pero luego él sonrió y en el mismo momento
empezó la primera delicada infiltración en la mente de la bella donna.
Una cosa estaba clara incluso antes de eso. A ella le gustaban las rosas.
—Un ramo completo de Tejedoras de sueño, —él dijo, sacudiendo su cabeza
con admiración mientras miraba a los arbustos cubiertos con flores rosadas
brillantes—. Y esas enredaderas blancas en las rejas< Ah, ¡Pero tus piedras de
luna! —Él tocó ligeramente una rosa abierta, su pétalo coloreado del color de la luz
de luna pero degradándose a rosado pálido en las esquinas.
La joven mujer—Krysta—no pudo evitar sonreír. Damon sintió fluir la
información sin esfuerzo de la mente de ella a la suya. Ella sólo tenía veintidós, no
estaba casada, todavía viviendo en casa. Ella tenía precisamente el tipo de aura que
él estaba buscando, y sólo un padre durmiendo en su casa.
—No pareces del tipo que sabe mucho acerca de rosas, —Krysta dijo
francamente, y luego dio una risa semiconsciente—. Lo siento. Conocí todos los
tipos de rosas en el Show de rosas de Creekville.
—Mi madre es una ávida jardinera. —Damon mintió con fluidez y sin un
rastro de recelo—. Supongo que obtuve mi pasión de ella. Aunque yo no me quedo
en un solo lugar el tiempo suficiente para cultivarlas, pero todavía puedo soñar.
¿Te gustaría saber cuál fue mi último sueño?
Esta vez Krysta sintió como si ella estuviera flotando en una deliciosa nube
perfumada con rosas. Damon sintió cada delicado matiz de ella, disfrutando verla
sonrojarse, disfrutando el ligero temblor que sacudió su cuerpo.
—Sí —Krysta dijo simplemente—. Me encantaría saber tu sueño.
Damon se inclinó hacia delante, bajando su voz—. Quiero sembrar una rosa
negra verdadera.
43
Krysta se veía sorprendida y algo brillante atravesó su mente, demasiado
rápido para que Damon lo atrapara. Pero entonces ella dijo en una voz igualmente
silenciosa—, entonces hay algo que me gustaría enseñarte. Si—si tienes tiempo de
venir conmigo.
El patio trasero era incluso más esplendido que el frontal y ahí había una
hamaca balanceándose gentilmente, Damon notó con aprobación. Después de
todo, él necesitaría pronto un lugar para poner a Krysta< mientras ella se quedaba
dormida.
Pero en la parte trasera del cenador estaba algo que causo que sus pasos se
apresuraran involuntariamente.
—¡Rosas negras mágicas! —Él exclamó, viendo los pétalos vino oscuro, casi
coloreados de borgoña.
—Sí, —Krysta dijo suavemente—. Mágicas Negras. Lo más cercano que
alguien alguna vez ha llegado a una rosa negra. Consigo tres ramos cada año, —
ella susurró tremulosamente, ya no preguntándose quién podría ser este joven
hombre, abrumada por sus sentimientos que casi tomaron a Damon con ella.
—Son magnificas, —él dijo—. Es el rojo más profundo que haya visto jamás.
Lo más cercano al negro de su raza.
Krysta todavía estaba temblando con felicidad—. Puedes tomar una, si
quieres. Voy a llevarlas al Creekville show la semana que viene pero puedo darte
una con el capullo cerrado ahora. Tal vez serás capaz de olerlas.
—A mi< me gustaría eso, —Damon dijo.
—Puedes dársela a tu novia.
—No tengo novia, —Damon dijo, alegre de volver a mentir. Las manos de
Krysta se sacudieron ligeramente mientras cortaba una de las que tenían el tallo
más largo y derecho para él.
Damon se acercó para agarrarla y sus dedos se tocaron.
Damon le sonrió.
Cuando las rodillas de Krysta se desvanecieron con placer, Damon la atrapó
fácilmente, y siguió con lo que estaba haciendo.
Meredith estaba justo detrás de Bonnie mientras ella caminaba dentro del
cuarto de Caroline.
—Dije, ¡Cierra la maldita puerta! — Caroline dijo, no, más bien gruñó.
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Era natural mirar para ver de donde estaba viniendo la voz. Justo antes de
que Meredith cortara la única rendija de luz al cerrar la puerta, Bonnie vio el
escritorio esquinero de Caroline. La silla que solía estar en frente ya no estaba.
Caroline estaba debajo.
Podría haber sido un buen espacio para esconderse para alguien de diez años,
pero como una chica de dieciocho años, Caroline se había curvado en una posición
imposible para caber ahí. Ella estaba sentada en una pila de lo que parecían jirones
de ropa. Sus mejores ropas, Bonnie pensó repentinamente, mientras un centelleo
de lamé* dorado brilló y desapareció cuando cerraron la puerta.
Luego sólo estuvieron ellas tres juntas en la oscuridad. Ninguna iluminación
provenía de por encima o por debajo de la puerta desde el pasillo.
Es porque el pasillo esta en otro mundo, Bonnie pensó salvajemente.
—¿Qué hay de malo con un poco de luz, Caroline? —Meredith preguntó
tranquilamente. Su voz era firme, confortable—. Tú dijiste que viniéramos a
verte—pero nosotras no podemos verte.
—Dije que vinieran a hablar conmigo, —Caroline corrigió instantáneamente,
exactamente como ella siempre lo había hecho en los viejos tiempos. Eso debería
haber sido confortante, también. Excepto—excepto que ahora Bonnie podía oír en
su voz un tipo de reverberación debajo del escritorio, ella podía decir que tenía una
nueva cualidad. No tan ronca m{s bien como< Tú realmente no quieres estar
pensando esto. No en la medianoche oscura de este cuarto, la mente de Bonnie le
dijo.
No tan ronca, más bien como un gruñido, Bonnie pensó impotente. Casi podías
decir que Caroline gruñía sus respuestas.
Pequeños sonidos le dijeron a Bonnie que la chica debajo del escritorio se
estaba moviendo. La propia respiración de Bonnie se aceleró.
—Pero nosotras queremos verte a ti, —Meredith dijo calmadamente—. Y
sabes que Bonnie le tiene miedo a la oscuridad. ¿Puedo prender sólo la lámpara al
lado de tu cama?
Bonnie se podía sentir a si misma temblar. Eso no era bueno. No era
inteligente mostrarle a Caroline que tenías miedo de ella. Pero el campo de
oscuridad la estaba haciendo temblar. Ella podía sentir que este cuarto estaba mal
en sus ángulos—o tal vez era sólo su imaginación. Ella también podía oír cosas que
la hicieron saltar—como ese ruidoso sonido de doble click directamente detrás de
ella. ¿Qué había hecho eso?
—¡Esta bieeen entonces! Prrendan la que está al lado de la cama.
Caroline definitivamente estaba gruñendo. Y se estaba moviendo más cerca
de ellas; Bonnie podía oír su crujido y su respiración acercándose.
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¡No dejes que ella llegue a mí en la oscuridad!
Era un pensamiento irracional y lleno de pánico, pero Bonnie ya no podía
evitar pensarlo como tampoco podía evitar tropezar a ciegas contra<
Algo alto—y cálido.
No era Meredith. Nunca desde que Bonnie la había conocido ella había olido
como rancio dulce y huevos podridos. Pero la cosa cálida tomo ambas manos
levantadas de Bonnie, y ahí había extraños y pequeños sonidos de click mientras
ellas se cerraban.
Las manos no eran solo cálidas; eran calientes y secas.
Y los extremos picaban extrañamente en la piel de Bonnie.
Entonces, mientras una luz al lado de la cama se prendía, las manos ya no
estaban. La lámpara que Meredith había encontrado apagaba una muy, muy tenue
luz rubí—y era fácil ver porque. Una bata rubí y un salto de cama* habían sido
atados alrededor de la pantalla de la lámpara.
—Esto se ve como si hubiera un peligro de incendio, —Meredith dijo, pero
incluso su nivel de voz sonó tembloroso.
Caroline se paró detrás de ellas en la luz roja. Ella parecía más alta que nunca
para Bonnie, alta y musculosa, excepto por el ligero bulto de su vientre. Ella estaba
vestida normalmente, en jeans y una camiseta ajustada. Ella estaba sosteniendo sus
manos juguetonamente escondidas detrás de su espalda, y sonriendo con su vieja
sonrisa insolente y astuta.
Quiero irme a casa, Bonnie pensó.
Meredith dijo—, ¿Entonces?
Caroline sólo siguió sonriendo—. ¿Entonces, qué?
Meredith perdió los estribos—. ¿Qué quieres?
Caroline sólo la miró maliciosa—. ¿Han visitado a su amiga Isobel? ¿Han
tenido una pequeña charla con ella?
Bonnie tenía una poderosa urgencia de darle una bofetada a esa sonrisa
petulante para sacarla de la cara de Caroline. No lo hizo. Era sólo un truco de la luz
de la lámpara—ella sabía que tenía que serlo—pero se veía casi como si ahí
hubieran unos puntos rojos brillando en el centro de cada uno de los ojos de
Caroline.
—Visitamos a Isobel en el hospital, si, —Meredith dijo sin expresión. Luego,
con inconfundible ira en su voz, ella agrego—, y tú sabes muy bien que ella no
puede hablar todavía, pero con un poco de precipitación triunfal los doctores dicen
que ella será capaz de hacerlo. Su lengua sanara, Caroline. Ella tal vez tenga
cicatrices en todos los lugares en que se perforó a sí misma, pero ella va a ser capaz
de hablar de nuevo muy bien.
46
La sonrisa de Caroline se había desvanecido, dejando que su cara se viera
demacrada y llena de sombría furia. ¿Por qué? Bonnie se preguntó.
—Te haría algo de bien salir de esta casa, —Meredith le dijo a la chica de
cabello cobrizo—. No puedes vivir en la oscuridad
—No lo haré por siempre, —Caroline dijo bruscamente—. Sólo hasta que los
gemelos nazcan. —Ella se paró, las manos todavía detrás de ella, y arqueó su
espalda para que así su estomago se pronunciara más que nunca.
—Los< ¿Gemelos? —Bonnie estaba sorprendida y sin habla.
—Matt Junior y Mattie. Así es como voy a llamarlos.
La sonrisa de regodeo de Caroline y sus ojos insolentes eran casi demasiado
para que Bonnie lo soportara—. ¡No puedes hacer eso! —Se oyó a si misma
gritando.
—O tal vez pueda llamar a la niña Honey. Matthew y Honey, por su papi,
Matthew Honeycutt.
—No puedes hacerlo, —Bonnie disparó, más estridentemente.
—Especialmente porque Matt no está aquí para defenderse a sí mismo
—Si, él escapó muy repentinamente, ¿Verdad? La policía se está preguntando
por qué él tenía que huir. Por supuesto< —Caroline llevó a su voz a un susurro
significativo— él no estaba solo. Elena estaba con él. Me pregunto, ¿Qué hacen
ellos dos en su tiempo libre? —Ella rió, una alta, necia risa.
—Elena no es la única persona que está con Matt, —Meredith dijo, y ahora su
voz era baja y peligrosa—. Alguien más está con ellos. ¿Recuerdas un acuerdo que
firmaste? ¿Acerca de no decirle a nadie acerca de Elena o atraer publicidad para
ella?
Caroline parpadeó lentamente, como un lagarto—. Hace mucho tiempo. En
una vida diferente, para mí.
—¡Caroline, no vas a tener una vida si rompes ese juramento! Damon te
mataría. ¿O<acaso tu ya<? —Meredith se detuvo.
Caroline todavía se estaba riendo en ese modo infantil, como si ella fuera una
pequeña niña y alguien le acabara de decir un chiste travieso.
Bonnie sintió correr un sudor frío por todo su cuerpo de una vez. Finos cabellos se
levantaron en sus brazos.
—¿Qué estas escuchando, Caroline? —Meredith humedeció sus labios.
Bonnie podía ver que ella estaba intentando sostener los ojos de Caroline, pero la
chica de cabellos cobrizos se dio la vuelta—. Acaso es< ¿Shinichi? —Meredith se
movió hacia delante repentinamente y sostuvo los brazos de Caroline—. Tú solías
verlo y oírlo cuando te mirabas en el espejo. ¿Lo escuchas ahora todo el tiempo,
Caroline?
47
Bonnie quería ayudar a Caroline. Lo quería. Pero ella no se podría haber
movido o hablado por nada.
Ahí habían—canas grises—en el cabello de Caroline. Cabellos grises, Bonnie
pensó. Se veían insípidas, mucho más ligeras que el flamante y hermoso cabello
natural del que Caroline estaba tan orgullosa. Y ahí había< otros cabellos que no
brillaban para nada. Bonnie había visto ese color leonado en perros; ella sabía
vagamente que algunos lobos se debían ver iguales. Pero era realmente algo
diferente verlo en el cabello de tu mejor amiga.
Especialmente cuando parecían erizarse y temblar, levantándose como los
pelos de un perro<
Ella está molesta. No molesta furiosa; molesta demente, Bonnie se dio cuenta.
Caroline levanto la vista, no miró a Meredith, sino directo a los ojos de Bonnie.
Bonnie dio un respingo. Caroline la estaba mirando como si considerara que
Bonnie era la cena o sólo basura.
Meredith se paró al lado de Bonnie para apoyarla. Sus puños estaban
cerrados.
—No me mirrres, —Caroline dijo abruptamente, y se dio la vuelta. Sí, eso
definitivamente era un gruñido.
—Tú realmente querías que te viéramos, ¿No es verdad? —Meredith dijo
suavemente—. Estas—alardeando de ti misma en frente de nosotras. Pero creo que
tal vez esta es tu manera de pedir ayuda.
—¡Dificilmeeeente!
—Caroline, —Bonnie dijo repentinamente, sorprendida por una ola de
lástima que la embistió—, por favor trata de pensar. ¿Recuerdas cuando dijiste que
necesitabas un esposo? Yo< —Ella se rompió y tragó. ¿Quién iba a casarse con este
monstruo, quien unas pocas semanas antes se había visto como una chica
adolescente normal?
—Yo te entendía entonces, —Bonnie culmino patéticamente—. Pero,
honestamente, ¡No va a hacer ningún bien seguir diciendo que Matt te atacó!
Nadie< —Ella no podía permitirse a sí misma decir lo obvio.
Nadie le creería a algo como tú.
—Oh, me puedo arrrreglar rrrrealmente bonita, —Caroline gruñó y después
río—. Ustedes se sorrrrprenderían.
En su ojo interno, Bonnie vio el viejo flash insolente de la mirada esmeralda
de Caroline, la astuta y secreta expresión de su rostro, y el brillo de su hermoso
cabello natural.
48
—¿Por qué elegiste a Matt? —Meredith exigió—. ¿Cómo supiste que fue
atacado por un malach esa noche? ¿Shinichi lo envió para que lo persiguiera sólo
por ti?
—¿O lo hizo Misao? —Bonnie dijo, recordando que era la hembra de los
gemelos kitsune, los espíritus zorros, quien le había hablado más a Caroline.
—Salí en una cita con Matt esa noche—. Repentinamente la voz de Caroline estaba
cantarina, como si ella estuviera recitando poesía horriblemente—. No me importó
besarlo, él es tan lindo. Supongo que así fue como él obtuvo la herida en su cuello.
Supongo que yo podría haber mordido sus labios un poco.
Bonnie abrió su boca, sintió la mano restrictiva de Meredith en su hombro, y
la cerró de nuevo.
—Pero luego él sólo se volvió loco, —Caroline mintió—. ¡Él me atacó! Yo lo
rasguñé con mis uñas, por arriba y por debajo de uno de sus brazos. Pero Matt era
demasiado fuerte. Más que demasiado fuerte. Y ahora<
Y ahora vas a tener cachorros, Bonnie quería decir, pero Meredith apretó su
hombro y ella se detuvo a si misma de nuevo. Además, Bonnie pensó con un
repentino timbre de alarma, los bebes tal vez luzcan humanos, y tal vez sólo sean
gemelos, como la misma Caroline había dicho.
¿Entonces como serían?
Bonnie sabía la manera en que las mentes de los adultos trabajaban. Incluso si
Caroline no podía teñir su cabello de vuelta a uno hermoso y natural, ellos dirían,
mira cuanto estrés ella ha tenido: ¡Ella realmente se está volviendo
prematuramente canosa!
E incluso si los adultos veían la apariencia bizarra de Caroline y su
comportamiento extraño, como Bonnie y Meredith justo lo habían hecho, ellos lo
pasarían por alto como causa del shock. Oh, pobre Caroline, toda su personalidad
ha cambiado desde ese día. Ella esta tan asustada de Matt que se esconde debajo de
su escritorio. Ella no se baña—tal vez ese es un síntoma común después de lo que
le ha pasado.
Además, ¿Quién sabe cuánto tiempo tardaran estos bebes lobos en nacer? Tal
vez el malach dentro de Caroline podía controlar eso, hacerlo parecer un embarazo
normal.
Y luego repentinamente Bonnie fue sacada de sus propios pensamientos para
sintonizar las palabras de Caroline. Caroline todavía estaba gruñendo por el
momento. Ella sonaba casi como la vieja Caroline, ofendida y traviesa, mientras
decía—, Yo sólo no entiendo por qué ustedes toman su palabra sobre la mía.
—Porque, —Meredith dijo rotundamente—, nosotras los conocemos a los
dos. Nosotras habríamos sabido si Matt hubiera estado saliendo contigo—y él no
49
lo estaba. Y él difícilmente es el tipo de chico que sólo se aparece en tu puerta,
especialmente cuando se considera lo que él opina de ti.
—Pero ustedes ya dijeron que ese monstruo que lo ataco<
—Malach, Caroline. Aprende la palabra. ¡Tienes uno dentro de ti!
Caroline sonrió y agitó una mano, dejándolo correr.
—Ustedes dicen que estas cosas pueden poseerte y hacerte hacer cosas fuera
de lo normal, ¿Verdad?
Ahí hubo un silencio. Bonnie pensó, si nosotras lo dijimos, nunca lo dijimos
en frente de ti.
—Bueno, ¿Y qué pasa si admito que Matt y yo no estábamos saliendo? Qué
pasa si digo que lo encontré manejando alrededor de nuestro vecindario cerca de
cinco millas la hora, solo pareciendo perdido. Su manga estaba hecha pedazos y su
brazo estaba todo cortado. Así que lo lleve dentro de mi casa e intente vendar su
brazo—pero repentinamente él se volvió loco. E intenté rasguñarlo, pero los
vendajes estaban entorpeciendo mi camino. Yo se los quité con rasguños. Yo
incluso los tengo guardados todavía, todas cubiertas de sangre. Si les dijera eso,
¿Qué dirían?
Yo diría que nos estas usando como una huida simple antes de decirle al
Sheriff Mossberg, Bonnie pensó, congelada. Y yo diría que tienes razón, que
probablemente puedas arreglarte bastante normal cuando haces un esfuerzo. Si tan
solo detuvieras esa risa infantil y te deshicieras de esa imagen astuta, serias incluso
más convincente.
Pero Meredith estaba hablando—, Caroline ellos hacen exámenes de ADN
para la sangre.
—¡Por supuesto que se eso!—, Caroline parecía tan indignada que por un
momento ella olvido parecer astuta.
Meredith la estaba mirando —Eso significa que ellos pueden decir si los
vendajes que tienes tienen la sangre de Matt en ellos o no, —ella dijo—. Y si fluye
en el patrón correcto para que coincida con tu historia.
—No hay ningún patrón. Los vendajes están empapados—. Abruptamente,
Caroline se paró en frente de un vestidor y lo abrió sacando una larga longitud de
lo que parecía haber sido originalmente vendaje atlético. Ahora se veía rojizo en la
débil luz.
Mirando el tejido rígido en la luz rubí, Bonnie supo dos cosas. Eso no era
parte del cataplasma que la Sra. Flowers había puesto en el brazo de Matt la
mañana después de que él había sido atacado. Y eso estaba empapado con sangre
genuina, directo desde el tejido rígido de la ropa.
50
El mundo parecía estar dando vueltas. Porque incluso aunque Bonnie creía en
Matt, esta nueva historia la asustaba. Esta nueva historia podría incluso
funcionar—siempre y cuando nadie encontrara a Matt y le hiciera exámenes a su
sangre.
Incluso Matt admitió que había momentos desconocidos esa noche<
momentos que él no podía recordar.
¡Pero eso no significaba que Caroline estaba diciendo la verdad! Porque si
fuera así, ¿Por qué empezaría con una mentira, y sólo la cambiaría cuando los
hechos entorpecieron el camino?
Los ojos de Caroline eran del color de los de un gato. Los gatos juegan con
ratones, sólo para entretenerse. Sólo para verlos huir.
Matt había huido<
Bonnie sacudió su cabeza. De repente ella no podía soportar esta casa por
más tiempo. De alguna manera se había instalado en su mente, haciéndola aceptar
todos los ángulos imposibles de las paredes distorsionadas. Ella incluso se había
ido acostumbrando al horrible olor y a la luz roja. Pero ahora, con Caroline
sosteniendo un vendaje empapado en sangre y diciéndoles que era Matt el que
había sangrado por encima<
—Me voy a casa, —Bonnie anunció repentinamente—. Y Matt no lo hizo, y<
¡Y nunca voy a regresar! —Acompañada por el sonido de la risa de Caroline, ella se
giró, tratando de no mirar el nido que Caroline había hecho debajo de su escritorio
esquinero. Ahí había botellas vacías y platos de comida medio—vacíos apilados
con las ropas. Cualquier cosa podría estar debajo de eso—incluso un malach.
Pero mientras Bonnie se movía, el cuarto parecía moverse con ella, acelerando
su vuelta, hasta que ella había dado dos vueltas a su alrededor antes de que
pudiera poner un pie para detenerse a sí misma.
—Espera, Bonnie espera, Caroline, —Meredith dijo, sonando casi frenética.
Caroline estaba doblando su cuerpo como una contorsionista, metiéndose de
nuevo debajo del escritorio—. Caroline, ¿Y qué pasa con Tyler Smallwood? ¿No te
importa que él es el verdadero padre de tus—tus niños? ¿Cuánto tiempo estuviste
saliendo con él antes de que se uniera con Klaus? ¿Dónde está ahora?
—Porrr todo lo que sé está muerto. Tú y tuuus amigos lo mataron. —El
gruñido estaba de vuelta, pero no era vicioso. Era más como un ronroneo triunfal.
—Pero no lo extraño, así que espero que se quede muerto. —Caroline añadió,
con una risa burlona—. Él no se casaría conmigo.
Bonnie tenía que escapar. Ella busco a tientas la manilla de la puerta, la
encontró, y quedó segada. Había pasado tanto tiempo en la penumbra rubí que la
luz del pasillo era como el sol del mediodía en el desierto.
51
—¡Apaaaga la lámpara! —Caroline gritó desde debajo de su escritorio. Pero
mientras Meredith se movía para hacerlo, Bonnie escuchó una explosión
sorpresivamente ruidosa y vio la pantalla con bombillo—rojo volverse oscura ella
misma.
Y una cosa más.
La luz del pasillo se barrió fuera del cuarto de Caroline como un faro,
mientras la puerta se volvía a cerrar. Caroline ya estaba desgarrando algo con sus
dientes. Algo con la textura de carne, pero no carne cocinada.
Bonnie dio un tirón hacia atrás para correr y casi golpeó a la Sra. Forbes.
La mujer todavía estaba parada en el pasillo donde había estado cuando ellas
fueron al cuarto de Caroline. Ella ni siquiera parecía como si hubiera estado
escuchando por la puerta. Sólo estaba parada, mirando a la nada.
—Tengo que mostrarles la salida —ella dijo en su suave voz gris. No levanto
su cabeza para encontrar los ojos de Bonnie o los de Meredith—. De otro modo se
podrían perder. Yo lo hago.
Era un tramo directo a las escaleras y luego hacia abajo y cuatro escalones a la
puerta frontal. Pero mientras caminaban, Meredith no dijo nada, y Bonnie no
podía.
Una vez afuera, Meredith se volteó para mirar a Bonnie.
—¿Y bien? ¿Ella está más poseída por el malach o por su parte de lobo? ¿O
puedes decir algo de su aura?
Bonnie se escucho a si misma reír, un sonido que era como un llanto.
—Meredith, su aura no es humana—y no sé qué hacer con eso. Y su madre no
parece tener un aura. Ellas solo< esa casa es sólo<
—Olvídalo, Bonnie. No tendrás que volver ahí nunca más.
—Es como< —Pero Bonnie no sabía cómo explicar la apariencia de locura de
las paredes o la manera que las escaleras fueron hacia abajo en vez de hacia arriba.
—Creo —ella dijo finalmente—, que es mejor hacer más investigación. En
cosas como< como posesión del tipo Americano.
—¿Te refieres a ser poseída por demonios? —Meredith le disparó una mirada
sostenida.
—Sí. Eso creo. Solo que no sé por dónde empezar a enlistar lo que está mal
con ella.
—Tengo unas pocas ideas que se me ocurrieron. —Meredith dijo
tranquilamente—. Como< ¿Notaste que ella nunca nos mostró sus manos? Eso fue
muy extraño, yo creo.
—Sé porque —Bonnie susurro, intentando no dejar que la risa y el llanto
salieran—. Es porque< ella ya no tiene uñas.
52
—¿Qué dijiste?
—Ella puso sus manos alrededor de mi cintura. Pude sentirlas.
—Bonnie, lo que dices no tiene sentido.
Bonnie se hizo a si misma hablar—. Caroline tiene garras ahora, Meredith.
Garras reales. Como un lobo.
—O tal vez< —Meredith dijo en un susurro —como un zorro.
Notas del Traductor:
1[*] O.O.B: Son las siglas de Outstanding Out of Bounds, del inglés Sobresaliente o fuera de
lugar.
2[*]: Geiser: Es un tipo de fuente termal que explota periódicamente, expulsando una
columna de agua caliente y vapor en el aire.
3[*] Loess: Es un material geológico sedimentario eólico. Constituye un suelo de labor muy
fértil y profunda.
4[*] Una donna splendida: Del italiano una hermosa mujer.
5[*] Mutt: En The Return: Nightfall, Damon empieza a llamar a Matt—,Mutt— de las siglas
—Mortalmente Ufanado Tartamudo— pues no podía recordar su nombre y asocio las siglas con
esas características. También lo intento con —Molesto Abogado Testarudo—. Mutt, en ingles,
también significa —Perro callejero.
6[*] Ray—Bans: Es una compañía manufacturera fabricante de gafas de sol, fundada en 1937
por Bausch & Lomb. El nombre propio Ray—Ban significa «barrera contra los rayos» (ray banner.)
Ray—Ban es considerado como el primer fabricante moderno de gafas de sol y es responsable de la
creación de dos de las gafas de sol más imitadas en el mundo: Ray—Ban Aviator y Ray—Ban
Wayfarer.
7[*] Lamé: Es un tipo de tejido o tela con cintas delgadas de hilos metálicos, en contraposición
a guimpé, donde las cintas se envuelven alrededor de un hilo de fibra. Por lo general, es dorado o
plateado, a veces se ve lamé color cobre. El lamé viene en distintas variedades, dependiendo de la
composición de los otros hilos en el tejido.
8[*] Salto de cama: Es una prenda de vestir femenina que se usa al acostarse y al levantarse
de la cama. Consiste en una bata ligera que se pone encima del camisón.
53
6
Traducido por Sandra
Corregido por Ginabm
Elena estaba usando todo su considerable talento de negociación para calmar
Matt, animándolo a pedir una segunda y tercera orden de waffles belga;
sonriéndole a través de la mesa. Pero esto no ayudaba mucho. Matt se movía como
si fuera a huir y al mismo tiempo no podía quitar los ojos de Elena.
Elena pensaba impotente que Matt aún imaginaba a Damon cayendo en
picada sobre alguna joven.
Damon no estaba cuando ellos salieron de la cafetería. Elena vio la arruga
entre las cejas de Matt mientras él elucubraba.
—¿Por qué no llevamos el Jag a un deposito de autos usados? Si vamos a
abandonarlo, quiero tú opinión acerca de que auto deberían darnos a cambio.
—Si, mi opinión sobre autos golpeados cayéndose a pedazos tiene que ser la mejor,
—Matt dijo, con una gran sonrisa que decía que sabía que ella lo estaba
manipulando, pero a él no le importaba.
El único depósito de autos de la ciudad no se veía prometedor. Pero aun así
no se veía tan mal como el dueño. Elena y Matt lo encontraron dormido dentro de
una pequeña oficina con ventanas sucias. Matt tocó gentilmente en la sucia ventana
y poco a poco el hombre empezó a enderezarse en su silla y enojado le hizo señas
para que se fuera.
Pero Matt tocó de nuevo cuando el hombre volvía a sentarse, y esta vez el
hombre se levantó lentamente, miró de manera horrible a Matt y fue a la puerta.
—¿Qué quieres? —Exigió.
—Un intercambio, —Matt dijo en alto antes de que Elena pudiera decirlo
muy suavemente.
—Ustedes tienen un carro para intercambiar, —el hombre dijo —en los 20
años en que he tenido este lugar<
—Mire. —Matt se movió para que el hombre pudiera ver el Jag rojo y
brillante a la luz de la mañana, como una rosa con ruedas—. ¡Un nuevo Jaguar
54
XZR que va de cero a sesenta en 3.7 segundos! ¡Un 550- caballos de poder un motor
súper cargado AJ-V8 GEN III R con 6 velocidades ZF y transmisión automática!
¡Adaptable y tracción diferencial activa! No hay carro como el XZR! —Matt
terminó nariz con nariz con el pequeño hombre, cuya boca poco a poco se había
abierto y los ojos bailaban del chico al carro.
—¿Ustedes quieren cambiar ESE carro por algo de AQUÍ? —Dijo totalmente
incrédulo—. Como si tuviera el dinero para< ¡Un minuto! — Se interrumpió a sí
mismo, sus ojos se convirtieron en los de un jugador de póquer.
—¡No lo quiero! —Dijo sin humor e hizo como si regresara a su oficina.
—¿Qué significa eso? ¡Estaba babeando sobre él hace un minuto! —Matt le
gritó, pero la expresión del hombre no cambió.
Yo debí haber hablado con él pensó Elena. Yo no hubiera empezado la
primera guerra mundial contra él—pero ya es muy tarde. Trató de ignorar los
gritos de Matt y ver los carros, cada uno con su letrero sobre el parabrisas: ¡Crédito
fácil! ¡Limpio! ¡Especial de la abuela! ¡Míralo! Ella creyó que lloraría en cualquier
momento.
—Nadie quiere un auto así por aquí —el dueño decía sin expresión—, ¿Quién
lo compraría?
—¡Está loco! Este auto le va a traer compradores es< ¡Es propaganda! Mejor
que el hipopótamo morado de ahí.
—No es hipopótamo. Es un elefante.
—¿Quién podría saber si esta medio desinflado?
Con dignidad el dueño se asomó a ver nuevamente el Jag.
—No es nuevo, ya tiene demasiadas millas.
—Lo compramos hace sólo 2 semanas.
—¿Y? En unas semanas más, Jaguar hará publicidad para los carros del
próximo año. —El dueño agitó la mano hacia el carro—. ¡Obsoleto!
—¡¿Obsoleto!?
—Sí, un carro grande como ese gasta mucha gasolina<
—¡Ahorra más que uno eléctrico!
—¿Crees que la gente lo sabe?
—Mira podría llevar este auto a otro lugar.
—Entonces llévalo, en mi negocio, ¡Este auto sólo vale uno a cambio y acaso!
—Dos carros.
La nueva voz vino de detrás de Matt y Elena, pero los ojos del hombre se
abrieron como si hubiera visto a un fantasma.
Pasaron algunos segundos y<.
55
—El Prius plateado en el rincón trasero, debajo< bajo el toldo —dijo el
vendedor lentamente, y con una expresión mareada—en respuesta a la pregunta
que no se hizo en voz alta—. Yo te llevaré, —agregó calladamente.
—Lleva las llaves contigo. Deja que él lo mire, —Damon ordenó, y el
vendedor rebusco una llave en su cinturón y después caminó directo a la nada.
Elena volteó a Damon—. Adivino, que le preguntaste que carro estaba en
mejor forma.
—Substituye eso con `menos asqueroso´ y estarás más cerca, —dijo Damon.
Le sonrió por un segundo.
—Pero Damon, ¿Por qué dos carros? Sé que es más justo, pero, ¿Qué haremos
con el segundo carro?
—Caravana. —Dijo él.
—Oh, no. —Pero hasta Elena podía ver los beneficios de eso, al menos
después de que hicieran un itinerario para que ella cambiara de carro. Suspiró.
—Bueno, si Matt acepta<
—Matt aceptará, —Damon dijo, luciendo muy seguro—Muy seguro—
inocente como un ángel.
—¿Qué tienes en la espalda? —Dijo Elena, intentando no preguntar sobre lo
que Damon le haría a Matt.
Damon sonrió otra vez, pero esta vez era una sonrisa extraña, de sólo una
parte de su boca. Sus ojos decían que no era nada especial. Pero su mano derecha
estaba sosteniendo la rosa más hermosa que Elena había visto en su vida.
Era el rojo más obscuro que ella hubiera visto, era aterciopelada. Y abierta en
el punto exacto, se veía como si se desasiera si la tocaran, y el tallo era verde con
delicadas hojas en los lugares perfectos, era de por lo menos 18 pulgadas de largo y
recto como una regla.
Elena puso sus manos en su espalda.
Damon no era del tipo sentimental—ni siquiera en su momento—Princesa de
la noche—. La rosa tal vez tenía algo que ver con su viaje.
—¡¿No te gusta?! —Damon dijo. Elena tal vez lo imaginó, pero sonó como si
estuviera decepcionado.
—Claro que si, ¿Para qué es?
Damon se reclinó—. Es para ti princesa, —dijo viéndose herido—, no te
preocupes, no la robé.
No, él no la había robado. Elena sabía exactamente como la había obtenido<
pero era tan hermosa<
Como ella seguía sin tratar de tomar la rosa, Damon la levantó y acarició la
mejilla de Elena con los pétalos.
56
Eso la hizo temblar—. Detente, Damon, —ella murmuró, pero parecía
incapaz de moverse.
Él no se detuvo. Él uso los fríos pétalos para seguir la forma de su cara. Elena
suspiró automáticamente, pero no olio nada como una flor, olía a obscuridad, vino
obscuro, algo viejo y fragante que la había embriagado antes inmediatamente.
Borracha de magia negra y en su propia emoción mental< sólo para estar con
Damon.
Pero esa no era yo, una pequeña voz en su cabeza dijo. Yo amo a Stefan.
Damon< yo quiero< yo quiero<
—¿Quieres saber porque tengo esta rosa en particular? —Damon decía
suavemente, su voz se mezclaba con sus recuerdos—. La conseguí por su nombre,
es Rosa de magia negra.
—Si —Elena dijo simplemente, ella ya lo sabía. Era el único nombre que le
quedaba bien.
Ahora Damon le estaba dando un beso de rosa rodando los pétalos en círculo
sobre su mejilla y presionando los firmes pétalos del centro contra su mejilla y los
de alrededor sólo la rosaron.
Elena se sentía desconectada. El día era caluroso, ¿Cómo era que la rosa era
tan fría?
Ahora los pétalos se movían dejando un rastro hasta sus labios, y ella quería
decir no, pero de alguna manera no le salían las palabras.
Era como si la hubieran transportado en el tiempo, a los días en que Damon
apareció por primera vez, la vez en que la había querido para él—cuando casi lo
había dejado besarla sin siquiera saber su nombre<
Él no había cambiado de idea desde entonces. Vagamente Elena recordó algo
así antes.
Damon cambiaba a las personas sin cambiar él mismo.
Pero yo cambié, pensó ella, y de repente había arena bajo sus pies. He
cambiado mucho desde entonces. Suficiente para ver cosas en Damon que nunca
imaginé que podría haber. No sólo el enojo y las partes salvajes, también lo gentil.
El honor y decencia que él encerraba como oro en la piedra gigante que había
construido en su cabeza.
Tengo que ayudarlo, pensó ella. De alguna manera, lo tengo que ayudar—y
al pequeño niño encadenado fuera de la roca.
Estos pensamientos pasaron rápidamente por su mente que parecía separada
de su cuerpo. Estaba tan envuelta, que de alguna manera perdió el sentido de su
cuerpo, y apenas se daba cuenta de lo cerca que estaba Damon ahora, su espalda
estaba contra un auto y Damon hablaba suave, pero seriamente.
57
—¿Una rosa por un beso entonces? —Él preguntó—, se llama Magia negra, y
no la obtuve honestamente. Su nombre era< era<
Damon se detuvo, y por un segundo se vio desconcierto en sus ojos. Después
sonrió y era la sonrisa de un guerrero, se encendió y apagó antes de poder verla.
Elena presintió problemas. Seguro, Damon todavía no recordaba el nombre de
Matt bien, pero él nunca vio que él olvidara el nombre de una chica, si intentaba
recordarlo.
Especialmente a sólo minutos de haberse alimentado de ella.
¿Shinichi otra vez? Elena se preguntó. ¿Seguía tomando la memoria de
Damon—o sólo lo importante? ¿Las pistas buenas o malas? Elena sabía que Damon
pensaba lo mismo. Sus ojos negros mostraban que estaba furioso—pero era un
poco vulnerable.
Sin pensar Elena puso sus manos en los brazos de Damon. Ignoró la rosa,
aunque él trataba de pasarla por su rostro. Trató de hablar seriamente.
—¿Damon, qué vamos a hacer?
Esa fue la escena que Matt encontró al llegar caminando, corriendo de hecho.
Él llego dirigiendo una masa de carros, gritando—. Hey, chicos ese Prius es<
Y se detuvo.
Elena sabía lo que él veía: Damon acariciándola con la rosa, mientras ella
estaba prácticamente abrazándolo.
Ella soltó los brazos de Damon, pero no podía moverse hacia atrás por el
carro.
—Matt< —Elena empezó, y luego su voz se apagó.
Ella estaba a punto de decir—. Esto no es lo que parece. No estamos
acariciándonos, No estoy realmente tocándolo—. Pero si era lo que parecía, a ella le
importaba Damon, había intentado llegar hasta el<
Con un pequeño shock, eso se repitió en su mente con la fuerza de la luz del
sol dándole al cuerpo de un vampiro desprotegido.
LE IMPORTABA DAMON.
A ella de verdad le importaba. Era difícil estar con él porque eran muy
parecidos de muchas maneras; necios, cada uno quería las cosas a su modo,
apasionados, impacientes<.
Ella y Damon eran iguales.
Un pequeño shock la atravesó y se sintió débil. Se sintió agradecida de que
hubiera un auto tras ella, aunque ensuciara toda su ropa de polvo.
58
Yo amo a Stefan, ella pensó casi histérica, él es al único que amo. Pero
necesito a Damon para llegar a él. Y Damon tal vez se está desmoronando frente a
mí.
Ella veía a Matt todo el tiempo, sus ojos llenos de lagrimas que no caían, ella
parpadeaba pero ellas se quedaban en sus pestañas.
—Matt< —ella susurró.
Él no dijo nada, No tenía que hacerlo. Todo estaba en su expresión:
Desprecio, que ella nunca había visto en su rostro cuando la miraba.
Era algo tan extraño, que la desconcertó, algo que rompía sus lasos.
—Matt no< —Pero lo dijo en un susurro.
Y luego, para su asombro Damon habló.
—¿Tú sabes que yo lo hice todo no? No puedes culpar a una chica por querer
defenderse—. Elena miro a sus manos, que estaban temblando. Damon continúo—.
Tú SABES que es mi culpa. Elena nunca<
Entonces Elena se dio cuenta. Damon lo estaba influenciando.
—¡No! —Tomó a Damon desprevenido, tomándolo de nuevo y
sacudiéndolo—. ¡No lo hagas! ¡No a Matt!
Los negros ojos que la miraban ahora no eran los de un pretendiente, lo había
interrumpido mientras usaba sus poderes, cualquiera ya hubiera sido un punto en
el suelo.
—Te estoy salvando. —Damon dijo fríamente—, te estás negando.
Elena dudo, tal vez una vez y sólo por el bienestar de Matt<
Algo surgió en ella, era lo único que podía hacer para no dejar que su aura
escapara por completo.
—No vuelvas a intentar eso conmigo. —Dijo Elena. Su voz era suave pero
fría—, ¡No te ATREVAS NUNCA a tratar de influenciarme! Y deja en paz a Matt!
Algo como aprobación parpadeo en la infinidad de los negros ojos de Damon,
se había ido antes de que estuviera segura de haberlo visto, pero cuando habló,
parecía menos distante.
—Está bien —le dijo a Matt —¿Cuál es el plan ahora? Sólo dilo.
Matt contesto lentamente, sin mirarlos. Estaba furioso, pero muy calmado—,
iba a decir, que el Prius no esta tan mal, y el vendedor tiene otro que está bien.
Podemos tener dos carros iguales
—¡Y podemos hacer caravana y separarnos si alguien nos sigue! No sabrán a
cual seguir.
59
Normalmente Elena hubiera abrazado a Matt en este punto, pero Matt veía a
sus zapatos, que era igual de bueno tal vez, ya que Damon cerró los ojos y movía la
cabeza como si no pudiera creer algo.
Eso es, Elena pensó, es mi aura—o la de Damon—la que ellos siguen, no
podemos ir en carros iguales, sin que las auras sean idénticas también.
Lo que significa que ella debía ir con Matt todo el camino, pero Damon
nunca lo aceptaría. Y ella necesitaba que Damon la llevara hacia su amado, su uno
y único, su verdadero compañero: Stefan.
—Yo tomo el más maltratado, —decía Matt, planeando con Damon e
ignorándola—. Estoy acostumbrado a ese tipo de carros, ya lo arreglé con el
vendedor, mejor vámonos.
Hablando sólo con Damon—. Tendrás que decirme a dónde vamos. Tal vez
nos separemos.
Damon se cayó un momento. De repente dijo —Sedona, Arizona para
empezar.
Matt estaba disgustado —¿Ese lugar lleno de lunáticos? Estás bromeando.
—Dije que empezamos en Sedona es muy salvaje—nada más que rock—todo
alrededor. Te podrías perder fácilmente. —Damon sonrió rápidamente.
—Estaremos en el Juniper Resort de North Highway 89ª. —Dijo relajado.
—Lo tengo. —Dijo Matt. Elena no vio ninguna emoción en su expresión, pero
su aura era roja.
—Ahora, Matt, —Elena empezó—, deberíamos vernos cada noche, así que si
nos sigues—. Terminó con un suspiro afilado.
Matt ya se había volteado no miró atrás cuando ella le hablo, sólo siguió sin
más.
Sin mirar atrás.
60
7
Traducido por Darkgirl
Corregido por rubrix
Elena caminó hacia el sonido de Damon impaciente golpeando en la ventana
del Prius, estaba completamente vestido, abrazando su diario. Era el día después
de que Matt los había dejado.
—¿Dormiste bien anoche? —Damon preguntó mirándole de arriba abajo,
notando como ella se frotaba los ojos. Como siempre él estaba inmaculadamente
vestido. Todo en negro, por supuesto. El calor y la humedad no tenían ningún
efecto en él.
—Ya desayuné —dijo brevemente, sentándose en el asiento del conductor—,
y te he traído esto.
Era una taza de plástico con café humeante, que Elena tomó en
agradecimiento, como si se tratara de un mágico vino negro, y una bolsa de papel
marrón que contenía donas.
No exactamente el desayuno más nutricional pero Elena anhelaba la cafeína y
el azúcar.
—Necesito un descanso. —Elena advirtió mientras Damon tranquilamente se
sentó detrás del volante y arrancó el carro—. Para cambiarme de ropa, lavarme la
cara y otras cosas.
Se dirigieron directamente al oeste de acuerdo con lo que Elena había
encontrado mirando el mapa en internet la noche anterior. La pequeña imagen en
su teléfono móvil coincidía con el sistema de lectura de navegación del Prius.
Ambos habían visto que Sedona, Arizona estaba en una línea casi horizontal desde
el pequeño camino donde Damon había estacionado durante la noche en Arkansas.
Pero pronto Damon estaba girando hacia el sur tomando un rodeo a la ruta que
podría o no confundir a cualquiera que pudiera perseguirlos. Para el momento que
encontraron un área de descanso, la vejiga de Elena había estado a punto de
estallar.
61
Ella pasó una hora y media sin ninguna vergüenza en el baño de mujeres,
haciendo su mejor esfuerzo para lavarse con toallas de papel y agua fría, cepillar su
cabello y cambiarse a unos nuevos jeans y un fresco top blanco que se anudaba en
el frente como un corsé. Después de todo, uno de estos días ella podría tener otra
experiencia fuera de su cuerpo mientras dormía y ver a Stefan de nuevo.
En lo que no quería pensar era que con la ida de Matt ella estaba sola con
Damon, un vampiro salvaje viajando a través de los Estados Unidos hacia un
destino que era literalmente fuera de este mundo.
Cuando Elena finalmente emergió del baño, Damon estaba frio y sin
expresión alguna, aunque ella notó que él se tomó el tiempo para mirarla. Sin notar
ningún cambio.
Oh, demonios dejé mi diario en el carro.
Ella estaba tan segura de que él lo había leído como si lo hubiera visto
haciéndolo, y ella estaba agradecida de que no había nada en el acerca de dejar su
cuerpo y encontrase con Stefan.
Aunque ella creía que Damon también quería liberar a Stefan —ella no estaría
en ese coche con él si ella no lo creyera— ella también sentía que era mejor que él
no supiera que ella había llegado allá primero. Damon disfrutaba estar a cargo de
las cosas tanto como ella. Él también disfrutaba influenciar a cada oficial de policía
que lo parara por pasar el límite de velocidad.
Pero hoy el estaba de mal humor superando incluso su propio promedio.
Elena sabía por propia experiencia que Damon podía ser una increíblemente buena
compañía cuando así lo deseaba, contando historias extravagantes y chistes, hasta
el más perjudicado y taciturno pasajero se reiría a pesar de sí mismo.
Pero hoy el ni siquiera respondía las preguntas de Elena, mucho menos reía
de sus propios chistes. La única vez que ella trato de hacer contacto físico tocando
ligeramente su brazo, él se apartó como si su toque pudiera arruinar su chaqueta
de cuero negro.
Bien, estupendo, Elena pensó deprimida. Apoyo su cabeza contra la ventana
y se quedó mirando el paisaje. Que parecía siempre igual. Su mente vagando.
¿Dónde estaba Matt ahora? ¿Adelante o detrás de ellos? ¿Habría descansado
anoche? ¿Estaría conduciendo a Texas ahora? ¿Estaría comiendo bien?
Elena parpadeo para alejar las lágrimas, que brotaron cuando recordó la
forma en que se había alejado de ella, sin mirar atrás.
Elena era una líder que podía manejar casi cualquier situación, siempre y
cuando la gente alrededor de ella fuera normal, seres cuerdos. Y manejar a los
chicos era su especialidad. Ella los había estado manejando—manipulándolos—
desde la secundaria. Pero ahora dos o tres semanas después de que ella había
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vuelto de la muerte, de un mundo de espíritus que ella no recordaba, ella no quería
manejar a nadie.
Eso era lo que Elena amaba de Stefan. Una vez que ella había superado su
instinto reflexivo que mantenía alejado a todo el que amaba. Ella no tenía
necesidad de manejarlo en absoluto. Él estaba libre de manejo, excepto por el
indicio más gentil de que ella se había convertido a sí misma en una experta en
vampiros. No cazándolo o hiriéndolo sino amándolo de manera segura. Elena
supo cuando estaba bien morder o ser mordido, y cuando parar, para mantenerse a
ella misma como humana.
Pero aparte de ese gentil indicio, ella ni siquiera quería manipular a Stefan.
Ella simplemente quería estar con él. Después de eso todo salió bien por sí mismo.
Elena podía vivir sin Stefan. Ella pensó. Pero si sólo estar lejos de Meredith y
Bonnie era como vivir sin sus dos manos, vivir sin Stefan sería como tratar de vivir
sin su corazón. Él era su compañero en el —gran baile—, su igual y su opuesto, su
amado y su amante en el sentido más puro inimaginable. Él era la otra mitad de los
sagrados misterios de la vida para ella.
Y luego de verlo la noche anterior, incluso si hubiera sido un sueño, que no
estaba dispuesto a aceptar, Elena lo extrañaba tanto, era un dolor palpitante en su
interior.
Un dolor tan grande que ella no podía soportar sólo sentarse ahí y pensar en
ello. Si lo hacía podría simplemente volverse loca y comenzar a delirar pidiéndole
a Damon conducir más rápido, y ella estaba herida por dentro pero no era suicida.
Ellos pararon en una clase de pueblo sin nombre para almorzar. Elena no
tenía apetito pero Damon paso todo el receso como un pájaro, que por alguna
razón la enfurecía.
En el momento en que estaban conduciendo nuevamente, la tensión en el
carro había llegado hasta el viejo cliché que era imposible de evadir: puedes
cortarlo con una servilleta doblada, mucho menos con un cuchillo, Elena pensó.
Fue entonces cuando se dio cuenta exactamente la clase de tensión que era.
Lo único que estaba guardando Damon era su orgullo.
Él sabía que Elena había descubierto cosas. Ella había dejado de tratar de
tocarlo incluso de hablar con él y eso era bueno.
Él no debería sentirse así. Los vampiros querían niñas por sus bellas y blancas
gargantas y el sentido de estética de Damon exigía que el resto de los donantes
estuviera por lo menos arriba del promedio. Pero ahora incluso el tamaño humano
del aura de Elena era una publicidad de la única fuerza vital en su sangre.
Y la respuesta de Damon era involuntaria. Él ni siquiera había pensado en
una niña de esa manera aproximadamente en quinientos años. Los vampiros no
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eran muy capaces de ello. Pero Damon era—muy capaz— ahora. Y cuanto más se
acercaba a Elena más fuerte era su aura alrededor de él y más débil su control.
Gracias a todos los pequeños demonios en el infierno, su orgullo era más
fuerte que el deseo que sentía. Damon nunca había pedido nada a nadie en su
vida. Él había pagado por la sangre que tomó de humanos en su propia y
particular moneda: de placer, fantasías y sueños. Pero Elena no quería sueños, ella
no lo quería a él.
Ella quería a Stefan y el orgullo de Damon nunca le permitiría pedirle a Elena
lo que sólo él deseaba e igualmente nunca le permitiría tomarlo sin el
consentimiento de Elena< él esperaba.
Apenas unos pocos días antes él había sido un cascaron vacio, su cuerpo una
marioneta de los gemelos Kitsune que lo habían hecho herir a Elena de maneras
que ahora le hacían encogerse por dentro. Damon no existía entonces, como una
personalidad, pero su cuerpo había pertenecido a Shinichi para jugar con él. Y
aunque ella apenas lo podía creer, la adquisición había sido tan completa que su
cuerpo había obedecido cada orden de Shinichi. Él había atormentado a Elena; él
pudo haberla matado.
No tenía sentido no creer o decir que eso no podía ser verdad. Era cierto. Ya
había pasado. Shinichi fue mucho más fuerte cuando se trataba de control mental y
los Kitsune no tenían nada de desprendimiento vampírico por las niñas bonitas—
por debajo del cuello. Además que él pasó a ser un sádico. Le gustaba el dolor de
otras personas.
Damon no podía negar el pasado, no podía preguntarse porque él no había —
despertado— para detener a Shinichi de herir a Elena. No había nada de él a
despertar. Y si una parte de Damon aún lloraba por el daño que él le había hecho.
Bueno, Damon era bueno para bloquearlo, él no perdería tiempo en lamentaciones.
Pero él estaba intentando controlar el futuro. Eso no pasaría de nuevo. No. No lo
dejaría aun vivo.
Lo que Damon realmente no podía entender era por qué Elena lo estaba
presionando. Actuando como si ella confiara en él. De todas las personas del
mundo, ella era la que más razón tenía para odiarlo, para apuntar el dedo acusador
hacia a él. Pero ella nunca había hecho eso. Ella nunca lo había mirado con rabia en
sus ojos azul oscuro salpicados con oro. Ella únicamente había parecido entender
que alguien completamente poseído por el maestro de los Malach, Shinichi como
lo había sido Damon, simplemente no tenía oportunidad. No estaba allí para hacer
decidir en lo que él o ella habían hecho.
Tal vez porque ella había sacado la cosa que el Malach había sacado fuera de
él. El palpitante, Albino, el segundo cuerpo que había estado dentro de él.
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Damon se forzó por reprimir un estremecimiento. Él solamente supo esto
porque Shinichi jovialmente lo había mencionado, mientras borraba todos los
recuerdos de Damon en el momento en el que los dos Kitsune y el vampiro se
habían encontrado en el viejo bosque.
Damon se alegró de no recordar nada. Desde el momento en que él había
cruzado su mirada con el espíritu zorro con sus ojos risueños y dorados, su vida
había sido envenenada.
Y ahora< justo ahora él estaba solo con Elena. En el medio del desierto con
pocas ciudades y distantes entre sí. Estaban total y únicamente solos con Damon
impotente queriendo de Elena lo que todo chico humano que ella hubiera conocido
hubiera querido.
Lo peor de todo era el hecho de las chicas encantadoras, engañar chicas era
prácticamente la razón de ser de Damon. Era ciertamente la única razón por la que
él había sido capaz de seguir viviendo por el pasado medio milenio. Y sin embargo
él sabía que no debía, ni siquiera empezar el proceso con esta única chica que era
para él la joya tirada en el basurero de la humanidad.
Según la apariencia, él estaba perfectamente en control, helado y preciso,
distante y desinteresado.
La verdad era que estaba a punto de volverse loco.
Esa noche después de estar seguro de que Elena tenía comida, agua y estaba
cuidadosamente bajo llave en el Prius, Damon llamó una niebla húmeda y
comenzó a tejer sus más oscuras salas.
Esos eran anuncios para que cualquier hermana o hermano de la noche que
pudiera llegar al coche supiera que la chica de adentro estaba bajo la protección de
Damon; y que Damon cazaría y despellejaría vivo a quien incluso perturbara el
descanso de la chica< y luego él buscaría y castigaría al culpable. Damon luego
voló unos pocos kilómetros al sur como cuervo, se encontró inmerso en una
manada de lobos bebiendo y unas pocas camareras encantadoras sirviéndoles,
pelearon y sangró la noche.
Pero no era suficiente para distraerlo, no estaba ni siquiera cerca. En la
mañana, regresando temprano, vio las salas alrededor del coche en pedazos. Antes
de que pudiera llenarse de pánico se dio cuenta de que Elena las había roto desde
adentro, él no había tenido ninguna advertencia porque ella tenía intenciones
pacificas y corazón inocente.
Y luego Elena misma apareció llegando a la orilla de un arroyo, buscando
limpiarse y refrescarse. Damon estaba afectado, sin habla por la muy buena vista
de ella. Por su gracia, por su belleza, por su cercanía insoportable. Él podía oler su
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piel recién lavada y no pudo evitar deliberadamente respirar más y más de su
fragancia única.
Él no veía como iba a poder soportar otro día de esto.
Y luego Damon de repente tuvo una idea.
—Te gustaría aprender algo que te ayudaría a controlar tu aura. —Él le
preguntó a ella dirigiéndose al coche.
Elena le lanzó una mirada—. Así que has decidido hablar conmigo de nuevo.
¿Se supone que debo desmayarme de alegría?
—Bueno, eso siempre se agradece.
—¿No? —Dijo bruscamente y Damon se dio cuenta que había subestimado la
tormenta que había creado dentro de esta formidable chica. —No, ahora estoy
hablando en serio. —Dijo fijando su oscura mirada en ella.
—Lo sé. ¿Vas a decirme que me convierta en vampiro para poder controlar
mi poder?
—No, no, no, esto no tiene nada que ver con ser vampiro. —Damon se reusó
a involucrarse en una discusión y debía haber impresionado a Elena, porque
finalmente ella dijo —¿Qué es entonces?
—Se trata de cómo hacer circular tu energía. La sangre circula ¿Sí? Y el poder
puede circular también. Incluso los humanos lo han conocido por siglos, lo llaman
fuerza vital, chi o ki, como sea. Tú simplemente estas disipando tu energía en el
aire. Eso es un aura. Pero si aprendes como hacerla circular, puedes construirla
para una gran liberación, y también puedes ser más discreta.
Elena estaba claramente fascinada—. ¿Por qué no me lo dijiste antes?
Porque soy un estúpido. Damon pensó. Porque para los vampiros es
instintivo como es para ustedes respirar. Él Mintió descaradamente—, Se necesita
un cierto nivel de habilidad para lograrlo.
—¿Y puedo hacerlo ahora?
—Creo que sí. —Damon puso una ligera duda en su voz.
Naturalmente, esto hizo que Elena estuviera incluso más decidida—.
¡Muéstrame! —Ella dijo.
—¿Quieres decir ahora mismo? —Miro a su alrededor—. Alguien podría
conducir por aquí.
—Estamos fuera de la carretera. Oh, por favor, ¿Damon? ¿Por favor?
Elena miró a Damon con esos enormes ojos azules que muchos hombres
habían encontrado irresistibles. Ella tocó su brazo, tratando una vez más de hacer
alguna clase de contacto, pero cuando él automáticamente se apartó, ella
continuó—, realmente quiero aprender. Tú puedes enseñarme. Sólo muéstrame
una vez y yo practicaré.
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Damon miró abajo hacia su brazo, sintió su buen sentido y su vacilante
voluntad. ¿Cómo podía ella hacer eso?
—Está bien. —Suspiró. Hay por lo menos dos o tres billones de personas en
esta mota de polvo de planeta que daría cualquier cosa por estar con esta cálida,
ansiosa y anhelante Elena Gilbert. El problema era que él había pasado a ser uno
de ellos. Y que claramente a ella no le importaba él. Claro que no. Ella tenía a su
querido Stefan. Bueno, a ver si su princesa era la misma cuando se las arreglara
para liberar a Stefan —si podía—y sacarlos de su destino vivos.
Mientras tanto, Damon se concentro en mantener su voz, cara y aura
totalmente desapasionada. Tenía alguna práctica en eso. Sólo quinientos años.
Valía la pena y tenía sentido.
—Primero tengo que encontrar el lugar. —Él le dijo, al oír la falta de calidez
en su voz. El tono no era simplemente desapasionado, era en realidad frio.
La expresión de Elena no cambió. Ella podía ser desapasionada también
incluso en sus profundos ojos azules parecían haber tomado un brillo helado.
—Muy bien, ¿Dónde está?
—Cerca de donde está el corazón, pero más hacia la izquierda. —Él tocó el
esternón de Elena y luego movió sus dedos hacia la izquierda.
Elena se defendió tanto por la tensión como por un temblor. Que él pudo ver.
Damon estaba buscando el lugar donde la carne se volvía suave sobre el hueso, el
lugar donde la mayoría de los humanos asumían que estaba su corazón porque era
ahí donde podía sentir el latido de su corazón. Debería ser alrededor de< aquí<
—Ahora voy a hacer recorrer tú poder a través de una o dos circulaciones, y
cuando puedas hacerlo por ti misma, es cuando tú estarás realmente lista para
ocultar tú aura.
—¿Pero cómo voy a saber?
—Lo sabrás, créeme.
Él no quería que ella hiciera preguntas así que simplemente subió una mano
en frente de ella, sin tocar su piel o siquiera su ropa, y trajo la fuerza vital de ella en
sincronización con la suya. Allí. Ahora. Para terminar el proceso. Él sabía lo que
sentiría Elena: Una descarga eléctrica, comenzando en el punto donde él la había
tocado primero y rápidamente esparciendo calor a través de su cuerpo.
Luego una rápida montaña de sensaciones como si él estuviera a través de
una rotación de practica con ella. Llegando hacia él, y luego a sus ojos, a sus oídos,
donde ella de repente descubrió que podía ver y oír mucho mejor, luego bajando
por su espalda manteniéndolo fuera de su alcance, mientras que su ritmo cardiaco
se aceleraba y sentía algo como electricidad en sus manos subiendo por su brazo y
bajando por un lado de su cuerpo, momento en el cual un temblor empezó en ella.
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Finalmente la energía bajo por sus magnificas piernas al igual que a sus pies,
donde ella lo sentiría en las plantas de sus pies, curvando sus dedos, antes de
regresar donde todo había comenzado, cerca de su corazón.
Damon oyó a Elena jadear débilmente, cuando el primer choque la golpeó, y
luego sintió la carrera de su ritmo cardiaco y sus pestañas parpadearon como si el
mundo fuera más ligero para ella, sus pupilas dilatadas como si estuviera
enamorada, su cuerpo tornándose rígido a los pequeños sonidos de los roedores en
la hierba. Un sonido que ella nunca hubiera oído sin el poder proveniente
directamente de sus oídos. Y así, en todo su cuerpo, una vez y luego otra, para que
ella pudiera tener idea del proceso. Entonces él la dejo ir.
Elena estaba jadeante y exhausta; y había sido él el que había gastado
energía—. Yo nunca, seré capaz de hacer eso sola, —dijo con voz entre cortada.
—Si lo harás, con tiempo y práctica. Y cuando puedas hacerlo, serás capaz de
controlar todo tú poder.
—Si tú< lo dices. —Los ojos de Elena estaban cerrados ahora, sus pestañas
como media luna sobre sus mejillas. Era claro que ella había sido presionada hasta
su límite. Damon sintió la tentación de atraerla hacia él, pero lo suprimió. Elena
había dejado claro que no quería que él la abrazara.
Me pregunto cuántos chicos ella no alejo. Damon pensó abruptamente con
amargura, lo que lo sorprendió un poco, la amargura. ¿Por qué le importaba
cuantos chicos había manipulado Elena? Cuando él la hizo su princesa de la
oscuridad, ellos iban de caza por presas humanas. Algunas veces juntos, algunas
veces solos. Él no estaba celoso entonces.
¿Por qué le importaba cuántos encuentros amorosos había tenido? Pero
entonces se dio cuenta que era un amargado y estaba lo suficientemente enojado
para responder sin calor.
—Yo digo que lo harás. Sólo practica hacerlo sola.
En el carro, Damon siguió molesto con Elena. Lo que fue difícil, ya que ella
era una perfecta compañera de viaje. Ella no charlaba, no tarareaba o —gracias a
Dios— cantaba sola con la radio, no masticaba chicle o fumaba, ella no se sentaba
en el asiento de atrás, no necesitaba muchas paradas para descansar, y nunca
preguntaba —¿Ya llegamos?
De hecho, era difícil para cualquier persona, hombre o mujer, permanecer
molesto con Elena Gilbert por un periodo de tiempo largo. No podías decir que era
demasiado exuberante como Bonnie, o demasiado serena, como Meredith. Elena
era lo suficientemente dulce para compensar su brillante, activa y siempre
intrigante mente.
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Ella era sólo lo suficientemente compasiva para compensar su auto—confeso
egoísmo, y lo suficientemente rara para asegurar que nadie nunca la llamaría
normal.
Ella era intensamente leal con sus amigos y se presionaba lo suficiente para
que ella misma no considerara a casi nadie como enemigo los Kitsune y la antigua
clase de vampiros eran la excepción.
Ella era honesta, franca y amorosa y por supuesto ella tenía una raya oscura
en la que sus amigos simplemente la llamaban salvaje, pero que Damon reconocía
por lo que realmente era. Eso compensaba lo ingenuo, suave e ingenioso de su
naturaleza. Damon estaba seguro de que él no necesitaba ninguna de esas
cualidades en ella, sobre todo en estos momentos.
Oh, si< y Elena Gilbert era lo suficientemente hermosa para hacer que
cualquiera de sus características negativas fueran completamente irrelevantes. Pero
Damon estaba determinado a estar molesto y él tenía la suficiente fuerza de
voluntad para escoger su estado de humor y adherirse a él, siendo oportuno, o no.
Él ignoro todos los intentos de Elena por establecer una conversación, y
eventualmente ella dejo de intentarlo. Mantuvo su mente clavada en la docena de
chicos y hombres a quien la chica exquisita junto a él había tenido en su cama. Él
sabía que Elena, Caroline y Meredith habían sido él —alto nivel— de el cuarteto
cuando ellas habían sido amigas, mientras que la pequeña Bonnie había sido la
más joven y había sido considerada un poquito ingenua para ser completamente
iniciada.
Así que ¿Por qué estaba con Elena ahora? Se encontró a si mismo
preguntando con amargura, preguntándose por solo un pequeño segundo si
Shinichi lo estaba manipulando al igual que al tomar sus recuerdos.
¿Stefan nunca se preocuparía por el pasado. Especialmente con el viejo
novio—Matt— rondando por ahí dispuesto a dar su vida por ella?
Stefan no debería, o tendría que ponerle fin, no, ¿Cómo podría ponerle fin a
algo que Elena quisiera hacer? Damon había visto el choque de sus voluntades,
incluso cuando Elena había sido una niña mentalmente, justo después de regresar
de la otra vida. Cuando Elena llego a Stefan y a su relación con él, ella tenía el
control. Como los humanos decían: Ella llevaba los pantalones de la familia.
Bueno tarde o temprano se iba a dar cuenta de cuánto le iba a gustar usar
tirantes. Damon pensó, riéndose en silencio, aunque su estado de ánimo era más
negro que nunca. El cielo sobre el carro era aun más oscuro en respuesta, y el
viento arrancando las hojas de las ramas antes de tiempo, la fuerte lluvia cayendo
en el parabrisas, y luego vino el rayo de luz y el eco del sonido de un trueno.
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Elena saltó involuntariamente, cuando el trueno se desató. Damon la observó
con sombría satisfacción. Él sabía que ella sabía que él podía controlar el clima.
Ninguno de los dos dijo una sola palabra. Ella no le rogaría, pensó sintiendo
el orgullo salvaje en ella de nuevo, y luego una sensación de molestia consigo
mismo por ser tan suave.
Pasaron frente a un motel y Elena siguió las borrosas señales eléctricas con los
ojos, mirando sobre su hombro hasta perderlas en la oscuridad. Damon no quería
parar, no se atrevió a parar, en realidad. Se dirigían ahora a una tormenta muy
desagradable. El Prius patinó, pero Damon logro mantenerlo bajo control, apenas.
Él disfrutaba conducir en estas condiciones.
Fue solamente cuando una señal advirtió que el próximo lugar de refugio
estaba a cien kilómetros de distancia que Damon sin consultar a Elena, entró en un
camino inundado y detuvo el coche. Las nubes se habían desatado para entonces,
la lluvia caía a cantaros; y el cuarto escogido por Damon fue un pequeño edificio
anexo, separado del motel principal.
La soledad encajaba con Damon demasiado bien.
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8
Traducido Por LadyG
Corregido por V!an*
Mientras ellos se apresuraban desde el auto hacia el vistoso cuarto del motel,
Elena tuvo que poner presión en sus piernas para mantenerlas firmes bajo ella. Tan
pronto como la puerta se cerró de un portazo, con la tormenta más o menos fuera y
su agarrotado interior doliendo, ella fue al baño sin siquiera encender la luz. Su
ropa, cabello y pies estaban húmedos.
Las luces fluorescentes del baño parecían muy brillantes después de la
oscuridad de la noche y la tormenta. O tal vez era el principio de lo que había
aprendido acerca de circular su poder.
Eso había sido ciertamente una sorpresa, Damon ni siquiera la había tocado,
pero el choque que había sentido aún reverberaba en su interior. Y el sentimiento
de controlar su poder por fuera de ella, bien, para eso no habían palabras. Había
sido una experiencia que le hizo perder el aliento, de acuerdo.
Incluso ahora sólo pensar en eso hacia sus piernas temblar.
Pero ahora estaba más claro que nunca que Damon no quería nada con ella.
Elena confrontó su propia imagen en el espejo e hizo una mueca. Si, ella se veía
como una rata ahogada que había sido arrastrada una milla por una cuneta. Su
cabello estaba húmedo, tornando sus ondas de seda en pequeños mechones
alrededor de toda su cara y cabeza; estaba tan blanca como un inválido y sus ojos
azules miraban fijamente a la desinflada y cansada cara de la niña.
Por sólo un momento ella recordó haber estado incluso en peores condiciones
hace algunos días y tener a Damon tratándola con la mayor amabilidad, como si su
apariencia desastrosa fuera nada para él. Pero esos recuerdos habían sido llevados
de Damon por Shinichi, y era mucho esperar que ese fuera su real estado mental.
Ese había sido... capricho... así como sus otros caprichos.
71
Furiosa con Damon y con ella misma por la punzada que estaba sintiendo
tras sus ojos. Elena se apartó del espejo.
El pasado era el pasado. Ella no tenía idea porque Damon había decidido
repentinamente apartarse de un tirón de su toque, o mirarla con ojos duros de
predador. Algo había hecho que él la odiara, hacer que escasamente se sentara a su
lado en el auto. Y lo que sea que fuera, Elena tenía que aprender a ignorarlo,
porque si Damon se iba, ella no iba a poder encontrar a Stefan.
Stefan. Al menos su nervioso corazón podía encontrar algo de tranquilidad
pensando en él. A él no le importaría como se viera: toda su preocupación sería
porque estuviera bien. Elena cerró sus ojos mientras abría la llave de agua caliente
y se quitaba su ropa húmeda, calentándose con el amor y la aprobación de Stefan
en su imaginación.
El motel tenía en sus habitaciones pequeñas botellas con baño de burbujas
pero Elena no las tomó. Ella había traído su propia bolsa dorado-traslucida de
cristales de vainilla para el baño en su maleta, y esa era su primera oportunidad de
usarlos.
Cuidadosamente ella tomo una tercera parte de la bolsa de cristales llenando
rápidamente la bañera con esencia de vainilla y froto sus piernas con estas,
agradecida.
Minutos después, Elena estaba hundida en agua caliente con un jabón de
esencia de vainilla. Sus ojos estaban cerrados y la calidez estaba empapando su
cuerpo. Las suaves sales desintegradas estaban llevándose su dolor.
Estas no eran sales ordinarias. No tenían olor medicinal pero habían sido
dadas por la casera de Stefan. La señora Flowers, quien era una gentil mayor bruja
blanca. Las preparaciones con hierbas eran la especialidad de la señora Flowers, y
ahora mismo Elena podía jurar que la tensión del último par de días estaba siendo
activamente sacada de su cuerpo y gentilmente desechada.
Oh, esto era justamente lo que había necesitado, Elena jamás había apreciado
tanto un baño.
Ahora, sólo había una cosa, se dijo firmemente mientras inhalaba la deliciosa
esencia de vainilla. Tú le pediste a la señora Flowers una sales que te relajaran,
pero tú no puedes quedarte dormida aquí. Te ahogarás, y sabes perfectamente lo
que se siente. Estar allí, hacer aquello, ni siquiera tener que comprar la ropa de
luto.
72
Pero incluso ahora los pensamientos de Elena eran tenues y más
fragmentados mientras el agua caliente seguía relajando sus músculos, y la esencia
de vainilla rodeaba su cabeza. Estaba perdiendo continuidad, su mente a la deriva
soñando despierta... Ella se estaba rindiendo al calor y al lujo de no tener nada en
absoluto...
Ella estaba dormida.
En su sueño, ella se estaba moviendo rápidamente. Sólo había media luz pero
ella podía decir de algún modo que estaba descendiendo por una neblina gris. Lo
que la preocupaba era que parecía que estaba rodeando algún tipo de discusión, y
ellos estaban discutiendo sobre ella.
—¿Una segunda oportunidad? Ya he hablado con ella sobre eso.
—Ella no recuerda nada.
—No importa si lo recuerda. Todo va a permanecer en su interior. Sin despertar.
—Eso germinara en ella... hasta que sea el tiempo.
Elena no tenía idea lo que eso significaba.
Y entonces la niebla se fue adelgazando y nubes iban abriéndole camino, y
ella fue deslizada hacia abajo, más y más lentamente, hasta que fue dejada
gentilmente sobre un prado cubierto de agujas de pino.
Las voces se habían ido. Ella estaba tendida sobre el suelo del bosque pero no
estaba desnuda. Estaba luciendo su camisón más bello, el de cintas valencianas.
Estaba escuchando pequeños ruidos de la noche cuando de pronto su aura
reacciono de un modo que nunca antes lo había hecho.
Eso le dijo que alguien estaba viniendo. Alguien quien traía un sentimiento
de seguridad y calor de tonalidad tierra, en suaves colores rosa y un profundo azul
violeta que la rodeaba incluso antes que llegara esa persona. Esos... eran...
sentimientos de alguien sobre ella. Y entre el amor y la preocupación que ella
sintió, habían profundos verdes del bosque, destellos de tibio dorado y misteriosos
tintes de traslucido, como una cascada que destellaba como diamantes al caer
sobre ella.
Elena, una voz susurro, Elena...
Esto era tan familiar...
Elena, Elena.
Ella lo conocía...
Elena, mi ángel.
Significaba el amor.
73
Incluso mientras Elena estaba levantándose y girando en su sueño, estaba
levantando sus brazos. Esta persona le pertenecía. Era su magia, su alivio, lo más
amado. No importaba como había llegado, o que había pasado antes. Era su eterna
alma gemela.
Y entonces...
Fuertes brazos sosteniéndola...
Un cuerpo cálido cerca de ella...
Dulces besos...
Muchas, muchas veces...
Este era su sentimiento familiar mientras se derretía en su abrazo...
Él era tan gentil, pero casi fuerte en su amor por ella. Él había hecho el voto
de no matar, pero él mataría por salvarla. Ella era lo más sagrado en el mundo para
él... Cualquier sacrificio valdría la pena si ella estaba a salvo y libre. Su vida no era
nada sin ella, entonces la daría con gusto, riendo y besando la mano de ella en su
último aliento.
Elena respiró la maravillosa esencia de otoño de su suéter y se sintió
reconfortada. Como un bebé, ella se permitió ser calmada por esos olores, por tener
su rostro apoyado contra su hombro y la maravilla de estar respirando juntos en
sincronía.
Cuando ella intento poner su nombre al milagro, estaba en el fondo de su
mente.
Stefan...
Elena ni siquiera tenía que mirar su rostro para saber que los ojos verde-hoja de
Stefan estarían bailando como las aguas de un pequeño pozo alterado por el viento
destellando con miles de diferentes puntos de luz. Ella enterró su rostro en su
cuello, temiendo de algún modo alejarse de él, aunque no podía recordar porque.
No sé cómo llegue aquí, le dijo no verbalmente. De hecho, ella no recordaba
nada antes que esto, antes de despertar a sus llamados, sólo había imágenes
revueltas.
No importa. Estoy contigo.
El miedo la agarró. Esto no... Es sólo un sueño, ¿Verdad?
Ningún sueño es sólo un sueño. Siempre estoy contigo.
Pero, ¿Cómo llegamos aquí?
Shhh. Estas cansada. Te sostendré. En mi vida. Lo juro. Sólo descansa.
Déjame sostenerte sólo una vez...
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¿Sólo una vez? pero...
Pero ahora Elena se sentía preocupada y aturdida, y ella tuvo que dejar caer
su cabeza atrás para ver la cara de Stefan.
Levanto su barbilla y se encontró mirando los sonrientes ojos de una
oscuridad absoluta en un cincelado, pálido y orgullosamente simpático rostro.
Ella casi grita en horror.
Silencio, ángel.
Damon.
Sus ojos oscuros brillaron de amor y diversión ¿Quien más?
¿Cómo te atreves—cómo llegaste aquí? Elena estaba más que confundida.
No pertenezco a ningún lugar, puntualizo Damon, repentinamente triste.
Ya sabes, siempre estaré contigo.
Yo no; yo no— ¡Regrésame a Stefan!
Pero era demasiado tarde. Elena estaba consciente del sonido del agua
goteando y agua tibia derramándose a su alrededor. Ella se levanto justo a tiempo
para levantar su cabeza antes de que se hundiera en la bañera.
Un sueño...
Ella sintió su cuerpo más flexible y ligero, pero no pudo evitar sentirse triste
por su sueño. Esa no había sido una experiencia extra corporal tampoco—había
sido un simple, mezclado, loco sueño por sí solo.
No pertenezco a ningún lugar. Siempre estaré contigo.
Ahora, ¿Qué quería decir con eso?
Pero algo en el interior de Elena tembló, incluso mientras lo recordaba.
Ella precipitadamente se cambio—no por su camisón de lazos valencianos,
sino en una sudadera gris y negra. Cuando ella emergió, se estaba sintiendo más
agotada, irritada y lista para iniciar una pelea si Damon daba alguna señal de
irritación acerca de su sueño.
Pero Damon no lo hizo. Elena vio una cama, consiguió enfocarse en ella, se
tropezó contra ella y colapsó, dejándose caer en almohadas que se hundían
insatisfactoriamente bajo su cabeza. A Elena le gustaban sus almohadas firmes.
Por unos momentos ella se tendió, saboreando sus sensaciones, mientras su
piel gradualmente se serenaba—su cabeza se serenaba al tiempo. Hasta donde
podía decir, Damon estaba exactamente en la misma posición que había tomado
cuando entro a la habitación.
Y estaba igualmente silencioso que en la mañana.
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Finalmente, para terminarlo, ella hablo con él. Y siendo Elena, fue
directamente al corazón del problema.
—¿Qué va mal?
—Nada. —Damon se encontraba en la ventana, fingiendo estar absorto en
algo que estaba más allá de los arbustos.
—¿Qué quieres decir con nada?
Damon sacudió la cabeza. Pero de algún modo su giro elocuente transmitió
su opinión de la habitación del motel.
Elena examinaba la habitación, con su muy brillante visión, seriamente
alterada por el sueño. Contemplaba las paredes de color beige, la alfombra color
beige, un sillón color beige, y por supuesto, la colcha color beige. Ni siquiera
Damon pudo rechazar un cuarto que no va con su clásico negro, pensó ella, y
entonces: ¡Oh! Estoy cansada, y asustada e irritable, y estúpida. Sólo hay una cama.
—Damon< —Con un esfuerzo, se arrastró y se sentó.
—¿Qué quieres? Hay una silla. Puedo dormir en la silla.
Él se volteó, y Elena pudo ver en ese movimiento que no estaba enojado o
jugando. Estaba furioso. Todo fue en un más-rápido-que-el-ojo-humano-pudiera-
seguir giro asesino y el asombroso control muscular aun antes de haber iniciado a
girar.
Damon con sus movimientos bruscos y su aterrador silencio. Estaba
buscando por la ventana una vez más, como siempre, el cuerpo preparado para...
algo. Ahora parecía a punto de saltar a través del vidrio para salir.
—Los vampiros no necesitan dormir, —dijo Damon con la voz más
controlada y serena que ella hubiera escuchado desde que Matt los dejó.
Eso le dio a Elena la primera pista y la energía para bajar de la cama.
—Tú sabes que yo sé que eso es una mentira.
—Regresa a la cama Elena. Ve a dormir. —Pero su voz seguía siendo la
misma. Ella hubiera esperado que su voz fuera más plana y débil. Damon sonó
más tenso, más exageradamente controlado que nunca.
Más sacudido que nunca.
Los párpados de Elena se hundieron.
—¿Es sobre Matt?
—No
—¿Es sobre Shinichi?
—¡No!
76
Ajá.
—Entonces, es eso. Tienes miedo, ¿verdad? Temes que Shinichi pueda pasar todas
tus defensas y te vuelva a poseer. ¿Por qué? ¿Lo has sentido o escuchado?
—Vete a dormir—. Dijo Damon en tono bajo.
Él estaba quieto callándola completamente como si ella no estuviera allí.
Elena se enojó.
—¿Qué se necesita para mostrarte que confío en ti? Estoy viajando sola
contigo, sin tener idea de dónde vamos. Te estoy confiando la vida de Stefan. —Ella
estaba detrás de él ahora, en la alfombra beige que olía como... nada. Como agua
hervida. Ni siquiera como polvo.
Sus palabras eran el polvo. Había algo en ellas que sonaban huecas, mal.
Estas eran la verdad—pero no eran nada para Damon...
Elena suspiró. Tocar a Damon inesperadamente era un truco arriesgado, con
todos los riesgos de provocar sus instintos asesinos por accidente, incluso cuando
no estaba poseído. Ella se acercó, ahora, muy cuidadosamente, para poner sus
manos en el codo de la chaqueta de cuero. Ella habló con la mayor precisión y
seriedad que pudo.
—Tú sabes de antemano que yo tengo otros sentidos ahora además de los
cinco usuales. ¿Cuántas veces tengo que decirlo Damon? Yo sé que no eras tú el
que nos torturaba a Matt y a mí la semana pasada. —A pesar de ser ella misma,
Elena escucho un discurso en su propia voz—. Yo sé que me has estado
protegiendo en este viaje cuándo he estado en peligro, incluso has matado por mí.
Eso significa mucho para mí. Tal vez tú digas que no crees en el sentimiento
humano del perdón, pero no creo que lo hayas olvidado. Y cuándo tú sepas que no
hay nada que perdonar, en primer lugar...
—¡Esto no tiene nada que ver con la semana pasada! —El calibre de su voz—
la fuerza en esta—golpeó a Elena como un latigazo. Le dolía... y la atemorizaba.
Damon hablaba en serio. Él también estaba bajo una terrible tensión, no
completamente como cuando luchaba contra la posesión de Shinichi, pero
diferente.
—Damon<
—¡Déjame en paz! —Ahora, ¿Dónde he escuchado eso antes? Su corazón
golpeando, Elena fluyó en recuerdos.
77
Oh, sí. Stefan. Stefan cuando habían estado juntos en su habitación, cuándo
tenía miedo de amarla. Cuando él estaba seguro de que la maldeciría si le mostraba
que estaba enamorado de ella.
¿Podría ser Damon igual que su hermano del que siempre se ha burlado?
—Al menos date la vuelta y háblame cara a cara —dijo Elena.
—Elena. —Era un susurró, pero sonaba como si Damon no pudiera usar su
sedosa amenaza—. Vete a la cama. Vete al infierno. Ve a dónde quieras, pero
mantente alejada de mí.
—Eres tan bueno en eso ¿Verdad? —La propia voz de Elena sonaba fría
ahora. Imprudente, temeraria, enojada, se acerco más—, en hacer a la gente a un
lado. Pero yo sé que esta mañana te has alimentado. No hay nada que quieras de
mí, y no te puedes hacer el mártir hambriento tan bien como Stefan...
Elena dijo las palabras que garantizarían algún tipo de respuesta, pero la
respuesta usual de Damon a este tipo de cosas era holgazanear con algo y
pretender que no había escuchado.
Lo que paso en cambio estaba totalmente fuera del rango de su experiencia.
Damon giró, precisamente capturándola, atrapándola en un agarre
inquebrantable. Luego, con un sólo movimiento de su cabeza como un halcón a un
ratón, él la besó. Él era lo suficientemente fuerte para besarla sosteniéndola fuerte y
sin hacerle daño. El beso fue largo y duro y por un momento Elena resistió por
verdadero instinto. El cuerpo de Damon era frío sobre el suyo, que aún seguía
caliente por el baño.
El modo en que la estaba sosteniendo—si ella ponía presión en esos puntos
particulares probablemente saldría seriamente lastimada. Y entonces—ella lo
supo—él la liberaría. ¿Pero ella realmente sabía lo que sabía? ¿Estaba realmente
preparada para romperse un hueso probándolo?
Él estaba acariciando su cabello, lo que fue muy injusto, enrollando sus
puntas y aplastándolas con sus dedos... justo horas después de que le hubiera
enseñado a sentir cosas con las puntas de su cabello. Él sabía sus puntos débiles.
No solo los de cualquier mujer. Él sabía los de ella; él sabía como hacerla llorar de
placer y como calmarla.
No había nada que hacer excepto probar su teoría y tal vez romperse un
hueso. Ella no podía admitirlo cuando no lo había invitado. ¡No podía!
78
Pero entonces ella recordó su curiosidad acerca del pequeño niño y la gran
roca redondeada y ella abrió deliberadamente su mente a la de Damon. Él cayó en
la trampa que él mismo creó.
Tan pronto como sus mentes se conectaron hubo algo como fuegos
artificiales. Explosiones. Cohetes. Estrellas nova. Elena le ordenó a su mente
ignorar su cuerpo y empezó a mirar la barrera.
Estaba en lo profundo. En la parte más profunda y encerrada de su cerebro.
En lo profundo de la eterna oscuridad. Pero al parecer Elena había traído lámparas
de búsqueda con ella. Cuando ella giró, guirnaldas de telarañas cayeron y arcos
duros de piedra se rompieron y cayeron al suelo.
—No te preocupes—. Elena se encontró diciendo —¡La luz no te hará eso! No
tienes porque vivir aquí. Te mostraré la belleza de la luz.
¿Qué estoy diciendo? Elena se preguntó mientras las palabras salían de su
boca. Cómo puedo prometerle eso ¡Y tal vez a él le gusta vivir en la oscuridad!
Pero en el próximo segundo ella se había acercado más al pequeño chico,
tanto que ahora podía ver su pálida y curiosa mirada.
—Viniste otra vez, —dijo él, como si fuera un milagro—. ¡Dijiste que
vendrías, y lo hiciste!
Eso derrumbó un momento todas las barreras de Elena. Ella se arrodilló, y
tiró de las cadenas a su suma longitud, y lo subió a su regazo.
—¿Estas feliz de que hubiera regresado? —Preguntó gentilmente. Ella estaba
de hecho acariciando su suave cabello.
—¡Oh, sí! —Hubo un lloriqueo, y eso asusto tanto a Elena como le gusto—.
Eres la persona más agradable que yo... la cosa más bella que yo nunca...
—Calma. —Elena le dijo—. Calma, debe haber algún modo de calentarte.
—Es el hierro. —Dijo el chico humildemente—. El hierro me mantiene frío y
débil. Pero tiene que ser hierro; de otro modo él no podría controlarme.
—Ya veo. —Dijo amargamente. Elena estaba comprendiendo ese tipo de
relación entre Damon y el niño. Por un momento, en una corazonada, tomo dos
pedazos de hierro y trato de apartarlos. Ella tenía súper luz allí, ¿Por qué no súper
poderes? Pero todo lo que paso fue que ella giró y volteó el pedazo para nada, y
finalmente cortó la unión de sus dedos contra la barra de hierro.
—¡Oh! —Los ojos grandes y oscuros del chico se fijaron en las oscuras cuentas
de sangre. Él miro como si estuviera fascinado—y asustado.
79
—¿Quieres? —Elena sostuvo su mano hacia él con incertidumbre. Que pobre
pedazo de criatura para estar codiciando sangre de otra persona, pensó. Él asintió
tímidamente como si estuviera seguro de que ella se iba a enojar. Pero Elena sólo
sonrió y el tomó su dedo con reverencia y tomó todo el globo de sangre de una
vez, cerrando sus labios como un beso.
Mientras él levantaba su cabeza, parecía tener un poco más de color en su
pálido rostro.
—Me dijiste que Damon te mantiene aquí. —Ella dijo, sosteniéndolo
nuevamente y sintiendo el calor siendo llevado de ella a su frío cuerpo.
—¿Puedes decirme por qué?
El niño estaba quieto lamiendo sus labios, pero él giró su rostro hacia ella
inmediatamente y dijo:
—Soy el Guardián de los Secretos. Pero< —Él dijo tristemente—. Los
secretos se han vuelto tan grandes que incluso no sé lo que son.
Elena siguió el movimiento de su cabeza y de sus pequeños miembros, de la
cadena de hierro al gigantesco balón metálico. Ella sintió hundirse en su interior y
sintió lastima del pobre pequeño guardián. Y se preguntó qué en la tierra podría
haber dentro de esa gran esfera de piedra que Damon estaba guardando con tanto
recelo.
Pero ella no tuvo oportunidad de preguntar.
80
9
Traducido por LadyG.
Corregido por rubrix
A pesar de que Elena abrió su boca para hablar, ella se sintió levantada como
por un huracán. Por un momento ella se pegó al cuerpo del chico quien estaba
siendo desgarrado de su agarre, entonces ella sólo tuvo tiempo para gritar —
Volveré— y escuchar su respuesta, antes de ser empujada al mundo real de baños,
manipulaciones y cuartos de motel.
—¡Guardaré tu secreto! —Eso fue lo que gritó el chico en el último momento.
¿Y qué podría decir eso aparte de mantener su cita en secreto del real (u —
ordinario—) Damon?
Un momento después Elena estaba en el sórdido cuarto de motel y Damon
estaba agarrándola de sus brazos. Mientras él la liberaba Elena saboreó sal. Las
lágrimas caían libremente por sus mejillas.
Al parecer eso no hizo diferencia en su atacante.
Damon parecía estar en la misericordia de la cruda desesperación. Él se
estaba sacudiendo como un niño pequeño que hubiera acabado de besar por
primera vez a su primer amor. Eso es lo que se está llevando el control, Elena
pensó borrosamente.
Y por su lado, ella sentía que se iba a desmayar.
¡No! Ella tenía que estar consciente.
Elena empujó y se retorció, hiriéndose deliberadamente sobre el aparente
agarre irrompible que la retenía.
Este se sostuvo.
¿El poseedor? ¿Shinichi otra vez entrando en la mente de Damon y
haciéndole hacer cosas?
Elena luchó más fuerte, empujando hasta que de hecho pudo haber gritado
de dolor. Ella gimoteó una vez.
El agarré se soltó.
81
De algún modo Elena supo que Shinichi no estaba envuelto con esto. La
verdadera alma de Damon era el pequeño chico que sostenía las cadenas por Dios-
sabría-cuántos-siglos, quien nunca había conocido la calidez de la cercanía pero
quien aún tenía una apreciación de añoranza ante esta. El niño quien estaba
encadenado a los muros de roca era uno de los más profundos secretos de Damon.
Y ahora Elena estaba temblando tan fuerte que no estaba segura si podría
seguir en pie, y ella se estaba preguntando por el chico. ¿Tenía frio? ¿Estaba
llorando como ella? ¿Cómo podía saberlo?
Ella y Damon terminaron mirándose, ambos respirando con dificultad. El
cabello sedoso de Damon estaba desordenado, haciéndolo ver desaliñado y
bucanero. Su cara, siempre pálida y auto-compuesta, estaba sonrojada como por
sangre. Sus ojos cayeron para mirar a Elena automáticamente masajeando sus
muñecas. Ella podía sentir pinchazos y punzadas ahora: estaba recuperando la
circulación. Una vez él miró a otra parte, parecía no ser capaz de mirarla
nuevamente.
Contacto visual. Está bien. Elena reconoció un arma, a tientas por una silla y
encontrando la cama inesperadamente cerca tras ella. Ella no tenía muchas armas;
y necesitaba usarlas ahora.
Ella se sentó, rindiéndose ante la debilidad de su cuerpo, pero mantuvo sus
ojos en el rostro de Damon. Su boca estaba hinchada. Y eso era... injusto. El mohín
de Damon hacia parte de su artillería básica. Él siempre había tenido la boca más
hermosa que hubiera visto en alguien, hombre o mujer. La boca, el cabello, las
puntas medio-cayendo, las fuertes pestañas, la delicadez de su mandíbula...
injusto, incluso para alguien como Elena, quien hacía mucho tiempo perdía el
interés en alguna persona por algún accidente de belleza.
Pero ella jamás había visto esa boca hinchada, el cabello perfecto despeinado,
las pestañas temblando porque estaba mirando a cualquier lugar menos a ella y no
quería mostrarlo.
—¿Era eso... lo que estabas pensando cuando te estabas rehusando a hablar
conmigo? —Ella preguntó, y su voz fue casi firme.
La repentina quietud de Damon fue casi perfección como sus otras
perfecciones. No respirar, claro. Él mantuvo su enfoque en la alfombra beige que
por derecho tendría que ser rota en llamas.
Entonces finalmente, él deslizó esos grandes ojos hacia ella. Era difícil decir
algo sobre los ojos de Damon porque su iris era casi del mismo color de la pupila,
pero Elena presentía que sabía que en ese momento estaban tan dilatados que eran
todo pupila. ¿Cómo podían unos ojos tan oscuros como la medianoche atrapar y
sostener la luz? Parecía estar viendo un universo de estrellas en ellos.
82
Damon dijo suavemente:
—Corre.
Elena sintió sus piernas tensarse.
—¿Shinichi?
—No. Tú deberías correr ahora.
Elena sintió sus músculos relajarse y agradeció no tener que probar si podía
correr—en ese exacto momento. Pero sus puños se apretaron.
—¿Quieres decir que sólo eres tú siendo un bastardo? —Dijo— ¿Decidiste
odiarme otra vez? ¿Disfrutas...?
Damon dio vuelta otra vez, la quietud hecha movimiento más veloz de lo que
su mirada pudiera seguir. Él golpeó el marco de la ventana, una vez, empujando el
puñetazo completamente en el último instante.
Hubo un estruendo y entonces miles de trozos de vidrio llovieron como
diamantes a la oscuridad de afuera.
—Eso puede hacer... que venga alguien a ayudarte. —Damon no estaba
intentando que las palabras parecieran más que un pensamiento. Ahora que él
estaba lejos de ella, a él no parecían importarle las apariencias. Finos temblores
corrían por su cuerpo.
—Tan tarde, en esta tormenta, tan lejos de la oficina... lo dudo. —El cuerpo de
Elena estaba alcanzando un alza de adrenalina que le había permitido luchar
contra el agarre de Damon. Ella sentía su piel hormigueando y tuvo que esforzarse
para no empezar a sacudirse.
Y estaban de vuelta al punto de partida, con Damon mirando hacia la noche y
ella atrás. O, al menos, así era como él quería que estuvieran.
—Pudiste sólo haber preguntado. —Dijo ella. Ella no sabía si era posible que
un vampiro entendiera. Aún no había podido enseñarle a Stefan. Él dejaba de
hacer cosas que quería porque no entendía sobre preguntar.
En toda inocencia y buenas intenciones, Stefan dejaba las cosas hasta que ella,
Elena, se veía forzada a pedírselas.
Damon, ella pensó, usualmente no tiene ese problema. Él tomaba lo que
quería como seleccionando cosas como en una tienda de comestibles. Y ahora él
estaba riendo en silencio, lo que quería decir que en verdad estaba impresionado.
—Lo tomo como una disculpa. —Dijo Elena suavemente.
Ahora Damon estaba riendo en voz alta y Elena sintió un frio. Aquí estaba
ella, intentando ayudarlo, y él...
—¿Tú crees —pregunto él— que eso era todo lo que quería?
Elena se sintió congelarse otra vez mientras reflexionaba. Damon pudo
fácilmente haber bebido su sangre mientras estuvo inmóvil. Pero—claro—eso no
83
era lo que quería de ella. Su aura... ella sabía lo que les hacía a los vampiros.
Damon la había estado protegiendo para que otros vampiros no la vieran.
La diferencia, la natural honestidad de Elena le dijo, que ella no daba un
demonio por los otros. Pero Damon era diferente. Cuando él la había besado ella
había sentido la diferencia en su interior, algo que ella no había sentido hasta...
Stefan.
¿Oh, Dios—está realmente era ella, Elena Gilbert, traicionando a Stefan por el
simple acto de huir de esta situación? Damon estaba siendo mejor persona que ella;
él le estaba pidiendo que alejara la tentación de su aura de él.
Para que ella pudiera iniciar nuevamente la tortura mañana.
Elena había estado en muchas circunstancias en las que había juzgado que
sería mejor alejarse antes de que las cosas se volvieran más calientes. El problema
aquí era que no había ningún lugar al que pudiera huir sin que se elevara la
temperatura—estuviera en gran peligro. Y, a propósito, perder la oportunidad de
encontrar a Stefan.
¿Debió haber ido con Matt? Pero Damon había dicho que no podrían entrar a
la Dimensión Oscura, no dos humanos solos. Él había dicho que lo necesitaban con
ellos. Y Elena aún tenía dudas si Damon se habría tomado el trabajo de conducir
hasta Arizona, mucho menos a la búsqueda de Stefan, si ella no estuviera con él a
cada paso.
Además, ¿Cómo podría Matt protegerla por el peligroso camino que ella y
Damon estaban recorriendo? Elena sabía que Matt moriría por ella—y eso es lo que
habría hecho por ella, también, si se hubieran cruzado con vampiros y hombres
lobo. Muerto, dejando a Elena sola con sus enemigos.
Oh, sí, Elena sabía que hacia Damon cada noche mientras ella dormía en el
auto. El ponía una especie de hechizo oscuro, firmándolo con su nombre,
sellándolo con su sello y eso mantenía a las criaturas de la noche alejadas hasta el
amanecer.
Pero sus más grandes enemigos, los hermanos kitsune, Shinichi y Misao,
habían venido con ellos.
Elena pensó en todo esto antes de volver a mirar a Damon a los ojos. Ojos que
en ese momento le recordaron a ese niño andrajoso encadenado a la roca.
—No te vas a ir, ¿Verdad? —Susurro él.
Elena sacudió su cabeza.
—¿En verdad no me tienes miedo?
—Oh, tengo miedo. —Elena nuevamente sintió un temblor. Pero ella
estaba volando ahora en algún lugar, ella había puesto el curso y no había modo de
que se detuviera. Especialmente no cuando él la miraba de ese modo. Le recordaba
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un gozo feroz, el reticente orgullo que el siempre tenía cuando derrotaban juntos
un enemigo.
—No me convertiré en tu princesa de la oscuridad. —Le dijo—. Y sabes que
nunca renunciaré a Stefan.
Un fantasma de su sonrisa burlona se mostró.
—Hay mucho tiempo para convencerte sobre mi forma de pensar sobre eso.
No es necesario, pensó Elena, ella sabía que Stefan comprendería.
Pero justo ahora, cuando el mundo parecía estar girando a su alrededor se
levanto para retar a Damon.
—Tú dices que no es Shinichi, te creo. ¿Pero es sobre lo que... Caroline dijo?
—Ella pudo escuchar la dureza en su voz.
—¿Caroline? —Damon parpadeó como si se hubiera deshecho de su
tranquilidad.
—Ella dijo que antes que conociera a Stefan yo era< —Ella encontró imposible
pronunciar la última palabra—, que era... promiscua.
La mandíbula de Damon se apretó y sus mejillas se sonrojaron brevemente—
como si se hubiera acaecido una dirección inesperada.
—Esa chica. —Murmuro él—. Ella ya ha fijado su destino y si fuera
alguien más, me vería inclinado a tener lastima. Pero ella es... mas allá... ella va...
más allá... de cualquier propiedad.
Mientras él decía lentamente sus palabras una mirada de desconcierto
nubló su rostro, él estaba mirando a Elena y ella supo que él podía ver las lágrimas
en sus ojos, porque él se acercó para quitarlas con sus dedos. Mientras lo hacía, sin
embargo, se detuvo muerto en medio movimiento, y, con su rostro repentinamente
desconcertado, trajo una de las lágrimas a sus labios, probando sus lágrimas.
Lo que fuera que saboreaba le gustaba, no parecía creerlo. Él trajo su otra
mano a sus labios también. Elena lo estaba mirando ahora abiertamente; él debió
notar su consternación—pero no lo hizo. En cambio un caleidoscopio de emociones
paso por su rostro, demasiado rápido para su visión humana. Pero ella vio
impresión, incredulidad, amargura, más impresión, y entonces alguna clase de
felicidad impactante y una mirada como si hubiera lagrimas en sus ojos.
Y entonces Damon rió. Fue rápido, una propia mueca, pero fue genuina,
eufórica, incluso.
—Damon, —dijo Elena, aún parpadeando por las lagrimas—había pasado
muy rápido—. ¿Qué pasa contigo?
—Nada está mal, todo está bien. —Dijo él, elevando su dedo erudito—. No
debes engañar a un vampiro, Elena. Los vampiros tenemos muchos sentidos que
los humanos no—y algunos de los que no sabemos hasta que los necesitamos. Me
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ha tomado algo darme cuenta lo que se sobre ti. Porque, claro, todos me dicen una
cosa y mi propia mente me dice algo más. Pero lo descubrí, al final. Se lo que eres
en realidad, Elena.
Por medio minuto, Elena se quedo en un impactante silencio.
—Si lo sabes, entonces tendría que decirte que en este mismo momento nadie
te creería.
—Tal vez no, —dijo él—, especialmente si son humanos, pero los vampiros
pueden reconocer el aura de una doncella. Y tú eres unicornbait*, Elena. En realidad
no sé ni me importa saber cómo ganaste esa reputación. Me engañé a mi mismo
mucho tiempo, pero finalmente he encontrado la verdad.
Repentinamente, él estaba inclinando hacia ella de tal modo que no pudo
sentir nada que no fuera él, el fino cabello barriendo su frente, sus labios cerrados
en los de ella, sus ojos oscuros, inescrutables, capturando su mirada.
—Elena, —susurró—. Este es tu secreto. No sé como lo has hecho, pero... eres
virgen.
Él se inclinó hacia ella, sus labios rozando los suyos, compartiendo aliento
deliberadamente con ella. Se quedaron así mucho, mucho tiempo. Damon parecía
cautivado a brindar algo a Elena de su cuerpo, el oxigeno que ambos necesitaban
pero adquirido de distintas formas. Para muchos humanos, la quietud de sus
cuerpos, el silencio y el contacto visual sostenido, habría sido demasiado. Podría
haberse sentido como si se hubieran hundido en la personalidad de su compañero
hace tanto que estaban perdiendo la definición y convirtiéndose en la etérea parte
del otro antes de un beso habían estado incluso unidos.
Pero Elena estaba flotando en el aire: el aire que le estaba dando Damon—en
el sentido literal. Sin las fuertes, largas y esbeltas manos de Damon no la estuvieran
sosteniendo, ella habría escapado completamente de su agarre.
Elena sabía que había otro modo de que él pudiera retenerla. El podría
influenciarla para que la gravedad no la afectara.
Pero ella por mucho no podía sentir el más mínimo toque de intento de
influencia.
Era como si él aún quisiera brindarle el honor de elegir. Él iba a usar uno de
sus acostumbrados métodos o trucos de dominación aprendidos en casi medio
siglo de vida.
Sólo su respiración, que estaba viniendo más y más rápida, mientras Elena
empezaba a sentir sus sentidos nadando y su corazón latiendo.
¿Estaba segura de que a Stefan esto no le importaría? Pero Stefan le había
brindado el mayor honor posible confiando en su amor y en su juicio. Y ella estaba
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empezando a sentir al verdadero Damon, su imperiosa necesidad de ella; su
vulnerabilidad porque esa necesidad se estaba convirtiendo en una obsesión.
Sin atentar con influenciarla, él estaba quieto extendiendo sus alas oscuras
sobre ella sin dejarle por donde huir, por donde escapar. Elena sintió que
empezaba a desfallecer con la intensidad de la pasión que habían forjado entre
ellos. Como un gesto final, no de repudio sino de invitación ella arqueo su cabeza
hacia atrás exponiéndole su cuello desnudo y dejando que él la sintiera anhelarlo.
Y como si grandes campanas de cristal estuvieran campaneando a la
distancia, ella sintió su júbilo ante su voluntaria rendición al terciopelo negro que
la estaba sobrecogiendo.
Ella nunca sintió los dientes que rompieron su piel clamando por su sangre.
Antes de que eso sucediera ella estaba viendo estrellas. Y entonces el universo fue
tragado por la oscuridad de los ojos de Damon.
Notas del Traductor.
1 [*] Unicornbait: Quiere decir ser que atrae, carnada.
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1 0
Traducido por ANDRE_G
Corregido por ZarahFandy
A la mañana siguiente, Elena se levantó y se vistió discretamente en el cuarto
de hotel, agradecida por el espacio extra. Damon no estaba, pero ella ya esperaba
eso. Usualmente, él tomaba su desayuno temprano mientras estaban en la
carretera, cazando meseras en paraderos para camiones abiertos 24 horas o
restaurantes de desayunos tempranos.
Iba a discutir con él al respecto de eso algún día, ella pensó mientras ponía el
paquete de café molido en la pequeña cafetera de dos tasas que el motel proveía.
Tenía un buen olor.
Pero con más urgencia, necesitaba hablar con alguien sobre lo que había
pasado la noche anterior. Stefan por supuesto, era su primera elección, pero ya se
había dado cuenta que las experiencias extra corporales no se conseguían sólo con
pedirlas. Lo que necesitaba hacer era llamar a Bonnie y a Meredith.
Ella tenía que hablar con ellas –tenía todo el derecho– pero justo en ese
momento, de todos los tiempos, no podía. Intuitivamente, sentía que cualquier
contacto entre ella y Fell´s Church estaría mal.
Y Matt nunca se había reportado. Ni una sola vez. No tenía idea de en que
parte de la carretera podría estar, pero más le valía estar en Sedona a tiempo, eso
era todo. Él deliberadamente cortó toda comunicación entre ellos. Bien, mientras se
presentara cuando lo había prometido.
Pero< Elena seguía necesitando hablar. Expresarse.
¡Por supuesto! ¡Era una idiota! Ella todavía tenía su compañero fiel que nunca
decía una palabra, y nunca la hacía esperar. Sirviéndose una taza de café hirviendo
en el camino, Elena saco su diario del fondo de su bolso de viaje y lo abrió en una
fresca, pagina limpia. No había nada como una hoja fresca y un lapicero de tinta
que corriera sin problemas para empezar su escritura.
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Quince minutos más tarde vibró una ventana y un minuto después estaba
pasando Damon.
Traía varias bolsas de papel con él y Elena se sintió incontablemente placida y
en casa. Ella había hecho café, que estaba bastante bueno aunque viniera con
suplemento de crema en polvo, y Damon había suplido<
—Gasolina, —dijo triunfante, levantándole las cejas significativamente
mientras ponía las bolsas en la mesa—. Sólo en caso de que intenten usar plantas
contra nosotros. No, gracias —agregó, viendo que ella estaba sosteniendo una taza
de café en su dirección—. Tuve un mecánico mientras compraba esto. Sólo iré a
lavarme las manos.
Y desapareció, pasando al lado a Elena.
Pasando al lado a Elena, sin un vistazo, aunque estuviera usando el único par
limpio de ropa que le quedaba: jeans y un delicado top de colores que parecía
blanco a primera vista y sólo a la luz brillante revelaba que tenía sombras etéreas
de arco iris.
Sin siquiera un solo vistazo, Elena pensó, con una extraña sensación que de
alguna manera su vida se había venido abajo.
Empezó a tirar el café pero entonces decidió que ella misma lo necesitaba y lo
bebió en unos pocos tragos hirvientes.
Luego fue por su diario, leyendo por encima las últimas tres páginas.
—¿Estas lista para partir? —Damon estaba gritando por encima del sonido
del agua corriendo en el baño.
—Si, sólo dame un minuto. —Elena leyó las últimas páginas escritas del
diario y paso sobre la anterior a esta.
—Deberíamos ir derecho en dirección este desde aquí —Damon gritó—,
podemos lograrlo en un día. Pensaran que es una trampilla para una puerta en
particular y buscaran todas las pequeñas. Mientras tanto estaremos llegando a la
puerta Kimon y con días de ventaja a cualquiera que nos este siguiendo. Es
perfecto.
—Uh-huh—, dijo Elena leyendo.
—Probablemente podremos reunirnos con Matt mañana, quizás hasta esta
misma noche, todo dependiendo de qué tipo de inconveniente nos causen ellos.
—Uh-huh.
—Pero primero quería preguntarte: ¿Crees que sea una coincidencia que
nuestra ventana este rota? Porque yo siempre pongo salas en ellas por la noche y
estoy seguro. —Se paso una mano sobre su frente—. Estoy seguro que lo debí
haber hecho anoche, también. Pero algo las paso y quebró la ventana y se fue sin
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dejar rastro. Por eso fue que compré toda esta gasolina. Si se trata de algo con
árboles, los volare de vuelta a Stonehenge*
Y a mitad de los inocentes residentes del estado, Elena pensó sombríamente. Pero
ella estaba en tal estado de shock que no mucho podía lograr hacer superar este.
—¿Qué estás haciendo ahora? —Damon claramente estaba listo para pararse
e irse.
—Desasiéndome de algo que no necesito. —Elena dijo, y vacío el sanitario,
observando los rasgados pedazos de su diario girar en redondo una y otra vez
antes de desaparecer.
—Yo no me preocuparía por la ventana, aunque, —ella dijo, volviendo a
entrar en la habitación y poniéndose los zapatos—. No te pongas de pie por un
minuto, Damon. Tengo que hablar algo contigo.
—Oh, vamos. Puede esperar hasta que estemos en la carretera, ¿O no puede?
—No, no puede, porque tenemos que pagar por esa ventana. La rompiste anoche,
Damon. Pero no recuerdas haberlo hecho, ¿O lo recuerdas?
Damon se quedo mirándola. Ella podía decir que su primera tentación fue
reírse.
Su segunda tentación, que fue a la que cedió, fue pensar que ella estaba loca.
—Estoy hablando en serio, —ella dijo, una vez que él se puso en pie y empezó a
pasearse alrededor de la ventana con un semblante distinto como de querer ser un
cuervo volando por fuera de ella.
—No te atrevas a irte a ningún lado, Damon, porque hay más.
—¿Hice más cosas que no recuerdo? —Damon se recostó contra la pared en
una de sus viejas y arrogantes posturas—. ¿De pronto destrocé unas cuantas
guitarras y tuve la radio encendida hasta las 4 am?
—No, no necesariamente cosas de< anoche, —Elena dijo, apartando la
mirada. No podía mirarlo—. Otras cosas, de otros días<
—Como que quizás he estado tratando de sabotear este viaje todo el tiempo,
—él dijo, su voz concisa. Miró al techo y suspiró pesadamente.
—De pronto lo he hecho sólo para estar a solas contigo<
—Cállate, Damon.
¿De dónde había venido eso? Pues, ella lo sabía, claro. De sus sentimientos
respecto a la noche anterior. El problema era que ella también necesitaba resolver
otras cosas —seriamente—, si es que él las tomaba así. Tendrían que pensar en
esto, esta podría ser una mejor forma de seguir abordando el tema.
—Piensas que tus sentimientos sobre Stefan pues, ¿Han cambiado en algo
recientemente? —Elena preguntó.
—¿Qué?
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—Piensas< —Oh, esto era tan difícil mirando a sus negros ojos del color del
espacio infinito. Especialmente cuando anoche ellos habían estado llenos de miles
de estrellas—. ¿Piensas que has llegado a pensar en él de forma diferente? ¿En
honrar sus deseos más de lo que solías hacerlo?
Ahora Damon estaba examinándola abiertamente, justo como ella lo
examinaba a él.
—¿Estás hablando en serio?
—Completamente, —ella dijo, y con un esfuerzo supremo, mando sus
lagrimas dentro donde debían estar.
—Algo si paso anoche, —él dijo. Él estaba mirando fijamente su rostro—.
¿Cierto?
—Algo paso, sí, —Elena dijo—. Fue< fue m{s un< —Ella tenía que dejar
salir su respiración, y con eso casi paso todo.
—Shinichi! Shinichi, ¡che bastardo! ¡Imbroglione!* ¡Ese ladrón! ¡Voy a matarlo
lentamente! —De repente Damon estaba por todos lados. Estaba a su lado, sus
manos en sus hombros; al minuto estaba gritando por la ventana palabras
indescifrables, luego estaba de vuelta, sosteniéndole ambas manos.
Pero sólo una palabra le importaba a Elena. Shinichi. El kitsune con su pelo
negro, con mechas escarlata, quien los había hecho ceder tanto sólo por la locación
de la celda de Stefan.
—¡Mascalzone! Maleducato*. —Elena perdió el hilo de las maldiciones de
Damon otra vez. Entonces era verdad. La noche anterior le había sido
completamente robada a Damon, arrebatada de su mente tan simple y
completamente como el intervalo cuando ella había usado Las alas de Redención y
las Alas de purificación en él.
El momento que él había acordado. Pero anoche ¿Qué otras cosas había
estado el zorro tomando?
Para cortar entera una tarde y una noche y esta tarde y noche en particular,
implicaba que<
—Él nunca apagó la conexión entre mi mente y la suya. Él todavía puede
entrar en cualquier momento que elija. —Damon por fin había terminado de
maldecir, y paró de moverse. Él estaba sentado en el sofá opuesto a la cama con sus
manos colgando entre sus rodillas. Lucia singularmente desesperado.
—Elena, tienes que decirme. ¿Qué me quito anoche? ¡Por favor! — Damon
lucía como si pudiera caer de rodillas en frente de ella, sin melodrama—. Si< si<
fue lo que pienso<
Elena sonrió, aunque lagrimas seguían cayendo por su cara—. No fue< lo
que cualquiera pensaría, exactamente, supongo, —ella dijo.
91
—¡Pero<!
—Digamos que este momento< era mío, —Elena dijo—. Si te está robando
algo más, o si trata de hacerlo en el futuro, entonces es juego limpio. Pero esto<
será mi secreto. —Hasta que quizás algún día rompas tu gran roca de secretos, ella
pensó.
—¡Hasta que se lo saque a él, junto con su lengua y su cola! —Gruñó Damon,
y era verdaderamente el gruñido de un animal. Elena estaba contenta de que no
fuera dirigido hacia ella—. No te preocupes, —Damon añadió en una voz tan
escalofriante que era casi más aterradora que la furia animal—. Lo encontraré, no
importa donde intente esconderse. Y se lo sacaré. Podría sólo quitar
completamente su pelaje. Te haré un par de guantes de ahí, ¿Qué te parece?
Elena trató de sonreír e hizo un buen trabajo. Ella estaba asimilando lo que le
había pasado a sí misma, aunque ella no creía ni por un minuto que Damon fuera
realmente a dejarla sola en la misión hasta que la forzara para tener de vuelta el
recuerdo de Shinichi. Se dio cuenta que en algún nivel estaba castigando a Damon
por lo que Shinichi había hecho, y eso estaba mal. Prometo que nadie sabrá lo de
anoche, se dijo a sí misma, no hasta que Damon lo haga. Ni siquiera le diré a
Bonnie o Meredith.
Esto hace las cosas más difíciles para ella, aunque por otra parte
probablemente más equitativas.
Mientras limpiaban los restos del más reciente ataque de furia de Damon,
repentinamente él retiro una lágrima pérdida de la mejilla de Elena.
—Gracias< —Empezó Elena. Entonces se detuvo: Damon estaba llevándose
los dedos a sus labios.
Él la miró, sorprendido y un poco decepcionado. Luego se encogió de
hombros—. Todavía baba de unicornio. ¿Dije eso anoche?
Elena dudo, luego decidió que sus palabras no encajaban en los límites
cruciales del secreto.
—Si, lo hiciste. Pero< no me delataras, ¿Verdad? —Añadió, de repente
ansiosa. —Les prometí a mis amigas que no diría nada.
Damon la estaba mirando—. ¿Por qué diría yo algo de alguna de ellas? ¿A
menos que estés hablando de la pequeña pelirroja?
—Te lo dije; no estoy diciendo nada. Excepto que obviamente Caroline no es
virgen. Pues, con todo el desastre sobre su embarazo<
—Pero recuerdas, —Damon se interpuso—, yo llegue a Fell´s Church antes
que Stefan; sólo merodeé por las sombras por más tiempo. La forma en que
ustedes hablaban<
92
—Nos gustaban los chicos y nosotras a ellos, y ya teníamos reputaciones.
Entonces sólo hablábamos de cualquier cosa que tuviéramos ánimo de hablar.
Algo de eso pudo haber sido cierto, pero un montón lo podrías tomar con doble
sentido< y claro por supuesto sabes cómo hablan los chicos< —Damon lo sabía.
Él asintió.
—Bien y bastante rápido todo el mundo estaba hablando de nosotras como si
hubiéramos hecho todo con todos. Ellos incluso escribieron cosas al respecto en el
periódico y en el anuario y en las paredes de los baños. Pero nosotras teníamos un
pequeño poema, también, y a veces incluso escribíamos nuestra firma en él. ¿Cómo
iba? —Elena en su mente dio un vistazo a uno, dos años o más atrás. Después
recito:
—Sólo porque lo hayas oído, no lo hace cierto, sólo porque lo hayas leído, no lo hace
ser así. La próxima vez que lo oigas, podría ser sobre ti. No creas que puedes cambiar sus
mentes, sólo porque lo sabes –¡Lo sabes!
Cuando Elena terminó, miró a Damon, repentinamente sintiendo la urgente
necesidad de llegar a Stefan—. Ya casi llegamos, —ella dijo—, apresurémonos.
Notas del Traductor:
1 [*] Stonehenge: es un monumento megalitico tipo cromlech de la ciudad de bronce, en el
condado de Whiltshire, Gran Bretaña a unos trece kilómetros al norte de Salisbury.
2 [*] ¡Shinichi, che bastardo! ¡Imbroglione!: En italiano ¡Shinichi, que bastardo! ¡Tramposo!
3 [*] ¡Mascalzone!Maleducato: En italiano ¡bribón! Descortés.
93
1 1
Traducido por Lapay
Corregido por Ginabm
Arizona era caliente y árido, un estado como Elena había imaginado. Ella y
Damon condujeron directamente a la estación de esquí de Juniper, y Elena no
estaba deprimida, sino sorprendida, al ver que Matt no estaba registrado.
—No puede haberle llevado más tiempo que a nosotros llegar aquí, —dijo
ella, en cuanto les hubieron mostrado sus habitaciones—. ¡A menos—oh, Dios,
Damon! A menos que Shinichi lo haya agarrado de algún modo.
Damon se sentó en una cama y miro a Elena sombríamente—. Supongo que
esperaba que no tuviera que decirte esto, que él tendría la cortesía de decírtelo él
mismo. Pero he estado rastreando su aura desde que nos dejó. Lo he estado
recibiendo cada vez m{s lejos, en la dirección de Fell’s Church.
A veces, una mala noticia cuesta un rato asimilarla.
—¿Quieres decir, —dijo Elena—, que no va a aparecer por aquí?
—Quiero decir que, a vuelo de cuervo, no está todo lo lejos de dónde
nosotros dejamos los coches en Fell’s Church. Fue en esa dirección. Y no regresó.
—¿Pero por qué? —Exigió Elena, como si la lógica pudiera conquistar el
hecho de algún modo—. ¿Por qué iba a irse y dejarme? Sobre todo, ¿Por qué iría a
Fell’s Church dónde est{n busc{ndolo?
—En cuanto a por qué se largaría: creo que él tiene una idea equivocada
acerca de ti y de mi o tal vez la idea correcta un poco temprana, —Damon levantó
sus cejas a Elena y ella le tiró una almohada a él—, y decidió dejarnos algo de
privacidad. En cuanto a por qué Fell’s Church< —Damon se encogió de
hombros—. Tú lo conoces desde hace más tiempo que yo, pero incluso yo puedo
decir que él es del tipo galante. El perfecto caballero gentil sin miedo y sin
reproche. Si tuviera que adivinar, yo diría que él fue a sufragar los gastos de
Caroline.
—Oh, no, —dijo Elena, yendo a la puerta que sonó como si llamaran—. No
después de que le dije y le dije.
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—Oh, sí, —dijo Damon, asumiendo una posición en cuclillas leve—, incluso
con tu sabio consejo zumbándole en las orejas.
La puerta se abrió. Era Bonnie. Bonnie, con su figura menuda, su pelo de
fresa rizado, sus espirituales ojos castaños muy abiertos. Elena, en un estado de no
creer el testimonio de sus propios ojos, y todavía no haber superado la discusión
con Damon, cerró la puerta en sus narices.
—Matt va a ser linchado, —Elena casi gritó, vagamente molesta por un
golpeteo que había en alguna parte.
Damon se incorporó. Pasó a Elena en el camino hacia la puerta, y dijo—, creo
que será mejor que te sientes—, y la sentó poniéndola en una silla y la sostuvo allí
hasta que ella dejo de intentar levantarse de nuevo.
Después él abrió la puerta.
Esta vez llamaba Meredith. Alta y esbelta, con el pelo cayendo en oscuras
nubes sobre sus hombros, Meredith con la intención de seguir llamando hasta que
la puerta se abriera. Algo pasó dentro de Elena, y encontró que su mente podía
girar alrededor de más de un tema a la vez.
Eran Meredith. Y Bonnie. ¡En Sedona, Arizona!
Elena brincó de la silla dónde Damon la había puesto y echo sus brazos
alrededor de Meredith, diciendo incoherentemente—, ¡Viniste! ¡Viniste! ¡Supiste
que no podía llamarte, para que vinieras!
Bonnie bordeó el abrazo y le dijo a Damon en voz baja—, ¿Vuelve a besar a
cada persona que conoce?
—Desgraciadamente, —dijo Damon —no. Pero prepárate a ser exprimida
hasta la muerte.
Elena se volvió hacia él—. ¡Oí eso! ¡Oh, Bonnie! Apenas puedo creer que
estéis aquí las dos. ¡Quería hablar contigo tanto!
Entretanto, ella estaba abrazando Bonnie, y Bonnie estaba abrazándola, y
Meredith estaba abrazando a ambas. Sutiles señales de La hermandad del
velociraptor estaban pasándose velozmente de una a otra al mismo tiempo—una
ceja arqueada aquí, una leve inclinación de cabeza allí, el ceño fruncido y el
encogimiento de hombros que termina con un suspiro. Damon no lo sabía, pero él
había sido acusado, juzgado, absuelto, y restaurado de impuestos—con la
conclusión de que la vigilancia extra fuera necesaria en el futuro.
Elena salió primero—. Te debes de haber encontrado con Matt, que tenía que
decirte sobre este lugar.
—¡Lo hizo, y vendió el Prius y reservamos habitación en la carrera y los
boletos de avión y hemos estado esperando, pero no quisimos expulsarlo!— dijo
Bonnie jadeantemente.
95
—No creo que hubiera sido hace apenas dos días que compraste tus boletos—
, Damon preguntó al techo con cansancio mientras apoyaba un codo en la silla de
Elena.
—Déjame ver— empezó Bonnie, pero Meredith dijo rotundamente—, Sí lo fue.
¿Qué? ¿Ocurre algo?
—Estábamos intentando mantener las cosas ligeramente ambiguas para el
enemigo, —dijo Damon—. Pero resulta, que probablemente no le importaba.
No, pensó Elena, porque Shinichi puede entrar dentro de tu cerebro siempre
que quiera y tratar de quitarte tus recuerdos y lo único que puedes hacer es
intentar combatirlo.
—Pero si significa que Elena y yo debemos comenzar en seguida a
prepararnos. — Continuó Damon—. Yo tengo que hacer un recado primero. Elena
debe empaquetar. Toma tan poco como sea posible, sólo lo esencial, pero incluye
comida para dos o tres días.
—¿Has dicho< partir ahora? —Bonnie respiró, y luego se sentó bruscamente
en el suelo.
—Tiene sentido, si ya hemos perdido el elemento de sorpresa, —contestó
Damon.
—No puedo creerlo, las dos vinieron a decirme adiós mientras Matt vela por
la ciudad, —dijo Elena—. ¡Eso es tan dulce! — Sonrió radiantemente antes de
sumarlo a su propia mente.
—Bien.
—Bueno, todavía tengo un recado, —dijo Damon, agitando la mano sin darse la
vuelta—. Digamos que vamos a salir de aquí dentro de media hora.
—Tacaño, —se quejó Bonnie, cuando la puerta se cerró detrás de él—. Nos
podía haber dado sólo unos minutos para hablar antes de que empaquemos.
—Yo puedo empacar en menos de cinco minutos, —dijo Elena tristemente, y
luego se enredó en la frase anterior de Bonnie—. ¿Antes de que empaquemos?
—No puedo empacar en absoluto sólo lo esencial, —Meredith estaba
preocupándose calladamente—. No podría guardar todo en mi móvil, y no tengo
ni idea de cuándo podré recargar las baterías. ¡Tengo una maleta hecha de papel!
Elena estaba mirándolas de un lado a otro nerviosamente—. Um, estoy
bastante segura que soy yo quien se supone que está empacando, —dijo ella—.
¿Por qué soy la única que iba< verdad? —Otra mirada de un lado a otro.
—¡Como si te permitiéramos irte a otro universo sin nosotras! —Dijo
Bonnie—. ¡Nos necesitas!
96
—No otro universo; sólo otra dimensión, —dijo Meredith—. Pero el mismo
principio se aplica.
—¡Pero no puedo permitirles venir conmigo!
—Por supuesto que no, soy mayor que tú, —dijo Meredith—. No permites
que yo haga nada. Pero la verdad es que tenemos una misión. Queremos encontrar
a Shinichi o la bola de la estrella de Misao si podemos. Si pudiéramos hacer lo que
pensamos, podríamos detener la mayoría de las cosas que pasan en Fell’s Church
inmediatamente.
—¿La bola de la estrella? —Dijo Elena inexpresivamente, mientras en alguna
parte en las profundidades de su mente, una imagen intranquila se revolvió.
—Te explicaré después.
Elena estaba agitando su cabeza—. ¿Pero—dejaste a Matt para tratar con todo
lo sobrenatural que está sucediendo? ¿Cuándo él es un fugitivo y se tiene que
esconder de la policía?
—Elena, incluso la policía est{ asustada en Fell’s Church ahora y
francamente, si lo pusieran en custodia en Ridgemont podría ser el lugar más
seguro para él. Pero no van a hacer eso. Él está trabajando con la Señora Flowers y
juntos son buenos; son un equipo sólido. —Meredith se detuvo para respirar, y
parecía estar considerando cómo decir algo.
Bonnie lo dijo por ella en una voz muy baja.
—Y yo no era buena, Elena. Había empezado, bueno, empecé a ponerme
histérica y ver y oír cosas que no estaban allí. O por lo menos para imaginar y tal
vez hacerlos realidad. Me estaba asustando de mi mente, y creo que estaba
poniendo a las personas realmente en peligro.
—Matt también es práctico para hacer eso. —Ella se secó los ojos—. Sé que la
Dimensión Oscura es bastante mala, pero al menos no voy a ser capaz de poner
casas llenas de personas inocentes en peligro.
Meredith asintió—. Estaba allí todo< mal con Bonnie. Aun cuando no
hubiéramos querido venir contigo, yo habría tenido que alejarla de allí. No quiero
ser demasiado dramática, pero creo que había demonios tras ella. Y que desde que
Stefan se ha ido, Damon puede ser el único que puede mantenerlos lejos. ¿O quizá
tu puedes ayudarla, Elena?
¿Meredith< demasiado dramática? Pero Elena podía ver los temblores finos
corrían bajo la piel de Meredith, y el ligero lustre de transpiración en la frente de
Bonnie que estaba humedeciendo sus rizos.
Meredith tocó la muñeca de Elena—. Nos hemos ido sin permiso ni nada.
Fell’s Church es una zona de guerra ahora; es verdad, pero no dejamos a Matt sin
aliados. Como es lógico, al igual que la Dra. Alpert, ella es la mejor doctora que
97
hay en el país. Y hasta podría convencer a alguien que Shinichi y los Malach son
reales. Pero además de todo eso, los padres se han hecho cargo. Los padres y
psiquiatras y sabuesos de la prensa. Y hacen casi imposible trabajar abiertamente,
sin embargo Matt no está en desventaja.
—Pero en sólo una semana<
—Echa una mirada al periódico del domingo de esta semana.
Elena tomó el Ridgemont Times de Meredith. Era el periódico más grande en
el {rea de Fell’s Church. En el titular de la portada leyó:
¿POSESIÓN EN EL SIGLO 21?
Bajo el titular había muchas líneas de impresión gris, pero lo que realmente
llamo su atención era una fotografía de la lucha de un trió de muchachas, las cuales
parecían estar sufriendo convulsiones o contorsiones imposibles para el cuerpo
humano. Las expresiones de dos de las muchachas simplemente eran de dolor y
terror, pero fue la tercera muchacha que helo la sangre en las venas de Elena. Su
cuerpo estaba jorobado de modo que su cara estaba al revés, y estaba mirando a la
cámara directamente con sus labios detrás de sus dientes. Su ojos—no había otra
manera de decirlo—eran demoniacos. No se deshacían en su cabeza o con estaban
malformados, ni nada. Ellos estaban brillando rojo asustadizamente. Estaba todo
en la expresión. Elena nunca antes había visto unos ojos que le hicieran enfermar
del estómago.
Bonnie dijo en voz baja—, ¿Alguna vez cuando resbalas tienes esa sensación
como, ‘Oh, cielos, allí va todo el universo´?
—Constantemente, desde la desaparición de Stefan, —dijo Meredith—. Sin
ánimo de ofender, Elena. Pero el punto es que todo esto ha pasado en sólo un par
de días; desde el momento en que los adultos supieron que realmente sucedía algo
se reunieron.
Meredith suspiró y se pasó los dedos con uñas perfectamente cuidadas por el
pelo antes de continuar—. Esas chicas son lo que llama Bonnie poseídas en el
sentido moderno. O tal vez poseídas por Misao—La mujer kitsune tiene que hacer
eso. Pero si pudiéramos encontrar esas cosas llamadas bolas de estrellas—o incluso
una—podríamos obligarles a limpiar todo esto.
Elena soltó el periódico para no ver esos ojos mirando al revés en los suyos.
—Y mientras todo esto está pasando, ¿Qué hace tu novio en la crisis?
Por primera vez, Meredith parecía genuinamente aliviada—. Él puede estar
de camino mientras hablamos. Yo le he escrito sobre todo lo que está pasando, y él
98
realmente fue el que me dijo que alejara a Bonnie de allí. —Ella dio una mirada de
disculpa a Bonnie que simplemente alzó sus manos y miro a los cielos—. Y en
cuanto acabe con un trabajo en una isla llamada Shinmei no Uma, él vendr{ a Fell’s
Church. Este tipo de cosas es la especialidad de Alaric, y no se asusta fácilmente.
De este modo aún cuando nosotras nos ausentáramos por semanas, Matt tendrá
apoyo.
Elena movió las manos en un gesto similar al de Bonnie—. Hay sólo una cosa
que es mejor que sepas antes de empezar. Yo no puedo ayudar a Bonnie. Si cuentas
conmigo para hacer cualquiera de las cosas que hice cuando luchamos contra
Shinichi y Misao la ultima vez, bueno yo no puedo. Lo he intentado una y otra vez,
tan duro como puedo, para hacer todos los ataques de alas. Pero no lo he
conseguido ni una vez.
Meredith dijo despacio—, bien, entonces, Damon sabe algo quiz{<
—Tal vez sí, pero, Meredith, no lo empujes en este momento. No ahora
mismo. Lo que él sabe con certeza es que Shinichi puede llegar y tomar sus
recuerdos—y quién sabe, quizá incluso poseerlo de nuevo<
—¡Ese kitsune mentiroso! —Bonnie escupió, sonaba casi propietaria. Como si,
pensó Elena, Damon fuera su novio—. Shinichi juró que no sería<
—Y él juró que saldría de Fell’s Church solo, también. La única razón por la
que yo tengo alguna fe absoluta en las pistas que Misao me dio sobre la llave del
zorro, es que ella me estaba provocando. Ella nunca pensó que nosotros haríamos
un trato, y ella no estaba tratando de mentir o ser demasiado lista, creo.
—Bien, por eso estamos aquí contigo, para salvar a Stefan, —dijo Bonnie—. Y
si tenemos suerte, para encontrar las bolas de estrellas que nos permitirán el
control de Shinichi. ¿No?
—¡De acuerdo! —Dijo Elena con fervor.
—De Acuerdo, —dijo Meredith solemnemente.
Bonnie asintió—. ¡La hermandad del velociraptor para siempre!
Ellas pusieron sus manos derechas unas encima de otras de forma rápida,
formando una rueda de tres radios. Recordó a Elena los días en que había cuatro
rayos.
—¿Y qué sobre Caroline? —Preguntó ella.
Bonnie y Meredith se consultaron entre sí con los ojos. Entonces Meredith
agitó su cabeza—. No quieres saber. En realidad, —dijo ella.
—Puedo aguantarlo. Realmente, —dijo Elena en casi un susurro—.
¿Meredith, he estado muerta, recuerdas? Dos veces.
Meredith todavía estaba agitando la cabeza—. Si no puedes mirar esa foto, tú
no debes oír hablar de Caroline. Nosotras fuimos a verla dos veces<
99
—Tú fuiste a verla dos veces, —interrumpió Bonnie—. La segunda vez yo me
desmayé y me dejaste en la puerta.
—Y comprendí que podía haberte perdido para siempre, y me he
disculpado< — Meredith se interrumpió cuando Bonnie le puso una mano en el
brazo y le dio un pequeño empujón.
—Sin embargo, no fue exactamente una visita, —dijo Meredith—. Yo corrí
hacia el cuarto de Caroline por delante de su madre y la encontré dentro de su
nido—no importa lo que es—comía algo. Cuando me vio, ella simplemente se río
tontamente y siguió comiendo.
—¿Y? —Dijo Elena, cuando la tensión consiguió ser demasiada para ella.
—¿Qué era?
—Creo, —dijo Meredith yermamente—, que eran gusanos y babosas. Ella los
estiraba y los estiraba y ellos se retorcían antes de que ella los mordiera. Pero eso
no era el peor. Mira, tenías que haber estado allí para apreciarlo, ella sólo me
sonrió, y dijo con una voz gruesa, ‚¿Un bocado?‛ y de repente mi boca estaba llena
con eso—y retorciéndose estaban bajando por mi garganta. Así que yo estaba me
enfermé, allí mismo en su alfombra. Caroline sólo empezó a reírse, y yo corrí de
nuevo abajo y recogí a Bonnie y corrí fuera y nunca regresamos. Pero< a mitad de
la ruta de acceso a la casa, me di cuenta que Bonnie estaba ahogándose. Ella tenía
gusanos y esas cosas—en la boca y la nariz. Yo se CPR; me las arregle para sacar la
mayoría de ellos fuera antes de que ella se despertara vomitando. Pero<
—Es una experiencia que realmente preferiría no tener de nuevo—. La misma
falta de expresión en la voz de Bonnie dijo más que cualquier tono de horror.
Meredith dijo—, he oído que los padres de Caroline se han ido de esa casa, y
no puedo decir que los culpo a ellos. Caroline tiene dieciocho años. Todo lo que
puedo agregar en esa clase de oración es que de algún modo la sangre del hombre-
lobo gane en ella, porque eso parece ser menos horrible que el malach o eso
demoniaco por lo menos.
—Pero si no gana<
Elena descansó la barbilla en sus rodillas—. ¿Y la Señora Flowers puede hacer
frente a esto?
—Mejor que Bonnie, si puede. La Señora Flowers se alegra de tener a Matt
alrededor; como te dije, ellos son un equipo sólido. Y ahora que finalmente ha
hablado a la humanidad del siglo veintiuno, yo creo que le gusta. Y está
practicando el arte constantemente.
—¿El arte? Oh<
—Sí, así es como ella llama la brujería. Yo no tengo ni idea si ella es buena en
él o no, porque no tengo nada con que comparar su< o con<
100
—¡Sus cataplasmas trabajan como la magia! —Dijo Bonnie firmemente así
como Elena dijo—, sus sales de baño hicieron el trabajo ciertamente.
Meredith sonrió débilmente—. Lástima que ella no está aquí en lugar de nosotras.
Elena agitó su cabeza. Ahora que había reconectado con Bonnie y Meredith
sabía que nunca podría entrar en la Oscuridad sin ellas. Ellas eran más que sus
manos; eran tanto más que ellas< y aquí estaban, cada una preparada para
arriesgar su vida por Stefan y por Fell’s Church.
En ese momento, la puerta se abrió. Damon entro, llevando un par de bolsas
de papel castaño en una mano.
—¿Así que todos dijimos adiós? Muy bien —Preguntó. Él parecía tener
problema para mirar a ambas visitantes, así que él miró con especial dureza a
Elena.
—Bueno en realidad no. No de esa forma—, dijo Elena. Ella se preguntó si
Damon sería capaz de tirar a Meredith por la ventana cinco pisos. Lo mejor era
llegar a él, poco a poco....
—Porque nosotras vamos con ustedes, —dijo Meredith, y Bonnie dijo—, Nos
olvidamos de empacar, sin embargo.
Elena se deslizo rápidamente entre Damon y las demás. Pero Damon apenas
miró fijamente el suelo.
—Es una mala idea—, dijo muy suavemente. —Una muy, muy, muy mala
idea.
— ¡Damon, no las influyas! ¡Por favor!
Elena ondeó ambas manos hacia él en un gesto de urgencia, y Damon levantó
una de sus manos en un gesto de negación—y de alguna manera sus manos
razaron a lolas de él, y se enredaron.
Un choque eléctrico. Pero uno bueno, pensó Elena—aunque ella realmente no
tenía tiempo para pensarlo. Ella y Damon estaban intentando separar sus manos
desesperadamente, pero no parecían ser capaces de hacerlo. Pequeñas ondas de
choque estaban corriendo por la palma de Elena y fluyendo a través de su cuerpo.
Finalmente, se desenredaron trabajosamente y los dos se volvieron, al
unísono culpable, para mirar a Bonnie y Meredith que estaba mirándolos
fijamente con los ojos enormes. Los ojos sospechosos. Ojos que permanecían en las
caras diciendo — ¡Ajá! ¿Qué tenemos aquí? —Hubo un momento largo donde
nadie se movió o habló.
Entonces Damon dijo serio—, esto no es ningún viaje de placer. Nosotros
vamos porque no hay otra opción.
—No sola, ella no, —dijo Meredith en un tono neutro—. Si Elena va, todas
nosotras vamos.
101
—Sabemos que es un lugar malo, —dijo Bonnie—, pero vamos
definitivamente contigo.
—Además, tenemos nuestra propia agenda, —agregó Meredith—. Una
manera de limpiar Fell’s Church del daño que Shinichi ha hecho—y todavía está
haciendo.
Damon sacudió la cabeza—. No entiendes. No te gustará, —dijo
herméticamente. Él asintió con la cabeza hacia su móvil—. No hay energía eléctrica
en ese país. Incluso poseer uno de esos es un delito. Y el castigo para casi cualquier
delito es tortura y muerte. —Él avanzó un paso hacia ella.
Meredith se negó a retroceder, sus oscuros ojos fijos en él.
—Mira, no se dan cuenta de lo que tiene que hacer sólo para entrar, —dijo
Damon con tristeza—. Primero, se necesita un vampiro—y tienen la suerte de tener
uno. Entonces tendrán que hacer toda clase de cosas que no les gustar{n<
—Si Elena puede hacerlo, nosotras podemos hacerlo, —Meredith interrumpió
en voz baja.
—No quiero herir a ambas. Voy a entrar porque es por Stefan, —Elena dijo a
toda prisa, hablando en parte a sus amigas y en parte a lo más profundo de su ser,
que las ondas de choque y pulsos de electricidad habían alcanzado por fin. Tal
fusión extraña, pulsátil dulzura por algo que había comenzado como un shock. Tal
susto feroz por simplemente tocar la mano de otra persona<
Elena trataba de apartar sus ojos de la cara de Damon y sintonizar de nuevo
en el argumento de que estaba pasando.
—Están entrando por Stefan, sí, —Meredith estaba diciéndole—, y nosotras
vamos contigo.
—Te estoy diciendo, que no les va a gustar. Vivirás para lamentarlo, es decir,
si vives, —Damon estaba diciendo esto con su expresión oscura.
Bonnie simplemente miró fijamente a Damon con sus ojos castaños y
suplicando los alegatos en su pequeño rostro en forma de corazón. Tenía las manos
entrelazadas en la base de la garganta. Ella se parecía a un cuadro en una tarjeta de
Sellos, pensó Elena. Y esos ojos merecían la pena de mil argumentos lógicos.
Finalmente, Damon volvió a mirar a Elena—. Probablemente esté llevándolas
a la muerte, ya sabes. A ti, te puedo proteger. Pero a ti y Stefan, y a tus dos amigas
adolescentes< no puedo.
Oírle hablar así era un shock. Elena no había pensado bastante en eso. Pero
ella podía ver la determinación en la mandíbula de Meredith y la manera en que
Bonnie había subido un poco los dedos de los pies para intentar parecer más
grande.
102
—Creo que ya se ha decidido, —dijo ella en voz baja, consciente que su voz
era agitada.
Hubo un momento largo cuando ella miró fijamente a los ojos oscuros de
Damon, y de pronto mostró su sonrisa de 250 kilovatios a todas ellas, y casi la
apago antes de que hubiera empezado, y dijo—, ya veo. Bien, en ese caso, yo tengo
otro mandado. No puedo regresar por un buen rato, por lo que siéntete libre para
usar el cuarto<
—Elena debe venir a nuestro cuarto, —dijo Meredith—. Yo tengo mucho
material para mostrarle. Y si no podemos tomar mucho con nosotros, tendremos
que revisarlo todo esta noche<
—Entonces digamos que nos encontramos aquí en la madrugada, —dijo
Damon—. Vamos rumbo a la puerta del Demonio desde aquí. Y recuerden no traer
dinero; no es nada bueno allí. Y esto no son unas vacaciones, pero se harán una
idea pronto.
Con un gesto elegante, irónico, él le dio su bolsa a Elena.
—¿La puerta del Demonio? —Dijo Bonnie cuando fueron al ascensor. Su voz
agitada.
—Silencio, —dijo Meredith—. Es sólo un nombre.
Elena deseó no saber tan bien cuando Meredith estaba mintiendo.
103
1 2
Traducido por ANDRE_G
Corregido por Chole_ann
Elena revisó los bordes de las cortinas buscando señales del amanecer. Bonnie
estaba acurrucada, dormitando en una silla al lado de la ventana. Elena y Meredith
habían estado levantadas toda la noche, y ahora estaban rodeadas por dispersos
listados, periódicos e imágenes de internet.
—Ya se ha extendido por fuera de Fell´s Church, —Meredith explicó,
señalando un artículo de uno de los periódicos—. No sé si está siguiendo líneas
caídas, o está siendo controlado por Shinichi< o si sólo está moviéndose por sí
solo, como un parasito.
—¿Trataste de contactar a Alaric?
Meredith observo la silueta durmiente de Bonnie. Habló suavemente.
—Esas son las buenas noticias. Llevo muchísimo tiempo tratando de
encontrarlo, y por fin lo he logrado. Llegará a Fell´s Church en poco tiempo, sólo
que antes tiene una parada más por hacer.
Elena tomó aliento —¿Qué puede ser más importante que lo que está
pasando en el pueblo?
—Ese es el motivo por el cual no le hablé a Bonnie de su llegada. Ni tampoco
a Matt. Sabía que ellos no lo entenderían. Pero a ti te daré la oportunidad de
adivinar qué clase de leyendas está siguiendo en el lejano este. — Meredith fijó sus
oscuros ojos en Elena.
—No sería< lo es, ¿Cierto? ¿Kitsune?
—Si, e irá a un antiguo pueblo que se supone que ellos han destruido< justo
como Fell´s Church está siendo destruido. Ahora nadie vive allí. Ese nombre
`Unmei no Shima´ significa la Isla de la Muerte. Tal vez en ese lugar encuentre algo
importante sobre los espíritus zorros. Él está haciendo alguna clase de estudio
multicultural en forma independiente con Sabrina Dell. Ella tiene la edad de
Alaric, pero ya es una reconocida antropóloga forense.
104
—¿Y no te dan celos? —Elena dijo incomoda. Era difícil hablar de asuntos
personales con Meredith. Hacerle preguntas siempre se sentía como ser una
entrometida.
—Pues, —Meredith inclinó hacia atrás su cabeza—. No es como si
tuviéramos un compromiso formal.
—Pero nunca le has dicho a nadie todo esto.
Meredith bajó su cabeza y le dio una rápida mirada a Elena—. Lo he
hecho ahora. —Dijo.
Por un momento las chicas se quedaron sentadas en silencio. Luego Elena
dijo en voz baja—, El Shi no Shi, los Kitsune, Isobel Sitou, Alaric y su Isla de la
Muerte pueden no estar relacionados. Pero si lo están, voy a descubrir cuál es su
relación.
—Y yo te ayudare, —Meredith dijo en forma simple—. Pero había
pensado que después de graduarme<
Elena no podía soportarlo más—. Meredith, lo prometo, tan pronto
como tengamos de vuelta a Stefan y el pueblo se halla calmado, conseguiremos a
Alaric con planes de la A a la Z. —Ella dijo, se inclinó hacia delante y besó la
mejilla de Meredith—. Esa es una promesa de hermana velociraptor, ¿Está bien?
Meredith pestañeo dos veces, tragó una vez, y susurró—, está
bien. —Luego repentinamente, era la misma persona eficiente de siempre. —
Gracias, —dijo—. Pero limpiar el pueblo podría no ser un trabajo tan fácil. Se está
volviendo un caos masivo.
—¿Y Matt quería estar en medio de todo esto? ¿Solo? —Preguntó Elena.
—Como dijimos, él y la Sra. Flowers son un sólido equipo, —Meredith dijo
en vos baja—. Y ha sido su elección.
—Bueno, —Elena dijo secamente—, al final, podría resultar ser la mejor
elección.
Volvieron a los informes. Meredith recogió varias fotos de guardianes
Kitsune de santuarios en el Japón.
—Dice que usualmente son descritos con una `joya´ o llave—. Ella
sostenía una imagen de un kitsune con una llave en la boca a la entrada del
Santuario Fushimi.
—Aja, —dijo Elena—. Parece que la llave tuviera dos alas, ¿Cierto?
—Exactamente lo mismo pensamos Bonnie y yo. Y las `joyas´< pues, míralas
de cerca. —Elena lo hizo y su estomago se sacudió. Sí, son como los universos
`globo de nieve´ que Shinichi usaba para crear trampas indestructibles en el Viejo
Bosque.
105
—Descubrimos que son llamadas hoshi no tama, —dijo Meredith—. Y eso se
traduce como `bola astral´. Cada kitsune pone una cantidad de su poder dentro de
una, junto con otras cosas, y destruyendo la bola es una de las pocas formas de
matarlos. Si encuentras la bola astral de un kitsune, puedes controlar el kitsune.
Eso es lo que Bonnie y yo queremos hacer.
—¿Pero, como las encuentras? —Elena preguntó entusiasmada con la idea de
controlar a Shinichi y Misao.
—Sa< —Dijo Meredith, pronunciando la palabra `sah´ como un
suspiro. Luego sonrió con una de sus raras sonrisas brillantes—. En japonés, eso
significa: Eso me pregunto; hmm; sin comentarios; dios mío, cielos, realmente no
sabría qué decir—. Vendría bien tener una palabra de esas en español.
A pesar de sí misma, Elena sonrió.
—Pero, entonces, otras historias dicen que un kitsune puede morir
a causa del Pecado de Arrepentimiento o por armas benditas. No sé que es el
Pecado de Arrepentimiento, pero< —Ella hurgó en su equipaje, y sacó un antiguo
pero aún útil revolver.
—¡Meredith!
—Era de mi abuelo es uno de un par. Matt tiene el otro. Están
cargados con balas bendecidas por una sacerdotisa.
—¿Qué sacerdotisa bendeciría unas balas? Por amor de Dios, —demandó
Elena.
La sonrisa de Meredith se debilitó—. Una que ha visto lo que está
pasando en Fell´s Church. ¿Recuerdas como Caroline logro que Isobel Saitou fuera
poseída? ¿Y lo que Isobel se hizo a si misma?
Elena asintió—. Lo recuerdo—. Dijo tensionada.
—Entonces, ¿Recuerdas que te dijimos que Obaasan la abuela Saitou solía ser
doncella de un santuario? Eso es ser una sacerdotisa japonesa. Ella bendijo las balas
para nosotros, bueno, y especialmente para matar a los kitsune. Deberías haber
visto lo espeluznante que fue el ritual. Bonnie casi se desmaya otra vez.
—¿Saben como sigue Isobel?
Meredith meneó su cabeza lentamente—. Mejor pero< no creo que todavía
sepa siquiera sobre Jim. Eso va a ser muy difícil para ella.
Elena trató de contener un escalofrió. No le esperaba nada más que
tragedia a Isobel aunque se mejorara.
Jim Bryce, su novio, había pasado sólo una noche con Caroline,
pero ahora tenía el síndrome Lesch-Nye*, o al menos eso decían los doctores. En la
misma espantosa noche en que Isobel se había perforado en todas partes del
cuerpo, y cortado su lengua volviéndola bífida, Jim, un apuesto jugador, estrella de
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basquetbol, se había comido sus dedos y labios. Elena opinaba que los dos habían
estado poseídos y que sus heridas eran sólo más razones por las cuales los gemelos
kitsune debían ser detenidos.
—Lo haremos, —dijo en voz alta, dándose cuenta por primera vez que
Meredith le cogía la mano como si Elena fuera Bonnie. Elena pudo enseñarle una
sonrisa débil pero determinada a Meredith—. Liberaremos a Stefan y detendremos
a Shinichi y Misao. Tenemos que hacerlo.
Esta vez fue Meredith la que asintió.
—Hay más, —dijo finalmente—. ¿Quieres oírlo?
—Necesito saberlo todo.
—Bueno, cada fuente que he consultado coincide en que kitsune
posee chicas y luego lleva a los chicos a la destrucción. Cada tipo de
destrucción depende de dónde busques. Puede ser tan simple como aparecer como
la quimera y guiarte a una ciénaga o a un acantilado, o tan difícil como el cambio
de forma.
—Oh, sí, —Elena dijo fuertemente—. Sabía eso por lo que les paso a
ti y a Bonnie. Ellos pueden lucir exactamente como otra persona.
—Sí, pero siempre con un pequeño defecto si tienes la agudeza para
notarlo. Nunca pueden hacer una réplica perfecta. Pero pueden llegar a tener
nueve colas, y entre más colas tengan, más buenos son en todo lo que hacen
—¿Nueve? Magnifico. Ni siquiera hemos llegado a ver uno con nueve colas.
—Bueno, puede que lleguemos a hacerlo. Se supone que son capaces
de cruzar libremente de un mundo a otro. Oh sí. Y están encargados
especialmente de la Puerta —Kimon— entre las dimensiones. ¿Quieres adivinar
que significa esto?
Elena la miro fijamente—.Oh, no.
—Oh, sí.
—¿Pero por qué nos llevaría Damon todo el camino a través del
país, sólo para entrar por una Puerta Demonio que es dirigida por espíritus zorro?
—Sa< Pero cuando Matt nos dijo que se dirigían a un lugar cerca de
Sedona, eso fue lo que nos decidió a Bonnie y a mí.
—Genial. —Elena pasó sus manos por su cabello y suspiró—. ¿Algo
más? —Preguntó sintiéndose como una banda de goma que se ha estirado al
límite.
—Solamente esto, que realmente debería —hornear tus galletas— después de
todo lo que hemos pasado. Algunos de ellos son buenos. Kitsune, me refiero.
—¿Algunos de ellos son buenos< buenos qué? ¿Buenos luchadores?
¿Buenos asesinos? ¿Buenos mentirosos?
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—No, en serio, Elena. Algunos de ellos se supone que son algo así como
dioses y diosas que te hacen pruebas, y si tu pasas te recompensan.
—¿Crees que deberíamos contar con encontrarnos uno de esos?
—No realmente.
Elena puso su cabeza en la mesa de café en donde los listados de
Meredith estaban dispersos—. Meredith, hablando en serio, ¿Cómo vamos a
enfrentarnos a ellos cuando pasemos esa Puerta Demonio? Mi poder es tan
confiable como una batería baja. Y no son sólo kitsune; son toda clase de demonios
y vampiros ¡Viejos, también! ¿Qué vamos a hacer?
Ella alzó la cabeza y miró profundamente a los ojos de su amiga,
aquellos ojos oscuros a los que ella nunca había sido capaz de clasificar de color.
Para su sorpresa, Meredith en vez de lucir grave, le lanzó la lata de
una cola de dieta y sonrió.
—¿Todavía no tienes un Plan A?
—Pues< quiz{s sólo una idea. Nada definido todavía. ¿Y tú?
—Unas cuantas que podrían clasificar para Plan B y C. Así que lo
que vamos a hacer es lo que siempre hacemos< dar lo mejor y caernos todo el
tiempo y cometer errores hasta que tú hagas algo brillante que nos salve a todos.
—Merry. —Meredith pestañeo. Elena sabía porque ella no había usado ese
diminutivo para Meredith por más años de los que podía recordar. A
ninguna de las chicas le gustaban los nombres de mascotas ni los usaban. Elena se
puso muy seria, sosteniendo la mirada de Meredith—. No hay nada que deseé más
que salvarlos a todos – todos – de esos bastardos kitsune. Daría mi vida por Stefan
y por todos ustedes. Pero< esta vez podría ser otro el que reciba el disparo.
—O la estaca. Lo sé. Bonnie lo sabe. Hablamos al respecto cuando
estábamos volando hacia acá. Pero seguimos contigo Elena. Tienes que saberlo.
Todos estamos contigo.
Sólo había una forma de responder a eso. Elena tomó la mano de
Meredith entre las suyas. Luego suspiró, y, como sondeando un dolor de muela,
trato de cambiar el tema—. ¿Está Matt – estaba – bueno, como estaba Matt cuando
se fueron?
Meredith miro de reojo. A Meredith no se le pasaban muchas cosas.
—Se veía bien, pero< distraído. A veces tenía unos lapsos en los que él sólo
se quedaba mirando a la nada, y no te escuchaba si le hablabas.
—¿Les dijo por qué se había ido?
—Pues< algo así. Dijo que Damon te estaba hipnotizando y que tú no
estabas< no estabas haciendo todo lo que podías para pararlo. Pero él es un chico
y los chicos se ponen celosos.
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—No, él tenía razón sobre lo que vio. Es solo que yo he llegado a conocer un
poco mejor a Damon. Y a Matt no le gusta eso.
—Um–hm. —Meredith la miraba con los ojos entre cerrados, apenas
respirando, como si Elena fuera un pájaro que no debía ser perturbado o podría
volar lejos.
Elena se rió—. No es nada malo, —ella dijo—. Al menos no lo creo. Es solo
que< de cierta forma Damon necesita más ayuda incluso que Stefan cuando llegó
a Fell´s Church.
Meredith alzó sus cejas, pero todo lo que dijo fue—, Um–hm.
—Y< yo creo que Damon realmente se parece m{s a Stefan de lo que
deja ver.
Las cejas de Meredith permanecían arriba. Elena finalmente la
miró. Abrió su boca una o dos veces y sólo se quedo mirándola.
—Estoy en problemas, ¿O no lo estoy? —Dijo en forma desamparada.
—Si todo esto viene de menos de una semana de viaje en carro con
él< entonces, sí. Pero tenemos que recordar que las mujeres son la especialidad de
Damon. Y él piensa que está enamorado de ti.
—No, él realmente está< —Empezó Elena, y luego retuvo su labio
inferior entre sus dientes—. Oh, Dios, es Damon de quien estamos hablando. Estoy
en problemas.
—Sólo esperemos a ver qué pasa, —Meredith dijo en forma sensata—. Él
definitivamente también ha cambiado. Antes, él sólo te habría dicho que tus
amigas no podían venir, y eso era todo. Hoy él se detuvo y escuchó.
—Sí. Yo sólo tengo que< que estar en guardia de ahora en adelante. —Elena
dijo, un poco insegura. ¿Cómo se suponía que iba a ayudar al niño dentro de
Damon sin acercarse a él? ¿Y cómo iba a explicarle a Stefan todo lo que podría
llegar a necesitar hacer?
Ella suspiró.
—Probablemente todo irá bien, —Bonnie murmuró dormida. Meredith y
Elena se giraron a mirarla y Elena sintió un escalofrió subir por su columna. Bonnie
estaba sentada, pero sus ojos seguían cerrados y su voz era confusa—. La
verdadera pregunta es: ¿Qué dirá Stefan respecto a esa noche en el motel con
Damon?
—¿Qué? —La voz de Elena era lo suficiente filosa y alta para despertar a
cualquiera. Pero Bonnie no se inmutó.
—¿Qué pasó, qué noche, en qué motel? —Meredith demandó.
Como Elena no contestó inmediatamente, ella cogió su brazo y la
giró para que quedaran cara a cara.
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Elena por fin miró a su amiga. Pero sus ojos, ella sabía, no
revelaban nada.
—¿Elena, de qué está hablando? ¿Qué pasó con Damon?
Elena mantenía su cara perfectamente sin expresión, y uso una palabra que
recién había aprendido esa noche—. Sa<
—¡Elena, eres imposible! No vas a dejar a Stefan después de salvarlo, ¿O vas a
hacerlo?
—¡No, claro que no! —Elena estaba herida—. Stefan y yo somos el uno del
otro para siempre.
—Pero aun así pasaste una noche con Damon en la que algo pasó entre los
dos.
—Algo< supongo.
—¿Y ese algo fue?
Elena sonrió disculpándose—. Sa<
—¡Se lo sacare a él! Lo pondré a la defensiva<
—Puedes hacer un Plan A, Plan B y todo lo demás, —dijo Elena—. Pero
no servirá de nada. Shinichi se llevó sus recuerdos. Meredith, lo siento< no sabes
cuánto. Pero juré que nadie lo sabría jamás—. Miró arriba a la chica más alta,
sintiendo las lagrimas inundarle los ojos. ¿No podrías, sólo por una vez, dejarlo de
esta manera?
Meredith se hundió en su asiento—. Elena Gilbert, el mundo es
afortunado de que sólo exista una como tú. Eres la< —Ella se detuvo, como
decidiendo decir las palabras o no. Luego dijo—, es hora de ir a la cama. El
amanecer está por llegar y también la Puerta Demonio.
—¿Merry?
—¿Ahora qué?
—Gracias.
Notas del traductor:
1 [*] Lesch Nye: También conocido como el síndrome Nyhan, es una enfermedad hereditaria.
Tiene síntomas como gota severa, poco control muscular y retardo moderado. También puede
llegar a presentarse comportamiento de automutilación (caracterizados por morderse la boca o los
dedos).
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Traducido por xxxDaRkGiRlxxx
Corregido por Ginabm
La puerta de Damon.
Elena miró sobre su hombro hacia el asiento trasero del Prius. Bonnie estaba
parpadeando adormilada. Meredith había conseguido dormir mucho menos, pero
había oído muchas más noticias alarmantes. Estaba mirando como una hoja de
afeitar, aguda, afilada, y preparada.
No había nada más que ver excepto a Damon con sus bolsas de papel en el
asiento cercano, conduciendo el Prius. Afuera de la ventana, un árido Arizona que
debería cegar su camino a través del horizonte.
No había nada excepto niebla.
Era aterrador y desconcertante. Habían tomado un pequeño camino por la
carretera 179 y gradualmente la niebla se había infiltrado enviando zarcillos de
bruma alrededor del auto y finalmente engulléndolo por completo. Le parecía a
Elena que habían sido deliberadamente cortados del ordinario mundo de
McDonald’s y Target para cruzar la frontera de un lugar que no estaban destinados
a conocer, mucho menos a ir.
No había tráfico en la otra dirección. Nada en absoluto. Y tan difícil como era,
Elena se asomo a la ventana. Era como tratar de ver a través del movimiento
rápido de las nubes.
—¿No vamos demasiado rápido? —Bonnie preguntó, rodando sus ojos.
—No. —Damon dijo—. Sería `una increíble coincidencia´ si alguien más
estuviera en la misma carretera al mismo tiempo que nosotros.
—Luce demasiado como Arizona. —Ella dijo desilusionada.
—Puede ser Arizona, por lo que sé. —Damon replico.
—Pero no hemos cruzado la puerta aún, y esto no es cualquier sitio en
Arizona en el que podrías accidentalmente entrar. La ruta siempre ha sido un poco
complicada y llena de trampas. El problema es que nunca sabes a que te estás
enfrentando.
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—Ahora escuchen. —Él agregó mirando a Elena con una expresión que ella
había llegado a conocer. Significaba: No estoy bromeando, estoy hablando contigo
como un igual; estoy hablando en serio. —Te has vuelto muy buena en mostrar
sólo un aura de tamaño humano, —Damon dijo—, pero eso significa que si puedes
aprender una cosa más antes de entrar, puedes de hecho utilizar tu aura, hacer que
haga algún bien cuando quieras, en vez de sólo esconderla, hasta que parezca fuera
de control y levante tres mil libras en carros.
—¿Como qué clase de bien?
—Como lo que te voy a mostrar, primero que todo relájate y déjame
controlarlo. Luego poco a poco reduciré el control y tú lo tomarás al final y serás
capaz de mandar tus poderes a tus ojos, y ver mucho mejor, a tus oídos, y oír
mucho mejor, a tus miembros y moverte mucho más rápido y preciso. ¿Está bien?
—¿No pudiste habérmelo dicho antes de salir a esta pequeña excursión?
Él le mostró una salvaje e imprudente sonrisa que, la hizo sonreír también.
Incluso sin saber por qué—. Hasta que no me mostraste que también sabías
controlar el poder de tu aura a través del camino, el camino hasta aquí, no pensé
que estuvieras lista —él dijo sin rodeos—. Ahora lo sé. Hay cosas en tu mente sólo
esperando para ser desbloqueadas. Lo entenderás cuando las desbloqueemos.
Y lo haremos ¿Con qué? ¿Un beso? Elena pensó sospechosamente.
—No, no y esa es la otra razón por la que tienes que aprender esto. Tu
telepatía se te está saliendo de las manos. Si no aprendes como dejar de proyectar
tus pensamientos, nunca pasaras el puesto de control en la puerta como humana.
Puesto de control, eso sonaba siniestro. Elena asintió con la cabeza y dijo—.
Está bien, ¿Qué hacemos?
—Lo que hicimos antes. Como dije, relájate. Trata de confiar en mí.
Él puso su mano derecha justo a la izquierda de su esternón. Sin tocar su ropa
o su profundo top dorado. Elena pudo sentirse sonrojándose y se preguntó que
estarían pensando Bonnie y Meredith acerca de esto, si estaban mirando.
Y luego Elena sintió algo más.
No era frio; no era cálido, pero era algo como el extremo más lejano de
ambos. Era puro poder. La hubiera noqueado si Damon no hubiera estado
sosteniéndola por el brazo con la otra mano. Ella pensó que él estaba usando su
propio poder, preparándose para hacer algo.
Algo doloroso.
¡No! Elena trató, vocal y telepáticamente, de decirle a Damon que el poder era
demasiado, que dolía. Pero Damon ignoró sus suplicas así como ignoró las
lagrimas que salpicaban sobre sus mejillas. Su poder estaba liderando al de Elena
ahora, dolorosamente a través de su cuerpo. Estaba en su corriente sanguínea,
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drogando su propio poder detrás de él como la cola de una cometa. Estaba
forzándola a llevar el poder a diferentes partes de su cuerpo y dejándolo
construirse ahí, no dejándola exhalarlo, no dejándola seguir adelante.
—Voy a estallar.
Todo este tiempo sus ojos habían estado fijos en Damon trasmitiendo sus
sentimientos por él: desde indignante ira, al shock del dolor agonizante, y ahora<
su mente estalló.
El resto de su poder fue circulando, sin causar ningún dolor. Cada respiración
que ella dio le agrego más poder, pero simplemente circulando por su corriente
sanguínea, sin aumentar su aura, pero incrementando el poder dentro de ella.
Después de dos o tres respiros más entendió que lo estaba haciendo sin
esfuerzo.
Ahora el poder de Elena no estaba simplemente resbalando suavemente dentro de
ella, mirando desde afuera como cualquier otro humano. Estaba también
llenándose de estallidos de algunos nodos inflamados dentro de ella. Y donde lo
hizo, cambio las cosas.
Se dio cuenta que estaba mirando a Damon con ojos entornados. Él pudo
haberle dicho como se sentiría esto. Antes de dejarla ir a ciegas.
¿Eres realmente un bastardo total no? Elena pensó e increíblemente, ella pudo
sentir a Damon recibiendo el pensamiento, y pudo sentir su respuesta automática,
que era de placentero acuerdo más que otra cosa.
Luego Elena lo olvidó en el despertar de un nuevo entendimiento. Ella
comprendió que podía mantener circulando su poder dentro de ella, e incluso
construyéndolo cada vez más alto, preparándola para una verdadera explosión, y
sin mostrar nada de lo que pasaba en la superficie.
En cuanto a los nodos<
Elena miró alrededor de ella a lo que pocos minutos antes había sido un
desierto estéril. Eran como balas de luz atravesando sus ojos. Ella estaba
deslumbrada; estaba cautivada. Los colores parecían venir a la vida en una
dolorosa gloria. Sintió que podía ver mucho más lejos de lo que nunca había
podido, siguiendo y siguiendo a través del desierto, y al mismo tiempo pudo
distinguir las pupilas de Damon en su iris.
¿Por qué? Ambas eran negras, pero de diferentes tonos de negro, pensó. Por
supuesto que van de la mano. Damon nunca tendría iris que no complementaran
sus pupilas. Pero el iris era más aterciopelado, donde sus pupilas eran más sedosas
y brillantes. Y aun es un aterciopelado que puede mantener luz dentro de él—.
Casi como una noche estrellada —Como esas bolas de estrella de Kitsune que
Meredith me había dicho.
113
Justo ahora esas pupilas eran amplias e inflexibles en su cara como si Damon
no quisiera perder un momento de su reacción. De repente la esquina de su labio
se arqueó para una leve sonrisa.
—Lo hiciste. Aprendiste como canalizar tu poder a tus ojos. —Él habló en un
pequeño susurro revelador que ella nunca pudo haber detectado antes.
—Y a mis oídos —ella susurró de vuelta. Oyendo la increíble sinfonía de
pequeños sonidos a su alrededor, arriba en el aire, un murciélago chilló con una
frecuencia demasiado alta para que cualquier oído humano lo notara. En cuanto a
los granos de arena alrededor de ella formaban un pequeño concierto como si
golpearan las rocas y rebotaran con un pequeño silbido antes de caer al suelo.
—Esto es increíble, —le dijo a Damon oyendo la satisfacción de sí misma en su
telepática voz.
—¿Y ahora puedo hablarte de esta manera en cualquier momento? —Ella debería
tener cuidado con eso, la telepatía amenazaba con revelar más de lo que pudiera
querer enviar al destinatario.
—Será mejor tener cuidado, —Damon agregó, confirmando sus sospechas.
Enviaba más de lo que pretendía.
—Pero Damon ¿Puede Bonnie hacer esto, también? ¿Puedo tratar de mostrarle?
—¿Quién sabe? —Damon respondió en voz alta, haciendo a Elena
parpadear—. Enseñar a los humanos como usar su poder no es exactamente mi
fuerte.
—¿Y qué hay acerca de los diferentes poderes de mis alas? ¿Seré capaz de controlarlos
ahora?
—Acerca de eso no tengo ni idea. Nunca he visto nada como eso. —Damon
miró pensativo y luego sacudió su cabeza—. Creo que necesitas alguien con más
experiencia que yo para aprender a controlar eso. —Antes de que Elena dijera algo
mas, él agregó—, mejor regresamos con las otras, ya estamos cerca de la puerta.
—Y supongo que no debería usar la telepatía entonces.
—Bueno es un regalo bastante obvio<
—¿Pero me enseñaras luego cierto? ¿Todo lo que sepas sobre controlar el
poder?
—Tal vez tu novio debería hacer eso. —Damon dijo rudamente.
Él tiene miedo, Elena pensó tratando de mantener sus pensamientos
escondidos debajo de una pared de ruido, así Damon no los percibiría. Él sólo está
asustado de revelar demasiado así como yo con él.
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1 4
Traducido por xxxDaRkGiRlxxx
Corregido por rubrix
—Está bien —Damon dijo cuando Elena y él alcanzaron a Bonnie y
Meredith—. Ahora viene la parte difícil.
Meredith lo miró—. ¿Ahora viene<?
—Sí. La verdadera parte dura. —Damon había finalmente desempacado su
misterioso maletín de cuero negro—. Miren. —Él dijo en un suave murmullo—.
Esta es la puerta real que tenemos que atravesar. Y mientras lo estemos haciendo,
pueden estar tan histéricas como quieran porque se supone que son cautivas. —Él
sacó varias piezas de cuerda.
Elena, Bonnie y Meredith habían elaborado juntas una demostración
automática de la hermandad velociraptor.
—¿Para qué? —Meredith dijo suavemente como si pudiera darle a Damon el
beneficio de la duda. —¿Para qué son esas cuerdas?
Damon puso su cabeza a un lado en un gesto de `oh por favor´.
—Son para atar sus manos.
—¿Para qué?
Elena estaba sorprendida. Ella nunca había visto a Meredith tan obviamente
enojada. Ella misma no podía decir una palabra. Meredith se había acercado y
estaba mirando a Damon desde una distancia cercana a 4 pulgadas.
¡Y sus ojos eran grises! Alguna parte distante en la mente de Elena exclamó
con asombro. Profundos, claros, grises. Todo este tiempo había pensado que eran
marrones pero no lo eran.
Mientras tanto Damon miraba ligeramente alarmado la expresión de
Meredith. Un T-rex habría lucido alarmado ante la expresión de Meredith, Elena
pensó.
—¿Y tú esperas que nosotras caminemos con nuestras manos atadas?
¿Mientras tú haces qué?
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—Mientras yo actuó como su maestro, —Damon dijo, encontrando una
sonrisa gloriosa que se había ido casi antes de que estuviera ahí—. Ustedes tres son
mis esclavas.
Hubo un largo, largo silencio.
Elena miró la pila entera de objetos con un gesto—. No haremos eso. —Ella
dijo simplemente—. No lo haremos, debe haber otra manera.
—¿Quieres rescatar a Stefan o no? —Damon demandó de repente. Había un
calor abrasador en sus ojos oscuros, los cuales tenía fijos sobre Elena.
—¡Por supuesto que quiero! —Elena retrocedió, sintiendo calor en sus
mejillas—. ¡Pero no como una esclava, arrastrada detrás de ti!
—Esa es la única manera en que un humano entre en la dimensión oscura, —
Damon dijo rotundamente—. Atadas o encadenadas, como propiedad de un
vampiro, de Kitsune o de un Demonio.
Meredith sacudió su cabeza—. Nunca nos dijiste<
—¡Les dije que no les iba a gustar!
Ni siquiera mientras le respondía a Meredith, los ojos de Damon dejaron a
Elena. Debajo de su aparente frialdad. El parecía estar suplicándole que entendiera,
ella pensó.
En los viejos días ella creyó, que él sólo se apoyaría holgazaneando contra la
pared levantaría sus cejas y diría: —Esta bien yo tampoco quería ir de todos
modos. ¿Quién se une al picnic?
Pero Damon no quería que se fueran, Elena comprendió. Él estaba
desesperado por que fueran. Él sólo no conocía ninguna manera honesta de
convencerlas. El único modo que él conocía era<
—Tienes que hacernos una promesa Damon. —Ella dijo mirándolo
directamente a los ojos–. Y tiene que ser antes de que decidamos ir o no.
Ella podía ver el alivio en sus ojos. Incluso si para las otras chicas su rostro
parecía perfectamente frio e impasible. Ella sabía que él estaba agradecido de que
ella no estuviera diciendo que su decisión previa era definitiva, y que eso era todo.
—¿Qué promesa? —Damon preguntó.
—Tienes que prometer, dar tu palabra, que no importa que decidamos ahora
o en la dimensión oscura, tú no tratarás de influenciarnos. No nos pondrás a
dormir con tu control mental o empujarnos a hacer lo que quieras. Tú no usaras
ningún truco vampiro en nuestras mentes.
Damon no sería Damon si no argumentara—. Pero, mira, supón que en algún
momento ustedes quisieran que hiciera eso. Hay algunas cosas para las que sería
mejor estar dormidas.
—Entonces te diremos que cambiamos de idea y te liberaremos de la
promesa, ¿Ves? No hay lado malo. Sólo lo tienes que prometer.
116
—Está bien. —Damon dijo aún sosteniendo su mirada—. Juro que no usaré
ninguna clase de poder en sus mentes; no las influenciaré en ninguna forma. Hasta
que me lo pidan. Les doy mi palabra.
—Bueno. —Elena rompió el contacto con la más pequeña de las sonrisas y un
asentimiento de cabeza. Y Damon le dio un casi imperceptible asentimiento de
vuelta.
Ella se dio vuelta para encontrarse con la mirada interrogativa de Bonnie.
—Elena. —Bonnie susurró, jalando su brazo—. ¿Ven un segundo ok?
Elena difícilmente podía ayudar. Bonnie era tan fuerte como un poni.
Elena fue, echando una mirada impotente por encima de su hombro a Damon
como ella lo había hecho antes.
—¿Qué? —Ella susurró cuando Bonnie finalmente dejó de jalarla.
Meredith había ido también, pensando que podría ser un asunto de la
hermandad.
—¿Bien?
—Elena. —Bonnie estalló como si no pudiera contener las palabras por más
tiempo—. La manera en que tú y Damon actúan, es diferente de cómo solía ser.
Ustedes no< Quiero decir ¿Qué paso realmente cuando ustedes estuvieron solos?
—No es el mejor momento para eso. —Elena susurró—. Estamos teniendo un
gran problema en caso que no lo hayas notado.
—Pero< ¿Qué tal si?
Meredith tomo la frase sin terminar, empujando un mechón oscuro fuera de
sus ojos—. ¿Qué tal si a Stefan no le gusta? Como ¿Lo que pasó con Damon cuando
ustedes estuvieron solos en el hotel esa noche? —Ella finalizó citando las palabras
de Bonnie.
La boca de Bonnie se abrió —¿Qué hotel? ¿Qué noche? ¿Qué paso? Ella casi
grito causando que Meredith tratara de calmarla siendo mordida por su molestia.
Elena miró primero a una y luego a la otra de sus dos amigas. Las dos amigas
que habían venido a morir con ella si era necesario. Ella podía sentir su aliento
volverse pequeño. Era tan injusto, pero<
—¿Podemos discutir esto después? —Ella sugirió tratando de trasmitirles con
sus ojos y sus cejas: ¡Damon puede oírnos!
Bonnie brevemente susurró—, ¿Qué motel? ¿Qué noche? ¿Qué<?
Elena se rindió—. Nada pasó. —Elena dijo rotundamente—. Meredith
solamente te esta citando, Bonnie. Tú dijiste esas palabras mientras estabas
dormida y tal vez en el futuro nos dirás de qué estabas hablando porque yo no sé.
Ella finalizó mirando a Meredith que elevó una perfecta ceja—. Tienes razón.
— Meredith dijo completamente desengañada.
—En el lenguaje ingles podemos usar la palabra Sa y eso hará estas
conversaciones mucho más cortas.
117
Bonnie suspiró—. Está bien, entonces lo averiguaré por mí misma. —Ella
dijo—. Ustedes pueden pensar que no puedo pero lo haré.
—Está bien, está bien pero ¿Alguien tiene algo útil que decir acerca de esas
cuerdas de Damon?
—¿Cómo que le diremos donde atarnos? —Meredith sugirió en voz baja.
Bonnie estaba sosteniendo la longitud de la cuerda. Ella corrió una pequeña y
clara mano sobre esta—. No creo que esto haya sido comprado con ira. —Ella dijo,
sus ojos marrones perdidos, y hablando con un tono un poco misterioso que
siempre usaba cuando estaba en trance—. Veo un chico y una chica sobre un
mostrador en una ferretería, y ella está riendo de lo que dice el chico. Te apuesto lo
que quieras a que vas a ir a la escuela el próximo año a ser arquitecta, y la chica lo
mira con ojos llorosos y dice sí, y...
—Y es todo el espionaje psíquico que me interesa oír hoy. —Damon había
regresado hasta ellas sin hacer ruido. Bonnie saltó violentamente y casi suelta la
cuerda.
—Escuchen, —Damon dijo duramente—. Sólo a unos cuantos metros está el
cruce final. O usan esto y actúan como esclavas o no entran a ayudar a Stefan
nunca. Eso es todo.
Silencio. Las chicas consultaron entre sí con sus ojos. Elena sabía que su
propia expresión decía claramente que ella no estaba pidiéndole ni a Bonnie ni a
Meredith ir con ella. Pero que ella misma iría si fuera necesario arrastrándose en
sus manos y rodillas detrás de Damon.
Meredith miró directamente a los ojos de Elena, lentamente moviendo su
cabeza y asintiendo, dejando escapar su aliento. Bonnie estaba asintiendo ya
resignada.
En silencio, Bonnie y Meredith dejaron a Elena atar sus muñecas enfrente de
ellas. Elena entonces dejo que Damon atara su muñeca y paso una cuerda larga
entre ellas como si fueran prisioneros encadenados.
Elena pudo sentir un rubor que venía de bajo su pecho a quemar sus mejillas.
Ella no podía encontrarse con los ojos de Damon, no de esta manera, pero ella supo
sin preguntar qué Damon estaba pensando en cómo Stefan lo había echado como
un perro, enfrente de la audiencia.
Más Matt. Vengativo, canalla. Elena pensó tan fuerte como pudo en dirección
de Damon. Ella sabía que la última palabra lo heriría más. Damon estaba orgulloso
de sí mismo por ser un `caballero´.
—Pero los `caballeros´ no van a la dimensión oscura. —Dijo la voz burlona de
Damon en su cabeza.
—Está bien. —Damon agregó en voz alta y tomó la cuerda en la mano. Él
empezó a caminar rápidamente dentro de la oscuridad de la cueva, las tres chicas
amontonadas y tropezando detrás de él.
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Elena nunca olvidaría ese breve viaje, como ella sabía que ni Bonnie ni
Meredith lo harían. Caminaron a través de la entrada poco profunda de la cueva y
a través de la pequeña entrada en la parte de atrás, que se abría como una
montaña. Les tomó algunas maniobras a las tres para poder entrar. El otro lado de
la caverna se ensanchó nuevamente, y ellos estaban en una larga cueva. Por lo
menos eso era lo que los sentidos mejorados de Elena le decían. La niebla se había
vuelto eterna y Elena no tenía idea hacia dónde se dirigían.
Sólo unos pocos minutos después un edificio erguido apareció en la espesa
niebla.
Elena no sabía que había esperado de la puerta del Demonio, posiblemente
puertas de ébano talladas con serpientes y con incrustaciones de joyería, tal vez
una tosca y colosal piedra erosionada, como las pirámides egipcias. Tal vez incluso
una especie de campo de energía futurista que parpadeaba y destellaba con un
laser azul violeta.
Lo que vio en cambio lucía como un almacén destartalado, o alguna clase de
lugar para el mantenimiento y transporte marítimo de mercancías. Había un corral
vacío cercado con alambres de púas. Apestaba y Elena estaba agradecida de que
Damon no hubiera canalizado sus poderes a su nariz.
Luego había gente, hombres y mujeres con ropa fina, cada uno con una llave
en la mano, murmurando algo antes de abrir una puerta a un lado del edificio. La
misma puerta—pero Elena podría apostar cualquier cosa que ninguno de ellos se
dirigía al mismo lugar, si las llaves eran como la que ella brevemente había `pedido
prestada´ de la casa de Shinichi una semana antes más o menos.
Una de las mujeres lucía como si fuera a un elegante baile de mascaras, con
orejas de Zorro mezclado dentro de su largo y abultado cabello. Fue solamente
cuando Elena vio debajo de los tobillos del vestido el roce de una cola de zorro que
comprendió que la mujer era un Kitsune haciendo uso de la puerta del demonio.
Damon precipitadamente—y no muy gentilmente—las dejo al otro lado del
edificio, donde una puerta con las bisagras rotas se abría a un cuarto en mal estado
que extrañamente parecía más largo desde adentro que de afuera. Todo tipo de
cosas estaban siendo canjeadas o vendidas aquí. Muchos parecían que tenían que
ver con el comercio de esclavos.
Elena, Meredith y Bonnie se miraron entre sí, con ojos entrecerrados,
obviamente había gente trayendo esclavos desde el exterior considerando la
tortura y el horror en un día de trabajo.
—Pasaje para cuatro, —Damon dijo al hombre caído de hombros pero
corpulento que estaba detrás del mostrador.
—¿Tres salvajes de una? —Los ojos del hombre devoraban lo que podía ver
de las tres chicas, volviéndose a Damon sospechosamente.
119
—¿Qué puedo decir? Mi trabajo también es mi hobby. —Damon lo miró
directamente a los ojos.
—Si bueno< —El hombre se rió—. Últimamente hemos recibido uno o dos
por mes.
—Ellas son legalmente mías, no secuestradas. Arrodíllense. —Damon añadió
casualmente a las tres chicas. Fue Meredith quien lo consiguió y cayó al suelo como
una bailarina de Ballet. Sus oscuros y grises ojos estaban enfocados en algo que
nadie más que ella podía ver. Luego Elena de alguna manera logro desenredar la
única cuerda de las demás. Ella enfocó su mente en Stefan y pretendió que estaba
arrodillada para besarlo en su prisión. Parecía funcionar, ella estaba agachada.
Pero Bonnie estaba de pie. La más dependiente, la más suave, el miembro
más inocente del trió encontró que sus rodillas se habían vuelto solidas.
—¿Pelirrojas, eh? —El hombre dijo, mirando a Damon fuertemente como si
hiciera una mueca—. Tal vez sería mejor que le compres un pequeño susto a esa.
—Tal vez, —Damon dijo herméticamente. Bonnie sólo lo miró sin
comprender, miró a las chicas en el suelo y luego se arrojó en una posición
postrada. Elena pudo oír sus sollozos en voz baja.
—Pero he encontrado que una voz firme y una mirada desaprobatoria en
realidad funcionan mejor.
El hombre se rindió y se dejo caer de nuevo—. Pasaje para cuatro, —él gruñó
y estiró la mano para jalar la cuerda de una sucia campana. Para entonces Bonnie
estaba llorando en justa humillación, pero nadie pareció darse cuenta excepto las
otras chicas.
Elena no se atrevía a tratar de consolarla telepáticamente, eso no encajaría con
—el aura normal de una chica humana— y quién sabe qué clase de trampas y o
dispositivos pudieran estar escondidos aquí.
Además el hombre las desnudó una y otra vez con sus ojos. Ella sólo deseaba
poder llamar uno de sus ataques de alas, aquí mismo en esta habitación. Eso
borraría la cara de satisfacción del hombre.
Un momento después algo más la borró completamente, como si ella lo
hubiera deseado. Damon se inclinó contra el mostrador y le susurró algo que
transformó el taimado rostro del hombre en un color verde enfermizo.
¿Oíste lo que le dijo? Elena le comunicó a Bonnie utilizando sus ojos y cejas.
Los ojos de Meredith se arrugaron, posicionando su mano enfrente del
abdomen de Elena, luego hizo un giro como un movimiento rasgado.
Incluso Bonnie sonrió.
Luego Damon las dejo esperar fuera de la estación, sólo habían estado unos
pocos minutos cuando la nueva visión de Elena vio un barco deslizándose
silenciosamente a través de la niebla. Se dio cuenta que el edificio debía estar en la
orilla del rio. Pero incluso con el poder dirigido únicamente a sus ojos ella apenas
120
pudo darse cuenta donde la tierra no reflexiva daba paso a las aguas brillantes, e
incluso con el poder dirigido solamente a sus oídos ella apenas podía escuchar el
sonido rápido y profundo del agua corriendo.
El bote se detuvo, de alguna manera. Elena no podía ver ninguna ancla caer o
nada que pudiera sujetarlo. Pero el hecho era que si se había detenido y el hombre
caído de hombros puso en el suelo la palanca que permaneció en su lugar mientras
abordaba: primero Damon y luego su grupo de esclavas.
A bordo, Elena observó a Damon que sin palabras ofrecía seis monedas de
oro al barquero. Dos por cada humano que presumiblemente no iban a volver.
Por un momento ella estaba perdida en el recuerdo de ser muy pequeña, de
tener sólo tres años o menos, y estar sentada en el regazo de su padre mientras él le
leía un maravilloso libro ilustrado acerca de los mitos griegos. Hablaba sobre el
barquero, Caronte, que tomaba los espíritus de los muertos sobre el rio Estigie a la
tierra de los muertos. Y después que su padre le dijera que los griegos ponían
monedas en aquellos que morían para que ellos pudieran pagar al barquero<.
¡No hay regreso de este viaje! Ella pensó de repente violentamente. ¡No hay
escape! O puede que sí, pero realmente muertos.
Curiosamente fue el horror la que la salvó de ese pantano de terror. Sólo
cuando ella levanto la cabeza, tal vez para gritar, la figura oscura del barquero se
apartó de sus funciones brevemente, como si mirara atrás a sus pasajeros. Elena
escuchó los gritos de Bonnie y a Meredith temblando, ella estaba buscando su
bolsa en la cual estaba su arma lo cual era frenéticamente ilógico. Incluso Damon
parecía no ser capaz de moverse.
El alto espectro en el bote no tenía rostro.
Tenía profundas depresiones donde sus ojos deberían estar, un hueco
profundo por boca y un agujero triangular donde su nariz se debería haber
asomado. El horror sobrenatural del mismo, sobre el hedor proveniente de los
corrales de depósito, fue simplemente demasiado para Bonnie, y ella se dejo caer a
los lados flácidamente contra Meredith, en un desmayo.
Elena, en medio del terror, tuvo un momento de revelación. En el oscuro,
húmedo y goteante crepúsculo, ella había olvidado parar de usar todos sus
poderes al máximo. Ella estaba indudablemente más capacitada para ver el rostro
inhumano del barquero que por ejemplo Meredith.
Ella también podía oír cosas. Como el sonido de los mineros muertos hace
mucho tiempo picando la roca sobre ellos, y el chillido de enormes murciélagos, o
cucarachas o algo dentro de los muros de piedra a su alrededor.
Pero ahora, Elena de repente sintió cálidas lágrimas en sus mejillas congeladas,
cuando ella comprendió que había subestimado a Bonnie durante el tiempo que la
había conocido acerca de los poderes psíquicos de su amiga. Si los sentidos de
Bonnie estaban permanentemente abiertos a la clase de horrores que Elena estaba
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experimentando ahora, no era de extrañar que Bonnie viviera en el miedo. Elena se
prometió a si misma ser más tolerante la próxima vez que Bonnie vacilara o
comenzara a gritar. De hecho Bonnie merecía alguna clase de premio por haber
mantenido la cordura hasta aquí, Elena decidió, pero ella no se atrevió a hacer más
que mirar a su amiga, quien estaba completamente inconsciente y se juró a si
misma que de ahora en adelante Bonnie podría encontrar una defensora en Elena
Gilbert.
Esa promesa y la calidez de esta ardía como una vela en la mente de Elena,
una vela que ella imaginó sostenida por Stefan, la luz de esta bailando en sus ojos
verdes y jugando sobre los planos de su cara. Era lo suficiente para no perder la
cordura por el resto del viaje.
Para cuando el bote se había acoplado, en un lugar un poco más transitado
que en el que habían embarcado. Las tres chicas estaban en un estado de
agotamiento provocado por el terror prolongado, y el suspenso desgarrador. Pero
no habían usado realmente el tiempo para pensar en las palabras —Dimensión
oscura— o imaginar el número de formas en que esta se pudiera manifestar.
—Nuestro nuevo hogar —Damon dijo sombríamente. Al verlo en vez del
paisaje, Elena comprendió por la tensión en su cuello y sus hombros, que Damon
no se estaba divirtiendo. Ella había pensado que él estaría en su propio y particular
paraíso. Este mundo de humanos esclavos y tortura por entretenimiento, cuya
única regla era la auto-conservación del ego individual. Ahora ella comprendía
que había estado equivocada. Para Damon este era un mundo de seres con poderes
tan grandes o mejores que los de él. Iba a tener que averiguar las cosas aquí entre
ellos, solo como cualquier chiquillo travieso en la calle, excepto que no podía
permitirse el lujo de cometer errores. Ellos necesitaban encontrar una manera no
sólo de vivir, sino de vivir en el lujo y mezclarse con la alta sociedad, si iban a tener
alguna posibilidad de rescatar a Stefan.
Stefan. No, ella no podía permitirse el lujo de pensar en él en este momento.
Una vez que empezara ella estaría desecha y empezaría a exigir cosas ridículas,
como que ellos hicieran un rodeo a la prisión, sólo para mirarlo como un chico de
secundaria que había chocado con un chico mayor que sólo quería ser conducido a
`su casa´ para ser adorado. Y luego, ¿Qué planes harían para la fuga de la cárcel
después? El plan A era: No cometas errores, y Elena se aferraría a eso hasta que
encontrara uno mejor.
Así fue como Damon y sus `esclavas´ llegaron a la —Dimensión Oscura— a
través de la puerta del demonio. La más pequeña necesitaba ser revivida con agua
en la cara antes de que pudiera levantarse y caminar.
122
Traducido por: Karol
Corregido por (Traducción) AndreaN
Corregido por ZarahFandy
Corriendo detrás de Damon, Elena trató de no mirar hacia la izquierda o la
derecha. Ella podía ver mucho de lo que a Meredith y Bonnie debía haberles
parecido oscuridad sin rasgos distintivos.
Había depósitos a cada lado, los lugares donde los esclavos eran, obviamente,
traídos para ser comprados o vendidos o transportados más tarde. Elena podía oír
los quejidos de los niños en la oscuridad y si ella no hubiera estado tan asustada,
ella misma se hubiese precipitado a buscar a los niños que estaban llorando.
Pero no puedo hacer eso, porque soy una esclava ahora, ella pensó, con el
sentido de shock que corría por sus huellas dactilares. Ya no soy un verdadero ser
humano. Soy un pedazo de propiedad.
Ella se encontró otra vez mirando fijamente la parte de atrás de la cabeza de
Damon y preguntándose cómo diablos ella se había metido a sí misma en esto.
Ella entendió lo que es ser un esclavo, de hecho, pareció tener un
entendimiento intuitivo de ello que la sorprendió, y esto no era una cosa, buena de
Ser.
Esto significaba que ella podía ser... bueno, que cualquiera podía hacer algo
con ella y que no era asunto de nadie más que de su dueño. Y su dueño (¿Cómo se
había metido en esto otra vez?) De todas las personas, era Damon.
Él podía vender a las tres chicas —Elena, Meredith y Bonnie— y estar fuera
de aquí en una hora con los beneficios.
Ellos se apresuraron por el área del puerto, las muchachas con sus ojos en sus
pies para evitar tropezarse. Y luego ellos estaban en la cima de una colina. Por
debajo de ellos, en una especie de formación con forma de cráter, estaba una
ciudad.
Los barrios bajos estaban en los bordes, y llenos de gente casi hasta donde
estaban de pie, pero había una verja de alambre en frente de ellos, que los mantuvo
123
aislados de lo que le permitía una visión panorámica de la cuidad. Si ellos todavía
estuvieran en la cueva por la que ellos habían entrado, esto habría sido la mayor
caverna subterránea imaginable, pero no se encontraban bajo tierra.
—Ocurrió en algún momento durante el viaje en Ferry. —Dijo Damon—. Lo
hicimos bien, un giro en el espacio, por ejemplo. —Trató de explicar y Elena trató
de entender—. Ustedes entraron a la Puerta del Demonio, y cuando salieron ya no
estaban en la Dimensión de la Tierra, si no en otra completamente diferente.
Elena sólo tenía que mirar el cielo para creerle. Las constelaciones eran
diferentes. No había ni una Osa menor o mayor, ninguna estrella del norte.
Luego estaba el sol, era mucho más grande, pero mucho más tenue que el de
la tierra, y nunca dejó el horizonte. En ningún momento se mostró ni la mitad del
día y la noche, términos que, como Meredith señaló, habían perdido su significado
racional aquí.
Al acercarse a una puerta hecha de tela metalizada que finalmente los dejó
fuera del área de retención de esclavos, fueron detenidos por lo que Elena se enteró
después, era un Guardián.
Ella se enteró de que en cierto modo, los Guardianes eran los gobernantes de
la Dimensión Oscura, aunque ellos mismos procedían de otro lugar lejano y era
casi como si se hubieran ocupado de forma permanente de este pequeño lugar del
Infierno, tratando de imponer orden ante el rey de los Tugurios y los señores
feudales que dividieron la ciudad entre ellos mismos.
Esta Guardiana era una mujer alta con el cabello del mismo color del de Elena
–verdadero dorado— con un corte cuadrado hasta los hombros, y ella no le prestó
atención a Damon para nada, pero de inmediato le pregunto a Elena, que era la
primera en la línea detrás de él. —¿Por qué estás aquí?
Elena estaba contenta, muy contenta, de que Damon le hubiera enseñado a
controlar su aura.
Se concentró en que si bien su cerebro zumbaba a una velocidad supersónica,
preguntándose cuál era la respuesta correcta a esa pregunta. La respuesta que los
dejaría libres y conseguiría que no los devolvieran a casa.
Damon no nos entrenó para esto, fue su primer pensamiento. Y su segundo
fue, no, porque él nunca ha estado aquí antes. Él no sabe cómo funciona todo aquí,
sólo algunas cosas.
Y sí parecía que esta mujer iba a intentar interferir con él, él tal vez podría
volverse loco y atacarla, una colaboradora vocecita en el subconsciente de Elena
añadió. Elena duplicó la velocidad de sus intrigas. La Creatividad para mentir una
vez había sido una especie de especialidad suya, y ahora ella dijo lo primero que se
le vino a la cabeza y levanto un pulgar: —Aposté con él y perdí.
124
Bueno, sonaba bien. La gente perdía todo tipo de cosas cuando apostaba:
plantaciones, talismanes, caballos, castillos, botellas de genios. Y si resultaba no ser
una razón suficiente, siempre puede decir que eso fue sólo el inicio de su triste
historia. Lo mejor de todo, fue que, en cierto modo, era cierto. Hace mucho tiempo
había dado su vida por Damon, así como por Stefan y Damon no había cumplido
exactamente con lo de pasar la página como ella lo había solicitado. La mitad de
una página, tal vez. Un prospecto.
La Guardiana la miraba fijamente con una mirada confundida en sus ojos
azules. La gente había mirado a Elena toda su vida, ser joven y muy hermosa
significaba que se tenía que inquietar sólo cuando la gente no la miraba. Pero la
mirada confundida también tenía un poco de preocupación. ¿La mujer alta estaba
leyendo su mente? Elena trató de añadir otra capa de ruido blanco en su mente. Lo
que surgió fueron unas pocas líneas de una canción de Britney Spears. Ella
aumentó el volumen psíquico.
La mujer alta puso dos dedos en su cabeza como alguien con un repentino
dolor de cabeza. Luego miró a Meredith.
—¿Por qué... estas aquí?
Por lo general, Meredith no miente en lo absoluto, pero cuando lo hizo ella lo
trató como un arte intelectual. Afortunadamente, ella nunca trato de arreglar algo
que no estaba roto—. Lo mismo me pasó a mí. —Dijo con tristeza.
—¿Y tú? —La mujer estaba mirando a Bonnie, quien se veía como si se fuera
a enfermar de nuevo.
Meredith le dio un pequeño codazo a Bonnie. Luego la miró de manera dura.
Elena la miró a su vez más intensamente, sabiendo que Bonnie tenía que
murmurar—. Yo, también. —Y Bonnie era buena diciendo ‚yo también‛ después
de que Meredith había jugado su posición. El problema era que Bonnie estaba
también en trance, o tan cerca de él que no importaba.
—Almas Sombrías. —Dijo Bonnie.
La mujer parpadeó, pero no en la forma en que parpadeas cuando alguien
dice algo totalmente insensible. Ella parpadeó con asombro.
Oh, Dios, Elena pensó. Bonnie tiene su contraseña o algo así. Ella puede hacer
predicciones o profecías o lo que sea.
—¿Almas< sombrías?— La Guardiana dijo, mirando de cerca a Bonnie.
—La ciudad está llena de ellas. —Bonnie dijo miserablemente.
Los dedos de la Guardiana bailaban sobre lo que parecía una computadora
de bolsillo.
—Lo sabemos. Este es el lugar al que vienen.
—Entonces ustedes deberían detenerlas.
125
—Sólo tenemos una jurisdicción limitada. La Dimensión Oscura es gobernada
por una docena de señores, que tienen matones para hacer cumplir sus órdenes.
Bonnie, pensó Elena, tratando de cortar la bruma mental de Bonnie aún a
costa de que la Guardiana la oyera. Esta es la policía.
Al mismo tiempo, Damon se hizo cargo.
—Ella es igual que las otras. —Dijo—. Excepto que es psíquica.
—Nadie preguntó su opinión. —Explicó la guardiana, sin siquiera mirar en la
dirección de Damon—. No me importa qué clase de pez gordo eres allá abajo. —
Ella apartó la cabeza con desprecio de la ciudad de las luces—. Detrás de esa vaya
estás en mi territorio. Y le estoy preguntando a la pequeña pelirroja: —¿Lo que él
está diciendo es verdad?
Elena tuvo un momento de pánico. Después de todo lo que había pasado, sí
Bonnie lo arruinaba ahora<
Esta vez Bonnie pestañeó. Cualquier cosa que ella estaba tratando de
comunicar, ya sea que era cierto que ella era igual que Meredith y Elena, o que era
cierto que era psíquica, había que considerar que Bonnie era una mentirosa terrible
cuando ella tenía demasiado tiempo para pensar en las cosas, pero ésta la pudo
decir sin vacilación.
—Sí, eso es verdad.
La Guardiana miró a Damon.
Damon miró hacia atrás como si él pudiera hacerlo toda la noche. Era un
campeón en apartar la mirada.
Y la Guardiana hizo señas en la distancia.
—Supongo que incluso una psíquica puede tener un mal día, —dijo, y luego
agregó para Damon—. Cuida de ellas. ¿Sabes que todos los psíquicos tienen que
tener Permiso?
Damon, con su mejor forma de gran señor, dijo: —Señora, no se trata de
psíquicas profesionales. Ellas son mis ayudantes privadas.
—Y no soy una señora, estoy instituida como ‚Su jueza‛. Por cierto, las
personas adictas a las apuestas por lo general llegan a extremos horribles aquí.
Ja, ja, Elena pensó. Si ella supiera qué tipo de apuestas todos estamos
haciendo... bueno, probablemente estaríamos en una peor situación que la que
Stefan está ahora.
Fuera de la valla había un patio. Había literas aquí, así como rickshaws* y
una pequeña carreta. Ni carruajes, ni caballos. Damon consiguió dos literas, una
para él y Elena y otra para Meredith y Bonnie.
Bonnie, todavía mirándose confusa, miraba fijamente al sol.
—¿Quieres decir que nunca termina de levantarse?
126
—No. —Dijo Damon con paciencia—. Está fijo ahí, no se levanta. Hay un
crepúsculo perpetuo en la Ciudad de la Oscuridad. Verán más a medida que
avanzamos. No toques eso, añadió, mientras Meredith se trasladó a desatar la soga
alrededor de las muñecas de Bonnie antes de que ninguno de ellos subiera a la
litera.
—Ustedes dos puedes sacarse las cuerdas en la litera si bajan la cortina, pero
no las pierdan. Todavía son esclavas, y tienen que llevar algo simbólico alrededor
de sus brazos para que lo demuestren, incluso si es sólo un juego de pulseras. De lo
contrario me meto en problemas. Oh, tienen que ir con velo en la ciudad.
—Nosotras ¿Qué? —Elena rápidamente le lanzó una mirada de incredulidad
a él.
Damon sólo le devolvió una sonrisa de 250 kilovatios y antes de que Elena
pudiera decir otra palabra, sacó gasas de telas transparentes de su bolso negro y las
repartió. Los velos eran de un tamaño que podía cubrir un cuerpo entero.
—Pero sólo hay que ponerlo sobre la cabeza o atarlos en el cabello o algo. —
Dijo Damon con desdén.
—¿De qué está hecho? —Meredith preguntó, sintiendo el material ligero a la
luz, sedoso, era transparente y tan delgado que el viento amenazaba con azotarlo
de sus dedos.
—¿Cómo podría saberlo?
—¡Es de un color diferente del otro lado! —Bonnie descubrió, dejando que el
viento transformará su velo verde claro en plata brillante. Meredith sacudió una
profunda seda violeta dramáticamente en un misterioso azul oscuro salpicado con
una miríada de estrellas. Elena, que había estado esperando su propio velo azul, se
encontró mirando a Damon. Tenía en la mano un pequeño cuadrado de tela en un
puño cerrado.
—Vamos a ver lo bien que lo he conseguido. —Murmuró, asintiendo con la
mano más cercana a él—. Adivina qué color.
Solamente otra chica pudo haber notado los ojos negros endrinos y puros, las
líneas talladas en la cara de Damon, o tal vez la naturaleza, de la perversa sonrisa
más salvaje y más dulce que nunca, como un arco iris en medio de un huracán.
Pero Elena también notó la rigidez del cuello y la espalda. Lugares donde la
tensión se acumulaba. La Dimensión Oscura ya estaba tomando su peaje en él,
psíquicamente, así como él se burlaba.
Ella, por curiosidad se preguntó, ¿Cuántos sondeos de poder él tiene que
bloquear cada segundo? Estaba a punto de ofrecer su ayuda a abrirse al mundo
natural, cuando le espetó.
—¡Adivina! —En un tono que no era el de una sugerencia.
127
—¿Dorado?—Elena dijo al instante, sorprendiéndose a sí misma. Cuando
llegó a tomar el cuadrado dorado de su mano, un placentero, poderoso sentimiento
de corriente eléctrica se disparo desde su palma hacia arriba por su brazo, parecía
pinchar directamente a través de su corazón. Damon se aferró a sus dedos
brevemente cuando ella tomó el cuadrado y Elena descubrió que todavía podía
sentir la electricidad musical en sus huellas dactilares.
La parte inferior de su velo se alzo blanca y espumosa como si tuviera
diamantes. Dios, tal vez se trataban de diamantes, pensó. ¿Cómo lo podría saber
con Damon?
—Tu velo de novia, ¿Tal vez? —Murmuró Damon, con los labios en su oído.
La cuerda alrededor de las muñecas de Elena había estado muy floja y
acarició el tejido diáfano con impotencia, sintiendo las joyas diminutas sobre el
lado blanco, y fresco al toque con sus dedos.
—¿Cómo sabías que necesitaría todo esto? —Elena preguntó, con el espíritu
prácticamente adolorido—. No sabías todo, pero pareces saber suficiente.
—Oh, investigue en bares y otros lugares. He encontrado algunas personas
que han estado aquí y que han logrado salir de nuevo, o que los han sacado a
patadas. —La salvaje sonrisa de Damon se hizo aún más salvaje—. De noche
mientras estabas durmiendo. En una pequeña tienda oculta, conseguí estos.
Él asintió a su velo, y añadió—. No tienen que llevar esto sobre su cara ni
nada. Presiónalo sobre tu cabello y se adherirá a él.
Elena lo hizo, colocando la parte dorada por afuera. Le llego a los talones. Ella
tocó su velo, y vio las posibilidades seductoras de este, así como también vio las
desdeñosas. Si tan sólo pudiera quitarse estas malditas cuerdas de sus muñecas<
Después de un momento, Damon se refugió en el personaje del maestro
imperturbable y dijo: —Por el bien de todos, debemos ser estrictos sobre estas
cosas. Los señores de tugurios y la nobleza que dirigen este lío abominable que
ellos llaman la Dimensión Oscura saben que hay sólo dos días de distancia para la
revolución, y si añadimos algo a la balanza van a hacer un Ejemplo Público con
nosotros.
—Está bien. —Dijo Elena—. Aquí, toma mi cuerda y me acostaré en la litera.
Pero no tenía mucho sentido la cuerda, ni una sola vez ambos estuvieron
sentados en la misma litera. La llevaban cuatro hombres, no hombres grandes, sino
flacuchentos, y todos de la misma altura, lo que hizo un viaje tranquilo. Si Elena
hubiera sido una ciudadana libre, nunca habría permitido que la llevaran cuatro
personas que (suponía) eran esclavos. De hecho, ella habría hecho un alboroto
ruidoso y grande acerca de eso. Pero esa charla que había tenido con ella misma en
los muelles la había calado. Ella era una esclava, incluso si Damon no le había
128
pagado a nadie para comprarla. Ella no tenía derecho a hacer un gran alboroto
ruidoso sobre nada. En el carmesí, maloliente, lugar en el que estaban, ella podía
imaginar que su escándalo, incluso podría hacer que los problemas con la basura
se les imputaran a sus propietarios y hacer que el dueño o a quien sea que dirijiera
el pequeño lugar de la basura fuera castigado, como si eso fuera su culpa.
El mejor plan A por ahora: Mantener la boca cerrada.
No había mucho que ver de todos modos, ahora que habían pasado sobre un
puente con olor a mal tugurios y callejones llenos de casas en ruinas. Las tiendas
comenzaron a aparecer, al principio gruesos barrotes de piedra sin pintar, a
continuación, edificios más respetables, y de repente fueron abriéndose paso a
través de un bazar. Pero incluso allí el sello de la pobreza y el cansancio apareció
en muchas caras. Elena había esperado, en todo caso, una peste negra, antiséptico,
con los vampiros de la ciudad sin emociones y los demonios de ojos de fuego
caminando en las calles. En su lugar, todas las personas que vio parecían ser
humanos, y vendían cosas—desde medicamentos hasta alimentos y bebidas—que
los vampiros no necesitan.
Bueno, tal vez los kitsune y los demonios los necesitan, Elena pensó,
temblando ante la idea de que un demonio deseara comer. En las esquinas de la
calle estaban chicas y chicos ligeramente vestidos con harapos y una cara dura, y
macilentas personas que tenían pancartas patéticas de: UN RECUERDO POR
COMIDA.
—¿Qué quieren decir? —Elena le preguntó a Damon, pero éste no contestó
inmediatamente.
—Así es como los seres humanos libres de la ciudad pasan la mayor parte de
su tiempo. —Dijo—. Así que recuerda que, antes de empezar a ir en una de sus
cruzadas<
Elena no estaba escuchando. Ella miraba a uno de los titulares de dicha
pancarta. El hombre estaba terriblemente flaco, de barba rala y dientes malos, pero
lo peor era su mirada de desesperación vacante. Cada cierto tiempo se mantenía
firme y con una mano temblorosa en la que había una pequeña pelota que él
equilibrada con la palma de la mano, murmuraba: —Un día de verano cuando yo
era joven. Un día de verano por una moneda de diez-geld. —Tan a menudo como
que no había nadie cerca cuando dijo eso.
Elena se quitó su anillo de lapislázuli que Stefan le había regalado y lo
sostuvo delante de él. No quería molestar a Damon al salir de la litera, y tuvo que
decir: —Ven aquí, por favor. —Mientras mantenía el anillo hacia la barba del
hombre.
129
Oyó, y llegó a la litera con la suficiente rapidez. Elena vio algo que se movía
en su barba, piojos, quizás, y se obligó a mirar al anillo mientras decía—, tómalo,
rápidamente, por favor.
El viejo miró el anillo como si fuera un banquete—. No tengo cambio. —Se
quejó, con lo que levantó la mano y se limpio la boca con la manga. Parecía a punto
de caer al suelo inconsciente.
—¡No quiero cambio! —Dijo Elena a través de la inflamación enorme que se
formó en su garganta—. Tome el anillo. Dese prisa o lo dejaré caer.
Él se lo arrancó de los dedos, mientras los porteadores comenzaron de nuevo
a caminar hacia delante.
—Que los Guardianes le bendigan, señora. —Dijo él, tratando de mantener el
trote del portador de basura—. ¡Escúcheme quien quiera! ¡Ellos te bendecirán!
—En realidad no debiste. —Le dijo Damon a Elena cuando la voz se apagó
detrás de ellos—. Él no va a conseguir una comida con eso, ya lo sabes.
—Tenía hambre. —Elena dijo suavemente. No podía explicar que le
recordaba a Stefan, no ahora—. Era mi anillo. —Agregó a la defensiva—. Supongo
que vas a decir que lo va a gastar en alcohol o drogas.
—No, pero él no obtendrá comida con él, tampoco. Él va a tener un banquete.
— Bueno, tampoco tanto<.
—En su imaginación. Él va a tener un orbe con el polvo del recuerdo de algún
viejo vampiro en un viejo festín romano, o alguien con un recuerdo de una ciudad
moderna. Luego, el lo va a recordar y recordar una y otra vez hasta que lentamente
se muera de hambre.
Elena estaba horrorizada—. ¡Damon! ¡Rápido! Tengo que volver y buscarlo<
—No puedes, me temo. —Perezosamente, Damon levantó una mano. Tenía
un agarre firme en su cuerda—. Además, él está muy lejos.
—¿Cómo puede hacer eso? ¿Cómo puede quien sea hacer eso?
—¿Cómo puede un paciente con cáncer de pulmón negarse a dejar de fumar?
Pero estoy de acuerdo en que esos orbes pueden ser las sustancias más adictivas de
todas. Échale la culpa a los kitsune por llevar sus bolas de estrellas aquí y
convertirlas en la forma más popular de obsesión.
—¿Bolas de estrellas? ¿Hoshi no tama*? —Murmuró Elena.
Damon la miró, quedando igualmente sorprendido.
—¿Tú sabes de ellas?
—Lo único que sé es lo que Meredith ha investigado. Ella dice que los kitsune
eran a menudo representados con llaves. —Ella le levantó las cejas a él—. O con
bolas de estrellas. Y que los mitos dicen que pueden poner una parte o todo su
poder en la pelota, así que si la encuentras, puedes controlar a los kitsune. Ella y
130
Bonnie quieren encontrar las bolas de estrellas de Misao o de Shinichi y tener
control sobre ellos.
—Quédate quieto, mi inmóvil corazón. —Dijo Damon dramáticamente, pero
los próximos segundos él era todo negocios—. ¿Recuerdas lo que dijo ese viejo?
¿Un día de verano por comida? Estaba hablando de esto.
Damon agarró el pequeño mármol que el anciano había dejado caer sobre la
litera y se lo dio a Elena para que ella sostuviera el templo.
El mundo desapareció.
Damon se había ido. Las imágenes y los sonidos—sí, y los olores—del bazar
se habían ido. Ella estaba sentada sobre césped verde que ondeaba con una brisa
ligera y estaba mirando un sauce llorón que se inclinó con una corriente que era
cobriza y profunda, de color verde oscuro al mismo tiempo. Hubo algunos dulces
en el aire ¿Madreselva, Fresia? Algo delicioso que la movió cuando ella se echó
hacia atrás para contemplar la imagen de las nubes blancas perfectas rodando en
un cielo azul zafiro.
Se sentía< ella no sabía cómo decirlo. Se sentía joven, pero en algún lugar de
su mente sabía que ella era incluso más joven que esta personalidad extranjera que
se había apoderado de ella. Aún así, se sentía emocionada de que era primavera y
cada hoja verde-oro, cada pequeña caña elástica, cada ingrávida nube blanca
parecía estar bien con ella. De pronto, su corazón latía con fuerza. Ella había
captado sólo el sonido de unas pisadas detrás de ella. En un alegre momento ella
estaba de pie, con los brazos extendidos con la inmensidad de su amor, la devoción
salvaje que ella sentía por esta<
...¿Esta joven? Algo dentro del ámbito del verdadero usuario de su cerebro
parecía caer de nuevo en el desconcierto. La mayor parte de ella, sin embargo,
estaba catalogando las perfecciones de la chica que se había deslizado ligeramente
en el césped ondeante: Los oscuros rizos agrupados en el cuello, los ojos verdes
debajo del arco de las cejas, la piel lisa brillante de sus mejillas mientras ella se reía
con su amante, fingiendo huir con los pies tan ligeros como los de un elfo.
Perseguida y perseguidor ambos cayeron juntos en la alfombra suave del
largo césped... y entonces las cosas rápidamente se pusieron tan calientes que
Elena, la mente distante en el fondo, comenzó a preguntarse cómo demonios haces
para detener una de estas cosas...
Cada vez que ella puso la mano en su sien, a tientas, fue capturada y besada
sin aliento por< Allegra... que era la chica, Allegra. Y Allegra era ciertamente
hermosa, especialmente a través del visor especial de estos ojos. Su suave piel
cremosa<
131
Y luego, con un shock tan grande como el que había sentido cuando el bazar
desapareció, apareció de nuevo. Ella era Elena, que viajaba en la litera con Damon,
había una cacofonía de sonidos a su alrededor y mil olores diferentes, también.
Pero ella estaba respirando con fuerza y parte de ella todavía estaba
retumbando como John, que había sido su nombre en `el amor de John por
Allegra´.
—Pero yo todavía no entiendo. —Estuvo a punto de chillar.
—Es simple. —Dijo Damon—. Pones una bola de estrellas vacía del tamaño
que deseas en tu templo y piensas en el momento que quieras grabar. La bola de
estrellas hace el resto.
Él hizo caso omiso de su intento de interrupción y se apoyó hacia adelante
con malicia en esos ojos negros insondables suyos—. ¿Tal vez tú tienes un día de
verano especialmente cálido? —Dijo, y agregó sugestivamente—, Estas literas
tienen cortinas que se pueden cerrar.
—No seas tonto, Damon. —Dijo Elena, pero los sentimientos de John la
habían prendido un poco, como al pedernal y la yesca. Ella no quería besar a
Damon, se dijo con severidad. Quería besar a Stefan. Pero hace un momento había
estado besado a Allegra, y no parecía un argumento tan fuerte como pudo serlo.
—No creo. —Empezó a decir, todavía sin aliento, mientras Damon llegaba a
ella—. Que ésta sea una muy buena<
Con un golpe suave en la cuerda, Damon le desató las manos por completo.
Él podría haber desatado ambas muñecas, pero Elena inmediatamente se dio
media vuelta, manteniéndose a sí misma con esa mano. Necesitaba el apoyo.
En estas circunstancias, sin embargo, no había nada más significativo—o
m{s< emocionante, que lo que Damon había hecho. No había corrido las cortinas,
pero Bonnie y Meredith estaban detrás de ellos en su propia litera, fuera de vista.
Ciertamente fuera de la mente de Elena. Ella sintió cálidos brazos a su alrededor, e
instintivamente se acurruco en ellos.
Ella sintió una oleada de puro amor y apreciación por Damon, por su
entendimiento de que ella nunca podría hacer esto como una esclava lo hace con
un maestro.
Nosotros dos somos insuperables, ella oyó en su cabeza, y recordó que al
calmar la mayor parte de sus capacidades psíquicas ella había olvidado fijar el
volumen en el punto bajo para éste. Oh, bien, puede ser que aprenda con la
pr{ctica<.
Pero ambos disfrutamos con la adoración, ella respondió telepáticamente, y
sintió la risa de él en sus labios mientras él admitía que eso era verdad. No había
nada más dulce en su vida en estos días que los besos de Damon. Podía estar así, a
132
la deriva por siempre, olvidar el mundo exterior. Y eso era algo bueno, porque ella
tenía la sensación de que había demasiada depresión en el exterior y no mucha
felicidad. Pero si ella siempre podía volver a esto, esta acogida, esta dulzura, este
éxtasis...
Elena se alejo de un tirón en la litera, arrojando su peso hacia atrás tan rápido
que los hombres cargándolos casi cayeron en una pila.
—Bastardo. —Susurró venenosamente. Todavía estaban psíquicamente
enredados, y ella se alegró de ver que a través de los ojos que Damon ella era como
una Afrodita vengativa: su cabello dorado elevado y dando latigazos tras ella
como una tormenta, sus ojos brillando violetas en su furia elemental.
Y ahora, lo peor de todo, esta diosa volteo su cara lejos de él—. Ni un día. —
Dijo—. ¡No pudiste mantener tu promesa ni un solo día!
—¡No lo hice! ¡No te Influencie, Elena!
—No me llames así. Tenemos una relación profesional, ahora. Yo te llamo
'Maestro'. Tú puedes llamarme 'esclava' o 'perro' o lo que quieras.
—Si tenemos una relación profesional de maestro y esclava. —Dijo Damon,
sus ojos peligrosos—. Entonces yo puedo ordenarte que<
—¡Inténtalo! —Elena levantó los labios en lo que realmente no era una
sonrisa.
—¿Por qué no lo haces, y ves lo que sucede?
Notas del Traductor:
1 [*] Rickshaw: Quiere decir, 'carruaje cuya fuerza la constituye un hombre'. Consiste de un
cochecito ligero, de dos ruedas, abierto o cerrado, pero arrastrado por una persona, que va a pie o
en una especie de bici taxi. Se utiliza mucho como un tipo de taxi en las calles superpobladas de las
ciudades del tercer mundo.
2 [*] Hoshi no Tama: Del japonés, Bolas de estrella, Algunas historias los identifican como
joyas mágicas o perlas. Cuando no está en forma humana o poseyendo a un ser humano, un kitsune
mantiene la pelota en su boca o la lleva en su cola. Las joyas son un símbolo común de Inari, y las
representaciones sagradas de los zorros de Inari sin ellas son raras. Una creecia es que cuando el
kitsune cambia de forma, el hoshi no tama guarda una porción de su poder mágico. Otra tradición
es que la perla representa el alma del kitsune; el kitsune morirá si se separa de ella por mucho
tiempo. Aquellos que obtengan la pelota podrían ser capases de intercambiar una promesa de que
el kitsune los ayude a cambio de que se la devuelva.
133
Traducido por Darkgirl
Corregido por chole_ann
Damon claramente decidió arrojarse a la misericordia de la corte, y la miró de
manera lastimera y un poco desequilibrada, como si pudiera hacer cualquier cosa
que quisiera.
—Yo realmente no trate de influenciarte. —Él repitió pero luego
precipitadamente agregó, —tal vez debería cambiar el tema por un momento y
contarte más sobre la bola de estrellas.
—Eso, —Elena dijo con su voz más fría—, sería muy buena idea.
—Bueno la bola hace grabaciones directamente de tus neuronas, ¿Vez? Todo
lo que has vivido esta ahí en algún lugar de tu mente, la bola de estrellas sólo lo
saca afuera.
—¿Así que puedes siempre recordar y mirarlo una y otra vez como una
película? —Elena dijo jugueteando con su velo, para esconder su cara de él, y
pensando que ella debería darle una bola de estrellas a Alaric y Meredith antes de
su boda.
—No. —Damon dijo, un poco sombrío—. No de esa manera. Porque en
primer lugar, el recuerdo se va de ti, es un juguete de Kitsune del que estamos
hablando ¿Recuerdas? Una vez que la bola de estrellas ha tomado un recuerdo de
tus neuronas, no recuerdas nada acerca de ese evento. En segundo lugar, la
‚grabación‛ de la bola de estrellas gradualmente falla con el uso, con el tiempo,
con otros factores que nadie entiende. Pero la bola se nubla y las sensaciones se van
perdiendo hasta que sólo es una esfera de cristal.
—¡Pero ese pobre hombre estaba vendiendo un día de su vida. Un día
maravilloso!
—Tú lo viste.
—Sí. —Una vez más Elena vio el rostro demacrado y ceniciento del viejo
hombre. Ella sintió algo como hielo caer por su espina al pensar que él alguna vez
había sido el sonriente, alegre y joven John que ella había experimentado.
—Oh, qué triste, —ella dijo y no estaba hablando acerca de recuerdos.
134
Pero, por una vez, Damon no había seguido sus pensamientos—. Si —él
dijo—, hay mucho de pobre y viejo aquí. Ellos mismos trabajaron para buscar su
libertad o tuvieron un generoso dueño que murió< y aquí es donde terminaron.
—¿Pero la bola de estrellas está hecha sólo para gente pobre? La gente rica
puede viajar a la tierra y ver un día soleado por ellos mismos, ¿Cierto?
Damon río sin mucho humor—. Oh, no, ellos no pueden, muchos de ellos
están confinados aquí. —Él dijo confinado demasiado casual. Elena aventuro.
—¿Demasiado ocupados para ir de vacaciones?
—Demasiado ocupados, demasiado poderosos para pasar a los guardias que
protegen la tierra de ellos. Demasiado preocupados acerca de que harán sus
enemigos cuando ellos se hayan ido, demasiado deteriorados psíquicamente,
demasiado notorios, demasiado muertos.
—¿Muertos? —El horror del túnel y la niebla con olor a cadáver, parecían
estar listos para envolver a Elena.
Damon destelló una de sus perversas sonrisas.
—¿Olvidabas que tu novio es de mortius? ¿Sin mencionar tú honorable
maestro? La mayoría de la gente cuando muere, va a otro nivel que este más alto o
más bajo, este es el lugar para los malos, pero, este es el nivel superior. Más abajo
bueno, nadie quiere ir ahí.
—¿Cómo el infierno? —Elena respiró —¿Estamos en el infierno?
—Más como el limbo, por lo menos es donde estamos. Luego está el otro
lado. — Él asintió hacia el horizonte donde seguía el bajo sol. —La otra ciudad
puede ser a dónde vas de vacaciones de la otra vida. Aquí sólo lo llaman el otro
lado. Pero puedo contarte dos rumores. Oí de mis informantes, que lo llaman la
corte celestial. Y ahí el cielo es azul cristalino y el sol es siempre creciente.
—La corte celestial< —Elena olvidó que ella estaba hablando en voz alta, ella
supo instintivamente que era la clase de corte con reinas, caballeros y brujas, no
una como un tribunal de justicia.
Sería como Camelot. Sólo decir las palabras trajo un dolor de nostalgia, no
recuerdos, pero un sentimiento del tipo que tienes en la punta de la lengua. Esos
recuerdos que están justo detrás de la puerta.
Era una puerta, sin embargo, estaba seguramente cerrada y Elena pudo ver a
través de la cerradura filas de más mujeres guardianes, altas, de cabello dorado y
ojos azules, y una de tamaño infantil entre las mujeres adultas levantó la mirada
penetrante, y desde muy lejos, encontró la mirada de Elena directamente.
El desorden se extendía fuera del bazar dentro de los barrios, por lo cual
Elena lanzó miradas rápidas a cada lado de ella, escondiéndose en su velo.
135
Ellos parecían como cualquier tugurio, barrio o favela, sólo que peor. El
cabello de los niños se había vuelto rojo por el sol, esta multitud estaba alrededor
de la litera de Elena, cuyas manos estaban tendidas en un gesto de significado
universal.
Elena sintió un desgarro en su interior, ella no tenía nada de valor para
darles. Ella quería construir casas aquí, asegurarse que esos niños tuvieran comida,
agua limpia, educación y un futuro al que aspirar. Ella no tenía ninguna idea de
cómo darles ninguna de esas cosas, sólo los vio garabatear con tesoros como su
chicle de frutas, su peinilla, su cepillo de dientes, su brillo de labios, su botella de
agua y sus aretes.
Damon sacudió la cabeza, pero no la detuvo hasta que ella comenzó a jugar
con el lapislázuli y el pendiente de diamantes que Stefan le había dado. Ella lloraba
mientras trataba de desenganchar el cierre, cuando de repente el último pedazo de
soga alrededor de su muñeca se aflojó.
—No más —dijo Damon—. No entiendes nada. No hemos ni siquiera visto
propiamente la ciudad. ¿Por qué no le echas un vistazo a la arquitectura, en vez de
preocuparte por mocosos que son propensos a morir de todos modos?
—Eso fue frío —dijo Elena. Pero ella no podía pensar en ninguna manera
para hacerle entender y estaba demasiado enojada con él para intentarlo.
Sin embargo, dejo de jugar con la soga y miro más allá de los barrios bajos
como Damon había sugerido. Allí ella pudo ver una silueta impresionante, con
edificios que parecían estar hechos para toda la eternidad. Hecho de piedras que
lucían de la forma en que las pirámides Egipcias y las torres de los templos mayas
deberían haber lucido cuando eran nuevas. Todo sin embargo estaba coloreado de
rojo y negro, por un sol ahora oculto por hoscos bancos de nubes carmesí. Ese
enorme sol rojo le dio una mirada diferente al aire para diferentes estados de
ánimo. A veces parecía casi romántico, reflejándose en un gran rió en el que Elena
y Damon habían pasado, tomando miles de pequeñas olas moviéndose lentamente.
Otras veces, lucia exótico y ominoso, mostrándose claramente en el horizonte
como un presagio monstruoso, tiñendo los edificios, no importa cuán magnífico el
color de la sangre fuera. Cuando se apartó de los camilleros, bajo a la ciudad
donde los inmensos edificios estaban. Elena pudo ver su sombra, larga, negra y
amenazante lanzada delante de ellos.
—Bueno ¿y qué estas pensando? —Damon parecía estar tratando de
aplacarla.
—Sigo pensando que luce como el infierno. —Elena dijo suavemente—. Odio
vivir aquí.
136
—¿Ah, pero quién ha dicho que debemos vivir aquí, mi princesa de la
oscuridad? Vamos a casa, donde la noche es de terciopelo negro y la luna brilla,
convirtiendo todo en plata.
Suavemente Damon trazó un dedo desde su mano, subiendo por su brazo
hasta su hombro, que envió un estremecimiento interior a través de ella.
Ella trató de sostener el velo como una barrera contra él, pero era demasiado
transparente, aún lucia esa brillante sonrisa para ella, deslumbrando a través de un
diamante salpicado de blanco, como la concha de una almeja, por supuesto,
porque la luz estaba precisamente del lado de su velo.
—¿Este lugar tiene una luna? —Ella preguntó, tratando de distraerlo. Ella
tenía miedo, miedo de él, miedo de sí misma.
—Oh si, tres o cuatro, creo, pero son muy pequeñas y por supuesto el sol
nunca baja así que de todos modos no puedes verlas. No es rom{ntico< —Él le
sonrió nuevamente, despacio esta vez. Elena miró hacia otro lado.
Y ella vio algo en frente de ella que capturó toda su atención. En un lado de la
calle un carro se había volcado, derramando grandes rollos hechos de madera y
cuero. Había una mujer delgada con mirada hambrienta, unida al carro como una
bestia, que estaba tirada en el suelo, y un hombre alto y enojado de pie sobre ella
azotando su cuerpo desprotegido con una lluvia de golpes.
El rostro de la mujer se giró hacia Elena. Ella estaba contorsionada en una
mueca de angustia, como si tratara ineficazmente de rodar dentro de una bola, sus
manos sobre su estomago, estaba desnuda de la cintura para arriba, pero como el
látigo azoto en la carne, su cuerpo desde la garganta a la cintura estaba cubierto
por una capa de sangre.
Elena sintió como el poder de sus alas crecía, pero de algún modo no vendría.
Ella hubiera querido con toda la energía de su fuerza vital, que algo, cualquier
cosa, pudiera liberar la presión de sus hombros, pero no era bueno.
Tal vez tenía algo que ver con usar los restos de brazaletes de esclavos. Tal
vez era Damon, tras de ella diciéndole con voz enérgica que no se involucrara.
Para Elena sus palabras no eran más que la puntuación de su ritmo cardíaco
golpeando en sus oídos. Ella tiró fuertemente la cuerda de sus manos, y luego salto
de la litera, en seis o siete pasos ella estaba junto al hombre con el látigo.
Él era un vampiro, sus colmillos alargados a la vista de sangre ante él, pero
nunca detuvo los azotes. Él era demasiado para que Elena pudiera manejarlo
pero<
Con un paso más Elena estaba junto a la mujer, con ambos brazos arrojados
en señal de protección y desafío, la soga colgaba de una de sus muñecas.
137
El propietario de la esclava no estaba impresionado. Él ya estaba preparado
lanzando su próximo latigazo que hirió a Elena en la mejilla y al mismo tiempo
abrió una gran brecha en su top de verano, cortando a través de la camisola y
apuntando debajo de la carne, a medida que se quedaba sin aliento, la cola del
látigo corto a través de su jean como si el Denim fuera mantequilla.
Lágrimas se formaron involuntariamente en los ojos de Elena, pero ella las
ignoró, ella había logrado no hacer ningún sonido más que el inicial grito. Y ella
aún seguía donde inicialmente había aterrizado en protección. Elena pudo sentir el
viento del látigo en su blusa hecha jirones, mientras que el velo sin tocar se agitaba
tras de ella, como si pudiera proteger a la pobre esclava que se había desplomado
contra el carro en ruinas.
Elena aún estaba desesperadamente tratando de traer cualquier clase de alas.
Ella quería pelear con verdaderas armas, y ella las tenía, pero no podía forzarlas
para salvar a la pobre esclava tras de ella. Incluso sin ellas, Elena supo una cosa. El
bastardo en frente de ella no volvería tocar a su esclava, no a menos que cortara a
Elena en piezas primero.
Alguien paró a mirar, y alguien más salió de un local corriendo. Cuando los
niños que habían estado persiguiendo la litera de Elena la rodearon llorando, una
multitud se acerco.
Al parecer era algo para ver, un comerciante golpeando a su gastada
propiedad. La gente alrededor debía haber visto eso diariamente. Pero ver a esta
nueva hermosa chica con sus ropas rotas. Esta chica con cabellos como seda
dorada, bajo un velo dorado y unos ojos que probablemente le recordaban a
muchos un cielo azul casi olvidado, eso era otra cosa. Por otra parte la nueva chica
era obviamente una nueva esclava de la barbarie, que había claramente humillado
a su maestro, desgarrando las cuerdas de sus manos y estaba ahora con su velo
sagrado convertido en una burla.
Un terrible teatro callejero. El dueño de la esclava se estaba preparando para
otro golpe, levantando su brazo y preparándose para bajarlo, unas pocas personas
en la multitud gritaron; otros murmuraban indignantemente. El nuevo sentido de
escucha de Elena aumentó tanto que pudo oír los susurros. Una chica como esta no
debió ser destinada a los barrios pobres, ella debió ser destinada al corazón de la
ciudad. Su aura sola es capaz de demostrar eso. De hecho con ese cabello dorado y
esos vividos ojos azules. Ella debería haber sido un guardián del otro lado ¿Quién
sabe?
El látigo que había ascendido nunca bajo, antes de que pudiera, un
relámpago negro se produjo, puro poder, que envió a la mitad de la multitud a
dispersarse.
138
Un vampiro, joven en apariencia y vestido con ropas del exterior, se había
abierto camino entre la chica dorada y el propietario de la esclava, o más bien
apareció sobre el dueño de la esclava. La multitud no se movió, la chica sintió el
pulso de su corazón en respuesta a él.
Él era el dueño de la chica seguramente y ahora él se encargaría de la
situación.
En ese instante Bonnie y Meredith llegaron a la escena, ellas estaban sentadas
en su litera, decorosamente cubiertas con su velo. Meredith con un azul
medianoche estrellado y Bonnie en un suave y pálido verde. Ellas podían haber
sido una ilustración de las noches de Arabia, pero en el momento en que ellas
vieron a Damon y Elena, ellas saltaron indecorosamente de la litera, a estas alturas
la multitud era tan densa que para pasar a través de esta era necesario usar codos y
rodillas, pero en sólo unos segundos ellas estaban alrededor de ella, con manos
desafiantes, al final las cuerdas colgaban provocadoramente libres, y los velos
flotaban en el viento.
Cuando ellas llegaron a Elena, Meredith grito. Los ojos de Bonnie se abrieron
como platos y se quedaron de esa manera. Elena entendió que era lo que estaban
viendo, sangre que caía fluidamente del corte en su pómulo, y su blusa que seguía
abierta por el viento, desgarrada y cubierta con sangre. Una pierna de sus jeans
rápidamente se torno roja, y la elaborada protección de su sombra era una figura
mucho más lamentable ahora. Cuando Meredith levantó el diáfano velo de Elena,
para ayudarla a mantener su blusa cerrada, una vez más envuelta en la decencia, la
mujer levantó su cabeza para mirar a las tres chicas con los ojos en silencio de un
animal cazado.
Detrás de ellas, Damon dijo suavemente—, estoy disfrutando esto
completamente—, mientras que él levantaba al hombre pesado por el aire con una
mano. Luego apretó su garganta como una cobra y hubo un grito espantoso que
seguía y seguía.
Nadie trato de interferir, y nadie trato de compartir a la esclava del
propietario o de armar una pelea.
Elena, escaneó las caras en la multitud, se dio cuenta porque. Ella y sus
amigas se habían acostumbrado a Damon, o tan acostumbradas como podían estar
a ese medio domesticado aire de ferocidad. Pero estas personas estaban teniendo
una primera mirada del hombre joven vestido todo en negro, de mediana estatura
y delgada constitución, que compensaba su falta de musculatura con una gracia
flexible y mortal, esto fue reforzado por el Don que de alguna manera dominaba
todo el espacio a su alrededor, así sin esfuerzo él se convirtió en el foco de la
multitud, de la manera que una pantera negra se habría convertido en el foco si
139
estuviera caminando perezosamente en una calle llena de gente, incluso aquí
donde la amenaza y el mal aspecto eran simplemente comunes, este joven exudaba
la calidad de peligro que mantenía a la gente al margen de su línea de visión y aún
más de su camino.
Mientras tanto Elena, Meredith y Bonnie buscaban alrededor por alguna clase
de asistencia médica, o al menos algo limpio que pudiera cerrar sus heridas.
Después de un minuto ellas comprendieron que nada iba a aparecer, así que Elena
acudió a la multitud.
—¿Alguien conoce a algún doctor? ¿A un curandero? —Ella gritó, la
audiencia apenas la miró. Parecían reacios a involucrarse con una chica que
obviamente había desafiado al demonio vestido de negro que ahora retorcía el
cuello del propietario de la esclava.
—Así que todos piensan que está bien. — Elena grito, oyendo la pérdida de
control, el disgusto y la furia en su propia voz—. ¿Qué un bastardo como ese esté
azotando a una mujer muerta de hambre y embarazada?
Hubo unas pocas miradas bajas, algunas dispersas respuestas diciendo—, ¿Él
era su maestro, cierto? —Pero un hombre joven que había estado apoyado en un
carro, se enderezó—. ¿Embarazada? —Él respondió—. Ella no luce embarazada.
—¡Bueno, lo está!
—Bueno, —el hombre joven dijo suavemente—. Si eso es cierto él sólo está
perjudicando su propia mercancía—. Él miró nerviosamente donde Damon estaba,
ahora sobre el hombre muerto, cuyo rostro mostraba una muerte espantosa en una
cara de agonía.
Esto aún dejaba a la mujer sin ayuda, ella tenía miedo de morir.
—¿Nadie sabe dónde puedo encontrar un doctor? —Ahora había rumores de
varios tonos en los miembros de la multitud.
—Podemos obtener más información si les ofrecemos algo de dinero.
Meredith estaba diciendo. Elena inmediatamente alcanzó su pendiente, pero
Meredith fue más rápida, desabrochando un lujoso collar de amatista de su cuello
y sosteniéndolo en su mano.
—Esto va para quien nos muestre donde hay un buen doctor primero.
Hubo una pausa donde todos parecían estar evaluando la recompensa y el
riesgo—. No tienen una bola de estrellas, —una voz en un silbido dijo, pero una
gran voz gritó—, eso es suficiente para mí.
Un niño, si un genuino chiquillo de calle, se lanzó al frente de la multitud,
cogió la mano de Elena y señaló diciendo.
—El Doctor Meggar, arriba de la calle, son sólo a unos pocos bloques:
podemos caminar.
140
El niño estaba envuelto en un viejo vestido hecho girones, pero eso podría ser
únicamente para mantenerse cálido, porque él o ella estaba también usando un par
de pantalones. Elena no pudo ni siquiera imaginar si era hombre o mujer, hasta
que el chico le dio una inesperada y dulce sonrisa y susurro—, soy Lakshmi.
—Soy Elena —dijo ella.
—Mejor nos apuramos Elena —Lakshmi dijo—. Los guardianes llegaran
pronto.
Meredith y Bonnie alcanzaron a la mujer aturdida, pero ella parecía tener
demasiado dolor como para entender si trataban de ayudarla o matarla.
Elena recordó como la mujer se había acurrucado en la sombra del propio
cuerpo de Elena. Ella puso una mano en el ensangrentado brazo de la mujer y dijo
rápidamente.
—Est{s segura ahora, vas a estar bien. Ese hombre, tu< tu maestro, está
muerto y te prometo que nadie te hará daño de nuevo. Lo juro.
La mujer la miró con incredulidad, como si lo que Elena estuviera diciendo
fuera imposible. Como si vivir sin ser golpeada constantemente, incluso con toda
la sangre Elena pudo ver viejas cicatrices, algunas de ellas como cables, en la piel
de la mujer, era algo demasiado distante de la realidad como para creer.
—Lo juro. —Elena dijo de nuevo, sin sonreír, pero sombríamente. Ella
entendió que esta era una carga que ella estaba tomando de por vida.
Esta todo bien ella pensó, y comprendió que desde hace algún tiempo ella
había estado enviando sus pensamientos a Damon. Se lo que estoy haciendo, estoy
lista para una responsabilidad como esta.
—¿Estás segura? —La voz de Damon vino a ella tan incierta como si alguna
vez la hubiera oído—, porque estoy seguro como el infierno que no me voy a hacer
cargo de la vieja bruja cuando te canses de ella, ni siquiera estoy seguro de estar
preparado acerca de lo que sea que vaya a costarme haber matado al bastardo con
el látigo.
Elena volteó para verlo. Él estaba serio, Bien. —¿Entonces porque lo mataste?
—Ella lo retó.
—¿Estás bromeando? —Damon dio un golpe con vehemencia y veneno en su
pensamiento—. Él te hizo daño. Debí haberlo matado lentamente. —Él agregó,
ignorando a uno de los camilleros, que estaba arrodillado al lado de él,
preguntando que hacer a continuación. Los ojos de Damon estaban en la cara de
Elena, en la sangre que aún brotaba de su corte il figlio de cafone*, Damon pensó,
sus labios retirándose para mostrar sus dientes, mientras miraba el cadáver, tanto
así que incluso el camillero se escabulló con manos y rodillas.
141
—¡Damon, no lo dejes ir! Tráelo aquí ahora mismo. —Elena comenzó, y luego
hubo una especie de jadeo universal alrededor de ella. Ella continúo con sus
pensamientos—. No dejes al camillero ir. Lo necesitamos para llevar a esta pobre
mujer al Doctor. ¿Y, por qué todo el mundo me está mirando?
—Porque eres una esclava, y has hecho cosas que una esclava no debería
hacer, y ahora estas dándome, a tu maestro, ordenes—. La voz telepática de
Damon era severa.
—No es una orden. Es< mira cualquier caballero ayudaría a una mujer en un
momento de angustia, ¿Cierto? bueno somos cuatro aquí y una está más
angustiada de lo que tú quieres ver. No, son tres. Creo que necesito unas suturas y
Bonnie está a punto de colapsar.
Elena estaba nombrando metódicamente los puntos débiles, y sabía que
Damon sabía que ella lo estaba haciendo. Pero él ordenó a los grupos de camilleros
recoger a la esclava y ayudar a las chicas.
Elena se quedó con la mujer y terminó en una litera con las cortinas cerradas
alrededor. El olor de la sangre era un sabor cobrizo en su boca, haciéndola querer
llorar. Incluso aunque ella no quisiera mirar de cerca las heridas de la mujer. Había
sangre sobre la litera. Ella se encontró quitándose la blusa y la camisola y
poniéndose la blusa de nuevo para así poder usar la camisola para sostener el corte
diagonal a través del pecho de la mujer.
Cada vez que la mujer levantaba unos ojos asustados color castaño oscuro
Elena trataba de sonreír alentadoramente. Ellas estaban en el fondo de algún lugar,
una trinchera de comunicación, donde una mirada y un toque significaban más
que palabras.
No mueras Elena estaba pensando No mueras, tienes algo por que vivir. Por
tu libertad, y por tu bebé.
Y tal vez algo de lo que ella estaba pensando atravesó a la mujer, porque ella
se relajó contra los cojines de la litera, sosteniendo la mano de Elena.
Notas del traductor:
* il figlio de cafone: Es un expresión italiana que no tiene traducción explicita pero es un
insulto algo así como ordinario, basto o patán.
142
Traducido por LadyG
Corregido por AndreaN y Ginabm
—Su nombre es Ulma, —dijo una voz y Elena bajó la mirada para encontrar a
Lakshmi sosteniendo la cortina con sus pequeñas manos sobre su cabeza—. Todo
el mundo conocía al viejo Drohzne y sus esclavas. Él las golpeaba hasta que se
desmayaban y después esperaba que ellas recogieran su silleta* y lo cargaran. Él
mata cinco o seis al año.
—Él no mató a esta. —Murmuró Elena—. Él tuvo su merecido. —Ella apretó
la mano de Ulma.
Ella estaba vastamente aliviada cuando la camada paro y Damon apareció,
justo cuando ella estaba a punto de regatear con uno de los de la camada para que
llevaran a Ulma en sus brazos al doctor. Sin tener en cuenta su ropa, Damon de
algún modo transmitió desinterés incluso mientras recogía la mujer—Ulma—y
asintió a Elena para que lo siguiera.
Lakshmi daba brincos a su alrededor y los dirigió hacia un patio de diseño
intrincado de piedra y después bajó por un vestíbulo con algunas puertas sólidas y
respetables a la vista. Finalmente, ella toco una y un hombre de aspecto acabado
con una cabeza gigante con barba de días abrió la puerta cautelosamente.
—¡No tengo nada de Ketterris aquí! ¡No Hexen, no Zemeral! ¡Y no
hago hechizos de amor! —Entonces, aclarando levemente su visión, pareció
enfocarse en el pequeño grupo—. ¿Lakshmi?
—Traemos una mujer que necesita ayuda. —Dijo Elena cortamente.
—Está embarazada también. Eres un doctor, ¿Verdad? ¿Un sanador?
—Un sanador con habilidades limitadas. Sigan, sigan.
El doctor los estaba apresurando a un cuarto trasero. Ellos lo siguieron,
Damon aún llevando a Ulma. Una vez que llegaron, Elena vio que el sanador
143
estaba en una esquina que se veía como un santuario lleno de cosas, con un poco
de vudú que el doctor puso allí.
Elena, Bonnie y Meredith se miraron nerviosas, pero entonces Elena escuchó
agua cayendo y se dio cuenta de que el doctor estaba en la esquina porque había
una vasija con agua allí, y el sanador estaba lavando sus manos cuidadosamente,
doblando sus mangas hasta sus codos y haciendo muchas burbujas. El puede
llamarse a sí mismo ‚sanador‛ pero al menos sabe de higiene, Elena pensó.
Damon había puesto a Ulma en lo que se veía como una mesa de exámenes
con una sábana blanca. El doctor le asintió. Después sacó una bandeja con
instrumentos y uso la ropa traída por Lakshmi para limpiar los cortes y controlar
la hemorragia.
Él también abrió varios cajones de los que saco varias bolsas con olores
fuertes y subió a una escalera para agarrar hierbas que estaban por el techo.
Finalmente abrió una caja y sacó un pellizco de pabilo, él mismo.
—Por favor, apresúrese. —Dijo Elena—. Está perdiendo mucha sangre.
—Y usted no ha perdido poca. —Dijo el hombre—. Mi nombre es Kephar
Meggar... y esta debe ser la esclava de él amo Dhrozne, ¿Verdad? —Él los miro, de
algún modo como si tuviera gafas, pero no tenía—. ¿Y ustedes deberían ser
esclavas también? —Él estaba mirando la ropa que Elena aún llevaba, después a
Meredith y Bonnie, ambas luciendo lo mismo.
—Sí, pero... —Elena paró. Pero era una infiltrada. Ella casi dice: ‚pero no en
realidad; es sólo para cumplir con la convención.‛ Ella lo resolvió diciendo—: Pero
mi amo no es como el de ella.
Eran muy diferentes, pensó. Damon no tenía el cuello roto, por un lado. Por
otro, no importaba cuan vicioso y mortal fuera, él jamás golpearía a una mujer,
mucho menos haría algo como lo que habían hecho a esta. Él parecía tener una
clase de bloqueo interno contra eso, a excepción de cuando estaba poseído por
Shinichi y no podía controlar sus músculos.
—¿Y aun así Drhozne les permitió traer a esta mujer con el sanador? —El
pequeño hombre no parecía convencido.
—No, estoy segura de que no lo hubiese permitido. —Dijo Elena secamente—
. Pero por favor... esta sangrando y va a tener un bebé...
Las cejas del doctor Kellar se alzaron y cayeron. Pero sin pedirle a nadie que
saliera mientras la trataba, sacó un viejo estetoscopio y escuchó atentamente el
corazón y los pulmones de Ulma. Olió su respiración y después gentilmente palpó
144
su bajo abdomen bajo el camisón sangrado de Elena, todo con un aire profesional,
antes de poner en sus labios una botella café, de la que ella bebió pequeños sorbos,
después se sentó hacia atrás, sus ojos moviéndose cerrados.
—Ahora, —dijo el pequeño hombre—. Está descansando cómodamente,
necesita unos pequeños puntos claro, y tu puedes usar unos también, pero creo
que es lo que decida tu amo. —El doctor dijo la palabra amo con un tinte de
disgusto—. Pero casi les puedo prometer que no morirá. Sobre su bebe no sé.
Puede venir con marcas como resultado de esto... marcas de estrías, tal vez... o
puede estar perfectamente bien. Pero con comida y descanso. —Las pestañas del
doctor Meggar subieron y bajaron otra vez, como si le hubiera gustado decírselo al
amo Drohzne—. Deberá recuperarse.
—Hágase cargo de Elena primero, entonces, —dijo Damon.
—¡No, no! —dijo Elena, alejando al doctor de un empujón. Él parecía
agradable, pero al parecer por esos lados amo era amo... y Damon era más amo e
intimidante que muchos.
Pero no en ese momento, para Elena. A ella no le importaba ella misma en ese
momento. Ella había hecho una promesa, las palabras del doctor podrían decir que
ella podía manejarlo. Eso era lo que importaba.
Arriba y abajo, arriba y abajo, las cejas del doctor se miraban como dos
orugas en hilos elásticos. Una estaba un poco mas caída que la otra. Claramente, el
comportamiento que estaba viendo era anormal, incluso para ser castigado. Pero
Elena sólo supo de él lejanamente, así como de Damon.
—Ayúdela —dijo con vehemencia... y vio las cejas del doctor elevarse como si
quisieran alcanzar el techo.
Ella dejó su aura escapar. No completamente, gracias a Dios, pero una ráfaga
definitivamente se había descargado, como un destello de movimiento iluminando
la habitación.
Y el doctor, quien no era vampiro, sólo un ordinario ciudadano, lo había
visto.
Lakshmi lo había visto; incluso Ulma se retorció inquieta en la mesa de
examen.
Voy a tener que ser mucho más cuidadosa, Elena pensó. Ella dio una rápida
mirada a Damon, quien estaba a punto de explotar, el mismo lo pudo notar.
Muchas emociones, mucha sangre en la habitación y la adrenalina de haber
matado aún empujando en su flujo sanguíneo.
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¿Cómo sabía ella todo eso?
Porque Damon no estaba bajo su perfecto control tampoco, se dio cuenta. Ella
estaba sintiendo cosas directamente de su mente. Lo mejor es sacarlo de aquí
rápido.
—Vamos a esperar afuera. Dijo ella, agarrando su brazo, para la obvia
impresión del doctor Meggar. Esclavas, incluso las más bellas, no actuaban así.
—Vayan y esperen en el patio, entonces —dijo él, cuidadosamente cuidando
su rostro y voz sobre lo que pasaba entre Elena y Damon—. Lakshmi, dales
algunas vendas para que puedan detener la hemorragia de la joven. Después
regresa; puedes sírveme de ayuda.
—Sólo una pregunta, —él agregó cuando Elena y los otros iban saliendo—.
¿Cómo supieron que estaba embarazada? ¿Qué clase de hechizo puede decir eso?
—Ningún hechizo. —Dijo Elena simplemente—. Cualquier mujer al verla
debería saberlo. —Ella vio a Bonnie darle una mirada herida, pero Meredith seguía
inescrutable.
—Ese horrible esclavizador... Drogsie... o como sea... estaba dándole latigazos
por el frente —dijo Elena—. Y mira sus profundidades. —Ella hizo una mueca al
ver dos cicatrices cruzar el esternón de Ulma. —En cualquier caso una mujer
protegería sus pechos, pero ella estaba protegiendo su barriga. Eso quiere decir
que está embarazada, y que es lo suficientemente avanzado para que pueda estar
segura.
Las cejas del doctor cayeron y se juntaron, y después miraron a Elena como si
se elevaran sobre gafas. Entonces él asintió levemente.
—Toma algunas vendas y detén tu propia sangre. —Él dijo a Elena, no a
Damon. Aparentemente, esclava o no, ella se había ganado alguna clase de respeto.
Por otra parte, Elena parecía haber perdido terreno con Damon—o
al menos, el había cortado su mente de la de ella deliberadamente, dejándola
mirando hacia un gran muro en blanco. En la sala de espera del doctor, el movió
una mano hacia Bonnie y Meredith.
—Esperen aquí en esta habitación, —dijo... no, ordenó—. No
se muevan hasta que el doctor regrese. No dejen a nadie pasar la puerta de
entrada... pongan llave y manténgala así. Bien, Elena viene conmigo a la cocina...
que es la puerta trasera. No quiero ser molestado por nadie a menos que una horda
enojada quiera incendiar la casa, ¿Entendido? ¿Ustedes dos?
Elena pudo ver a Bonnie soltando—: ¡Pero Elena aún está sangrando!
146
Y Meredith estaba llamando `al consejo´ con sus ojos requiriendo una
inmediata rebelión de la hermandad Velociraptor. Todas sabían el plan A: Bonnie
se lanzaría a los brazos de Damon, sollozando y besándolo apasionadamente, lo
que fuera mejor en la situación, mientras Elena y Meredith venían ambos lados y
hacían... bien, lo que fuera que tuviera que hacerse.
Elena, con un destello en sus ojos, prácticamente había vetado eso. Damon
estaba enojado, si, pero ella podía sentir que era más con Dhrozne que con ella. La
sangre lo estaba agitando, si, pero él estaba acostumbrado a controlarse en
situaciones sangrientas, y ella necesitaba ayuda con sus heridas, que habían
empezado a doler realmente desde que había escuchado que la mujer que había
salvado estaba bien e iba poder tener a su bebé. Pero si Damon tenía algo en
mente, ella quería saber que era... ahora.
Con una última mirada tranquilizadora a Bonnie, Elena siguió a Damon hacia
la puerta de la cocina. Estaba bloqueada. Damon la desbloqueó y abrió; Elena la
bloqueó. Después ella miro a su `Amo´.
Él estaba en el fregadero, metódicamente bombeando agua y con una mano
apretada sobre su frente. Su cabello caía sobre sus ojos humedecido. No parecía
importarle.
—Damon dijo —Elena dudando—. ¿Estás bien?
Él no respondió.
¿Damon?
Intento telepáticamente.
No fui herido. Soy lo suficientemente rápido. Pude haber matado a ese bastardo de
Dhrozne con una descarga de poder. Pero nunca imaginé que terminarías herida. Su voz
telepática estaba cargada con la más oscura amenaza imaginable y una extraña,
casi gentil, calma, como si quisiera mantener toda la ferocidad y rabia alejadas de
ella.
Ni siquiera pude decirle, ni siquiera pude enviarle las palabras para decirle que era.
No podía pensar. Él era un telépata; él pudo haberme escuchado. Pero no tenía las palabras.
Sólo pude gritar, en mi mente.
Elena sintió un poco de mareo, un poco más del que ya estaba sintiendo.
Damon estaba sintiendo esta angustia ¿Por ella? ¿Él no estaba enojado con ella por
haber roto flagrantemente las reglas en medio de una multitud, tal vez rompiendo
su tapadera? ¿No le importaba verse hecho un desastre?
—Damon— dijo ella.
147
Él la sorprendió hablando en voz alta—No...: No importa. No es tu culpa. Tú
ni siquiera me habrías permitido hacerlo...
—¡Pero debí saber que no preguntarías! Pensé que ibas a atacarlo, a saltar sobre
sus hombros y estrangularlo, y yo estaba listo para ayudarte, a tumbarlo como dos
lobos a un gran bulto. Pero tú no eres una espada, Elena. Como sea que pienses,
eres un escudo. Debí saber que tomarías el siguiente golpe por ti misma. Y por mi
culpa, tú fuiste... su mirada fue hacia la mejilla de ella e hizo una mueca. Después
pareció controlarse—. El agua esta fría, pero es pura, tenemos que limpiar esas
heridas y detener la hemorragia ahora.
—Supongo que no hay Magia Negra por estos lados. —Dijo Elena, medio
bromeando. Esto iba a doler.
Damon, sin embargo, empezó a abrir los armarios.
—Aquí —dijo, él después de mirar tres, triunfantemente sacó una botella
medio llena de Magia Negra—. Algunos doctores la tienen como medicina y
anestésico. No te preocupes; voy a pagarle bien.
—Entonces creo que deberías beber un poco también —dijo Elena
audazmente—. Ven, nos hará bien a los dos, y tampoco sería la primera vez.
Ella sabía que la última frase impactaría en Damon. Sería un modo de
regresar algo de lo que Shinichi se había llevado.
Voy a traer de regreso todos sus recuerdos de algún modo, Elena decidió,
haciendo lo posible por cubrir sus pensamientos de Damon con ruido sano. No sé
cómo voy a hacerlo, tampoco sé cuándo voy a tener la oportunidad, pero lo haré,
juro que lo haré.
Damon había llenado dos copas largas con el rico, oloroso vino y estaba
ofreciéndole uno a Elena.
—Sólo un sorbo al principio —dijo él, sin poder evitar caer en el rol de ser
instructor—. Es de un buen año.
Elena sorbió, después simplemente tragó. Estaba sedienta y el Clarion Loess
de Magia Negra no tenía alcohol—como tal—en él. Ciertamente no sabía como el
vino común. Sabía como la remarcablemente refrescante agua de manantial
saborizada con dulces e intensas uvas aterciopeladas.
Damon, se enteró, había olvidado saborear también, y cuando él le ofreció
una segunda copa, ella acepto deseosa.
Su aura se ha calmado bastante, ella pensó, mientras él levantaba la gasa
húmeda y empezaba a limpiar la herida gentilmente siguiendo la línea de su
148
mejilla. Esa había sido la primera en dejar de sangrar, pero ahora él necesitaba que
la sangre volviera a fluir, para limpiarla. Con dos copas de Magia Negra en la
cabeza y sin haber comido desde el desayuno, Elena se encontró relajándose contra
el respaldo de su silla, dejando su cabeza apoyarse y cerrando sus ojos. Ella perdió
el rastro del tiempo, mientras él masajeaba los cortes. Y ella perdió el estricto
control de su aura.
Cuando ella abrió sus ojos fue en respuesta a no escuchar ruido alguno, ni
estímulos visuales. Hubo una explosión en el aura de Damon, una de repentina
determinación.
—¿Damon?
Él estaba de pie delante de ella, su oscuridad destellando como una sombra, alta y
ancha y casi hipnotizarte. Definitivamente casi daba miedo.
—¿Damon? —Llamó otra vez.
—No lo estamos haciendo bien —dijo él, y sus pensamientos fueron de una
vez a su desobediencia como esclava, y las infracciones menos serias de Bonnie y
Meredith. Pero su voz era como terciopelo oscuro, y su cuerpo respondió con más
precisión que su mente. La estremeció.
—¿Como... lo hacemos bien? —Preguntó, y después cometió el error de abrir
sus ojos. Se encontró con que él estaba parado delante ella mientras estaba sentada
en la silla, acariciando—no, sólo tocando—su cabello tan suavemente que ni
siquiera lo había sentido.
—Los vampiros saben cómo encargarse de heridas —dijo él confiadamente, y
sus grandes ojos parecían sostener su propio universo de estrellas y sostenerla—.
Podemos limpiarlas. Podemos hacerlas sangrar nuevamente... o detenerlas.
Me he sentido así antes, Elena pensó. Él me ha hablado así antes, aunque no
lo recuerde. Y yo... yo estaba tan asustada. Pero eso fue antes de...
Antes del motel. Esa noche cuando le había dicho que corriera y no lo había
hecho. La noche que Shinichi lo había tomado, justo como lo había tomado la
primera vez que habían bebido de la Magia Negra.
—Muéstrame. —Susurró Elena. Y ella sabía que algo más susurraba en su
mente, también, diferentes palabras.
Palabras que ella jamás habría dicho si por un momento hubiera pensado en
ella como esclava.
Susurrando, soy tuya...
Allí fue cuando ella sintió que unos labios rozaban los suyos.
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Y entonces ella sólo pensó ¡Oh! Y Oh, Damon... hasta que él se movió para
tocar su mejilla gentilmente, manipulando químicos para primero detener el flujo
de sangre y después cuando las impurezas habían sido barridas suavemente, para
detener la sangre y curar la herida. Ella podía sentir ahora su poder, el poder
oscuro que él había usado en miles de peleas, para infligir cientos de heridas
mortales, siendo sostenido en control para concentrar esta simple, cómoda tarea,
de curar la marca en la mejilla de una chica herida. Elena pensó que era como ser
acariciada por pétalos de rosa de Magia Negra, los fríos y suaves pétalos
llevándose gentilmente el dolor, hasta que tembló de gusto.
Y entonces paró. Elena sabía que había bebido demasiado vino. Pero esta vez
no se sentía enferma. El supuesto vino suave se le había subido a su cabeza,
haciéndola sentir achispada, todo había tomado la calidad de un sueño irreal.
—Vas a terminar de curarte bien ahora —dijo Damon, nuevamente tocando
tan delicadamente su cabello que ella apenas podía sentirlo. Pero esta vez pudo
sentirlo, porque había enviado dedos de poder para conocer la sensación y
disfrutar cada momento. Y una vez más el beso—muy suavemente—sus labios
apenas rozándolos. Cuando su cabeza cayó atrás, sin embargo, él no la siguió,
incluso cuando, decepcionada, ella intentó aplicar presión tras su cuello. Él
simplemente esperó a que Elena pensara... lentamente.
No deberíamos estar besándonos, Meredith y Bonnie están en la siguiente
puerta. ¿Cómo me meto en situaciones como esta? Pero Damon ni siquiera está
intentando besarme... y se supone que deberíamos estar —¡Oh!
Sus otras heridas.
Realmente dolían ahora. ¿Qué clase de persona ha desarrollado un látigo
como ese? Pensó Elena, ¿Con un azote delgado y afilado que corta tan
profundamente que ni siquiera duele al principio—o no tanto... pero que se pone
peor con el tiempo? Y sigue sangrando hasta que el doctor me pueda ver...
Pero su próxima herida, la que ahora quemaba como fuego, estaba diagonal
sobre su cuello. Y la tercera estaba cerca a su rodilla...
Damon empezó a levantarse, para conseguir otra gasa para humedecer y
limpiar las heridas con agua.
Elena lo hizo retroceder.
—No.
—¿No? ¿Estás segura?
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—Sí.
—Todo lo que quiero hacer es limpiar...
—Lo sé. —Ahora lo hacía. Su mente estaba abierta a ella, todo el poder
turbulento corriendo clara y tranquilamente. Ella no sabía porque la había abierto
así, pero lo había hecho.
—Pero déjame decirte, no puedes andar donando tu sangre a algún vampiro
moribundo; no des muestras a nadie. Es peor que la Magia Negra...
—¿Peor? —Ella sabía que él estaba haciéndole un cumplido, pero no
entendía.
—Entre más bebes, más quieres beber. —Repuso Damon, y por un momento
Elena vio una turbulencia es esas aguas calmas—. Y entre más bebas, más poder
absorbes —agregó seriamente. Elena se dio cuenta que jamás había pensado en ese
problema, pero lo había. Ella recordó la agonía que fue absorber su propia aura
antes de aprender a mantenerla en su sistema circulatorio.
—No te preocupes, —agregó él, aún serio—. Se en quién estás pensando. —Él
se movió otra vez para agarrar la gasa. Pero sin querer, él había hablado mucho,
había ido demasiado lejos.
—¿Tu sabes que estoy pensando? —Dijo Elena suavemente y ella se
sorprendió de lo peligrosa que salió su voz, como suave relleno de pisadas de
tigresa—. ¿Sin preguntarme?
Damon intentó hablar con tacto.
—Bueno, yo asumo...
—Nadie puede saber que estoy pensando —dijo Elena—. Hasta que lo diga.
Ella se movió y lo hizo arrodillarse para que la mirara, dudosamente.
Hambrientamente.
Entonces, así como ella lo había hecho arrodillarse, fue ella quien lo dirigió hacia
su herida.
Notas del Traductor:
1 [*] Silleta: Silla en la que esclavos alzan a sus reyes.
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Traducido por Cowdiem
Corregido por Andy Parth
Elena volvió al mundo real lentamente, luchando durante todo el proceso,
ella hundió sus uñas en la chaqueta de cuero de Damon, y se encontró
preguntándose brevemente si removerla ayudaría, y luego su estado de ánimo fue
destruido nuevamente por ese sonido, ese golpe afilado e imperativo.
Damon elevó sus manos y gruñó.
Somos un par de lobos, ¿Cierto? Pensó Elena. Peleando con dientes y uñas.
Pero, otra parte de su mente agregó, eso no está deteniendo el golpeteo. Él
advirtió a esas chicas< ¡Esas chicas! ¡Bonnie y Meredith! ¡Y él había dicho que no
interrumpieran a menos que la casa se estuviera quemando! Pero, el doctor, oh,
Dios, ¡Algo le sucedió a esa pobre y miserable mujer! ¡Ella está muriendo!
Damon estaba gruñendo aún, un rastro de sangre en sus labios. Era sólo un
rastro, porque su segunda herida se había sanado justo al mismo tiempo que la
primera, la que cruzaba su pómulo. Elena no tenía idea de cuánto tiempo había
pasado desde que había tirado de Damon para que él besara este corte. Pero ahora,
con la sangre de ella en las venas de él y el placer de él interrumpido, él era como
una pantera salvaje en sus brazos.
Ella no sabía si debía detenerlo o calmarlo sin usar su poder crudo en él.
—¡Damon! —Ella dijo en voz alta—. Ahí afuera, esos son tus amigos. ¿Lo
recuerdas? Bonnie y Meredith y la sanadora.
—Meredith —Dijo Damon, y de nuevo sus labios se retiraron, exponiendo
largos caninos terroríficos. Él aún no estaba en la realidad. Si él veía a Meredith
ahora, él no estaría asustado, Elena pensó y, oh si, ella sabía cómo su lógica y
pensativa amiga ponía a Damon intranquilo. Ellos veían el mundo por ojos
demasiado diferentes. Ella lo molestaba como una piedra en el zapato. Pero justo
152
ahora él podría lidiar con esa incomodidad en una forma que dejaría a Meredith
como un cuerpo mutilado.
—Déjame ir a ver —dijo ella, cuando el golpeteo volvió ¿No pueden parar
eso? ¿Acaso ella no tiene suficiente con lo que lidiar?
Los brazos de Damon solamente se apretaron alrededor de ella. Ella sintió un
golpe de calor, porque ella sabía que, incluso mientras él la retenía, él estaba
frenando gran parte de su fuerza. Él no quería aplastarla, como podría si él usara
una décima del poder de sus duros músculos solamente.
La marea de sentimientos que pasó por ella la hicieron cerrar sus ojos
brevemente, inevitablemente, pero ella sabía que tenía que ser la voz de la razón
aquí.
—¡Damon! Ellas podrían estar advirtiéndonos o Ulma podría haber muerto.
Mencionar la muerte le llegó. Sus ojos eran rendijas, la luz rojo sangre
proveniente de las persianas de la cocina lanzaban barras color escarlata y negro
por su rostro, haciéndolo lucir más guapo y mas demoníaco que nunca.
—Tú te quedarás aquí —dijo Damon categóricamente, sin ninguna intención
de ser maestro o un caballero. Él era una bestia salvaje protegiendo a su pareja, la
única criatura en el mundo que no era competencia o comida.
No había forma de discutirle, no en este estado. Elena se quedaría. Damon
iría a hacer lo que sea que necesitara hacer. Y Elena se quedaría por todo el tiempo
que él pensara necesario.
Elena de verdad no sabía de quién eran estos últimos pensamientos. Ella y
Damon aún estaban intentando separar sus emociones. Ella decidió observarlo y
sólo si él de verdad se salía de control<
Tú no quieres verme fuera de control.
Sentir su paso de instinto animal puro, al frio y perfecto dominio mental era
aun más terrorífico que sólo el animal. Ella no sabía si Damon era la persona más
sana que ella había conocido alguna vez o sólo la más capaz de cubrir su fiereza.
Ella sostuvo su destruida blusa uniéndola y miró como él se movía con una gracia
no forzada hacia la puerta y luego, súbitamente, violentamente, la arrancaba casi
de las bisagras.
Nadie calló; nadie había estado escuchando su conversación privada. Pero
Meredith estaba de pie, deteniendo a Bonnie con una mano, y con la otra mano
levantada, lista para golpear de nuevo.
—¿Si? —Dijo Damon en tono glacial—. Pensé que te dije<
153
—Lo hiciste, y hay —dijo Meredith, interrumpiendo a este Damon en un
inusual intento de cometer suicidio.
—¿Hay qué? —Damon gruñó.
—Hay una multitud ahí afuera amenazando con quemar todo el edificio. No
sé si están enojados por lo de Drohzne, o por que tomamos a Ulma, pero están
enfadados por algo, y tienen antorchas. No quería interrumpir el `tratamiento’ de
Elena pero el Dr. Meggar dijo que ellos no lo escucharían a él. Él es un humano.
—Él solía ser un esclavo. —Bonnie añadió, liberándose del asfixiante agarre
que Meredith tenía en ella. Ella miró a Damon con unos ojos castaños tormentosos,
las manos estiradas—. Sólo tú puedes salvarnos —ella dijo, traduciendo el mensaje
de sus ojos en voz alta, lo cual significaba que las cosas eran realmente serias.
—Muy bien, muy bien. Iré a ocuparme de ellos. Ustedes cuiden a Elena.
—Por supuesto, pero<
—No. —Damon se había vuelto irresponsable con la sangre, y los recuerdos
que aún le impedían a Elena formar una frase coherente, o él de alguna forma,
había superado todos sus miedos con Meredith. Él puso una mano en cada uno de
sus hombros. Él era sólo una y media o dos pulgadas más alto que ella, así que no
tuvo problemas sosteniéndole la mirada—. Tú, personalmente, cuida a Elena. Las
tragedias suceden a cada minuto del día: imprevistas, horribles y letales tragedias.
No quiero ninguna sucediéndole a Elena.
Meredith lo miró por un largo momento, y por una vez no consultó a Elena
con sus ojos antes de responder una pregunta que la involucrara. Ella simplemente
dijo—: Yo la protegeré. —En una voz baja que sin variación la caracterizaba. Por su
posición, por su tono, uno podía casi escuchar la silenciosa adición del, `con mi
vida’ y ni siquiera parecía melodram{tico.
Damon la dejó ir, saliendo por la puerta, y sin dar una mirada atrás
desapareció de la vista de Elena. Pero su voz mental era clara en la mente de ella:
Tú estarás a salvo si hay alguna forma de salvarte. Lo juro.
Si hay alguna forma de salvarla. Maravilloso. Elena trató de golpear su
cerebro.
Meredith y Bonnie estaban mirándola fijamente. Elena tomó un aliento
profundo, siendo automáticamente envuelta por un momento de los viejos años,
cuando una chica llegando de una cita caliente podía esperar un largo y serio
interrogatorio.
Pero todo lo que Bonnie dijo fue—, tu rostro ¡Se ve mucho mejor ahora!
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—Si —dijo Elena, usando los dos lados de su blusa para amarrar un top
improvisado alrededor de ella—. Mi pierna es el problema. Nosotros no, no
terminamos aún.
Bonnie abrió su boca, pero la cerró determinadamente, lo cual viniendo de
Bonnie era un despliegue de heroísmo similar a la promesa de Meredith a Damon.
Cuando ella la abrió de nuevo fue para decir—, toma mi bufanda y anúdala
alrededor de tu pierna. Podemos doblarla por la mitad y amarrar un arco por el
lado que está herido. Eso mantendrá presión en ella.
Meredith dijo—, creo que el Dr. Meggar ha terminado con Ulma. Quizá él
puede verte.
En la otra habitación, el doctor estaba nuevamente lavando sus manos,
usando una enorme bomba para obtener más agua para la palangana. Había paños
teñidos de un profundo rojo en una pila y un olor que Elena estaba agradecida que
el doctor hubiera camuflado con hierbas. También en una silla enorme y cómoda a
la vista estaba sentada una mujer a quién Elena no conocía.
El sufrimiento y el terror pueden cambiar a una persona, Elena sabía, pero
ella nunca se había dado cuanta de cuanto, ni cuanto el alivio y la liberación de un
dolor podían cambiar un rostro. Ella había traído con ella a una mujer que se
acurrucó hasta que era del tamaño de un niño en la mente de Elena, y cuyo
delgado y devastado rostro, retorcido en la agonía y un implacable terror, le había
parecido como una clase de dibujo abstracto de un viejo duende. Su piel había sido
de un desagradable color gris, su delgado cabello había parecido escasamente
suficiente para cubrir su cabeza, y aun así había colgado en mechones similares a
las algas.
Todo en ella gritaba que ella había sido una esclava, desde las barras de acero
en sus muñecas, su desnudo, herido y sangriento cuerpo, hasta sus desnudos pies
amarillentos. Elena nunca podría haberte dicho el color de sus ojos, porque
parecían tan grises como el resto de ella.
Ahora Elena fue enfrentada por una mujer que estaba quizá a principio o
mediados de los treinta. Ella tenía un rostro estilizado, atractivo y de alguna forma
aristocrático, con una nariz fuerte y patricia, ojos oscuros y penetrantes, y
hermosas cejas como las alas de un pájaro en vuelo. Ella se estaba relajando en la
silla, con sus pies arriba de un otomano, lentamente cepillando su cabello, el cual
era oscuro con ocasionales vetas de gris que le daban un aire de dignidad a la
simple bata azul que ella estaba usando. Su rostro tenía arrugas que le daban
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carácter, pero por sobre todo uno sentía una anhelante ternura hacia ella, quizás
por el delicado bulto en su abdomen, donde ella ahora descansaba una mano.
Cuando ella hacia esto, su rostro completo florecía con color y todo su aspecto
brillaba.
Por un instante Elena pensó que ella debía ser la esposa del doctor o el ama
de llaves y ella estuvo tentada de preguntar si Ulma, los pobres restos de un
esclava, había fallecido.
Luego ella vio lo que una manga de la bata azul profundo no podía ocultar
completamente: un trozo de un brazalete de hierro.
Esta mujer oscura y delgada era Ulma. El doctor había hecho un milagro.
Un sanador, él se había llamado a sí mismo. Era obvio que, tal como Damon,
él podía sanar heridas. Nadie que haya sido azotada como Ulma lo había sido,
podía haber llegado a este estado sin alguna magia poderosa. Tratar de
simplemente curar el desastre sangriento que Elena había traído habría sido
obviamente imposible, y aun así el Dr. Meggar la había sanado.
Elena nunca había experimentado una situación como esta, así que ella volvió
a las buenas maneras que se habían arraigado en ella como una virginiana.
—Es un gusto conocerla, señora. Soy Elena —dijo ella, y estiró su mano.
El cepillo cayó en la silla. La mujer estiró ambas manos para tomar la de
Elena. Esos ojos oscuros y penetrantes parecieron devorar el rostro de Elena.
—Tú eres —ella dijo, y luego, sacando sus pies de la otomana, ella se
arrodilló.
—¡Oh, no señora! ¡Por favor! Estoy segura que el doctor le indicó que
descansara. Es mejor que se siente tranquila ahora.
—Pero eres tú. —Por alguna razón, la mujer parecía necesitar confirmación. Y
Elena estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para tranquilizarla.
—Lo soy —dijo Elena—. Y ahora pienso que debería sentarse de nuevo.
La obediencia fue inmediata, y aun así había cierta clase de luz festiva
alrededor de todo lo que Ulma hacía. Elena lo entendió después de sólo unas pocas
horas de esclavitud. Obedecer cuando uno tiene una opción era completamente
diferente de obedecer porque la desobediencia puede significar la muerte.
Pero aunque Ulma se sentó, ella estiró sus brazos. —¡Mírame! Querida
serafín, diosa, guardiana, lo que sea que eres: ¡Mírame! ¡Después de tres años de
vivir como una bestia me he convertido en humana de nuevo, por ti! Viniste como
un ángel de luz y te paraste entre el látigo y yo. —Ulma comenzó a llorar, pero
156
parecían ser lágrimas de alegría. Sus ojos buscaron el rostro de Elena, deteniéndose
en el pómulo herido—. Pero tú no eres un guardián; ellos tienen magia que los
protege y ellos nunca interfieren. Por tres años, ellos nunca interfirieron. Vi a todos
mis amigos, mis compañeros esclavos, caer bajo su látigo y su rabia. —Ella negó
con la cabeza, como si fuera físicamente incapaz de decir el nombre de Drohzne.
—Lo siento tanto-tanto< —Elena estaba atormentada. Ella miró hacia atrás y
vio que Bonnie y Meredith estaban de igual forma afectadas.
—No importa. Oí que a tu pareja lo mató en la calle.
—Yo le dije eso —Lakshmi dijo orgullosamente. Ella había entrado en la
habitación sin que nadie lo notara.
—¿Mi pareja? —Elena se tambaleó—. Bueno, él no es mi< quiero decir, él y
yo< nosotros<
—Él es nuestro amo —dijo Meredith francamente, detrás de Elena.
Ulma aún estaba mirando a Elena con su corazón en los ojos—. Cada día,
oraré para que tu alma ascienda desde aquí.
Elena estaba asombrada.
—¿Las almas pueden ascender desde aquí?
—Por supuesto. El arrepentimiento y las buenas obras lo lograrán, y las
oraciones de otros son siempre tomadas en consideración, creo.
Seguro que no hablas como un esclavo. Elena se preguntó, ella trató de
pensar en una forma de decirlo delicadamente, pero estaba confundida y su pierna
dolía y sus emociones estaban alborotadas—. Tú no suenas como< bueno, como lo
que habría esperado de un esclavo —ella dijo—. ¿O estoy siendo sólo una idiota?
Ella podía ver las lágrimas formarse en los ojos de Ulma.
—¡Oh dios! Por favor, olvida lo que pregunte. Por favor<
—¡No! No hay nadie más al que preferiría decirle. Si deseas escuchar como
llegué a este estado de degradación. —Ulma esperó, mirando a Elena, era claro que
hasta el menor deseo de Elena era una orden para Ulma.
Elena miró a Meredith y Bonnie. Ella no podía escuchar más ruidos de gritos
afuera en la calle y el edificio ciertamente no parecía estar en llamas.
Afortunadamente, en ese momento, el Dr Meggar entró nuevamente.
—¿Todos se han conocido ya? —Él preguntó, sus cejas trabajando en
oposición ahora, una arriba, la otra abajo. Él tenía los remanentes de una botella de
Magia Negra en su mano.
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—Si —Elena dijo—, pero sólo me estaba preguntando si deberíamos estar
tratando de evacuar o algo. Aparentemente hay una multitud<
—La pareja de Elena les va a dar algo en que pensar —Lakshmi dijo
saboreándolo—. Todos ellos han ido al lugar de encuentro a resolver los problemas
de la propiedad de Drohzne. Apuesto que él va a arrancar unas pocas cabezas y
estar{ de vuelta pronto< —Él añadió alegremente, no dejando dudas de quien era
él—. Desearía ser un chico para poder ver.
—Tú fuiste más valiente que los chicos; tú fuiste la que nos guió aquí. —Elena
le dijo. Luego ella consultó a Meredith y Bonnie con los ojos. Sonó como si la
multitud se hubiera movido hacia otro lado, y Damon era un maestro de sacarse a
sí mismo de las multitudes. Él podría incluso< necesitar luchar, para sacarse a sí
mismo el exceso de energía de la sangre de Elena. Una multitud podría ser en
realidad buena para él. Elena pensó.
Ella miró al Dr. Meggar. —¿Estar{ mi< estar{ nuestro maestro bien, lo cree?
Las cejas del Dr. Meggar se elevaron y bajaron. —Él probablemente tenga que
pagarle a los parientes del viejo Drohzne un precio de sangre, pero no debería ser
muy alto. Luego él puede hacer lo que quiera con la propiedad del viejo bastardo
—dijo él—. Diría que el lugar más seguro para ti justo ahora es aquí, lejos del lugar
de encuentro.
Él continuó para reforzar esa opinión sirviéndoles vasos, vasos de licor, que
Elena notó, era vino Magia Negra—. Bueno para los nervios —él dijo y tomó un
sorbo.
Ulma le dedicó su hermosa y acogedor sonrisa a él, mientras el pasaba con la
bandeja—. Gracias< gracias y gracias —ella dijo—. No los aburriré con mi
historia<
—¡No, cuéntanos; cuéntanos por favor! —Ahora que no había un peligro
inminente para sus amigos o Damon, Elena quería escuchar el cuento. Todos
estaban asintiendo.
Ulma se sonrojó un poco, pero comenzó lentamente—. Nací en el reino de
Kelemen II —ella dijo—. Estoy segura que eso no significa nada para nuestros
visitantes pero mucho para quienes lo conocimos y a su indulgencia. Estudié bajo
la supervisión de mi madre, quien se convirtió en una diseñadora muy popular de
moda en fábricas. Mi padre era un diseñador de joyería casi tan famoso como ella.
Ellos tenían un estado en las afueras de la ciudad y podían costear una casa al
igual que todas las riquezas que sus clientes más ricos, pero eran cuidadosos de no
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mostrar la verdadera extensión de su riqueza. Yo era la joven Señorita Ulma, no
Ulma la bruja. Mis padres hicieron lo mejor para mantenerme lejos de la vista, por
mi propia seguridad, pero<
Ulma, la señorita Ulma, Elena pensó, se detuvo y tomó un trago de su vino.
Sus ojos habían cambiado; ella estaba viendo el pasado, y tratando de no
intranquilizar a sus oyentes. Pero justo cuando Elena estaba a punto de pedirle que
se detuviera, al menos hasta que ella se sintiera mejor, ella continuó.
—Pero a pesar de todos sus cuidados< alguien< me vio de todos modos y
pidió mi mano en matrimonio. No Drohzne, él era sólo un peletero de las tierras
lejanas, y yo nunca lo vi hasta hace tres años atrás. Este era un lord, un general, un
demonio con una reputación terrible, y mi padre rechazó su petición. Ellos
vinieron por nosotros en la noche. Tenía catorce cuando sucedió. Y así es como me
trasformé en esclava.
Elena se dio cuenta de que estaba sintiendo el dolor emocional directamente
desde la mente de la señorita Ulma. Oh, mi dios, lo hice de nuevo, ella pensó,
rápidamente tratando de apagar sus sentidos psíquicos.
—Por favor, no tienes que contarnos esto. Quiz{ en otro momento<
—Quisiera decírtelo, a ti, para que entiendas lo que has hecho. Y preferiría
decirlo sólo una vez. Pero si no deseas escucharlo<
La cortesía estaba en guerra aquí.
—No, no, si tú quieres< adelante. Y y-yo sólo quería que supieras lo mucho
que lo siento. —Elena miró hacia el doctor, quien estaba esperando pacientemente
en la mesa por ella con la botella café en sus manos—. Y si no te importa, quisiera
poder sanar ¿Mi pierna? —Ella estaba al tanto de que si ella había dicho la última
palabra dubitativamente, preguntándose como algún otro ser podía tener el poder
de sanar a Ulma de esta forma. Ella no se sorprendió cuando él negó con la
cabeza—. O coserla, preferentemente, mientras hablas, si no te importa —ella dijo.
Tomó varios minutos para sobreponerse al shock y la angustia de la señorita
Ulma por haber dejado a su salvadora esperando, pero al final Elena estaba en la
mesa y el doctor la estaba animando a beber de la botella, la cual olía a jarabe para
la tos de cereza.
Oh, bien, ella podría de la misma forma probar con la versión de la
dimensión oscura de los anestésicos, especialmente desde que las puntadas
estaban unidas al dolor, Elena pensó. Ella tomó un sorbo de la botella y sintió la
159
habitación tambalearse a su alrededor. Ella desechó el ofrecimiento de un nuevo
sorbo.
El Dr. Meggar desabrochó la arruinada bufanda de Bonnie, y luego comenzó
a cortar sus jeans empapados en sangre hasta la rodilla.
—Bien, ustedes son muy buenos escuchando —dijo la señorita Ulma—. Pero
ya sabía que ustedes eran buenos. Nos ahorraré a todos los detalles dolorosos de
mi esclavitud. Quizá es suficiente con decir que fui pasada de un amo a otro a
través de los años siempre como esclava, siempre yendo más abajo. Al final, como
una broma alguien dijo, `dénsela al viejo Dorhzne. Él estrujará el último uso de ella
si es que alguien puede’.
—¡Dios! —Dijo Elena, y deseó que todos lo atribuyeran a la historia y no al
dolor de la solución desinfectante que el doctor estaba esparciendo sobre la carne
hinchada. Damon era mucho mejor en esto, ella pensó. No me había dado cuenta
cuan afortunada era antes. Elena trató de no hacer muecas mientras el doctor
comenzaba a usar su aguja, pero su agarre en la mano de Meredith se apretó hasta
que Elena estuvo asustada de quebrar sus huesos. Ella trató de aflojar el agarre,
pero Meredith apretó de vuelta fuerte. Su larga y suave mano era casi como la de
un chico, pero más suave. Elena estaba agradecida de poder apretar tan fuerte
como quisiera.
—Mi fuerza me había estado abandonando en el último tiempo —dijo la
señorita Ulma suavemente—. Pensé que era eso —en esta parte ella uso una
expresión particularmente cruda para su dueño— que estaba llevándome a la
muerte. Luego me di cuenta de la verdad. —Al mismo tiempo el resplandor
cambio en su rostro, tanto que Elena pudo ver de la forma en que ella se debería
haber visto cuando estaba en la adolescencia y tan hermosa que un demonio la
exigiría como esposa—. Supe que una nueva vida se agitaba dentro de mí y supe
que Drohzne la mataría si tenía la oportunidad<
Ella no pareció reconocer las expresiones de asombro y horror en los rostros
de las tres chicas. Elena, sin embargo, tuvo la sensación de que ella estaba a tientas
a través de una pesadilla, en el límite de una oscura grieta, y que ella tendría que
seguir avanzando a tientas en la oscuridad, alrededor de traicioneras e invisibles
fisuras en el hielo de la dimensión oscura hasta que ella encontrara a Stefan y lo
liberara de este lugar. Esta casual referencia a la abominación no era el primero de
los pasos alrededor de la grieta, pero era el primero que ella había reconocido y
contaba.
160
—Las mujeres jóvenes son muy nuevas acá —dijo la señorita Ulma, mientras
el silencio se mantenía y mantenía—. No quise decir nada fuera de lugar<
—Nosotros somos esclavos aquí —replicó Meredith, tomando un trozo de la
cuerda—. Creo que mientras más aprendamos mejor.
—Tu amo< nunca había visto a nadie tan rápido para luchar contra el viejo
Drohzne antes. Mucha gente chasqueó sus lenguas, pero esos fueron sólo los más
atrevidos los que lo hicieron. Pero tú amo<
—Nosotros lo llamamos Damon —dijo Bonnie intencionadamente.
Fue justo hacia la cabeza de la señorita Ulma—. El amo Damon ¿Crees que él
quiera mantenerme? Después que él pague el precio de sangre a los parientes de
Drohzne, él tendrá el derecho de elegir primero entre las propiedades de Drohzne.
Yo soy uno de los pocos esclavos que él no había matado. —La esperanza en el
rostro de la mujer era casi dolorosa para Elena.
Fue sólo entonces que ella se dio cuenta conscientemente cuanto tiempo había
pasado desde que ella había visto a Damon. ¿Cuánto tiempo deberían tomar los
asuntos de Damon? Ella miró a Meredith ansiosamente.
Meredith entendió exactamente lo que esa mirada significaba. Ella negó con
la cabeza incapaz de hacer algo. Incluso si ellas le dijeran a Lakshmi que las llevara
al lugar de encuentro, ¿Qué podrían hacer?
Elena se tragó una mueca de dolor y sonrió a la señorita Ulma.
—¿Por qué no nos cuentas de cuando eras una niña? —Ella dijo.
161
Traducido por Nancy
Corregido por Rubrix
Damon no hubiera pensado que un viejo loco sádico que azotó a una mujer
en pedazos por no ser capaz de tirar de un carruaje destinado a un caballo tendría
algún amigo.
Y el Viejo Drohzne, de hecho, podía no tener ninguno. Pero ese no era el
problema.
Tampoco, curiosamente, fue el asesinato el tema. El asesinato era un asunto
cotidiano en torno a los barrios bajos y el hecho de que Damon había iniciado y
ganado una pelea no era una sorpresa para los habitantes de estas callejuelas
peligrosas.
La cuestión radica en hacer frente a un esclavo. O tal vez fue más profundo.
La cuestión radicaba en cómo Damon trataba a sus propios esclavos.
Una multitud de hombres—todos los hombres, y mujeres, Damon advirtió—
se habían reunido de hecho, en frente del edificio medico, y se habían hecho con
antorchas.
—¡Vampiro loco! ¡Un vampiro loco anda suelto!
—¡Conducirlo aquí para que se haga justicia!
—¡Quemen el lugar así ellos no saldrán!
—¡Los ancianos dicen que lo traigan ante ellos!
Esto parecía tener el efecto deseado en la multitud, limpiar las calles de la
gente más decente y dejando solamente el tipo sanguinario que había estado
rondando a cabo suelto, y estaban más que contentos por la pelea.
La mayoría de ellos, por supuesto, eran vampiros. La mayoría de ellos eran
vampiros en forma. Pero ninguno de ellos, Damon pensó, mostrando una sonrisa
de diamante brillante alrededor del círculo que se cerraba sobre él, tuvo la
162
motivación de saber que la vida de tres niñas humanas jóvenes dependía de él—y
que una de ellos era la joya de la corona de la humanidad, Elena Gilbert.
Si él, Damon, se rompiera en pedazos en esta lucha, las tres niñas llevarían
una vida de infierno y degradación.
Sin embargo, incluso esta lógica no parecía que le ayudara a prevalecer
mientras Damon era pateado y mordido, de la cabeza a los pies, golpeó y apuñaló
con puñales de madera del tipo que corta la carne de vampiro. Al principio pensó
que había una oportunidad. Varios de los más jóvenes y más aptos vampiros
cayeron presa de sus golpes rápidos de cobra—y su repentino strafes* de Poder.
Pero la verdad era que simplemente había demasiados de ellos, pensó
Damon, mientras le presionaba el cuello a un demonio cuyos dos colmillos largos
ya habían cortado el brazo casi a través del músculo.
Y luego se llegó un enorme vampiro, claramente en formación, con un aura
que hizo que Damon sintiera la bilis en la parte posterior de la garganta.
Uno se hundió con un pie en la cara, pero él no se quedó abajo, él se acercó, se
aferró a la pata de Damon y permitió a varios vampiros más pequeños con estacas
de madera que se las lanzaran y lo paralizaran.
Damon sintió consternación negra mientras sus piernas salieron de debajo de
él.
—Maldita luz del sol, —dijo con la raspada boca llena de sangre, mientras
otro con colmillos, un demonio de piel roja le dio un puñetazo en la boca.
—Váyanse todos al infierno... al más bajo.
Eso no fue bueno. Dully, sigue luchando, sigue utilizando grandes franjas de
poder para mutilar y matar a tantos como él podía, Damon se dio cuenta de esto. Y
entonces todo se convirtió en un sueño confuso, no como el sueño de Elena, a
quien le pareció ver constantemente de reojo, llorando.
Pero de ensueño en una febril sensación de pesadilla.
Ya no podía usar sus músculos de manera eficiente. Su cuerpo fue maltratado
e incluso mientras sanó sus piernas, otro vampiro anotó un gran corte en su
espalda. Se sentía más y más como si estuviera en una pesadilla donde no podía
moverse más que en cámara lenta. Al mismo tiempo, algo en su cerebro estaba
susurrando que descansara. Sólo descansa... y todo habrá terminado.
Finalmente, le dieron un bajón al número, y alguien apareció con una estaca.
—Buena liberación de los nuevos desperdicios —dijo el portador de la estaca, su
aliento apestaba a sangre rancia, con la cara mirando de lasciva grotesca, usando
163
los dedos leprosamente—buscando abrir la camisa de Damon, para no hacer un
agujero en la camisa de seda fina.
Damon escupió sobre él y la cara le cambio a una esculpida duramente.
Perdió el conocimiento por un momento y luego, lentamente, volvió el dolor.
Y el ruido. La multitud jubilosa de vampiros y demonios, embriagados por la
crueldad, estaban haciendo una pisada fuerte, una rítmica danza improvisada en
torno a Damon, riéndose a carcajadas, rugiendo con risa mientras empujaron las
estacas imaginarias, trabajando ellos mismos en un frenesí.
Entonces fue cuando Damon se dio cuenta de que en realidad iba a morir.
Fue un logro impresionante, a pesar de que había sabido que este mundo era
mucho más peligroso que el que él había dejado hace poco, e incluso en el mundo
humano que se había escapado de la muerte por un pelo más de una vez. Pero
ahora no tenía amigos poderosos, no tienen debilidades para explotar en la
muchedumbre.
Se sentía como si los segundos de pronto se extendieran en minutos, cada uno
de un valor incalculable. ¿Lo que era importante? Decirle a Elena...
—¡Ciéguelo Primero! ¡Consigan ese palillo que arde!
—¡Tomaré las orejas! ¡Que alguien me ayude a sostener su cabeza!
Decirle a Elena... algo< algo... lo siento...
Se dio por vencido. Otra idea estaba intentando penetrar en su conciencia.
—¡No te olvides de noquear sus dientes! ¡Le prometí a mi novia un collar
nuevo!
Pensé que estaba preparado para esto, pensó Damon lentamente, cada
palabra que viene por separado. Pero... no tan pronto.
Pensé que había alcanzado mi paz... pero no con la persona que importaba...
sí, que importara más.
Él no se dio tiempo para pensar en ese tema más.
Stefan, el envió en la más poderosa pero clandestina expulsión de poder que
podría manejar en su estado brumoso. ¡Stefan, me oyes! Elena ha venido por ti,
¡Ella podrá Salvarte! Ella tiene poderes que a mi muerte aflorarán.
Y yo soy... soy...
En ese momento hubo un tropiezo en la danza a su alrededor. El silencio
descendió sobre los borrachos juerguistas. Unos pocos de ellos a toda prisa
inclinaron la cabeza o la mirada.
164
Damon se quedó inmóvil, preguntándose qué podría haber parado la
frenética multitud en medio de su rebeldía.
Alguien estaba caminando hacia él. El recién llegado tenía el cabello largo y
bronce colgando por separado en rebeldes enredos hasta su cintura.
Estaba desnudo hasta la cintura, también, la exposición de un cuerpo fuerte
que cualquier demonio envidiaría.
Un pecho que parecía como si hubiera sido tallado en piedra reluciente de
bronce. Bíceps exquisitamente esculpidos.
Abdominales, un perfecto paquete de seis. No había ni una onza de grasa en
su cuerpo de altura leónica.
Vestía pantalón negro sin adornos con músculos debajo de ellos ondeando a
cada paso.
A lo largo de un brazo desnudo tenía un tatuaje vivo de un dragón negro
comiendo un corazón.
Tampoco estaba solo. Sostenido sin correa, estaba un hermoso y
asombrosamente inteligente perro del futuro negro que estaba en una firme
posición de alerta cada vez que se detenía. Debería haber pesado cerca de
doscientas libras, pero no había un gramo de grasa en él, tampoco.
Y en un hombro llevaba un halcón grande.
No estaba encapuchado como la mayoría de las aves de caza. Tampoco estaba
de pie en nada acolchado. Se aferró al hombro desnudo del joven de bronce,
clavando sus tres garras en la parte delantera y el envío de pequeños arroyos de
sangre por el pecho. Él no parecía darse cuenta. No fueron uniformes, estaban
secos, aparte de los arroyos frescos, sin duda, de sus viajes anteriores. En la parte
posterior, una garra hizo un solo rastro rojo.
Un absoluto silencio había caído sobre la multitud y los últimos demonios
entre el hombre alto y la figura sangrienta en el suelo habían salido súbitamente y
a toda prisa de su camino.
Por un momento, el hombre león estaba en calma. No dijo nada, no hizo
nada, no emitió ningún rastro de Poder. Entonces asintió con la cabeza al perro,
que se veía muy acolchado y olfateó los brazos sangrantes de Damon y la cara.
Después de eso olfateó la boca y Damon podía ver el vello subir a su cuerpo.
—Buen perro —dijo Damon soñadoramente mientras la humedad de la nariz
fría le hizo cosquillas en la mejilla.
165
Damon sabía que este animal en particular no se ajustaba al estereotipo
popular de un —buen perro— Más bien, era un perro del infierno que estaba
acostumbrado a tomar vampiros por el cuello y sacudirlos hasta que de sus arterias
brotaba sangre a seis metros de altura en el aire.
Ese tipo de cosas podía mantenerlo tan ocupado, que tener una estaca
resbalando en su corazón podía parecer una buena idea de último momento,
Damon reflexionó, manteniéndose inmóvil.
—Arretez*—le dijo el joven de pelo de bronce.
El perro obediente, dio marcha atrás, sin apartar lejos sus ojos brillantes de
Damon, que nunca llevó sus ojos a los ojos de él hasta que estuvo a unos tres
metros de distancia.
El joven de cabellos de bronce miró brevemente a la multitud. Luego dijo con
vehemencia a nadie en particular—: Laissez-le seul.*—Claramente, los vampiros
no necesitaban una traducción y empezaron a tomar distancia inmediatamente.
Los desafortunados fueron los que no se retiraron lo suficientemente rápido y aún
estaban allí cuando el joven de bronce volvió a mirar a su alrededor sin prisa.
En todas partes que veía, se encontró con los ojos bajos y cuerpos rastreros,
congelados en el acto, pero al parecer ahora convertidos en piedra, en un intento
de no llamar la atención.
Damon se encontró relajado. Su poder estaba volviendo, lo que le permitía
hacer las reparaciones. Se dio cuenta de que el perro iba de un individuo a otro,
olfateando a cada uno con interés.
Cuando Damon fue capaz de levantar de nuevo la cabeza, sonrió débilmente
al recién llegado—. Sage. Piensa en el diablo.
La breve sonrisa de El hombre de bronce era sombría—. Ustedes me felicitan,
mon cher. ¿Lo ves? Estoy ruborizado.
—Yo debería haber sabido que podrías estar aquí.
—No hay espacio infinito para pasear, tirano mon petit. Aunque tenga que
hacerlo solo.
—Ah, la compasión. Pequeños violines están tocando. —De repente Damon
no podía hacerlo más. Simplemente no podía.
Tal vez era por querer estar con Elena antes. Tal vez fue porque este mundo
horrible lo deprimía indescriptiblemente. Pero cuando volvió a hablar, su voz era
completamente diferente—. Nunca supe que podía sentirme tan agradecido. Has
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salvado cinco vidas, aunque no lo sabes. A pesar de cómo te tropezaste con
nosotros...
Sage se agachó, y lo miró con preocupación.
—¿Qué es lo que ha sucedido? —Dijo en una voz grave—. ¿Es que te pegaste
en la cabeza? Ya sabes: las noticias viajan rápido aquí. He oído que llegaste con un
harén.
—¡Eso es verdad! ¡Lo hice!— Las orejas de Damon atraparon un susurro del
sonido en el borde de la calle donde había caído en una emboscada.
—Si tomamos las chicas de rehenes las torturamos.
Los ojos de Sage se reunieron brevemente con los de Damon. Claramente,
había oído el susurro también. —Saber —le dijo al perro—. Sólo el altavoz. —
Sacudió la cabeza, una vez, en la dirección del susurro.
Al instante, el perro negro saltó hacia adelante, y más rápido de lo que le
tomó a Damon describirlo en su propia mente, había hundido sus dientes en la
garganta de la insinuación, volcó sobre él una vez, causando una grieta singular, y
saltó hacia atrás, arrastrando el cuerpo entre sus piernas.
Las palabras: ¡Je vous ai informé au sujet de ceci!* azotaron como una oleada
de energía que hizo que Damon hiciera una mueca de dolor. Y Damon pensó, sí, se
lo dije a ellos antes, pero no creían en las consecuencias.
—Laissez lui et ses amis dans la paix!*
Mientras tanto, Damon se estaba levantando lentamente, muy complacido de
aceptar la protección de Sage para él y sus amigos.
—Bueno, eso sin duda lo logrará —dijo— ¿Por qué vienes y te tomas una
copa de amistad conmigo?
Sage lo miró como si se hubiera vuelto loco—. ¿Sabes la respuesta a eso? Es
no.
—¿Por qué no?
—Ya te dije: no.
—Eso no es una razón.
—La razón por la que no volveremos a tomar una copa amistosa... Mon
ange... es que no somos amigos.
—Hicimos algunas estafas juntos.
—Il y a longtemps.* —De repente, tomó una de las manos de Damon, donde
había un rasguño profundo y sangriento, que Damon no había encontrado en el
167
momento de la curación. Sage bajó la mirada, la carne se volvió de color rosa, y la
curó.
Damon dejó que Sage le siguiera sosteniendo la mano por un momento y, a
continuación, no sorpresivamente, se había recuperado.
—No hace tanto tiempo atrás —dijo.
—¿Lejos de ti? —Una sonrisa sarcástica se formó en los labios de Sage—.
Contamos el tiempo de forma muy diferente, tú y yo, mon petit tyran.*
Damon estaba lleno de alegría confundida. —¿Qué es una copa?
—¿Junto con tu harén?
Damon intentó imaginarse a Meredith y Sage juntos. Su mente se resistió—.
Pero te has hecho responsable de todos modos —dijo rotundamente. —Y la verdad
es que ninguna de ellas es mía. Le doy mi palabra—. Sintió una punzada cuando
pensó en Elena, pero su palabra era verdad.
—¿Responsable de ellas?— Sage parecía estar racionando acerca de eso
también—. Te comprometiste a protegerlas, entonces. Pero yo sólo heredare tu
compromiso si tú falleces. Pero si te mueres... —El hombre alto hizo un gesto de
impotencia—. Tienes que vivir, para salvar a Stefan y Elena y a los otros. Yo diría
que no, pero te haría infeliz. Así que voy a decir que sí<
—Y si no rindes, te juro que volveré para cazarte.
Sage lo miró por un momento—. No creo que nunca haya sido acusado de
ser incapaz de rendir anteriormente —dijo—. Pero por supuesto eso fue antes de
convertirme en vampiro.
Sí, pensó Damon, la reunión del harén y Sage sería extremadamente
interesante. Por lo menos lo sería si las chicas descubrieran quien era realmente
Sage.
Pero tal vez nadie les diría.
Notas del traductor:
1[*] Strafes: Palabra alemana que significa ametrallar de baja altura, bombardear, atacar con alta
potencia de fuego, bombardear de baja altura
2 [*] Arretez: Significa detenerse en francés.
3[*] Laissez-le seul: Significa Déjenlo Solo en francés.
4[*]Je vous ai informé au sujet de ceci!: Del francés, Le informe respecto a esto.
5[*] Laissez lui et ses amis dans la paix!: Del frances, Dejenle a él y a sus amigos en paz.
6 [*] Il y a longtemps: Del francés, Hace Mucho tiempo.
7[*] Mon petit tyran: Del francés, mi pequeño tirano.
168
Traducido por misspynk
Corregido por AndreaN y Ginabm
Elena muy pocas veces había sentido un alivio como el que sintió cuando
escucho a Damon tocar la puerta del Dr. Meggar.
—¿Qué pasó con el punto de encuentro? —Ella preguntó.
—Nunca logré llegar ahí. —Damon explicó acerca de la emboscada, mientras
los otros estudiaban a Sage con diferentes grados de aprobación, gratitud o mero
placer.
Elena se dio cuenta que había tenido demasiada Magia Negra cuando se
sintió lista para desmayarse en varios momentos, aunque estaba segura que el vino
había ayudado a Damon a sobrevivir el ataque de la turba que de otra forma lo
habría matado.
Ellos por turno explicaron lo más brevemente posible la historia de Lady
Ulma. La mujer al final se veía blanca y tiritaba.
—Eso espero, —ella dijo en forma tímida a Damon—. Que cuando heredes la
propiedad del viejo de Drohzne< —Ella se detuvo para tragar—, decidas
mantenerme. Yo se que las esclavas que trajiste contigo son hermosas y jóvenes<
pero yo puedo ser muy útil como costurera o algo así. Es sólo mi espalda la que
perdió su fuerza, no mi mente<
Damon estuvo perfectamente quieto por un momento. Después él se acercó a
Elena que resulto estar al lado de él. Él extendió la mano, separó el último lazo de
cuerda que había estado cayendo desde la muñeca de Elena, y la tiró duro a través
de la habitación. Se movió como una serpiente—. Cualquiera que tenga uno puede
hacer lo mismo, en lo que a mí concierne, —él dijo.
—Salvo el tirar. —Meredith dijo rápidamente, viendo las cejas del doctor
chocar tan pronto como vio los vasos de vidrio rompibles apilados a lo largo de las
169
paredes. Pero ella y Bonnie no perdieron tiempo en perder ningún vestigio de
cuerda que aún se arrastraba.
—Tengo miedo de que las mías sean< permanentes —dijo Lady Ulma,
tirando la tela lejos de su muñeca exponiendo las pulseras de hierro soldado. Miro
avergonzada por ser incapaz de obedecer a su nuevo primer comandante.
—¿Te importaría un momento de frio? Tengo suficiente poder para
congelarlos tanto que se destruirían —dijo Damon.
Hubo un suave sonido de Lady Ulma. Elena pensó que nunca había oído
tanta desesperación en un sonido humano—. Podría permanecer con la nieve hasta
el cuello por un año con tal de no tener estas cosas horribles, —dijo la señora.
Damon puso sus manos en ambos lados del brazalete y Elena pudo sentir el
golpe de poder que emanó de él. Hubo un sonido agudo. Damon movió sus manos
y terminó con dos separados trozos de metal.
Luego él lo hizo de nuevo en el otro lado.
La mirada de Lady Ulma hizo sentir a Elena más humilde que orgullosa.
Ella hubiera salvado a la señora de la terrible degradación. ¿Pero cuántos más
seguían así? Ella nunca lo sabría o sería capaz de salvarlos a todos si supiera cómo.
No con el poder en el estado en que se encontraba.
—Yo creo que Lady Ulma debería tener un descansó, —dijo Bonnie
frotándose la frente bajo sus rizos rojizos—, y Elena también. Deberías haber visto
cuantos puntos necesito en su pierna Damon. ¿Pero qué podemos hacer? ¿Ir en
busca de un hotel?
—Usen mi casa —Dijo el Dr. Meggar, con una ceja arriba y la otra abajo.
Obviamente se había enredado en la historia, arrastrado por su poder, belleza
y brutalidad.
—Todo lo que pido es que no destruyan nada, y si es que ven un sapo, no lo
besen o maten. Hay muchas mantas, sillas y sillones.
El no tomaría un solo eslabón de la pesada cadena de oro que Damon trajo
para usar como ingreso en el intercambio.
—Yo< por derecho debería ayudarlos a todos a alistarse para dormir —
murmuró débilmente Lady Ulma a Meredith.
—Tú eres la más dañada de todos, tú deberías quedarte con la mejor cama, —
Meredith respondió tranquila—, y te ayudaremos a entrar en ella.
—La cama m{s cómoda<. est{ en la antigua habitación de mi hija, —titubeó
el Dr. Meggar con un manojo de llaves—. Ella se casó con un portero; como odie
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verla partir. Y esta joven señora, la señorita Elena, puede tener la antigua recamara
nupcial.
Por un instante el corazón de Elena se encontró abatido con sentimientos
encontrados. Ella tenía miedo, si ella estaba segura de que fue miedo lo que sintió,
de que Damon pudiera tomarla en sus brazos y hacer la suite nupcial de ellos. Pero
por el otro lado<
En ese momento Lakshmi miró con incertidumbre—. ¿Quieres que me vaya?
— Preguntó.
—¿Tienes algún lugar al cual ir? —Elena preguntó.
—La calle, creo. Usualmente duermo en un barril.
—Quédate aquí. Ven conmigo; una cama nupcial suena lo suficientemente
grande para dos personas. Tú eres una de nosotros ahora.
La Mirada que Lakshmi le dio a ella fue pura estupefacta gratitud. No por
darle un lugar donde quedarse, entendió Elena. Sino por la declaración—. Eres
una de nosotros ahora. —Elena podía entender que Lakshmi nunca había sido
parte de un grupo antes.
Las cosas estuvieron calmadas casi hasta el `amanecer´ del día siguiente,
como los ciudadanos de la cuidad lo llamaron, aunque la luz no hubiera variado en
toda la noche.
Esta vez un tipo diferente de multitud se había congregado fuera del
complejo del doctor. La mayoría formada por hombres de edad avanzada
vistiendo batas gastadas limpias, pero había también unas pocas mujeres. Eran
guiados por un hombre de cabello gris que tenía un extraño aire de dignidad.
Damon, con Sage como apoyo, se dirigió fuera del complejo del doctor y le
habló.
Elena estaba vestida pero aún tranquila arriba en la suite nupcial.
Querido diario:
Oh, Dios, ¡Necesito ayuda! Oh, Stefan te necesito. Necesito que me perdones.
Necesito que me mantengas sensata. Tanto tiempo junto a Damon y estoy completamente
emocional, lista para matarlo, o… o… no lo sé. ¡¡¡No lo sé!!! Somos como silex* y yesca*
juntos. ¡Dios! ¡Somos como gasolina y un lanzador de llamas! Por favor escúchame,
ayúdame y s{lvame… de mi misma.
Cada vez que él dice solo mi nombre…
171
—Elena.
La voz detrás de Elena la hizo saltar. Ella cerró el diario y se dio vuelta.
—¿Sí Damon?
—¿Cómo te sientes?
—Oh, bien. Incluso mi pierna esta m< O sea, estoy bien del todo. ¿Cómo te
sientes tú?
—Estoy< lo suficientemente bien —él dijo y sonrió y era una sonrisa
verdadera, no un gruñido cambiado en último momento en algo diferente o en
intento de manipular. Era una sonrisa sí, bastante preocupada y triste.
Elena de algún modo no se dio cuenta de la tristeza hasta que lo recordó
después.
Ella simplemente de pronto sintió como que no pesaba nada; como que
perdió el control y que podría estar a kilómetros antes de que alguien pudiera
impedirlo, kilómetros de distancia, quizás tan lejos como las lunas de este lugar
insano.
Ella le esbozó una sonrisa temblorosa a él. —Está bien.
—Vine a hablarte, —le dijo—, pero< primero.
En algún momento, de alguna manera, Elena estaba en sus brazos.
—Damon< no podemos continuar<—Se trato de zafar gentilmente—. De
verdad no podemos continuar haciendo esto, tú lo sabes.
Pero Damon no la dejo escapar. Había algo en la forma en que la tomaba que
por un lado la aterrorizaba y por el otro lado la hacía querer llorar de alegría. Ella
forzó de vuelta las lágrimas.
—Está bien —dijo Damon suavemente—. Llora. Tenemos la situación en
nuestras manos.
Algo en su voz aterrorizó a Elena. No era ni la mitad de alegría que había
tenido un minuto atrás, sino que sonaba completamente aterrorizada.
Es porque él tiene miedo, ella pensó de pronto con asombro. Ella había visto a
Damon enojado, pensativo, frio, burlón, seductor, incluso sometido y
avergonzado, pero ella nunca lo había visto asustado de nada.
Ella difícilmente podía pensar en el concepto.
Damon< aterrorizado< por ella.
—¿Es por lo que hice ayer, cierto? —Ella preguntó—. ¿Ellos me van a matar?
Ella estaba sorprendida con la calma que lo dijo. Ella no sintió nada excepto una
vaga angustia y deseó lograr que Damon no tuviera más miedo.
172
—¡No!
Él la tomo con la longitud de su brazo, mirándola—. Por lo menos no sin
matarme a mí y a Sage y a toda la gente de la casa también, si los conozco bien.
Se detuvo como si le faltara el aire, lo que era imposible, Elena se recordó a sí
misma. Él está jugando, ella pensó.
—Pero eso es lo que ellos quieren hacer —ella dijo. Ella no sabía porque
estaba tan segura. Quizás estaba agarrando algo telepáticamente.
—Ellos han< hecho tratos— Damon dijo tranquilamente—. No es un caso
del Viejo Drohze realmente; creo que hay asesinatos por aquí todo el tiempo y el
ganador se lo lleva todo. Pero aparentemente durante la noche, palabras de lo que
has dicho se han ido divulgando. Esclavos de los estados cercanos se están
negando a obedecer a sus amos. Todo este suburbio está sumido en el caos y
tienen miedo de lo que pasaría si los otros sectores escuchan algo acerca de esto.
Algo tiene que hacerse lo más pronto posible o toda la Dimensión Oscura podría
explotar como una bomba.
Incluso mientras Damon hablaba, Elena podía escuchar los ecos de lo que
había sido informado por la Asamblea que había llegado a la puerta del Dr.
Meggar. Ellos estaban también aterrorizados.
Quizás esta era el comienzo de algo importante, pensó Elena, su mente estaba
inmersa es sus propios pequeños problemas. Incluso muerta, sería un precio muy
alto a pagar para liberar las miserables personas de sus demoniacos amos.
—¡Pero eso no es lo que pasaría! —dijo Damon, y Elena se dio cuenta que
estaba proyectando sus pensamientos. Existía una genuina angustia en la voz de
Damon—. Si nosotros hubiéramos planeado las cosas, si existieran líderes que se
quedaran aquí y supervisaran la revolución, si pudiéramos encontrar líderes lo
suficientemente fuertes para hacerlo entonces habría una oportunidad. En cambio,
todos los esclavos están siendo castigados, en todos los lados en que la palabra fue
difundida. Están siendo torturados y matados por una mera sospecha de simpatía
por ti. Sus dueños están dando ejemplos por toda la cuidad. Y sólo está empezando
a empeorar.
El corazón de Elena que había estado inmerso en un sueño de hacer una
verdadera diferencia, se vino abajo y miro aterrorizada a los ojos negros de
Damon—. Pero tenemos que terminar eso. Incluso si tenemos que morir<
Damon tiro de ella acercándola a él—. Tú, Bonnie y Meredith.
173
Su voz sonó ronca—. Muchas personas las han visto juntas. Muchas personas
las ven a ustedes tres como las problemáticas.
El corazón de Elena se puso helado. Tal vez la peor cosa que ella podía ver
desde el punto de vista económico de los esclavos era que si con un incidente de
esa insolencia quedaba impune y la palabra se extendió< el cuento crecería en el
relato.
—Nos hicimos famosos durante la noche. Seremos las leyendas del mañana,
—ella murmuró, mirando en su mente una ficha de domino derrocando a otra
golpeando a otra, hasta que la cadena caía diciendo la palabra `heroína´.
Pero ella no quería ser una heroína. Ella sólo había ido para traer a Stefan de
vuelta. Y mientras ella podía enfrentarse a ellos con su vida para detener que los
esclavos fueran torturados y matados, ella misma mataría a cualquiera que tratara
de ponerle las manos encima a Bonnie o Meredith.
—Ellos se sienten de la misma manera —dijo Damon—. Ellos escucharon lo
que la congregación tenía que decir—. Él agarro sus brazos como si fuera una
abrazadera.
—Una joven llamada Helena fue golpeada y colgada esta mañana por tener
un nombre similar al tuyo. Ella tenía quince años.
Las piernas de Elena cedieron, como tantas veces lo habían hecho en los
brazos de Damon< pero nunca por esta razón. Él fue con ella. Esta era una
conversación que tenías sentado en una tarima descubierta—. ¡No fue tu culpa
Elena! ¡Tú eres lo que eres! ¡Las personas te aman por lo que eres!
El pulso de Elena palpitaba frenéticamente. Todo estaba mal< pero ella lo
hizo peor, no pensando, imaginando que su vida era la única en riesgo, actuando
antes de evaluar las consecuencias.
Pero en la misma situación lo haría de nuevo. O< con vergüenza, ella pensó,
haría algo por el estilo. Si supiera que habría puesto a todos los que quiero en
peligro le habría rogado a Damon que rogara a ese gusano propietario de los
esclavos.
Comprarla por un precio escandaloso< si tuviéramos el dinero. Si el sólo
hubiera oído< si otro golpe de l{tigo no hubiera matado a Lady Ulma<
De pronto su cerebro se puso duro y frio.
Ese es el pasado.
Este es el presente.
Trata de Manejarlo.
174
—¿Qué podemos hacer? —Se trató de liberar y sacudir a Damon; ella estaba
así de frenética—. ¡Debe haber algo que podamos hacer! No pueden matar a
Bonnie y Meredith, ¡Y Stefan morirá si no lo encontramos!
Damon la apresó con más fuerza. Él mantenía su mente protegida de la de
ella, Elena se dio cuenta. Esto podía ser bueno o malo. Podía ser que existiera una
solución que se mostraba reacio a mostrarle; o puede que significara que la muerte
de las tres —esclavas rebeldes— sería la única cosa que los líderes de la cuidad
aceptarían.
—Damon. —Él la sostenía demasiado fuerte como para poder liberarse, cosa
por la cual Elena no le podía ver el rostro. Pero ella lo visualizaba y podía también
tratar de localizarlo directamente de mente a mente.
—Damon existe algo, cualquier forma en la que podamos salvar a Bonnie y
Meredith tienes que decírmelo. Tienes que hacerlo. ¡Te lo ordeno!
Ninguno de los dos tenía ánimo de encontrarlo divertido o incluso darse
cuenta de que los esclavos les estaban dando órdenes a sus dueños. Pero al fin
Elena escuchó la telepática voz de Damon.
Ellos dicen que si te llevo de vuelta ahora al joven Drohze y te disculpas,
puedes ser perdonada con seis golpes con esto. De algún modo Damon creó una
caña flexible de alguna madera pálida. Ceniza probablemente, pensó Elena,
sorprendida de lo calmada que estaba. Es la única substancia igualmente efectiva
para todos: incluyendo a los vampiros, incluso los más antiguos, que ellos tienen
sin lugar a dudas aquí.
Pero tiene que ser público, para que puedan empezar los rumores del otro
lado. Ellos piensan que el alboroto terminara, si tú, la que empezó la
desobediencia, admites tu posición de esclava.
Los pensamientos de Damon eran pesados y también el corazón de Elena.
¿Cuántos de sus principios serían traicionados si ella hacia esto? ¿Cuántos esclavos
condenaría ella a servir por el resto de sus vidas?
De pronto la voz mental de Damon estaba enojada. No vinimos aquí para
reformar la Dimensión Oscura, le recordó, con un tono que hizo a Elena contraerse
de dolor. Damon la sacudió ligeramente. Vinimos a rescatar a Stefan, ¿Recuerdas?
Ni que decir, que nunca tendremos la oportunidad de hacerlo si tratamos de hacer
de Espartaco. Si empezamos una guerra que sabemos que no podemos ganar. Ni
los guardianes pueden ganarla.
Una luz llego a la cabeza de Elena.
175
—Por supuesto —dijo ella—. ¿Por qué no pensé en esto con anterioridad?
—¿Pensar que cosa antes? —Dijo Damon desesperado.
—Nosotros no luchamos< ahora. Todavía no he dominado mis poderes
básicos, mucho menos las Alas del Poder. Y de este modo ellos ni siquiera se
preguntarían por ellos.
—¿Elena?
—Volveremos.
Elena le explicó con entusiasmo—. Cuando pueda controlar todos mis
poderes. Traeremos aliados con nosotros, fuertes aliados que encontraremos en el
mundo humano. Podría tardar un año pero algún día volveremos para terminar lo
que empezamos.
Damon se encontraba mirándola como si se hubiera vuelto loca, pero no
importaba.
Elena podía sentir el poder a través de ella. Esta era una promesa, pensó, que
mantendría incluso si la mataba.
Damon tragó—. ¿Podemos hablar del presente ahora? —Preguntó.
Fue como si hubiera golpeado los ojos de un buey.
El presente. Ahora.
—Sí. Sí, por supuesto. —Elena miró el palo de ceniza—. Por supuesto que lo
haré Damon. No quiero que nadie más sea herido por mi culpa antes de que esté
lista para luchar. El Dr. Meggar es un gran curador. Si me permitierá regresar a él.
—Honestamente no lo sé —dijo Damon, manteniendo su mirada—. Pero si se
una cosa. Tu no sentirás un solo golpe, te lo prometo —dijo rápida y sinceramente,
poniendo muy grandes sus ojos negros—. Me asegurare de eso; todo será
canalizado lejos. Y no veras ningún rastro de marcas por la mañana. Pero< —
terminó mucho más delicado—, te tendrás que arrodillar para pedirme perdón,
porque soy tu dueño y también ante ese sucio, escrofuloso, abominable viejo. —
Las maldiciones de Damon lo hicieron dejar llevarse por un momento en italiano.
—¿Ante quién?
—Ante el líder de los suburbios y posiblemente ante el hermano mayor de
Drohzne también.
—Bueno. Diles que me disculparé ante todos los Drohnes que quieran. Diles
rápido, en caso de que perdamos nuestra oportunidad.
Elena podía ver la mirada que él le dio, pero su mente estaba vuelta al
interior. ¿Dejaría ella que Bonnie y Meredith hicieran esto? No. ¿Permitiría que le
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pasara a Caroline si de cualquier modo pudiera detenerlo? Tampoco. No, no, no.
Los sentimientos de Elena acerca de la brutalidad hacia niñas y mujeres siempre
habían sido extremadamente fuertes. Sus sentimientos a la ciudadanía de segunda
clase mundial de mujeres se habían vuelto extraordinariamente fuertes desde que
volvió del más allá.
Si ella había sido devuelta al mundo con un propósito, ella decidió ayudar a
liberar niñas y mujeres de la esclavitud que muchas de ellas ni siquiera podían ver,
y eran parte de eso.
Pero esto no sólo se trataba de propietarios de esclavos viciosos y de hombres
y mujeres sin rostro oprimidos. Se trataba de Lady Ulma y de mantenerla a ella y a
su bebe seguros< y era por Stefan. Si ella cedió, ella sólo sería una esclava
imprudente que causó un pequeño escándalo en la carretera que fue firmemente
puesta en su lugar por las autoridades.
De lo contrario, si su grupo fuera examinado< si alguien descubriera que
estaban aquí para liberar a Stefan< Si Elena fue la que causo que el orden llegara:
Había que mover el grupo a una mayor seguridad, deshacerse de esta tonta llave
kitsune<
Su mente se encontraba llena de cólera con imágenes de las formas en que
Stefan podía ser castigado, podía ser alejado, podía perderse si este incidente de los
suburbios tomara proporciones indebidas.
No, ella no abandonaría ahora a Stefan por luchar en una guerra que podría
no ser ganada. Pero que ella tampoco olvidaría.
Volveré por todos ustedes, prometió. Entonces la historia tendría un final
distinto.
Se dio cuenta de que Damon aún no se había ido. Él la estaba mirando con el
ojo fijo de un águila—. Ellos me enviaron a traerte, —dijo tranquilo—. Ellos nunca
pensaron en un no como respuesta. —Elena pudo sentir la rabia feroz de su furia
contra ellos y le tomó la mano y la apretó.
—Yo volveré contigo en el futuro, por los esclavos, —él dijo— Tú lo sabes,
¿no es verdad?
—Por supuesto—, dijo Elena, y su beso rápido se convirtió en uno largo. Ella
no había absorbido lo que Damon había dicho sobre canalizar el dolor. Ella sentía
que se trataba sólo de un beso lo que debía soportar, pero luego Damon le acarició
el cabello; el tiempo no significo nada hasta que Meredith llamó a la puerta.
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El amanecer rojo sangriento se había vuelto extraño, casi de ensueño en el
momento en que Elena fue llevada a una estructura abierta donde los señores a
cargo de los suburbios se encontraban sentados sobre una pila de multas como
cojines gastados.
Las botellas y frascos de cuero con joyeros llenos de Magia Negra iban y
venían, el único vino que los vampiros podían realmente disfrutar, fumando en
pipas de agua y eventualmente escupiendo las sombras oscuras.
Esto fue a pesar de la multitud de gente reunida atraída por la palabra de un
castigo público de una linda y joven niña.
Elena había estado ensayando sus líneas. Ella fue marcada, amordazada,
esposada de manos antes de que la venta ambulante y de que las autoridades
escupieran. El joven Drohze estaba sentado en una especie de sofá incomodo y
dorado y Damon se encontraba entre él y las autoridades, luciendo tenso. Elena
nunca se había encontrado tan tentada de improvisar su parte desde su obra
escolar, cuando ella había lanzado una maceta a Petruchio e hizo caer la casa en la
última escena de La Fierecilla Domada.
Pero esto era un negocio mortal muy serio. La libertad de Stefan y la vida de
Bonnie y Meredith podrían depender de eso. Elena movió la lengua dentro de su
boca, que estaba muy seca.
Y extrañamente ella encontró los ojos de Damon, el hombre con el palo
levantándolo.
El parecía estar contando con su coraje e indiferencia, sin usar para nada la
telepatía. Elena se preguntaba si él había estado antes en una situación similar.
Ella fue pateada por uno de los acompañantes que le recordó donde se
encontraba.
Le habían prestado un atuendo apropiado, descartado del ropero de la hija
casada del Dr. Meggar. Era color perla en el interior, lo que significaba que se veía
malva a la luz carmesí del sol. Lo más importante, usado sin su enagua color
malva, descubierta de la cintura a la espalda, dejando la espalda de Elena
completamente desnuda. Ahora de acuerdo con la tradición, se arrodillo frente a
los ancianos, y se inclino hasta que su frente descansó en una vistosa y muy sucia
alfombra a los pies de los ancianos, pero muchos pisos más abajo. Uno de ellos la
escupió.
No estaban emocionados, ni agradecidos. Le decían obscenidades, y
lanzaban misiles, en su mayoría con forma de basura. La fruta era muy preciada
178
aquí para pensar en desperdiciarla. El excremento seco sin embargo no lo era y
Elena encontró las primeras lágrimas aflorando cuando se dio cuenta con lo que
estaba siendo apedreada.
Coraje e indiferencia, se dijo a sí misma, sin atreverse a mirar a Damon.
Ahora, cuando el público había tenido su tiempo de juego debido, uno de los
ancianos que fumaba una pipa de agua se levantó. Leyó palabras de un arrugado
pedazo de papel que Elena no pudo entender. Pareció ser eterno. Elena, en sus
rodillas, con la frente contra la sucia alfombra, sintió como si se encontrara
asfixiada.
Finalmente el pedazo de papel fue guardado y el joven Drohze se levantó, y
describió en una voz alta, casi histérica y en un extravagante idioma, la historia de
una esclava que atacó a su propio amo (Damon, Elena se dio cuenta mentalmente)
para liberarse de su supervisión y atacó a la cabeza de su familia (el viejo Drohze,
pensó Elena) y su pobre forma de vida, su transporte, y su desesperanzada,
insolente, perezosa esclava; y como todo esto ha dado lugar a la muerte de su
hermano. Para los oídos de Elena, en principio, el parecía estar culpando de todo
esto a Lady Ulma porque ella había caído bajo su cargo.
—Ustedes todos saben a qué esclavo me refiero, ella no se molestaría en
apartar una mosca caminado delante de sus ojos, —el gritó alentando al publico
atraído, que respondió con nuevos insultos y poniendo un renovado desuello*
sobre Elena, ya que Lady Ulma no se encontraba ahí para ser castigada.
Finalmente el joven Drohzne terminó de contar como esta atrevida
mujerzuela (Elena) quien, vistiendo pantalones como hombre, había atrapado al
hermano de su dueño y logro llevar toda esta valiosa propiedad más allá de su
persona (¿Todo por mi misma? Se preguntó irónicamente Elena); y lo había llevado
a la casa de un curandero sospechoso (Dr. Meggar) que se negó a darle la espalda
de esclavo original.
—Yo sabía cuando oí esto que nunca más vería a mi hermano o a su esclavo
de nuevo —el lloró lamentándose, cosa que de alguna manera había sido capaz de
mantener en todo el relato.
—Si el esclavo hubiera sido tan flojo, te habría alegrado, —dijo un chistoso de
la multitud.
—No obstante, —dijo un hombre gordo cuya voz hizo recordar a Elena al
irresistible Alfred Hitchcock: la fúnebre pronunciación y las mismas pausas antes
179
de las palabras importantes, que servían para poner el ambiente más sombrío y
todo el negocio más serio de lo que alguien habría hasta ahora pensado.
Este era un hombre con poder, se dio cuenta Elena. La grosería, el desuello, la
venta ambulante y escupir habían quedado en silencio. El gran hombre era sin
lugar a dudas la equivalencia local de un padrino en estos dolorosamente pobres
residentes de los suburbios.
Su palabra podía ser la que determinara el destino de Elena.
—Y desde entonces, —él decía lentamente, rechinando cada cuantas palabras
de forma irregular, un dulce color dorado salía de un recipiente reservado para sí
mismo—, el joven vampiro Damon a compensado y aún más generoso, también lo
hizo por toda la propiedad dañada—. Aquí hubo una larga pausa y miro al joven
Drohze.─ Por eso, su esclava, Elena, que empezó todo este problema no será
incautada y puesta en pública subasta, pero hará su humilde obediencia y
rendición, aquí, y por su propia voluntad, recibirá el castigo que ella sabe en qué
consiste.
Elena se encontró a si misma aturdida. Ella no sabía si es que era por todo el
humo que flotaba debajo de ella antes de arrodillarse, pero las palabras `ser puesta
en pública subasta´ la pusieron en shock hasta el punto de casi desmallarse. Ella no
tenía idea de que algo así pudiera ocurrir, y las imágenes que se vinieron a su
mente eran extremadamente poco placenteras. También se dio cuenta de su nuevo
alias, y también Damon. En realidad fue afortunado, pensó, sería bueno que
Shinichi y Misao nunca hubieran oído acerca de esta pequeña aventura.
Notas del Traductor:
1[*]Silex: también llamada pedernal, usado para encender fuego por su capacidad de crear chispas
al chocarse con otra pieza de igual o mayor dureza
2 [*]Yesca: materia muy seca y fácilmente inflamable.
3 [*]Desuello: Quitar la piel del cuerpo de una persona o un animal, o de alguno de sus miembros
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Traducido por Darkgirl
Corregido por chole_ann
Pandemonium*. Elena levantó su cabeza, confundida.
Si se suponía que debería ser la esclava arrepentida por más tiempo. Los
líderes de la comunidad estaban todos murmurando el uno con el otro, apuntando
con sus dedos, levantando las manos.
Damon había restringido psicológicamente al padrino, quien parecía
considerar su participación en la ceremonia, como si esta hubiera concluido.
La multitud estaba ululando animada. Parecía como si fuera a haber otra
pelea. Esta vez entre Damon y el hombre del Padrino, especialmente el llamado
Clewd.
La cabeza de Elena parecía un remolino. Ella pudo escuchar únicamente
frases desarticuladas.
—Sólo seis golpes y prométeme qué podre dirigirlo. —Damon estaba
gritando.
—¿Realmente crees que esa pequeña lacayo dirá la verdad? —Alguien más
probablemente Clewd—estaba gritando en respuesta.
¿Pero el Padrino no era exactamente ese también? ¿Sólo un poco más grande,
más atemorizante e indudablemente el lacayo más grande quien informaba a
alguien de más rango que él y que no nublaba su mente fumando drogas? Elena
pensó y luego agachó la cabeza cuando el hombre gordo miró hacia a ella.
Ella pudo oír a Damon nuevamente, esta vez claramente por encima del
alboroto. Él estaba de pie junto al Padrino.
—Yo había creído que incluso aquí habría algún honor una vez que la
negociación fuera hecha.
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Su voz hizo obvio que él ya no pensaba que las negociaciones fueran posibles
y que él estaba a punto de seguir con el ataque. Elena se tensó, horrorizada. Ella
nunca había oído tal amenaza abierta en su voz.
—Espere. —Fue un tono displicente el que utilizó el Padrino, pero causó un
momento de silencio en la multitud. El hombre gordo, habiendo quitado la mano
de Damon de su hombro, giró la cabeza hacia Elena.
—Yo no me involucro, por mi parte y en cuanto a la participación de mi
sobrino Clewd. Diarmund o quien quiera que seas, eres libre de castigar a tu
propia esclava con tus propias herramientas.
Inesperada y sorpresivamente, el viejo estaba cepillando algunos pequeños
pedazos de su barba dorada y hablando directamente a Elena. Sus ojos eran viejos,
cansados y sorpresivamente exigentes.
—Clewd es un maestro en azotes, ya sabes. Él tiene su propio y pequeño
invento. Él lo llama Bigotes de Gato y un latigazo puede sacar la piel desde el
cuello hasta la cadera. Muchos hombres mueren después de diez golpes, pero me
temo que él estará decepcionado hoy.
Luego expuso unos dientes sorprendentemente blancos, el padrino sonrió. Él
extendió hacia ella el plato de dulces de oro que había estado comiendo.
—Tal vez quieras probar uno antes que tu castigo continúe.
Con miedo a probar uno y con miedo de no hacerlo, Elena tomó un de las
piezas irregulares y se lo metió en la boca, sus dientes crujían agradablemente, ¡La
mitad de una nuez! Eso eran los dulces misteriosos, sumergido en una especie de
jarabe de limón con trozos de ají, o algo así cubriendo el dulce con todas esas cosas
doradas y comestibles. ¡Ambrosía!
El padrino le decía a Damon—. Has tu propia disciplina chico. Pero no seas
negligente con ella y enséñale como cubrir sus pensamientos, ella tiene demasiado
ingenio para ser desperdiciado aquí en estos barrios de burdeles. Pero entonces,
¿Por qué no creo que ella quiera convertirse en una famosa cortesana en absoluto?
Antes que Damon pudiera contestar o Elena pudiera admirar su genuflexión,
él se había ido, acompañado por un criado hacia el único coche con caballos.
Elena había sido vista en los barrios pobres.
Para entonces la discusión de los líderes cívicos, impulsados por el joven
Dorhzne, había llegado a un repentino acuerdo.
182
—Diez latigazos y ella necesita las sogas y tú deberías dárselas. —Ellos
dijeron—. Pero nuestra palabra final es diez. El hombre que negociaba contigo ya
no tiene poder para argumentar.
Casi por casualidad, uno levantó un mechón de pelo de una cabeza sin
cuerpo, absurdamente coronada con hojas polvorientas, en anticipación al
banquete después de la ceremonia.
Los ojos de Damon estallaron con verdadera rabia con los objetos a su
alrededor vibrando. Elena pudo sentir su poder como la cría de una pantera contra
una correa.
Ella sintió como si estuviera hablando contra un huracán que devolvía cada
palabra de nuevo a su garganta.
—Yo estoy de acuerdo.
—¿Qué?
—Se acabo Da< Maestro Damon. No m{s gritos. Yo estoy de acuerdo.
Ahora, ella se postro en la alfombra antes que Dorhzne, hubo un repentino
lamento de mujeres y niños jugando a tirar bolitas animadamente—algunas veces
al mal—sonriente propietario de la esclava.
La cola de su vestido se extendía tras ella como un vestido de novia, la falda
de perla haciendo a la enagua un color burdo brillante en la eterna luz roja. Su
cabello había caído libre de su moño, formando una nube alrededor de sus
hombros tanto que Damon tuvo que dividirlo con sus manos. Él estaba temblando
de rabia y Elena no se atrevió a mirarlo, sabiendo que sus mentes se precipitarían
juntas. Ella fue la que se acordó de decir su discurso formal ante él y el joven
Dorhzne, así que está completa farsa no tendría que ser restablecida.
Dicho con sentimiento. Su profesora de teatro la Señora Courtland había
siempre censurado a la clase. Si no hay sentimiento en ti no habrá ningún
sentimiento en la audiencia.
—¡Maestro! —Elena dijo en una voz que era lo suficientemente fuerte para ser
oída por encima del lamento de las mujeres.
—Maestro, no soy más que una esclava, no soy apta para enfrentarle. Pero he
traspasado la ley y acepto mi castigo amablemente, si amablemente< si yo le
restauro, usted tendrá su respeto devuelta el cual usted había disfrutado antes de
mi maldad inusitada. Le ruego castigue a esta esclava desgraciada que yace como
despojos descartados en la ruta de su gracia.
183
El discurso, que ella había gritado en un tono invariable vidrioso era de
alguien que había aprendido cada palabra de memoria, no había necesitado
realmente más de cuatro palabras.
—Maestro ruego su perdón. —Pero nadie habría reconocido la ironía que
Meredith había puesto o lo habría encontrado divertido.
El padrino lo había aceptado y el joven Dorhzne ya lo había escuchado una
vez.
Y ahora era el turno de Damon.
Pero el joven Dorhzne no había terminado aún. Sonriendo a Elena el dijo.
—Aquí es donde debe estar señorita. Pero quiero ver primero esa varilla de
cenizas antes de que lo use. —Un tropiezo para Damon.
Unos pocos silbidos y golpes a los cojines alrededor de ellos (llenando el aire
con polvo color rubí) le satisfago pues la barra era todo lo que incluso el pudiera
desear.
Con la boca visiblemente aguada, se instaló en el sillón de oro, viendo a Elena
de pies a cabeza.
Y finalmente el momento había llegado. Damon no podía postergarlo por
más tiempo. Lentamente como si cada paso fuera parte de una obra que no había
ensayado adecuadamente, se deslizo junto a Elena para conseguir un ángulo.
Finalmente, la multitud reunida se inquietó, las mujeres mostraban signos de
perderse en la bebida y no en lamentos.
Él tomo su lugar.
—Pido perdón, mi maestro. —Elena dijo sin ninguna expresión en su voz. Si
él mismo se lo hubiera permitido. Ella pensó. Él ni siquiera hubiera recordado su
necesidad.
Ahora, en efecto era el momento. Elena supo lo que Damon le había
prometido. Ella también supo que muchas promesas se habían roto ese día. Por un
lado diez era casi el doble seis.
Ella no estaba esperando esto.
Pero cuando el primer golpe vino, ella supo que Damon no era de los que
rompía promesas. Ella sintió un ruido sordo, un entumecimiento y luego una
humedad que la hizo levantar la cabeza mirando a través de las celosías por
encima de ellos entre las nubes, era desconcertante darse cuenta que la humedad
era su propia sangre, derramada sin dolor, corriendo por su lado.
184
—Hazla contarlos, — el Joven Dorhzne dijo en un gruñido y Elena dijo—:
Uno.
Antes que Damon pudiera responderle. Elena seguía contando con la misma
voz clara y si afección.
Ella no estaba aquí, en este mal oliente y horrible canal en absoluto.
Ella estaba tumbada con los codos en el suelo apoyando su cara y mirando los
profundos ojos de Stefan, esos ojos verdes de primavera, que nunca serían viejos,
no importando cuántos siglos él acumulara. Ella estaba soñadoramente contando
con él y diez sería la señal para saltar y empezar la carrera. Estaba lloviendo
suavemente, y Stefan le estaba dando ventaja, y pronto, muy pronto iba a
enfrentarse con él y salir corriendo por el verde y exuberante paisaje. Ella haría
esta una carrera justa y realmente pondría sus músculos en ello, pero Stefan, por
supuesto la atrapa. Luego caen en la hierba juntos, riendo y riendo como si
estuvieran histéricos.
En cuanto a los sonidos vagos y lejanos de miradas maliciosas y de gruñidos
de borrachos, incluso estos fueron gradualmente cambiando. Todo tenía que ver
con algún tonto sueño con Damon y una varilla de cenizas, en el sueño, Damon se
movía lo suficiente para satisfacer al público más exigente, y luego el látigo, que
Elena pudo oír en el silencio incrementándose, sonaba más que suficiente y la hizo
sentir nauseas cuando comprendió que era el sonido de su propia piel
quebrándose pero ella no sentía más que los torpes golpes arriba y abajo de su
espalda, y Stefan estaba levantando su mano para ¡Besarla!
—Siempre seré tuyo —Stefan dijo—. Nos pertenecemos cada vez en tus
sueños.
Siempre seré tuya Elena le dijo, sabiendo que él podía entender el mensaje.
No seré capaz de soñar contigo todas las noches, pero siempre estoy contigo.
—Siempre, mi ángel. Estoy esperando por ti. —Stefan dijo.
Elena escuchó su propia voz diciendo—: Diez—, y Stefan besó su mano
nuevamente y se fue, intermitente, desconcertada y confundida por la irrupción
repentina de ruidos, se sentó con cautela, mirando alrededor.
El joven Dorhzne estaba inclinado sobre si mismo lleno de furia, decepción y
con tanto licor que ni siquiera él podía mantenerse en pie. Las quejumbrosas
mujeres hace rato se habían quedado en silencio, asombradas. Los niños eran los
únicos que aún seguían haciendo ruido, subiendo y bajando en las juntas,
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susurrando unos entre otros y corriendo como si Elena les hubiera echado un
vistazo en su camino.
Y luego con una total falta de ceremonia, esta había acabado.
Cuando Elena se levantó, un círculo completo giro alrededor de ella y las
piernas se le doblaron, Damon la atrapó y llamó a uno de los pocos jóvenes
consientes que estaba inclinados hacia él—. Denme una capa—. No fue una
petición y el mejor vestido de los hombres, que parecía haber estado en los barrios
bajos, le arrojó una capa negra, bordeada con un azul verdoso y dijo—: Quédatela.
La actuación estuvo maravillosa, ¿Es un acto de hipnotismo?
—Ninguna actuación. —Damon gruñó, en una voz que detuvo a los otros
merodeadores de los barrios bajos en el acto de sacar sus tarjetas de visitante.
—Tómalas, —Elena susurro. Damon tomó una tarjeta con una mano de mala
gana. Pero Elena se forzó a lanzar su cabello sobre su cara y a sonreír suavemente
con pesados párpados al joven hombre que sonrió tímidamente en respuesta.
—Cuando a< actúes de nuevo<
—Lo escucharas. —Elena respondió. Damon ya estaba llevándola al Doctor
Meggar, rodeados por los inevitables chicos tirando de sus capas.
Fue entonces cuando a Elena se le ocurrió preguntarse porque Damon había
pedido una capa a unos desconocidos cuando de hecho él ya llevaba una.
—Ellos deben tener la ceremonia en alguna parte, ahora que hay muchos de
ellos. —La Señora Flowers dijo en un gentil tono de angustia cuando Matt y ella se
sentaron a tomar un té herbal en la sala de la pensión. Era la hora de la cena, pero
aún había un poco de luz afuera.
—¿Ceremonias para qué? —Matt preguntó. Él no había pasado por la casa de
sus padres desde que había dejado a Elena y Damon más de una semana atrás, de
vuelta en Fell`s Church, él se detuvo en la casa de Meredith, que quedaba a las a
fueras de la ciudad, y ella lo convenció de ir primero a la casa de la Señora Flowers.
Después de la conversación que los tres habían tenido incluida Bonnie, Matt
había decidido que lo que era mejor era volverse `invisible´. Su familia estaría más
segura si nadie se enteraba que él aún estaba en Fell`s Church. Él viviría en la
186
pensión, pero ninguno de los chicos que estaban causando problemas lo notaria,
luego con Bonnie y Meredith a salvo y reuniéndose con Damon y Elena, Matt
podría ser alguna clase de agente secreto.
Ahora él casi deseaba haber ido con las chicas. Tratando de ser un agente
secreto en un lugar donde los enemigos parecían ser capaces de oír y ver mejor de
lo que tú podías, como también moverse mucho más rápido, no había resultado ser
de tanta ayuda como había parecido. Él pasó leyendo la mayor parte del tiempo en
los blogs de Internet que Meredith había indicado, buscando pistas que les
pudieran ser de alguna ayuda.
Pero él no había leído nada acerca de la necesidad de una ceremonia. Él giró
hacia la Señora Flowers cuando ella preocupadamente tomó su té.
—¿Ceremonias para qué? —Él repitió.
Con su suave y blanco cabello, su gentil y distraído rostro y sus amigables
ojos azules, la Señora Flowers lo miró como la mayoría de las ancianas inofensivas
en el mundo.
Ella no era una bruja de nacimiento, o una jardinera por vocación, ella sabía
tanto acerca de hierbas toxicas y magia negra como magia blanca y plantas
medicinales.
—Oh, para hacer generalmente cosas desagradables. —Ella respondió
tristemente, quedándose con la vista fija en las hojas de té en su tasa.
—Ellos se reúnen como en una asamblea, tú sabes, para lograr que todo el
mundo trabaje. Probablemente también hacen algo de magia negra ahí. Parte de
ello es chantaje y lavado de cerebro, se puede decir que todos los nuevos son
convertidos en culpables para así poder asistir a las reuniones. Ellos pueden ceder
y ser plenamente iniciados< esa clase de cosas. Muy desagradable.
—¿Pero qué clase de desagradable? —Matt persistió.
—Realmente no lo sé, cariño. Nunca he ido a una de esas. —Matt lo
consideró.
Eran casi las 7:00, que era el toque de queda para los menores de dieciocho
años. Los dieciocho parecían ser la edad máxima para que un chico pueda estar o
ser poseído.
Por supuesto no era un toque de queda oficial. El departamento del Sheriff
parecía no tener ninguna idea como tratar con la curiosa enfermedad que se estaba
generando en las jóvenes de Fell`s Church. ¿Escarmentaban los chicos? Era la
policía la que estaba asustada. Un joven Sheriff había regresado llorando de la casa
187
de Ryan enfermándose luego de ver como Karen Ryan había mordido la cabeza de
sus ratones y lo que habían hecho con el resto de ellos.
¿Los encerraban? Los padres no lo permitirían, no importa cuán malo fuera el
comportamiento de sus hijos o cuan obvio era que sus hijos necesitaban ayuda.
Los niños que eran llevados a la siguiente ciudad para una cita con el
psiquiatra se sentaban recatadamente y hablaban calmada y lógicamente< por los
quince minutos completos de la cita. Luego, en el viaje de regreso ellos tomaban
venganza, repitiendo todo lo que sus padres decían en perfecta mímica, haciendo
sonidos reales de animales, manteniendo conversaciones con ellos mismos con
lenguajes asiáticos o incluso recurrían al escalofriante cliché de hablar hacia atrás.
Ni la disciplina ordinaria o ninguna ciencia médica parecían tener la
respuesta al problema de los niños.
Pero lo que más asustaba a los padres era cuando sus hijos e hijas
desaparecían. Desde el principio se asumió que los niños iban al cementerio, pero
cuando los adultos trataron de seguirlos a una de esas reuniones secretas, ellos
encontraron el cementerio vacío, incluso en la cripta secreta de Honoria Fell, los
niños parecían simplemente haber< desaparecido.
Matt pensó que tenía la respuesta para esta adivinanza. Ese matorral de el
viejo bosque aún estaba cerca al cementerio, cualquiera de los poderes de
purificación de Elena no habían llegado tan lejos, o el lugar era tan malévolo que
había resistido su limpieza.
Y, como Matt sabía bien, los viejos bosques estaban completamente bajo el
control de Kitsune. Podías dar dos pasos dentro del matorral y pasar el resto de tu
vida tratando de salir.
—Pero tal vez soy lo suficientemente joven para seguirlos. —Él le dijo a la
Señora Flowers—. Se que Tom Pierler va con ellos y es de mi misma edad. Y
también quien empezó todo esto: Caroline se lo pasó a Jim Bryce, quien se lo paso
a Isobel Saitou.
La señora Flowers miró abstraída—. Deberíamos preguntarle a la abuela de
Isobel por más de esas Salas Sintoístas* contra el mal que ella bendijo. —Ella dijo—
. ¿Crees que podamos hacerlo en algún momento, Matt? Pronto creo que
tendremos que prepararnos para una barricada, eso me temo.
—¿Es eso lo que dicen las hojas de té?
188
—Si, cariño, y ellos están de acuerdo con lo que mi pobre cabeza dice
también. Tal vez quieras contarle a la Doctora Alpert para que pueda sacar a su
hija y nieta fuera de la ciudad antes de que sea muy tarde.
—Le daré el mensaje, pero creo que va a ser difícil que Tyrone deje a Deborah
Koll. Él está muy apegado a ella, hey tal vez la Doctora Alpert pueda sacar a los
Koll también.
—Tal vez ella pueda. Eso significaría menos niños por los que preocuparse.
—La Señora Flowers dijo, tomando la taza de té de Matt para ver en ella.
—Lo haré. —Fue extraño, Matt pensó. Él tenía tres aliadas ahora en Fell`s
Church y todas eran mayores de sesenta. Una era la Señora Flowers , aún vigorosa
para levantarse todas las mañanas a tomar un paseo y arreglar sus jardines; otra
era Obassan, confinada a una cama, pequeña y del tipo muñeca, con su cabello
negro amarrado en un moño, quien estaba siempre lista con la experiencia que ella
había tenido como doncella de santuario; y la última era la Doctora local de Fell`s
Church la Doctora Alpert, quien tenía cabello gris, piel morena oscura y un
absoluto pragmatismo acerca de todo, incluida la magia.
A diferencia de la policía. Se reusó a negar lo que pasaba en frente de ella, e
hizo su mejor esfuerzo para aliviar los miedos de los niños así como también
aconsejar a los horrorizados padres. Una bruja, una sacerdotisa y una doctora.
Matt reconoció que tenía todas las bases cubiertas, especialmente desde que
Caroline, la paciente original en este caso, había sido poseída por zorros o lobos o
ambos.
—Iré al encuentro esta noche. —Él dijo firmemente—. Los chicos han estado
susurrando y comunicándose todo el día. Me esconderé en la tarde en algún lugar,
donde pueda verlos ir al matorral. Luego los seguiré, en cuanto Caroline o, Dios
nos ayude, Shinichi o Misao no estén con ellos.
La señora Flowers le sirvió otra taza de té—. Estoy preocupada por ti Matt,
cariño. Me parece que es un mal día para malos presagios. No es la clase de día
para arriesgarse.
—¿Su madre tiene algo que decir acerca de esto? —Matt preguntó,
genuinamente interesado. La madre de la Señora Flowers había muerto hace algún
tiempo, a inicios de 1900, pero eso no la había detenido de comunicarse con su hija.
—Bien, eso justamente es algo. No he oído una palabra de ella en todo el día.
Lo intentaré sólo una vez más. La señora Flowers cerró los ojos, y Matt pudo
ver la textura crepé de sus párpados moviéndose como si ella estuviera buscando a
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su madre o tratando de entrar en trance o algo así. Matt bebió su té y finalmente
empezó a jugar con su celular.
Al final la Señora Flowers abrió sus ojos y suspiró.
—Querida Mamá (ella siempre la llamaba así, con el acento en la segunda
silaba). Ella esta reacia hoy. No puedo llegar a ella para que me dé una respuesta
clara. Ella dice que la reunión será muy ruidosa y luego silencio. Y está claro que
ella piensa que será muy peligroso. Creo que mejor voy contigo querido.
—¡No, no! Si su madre piensa que es peligroso, yo ni siquiera lo intentaría—.
Matt dijo. Las chicas lo despellejarían vivo si algo le pasaba a la Señora Flowers, él
pensó. Mejor jugar seguro.
La señora Flowers se sentó de nuevo en su silla, pareciendo aliviada—.
Bueno, — ella dijo por último—. Yo mejor me voy a deshierbar. Tengo musgo que
cortar y secar también. Y arándanos que deben estar listos ya. Cómo vuela el
tiempo.
—Bueno usted ha cocinado para mí todo este tiempo —Matt dijo—. Desearía
que me dejara pagarle el alojamiento.
—¡Nunca me lo perdonaría! Eres mi invitado, Matt. Al igual que mi amigo,
eso espero.
—Por supuesto. Sin usted, estaría perdido. Y sólo tomaré un paseo a las
afueras del pueblo. Necesito quemar algo de energía. Desearía< Se quedó callado
de repente. Él había empezado a decir que deseaba poder disparar algunos aros
con Jim Bryce. Pero Jim nunca volvería a disparar nunca, jamás. No con sus manos
mutiladas.
—Sólo saldré a tomar un paseo —él dijo.
—Sí —dijo la Señora Flowers—. Por favor, Matt cariño, ten cuidado.
Recuerda llevar una chaqueta o un corta vientos.
—Sí, señora. —Eran comienzos de Agosto, con calor y humedad suficiente
para caminar alrededor vestido con traje de baño. Pero Matt había sido educado
para tratar a las ancianas de una cierta manera, incluso si eran brujas y en muchos
casos tan agudas como un cuchillo X—acto que deslizó en su bolsillo antes de salir
de la mansión.
Entonces él salió y luego tomó un lado de la ruta bajando por el cementerio.
Ahora, si él sólo fuera ahí, donde el suelo se sumergía bajo el arbusto, en el
viejo bosque mientras nadie en el camino pudiera verlo desde ningún ángulo.
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Él se apuró escondiéndose, tratando de no hacer ningún ruido, agachándose
bajo las lapidas. Manteniéndose alerta por cualquier cambio en el canto de los
pájaros, lo que indicaría que los chicos estaban llegando. Pero el único cantó de
aves era el chillido estridente de los cuervos en el matorral y él no vio
absolutamente a nadie, hasta que se deslizo en su escondite.
Luego se encontró cara a cara con una pistola, y tras de esta, la cara del
Sheriff Rich Mossberg.
Las primeras palabras del Sheriff parecían venir enteramente de rutina como
si alguien hubiera jalado una cuerda en una muñeca parlante del siglo veinte.
—Matthew Jeffrey Honeycutt, queda arrestado por violación y agresión en
contra de Caroline Beula Forbes. Tiene el derecho de permanecer en silencio.
—Al igual que usted —Matt susurró—. ¡Pero no por mucho tiempo! ¿Oye a
esos cuervos todos croando a la vez? ¡Los chicos están llegando al viejo bosque. Y
se están acercando!
El Sheriff Mossberg es de los que no paran de hablar hasta que no han
terminado, así que para ese momento él estaba diciendo—: ¿Entiendes estos
derechos?
—¡No, Señor! ¡Mi ne komprenas Dumbtalk!
Un ceño apareció entre las cejas del Sheriff—. ¿Es eso alguna jerga Italiana
que tratas de echarme?
—Es Esperanto. ¡No tenemos tiempo! Ahí est{n< y, ¡Oh, Dios, Shinichi está
con ellos! La última oración fue dicha en el más bajo de los susurros, Matt bajo la
cabeza, mirando entre la mala hierba en las afueras del cementerio.
Si era Shinichi, de la mano con una pequeña niña de casi doce años. Matt la
reconoció vagamente: ella vivía arriba de Ridgemont. Ahora, ¿Cuál era su nombre?
¿Betsy, Becca<?
Hubo un débil sonido de angustia del Sheriff Mossberg.
—Mi sobrina. —Él respiró, sorprendiendo a Matt tanto que él sólo pudo
hablar bajo—. Esa, de hecho, es mi sobrina, ¡Rebecca!
—Eskay, sólo quédese donde está y resista —Matt susurró. Había una línea
de niños siguiendo a Shinichi como si fuera alguna clase de satánico flautista, con
su brillante pelo negro con puntas rojas y sus dorados ojos riendo en la luz del
final de la tarde. Los niños estaban riendo y cantando, algunos de ellos en la dulce
voz de un jardín infantil, una increíble y retorcida versión de ‚Siete pequeños
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conejitos‛. Matt sintió su boca secarse. Era una agonía observarlos andar al
matorral del bosque, como ver ovejas subiendo por una rampa al matadero.
Él tuvo que elogiar al Sheriff por no tratar de dispararle a Shinichi. Eso
realmente hubiera desatado el infierno pero entonces, justo cuando la cabeza de
Matt había caído en alivio y el último niño entró al matorral, él levantó la cabeza, el
Sheriff Mossberg se estaba preparando para levantarse.
—¡No! —Matt agarró su muñeca
El Sheriff se soltó—. ¡Tengo que ir! ¡Él tiene a mi sobrina!
—No la matara. Ellos no matan a los niños. No sé por qué, pero no lo hacen.
—Escuchaste que clase de inmundicia les estaba enseñando. Él cantará en un
tono diferente cuando vea una pistola Glock semiautomática encaminada a su
cabeza.
—Escuche —Matt dijo—. Usted tiene que arrestarme, ¿Cierto? Yo demando
que usted me arreste. ¡Pero no valla dentro de ese bosque!
—Yo no veo ningún bosque propiamente dicho —el Sheriff dijo con desdén.
—Apenas hay espacio en esos robles para que todos esos niños se sienten. Si
quieres ser de utilidad en la vida, puedes agarrar uno o dos de los pequeños
cuando se echen a correr.
—¿A correr?
—Cuando me vean, ellos van a escapar probablemente en todas las
direcciones, pero algunos de ellos tomaran el camino que usaron para volver.
—¿Así que vas a ser de alguna ayuda?
—No, Señor. —Matt dijo despacio y firmemente—. Y< y, mire< mire. Le
ruego no valla ¡Allá! ¡Créame, se de lo que estoy hablando!
—No sé qué clase de droga tengas puesta, chico, pero de hecho no tengo
tiempo para hablar más. Y si tratas de detenerme de nuevo, —él levantó la Glock
para apuntar a Matt—, te citaré por otro cargo, tratar de obstruir la justicia
¿Entendiste?
—Sí, entendí —Matt dijo, sintiéndose cansado. Él se desplomó de nuevo en el
escondite cuando el oficial haciendo un pequeño ruido se deslizó y siguió el
camino hacia el matorral. Luego el Sheriff Rich Mossberg se dirigió a los árboles y
se perdió del campo de vista de Matt.
Matt se sentó en el escondite y sudó por una hora. Él estaba teniendo
problemas manteniéndose despierto cuando hubo un movimiento en el matorral y
Shinichi salió, liderando a los niños cantando y riendo.
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El Sheriff Mossberg no salió con ellos.
Notas del traductor:
* Pandemonium; en este caso se puede referir a la capital del infierno
*SINTIOISMO: a veces llamado shintoísmo, [2] es el nombre de una religión nativa de Japón.
Involucra la adoración de los kami o espíritus de la naturaleza.
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Traducido por evelin
Corregido por Ginabm
La tarde después del `Escarmiento´ de Elena, Damon obtuvo una habitación
en el mismo complejo en donde el Dr. Meggar vivía. Lady Ulma se quedó en la
oficina del doctor hasta que Sage, Damon y el Dr. Meggar la habían sanado
completamente.
Ahora, ella nunca hablaba de cosas tristes. Les contó demasiadas historias
sobre su niñez hasta que ellos sentían que caminarían alrededor y reconocerían
cada habitación, aunque era inmensa.
—Supongo que ahora es el lugar de ratas y ratones, —ella dijo con nostalgia
como conclusión de una de sus historias.
—Y de arañas y polillas.
—Pero, ¿Por qué? —dijo Bonnie, sin ver las señales que tanto Meredith y
Elena le estaban dando para que no preguntara.
Lady Ulma alzó la cabeza para mirar al techo—. Por causa del General
Verantz. El demonio de mediana edad que me vio cuando yo tenía sólo catorce
años. Cuando él tenía el ejercito atacó mi casa, ellos mataron a cada ser viviente
que encontraron adentro, excepto a mí y a mi canario. Mis padres, mis abuelos, mis
tías y tíos< mis hermanos y hermanas más jóvenes. Incluso mi gato que estaba
durmiendo en el asiento de la ventana. El General Verantz me trajo delante de él,
justo como estaba, en mi camisón y descalza, con mi cabello despeinado y salido de
su malla, y al lado de él estaba mi canario con el paño de noche fuera de su jaula.
Todavía estaba vivo y saltando tan alegre como siempre. Y eso hizo que todo lo
que ocurrió pareciera peor de alguna manera, e incluso más como un sueño. Es
difícil de explicar.
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—Dos de los hombres del General me tenían cuando me llevaron ante él. En
realidad me estaban sosteniendo para que no pudiera correr, sin embargo. Yo era
tan joven, y todo sucedió de prisa. Pero recuerdo exactamente lo que el general me
dijo. Él dijo: `Le dije a este pájaro que cantara y el cantó. Les dije a tus padres que
quería darte el honor de ser mi esposa y ellos se negaron. Ahora, mira a tu
alrededor. ¿Ser{s como el canario o como tus padres?’ Y él señaló hacía un oscuro
rincón de la habitación. Por supuesto, las únicas luces eran las de las antorchas y ya
habían sido apagadas por ser de noche. Pero había la suficiente luz para ver que
había un montón de objetos redondos, con paja o hierba alrededor de ellos. Al
menos eso fue lo primero que pensé, en verdad. Era tan inocente y creo que la
conmoción tuvo que haberle hecho algo a mi mente.
—Por favor, —dijo Elena, acariciando suavemente la mano de Lady Ulma—.
No tiene que continuar con esto. Nosotras entendemos<
Pero Lady Ulma no pareció escuchar las palabras. Ella dijo—, y luego uno de
los hombres del general levantó una especie de coco con la paja trenzada en la
parte superior. Él la hizo girar casualmente, y de repente vi lo que era en realidad.
Era la cabeza de mí madre.
Elena se atragantó involuntariamente. Lady Ulma miró a las tres chicas con
los ojos fijos y secos—. Supongo que piensan que soy muy insensible para hablar
de estas cosas sin romper en llanto.
—No, no< —Elena comenzó a decir rápidamente. Ella estaba temblando,
incluso después de controlar sus sentidos psíquicos por lo menos a su alcance.
Espero a que Bonnie no se desmayara.
Lady Ulma estaba hablando de nuevo—. La guerra, la violencia casual y la
tiranía son todo lo que he conocido desde mi inocente niñez que fue aplastada en
ese momento. Ahora, es la bondad lo que me asombra, lo que hace que mis ojos se
derramen con lágrimas.
—Oh, no llores, —Bonnie le rogó, extendiendo sus brazos alrededor de la
impulsiva mujer—, por favor no llores. Nosotras estamos aquí para ti.
Mientras tanto, Elena y Meredith estaban frunciendo el ceño la una a la otra y
se encogieron de hombros rápidamente.
—Si, por favor no llores, —Elena se acercó, sintiéndose vagamente culpable,
pero estaba decidida a intentar el Plan A—. Pero cuéntanos, ¿Por qué la propiedad
de tu familia terminó en tan mala condición?
195
—Fue por la culpa del general. Él fue enviado a tierras lejanas para luchar en
guerras sin sentido. Cuando él se fue se llevo la mayor parte de su comitiva,
incluyendo a los esclavos que estaban en su dominio en ese momento. Cuando se
fue, tres años después de que hubiera atacado nuestra casa, yo estaba a su servicio
y no fui elegida para ir con él. Tuve suerte. Su batallón fue aniquilado; los
miembros del hogar que fueron con él fueron capturados o asesinados. No tenía
ningún heredero y su propiedad volvió a la Corona (La realeza), no tenía ningún
uso para ellos. Ha permanecido desocupada durante muchos años, y fue saqueada
muchas veces, sin duda, pero con su verdadero secreto, el secreto de las joyas, sin
descubrir< hasta donde yo sé.
—El secreto de las Joyas, —Bonnie susurró, claramente poniendo la frase en
mayúscula, como si fuera una novela de misterio. Ella todavía tenía un brazo
alrededor de Lady Ulma.
—¿Cuál secreto de las joyas? —Dijo Meredith con más calma. Elena no podía
hablar por el delicioso escalofrió que estaba corriendo a través de ella. Esto era
como ser parte de un juego mágico.
—En la época de mis padres, era común ocultar la riqueza en alguna parte de
la propiedad, y sólo los propietarios conocían el escondite. Por supuesto, mi padre,
como diseñador y comerciante de joyas, tenía mucho más que ocultar que la
mayoría de personas. Él tenía una maravillosa habitación que parecía algo así
como la cueva de Aladino. Era su taller, en donde guardaba sus joyas en bruto, así
como las piezas terminadas que habían sido encargadas o las que diseñaba para mí
madre que simplemente estaban fuera de su imaginación.
—¿Y nadie las ha encontrado? —Dijo Meredith. Había sólo el más mínimo
matiz de escepticismo en su voz.
—Si alguien lo hizo, nunca he oído hablar acerca de eso. Por supuesto,
podrían haber obtenido la localización con el tiempo, pero el general no era un
vampiro meticuloso ni paciente o un zorro, en cambio era un demonio bruto e
impaciente. Asesinó a mis padres mientras se paseaba por la casa. Nunca se le
ocurrió que yo, una niña de catorce años, podría compartir lo que sabía.
—Pero lo hiciste< —Bonnie susurró, fascinada, tomando la historia a donde
tenía que ir.
—Pero lo hice. Y lo hago ahora.
Elena tragó saliva. Todavía estaba tratando de mantener la calma, estaba
tratando de ser más como Meredith, para mantener la cabeza fría. Pero justo
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cuando abrió la boca para ser la de la cabeza fría, Meredith dijo—, ¿Qué estamos
esperando? —Y se puso de pie.
Lady Ulma parecía ser la persona más tranquila allí. Ella también parecía un
poco aturdida y casi tímida.
—¿Quieres decir que debemos de pedir a nuestro amo una audiencia?
—¡Quiero decir que deberíamos salir y obtener esas joyas! —Elena exclamó—.
Aunque, sí, Damon sería una gran ventaja si hay algo que necesite ser levantado.
Sage, también. —Ella no podía entender porqué Lady Ulma no estaba emocionada.
—¿No lo ves? —Dijo Elena, con su mente acelerada—. ¡Puedes tener a tu
esposo de vuelta! Nosotros podemos hacer nuestro mejor esfuerzo para arreglar la
habitación en la forma en que era cuando estabas pequeña. Quiero decir, si eso es
lo que tú quieres hacer con el dinero. Pero me encantaría, por lo menos ver la
cueva de Aladino.
—Pero< bueno, —Lady Ulma parecía de repente angustiada—. Tenía la
intención de pedirle al Amo Damon otro favor< aunque el dinero de las joyas
podría ayudar con eso.
—¿Qué es lo que quieres? —Elena dijo lo más gentilmente que pudo—. Y no
necesitas llamarlo Amo Damon. Él te libero hace días, ¿Recuerdas?
—Pero seguramente eso fue solo una< una celebración moment{nea— Lady
Ulma todavía lucia perpleja—. Él no lo hizo oficial en las Oficinas del Servicio o
algo parecido, ¿Verdad?
—¡Si él no lo hizo es porque no lo sabía! —Gritó Bonnie al mismo tiempo que
Meredith dijo—: En realidad no entendemos muy bien el protocolo. ¿Es eso lo que
tiene hacer y que necesitas?
Lady Ulma parecía sólo ser capaz de asentir con la cabeza. Elena se sintió
humilde. Ella supuso que esta mujer, una esclava por más de veintidós años, debe
pensar que encontrar la libertad es algo verdaderamente difícil.
—Damon quería decirlo cuando dijo que todos estábamos libres, —ella dijo,
de rodillas junto a la silla de Lady Ulma—. Él no sabía todas las cosas que tenía
que hacer. Si tú nos dices, nosotras podemos decírselo y así todos podemos ir a tu
antigua propiedad.
Ella estaba a punto de levantarse de nuevo, cuando Bonnie dijo—, algo está
mal. Ella no estaba tan feliz como lo estaba antes. Tenemos que encontrar que es.
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Abriendo sus percepciones psíquicas un poco, Elena podía decirle a Bonnie
que tenía razón. Ella se quedo donde estaba, arrodillada al lado de la silla de Lady
Ulma.
—¿Qué es? —Dijo, porque la mujer parecía desnudar su alma cuando Elena
hacía las preguntas.
—Tenía esperanza, —Lady Ulma dijo lentamente—, que el Amo Damon
podría comprar< —Ella se sonrojó, avanzó poco apoco con dificultad—. Podría
encontrar en su corazón la bondad para comprar un esclavo m{s. El< el padre de
mi hijo.
Hubo un momento de perfecto silencio y luego las tres chicas hablaron, Elena
adivino, tratando desesperadamente de hacer lo que ella misma estaba trabajando
en no hacer, lo cual era no mencionar que ella había asumido que Old Drohzne
era el padre.
Pero, por supuesto, él no podría ser. Elena se regañó a sí misma. Ella estaba
feliz sobre el embarazo, y ¿Quién podría estar feliz de tener un hijo con un monstro
repugnante como Old Drohzne? Además, él no tenía ni idea de que ella pudiera
estar embarazada y no le importaba.
—Podría ser más fácil decir que hacerlo, —dijo Lady Ulma, cuando el
murmullo de lástima y preguntas se había calmado un poco—. Lucen es un joyero,
un hombre famoso que crea piezas que< que me recuerdan a las de mi padre. Él
será costoso.
—¡Pero tenemos la cueva de Aladino para explorar! —Bonnie dijo
alegremente. —Quiero decir, tendrás suficiente dinero si vendes las joyas, ¿Cierto?
O ¿Necesitas más?
—Pero esas son las joyas del Amo Damon, —dijo Lady Ulma, pareciendo
horrorizada—. Incluso si él no se da cuenta de cuando heredo todo lo de la
propiedad de Old Drohzne, él pasa a ser mi dueño y el dueño de mis bienes<
—Tienes que obtener tu libertad y entonces tomaremos las cosas con un paso
a la vez, —dijo Meredith con la voz más firme y racional.
Querido Diario,
Bueno, estoy escribiéndote todavía como una esclava. Hoy liberamos a Lady Ulma,
pero se decidió que Meredith, Bonnie y yo deberíamos seguir siendo `las asistentes
personales´. Esto se debe a que Lady Ulma le dijo a Damon que parecería extraño y
anticuado si no tiene hermosas chicas como cortesanas.
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En realidad hay un lado positivo en esto, el cual es que como cortesanas necesitamos
tener todo el tiempo ropa bonita y joyas. He estado vistiendo el mismo par de jeans desde
que el bastardo de Old Drohzne cortó el par que vestía cuando llegue a este lugar, así que
puedes imaginar que estoy emocionada. Pero, en verdad, no sólo es por la ropa bonita que
estoy emocionada. Todo lo que pasó desde que liberamos a Lady Ulma y fuimos a su vieja
propiedad ha sido un maravilloso sueño. La casa estaba descompuesta y obviamente se había
convertido en casa de animales salvajes que la utilizaban como baño y como habitación.
Incluso encontramos las huellas de lobos y otros animales en el piso de arriba, lo que nos
dirigió a la pregunta de que si los hombres lobo viven en este mundo. Al parecer, lo hacen y
algunos en posiciones muy altas en virtud de diversos señores feudales. Tal vez a Caroline
le gustaría probar unas vacaciones aquí para aprender acerca de hombres lobo reales, sin
embargo, ellos dicen que odian a los humanos tanto que ni siquiera tendrían humanos o
vampiros (que una vez fueron humanos) como esclavos.
Pero de vuelta a la casa de Lady Ulma. Sus cimientos son de piedra y esta forrada
interiormente con madera dura, así que la estructura base está bien. Las cortinas y la
tapicería están colgando hechas trizas, por supuesto, es un poco espeluznante entrar con
antorchas y verlas colgando por encima y alrededor de ti. Sin mencionar las gigantes
telarañas. Yo odio las arañas más que nada. Pero entramos, con nuestras antorchas
pareciendo como las más pequeñas versiones de ese gigante sol carmesí que siempre se
cierne en el horizonte, tiñendo todo el exterior de un color a sangre y cerramos las puertas y
encendimos fuego en la gran chimenea en lo que Lady Ulma llamaba El Gran Salón. (Creo
que es el sitio donde comes o haces fiestas, tiene una enorme mesa a un lado del estrado y
una habitación de trovadores encima de lo que debe ser la pista de baile. Lady Ulma dijo que
este también es el lugar en donde los criados duermen en la noche (El Gran Salón, no la
galería de trovadores).
Luego subimos las escaleras, en donde vimos, lo juro, varias docenas de habitaciones
con camas de dosel muy grandes que van a necesitar nuevos colchones, sabanas, colchas y
cortinas, pero no nos quedamos mirando a nuestro alrededor. Había murciélagos colgando
del techo. Nos dirigimos al taller de la madre de Ulma. Era una habitación muy grande en
donde al menos cuarenta personas podían sentarse y coser la ropa que la madre de Lady
Ulma diseñaba.
¡Pero aquí está la parte emocionante!
Lady Ulma fue a uno de los armarios de la habitación y quitó toda la ropa hecha
añicos y apolillada que había en el. Apretó algunos lugares en la parte posterior del armario
y la ¡Deslizó hacia afuera! Dentro había una estrecha escalera que se dirigía hacia abajo.
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Me quedé pensando en la Cripta de Honoria Fell y me preguntaba si algún vampiro
sin hogar podría haber establecido su residencia en la habitación del piso de abajo, pero sabía
que era una tontería porque había telarañas dentro de la puerta. Damon todavía insistía en
que él bajaría primero porque tenía la mejor visión en la oscuridad, pero pienso que en
realidad sólo tenía curiosidad de ver que era lo que había debajo.
Cada una de nosotras lo seguimos, una a la vez, tratando de ser cuidadosas con las
antorchas y… bueno, no puedo encontrar las palabras correctas para lo que descubrimos.
Tan solo por unos pocos minutos estuve decepcionada porque todo en la gran mesa estaba
lleno de polvo en vez de ser brillante, pero entonces Lady Ulma comenzó gentilmente a
limpiar las joyas con una paño especial y Bonnie encontró sacos y paquetes que los vertió –
y fue como si estuviera vertiendo un arcoíris.
Damon encontró un armario en donde había cajones y cajones de collares, brazaletes,
anillos, tobilleras, orejeras, narigueras. Horquillas y adornos para el cabello. No podía creer
lo que estaba viendo. Vertí una funda y encontré que tenía un puñado de gloriosos
diamantes blancos deslizándose a través de mis dedos, algunos de ellos tan grandes como la
uña de mi pulgar. Vi perlas blanca y negras, las dos más pequeñas que combinaban a la
perfección y vi también grandes y maravillosas formas: casi tan grandes como albaricoques
con brillos de color rosa, dorados y gris sobre ellos. Vi zafiros del tamaño de cuarzos, como
estrellas que podías ver casi desde el otro lado de la habitación. Sostuve puñados de
esmeraldas, ópalos, peridotos, rubíes, amatistas, turmalinas, y un montón de lapislázuli en
beneficio del vampiro discriminatorio, por supuesto. Y la joyería que ya estaba hecha era tan
hermosa que hacia doler mi garganta. Sé que Lady Ulma había llorado un poco, pero creo
que fue parte de la felicidad mientras todos nosotros la elogiábamos por las joyas. En días
ella había pasado de ser una esclava a ser una mujer increíblemente rica, que posee una casa
y todos los medios para mantenerla. Decidimos que aun si ella se va a casar con su amante,
era mejor comprar a Damon para mantenerlo tranquilo y callado o podríamos jugar a `El
Jefe de la Casa’ mientras que estemos aquí. Durante ese tiempo trataremos a Lady Ulma
como de la familia y pondremos a el joyero Lucen a trabajar de nuevo hasta que nos
vayamos, cuando él y Lady Ulma puedan tomar calmadamente el lugar de Damon. Los
señores feudales no son demonios, pero son vampiros y ellos tienen menos objeción en tener
humanos de su propiedad.
¿Te he contado sobre Lucen? ¡Él es un maravilloso artista con las joyas! Tiene una
ardiente necesidad de crear, en sus primeros días como esclavo creaba con el barro y la
maleza, imaginando que estaba haciendo joyas. Luego tuvo suerte y fue el aprendiz de un
joyero. Él sintió lastima por Lady Ulma y también la amó durante mucho tiempo, es como
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un pequeño milagro que ellos realmente sean capaces de estar juntos, y lo más importante,
como ciudadanos libres. Teníamos miedo de que a Lucen no le gustara la idea de
comprarnos como esclavos y no liberarnos hasta que nos fuéramos de aquí, pero él nunca
pensó que podía ser libre, a causa de su talento. Él es lento, amable, agradable, con una
pequeña barba y ojos grises que me recordaban a los de Meredith. Y también está demasiado
asombrado de ser tratado con tanta decencia y por no trabajar todo el día aunque él hubiera
aceptado cualquier cosa sólo para que se le permitiera estar cerca de Lady Ulma.
Supongo que él era aprendiz cuando su padre era joyero y estuvo enamorado de ella
todos estos años, pero creía que nunca, nunca, nunca podría ser capaz de estar con ella,
porque ella era una joven de calidad y él era un esclavo. ¡Ahora están tan felices juntos!
Cada día Lady Ulma parece más hermosa y joven. Ella le pidió permiso a Damon para
tinturarse el cabello de negro y él le dijo que se lo podía tinturar de rosado si ella quería, y
ahora se ve increíblemente hermosa. No puedo creer que pensé en ella como una vieja bruja,
pero eso es lo que la agonía, el miedo y la desesperanza te hacen. Cada una de esas canas era
por ser esclava, sin bienes, sin tener ni voz ni voto en su futuro, sin seguridad, sin
capacidad incluso para mantener a sus hijos, si los tenía.
Olvidé contarte de la parte en que Meredith, Bonnie y yo siendo —asistentes
personales— por un tiempo. Podemos emplear muchas mujeres pobres que se ganan la vida
cosiendo y Lady Ulma realmente quiere diseñar y mostrarles como hacer nuestra ropa más
fina. Le dijimos que ella se podía relajar, pero dice que toda su vida ha fantaseado con ser
una diseñadora como su madre y ahora está muriendo de ganas de hacerlo, con tres tipos de
chicas completamente diferentes para vestir, me muero de ganas de ver lo que va a surgir:
ella ya empezó a dibujar y mañana el hombre que vende las telas vendrá y ella seleccionará
los materiales.
Mientras tanto Damon ha contratado cerca de doscientas personas (¡De vedad!) para
limpiar la propiedad de Lady Ulma, para acondicionar las nuevas cortinas, para renovar el
sistema de plomería, pulir los muebles que se mantenían en buen estado y poner unos
nuevos en donde las cosas habían caído. Oh, y plantar flores y arboles en los jardines y
poner fuentes y ese tipo de cosas. Con toda esa gente trabajando, deberíamos ser capaces de
movernos por la casa en solo unos días.
Todo esto sólo tiene un propósito, aparte de hacer que Lady Ulma sea feliz. Es
también que Damon y sus —asistentes personales— sean aceptados por la alta sociedad
mientras la temporada de bailes comienza este año. Porque he mantenido lo mejor para el
final. Tanto Lady Ulma como Sage podían inmediatamente identificar las personas en los
acertijos que Misao nos dio. Simplemente eso probaba lo que pensé antes, Misao nunca
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imagino que íbamos a llegar hasta aquí o que podíamos entran a los lugares en donde ellos
habían ocultado las dos mitades de la llave del zorro.
Pero hay una manera más fácil para ser invitado a las casas que necesitamos entrar.
Si somos los más nuevos y ricos (¿Verdad?) y si circulamos la historia de que Lady Ulma
ha estado restaurando el lugar que le pertenece por ley, de esa manera todo el mundo querrá
saber de ella, seguramente nos invitarían a fiestas. ¡Y así es como nos meteríamos en dos
propiedades que necesitamos visitar para buscar las mitades de la llave que necesitamos
para liberar a Stefan! Y somos demasiado afortunados, porque esta es la época del año
cuando todo el mundo empieza a hacer fiestas y los dos grupos familiares que queremos
visitar van a tener celebraciones anticipadas: una es una gala y la otra es una velada de
primavera para celebrar el florecimiento de las flores.
Sé que mi escritura en este momento es débil. Estoy debilitándome yo misma al
pensar que en realidad vamos a buscar las dos mitades de la llave del zorro que nos
permitirá que Stefan salga de su prisión.
Oh, diario, es tarde, y no puedo, no puedo escribir sobre Stefan. Estar aquí en la
misma ciudad con él, saber la dirección de su prisión y todavía no ser capaz de verlo, mis
ojos están tan borrosos que no puedo ver lo que estoy escribiendo. Quiero dormir un poco
para estar lista para mañana correr de un lado a otro, supervisando y observando la
propiedad de Lady Ulma florecer como una rosa, pero ahora temo que voy a tener pesadillas
con la mano de Stefan desliz{ndose fuera de la mía…
202
Traducido por Lina Maria
Corregido por V!an*
Esa "noche" ellos se instalaron, escogiendo la hora mientras las otras
propiedades que pasaban estaban oscurecidas y en silencio.
Elena, Meredith, y Bonnie eligieron cada una, una habitación en el piso
superior como dormitorio, una al lado de la otra. A pocos pasos estaba un lujoso
cuarto de baño, con suelo de mármol de color azul claro y blanco y una bañera
única en forma de un gigante rosa, plenamente lo bastante grande como para
nadar en ella, caldeada por carbón vegetal, con un criado de aspecto alegre para
atenderla.
Elena estuvo encantada con lo que sucedió después. Damon compró varios
esclavos silenciosamente, en una venta privada de un comerciante respetable, y
luego los liberó a todos sin demora y les ofreció salarios y tiempo libre. Casi todos
los antiguos esclavos estaban muy felices de aceptar quedarse, y sólo unos pocos
optaron por irse o escaparse, en su mayoría mujeres en busca de sus familias. Los
otros se quedarían y se convertirían en el personal de Lady Ulma una vez que
Damon, Elena, Bonnie, y Meredith se fueran tras la liberación de Stefan.
A Lady Ulma, se le dio una habitación de ‚mayor categoría‛ en el primer
piso, aunque Damon casi tuvo que usar la fuerza bruta para instalarla en ella. Él
mismo eligió una habitación que era una oficina de día, ya que no era probable que
él pasara gran parte de la noche en la casa de todos modos.
Hubo una ligera vergüenza por eso. La mayoría del personal sabía de los
métodos de los amos vampiros, y las chicas jóvenes y las mujeres que venían a
coser o que vivían en la propiedad y cocinaban y limpiaban parecían esperar algún
203
tipo de lista para ser llevada a cabo, con cada uno de ellos tomando turnos para ser
donantes.
Damon le explicó esto a Elena, quien suprimió la idea antes de que esta
pudiera ponerse en práctica. Ella podría decir que Damon estaba esperando un
flujo constante de chicas, que van desde unas en plena floración a las de mejillas
rojas y grandes pechos, que estarían encantadas de ser "barrenadas" como barriles
de cerveza por los bonitos brazaletes y adornos de eran dados tradicionalmente.
Elena igualmente suprimió la idea de cacería de alquiler. Sage había
mencionado que había incluso rumores de una posible conexión externa: un curso
de formación muy avanzada para Navy SEALs (grupo de operaciones especiales
de la armada de los Estados Unidos).
—Y ellos pueden salir con el único grupo de operaciones especiales vampiro
del mundo—, Elena había dicho sarcásticamente, frente a un grupo de esclavos
hombres esta vez—. Ellos pueden salir y morder a los tiburones. Ciertamente,
ustedes chicos pueden ir a cazar algunos seres humanos como un par de lechuzas
cazando ratones, sólo no se molesten en volver a casa después, porque las puertas
serán bloqueadas< permanentemente—. Ella sostuvo la mirada de Sage hasta que
su expresión se convirtió en una dura mirada y él se había ido apresuradamente a
hacer alguna otra cosa alrededor de la propiedad.
A Elena no le importo que Sage casualmente se fuera a vivir con ellos. Y
después de escuchar como Sage había salvado a Damon de la multitud que lo
emboscó en el camino hacia el Lugar de Encuentro, ella había determinado en su
propia mente que si Sage alguna vez quería su sangre, se la daría sin vacilar.
Después de unos días, cuando él se había quedado cerca a la casa próxima a
la del Dr. Meggar y luego se trasladó con ellos al complejo de la Señora Ulma, ella
se había preguntado si su aura atenuada y la reticencia de Damon no lo privaban
de algo que él debería saber. Así que ella le había arrojado más y más indicios a él,
hasta que una vez cuando él se había doblado en dos, y luego, con lágrimas de risa
(¿pero habían sido solo de risa?) en los ojos, se había acercado a ella y le había
dicho que los estadounidenses tenían un dicho, ¿no?
Puedes llevar un caballo al agua, pero no puedes obligarlo a beber. En su
caso, dijo, podrías llevar a una pantera negra gruñendo su habitual imagen mental
icónica de Damon— al agua, si tenías chuzos eléctricos para arrear ganado y un
elefante ankusha, pero después serías un tonto al darle la espalda. Elena se había
204
reído hasta que ella también lloró, pero todavía se comprometió a que si él quería
su sangre, una parte razonable era suya.
Ahora simplemente se sentía feliz de tenerlo cerca. Su corazón estaba
demasiado lleno ya, con Stefan, Damon e incluso Matt, a pesar de su aparente
renuncia a que ella está en peligro de ser atraída por otro vampiro, no importa
cuán fatalmente buenos ellos fueran. Ella estimaba a Sage como amigo y protector.
Elena se sorprendió de lo mucho que llegó a contar con Lakshmi conforme
cada día transcurrió. Lakshmi había empezado como una especie de ardilla,
desempeñando el cargo que nadie quería, pero progresivamente, ella se había
convertido en la dama de compañía de Lady Ulma y en la fuente de información
de Elena acerca de este mundo. Lady Ulma estaba todavía oficialmente en cama, y
tener a Lakshmi lista en cualquier momento del día o de la noche, para enviar
mensajes, era maravillosamente conveniente.
También ella era alguien a quien Elena podría hacer preguntas por las que de
otro modo ella obtendría una mirada, como si estuviera loca. ¿Ellos necesitaban
comprar platos o la comida era servida en un trozo de pan seco, que actuaba como
una servilleta para los dedos manchados de grasa también? (los platos habían sido
introducidos recientemente, junto con los tenedores, que estaban de moda ahora.)
¿A cuánto el hombre y la mujer domésticos tenían derecho en salarios (lo cual tenía
que ser calculado desde cero, ya que ningún otro de la casa pagaba a sus esclavos
un impuesto, solamente vistiéndolos con un uniforme de almacén, y permitirles
uno o dos "días de fiesta", al año)? Joven como era, Lakshmi era honesta y valiente
y Elena estaba preparándola para convertirse en la mano derecha de Lady Ulma,
después de que Lady Ulma llegue a estar lo bastante bien para ser la Señora de la
casa.
205
Traducido por ANDRE_G
Corregido por rubrix
Querido diario:
Es la noche previa a la velada de nuestra primera fiesta o más bien gala. Pero no me
siento con muchos ánimos de gala. Extraño demasiado a Stefan.
También he estado pensando respecto a Matt. De cómo se marcho, tan furioso
conmigo, sin siquiera mirar hacia atr{s. Él no entendió como yo podía… preocuparme
por… Damon, y aun así seguir amando tanto a Stefan que se siente como si mi corazón se
estuviera haciendo pedazos.
Elena bajó el lapicero y dirigió una mirada nostálgica a su diario. El mismo
corazón roto se manifestó con un dolor físico en su pecho, que la hubiera llegado a
asustar de no haber estado segura sobre que se trataba. Extrañaba a Stefan de
forma tan desesperada que difícilmente podía comer, apenas lograba conciliar el
sueño. Él era como una parte de su mente que estaba prendida en fuego
constantemente, como un miembro fantasma que nunca se iría.
Ni siquiera escribir en su diario podía ayudarla esta noche. De lo único que
ella podía escribir era sobre tentadores, dolorosos recuerdos del tiempo que ella y
Stefan habían compartido. Que tan bueno había sido aquel entonces en que tan
solo con girar su cabeza ella sabía que lo vería, ¡Que privilegio había sido eso! Y
ahora se había ido, y en su lugar la torturaba la confusión, la culpa y la ansiedad.
¿Qué le estaría pasando, justo ahora, cuando ella ya no tenía el privilegio de girar
su cabeza y verlo a él? ¿Estaban ellos< lastim{ndolo?
206
Oh, Dios, si tan solo<
Si tan solo lo hubiera hecho cerrar todas las ventanas de su cuarto en la
pensión<
Si tan solo hubiera sospechado m{s de Damon<
Si tan solo hubiera adivinado que él tenía algo en mente esa última noche<
Si tan solo< si tan solo<
Se volvió un estribillo latente al mismo ritmo de su corazón. Se encontró a si
misma sollozando, sus ojos cerrados fuertemente siguiendo el ritmo y apretando
los puños con rabia.
Si continúo sintiéndome así —si dejo que me aplaste lo suficiente— me
convertiré en un punto infinitésimo del espacio. Me aplastaría convirtiéndome en
nada e incluso eso sería mejor que necesitarlo tanto a él.
Elena alzó su cabeza< y miro hacia abajo a su propia cabeza, descansando
sobre su diario.
Ella jadeo.
Una vez más, su primera reacción fue pensar que estaba muerta. Y luego,
lentamente –porque estaba aturdida por tantas lagrimas- se dio cuenta que lo hizo
otra vez.
Estaba fuera de su cuerpo.
Esta vez ni siquiera fue consciente de haber decidido hacia dónde dirigirse.
Estaba volando, tan rápido que no podía decir por qué camino se dirigía. Era como
si estuviera siendo arrastrada, como si ella fuera la cola de una cometa que estaba
siendo jalada rápidamente hacia abajo.
En cierto punto se dio cuenta, horrorizada, de que estaba pasando a través de
los objetos, y entonces giró como si estuviera al final del látigo en el juego de Crack
the Whip* y fue catapultada al interior de la celda de Stefan.
Ella todavía estaba sollozando cuando aterrizo en la celda, insegura de tener
forma solida o gravedad, y sin darle importancia por el momento. La única cosa
que tenía tiempo para ver era a Stefan, muy delgado pero sonriendo en su sueño y
entonces ella fue tirada sobre él, más bien en su interior, todavía estaba llorando
mientras rebotaba, tan ligera como pluma, y Stefan se despertó.
—¿Oh, no podrían dejarme dormir en paz siquiera por un par de minutos?─,
Stefan dijo con brusquedad, y añadió unas cuantas palabras italianas que Elena
nunca había tenido razones para escuchar.
207
Elena inmediatamente encajo con las Bonnies, sollozando tan fuerte que no
podía escuchar –no podía siquiera escuchar– cualquier consuelo que se le estuviera
ofreciendo. Ellos le estaban haciendo cosas horribles a él, y estaban usando su
imagen, la de Elena, para hacérselas.
Era todo demasiado horrible. Estaban acondicionando a Stefan para que la
odiara. Ella se odiaba a sí misma. Todos en el mundo entero la odiaban.
—¡Elena! ¡Elena, no llores, amor!
Débilmente, Elena se levantó, teniendo una visión anatómica a través del
pecho de Stefan antes de volver a encontrarse sollozando, tratando de secar su
nariz en el uniforme de prisionero de Stefan, que lucía como si solo pudiera ser
mejorado por cualquier cosa que ella pudiera hacerle.
Ella no podía, por supuesto; justo como no podía sentir el brazo que trataba
de rodearla gentilmente. Ella no había traído su cuerpo con ella.
Pero lo había hecho, de alguna manera, trajo sus lágrimas, y una fría voz,
dura como alambre de cable en su interior, dijo, ¡No las desperdicies, idiota! Usa
esas lágrimas. Si vas a llorar, llora sobre su rostro o sus manos. Y, por cierto, todo
el mundo te odia.
Incluso Matt te odia, y a Matt le agrada todo el mundo, la pequeña cruel y
productiva tú se encendió y Elena le dio paso a una fresca gala de sollozos,
notando distraídamente el efecto de cada lágrima que caía. Cada gota volvía
rosada la piel blanca que estaba debajo de ella y el color se esparcía en ondas a su
alrededor, como si Stefan fuera una piscina, y ella estuviera reposando en él, agua
en agua.
Excepto que sus lágrimas caían tan deprisa que parecía una tormenta en la
Laguna Wickery. Y eso solo la hizo pensar en la vez que Matt había caído dentro
de la laguna, tratando de rescatar una pequeña niña que había caído atravesando
el hielo, y en como Matt la odiaba ahora.
─No lo hagas, oh, no lo hagas, no lo hagas, precioso amor─, Stefan rogo, tan
sincero que cualquiera creería que en verdad lo sentía. ¿Pero cómo podía? Elena
sabía cómo debía estar luciendo, con el rostro hinchado y manchado por llorar:
¡ningún —precioso amor— aquí! Y él tendría que estar loco para querer que parara
de llorar: las lágrimas estaban dando vida nueva a cualquier parte de su piel que
tocaran y quizás la tormenta en su interior se había mejorado, porque su voz
telepática sonaba fuerte y segura.
208
Elena, perdóname ¡Oh, Dios, dame solo un momento con ella! ¡Un solo
momento! Entonces podre aguantar cualquier cosa, incluso la verdadera muerte.
¡Solo un momento para poder tocarla!
Y quizás Dios si miro hacia abajo por un momento en misericordia. Los labios
de Elena cerniéndose y temblando sobre, los de Stefan, como si de alguna manera
pudiera robar un beso como este al igual que lo hacía cuando él aún dormía. Pero
por un solo instante a Elena le pareció sentir cálida carne debajo de los suyos y el
latigazo de las pestañas de Stefan contra sus parpados mientras ella abría sus ojos
sorprendida.
Ambos se congelaron instantáneamente, con los ojos ampliamente abiertos,
ninguno de ellos lo suficientemente tontos para hacer el más mínimo movimiento.
Pero Elena no pudo contenerse, mientras el roce de calor de los labios de Stefan
enviaba un roce de calor por todo su cuerpo. Se sumergió en el beso, y, mientras
mantenía su cuerpo cuidadosamente en la misma posición, sintió sus ojos
desenfocarse y sus parpados caer cerrados.
Al mismo momento en que sus pestañas rozaron algo con substancia, el
momento llegó apresuradamente a su final. Elena tenía dos opciones: podía chillar
y enloquecerse telepáticamente ante Il Signore** por tan solo haberles dado lo que
Stefan había pedido, o podía reunir su coraje y sonreír y tal vez consolar a Stefan.
Su mejor naturaleza salió a flote y cuando Stefan abrió sus ojos, ella estaba
recostada sobre él, pretendiendo estar descansando sobre sus codos y sobre el
pecho de él, sonriéndole mientras trataba de ordenar su cabello.
Aliviado, Stefan le sonrió de vuelta. Era como si él pudiera enfrentar
cualquier cosa, mientras ella no estuviera herida.
─Ahora, Damon habría sido practico— lo tanteo. ─El me habría dejado
llorando, porque al final, su salud sería la cosa más importante. Y habría orado
por< ─Ella paro y finalmente se empezó a reír, lo cual hizo sonreír a Stefan. ─No
tengo ni idea ─Elena dijo finalmente. ─No creo que Damon rece.
—Probablemente no —dijo Stefan─. Cuando éramos jóvenes y humanos la
sacerdotisa del pueblo caminaba con un bastón que él parecía disfrutar más
usándolo en jóvenes chicos delincuentes que como una fuente de soporte.
Elena pensó en el niño delicado encadenado a la inmensa y pesada roca de
los secretos. ¿Era la religión una de las cosas encerradas, puesta allí detrás de
puertas secretas cerradas una tras otra, como un caracol hasta que casi todo lo que
le importe este en el interior?
209
No se preguntó eso de Stefan. En su lugar, ella dijo, bajando el tono de su —
voz— al más pequeño susurro telepático, el disturbio en forma más descubierta a
las neuronas del receptivo cerebro de Stefan: ¿Qué otras cosas prácticas se te
ocurren en las cuales Damon podría haber pensado? ¿Cosas relacionadas con una
fuga?
—Bueno< ¿para una fuga? La primera cosa que se me viene a la mente es
conocer tu camino en la ciudad. Fui traído aquí con los ojos vendados pero desde
que ellos no tengan el poder de apagar la maldición de los vampiros y volverlos
humanos, todavía tengo todos mis otros sentidos. Diría que es una ciudad del
tamaño aproximado a Nueva York y Los Ángeles combinados.
—Una ciudad grande —Elena destaco, tomando notas en su cabeza.
—Pero por fortuna los únicos pedazos que nos interesan están en la sección
suroeste. La ciudad supuestamente está regida por los Guardianes pero ellos son
del Otro Lado y los demonios y los vampiros de esta parte hace tiempo notaron
que las personas les temen más a ellos que a los Guardianes. Ahora se encuentra
establecido con más o menos doce a quince castillos feudales o estados, y cada uno
de esos estados tiene el control de una considerable parte de tierra a las afueras de
la ciudad. Ellos cultivan determinados productos y los intercambian por tratos
hechos aquí. Por ejemplo, son los vampiros quienes cultivan el vino Magia Negra
Clarion Loess.
—Ya veo —dijo Elena, que no tenía ni idea de que estaba hablando, excepto
por el vino Magia Negra.
—Pero lo único que realmente necesitamos saber es como llegar al Shi ni Shi,
tú prisión.
—Eso es cierto. Bueno, la forma más fácil seria encontrar el sector kitsune. El
Shi ni Shi es un conjunto de edificios, con el más grande —el único que no tiene
cumbre, aunque esta es curva, y ustedes puede que no sean capaces de verla desde
el nivel del suelo.
—¿El que parece un coliseo? —Elena interrumpió entusiasmada. —Tuve una
especie de vista panorámica de la ciudad cuando venia hacia aquí.
—Bueno, la cosa que parece un coliseo es un coliseo —Stefan sonrió.
Él realmente sonrió; ahora, se está sintiendo lo suficientemente bien como
para sonreír, Elena se regocijo, en silenció.
—Así que para llegar hasta ti y sacarte de aquí, nosotros solo tenemos que
pasar por la parte inferior del coliseo a la puerta de vuelta a nuestro mundo—,
210
Elena dijo— Pero para liberarte hay ciertas cosas que necesitamos conseguir y esas
cosas lo más probable es que estén en diferentes partes de la ciudad—. Trato de
recordar si alguna vez le describió o no a Stefan la llave de los zorros gemelos.
Probablemente era mejor no hacerlo si es que ya no lo había hecho.
—Entonces yo contrataría a un guía nativo —Stefan dijo inmediatamente—.
Realmente no sé nada respecto a la ciudad, a excepción de lo que los guardias me
dicen y no estoy seguro de si debo confiar en ellos. Pero las pequeñas personas –las
ordinarias– probablemente sabrán las cosas que tú quieres saber.
—Esa es una buena idea— dijo Elena. Ella trazó diseños con un dedo
transparente sobre el pecho de él—. Creo que Damon realmente planea hacer todo
lo que esté en sus manos para poder ayudarnos.
—Lo honro por haber venido— dijo Stefan, como si estuviera descifrando las
cosas—. Él está cumpliendo su promesa, ¿cierto?
Elena asintió. En lo más profundo de su consciencia flotaban los
pensamientos: Su palabra conmigo de que cuidaría de ti. Su palabra contigo de que
cuidaría de mí. Damon siempre cumple su palabra.
—Stefan —ella dijo de nuevo, en la parte más profunda de la mente de él,
donde podían compartir información –o eso esperaba ella– en secreto—, en serio,
deberías haberlo visto. Cuando hice Alas de Redención y cada cosa mala que lo
había vuelto rudo o lo había hecho cruel se deshizo. Y cuando hice Alas de
Purificación y toda la Piedra que cubría su alma se hizo pedazos< No creo que
alcances a imaginar cómo se puso. Él estaba tan perfecto y tan renovado. Y
después cuando lloró<
Elena pudo sentir al interior de Stefan tres capas de emoción que seguían una
a la otra casi en forma instantánea. A pesar de todo lo que Elena le estaba
contando, incredulidad porque Damon pudiera llorar. Luego, convicción y
asombro mientras absorbía las imágenes y los recuerdos de ella. Y finalmente, la
necesidad de consolarla mientras ella observaba un Damon atrapado para siempre
en su penitencia. Un Damon que nunca volvería a existir.
—Él te salvo —Elena susurro—, pero no se salvaría a sí mismo. Ni siquiera
trataría de negociar con Shinichi y Misao. Él solo les dejo quitar todos sus
recuerdos de aquel momento.
—Tal vez duela demasiado.
—Si —dijo Elena—, bajando deliberadamente sus barreras para que Stefan
pudiera sentir el dolor que la nueva y perfecta criatura que ella había creado, sintió
211
al enterarse que había cometido actos de crueldad y traición que –bien, harían
estremecer al alma más fuerte.
—¿Stefan? —Creo que él debe sentirse muy solo.
—Sí, ángel. Creo que tienes razón.
Elena pensó esta vez en hacer un buen trato antes de aventurarse—, ¿Stefan?
No estoy segura de que él entienda que es ser amado y mientras él pensaba su
respuesta, ella estaba nerviosa.
Entonces el dijo otra vez en forma suave, muy suave, —Si, ángel. Creo que
tienes razón.
Oh, ella sí que lo amaba. Él siempre entendía. Y siempre era más valiente,
galante y confiado cuando ella más lo necesitaba.
—¿Stefan? ¿Puedo quedarme de nuevo esta noche?
—¿Es de noche, precioso amor? Puedes quedarte, a menos que ellos vengan a
llevarme a algún lugar—. De repente Stefan estaba muy solemne, sosteniéndole la
mirada—. Pero si ellos vienen, me prometes que entonces te irás, ¿lo harías?
Elena miro directamente a sus ojos verdes y dijo, —Si eso es lo que tú quieres,
lo prometo.
—¿Elena? Tú mantienes< ¿tú mantienes tus promesas?— De repente sonó
somnoliento, pero el tipo adecuado de somnolencia, no de desgaste, sino de
alguien que ha sido renovado y se está desvaneciendo en un perfecto sueño.
—Las mantengo cerca de mí —Elena susurro—. Pero a ti te mantendré cerca,
pensó. Si alguien venia a herirlo, sabrían lo que un oponente incorpóreo podía
llegar a hacer. Por ejemplo, ¿Qué tal si ella solo entraba en sus cuerpos y lograba
hacer contacto por un instante? ¿Por el tiempo suficiente para retorcer un corazón
entre sus bonitos dedos blancos? Eso sería algo.
—Te amo, Elena. Estoy tan contento< besado<
—¡No es la última vez! ¡Ya lo veras! ¡Lo juro!— Ella derramo sobre él nuevas
lágrimas curativas. Stefan sólo sonrió gentilmente. Y entonces estaba dormido.
En la mañana, Elena despertó en su majestuosa habitación en casa de Lady
Ulma, sola. Pero ella tenía otro recuerdo, como una extinta rosa, para guardar en
su interior, en su propio lugar especial.
Y en algún lugar, profundo en su corazón, ella sabía que estos recuerdos
podrían llegar a ser algún día lo único que tendría de Stefan.
Ella podía imaginar que estos frágiles recuerdos, de dulce aroma, serían algo
de que agarrarse y conservar – Si Stefan nunca regresaba a casa.
212
Notas del Traductor
1 [*] Crack the Whip: Juego de niños que consiste en formar una fila tomados fuertemente de las
manos, de manera que, cuando el primero se echa a correr, la fila, ondeando como una serpiente,
comienza a moverse de prisa. El cuento del juego es que, entre más rápido va la fila, más probable
es que los últimos terminen en el piso. De ahí que inglés se llame "crack the whip", es decir, romper
el látigo.
2 [*] Il Signore: En italiano ‚El Señor‛
213
Traducido por: Misspynk
Corregido por: ZarahFandy
—Oh, yo solo quiero dar un pequeño vistazo—. Gimió Bonnie, mirando el
prohibido bloc de dibujo, en el cual Lady Ulma dibujo su vestuario de alta costura
para la primera fiesta, donde algunas piezas cuadradas de rollos de tela de raso
brillante, seda ondulada, muselina transparente, y suave y costoso terciopelo.
—¡Tendrás la última prueba en una hora esta vez con los ojos abiertos! Elena
se echó a reír─. Pero no podemos olvidar que esta noche no es hora de jugar.
Vamos a tener que bailar algunos bailes, por supuesto<
—¡Por supuesto!— Repitió Bonnie en éxtasis—. Pero nuestro objetivo no es
encontrar la clave. La primera mitad de la doble clave del zorro. Sólo deseo que
existiera una bola de estrella que muestre el interior de la casa de esta noche.
—Bueno, todos sabemos bastante sobre ello, podemos hablar de ello y tratar
de imaginarlo─. Dijo Meredith. Elena, que había estado jugueteando con el balón
de estrellas de la otra casa, ahora puso sigilosamente el nublado globo y dijo: —
Está bien. Tengamos una lluvia de ideas.
—¿Puedo idear, también?─, una voz baja y modulada preguntó desde la
puerta. Todas las chicas se voltearon, esbozando al mismo tiempo una sonrisa para
saludar a Lady Ulma.
Antes de tomar una silla, le dio a Elena un abrazo particularmente cordial y
un beso en la mejilla, y Elena no pudo evitar la comparación de la mujer que
habían visto con el doctor Meggar a la elegante dama que había ahora.
Entonces, ella no había sido más que piel sobre huesos, con los ojos de una
tímida criatura salvaje bajo una gran tensión, con una bata de casa común, con las
zapatillas de levantar de hombre. Ahora, a Elena le recordaba una matrona
romana, con su rostro tranquilo y comenzando a llenarse bajo una corona de
214
trenzas brillantes oscuras contenidas por peines de piedras preciosas. Su cuerpo
fue llenando, también, especialmente el vientre, aunque conservó su gracia natural
mientras tomaba asiento en un sofá de terciopelo.
Ella llevaba un vestido coloreado azafrán de seda cruda, con una enagua
color durazno y brillante.
—Estamos tan entusiasmados sobre la prueba de esta noche—. Dijo Elena,
con la cabezada hacia el bloc de dibujo.
—Estoy tan excitada como un niño, yo misma—. Admitió Lady Ulma.
—Sólo deseo poder hacer por usted un décimo de lo que usted ha hecho por
mí.
—Usted ya lo ha hecho—. Dijo Elena— Y si podemos encontrar las llaves del
zorro sólo será porque usted nos ayudó mucho. Y no puedo decirle cuánto
significa para mí—. Ella terminó casi en un susurro.
—Pero usted nunca pensó que yo podría ayudarle cuando desafió la ley por
un esclavo devastado. Usted simplemente quiso salvarme y usted ha sufrido
mucho por ello—. Respondió Ulma silenciosamente.
Elena cambió incómodamente de posición. El corte que atravesaba su cara
había dejado sólo una cicatriz delgada blanca a lo largo del pómulo. Una vez
cuando ella había vuelto por primera vez a la Tierra desde el mas allá ella habría
sido capaz borrar la cicatriz con un simple baño de poder. Pero ahora, aunque ella
pudiera canalizar su Poder por su cuerpo, y usarlo para (mejorar) sus sentidos, ella
no podía hacerlo obedecer a su voluntad de cualquier de otra forma.
Y alguna vez, ella pensó, imaginando a la Elena que había estado de pie en el
estacionamiento del instituto Robert E. Lee y babeando sobre un Porche, ella
habría considerado estropear su rostro, la gran calamidad de su vida. Pero con
todos los elogios que había recibido, con Damon llam{ndola ‚herida blanca de
honor‛ y su certeza de que esto significaría tan poco para Stefan como una cicatriz
sobre su pómulo significaría para ella, ella había encontrado que no podía tomarlo
muy seriamente.
Yo no soy la misma persona que fui una vez, pensó ella. Y estoy orgullosa.
—No importa—. Dijo ella, ignorando el dolor bajo su pierna que aun
palpitaba de vez en cuando.
—Hablemos del Ruiseñor de Plata y su gala.
—De acuerdo —dijo Meredith— ¿Qué sabemos de ella? ¿Cómo perdimos la
pista de nuevo, Elena?, Misao dijo si me dice que una de las mitades estaba dentro
215
del instrumento de plata del ruiseñor, ¿te daría eso alguna idea? o algo así─.
Repitió Elena obedientemente. Todos sabían de corazón las palabras pero era parte
del ritual, cada vez que lo discutieron—. ¡Y el Ruiseñor de Plata, es el apodo de
Lady Fazina Darley y todos en la Dimensión Oscura lo saben!— Exclamó Bonnie,
aplaudiendo con sus pequeñas manos con un verdadero placer.
—De hecho, desde hace mucho ha sido su sobrenombre, dado a ella cuando
vino por primera vez aquí, y empezó a cantar y tocar en sus arpas encadenadas
con la plata—. Lady Ulma se empezó a poner en seria.
—Y las cuerdas del arpa necesitan estar sintonizadas, y son sintonizadas con
claves—. Bonnie siguió con entusiasmo.
— Sí—. Meredith, en cambio, habló despacio y cuidadosamente—. Pero no es
un arpa sintonizada con una clave lo que estamos buscando. Se ven así. Dejó en
una mesa a su lado un objeto hecho de arce pálido suave que parecía una T muy
corta o, tomado del otro lado, como un árbol agitando en con gracia en forma
horizontal una rama corta—. Lo obtuve de uno de los s jugadores que Damon
contrato—. Bonnie con ojos de altanería en la clave sintonizada—. Podría ser un
arpa sintonizada con clave lo que estamos buscando—. Insistió— Puede ser usado
para ambas cosas, de alguna manera.
—No veo cómo—. Dijo Meredith tenazmente—. A menos que de alguna
manera cambien de forma cuando las dos mitades se unen.
—Ah, mi, sí. — Dijo Lady Ulma, como si Meredith acababa de hacer una
proposición obvia—. Si ellas son las mitades mágicas de una sola llave, ellos casi
seguramente cambiarán cuando las dos mitades se unan.
—¿Ve usted?— Bonnie dijo.
—¿Pero si ellos pueden ser cualquier tipo de la forma, entonces cómo
demonios sabremos cuándo los encontremos?— Elena preguntó con impaciencia.
Todo lo que a ella le importaba era saber lo que costaría salvar a Stefan.
Lady Ulma se calló, y Elena sintió mal. Ella odiaba usar palabras duras o
incluso parecer apenada delante de la mujer que había vivido una vida de tal
sometimiento y horror desde su temprana adolescencia. Elena quiso que Lady
Ulma se sintiera segura, que fuera feliz.
—De todos modos—. Ella dijo rápidamente—. Sabemos una cosa. Está en el
instrumento de plata del Ruiseñor. Entonces lo que sea que este en el interior del
arpa de Lady Fazina tiene que serlo.
216
—Oh, pero< —Empezó Lady Ulma, y se detuvo antes de que las palabras
salieran.
—¿Qué es esto? — Elena preguntó gentilmente.
—Ah, nada en absoluto. — Dijo Lady Ulma a toda prisa.
—¿Quiero decir, quisiera ver usted sus vestidos ahora? Esta última prueba es
solo para estar seguros de que cada puntada esta perfecta.
—¡Oh, nos gustaría! — Bonnie gritó, haciendo al mismo tiempo una
zambullida en el bloc de dibujo, mientras Meredith hizo sonar una campana que
trajo apresurado a un criado en venir otra vez al cuarto de costura.
—Sólo deseo que el amo Damon y Lord Sage acuerden en dejarme crear algo
de vestir para ellos—. Dijo Lady Ulma tristemente a Elena.
—Ah, Sage no va. Y estoy segura de que a Damon no le importa siempre que
usted le diseñe una chaqueta negra de cuero, una camiseta negra, pantalones
negros, y botas negras, todo exacto como las que lleva todos los días. Él estaría feliz
usarlo entonces.
Lady Ulma río—. Bien, habrá suficientes estilos de vestir fantásticos en la
noche que podrían cambiar su parecer en el futuro. Ahora dibujemos las cortinas
para las ventanas de alrededor. Esta gala va a ser en el interior, solo con luz de gas,
así que se verán los verdaderos colores.
—Me pregunto por qué dir{ ‚interior‛ en las invitaciones. — Dijo Bonnie─.
Pensé que podía ser por la lluvia.
—Es por el sol. — Dijo Lady Ulma sobriamente.
Aquella luz odiosa carmesí, cambiando de cada azul a púrpura, de cada
amarillo a marrón. — Ves, nadie llevaría azul o verde en una fiesta exterior, ni
siquiera usted, con aquel pelo color fresa que lo pide a gritos.
—Lo entiendo. Puedo ver como teniendo ese sol a diario te puede deprimir
después de un tiempo.
—Me pregunto si podrás. — Murmuro Lady Ulma, y después agrego de
prisa—, Mientras esperamos voy a mostrarles que es lo que he creado para tu alta
amiga. ¿Quién duda de mí?
—¡Oh, sí por favor!—. Bonnie tendió el bloc de dibujo.
Lady Ulma lo ojeo hasta que llegó a una página que parecía complacerla.
Cogió plumas y lápices de colores como un niño ansioso de jugar con sus queridos
juguetes de nuevo.
217
─Aquí está ─dijo, usando los lápices de color para añadir una línea aquí y
una curva allá, pero sujetando el libro para que las tres niñas pudieran ver el
diseño.
—Oh, Dios mío—. Exclamó con asombro Bonnie, e incluso Elena sentía sus
ojos cada vez más grandes.
La chica en el dibujo era definitivamente Meredith, con su pelo la mitad para
arriba y la mitad recogido, pero con un vestido-¡un vestido! Negro como el ébano,
sin tirantes, apegado a la larga delgada figura, perfectamente dibujado, haciendo
hincapié en las curvas, realzado en la parte superior, por lo que Elena aprendió se
llamaba escote de "Novia": uno que hizo ver a Meredith como un corazón de San
Valentín. Se pegaba al cuerpo hasta las rodillas donde se ensanchaba de nuevo.
—Un vestido de sirena—. Explicó Lady Ulma, satisfecha con su boceto al fin.
—Y aquí está—. Agregó mientras varios costureros entraron, reverentemente
sosteniendo el vestido milagroso entre ellos. Ahora las chicas pudieron ver que el
material era de terciopelo negro salpicado con pequeñas manchas rectangulares de
oro metálico. Parecía la medianoche de casa, pensó Elena, con un millar de estrellas
fugaces en el cielo.
—Y con él, usted usará estos largos pendientes de *ónix (* ónix: es un mineral
considerado como piedra semipreciosa) negros con dorados, estos ónix negro y
peines de oro son para mantener su pelo para arriba, y brazaletes y anillos que
combinan hechos por Lucen justo para este atuendo—. Lady Ulma continuó. Elena
se dio cuenta de que en algún momento Lucen entro en la habitación. Ella le
sonrió, y entonces sus ojos se detuvieron en la bandeja de tres niveles que sostenía.
En la bandeja superior, sobre un fondo marfil, dos ónix negro y pulseras de
diamantes, también un anillo con un diamante que la hicieron estar a punto de
desmayarse.
Meredith miraba alrededor del cuarto como si se hubiera tropezado con una
discusión privada y no sabía cómo escaparse. Entonces ella miró otra vez del
vestido, a las joyas y a Lady Ulma. Meredith no era de las que perdía la
compostura fácilmente. Pero después de un momento ella simplemente fue a Lady
Ulma y la abrazó con ferocidad, luego fue donde Lucen y con mucho cuidado puso
su mano sobre su antebrazo. Era claro que ella no podía hablar.
Bonnie estudiaba el bosquejo con los ojos de un conocedor ahora.
—¿Aquellas pulseras fueron hechas justo para este vestido, verdad?—. Ella
dijo con un aire de complicidad. Para la sorpresa de Elena Lady Ulma pareció
218
incómoda. Entonces ella habló despacio—. La verdad es<bien, que la señorita
Meredith es<una esclava. Se requiere que todos los esclavos lleven algún tipo de
brazalete simbólico cuando ellos salen fuera de sus casas—. Ella bajó sus ojos a los
pulidos pisos de madera. Sus mejillas enrojecieron.
—Lady Ulma, ¿oh, por favor, no puede pensar que nos importa?
Los ojos de Lady Ulma resplandecieron cuando miro—. ¿No importa?
—Bien—. Dijo Elena arrogantemente—. En verdad no importa< todavía,
porque no hay nada que se pueda hacer todavía, no ahora—. Por supuesto, los
sirvientes sabían el secreto de la relación Damon-Elena-Meredith-Bonnie. Incluso
Lady Ulma no entendía porque Damon no libero a las tres chicas solo en caso de
que ‚algo pudiera ocurrir que pudieran prohibir los Guardias Celestiales.‛ Pero las
chicas formaron un ejército contra eso; sería como maldecir completamente la
misión.
—Bien de todos modos—. Bonnie estaba diciendo disparates—. Pienso que
los brazaletes son preciosos. ¿O sea ella podía difícilmente encontrar algo más
perfecto para el vestido, podría?—. Golpeando la sensibilidad del diseñador.
Lucen sonrió modestamente y Lady Ulma le dio una afectuosa mirada.
La cara de Meredith continuaba brillando—. Lady Ulma, no sé como
agradecerle. Voy a usar este traje y por esta noche seré alguien que nunca he sido.
Por supuesto usted dibujo mi cabello recogido o parcialmente. Normalmente no lo
uso así—. Terminó Meredith débilmente.
—Lo harás esta noche, recogido y alto sobre tu ancha frente. Este vestido es
para mostrar tus encantadoras curvas de tus hombros y brazos desnudos. Es un
crimen cubrirlos, día o noche. ¡Y el estilo de cabello es para poner al descubierto tu
exótica cara en vez de cubrirla!─. Dijo firme Lady Ulma.
Bien, pensó Elena. La habían sacado del tema simbólico de los esclavos.
—También usaras un poco de maquillaje- dorado pálido como base y Kohl*
para realzar y alargar tus pestañas. Un toque de lápiz labial dorado, pero no rouge;
no creo que sea para chicas jóvenes. Tu piel de oliva completara el cuadro de una
sensual doncella. Meredith miro impotentemente a Elena—. No suelo usar
tampoco maquillaje—. Dijo, pero ambas sabían que estaba vencida. La visión de
Lady Ulma cobraría vida.
—No lo llamen traje de sirena, ella será una sirena*—. Dijo Meredith
entusiasmada—. Pero mejor hubiéramos puesto un hechizo para mantener a los
vampiros alejados.
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Para la sorpresa de Elena, Lady Ulma asintió con solemnidad.
—Mi amiga costurera ha enviado hoy a una sacerdotisa para bendecir todas
las prendas y evitar que sean víctimas de vampiros, por supuesto. ¿Si cumple con
su aprobación?—. Vio a Elena asentir con la cabeza.
—Siempre que no pongan a Damon fuera del camino—. Adhirió bromeando,
y sintió que el tiempo se congelaba mientras Meredith y Bonnie volteaban sus ojos
hacia ella, esperando encontrar algo en la mirada de Elena que la distanciara.
Pero Elena mantuvo su expresión neutra,
Lady Ulma continuó: — Naturalmente, las restricciones no se aplican a su
Maestro a Damon.
—Naturalmente—. Dijo Elena con sobriedad— Y ahora para la más pequeña
belleza que va a la gala—. Lady Ulma estaba diciendo a Bonnie, que se mordió el
labio, sonrojándose.
—Tengo algo muy especial para usted. No sé cuánto tiempo he estado
anhelando para trabajar con este material. He trabajado por ello en un escaparate
año tras año, sólo para comprarlo y crear algo con él. ¿Lo ves?
Y el siguiente grupo de costureras se presentaron, sosteniendo un pequeño,
ligero traje entre ellos, mientras Lady Ulma levantó un croquis. Elena ya estaba
mirando con asombro. El material era gloriosa-increíble pero sobre todo glorioso
como había sido agrupado. La tela era un vivido pavo real verde-azul, con la más
asombrosa costura para representar un patrón de los ojos de pavo real destellando
de la cintura.
Los ojos marrones de Bonnie se habían ampliado de nuevo.
—¿Esto es para mí?— Respiraba, casi con miedo de tocar el material.
—Sí, y vamos a acicalar tu cabello hacia atrás hasta que te veas tan sofisticada
como tu amiga. Adelante trata. Creo que te gusta la forma en la que resulto este
vestido—. Lucen se había retirado y Meredith ya se encontraba cuidadosamente
cubierta con el vestido de sirena.
Bonnie comenzó felizmente a desnudarse.
Resultó que Lady Ulma tenía la razón. Bonnie amo la forma en la que se veía
esa tarde. Justo ahora estaba recibiendo los toques finales, como un spray delicado
de limón y agua de rosas; fragancia hecha justo para ella. Ella se paro frente a un
gigante espejo de plata, justo minutos antes de ser escoltadas a la entrada de la gala
dada por Fazina, la misma Ruiseñora Plateada.
220
Bonnie se volteo un poco, mirando el vestido sin tirantes, lleno-bordeado con
temor. Su corpiño fue hecho o pareció ser completamente hecho de los ojos de
plumas de pavo real, dispuestas en un ramillete que se unía en la cintura,
mostrando lo pequeña que era. Había otro ramillete de largas plumas que
apuntaban hacia abajo desde la cintura, por delante y atrás. La espalda tenía una
pequeña hilera de plumas en sentido contrario de la seda esmeralda. En el frente,
bajo en largo ramillete apuntando hacia abajo, un diseño hecho en plata y oro, de
estilizadas plumas onduladas, todas al revés, iban hasta abajo del traje, que estaba
bordeado con un brocado de oro fino.
Y si esto no era suficiente, Lady Ulma había hecho un abanico con ojos de
pavo real puestos en una manija de jade de esmeralda, con una borla de jade* que
tintinea suavemente con una borla de tintineante suavidad, y de esmeralda en el
inferior.
Alrededor del cuello de Bonnie un collar de jade que hacia juego, incrustado
con esmeralda, zafiro y lapislázuli. Y alrededor de ambas muñecas muchos
brazaletes de jade con esmeralda que sonaban cada vez que se juntaban, símbolo
de su esclavitud.
Pero los ojos de Bonnie podían difícilmente permanecer en ellas, y no podía
tener un odio hacia las pulseras. Pensaba en cómo un peluquero especial había
venido a "planchar" los rizos color fresa de Bonnie hasta que, oscurecidos hasta un
tono verdaderamente rojo, quedaron totalmente planos contra su cráneo y
mantenidos en el lugar con sujetadores de jade y esmeralda.
Su rostro con forma de corazón nunca se había visto tan maduro, tan
sofisticado. Por los parpados esmeralda y los ojos oscuros con kohl, Lady Ulma
había agregado un vivido labial rojo y por una vez había roto su regla y
hábilmente, enarbolando la brocha, había añadido toques aquí y allá de colorete de
modo que la piel translúcida Bonnie se viera como si ella constantemente coloreaba
algún elogio. Los pendientes de jade tallados delicadamente con campanas de oro
dentro completaron el conjunto, y Bonnie se sintió como si ella era fuera Princesa
del Oriente Antiguo.
—Es realmente un milagro. Usualmente, me veo como un duendecillo
tratando de vestirse como animadora o florista—. Confió ella, besando a Lady
Ulma una y otra vez, encantada de darse cuenta que el labial se mantuvo en sus
labios en vez de transferirse al cuello de su benefactora.
221
—Pero hoy me veo como una joven mujer. — Ella habría seguido
balbuceando, incapaz de detenerse a sí misma a pesar de Lady Ulma ya estaba
tratando de sacar discretamente las lágrimas de sus ojos, salvo que en ese
momento Elena entró y jadeó.
El vestido de Elena ya estaba terminado para la tarde y todo lo que Bonnie
había visto era el bosquejo. Pero de alguna manera no había logrado transmitir lo
que este vestido haría por Elena. Bonnie se pregunto secretamente si Lady Ulma
había dejado demasiado a la belleza natural de Elena y esperaba que Elena
estuviera tan emocionada con su propio vestido como todos habían parecido estar
respecto del de Bonnie y Meredith.
Ahora Bonnie lo entendió.
—Se llama vestido de diosa—. Explicó Lady Ulma en el silencio atónito del
cuarto, cuando Elena entro, y Bonnie vertiginosamente pensaba que las diosas que
habían vivido en el monte Olimpo, sin duda habrían querido vestirse de esta
manera.
El truco del vestido estaba en su misma simpleza. Estaba hecho de seda
blanca como la leche, con plisado delicado en la cintura (Lady Ulma llama el
plisado irregular apretado "fruncido"), que sostenía dos paneles de corpiño simples
que forman una V en la línea del cuello, luciéndose la piel de flor de melocotón de
Elena entre ellos y detrás de ellos. Estos paneles fueron sostenidos en los hombros
por dos broches de oro tallado embutido con nácar y diamantes. Desde la cintura,
la falda caía directamente en pliegues, de seda hasta el final del nuevo diseño de
las delicadas sandalias de oro, nácar y diamante.
Un vestido tan simple, pero magnifico en la chica correcta.
En la garganta de Elena, un collar exquisitamente diseñado de oro y nácar
con la forma estilizada de una mariposa incrustada con tantos diamantes
multicolores que parecían arder como fuego de cada vez ella se movía y recogían
la luz. Ella lo uso sobre el pendiente de lapislázuli y diamante que Stefan le había
dado, ya que había rechazado rotundamente quitárselo. Esto no importó. La
mariposa cubría completamente el pendiente.
Sobre cada muñeca Elena llevó un amplio brazalete de oro con nácar
incrustado con diamantes, creaciones que ellos habían encontrado en el cuarto de
joyas secreto, obviamente hechos para combinar con el collar.
Y eso fue todo. El cabello de Elena había sido cepillado, cepillado y cepillado
hasta que caían las ondas sedosas de oro colgando por debajo de sus hombros a la
222
espalda, y llevaba un toque de lápiz labial de color de rosa. Pero su rostro, con
espesas pestañas negras y cejas ligeramente arqueadas, y justo ahora se veía la
excitación en sus labios color rosa ligeramente separados y habían traído color a
sus mejillas, habían quedado completamente solos.
Pendientes que eran sólo cascadas de diamantes que se asomaban al mirar
sus trenzas doradas. Ella los va a volver locos esta noche, Bonnie pensó, mirando el
atrevido vestido con envidia, pero no de celos, en su lugar deleitándose con el
pensamiento de la sensación Elena causaría. Lleva el vestido más simple de
nosotros, pero aun así nos pone a mí y a Meredith en la sombra.
Sin embargo Bonnie nunca había visto a Meredith verse mejor o en forma
más exótica. Ella tampoco había sabido lo impresionante que era la figura de
Meredith, a pesar de gran variedad de ropa de diseñador de su amiga. Meredith se
encogió de hombros cuando Bonnie le dijo eso. Ella tenía un abanico, también,
negro lacado, que plegó. Ahora lo abrió y lo plegó de nuevo, tocándose la barbilla
con aire pensativo.
—Estamos en las manos de un genio─, dijo simplemente—. Pero no podemos
olvidar por lo que realmente estamos aquí.
Notas del Traductor:
1 [*] ‚No lo llames un traje de sirena; ella ser{ una sirena‛: En el original ‚Don’t call it a mermaid
dress; she’ll be a siren‛, Existen diferencias, Mermaid es mitad mujer, mitad pez y Siren es una
mujer seductora.
2 [*] Kohl: es una mezcla de hollín y otros ingredientes, usada principalmente por las mujeres de
Oriente Medio, Norte de África, África subsahariana y Sur de Asia, y en menor medida por los
hombres, para oscurecer los párpados y como máscara de ojos.
3 [*] Jade: Comprende dos materiales de aspecto similar pero son minerales diferentes Jadeita y
Nefrita. Es fibrosa, no es totalmente lisa, vista con aumentos se aprecian pequeñas cavidades y
hoyuelos. En colores verde manzana, lavanda y blanca.
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Traducido por AndreaN
Corregido por chole_ann
—Tenemos que concentrarnos en salvar a Stefan—. Elena estaba diciendo en
el cuarto que Damon había tomado para sí mismo, la vieja biblioteca en la mansión
de Lady Ulma.
—¿En que más me concentraría?—. Damon dijo, nunca quitando sus ojos del
cuello de ella con sus ornamentos de madreperla* y diamantes.
De alguna manera el vestido blanco—leche servía para enfatizar la estilizada
y suave columna del cuello de Elena y Elena lo sabía.
Ella suspiro.
—Si pensáremos que lo dices en serio, entonces todos podríamos relajarnos.
—¿Te refieres a estar tan relajados como lo estás tú?
Elena se dio a sí misma una sacudida interna. Damon tal vez parecía estar
completamente absorbido con una cosa y una única cosa, pero su sentido de auto
preservación se aseguraba de que él estaba constantemente en guardia, y veía no
solo lo que él quiere ver sino todo lo que está a su alrededor.
Y era verdad que Elena estaba casi insoportablemente emocionada. Dejo a los
otros pensar que era por su maravilloso vestido y era un maravilloso vestido, y
Elena estaba profundamente agradecida con Lady Ulma y sus ayudantes por
hacerlo a tiempo.
Por lo que Elena estaba realmente emocionada, era, sin embargo, era la
posibilidad—no, la seguridad, se dijo a si misma firmemente—de que esta noche
ella iba a encontrar la mitad de la llave que les permitiría liberar a Stefan.
El pensamiento de su rostro, de verlo en carne y hueso era< era aterrador.
Pensando en lo que Bonnie había dicho cuando ella estaba dormida, Elena se
224
acercó por comodidad y comprensión, y de alguna manera se dio cuenta de que en
vez de sostener la mano de Damon, ella estaba en los brazos de Damon.
La pregunta real es: ¿Qué dirá Stefan acerca de esa noche en el motel con
Damon?
¿Qué dirá Stefan?
¿Qué había que decir?
—Estoy asustada —escuchó, y un minuto demasiado tarde, reconoció su
propia voz.
—Bueno, no pienses en eso —dijo Damon— eso solo hace las cosas peores.
Pero mentí, Elena pensó. Ni siquiera lo recuerdas, o también estuviste
mintiendo, entonces.
—Pase lo que pase, prometo que todavía estaré por ahí para ti—. Damon dijo
suavemente—. Tienes mi palabra de eso, de todos modos.
Elena podía sentir su aliento contra su cabello—. ¿Y lo de concentrarse en la
llave?
Si, si, pero no me he alimentado con propiedad hoy. Elena empezó, luego se
apretó más cerca de Damon. Por solo un instante ella no solo sintió un hambre
asoladora, sino un dolor agudo que la desconcertaba. Pero ahora, antes de que
pudiera localizarla en el espacio, se había ido, y su conexión con Damon había sido
cortada abruptamente.
Damon.
—¿Qué?
No me cierres fuera de tu mente.
—No lo hago. Solo dije todo lo que tenía que decir, eso es todo. Sabes que he
estado buscando la llave.
─Gracias─. Elena lo intento de nuevo─. Pero no puedes simplemente morir
de hambre.
¿Quién dice que me estoy muriendo de hambre? Ahora la conexión telepática
con Damon estaba de regreso, pero algo estaba faltando. Él deliberadamente estaba
sosteniendo algo consigo, y concentrándose en agredir sus sentidos con algo más
que hambre. Elena podía sentirla arrasándolo, como si él fuera un tigre o un lobo
que se había ido por días—por semanas—sin matar nada.
La habitación hizo un lento giro a su alrededor.
225
—Esta< bien — ella susurro, sorprendida de que Damon era capaz de
sujetarla y sostenerla en absoluto, con sus adentros desgarrándolo de esa manera─.
Lo que sea<que necesites<tómalo<
Y luego ella sintió la más gentil probada en su garganta por unos dientes
afilados como navajas. Ella se entregó a eso, rindiéndose a las sensaciones.
En preparación para la gala del Ruiseñor* de Plata, donde ellos estarían
buscando la primera mitad de la doble llave de los zorros para liberar a Stefan,
Meredith había estado leyendo algunas de las difíciles copias que ella había
guardado en su bolso, del gigante paquete de información que ella había
descargado del Internet. Ella había hecho su mejor esfuerzo en describir todo lo
que había aprendido para Elena y los demás. ¿Pero cómo podía estar segura de
que no había omitido alguna pista vital, algún hilo de información muy importante
que pueda marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso de esta noche? Entre
encontrar una manera de salvar a Stefan o volver a casa vencida, mientras él
languidece en prisión.
No, ella pensó, parándose en frente de un espejo plateado, casi atemorizada
de mirar la belleza exótica en la que se había convertido. No, ni siquiera podemos
pensar en la palabra fracaso. Por el bien de la vida de Stefan, nosotros tenemos que
tener éxito. Y tenemos que hacerlo sin que nos atrapen.
Notas del Traductor:
1 [*] Madreperla: La madreperla, también llamada nácar, es una sustancia orgánica—inorgánica, ya
consolidada, dura, blanca, brillante y con reflejos irisados o iridiscentes. Forma la capa interna del
caparazón de muchos moluscos, razón por la que diversas de estas especies lo segregan de manera
considerable para reparar sus caparazones dañados o para cubrir determinados objetos dentro de
ellos, mecanismo que es utilizado por los recolectores de perlas, para administrar a unos
determinados moluscos piezas en el interior que saben cubrirán con el nácar, convirtiéndolos en
perlas u otros objetos valiosos nacarados.
2 [*] Ruiseñor: El ruiseñor (Luscinia megarhynchos) es un pequeño pájaro paserino otrora
clasificado como un miembro de la familia Turdidae, pero ahora generalmente considerado parte
de la familia de las "cazamoscas", Muscicapidae. Junto con otras pequeñas especies europeas, a
veces es tachada en inglés de chat.
226
2 7
Traducido por Sheilita Belikov
Corregido por Ginabm
Elena se sentía confiada y un poco mareada cuando salieron hacia la gala del
Ruiseñor de Plata. Sin embargo, cuando los cuatro llegaron en palanquines[1]—
Damon con Elena, Meredith con Bonnie (Lady Ulma tenía prohibido por su médico
ir a cualquier fiesta, mientras ella estuviera embarazada)—a la casa palaciega de la
Honorable Lady Fazina, ella fue golpeada con algo como terror.
La casa era un verdadero palacio, en el mejor de los tradicionales cuentos
narrados, ella pensó. Minaretes[2] y torres se elevaban sobre ellos, probablemente
pintados en azul y dorado lujoso, pero se volvían lavanda por la luz del sol, y se
veían casi más ligeros que el aire. Como complemento de la luz del sol, habían
encendido antorchas a ambos lados del camino para los palanquines hasta la colina
y algún producto químico había sido añadido—o un poco de magia utilizada—
para que sus luces brillaran en diversos colores de modo que cambiaran de dorado,
a rojo, a morado, a azul, a verde, a plateado, y estos colores brillaban de verdad. Le
quitaron el aliento a Elena, como las únicas cosas que no estaban teñidas de rojo en
todo el mundo que ella podía ver. Damon había traído una botella de Magia Negra
con él y estaba casi demasiado alegre—sin hacer un intento de juego de palabras,
Elena pensó.
Cuando su palanquín se detuvo en la cima de la colina, Damon y Elena se
ayudaron a salir y bajaron a un pasillo que dejaba fuera gran parte de la luz del sol.
Por encima de ellos colgaban delicados e iluminados faroles de papel, algunos más
grandes que el palanquín en el que habían estado hace un momento, iluminaban
brillantemente y fantasiosamente de manera que le daba un aire festivo y alegre a
un palacio de otro modo tan magnífico que era un poco intimidante.
227
Pasaron por fuentes iluminadas, algunas de las cuales tenían sorpresas—
como la fila de ranas mágicas que constantemente saltaban de nenúfar[3] a
nenúfar: plop, plop, plop, como el sonido de la lluvia sobre un tejado, o una
enorme serpiente dorada que se enroscaba entre los árboles y sobre las cabezas de
los visitantes, remontando de allí al suelo y luego volviendo a los árboles otra vez.
Por otra parte, el suelo era a su vez transparente con todo tipo de clases
mágica de peces, tiburones, anguilas, y delfines retozando, mientras que en el
fondo azul oscuro muy por debajo surgía la figura de una ballena gigante. Elena y
Bonnie corrieron rápidamente sobre esta parte del camino.
Estaba claro que la propietaria de este lugar podía permitirse cualquier tipo
de espectáculo que su corazón deseara, y que por encima de todas las cosas que a
ella le gustaban principalmente estaba la música, porque en cada zona, una
espléndidamente—a veces extrañamente—vestida orquesta estaba tocando, o
podría ser sólo un famoso solista, cantando en una alta jaula dorada de tal vez
veinticinco pies sobre el suelo.
Música... música y luces por todas partes...
Elena misma, aunque emocionada por las imágenes, sonidos, y gloriosos
olores procedentes de las grandes hileras de flores así como de los invitados, tanto
hombres como mujeres, sintió un ligero temor como una pequeña piedra en su
estómago. Ella había pensado que su vestido y diamantes eran tan exquisitos
cuando había salido de la propiedad de Lady Ulma. Pero ahora que estaba aquí en
la de Lady Fazina... bueno, había demasiadas habitaciones, demasiadas personas,
tan fantasiosamente y finamente vestidas como ella y sus hermanas —asistentes
personales.— Tenía miedo de que—bueno, que aquella mujer por allí, goteando
joyas desde su exquisito diamante de tres niveles y tiara de esmeraldas hasta su
fino circulo de diamantes en los dedos de los pies, hiciera a su propio cabello sin
adornos lucir desaliñado o ridículo, en tan magnífico evento.
¿Sabes cuántos años tiene ella? Elena casi saltó al escuchar la voz de Damon
en su cabeza.
¿Quién? Elena replicó, intentando al menos mantener su envidia—su
preocupación—fuera de su voz telepática. ¿Y estoy proyectando eso en voz alta?
Añadió con alarma.
No todo eso en voz alta, pero nunca está de más sintonizarlo abajo. Y sabes
perfectamente —quién—: esa jirafa que estás mirando, Damon respondió. Para tu
información, ella es unos doscientos años mayor que yo, y está tratando de parecer
228
de alrededor de treinta, lo que es diez años más joven de cuando se convirtió en un
vampiro.
Elena parpadeó. ¿Qué quieres decir?
Envía un poco de Poder a tus oídos, sugirió Damon. ¡Y deja de preocuparte!
Elena obedientemente aumentó ligeramente el Poder hasta que consideró que
los nodos reventarían en sus oídos, y las conversaciones de repente se hicieron
audibles a su alrededor.
...Oh, la diosa de blanco. Ella es sólo una niña, pero que figura...
...Sí, la única con el cabello dorado. Magnífica, ¿no?... <.Oh, por Hades, mira
esa chica... ...¿Has visto al príncipe y la princesa de allí? Me pregunto si ellos harían
un intercambio... o—o—¿hacer un cuarteto, querida?
Esto se parecía más a lo que Elena estaba acostumbrada a oír en las fiestas. Le
dio más confianza. También, cuando ella le permitió a sus ojos barrer con más
audacia a través de los opulentamente vestidos que alardeaban, le hizo sentir un
repentino incremento de amor y respeto por Lady Ulma, que había diseñado y
supervisado la construcción de tres gloriosos vestidos en tan sólo una semana.
Ella es un genio, Elena le informó a Damon solemnemente, sabiendo que a
través de sus enlaces mentales iba a ver a quién se refería. Mira, Meredith ya tiene
una multitud a su alrededor. Y... y...
Y ella no está actuando como Meredith en absoluto, Damon terminó, sonando
un poco inquieto.
Meredith no parecía inquieta en lo más mínimo. Ella tenía su cara vuelta
deliberadamente para mostrar un perfil clásico a sus admiradores, pero no era el
perfil de cabeza fría y serena de Meredith Sulez en absoluto. Era el de una chica
sensual y exótica, que lucía como si pudiera muy bien ser capaz de cantar la
Habanera de Carmen[4]. Ella tenía su abanico abierto y estaba agraciada y
lánguidamente abanicándose. La suave pero cálida iluminación interior hizo a sus
hombros y brazos desnudos brillar como perlas sobre el vestido de terciopelo
negro, lo que la hacía parecer aún más misteriosa y sorprendente de lo que fue en
casa. De hecho, ya parecía haber afectado a un devoto en el corazón; él estaba de
rodillas ante ella con una rosa roja en la mano, con tanta prisa tomó de uno de los
arreglos que una espina lo pinchó y la sangre brotaba de su pulgar. Meredith no
parecía haberse dado cuenta. Tanto Elena como Damon lo sentían por el joven, que
era rubio y extremadamente guapo. Elena sintió lástima... y Damon sintió hambre.
Ciertamente parece haber salido de su caparazón, Damon aventuró.
229
Oh, Meredith nunca sale realmente, Elena respondió. Todo es dramatización.
Pero esta noche creo que son los vestidos los que lo están haciendo. Meredith está
vestida como una sirena, y por lo tanto está actuando toda sensual. Bonnie está
vestida como un pavo real y... mira.
Ella cabeceó hacia el largo pasillo que conducía a un salón enorme en frente
de ellos. Bonnie, vestida con lo que parecían verdaderas plumas de pavo real, tenía
una multitud de sus propios seguidores—y eso es justo lo que estaban haciendo:
siguiéndola. Todos los movimientos de Bonnie eran ligeros y similares a un pájaro
y sus brazaletes de jade tintineaban juntos sobre sus pequeños y redondeados
brazos, sus pendientes repicaban con cada movimiento de su cabeza y sus pies
parecían brillar en sandalias doradas frente a su cola de pavo real.
—Sabes, es extraño—, murmuró Elena, cuando llegaron a la gran habitación y
el último sonido fue silenciado para que pudiera escuchar la voz física de Damon.
─No me di cuenta, pero Lady Ulma diseñó nuestros vestidos en los diferentes
niveles del mundo animal.
—¿Hm?— Damon estaba mirando su garganta otra vez. Pero
afortunadamente en ese momento un hombre apuesto vestido con ropa formal de
la Tierra—esmoquin, faja, etcétera—vino con Magia Negra en copas plateadas de
gran tamaño. Damon la bebió de un solo trago y tomó otra del camarero que se
inclinó con gracia. Entonces él y Elena se sentaron en el exterior de la fila de atrás,
incluso si era una grosería para su anfitriona. Necesitaban ser libres para
maniobrar.
—Bueno, Meredith es una sirena, que es el más alto nivel, y está actuando
como una mujer fatal. Bonnie es un pájaro, por lo que es la siguiente clase más alta,
y ella está actuando como una chica atractiva: ve a todos los chicos que se
presentan mientras ella sigue riendo. Y yo soy una mariposa—así que supongo que
seré una chica social esta noche. Contigo a mi lado, espero. [5]
—Qué... lindo, —dijo Damon pesadamente—. Pero, ¿qué te hace pensar que
se supone que eres una mariposa?
—Bueno, los diseños, tonto—, dijo Elena, y levantó su abanico de madreperla,
oro y diamantes y le dio un golpecito con la pequeña mariposa que sobresalía en la
frente. Luego lo abrió para mostrarle un dibujo magistral del mismo diseño que su
collar en la parte frontal, decorado con diminutos puntos de diamante, oro, y
madreperla donde no serían estropeados por los pliegues.
—¿Lo ves? Una mariposa —dijo, sin disgustarse con la imagen.
230
Damon trazó el contorno con un largo y estilizado dedo que le recordaba
tanto al de Stefan que le dolía la garganta, y se detuvo en seis líneas estilizadas
sobre la cabeza.
—¿Desde cuándo las mariposas tienen pelo? —Su dedo se trasladó a dos
líneas horizontales entre las alas—, ¿O brazos?
—Esas son las piernas—, Elena le dijo, divertida—. ¿Qué tipo de cosa con
brazos y piernas y una cabeza tiene seis pelos y alas?
—Un vampiro borracho—, sugirió una voz por encima de ellos y Elena miró
hacia arriba, sorprendida al ver a Sage—. ¿Puedo sentarme con ustedes?—
Preguntó—. No pude conseguir una camisa, pero mi hada madrina evocó un
chaleco.
Elena, riendo, se deslizó sobre un asiento para que él pudiera tomar el asiento
del pasillo al lado de Damon. Él estaba mucho más limpio que cuando ella lo había
visto por última vez trabajando en la casa, aunque su pelo todavía estaba en largos
rizos salvajes e indomables. Notó sin embargo, que su hada madrina lo había
perfumado con cedro y sándalo, y lo había provisto de jeans Dolce & Gabbana y
chaleco. Él lucía... magnifique[6]. No había ni rastro de sus animales.
—Creía que no ibas a venir—, le dijo Elena.
—¿Puedes decir eso? ¿Vestida como estás en blanco celestial y dorado?
Mencionaste la gala; tomé tu deseo como una orden.
Elena se rió. Por supuesto, todo el mundo la trataba de forma diferente esta
noche. Era el vestido. Sage, murmuró algo sobre su latente heterosexualidad, juró
que la imagen en su collar y abanico era un fénix. El demonio muy cortés a su
derecha, que tenía la piel de color malva profundo y pequeños cuernos blancos
enrollados, presentó respetuosamente que para él se veía como la diosa Ishtar,
quién lo había aparentemente enviado a la Dimensión Oscura hace algunos
milenios por tentar a las personas contra los perezosos. Elena hizo una nota mental
para preguntarle a Meredith si tentarlos significaría comer perezosos[7], que sabía
que era algún tipo de animal salvaje que no se movía mucho alrededor, o algo más.
Entonces Elena pensó que Lady Ulma había llamado al vestido —un traje de
diosa—, ¿no lo hizo ella? Sin duda era un vestido que sólo podías vestir si tu
cuerpo era muy joven y muy cercano a la perfección, porque no había manera de
acomodar corsetería en el o incluso cubrir para minimizar una característica poco
favorecedora. Las únicas cosas bajo el vestido eran el propio físico joven y firme de
231
Elena y un conjunto de ropa interior muy ligera y de suave encaje color carne. Ah,
y un atomizador de perfume de jazmín.
Así que me siento como una diosa, pensó, dándole las gracias al demonio
(que estaba de pie e hizo una reverencia). La gente estaba tomando sus asientos
para la primera actuación del Ruiseñor de Plata. Elena tuvo que admitir el deseo
de ver a Lady Fazina, y además, era demasiado pronto para intentar un viaje al
baño—Elena ya había notado que los guardias estaban situados en todas las
puertas.
Había dos arpas sobre un estrado en medio de un gran círculo de sillas. Y de
pronto todo el mundo se puso de pie y aplaudió, y Elena no hubiera visto nada, si
Lady Fazina no hubiera elegido caminar por el mismo pasillo que Elena y Damon
habían tomado. Tal y como estaba, se detuvo justo al lado de Sage para agradecer
el estruendo de aclamación, y Elena tuvo una visión perfecta de ella.
Era una encantadora mujer joven, quien para sorpresa de Elena parecía
apenas de más de veinte años, y era casi tan pequeña como Bonnie. Esta criatura
diminuta obviamente tomaba su nombre artístico muy en serio: estaba
completamente vestida con un traje largo de malla plateada. Su cabello era
plateado metálico también, peinado a gran altura en el frente y muy corto en la
espalda. La cola de su vestido estaba apenas unida a ella, por dos sencillos ganchos
en los hombros. Flotaba horizontalmente detrás de ella, en constante movimiento,
mas como un rayo de luna o una nube que como material real hasta que llegó a la
tarima central y se subió, luego caminó una vez alrededor del arpa alta al
descubierto, momento en el que la parte suspendida de la capa cayo suavemente y
con gracia en el suelo en un semicírculo a su alrededor.
Y entonces vino la magia de la voz del Ruiseñor de Plata. Comenzó tocando
el arpa alta, que parecía aún más alta en comparación con su pequeño cuerpo. Ella
podía hacer que el arpa entonará bajo sus dedos, engatusándola para clamar como
el viento o hacer música que parecía descender del cielo en glissandos [8]. Elena
lloró durante toda su primera canción, a pesar de que la cantaba en una lengua
extranjera. Era tan penetrantemente dulce que a Elena le recordó a Stefan, en los
tiempos que habían estado juntos, comunicándose únicamente por las más suaves
palabras y toques...
Sin embargo el instrumento más impresionante de Lady Fazina era su voz. Su
pequeño cuerpo podía generar un volumen extraordinario cuando así lo quería. Y
mientras cantaba una canción conmovedora, una canción de menor tonada tras
232
otra, Elena pudo sentir su piel brotando en piel de gallina, y un temblor en sus
piernas. Sentía que en cualquier momento podía caerse de rodillas cuando las
melodías llenaban su corazón.
Cuando alguien la tocó por detrás, Elena se estremeció violentamente,
trayéndola demasiado rápido del mundo de fantasía que la música había tejido a
su alrededor. Pero sólo era Meredith, quien a pesar de su propio amor por la
música hizo una sugerencia muy práctica para su grupo.
—Estaba diciendo, ¿por qué no empezamos ahora, mientras todos los demás
están escuchando?— Susurró. —Incluso los guardias están fuera de ello.
Acordamos de dos en dos, ¿no?
Elena asintió—. Sólo echaremos un vistazo alrededor de la casa. Incluso
podemos encontrar algo mientras todo el mundo todavía esté aquí, escuchando,
durante casi una hora más. Sage, tal vez podrías en cierto modo hacer un enlace
entre los dos grupos, telepáticamente.
—Sería para mí un privilegio, Madame.
Los cinco se pusieron en camino hacia la mansión del Ruiseñor de Plata.
Notas de Traductor
1. Palanquín.- Es una especie de silla de manos prolongadas y cerrada con ventanas y portezuela en
que se transportaba a una o dos personas. Constaba de dos varas que se colocaban sobre dos
caballerías situadas una delante y otra detrás o bien eran agarradas por porteadores que la
sostenían a pulso. La litera se utilizaba para el transporte de personas por vías y caminos, en
especial, los montañosos.
http://2.bp.blogspot.com/_rNMOlewSvvM/SrkLS-
8PFiI/AAAAAAAADXU/pG7jhMMWi18/s400/litter2.jpg
2. Minaretes.-
http://metexisnoesis.files.wordpress.com/2008/12/minaretes-1.jpg
3. Nenúfar.-
http://fichas.infojardin.com/foto-acuaticas/nymphaea-nenufar-blanco.jpg
4. La Habanera de Carmen.- Carmen es una ópera compuesta por Georges Bizet, y la Habanera es
uno de los temas del primer acto.
5. Cuando Elena explica lo de que los vestidos están diseñados en el mundo animal, hay un juego
de palabras, al referirse a Meredith como una sirena usa la palabra mermaid(sirena) y después usa
siren(mujer fatal pero también traducible como sirena). En Bonnie usa la palabra bird(pájaro) pero
al explicar vuelve a usar bird pero esta vez traducido como chica atractiva. Cuando habla de sí
misma como mariposa usa butterfly, pero la segunda vez se traduce como chica. El juego de
233
palabras viene de que pueden tener diferentes significados depende en el contexto en el que se
usen.
6. Magnifique.- magnifico en francés.
7.- Perezoso.- http://www.forojovenes.com/usuarios/amelia-2440-fotos-la-16-foto73-perezoso.jpg
8.- Glissando.- es un efecto sonoro consistente en pasar rápidamente de un sonido a otro haciendo
oír todos los sonidos intermedios posibles según la característica del instrumento.
234
Traducido por Dham-Love
Corregido por V!an*
Ellos caminaron directo por las puertas de guardia. Pero rápidamente,
descubrieron que casi todos estaban escuchando a Lady Fazina, en cada habitación
del palacio que estaba abierta al público, un camarero vestido de negro, con
guantes blancos, estaba listo para dar información, y para mantener vigiladas las
posesiones de su Lady.
La primera habitación que les dio algún tipo de esperanza fue el Salón de
Harpery de Lady Fazina, un salón dedicado exclusivamente a la exhibición de
arpas, desde las antiguas, redondas, instrumentos de una sola cuerda,
indudablemente tocada por individuos similares a cavernícolas, a altas, doradas,
orquestarles arpas como la que Fazina estaba tocando ahora, la música sonaba en
todo el palacio.
Magia, pensó Elena de nuevo.
Ellos parecían usar magia en lugar de tecnología.
—Cada tipo de arpa tiene una llave única para afinar las cuerdas—, susurró
Meredith, mirando a lo largo del salón. En cada lado la línea de arpas marchaba a
la distancia.
—Una de esas llaves podría ser la llave.
—¿Pero cómo sabremos?— Bonnie se abanicaba suavemente con su abanico
de plumas de pavo real.
—¿Cuál es la diferencia entre una llave de arpa y una llave de zorro?
—No sé. Y nunca he escuchado que una llave sea guardada en un arpa,
tampoco. Sonaría mucho en la caja de resonancia cada vez que el arpa cambiara un
poco, — admitió Meredith.
Elena se mordió el labio.
235
Era una pregunta tan simple y razonable. Ella debería sentirse consternada,
debería estar preguntándose cómo podrían encontrar una pequeña mitad de una
llave en ese lugar. Especialmente considerando que la pista que tenían estaba en el
instrumento Silver Nightingale, de repente parecía absurdo.
—No creo —dijo Bonnie un poco vertiginosamente—, que el instrumento sea
su voz, y que si bajamos por su garganta<
Elena se giró para mirar a Meredith, quien estaba mirando al cielo o a lo que
estuviera encima de esta espantosa dimensión.
—Yo sé —dijo Meredith—. No más bebidas para el cerebro de pájaro aquí.
Aunque supongo que es posible que entregue pequeños silbatos de plata, o
instrumentos como favores – todas las grandes fiestas acostumbran a hacer eso, tú
sabes darte un regalo.
—Cómo —dijo Damon en un tono cuidadosamente sin expresión—. Podrían
ellos poner la llave en uno de los favores para una fiesta que iba a ser dada por lo
menos dos semanas después, ¿y como ellos pueden tener la esperanza de
recuperarla? Misao también pudo haber dicho a Elena, ‘Tiramos la llave’.
—Bien —comenzó Meredith—, no estoy para nada segura que ellos
esperaban que las llaves fueran recuperadas, ni siquiera por ellos. Y Misao pudo
haber querido decir ‘Tú deberías buscar entre toda la basura la noche de esa gala’
o alguna otra fiesta en la que Fazina se presenta. Yo imagino que ella es solicitada
para presentarse en muchas otras fiestas, también.
Elena odiaba discutir, incluso aunque ella fuera una campeona de discutir.
Pero ella era una diosa esta noche.
Nada era imposible. Si solo ella pudiera recordar< Algo como un rel{mpago
blanco golpeo su cerebro.
Por solo un instante un instante ella estaba de vuelta, luchando con Misao.
Misao estaba en su forma de zorro, mordiendo y rasguñando y gruñendo como
respuesta a la pregunta de Elena acerca de dónde estaban las dos mitades de la
llave del zorro ‚Como si pudieras entender las respuestas que te podría dar. Si te
digo que una está dentro del instrumento Nightingale de plata, ¿te daría eso algún
tipo de idea?‛
Sí. Esas habían sido las palabras exactas, las palabras reales que Misao había
dicho. Elena escuchó su propia voz, repitiendo las palabras claramente ahora.
Y luego ella sintió algo como un arco de rayos dejar su mente—solo para
encontrarse con otra no muy lejos. La siguiente cosa que ella supo fue que sus ojos
236
estaban abiertos en sorpresa porque Bonnie estaba hablando en esa forma vacía y
sin tono que ella siempre hacía cuando realizaba una profecía:
—Cada mitad de la llave de zorro está formada como un solo zorro, con dos
oídos, dos ojos y un hocico. Las dos llaves del zorro son en oro y cubiertas con
piedras preciosas y sus ojos son verdes. La llave que buscan todavía está en el
instrumento de Plata Nightingale.
—¡Bonnie!— dijo Elena. Ella podía ver que las rodillas de Bonnie estaban
temblando, y sus ojos estaban desenfocados. Luego éstos se abrieron y Elena vio
como su confusión surgía para llenar todo ese vacío.
—¿Qué está pasando?— dijo Bonnie, mirando alrededor para ver a todos
mirándola a ella.
—¿Qué—qué paso?
—¡Nos dijiste como lucían las llaves de zorro!—. Elena no pudo evitar gritar
esa exclamación con alegría. Ahora que ellos sabían cómo lucían podrían liberar a
Stefan; ellos podrían liberar a Stefan. Nada detendría a Elena ahora. Bonnie había
ayudado a mover ésta búsqueda a un nivel completamente diferente.
Pero mientras ella estaba temblando de alegría con la profecía, Meredith, a su
manera ecuánime, se estaba encargando del profeta. Meredith dijo en voz baja.
—Ella probablemente se va a desmayar. ¿Podrían por favor<?
Meredith no tuvo que pedir más, para que los vampiros, Damon y Sage,
estuvieran cada uno lo suficientemente rápido para atrapar y apoyar a Bonnie a
lados opuestos. Damon estaba mirando a la diminuta niña con sorpresa.
—Gracias, Meredith— dijo Bonnie, y dejo escapar un suspiro, parpadeando.
—No creo que me desmayare—, ella agrego, y luego con una mirada a
Damon a través de sus pestañas — Pero es probablemente igual de bien estar
seguro.
Damon asintió y tomo un mejor agarre, luciendo serio. Sage dio medio giro,
pareciendo tener algo atorado en su garganta.
—¿Qué dije? ¡No recuerdo!
Y después de que Elena repitiera solemnemente las palabras de Bonnie fue
como si solo Meredith hubiera dicho—, ¿Estás segura ahora Bonnie? ¿Eso suena
bien?
—Estoy segura. Estoy segura—. Elena lo corto. Ella estaba positiva. La diosa
Ishtar y Bonnie habían abierto su pasado y le habían mostrado la llave.
237
—De acuerdo. ¿Qué tal si Bonnie, Sage y yo tomamos esta habitación, y dos
de nosotros distraemos al mayordomo, mientras el tercero busca en las arpas las
llaves?— sugirió Meredith.
—Perfecto. ¡Vamos a hacerlo!— dijo Elena.
El plan de Meredith probó ser más difícil en práctica de lo que sonaba.
Incluso con las dos gloriosas jóvenes en la habitación y un tipo en la habitación, el
mayordomo seguía dando vueltas en pequeños círculos y capturando a uno u otro
de ellos sosteniendo o manipulando algún arpa.
Naturalmente, la manipulación estaba estrictamente prohibida. Esto ponía a
las arpas fuera de entonación y podía dañarlas fácilmente, especialmente desde
que la única manera de estar absolutamente seguros que una pequeña llave de oro
no estaba en la caja de sonido del arpa era sacudir el arpar y escuchar el traqueteo.
Peor, cada una de las arpas tenía su propio rincón, con una luz
completamente espectacular, un cuadro extravagante pintado detrás de él (la
mayoría de ellos eran retratos de Fazina tocando el arpa en cuestión) y una cuerda
roja de terciopelo en frente que decía— No entrar—, como una clara señal.
Al final Bonnie, Meredith y Sage recurrieron a Sage para influenciar al
mayordomo para ser totalmente pasivo algo que él podría hacer por tan solo unos
minutos, o el mayordomo se daría cuenta de las lagunas en el programa de Lady
Fazina. Luego ellos buscarían frenéticamente en cada arpa mientras el mayordomo
se quedaba de pie como una figura de cera.
Mientas tanto Damon y Elena vagaban por el palacio, buscando por el resto
de la mansión que estaba fuera de límite de los visitantes. Si ellos no encontraban
nada, pretendían seguir buscando en las habitaciones disponibles mientras
continuaba la gala.
Era un trabajo peligroso, este robo dentro y fuera de la oscuridad,
acordonado- y a veces sellando habitaciones: extraña y peligrosamente peligroso
para Elena. De alguna manera, parecía que el miedo y la pasión estaban más
estrechamente relacionados con lo que ella había se había dado cuenta. O por lo
menos, parecía de esa manera con ella y Damon.
Elena no podía ayudar notando y admirando pequeñas cosas sobre él.
Él parecía ser capaz de escoger cualquiera de las cerraduras con un pequeño
y simple implemento que sacaba dentro de su chaqueta de cuero negro, la manera
en que otras personas producían plumas estilográficas, y él tenía una manera tan
238
rápida, y graciosa de sacarlos y ponerlos de nuevo dentro. Economía de
movimiento, ella sabía, obtenida de vivir alrededor de cinco siglos.
También, nadie podía discutirlo: Damon parecía mantener su cabeza en cada
situación, lo que los hacía una buena pareja ahora cuando ella estaba caminando
alrededor como una diosa que no podía ser obligada por las reglas de los mortales.
Esto fue reforzado incluso por los sustos que tuvo: figuras que parecían
guardias o centinelas asomándose hacia ella resultaban ser osos de peluche, un
pequeño armario, y algo que Damon no le permitió más que una mirada lucían
como un humano momificado.
Damon no se amedrentaba por ninguna de ellas.
Si tan solo pudiera canalizar algo más de Poder en mis ojos, pensó Elena, y las
cosas inmediatamente se iluminaros. ¡Su poder la estaba obedeciendo!
¡Dios! Tendré que ponerme este vestido por el resto de mi vida: me hace
sentir tan<poderosa. Tan< sin vergüenza. Tendré que usarlo para la universidad,
si alguna vez voy, para impresionar a mis profesores; y a Stefan y para mi boda
solo que la gente entienda que no soy una zorra; y a la playa, para dar a los chicos
algo que comerse con los ojos.
Ahogo una risita y se sorprendió de ver a Damon mirándola con reproche y
burla.
Por supuesto, él estaba tan centrado en ella como ella en él. Pero era un caso
ligeramente diferente, por supuesto, porque, para sus ojos, ella lucía una etiqueta
gigante con MERMELADA DE FRESA escrita en ella, amarrada alrededor de su
cuello. Y él se estaba poniendo hambriento de nuevo. Muy hambriento.
La próxima vez me asegurare que comas bien antes de que salgas, ella pensó
hacia él.
Preocupémonos por tener éxito esta vez antes de que empecemos a planear
para la siguiente vez, él le devolvió, con apenas el más leve indicio de su sonrisa de
250 kilovatios.
Pero todo estaba mezclado, por supuesto, con un poco del triunfo sardónico
que Damon siempre llevaba consigo. Elena se juro a sí misma tanto como él se riera
de ella, se aposto como él haría, amenazarla o engatusarla como pudiera, ella no le
daría a Damon la satisfacción de ni siquiera un contacto esa noche. Él solo podría
surgir en la cima de otro tarro de mermelada, ella pensó.
Finalmente, la dulce música del concierto fue interrumpida y Elena y Damon
se lanzaron a encontrarse con Bonnie, Meredith y Sage en la Sala de las Harpas.
239
Elena pudo haber adivinado las noticias por la postura de Bonnie, incluso si no las
hubiera sabido por el silencio de Sage. Pero las noticias eran peor de lo que Elena
se pudo haber imaginado: no solo ellos tres no habían encontrado nada en el Salón
de las Arpas, sino que finalmente habían recurrido por interrogar al mayordomo,
que podría hablar, si no se moviera, bajo la influencia de Sage.
—Y adivina que nos dijo —dijo Bonnie—, y agregó antes que cualquiera
pudiera lanzar una palabra, —Esas arpas son limpiadas y ajustadas cada día.
Fazina, tiene, un ejército entero de sirvientes para ellas. Y todo, todo lo que no
pertenece al arpa será reportado. ¡Y nada ha sido reportado! ¡Sencillamente no está
allí!
Elena sentía rehuir de dios omnisciente a humana desconcertada.─ Estaba
preocupada que fuera así— admitió ella con un suspiro— Hubiera sido muy fácil
de la otra manera. De acuerdo, Plan B. Charla con los invitados de la gala, trata de
mirar en cada habitación que esté abierta al público. Traten de deslumbrar al
consorte de Fazina e intenten obtener información. Mira si Misao y Shinichi han
estado aquí últimamente. Damon y yo seguiremos buscando en las habitaciones
que se supone deben estar cerradas.
—Eso es muy peligroso —dijo Meredith frunciendo el ceño—. Tengo miedo
de cual podría ser el castigo si te atrapan.
—Tengo miedo del castigo que podría ser para Stefan si no encontramos esa
llave esta noche—. Elena replicó en breve, giro sobre sus tacones, marchándose.
Damon la siguió. Buscaron en cuartos oscuros interminables, ahora sin
siquiera saber si buscaban un arpa o algo más. Primero Damon verificaría si había
un cuerpo que respirara dentro de la habitación (podría haber un guardia vampiro,
por supuesto, pero no había mucho que hacer al respecto), luego el abría la
cerradura. Las cosas estaban trabajando sin problemas hasta que llegaron a una
habitación al final de un largo pasillo que daba hacia el oeste, Elena hace rato se
había perdido en el palacio, pero ella podía decir sin equivocarse dónde era el
oeste, era donde el sol hinchado colgaba.
Damon había abierto la cerradura de esa habitación y Elena había comenzado
con impaciencia. Ella busco en la habitación, que contenía, frustrantemente, una
foto de un arpa enmarcada en plata, pero con nada tan abultado como la mitad de
la llave de zorro dentro de ésta, cuando ella había usado cuidadosamente su abre
cerraduras para desenroscar el respaldo.
240
Era mientras ella ponía la pintura de nuevo en la pared donde ambos habían
escuchado un golpe. Elena dio un salto, rezando para que ninguno de los sirvientes
de seguridad vestidos de negro que rondaban el palacio hubiera escuchado el
ruido.
Damon rápidamente puso su mano en su boca y puso el encendedor en la
oscuridad.
Pero ambos lo escuchaban ahora<pasos aproxim{ndose afuera del pasillo.
Alguien había escuchado el ruido. Las pisadas se detuvieron afuera de la puerta y
era el sonido característico de la tos discreta de un sirviente superior.
Elena se giró, sintiendo en ese momento como si las Alas de la Redención
estuvieran dentro de su alcance. Solo requeriría una ligera subida de adrenalina y
ella tendría al trabajador de seguridad sobre sus rodillas, sollozando en la
penitencia de toda una vida de trabajo en el mal. Elena y Damon se podrían ir
antes.
Pero Damon tenía otra idea, y Elena se sorprendió en ir junto a él.
Cuando la puerta se abrió silenciosamente, el sirviente encontró a una pareja
atrapados en un abrazo tan apretado que parecía que ni siquiera hubieran notado
la interrupción. Elena podía prácticamente sentir su indignación.
El deseo de una pareja de invitados de abrazarse discretamente en la
intimidad de alguna de las salas públicas era entendible, pero esto era parte de la
privacidad del hogar. Mientras encendió las luces Elena lo miró de con el rabillo
del ojo. Sus sentidos psíquicos estaban lo suficientemente abiertos para captar sus
pensamientos. Él estaba mirando todas las piezas valiosas en la habitación con una
experta pero aburrida mirada.
El exquisito vaso miniatura con las rosas hechas en rubís y esmeraldas; el lirio
de madera mágicamente preservado por 5000 años: el par de candelabros de oro
sólido en forma de dragones; la masca funerario Egipcio con sus oscuros, y
alargados agujeros de los ojos que parecía estar atento a sus características
pintadas<todo estaba allí. No era ni siquiera como si su señoría mantuviera algo
de gran valor aquí, pero aún así—, Esta habitación no es parte de la exhibición
pública—, le dijo a Damon, que se limito a estrechar a Elena más cerca.
Si, Damon parecía muy determinado a dar una buen show para el
sirviente<o algo así. Pero ellos no habían< ¿hecho eso? Los pensamientos de
Elena estaban perdiendo coherencia. La última cosa<la última cosa que podían
241
permitirse<era<perder la oportunidad<de encontrar la llave de zorro. Elena
empezó a alejarse, y luego se dio cuenta que no debía.
No debía. No podía. Ella era propiedad, una cara propiedad de eso podía
estar segura, de que por lo menos esta noche Damon podría hacer lo que fuera su
elección. Mientras alguien más estuviera mirando, ella no debía parecer que
desobedeciera los deseos de su maestro.
Sin embargo, Damon estaba llevando esto muy lejos<m{s lejos de lo que él
nunca se había tomado la libertad de hacer con ello, aunque, pensó irónicamente,
él no lo sabía. Él estaba acariciando la piel que quedaba desprotegida por el vestido
marfil de diosa, sus brazos, su espalda, incluso su cabello. Él sabía cómo le gustaba
eso, como ella de alguna manera podía sentir cuando se cabello era sostenido y las
puntas eran acariciadas o gentilmente atrapadas en un puño.
¡Damon! Ella fue hasta su último recurso: suplicar. Damon, si ellos nos
detienen o nos hacen algo que nos aleje de encontrar la llave esta noche ¿Cuándo
tendremos otra oportunidad?...Ella dejo que sintiera su desesperación, su culpa,
incluso el deseo traicionero que tenía de olvidar todo y dejar que cada minuto la
llevara más lejos en esa ola de fervor que él había creado.
Damon, Yo lo diré<si tú quieres. Te lo<suplico.
Elena pudo sentir sus ojos inundados por las lágrimas.
No lágrimas. Elena escucho la voz telepática de Damon agradecida.
Había algo extraño acerca de eso, pensó.
No lágrimas.
Elena escucho la voz telepática de Damon agradecida. Había algo extraño
acerca de eso, pensó. No podía ser hambre había tomado de la sangre de ella hacía
no más de dos horas. Y no era pasión, pues ella podía escuchar y sentir todo eso
claramente. Sin embargo, la voz telepática de Damon estaba tan tensa con control
que casi la asusto. Más, ella sabía que él podía sentir que la asustaba y que había
escogido no hacer nada acerca de eso. Sin explicación. Sin exploración, tampoco,
ella se dio cuenta que detrás del control, su mente estaba completamente cerrada a
ella.
La única cosa que ella pudo comparar con el sentimiento que percibió de su
férreo control fue dolor. Dolor que se encontraba apenas en el borde de lo
soportable.
¿Pero de qué? Elena se pregunto inútilmente
¿Qué le podría causar un dolor como ese?
242
Elena no podía desperdiciar su tiempo preguntándose que estaba mal con
Damon. Ella encendió el Poder de su propio escuchar y comenzó a escuchar hacia
las puertas antes de entrar.
Mientras estaba escuchando una nueva idea se solidifico en la mente de
Elena, y detuvo a Damon en un pasillo a oscuras y le trató de explicar qué clase de
habitación estaba buscando. Lo que, actualmente, sería llamado ‚oficina en casa‛
Damon, familiarizado con la arquitectura de la gran mansión, la llevo, solo
después de unos cuantos falsos comienzos, en lo que era claramente el salón de
escritura de su señoría. Los ojos de Elena estaban ya tan agudos como los de él
mientras buscaban la luz de una simple vela en la penumbra.
Mientras Elena se frustraba después de buscar un escritorio con notables
compartimientos para los cajones secretos, y no encontrar nada, Damon estaba
revisando el pasillo.
—Escuche alguien afuera —él dijo— Creo que es hora de irnos.
Pero Elena seguía buscando. Y mientras sus ojos recorrían rápidamente la
habitación ella vio un pequeño escritorio para escritura con una silla anticuada y
una colección de varios lapiceros, desde los antiguos hasta los modernos, haciendo
alarde así mismos por sus elaborados detalles.
—Vamos a irnos mientras esto este despejado —Murmuró Damon
impaciente.
—Sí, —dijo Elena distraída— de acuerdo<
Y luego ella lo vio.
Sin vacilar un instante ella camino por la habitación directo al escritorio y
tomo un lapicero con una pluma brillante de plata. No era una auténtica pluma de
ave, por supuesto; era una pluma estilográfica hecha para parecer elegante y
antigua con una pluma. El lapicero en si mismo estaba curvado para encajar en su
mano, y la madera se sentía cálida.
—Elena, no me siento muy<
—Damon, shhh —dijo Elena, ignorándolo, demasiado absorta en lo que
estaba haciendo para escuchar. Primero: trató de escribir. Sin funcionar. Algo
estaba bloqueando el cartucho, mientras todo el tiempo su corazón clamaba en sus
oídos y sus manos estaban temblando. Seguía moviéndose lentamente<sin perder
nada<por el amor de Dios no dejes que nada se caiga y rebote en esta penumbra.
Las dos partes del lapicero se separaron en su mano<y sobre la almohadilla de la
mesa color verde oscuro cayo una pequeña, pesada, curva pieza de metal.
243
Se acababa de encajar en la parte más ancha del lapicero. La tenía en su mano
y estaba volviendo a armar el lapicero antes de que pudiera darle una buena
mirada. Pero luego<ella tenía que abrir su mano y mirar.
El pequeño objeto en forma de medialuna deslumbraba sus ojos en la luz,
pero era tal como la descripción que Bonnie le había dado a Elena y a Meredith.
Una pequeña representación de un zorro con un cuerpo nominal y la cabeza con
joyas incrustadas que parecían dos orejas planas. Los ojos eran dos brillantes
piedras verdes ¿Esmeraldas?
—Alexandrita —dijo Damon en un susurró de alcoba—. El folkclor dice que
cambia de color a la luz de las velas o a la luz del fuego. Ellos reflejan la llama.
Elena, quien había estado reclinada contra él, recordó con un escalofrío que
los ojos de Damon habían reflejado la llama cuando él había sido poseído: la llama
de color sangre de la maldad de la crueldad de Shinichi.
—Entonces —dijo Damon—. ¿Cómo lo hiciste?
—¿Ésta es en verdad una de las dos piezas de la llave de zorro?
—Bien, es difícilmente algo que pertenece a una pluma estilográfica tal vez es
un premio Crackerjack. Pero tú fuiste directo a éste en el momento en que
entramos a la habitación. Incluso los vampiros necesitamos tiempo para pensar, mi
preciosa princesa.
Elena se encogió de hombros.
—Es muy fácil, en realidad. Cuando estuvo claro que todas esas llaves de
arpas no eran, me pregunté a mí misma que más era un instrumento que pudieras
encontrar en la casa de cualquiera. Un lapicero es un instrumento de escritura.
Luego solo tenía que encontrar donde lady Fazina tenía un estudio o una
habitación para escritura.
Damon dejo escapar un suspiro.
—Demonios del infierno, tú pequeña inocente. ¿Sabes por lo que he estado
buscando? Trampillas. Entradas secretas a las mazmorras. El único instrumento
que yo podría pensar era en un ‘instrumento de tortura’ y tú estarías sorprendida
cuántos de éstos encontrarías en esta justa ciudad.
—¡Pero no en su casa!— La voz de Elena levantó la voz peligrosamente, y se
quedaron ambos en silencio por un momento para compensarlo, escuchando, en
ascuas, por cualquier sonido que viniera del pasillo.
No había nada.
244
Elena dejó salir un suspiro ¡Rápido! Dónde, ¿Dónde estará segura? Ella se
estaba dando cuenta que la única falla del vestido de diosa era que no había
absolutamente ningún lugar para ocultar algo. Ella tenía que hablar con Lady
Ulma sobre eso la próxima vez.
—Abajo, abajo en el bolsillo de mis jeans—, dijo Damon, pareciendo tan
urgente y temblando tanto como ella lo estaba. Cuando él la hubo atascado lo
suficientemente profundo en los recovecos de sus jeans Armani él la cogió de
ambas mano.
—¡Elena! ¿Te das cuenta? Lo hemos conseguido. ¡En verdad lo hemos
conseguido!
—¡Yo sé!—. Las lágrimas se escapaban de los ojos de Elena y toda esa música
de lady Fazina parecía estar coordinada en una genial, y perfecta nota.
—¡Lo hicimos juntos!
Y luego de alguna manera como la que ellos se estaban acostumbrando,
Elena estaba en los brazos de Damon, deslizando sus propios brazos bajo su
chaqueta para sentir su calor, su solidez. Ella no se sorprendió también, de sentir
una doble perforación en su cuello cuando ella lanzo su cabeza hacia atrás: su
amada pantera había sido solo un poco domesticada, y necesitaba aprender unas
cuantas cosas básicas de la etiqueta de las citas; como por ejemplo besarte antes de
la mordida.
Él había dicho que estaba hambriento antes, ella recordaba, y ella lo había
ignorado, demasiado embelesada por el lapicero de plata para juntar las palabras.
Pero ella las puso juntas ahora, y entendió excepto porque él parecía estar tan
excepcionalmente hambriento esta noche.
Tal vez<excesivamente hambriento.
Damon, ella pensó gentilmente, estás tomando mucho.
Ella no podía sentir respuesta sino el hambre en bruto de la pantera.
Damon, esto podría ser peligroso<para mí. Esta vez Elena puso tanto Poder
como pudo en las palabras que envío.
Todavía no tenía respuesta de Damon, pero ella estaba flotando ahora, hacia
la oscuridad. Y eso le daba el hilo de una vaga idea.
¿Dónde estás? ¿Estás aquí? Ella llamo, imaginándose al pequeño chico.
Y luego ella lo vio, encadenado a su roca, acurrucado en una bola, con sus
puños cubriéndole los ojos.
¿Qué pasa? Elena preguntó inmediatamente, flotando cerca a él, preocupada.
245
¡Está haciendo daño! ¡Está haciendo daño!
¿Estás herido? Muéstrame, dijo Elena instantáneamente.
¡NO! Él te esta lastimando. ¡Puede matarte!
Hushhh Hushhh Ella trató de acunarlo.
¡Tenemos que hacer que nos escuche!
De acuerdo, dijo Elena. Ella en verdad se estaba sintiendo extraña y débil.
Pero ella volvió, y junto con el niño, gritaron casi sin voz:
¡Damon! ¡Por favor! ¡Elena dice que pares!
Y un milagro sucedió.
Ambos ella y el niño podían sentirlo. El aguijón de colmillos un poco retirado.
La parada del flujo de energía de Elena hacia Damon.
Y luego, irónicamente, el milagro empezó a alejarla del niño, con quien ella en
verdad quería hablar.
¡No! ¡Espera! Ella trató de decirle a Damon, aferrada a las manos del niño tan
duro como podía, pero ella estaba siendo catapultada de nuevo a la conciencia
como un huracán. La oscuridad se desvaneció. En vez de eso había una habitación,
demasiado brillante, su única vela brillaba como una luz exploradora de policía y
apuntaba directamente hacia ella. Ella cerró sus ojos y sintió el calor y la pesadez
de la corporeidad de Damon en sus brazos.
—¡Lo siento! Elena, ¿puedes hablar? No me di cuenta cuanta<
Había algo extraño con la voz de Damon. Luego ella entendió. Los colmillos
de Damon estaban por fuera.
¿Qué? Todo estaba mal. Ellos habían sido tan felices, pero ahora su brazo
derecho se sentía mojado.
Elena se apartó de Damon por completo, mirando sus brazos. Ella deslizo
detrás de Damon y tiró de la chaqueta de cuero negro. En la luz brillante ella podía
ver su camisa negra de seda marcada línea tras línea de parcialmente seca, o
simplemente sangre humana.
—¡Damon!— Su primera reacción fue horror sin un toque de culpa o
entendimiento.
—¿Qué paso? ¿Te metiste en una pelea? Damon, ¡dime!
Y luego algo en su mente la presentó con un número. Desde que había sido
una niña, ella había sido capaz de contar. De hecho, ella había aprendido a contar
hasta diez antes de su primer cumpleaños. Por lo tanto, ella había tenido diecisiete
246
años de aprender para contar el número de irregulares, profundas y todavía
sangrantes cortadas en la espalda de Damon.
Diez.
Elena miro hacia sus brazos ensangrentados y al vestido de diosa, que ahora
el vestido del horror porque su pureza blanca estaba empañada con un brillante
rojo.
Rojo que debió haber sido su sangre. Rojo que debió haberse sentido como
espadas en la espalda de Damon mientras el canalizaba el dolor y las marcas de la
Noche de su Disciplina hacia él.
Y él me había llevado todo el camino a casa. El pensamiento vino nadando
desde la nada. Sin una palabra al respecto. Yo debí haber sabido< Y él no se había
curado todavía.
¿Alguna vez se curaría?
Allí fue cuando comencé a gritar en todas las frecuencias.
247
Traducido por AndreaN
Corregido por rubrix
Alguien estaba intentando hacer que su bebida saliera de su copa. El sentido
del olfato del olfato de Elena era tan agudo que ella podía probar lo que estaba en
la copa desde antes—vino de Magia Negra. ¡Y ella no quería eso! ¡No! Ella lo
escupió. Ellos no podían obligarla a beber.
—Mon enfant,* es por su propio bien. Ahora, bébalo—. Elena volteo lejos su
cabeza. Sintió la oscuridad y el huracán corriendo para tomarla.
Si. Eso estaba mejor. ¿Por qué no la dejaban en paz?
En las muy oscuras trincheras* de la comunidad, un pequeño niño estaba con
ella en la oscuridad. Ella lo recordaba, pero no recordaba su nombre. Ella abrió sus
brazos y él fue hacia ellos y parecía que sus cadenas eran más ligeras de lo que
habían sido<
¿Cuándo? Antes. Eso era todo lo que ella podía recordar.
¿Estás bien? Ella le susurro al niño. Aquí abajo, profundamente en el corazón
de la comunidad, un susurro era un grito.
No llores. No lágrimas, él le rogo, pero las palabras le recordaron a ella algo
que no podía soportar pensar, y puso sus dedos en sus labios, gentilmente
silenciándolo.
Demasiado ruidosa, una voz de afuera llego retumbando.
—Entonces, mon enfant, has decido convertirte en un vampire encore une
fois.*
¿Es eso lo que está pasando? Ella le susurro al niño. ¿Estoy muriendo de
nuevo? ¿Para convertirme en vampiro?
¡No lo sé! El niño lloro. No sé nada. Él está molesto. Yo tengo miedo.
248
Sage no te lastimara, ella prometió. Él ya es un vampiro, y tu amigo.
No de Sage<
¿Entonces de quién tienes miedo?
Si tú mueres de nuevo, yo estaré encadenado de nuevo. El niño le mostro una
lamentable foto de si mismo cubierto por pila tras pila de pesadas cadenas. En su
boca, amordazándolo. Fijando sus brazos a sus lados y sus piernas a la pelota.
Además, las cadenas estaban agregadas para que en cualquier lugar en que
posaran en el suave pecho del niño, la sangre fluyera.
¿Quién haría algo así? Elena lloro. Lo hare desear nunca haber nacido. ¡Dime
quién va a hacer esto!
El rostro del niño estaba triste y perplejo. Yo lo haría, él dijo tristemente. Él lo
haría. Él/Yo. Damon. Porque nosotros te hemos matado.
Pero si no es su culpa<
Tuvimos que hacerlo. Tuvimos que hacerlo. Pero tal vez yo muera, el doctor
dice que< Hubo una cadencia determinada de esperanza en la última frase.
Eso decidió a Elena. Si Damon no estaba pensando con claridad, entonces tal
vez ella no estaba pensando con claridad, razono lentamente. Tal vez< tal vez ella
debería hacer lo que Sage quería.
Y el Dr. Meggar. Ella podía distinguir su voz como a través de una espesa
neblina. —cielos, estuviste trabajando toda la noche. Dale la oportunidad a alguien
más.
Si< toda la noche. Elena no había querido despertar de nuevo, y había tenido
una poderosa voluntad.
—¿Tal vez cambiemos de lados? — Alguien—una chica—una chica joven—
estaba sugiriendo. Pequeña de voz, pero también con una fuerte voluntad. Bonnie.
—Elena< es Meredith. ¿Puedes sentirme sosteniendo tu mano? —hubo una
pausa, luego mucho ruido, emocionado—. Hey, ¡Ella apretó mi mano! ¿Lo vieron?
Sage, dile a Damon que llegue aquí rápido.
A la deriva<
—<bebe un poco m{s, ¿Elena? Lo sé, est{ enferma de esto. Pero bebe un peu*
por mi bien, ¿lo harías?
A la deriva<
—Très bon, mon enfant! Maintenant,* ¿Qué tal un poco de leche? Damon cree
que puedes seguir siendo humana si bebes algo de leche.
249
Elena tenía dos pensamientos acerca de esto. Uno era que si ella bebía algo
más de lo que sea, ella podría explotar. El otro era que ella no iba a hacer ninguna
estúpida promesa.
Ella intento hablar pero le salió una especie de susurro. —Dile a Damon—que
no apareceré al menos que el libere al niñito.
—¿Quién? ¿Cuál niñito?
—Elena, dulzura, todos los niños pequeños del estado son libres.
Meredith: — ¿Por qué no dejamos que ella le diga a él?
Dr. Meggar: —Elena, Damon esta justo aquí en el sofá. Ustedes dos han
estado muy enfermos, pero van a estar bien. Aquí, Elena, podemos mover la mesa
de examinación para que puedas hablar con él. Aquí, está listo.
Elena intento abrir sus ojos, pero todo estaba ferozmente brillante. Tomo un
respiro y lo intento de nuevo. Todavía era demasiado brillante. Y ella ya no sabía
cómo oscurecer su visión. Ella hablo con sus ojos cerrados a la presencia que sentía
en frente de ella: — No puedo dejarlo solo de nuevo. Especialmente si tú vas
llenarlo de cadenas y amordazarlo.
—Elena —Damon dijo con voz temblorosa—, no he llevado una buena vida.
Pero no he mantenido esclavos antes, lo juro. Pregúntale a cualquiera. Y yo no le
haría eso a un niño.
—Lo harías, y sé su nombre. Y conozco todos sus actos de gentileza, y de
amabilidad, y de buena naturaleza< y miedo.
El bajo retumbe en la voz de Sage, —<agit{ndola<— el murmullo
ligeramente más alto de Damon: —Yo sé que ella está loca, pero todavía quiero
saber el nombre niñito. Supongo que debo saberlo. ¿Por qué eso la perturba tanto?
Más ruidos, y luego: — ¿Pero no puedo solo preguntarle? Al menos puedo
limpiar mi nombre de esas acusaciones — Luego, en voz alta:
—¿Elena? ¿Puedes decirme que chico se supone que he torturado de esta
manera?
Ella estaba tan cansada. Pero respondió en voz alta, susurrando, —Su nombre
es Damon, por supuesto.
Y el propio exhausto susurro de Meredith, —Oh Dios mío. Ella estaba
dispuesta a morir por una metáfora.
250
Notas del Traductor
1 [*] Mon enfant: Del Francés, hija mía.
2 [*] Trinchera: En el ámbito militar, se denomina trinchera a las excavaciones en las cuales
los sitiadores se ponen al abrigo de los fuegos de la plaza.
3 [*] un vampire encore une fois: Del francés, un nuevo vampiro.
4 [*] un peu: Del francés, algo.
5 [*] Très bon, mon enfant! Maintenant: Del francés, ¡Muy bien, hija mía! Ahora.
251
3 0
Traducido por: Cyely Divinna
Corregido por: ZarahFandy
Matt observó a la Señora Flowers repasar la placa del Sheriff Mossberg,
sosteniéndola ligeramente con una mano y pasando los dedos sobre ella con la
otra.
La tarjeta de identificación de Rebecca, la sobrina del Sheriff Mossberg. Le
había parecido totalmente una coincidencia, cuando Matt se había topado con ella
hace unos días. Luego se había dado cuenta de que llevaba una camisa de hombre
como vestido. La camisa era la familiar camisa de un Sheriff del excitante curso.
Luego había visto la insignia que lo comprobaba. Se podría decir muchas
cosas sobre el Sheriff Mossberg, pero no podía imaginarlo perdiendo su tarjeta de
identificación. Matt se había olvidado de todo sentido de la galantería y le arrebató
la pequeña placa de metal antes de que Rebecca pudiera detenerlo. Había tenido
una sensación de malestar en su estómago y había ido empeorando desde
entonces. La expresión de la Señora Flowers no estaba haciendo nada para
consolarlo.
—No estaba en contacto directo con su piel—. Dijo en voz baja—. Así que las
imágenes que recibo son confusas. Pero, oh, mi querido Matt—, Sus párpados se
levantaron—, Tengo miedo─. Ella se estremeció, sentada en su silla junto a la
mesa de la cocina, donde dos tazas de leche y especias estaban intactas.
Matt tuvo que aclararse la garganta al sentir la leche hirviendo en sus labios.
—Usted cree que tenemos que salir en su búsqueda.
—Debemos—. Dijo la Señora Flowers. Ella negó con la cabeza, con sus suaves
y tenues rizos blancos, con tristeza—. Querido, mamá es más insistente, y yo
puedo sentirlo también, hay un gran disturbio en este artefacto.
252
Matt sintió la más mínima sombra de orgullo tiñendo su temor de haber
obtenido el "Artefacto", y entonces pensó, sí, robar placas de las camisetas de niñas
de doce años de edad, es realmente algo para estar orgulloso.
La voz de la Señora Flowers vino de la cocina. —Será mejor llevar puesto
varias camisas y suéteres, así como un par de estos —salió hacia los lados a través
de la puerta de la cocina, sosteniendo varios abrigos largos, al parecer del armario
delante de la puerta de la cocina, y varios pares de guantes de jardinería.
Matt se levantó para ayudarla con los brazos cargados de abrigos y luego le
entró una tos conforme lo rodeaba un olor a naftalina y algo más picante.
—¿Por qué—me siento—como si fuera Navidad? Dijo, conteniendo la tos
entre cada pocas palabras.
—Oh, es la receta de preservación de la tía abuela Morwen—. La Señora
Flowers respondió—. Algunos de estos abrigos son de la época de mi madre.
Matt le creyó—. Pero aún está caliente afuera. ¿Por qué debemos usar todos
estos abrigos?
—Para protegernos, querido Matt, ¡para protegernos! Esta ropa tiene ataques
de tejidos en el material para protegernos del mal.
—¿Hasta los guantes de jardinería? Le preguntó, vacilante.
—Incluso los guantes—. La Señora Flowers dijo con firmeza. Hizo una pausa
y luego dijo en voz baja—: Y será mejor que recojas algunas linternas, querido
Matt, porque esto es algo que vamos a tener que hacer en la oscuridad.
—¡Estás bromeando!
—No, por desgracia, no lo hago. Y debemos hacer una cuerda para atarnos
juntos. Bajo ninguna circunstancia debe entrar en la espesura del viejo bosque esta
noche.
Una hora después, Matt seguía pensando. No había tenido ningún apetito
por la cena de berenjena asada au Fromage de la Sra. Flowers, y las ruedas en su
cerebro simplemente no dejaban de girar.
Me pregunto si así es como se siente Elena, él pensó, cuando ella estaba
armando Planes A, B y C. Me pregunto si alguna vez siente que es estúpido
hacerlo.
Sintió un endurecimiento alrededor de su corazón, y como si hubieran
pasado trescientos mil años desde que se alejo de ella y Damon, se preguntó si
había hecho lo correcto.
253
Tenía que estar en lo cierto, se dijo. Le dolió lo peor, y eso es la prueba de lo
mismo. Las cosas que realmente duelen son las que son correctas.
Pero yo sólo quería decirle adiós....
Pero si le hubiera dicho adiós, nunca la habría dejado. Acéptalo, imbécil, para
Elena solo eres el mayor perdedor del mundo. Desde que se encontró con un novio
que le gustó más que tú, que has estado trabajando como si fueras Meredith y
Bonnie para ayudarla a retenerlo y mantener alejado al chico malo.
Tal vez deberías poner un pequeño negocio que ponga en venta camisetas
diciendo: ‚Yo soy un perro. Sirvo de la princesa Ele<‛
¡Smack!
Matt se levantó de un salto y aterrizó en cuclillas, algo que fue más doloroso
de lo que se ve en las películas.
Se escucho un tintineo seguido de un ¡smick!
Se soltó uno de los postigos en el otro lado de la habitación. Esa primera
explosión tuvo realmente que haber sido un golpe, sin embargo, el exterior de la
pensión estaba en muy mal estado, y los postigos de madera se veían libres de las
huellas del invierno.
¿Pero en realidad fue sólo una coincidencia? Matt pensó, tan pronto como su
corazón había dejado de galopar. ¿Esta era la casa de huéspedes donde Stefan
había pasado tanto tiempo? Tal vez de alguna manera todavía quedaban restos de
su espíritu en torno, sintonizados en lo que la gente pensaba en el palacio. Si es así,
Matt acababa dar un golpe sólido al plexo solar, de la forma en que sentía.
Lo siento, amigo, pensó, casi diciéndolo en voz alta. No era mi intención
enviar a la basura a tu chica. Está bajo mucha presión.
¿Enviar a la basura a su chica?
¿Enviar a Elena a la papelera?
Demonios, él sería el primero en noquear a cualquiera que enviara a Elena a
la papelera.
¡Siempre que Stefan no utilizara sus trucos de vampiro al estar frente a él!
¿Y qué era lo que Elena siempre decía? No se puede ser demasiado
elaborado. No se puede hacer muchos sub-planes, ya que, de la misma manera en
que Dios hizo una concha alrededor de un cacahuete, su gran plan podía tener
algunos defectos.
254
Por eso Elena también trabajaba con tanta gente como fuera posible.
Entonces, qué pasaba si los trabajadores C y D nunca necesitaban participar. Ellos
estaban allí, si se les necesitaba.
Pensando en esto, y sintiendo la cabeza mucho más clara de lo que había
estado desde que había vendido el Prius y le había dado el dinero a Bonnie y
Meredith para los boletos de avión, Matt se fue a trabajar.
—Y luego dimos un paseo por la finca, y vimos el huerto de manzanas, el
huerto de naranjos, y el jardín de los cerezos—. Bonnie le dijo a Elena, que estaba
acostada, mirándose pequeña e indefensa, en su cama con dosel, en la que habían
sido colocados paneles de puro polvo de oro, ahora detenidos por pesadas borlas
en varios tonos de oro.
Bonnie estaba sentada cómodamente en una silla tapizada de oro que se
encontraba junto a la cama. Tenía los pequeños pies descalzos sobre las hojas.
Elena no era una buena paciente. Quiso levantarse, insistió. Quería ser capaz de
caminar. Eso le haría más bien que toda la harina de avena y carne y la leche y las
visitas cinco veces al día del Dr. Meggar, que había venido a vivir a la finca.
Ella sabía que todos realmente tenían mucho miedo, sin embargo. Bonnie
había soltado a todos un llanto largo y penetrante como un aullido en una noche
cuando la pequeña pelirroja había estado de guardia a su lado.
—T-tu le gritaste a todos los vampiros y ellos te escucharon y Sage nos
recogió a Meredith y a mí como a dos gatitos, uno debajo de cada brazo, y corrió
hacia donde venían los gritos. P-pero para entonces ¡había llegado tanta gente
primero! Estabas inconsciente, pero también lo estaba Damon, y alguien dijo,
‚¡Ellos han sido atacados y creo que est{n muertos!" Y todos decían: "¡Llamen a los
G-guardianes!‛ Y entonces me desmayé, un poco.
—Shhh—. Había dicho Elena amablemente con astucia—. Toma un poco de
Magia Negra te hará sentir mejor.
Bonnie había tenido algo. Y poco más. Y entonces ella se había seguido
adelante con la historia.
—Pero Sage debe de haber sabido algo, porque dijo: "Aquí, soy un médico, y
yo voy a examinarlos‛. ¡Y realmente le habrías creído por la forma en que lo dijo!
—Y luego los miró a los dos, y supongo que él sabía de inmediato lo que sucedido,
porque dijo: "¡Traer un coche! Tengo que llevarlos con mi colega el Dr. Meggar‛. Y
Lady Fazina vino y dijo que podría tener uno de sus carros, y que solo lo
devolviera o lo que sea. Ella es taaaaan blanca como la nieve, la llaman la mujer de
255
las nieves. Y entonces, entonces, se fueron sólo en el transporte y, ¡oh mi Dios
Elena! ¡Moriste! ¡Dejaste de respirar dos veces! Y Meredith y Sage seguían
haciendo la RCP contigo. Y yo recé tanto, fue tan duro.
Elena, estaba de lleno en la historia por ahora, la había abrazado, pero Bonnie
mantuvo las lágrimas que regresaban.
—Y llamamos al Dr. Meggar como si fuera a explotar la puerta y le contamos
y él te examinó y dijo: "Ella necesita una transfusión‛ .Y dije: ‚Tome mi sangre‛.
Porque recuerdo que en la escuela las dos dimos sangre a Jody Wright ya que
éramos prácticamente las únicas que podríamos hacerlo porque teníamos el mismo
tipo ¿recuerdas? Y entonces el Dr. Meggar me dio dos cuadros listos como esos y
dijo ‚Bonnie cierra el puño‛ Y yo estaba tan asustada que apenas podía sostener
todavía la aguja, pero lo hice. ¡De alguna manera!
—Y te di un poco de mi sangre. Y, mientras tanto, ¿sabes lo que Meredith
hizo? Dejó que Damon la mordiera. Ella realmente lo hizo. Y el Dr. Meggar envió
el transporte de regreso a la casa para pedir a los funcionarios un bono porque los
había atendido aquí y el transporte volvió lleno. Y no sé cuantas mordidas dio
Damon, ¡pero fue mucho! El Dr. Meggar dijo que era la mejor medicina. Y
Meredith, Damon y todos nosotros hablamos y convencimos al Dr. Meggar para
venir aquí, me refiero a vivir, y la Señora Ulma va a convertir el edificio en que
estaba viviendo en un hospital para los pobres. Y después de eso siempre, hemos
estado tratando de que te pongas bien. Damon estaba muy bien la mañana
siguiente. Y lady Ulma, Lucen y él, quiero decir fue nuestra idea, pero él lo hizo,
envió esta perla a Lady Fazina, era una a la que su padre nunca había encontrado
un cliente lo suficientemente rico como para comprarla, porque es tan grande,
como un buen puño, pero irregular, es decir con vueltas y revueltas, y brilla como
la plata. La pusieron en una gruesa cadena y se la envió a ella.
Los ojos de Bonnie se habían abierto de nuevo.
—Porque ella cuido de ti y de Damon. Su carro salvo sus vidas — Bonnie se
había inclinado hacia delante para susurrar—. Y me dijo Meredith—es un secreto,
pero no de ti—que haber sido mordida no es tan malo. ¡Vaya!—, Y Bonnie, como
un gatito, había bostezado y se había estirado—. Me gustaría ser mordida la
próxima vez —había dicho casi con melancolía, y agregó rápidamente—. Pero
necesitabas de mi sangre. La sangre humana, pero la mía en especial. Supongo que
lo saben todo sobre los tipos de sangre que hay aquí porque pueden probar y oler
las diferencias—. Luego le dio un pequeño salto y dijo—: ¿quieres la llave en forma
256
de medio zorro? Estábamos tan seguros de que todo había terminado y nunca lo
encontraríamos, pero cuando Meredith fue al dormitorio con las mordeduras, y la
promesa de que era todo lo que hizo, Damon se lo dio y le pidió que lo guardase. Y
así lo hizo y cuidó muy bien de ella y está en un pequeño cofre que Lucen hizo de
algo que parece plástico, pero no lo es.
Elena había admirado la media luna, pero aparte de eso no había nada que
hacer en la cama, solo hablar y leer libros clásicos o enciclopedias de la Tierra. Ni
siquiera los dejaban a Damon y ella en la misma habitación.
Elena sabía por qué. Tenían miedo de que ella no sólo hablara con Damon.
Ellos tenían miedo de que ella se acercara a él y sintiera su olor familiar y exótico,
compuesta por bergamota italiana, mandarina y cardamomo, y que miraría a esos
ojos negros que podían contener universos dentro de ellos, y que sus rodillas se
volvieran débiles y despertara el vampiro.
¡No sabían nada! Ella y Damon habían hecho con seguridad el intercambio de
sangre durante semanas antes de la crisis. Si no había nada que lo llevara fuera de
la cordura de nuevo, con el mismo dolor de antes, iba a comportarse como un
perfecto caballero.
—Uhm— Dijo Bonnie, al oír esta protesta, empujando una pequeña
almohada por ahí con sus uñas pintadas de color plateado—. Quizás no les diga
que ustedes han estado intercambiando sangre tantas veces desde que
comenzaron. Eso podría hacer que se fueran "¡Ajá!" O algo así. Ya sabes, leo algo
en él.
—No hay nada que leer. Estoy aquí para recoger a mi amado Damon y Stefan
me está ayudando.
Bonnie la miró con el ceño fruncido y la boca igual, pero no se atrevió a decir
ni una palabra.
—¿Bonnie?
—¿Hum-hum?
—¿Acabo de decir lo que yo pensaba que dije?
—Hum-hum.
Elena, con un solo movimiento, reunió un montón de almohadas y las
depositó en su rostro—. ¿Podrías por favor decirle al chef que quiero otro filete y
una gran vaso de leche?— Pidió con voz ahogada por debajo de las almohadas—.
Yo no soy así.
257
Matt tenía un nuevo coche chatarra. Él siempre fue capaz de poner sus manos
en uno cuando realmente lo necesitaba. Y ahora él estaba conduciendo, a trancas y
barrancas, a la casa de Obaasan.
La casa de la señora Saitou, se corrigió rápidamente. Él no quería pisar
desconocidas costumbres culturales, no cuando estaba pidiendo un favor.
La puerta de Saitou, fue abierta por una mujer que Matt nunca había visto
antes. Era una mujer atractiva, vestida de manera muy dramática en una amplia
falda de color escarlata—o tal vez en unos muy amplios pantalones de color
escarlata—se paro con los pies tan separados que era difícil de saber. Llevaba una
blusa blanca. Su cara era sorprendente: dos franjas de pelo liso negro, y una
pequeña hilera de mechones que llegaban a sus cejas.
Pero lo más sorprendente de todo en ella era que llevaba una larga espada
curva, apuntando directamente a Matt.
—H-Hola─. Dijo Matt, cuando la puerta se abrió para revelar esta aparición.
—Esta es una buena casa. — La mujer respondió— Esta no es una casa de
espíritus malignos.
—Nunca pensé que lo fuera. Dijo Matt, retrocediendo a nivel que la mujer
avanzaba.
—Honesto.
La mujer cerró sus ojos, parecía estar buscando algo en su propia mente.
Luego, abruptamente, bajo la espada—. Dices la verdad. No vienes con mala
intensión. Por favor entra.
—Gracias. Dijo Matt. Nunca había estado tan feliz de que una mujer mayor
lo aceptara.
—Orime. — Dijo una delgada y débil voz desde el segundo piso. — ¿Es uno
de los chicos?
—Si, Hahawe. Llamo la mujer en la cual Matt no podía dejar de pensar como
‘la mujer de la espada’.
—Envíalo arriba ¿Por qué no?
—Por supuesto, Hahawe.
—Ha ha<. Quiero decir ¿Hahawe?— Dijo Matt, volviendo una risa nerviosa
en una frase desesperada cuando la espada volvió a su estomago— ¿No Obaasan?
La mujer espada sonrió por primera vez— Obaasan significa abuela. Hahawe
es una manera de decir madre. Pero a madre no le importara en absoluto si usted
la llama Obaasan; es un saludo amistoso para alguien de su edad.
258
—De acuerdo. Dijo Matt, haciendo todo lo posible para parecer como todo
un chico amistoso.
La señora Saitou le hizo un gesto por las escaleras y él se asomo en varia
habitaciones antes de encontrar una con un largo futón en el centro exacto de un
piso desnudo, y en él a una mujer que parecía tan pequeña y una muñeca para no
ser real.
Su cabello era tan suave y negro como el de la mujer espada abajo. Estaba
puesto o arreglado de alguna forma en la que caía alrededor de ella como un halo
mientras yacía en la cama. Pero las oscuras pestañas en las pálidas mejillas estaban
cerradas y Matt se pregunto si había caído en uno de esos sueños repentinos de las
personas mayores.
Pero luego de forma abrupta, la mujer parecida a una muñeca abrió los ojos y
sonrió.
—¡Pero si es Masato-chan!─ Dijo, mirando a Matt.
Mal comienzo. Si ella ni siquiera reconocía que ese chico rubio no era su
amigo japonés de hace algo de sesenta años<
Pero a continuación ella estaba riendo, con sus pequeñas manos enfrente de
su boca —Yo sé, yo sé —dijo— Tú no eres Masato. Él se convirtió en un banquero,
muy rico. Muy grueso. Especialmente de la cabeza y el estomago.
Ella le sonrió de nuevo—. Siéntate por favor. Puedes llamarme Obaasan si
quieres, u Orime. Mi hija fue llamada por mí. Pero la vida ha sido dura para ella,
como lo fue para mí. Ser una doncella del santuario y una samur{i<requiere
mucha disciplina y trabajo. Y mi Orime lo hizo tan bien<hasta que vinimos aquí.
Estábamos buscando una ciudad que fuera pacifica y tranquila. En su lugar, Isobel
encontró a<Jim, y Jim era<falso.
La garganta de Matt se hincho con el deseo de defender a su amiga, ¿pero qué
defensa podría haber? Jim había pasado una noche con Caroline, en apremiante
invitación de Caroline. Y lo había llegado a poseer y había llevado esa posesión a
su novia Isobel, quien había atravesado su cuerpo grotescamente-entre otras cosas.
—Tenemos que conseguirlos—. Matt se encontró a si mismo diciéndolo
seriamente—. El kitsune que lo empezó todo, quien lo empezó con Caroline.
Shinichi y su hermana Misao.
—Kitsune—. Obaasan asentía con la cabeza—. Si, dije que habría uno
envuelto desde el comienzo. Déjame ver. Bendije unos encantos y amuletos para
tus amigos<
259
—Y algunas balas. Yo acabo de llenar mis bolsillos—, dijo Matt, avergonzado,
mientras derramaba una mezcla de diferentes calibres en el borde de su cubierta de
futón—. Incluso encontré oraciones en la web sobre cómo deshacerse de ellos.
—Sí, has sido muy exhaustivo. Bien. Obaasan miro las copias que había
impreso de las oraciones. Matt se retorció, sabiendo que solo había estado
corriendo la lista de asuntos pendientes de Meredith, y el crédito realmente le
pertenecía a ella.
—Voy a bendecir primero las balas y luego escribiré más amuletos. Ella dijo.
—Pon los amuletos donde pienses que necesiten más protección. Y, bueno,
supongo que tú sabes qué hacer con las balas.
—Sí, Señora Matt busco en sus bolsillos por los últimos, y los puso en las
manos extendidas de Obaasan. Luego ella coreo una larga y elaborada oración,
sosteniendo sus pequeñas manos sobre las balas. Matt no encontró la fórmula
mágica del escalofriante conjuro, pero sabía que como psíquico era un fracaso, y
que Bonnie probablemente había visto y oído cosas que él no podía.
—¿Debo apuntar a alguna parte de ellos en particular? Matt preguntó,
mirando a la anciana y tratando de seguir a lo largo de sus propias copias de
oraciones.
—No, cualquier parte del cuerpo o de la cabeza funcionara. Si le cortas una
cola, lo harás más débil, pero también, lo harás enfurecer—. Obaasan hizo una
pausa y tosió, una tos seca de anciana. Antes de que Matt pudiera ofrecerle y
traerle algo de tomar, la Señora Saitou entro con una bandeja y tres tazas de té en
pequeños cuencos.
—Gracias por esperar─. Dijo amablemente, mientras se arrodillaba de
manera fluida para servirlos. Matt encontró con el primer sorbo que el humeante té
verde era mucho mejor de lo que había esperado de sus pocas experiencias
pasadas en restaurantes.
Y luego vino el silencio. La Señora Saitou se sentó mirando la taza. Obaasan
se echo luciendo blanca y encogida bajo la cubierta del futón, y Matt sintió una
tormenta de palabras acumulándose en su propia garganta.
Finalmente, aunque el sentido común le estaba aconsejando que no hablara,
él hablo—. Dios, siento mucho lo de Isobel, Señora Saitou. ¡Ella no se merece nada
de esto! Solo quería que supiera que yo—yo lo siento, y que voy a conseguir al
kitsune que esta el fondo del asunto. ¡Le prometo, que lo conseguiré!
260
—¿Kitsune? —Dijo bruscamente la Señora Saitou, mirándolo como si
estuviera loco. Obaasan miraba con lastima desde su almohada. Entonces, sin
esperara a recoger las cosas del té, la Señora Saitou se levantó de un salto y salió
corriendo de la habitación.
Matt se quedo sin habla. — Yo< yo.
Obaasan hablo desde su almohada—. No estés muy angustiado. Mi hija, a
pesar de ser sacerdotisa, es muy moderna en su perspectiva. Ella probablemente te
diría que los kitsune ni siquiera existen.
—¿Incluso después<. me refiero como ella piensa que Isobel?
—Ella piensa que hay influencias malignas en esta ciudad, pero de lo común,
del tipo humano. Ella piensa que Isobel hizo lo que hizo por el estrés bajo el que
estaba, tratando de ser una buena estudiante, una buena sacerdotisa, una buena
samurái.
—¿Quieres decir, que la Señora se siente culpable?
—Ella culpa por gran parte de eso al padre de Isobel. Es un ‚hombre de
salario‛ all{ en Japón —Obaasan guardo silencio— No sé porque te he dicho todo
esto.
—Lo siento— Dijo Matt apresuradamente— No estaba tratando de fisgonear.
—No, pero te preocupas por otras personas. Deseo que Isobel hubiera tenido
un niño como tú en lugar de su hija.
Matt pensó en la lastimosa escena que había visto en el hospital. La mayoría
de las cicatrices de Isobel acababan invisibles bajo su ropa, presumiendo que ella
había aprendido a hablar otra vez. Valientemente, el dijo. — Bueno, todavía estoy
en el juego.
Obaasan le esbozo una sonrisa, y luego coloco su cabeza atrás en la
almohada. No, Matt se dio cuenta que era una apoyo de madera para la cabeza. No
lucia muy cómodo. —Es una gran pena cuando tiene que haber conflicto entre una
familia humana y un kitsune —Ella dijo— Porque hay rumores de que uno de
nuestros antepasados tomo a una esposa kitsune.
—¿Qué dijo?
Obaasan rio de nuevo ocultándose detrás de sus puños.— Mukashi-mukashi,
o como le dices, hace mucho en los tiempos de leyenda, un gran Shogun se molesto
con todos los kitsune por los daños que hicieron en su propiedad. Por muchos
largos años ellos estaban en todo tipo de bromas, pero cuando él sospecho que
arruinaron las cosechas del campo, eso fue todo. Él despertó a todo hombre y
261
mujer de sus casas, y les dijo que tomaran palos, flechas, piedras, azadones y
escobas, y que expulsaran a todos los zorros que tenían guaridas en sus
propiedades, incluso los que estaban entre el ático y el techo. Él iba a tener solo a
todos los zorros que mató sin piedad. Pero la noche antes de que lo hiciera, tuvo
un sueño en el que una hermosa mujer venia y decía que ella era la responsable de
todos los zorros en la finca — Y— dijo ella— Si bien es cierto que hacemos mal, lo
pagaremos con el consumo de las ratas y ratones así como los insectos que
realmente estropean las cosechas.
—¿No estás de acuerdo en pagar tu enojo sólo conmigo y ejecutarme a mí en
lugar de todos los zorros? Yo vendré en la madrugada para escuchar tu respuesta.
—Y cumplió su palabra, la más hermosa de los kitsune, llego en la
madrugada con doce hermosas doncellas como asistentes, eclipsándolo todas ellas
así como la luna brillante hace con una estrella. El Shogun no podía decidirse a
matarla, y de hecho pidió su mano en matrimonio y se casó con ella y las doce
asistentes fueron sus doce vasallos más leales también. Y se dice que ella siempre
fue una esposa fiel, y le dio muchos niños tan feroces como Amaterasu la diosa del
sol, y tan hermosa como la luna, y que esto continuó hasta que un día el Shogun se
encontraba de viaje y paso de matar accidentalmente a un zorro. Corrió a casa para
explicar a su esposa que no había sido intencional, pero cuando llegó encontró a su
familia en duelo, pero su esposa ya lo había dejado, con todos sus hijos e hijas.
—Oh, qué pena—. Murmuró Matt, tratando de ser cortés, cuando su cerebro
le dio un codazo en las costillas—. Espera. Pero si todos se fueron...
—Veo que eres un joven atento. La delicada anciana se echó a reír.
—Todos sus hijos e hijas se habían ido... excepto la más joven, una niña de
belleza sin par, a pesar de que era sólo una niña. Ella dijo: ‚Te amo demasiado para
dejarte, querido padre, aunque tenga que usar una forma humana durante toda mi
vida". Y así es como se dice que son descendientes de un kitsune.
—Bueno, estos kitsune no solo causan daño o arruinan los cultivos. Matt dijo.
—Están dispuestos a matar. Y tenemos que luchar.
—Por supuesto, por supuesto. No quería molestarte con mi pequeña
historia—. Obaasan dijo— Voy a escribir en los amuletos para ti ahora.
Matt estaba esperando cuando la Señora Saitou apareció en la puerta. Puso
algo en la mano. Él miró y vio la misma caligrafía que Obaasan le había dado.
Salvo que era mucho más pequeña y escrita sobre...
—¿Un post-it? Matt preguntó, desconcertado.
262
La Señora Saitou asintió. — Es muy útil para golpear en el rostro de los
demonios o las extremidades de los árboles o algo así—, Y, como él la miró con
completo asombro añadió—. Mi madre no sabe todo lo que hay que saber de todo.
También le entregó un puñal robusto, más pequeño que la espada que ella
todavía estaba llevando, pero muy útil, Matt inmediatamente se cortó con él.
— Pon tu fe en tus amigos y en tus instintos─. Dijo.
Un poco aturdido, pero sintiéndose alentado, Matt se dirigió a la casa del Dr.
Alpert.
263
Traducido por +DaRkGiRl+
Corregido por Virtxu
—Me estoy sintiendo mucho mejor— le dijo Elena al Doctor Meggar.
─Me gustaría dar un paseo alrededor de la propiedad. —Trató de no rebotar
arriba y abajo en la cama—. He estado comiendo carne y bebiendo leche e incluso
ese vomitivo aceite de hígado de bacalao que envió. También tengo una muy firme
comprensión de la realidad: Estoy aquí para rescatar a Stefan y el pequeño niño
dentro de Damon es una metáfora de su inconsciente, él cual la sangre que
compartimos me permite ver. —Ella rebotó una vez, pero luego se levantó a buscar
un vaso de agua—. Me siento como un cachorrito feliz tirando de la correa. —
Exhibió los nuevos diseños en sus brazaletes de esclavo: Plateado con lapislázuli
insertado en fluidos diseños. —Si muero de repente, estaré preparada.
Las cejas del doctor Meggar subieron y bajaron. —Bien, no puedo encontrar
nada malo con tu pulso o tu respiración, y no veo cómo una agradable caminata
por la tarde pueda dañarte. Damon ciertamente se levantó y caminó. Pero no le des
a Lady Ulma ninguna idea. Ella aún necesita meses de recuperación en cama.
—Ella tiene un pequeño escritorio muy bonito hecho de bandejas de
desayuno —explicó Bonnie haciendo un gesto para mostrar el tamaño y la
anchura—. Y diseña ropa. —Se inclinó hacia delante con los ojos muy abiertos—,
¿y sabes qué? Sus vestidos son mágicos.
—No esperaría menos de ella —gruñó el doctor Meggar.
Pero en el siguiente momento Elena recordó algo desagradable.
—Incluso cuando obtengamos las llaves —dijo—. Tendremos que trazar la
fuga de la cárcel.
—¿Qué es una fuga? —Preguntó Lakshmi animadamente
264
—Esto es como< tenemos las llaves de la celda de Stefan, pero aún
necesitamos descubrir como entrar a la prisión y cómo vamos a sacarlo a
escondidas.
Lakshmi frunció el ceño. —¿Por qué no te pones en la fila y lo sacas por la
puerta?
—Porque —dijo Elena con paciencia—, ellos no nos dejaran llevárnoslo. —
Ella redujo sus ojos cuando Lakshmi puso sus manos en su cabeza—. ¿Qué estas
pensando Lakshmi?
—Bueno, primero dijiste que tendrías la llave en la mano cuando fueras a
prisión, luego actúas como si no os fueran a dejar salir de la prisión.
Meredith movió su cabeza desconcertada. Bonnie puso una mano en su frente
como si le doliera. Pero Elena se inclinó lentamente.
—Lakshmi —dijo ella, muy despacio—. ¿Me estás diciendo que si tenemos la
llave de la celda de Stefan, es básicamente un pase de entrada y salida de prisión?
Lakshmi se iluminó. —Por supuesto —dijo ella—. De otro modo, ¿para qué
serviría una llave? Ellos podrían encerrarlo en otra celda.
Elena difícilmente pudo creer la maravilla de lo que acababa de oír, así que
inmediatamente empezó a tratar de encontrar los puntos débiles. —Eso significaría
que podemos ir directamente de la fiesta Bloddeuwedd a la prisión y simplemente
sacarlo. —Ella dijo esto con todo el sarcasmo que pudo poner en su voz—.
Podemos simplemente mostrar nuestra llave y ellos nos dejaran sacarlo.
Lakshmi asintió con entusiasmo. —¡Sí! —Dijo alegremente, el sarcasmo había
pasado directamente sobre su cabeza—. ¿Y no se enfaden, vale? Pero me pregunto
porque nunca han ido a visitarlo.
—¿Podemos visitarlo?
—Seguro, si concretan una cita.
Para entonces Bonnie y Meredith habían vuelto a la vida y estaban
secundando a Elena en cada lado.
—¿Qué tan rápido podemos enviar a alguien a hacer una cita? —Dijo Elena a
través de sus dientes ya que estaba tomando todo su esfuerzo poder hablar, su
peso completo descansaba en sus dos amigas—. ¿A quién enviamos para hacer una
cita? —Susurró ella.
—Yo iré —dijo Damon desde la oscuridad carmesí tras de ellas—. Iré esta
noche< dame cinco minutos.
265
Matt pudo sentir que tenía su más enojada y obstinada expresión.
—Vamos —dijo Tyrone, luciendo divertido. Ellos estaban preparando un
viaje al matorral. Esto significaba ponerse abrigos llenos de naftalina y usar una
cinta adhesiva para fijar los guantes al abrigo. Matt ya estaba sudando.
Pero Tyrone era un buen chico, pensó. Matt salió de la nada y dijo. ─¿Hey,
Sabes, esa cosa rarísima que viste con el pobre Jim Bryce, la semana pasada? Bueno
todo está conectado con algo incluso más extraño—algo sobre Espíritus de zorros y
el Viejo Bosque, y la señora Flowers dice que si no descubrimos que está pasando,
vamos a estar en serios problemas. Y la señora Flowers no es solo la vieja loca de la
pensión, incluso aunque todos lo digan.
—Claro que no está loca—. La brusca voz de la doctora Alpert había salido
por la puerta. Se quitó su bolso negro—aún había una doctora en la ciudad, incluso
aunque la ciudad estuviera en crisis—se dirigió hacia su hijo.
—Theoplila Flowers y yo nos hemos conocido desde hace mucho tiempo y la
señora Saitou, también. Ellas siempre están ayudando a las personas. Es su
naturaleza.
—Bien—. Matt había visto una oportunidad y decidió aprovecharla.
—La señora Flowers es la única que necesita ayuda ahora. En verdad,
realmente necesita ayuda.
—¿Entonces qué estás haciendo aquí Tyrone? Levántate y ve a ayudar a la
señora Flowers—. La doctora Alpert se quitó el cabello de su cara con sus dedos,
luego quitó el cabello negro de su hijo afectuosamente.
—A eso iba, mamá. Nos estábamos yendo cuando llegaste.
Tyrone viendo la nefasta historia de miedo de Matt sobre el coche, se ofreció
cortésmente a conducir a la casa de la señora Flowers en su Camry. Matt, asustado
por terminar reventando en cualquier momento, estuvo feliz de aceptar. Estaba
agradecido de que Tyrone fuera el capitán del equipo de futbol del próximo año de
la escuela Robert E. Lee. Ty era la clase de chico con el que siempre podías
contar—como prueba estaba su inmediata oferta para ayudar hoy. Él era bueno en
deportes y absolutamente recto y limpio. Matt no podía ayudar, pero si ver como
266
las drogas y la bebida habían arruinado no solamente los actuales partidos, sino el
espíritu deportivo de los otros equipos en el campus.
Tyrone también era la clase de chico que mantenía su boca cerrada. Ni
siquiera había llenado de preguntas a Matt mientras conducían a la pensión, pero
dio un silbido lobuno, no precisamente por la señora Flowers, sino por el amarillo
brillante Modelo T que ella estaba conduciendo en el viejo establo.
—¡Whoa!─ dijo él, saltando fuera para ayudarla a cargar unas bolsas de
comestibles, mientras sus ojos recorrían el Modelo T ─¡Este es un Ford Sedan
Modelo T. Este podría ser un bello coche si< —se detuvo abruptamente y su
bronceada piel morena, tomo un dorado brillo por el atardecer.
—¡Oh, querido, no te sientas avergonzado por el coche amarillo! —Dijo la
señora Flowers, permitiéndole a Matt llevar otra bolsa de comida hacia la cocina
del jardín y hacia la cocina de la casa—. Ella ha servido a la familia por casi cien
años, y ha acumulado oxido y daños. ¡Pero va a casi treinta millas por hora en
carreteras pavimentadas! —Agregó la señora Flowers, hablando no solamente con
orgullo sino con el respeto de alguien al que le debía algunos viajes a toda
velocidad.
Los ojos de Matt se encontraron con los de Tyrone y Matt supo que había un
solo pensamiento compartido flotando en el aire alrededor de ellos.
Restaurar a la perfección el dilapidado, deteriorado, pero aún hermoso carro
que pasaba la mayor parte de su tiempo en un establo.
—Podemos hacerlo— dijo Matt sintiendo que la señora Flowers como
representante debía ser quien primero hiciera la oferta.
—Seguro que podemos— dijo Tyrone soñadoramente—. Ella ya está en un
doble garaje< no hay problemas acerca del espacio.
—No tendremos que quitarle el armazón< ella realmente rueda como un
sueño.
—¡Estas bromeando! Podemos limpiar el motor aunque: tenemos que mirar
las conexiones, los cinturones, las mangueras y el resto de cosas. Y< —Los ojos
oscuros relucieron repentinamente—. ¡Mi padre tiene una poderosa lijadora!
¡Podemos quitar la pintura y volver a pintarlo del mismo amarillo!
La señora Flowers habló repentinamente —Eso es lo que querida Mama
estaba esperando que dijeras, jovencito —dijo ella y Matt recordó sus modales lo
suficiente para presentar a Tyrone.
267
—Ahora, si hubieran dicho, vamos a pintarla borgoña o azul o cualquier otro
color, estoy segura que ella hubiera objetado —dijo la señora Flowers al empezar a
hacer sándwiches de jamón, ensalada de patatas y una gran olla de frijoles cocidas.
Matt observó la reacción de Tyrone a la mención de Mama, y estaba complacido:
hubo un momento de sorpresa, seguido por una expresión como agua calmada. Su
madre había dicho que la señora Flowers no era una anciana loca: por lo tanto ella
no era una anciana loca. Un gran peso cayó de los hombros de Matt. Él no estaba
solo con una frágil anciana a la que proteger. Tenía un amigo el cual de hecho era
un poco más grande, y estaba seguro de que podía confiar en él.
—Ahora ambos, cojan un sándwich de jamón, y haré la ensalada de patatas
mientras comen. Sé que los jóvenes< —La señora Flowers siempre hablaba de los
hombres como si fueran una especie de flor—. Necesitan abundante comida antes
de ir a la batalla, pero no hay razón de ser formal. Vamos a hacer las cosas como se
deben hacer.
Ellos obedecieron felizmente. Ahora se preparaban para la batalla,
sintiéndose listos para enfrentarse con tigres desde que la idea de postre de la
señora Flowers había sido un pastel de nueces dividido entre los chicos, con
inmensos vasos de café, que aclaraba el cerebro como una poderosa lijadora.
Tyrone y Matt se dirigieron en el vehículo de Matt al cementerio seguidos por
la señora Flowers en su Modelo T. Matt había visto lo que los arboles podían hacer
a los coches y él no iba a someter al Camry de Tyrone a la perspectiva de un
arañazo. Caminaron hacia la colina donde Matt y el Sargento Mossberg se habían
escondido, cada uno de los chicos dándole una mano a la frágil señora Flowers
para ayudarla a cruzar el terreno áspero. Una vez perdió el equilibrio y hubiera
caído pero Tyrone clavó sus zapatos DC en la colina y permaneció como una
montaña cuando ella se apoyó en él.
—Oh, mi< Gracias, Tyrone cariño —murmuró ella y Matt supo por ese
‚Tyrone cariño‛ que había sido aceptado en el grupo.
El cielo estaba oscuro excepto por una línea escarlata cuando ellos trataron de
ocultarse. La señora Flowers tomó la insignia de Sheriff un poco torpemente,
debido a los guantes de jardinería que estaba usando. Primero lo sostuvo en su
frente, luego ella despacio la retiró, aún sosteniéndola al nivel de sus ojos. —Él
estuvo aquí, luego se inclinó y se puso en cuclillas —dijo agachándose en lo que
era de hecho el sitio exacto del escondite. Matt asintió, sabiendo fuertemente lo que
estaba haciendo, y la señora Flowers dijo sin abrir los ojos—, Sin ayuda, Matt
268
cariño. Él oyó a alguien detr{s de él< y giró desenfundando su arma. Pero solo era
Matt y ellos hablaron en susurros por un momento. Luego repentinamente se
levantó. La señora Flowers se levantó repentinamente y Matt se dio cuenta las
alarmantes pequeñas sacudidas en su delicado y viejo cuerpo.
—Él se fue caminando, a grandes zancadas, hacia el matorral. Ese maligno
matorral.
Ella se acercó al matorral tal y como el Sheriff Mossberg había hecho cuando
Matt lo había observado. Matt y Tyron se apresuraron hacia ella, listos para
detenerla si mostraba cualquier síntoma de querer entrar en el viejo bosque. En
cambio ella caminó alrededor, con la placa sostenida a la altura de sus ojos. Tyrone
y Matt asintieron entre sí y sin decir nada, cada uno tomó uno de sus brazos. De
esta manera bordeaban las orillas del matorral, con Matt primero, la señora
Flowers después y Tyrone el último. En un momento comprendió que eran
lagrimas lo que caían de las mejillas marchitas de la señora Flowers, por último la
frágil anciana se detuvo, sacó un pañuelo de seda—después de uno o dos
intentos—limpio sus ojos con un jadeo.
—¿Lo encontró? —Preguntó Matt, incapaz de mantener su curiosidad por
más tiempo.
—Bien< veremos. Kitsune parece ser un muy, muy buen ilusionista. Todo lo
que vi pudo haber sido una ilusión. Así que< —Exhaló un suspiro—, uno de
nosotros tendrá que entrar en el bosque.
Matt tragó. —Ese seré yo, entonces.
Fue interrumpido. —Hey, olvídalo, hombre. Tú conoces sus dones, o lo que
quiera que sean. Tienes que sacar a la señora Flowers fuera de aquí.
—No, no puedo arriesgarme, te pedí que vinieras aquí y si resultaras
herido<
—Bien, ¿qué voy a hacer aquí afuera, entonces? —Demandó Tyrone.
—Esperen mis corazones —dijo la señora Flowers, sonando como si estuviera
a punto de llorar. Los chicos se callaron inmediatamente. Y Matt se sintió
avergonzado de sí mismo.
—Conozco una forma en que los dos pueden ayudarme, pero es muy
peligrosa. Peligrosa para los dos. Pero quizás si solo lo hacemos una vez, podemos
bajar el riesgo de algún peligro y aumentar nuestra oportunidad de encontrar algo.
—¿Qué es? —dijeron Tyrone y Matt casi simultáneamente.
269
Unos minutos después, estaban preparados. Estaban tendidos lado a lado.
Mirando la pared formada por los altos árboles y los enredados arbustos del
matorral. Ellos no solo estaban amarrados juntos, sino que también tenían los Post-
it de la señora Saitu situadas alrededor de sus brazos.
—Ahora cuando diga ‚tres‛ quiero que ambos busquen y excaven en el suelo
con sus manos. Si sienten algo, sosténganlo y jalen, si no sienten nada muevan su
mano un poco y luego sáquenla tan rápido como puedan. Y por cierto... —añadió
tranquilamente—, si sienten algo tratando de cogerlos o inmovilizar su brazo,
griten, pelen, pateen y chillen, lo ayudaremos a salir.
Hubo un gran, gran minuto de silencio.
—Así que básicamente, piensa que hay cosas alrededor en el suelo y en el
matorral y debemos buscarlas solo tanteando a ciegas —dijo Matt.
—Sí— dijo La señora Flowers.
—Está bien —dijo Tyrone y una vez más Matt lo miro con aprobación. Él ni
siquiera había preguntado: ‚¿Qué clase de cosas podrían cogernos dentro del
bosque?‛. Ahora estaban en posición y la señora Flowers estaba contando ‚Uno,
dos tres‛ y entonces Matt metió su mano tan lejos como pudo y barrió con su brazo
mientras buscaba a tientas.
Oyé un grito junto a él. —Lo tengo. —Y luego instantáneamente—: ¡Algo me
está cogiendo! —Matt sacó su propio brazo fuera del matorral antes de ayudar a
Tyrone. Algo se lanzó hacia ellos, pero éste golpeó un Post- it y cayó, como si le
hubiera pegado con una pieza de Poliestireno.
Tyrone estaba pateando salvajemente y ya había logrado sacar sus hombros.
Matt lo sujetó por la cintura y usó toda su fuerza para tirarlo hacia atrás. Hubo un
momento de resistencia—y luego Tyrone salió volando como si hubiera liberado
como un corcho. Había rasguños en su cara y cuello, pero en ningún lugar dónde
el abrigo lo había cubierto o dónde los Post-it estaban.
Matt sintió el deseo de decir ‚Gracias‛. Pero las dos mujeres que habían
hecho los amuletos estaban lejos, y se sintió estúpido diciéndoselo al abrigo de
Tyrone. En cualquier caso, la señora Flowers palpitaciones y agradecimientos
suficientes para los tres.
—Oh, querido Matt cuando esa gran rama salió, pensé que tu brazo estaría
roto< por lo menos. Gracias al querido señor que la mujer Saitu hizo esos
increíbles amuletos. Y, Tyrone cariño, por favor toma un trago de esta
cantimplora<
270
—Uh, yo realmente no bebo mucho<
—Solo es limonada caliente, mi propia receta, cariño. Si no fuera por ustedes
dos chicos, no hubiéramos tenido éxito. Tyrone, encontraste algo, ¿Si? Y luego
fuiste atrapado y nunca te hubieras liberado si Matt no hubiera estado aquí para
salvarte.
—Oh, estoy seguro que él hubiera podido salir —dijo Matt apuradamente,
porque sería vergonzoso para alguien como Tyreminator admitir que necesitaba
ayuda.
Tyrone sin embargo, dijo sobriamente. —Lo sé, gracias Matt.
Matt sintió que se sonrojaba.
—Pero no conseguí nada después de eso —dijo Tyrone disgustado—. Sentí
como una pieza de una vieja pipa o algo así.
—Bien, echemos un vistazo —dijo la señora Flowers seriamente.
Giró en la luz el objeto que Tyrone había sacado dificultosamente del
matorral.
El primer pensamiento de Matt fue que era un gigante hueso de perro. Pero
entonces una forma demasiado familiar le hizo mirarlo de cerca.
Era un fémur. El hueso más grande del cuerpo, el de la pierna. Y aun estaba,
blanco, fresco.
—No parece ser de plástico —dijo la señora Flowers en una voz que parecía
muy lejana.
No era de plástico, Matt pudo ver donde las pequeñas marcas se habían
curvado hacia arriba. No era un hueso de perro< Bien era real. Un hueso real de la
pierna de un humano.
Pero eso no fue la cosa más horrible: eso no fue lo que envió a Matt espirales
de oscuridad.
El hueso estaba pulidamente limpio, marcado con las huellas de docenas de
dientes.
271
Traducido por ANDRE_G y rpbellamy
Corregido por Loo
Elena irradiaba felicidad. Se había acostado contenta, y al despertar volvía a
estarlo, serena por saber que pronto, pronto visitaría a Stefan, y entonces después
de eso, seguramente muy pronto, podría llevarse a Stefan lejos de allí.
Bonnie y Meredith no estaban sorprendidas cuando quiso ver a Damon para
tratar dos asuntos: uno, quiénes deberían ir y dos cómo se iba a vestir. Lo que si las
sorprendió fueron sus elecciones.
—Si no hay problema—, comenzó a decir lentamente, trazando con su dedo
alrededor de la gran mesa en uno de los salones cuando todos se reunieron a la
mañana siguiente. —Me gustaría que solo me acompañaran unas pocas personas.
Stefan ha sido maltratado—, continuó —Y él odia verse descompuesto ante otras
personas. No quiero humillarlo.
Ante esto, hubo una especie de sonrojo grupal. O tal vez fue un arrebato
grupal de resentimiento, luego un sonrojo grupal de culpabilidad. Con las
ventanas del lado oeste levemente abiertas, para que una roja luz matutina callera
sobre todas las cosas, era difícil de decir. Solo había algo cierto, todos querían ir.
—Así que espero— dijo Elena, girándose para mirar a los ojos a Meredith y a
Bonnie, —que ninguno de ustedes se sienta herido si no los elijo para venir
conmigo.
Eso le decía a ambas que estaban fuera, Elena pensó cuando vio al
entendimiento florecer en ambos rostros. La mayoría de sus planes dependían en
como reaccionaran sus amiga ante esto.
272
Meredith dio el primer paso en forma cortes. —Elena, has pasado por el
infierno, literalmente, y casi mueres haciéndolo, para llegar a Stefan. Llevaras
contigo a las personas que puedan hacer lo mejor.
—Nos damos cuenta que no es un concurso de popularidad—, añadió
Bonnie, tragando, porque intentaba contener el llanto. Ella realmente quería ir,
pensó Elena, pero lo entiende—. Stefan puede sentirse más avergonzado ante una
chica que ante un chico—, dijo Bonnie.
Y ni siquiera agrego ‚aunque nosotras jam{s haríamos algo para
avergonzarlo‛ Pensó Elena, yendo hacia ella para darle un abrazo, sintiendo el
suave cuerpecito como pájaro de Bonnie entre sus brazos. Luego se giro y percibió
el calor de Meredith y sus delgados brazos, y como siempre sintió que algo de su
tensión había sido drenada.
—Gracias —dijo ella—, después se limpió las lágrimas de sus ojos—. Y están
en lo cierto, creo que sería más difícil enfrentar a chicas que a chicos en la situación
en la que él se encuentra. También sería más difícil enfrentar amigos que ya conoce
y ama. Así que me gustaría pedirle a las siguientes personas que me acompañaran:
Sage, Damon y el Dr. Meggar.
Lakshmi brinco tan interesada como si hubiera sido elegida —¿En qué cárcel
se encuentra?— Preguntó, en forma cuidadosa.
Damon le respondió. —En el Shi no Shi.
Los ojos de Lakshmi se pusieron redondos. Por un momento miro fijamente a
Damon, y luego estaba andando a pasos agigantados fuera de la puerta, su voz
temblando flotaba tras de ella: —¡Tengo tareas por hacer, maestro!
Elena se giró para mirar directamente a Damon. —¿Y a que se debe esa
pequeña reacción? — preguntó en un tono que hubiera congelado lava a treinta
metros de distancia.
—No lo sé. Realmente, no lo sé. Shinichi me mostró caracteres kanji* y dijo
que se pronunciaban ‘Shi no Shi’ y que significaba ‘la Muerte de la Muerte’, como
el levantamiento de la maldición de la muerte de un vampiro.
Sage expreso. —Oh, mi pequeño confiado. Mon cher idiot*. Para no conseguir
una segunda opinión<
—Realmente, lo hice. Le pregunté en una biblioteca a una dama japonesa de
mediana edad si el romaji, esas son las palabras japonesas escritas en nuestras
cartas, significaba la Muerte de la Muerte. Y ella dijo que sí.
—Y te giraste sobre tus talones y saliste de allí—, dijo Sage.
273
—¿Cómo lo sabes?— Damon se estaba empezando a enojar.
—Porque, mon cher, esas palabras tienen muchos significados. Todo depende
de los caracteres Japoneses que se hayan usado previamente, lo cual no le
mostraste.
—¡No las tenía! Shinichi las escribió en el aire para mí, en humo rojo.
—Luego en alguna clase de enojo y angustia: ─¿Qué otras cosa significa?
—Bueno, pueden significar lo que tú dijiste. También puede ser ‘la nueva
muerte’ o ‘la verdadera muerte’ o incluso ‘Los Dioses de la Muerte.’ Y de acuerdo
al modo en que Stefan ha sido tratado<
Si las miradas fueran estacas, Damon ya se habría ido. Todo el mundo lo
miraba con fuertes ojos acusadores. Él se giró como un lobo acorralado y les
enseño sus dientes en una sonrisa de 250 kilovatios. —En cualquier caso, no
imagine que fuera algo remotamente placentero—, dijo él. —Solo pensé que lo
ayudaría a librarse de la maldición de ser un vampiro.
—En cualquier caso—, repitió Elena, luego dijo— Sage, si fueras y te
aseguraras de que nos dejen entrar cuando lleguemos, te estaría enormemente
agradecida.
—Considérelo hecho, Madame.
—Y, déjenme ver, quiero que todos vistan algo un poco diferente para ir a
visitarlo. Si todo está bien, iré a hablar con Lady Ulma.
Podía sentir las miradas desconcertadas de Bonnie y Meredith en su espalda
mientras se retiraba.
Lady Ulma estaba pálida, pero con ojos brillantes cuando Elena fue escoltada
al interior de su habitación. Su libreta de bocetos estaba abierta, esa era una buena
señal.
Solo tomo unas pocas palabras y una mirada sincera antes de que Lady Ulma
dijera firmemente. —Podemos tenerlo todo hecho en una o dos horas. Es solo
cuestión de llamar a la gente adecuada. Lo prometo.
Elena apretó su muñeca, en un gesto muy cortés—. Gracias. Gracias.
¡Fabricante de milagros!
—Y entonces yo estoy como en alguna clase de penitencia—, dijo Damon. Él
estaba parado justo fuera de la puerta de Lady Ulma cuando Elena salió, Elena
sospecho que él había estando fisgoneando.
274
—No, eso nunca se me ha llegado a ocurrir—, dijo ella. —Solo creo que si tú y
los otros chicos usan ropa de esclavos hará que Stefan tenga menos conciencia de
su propio estado. ¿Pero por qué pensarías que querría castigarte?
—¿No lo haces?
—Estas aquí para ayudarme a salvar a Stefan. Has ido a través de<
Elena tuvo que detenerse y buscar en sus mangas por un pañuelo limpio,
hasta que Damon le tendió uno de seda negra.
—Muy bien—, dijo él— no ahondaremos en eso. Lo siento. Pienso en cosas
para decir y solo las digo, sin importar que tan poco probables piense que sean,
considerando la persona con quien estoy hablando.
—¿Y es que nunca escuchas otra pequeña voz? ¿Una voz que dice que las
personas pueden ser buenas, y pueden no estar tratando de herirte?—. Elena
preguntó llena de sabiduría, preguntándose qué tan cargado de cadenas se
encontraría ahora el niño.
—No lo hago. Tal vez. A veces. Pero, como esa voz generalmente está
equivocada respecto a este torcido mundo, ¿por qué debería prestarle atención?
—Quisiera que algunas veces solo lo intentaras— Elena murmuró—.
Entonces, estaría en una mejor posición para discutir contigo.
A mí me gusta justo esta posición, le dijo Damon telepáticamente y Elena lo
notó, ¿cómo era que esto pasaba una y otra vez? Que se habían envuelto en un
abrazo. Peor aún, ella estaba usando su atuendo matutino , un largo camisón de
seda y una bata encima del mismo material, ambos en el tono más pálido de azul
perlado, el cual se tornaba violeta a los rayos de la eterna puesta de sol.
A mí también me gusta, admitió Elena y sintió olas de perplejidad atravesar a
Damon desde la superficie hasta el interior de su cuerpo, profundamente dentro de
ese insondable abismo que se podía observar al mirar sus ojos.
Solo estoy tratando de ser honesta, añadió, casi atemorizada de su reacción.
No puedo esperar que nadie sea honesto si no lo soy yo.
No seas honesta, no seas honesta. Ódiame. Despréciame, Damon le suplicó, al
mismo tiempo que acariciaba sus brazos y las dos capas de seda, que eran lo único
que se interponía entre las manos de él y su piel.
—¿Pero, por qué?
Porque no puedes confiar en mí. Soy un lobo retorcido, y tú eres un alma
pura, un cordero blanco como la nieve recién nacido. No debes dejar que te hiera
¿Por qué deberías herirme?
275
Porque podría, no, no quiero morderte, solo quiero besarte, solo un poco, de
esta forma. Había revelación en la voz mental de Damon. Y la besaba tan
dulcemente, y siempre sabía cuando iban a ceder las rodillas de Elena y la recogía
antes de que pudiera caer al suelo.
Damon, Damon, ella pensaba, sintiéndose a sí misma dulce porque sabía que
le estaba dando placer, cuando de repente comprendió.
¡Oh! Damon, por favor déjame ir, ¡en este justo momento tengo un ajuste de
atuendo!
Profundamente colorado, lentamente, de forma obediente la bajo,
agarrándola antes de que se pudiera derrumbar, y la volvió a poner en pie.
Creo que justo ahora, yo también debería ir a un ajuste, le dijo
fervorosamente mientras salía tropezando del salón, al principio errando la puerta.
No un ajuste – ¡una prueba de atuendo! Elena le grito, pero nunca supo si la
había llegado a escuchar. Estaba satisfecha, aunque la había soltado, sin realmente
comprender nada excepto que ella estaba diciendo que no. Esa no podía
considerarse una gran mejoría.
Luego se apuró hacia el cuarto de Lady Ulma, el cual estaba repleto con toda
clase de personas, incluyendo dos modelos masculinos, los cuales habían sido
vestidos con pantalones y largas camisetas.
—La ropa de Sage—, dijo Lady Ulma, asintiendo hacia el tipo alto, —y la de
Damon—. Asintiendo hacia el tipo más bajo.
—¡Oh, son perfectas!
Lady Ulma la miro con la más ligera duda en sus ojos. —Estas están hechas
de genuina estopa—, dijo ella. —La más humilde, y baja ropa en la jerarquía de los
esclavos. ¿Estás segura de que ellos la usaran?
—Ellos la usaran o no irán, —dijo Elena de forma rotunda y le guiño el ojo.
Lady Ulma se rió. —Buen plan.
—Sí pero< ¿Qué piensas respecto a mi otro plan? — Pregunto Elena,
realmente interesada en la opinión de Lady Ulma, aunque esta se ruborizo.
—Mi querida benefactora, — dijo Lady Ulma. —Solía ver a mi madre mezclar
tal clase de atuendos< después de que cumplí trece, por supuesto, y me decía que
siempre la hacían feliz, porque le estaba trayendo regocijo a dos de una misma vez,
y que el propósito no era otro que el disfrute. Se lo prometo, Lucen y yo
terminaremos enseguida. Ahora, ¿no debería estar usted preparándose?
276
—¡Oh, sí, oh, realmente la amo, Lady Ulma! Es tan divertido que entre más
personas amas, ¡mas deseas amar! — Y con eso Elena salió corriendo de vuelta a su
habitación.
Sus doncellas la estaban esperando con todo listo y preparado. Elena tomó el
más rápido y eficiente baño de su vida, estaba nerviosa, y se encontró a sí misma
en un sofá en medio de un sonriente grupo de ojos entusiasmados, cada una
haciendo hábilmente su trabajo sin interferir en el de las demás.
Había una depiladora, por supuesto, de hecho una en cada pierna, una para
sus axilas y otra para sus cejas. Mientras estas mujeres y las mujeres con las cremas
suavizantes y los ungüentos estaban trabajando, creando una fragancia única para
Elena, otra estaba pensativa analizando su rostro y su cuerpo como un todo.
Esta mujer tocó las cejas de Elena para oscurecerlas, y dio tono dorado a sus
parpados con un cosmético de pintura metálica antes de usar algo que añadió al
menos un cuarto de pulgada a las pestañas de Elena. Luego extendió los ojos de
Elena con una línea horizontal. Finalmente, de manera cuidadosa, volvió los labios
de Elena un rico color rojo brillante que de alguna forma daba la impresión de
estar continuamente fruncidos para un beso. Después de esto, la mujer roció el más
ligero matiz de color sobre todo el cuerpo de Elena. Finalmente, un muy largo
canario de diamante que había sido enviado desde la mesa de trabajo de joyas de
Lucen había sido firmemente fijado en su ombligo.
Fue mientras los peluqueros estaban mirando el último de los rizos en su
frente que las dos cajas y una capa de de color escarlata vino de las mujeres de
Lady Ulma. Elena dio las gracias a todas sus damas de honor y esteticistas
sinceramente, les pagó un bono que provocó una gran algarabía, y entonces les
pidió que la dejaran sola. Cuando las vio vacilar, ella lo pidió de nuevo,
educadamente, pero en un tono más fuerte. Se fueron.
A Elena le temblaban las manos mientras sacaba el traje que Lady Ulma había
creado. Era tan decente como un traje de baño, pero parecía como joyas
estratégicamente colocadas en jirones de tul dorado. Todo coordinado con los
diamantes canarios: de la cadena de oro para las pulseras a los brazaletes de oro
quedaba claro que, por muy cara que fuera la vestimenta de Elena, ella seguía
siendo una esclava.
Y eso fue todo. Iba vestida de tul y joyas, perfumes y pinturas, para ver a su
Stefan. Elena se puso el manto escarlata muy, muy cuidadosamente para evitar
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arrugar o manchar nada por debajo, y deslizó sus pies en unas delicadas sandalias
de oro con tacones muy altos.
Corrió escaleras abajo y llegó justo a tiempo. Sage y Damon vestían capas
bien cerradas, lo que significaba que estaban vestidos con los trajes de arpillera
debajo. Sage tenía el carruaje de Lady Ulma preparado. Elena recolocaba sus
pulseras de oro a juego en las muñecas, odiándolas porque estaba obligada a
llevarlos, lo suficiente para que quedaran en contra de la piel blanca en su capa
escarlata. Damon le tendió una mano para ayudarla a entrar en el coche.
—¿Voy a viajar en el interior? ¿Eso significa que no tengo porque usar<?—
Pero mirando a Sage, sus esperanzas fueron aplastadas.
—¿A menos que desees poner cortinas en todas las ventanas—, dijo—estarías
viajando fuera legalmente sin pulseras de esclava.
Elena suspiró y le dio la mano a Damon. De pié contra el sol, era una silueta
oscura. Pero entonces, como Elena centelleó en la luz, la miró con asombro. Elena
sabía que él había visto sus párpados dorados. Dejó caer su mirada hacia ella
frunciendo los labios como si fuese a dar un beso. Elena se ruborizó.
—Te prohíbo que me pidas que te enseñe lo que está bajo el manto—, dijo a
toda prisa. Damon la miró frustrado.
—El pelo en rizos pequeños en toda tu frente, un manto que cubre todo desde
el cuello hasta los dedos de los pies, lápiz de labios como...
Miró de nuevo. Su boca se torció como si se viera obligado a encajarla en la de
ella.
—¡Y es hora de irse!─ Elena canturreó alegremente, apresurándose a subir al
coche. Ella se sentía muy feliz, aunque entendió por qué los esclavos liberados
nunca usarían algo así como un brazalete de nuevo.
Todavía estaba feliz cuando llegaron a Shi no Shi, la enorme construcción que
parecía combinar una cárcel con una instalación de entrenamiento de los
gladiadores.
Y ella seguía siendo feliz mientras los guardias del gran puesto de control de
Shi no Shi les permitían entrar en el edificio sin dar muestras de malestar. Pero
entonces, era difícil decir si el manto tenía algún efecto sobre ellos. Eran demonios:
hoscos, piel de color malva y con la tranquilidad de un buey.
Se dio cuenta de algo que fue al principio un shock y después se convirtió en
un río de esperanza dentro de ella. En el vestíbulo principal del edificio había una
puerta lateral que era como la puerta en el lado de la estación: siempre se mantenía
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cerrada; con símbolos extraños por encima; la gente avanzaba hacia ella de
diversas formas, dando a conocer un destino antes de poner la llave y abrir la
puerta.
En otras palabras: una puerta dimensional. Aquí mismo en la cárcel de
Stefan. Sólo Dios sabía cuántos guardias caerían sobre ellos si trataban de usarla,
pero era algo a tener en cuenta.
Los guardias en las plantas inferiores del edificio Shi no Shi, dentro de las
cuales había definitivamente un calabozo, tuvieron una clara y desagradable
reacción ante Elena y su grupo.
Eran alguna especie más pequeña de demonio -duendes, tal vez, pensó Elena-
y les daban a los visitantes un mal rato, sobre todo. Damon tuvo que sobornarles
para que se le permitiera el acceso a la zona donde estaba la celda de Stefan, para
entrar solo, sin un guardia por cada visitante, y para permitir a Elena, una esclava,
entrar para ir a ver a un vampiro libre.
E incluso cuando Damon les había entregado una pequeña fortuna para
superar estos obstáculos, se rieron e hicieron sonidos guturales con sus gargantas.
Elena no se fiaba de ellos.
Estaba en lo cierto.
En un pasillo donde Elena sabía, por sus experiencias extra corporales, que
deberían haber girado a la izquierda, siguieron recto sin embargo. Pasaron cerca de
otro grupo de guardias que casi se derrumbó de la risa.
¡Oh, Dios! ¿Nos están llevando a ver el cadáver de Stefan? Elena se preguntó
de repente. Entonces fue Sage quien realmente le ayudó. Le tendió un brazo y la
sostuvo hasta que fue capaz de controlar sus piernas de nuevo.
Siguieron caminando, internándose profundamente en lo que era ahora un
sucio y maloliente calabozo con suelo de piedra. Entonces, bruscamente giraron a
la derecha.
El corazón de Elena empezó a latir rápidamente. Decía mal, mal, mal, incluso
antes de llegar a la última celda de la fila. La celda era completamente diferente de
la vieja celda de Stefan. Estaba rodeado, no con barrotes, sino por una especie de
alambrada llena de florituras delimitada por unas lanzas afiladas. No había forma
de pasar una botella de Magia Negra. No había forma de colocar la botella para
verter el líquido en una boca que esperase en el otro lado. No había lugar, incluso,
para conseguir pasar a través un dedo o la boca de una cantimplora para que
pudiera chupar. Y la propia celda no estaba mugrienta, pero estaba vacía de todo
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menos de un Stefan tumbado boca arriba. Sin alimento, sin agua, sin cama para
ocultar cualquier cosa, sin paja. Sólo Stefan.
Elena lanzó un grito y no tenía idea de si gritaba palabras o simplemente un
angustioso sonido sin forma.
Se lanzó hacia la celda, o lo intentó. Sus manos se agarraron a espirales de
acero tan afiladas como cuchillas que causaron que la sangre brotara al instante
donde quiera que hubiera tocado, y entonces Damon, que tenía las reacciones más
rápidas, la retiró hacia atrás.
Y luego sólo la empujó más lejos y la miró. Se quedó mirando con la boca
abierta a su hermano menor, un hombre joven con la cara gris, esquelético,
respirando a duras penas, que parecía un niño perdido en su arrugado, raído y
manchado uniforme de prisionero. Damon levantó la mano, como si hubiera
olvidado la barrera que había alrededor, y Stefan se estremeció. Stefan parecía no
saber o no reconocer a ninguno de ellos. Miró más de cerca en la afilada valla las
gotas de sangre que habían quedado donde Elena la había agarrado, inhaló, y
luego, como si algo hubiera penetrado en la niebla de su desconcierto, miró a su
alrededor débilmente. Stefan miró a Damon, cuyo manto se había caído y, a
continuación, su mirada vagó como la de un bebé.
Damon hizo un sonido de ahogo, se volvió y, golpeando a cualquiera que
hubiera en su camino, corrió en sentido contrario por la esquina. Si esperaba que
suficientes guardias lo siguieran para que sus aliados pudieran liberar a Stefan,
estaba equivocado.
Unos pocos le siguieron, como monos, gritando insultos. El resto se quedó
donde estaba, detrás de Sage.
Mientras tanto, la mente de Elena, se revolvía maquinando planes.
Finalmente se volvió hacia Sage. —Utiliza todo el dinero que tenemos, más esto—,
dijo ella, y buscó bajo su manto su collar de diamantes canarios, más de dos
docenas de piedras del tamaño del pulgar —y me avisas si necesitamos más.
Consígueme una media hora con él. ¡Veinte minutos, como poco! — mientras Sage
comenzaba a sacudir la cabeza. —No te andes con rodeos con ellos, sea como sea
consigue por lo menos veinte minutos. Ya se me ocurrirá algo si me mata.
Después de un momento Sage la miró a los ojos y asintió. —Lo haré.
Luego Elena miró al Dr. Meggar suplicante. —¿Tiene algo, existe algo que
pueda ayudar?
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El Dr. Meggar bajó las cejas, a la par que los lados internos de las mismas
subían. Era una mirada de tristeza, de desesperación. Pero luego frunció el ceño y
le susurró:
—Hay algo nuevo, una inyección que se dice podría servir para ayudar en
casos graves. Podría intentarlo.
Elena hizo lo posible por no caer a sus pies. —¡Por favor! ¡Por favor, inténtelo!
¡Por favor!
—No va a ayudar más allá de un par de días
—¡No hace falta! ¡Lo habremos sacado para entonces!
—Está bien.
Sage ya había arreado a los guardias, diciendo: —Soy un comerciante de
joyas y hay algo que todos ustedes deberían ver.
El Dr. Meggar abrió su bolsa y sacó de él una jeringa. —Aguja de madera—,
dijo con una sonrisa pálida mientras la llenaba de un líquido rojo procedente de un
frasco. Elena había cogido otra jeringa y la examinaba con avidez a la vez que el
Dr. Meggar convencía a Stefan para que, por imitación, pusiera el brazo en alto en
los barrotes. Por fin Stefan hizo lo que el Dr. Meggar quería, sólo para saltar con un
grito de dolor cuando la jeringa se hundió en el brazo y el líquido inyectado
empezó a escocer.
Elena miró al doctor con desesperación. —¿Cuánto le ha puesto?
—Sólo la mitad. No pasa nada, la llené con el doble de la dosis y la empujé
tan fuerte como pude para introducir el –dijo un término médico que Elena no
reconoció en él. — Yo sabía que le dolería más inyectando así de rápido, pero he
logrado lo que quería.
—Bien— dijo Elena con entusiasmo. —Ahora quiero que llene la jeringa con
mi sangre.
—¿Sangre?— El Dr. Meggar miró consternado.
—¡Sí! La jeringa es suficientemente larga como para pasar por los barrotes. La
sangre goteará por el otro lado. Él la podrá beber mientras sale. ¡Esto podría
salvarlo!─ dijo Elena cada palabra con sumo cuidado, como si le hablara a un niño.
Desesperada, quería transmitirle su significado.
—Oh, Elena—. El médico se sentó, con un tintineo, y sacó una botella
escondida de Magia Negra fuera de su túnica.
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—Lo siento mucho. Pero es bastante difícil para mí conseguir sangre de una
vena. Mis ojos, niña, están arruinados.
—Pero ¿no lleva gafas?
—No son buenas para mí. Es una afección complicada. Pero hay que ser muy
bueno para encontrar realmente una vena, en cualquier caso. Para la mayoría de
los médicos es muy complicado, para mi es imposible. Lo siento chiquilla. Pero
hace veinte años que no soy capaz de tener éxito en algo así.
—Entonces voy a encontrar Damon y dejarle que abra mi aorta. No me
importa si me mata.
—Pero a mí sí. — Esta nueva voz proveniente de la celda brillantemente
iluminada que había delante de ellos hizo que el médico y Elena levantasen la
cabeza bruscamente.
—¡Stefan! ¡Stefan! ¡Stefan! — Indiferente de lo que la afilada valla pudiera
hacerle a su carne, Elena se inclinó para tratar de agarrar sus manos.
—No —Stefan susurró—, como si estuviera compartiendo un secreto
precioso. —Pon tus dedos aquí y aquí, encima de los míos. Esta cerca es sólo un
acero con un tratamiento especial que adormece mi poder, pero que no puede
romper mi piel.
Elena puso sus dedos allí y allí. Y entonces ella estaba tocando a Stefan.
Realmente lo tocaba. Después de tanto tiempo.
Ninguno de los dos habló.
Elena escuchó al Dr. Meggar levantarse y arrastrarse silenciosamente hacia
Sage, suponía.
Pero su mente estaba llena de Stefan. Ella y él simplemente se miraron entre
sí, temblando, temblando con lágrimas en sus pestañas, sintiéndose muy jóvenes. Y
muy cerca de la muerte.
—Dices que siempre te hago decirlo primero, así que te voy a desconcertar.
Te amo, Elena.
Lágrimas cayeron de los ojos de Elena.
—Esta mañana yo estaba pensando cuántas personas hay para amar. Pero en
realidad es porque sólo hay uno que ocupe el primer lugar—, le susurró de nuevo
a él. —Uno para siempre. ¡Te amo, Stefan! ¡Te quiero!
Elena se apartó por un momento y se secó los ojos de la forma en que todas
las chicas inteligentes saben hacerlo sin arruinar su maquillaje: poniendo los
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pulgares debajo de las pestañas inferiores e inclinándose hacia atrás, sacando las
lágrimas y convirtiéndolas en infinitesimales gotas en el aire.
Por primera vez podía pensar.
—Stefan —susurró—. Lo siento mucho. Perdí tiempo esta mañana para
vestirme, bueno, para arreglarme y mostrarte lo que te espera cuando salgas. Pero
ahora... Me siento como...
Ahora no había lágrimas en los ojos de Stefan, tampoco.
—Enséñamelo —le susurró él con entusiasmo.
Elena de pie y sin teatralidad, se quitó el manto con un movimiento de
hombros. Cerró sus ojos, su pelo con cientos de rizos en el flequillo, pequeñas y
tenues espirales que fluían pegadas alrededor de su cara. Sus párpados dorados, el
maquillaje resistente al agua, todavía mantenían su brillo dorado. Su única
vestimenta, los jirones de tul de oro con joyas añadidas para que se viera decente.
Su cuerpo entero iridiscente, la perfección de la flor de la primera juventud que
nunca podría ser igualada o recreada.
Hubo un sonido como un largo suspiro, y luego silencio, Elena abrió los ojos,
aterrada de que Stefan hubiera muerto. Pero él estaba de pie, agarrándose a la
puerta de hierro como si pudiera arrancarla para llegar hasta ella.
—¿He conseguido todo esto?— susurró.
—Todo esto es para ti. Todo para ti—, dijo Elena.
En ese momento se oyó un sonido suave detrás de ella y se volvió para ver
dos ojos brillando en la oscuridad en la celda de enfrente de Stefan.
Notas del Traductor
1 [*] Caracteres Kanji: Los kanji (literalmente «carácter han») son los sinogramas utilizados en la
escritura de la lengua japonesa. Dentro del proceso de consolidación del lenguaje japonés, a la par
de un desarrollo de alfabeto silábico, se adoptó el sistema ideográfico chino para expresar la lengua.
Los kanji son utilizados para expresar sólo conceptos, a cada Kanji corresponde un significado y se
usa como determinante de la raíz de la palabra. Algunos Kanji:
http://totallysweettattoos.com/images/design-gallery/kanji-tattoo-designs/kanji-characters-
meaning.gif.
2 [*]Mon Cher idiot: Orginal en francés: mi estimado o mi querido idiota.
283
Traducido por Daniela
Corregido por V!an*
Para su sorpresa, Elena no sentía odio, solo determinación de proteger a
Stefan si pudiera. Y entonces vio que en la celda que asumió estaba vacía, pero en
realidad había un Kitsune.
El Kitsune no se parecía en nada a Shinichi o Misao. El tenía un largo, largo
cabello blanco como la nieve, pero su cara era joven. Estaba vestido de blanco de
pies a cabeza, con una túnica y pantalones de algún material que fluía, sedoso y
con su cola, que era muy esponjosa, prácticamente llenaba la pequeña celda.
También tenía orejas de zorro que giraban a un lado y otro. Sus ojos eran dorados
como fuegos artificiales.
Era hermoso.
El kitsune tosió de nuevo. Luego produjo de su larga cabellera, pensó Elena,
una muy pequeña y fina bolsa de piel. Elena pensó, la bolsa perfecta para la joyería
perfecta.
Ahora el Kitsune tomo lo que pretendía ser una botella de magia negra (era
pesada y era deliciosa), y lleno la pequeña bolsa con ella. Después tomo una
PRETEND jeringa (la sostuvo como el Dr. Meggar lo había hecho y la golpeteo
para sacarle las burbujas) y la lleno de la pequeña bolsa. Finalmente, inyecto el
líquido de la jeringa en su propio BARS y oprimió su pulgar, vaciándola.
—Yo puedo alimentar tu vino de magia negra—, Elena entendió. Con su
pequeña bolsa yo puedo sostenerlo y llenar la jeringa. El Dr. Meggar podría llenar
la jeringa también. Pero no hay tiempo, así que yo lo hare.
—Yo....— empezó Stefan.
284
—Tú vas a beber lo más rápido que puedas—. Elena amaba a Stefan, quería
escuchar su voz, quería llenar sus ojos con él, pero había una vida que salvar, y esa
era la suya. Ella tomo la pequeña bolsa con agradecimiento al kitsune y dejo su
manto en el suelo. Ella estaba tan concentrada en Stefan como para recordar como
vestía.
Sus manos querían temblar, pero ella no las dejaba. Ella tenía 3 botellas de
magia negra aquí: ella, en su manto, en el del Dr. Meggar, y en algún lugar, en SU
capa, La de Damon.
Entonces con la eficiente delicadeza de una máquina, repitió lo que el kitsune
le había enseñado una y otra vez. Clavar, jalar la palanca, presionarla atreves de las
barras y arrojar a chorros. Una y otra vez.
Después de como una docena de estos. Elena desarrollo una nueva técnica, la
catapulta. Llenando la pequeña bolsa con vino y sosteniéndola desde arriba hasta
que Stefan tuviera la boca en posición, y entonces, todo de un solo movimiento,
golpeando la bolsa con su palma e introduciendo una buena cantidad en la boca de
Stefan. Eso dejo las barras pegajosas, dejo a Stefan pegajoso; esto nunca hubiera
funcionado si el acero fuera filoso para él, pero de hecho forzó una sorprendente
gran cantidad por su garganta.
La otra botella de vino de magia negra la había puesto en la celda de Kitsune,
que tenía barras regulares. Ella no sabía cómo agradecerle, pero cuando en cuanto
pudo, volteo hacia él y le sonrió. Él estaba tomando el vino directamente de la
botella, y tenía una expresión de que todo estaba cool en su cara, parecía como si
eso lo complaciera.
El final vino demasiado rápido. Elena escucho la voz de Sage venir, — ¡No es
justo! ¡Elena no estaba lista! ¡Elena no había tenido suficiente tiempo con él!
Elena no necesitaba que un yunque cayera sobre su cabeza. Empujo la ultima
botella de magia negra hacia la celda de kitsune, volteo por última vez hacia él y le
regreso su pequeña bolsa, pero con el diamante canario de su ombligo dentro. Esa
era la joya más grande que le quedaba y vio como él la volteaba con sus uñas
largas y luego se levanto e hizo una pequeña reverencia hacia ella. Hubo un
momento en el que se sonrieron brevemente y Elena comenzó a limpiar la bolsa del
Dr. Meggar y la jalo hacia su capa roja. Después volteo hacia Stefan, temeroso en
su interior nuevamente, jadeando:
—Lo siento mucho. No quería que esto fuera una visita médica.
—Pero tú viste la oportunidad de salvar mi vida y no la pudiste dejar pasar.
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A veces los hermanos son muy parecidos.
—¡Stefan, no! Oh, ¡Te amo!
—Elena—. Él le beso sus dedos, presionados contra las barras Entonces, los
guardias: —No, por favor, por favor, ¡no se la lleven! por piedad, ¡denos un minuto
más!, ¡solo uno!
Pero Elena tuvo que dejar ir sus dedos para tomar su saco. Lo último que vio
de Stefan fue que el golpeaba las barras con sus puños y gritaba, —¡Elena, te amo!
¡Elena!
Entonces Elena fue arrastrada fuera del pasillo y las puertas se cerraron entre
ellos. Elena se hundió.
Algunos brazos la rodearon para ayudarla a caminar. ¡Ella se enfureció! si
Stefan estaba siendo puesto nuevamente en su vieja celda como ella suponía, justo
ahora lo estarían obligando a caminar. Y estos demonios no hacían nada
gentilmente, ella sabía muy bien esto. El probablemente estaba siendo obligado
como un animal con cosas de madera filosas.
Elena también podía caminar.
Cuando se acercaba al lobby del shi no shi, miro a su alrededor.
—¿En donde esta Damon?
—En el entrenamiento—, Sage respondió con su voz más gentil.
—Necesitaba un poco de tiempo.
Parte de Elena decía, —¡Yo le daré tiempo! ¡Tiempo de gritar por última vez
antes de que le arranque la garganta!— pero el resto de ella estaba muy triste.
—No pude decir nada de lo que quería decir. Quería decirle lo mucho que
Damon lo siente; y como Damon ha cambiado. Él ni siquiera recuerda que Damon
estuvo aquí...
—¿Te hablo?— Sage parecía asombrado.
Los dos, Sage y Elena, caminaron al final de las puertas de mármol del
edificio de los dioses de la muerte. Ese era el nombre que ella había escogido para
ese lugar en su mente.
El carro estaba en la acera de enfrente de ellos, pero nadie se metió. En vez de
eso, Sage gentilmente dirigió a Elena a poca distancia de los demás. Ahí puso sus
largas manos en sus hombros y hablo, todavía con voz suave.
—Mon Dieu, hija mía, pero no quiero decirte esto. Es solo que tengo que. Me
temo que incluso si logramos sacar a tu Stefan de la cárcel para el día de la fiesta de
la dama Bloddeuwedd, eso seria, sería muy tarde. En 3 días él ya estará...
286
—¿Esa es tu opinión médica?— Elena dijo filosa, mirado hacia él. Ella sabía
que su cara estaba arrugada y pálida y él le tendría lastima, pero lo que ella quería
era una respuesta.
—No estoy diciéndolo médicamente —dijo lentamente— solo soy otro
vampiro.
—¿Solo otro vampiro viejo?
Las cejas de Sage se levantaron. —Ahora, ¿qué te hizo pensar eso?
—Nada. Lo siento si me equivoque. Pero, ¿podrías por favor traer al Dr.
Meggar?
Sage la miro por un rato mas, entonces fue por el doctor. Los dos hombres
regresaron.
Elena estaba lista para escucharla. —Dr. Meggar, Sage solo vio a Stefan al
principio, antes de que le dieras esa inyección. La opinión de Sage es que él morirá
en 3 días. Por los resultados de la inyección, ¿estás de acuerdo?
El Dr. Meggar la miro y ella pudo ver el brillo de sus lágrimas en sus ojos. —
Eso es...posible...solo posible que si él tiene suficiente fuerza de voluntad, él podría
seguir vivo para entonces. Bueno más o menos...
—¿Sería distinto si te dijera que él tomo tal vez una tercera parte de una
botella de magia negra esta noche?
Los dos hombres se quedaron mirándola. — ¿Estás diciendo...?
—¿Esto es tu nuevo plan?
—¡Por favor! Olvidándose de su capa, olvidándose de todo, Elena tomo las
manos del Dr. Meggar. —encontré la manera de meter eso en su sistema, el estará,
más o menos vivo hasta la fiesta de Bloddeuwedd. ¿Eso es lo que quieres no?
Elena se hundió hacia atrás, incapaz de resistir besar sus manos mientras se
soltaba.
— Y ahora vamos a decirle a Damon las buenas noticias— dijo ella.
En el transporte, Damon seguía mirando arriba, su perfil delineado por un
cielo color rojo sangre. Elena entro y cerró la puerta detrás de ella.
Sin expresión alguna, él dijo, —¿Se termino?
—¿Termino?— Elena no estaba tan densa, pero imagino que era importante
que Damon pensara claramente lo que estaba preguntando.
—¿Él esta... muerto?— Damon dijo extrañamente, pellizcando el puente de su
nariz con los dedos.
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Elena alargo el silencio durante unos latidos. Damon debió haber sabido que
Stefan no iba a morir, morir durante la próxima media hora. Ahora que no obtenía
una respuesta directa de su muerte el levanto la cabeza.
—¡Elena, dime! ¿Qué paso?— exigió, con urgencia en la voz. — ¿Mi hermano
esta muerto?
—No—, Elena dijo suavemente —pero morirá en unos pocos días. Era
coherente esta vez, Damon.
—¿Por qué no hablaste con él?
Había un dibujo casi palpable en el marco de Damon. —¿Qué debo decirle
que realmente importe?— pregunto con dureza.
—Oh, lo siento, casi te mato— Oh, espero que dures unos pocos días más?
—Cosas como esas, tal vez, si te olvidas del sarcasmo.
—Cuando yo muera—, Damon dijo tajante, —Voy a pelear sobre mis dos
pies.
Elena lo golpeo en la boca. No había mucho espacio para obtener un buen
golpe, pero puso tanto poder en el movimiento como pudo sin romper el
transporte.
Enseguida, hubo un largo silencio. Damon tocaba su labio sangrante,
acelerando su curación, tragando su propia sangre.
Finalmente dijo, —¿Nunca se te ocurrió que eras mi esclava, verdad? ¿Que
soy tu amor?
—¡Si quieres vivir en una fantasía, es tu problema!, dijo ella. —Yo, tengo que
liderar el mundo real. Y por cierto, enseguida que huiste, Stefan no solo estaba de
pie, sino riendo también.
—Elena—...en una rápida nota alta. —¿Hallaste un modo de darle sangre?—
él tomo su brazo tan fuerte que dolía.
—No sangre. Un poco de magia negra. Con dos de nosotros ahí, se habría ido
dos veces más rápido.
—Había 3 de ustedes ahí.
—Sage y el Dr. Meggar tuvieron que distraer a los guardias.
Damon alejo su mano. —Ya veo—, dijo él, sin expresión.
—Entonces yo le falle nuevamente.
Elena lo miro con simpatía. —Tu estas completamente dentro de la bola de
piedra ahora, ¿verdad?
—No sé de qué estás hablando
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—La bola de piedra en la que clavas cualquier cosa que pueda herir tus
sentimientos, incluso te ahogas a ti mismo dentro de ella, debe estar muy lleno ahí
dentro. Katherine debe estar ahí, supongo, encerrada en su propia pequeña
cámara.
Ella recordaba la noche en el hotel —Y tu madre, por supuesto. Debería decir
la mamá de Stefan. Ella es la madre que conociste.
—No... mi madre....— Damon ni siquiera pudo formar una oración coherente.
Elena sabía lo que él quería. Él quería ser sostenido y calmado y que le dijeran
que estaba bien...solo ellos dos, debajo de su saco con su brazo tibio sosteniéndolo.
Pero eso no iba a pasar. Esta vez ella se negaba.
Ella había prometido a Stefan que esto era por él, solamente. Ella pensó. Y
mantendría esa promesa, aun si no podía seguirlo al pie de la letra, por siempre.
Como la semana pasaba, Elena era capaz de recobrarse del dolor de ver a
Stefan. Aunque ninguno de ellos podía hablar al respecto, salvo con exclamaciones
ahogadas, ellos escucharon cuando Elena dijo que aun había un trabajo por hacer,
y que si eran capaces de hacerlo bien, podría irse a casa pronto...mientras no lo
hicieran, a Elena no le importaba si iba a casa o se quedaba en la dimensión
obscura.
¡Casa! sonaba como el paraíso, incluso pensando que sabia por Bonnie y
Meredith, de primera mano, que infierno era ahora Fell´s Church para ellas. Pero
de algún modo cualquier cosa seria mejor a esta tierra con luz de sangre.
Con un tipo de esperanza e interés en ese lugar, ellos eran de nuevo capaces
de sentir placer del vestido que Lady Ulma había hecho para ellos. El diseño fue
perseguido alguna vez por la dama para disfrutar durante su descanso oficial, y
Lady Ulma había trabajado duro en su libro de dibujos. Desde la fiesta
Bloddeuwedd sería una aventura de interior/exterior, los tres vestuarios debían ser
cuidadosamente diseñados para ser atractivos bajo la luz de las velas y bajo los
rayos del rojo cielo.
El vestido de Meredith era azul obscuro metálico, violeta a la luz del sol, y
mostraba un lado completamente diferente de la alarmante chica con el ajustado
vestido de sirena con el que había asistido a la fiesta de Fazina. Que de alguna
manera le recordaba a Elena algo que una princesa egipcia usaría. Una vez más,
dejo los hombros y brazos descubiertos de Meredith, pero la angosta y modesta
falda que caía en líneas rectas hacia sus pies, y la delicadeza de las cuentas de
zafiro que adornaba el estraple de sus hombros que le daba un look muy modesto.
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Ese look se acentuaba con su cabello, que Lady Ulma dicto que estaba desgastado,
y su rostro que apenas tenía maquillaje excepto por el Kohl alrededor de sus ojos.
En su cuello un collar hecho de óvalos muy largos y afilados formaban el
elaborado collar. También combinaba gemas azules en su muñeca y sus dedos.
El vestido de Bonnie era una inteligente y pequeña invención: hecho de
material plateado que monto en un color pastel del matiz de la iluminación y el
color del ambiente. En el color de la luz de la luna adentro, se veía como un suave
rosa veraniego, casi el color fresa del cabello de Bonnie, cuando estaba afuera.
Brillaban su cinturón, collar, brazalete, aretes y anillos de piedras blancas ovaladas
que combinaban. Los rulos de Bonnie estaban apilados cuidadosamente y alejados
de su rostro, en una masa desastrosa pero acomodada, dejando relucir su piel
rosada a la luz del sol y un poco pálida adentro.
Una vez más, el vestido de Elena era el más simple y llamativo. Tenía un
brillo rojizo, el mismo color bajo el sol rojo sangre o dentro con las lámparas de
gas. Era más un corte bajo, que le daba una cremosidad a si piel con la oportunidad
de un brillo dorado a la luz del sol. Limpiamente ajustado a su figura, estaba
levantado de un lado para que pudiera bailar o caminar. La tarde de la fiesta de
Lady Ulma el cabello de Elena había sido cuidadosamente cepillado, en una
maraña que lucía como titanio por fuera y dorado en el interior. Su joyería que iba
desde un recuadro de diamantes al final de su collar, hasta diamantes en sus
dedos, muñecas y uno en su antebrazo, además de una gargantilla de diamantes
que cabía sobre el collar de Stefan. Todo esto era rojo como rubíes en la luz del sol,
pero ocasionalmente dejaba ver otro color, como un puñado de fuegos artificiales.
Los espectadores, Lady Ulman prometió, quedaran asombrados.
—Pero no puedo usar estas—. Elena protesto. —Tal vez no vuelva a verte
después de ir por Stefan... ¡Y después vamos a estar corriendo!
—Lo mismo con nosotras—, Meredith dijo suavemente, mirando a cada chica
en sus colores de interior de azul plateado, opal y rojizo.
—Todas usamos más joyas que jamás hayamos usado adentro o fuera... ¡y tal
vez las pierdas todas!
—Y ustedes tal vez las necesiten todas— Lucen dijo bajito.
—Más razones para que cada una de ustedes use todas las joyas que pueda
cargar e intercambiar por transporte, Protección, comida, cualquier cosa. Es
sencillo...pueden usar una piedra como pago, y las joyas no son sino de buen
gusto, para cualquier coleccionista.
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—Además de que, todas son de alta calidad— Lady Ulma agrego.
—Son las más perfectas en su tipo que pudimos conseguir en tan poco
tiempo.
A eso punto, las tres chicas habían alcanzado su límite y apresuraron a la
pareja...Lady Ulma en su enorme cama, con su libreta de dibujos siempre a su lado,
y Lucen parado a su lado...y acariciando y besando gentilmente deshaciendo los
bellos trabajos que fueron hechos en sus rostros.
—Son como ángeles para nosotros, ¿sabían?— sollozo Elena.
—¡Como padrinos o ángeles! no sé cómo decir adiós.
—Como ángeles— lady Ulma dijo, limpiando una lagrima de la mejilla de
Elena. Entonces tomo a Elena, diciendo — ¡mira!— y haciendo referencia a su
comodidad en su cama, con un par de miradas, a la joven dama atenta a sus
deseos. Lady Ulma había señalado la ventana con la cabeza, fuera de ella, se veía
una pequeña nube de humo, junto con unos árboles de ciruela, con fruta
balanceándose en sus ramas, y con un ademán de manos señalo el jardín,
orquídeas, campos y bosques.
Luego tomo la mano de Elena y la paso sobre su suave abdomen.
—¿Ves?— dijo casi en un susurro.
—Ves todo esto... ¿recuerdas como me encontraste? ¿Cuál de nosotras es un
ángel ahora?
A las palabras.
—¿Cómo me encontraste?— Le mano de Elena había subido a cubrir su
rostro...como si no soportara el recuerdo. Enseguida estaba abrazando y besando a
Lady Ulma nuevamente y el vergonzoso desmaquillado comenzó.
—El Maestro Damon fue lo suficientemente amable como para comprar a
Lucen—, dijo Lady Ulma, —y tu tal vez no lo puedas imaginar, pero—...entonces
miro a la callada chica, con pocas joyas pero los ojos llenos de lagrimas...—Siento
hacia él, lo que tú sientes por Stefan—, Se había sonrojado y tapando la cara con las
manos.
—Él alimentara a Lucen hoy—, dijo Elena, dejando caer sus rodillas para
descansar su cabeza en la almohada de Lady Ulma.
—Y dándote el estado irrevocablemente, ha tenido un abogado...un
procurador, dijiste....trabajando en los papeles toda la semana con un guardián, no
han terminado, e incluso si ese odioso general regresa, no podría tocarte, tienes tu
casa por siempre.
291
Más llanto. Más besos. Sage, que inocentemente había caminado por el
pasillo, silbando, después de caminar con su perro, paso por la habitación de Lady
Ulma y se escabullo dentro.
—¡Los vamos a extrañar también!—Elena chillo.
—¡Oh, Gracias!
Ese día más tarde, Damon había cumplido todas las promesas hechas a Elena,
además de darles un gran bono a los miembros del Staff. El aire se lleno con confeti
metálico, pétalos de rosa, música y llantos a la despedida de Damon, Elena, Bonnie
y Meredith, todos lloraban camino a la fiesta Bloodeuwedd y se fueron para
siempre.
—Ahora que lo pienso, ¿por qué Damon nos libero?—Pregunto Bonnie a
Meredith mientras montaban hacia la mansión Bloddeuwedds.
—No entiendo porque debíamos ser esclavas para entrar a este mundo, pero
ya entramos. ¿Por qué no hacernos chicas honestas?
—Bonnie, ya somos chicas honestas—, Meredith le recordó. —Y creo que la
intención era que nunca fuéramos esclavas del todo.
—Bueno digo: porque no nos libera para que todos sepan que somos chicas
honestas, Meredith, y tú lo sabes.
—Porque no puedes liberar a alguien que ya es libre, por eso.
—Pero él pudo ir a la ceremonia —Bonnie resistió.
—¿O es tan difícil liberar a un esclavo aquí?
—No se— dijo Meredith, suspirando después del interrogatorio. — Pero te
diré porque creo que no lo hace. Creo que porque de este modo él es responsable
de nosotros. Digo, no es como si las esclavas no puedan ser castigadas...ya lo vimos
con Elena —Meredith callo mientras se estremecían ante el recuerdo.
—Pero, los amos son los que pueden perder la vida por eso. Recuerda,
querían castigar a Damon por lo que Elena hizo.
—¿Entonces lo hace por nosotros? ¿Para protegernos?
—No lo sé....supongo—, Dijo lentamente
—¿Entonces....supongo que nos hemos equivocado con él?—Bonnie
generosamente dijo —lo hemos estado en lugar de lo has estado Meredith siempre
había sido la más resistente del grupo de Elena ante el encanto de Damon.
—Yo....creo— dijo Meredith de nuevo. — ¡Como sea parece que todos han
olvidado que Damon fue el que ayudó a los gemelos Kitsune a poner aquí a Stefan!
y Stefan no hizo nada para merecerlo.
292
—Bueno, claro que es verdad— dijo Bonnie, sonando aliviada de no haber
estado equivocada y extrañamente anhelante al mismo tiempo.
─Todo lo que Stefan siempre quiso para Damon fue paz y silencio— continuo
Meredith, como si hubiera mucho más que decir.
—Y Elena— añadió Bonnie automáticamente.
—Si, si...y Elena. ¡Pero todo lo que Elena quería era a Stefan! Digo...TODO lo
que Ella quería...—La voz de Meredith se apago. La oración no parecía funcionar
en el verbo presente ahora. Intento otra vez. —Todo lo que Ella quiere ahora es...
Bonnie solo la miro sin poder decir nada.
—¡Bueno, lo que sea que quiere! Meredith concluyo y estremeció —Ella
quiere que Stefan sea parte de eso. Y no quiere que alguno de nosotros deba
quedarse aquí...en este...este pequeño infierno.
En la litera junto a ellas todo estaba muy callado. Bonnie Y Meredith estaban
tan acostumbradas ahora a viajar en LITTERS cerrados que ni se habían dado
cuenta que otro palanquín estaba escuchando claramente sus palabras llevadas por
el aire caliente de la tarde.
¿En la segunda litera?, Damon y Elena miraban seriamente las cortinas tejidas
que aleteaban abriéndose.
Ahora, Elena, Con la necesidad de algo que hacer, soltó el cordel y la cortina
callo en su lugar.
Fue un error. Esto encerró a Elena y Damon en un oblongo de brillo rojo
surrealista, en el cual las palabras que acababan de escuchar parecían ser validas.
Elena sintió su aliento venir lentamente, su aura estaba deslizando. Todo se
deslizaba a los lados.
─¡Ellas no creen que yo solo quiero estar con Stefan!
—Cálmate, — Dijo Damon. —esta es la última noche, para mañana....
Elena levanto una mano para que se callara.
—Para mañana habremos hallado la llave, obtenido a Stefan y estaremos lejos
de aquí—, Damon dijo de todos modos.
Mala suerte, pensó Elena.
Viajaron en silencio hasta la mansión Bloddewedd. Para su sorpresa, Elena no
noto que Damon había estado temblando por un largo rato. Fue rápido, un temblor
involuntario lo que la alerto.
—¡Damon! ¡Dios....dios mío!— Elena estaba afectada, perdida, no por
palabras, sino por las palabras adecuadas.
293
—¡Damon mírame! ¿Por qué?
¿Por qué?, Damon repitió en la única voz que él sabía no temblaría, quebraría
o rompería. Porque...has pensado en lo que le está pasando a Stefan mientras tú
vas a una fiesta con tu ropa esplendida, llevada para beber el vino más fino y
bailar....mientras que el... mientras que el...el pensamiento quedo sin terminar.
Esto es lo que necesito para ser vista en público, pensó Elena, conforme
llegaban el largo camino hacia la casa Bloddwedd.
Ella intento usar todos sus recursos antes de que las cortinas se hundieran y
ellos pudieran salir a buscar la segunda parte de la llave.
294
Traducido por rpbellamy
Corregido por Ginabm
—No pienso en esas cosas—, Elena contestó de la misma manera en la que
Damon había hablado y por la misma razón. No pienso, porque si lo hago me
volveré loca. Pero si me vuelvo loca, ¿de qué le serviría a Stefan? Yo no podía
ayudarlo. En cambio puedo bloquear todo con paredes de hierro y mantenerlo
alejado a cualquier precio.
—¿Y puedes manejar eso?— Damon preguntó, su voz temblando
ligeramente.
—Yo puedo, porque tengo que hacerlo. ¿Recuerdas al principio, cuando
estábamos discutiendo sobre las cuerdas alrededor de las muñecas? Meredith y
Bonnie tenían dudas. Pero ellas sabían que yo llevaría esposas y que me arrastraría
hasta ti después si eso era lo que tenía que hacer—. Elena volvió a mirar a Damon
en la oscuridad carmesí y añadió: —Y te has traicionado a ti mismo una y otra vez,
ya sabes—. Puso los brazos alrededor de él para tocar la espalda cicatrizada, de
modo que él no tuviera ninguna duda sobre lo que quería decir.
—Eso fue por ti—, Damon dijo con dureza.
—En realidad no —respondió Elena—. Piensa en ello. Si no hubieras accedido
a la Disciplina, podríamos haber corrido fuera de la ciudad, pero nunca podríamos
haber ayudado a Stefan después de eso. A fin de cuentas, todo, todo lo que has
hecho, lo has hecho por Stefan.
—Yendo al grano, yo fui el que puso Stefan aquí en primer lugar—, dijo
Damon con cansancio—. Me imagino que estamos más o menos como ahora.
—¿Cuántas veces, Damon? Tú estabas poseído cuando dejaste que Shinichi te
convenciera—, dijo Elena, sintiéndose agotada—. Tal vez necesitas ser poseído de
nuevo, sólo un poco, de manera que recuerdes cómo se siente.
295
Cada célula en el cuerpo de Damon parecía flaquear lejos de esta idea. Pero
en voz alta sólo dijo: —Hay algo que todo el mundo se ha perdido, ya sabes.
Acerca de la historia arquetípica de cómo dos hermanos se mataron entre ellos de
forma simultánea, y se convirtieron en vampiros debido a que habían flirteado con
la misma chica.
—¿Qué?—, dijo Elena bruscamente, sorprendida a pesar de su cansancio.
—Damon, ¿qué quieres decir?
—Lo que he dicho. Hay algo que todos hemos perdido. Tal vez incluso Stefan
ha perdido. La historia se contó una y otra vez, pero nadie lo capta.
Damon había vuelto la cara. Elena se acercó a él, sólo un poco, por lo que
podía oler su perfume, que era esencia de rosas en la noche.
—Damon, cuéntamelo. ¡Cuéntamelo, por favor!—. Damon comenzó a girar
hacia ella< y fue en ese momento que el ascensor se detuvo. Elena tuvo sólo un
segundo para secarse la cara, y las cortinas fueron corridas.
Meredith les había contado todo el mito de Bloddeuwedd, que ella había
conseguido de un mundo de cuentos. Todo sobre cómo Bloddeuwedd fue hecha
con flores y traída a la vida por los dioses, y cómo ella había traicionado a muerte a
su marido, y como castigo, había sido condenada a pasar cada noche desde la
medianoche hasta el amanecer como un búho. Y, al parecer, había algo que las
leyendas no mencionaban. El hecho de que había sido condenada a vivir aquí,
desterrada de la Corte Celestial en el crepúsculo de color rojo oscuro de la
Dimensión Oscura. A fin de cuentas, era lógico que sus fiestas comenzaran a las
seis de la tarde.
Elena descubrió que su mente saltaba de un tema a otro. Ella aceptó una copa
de Magia Negra de un esclavo mientras sus ojos vagaban. Todas las mujeres y la
mayoría de los hombres en la fiesta llevaban vestimenta inteligente que cambiaba
de color en el sol. Elena se sentía bastante modesta, después de todo, todo más allá
de las puertas parecía ser de color rosa, o rojo, o del color del vino. Apurando su
copa de Magia, Elena se sorprendió un poco al encontrarse adoptando una
conducta automática de fiesta, saludando a gente que había conocido a principios
de semana con besos en la mejilla y abrazos, como si los hubiera conocido desde
hace años. Mientras tanto ella y Damon se abrieron camino hacia la mansión, a
veces con, a veces contra la marea de gente en constante movimiento.
Se componía de un conjunto blanco (rosa) de empinadas escaleras de
mármol, que lucía en ambos lados bancos de delfinios* de un glorioso azul
296
(violeta) y rosas (rojas) rosas silvestres. Elena se detuvo aquí, por dos razones. Una
era la de obtener una copa nueva de Magia Negra. La primera ya le había dado un
brillo agradable, aunque por supuesto todo brillaba constantemente aquí. Ella
esperaba que la segunda copa le ayudara a olvidar todo lo que Damon le había
planteado en la basura excepto la llave y ayudara a recordar por lo que había
tenido que preocuparse originalmente, antes de que sus pensamientos hubieran
sido secuestrados por la conversación con Bonnie y Meredith.
—Creo que la mejor manera es simplemente preguntarle a alguien—, le dijo a
Damon, que de repente y en silencio estaba a su lado.
—¿Preguntar qué?—
Elena se inclinó un poco hacia el esclavo que acababa de suministrarle una
copa fresca.
—¿Puedo preguntarle dónde está el salón de baile principal de la Señora
Bloddeuwedd?— El esclavo uniformado se sorprendió. Luego, con la cabeza, hizo
un gesto a su alrededor.
—Esta plaza, bajo el dosel, recibe el nombre de El Gran salón de baile—, dijo,
inclinándose sobre la bandeja.
Elena lo miró fijamente. Luego miró a su alrededor.
Bajo un dosel gigante –que a ella le parecía semipermanente con preciosas
linternas entre sombras que se vieron realzadas por el sol-, el césped suave se
extendía cientos de yardas por todos lados.
Es más grande que un campo de fútbol.
—Lo que me gustaría saber<— Bonnie estaba preguntándole a una huésped,
una mujer que había estado claramente en muchos de los asuntos Bloddeuwedd y
conocía el camino alrededor de la mansión.
—<es: ¿qué habitación es el salón de baile principal?
—Oh, querida, depende de lo que quieras decir— respondió la huésped con
alegría—. Theah es el Gran Salón de Baile al aire libre, —debes haberlo visto al
subir- fuera del gran pabellón. Y luego está el salón de baile blanco en su interior.
Ese es iluminado con candelabros y tiene las cortinas cerradas todo alrededor. A
veces es llamada la habitación Vals, desde que todo lo que se toca allí son valses.
Pero Bonnie estaba atrapada aún con horror en unas pocas frases anteriores.
—¿Hay un salón de baile al aire libre? —Ella dijo con voz trémula, con la
esperanza de que, de alguna manera, no había oído bien.
297
—Eso es todo, se puede ver a través de esa pared—. La mujer estaba diciendo
la verdad. Se podía ver a través de la pared, porque las paredes eran de vidrio, una
tras otra, lo que permitía a Bonnie ver lo que parecía ser una ilusión hecha con
espejos: habitación iluminada tras habitación iluminada, todas llenas de gente.
Sólo la última habitación en la planta baja parecía estar hecho de algo sólido.
Ese debía de ser el salón Blanco.
Pero a través de la pared de enfrente, donde el huésped estaba señalando -oh,
sí. Había un toldo. Recordaba vagamente cruzándolo. La otra cosa que recordaba
era<
—¿Ellos bailan en el césped? ¿En ese enorme campo de hierba?
—Por supuesto. Todo esto es especialmente cortado y laminado para que esté
bien liso. Tú no vas a tropezar con una mala hierba o con montículos de tierra.
¿Estás segura de que te sientes bien? Estás tan pálida. Bueno -se rió la invitada- tan
pálida como cualquiera que puede ver con esta luz.
—Estoy bien—, dijo Bonnie aturdida—. Simplemente estoy... bien.
Las dos partes se reunieron más tarde y se contaban unos a otros acerca de los
horrores que habían desenterrado. Damon y Elena habían descubierto que el suelo
del salón de baile al aire libre era casi tan duro como una roca, cualquier cosa que
había sido enterrado allí antes que el suelo fuese alisado por pesados rodillos se
habría convertido sin problemas en algo así como cemento. El único lugar en el
que se podía cavar era alrededor del perímetro.
—Deberíamos haber traído un adivino—, dijo Damon—. Ya sabes, alguien
que usa una horquilla de madera o un péndulo o un poco de ropa de una persona
desaparecida para situarlo en el área correcta.
—Tienes razón—, dijo Meredith, con su tono claramente subiendo—. ¿Por
qué no traemos a un adivino?
—Porque yo no conozco ninguno—, dijo Damon, con su dulce y feroz sonrisa
de barracuda.
Bonnie y Meredith habían descubierto que el suelo de la sala de baile en el
interior era de roca, de un hermoso mármol blanco. Había docenas de arreglos
florales en la sala, pero todo lo que Bonnie había conseguido agarrar con su
pequeña mano (tan discretamente como era posible) eran simplemente las flores
cortadas en un jarrón de agua. Nada de tierra, nada que pudiera justificar el uso
del término —enterrados dentro—
298
—Y además, ¿por qué Shinichi y Misao guardaron la llave en el agua que
sabían que iba a ser eliminada en unos días?—, Bonnie preguntó, frunciendo el
ceño, mientras que Meredith agregó—, Y ¿cómo encontrar una tabla suelta en el
mármol? Así que no podemos ver cómo podría ser enterrado allí. Por cierto, lo he
comprobado y el Salón de Baile Blanco ha estado aquí durante años, así que no hay
posibilidad de que lo hubieran arrojado bajo las piedras de construcción tampoco.
Elena, bebiendo ya su tercera copa de Magia Negra, dijo: —Está bien. La
manera en que vemos esto es: una sala eliminada de la lista. Ahora, ya tenemos la
mitad de la clave, mira lo fácil que era.
—Tal vez eso fue sólo para tomarnos el pelo—, dijo Damon, levantando una
ceja—. Para levantar nuestras esperanzas antes de hacerlas trizas por completo...
aquí.
—Eso no puede ser—, dijo Elena desesperadamente, mirándolo a él.
—Hemos llegado tan lejos, más allá de lo que Misao nunca imaginó que
podríamos. Podemos encontrarlo. Vamos a encontrarlo.
—Está bien—, dijo Damon, de repente muy serio—. Si tenemos que hacernos
pasar por el personal y usar los picos en el suelo ahí afuera, lo haremos. Pero
primero, vamos a recorrer toda la casa por dentro. Eso pareció funcionar bien la
última vez.
—De acuerdo—, dijo Meredith, por una vez mirándole a él directamente y sin
desaprobación—. Bonnie y yo haremos los pisos de arriba y tú puedes hacer los
que hay bajando las escaleras, quizá también puedes hacer algo con el salón Blanco
de Vals.
—Está bien.
Se pusieron a trabajar. Elena deseó poder calmarse. A pesar de las tres copas
de Magia Negra oscilando en su interior, o quizá debido a ellas, estaba viendo
algunas cosas en las nuevas luces. Pero ella debía mantener su mente en la
búsqueda y sólo en la búsqueda. Ella haría cualquier cosa -cualquier cosa- se dijo,
para obtener la clave. Cualquier cosa por Stefan.
El salón olía a flores y estaba adornado con grandes y opulentas flores en
medio de una vegetación abundante. Los arreglos permanentes fueron colocados
para proteger un área alrededor de una fuente en un rincón íntimo donde las
parejas podían sentarse. Y, aunque no había una orquesta visible, la música se
vertía en el salón de baile, exigiendo una respuesta del susceptible cuerpo de
Elena.
299
—No creía que supieras bailar el vals—, dijo Damon de pronto, y Elena se dio
cuenta de que había estado oscilando en el tiempo al ritmo, con los ojos cerrados.
—Por supuesto que sí— respondió Elena, un poco ofendida—. Todos
nosotros fuimos a las clases de la Sra. Hopewell. Ese era el equivalente de la
escuela de protocolo en Fell’s Church—, añadió, viéndole el lado divertido y
riéndose de sí misma—. Pero a la señora Hopewell le encantaba bailar, y nos
enseñó todos los bailes y movimientos que creía elegantes. Eso fue cuando yo tenía
unos once años.
—Supongo que es absurdo pedirte que bailes conmigo —dijo Damon.
Elena le miró con unos grandes y desconcertados ojos. A pesar del corto
vestido escarlata, no se sentía como una sirena irresistible esta noche. Ella estaba
demasiado forzada a sentir la magia en la tela tejida, la magia que ahora se dio
cuenta de que le estaba diciendo que era una llama bailarina, un fuego elemental.
Suponía que Meredith se estaba sintiendo como una corriente tranquila, fluyendo
con rapidez y de manera constante a su destino, pero chispeante y brillante todo el
camino.
Y Bonnie -Bonnie por supuesto, era un duende del aire, lo que significaba
bailar con la ligereza de una pluma en ese vestido opalescente, apenas sujeta a la
gravedad.
Pero bruscamente Elena recordó ciertas miradas de admiración que había
visto dirigirse hacia sí misma. Y ahora de repente ¿Damon era vulnerable? Sin
embargo, ¿no imaginaba que ella quisiera bailar con él?
—Por supuesto que me encantaría bailar—, dijo ella, dándose cuenta con un
choque leve, que no había notado antes que Damon llevaba una corbata blanca
impecable. Por supuesto, esta era la única noche en la que se lo podrían impedir,
pero lo hacía parecer como un príncipe de sangre. Sus labios se arquearon
levemente con el título. De la sangre... oh, sí.
—¿Estás seguro de que sabes cómo bailar el vals?— le preguntó.
—Una buena pregunta. Empecé a practicar en 1885, ya que tenía fama de ser
desenfrenado e indecente. Pero depende de si se está hablando del vals campesino,
el vals vienés, el vals de la vacilación, o<
—Oh, venga, o vamos a perder otro baile—. Elena le agarró la mano,
sintiendo pequeñas chispas como si hubiera acariciado la piel de un gato por el
camino equivocado, y tiró de él entre la multitud balanceándose.
300
Otro vals comenzó. La música inundó la sala y levantó a Elena casi fuera de
sus pies, del mismo modo que los pequeños vellos en la parte posterior de su
cuello se erizaron. Su cuerpo sintió un cosquilleo entero como si hubiera bebido
algún tipo de elixir celestial. Era su vals favorito desde la infancia: con el que había
crecido. El vals de La Bella Durmiente de Tchaikovsky. Pero una pequeña parte de
su mente no pudo evitar el emparejamiento de las dulces y dramáticas notas que
vinieron después del vibrante y electrizante inicio, junto con las palabras de la
versión cinematográfica de Disney:
Te conozco, yo bailé contigo una vez en un sueño...
Como siempre, hicieron brotar lágrimas de sus ojos, hacían que su corazón
cantara y que sus pies quisieran volar en lugar de bailar.
Su vestido no tenía espalda. La mano cálida de Damon estaba en su piel
desnuda allí. Ahora sé, algo le susurró a ella, por qué se decía que este baile era
desenfrenado e indecente. Y ahora, por cierto, Elena se sentía como una llama.
Estábamos destinados a estar así. No recordaba si era un presupuesto histórico de
Damon o algo nuevo que él estaba apenas susurrando a su mente ahora. Como dos
llamas que se unen y se funden en uno.
—Eres buena —le dijo Damon, y esta vez sabía que le estaba hablando y que
era en el presente.
—No hace falta que seas condescendiente conmigo. ¡Estoy muy contenta
ya!— Elena se echó a reír de nuevo. Damon era un experto, y no sólo en la
precisión de los pasos. Bailó el vals, como si todavía fuera desenfrenado e
indecente. Él la guiaba de forma firme, de un modo que la fuerza humana de Elena
no podía romper. Pero era capaz de interpretar las señales sobre lo que ella quería
y él la obligó, como si se tratara de danza sobre hielo, como si en cualquier
momento fueran a girar y saltar.
El estómago de Elena se fue derritiendo y arrastrando al resto de sus órganos
internos con él. Y nunca se le ocurrió pensar ni una sola vez lo que sus amigos de
la secundaria, rivales y enemigos hubieran pensado de su pasión por la música
clásica. Estaba libre de rencor mezquino, de la vergüenza mezquina sobre las
diferencias. Ella pasaba de las etiquetas. Ella deseó poder volver atrás para
demostrar a todos que nunca le había importado.
El vals terminó demasiado pronto y Elena quería apretar el botón de
rebobinado y hacerlo desde el principio otra vez. Hubo un momento justo cuando
cesó la música, donde ella y Damon se miraron el uno al otro, con la exaltación de
301
igualdad y la añoranza y la< Y entonces Damon se inclinó sobre su mano—. Hay
más en el vals que simplemente mover los pies—, dijo, sin levantar la vista hacia
ella—. Es un balanceo elegante que se puede poner en los movimientos, una llama
saltando de alegría y unidad con la música, con un compañero. No es una cuestión
de habilidad. Muchas gracias por concederme el honor.
Elena se rió porque quería llorar. No quería dejar de bailar nunca. Quería un
tango con Damon, un tango de verdad, de la clase de la que se supone que tienes
que contraer matrimonio antes. Pero había otra misión< una misión necesaria que
tenía que ser completada.
Y, cuando se giró, había una entera multitud de otras cosas delante de ella.
Hombres, demonios, vampiros, criaturas salvajes. Todos ellos querían un baile. La
espalda del esmoquin de Damon estaba alejándose de ella.
—¡Damon!
Él se paró pero no se dio la vuelta.
—¿Sí?
—¡Ayúdame! ¡Necesitamos encontrar la otra mitad de la clave!
Pareció llevarle un momento evaluar la situación, pero lo comprendió.
Volvió hacia ella, y cogiéndola de la mano dijo en una clara y cantante voz—, esta
chica es mi< asistente personal. No deseo que ella baile con nadie excepto
conmigo.
Hubo un murmullo inquieto. El tipo de esclavos que iban a bailes de este tipo
no eran por lo general del tipo al que se le prohibía interactuar con desconocidos.
Pero en ese momento hubo una especie de frenesí en el lado de la habitación,
finalmente presionando hacia el lado opuesto donde Damon y Elena estaban.
—¿Qué es?—, preguntó Elena, la danza y la clave olvidadas.
─¿Quién es?, preguntaría más bien—, contestó Damon—. Y yo respondería:
nuestra anfitriona, Lady Bloddeuwedd.
Elena se encontró apiñándose a otras personas para obtener una visión de la
más extraordinaria criatura. Pero cuando pudo ver a la chica sola en la puerta de la
sala de baile, se quedó sin aliento.
Ella estaba hecha de flores... Elena recordaba. ¿Qué aspecto tendría una chica
hecha de flores?
Ella tenía la piel como el más ligero rubor rosa en una flor de manzano, Elena
pensó, mirando descaradamente. Sus mejillas eran ligeramente de rosa un poco
más profundo, como una aurora de color rosa. Sus ojos, enormes en su rostro
302
perfecto y delicado, eran del color de los delfinios, con fuertes pestañas negras que
los hacían caer medio cerrados, como si caminara siempre en medio de un sueño. Y
tenía el pelo de un rubio pálido, del color de las prímulas, cayendo casi hasta el
suelo, enroscado en trenzas que se incorporaban en otras trenzas más gruesas
hasta que la masa entera se reunía justo por encima de sus delicados tobillos.
Sus labios eran rojos como amapolas, medio abiertos e invitando. Y de ella se
desprendía un olor que era como un ramo de todas las primeras flores de la
primavera. Caminaba como si se sacudiese en la brisa.
Elena sólo podía recordar estar en pie, mirando tras esta visión como las
docenas de otros visitantes a su alrededor. Sólo un segundo más para beber de esta
belleza, su mente imploraba.
—Pero ¿qué lleva puesto?— Elena se oyó decir en voz alta. Ella no podía
recordar ni un impresionante vestido o una idea brillante de la piel flor de
manzano a través de las muchas trenzas.
—Una especie de bata. ¿Qué de qué está hecho? Flores—, apuntó Damon con
ironía—. Llevaba un vestido hecho de cada tipo de flor que he visto. No entiendo
cómo se mantenían donde estaban, tal vez eran de seda y cosidas entre sí— Él era
el único que no parecía deslumbrado por esta visión.
—Alucinaría si ella hablase con nosotros, aunque fuese sólo unas pocas
palabras— dijo Elena. Estaba deseando oír la delicada y mágica voz de esa chica.
—Lo dudo— respondió un hombre entre la multitud. —Ella no habla mucho,
al menos hasta la medianoche. ¡Anda! ¡Eres tú! ¿Cómo estás?—
—Muy bien, gracias— contestó Elena educadamente, y entonces rápidamente
dio un paso atrás. Reconoció a su interlocutor como uno de los hombres jóvenes
que habían forzado sus cartas con Damon al final de la noche de la ceremonia del
Padrino, la noche de su Disciplina.
Ahora sólo quería alejarse discretamente. Pero había también muchos de los
hombres, y estaba claro que no iban a dejar que ella y Damon se fueran.
—Esta es la chica que te hablé. Ella entra en trance y no importa como sea
marcada; ella no se siente nada<—
—<la sangre resbalaba por sus lados como el agua y nunca se estremeció
—Fue un acto profesional. Ellos van en el camino....
Elena estaba a punto de decir, con frialdad, que Bloddeuwedd había
prohibido estrictamente este tipo de barbarie en su fiesta, cuando oyó a uno de los
vampiros jóvenes diciendo: —¿No sabes que fui yo el que convenció a la señora
303
Bloddeuwedd para pedirle este encuentro? Le hablé de tu acto y estaba muy
interesada en verlo.
Bueno, una excusa descartada, Elena pensó. Pero por lo menos se amable con
estos jóvenes. Ellos podrían ser útiles de alguna manera más tarde.
—Me temo que no puedo hacerlo esta noche—, dijo, en voz baja, de modo
que ellos se callaron—. Voy a pedir disculpas a Lady Bloddeuwedd directamente,
por supuesto. Pero simplemente no es posible.
—Sí, lo es—. La voz de Damon, justo detrás de ella, asombrándola. —Es muy
posible, a menos de que alguien encuentre mi amuleto.
—¡Damon! ¿Qué estás diciendo?
—¡Silencio! Lo que tengo que decir.
—Desafortunadamente, hace alrededor de tres semanas y media perdí un
amuleto muy importante. Se parece a esto—. Fue a buscar la mitad del amuleto de
zorro y dejó a todos echar una buena ojeada.
—¿Es así como sueles hacer el truco?—, preguntó alguien, pero Damon era
demasiado inteligente para eso.
—No, mucha gente me vio hacer el acto una semana o así y lo hice sin él. Este
es un amuleto personal, pero parte de él está perdido, yo simplemente no siento
que estoy haciendo magia.
—Parece un pequeño zorro. ¿Pero tú no eres un kitsune? —Alguien -
demasiado inteligente para su propio bien, pensó Elena – preguntó a continuación.
—Puede parecértelo a ti. En realidad es una flecha. Una flecha con dos
piedras verdes en la punta. Es un< encanto masculino.
Una voz femenina en alguna parte de la multitud, dijo: —¡No pienso que
necesite ningún encanto más masculino del que ya tiene ahora mismo!—. Y hubo
risas.
Notas del Traductor
1[*] Delfinio: es un género de cerca 250 especies de plantas anuales, bienales o perenes
florales, de la familia Ranunculaceae nativas a través del Hemisferio norte y también de la alta
montaña tropical del África.
304
Traducido por roux maro
Corregido por: ZarahFandy
—Sin embargo —los ojos de Damon adquirieron un brillo acerado, sin el
amuleto de mi asistente no voy a poder hacerlo.
—Pero, ¿podrás? Digo, ¿estás diciendo que has perdido tu amuleto aquí?
—Eso es un hecho. Fue durante los preparativos de la fiesta
Damon lanzó una hermosa y evocadora sonrisa a los jóvenes vampiros y
luego se puso serio.
—No tenía idea que tendría su ayuda, yo estaba pensando la manera de
conseguir su colaboración. Así que eche un vistazo alrededor para ver cómo el
lugar seria distribuido.
—No me digas que fue antes de que el césped fuera segado, dijo alguien con
preocupación.
—Por desgracia, sí. Percibí un mensaje psíquico, que me dijo que el amuleto
está enterrado en algún lugar, por aquí.
Hubo un coro de exclamaciones de la multitud.
Entonces se oyeron voces individuales destacando las dificultades: la piedra,
la hierba aplastada, los múltiples arreglos florales de los salones de baile, la huerta
y los jardines de flores, que ni siquiera habíamos revisado todavía, pensó Elena.
—Me doy cuenta de lo difícil que será encontrarlo, dijo Damon.
Cogió la mitad de la llave del zorro, de nuevo en la mano y hacerla
desaparecer perfectamente al pasarla cerca de la mano de Elena, que estaba lista
para recibirla.
Ahora tenía un lugar especial para él. La Señora Ulma lo había visto.
Damon estaba diciendo:
305
—Esto es por lo que simplemente dije que no al principio. Pero ustedes me
presionaban, y ahora les he dado la solución.
Hubo algunas quejas más, pero entonces la gente comenzó a caminar en
grupos de dos o tres, hablando de los mejores lugares para comenzar a buscar.
Damon, van a destruir motivos de Bloddeuwedd, protesto Elena en silencio.
—Bien. Vamos a ofrecer como recompensa todas las joyas que tienes de las
tres muchachas así como mi oro.
Pero si cuatro personas no pueden hacerlo, tal vez mil sí.
Elena suspiró.
—Todavía deseaba que tuvieran la oportunidad de hablar con Bloddeuwedd.
No sólo para conversar con ella sino, para hacerle algunas preguntas.
Te refieres a la razón de ¿por qué, una flor hermosa como ella tiene que
proteger a Shinichi y Misao?
La respuesta telepática de Damon fue breve.
Bueno, vamos a buscar en las habitaciones de arriba
Allí es por donde iban a empezar.
Encontraron una sala de cristal, las escaleras eran muy difíciles de localizar,
todas las paredes eran transparentes, y difíciles de subir. Buscaban las escaleras
para subir al segundo piso.
Elena tropezó con el primer escalón.
—Ah —dijo, mirando el escalón con el que había tropezado, provocándole
una herida sangrante en la espinilla.
—Bueno, puede ser invisibles, pero no lo son.
—No son absolutamente invisibles.
Vio la expresión de los ojos de Damon sabía lo que significaba. Ella había
estado haciendo lo mismo, pero en estos días se preguntó cuál de ellos tenía más
sangre del uno u otro: ¿él o ella?
—No te esfuerces, puedo ver los escalones —dijo—. Sólo cierra los ojos.
—¿Mis ojos?
Antes de que pudiera preguntarle por qué, ella se dio cuenta de por qué y
antes de que ella pudiera gritar él la cogió contra su cuerpo caliente y sólido.
Lo único sólido en aquel lugar. Se dirigió hacia las escaleras sosteniendo su
vestido con el fin de que no se manchara con las gotas de sangre que se
derramaban de la herida.
306
Para alguien que tiene miedo a las alturas, se trataba de un paseo salvaje,
terrible incluso aunque sabía que Damon estaba en plena forma y no dejaría que se
cayese y estaba segura porque él podía ver por dónde iban
Sin embargo, se dejo llevar y se relajo, ya que nunca habría conseguido ir
más allá del primer escalón.
Como estaban las cosas, ella no se atrevió a moverse mucho por si
desestabiliza a Damon.
Ella sólo podía lamentarse y tratar de aguantar.
Cuando, después de un buen rato, llegaron arriba, Elena se preguntó como
volvería a bajar, o si ella se iba a quedar allí para el resto de su vida.
Se enfrentaron a Bloddeuwedd, la criatura inmortal más encantadora que
Elena había visto. Fascinante... pero extraña.
¿Tenía un guirnalda de flores de primavera a lo largo de su pelo?¿Su rostro
en realidad tenia la forma de un pétalo de flor de manzano, en floración?
—Estás en mi biblioteca privada —dijo.
Y, como si un espejo se hubiera agrietado, Elena dejo de sentir fascinación
hacia Bloddeuwedd.
Los dioses la habían hecho de flores... pero las flores no hablaban.
La voz de Bloddeuwedd era monótona y plana. Se arruinó completamente la
imagen de la niña de las flores.
—Lo sentimos —dijo Damon—. Naturalmente, nos dejo sin aliento.
—Pero nos gustaría hacerte algunas preguntas.
—Si piensas que yo te ayudaré, no lo haré, -dijo la muchacha de las flores en
el mismo tono nasal─. Odio a los humanos.
—Pero yo soy un vampiro, de lo cual ya te habrás dado cuenta.
Damon estaba empezando a expresarse con encanto, cuando Bloddeuwedd
le interrumpió.
—El que fue una vez humano, siempre será humano.
—Le pido perdón.
Que Damon perdiera el control no sería lo más adecuado en este momento,
pensó Elena, tratando de mantenerse detrás de él. Era tan claramente sincero sobre
su desprecio por los seres humanos que Bloddeuwedd se tranquilizo
—¿Qué quieres?
—Sólo si habías visto últimamente uno de los dos kitsune, son hermano y
hermana, y se llaman a sí mismos Shinichi y Misao.
307
—Sí.
—¿Qué sabes de ellos?
—Los ladrones entraron en mi casa por la noche. Yo estaba en una fiesta.
Volví pronto de la fiesta y casi los atrapo. Aunque los Kitsune son difíciles de
atrapar.
—¿Y dónde...?
Damon tragó.
—¿Dónde estaban?
—Corriendo por la escalera principal.
—Y ¿te acuerdas cuando los vistes?
—Fue la noche de los preparativos de esa fiesta. Cuando prepararon el
césped para construir el pabellón.
Elena pensó, que esa noche habían pasado cosas raras. Luego recordó...de
nuevo.
La luz era siempre la misma.
Pero su corazón latía rápido. Shinichi y Misao sólo podría haber estado aquí
por una razón: para dejar la mitad de la llave de zorro.
Y tal vez la dejaron caer en el gran salón de baile, pensó Elena.
Ella vio como todo el exterior de la biblioteca giraba, casi como un planetario
gigante, de modo que Bloddeuwedd podía escoger uno y meterlo en un aparato
para que la música se oyera en varias habitaciones.
—Disculpa —dijo Damon.
—Esta es mi colección privada —dijo con frialdad Bloddeuwedd apoyada en
la colección de la serie gloriosa del pájaro de fuego.
—¿Significa que ahora nos vamos?
—Significa que ahora voy a matarte.
308
Traducido por Por LadyG
Corregido por Ginabm
─¿Qué?— gritó Damon por encima de la música, después agregando:
─Corre... ¡Huye!─, telepáticamente a Elena.
Si fuera sólo la vida de Elena, ella estaría lo suficientemente alegre de morir
aquí con la tormentosa belleza de Firebird[1] a su alrededor, que tener que
enfrentar esos empinados e invisibles escalones, sola.
Pero no sólo era su vida. Era la de Stefan también. Aún así, la señorita
florecida no se veía particularmente amenazadora, y Elena no pudo convocar
suficiente adrenalina para intentar pasar ese espantoso camino.
Damon, vamos los dos. Tenemos que buscar El Gran Salón de baile afuera.
Sólo tú eres lo suficientemente fuerte...
Una duda, Damon preferiría pelear que enfrentar ese enorme, e imposible
verde campo afuera, pensó.
Pero Bloddeuwedd, a pesar de las palabras, estaba girando alrededor de ellos
ahora, para que ella, en el borde de algún camino invisible, pudiera encontrar
exactamente el orbe que quería.
Damon levantó a Elena en sus brazos y gritó: ─Cierra los ojos.
Elena no solo cerró los ojos, sino que levantó sus manos sobre ellos también.
Si Damon la iba a llevar, ella no iba a ayudar de manera gritando: —¡Cuidado!—
mientras lo hacía.
Las sensaciones por si solas eran enfermizas. Damon saltaba paso a paso
como una cabra. Él apenas parecía tocar los escalones mientras bajaba y Elena se
preguntó—repentinamente—si algo iba tras ellos. Si era así, ella necesitaba saberlo.
Ella empezó a levantar sus manos y escucho a Damon a medio susurro-gruñido: —
¡Mantenlos cerrados!—. En una voz con la que a nadie le gustaría discutir.
309
Elena hecho un vistazo por entre sus manos, se encontró con los ojos
exasperados de Damon y no vio nada siguiéndolos. Ella volvió a cerrar sus manos
y rezó.
─Si fueras una esclava, no durarías un día aquí, lo sabes─. Damon la informó,
tomando un último salto en el espacio y luego dejándola en un invisible—pero de
bajo nivel—suelo.
─No lo habría querido─. Envió ella fríamente. ─Lo juro, preferiría morir.
─Ten cuidado con lo que prometes─, Damon deslumbro una sonrisa brillante
hacía ella repentinamente─. Podrías terminar en otra dimensión intentando
cumplirla.
Elena ni siquiera intento ganar ventaja. Estaban fuera, libres y corriendo por
la casa de vidrio bajando al piso inferior un poco difícil a su modo de ver, pero
soportable y finalmente saliendo por la puerta. En el césped del Gran Salón de
baile encontraron a Meredith y Bonnie... y Sage.
De hecho él también estaba de traje blanco, aunque su chaqueta le apretaba
en sus hombros.
Sage no parecía percatarse en eso. Saber estaba al lado de su amo, mirando a
Elena con ojos que eran seriamente de animal, pero sin malicia.
—¡Gracias a Dios regresaron!— chilló Bonnie, corriendo hacía ellos.
—Vino Sage y tiene una maravillosa idea.
Incluso Meredith estaba emocionada. —¿Recuerdan cuando Damon dijo que
deberíamos haber traído un adivinador? Bien, ahora tenemos dos—. Ella giró hacía
Sage —Díselo, por favor.
—Como regla, no llevo a estos dos a fiestas—. Sage se inclinó para rascar el
cuello de Saber.
—Pero un pajarito me contó que podrían estar en problema—. Su mano fue
luego a acariciar a Talon, despeinando levemente las alas del halcón. —Entonces,
dites-moi por favor: Sólo ¿cuánto han estado tocando la media llave que poseen?
—La he tocado esta noche y la noche que la encontramos—, dijo Elena.
—Pero Lady Ulman la tocó y Lucen creó un cofre para ella y todos la hemos
tocado.
—Pero, ¿fuera del cofre?
—Yo la he mirado y sostenido una o dos veces—. Dijo Damon.
—¡Eh bien! El olor a kitsune debe ser más fuerte en ella. Y los kitsune tienen
un olor muy distintivo.
310
—Entonces quieres decir que Saber...— la voz de Elena fue de pura debilidad.
—Puede olfatear cualquier cosa que huela a kitsune. Mientras que Talon tiene
muy buena visión. Ella puede volar y buscar el destello de dorado en caso que esté
a plena vista en algún lugar. Ahora muéstrenles lo que deben buscar.
Elena servicialmente levantó la mitad del anillo en forma creciente para que
Saber lo olfateara.
—¡Voilà! Ahora Talon, echa un buen vistazo—. Sage estaba probando alejarlo,
supuso Elena, para probar la óptima visión a distancia de Talon. Después cuando
regresó él dijo: —¡Commençons!—[2] y el perro negro explotó lejos, con la nariz en
el suelo mientras Talon se elevaba en lo alto haciendo círculos.
—Entonces, ¿crees que los kitsune han estado por este suelo?— preguntó
Elena, mientras Saber iba y venía, con su nariz aun sobre el suelo y entonces
repentinamente giró hacia en medio de los escalones de mármol.
—Pero seguramente estuvieron aquí. ¿Ves como Saber corre, como una
pantera negra, con su cabeza abajo y su cola recta? ¡Tiene un negocio entre manos!
Esta caliente por la esencia.
Se de alguien más que siente lo mismo, pensó Elena mientras miraba a
Damon, quien estaba parado con sus brazos cruzados, inmóvil, tranquilo como un
manantial, esperando cualquier noticia del animal. Sucedió que ella miró a Sage en
ese mismo momento, y vio una expresión en su rostro que, tal vez era la misma
que tenia ella un minuto atrás. Él la miro lo que hizo que se sonrojara.
—Pardonnez -moi, Monsieur—. [3] dijo ella mirando rápidamente a otra
parte.
—¿Parlez-vous Français, Madame?—[4]
—Un peu—[5] dijo Elena humildemente—una condición inusual en ella.
—No puedo mantener una larga conversación. Pero me encantó ir a
Francia—. Ella estaba por decir algo más cuando Saber ladró una vez, cortamente,
para atraer la atención y después se sentó derecho en la curva.
—Ellos vinieron o se fueron en carruaje o litera—. Tradujo Sage.
—Pero ¿qué hicieron en la casa? necesitamos un rastro en camino contrario—.
Dijo Damon, mirando a Sage con algo como cruda desesperación.
—Está bien, está bien. ¡Saber! ¡Contremarche!—[6]
El perro negro dio vuelta al instante, poniendo su nariz en el suelo como si le
ofreciera la más grande delicia, y empezó a correr de un lado a otro por el césped
311
que formaba —El gran salón de Baile—. Ahora convirtiéndose en una mina de
hoyos mientras la gente cavaba con palas, picas e incluso cucharas.
—Los kitsune son duros de atrapar—. Susurró Elena al oído de Damon. Él
asintió mirando su reloj.
—Espero que lo seamos también—. Murmuró de regreso.
Hubo un corto ladrido de Saber, el corazón de Elena saltó en su pecho.
—¿Qué?— gritó—, ¿Qué es?— Damon la sobrepaso, agarró su mano y la
llevó en su despertar.
—¿Qué encontró?— Elena soltó un grito apagado en lo que llegaban
simultáneamente.
—No lo sé, no es parte del Gran Salón—. Respondió Meredith. Saber estaba
sentado orgullosamente frente a una cama, de altas y apiñadas hortensias[7] de
color lavanda (violeta profundo).
—No se ve como que lo estén haciendo muy bien—. Dijo Bonnie.
—Y no está bajo ningún salón de baile tampoco—. Dijo Meredith, parándose
al lado de Saber y mirando hacia arriba—. Solo es la biblioteca.
—Bueno, se algo con seguridad—, dijo Damon— vamos a tener que cavar
entre este parche de flores y no le voy a pedir amablemente a la señora ojos de
albarraz[8] ahora-tengo-que-matarlos sin ningún permiso.
—Oh, ¿crees que sus ojos son Albarraz? porque estaba pensando en
campánulas[9], rahtah—. Dijo un invitado tras Bonnie.
—¿En realidad ella dijo que tenía que matarlos? Pero, ¿por qué?— otro
invitado cerca a Elena preguntó nerviosamente.
Elena los ignoró. —Bien, pongámoslo de este modo. Ciertamente a ella no le
va a gustar. Pero es la única pista que tenemos. Excepto, supongo, si los kitsune la
hubieran querido dejar aquí, pero después se la llevaron en un vagón, agrego sin
voz a Damon.
—Entonces eso significa que el show puede dar inicio—. Chilló uno de los
pequeños seguidores de vampiros, dirigiéndose a Elena.
—Pero no tengo mi amuleto de regreso—. Dijo Damon rotundamente,
poniéndose frente a Elena como un muro impenetrable.
—Pero lo tendrás en minutos, seguramente. Mira, ¿no pueden algunos de
esos tipos rastrear con el perro por dónde quiera que hayan venido esos chicos
malos, y de qué propiedad vinieron? ¿Y mientras tanto podemos seguir con el
show?
312
—¿Saber puede hacer eso?— preguntó Damon —¿Seguir el carruaje?
—¿Que tenga un zorro dentro? Pero por supuesto. De hecho, puedo ir con
ellos—, dijo Sage tranquilamente —Podría asegurarme de que ese par de enemigos
sean capturados si están del final del camino. Muéstramelos.
—Sólo hay formas ahora que conozco.— Damon levantó dos dedos hacia la
sien de Sage —Pero por supuesto, tienen más formas, posiblemente infinitas.
—Bueno, no son nuestra prioridad. El amuleto lo es.
—Sí—, dijo Damon —Incluso si no ves un soplo de ellos, trae la mitad de la
llave y corre de regreso.
—¿Entonces? Incluso más importante que la venganza—. Dijo Sage
suavemente, sacudiendo su cabeza con asombro—. Bueno, nos desearé buena
suerte. ¿Alguien del tipo aventurero quiere venir conmigo? Ah, bien, cuatro—muy
bien, cinco, Madame—es suficiente.
Y él se había ido.
Elena miró a Damon, quien estaba mirando atrás con los ojos muy, muy en
blanco.
—¿Realmente esperas que yo haga—eso—otra vez?
—Todo lo que necesitas hacer es pararte allí. Me voy a asegurar de que
pierdas tan poca sangre como sea posible. Y si quieres parar podemos tener una
señal.
—Sí, pero ahora lo entiendo. Y no puedo soportarlo.
Su rostro se enfrió repentinamente. Haciéndola callar.
—No eres requerida para soportar nada. Además, ¿no es suficiente si digo
que es un justo trato por Stefan?
¡Stefan! El cuerpo de Elena tuvo una especie de cambio elemental.
—Déjame compartirlo—. Suplicó ella, y sabía que estaba suplicando y sabía
lo que Damon iba a decir.
—Stefan te va a necesitar cuando salgamos. Sólo asegúrate de que vas a
poder soportar eso.
Para. Piensa. No estrelles su cabeza, el cerebro de Elena le dijo. Esta
presionándote. No dejes que te presione.
—Puedo soportar ambas —dijo ella— Por favor, Damon, no me trates como si
fuera—una de tus de-una-noche [10], o incluso como tu Princesa de la Oscuridad.
Háblame como si fuera Sage.
—¿Sage? Sage es el más frustrante, astuto<
313
—Lo sé, pero tú hablas con él. Tu solías hablar conmigo, pero ya no.
Escúchame. No puedo soportar estar en este escenario otra vez. Gritaré.
—Ahora estas actuando.
—¡No! estoy diciéndote que va a pasar, a menos que me amordaces. Voy a
gritar. Y gritar. Como si pudiera gritar por Stefan. No puedo evitarlo. Tal vez me
estoy rompiendo...
—Pero, ¿no lo ves?— repentinamente él se había dado la vuelta y agarrado
las manos de ella.
—Estamos casi en el final. Tú, que has sido la más fuerte de todos no te
puedes romper a llorar ahora.
—La más fuerte...— Elena estaba sacudiendo su cabeza —Pensábamos que
estábamos allí, a punto de entendernos el uno al otro.
—Está bien—, sus palabras vinieron como lascas de mármol ahora—¿Qué tal
si hacemos cinco?
—¿Cinco?
—Cinco azotes en vez de diez. Prometeremos hacer los otros cinco cuando el
amuleto esté de regreso, pero huiremos cuando lo encontremos.
—Tendrías que romper tu palabra.
—Si hay que hacerlo.
—No— dijo ella rotundamente —No digas nada. Yo les diré. Soy una
mentirosa y traidora y siempre juego con hombres. Veremos si finalmente puedo
usar mis talentos para algo bueno. Y no hay punto para intentarlo con las otras
chicas —agregó mirando hacia arriba—Bonnie y Meredith tienen vestidos que se
caerían si llegaras a azotarlas. Sólo yo tengo la espalda desnuda— ella hizo una
pirueta en su puesto para mostrar como su vestido sólo se unía en la parte más alta
del cuello mientras la espalda estaba descubierta en forma de V hasta la parte más
baja.
—Entonces estamos de acuerdo—. Damon tenía una esclava rellenando su
copa y Elena pensó: vamos a ser el acto más achispado de la historia, si nada más.
Ella no pudo evitar temblar. La última vez que había sentido un temblor inferior
había sido cuando Damon había tocado con su cálida mano su espalda desnuda
mientras bailaban. Ahora ella sintió algo mucho más frio, sólo una corriente de aire
tal vez. Pero llevo a su mente a pensar en su propia sangre corriendo abajo por
cada lado.
314
De repente, Bonnie y Meredith estaban a su lado, formando una barricada
entre ella y la multitud incrementándose de curiosos excitados.
—Elena, ¿qué está pasando? ellos dicen que una bárbara humana tiene que
ser azotada—. Empezó Meredith.
—Y ustedes sólo supieron que debía ser yo—. Completó Elena —Bien, es
verdad. No veo como pueda salir de esta.
—Pero, ¿qué hiciste?— preguntó Bonnie frenéticamente.
—Ser una idiota. Dejar que algunos vampiros de fraternidad pensaran que
era alguna especie de acto de magia—. Propuso Damon, con su rostro aun lúgubre.
—Es un poco injusto, ¿no? —preguntó Meredith— Elena nos contó sobre la
primera vez. Suena como si hubieran saltado a la conclusión que era un acto todo
por ellos.
—Debimos haberlo negado entonces. Ahora estamos atrapados en eso─, dijo
Damon rotundamente. Después, como si estuviera haciendo un esfuerzo—, Oh,
bien, tal vez conseguiremos por lo que hemos venido, de todos modos.
—Así es como supimos—algún idiota vino corriendo escaleras abajo gritando
sobre un amuleto con dos piedras verdes.
—Es en todo lo que podemos pensar—. Elena explicó cansinamente—, Vale la
pena si Damon y yo hacemos esto si podemos encontrar la otra mitad de la llave
—No tienen que hacerlo— dijo Meredith —Podríamos irnos.
Bonnie la miró —¿Sin la llave del zorro?
Elena sacudió la cabeza.
—Ya hemos pasado por eso. La decisión unánime fue hacerlo de este modo
—ella miro alrededor— ¿Ahora dónde están los chicos que tanto querían ver?
—Mirando en el campo—que solía ser una pista de baile— repuso Bonnie—,
O consiguiendo palas—muchas de ellas— para el compendio del jardín de
Bloddeuwedd. ¡Ow! ¿Por qué me pellizcas, Meredith?
—Oh, cielos, ¿un pellizcó? Yo quería era hacer esto<
Pero Elena ya estaba dando zancadas tan lejos, como ansiosa como Damon
por acabar con eso. Medio terminar. Sólo espero que él recuerde cambiarse a su
chaqueta de cuero y jeans [11] negros, pensó. En traje blanco la sangre< No dejare
que haya sangre.
El pensamiento fue repentino y Elena no supo de dónde provino. Pero en lo
más profundo de su ser, ella pensó: Él ha sido lo suficientemente castigado. Él
315
estaba temblando en la litera. Él pensó en el bienestar de otra persona de minuto a
minuto. Es suficiente ahora. Stefan no querría que él saliera más lastimado.
Ella elevo su mirada para ver las pequeñas lunas deformes de la Dimensión
Oscura visibles sobre ella. Esta vez la rendición que hacía a ellas era rojo brillante,
una pluma brillando en la huraña luz carmesí. Pero ella se entregó a ella sin
reversa, cuerpo y alma, y descansó en el respetuoso manantial de sangre eterna
que era el ser mujer. Y después ella supo que tenía que hacer.
—Bonnie, Meredith, miren: somos un triunvirato [12]. Sólo tenemos que
intentar compartir esto con Damon.
Ninguna se veía entusiasmada.
Elena, la cual su orgullo había sido roto desde el primer momento en que
había visto a Stefan en esa celda, se arrodillo frente a ellas en el suelo de mármol.
—Se los suplico.
—¡Elena, deja de hacer eso!—. Meredith lanzó un grito apagado.
—¡Por favor lev{ntate! Oh, Elena<─ Bonnie estaba a un respiro de las
lágrimas. Y entonces, fue el pequeño y suave rostro acorazonado quien giró hacía
la marea —Intentaré enseñarle a Meredith como. Pero, de algún modo, nosotras al
menos vamos a compartirlo entre las tres.
Abrazos. Besos. Un murmullo entre cabellos de fresa—. Sé lo que ves en la
oscuridad. Eres la persona más valiente que conozco.
Y entonces, dejando a una sorprendida Bonnie atrás, Elena fue a convocar
espectadores para su propia azotada.
Notas del traductor
[1] Ave de fuego: nombre de la suite de Bloddeuwedd.
[2] Comencemos.
[3] Discúlpeme, señor.
[4] Habla francés, señora.
[5] Un poco.
[6] A contramarcha.
[7] Flores hermosas, con corola rosa o azulada, que va poco a poco perdiendo color hasta quedar
casi blancas. Originarias de Japón.
[8] En el original viene pegado: Ojos de Albarraz, se refiere a flores en formas de espigas color
lavanda.
316
[9] O también llamadas campanillas, flores con forma de campanas. Entre las más conocidas se
encuentra la llamada Estrella de Belén.
[10] Se refiere a chicas con las que Damon comparte una noche y después deja. —Sus víctimas—
[11] llamados vaqueros en España, también llamados jeans
[12] magistratura de la antigua Roma compuesta por tres personas conocidas como triunviros y,
por extensión, cualquier ejercicio del poder compartido por tres gobernantes. En este caso serian las
tres chicas, la hermandad —velociraptor—
317
Traducido por rpbellamy
Corregido por Lorena
Elena había sido atada, como en una película de serie B que pronto será
estrenada, de pie contra una columna. Excavar en el campo todavía era una
manera de ganar tiempo mientras los vampiros que la habían alojado devolvían un
palo para cenizas que ellos habían traído, y permitían a Damon examinarlo.
Damon se estaba moviendo a cámara lenta. Tratando de encontrar puntos de
conversión. Esperando el traqueteo de las ruedas de coche que le dirían que el
transporte estaba de regreso. Actuando rápido, pero sintiéndose por dentro tan
lento como si estuviera medio resfriado.
Nunca he sido un sádico, pensó. Siempre he tratado de dar placer, salvo en
las peleas. Pero yo debería ser quien estuviera en esa celda de la prisión. ¿No se da
cuenta Elena de esto? Es mi turno bajo el látigo ahora.
Él se había cambiado para llevar su ‚ropa m{gica‛, tom{ndose el tiempo que
se atrevió, sin mirar, como si quisiera aplazar esto. Y ahora, en algún sitio había
entre seiscientas y ochocientas criaturas, esperando a ver derramarse la sangre de
Elena, para mirar la espalda de Elena cortada y milagrosamente curada de nuevo.
Está bien. Estoy todo lo preparado que podré estar alguna vez para hacer
esto. Él entró en su cuerpo, en el ahora de lo que estaba sucediendo.
Elena tragó. ‚Compartir el dolor‛ había dicho, sin tener la m{s remota idea
de cómo hacerlo. Pero ahí estaba ella, como un sacrificio atado a una columna,
mirando la casa de Bloddeuwedd y esperando los golpes.
Damon estaba dando a la multitud un discurso de introducción, hablando
tonterías y haciéndolo muy bien. Elena encontró una ventana en particular de la
casa a la que mirar. Y entonces se dio cuenta de que Damon ya no estaba hablando.
Un toque de la vara en la espalda. Un susurro telepático.
318
¿Estás lista?
Sí, dijo ella de inmediato, sabiendo que no lo estaba. Y entonces escuchando,
contra el silencio, un rumor en el aire. La mente de Bonnie flotando entre la suya.
La mente de Meredith fluyendo como un arroyo.
El golpe fue un simple cachete, aunque Elena sintió la sangre derramarse.
Podía sentir el desconcierto de Damon. Lo que debería haber sido un corte de
espada fue una simple bofetada. Dolorosa, pero soportable, definitivamente.
Y una vez más. El triunvirato repartió el dolor antes de que la mente de
Damon pudiera recibirlo. Mantén el triángulo en movimiento.
Y un tercero.
Faltan dos. Elena se permitió pasear la mirada por la casa. Hasta el tercer
piso, donde Bloddeuwedd tendría que estar furiosa por ver en lo que su fiesta se
había convertido.
Falta uno. La voz de un invitado volviendo a ella. —Esa biblioteca. Tiene más
orbes que la mayoría de las bibliotecas públicas, y<— con su voz cayendo por un
momento —<dicen que tiene todo tipo de esferas de all{ arriba. Prohibidas. Lo
sabes.
Elena no lo sabía y aún así difícilmente podía imaginar lo que podría estar
prohibido aquí. En su biblioteca, Bloddeuwedd, una figura única y solitaria, se
movía en la gran esfera brillantemente iluminada para encontrar un nuevo orbe.
Dentro de la casa la música estaría sonando, música diferente en cada habitación
diferente. En el exterior, Elena no podía oír nada.
El último golpe. El triunvirato logró soportarlo, repartiendo dolor agonizante
entre cuatro personas. Al menos, pensó Elena, mi vestido ya estaba tan rojo como
podría ser.
Y entonces se acabó, Bonnie y Meredith estaban peleando con algunas de las
vampiras que querían ayudar a lavar la sangre de la espalda de Elena, mostrándola
una vez más impecable y perfecta, resplandeciendo como el oro en la luz del sol.
Mejor mantenlos alejados, Elena, más que somnolienta, le envió mentalmente
a Damon, algunos de ellos pueden ser compulsivos mordedores de uñas o
chupadores de dedos. No nos podemos permitir que alguien pruebe mi sangre y
sienta la fuerza de vida en ella, no cuando he pasado por mucho para ocultar mi
aura.
319
Aunque hubo aplausos y vítores por todas partes, nadie había pensado
desatar las muñecas de Elena, por lo que se puso de pie apoyada en la columna,
mirando fijamente la biblioteca. Y entonces el mundo se congeló.
Todo a su alrededor era música y movimiento. Ella era el punto de quietud
en un universo girando. Pero tuvo que empezar a moverse, y rápido. Tiró fuerte de
sus ataduras, hiriéndose a sí misma.
—¡Meredith! ¡Desátame! ¡Corta las cuerdas, rápido!— Meredith obedeció a
toda prisa.
Cuando Elena se giró, sabía lo que iba a ver. El rostro de Damon, aturdido,
medio resentido, medio humilde. Era demasiado bueno para ella, en ese momento.
Damon, necesitamos llegar a la< Pero luego fueron sepultados por un motín.
Simpatizantes, aficionados, escépticos, vampiros pidiendo un ‚chupito‛, personas
con los ojos desorbitados que querían asegurarse de que la espalda de Elena era
real, cálida y no tenía marcas. Elena sintió demasiadas manos en su cuerpo.
—¡Alejaos de ella, maldita sea!— Fue el rugido salvaje de una bestia
primitiva defendiendo a su compañera. La gente se apartó de Elena, sólo para
rodear... muy lenta y tímidamente..., a Damon.
Muy bien, Elena pensó. Voy a hacerlo sola. Puedo hacerlo sola. Por Stefan, yo
puedo.
Ella se abrió paso entre la multitud, aceptando de ramos de flores arrancadas
a toda prisa por sus admiradores y sintiendo más manos en su cuerpo.
—¡Hey, realmente ella no tiene marcas!— Por fin, Meredith y Bonnie le
ayudaron a salir, sin ellas nunca lo habría logrado. Y luego se fue corriendo,
corriendo a la casa, sin molestarse en usar la puerta que estaba cerca del lugar
donde Saber ladró. Pensó que, de todos modos, ya sabía lo que había allí.
En la segunda planta pasó un minuto sintiéndose desconcertada antes de ver
una delgada línea roja en la nada. ¡Su sangre! Mira, ¿para cuantas cosas será
buena? En ese momento puso de relieve el primero de los escalones de vidrio para
ella, con el que había tropezado antes.
Y en ese momento, acunada en los brazos fuertes de Damon, no había sido
capaz de imaginar siquiera el rastreo de estos escalones. Ahora canalizaba todo el
Poder que tenía en los nódulos de sus ojos y las escaleras se iluminaron. Todavía
era aterrador. No había asideros en ambos lados, y ella estaba mareada por la
emoción, el miedo y la pérdida de sangre. Pero se forzó a seguir para arriba, y
arriba, y arriba.
320
—¡Elena! ¡Te quiero! ¡Elena!
Podía oír el grito, como si Stefan estuviera junto a ella ahora. Arriba, arriba,
arriba... Le dolían las piernas.
Sigue adelante. No hay excusas. Si no puedes caminar, cojeas. Si no puedes
cojear, te arrastras.
Se arrastraba cuando finalmente llegó a la cima, al borde del nido de la
lechuza Bloddeuwedd.
Por lo menos todavía era la bonita, aunque de aspecto insulso. Elena se dio
cuenta al fin de lo que estaba mal con las miradas de Bloddeuwedd. No tenía la
vitalidad de los animales. Ella era, en el fondo, un vegetal.
—Te voy a matar, lo sabes.
No, era un vegetal sin corazón.
Elena miró a su alrededor. Podía ver el exterior desde aquí, aunque en medio
estaba la cúpula hecha de estantes y de estantes sobre los estantes de los orbes, así
que todo estaba extrañamente distorsionado. No había lianas colgando aquí,
ninguna muestra flagrante de flores exóticas y tropicales. Pero ella ya estaba en el
centro de la habitación, en el nido de búho de Bloddeuwedd.
Bloddeuwedd no estaba cerca de él, estaba en el artilugio que le permitía
llegar a sus esferas de estrellas.
La clave sólo podía estar enterrada en ese nido.
—No quiero robarte—, prometió Elena, respirando con dificultad. Incluso
mientras hablaba, arrojó dos armas en el nido. —Los kitsune nos jugaron una mala
pasada a las dos. Me robaron algo y guardaron la clave para encontrarlo en tu
nido. Estoy tomando de vuelta lo que dejaron aquí.
—¡Ja! ¡Tú, sierva humana! ¡Bárbara! ¡Te atreviste a violar mi biblioteca
privada! La gente de fuera está cavando mi hermoso salón de baile, mis flores
preciosas. ¡Crees que vas a salir de nuevo esta vez, pero no lo harás! ¡Esta vez vas a
morir!
Era una voz muy diferente a la monótona, nasal, pero aún con tonos como
con los que habían saludado a Elena antes. Esta era una voz potente, una voz
pesada... una voz acorde con el tamaño del nido.
Elena levantó la vista. No podía procesar lo que vio. ¿Un abrigo de piel
enorme con un estampado muy exótico? ¿La espalda de un enorme animal
disecado? La criatura de la biblioteca se volvió hacia ella. O, mejor dicho, su cabeza
se volvió hacia ella, mientras que la espalda se mantuvo completamente inmóvil.
321
Giraba la cabeza hacia los lados y Elena sabía que lo que estaba viendo era una
cara. La cabeza era aún más horrible e indescriptible de lo que podría haber
imaginado. Había una especie de ceja que caía desde el borde de uno de los lados
de la frente hacia abajo, hacia la nariz (o lo que debería haber sido la nariz) y luego
volvía a subir. Los rasgos eran como una gigantesca frente en forma de V y debajo,
dos enormes ojos redondos de color amarillo que a menudo parpadeaban. No
había nariz o boca como la de un ser humano, pero en cambio había un enorme y
cruel pico negro curvado. El resto de la cara estaba cubierta de plumas, en su
mayoría blancas, convirtiéndose en un moteado gris en la base, donde parecía
estar el cuello. También eran de color gris y blanco dos salientes que se disparaban
desde la parte superior de la cabeza, como los cuernos de un demonio, pensó Elena
salvajemente.
Luego, con la cabeza sin dejar de mirarla, el cuerpo se volvió hacia Elena. Era
el cuerpo de una mujer robusta, cubierto de plumas blancas y grises, vio Elena. Las
garras asomaban por debajo de las plumas más bajas.
—Hola— dijo la criatura con una voz chirriante, el pico abriéndose y
cerrándose, mordiendo las palabras. —Soy Bloddeuwedd, y nunca permitiré que
nadie toque mi biblioteca. Yo soy tu muerte.
Las palabras ¿no podemos por lo menos hablar de ello en primer lugar?
estaban en la boca de Elena. No quería ser una heroína. Realmente no quería
enfrentarse a Bloddeuwedd mientras buscaba la clave que debía de estar aquí, en
alguna parte. Elena seguía tratando de explicarse frenéticamente mientras palpaba
la parte interior del nido, cuando Bloddeuwedd extendió las alas que se extendían
por la sala y fue hacia ella. Y luego, como un relámpago, algo se movió
rápidamente entre ellas, dando un grito estridente. Era Talon. Sage debía de haber
dado las órdenes halcón cuando él la dejó.
El búho pareció encogerse un poco mejor para atacar, pensó Elena.
—Por favor, deja que me explique. No lo he encontrado todavía, pero hay
algo en tu nido que no te pertenece. Es mío y de Stefan. Y el kitsune lo escondió la
noche en que los ahuyentaste fuera de tu propiedad. ¿Te acuerdas de eso?
Bloddeuwedd no respondió durante un momento. Luego se demostró que
tenía una simple y única filosofía que aplicaba a todas las situaciones.
—Tú pones los pies en mis aposentos privados. Tú mueres—, dijo ella, y esta
vez, cuando se precipitó por Elena, Elena podía oír el repiqueteo de su pico.
322
Una vez más algo pequeño y brillante se sumergió en Bloddeuwedd,
apuntando directamente a los ojos. El gran búho tenía que prestar atención a Elena
con el fin de hacerle frente. Elena se dio por vencida. A veces sólo se necesitaba
ayuda. —Talon— exclamó ella, sin tener mucha idea de si Talon podía entender
algo del lenguaje humano. —Trata de mantenerla ocupada, ¡sólo un minuto!
Mientras los dos pájaros se precipitaban, giraban y gritaban a su alrededor,
Elena trató de buscar con los brazos, a la vez que se agachaba cuando era
necesario. Pero ese gran pico negro siempre estaba demasiado cerca. Una vez le
hirió en el brazo, pero Elena se encontraba con la adrenalina alta, y apenas sintió el
dolor. Siguió buscando sin pausa.
Por último, se dio cuenta de lo que debería haber hecho desde el principio.
Ella cogió un orbe de su soporte transparente.
—Talon— gritó ella. —¡Aquí!
El halcón se lanzó en picado hacia ella y hubo un chasquido. Pero después,
Elena todavía tenía todos los dedos y el hoshi no tama había desaparecido.
Ahora, Elena verdaderamente había escuchado un grito de rabia de
Bloddeuwedd. El búho gigante fue tras el halcón, pero era como un humano
tratando de pegar a una mosca, a una mosca inteligente.
—¡Devuelve ese orbe! ¡No tiene precio! ¡No tiene precio!
—Vas a recuperarlo tan pronto como encuentre lo que estoy buscando—.
Elena, loca de terror y empapada en hormonas, subió hasta el fondo del nido y
comenzó a buscar en la parte inferior de mármol con los dedos.
Dos veces Talon la salvó dejando caer orbes con estrépito al suelo, mientras
el enorme búho Bloddeuwedd se dirigía a por Elena. Cada vez, el ruido del choque
provocaba que la lechuza se olvidara de Elena y tratase de atacar al halcón.
Entonces Talon arrancó otro orbe y lo lanzó a gran velocidad bajo la nariz de la
lechuza.
Elena estaba comenzando a tener la sensación de pesadilla de que todo lo que
había sabido tan sólo una media hora antes estaba equivocado. Se había apoyado
en el poste del dosel, agotada, mirando a la biblioteca y a la doncella que la
habitaba y las palabras simplemente fluyeron en su mente.
La sala del Orbe de Bloddeuwedd...
La sala del universo de Bloddeuwedd...
La sala de las esferas estelares de Bloddeuwedd... El salón de baile de
Bloddeuwedd.[1]
323
Dos maneras de tomar las mismas palabras. Dos tipos muy diferentes de
habitaciones.
Fue justo cuando estaba recordando esto que sus dedos tocaron metal.
Notas del traductor
[1] Juego de palabras: star ball room (sala de las esferas estelares), ballroom (salón de baile)
324
Traducido por
Corregido por V!an*
—¡Talón! ¡Uh, garra!— Elena gritó y empezó a correr tan rápido como pudo
para salir de la habitación. Esta era la estrategia. ¿Podría el búho volverse más
pequeño a fin de poder pasar a través de la puerta o destruiría su santuario con el
fin de mantenerse encima de Elena? Fue una buena estrategia, pero al final dio lo
mismo. El búho se encogió para pasar a través de la puerta, y luego volvió a un
tamaño gigantesco para atacar a Elena mientras corría escaleras abajo.
Sí, echó a correr. Con todo su poder canalizado en los ojos, Elena saltó de
escalón a escalón como Damon había hecho antes. Ahora no había tiempo para el
miedo, no había tiempo para pensar. Sólo hubo tiempo para darle la vuelta en sus
dedos a un pequeño objeto duro, en forma de media luna. Shinichi y Misao lo
habían echado dentro su nido.
Debía haber una escalera, o algo de cristal que incluso Damon no podía ver,
en el macizo de flores donde Saber se había detenido y ladrado. No, Damon lo
hubiera visto, por lo que debían de haber traído su propia escalera. Es por eso que
su rastro terminó ahí. Subieron hacia arriba para entrar en la biblioteca. Y
destrozaron las flores del arriate, por lo que las nuevas flores no estaban tan bien.
Elena sabía por la tía Judith, desde su infancia, que las flores trasplantadas
requerían un tiempo para revivir y animarse de nuevo.
Salto... salto... salto... Yo soy un espíritu de fuego. No puedo perder el paso.
Soy fuego elemental. Salto... salto... salto.
Y a continuación, Elena estaba mirando a ras del suelo, tratando de no dar un
salto en él, pero prisionera de su cuerpo ya estaba saltando. Se cayó lo suficiente
fuerte para que un lado se le adormeciera, pero seguía sujetando la preciosa media
luna en la mano como si le fuera la vida en ello.
325
Un pico gigantesco se estrelló contra el cristal, donde ella había estado un
momento antes de que se deslizara. Las garras le rasgaron la espalda.
Bloddeuwedd todavía estaba detrás de ella.
Sage y su grupo de robustos y jóvenes hombres y mujeres vampiros
avanzaban a la velocidad de un perro que corría. Saber podría guiarles, pero sólo
tan más rápido como pudiera ir él mismo. Afortunadamente pocas personas
parecían querer iniciar una pelea con un perro que pesaba tanto como ellos -que
pesaba más de lo que muchos de los mendigos y los niños con que se encontraron
cuando llegaron al bazar.
Los niños se agolparon alrededor del carro, deteniéndose más lejos.
Sage se tomó el tiempo de intercambiar una joya cara por una bolsa llena de
cambios pequeños y dispersó las monedas detrás de la carroza por el camino,
dejando a Saber campo libre.
Pasaron docenas de puestos de venta y cruces de calles, pero Saber no era un
sabueso ordinario. Él tenía poder suficiente para confundir a la mayoría de los
vampiros.
Con quizás sólo uno o dos de las moléculas clave pegadas a su membrana
nasal podía cazar a su objetivo. Mientras otro perro podría ser engañado por uno
de los cientos de similares pistas kitsune que se iban encontrando por el camino,
Saber examinó y rechazó cada una de ellas por no tener la forma correcta, el
tamaño o la estructura.
Llegó un momento, sin embargo, en el que incluso Saber parecía derrotado.
Se puso de pie en el centro de una encrucijada de seis calles, haciendo caso omiso
del tráfico, cojeando ligeramente, y yendo en círculos. No parecía poder elegir un
camino.
No puedo, amigo, pensó Sage. Hemos llegado tan lejos, pero está claro que
pasaron de largo. No hay manera de subir o cavar... Sage vaciló, mirando
alrededor de la rueda de color carmesí de las carreteras. Y entonces vio algo.
Directamente frente a él, pero a su izquierda había una perfumería. Debía de
vender cientos de fragancias, y miles de millones de moléculas de olor eran
deliberadamente liberadas en el aire.
Saber estaba ciego. No ciego en sus penetrantes y líquidos ojos oscuros. Pero
sí donde realmente importaba, estaba adormecido y cegado por los miles de
millones de olores que eran arrastrados hasta la nariz.
326
Los vampiros en el coche estaban llamando para continuar o regresar. Ellos
no tenían sentido de la aventura real. Sólo querían un espectáculo. Y, sin duda,
muchos tenían esclavos que estaban grabando la paliza para que pudieran
disfrutar de ella en el ocio en casa. En ese momento un destello de azul y oro hizo
que Sage se decidiera. ¡Un guardián! Eh, bien...
—¡Detrás, Saber!
La cabeza y la cola de Saber se inclinaron mientras Sage elegía al azar una de
las direcciones y corría junto al vampiro rápidamente para salir de la vía pública y
entrar en otra calle. Pero entonces, milagrosamente, la cola se elevó de nuevo. Sage
calculó que no podría haber ni una molécula de olor del kitsune registrada en las
fosas nasales de Saber ahora...Excepto el recuerdo del olor... que todavía estaba allí.
Saber estaba una vez más en modo de caza, con la cabeza hacia abajo, la cola
recta, todo su poder e inteligencia concentrados en una sola meta y un objetivo
único: para encontrar otra molécula que hiciera juego con el recuerdo en tres
dimensiones que tenía en su mente. Ahora que él no estaba cegado por el olor
punzante de todos los aromas diferentes concentrados, fue capaz de pensar con
más claridad. Y pensando, se deslizó alerta entre las calles, causando una
conmoción tras él.
— ¿Qué pasa con el coche?
—¡Olvídate de los vehículos! ¡No pierdas de vista a ese tipo con el perro!
Sage, tratando de mantenerse al ritmo de Saber, sabía cuándo una
persecución estaba a punto de terminar.
¡Tranquillité! pensó para Saber. Apenas susurró la palabra también. Nunca
había estado seguro de si sus amigos los animales eran telépatas o no, pero a él le
gustaba creer que lo eran, actuando como si no lo fueran. ¡Tranquillité! se dijo.
Y así, cuando el enorme perro negro de oscuros ojos brillantes y el hombre
subieron las escaleras de un edificio particular destartalado, lo hicieron en silencio.
Entonces, como si hubieran dado un agradable paseo por el campo, Saber se sentó
y miró a Sage a la cara, riendo jadeante. Abrió y cerró la boca en una parodia
silenciosa de un ladrido.
Sage esperó a que los vampiros jóvenes les alcanzasen antes de abrir la
puerta. Y, como él quería el elemento de sorpresa, no llamó. En su lugar, lanzó un
puño con el poder de un martillo atravesando la puerta y buscó a tientas candados,
cadenas y cerrojos. No notó ninguno. Él encontró el pomo.
327
Antes de abrir la puerta y entrar en quién sabe qué peligro, les dijo a quienes
estaban detrás de él, —Todo botín que obtengamos es propiedad del Maestro
Damon. Yo soy su hombre al cargo y sólo a través de las habilidades de mi perro
hemos llegado tan lejos.
Hubo acuerdo, oscilando entre los gruñidos y la indiferencia.
—De la misma manera—, dijo Sage, —sea lo que sea el peligro que está ahí,
me enfrento a ello en primer lugar. ¡Saber! ¡AHORA!.
Irrumpieron en el cuarto, casi arrancando la puerta de sus bisagras.
Elena gritó involuntariamente. Bloddeuwedd acababa de hacer lo que Damon
no haría, y había marcado su espalda con surcos ensangrentados con sus garras.
Pero mientras Elena logró encontrar la puerta de cristal hacia el exterior, podía
sentir otras mentes hinchándose para ayudar a sostenerla, para levantarla y
compartir un poco el dolor.
Bonnie y Meredith fueron abriéndose paso a través de enormes fragmentos
de vidrio para llegar a ella. Gritaban al búho. Y Talón, heroicamente, estaba
atacando desde arriba. Elena no pudo soportarlo más. Tenía que ver. Ella tenía que
saber que esta cosa metálica que ella había cogido del nido de Bloddeuwedd no era
sólo un poco de asquerosa basura. Lo tenía que saber ahora.
Frotando el trozo pequeño de metal contra el nefasto vestido escarlata, se
tomó un momento para mirar hacia abajo, para ver la carmesí luz del sol brillando
contra oro y diamantes y dos orejitas dobladas hacia atrás y dos ojos brillantes de
alexandrita verde.
Una copia de la primera mitad de la clave de zorro, pero mirando hacia el
otro lado. Las piernas de Elena casi cedieron bajo ella.
Estaba sujetando la segunda mitad de la clave de zorro.
A toda prisa, pues, Elena sacó su mano libre y hundió sus dedos en el bolsillo
fabricado cuidadosamente detrás de la inserción del diamante.
Ocultaba una pequeña bolsa, especialmente cosida allí por Lady Ulma. En
ella estaba la primera mitad de la clave de zorro, devuelta allí tan pronto como
Saber y Talón habían terminado con ella. Ahora, mientras empujaba la segunda
mitad de la clave en el bolsillo junto a la primera, se desconcertó al sentir
movimiento en la bolsa. ¿Eran las dos piezas de la clave de zorro, convirtiéndose
en una?
Un pico de color negro se estrelló contra la pared a su lado.
328
Sin pensarlo, Elena se agachó y rodó para escapar. Cuando sus dedos volaron
hacia atrás para asegurarse de que la bolsa estaba amarrada y segura, se
sorprendió al sentir una forma familiar descansando en el interior.
¿No es una clave?
¡No es una clave!
El mundo giraba salvajemente en torno a Elena. Nada importaba, no el objeto,
no su propia vida. Los gemelos kitsune los habían engañado, había tratado como a
tontos a los humanos idiotas y al vampiro que se habían atrevido a enfrentarse a
ellos. No había ninguna clave de zorro doble.
Sin embargo, la esperanza se negaba a morir. ¿Qué era lo que Stefan solía
decir? Mai dire mai nunca digas nunca. Sabiendo la oportunidad que estaba
teniendo, sabiendo que era una tonta por cogerlo, Elena empujó con el dedo otra
vez en la bolsa. Algo fresco se deslizó sobre un dedo y se quedó allí. Miró hacia
abajo y por un momento se detuvo ante la visión. Allí, en su dedo anular, brillaba
un anillo de oro con diamantes incrustados. Representaba dos zorros abstractos
entrelazados, enfrentándose el uno al otro en ambos sentidos. Cada zorro tenía dos
orejas, dos ojos de alexandrita verde y una nariz puntiaguda.
Y eso era todo. ¿De qué le serviría una baratija como esta a Stefan? No
guardaba ningún parecido con las claves de doble a la que se veían en las imágenes
de los santuarios kitsune. Como tesoro, sin duda valía la pena un millón de veces
menos de lo que ya había soportado para conseguirlo.
Y a continuación, Elena notó algo.
Una luz brillaba en los ojos de uno de los zorros. Si ella no hubiera estado
mirando tan de cerca, o si no hubiera estado ahora en el Salón de baile Blanco de
Vals, donde los colores se muestran tal y como son, ella no lo habría notado. Pero
la luz brillaba en frente de ella mientras giraba la mano hacia los lados. Ahora
estaban brillando los cuatro ojos. Brillaban exactamente en la dirección de la celda
de la prisión de Stefan.
La esperanza se elevó como un ave fénix en el corazón de Elena, y le cogió
volando en un viaje mental salir de este laberinto de habitaciones de vidrio. Estaba
sonando el vals de Fausto. Lejos del sol, profundo en el corazón de la ciudad, era
donde Stefan estaba. Y ahí es donde la pálida luz verde de los ojos de los zorros
estaba brillando.
329
Cabalgando alto sobre la esperanza, volvió al anillo. La luz se apagó de los
ojos de ambos zorros, pero cuando giró el anillo de forma que el segundo zorro
estuvo en línea con la celda de Stefan, parpadeó.
Señales secretas. ¿Cuánto tiempo podría haber tenido un anillo como ese sin
hacer nada si no hubiera sabido realmente dónde estaba la cárcel de Stefan?
Mucho más del que a Stefan le habrían dejado vivir, probablemente.
Ahora sólo tenía que sobrevivir el tiempo suficiente para llegar hasta él.
330
Traducido por LadyG
Corregido por rubrix
Elena camino entre la multitud sintiéndose como un soldado. No sabía por
qué. Tal vez porque ella había pensado en una misión y había logrado completarla
y mantenerse con vida y traer de vuelta el botín. Tal vez porque presentaba heridas
honorables. Tal vez porque encima de ella había un enemigo que aún iba tras su
sangre.
Pensándolo bien, ella pensó, será mejor sacar a todos estos no combatientes
de aquí. Podemos mantenerlos en una casa segura bueno, unas cuantas docenas de
casas seguras y— ¿En qué estaba pensando? casa de seguridad era frase de libro.
Ella no era responsable de estas personas—idiotas, en su mayoría, que habían
presenciado, babeando, y observado cómo le daban una paliza. Pero, a pesar de
eso, tal vez debería sacarlos de aquí.
—¡Bloddeuwedd! —Exclamó dramáticamente y señaló a la silueta volando en
círculos que había arriba— ¡Bloddeuwedd está libre! ¡Ella me hizo estos! —Señaló
las tres laceraciones en su espalda— ¡Ella irá tras de ustedes también!
Al principio la mayor parte de las exclamaciones enojadas parecían por el
hecho de que tuviera nuevas marcas. Elena no estaba de humor para discutir. Sólo
había una sola persona con quién quería hablar.
Manteniendo a Bonnie y Meredith tras ella, lo llamó.
¡Damon! ¡Damon! ¡Soy yo! ¿Dónde estás?
Había tanto tráfico telepático que ella dudaba que él la oyera.
Pero finalmente, ella cogió un débil: ¿Elena? ... Si...
Elena, espérame. Piensa en que me sostienes físicamente, y nos llevaré a una
frecuencia diferente.
¿Sostener a una voz? Pero Elena imaginó aferrarse a Damon con fuerza, con
fuerza, mientras ella físicamente sostenía a Bonnie y las manos de Meredith.
331
¿Ahora puedes oírme? Esta vez la voz fue más clara, mucho más fuerte.
Sí. Pero no puedo verte.
Pero yo te veo. Voy a — ¡CUIDADO!
Demasiado tarde, los sentidos de Elena le advirtieron de una sombra enorme
que caída en picada desde arriba. Ella no podía moverse lo suficientemente rápido
para salir del camino de un pico del tamaño de un lagarto.
Pero Damon pudo. Saltando desde alguna parte, las agarro a ella, Bonnie y
Meredith en una gran abrazo y saltó otra vez, golpeando la hierba y rodando.
¡Oh, Dios! ¡Damon!
—¿Hay alguien herido? —preguntó en voz alta.
—Estoy bien—, dijo Meredith en voz baja, con calma—. Pero sospecho que te
debo mi vida. Gracias.
—Bonnie, —preguntó Elena.
─Estoy bien.
—Quiero decir, estoy bien. Pero Elena, tu espalda...
Por primera vez, Damon fue capaz de dar vuelta a Elena y ver las heridas en
su espalda.
—¿Yo... hice eso? Pero... pensé...
—Bloddeuwedd lo hizo—, dijo Elena bruscamente, mirando hacia arriba a la
forma circular en el cielo de color rojo oscuro—. Ella apenas me tocó. Tiene garras
como cuchillos, como el acero. Tenemos que irnos, ¡ahora!
Damon puso ambas manos en sus hombros.
—Y volver cuando las cosas se hayan calmado, querrás decir.
—¡Y nunca volver! ¡Oh, Dios, ahí viene!
Algo fuera de la esquina de su ojo se convirtió en el tamaño de bola de
béisbol en un instante, de voleibol en un segundo, y de tamaño humano en un
momento. Y luego todos se estaban dispersando, saltando, rodando, tratando de
escapar, con excepción de Damon, quien agarro a Elena y gritó:
─¡Esta es mi esclava! ¡Si tiene algún problema con ella, primero va a discutir
conmigo!
—Y yo soy Bloddeuwedd, creada por los dioses, condenada a ser una asesina
todas las noches. Te voy a matar primero, y después me la comeré ella, ¡la ladrona!
—Bloddeuwedd llamó con voz ronca—. Dos mordidas es todo lo que bastará.
¡Damon, tengo que decirte algo!
—Pelearé contigo, pero mi esclava está fuera de esto.
332
—Primer bocado; ¡aquí voy!
¡Damon, tenemos que irnos!
Un grito de dolor y furia primitiva. Damon estaba de pie ligeramente
agachado con una enorme pieza de vidrio como una espada en su mano y grandes
gotas de sangre negra goteaban de donde había
—¡oh, Dios! − Elena pensó— ¡le sacó un ojo a Bloddeuwedd!
—¡Todos van a MORIR! ¡TODOS!
Bloddeuwedd se descargó sobre un vampiro al azar directamente debajo de
ella y Elena gritó como el vampiro gritó. El pico negro lo había alcanzado por una
pierna y lo estaba levantando.
Pero Damon fue corriendo hacia delante, saltando, cortando. Con un grito de
furia, Bloddeuwedd lo llevó al cielo otra vez.
Ahora todos entendían el peligro. Dos otros vampiros se apresuraron a tomar
su compañero de Damon, y Elena se alegró de que sus amigos no fueran
responsables de otra vida. Había demasiado en sus manos ya.
Damon, me voy ahora. Puedes venir conmigo o no. Yo tengo la llave.
Elena envió las palabras en la frecuencia que estaba más o menos sola, y ella
lo envió sin dramatismo. Ella no tenía espacio para el drama. Había sido despojada
de todo, excepto de la necesidad de llegar a Stefan.
En esta ocasión, ella supo que Damon la oyó.
Al principio pensó que Damon estaba muriendo. Que de alguna manera
Bloddeuwedd había regresado y rasgado todo su cuerpo, como con una lanza
hecha de luz. Entonces se dio cuenta que el sentimiento era de éxtasis, y dos
pequeñas manos de niño alcanzaron la luz y se aferraron a ella, lo que le permitió
tirar de un delgado, harapiento, pero genuinamente risueño niño a la libertad.
Nada de cadenas, pensó ella vertiginosamente. Ni siquiera llevaba pulseras
de esclavo.
—¡Mi hermano! —dijo él— ¡Mi hermano pequeño va a vivir!
—Bueno, ese es un buen pensamiento, —dijo Elena con voz temblorosa.
—¡El va a vivir! —Una pequeña línea de ceño apareció —¡Si te das prisa! ¡Y
cuidas bien de él! Y...
Elena puso dos dedos sobre sus labios, muy suavemente. —No tienes por qué
preocuparte por nada de eso. Sólo sé feliz.
El niño se echó a reír.
—¡Lo haré! ¡Lo soy!
333
—¡Elena!
Elena salió del—bien, se suponía que era un deslumbramiento, a pesar de
haber sido más real que muchas de las otras cosas que había experimentado
recientemente.
—Elena —Damon estaba tratando desesperadamente de contenerse.
—¡Muéstrame la llave!
Lentamente, majestuosamente, Elena levantó la mano.
Los hombros de Damon se tensaron, por—algo—cayeron.
—Es un anillo, —dijo con voz sorda. El lento y majestuoso no había
funcionado con él en absoluto.
—Eso es lo que yo pensaba al principio. Es una llave. No te estoy
preguntando, o viendo si estás de acuerdo conmigo, te lo estoy diciendo. Es una
llave. La luz de sus ojos apunta a Stefan.
—¿Qué luz?
—Te la mostraré más adelante. ¡Bonnie! ¡Meredith! Nos vamos.
—¡USTEDES NO, SI YO DIGO QUE NO!
—¡Cuidado! —Gritó Bonnie.
La lechuza estaba buceando otra vez. Y de nuevo, en el último segundo,
Damon reunió a las tres chicas y saltó. El pico del búho no golpeó la hierba ni
fragmentos de vidrio, pero si los escalones de mármol. Este se agrieto. Hubo un
grito de dolor y otro mientras Damon, ágil como una bailarina, redujo el ojo bueno
al pájaro gigante. Se montó en un derecho corte por encima de ella. La sangre
comenzó a llenar el ojo.
Elena no podía aguantar más. Desde que empezaron en este viaje con Damon
y Matt, había sido un vial llenado de ira. Gota a gota, con cada nuevo atentado,
que la ira se había llenado y llenó el frasco. Ahora su furia estaba a punto de llenar
hasta los topes.
Pero entonces... ¿qué pasaría? Ella no quería saberlo. Ella tenía miedo de que
no sobreviviera.
Lo que sabía era que ella no podía ver más dolor y sangre y angustia ahora.
Damon realmente disfrutaba de la lucha. Bien. Lo Dejaría. Ella iría hacia a Stefan
así tuviera que andar todo el camino.
Meredith y Bonnie guardaban silencio. Conocían a Elena en este estado de
ánimo. Ella no estaba haciendo el tonto. Y ninguna de ellas quería quedarse atrás.
334
Fue exactamente en ese momento que el carruaje vino haciendo estruendo
hasta la base de las escaleras de mármol. Sage, que obviamente sabía algo sobre la
naturaleza humana, la naturaleza demoníaca, la naturaleza vampírica, y varias
clases de la naturaleza bestial, saltó del carro con dos espadas desenvainadas.
También lanzó un silbido. En un momento en que una sombra—una pequeña—
vino disparada desde el cielo.
Por último, lentamente, estirando cada pierna como un tigre, vino Saber, que
de inmediato hizo atrás sus labios para mostrar un número asombroso de dientes.
Elena saltó hacia el coche, encontrando la mirada de Sage. Ayúdame, pensó
con desesperación. Y sus ojos lo dijeron claramente: No tengas miedo.
A ciegas, llegó detrás de ella con ambas manos. Una pequeña, de huesos
finos, ligeramente temblorosa estaba hundida en la suya. Una mano delgada, fría,
dura como un muchacho, pero con dedos largos y afilados agarró la otra.
No había nadie aquí en quien confiar. Nadie a quién decir adiós o dejar
mensajes de despedida. Elena trepó en el carro. Se metió en el asiento de atrás, lo
más lejos del frente, para dar cabida a los seres humanos y los animales.
Y entonces llegaron, como un alud. Ella había arrastrado Bonnie con ella, y
Meredith las había seguido, de manera que cuando Saber saltó a su lugar de
costumbre, desembarcó con tres suaves vueltas.
Sage no había perdido un momento. Con Talón sujeto en la muñeca
izquierda, dejo sólo espacio suficiente para el salto final de Damon—y que si fue
salto.
Resquebrajada y rota, exudando líquido negro, el pico de Bloddeuwedd se
estrelló en el final de la escalera de mármol en la que Damon había estado de pie.
—¡Direcciones! —Gritó Sage, pero sólo después de que los caballos se
dirigían a galope— hacía algún lugar, cualquier lugar, lejos.
—Oh, por favor no le permitas lastimar a los caballos, —jadeó Bonnie.
—Oh, por favor no dejes que rasgue este techo como el cartón, —dijo
Meredith, de algún modo capaz de ser irónica aun cuando su vida estaba en
peligro.
—Instrucciones, ¡s'il vous plait! —Rugió Sage.
—La cárcel, por supuesto —jadeó Elena. Sintió que había pasado un largo
tiempo desde que había sido capaz de obtener suficiente aire.
335
—¿La prisión? —Damon parecía distraído — ¡Sí! La cárcel, pero entonces, —
agregó, levantando algo así como una funda de almohada llena de bolas de billar
—Sage, ¿qué son éstos?
—¡Despojos! ¡Provisión! ¡Botín! ¡Saqueo! —A medida que los caballos se
balanceaban en una nueva dirección, la voz de Sage se fue haciendo más y más
alegre — ¡Y miren alrededor de sus pies!
—¿Más fundas de almohada...?
—Yo no estaba preparado para un botín tan grande esta noche. ¡Pero las
cosas salieron bien de todos modos!
A estas alturas, Elena se sentía como una de las fundas de almohada por sí
misma. El caso era, en efecto, clarísimo. Brillantes hoshi no tama. Bolas de estrellas.
Memorias.
Valían...
¿Sin valor?
—No tienen precio... aunque por supuesto no sabemos lo que hay en ellos. —
la voz de Sage cambió sutilmente. Elena recordó la advertencia de —prohibido las
esferas— ¿Qué, en el nombre del sol amarillo, podrían prohibir aquí abajo?
Bonnie fue la primera en recoger un disco y ponerlo en su sien. Lo hizo tan
rápidamente, con el parpadeo, los movimientos de pájaro, que Elena no pudo
detenerla.
—¿Qué es? —Elena quedó sin aliento, tratando de sacar el balón de estrellas
desde la distancia.
—Es... poesía.... Poesía no puedo entender. —dijo Bonnie de mal humor.
Meredith había recogido también un astro brillante. Elena fue por ella, pero
una vez más era demasiado tarde.
Meredith se sentó como si estuviera en trance por un momento, luego hizo
una mueca y colocó la esfera hacia abajo.
—¿Qué? —Preguntó Elena.
Meredith negó con la cabeza. Ella tenía una expresión delicada de disgusto.
—¿Qué? —Elena casi gritó. Entonces, como Meredith puso el balón estrella a
sus pies, Elena se abalanzó sobre él. Ella dio una palmada a su propia sien y de
inmediato estaba vestida con cuero negro de pies a cabeza. Había dos grandes
hombres frente a ella, sin mucho del tono muscular. Y ella podía ver toda su
musculatura porque estaban completamente desnudos a excepción de trapos que
336
llevaban como mendigos. Pero no eran mendigos—parecían bien alimentados y
aceitunados y era claramente una actuación cuando uno de ellos humillaba,
—Hemos traspasado sin autorización. Nosotros pedimos perdón, ¡Oh
maestro!
Elena estaba por tomar la esfera de su sien (se pegan con cuidado, si se pone
un poco de presión allí) y dijo:
—¿Por qué no utilizar el espacio otra cosa? Otra cosa fue de inmediato a su
alrededor. Una niña, con ropa pobre, pero no saqueando. Ella estaba aterrada.
Elena se preguntó si se estaba controlando.
Y Elena era la chica.
Porfavornodejesquemeatrapeporfavornodejesquemeatrape—
—¿Dejar que te atrape qué? —Elena preguntó, pero era como estar viendo
una película o personaje de un libro mientras se dirigían a una casa solitaria en una
tempestad aullante y la música se había vuelto escalofriante. La Elena que andaba
con miedo no podía oía a la Elena que hacía preguntas prácticas.
No creo que quiera ver cómo va a terminar eso, decidió. Ella dejó bola de
estrella de nuevo a los pies de Meredith.
—¿Tenemos tres sacos?
—Sí, señora, sí, señora, tres sacos llenos.
Oh. Eso no funcionó muy bien. Elena estaba abriendo la boca de nuevo
cuando Damon añadió en voz baja:
—Y un saco vacío.
—¿En serio? ¿Los tenemos? Entonces vamos a dividirlos entre nosotros.
Algo—prohibido—va en un saco. Cosas curiosas como la lectura de poesía de
Bonnie entra en otro. Cualquier noticia de Stefan—o nosotros—va en el tercero. Y
cosas agradables, como los días de verano, van en el cuarto. —dijo Elena.
—Creo que estas siendo optimista, —dijo Sage— Para esperar encontrar un
orbe con Stefan tan rápidamente.
—Todo el mundo, ¡silencio!, —dijo Bonnie frenéticamente —Se trata de
Shinichi y Damon hablando con ella.
Sage se puso rígido, como si hiciera un rayo desde el cielo de tormenta,
entonces sonrió.
—Hablando del diablo —murmuró. Elena le sonrió y apretó la mano antes de
tomar otra bola.
337
—Este parece ser algún tipo de materia jurídica. Yo no lo entiendo. Un
esclavo debe tomarla porque puedo ver a todos ellos. —Elena sintió que los
músculos de su rostro se contraían con el odio a la vista—incluso en una especie de
sueño—de Shinichi, el kitsune que había hecho tanto daño. Tenía el pelo negro, a
excepción de unos flecos en los bordes irregulares, lo que hizo que pareciera como
si hubiera sido sumergido en lava al rojo vivo.
Y entonces, por supuesto, Misao. La hermana de Shinichi supuestamente.
Este balón de estrellas debe haber sido hecho por un esclavo, porque podía ver a
los dos gemelos y un hombre de aspecto de abogado.
Misao, Elena pensó. Delicada, respetuosa, comedida... demoníaca. Su pelo
igual a Shinichi, pero lo llevaba arriba y hacia atrás en una cola de caballo. Tú
podías ver la parte demoníaca si ella levantaba los ojos. Eran efervescentes, de oro,
ojos risueños, igual que su hermano, los ojos que nunca habían tenido un
lamentar—Excepto tal vez por no vengarse lo suficiente. No tenían ninguna
responsabilidad. Encontraban la angustia divertida.
Y entonces sucedió algo extraño. Los tres de las figuras en la sala de
repentinamente se volvieron y miraron directamente hacía ella. Directamente a
quién hizo la esfera, Elena se corrigió, pero todavía era desconcertante.
Fue aún más desconcertante cuando continuó avanzando. ¿Quién soy yo?
Elena pensó, un sentimiento medio loco de ansiedad. Luego intentó algo que
nunca había hecho antes, o visto u oído hablar de que se realizara. Ella
cuidadosamente extendió su poder en el ser de todo el orbe. Ella fue Werty, una
especie de secretaria del abogado. Él/ella tomaba notas cuando se trataba de cosas
importantes para hacer.
Y a Werty definitivamente no le gustaba cómo iban las cosas en este
momento. Los dos clientes y su jefe, estaban cerrándolo de una manera que nunca
habían hecho antes.
Elena se retiró de la oficinista y puso el balón a un lado. Ella se estremeció,
sintiendo como si hubiera estado sumergido en agua helada.
Y luego algo se estrello contra el techo.
Bloddeuwedd.
Incluso con su pico paralizado, el búho enorme arrancó un poco del techo del
transporte.
Todo el mundo gritaba y nadie daba un buen consejo. Saber y Damon le
habían hecho daño: Saber elevándose directamente los tres pasos de donde estaba
338
sentado arremetiendo contra los pies de Bloddeuwedd. Lo había roto y un
sacudido antes de dejarse caer de regreso en el carruaje, donde casi se sale de
espaldas. Elena, Bonnie y Meredith agarraron porciones de la anatomía canina que
pudieron alcanzar, y remolcando el enorme animal en el asiento trasero de nuevo.
—¡Sal zumbando de encima! Denle su propio asiento — se lamentó Bonnie,
mirando a los jirones de su vestido color perla donde Saber había arrancado a
través del material de gasa. Había dejado marcas rojas en su camino.
—Bueno —dijo Meredith—, la próxima vez vamos a solicitar enaguas de
acero. — ¡Pero realmente esperemos que no vaya a haber una próxima vez, de
todos modos!
Elena rezó con fervor para que ella tuviera razón. Bloddeuwedd paso
rozando en desde un ángulo más bajo ahora, sin duda con la esperanza de quebrar
algunas cabezas.
—Todo el mundo agarre madera. ¡Y las esferas! Desechen las esferas mientras
ella se acerca a nosotros. —Elena esperaba que la vista de los globos de estrellas...
la obsesión de Bloddeuwedd... pudiera disminuir su rendimiento.
Al mismo tiempo, Sage gritó:
—¡No desperdicien las bolas de estrellas! ¡Tiren cualquier otra cosa! Además,
ya casi estamos allí. ¡Duro a la izquierda y luego directamente!
Las palabras le dieron a Elena nueva esperanza. Tengo la llave, pensó. El
anillo es la llave. Todo lo que tengo que hacer ahora es conseguir a Stefan—y
llevarnos a todos a la puerta con el ojo de la cerradura. Todo en un solo edificio.
Estoy prácticamente a casa.
La redada llego aún más baja. Bloddeuwedd, ciega de un ojo, con sangre en el
otro, y su sentido del olfato bloqueado por su propia sangre seca, estaba tratando
de carnero al transporte y darle el golpe de gracia.
Si se las arregla, vamos a estar muertos, Elena pensó. Y cualquiera que
todavía este retorciéndose como gusano en el suelo, ella podrá agárralo.
—¡ABAJO! —Ella gritó la palabra tanto en lo vocal y telepáticamente.
Y entonces algo como un avión voló tan cerca de ella que se sentía mechones
de pelo jalados, atrapados en sus garras.
Elena escuchó un grito de dolor desde el asiento delantero, pero no levantó la
cabeza para ver lo que era. Y eso era bueno, pues si bien el transporte de repente
golpeó a su fin, al instante siguiente, un pájaro de la muerte dando vueltas, salió
339
abrasador en el mismo curso. Ahora Elena necesita toda su atención, todas sus
facultades, para evitar este monstruo que estaba zumbando aún más bajo.
—¡El carruaje, ella está terminando! ¡Fuera! ¡Corre! —la voz de Sage vino
gruñendo a ella.
—Los caballos —gritó Elena.
—¡Terminado! ¡Fuera, maldita sea!
Elena nunca había oído antes jurar a Sage. Dejó caer el tema.
Elena no sabía cómo ella y Meredith consiguieron salir, cayendo unos sobre
otros, tratando de ayudar a conseguir y sólo en sus modos. Bonnie ya había
logrado salir, para virtud del entrenador tras haber tocado un poste y haberla
enviado a volar. Por fortuna, la había enviado a una plaza de trébol rojo feo pero
elástico, y ella no fue herida de gravedad.
—Ahhh, mi pulsera... no, ahí está, —gritó, agarrando algo brillante del trébol.
Ella echó una mirada cautelosa hacia arriba en el carmesí de la noche. —¿Y ahora
qué hacemos?
—¡Nosotros corremos! —Dijo la voz de Damon. Él vino alrededor de los
restos de la esquina donde habían caído en un montón. Había sangre en su boca,
en su previamente blanca inmaculada garganta. Eso le recordó a Elena las personas
que bebían la sangre de vaca así como la leche por nutrición. Pero Damon bebía
solamente de los humanos. Él nunca se rebajaría a equino sangre...
Los caballos todavía están allí y también Bloddeuwedd, una voz áspera
explicó en su cabeza. Si ella habría jugado con ellos, habría dolor. Esta manera fue
rápida. Fue... un capricho. Elena le tomó las manos, jadeando.
—¡Damon! ¡Lo siento!
—FUERA DE AQUÍ, —fue Sage rugiendo.
—Tenemos que llegar a Stefan, —dijo Elena, y agarró a Bonnie con su otra
mano — Ayúdame guía, por favor. No puedo ver el anillo muy bien.
—Meredith— ella confiaba, llegará al edificio Shi no Shi por sus propios
medios.
Y luego fue una pesadilla de correr y encogerse y falsas alarmas por una
sacudida Bonnie. Dos veces el horror de lo alto vino rozando directamente hacia
ellas sólo para estrellarse justo en frente de ellas, o un poco al lado, rompiendo la
madera y por igual el camino de baldosas, levantando nubes de polvo. Elena no
sabía sobre todos los búhos, pero Bloddeuwedd se abalanzó con un ángulo en su
presa, a continuación, abrió sus alas y se dejó caer en el último momento. Parte de
340
lo peor sobre la lechuza gigante fue su silencio. No hubo susurros que los
advirtiera de dónde podría estar. Algo en sus propias plumas amortiguaba el
sonido, por lo que nunca se sabía cuándo iba a caer al lado. Al final, tuvieron que
arrastrarse a través de todo tipo de basura, tan rápido como que pudieron,
sosteniendo madera, vidrio, algo de repente sobre sus cabezas, cuando
Bloddeuwedd hizo otro pase.
Y todo el tiempo Elena estaba tratando de usar su poder. No era un poder
que hubiera utilizado antes, pero podía sentir su nombre de la configuración de
sus labios. Lo que no sentía, no podía forzar, era la conexión entre las palabras y el
poder.
Soy inútil como heroína, pensó. Soy patética. Deberían haber dado este poder
a alguien que supiera cómo controlar tales cosas. O, no, deberían habérselos dado a
alguien y entonces que alguien le hiciera un curso sobre cómo usarlos.
—Oh, no.
—¡Elena! — basura volaba delante de ella, pero luego esta se cortaba la
izquierda y de alguna manera conseguía caer alrededor de ella. Y entonces ella
estaba en el suelo y mirando a Damon, quien la había protegido con su cuerpo.
—Gracias —susurró.
—¡Vamos!
—Lo siento —susurró ella y le tendió la mano derecha, con el anillo en esta,
para que él lo tomara.
Y luego se dobló, fuerte por los sollozos. Ella podía oír el aleteo de
Bloddeuwedd justo encima de ella.
341
Traducido por LadyG
Corregido por ZarahFandy
Matt y la señora Flowers se encontraban en el búnker—la adición a la casa
que el tío de la señora Flowers había puesto en la parte posterior para la carpintería
y otras aficiones. Este había quedado totalmente en el olvido incluso más que el
resto de la casa, siendo utilizado como un espacio de almacenamiento para las
cosas que la señora Flowers no sabía dónde poner, tales como el catre del primo
Joe y ese sofá viejo que no había hecho juego con ningún otro mueble del interior.
Ahora, en la noche, ese era su refugio. Ningún chico o adulto de Fell´s
Church había sido invitado en su interior jamás. De hecho, a excepción de la
señora Flowers, de Stefan—quien había ayudado a mover los muebles grandes a
este, y ahora Matt, nadie había entrado en el tiempo que la señora Flowers podía
recordar.
Matt se aferró a esto. Había estado leyendo, lento pero seguro, el material que
Meredith había investigado y un precioso fragmento había significado mucho para
él y la señora Flowers. Por esa razón no había dormido en la noche, cuando las
voces vinieron.
Los kitsune eran considerados a menudo como una especie de primos de los
vampiros occidentales, seduciendo a hombres elegidos (la mayoría de los zorros
adoptaban forma femenina) y se alimentaban directamente en su espíritu o chi, el
espíritu de la vida, sin la intermediación de sangre. Esto puede dar pie a que éstos
estén regidos por normas similares a los vampiros. Por ejemplo, ellos no pueden
entrar en las viviendas sin invitación... Y oh, las voces...
Él estaba profundamente feliz de haber dicho a Meredith y Bonnie que fueran
a la casa de la señora Flowers antes de ir a las propias. Las chicas lo habían
convencido de que sólo estaría poniendo en peligro a sus padres si hacía frente a el
342
linchamiento que le esperaba, dispuestos a matarlo por presuntamente haber
agredido a Caroline.
Caroline parecía haberlo encontrado en la pensión de inmediato, de todos
modos, pero nunca traía a nadie de la horda con ella. Matt creía que tal vez era
porque eso habría sido inútil.
Matt no tenía idea de lo que podría haber ocurrido si las voces hubiesen
pertenecido a esos antiguos amigos que hace mucho tiempo había invitado a su
casa mientras él estaba en esta.
Esta noche...
—Vamos, Matt —La voz de Caroline, un lento y seductor ronroneó. Esta
sonaba como si estuviera acostada, hablando en la grieta bajo la puerta—. No seas
tan aguafiestas. Sabes que tienes que salir en algún momento.
—Déjame hablar con mi mamá.
—No puedo, Matt. Te lo dije antes, está en formación.
—¿Para ser como tú?
—Se necesita mucho trabajo para llegar a ser como yo, Matt. —De repente el
tono de Caroline no siguió siendo coqueto.
—Ya lo creo —murmuró Matt, después añadió—: Le haces daño a mi familia
y lo vas a lamentar más de lo que te puedes imaginar.
—¡Oh, Matt! Vamos, seamos realistas. Nadie va a lastimar a nadie.
Matt lentamente abrió las manos para mirar lo que había sostenido entre
ellas. Era el viejo revólver de Meredith, lleno de balas bendecidas por Obaasan.
—¿Cuál es el segundo nombre de Elena? —Preguntó... no en voz alta, a pesar
de que habían sonidos de música y el baile en el jardín de la señora Flowers.
—Matt, ¿de qué estás hablando? ¿Qué estás haciendo ahí, un árbol
genealógico?
—Hice una pregunta sencilla, Care . Elena y tú han jugado desde que eran
prácticamente bebés, ¿verdad? Entonces, ¿cuál es su segundo nombre?
Una ráfaga de actividad. Cuando Caroline finalmente respondió él pudo oír
claramente el susurro forzado, como Stefan había oído hace mucho tiempo, apenas
un golpe antes de sus palabras.
—Si todo lo que te interesa es jugar, Matthew Honeycutt, voy a ir encontrar a
alguien más con quien hablar.
Prácticamente podía oír cómo se alejaba irritada.
343
Pero sentía ganas de celebrar. Él se permitió una galleta entera y la mitad de
una taza de jugo de manzana casera de la señora Flowers. Nunca supusieron que
podían quedarse encerrados allí para siempre, sólo con los suministros que tenían,
así que cada vez que Matt salía del búnker traía tantas como podía encontrar que
pudieran ser útiles. Un encendedor de barbacoas y laca para el cabello equivalían a
un lanzallamas. Tarro tras tarro de las deliciosas conservas de la señora Flowers.
Anillos, lápiz en caso de que lo peor pasara y terminara con dientes
puntiagudos.
La señora Flowers se volvió en su sueño en el sofá.
—¿Quién era ese, Matt querido? —le preguntó.
—Nadie en absoluto, señora Flowers. Puede volver a dormir.
—Ya veo, —dijo la señora Flowers en la voz dulce de vieja.—. Bueno, si en
todo caso ‚nadie‛ vuelve puedes pedirle el nombre de su propia madre.
—Ya veo, —dijo Matt con su mejor imitación de la voz de ella y luego ambos
se echaron a reír. Pero por debajo de su risa tenía un nudo en la garganta. Él había
conocido a la señora Forbes hacía mucho tiempo, demasiado. Y tenía miedo, miedo
de que fuera la voz de Shinichi llamando.
Entonces iban a estar en problemas para siempre.
—Ahí está, —gritó Sage.
—¡Elena!—, gritó Meredith.
—¡Oh, Dios!, —Gritó Bonnie.
Un instante después, Elena fue arrojada, y algo cayó encima de ella.
Débil, oyó un grito. Pero era diferente a los demás. Fue un sonido ahogado de
dolor puro como el pico de Bloddeuwedd que se clavaba en algo hecho de carne.
En mi, Elena pensó. Pero no había dolor.
¿No... en mi?
Se oyó un ruido por encima de la tos.
—Elena.... vete.... mis escudos.... no soportarán.
—¡Damon! ¡Iremos juntos!
Duele...
344
Fue la sombra de un susurro telepático y Elena sabía que Damon no creía que
ella había alcanzado a escuchar. Pero ella estaba circulando su poder cada vez más
rápido, hecho con el engaño, preocupándose sólo de conseguir que sus seres
queridos estuvieran fuera de peligro.
Encontraré un camino, le dijo a Damon. Yo te llevaré al ascensor de
incendios.
Él rió a eso, dando a Elena alguna esperanza de que no se estuviera
muriendo. Ahora Elena desearía haber tomado al Dr. Meggar en el coche con ellos
para poder usar sus poderes de curación en los heridos...
...Y luego ¿qué? ¿Dejarlo a la misericordia de Bloddeuwedd? Él quiere
construir un hospital aquí, en este mundo. Él quiere ayudar a los niños, que sin
duda no merecen todos los males que he visto en ellos al visitarlos...
Ella hizo esos pensamientos a un lado. No era el momento para un debate
filosófico sobre los médicos y sus obligaciones. Era el momento de correr.
Alcanzando tras ella, se encontró dos manos. Una manchada de sangre
entonces fue más lejos, dando las gracias a su difunta madre de todas las clases de
ballet, todo el yoga para niños, y ella agarró la manga por encima de ella. Y luego
se puso de espaldas y tiró.
Para su sorpresa arrastro a Damon con ella. Ella trató de poner su peso en
hombros, pero eso no funcionó. Entonces ella incluso logró dar un tambaleante
paso hacia adelante, y otro...
Y entonces Sage estaba allí recogiéndolos a ambos y ahora se dirigían al
vestíbulo del edificio del Shi no Shi.
—¡Todo el mundo, fuera! ¡Fuera! Bloddeuwedd viene tras nosotros y va a
matar todo en su camino! —Elena gritó. Fue la cosa más extraña. No había tenido
la intención de gritar. No había formulado las palabras, salvo quizás en las más
profundas partes de su subconsciente. Pero ella les había gritado en el vestíbulo ya
de por si frenético y éste había alcanzado el grito.
Lo que ella no esperaba era que empezaran a correr, no hacía la calle, sino
hacia abajo, hacia las celdas. Debía haberlo supuesto, por supuesto, no lo había
hecho.
Y entonces ella sintió que ella, Sage y Damon iban abajo, abajo en la forma
que la noche anterior...
¿Pero era realmente el camino correcto? Elena sujetó una mano sobre la otra y
vio, a juzgar por la luz de zorro, que necesitaban ir a la derecha.
345
—¿CUÁLES SON ESAS CELDAS A LA DERECHA? ¿CÓMO PODEMOS
LLEGAR? —Le gritó al joven caballero vampiro a su lado.
—Eso es aislamiento y trastornos mentales, —gritó el caballero vampiro a su
espalda—. No vayas por ese camino.
—¡Tengo que hacerlo! ¿Necesito una llave?
—Sí, pero....
—¿Tienes una llave?
—Sí, pero...
—¡Dámela ahora mismo!
—No puedo hacer eso, —se lamentó en una forma que le recordó a Bonnie en
sus más difíciles momentos.
—Muy bien. ¡Sage!
—¿Madame?
—Envía a Talon a que picotee los ojos de este hombre. ¡No me dará la llave de
la celda de Stefan!
—¡Tan bien como hecho, madame!
—¡Es... espera! Yo he ca... cambiado de opinión. ¡Aquí está la llave! —El
vampiro pescó a través de un manojo de llaves y le entregó una a ella.
Se parecía a las otras llaves de su anillo. Demasiado parecidas, la mente
sospechosa de Elena dijo:
—¡Sage!
—¡Madame!
—¿Puedes esperar hasta que pase con Saber? Quiero que él desgarre fuera el
ya-sabes-que de este tipo si me ha mentido.
—¡Por supuesto, madame!
—E...e...espere —jadeó el vampiro. Era evidente que estaba completamente
aterrorizado—. Puede... puede que le haya dado una llave incorrecta... es esta...
luz...
—Dame la llave correcta y dime todo lo que necesito saber o tendré que hacer
retroceder el perro y hacer que te mate — dijo Elena, y en ese momento, hablaba en
serio.
—A... aquí. —Esta vez la llave no se parecía a una tecla. Era redonda,
ligeramente convexa, con un agujero en el centro. Al igual que una dona sobre la
que se ha sentado un policía, dijo una parte de la mente de Elena, y ella empezó a
reír histéricamente.
346
Cállate, le dijo a su mente bruscamente.
—¡Sage!
—¿Madame?
—¿Puede Talon ver al hombre que estoy sosteniendo por los cabellos?
Ella tenía que ir de puntillas para alcanzarlo.
—¡Pero, por supuesto, madame!
—¿Puede recordarlo? Si no puedo encontrar Stefan quiero que le muestre el
poder de Saber para seguirle la pista.
—Uh... ah... lo tengo, madame.
Una mano, con sangre goteando de la muñeca, levantó un halcón en lo alto, al
mismo tiempo que hubo un choque en la parte superior del edificio.
El vampiro estaba casi sollozando.
—Gire a la de...derecha y a la próxima nuevamente a la derecha. Utilice la
lla...llave en la ranura a la altura de la cabeza que los llevará al pasillo. Puede haber
guardias allí. Pero si...si usted no tiene una llave de la celda individual que quiere...
lo siento, pero...
—¡La tengo! ¡Tengo la llave de la celda y sé que hacer después de eso!
Gracias, has sido muy amable y servicial. —Elena soltó el pelo del vampiro—.
¡Sage! ¡Damon! ¡Bonnie! Pueden buscar un pasillo, bloqueado, que vaya a la
derecha. Entonces no se dejen arrastrar. Sage, sostén a Bonnie y haz que Saber
ladre como loco. Bonnie, sostén a Meredith delante de los chicos. ¡El pasillo
conduce a Stefan!
Elena no sabía qué tanto de ese mensaje habían escuchado sus aliados,
enviado por la voz y la telepatía. Más adelante, oyó un sonido que a sus oídos era
como coros de ángeles cantando.
Saber ladraba locamente.
Elena nunca habría podido detenerse por sí sola. Estaba en un río furioso de
personas, y el río furioso la llevaba directamente a través de la barrera hecha por
cuatro personas, un halcón, y un perro de aspecto rabioso.
Pero ocho manos la alcanzaron mientras era arrastrada—y un gruñente y
chasqueante hocico saltó delante de ella para dividir la multitud.
De algún modo ella era chocada, magullada, sostenida, empujada, y,
agarrándose y siendo agarrada, pero fue forzada hasta llegar a la pared derecha.
Sage estaba buscando en esa misma pared con desesperación.
—¡Señora, la ha engañado! ¡No hay cerradura aquí!
347
La garganta de Elena fue oprimida. Ella se preparó a gritar:
—Saber, al canalla.
Pero entonces, justo debajo de ella, la voz de Bonnie dijo:
—Por supuesto que sí. Es la forma de un círculo.
Y Elena lo recordó.
Más pequeño que los guardias. Al igual que los duendes o los monos.
Tamaño de Bonnie.
—¡Bonnie, toma esto! Empújalo en el agujero. ¡Ten cuidado! Es el único que
tenemos.
Sage dirigió inmediatamente a Saber a ponerse de pie y gruñir justo por
delante de Bonnie en el túnel, para mantener la corriente de pánico de demonios y
vampiros empujándola.
Con cuidado, solemnemente, Bonnie tomó la llave grande, lo examinó, ladeó
la cabeza, la giró en sus manos—y lo colocó en la pared.
—¡Nada está pasando!
—Trata de girar o empujar...
Hubo un clic.
La puerta se abrió.
Elena y su grupo cayeron más o menos en el pasillo, mientras Saber estaba
entre ellos y el rebaño palpitando, ladrando y mordiendo y saltando.
Elena, tendida en el suelo, con las piernas entrelazadas con las de quie-sabe-
quien, tenía ahuecada una mano alrededor de su anillo.
Los ojos del zorro brillaban en línea recta y un poco hacia la derecha.
Estaban brillando a una celda delante ellos.
348
Traducido por rpbellamy
Corregido por Melo
—Stefan— gritó Elena y sabía que sonaba como una loca cuando gritó.
No hubo respuesta.
Ella estaba corriendo. Siguiendo la luz.
—Stefan! Stefan!
Una celda vacía.
Una momia amarillenta.
Una pirámide de polvo.
De alguna manera, inconscientemente, sospechaba de una de estas cosas. Y
cualquiera podría haber causado que ella corriera a pelear con Bloddeuwedd con
las manos desnudas.
En cambio, cuando llegó a la celda de la derecha, vio a un joven hombre
fatigado, cuyo rostro mostraba que había perdido toda esperanza.
Levantó un brazo enjuto hasta los huesos, rechazándola a ella
completamente.
—Me dijeron la verdad. Tú fuiste enviada por ayudar a un prisionero. No soy
más susceptible a los sueños.
—¡Stefan!— Ella cayó de rodillas. — ¿Tenemos que pasar por esto cada vez?
—¿Sabes con qué frecuencia te recrean, perra?
Elena se sorprendió. Más allá del estado de shock. Pero en el momento
siguiente, el odio había desaparecido de su rostro.
349
—Por lo menos puedo llegar a mirarte. Tuve... Yo vi una imagen. Pero se la
llevaron, por supuesto. La cortaron, muy lentamente, haciéndome ver. A veces me
hacían cortarla. Si yo no lo cortaba, ellos<
—¡Oh, querido! ¡Stefan, mi amor! Mírame. Escucha la prisión. Bloddeuwedd
lo está destruyendo. Porque he robado la otra mitad de la clave de su nido, Stefan,
y yo no soy un sueño. ¿Ves esto? ¿Alguna vez te han mostrado esto?—ella extendió
la mano con el doble anillo de zorro sobre el mismo. —Ahora, ahora, ¿dónde lo
pongo?
—Estás caliente. Los barrotes son fríos, —dijo Stefan, agarrando la mano y
hablando como si estuviera recitando un libro para niños.
—¡Aquí!— lloró triunfalmente Elena. Ella no necesitaba quitarse el anillo.
Stefan estaba sosteniendo su otra mano, y el bloqueo funcionó como un sello. Lo
colocó directamente en un hueco circular en la pared.
Entonces, cuando no pasó nada, ella la giró a la derecha. Nada. Izquierda.
Los barrotes de la celda lentamente comenzaron a levantarse hacia el techo. Elena
no podía creerlo y, por un instante, pensó que estaba alucinando. Entonces, cuando
se giró bruscamente a mirar al suelo, vio que los barrotes estaban realmente al
menos a unos cuantos pies sobre él.
Miró en ese momento a Stefan que estaba de pie de nuevo. Ambos cayeron
de rodillas. La necesidad de tocarse era tan grande que ambos se habrían
agachado y reptado como serpientes si hubiera sido necesario. Los puntales
horizontales en los barrotes les hicieron imposible mantener las manos unidas
mientras se izaban. A continuación, los barrotes estaban sobre la parte superior de
la cabeza de Elena y estaba abrazando a Stefan— ¡tenía a Stefan en sus brazos!—
horrorizada de sentir huesos bajo sus manos, pero abrazándole, y nadie podía
decirle que se trataba de una alucinación o un sueño, y si ella y Stefan tenía que
morir juntos, morirían juntos. Nada importaba excepto que no estarían separados
otra vez.
Cubrió la poco familiar y huesuda cara con besos. Con una extraña, no
creciente, salvaje barba, porque a los vampiros no les crecía la barba a menos que
ellos la tuvieran cuando se convirtieron en vampiros.
Y entonces había otras personas en la celda. Personas buenas. Personas
riendo y llorando y ayudándola a crear una refugio provisional con mantas
apestosas de la celda de Stefan, y nadie gritó cuando los piojos saltaron hacia ellos
350
porque todos sabían que Elena se giraría y les rasgaría la garganta como Saber. O
más bien, como Saber, pero en versión mujer.
Pero como la Sra. Courtland siempre había dicho, con sentimiento. Para Saber
era sólo un trabajo.
Entonces de alguna manera, las cosas habían empezado a desconectarse.
Elena estaba viendo el amado rostro de Stefan y agarrando sus despojos y
corriendo —él no pesaba nada— rápidamente por un pasillo diferente de aquel en
el que ella había peleado, respaldado, empujado y luchado por mantenerse a flote
en su propio camino. Aparentemente, todos los salmones de Shinichi habían
elegido el otro pasillo. Sin lugar a dudas, había un lugar seguro para ellos al final
de ese lado.
Y mientras Elena se estaba preguntando cómo podría haber un rostro tan
puro, y guapo y perfecto, incluso cuando parecía casi como un cráneo, aún así
estaba pensando, puedo correr y agacharme. Y se inclinó sobre Stefan y su cabello
haciendo un escudo alrededor de ellos, se suponía que ellos dos estaban en su
interior. El mundo exterior quedó aislado, y ellos estaban solos, y le dijo al oído:
—Por favor, necesitamos que seas fuerte. Por favor, para mí. Por favor, para
Bonnie. Por favor, para Damon- Por fa<
Ella habría ido nombrándolos a todos ellos, y probablemente una y otra vez,
pero era ya demasiado. Después de su largo sufrimiento, Stefan no estaba de
humor para llevarle la contraria. Su cabeza se elevó, Elena sintió algo más que el
dolor de costumbre porque estaba en un ángulo incorrecto, y se alegró de que
Stefan haya alcanzado una vena abajo en su longitud y la sangre corría en su boca
en una corriente constante.
Tuvieron que ir un poco más despacio, o Elena habría tropezado, la cara de
Stefan era marrón como la de un demonio, pero todavía estaban corriendo.
Alguien más los guiaba.
Luego, repentinamente se detuvieron. Elena, con los ojos cerrados y
bloqueando su mente a Stefan, no habían levantado su vista al mundo. Pero en un
momento se movían de nuevo, y había una sensación de amplitud alrededor de
Elena por lo que se dio cuenta de que estaban en el vestíbulo y que tenía que
asegurarse de que todo el mundo se enterara.
Está a nuestra izquierda, lanzó a Damon. Está cerca hacia el frente. Es una
puerta con todo tipo de símbolos por la parte superior.
351
Creo que estoy familiarizado con las especies, Damon envió de vuelta con
sequedad, pero incluso él no podía ocultarle dos cosas. Una era que se alegraba,
estaba realmente contento de sentir la felicidad de Elena, y saber que era él,
principalmente el que lo había provocado. Lo otro era simple. Que si había una
posibilidad de elegir entre su vida y la vida de su hermano, él daría su propia vida.
Por el bien de Elena, por su propio orgullo.
Por Stefan.
Elena no se paró mucho a pensar sobre estas cosas secretas que no tenía
derecho a saber. Ella simplemente los abrazó, dejó que Stefan los sintiera en toda
su cruda vitalidad, y se aseguró de que no había comentarios para decirle a Damon
que Stefan no sabría. Los ángeles cantaban en el cielo para ella. Mágicos pétalos
negros de rosa se fueron esparciendo alrededor de su cuerpo. Hubo un vuelo de
palomas y ella sentía sus alas. Estaba feliz. Aunque no estaba muy segura. Ella sólo
lo supo cuando entró en el vestíbulo, eran muy afortunados de que la Puerta
Dimensional estuviera del lado que estaba. Bloddeuwedd había destruido
metódicamente el otro lado hasta que se había derrumbado en un montículo que
no era más que madera astillada. La contienda entre Elena y Bloddeuwedd podría
haber comenzado como una pelea entre una anfitriona que pensó que su huésped
había roto las normas de convivencia y un invitado que sólo quería salir corriendo,
pero se había convertido en una guerra a muerte. Y dada la forma en que
vampiros, hombres lobo, demonios y otras gentes aquí en la Dimensión Oscura
habían reaccionado, se había creado una sensación. Los Guardianes tenían las
manos llenas por mantener a las personas fuera del edificio.
La calle estaba cubierta de cadáveres.
¡Oh Dios, la gente! ¡Pobre gente! Elena pensó, cuando al fin entró en su
campo visual. En cuanto a los guardianes, estaban manteniendo este lugar limpio y
luchando contra Bloddeuwedd en su nombre —que Dios los bendiga por eso,
pensó Elena, imaginando que era únicamente un hall de entrada cuando trataban
de correr con Stefan por el suelo. Así las cosas, estaban solos.
—Ahora necesitamos tu llave de nuevo, Elena, —dijo la voz de Damon, justo
por encima de ella.
Elena suavemente levantó a Stefan de su garganta. —Sólo un momento, mi
amor. Sólo será un momento.
Mirando la puerta, Elena estuvo confundida durante un rato. Había un
agujero, pero nada ocurría cuando puso el anillo en él y empujó, presionó o lo giró
352
a la derecha y a la izquierda. Por el rabillo del ojo vio una sombra oscura sobre
ella, la consideró irrelevante, y luego vino gritando hacia a ella como un
bombardero en picado, unas garras de acero llegaron hasta ella.
No había techo. Las garras de Bloddeuwedd lo habían arrancado
metódicamente.
Elena lo sabía. Porque de alguna manera ella vio de pronto el conjunto de la
situación, no sólo la parte de ella, sí no como si fuera alguien ajeno a su cuerpo,
alguien que entendía muchas cosas más de lo que la insignificante Elena Gilbert
hubiera hecho.
Los Guardianes estaban aquí para evitar daños colaterales. Ellos podrían o no
detener a Bloddeuwedd.
Elena sabía eso también.
Toda la gente corriendo por el otro pasillo había estado haciendo lo que la
presa de un búho hace normalmente. Habían estado corriendo por el fondo de su
madriguera. Había una enorme caja fuerte allí.
De alguna manera, Elena lo sabía.
Pero ahora, de forma borrosa pero definitiva, Bloddeuwedd vio lo que ella
había estado persiguiendo en primer lugar, los ladrones de nidos, los que le habían
sacado uno de sus enormes y redondos ojos naranjas de largo alcance y le habían
cortado tan profundamente el otro ojo que estaba lleno de sangre.
Elena podía sentirlo.
Bloddeuwedd podía ver que eran ellos los que habían causado que se
rompiera su pico. Los criminales, los salvajes, los que ella haría pedazos poco a
poco, lentamente, un miembro a la vez, cambiando de uno a otro, agarrando cinco
o seis con un juego de pinzas, incluso hasta que los viera incapaces de correr por la
falta de extremidades, retorciéndose debajo de ella.
Elena podía sentirlo.
Debajo de ella.
En este momento... estaban directamente debajo de Bloddeuwedd. Una
Bloddeuwedd paloma.
—¡Saber! ¡Garra!— gritó Sage, pero Elena sabía que no habría ninguna
distracción ahora. No habría nada excepto matar y desgarrar, poco a poco, y
haciendo eco a los gritos de la pared del vestíbulo.
Elena podía ver la imagen.
353
—No se abrirá, maldita sea—, gritó Damon. Estaba manipulando la muñeca
de Elena para mover la llave en el agujero. Pero no importa cómo tirara o
empujara, no pasaba nada.
Bloddeuwedd estaba casi sobre ellos.
Ella aceleró, arrojando imágenes telepáticas antes que ella.
Los nervios estirándose, las articulaciones agrietándose, astillando los
huesos... Elena lo sabía.
¡NOOOOO!
La rabia de Elena se desbordó.
De pronto vio todo lo que necesitaba saber en una dramática epifanía. Pero ya
era demasiado tarde para Stefan dentro de la puerta, así que lo primero que gritó
fue
—¡Alas de protección!
Bloddeuwedd, apenas a seis metros de distancia, se estrelló contra una
barrera que un misil nuclear no podría haber perjudicado. Chocó contra ella a la
velocidad de un coche de carreras y con la masa de un avión de tamaño medio.
El horror hizo explotar el pico primero contra las alas de Elena. Eran de un
verde claro en la parte superior, salpicada de centelleantes esmeraldas, y el
sombreado en un amanecer rosado cubierto de cristales en la parte inferior. Las
alas envolvían a seis personas y dos animales, y no se movieron ni un milímetro
cuando Bloddeuwedd se estrelló contra ellos.
Bloddeuwedd se había convertido a sí misma en algo así como un animal
atropellado.
Cerrando los ojos y tratando de no pensar en la doncella que había sido hecha
de flores (¡y que había matado a su marido! Elena se dijo desesperadamente) con
los labios secos y la humedad corriendo por sus mejillas, se volvió hacia la puerta.
Colocó el anillo. Se aseguró de que estuviera alineado. Y dijo:
—Fell’s Church, Virgina, Estados Unidos, La Tierra. Cerca de la casa de
huéspedes, por favor.
Era bien entrada la medianoche. Matt estaba durmiendo en el catre del
bunker, mientras que la señora Flowers dormía en el sofá, cuando de repente se
despertó por un golpe.
—¿Qué demonios?— La señora Flores se levantó y miró por la ventana, que
debería haber estado oscura.
354
—Sea cuidadosa señora —dijo Matt automáticamente, pero no pudo evitar
añadir: —¿Qué es eso?— Como siempre, esperando lo peor y asegurándose de que
el revólver con las benditas balas estaba listo.
—Es... luz—, dijo la señora Flowers sin poder hacer nada. —No sé qué más
decir al respecto. Es luz.
Matt podía ver la luz, arrojando sombras sobre el suelo de su búnker. No
hubo ningún sonido de trueno, ni se había producido desde que se había
despertado. Precipitadamente corrió para reunirse con la señora Flowers en la
ventana.
—¿Alguna vez tú<?— exclamó la señora Flowers, levantando sus manos y
dejándolas caer de nuevo. —Sea lo que sea que signifique.
—No lo sé, pero recuerdo a todo el mundo hablando sobre las líneas de la ley.
Líneas de Poder sobre el suelo.
—Sí, pero estas se extienden sobre la superficie de la tierra. No señalan hacia
arriba, como< ¡como una fuente!— dijo la señora Flowers.
—Pero escuché que, donde quiera que estas tres líneas se llegasen a juntar—
creo que lo dijo Damon—podrían formar una Puerta. Una Puerta a donde ellos
estaban yendo.
—Dios mío—, dijo la señora Flowers—. ¿Quieres decir que uno de esos
portales está ahí fuera? Quizás son ellos, volviendo.
—No puede ser—. El tiempo que Matt había pasado con esta señora en
particular, le había hecho no sólo respetarla, también quererla. —Pero yo no creo
que debamos salir a la calle, de todas formas.
—Querido Matt. Eres un consuelo para mí—. Murmuró la señora Flowers.
Matt realmente no veía cómo. Toda la comida y el agua almacenada que
estaban usando eran de ella. Incluso el catre plegable era suyo. Si hubiera estado
por su cuenta hubiera investigado esta... cosa extraordinaria. Tres focos brillantes
de la tierra en un ángulo tal que se reunían casi a la altura de un ser humano.
Luces brillantes. Aumentando su brillo cada minuto. Matt contuvo la respiración.
Tres líneas de ley, ¿eh? ¡Dios! probablemente era una invasión de monstruos. Él no
se atrevió siquiera a tener esperanza.
Elena no sabía si tenía que haber dicho EE.UU. o la Tierra, o incluso si la
puerta podía llevarla a Fell’s Church, o si Damon tendría que darle el nombre de
alguna puerta que estaba cerca de él. Pero... sin duda... con todas esas líneas de
355
ley... La puerta se abrió, revelando una pequeña habitación de madera similar a un
ascensor.
Sage dijo en voz baja:
—¿Puedes llevarlos a los cuatro, en caso de que tuvieras que luchar
también?— Y después de un segundo para desentrañar lo que esto significaba,
tres gritos de protesta, en tres tonos diferentes de voz femenina, surgieron.
—¡No! ¡Oh, por favor, no! ¡Oh no, nos dejen!— Bonnie suplicaba.
—¿No vienes a casa con nosotros?— dijo Meredith, directamente desde el
hombro.
—Te pido que lo hagas y ¡hazlo rápido!— dijo Elena.
—Que mujer tan dominante—, murmuró Sage. —Ah, bueno, parece que el
Gran Péndulo ha oscilado otra vez. Yo soy sólo un hombre. Obedezco.
—¿Qué? ¿Significa que vas a venir? —, exclamó Bonnie.
—Esto significa que yo voy, sí. —Suavemente, Sage cogió el agotado cuerpo
de Stefan en sus brazos y entró en el pequeño cubículo dentro de la puerta.
A diferencia de las primeras llaves que Elena había utilizado el día de hoy,
ésta parecía funcionar más como un ascensor activado por voz... esperaba. Después
de todo, Shinichi y Misao sólo necesitaban una clave para ellos. Así, varias
personas podrían ir al mismo lugar al mismo tiempo. Eso esperaba.
Sage dio una patada hacia atrás a la antigua cama de Stefan. Algo repicó
sobre el suelo.
—Oh, —Stefan lo alcanzó en vano. —Es mi diamante Elena. Lo encontré en el
suelo después de...
—Hay mucho más acerca de dónde vino eso—, dijo Meredith.
—Es importante para él—, dijo Damon, quien ya estaba dentro. En lugar de
aglomerarse en el interior del ascensor, en la pequeña habitación que podría
desaparecer en cualquier momento, que quiz{ se hubiera ido a Fell’s Church antes
de que pudiera volver atrás, él salió al vestíbulo, miró de cerca el suelo, y se
arrodilló. Entonces, rápidamente, se agachó, se levantó y se apresuró a entrar en el
cuartito de nuevo.
—¿Quieres sujetarlo o lo hago yo?
—Sujétalo... por mí. Cuídalo.
Cualquiera que conociera la trayectoria de Damon, especialmente con
respecto a Elena, o incluso con un viejo diamante que había pertenecido a Elena,
356
habría dicho que Stefan tenía que ser un loco. Pero Stefan no estaba loco. Apretó la
mano con su hermano que sujetó el diamante.
—Y lo agarraré fuerte por ti, —dijo con una leve sonrisa, irónica.
—No sé si alguien está interesado—, dijo Meredith, —pero hay un solo botón
en el interior de este artilugio.
—¡Apriétalo!—, Exclamaron Sage y Bonnie, pero Elena gritó más fuerte,
—¡No, espera!
Había visto algo. Al otro lado del vestíbulo, los Guardianes habían sido
incapaces de detener a un solo ciudadano, al parecer desarmado, de entrar a la sala
y cruzar la habitación con un movimiento agraciado y completamente tranquilo. Él
parecía medir más de un metro ochenta de estatura, vestido con una túnica blanca
y bombachos, que hacían juego con sus largos cabellos blancos, las orejas alerta
como las de un zorro, y una larga cola que ondulaba detrás de él.
—¡Cierra la puerta!— Gritó Sage.
—¡Dios mío!— Bonnie respiraba agitadamente.
—¿Puede alguien decirme qué demonios está pasando?— gruñó Damon.
—No te preocupes. No es más que un compañero de prisión. Un hombre
silencioso. ¡Oye, fuera de aquí, también!— Stefan sonreía y eso era suficiente para
Elena. Y el intruso le estaba ofreciendo algo que—bueno, no podía ser lo que
parecía, pero estaba bastante cerca ahora y parecía como un ramo de flores.
—Ese es un kitsune, ¿no?— Meredith preguntó, como si el mundo se hubiera
vuelto loco a su alrededor.
—Un prisionero—, dijo Stefan.
—Ladrón—, gritó Sage.
—¡Silencio!—, Dijo Elena. —Probablemente puede oír incluso si no puede
hablar.
Para entonces, el kitsune estaba sobre ellos. Se encontró con los ojos de Stefan,
miró a los demás y le tendió el ramo, que estaba sellado en una envoltura de
plástico y algún tipo de largas pegatinas con inscripciones de aspecto mágico.
—Esto es para Stefan, —dijo. Todo el mundo, incluyendo a Stefan, se quedó
sin aliento. —Ahora tengo que tratar con algunos tediosos guardianes—. Suspiró.
—Y tú debes presionar el botón para hacer que la habitación se vaya, preciosa
—dijo a Elena.
Elena, que había estado momentáneamente fascinada por el batir de una cola
alrededor de unos pantalones de seda, de repente se puso roja. Estaba recordando
357
ciertas cosas. Ciertas cosas que le habían parecido muy diferentes... en un calabozo
solitario... en la oscuridad de una noche creada artificialmente. Oh, bueno. Lo
mejor era poner buena cara.
—Gracias— dijo, y pulsó el botón. Las puertas comenzaron a cerrarse.
—¡Gracias de nuevo!—, agregó, inclinándose ligeramente hacia el kitsune. —
Soy Elena.
—Yo soy< Yoroshiku
La puerta se cerró entre ellos.
—¿Es que te has vuelto loca?—, exclamó Sage. — ¡Aceptando un ramo de un
zorro!
—Tú eres el que parece conocerle, señor Sage—, dijo Meredith. — ¿Cómo se
llama?
—¡No sé su nombre! ¡Me consta que me robó las tres quintas partes del
Tesoro del Claustro de Sena! ¡Sé que él es experto, pero experto en hacer trampas
en las cartas! ¡Ahhhhhh!
El último no fue un grito de rabia, sino un grito de alarma, porque la pequeña
habitación se estaba moviendo hacia los lados, hundiéndose hacia abajo, casi
parando, antes de reanudar el movimiento uniforme anterior.
—¿De verdad nos llevar{ a Fell’s Church?—, preguntó Bonnie tímidamente, y
Damon pasó un brazo alrededor de ella.
—Nos llevará a algún lugar—, prometió. —Y luego ya veremos. Somos un
equipo de supervivientes muy preparado.
—Lo que me recuerda< —dijo Meredith— Creo que Stefan se ve mejor.
Elena, que había estado ayudando a amortiguar el movimiento del ascensor
dimensional, lo miró rápidamente.
—¿De verdad? ¿O es sólo la luz? Creo que debe ser la alimentación—, dijo
con ansiedad.
Stefan estaba sonrojado y Elena presionó los dedos sobre sus propios labios
para que dejaran de temblar.
—No, amor—, dijo sin voz. —Cada una de estas personas ha estado
dispuesta a dar su vida por ti—o por mí—por nosotros.
—Estoy sana. Todavía estoy sangrando. Por favor, no la desaprovechemos.
Stefan murmuró,
—Voy a parar el sangrado. —Pero cuando se inclinó sobre ella, bebió como
Elena sabía que haría.
358
Traducido por Cristina
Corregido por Ginabm
A estas alturas Matt y la señora Flowers no podían ignorar más las luces
cegadoras. Tuvieron que salir a la calle.
Pero cuando Matt abrió la puerta había<bueno, Matt no sabía lo que era.
Algo emergió directamente de la tierra hacia el cielo, donde se puso más
pequeño y más pequeño, se volvió una estrella, y desapareció.
¿Un meteoro que había pasado por la Tierra? Pero no sería esto, ¿significa
tsunamis, terremotos y ondas de choque y los incendios forestales y tal vez incluso
la Tierra quebrándose? Si un meteoro golpeó la superficie y pudo acabar con todos
los dinosaurios...
La luz que había estado brillando hacia arriba se había desvanecido
ligeramente.
—Bien, bendice mi alma—, dijo la señora Flowers en voz baja, —Matt,
querido, ¿estás bien?
—Sí, señora. Pero... —el vocabulario de Matt no pudo soportar la tensión. —
¿Qué diablos era eso?
Y para su sorpresa, la señora Flowers dijo: —¡Mis sentimientos exactamente!
—Espera, hay algo en movimiento. ¡Atrás!
—Estimado Matt, ten cuidado con esa arma...
—Es la gente! ¡Oh, Dios mío! Es Elena. —Matt se sentó bruscamente en el
suelo. Sólo podía susurrar. —Elena. Está viva. ¡Está viva!
Por lo que Matt veía, había un grupo de gente subiendo y ayudando a otros a
salir de un agujero perfectamente rectangular, tal vez cinco pies de profundidad,
en el porche de la angelical señora Flowers.
360
—Necesitamos las bolas de estrellas, porque cualquiera de ellas podría
ser<— estaba comenzando Bonnie cuando gritó — ¡Oh, mira! ¡Mira! ¡La señora
Flowers y Matt!
—¿Ahora, Bonnie?, ellos apenas podrían esperar por nosotros—, puntualizo
Meredith.
—¿Dónde? Bonnie, ¿dónde? — Exigió Elena.
—Si es Shinichi y Misao disfrazados voy a< ¡hey Matt!
—¿Qué alguien por favor me diga dónde?
—¡Allí mismo, Meredith!
—¡Oh! ¡La Sra. Flowers! Um... Espero que no la despertáramos.
—Nunca he tenido un despertar más feliz—, dijo la señora Flowers
solemnemente—. Puedo ver lo que han vivido en el lugar oscuro. Y sus—er<falta
de ropa suficiente...
Un repentino silencio. Meredith miró a Bonnie. Bonnie miró a Meredith.
—Sé que estas ropas y joyas pueden parecer un poco demasiado...
Matt encontró su voz.
—Esas joyas ¿Son reales?
—Oh, no son nada. Y estamos todos sucios...
—Perdóname. Es mi culpa que apestemos — comenzó Stefan, sólo para que
Elena le cortara.
—Señora Flowers, Matt: ¡Stefan ha sido un prisionero! ¡Durante todo este
tiempo! Hambriento y torturado, ¡oh, Dios!
—Elena. Shhh. Me regresaste.
—Le regresé. Ahora, yo nunca voy a dejarte ir. Nunca, nunca.
—Tranquila, amor. Realmente necesito un baño y— Stefan se paró de repente.
—¡No hay ninguna barra de hierro! ¡No hay nada que apague mis facultades!
Yo puedo... — Se alejó de Elena, que se aferro con una mano. Hubo un destello
suave, plateado de luz, como una luna llena que aparece y desaparece en medio de
ellos.
—¡Por aquí! —dijo. —El que no quiera tener más de esos pequeños parásitos
bestiales, yo lo puedo ayudar.
—Soy tu chica, — dijo Meredith. —Tengo una fobia a las pulgas, y Damon ni
siquiera tiene polvo anti pulgas. ¡Qué maestro!
361
Hubo risas en esto, risas que Matt no entendía. Meredith estaba usando,
bueno, tenía que ser bisutería, pero aún se veía como acerca de valer unos cuantos
millones de dólares de zafiros.
Stefan tomó la mano de Meredith. Allí estaba el mismo flash de luz suave. Y
luego Meredith dio un paso atrás diciendo:
—Gracias.
La respuesta baja de Stefan fue:
—Gracias, Meredith. — El vestido azul de Meredith estaba por lo menos en
una sola pieza, observo Matt.
Bonnie, cuyo vestido había sido cortado, tenía una luz de estrellas—Y cintas
de colores, levanto la mano.
—¡Yo también, por favor! —Stefan le tomó la mano, y ocurrió de nuevo. —
¡Gracias, Stefan! ¡Oooh! ¡Me siento mucho mejor! ¡Odiada comezón!
—Gracias, Bonnie. Yo odiaba pensar que me estaba muriendo solo.
—¡Otros vampiros, cuidan de sí mismos!, — Dijo Elena, como si hubiera un
portapapeles y estuviera revisando las partidas fuera. —Y, Stefan, por favor—
elevó sus manos hacia él.
Se arrodilló delante de ella, le besó las dos manos, luego estuvo envuelta en
una luz blanca y suave.
—Pero sigo necesitando de un baño... — dijo Bonnie suplicante, como el
nuevo vampiro—el ajuste de altura de uno y Damon había despertado un brillo de
cada luz de la luna alrededor de ellos mismos.
La Sra. Flores tomó la palabra.
—Hay cuatro bañeras que trabajan en esa casa: en la habitación de Stefan, en
mi habitación, en las habitaciones a cada lado de Stefan. Sean mis huéspedes.
Pondré algunas sales de baño en un momento. —Y luego agregó, sosteniendo sus
brazos a un harapiento, sangrado y sucio montón de ellos:
—Mi casa es suya, queridos míos.
Hubo un coro de apasionados.
—Gracias.
—Voy a organizar un turno. Para la alimentación de Stefan, quiero decir. Si
las chicas están dispuestas, — añadió Elena rápidamente, mirando a Bonnie y
Meredith. —Él no necesita mucho, sólo una poca cada hora hasta la mañana.
Elena todavía parecía muy tímida con Matt.
362
Matt era muy tímido con ella. Pero él dio un paso adelante, con las manos
vacías levantó para demostrar que era inofensivo.
—¿Es una regla de que sólo las chicas? Debido a que tengo sangre, también,
y estoy sano como un caballo.
Stefan rápidamente lo miró.
—No hay ninguna regla acerca de las chicas solamente. Pero no tienes por
qué.
—Yo quiero ayudarte.
—Muy bien, entonces. Gracias, Matt.
La respuesta adecuada parecía ser: ‚Gracias, Stefan‛, pero Matt no podía
pensar en nada hasta que:
—Gracias por cuidar de Elena. — Stefan sonrió.
—Gracias a Damon por eso. Él y los demás todos me ayudaron entre sí.
—También paseé perros, al menos en Sage hace< —dijo Damon con malicia.
—Oh, eso me recuerda. Debo utilizar el truco de—desparasitando a mis dos
amigos. ¡Saber! ¡Talon! —Y agregó un silbido que Matt nunca podría haber
imitado.
En cualquier caso, Matt estaba operando en un sueño. Un perro enorme, casi
tan grande como un caballo, al parecer, y un halcón salieron de la oscuridad.
—Ahora — dijo el vampiro en forma, y una vez más la luz brilló suave.
Y luego:
—Si no te importa, prefiero dormir afuera de las puertas con mis amigos.
Estoy agradecido por todas sus bondades, señora, y mi nombre es Sage. El halcón
es Talon y el perro, Saber.
Elena dijo: —El baño de Stefan para Stefan y para mi, y el baño de la señora
Flowers para las chicas. Ustedes muchachos pueden resolver las cosas por su
cuenta.
—Yo —la señora Flowers dijo gravemente—, estaré en la cocina, haciendo
bocadillos—. Se fue.
Fue entonces cuando Shinichi se levantó del suelo por encima de ellos.
O mejor dicho, cuando levantó su rostro. Era claramente una ilusión, pero
una terrible y maravillosa. Shinichi en realidad parecía estar allí, un gigante, tal vez
apoyo al mundo sobre sus hombros. La parte de su cabello negro mezclado con la
noche, pero las puntas de color escarlata hicieron un halo alrededor de su cara en
363
llamas. Habiendo venido de una tierra que estaba dominada por un sol gigante
rojo, noche y día, era un espectáculo extraño.
Los ojos de Shinichi estaban rojos, así como dos pequeñas lunas en el cielo, y
se centró en el grupo en la casa de la señora Flowers.
—Hola —dijo— ¿Por qué, se ven tan sorprendidos? No deberían. Realmente
no podía permitir que vuelvas a aparecer sin antes decirles 'hola'. Después de todo.
Ha sido un largo tiempo, para algunos de ustedes —dijo la cara gigante,
sonriendo— También, por supuesto, hay que participar en las festividades— ya
que salvaron a Stefan, e incluso lucharon con un pollo de gran tamaño para
hacerlo.
—Me gustaría ver que lucha con Bloddeuwedd, uno a uno, y busca una llave
secreta de su nido, al mismo tiempo—. Bonnie comenzó con indignación, pero se
detuvo cuando Meredith le apretó el brazo.
Sage, por su parte estaba murmurando algo acerca de lo que su propio—
pollo de gran tamaño, Talon, le haría si Shinichi fuera lo suficientemente valiente
como para mostrarse en persona.
Shinichi ignoró todo esto.
—Oh, sí, y la calistenia mental que tenía que pasar. En verdad formidable.
Bueno, nunca más vamos a cometer un error como la metedura de pata, de la
idiota de mi hermana, al darles alguna pista y mucho menos una pista que
pudieran entender. Yo podría decir ahora—de soslayo ¿por qué no me trague la
llave en primer lugar?, ¿eh?
—Es un farol, — dijo Meredith rotundamente. —Nos subestimaron, así de
simple.
—Tal vez, — dijo Shinichi. —O tal vez era algo completamente distinto.
—Perdiste —dijo Damon— Soy consciente de que puede ser un concepto
totalmente nuevo para usted, pero es verdad. Elena ha ganado mucho más control
sobre sus poderes.
—Pero ¿van a trabajar aquí? — Shinichi sonrió misteriosamente. — ¿O de
repente desaparecen a la luz de un sol amarillo pálido? ¿O de verdad en el fondo
de las tinieblas?
—No deje que él la confunda, señora —gritó Sage—¡Y nuestros poderes
vienen de un lugar al que él no puede entrar!
364
—Oh, sí, y el renegado. El Rebelde, el hijo rebelde. Me pregunto... ¿Cómo te
estás llamando a ti mismo esta vez? ¿Jaula? ¿Rabia? Me pregunto lo que estos
niños van a pensar cuando se enteren de quién eres en realidad
—No importa quién sea —gritó Bonnie—. Lo sabemos. Sabemos que es un
vampiro, pero que puede ser gentil y amable y él nos ha salvado más de una vez.
—Cerró los ojos, pero se mantuvo firme contra el viento de la risa de Shinichi.
—Así Señora — Shinichi se burló, —crees que has ganado 'Sage'. Pero me
pregunto si conoces lo que en ajedrez llamamos un ‚gambito‛ ¿Si? ¿No? Bueno,
Estoy segura de que tu amiga intelectual estará encantado de informarle.
Hubo una pausa. Luego Meredith dijo, sin expresión alguna—, Un gambito
es cuando un jugador de ajedrez sacrifica algo, por ejemplo, un peón,
deliberadamente, sólo para obtener algo más. Una posición en el tablero de ajedrez
que quiere, por ejemplo<
—Sabía que serías capaz de decírselo. ¿Qué piensas de nuestra táctica en
primer lugar?
Otro silencio, y luego Meredith dijo: —Supongo que quiere decir que nos ha
devuelto a Stefan para lograr algo mejor.
—Oh, sí sólo tenía el pelo de oro<como su amiga Elena ha mostrado con
tanta generosidad.
Hubo exclamaciones diversas sobre el tema.
— ¿Eh?— La mayoría de ellas dirigidas a Shinichi, pero algunos a Elena.
Quien de inmediato explotó.
—¿Y tomó la memoria de Stefan?
—Vamos, vamos, nada tan drástico, querida. Sin embargo, una sesión de
esteticista funden treinta y uno, ahora, ella era muy cooperativa.
Elena volvió la mirada hasta el rostro gigante con una mirada de desprecio.
— Tu... sinvergüenza
—Oh, estoy afectado del corazón. — Pero la cosa era que, la cara gigante de
Shinichi se veía afectada, enojada y peligrosa. —Entre nosotros, todos sus amigos
íntimos: ¿sabe usted cuántos secretos tienen? Por supuesto, Meredith es una
amante del secreto, mantenimiento sus secretos a amigos todos estos años. Usted
creo que ya la ha sondeado para sacárselos, pero lo mejor está por venir. Y
entonces, por supuesto, está el secreto de Damon.
365
—Qué si se habla aquí y ahora significa la guerra inmediata, —dijo Damon.
—Y usted sabe, es extraño, pero tengo la sensación de que has venido aquí esta
noche para negociar.
Esta vez la risa de Shinichi fue realmente un vendaval, y Damon tuvo que
saltar detrás de Meredith para impedir que se golpeara con el agujero que se había
hecho al ascender.
—Muy valiente —tronó Shinichi de nuevo, sonaron cristales rotos en algún
lugar de la casa de la señora Flowers—. Pero no puedo irme aun. Yo todavía dejare
una sinopsis de los premios que todavía tienen que buscar antes de que su
pequeña compañía pueda mirarme a los ojos.
—Creo que ya las tienes. Y no eres bienvenida en torno a este hogar—. dijo la
señora Flowers con frialdad.
Pero la mente de Elena seguía trabajando. Incluso aquí de pie, a sabiendas de
que Stefan la necesitaba, ella estaba buscando las razones detrás de esto: el
segundo gambito de Shinichi. Debido a que ella estaba segura de que se trataba
de—una.
—¿Dónde están las fundas de almohadas? —dijo con una voz aguda que
asusto y desconcertó a la mitad del grupo, y produjo miedo al resto.
—Tenía una, pero luego decidí aferrarme a Saber en su lugar. — dijo Sage.
—Tuve una, en el fondo del agujero, pero la abandoné cuando alguien me
sacó—. Bonnie.
—Todavía tengo una, aunque yo no entiendo lo de buena< —comenzó
Damon.
—¡Damon! — Elena se volvió hacia él. —¡Confía en mí! Tenemos la tuya y
Sage ¿Es seguro lo que le está sucediendo a Bonnie en el agujero?
En el momento en que ella había dicho ‚confiar en mí‛ Damon había vertido
su funda de almohada en la parte superior de Sage, y ya había saltado en el
agujero, que todavía tenía una luz tan brillante como para hacer daño a los ojos de
cualquier vampiro.
Pero Damon no hizo ninguna denuncia. Él dijo:
—Es seguro que la tengo ahora, ¡no, espera! ¡Una raíz! ¡Una raíz de
condenados se curva alrededor de una de las bolas de estrellas! ¡Que alguien me
lance un cuchillo, rápido!
Mientras todos los demás se estaban golpeando los bolsillos buscando los
cuchillos, Matt hizo algo que Elena no podía creer. Primero miró a los seis metros
366
de hoyo profundo al mismo tiempo que apuntaba con el revólver, ¿no es<? Ella
reconoció el arma de Meredith. Luego, sin tratar de dejarse caer con facilidad,
simplemente salto, como Damon, en el agujero.
—NO QUIERE QUE USTED SEPA —rugió Shinichi, pero nadie le prestaba
atención.
El salto de Matt no terminó a la ligera como Damon. Terminó con un grito y
una maldición ahogada. Pero Matt no perdió el tiempo; aún de rodillas, le entregó
la pistola a Damon.
—¡Bienaventuradas—balas que disparan!
Damon se movió muy rápido. Ni siquiera se paró a orientarse. Pero debe de
haber hecho clic en el seguro y haberse dirigido de inmediato, a la raíz que ahora
estaba en la pared blanda del agujero, su extremo bien envuelto alrededor de algo
redondo.
Elena oyó dos tiros de revólver; tres. A continuación, Damon se agachó y
recogió una bola envuelta de vid, de tamaño mediano y cristalino, donde su
superficie real podría ser vista.
—¡Deja eso! — La rabia de Shinichi era más allá que desmedida. Las dos
manchas rojas ardían en sus ojos como lunas en llamas, como de fuego. Él parecía
estar tratando de obtener la conformidad por volumen. —Le dije: ¡No toques eso
CON TUS MANOS HUMANAS asqueroso!
—¡Oh, Dios mío! —Jadeó Bonnie.
Meredith dijo simplemente:— Es Misao, tiene que ser. Ella apostaba por eso.
Damon, entrégamela, junto con el revólver. Apuesto a que no es a prueba de
balas—. Ella se arrodilló, alcanzando el agujero.
Damon, con una ceja levantada, hizo lo que le dijo.
—¡Oh, Dios! — exclamó Bonnie, desde el borde del agujero. —Matt sufrió un
esguince en el tobillo, por lo menos.
—Ya lo dije —rugió Shinichi—. Te arrepentirás
—Aquí —dijo Damon a Bonnie—, no haciendo el menor caso de Shinichi.
Sin esperar más, tomó impulso y flotó fuera del agujero. Depositó al chico
rubio junto a Bonnie, que lo miraba con los ojos marrones confusos.
Matt, sin embargo, después de tragar una sola vez, sacó un —gracias, Damon.
—No hay problema, Matt —dijo Damon, y luego —¿Qué?— cuando se
escucho un desaliento.
367
—¡Tú recuerdas! —gritó Bonnie:— ¡Recuerda Meredith! —Se interrumpió,
mirando a la chica alta. —¡La hierba!
Meredith, que había estado examinando la bola de estrellas con una
expresión extraña, ahora tiró el revólver a Damon y trató con la mano libre de
arrancar la hierba que se había torcido alrededor de sus pies y hasta los tobillos ya.
Pero incluso mientras lo hacía, la hierba parecía dar un salto hacia arriba y agarrar
la mano, que le vinculaba a sus pies. Y ahora estaba brotando, creciendo,
compitiendo por su cuerpo hacia la bola que sostenía en el aire.
Al mismo tiempo, se apretó alrededor del pecho, forzando a salir el aire de
sus pulmones.
Todo sucedió tan rápido que sólo cuando ella gritó, — ¡Que alguien tome la
bola!,— los demás saltaron en su ayuda. Bonnie fue la primera en llegar allí,
desgarrando con sus uñas en la zona verde que le apretaba el pecho de Meredith.
Pero cada hoja era como el acero, y no podía siquiera arrancar una de ellas. Ni
Matt podría o Elena. Mientras tanto, Sage estaba tratando de levantar a Meredith
de la tierra, sin tener más éxito que el resto.
La cara de Meredith, claramente visible en la luz todavía brillando con el
agujero, en blanco.
Damon le arrebató la bola de estrellas de las manos justo antes de que la
vegetación enmarañada corriera por el brazo para llegar a ella. Luego comenzó a
moverse, literalmente, más rápido de lo que el ojo humano pudiera seguir, sin
detenerse en ningún lugar el tiempo suficiente para alcanzar cualquier instalación.
Pero aún así, la hierba alrededor de Meredith se apreto. Ahora su cara se
volvía azul. Sus ojos estaban muy abiertos, la boca abierta por el aire que no venia.
—¡Ya basta!— Elena le gritó a Shinichi. —¡Le daremos la bola de estrella!
¡Sólo tienes que dejarla ir a ella!
—¿SOLO? — Shinichi bramó de risa. —MEJOR MIRE POR SUS PROPIOS
INTERESES ANTES DE PEDIRME UN FAVOR.
Salvajemente, Elena miró a su alrededor y vio que la hierba había envuelto
casi por completo las rodillas de Stefan, que estaba demasiado débil para moverse
tan rápidamente como los demás. Y él nunca había hecho un sonido para llamar la
atención sobre sí mismo.
—¡No!— grito Elena desesperada, casi ahogando la risa Shinichi. —Stefan!
¡No! — Incluso sabiendo que era inútil, se arrojó sobre él y trató de rasgar la hierba
368
fuera de su delgado pecho. Stefan simplemente le dio el más leve de las sonrisas y
sacudió la cabeza con tristeza.
Entonces fue cuando Damon se detuvo. Mantuvo la bola de estrellas para
arriba hacia el rostro de Shinichi.
—¡Toma!, — Gritó. — ¡Toma la bola, maldita sea, pero deja que los dos se
vayan!
Esta vez el vendaval de risa de Shinichi seguía y seguía. Una espiral de hierba
creció desde un punto junto a Damon y un instante después se había formado un
puño horrible, peludo verde, que casi había alcanzado la bola de estrellas. Pero<
—Todavía no, queridos míos—, jadeó la señora Flores. Ella y Matt habían
llegado sin aliento de la parte trasera de la pensión Matt cojeando mucho, y ambos
tenían lo que parecía notas Post-it en sus manos.
La siguiente cosa que sabía Elena, fue que Damon se movía a una velocidad
feroz de nuevo, lejos de la hierba, y Matt fue con algo del papel a la hierba verde
que cubría a Stefan, mientras que la señora Flowers hizo lo mismo con la hierba de
Meredith.
Como Elena miraba con incredulidad, la hierba parecía derretirse,
extinguiéndose en hojas de color pajizo que caían al suelo.
Un instante después, tenía la mano de Stefan.
—Vamos a entrar, queridas mías—, dijo la señora Flowers— Podre ayudar a
los heridos, por supuesto.
Meredith y Stefan estaban tomando grandes respiraciones jadeantes.
Pero Shinichi tenía la última palabra.
—No te preocupes — dijo, con una extraña calma, como si se diera cuenta de
que había perdido por ahora. —Yo me voy a ir pero volveré muy pronto. ¡Usted no
sabe cómo utilizar ese tipo de poder de todos modos! Y además, yo voy a decirles
lo que has estado escondiendo a tus llamados amigos. Sólo uno de tus tantos
secretos, ¿verdad?
—Al diablo con tus secretos, — gritó Bonnie.
—El lenguaje, el lenguaje Qué tal esto: Uno de ustedes ha mantenido un
secreto durante toda su vida, y lo está haciendo incluso ahora. Uno de ustedes es
un asesino, y no estoy hablando de un vampiro, o una muerte misericordiosa, ni
nada de eso. Y luego está la cuestión de la verdadera identidad de Sage, ¡buena
suerte en su investigación allí! Uno de ustedes ya ha tenido su memoria borrada, y
no son Damon o Stefan. ¿Y el beso que robo en secreto? Y luego está la cuestión de
369
lo que sucedió la noche del motel, que parece que nadie puede recordar, pero
Elena sí. Podrías preguntarle algo acerca de las teorías sobre Camelot. Y
entonces<
Fue entonces cuando el sonido tan fuerte como un vendaval de tamaño
gigante interrumpió la risa de Shinichi. Causó daños en el rostro en el cielo,
dejándolo caído ridículamente. Entonces el rostro desapareció.
—¿Qué fue eso?
—¿Quién tiene la pistola?
—¿Qué tipo de arma podía hacer eso con él?
—Una bendición a balazos, — dijo Damon con frialdad, mostrándoles el
revólver, apuntando hacia abajo.
—¿Significa que hiciste eso?
—¡Bien por Damon!
—¡Olvídate de Shinichi!
—Él es un mentiroso cuando le conviene, que te puedo decir.
—Creo que, —dijo la señora Flowers—, que pueden retirarse a la pensión
ahora.
—Seee, y vamos a ir a buscar nuestros baños.
—Sólo una última cosa. — La fuerte voz de Shinichi, parecía venir de todas
partes a su alrededor, desde el cielo, y la tierra.
—Realmente vas a amar lo que tengo en mente para ti. Si yo fuera tú,
empezaría a negociar por la bola de estrellas AHORA. —Pero su risa se apagaba y
el sonido apagado femenino detrás de él era casi como llorar, como si Misao no
pudiera evitarlo.
—¡TE VA A ENCANTAR! — Shinichi insistió en un rugido.
370
4 3
Traducido por Sheilita Belikov
Corregido por V!an*
Elena tenía una sensación que no podía describir. No era decepción. Era...
alivio. Por lo que parecía la mayor parte de su vida había estado buscando a
Stefan.
Pero ahora lo tenía de vuelta otra vez, enteramente a salvo y limpio (él se
había dado un largo baño mientras ella insistía en restregarlo suavemente con todo
tipo de cepillos y piedras pómez, y luego una ducha, y luego una ducha bien
estrecha con ella). Su cabello estaba secándose en su sedosa y oscura melena un
poco más larga de lo que él generalmente la mantenía que ella supiera. Él no había
tenido energía para frivolidades como mantener el cabello corto y limpio antes.
Elena entendía eso.
Y ahora... no había guardias o kitsunes alrededor para espiarlos. No había
nada para retenerlos el uno del otro. Habían estado juguetones en la ducha,
chapoteando entre sí, Elena siempre asegurándose de mantener los pies sobre el
protector antideslizante y lista para tratar de soportar el peso larguirucho de
Stefan. Pero no podían ser juguetones ahora.
El rociador de la ducha había sido muy útil, también al ocultar las lágrimas
que seguían fluyendo por las mejillas de Elena. Ella podía oh, querido cielo contar
y sentir cada una de sus costillas. Él no era más que huesos y piel, su hermoso
Stefan, pero sus ojos verdes estaban vivos, brillantes y bailando en su pálido rostro.
Después estaban vestidos con ropa de dormir simplemente sentados en la
cama por un rato. Sentados juntos, ambos respirando Stefan había adquirido la
costumbre de estar cerca de los seres humanos tanto y, recientemente, de tratar de
ganarse la pequeña cantidad de alimentación que recibía en sincronía, y ambos
sintiendo el otro cuerpo caliente al lado de ellos... era casi demasiado. Entonces,
371
casi tentativamente, Stefan buscó a tientas la mano de Elena, y la agarro,
sosteniéndola entre las suyas, dándole la vuelta con admiración.
Elena engullía y engullía, tratando de comenzar una conversación, se sintió a
si misma prácticamente irradiando felicidad. Oh, no quería nada más, pensó,
aunque sabía que pronto iba a querer hablar, y celebrar, y un beso, y alimentar a
Stefan.
Pero si alguien le hubiera preguntado si hubiera aceptado sólo eso, estar
sentados juntos, comunicados por el tacto y sólo el amor, ella lo habría aceptado.
Antes de que ella lo supiera, estaba hablando, las palabras salían como
burbujas de la melaza, sólo que estas fueron burbujas de su alma.
—Pensé que de alguna manera me podía perder este momento. Que he
ganado tantas veces, y que esta vez algo me enseñaría una lección y tú... no lo
haces.
Stefan seguía maravillado sobre su mano, inclinándose diligentemente para
besar cada dedo por separado.
—¿Llamas 'ganar' a morir en dolor y en la luz solar para salvar mi indigna
vida y la de mi hermano aún más indigna?
—Llamo a esto en cierto modo mejor que ganar, —Elena admitió—. Cada vez
que conseguimos estar juntos es ganar. En cualquier momento incluso en esa
mazmorra...
Stefan hizo una mueca, pero Elena tenía que terminar su pensamiento.
—Incluso allí, mirando tus ojos, tocando tu mano, sabiendo que estabas
mirándome y tocándome y que estabas feliz bueno, eso es ganar, en mi libro.
Stefan levantó los ojos hacia ella. En la luz tenue, el verde parecía
repentinamente oscuro y misterioso—. Y una cosa más—, él susurró.
—Porque soy lo que soy... y porque tu gloria no es esa gloriosa nube dorada
de cabello, sino un aura que es... inefable. Indescriptible. Más allá de cualquier
palabra...
Elena había pensado que estarían sentados y simplemente se mirarían el uno
al otro, ahogándose en los ojos del otro, pero eso no sucedió. La expresión de
Stefan había decaído y Elena se dio cuenta de cuán cercano a la sed de sangre y a la
muerte todavía estaba en realidad.
Apresuradamente, Elena movió su pelo húmedo a un lado de su cuello, y
entonces se echó hacia atrás, a sabiendas de que Stefan la agarraría.
372
Lo hizo, pero a pesar de que Elena inclinó la barbilla hacia atrás, él la inclinó
hacia abajo con sus dos manos para mirarla.
—¿Sabes cuánto te amo?— él preguntó.
Su rostro entero estaba enmascarado ahora, enigmático y extrañamente
apasionante—. No creo que lo sepas─, susurró— He visto y observado cuán
dispuesta estas a hacer cualquier cosa, cualquier cosa para salvarme... pero no creo
que sepas cuánto ese amor se ha ido acumulando, Elena...
Exquisitos escalofríos bajaron por la espalda de Elena.
—Entonces será mejor que me muestres —ella susurró— Si no, no podría
entender lo que quieres decir.
—Te voy a mostrar lo que quiero decir—, Stefan susurró de vuelta. Pero
cuando se agachó fue para besarla suavemente. Los sentimientos dentro de Elena
porque esta criatura hambrienta quisiera besarla en vez de ir inmediatamente por
su garganta, alcanzaron un apogeo que no podía explicar en pensamientos o
palabras, sino sólo atrayendo la cabeza de Stefan para que su boca descansará
sobre su cuello.
—Por favor—, dijo ella— Oh, Stefan, por favor.
Entonces sintió los rápidos dolores sacrificiales, y luego Stefan estaba
bebiendo su sangre, y su mente, que había estado revoloteando como un pájaro en
una habitación iluminada, ahora veía su nido y a su compañero y se abalanzó hacia
arriba y arriba y hasta al fin alcanzar la unidad con su más amado.
Después de eso no había necesidad de cosas torpes como las palabras. Se
comunicaban en pensamientos tan puros y claros como gemas relucientes, y Elena
se alegró porque toda la mente de Stefan estaba abierta a ella, y nada en ella estaba
amurallado u oscuro y no había rocas de secretos o niños encadenados y llorando...
¡Qué! oyó exclamar a Stefan sin voz. ¿Un niño encadenado? ¿Una roca del
tamaño de una montaña? ¿Quién podría tener eso en su mente?
Stefan se interrumpió, sabiendo la respuesta, incluso antes de que el
pensamiento fulminante de Elena pudiera decírselo. Elena sintió la ola verde claro
de su compasión, condimentada por la justa cólera de un hombre joven que ha
pasado por las profundidades del infierno, pero no se ha contaminado por el
terrible veneno negro del odio de hermano a hermano.
Cuando Elena terminó de explicar todo lo que sabía acerca de los procesos
mentales de Damon, dijo: ¡Y no sé qué hacer! He hecho todo lo posible, Stefan, yo
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lo he lo he incluso amado. Le di todo lo que no era solamente tuyo. Pero no sé si ha
hecho la más mínima diferencia.
Llamó a Matt en lugar de Mutt, Stefan interrumpió.
Sí. Me... di cuenta de eso. Hubiera seguido pidiéndoselo, pero nunca parecía
importar.
Importa de esta manera: te las arreglaste para cambiarlo. No mucha gente
puede.
Elena lo envolvió en un fuerte abrazo, se detuvo, pensando que era
demasiado estrecho, y lo miró. Él sonrió y sacudió su cabeza. Ya lucía como una
persona en lugar de un sobreviviente del campo de muerte.
Debes seguir usándola, dijo Stefan sin voz. Tu influencia sobre él es más
fuerte.
Lo haré sin Alas ficticias, Elena prometió. Entonces le preocupó que Stefan
pensara que ella era demasiado presuntuosa o estuviera demasiado encariñada.
Pero una mirada a Stefan fue suficiente para asegurarle que ella estaba
haciendo lo correcto.
Se aferraron el uno al otro.
No fue tan duro como Elena había imaginado que sería—darle a Stefan otros
seres humanos para desangrar. Stefan tenía un pijama limpio, y lo primero que
dijo a los tres donantes fue: —Si se asustan o cambian de opinión, sólo díganlo.
Puedo oír perfectamente, y no estoy en sed de sangre. Y de todos modos,
probablemente sienta si no están disfrutándolo antes de hacerlo, y me detendré. Y
finalmente gracias, gracias a todos. He decidido romper mi juramento esta noche
porque todavía hay algunas pocas probabilidades de que si me duermo sin ustedes
no despierte mañana.
Bonnie estaba horrorizada e indignada y furiosa. —¿Quieres decir que no
pudiste dormir todo ese tiempo porque tenías miedo de...?
—Me quedé dormido de vez en cuando, pero gracias a la fortuna gracias a
Dios siempre desperté de nuevo. Hubo momentos en los que no me atrevía a
moverme para conservar energía, pero de alguna manera Elena seguía
encontrando maneras de venir a mí, y cada vez que vino, me trajo algún tipo de
sustento. Él le dio una mirada a Elena que envió a su corazón fuera de su pecho y a
gran altura en la estratosfera.
374
Y entonces ella estableció un horario, de acuerdo con el cuál Stefan se
alimentaría a cada hora sobre la hora, y entonces ella y los otros dejaron a la
primera voluntaria, Bonnie, sola, para estar más cómoda.
A la mañana siguiente. Damon ya había salido a visitar a Leigh, la sobrina del
vendedor de antigüedades, que parecía muy contenta de verlo. Y ahora él estaba
de vuelta, mirando con desprecio a los dormilones que estaban distribuidos por
toda la pensión.
Fue entonces cuando vio el ramillete.
Estaba profundamente sellado bajo las salas amuletos para ayudar a atravesar
la brecha dimensional. Había algo poderoso allí.
Damon inclinó la cabeza hacia un lado.
Hmm... ¿Me pregunto qué?
Querido diario:
No sé qué decir. Estamos en casa.
Ayer por la noche cada uno de nosotros tomó un largo baño... y yo estaba medio
decepcionada, porque mi cepillo favorito de mango largo para lavar la espalda no estaba allí,
y no había ninguna bola de estrellas para hacer música de ensueño para Stefan y ¡el agua
estaba TIBIA! Y Stefan fue a ver si el calentador de agua estaba encendido hasta el tope y
¡se encontró con que Damon iba a hacer la misma cosa! Excepto que no podían porque
estamos en casa otra vez.
Pero me desperté hace un par de horas durante unos minutos para ver la vista más
bella del mundo... un amanecer. Rosa pálido y verde espectral en el este, con la noche
todavía llenando de oscuridad el oeste. Entonces un rosa más intenso en el cielo y los
árboles completamente envueltos en nubes de rocío. Luego una gloria brillante desde el
borde del horizonte y rosado oscuro, crema, e incluso un color melón verde en el cielo, por
último, una línea de fuego y en un instante todos los colores cambiaron. La línea se
convirtió en un arco, el cielo del oeste era del más intenso, más intenso azul, y luego en lo
alto llegó el sol trayendo luz y calor y color a los árboles verdes y el cielo comenzó a
convertirse en azul celeste solamente denotando celestial, aunque de alguna manera, tengo
la sensación de un escalofrío delicioso cuando lo digo. El cielo se convirtió en una gema,
celeste, azul cerúleo y el sol dorado comenzó a verter la energía, el amor, la luz y todo lo
bueno sobre el mundo.
¿Quién no sería feliz de ver esto mientras Stefan la sostenía?
375
Nosotros los que tenemos tanta suerte como para nacer en la luz quienes lo vemos
todos los días y nunca pensamos en eso, estamos bendecidos. Podríamos haber nacido con
almas sombrías que viven y mueren en la oscuridad carmesí, ni siquiera sabiendo que en
algún lugar hay algo mejor.
376
Traducido por AndreaN
Corregido por Rubrix y V!an*
Elena fue despertada por un grito. Ella ya se había despertado una vez por su
increíble felicidad. Ahora ella estaba despierta de nuevo—pero ciertamente esa era
la voz de Damon.
¿Gritando? ¡Damon no grita!
Poniéndose una bata, ella salió por la puerta brillando y bajo las escaleras.
Voces altas—confusas. Damon estaba arrodillado en el piso. Su rostro era blanco
azulado. No había una planta en el cuarto que podría estar estrangulándolo.
Envenenado, fue la siguiente cosa que pensó Elena e inmediatamente sus ojos
se precipitaron alrededor del cuarto para ver una bebida derramada, un plato
tirado, cualquier señal de que el veneno haya hecho esto. No había nada.
Sage estaba palmeando a Damon en la espalda. Oh, Dios, ¿Podría haber
estado ahogándose? Pero eso era idiota. Los vampiros no respiraban, excepto para
hablar y construir Poder.
¿Pero entonces qué estaba pasando?
—Tienes que respirar—, Sage estaba gritando en el oído de Damon.
—Toma un respiro, como si fueras a hablar, pero entonces aférrate a él, como
si estuvieras buscando tu Poder. Piensa en tu interior. ¡Pon esos pulmones a
trabajar!
Las palabras solo confundieron a Elena.
—¡Eso!— Lloro Sage— ¿Lo ves?
—Pero solo duro un instante. Luego necesito hacerlo de nuevo.
—Pero, si, ¡ese es el punto!
377
—¿Te estoy diciendo que me estoy muriendo y te ríes de mí?— Grito un
despeinado Damon—. Estoy ciego, sordo, mis sentidos están descompuestos, ¡Y tú
te ríes!
Despeinado, pensó Elena, y molesto por algo.
—Bueno —Sage parecía al menos estar tratando de no reírse—, además,
mon petit chou1, ¿no deberías haber abierto algo que no estaba direccionado
para ti?
—Puse salas alrededor de mí antes de hacerlo. La casa estaba segura.
—Pero tú no estabas< ¡Respira! ¡Respira, Damon!
—Se veía completamente inofensivo< y yo lo admito< que todos íbamos a
abrirlo anoche— ¡cuando nos cansamos mucho<!
—Pero hacerlo solo, abrir el regalo de un kitsune< eso fue estúpido,
¿verdad?
Un Damon asfixiado estallo—. No me des lecciones. Ayúdame. ¿Por qué
estoy sordo? ¿Por qué no puedo ver? ¿U oler< nada? ¡Te estoy diciendo que no
puedo oler ni una cosa!
—Estas en forma y eres agudo al igual que cualquier humano podría ser.
Probablemente podrías vencer a la mayoría de los vampiros si pelearas con la
mano derecha justo ahora. Pero hay muy pocos sentidos humanos y son muy
aburridos.
Las palabras estaban nadando en la cabeza de Elena< abrir cosas que no
fueron enviadas para ti< el ramillete de un kitsune< humano<
¡Oh Dios mío!
Aparentemente, las mismas palabras estaban pasando a través de la mente de
alguien más, porque repentinamente una figura apareció del área de la cocina.
Stefan.
—¿Robaste mi ramillete? ¿El del kitsune?
—Fui muy cuidadoso<
—¿Te das cuenta de lo que has hecho?— Stefan empezó a asfixiar a Damon.
—Ow. ¡Eso duele! ¿Quieres romperme el cuello?
—¿Eso duele? ¡Damon, acabas de entrar a un mundo de dolores! ¿Entiendes?
Hable con el kitsune. Le conté toda la historia de mi vida. Elena vino a visitarme y
él la vio pr{cticamente<bueno, olvídalo— ¡él la vio llorando sobre mi! ¿Te< das<
cuenta< de< lo< que< has< hecho?
378
Era como si Stefan hubiera empezado a escalar una serie de escalones, y cada
uno lo levantaba a un nivel m{s alto de furia que el anterior. Y aquí, en la cima<
—¡TE MATO!— Stefan grito. —Tomaste— ¡Mi humanidad! Él me la dio a
mí— ¡y tú la tomaste!
—¿Tú me matas? Yo te mato, tú— ¡tú bastardo! Había una flor en el medio.
Una rosa negra, mas grande de la que he visto jam{s. Y olía< celestial<
—¡Se fue!— Matt reporto, trayendo el ramillete. Él lo desplego. Había un
agujero en el centro del arreglo de flores mixtas.
A pesar del agujero, Stefan corrió hacia él, y metió su rostro dentro del
ramillete, aspirando en grandes respiraciones de aire pesadas. Él siguió aspirando
y chasqueando sus dedos y cada vez una luz florecía de entre sus dedos.
—Lo siento, amigo—, dijo Matt—. Pero creo que ya se fue.
Elena podía verlo todo ahora. Ese kitsune< él era uno de los buenos, como
en las historias que Meredith les había contado. O al menos lo suficientemente
bueno para simpatizar con la dura situación de Stefan.
Y también, cuando había sido liberado, había hecho un ramillete—los
kitsune podían hacer cualquier cosa con plantas, aunque seguramente eso era una
gran hazaña, algo como encontrar el secreto de la juventud eterna< convertir
vampiros en humanos. Y después de que Stefan había soportado y soportado y
soportado y debería finalmente haber obtenido su recompensa< justo ahora<
—Voy a regresar—, grito Stefan— ¡Voy a encontrarlo!
Meredith dijo calladamente—, ¿Con o sin Elena?
Stefan se detuvo. Levanto la vista hacia la escalera, y sus ojos encontraron los
de Elena.
Elena<
Lo haremos juntos.
—No—, grito Stefan— Nunca te hare pasar a través de eso. No iré después de
todo. ¡Solo voy a asesinarte!—. Él se abalanzo sobre su hermano.
—He estado ahí, he hecho eso. Además, yo soy el que va a matarte, ¡bastardo!
¡Me quitaste mi mundo! ¡Soy un vampiro! ¡No soy un< una creativa maldición<
humano!
—Bueno, ahora lo eres—, dijo Matt. El apenas no se estaba riendo en voz alta.
—Así que digo que mejor te acostumbres a ello.
379
Damon salto sobre Stefan. Stefan no se aparto. En un instante ahí había una
bola de golpes, patadas, puñetazos, y maldiciones en italiano que lo hacían sonar
como si ahí hubiera al menos cuatro vampiros peleando con cinco o seis humanos.
Elena se sentó impotente.
¿Damon< humano?
¿Cómo iban a lidiar con esto?
Elena levanto la vista para ver a Bonnie cuidadosamente había seleccionado
una bandeja con toda clase de cosas que sabían bien para los humano, y que
indudablemente lo había hecho para Damon antes de que él se hubiera puesto
histérico.
—Bonnie—, Elena dijo calladamente—, no se lo des todavía. Él solo te lo
tirara. Pero tal vez después<
—¿Después no lo tirara?
Elena hizo una mueca de dolor.
—¿Cómo Damon lidiara con ser humano?—. Se pregunto a sí misma en voz
alta. Bonnie miro la bola de maldiciones y escupitajos de la furia vampiro/humano.
—Yo diría que< pateando y gritando todo el camino.— Justo entonces la Sra.
Flowers salió de la cocina. Ella tenía un inmenso montón de esponjosos waffles
apilados en muchos platos encima de una bandeja.
Ella vio la bola rodante y maldiciente que eran Stefan y Damon.
—Oh, Dios mío—, ella dijo— ¿Algo salió mal?
Elena miro a Bonnie. Bonnie miro a Meredith. Meredith miro a Elena.
—Se< podría decir que si—, jadeó Elena.
Y luego ellas tres dieron paso a eso. Tormentas y tormentas de risas
desesperadas.
Perdiste un poderoso aliado, dijo una voz en la mente de Elena. ¿Lo sabes?
¿Puedes prever las consecuencias? ¿Hoy, justo cuando has regresado de un mundo
de Shinichis?
Ganaremos, pensó Elena. Tenemos que hacerlo.
Notas del traductor:
1 [*] mon petit chou : Del francés, mi pequeño repollo.
Fin…
380
En el libro final de esta apasionante saga<
Midnight
El grupo de amigos sobrevivientes de Fell’s Church regresa para encontrar
que su ciudad está en ruinas. Meredith hace un descubrimiento aterrador en su
investigación y Bonnie tiene una experiencia extra-corporal que podría explicar
toda la violencia que está sucediendo. Matt le hace frente a Caroline, mientras,
Elena debe enfrentar la pregunta más importante de su vida: ¿A quién realmente
pertenece? ¿A Stefan o a Damon? - Sinopsis traducida por AndreaN
Sobre la autora…
L.J Smith
L.J. (Lisa Jane o Ljane) Smith es una autora americana. Ha escrito más de dos
docenas de libros para un público ‚joven-adulto‛ y combina varios géneros como
terror, ciencia ficción, fantasía y romance. Vive en ‚Bay Area‛ en California, pero
es muy feliz en una pequeña cabaña cerca del Parque Nacional Point Reyes, que
tiene miles de árboles, playas para pasear y muchos lugares para correr. En su
página web: www.ljanesmith.net podréis encontrar historias de algunos de sus
viejos personajes así como pequeños párrafos de sus próximos libros.
Ha escrito tres trilogías, dos series y dos novelas. Los personajes de sus libros
suelen ser caracterizados por personas inusualmente bellas, humanas y
sobrehumanas, la mayoría jóvenes o al menos con apariencia juvenil.
Normalmente siempre hay conflictos entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad,
envolviendo al personaje principal y personajes ambiguos que intentan seducir a la
heroína a la oscuridad, terminando llevándole a sí mismo a la luz renaciendo como
un héroe.
Libros Anteriores de la saga:
The Vampire Diaries:
>Despertar (1991)
>Conflicto (1991)
>Furia (1991)
381
>Invocacion (1992)
The Return:
>Nightfall (2009)
>Shadow Souls (2010)
>Midnight (Proximamente 2010)