UNIVERSIDAD DISTRIAL FRANCISCO JOSE DE CALDAS
ESPECIALIZACIÓN EN INFANCIA, CULTURA Y DESARROLLO
ESTADO DE ARTE SOBRE RESILIENCIA EN NIÑOS MENORES DE DOCE AÑOS EN
COLOMBIA 2000-2015
PAULA ANDREA DUARTE TORRES
DIRECTORA: DIANA LANDAZABAL
BOGOTÁ D.C.
2016
Resumen:
El presente informe de investigación da cuenta de los resultados de la investigación de carácter
documental “Estado de Arte sobre resiliencia en niños menores de doce años en Colombia 2000
– 2015”, que tuvo como objetivo realizar un estado de conocimiento sobre resiliencia en niños
menores de doce años en los últimos quince años en Colombia. El estudio se orientó desde una
búsqueda en bases de datos sobre la producción nacional en torno al tema seleccionado. La
sistematización y clasificación de la información recogida a partir de RAEs se llevó a cabo
teniendo en cuenta: áreas de investigación en las cuales se identifica el concepto de resiliencia
empleado, autores a los que se recurre, noción de factor de protección, riego y vulnerabilidad,
además de su aplicación en el contexto colombiano. El Estado de Arte, como estado del
conocimiento sobre un tema, es una investigación de tipo cualitativo documental, que desde un
enfoque descriptivo-interpretativo, permitió conocer la producción investigativa, en torno a la
resiliencia en la infancia en el país. Este proceso se desarrolló en tres fases, recolección de
documentos, clasificación y análisis de la información y Resultados. Dentro de los hallazgos se
destaca el rastreo del concepto de resiliencia, con nuevos aportes desde el campo nacional en el
que se identifica la definición sociopolítica del mismo, encontrando los principales contextos de
interés en la investigación como lo son la pobreza, abandono y desplazamiento, además de
propuestas pedagógicas en torno al fortalecimiento de factores resilientes desde el aula.
Palabras Clave: Resiliencia, Infancia, Colombia, Estado de arte.
TABLA DE CONTENIDO
Introducción ..................................................................................................................................1
1.Problematización ........................................................................................................................4
2. Marco de Referencia Teórico ..................................................................................................11
2.1 Antecedentes ........................................................................................................................11
2.2 Referentes Teóricos ..............................................................................................................17
2.2.1 Estado del Arte .............................................................................................................18
2.2.2 Resiliencia ....................................................................................................................19
2.2.3 Infancia y Desarrollo .....................................................................................................24
3. Cuestiones Metodológicas para el Estado de Arte como Investigación Documental.........30
3.1 Enfoque Metodológico ........................................................................................................30
3.2 Técnicas e Instrumentos de Recolección de Información ..................................................33
3.3 Proceso Metodológico .........................................................................................................35
4. Análisis y Resultados ...............................................................................................................37
4.1 Sistematización de la Información .......................................................................................37
4.2 Análisis sobre los trabajos en torno a la resiliencia en la infancia .......................................45
4.2.1 Concepciones sobre Resiliencia halladas en las investigaciones .................................46
4.2.1.1 Resiliencia como Capacidad .................................................................................47
4.2.1.2 Resiliencia como Proceso .....................................................................................49
4.2.1.3 Resiliencia como Adaptación/Habilidad ...............................................................52
4.2.1.4 Resiliencia como Respuesta ..................................................................................54
4.2.1.5 Lo político en la Resiliencia .................................................................................56
4.2.2 Factores Resilientes en relación con la Infancia...........................................................60
4.2.2.1 Factores Protectores Referidos en las Investigaciones con niños y niñas. ............61
4.2.2.1.1 Factores protectores internos, personales o individuales ...............................63
4.2.2.1.2 Factores protectores externos o del ambiente .................................................67
4.2.2.2 Factores de Riesgo Referidos en las Investigaciones ............................................72
4.2.3 Metodologías empleadas sobre Resiliencia en la Infancia ...........................................76
4.2.3.1 Diseño Cuasi-experimental ...................................................................................78
4.2.3.2 Implementación de Test o Cuestionarios sobre Resiliencia ..................................79
4.2.3.3 Presentación de Experiencias Pedagógicas ...........................................................80
5. Avances en el estudio de la Resiliencia en la Infancia ..........................................................85
6. Conclusiones .............................................................................................................................92
7. Bibliografía ...............................................................................................................................95
8. Anexos .....................................................................................................................................100
Contenido de Figuras
Figura 1. Modelo de RAE ............................................................................................................ 34
Figura 2. Modelo de matriz empleado en el proceso de identificación de las diferentes categorías
de análisis en los documentos seleccionados para el estado de arte. ............................................ 35
Figura 3. Características generales de la resiliencia. .................................................................... 46
Figura 4. Resiliencia definida como capacidad. ........................................................................... 49
Figura 5. Resiliencia definida como proceso. .............................................................................. 51
Figura 6. Resiliencia definida como Adapatación / Habilidad..................................................... 54
Figura 7. Resiliencia definida como Respuesta ........................................................................... 56
Figura 8. Lo político en la resiliencia. .......................................................................................... 60
Figura 9. Factores protectores personales. ................................................................................... 67
Figura 10. Síntesis de los principales factores protectores identificados en las diferentes
investigaciones abordadas. ............................................................................................................ 71
Figura 11. Síntesis de los principales factores de riesgo identificados en las diferentes
investigaciones abordadas. ............................................................................................................ 75
Contenido de Tablas
Tabla 1 Clasificación de documentos de acuerdo al año de publicación. .................................... 39
Tabla 2 Clasificación de documentos según el ámbito de investigación ...................................... 40
Tabla 3 Clasificación de artículos de acuerdo a la estrategia empleada en la investigación ..... 41
Tabla 4 Escenarios en los que desarrollaron las investigaciones. .............................................. 42
Tabla 5 Característica de la población objeto de estudio en las investigaciones. ....................... 44
Tabla 6 Propuestas pedagógicas identificadas en las investigaciones abordadas. ..................... 81
1
INTRODUCCIÓN
El presente informe de investigación, es el producto del estudio “Estado de Arte sobre
resiliencia en niños menores de doce años en Colombia 2000 – 2015” que se desarrolló en el
marco de la línea de investigación de Educación y Desarrollo Infantil, donde se buscó establecer
el estado de conocimiento sobre resiliencia en niños y niñas menores de doce años en Colombia,
entre los años 2000 al 2015. Lo anterior con el fin de identificar elementos que puedan aportar a
las demandas y desafíos del contexto colombiano frente a las realidades de la infancia en el país.
El estado de arte como una investigación cualitativa documental, permitió identificar los trabajos
desarrollados en el país sobre resiliencia en infancia y analizar categorías relacionadas con
factores protectores, vulnerabilidad y factores de riesgo, entre otras.
La resiliencia, entendida como la capacidad o habilidad que poseen las personas para
sobreponerse y trascender positivamente las situaciones adversas, se ha ubicado como fuente de
interés investigativo en diferentes campos, visibilizándola como oportunidad para aportar a
procesos terapéuticos, pedagógicos o comunitarios en la perspectiva de potencializar factores que
le permitan a las personas trascender y aprovechar de la mejor forma posible los recursos con los
que cuentan.
Es así como la resiliencia, se presenta como un campo de estudio novedoso con múltiples
aplicaciones, especialmente en los contextos de vulnerabilidad y mayor presencia de riesgos
psicosociales; como lo es el contexto nacional, que se caracteriza por la presencia de múltiples
factores de riesgo para la salud física y mental de sus habitantes, donde los estudios sobre
resiliencia podrían brindar herramientas para potencializar y reforzar factores protectores o
resilientes, frente a las realidades del país, posibilitando estrategias que puedan responder a las
necesidades de las personas en los diferentes espacios en los que se encuentran.
No obstante, se evidencia una ausencia acerca del estado de conocimiento sobre resiliencia en
la infancia en Latinoamérica y específicamente en Colombia, desconociendo los principales
campos de investigación, las posturas teóricas empleadas o los factores de riesgo y protección
identificados en la población objeto de estudio, motivo por el cual se evidencia la necesidad de
2
establecer el estado de conocimiento sobre resiliencia en niños menores de doce años en el país,
como punto de partida para el fortalecimiento de la producción académica e investigativa en
torno al tema, lo cual permitirá establecer cuáles han sido las posturas teóricas desde las que se
han realizados intervenciones con niños y niñas, además de establecer los campos de
investigación y los escenarios de intervención y fortalecimiento de factores resilientes en esta
población.
La investigación se desarrolló desde un enfoque cualitativo de tipo documental, para lo cual
se empleó un método heurístico e interpretativo, que permitió indagar e interpretar las relaciones
existentes entre la producción académica en torno a la resiliencia y su aplicación en niños y
niñas menores de doce años; para lo cual se emplearon técnicas de recolección de información
ligadas a búsqueda de información en bases de datos (scielo, dialnet, google académico, entre
otras) a partir de los criterios de infancia, resiliencia y Colombia, como país de origen del
trabajo.
Una vez recolectada la información, de acuerdo a los parámetros mencionados anteriormente,
se procede a realizar la clasificación y análisis de la información, para lo cual se emplean
instrumentos como RAES (resumen analítico especializado) y matrices que permitieron
organizar la información y establecer puntos de convergencia en las producciones analizadas,
para finalmente presentar los resultados de la investigación en torno a las categorías de campos
de investigación, resiliencia, factores protectores y factores de riesgo.
Lo anterior, se presenta en el siguiente documento conformado por cinco apartados que
contienen el proceso de investigación y los principales resultados del estado de arte realizado; es
así como en el primer capítulo se muestra el planteamiento del problema, donde se identifica la
pertinencia de realizar un estado de arte sobre resiliencia, teniendo en cuenta las condiciones de
vulnerabilidad existentes para la infancia en el país, posibilitando así, rastrear estrategias de
atención a los niños y niñas que permitan sobreponerse a las situaciones adversas presentes en
sus distintos contextos.
3
Planteado el problema de investigación fue necesario construir un referente teórico y
conceptual a partir del cual se estableció la ruta de investigación, es decir los conceptos
transversales a la investigación que en este caso son: estado de arte, como base epistemológica;
resiliencia, siendo esta perspectiva teórica el centro de investigación e Infancia como población
de interés investigativo. Dicho referente teórico y conceptual constituye el segundo apartado del
documento.
En el capítulo tres, se encuentra el proceso metodológico empleado para desarrollar el estado
de arte, el cual parte de una metodología cualitativa de tipo documental, que permitió establecer
el estado de conocimiento en torno a las investigaciones sobre resiliencia en niños y niñas
menores de doce años en el país, resultados que se presentan en el capítulo cuatro, donde se
establece el proceso de análisis de la información arrojando que la resiliencia es definida como
proceso, capacidad, habilidad, repuesta y dimensión política del ser humano, donde la
interacción del individuo con las personas y el medio en el que se desarrolla se presenta como
uno de los principales ejes de estudio en las diferentes investigaciones revisadas, entre otros
aspectos.
Finalmente, en el apartado de conclusiones se establecen los aspectos más relevantes de la
investigación sobre los hallazgos realizados en torno a los objetivos planteados para la
elaboración del estado de arte, con el fin de aportar a la construcción teórica y metodológica en
el abordaje e intervención con niños y niñas en los diferentes contextos y espacios en los cuales
se encuentran, buscando mejorar sus condiciones de vida.
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I. PROBLEMATIZACIÓN
La relación del ser humano con su entorno, ha estado atravesada por diferentes discursos a lo
largo de la historia que han privilegiado unas prácticas sobre otras, estableciendo así una idea en
torno al “deber ser” de la sociedad y las relaciones que al interior de esta se establecen,
especialmente sobre las relaciones económicas y políticas que surgen en torno al poder y su
posicionamiento a nivel mundial; estas relaciones empiezan a tomar forma en la idea de
desarrollo, la cual ha establecido una ruta a seguir para las diferentes naciones, que aspiran
llegar a dicho estado ideal.
A partir de la segunda guerra mundial, la idea de desarrollo presentó cambios debido a la
transformación económica y política de la sociedad, lo que llevo a polarizar dicho concepto y
centrar como único elemento de desarrollo el crecimiento económico y mercantilista de los
Estados, frente a lo cual en la década de los noventa surgen posiciones que centran el desarrollo
en el ser humano, por ejemplo, Nussbaum y Sen, (citado por Gómez, 2013) consideran que “el
desarrollo humano tiene que mirar más a la creación de las condiciones de posibilidad para
superar la pobreza y la inequidad, antes que quedarse solo en el estudio cuantitativo de los datos
económicos”(p.21).
La concepción de desarrollo humano, vista desde de Nussbaum y Sen (citado por Gómez,
2013), permite vislumbrar un panorama contextualizado en las capacidades del ser humano, las
cuales están condicionadas por el entorno y las oportunidades que éste brinde para desarrollarlas.
Es así como frente a condiciones de pobreza, inequidad o injusticia social, se establecen otras
visiones y formas de fortalecer el desarrollo humano, visto desde una perspectiva integral en la
que se requiere la satisfacción de las necesidades por medio del fortalecimiento de ciertas
capacidades, que se presentan como metas generales para lograr una sociedad justa y una vida
humana digna.
De acuerdo con del Río, R. (2014) Nussbaum (2012) en su teoría de capacidades, parte de la
pregunta ¿qué es capaz de ser y hacer cada persona?, es así como cada persona se considera
como un fin en sí mismo, donde se conciben las oportunidades de cada ser humano y no se
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pregunta únicamente por el bienestar total; es así como desde este enfoque la “libertad se
convierte en el estándar para medir la calidad de vida el desarrollo de una persona” (p.213), a
modo de ejemplo del Río presente el caso expuesto por Amartya Sen sobre una persona que
ayuna y otra que sufre de hambre, desde el enfoque de capacidades la persona que ayuna puede
elegir no ayunar, a diferencia de la persona que sufre de hambre, de esta forma, la primera es
más libre que la segunda, teniendo un mayor rango de posibilidades en lo que es capaz de ser y
hacer, por lo que se espera que una “sociedad justa intentará satisfacer las capacidades básicas
para el desarrollo de cada ciudadano” (p.213)
Siguiendo a Del Río (2014), Nussbaum dentro de su planteamiento teórico, construye un
modelo de capacidades que espera pueda guiar la construcción de las políticas públicas, con el
fin de incrementar la libertad de las personas, en este sentido Nussbaum refiere dos tipos de
capacidades, las internas y las combinadas. Las capacidades internas hacen referencia a las
“características que constituyen una persona, tales como los rasgos de su
personalidad o el aprendizaje internalizado de un idioma. Se trata de “rasgos y de
aptitudes entrenadas y desarrolladas, en interacción con el entorno social” (pág. 41). Por
otra parte, las capacidades combinadas que son “la totalidad de las oportunidades [que
una persona] dispone para elegir y para actuar en su situación política, social y económica
concreta” (pág. 40). Así, se podría dar el caso que alguien haya desarrollado la capacidad
interna de practicar una religión, es decir, conozca sus ritos, sus lecturas y quiera practicar
sus principios, pero carezca de la capacidad combinada de practicarla públicamente por
prohibiciones institucionales. (Del Río, 2014, p.214)
De acuerdo a lo anterior, se podría plantear entonces, que cuando hay situaciones adversas
que impiden el desarrollo de las personas, éstas recurren a las capacidades internas y en algunos
momentos a las capacidades combinadas para enfrentar y superar dichas situaciones, recurriendo
a los recursos internos y los que el medio en el que se encuentra le ofrece.
Esta capacidad o habilidad que poseen las personas para sobreponerse a dichas situaciones
difíciles, es lo que se denomina resiliencia, siendo una característica de “aquellas personas que, a
pesar de nacer y vivir en situaciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanos y
exitosos” (Rutter, Citado por Kotliarenco, Cáceres & Fontecilla, 1997, p.13).
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Al indagar sobre resiliencia, se encuentran algunos esfuerzos por identificar conceptos y
presentar distintas visiones sobre el tema a través de estados de arte realizados al respecto, donde
se identifica una trayectoria internacional en torno al constructo teórico de la resiliencia,
encontrándose diferentes exponentes y conceptos; entre los que se destaca Groteberg (1995)
(citado por Kotliarenco,1997), para quien la resiliencia es la “Capacidad humana universal para
hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas o incluso ser transformado por ellas. La
resiliencia es parte del proceso evolutivo y debe ser promovido desde la niñez” (p.13). Para
Cyrulnik, la resiliciencia es una capacidad humana que “permite a las personas, que a pesar de
atravesar situaciones adversas, dolorosas o difíciles puedan salir de ellas no solamente a salvo,
sino aún enriquecidas por la experiencia” (Cyrulnik et al., 2004, Citado por Campo, Granados,
Muñoz, Rodriguez & Trujillo, 2012, p.547).
Siguiendo a Campo et al. (2012), en el recorrido realizado sobre el constructo teórico a nivel
mundial y su impacto en Latinoamérica, se destaca como población de mayor interés para la
investigación en resiliencia, la infancia, donde se mencionan autores como Losel en Suiza y
Baddura (1998) en Alemania, además de otros autores como Fonnagy en Inglaterra, y Guedeney
en Francia, quienes han realizado trabajos en recién nacidos. En Latinoamérica, debido al apoyo
económico de diferentes fundaciones europeas, se empezó a emplear el término de acuerdo a
problemáticas propias de cada país, de esta forma se encuentra por ejemplo en Argentina
“el CIER (Centro Internacional de Información y Estudio de la Resiliencia) cuyos principales
investigadores son Suárez, Munits, Melillo, Estamatti y Cuestas (Cuestas, Estamatti & Melillo,
2001). En Chile, se encuentran avances en el tema con autor(as) como Kotliarenco et al. (1996),
quienes han trabajado la resiliencia educativa y social en población infantil. Giselle Silva (1999) de
Perú ha estudiado la resiliencia en población infantil afectada por la violencia política y el maltrato
familiar”. (Campo et al. 2012, p.547)
En este sentido, Campo et al. (2012) también destaca la relevancia que ha tenido en la última
década los espacios de formación sobre el concepto de resiliencia, tanto en su aspecto teórico
como de aplicación a diferentes poblaciones, generando una mayor difusión de la información y
de la resiliencia como alternativa de intervención a las problemáticas vinculadas al desarrollo
humano como situaciones de vulnerabilidad o afectación psicosocial.
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El aumento de investigaciones en este campo genera la necesidad de desarrollar estados de
arte, como estados del conocimiento, que permitan dar cuenta de los avances en las
investigaciones y que facilite así la ampliación de este objeto de conocimiento y permitan
configurar este fenómeno como un campo de estudio.
Al indagar sobre la producción en torno al tema, se encuentra que a nivel latinoamericano, el
Estado de arte sobre resiliencia, realizado por Kotliarenco et al. (1997), es uno de los más
representativos en el campo de investigación. Kotliarenco desarrolló un estudio sobre los
trabajos de investigación realizados desde 1977, en el recorrido efectuado por la autora, se hacen
diferentes aclaraciones sobre conceptos que se empleaban como sinónimos, aunque plantean
connotaciones diferentes.
Otro estudio identificado al respecto, es el de Landazábal, D., Cardona, M., Espinosa, L.,
Garzón, B., Jiménez, B., González L., & Rodríguez N. (2007), el cual a través de un estado de
arte sobre el tema, realiza un abordaje sobre los conceptos y factores de resiliencia,
identificándolos como destrezas, habilidades y capacidades que tienen las personas y que los
ayudan a sobreponerse a una situación difícil o adversa, dichos factores están relacionados con
situaciones de vulnerabilidad como la pobreza, la violencia política entre otras.
Dentro del trabajo realizado, los investigadores logran identificar las poblaciones objeto de
estudio en resiliencia, entre las que se encuentran los niños, donde se retoman situaciones de
vulnerabilidad relacionadas con el contexto, la salud o las relaciones familiares. Otras
poblaciones que se destacan en el estudio son los jóvenes, adultos y estudiantes- profesores en
contextos educativos. Esta investigación presenta un panorama sobre las investigaciones
realizadas en la década previa al año 2007, donde “se identificó como principal zona de
aplicación de la resiliencia, el continente latinoamericano y frente a los enfoques, predominó el
pedagógico” (Landazábal et al., 2007, p.87).
Siguiendo con este rastreo a nivel nacional, se encuentra que la producción sobre el enfoque
en el país, también es limitada, refiriéndose a los factores resilientes, las formas de fortalecerlos
en la familia y brindar herramientas a padres, profesores y agentes educativos sobre como
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promover factores de resiliencia en los niños y niñas. Encontrando que las investigaciones
realizadas sobre resiliencia como catalizador o potenciador de transformaciones, como elemento
dinamizador en la percepción de experiencias personales, no ha tomado protagonismo.
En este recorrido, se aprecia que los estados de arte sobre el tema a nivel latinoamericano son
muy escasos, evidenciando que aunque hay una buena producción de investigaciones al
respecto, no se tiene certeza sobre el estado del mismo, cuáles han sido sus avances o aspectos
innovadores, que permitan apreciar los alcances de este enfoque y su aplicación en contextos que
presentan tantos desafíos como el Colombiano.
De acuerdo a lo anterior, y frente a la ausencia de estados de arte de resiliencia con relación a
la infancia, la falta de claridad de la relación de las políticas de infancia y la resiliencia y las
problemáticas asociadas a la infancia, en la que la resiliencia puede jugar un papel
preponderante, se evidenció la importancia de realizar un estado de arte sobre resiliencia con
relación a los factores resilientes en la infancia, para observar que expresaban las investigaciones
sobre como los niños y las niñas han continuado con su vida de manera positiva a pesar de la
experiencias vividas en dichos contextos de vulnerabilidad, para lo cual se partió por establecer
el estado de conocimiento en torno a la temática planteada, determinando los abordajes presentes
desde el marco teórico de resiliencia sobre los factores que pueden influir en el afrontamiento de
las experiencias de vida y las metodologías empleadas para su abordaje en el contexto nacional.
Frente al panorama anteriormente descrito, la propuesta de investigación se centró en
establecer el estado de conocimiento en torno a resiliencia en infancia, enfocándose en niños y
niñas entre 0 y 12 años de edad, siendo este un punto de partida para la identificación de los
espacios abordados, las poblaciones objeto de estudio y los vacíos teóricos al respecto.
En este sentido se planteó como pregunta de investigación: ¿Cuál es el estado de
conocimiento sobre investigaciones de resiliencia en niños y niñas menores de 12 años en
Colombia en los últimos quince años? Y como preguntas orientadoras: ¿Cómo ha evolucionado
el concepto sobre resiliencia en niños y niñas que han vivido en contextos de vulnerabilidad?;
¿Cuáles han sido las metodologías empleadas para trabajar proceso de resiliencia con niños y
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niñas en contextos de vulnerabilidad? Y ¿Cuáles son los factores de resiliencia en niños y niñas
que han vivido en contextos de vulnerabilidad?
En concordancia con las preguntas guía de la investigación se estableció como objetivo
general del estudio:
Analizar el estado de conocimiento sobre resiliencia en niños y niñas de 0 a 12 años en
Colombia en los últimos quince años.
Objetivo que fue retroalimentado con las acciones específicas dentro del proceso de
investigación por medio de los siguientes objetivos específicos:
Analizar los conceptos de resiliencia presentes en Colombia en los últimos quince años.
Identificar los factores de resiliencia en niños y niñas que han crecido en contextos de
vulnerabilidad.
Describir las metodologías empleadas para trabajar procesos de resiliencia con niños y
niñas.
Por lo anterior, y teniendo en cuenta que en el país existe un gran número de niños y niñas en
situación de desprotección, que se enfrentan a múltiples problemáticas cotidianas, como
desplazamiento forzado, vinculación a grupos armados, maltrato, abandono o
institucionalización por diferentes eventos, se ve la importancia de emplear la resiliencia como
medio para indagar sobre factores que puedan influir en el afrontamiento de dichas situaciones y
contribuyan a que el niño pueda interactuar con el mundo a partir de la construcción de redes de
apoyo y reconstrucción de vínculos, identificando elementos y espacios que el permitan
sobreponerse a la adversidad para continuar su camino. Los estudios sobre resiliencia pueden
brindar herramientas para potencializar y reforzar factores protectores o resilientes posibilitando
estrategias para responder a las necesidades de los niños en sus diferentes contextos
En este orden de ideas, el presente trabajo buscó a partir de un estado de arte como
investigación documental, identificar elementos que puedan aportar a las demandas y desafíos
del contexto colombiano frente a las realidades de la infancia en el país. Esta investigación es
una primera aproximación al estado del conocimiento sobre resiliencia de la infancia en
Colombia, con lo cual se visualiza un espacio académico e investigativo para indagar y
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profundizar en concepciones en torno a la infancia, factores protectores y de riesgo y la
resiliencia como herramienta en los proceso de acompañamiento en contextos de vulnerabilidad
para la protección, cuidado, atención, restitución de derechos y educación de los niños y niñas.
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II. MARCO DE REFERENCIA TEÓRICO
En el marco del proceso investigativo es indispensable clarificar los referentes desde los
cuales se trabajó, siendo los ejes que direccionaron el abordaje de la investigación y el análisis
documental realizado. Para ello fue indispensable establecer los antecedentes con relación a las
investigaciones sobre resiliencia que dieran cuenta del estado de conocimiento o el avance
teórico que se ha desarrollado; la definición de estado de arte que se ubica como la base del
proceso de conocimiento que se llevó a cabo y resiliencia, cuya definición permitió tener una
aproximación inicial al concepto central que se analizó a lo largo de la investigación. Estos
elementos, se constituyeron como el punto de partida para la elaboración del estado de arte sobre
resiliencia en niños y niñas menores de doce años, en los últimos quince años en el país.
2.1 ANTECEDENTES
Dentro del rastreo sobre estados de arte en resiliencia, se encuentran pocas investigaciones al
respecto, resaltando una gran cantidad de producción científica que data de la década de los
setenta, encontrando su aplicación a múltiples problemáticas o contextos, pero evidenciando
poca producción que intente reunir y brindar un entramado en torno al conocimiento que se ha
producido, lo que podría llegar a limitar los escenarios de aplicación o articulación para brindar
respuestas a los demandas y contextos latinoamericanos.
En la búsqueda de antecedentes realizada, se delimita la producción de conocimiento a los
países latinoamericanos, encontrando las siguientes investigaciones sobre estados de arte de
resiliencia o aproximaciones de consolidación del conocimiento existente.
Kotliarenco, M., Cáceres, I., & Fontecilla, M. (1997), realizaron un estado de arte sobre
resiliencia, en el cuál se presenta el origen y desarrollo de éste concepto. En el trabajo se aprecia
la intención de aclarar conceptos que se han asociado con resiliencia, estableciendo la diferencia
entre los mismos, y la relación entre vulnerabilidad y protección. Es así, como el trabajo permite
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aclarar conceptos y entender la noción de resiliencia, permitiendo profundizar en algunos de sus
aspectos.
La investigación realiza un recorrido partiendo del concepto de resiliencia,
contextualizándolo a partir de la década de los setenta, donde nace el interés por los hijos de
padres alcohólicos que no presentan carencias en lo biológico ni en lo psicosocial, alcanzando
una adecuada “calidad de vida”. Posteriormente en los ochenta, las investigaciones se centran en
el interés por conocer factores que actúan como protectores en situaciones de adversidad. El
estado de arte presentado por Kotliarenco (1997), aclara temas asociados a resiliencia como son
vulnerabilidad y protección, permitiendo entender la distinción entre estos, presentando de
manera clara y sencilla los conceptos de factor y mecanismo.
Dentro de las aproximaciones identificadas por Kotliarenco et al. (1997) sobre resiliencia, se
destaca la comprensión de la misma como la “Capacidad humana universal para hacer frente a
las adversidades de la vida, superarlas o incluso ser transformado por ellas. La resiliencia es
parte del proceso evolutivo y debe ser promovido desde la niñez” (Grotberg, 1995, citado por
Kotliarenco et al., 1997, p.13), donde se destaca la importancia de fortalecer dicha capacidad
desde la infancia, fomentando de esta forma factores adaptativos para la vida del ser humano.
Landazabal, D., Cardona, M., Espinosa, L., Garzón, B., Jiménez, B., González L., &
Rodríguez N. (2007), presentan el trabajo: Una luz que brilla: La resiliencia; Análisis de
investigaciones realizadas en la última década, trabajo en el cual realizan un estado de arte sobre
resiliencia desde tres enfoques o campos donde se ha empleado: la salud, lo psicosocial y lo
pedagógico. Es así como a través de la revisión de 82 artículos, se presenta una categorización de
las tendencias y definiciones de resiliencia, además de los factores resilientes y de riesgo
identificados en las diferentes investigaciones; donde se evidencia las poblaciones de estudio
predominantes en el abordaje sobre resiliencia, encontrando a los niños, jóvenes, adultos y
adultos mayores, como los principales grupos poblacionales.
Dentro de los hallazgos realizados en la población de niños, se identifica como situaciones de
mayor vulnerabilidad, aquellas relacionadas con violencia, como lo es el caso de niños en
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situaciones de guerra, desplazamiento, maltrato infantil e inmigración, en este sentido se
identifican investigaciones relacionadas con los efectos en niños víctimas del Holocausto y la
religión como factor resiliente en este proceso; en otras investigaciones relacionadas con
situaciones de violencia, se identifica otros factores resilientes como vínculos afectivos seguros,
apoyo comunitario por medio de acciones preventivas, habilidades parentales entre otros, donde
se evidencia la relación del niño con su medio (familia, comunidad o instituciones de protección)
y la importancia de trabajar en diferentes escenarios para mejorar el bienestar de los niños y sus
familias (Landazabal et. al 2007).
La investigación parte de las aproximaciones sobre resiliencia desde investigadores como
Luthar (2000) y Rutter (1993) entre otros, para continuar con la presentación de la metodología
empleada en el proceso de investigación y los resultados obtenidos de la misma, presentando las
poblaciones de estudio de acuerdo a los enfoques marco para el estudio, los factores de
resiliencia y las situaciones de vulnerabilidad identificadas en las distintas investigaciones. El
estado de arte realizado permite tener un panorama general sobre el estado de conocimiento
sobre resiliencia hasta el año 2007, incluyendo investigaciones de diferentes partes del mundo;
sin embargo en esta producción se destaca el protagonismo del continente latinoamericano como
principal zona de aplicación del enfoque de resiliencia.
Por otra parte, se encuentra el artículo realizado por Cuervo, J., Yanguma, C., & Arroyave, M.
(2011), sobre las Comprensiones de la resiliencia en los libros editados en español y localizados
en seis bibliotecas de Bogotá, donde se presentan los resultados de la investigación documental
que aborda los conceptos de resiliencia en los libros publicados en español y existentes en
bibliotecas de la ciudad de Bogotá. La investigación, presenta como finalidad el comprender los
fenómenos que surgen en los diferentes sistemas, principalmente el familiar, para construir
instrumentos de intervención aplicados a la psicología.
En el recorrido que realizan los investigadores, presentan los enfoques epistemológicos
empleados como base de su investigación, resaltando el enfoque constructivista. Después de
presentar el método empleado para la investigación, se realiza la presentación de los resultados,
encontrando que algunas publicaciones son el resultado de la traducción del inglés, sin embargo
14
resaltan la producción colombiana, donde se identifican tres publicaciones que hablan sobre
experiencias profesionales desde el enfoque de resiliencia en los ámbitos de atención a población
víctima de violencia política, atención a personas afectadas por desastres naturales y una
reflexión sobre el concepto de resiliencia desde la vulnerabilidad.
De acuerdo a los hallazgos realizados por los autores, concluyen, entre otras cosas, que “el
fenómeno de la resiliencia es una filosofía que nos invita a reconocer las fortalezas y debilidades
del ser humano, centrando su atención en las primeras y potenciando aquellas características que
nos sirven para enfrentar la adversidad” (Cuervo et al., 2011, p.66).
Otro artículo que se encuentra al respecto, es el de Caracterización del avance teórico,
investigativo y/o de intervención en resiliencia desde el ámbito de las Universidades en
Colombia, el cual es producto de una investigación realizada por Campo, R., Granados, L.,
Muñoz, L., Rodríguez, M., & Trujillo, S. (2012), en el cual se analizaron 74 documentos de 14
universidades colombinas, a partir de los cuales se realizó un trabajo de identificación y análisis
de contenido que permitió identificar las problemáticas sobre las cuales se está realizando
investigación en torno a la resiliencia.
En el documento se realiza un recorrido sobre el concepto de resiliencia en el ámbito
internacional, mencionando algunos de sus principales exponentes, destacando en este sentido el
trabajo de Rutter (1990), en Inglaterra y sus aportes en los conceptos de Resiliencia Familiar, de
igual forma se menciona a Cyrulnik (2002) y Vanistandael & Lecomte (2002), entre otros, como
autores de los conceptos de resiliencia individual. En este recorrido, también se mencionan
trabajos realizados en Latinoamérica, como lo es el Estado de Arte sobre resiliencia, realizado
por Kotliarenco. Seguido a ello se presenta el método de la investigación y los resultados
obtenidos.
Dentro de los resultados se encuentra que los 74 documentos seleccionados, fueron
producidos entre el año 1998 y 2009 (año en que se inicia la investigación), siendo el año 2006
donde se evidencia una mayor producción; en el tipo de material se identifica una gran
15
producción de artículos de revista en torno a la resiliencia, 28 de los 74 documentos, y las tesis
de trabajo de pregrado siendo éstas 29 de los 74 textos seleccionados.
Sobre el concepto de resiliencia Campo et al. (2012), destaca que en 28 de los documentos
se identifica la resiliencia como “una capacidad que posee la persona; mencionando que es una
capacidad afectiva o emocional para reconocer, enfrentar y transformar constructivamente
situaciones de sufrimiento o daño que afectan el desarrollo; refiriendo que todos tienen la
capacidad de ser resilientes” (p.551).
Siguiendo a Campo et al. (2012), se encuentra que en otros 27 trabajos, se concibe la
resiliencia como un proceso, pero con connotaciones diferentes, identificándola como “un
proceso dinámico, flexible y cambiante que permite un adecuado desenvolvimiento a pesar de
condiciones difíciles (… y como) un conjunto de procesos sociales e intrapsíquicos, entendidos
como factores de promoción de la persona que la protegen frente a un período de riesgo” (p.551).
En un menor número de textos, se plantea la resiliencia como un “recurso externo que permite
generar estrategias de afrontamiento, utilizando como medio el establecimiento de vínculos
afectivos seguros y sólidos” (p.551).
Además de la identificación de los conceptos teóricos de resiliencia, como capacidad o
proceso principalmente, Campo et al.(2012) destaca una contribución importante en este campo,
al mencionar el reconocimiento por parte de algunos autores, de “varios tipos diferentes de
resiliencia y hacen distinción entre las resiliencias “coyunturales” que tienen que ver con
circunstancias específicas y resiliencias “estructurales” que están latentes y son establecidas con
anterioridad pero que se actualizan con el envejecimiento” ( p.551). Esta perspectiva se plantea
como una contribución al constructo teórico sobre la resiliencia.
Por otra parte, el grupo de investigación Resilio propone un concepto de resiliencia,
entendida como “el proceso por medio del cual una adversidad, grande o pequeña, se convierte
en ocasión para el mejoramiento personal y/o colectivo (…de) naturaleza procesual, la relación
entre adversidad y mejoramiento sin la cual no puede haber resiliencia y su ubicación en sujetos
16
individuales o colectivos” (Campo et al., 2012, p.552). En este mismo marco, se destacan como
problemáticas abordadas en los documentos seleccionados, las siguientes categorías:
Problemáticas propias de los sujetos: se identifica como principal población los
niños, jóvenes y adultos mayores, donde las preguntas de investigación están ligadas a la infancia
y adolescencia que viven situaciones de vulnerabilidad y exclusión. Sobre los adultos mayores, se
plantean preguntas en torno a la dignidad, calidad de vida y situaciones de exclusión por la familia
y desde la protección social entre otros.
Problemáticas propias de los escenarios resilientes: Se destaca en esta categoría
la familia y la escuela como escenarios con mayor interés investigativo, donde se abordan
interrogantes relacionados con la influencia de las relaciones y la convivencia familiar en el
fortalecimiento de la resiliencia, al igual que la relación entre educación, pedagogía y
resiliencia en el escenario escolar.
Problemáticas propias de los asuntos sociales y políticos: en esta categoría se
identifica la investigación de temas relacionados con el desplazamiento forzado; la violencia
en sus distintas formas y las situaciones de exclusión y marginalidad; en este campo se
identificaron preguntas sobre el papel de las organizaciones y las políticas en torno a la
resiliencia, además de las preguntas relacionadas con la forma en situación de desplazamiento
asumen respuestas resilientes ante su realidad.
Problemáticas propias de la naturaleza de la resiliencia y sus mediaciones: en
esta categoría se agrupan todos aquellos trabajos, que tienen como objetivo o pregunta
problematizadora el constructo teórico o disciplinar de la resiliencia, indagando sobre los
conceptos, los métodos e instrumentos más aptos para la apropiación de la resiliencia, entre
otras preguntas.
El trabajo realizado por Campo et al. (2012), da cuenta de los conceptos sobre resiliencia, las
problemáticas abordadas y las metodología empleada en las investigaciones, donde se destacan
los estudios cualitativos, siendo de tipo exploratorio y descriptivo; además se presenta la
17
resiliencia como una teoría novedosa que puede ser aplicada para entender fenómenos propios
del país como lo es el desplazamiento; además, destacan el lugar de la fe religiosa, donde, de
acuerdo a los trabajos analizados, “los valores humanos y las comunidades de fe juegan un papel
primordial en el desarrollo de procesos resilientes con diversas poblaciones” (p.556).
Partiendo del recorrido realizado hasta el momento, se encuentran esfuerzos importantes por
parte de investigadores para establecer el estado de conocimiento sobre resiliencia, quienes han
elaborado mapeos sobre las investigaciones para presentar un panorama general sobre el
conocimiento desarrollado al momento de las publicaciones realizadas, sin embargo, se
encuentra que, aunque los niños figuran como población de interés especial para las
investigaciones sobre resiliencia, no se encuentran productos que presenten dichos avances en
torno a esta población particular y, menos aún en el contexto colombiano, donde se evidencia
una importante producción sobre resiliencia, no solamente desde reflexiones teóricas, sino como
herramienta empleada en la atención en situaciones de vulnerabilidad.
2.2. REFERENTES TEÓRICOS
Para establecer el estado de conocimiento de un tema específico es necesario recurrir a sus
diferentes fuentes, para lo cual se realiza un rastreo de textos editados e investigaciones previas
que desde diferentes metodologías se han acercado al objeto de estudio, dicho rastreo
documental se interpreta a partir de los objetivos propuestos en la investigación, situándose como
acumulado o punto de partida para nuevas reflexiones. Es así como el estado de arte como
investigación de tipo documental permite contextualizar, clasificar y categorizar la información,
a partir de unos parámetros de análisis y sistematización, que posibilita aclarar la temática y
establecer un panorama sobre el estado general del área en la que se desarrolla la investigación
(Jiménez, 2004).
Es así como este tipo de investigación se presenta como el medio adecuado para dar respuesta
al objetivo de la presente investigación, posibilitando establecer un acumulado teórico, que se
constituya como base para nuevas reflexiones en torno a la infancia y las posibilidades de
18
intervención en contextos de vulnerabilidad. A continuación se presentan aproximaciones
conceptuales sobre estado de arte, que como se mencionó anteriormente, es la base del proceso
investigativo, además de resiliencia e infancia que son los ejes transversales de la investigación.
2.2.1 ESTADO DEL ARTE
De acuerdo con Jiménez (2004), los estados de arte como tendencia investigativa en
Colombia, surgen en la década de los ochenta, donde son empleados principalmente para
establecer los balances Historiográficos, permitiendo fortalecer este tipo de investigación desde
disciplinas como la Historia y la Economía, ya que los estados de arte permiten
revisar y cimentar los avances investigativos realizados por otros, aclarar rumbos,
contrastar enunciados provisionales y explorar nuevas perspectivas de carácter inédito, ya
sea con respecto a los objetos de estudio, sus formas de abordaje, percepciones, paradigmas
y metodologías, incluyendo el tipo de respuestas al que se ha llegado. (Jiménez, 2004, p.33)
Es así como el estado de arte, fue un punto de partida indispensable en el fortalecimiento
disciplinar de las Ciencias Sociales en el país, donde el nacimiento de nuevos espacios
académicos, como la maestría en Historia de la Universidad Nacional de Colombia,
demandaban la necesidad de establecer lo existente como precedente para continuar con el
desarrollo investigativo y disciplinar de las Ciencias Sociales (Jiménez, 2004), en este sentido, y
de acuerdo con Vargas y Calvo (1987), un estado de arte va más allá de
Inventariar y sistematizar la producción en un área del conocimiento, (… donde el ejercicio
investigativo…) no se puede quedar tan solo en inventarios, matrices o listados; es
necesario trascender cada texto, cada idea, cada palabra, debido a que la razón de ser de
este ejercicio investigativo es lograr una reflexión profunda sobre las tendencias y vacíos en
un área o tema específicos. (Vargas & Calvo, 1987, citado por Londoño et al., 2014, p.7)
De acuerdo a lo anterior, en la realización de un estado de arte el investigador, según Calvo
(citado por Jiménez, 2004), desarrolla una serie de procesos, el primero de ellos contextualizar la
información, es decir determinar el problema y establecer límites acorde al objeto de
investigación, para lo cual, en una primera etapa del proceso se realiza la contextualización de la
19
temática, donde se clasifica “el tipo de textos, autores, metodologías, marcos de referencia
conceptual y niveles conclusivos de las diversas investigaciones” (Jiménez, 2004, p. 37).
La contextualización de la información permite continuar el proceso investigativo para
clasificar la información, por medio de la definición de parámetros de análisis y posterior
sistematización, esto por medio de la “clasificación del tipo de trabajos consultados, sus
convergencias y divergencias conceptuales, metodológicas y conclusivas” (Jiménez, 2004, p.
37). Para finalmente, realizar la categorización de la información, donde se establecen las
categorías para la recuperación de la información, “…y que fundamentan la interpretación del
trabajo en general” (Jiménez, 2004, p. 37).
En síntesis, el estado de arte permite dar cuenta de un acumulado previo por medio de un
proceso de contextualización, clasificación y categorización de la información en torno a un
objeto de estudio, estableciendo el estado de conocimiento sobre un tema determinado, además
posibilita nuevas reflexiones sobre el objeto de estudio, teniendo en cuenta que se pueden
identificar elementos teóricos o metodológicos que pasaron inadvertidos en anteriores
investigaciones, y que solo con el estado de arte es posible establecer, debido a que investiga lo
investigado.
2.2.2 RESILIENCIA
De acuerdo con Kotliarenco et al. (1997), las investigaciones en torno a la resiliencia surgen
en la década de los setenta a partir del interés por estudiar a los hijos de padres alcohólicos que
no presentaban carencias en lo biológico ni en lo psicosocial, a pesar de los antecedentes,
alcanzando una adecuada “calidad de vida”. Posteriormente en los ochenta, las investigaciones se
centraron en el interés por conocer factores que actúan como protectores en situaciones de
adversidad. Siendo Rutter (1993), médico pediatra, quien introduce el concepto de resiliencia,
mencionando que
El vocablo resiliencia tiene su origen en el idioma latín, en el término resilio que
significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar. El término fue adaptado a las
ciencias sociales para caracterizar aquellas personas que, a pesar de nacer y vivir en
20
situaciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanos y exitosos. (Rutter, 1993,
citado por Kotliarenco et al., p.5)
Desde el trabajo realizado por Landazábal et al. (2007), se encuentra la resiliencia como la
“capacidad de las personas para superar situaciones de crisis o adversas, que demandan de la
activación de factores resilientes. Por tal motivo, se establece como un constructo de amplia
aplicación para resolver diferentes problemas de orden psicológico y social” (p.17), en este
mismo trabajo, se retoma la aproximación dada por Luthar (2000), que la define como “un
proceso dinámico que tiene por resultado la adaptación positiva a contextos de gran adversidad.
Tiene dos elementos importantes: resistencia ante la destrucción (reacción) y capacidad para
construir (organización creativa).” (p.18)
Sobre resiliencia, las investigaciones y estudios al respecto continuaron desarrollándose en la
década del noventa, teniendo a nivel latinoamericano, representantes como María Angélica
Kotliarenco, Psicóloga y Doctora en Filosofía, quien ha desarrollado diversos trabajos en torno a
la resiliencia y su relación con la infancia y la educación, destacando la importancia del concepto
tanto en su desarrollo teórico como en su aplicación.
Dentro de los estudios realizados por Kotliarenco (2011), se estaca la definición de resiliencia
que hace junto a Irma Cáceres, donde la resiliencia es concebida como un “proceso dinámico,
constructivo, de origen interactivo, sociocultural que conduce a la optimización de los recursos
humanos y permite sobreponerse a las situaciones adversas. Se manifiesta en distintos niveles del
desarrollo, biológico, neurofisiológico y endocrino en respuesta a los estímulos ambientales”
(Kotliarenco, M. & Cáceres, I, 2011 p.1). Desde esta perspectiva, se podría plantear que la
resiliencia va más allá de una característica de la personalidad del individuo, siendo el ambiente
determinante en la construcción de un proceso del individuo para sobreponerse y continuar su
vida después de una situación adversa.
Siguiendo a Kotliarenco & Cáceres (2011), en su exposición sobre el desarrollo conceptual
de la resiliencia, se destaca el proceso que tuvo respecto al objeto de estudio, mencionando que
las investigaciones en un principio se realizaron sobre las “personas consideradas
individualmente, sin embargo, dada la importancia que tiene este concepto, la consideración
21
sobre la interacción de la persona con su ambiente afectivo y social, se comienza a analizar las
características familiares susceptibles de contribuir a la resiliencia familiar” (p.4). Es así como el
campo de estudio se fue ampliando y entraron en consideración otros criterios como la edad y el
género de las personas, además de los contextos sociales, culturales y los ámbitos, como el
educativo y comunitario, en el desarrollo teórico y de aplicación sobre la resiliencia, permitiendo
apreciarla desde su carácter de proceso multidimensional (Kotliarenco & Cáceres, 2011).
Es importante mencionar, que en el desarrollo del constructo sobre resiliencia, se aprecia el
vuelco de la perspectiva individual en la que la resiliencia solo dependía del individuo, a
apreciarla como un proceso de interacción entre las persona y su contexto, por lo que las
oportunidades y recursos disponibles para la persona, juegan un papel importante en el proceso
resiliente. Es así como, María Angélica Kotliarenco en una entrevista realizada en el 2013 y
publicada en Newfield.cl, señala que:
Muchos autores en las primeras décadas en que se habló de Resiliencia, la definían como
un rasgo, es decir, que era estable y permanente en la vida. A poco andar con los estudios
fundamentalmente anglosajones, comenzó la Resiliencia a describirse y a caracterizarse como
un proceso dinámico e interactivo que trata fundamentalmente de aquellos individuos, familias
y sociedades que son capaces de transformar, elaborar aquello vivido, percibido como dolor,
como adversidad, que se refleja en la sensación de estrés. Comprender lo que pasó, tener la
capacidad de entender el escenario de dolor, elaborar ése dolor y transformarlo en un
comportamiento conducente a un mayor bienestar, ¡ése es el desafío de la Resiliencia!
Por otra parte, dentro del campo internacional, se tiene como uno de los principales
exponentes sobre resiliencia a Boris Cyrulink (2001), (citado por Campo et al., 2012), para quien
la resiliencia es un proceso natural en el que, lo que la persona es en un momento determinado,
“necesariamente debe entretejerse con los medios ecológicos, afectivos y verbales. Basta con que
uno sólo de esos medios falle para que todo se hunda. Basta con que haya un solo punto de
apoyo para que la edificación pueda continuar” (p.548).
Dentro de las aproximaciones a la resiliencia que menciona Kotliarenco, M. & Cáceres, I., se
encuentra aquella relacionada con el tiempo, donde se cuestiona si la resiliencia es estructural,
es decir si constituye un modo de funcionamiento de la persona, o si por el contrario se encuentra
relacionada a las circunstancias, es decir si la resiliencia es coyuntural, frente a lo cual se plantea
22
la resiliencia como “potencia de un sujeto y, por lo tanto, de todos los sujetos y que entra en
acción cuando es necesario, saliendo así de su estado latente” (Anuat, 2005, citado por
Kotliarenco, M. & Cáceres, I. 2011, p.3)
De acuerdo con lo anteriormente expuesto, se puede establecer que se encuentran diferentes
aproximaciones sobre el concepto de resiliencia, que apuntan a la resiliencia como un proceso,
capacidad o habilidad con la que cuentan las personas para enfrentar situaciones adversas o de
dificultad extrema, cambiándolas o trascendiéndolas creativa o positivamente para continuar con
su vida, donde los individuos resilientes son
Aquellos que al estar insertos en una situación de adversidad, es decir, al estar
expuestos a un conglomerado de factores de riesgo, tienen la capacidad de utilizar aquellos
factores protectores para sobreponerse a la adversidad, crecer y desarrollarse
adecuadamente, llegando a madurar como seres adultos competentes, pese a los pronósticos
desfavorables. (…) La resiliencia no debe considerarse como una capacidad estática, ya
que puede variar a través del tiempo y las circunstancias. (Munist, M., Santos, H.,
Kotliarenco, M.A., Suárez, E., Infante, F., & Grotberg, E., 1998, p. 14)
Cabe mencionar en este punto, dos elementos transversales en el tema de resiliencia que son
vulnerabilidad y mecanismo protector, frene a los cuales Kotliarenco et al. (1997) menciona que
“más que conceptos diferentes constituyen el polo negativo o positivo de uno mismo. Lo esencial
de ambos conceptos, es que son sólo evidentes en combinación con alguna variable de riesgo”
(p.11). En este sentido, los factores protectores y de riesgo se presentan como elementos
inherentes a la resiliencia, presentándose como elementos o variables que pueden fortalecer o por
el contrario dificultar el proceso de resiliencia en el individuo.
Al respecto Munist et al., (1998), menciona que el concepto de factores de riegos es
biomédico, refiriéndose a los resultados adversos asociados a prácticas o enfermedades medibles
en términos de mortalidad. No obstante, en el desarrollo humano, el riesgo se encuentra también
el contexto en el cual se encuentra el individuo; por lo que se reconoce, gracias a la
epidemiologia social, “la existencia de una trama compleja de hechos psico-sociales” (p.12)
asociadas a factores económicos, familiares o sociales que generan una afectación o daño en el
individuo.
23
En palabras de Munist et al. (1998), el factor de riesgo se considera como “Cualquier
característica o cualidad de una persona o comunidad que se sabe va unida a una elevada
probabilidad de dañar la salud. (…) las probabilidades de padecer daños pueden surgir de sujetos
que concentran en sí los factores de riesgo” (p.12) siendo considerados como individuos de alto
riesgo. En síntesis, los factores de riesgo son cualquier característica presente en la persona o en
su contexto que puede generar un daño social, físico o mental, constituyéndose como un
elemento que puede amenazar la integridad y pleno desarrollo del individuo.
Sin embargo y retomando los que menciona Kotliarenco et al. (1997), estas características
son polos o caras de una misma moneda, que de acuerdo a las combinaciones y variables puede
deteriorar o amortiguar el daño, en este sentido, Munist et al. (1998) refiere que en algunos
casos, dichos factores sociales, económicos, familiares o psicológicos, funcionan como
amortiguadores del impacto del daño social, actuando como “escudo para favorecer el desarrollo
de seres humanos que parecían sin esperanzas de superación por su alta exposición a factores de
riesgo” (p.12), estos factores que funcionan como escudo o amortiguador se conoce como
factores protectores.
Al respecto Munist et al. (1998), define como factores protectores “las condiciones o los
entornos capaces de favorecer el desarrollo de individuos o grupos y, en muchos casos, de
reducir los efectos de circunstancias desfavorables” (p.14); Munist et al., hace la distinción entre
factores protectores internos y externos, los primeros, hacen referencia a cualidades o
características propias de la personas como la “estima, seguridad y confianza de sí mismo,
facilidad para comunicarse, empatía” (p.14). Los factores externos, por el contrario se
contemplan como las “condiciones del medio que actúan reduciendo la probabilidad de daños:
familia extendida, apoyo de un adulto significativo, o integración social y laboral” (p.14).
Como se ve en el recorrido realizado, la resiliencia como constructo teórico tiene diferentes
definiciones, que permiten abordar al individuo y su entorno desde distintas perspectivas,
permitiendo poner mayor énfasis en lo que se considera como prioritario, es decir el individuo,
su entorno, las relaciones que surgen entre los diferentes factores o los factores protectores y de
riesgo exclusivamente, elementos que están en constante interacción y que dependen del
24
contexto en el que se desarrolla el individuo, es así, como de acuerdo con Munist et al. (1998),
la concepción del proceso resiliente debe ampliarse para incluir en el entramado las variables
sociales y comunitarias que hacen parte de éste complejo inter-juego, entendiendo la
complejidad de las interacciones que surgen a lo largo del proceso de vida del individuo, el cual
se va construyendo con relación a un otro.
2.2.3 INFANCIA Y DESARROLLO
En este punto cabe mencionar que la infancia, como constructo socio-histórico, está
atravesado por unos usos y costumbres en un espacio y tiempo determinado, por lo que se
encuentran diversas concepciones e imágenes sobre la infancia, que como categoría ha
permanecido en la sociedad, encontrándose así la infancia moderna, contemporánea, de la edad
media o del renacimiento.
En el siglo XIX, con los cambios sociales y económicos, se fue estableciendo el escenario
para la configuración y posterior surgimiento de los derechos del niño; no obstante, las primeras
normas creadas, en ese entonces referentes a la protección laboral de los niños “no se
fundamentaron en la idea de que los niños tenían derechos, sino que reflejaban el interés de
cuidar y educar a la infancia en su calidad de futuro tanto para el Estado como también para la
economía” (Liebel, M. 2006, p.11).
Posteriormente, de acuerdo con Liebel, M. (2006), “paralelo a los esfuerzos para lograr
convenios internacionales sobre la protección de la infancia (…Declaración de Ginebra, 1924;
Declaración ampliada sobre los Derechos del Niño 1959…), en algunos países empezaron a
surgir movimientos que luchaban explícitamente por los derechos de autonomía de los niños”
(p.14). Estos movimientos buscaban una mayor participación de los niños y su reconocimiento
como ciudadanos, contemplando así derechos económicos y sociales para ellos. Esta idea, que se
contraponía a la idea de protección estipulada para la época, toma forma en la declaración de
Moscú (1918), la cual, según Liebel, M. (2006) se inspira en el principio de “fortalecer la
25
posición de los niños y niñas en la sociedad y lograr condiciones de igualdad de derechos con los
adultos – todo eso, independientemente de la edad de los niños” (p.14)
En este sentido, con la declaración de Moscú, según Liebel, M. (2006), por primera vez los
niños dejan de ser concebidos como seres “aún-no”, que tendrán voz en un futuro, sino que “son
seres ”ya-sí” que merecen el reconocimiento de la sociedad desde el presente (…argumentado…)
que los niños son sujetos activos de la vida y que su vida es importante ya desde la infancia”
(p.14). Esta declaración que se presenta como revolucionaria para la época, no tuvo gran
repercusión en el plano internacional; sin embargo presenta la esencia de lo que implicaría el
reconocimiento de los derechos de los niños.
En 1989 fue aprobada la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño
(CDN), la cual fue ratificada e implementada por todos la países miembros de la Naciones
Unidas, excepto por Somalia y Estados Unidos. Según Liebel, M. (2006), la CDN concibe los
principios de protección, provisión y participación, siendo este último un elemento innovador, ya
que “concibe a los niños como actores activos y los reconoce como sujetos con actoría y
pensamientos propio, lo que implica un fortalecimiento de su estatus social en relación con las
personas adultas” (p.29).
Siguiendo a Liebel, M. (2006), el principio de la participación generó que las acciones hacia
los niños se alejaran de la caridad y el asistencialismo, buscando fortalece la abogacía y
empoderamiento de los niño y niñas a través de la difusión y conocimiento de los derechos del
niño. En este sentido, al “ver a los niñas y niños como “sujetos de derechos”, ya no son
solamente objeto de las actuaciones de los adultos –cualquiera que sea la motivación de éstas-
sino que ellos mismos pueden cobrar derechos e insistir que se cumplan” (p.36), es así como el
niño al ser concebido como sujeto que tiene derechos propios, no hace falta que sea visto como
adulto para verlos como ciudadanos, solo necesitan “poder apoyarse en experiencias concretas
que certifiquen que se los necesita” y en su propio aporte a la vida social para así darse cuenta de
su “importancia”” (p.39); éste aprendizaje, según Liebel, M. (2006), puede construirse a través
de proyectos pedagógicos que busquen “el empoderamiento de los niños y el fomento de
26
autoconfianza (…para lo cual …) es necesario ofrecerles espacios sociales, en los que se sientan
“en casa” y que les permita encontrarse a sí mismos” (p.40).
En esta perspectiva del niño como sujeto de derechos, en Colombia se hace referencia a la
ley 1098/2006, la cual en su artículo 3 establece los sujetos titulares de derecho: “(…) todas las
personas menores de 18 años. Sin perjuicio de lo establecido en el artículo 34 del Código Civil,
se entiende por niño o niña las personas entre los 0 y los 12 años, y por adolescente las personas
entre 12 y 18 años de edad.” (p.10). Definición que fue empleada como criterio para la
delimitación de los documentos seleccionados en la elaboración del estado de arte.
En este sentido, cabe mencionar que la ley 1098/2006 concibe a los niños y niñas como
sujetos jurídicos especiales lo que significa que “en el ámbito mundial son el único grupo
poblacional reconocido per se como vulnerable, y de allí su calificación de sujetos de derechos
prevalentes y como los sujetos más importantes en el ordenamiento jurídico internacional y
nacional” (p.10), por lo que el Estado debe generar respuestas en diversos áreas, jurídica,
política y administrativa, para asegurar la garantía y el pleno ejercicio de sus derechos; por lo
anterior, se encuentra una responsabilidad por parte del Estado, la familia y la sociedad de
proteger a los niños y garantizar el acceso a servicios que permitan el pleno ejercicio de sus
derechos.
Es así como, a través de discurso de la protección y garantía de derechos de los niños y las
niñas el Estado incursiona en espacios que se consideraban exclusivos del ámbito privado,
mediante la obligación de brindar los medios necesarios para el pleno desarrollo de los niños y
niñas; en palabras de Liebel, M. (2006), se trata de crear un marco de condiciones que permita a
los niños y sus familias “hacer uso por iniciativa propia de sus derechos sociales, económicos” y
culturales (p.41).
En este sentido, para los fines pertinentes a la investigación se tomó el concepto de niño y
niña como sujeto de derechos, lo que reconoce su capacidad de autodeterminación,
participación y decisión en el desarrollo de su propia vida. Esta capacidad de agencia, de
reconocimiento de sus potencialidades y auto-conocimiento, se convierte en un elemento clave
27
en los procesos de resiliencia, ya que el niño se reconoce como sujeto activo en su propio
devenir.
En esta perspectiva, se podría ubicar la noción de infancia en el paradigma del curso de vida,
el cual surge a partir de la segunda mitad del siglo XX, donde distintas disciplinas, convergen en
el interés de “considerar la vida humana y su desarrollo como una totalidad; a interrogarse sobre
la organización de esta totalidad y su desarrollo en el tiempo; a cuestionar la articulación entre
sus fundamentos biológicos, psicológicos y su inserción social e histórica” (p. 12). En este
sentido, el paradigma del Ciclo de la vida se define como:
El estudio interdisciplinario del desarrollo de la vida humana (ontogénesis
humana) mediante el establecimiento de puentes conceptuales entre (a) los
procesos del desarrollo biológicos y psicológicos; (b) el curso de la vida como
institución social, desde el doble punto de vista: el de las regulaciones sociales y
culturales de la cual es objeto y su construcción por los individuos en función de
sus recursos y el de sus perspectivas biográficas; (c) el contexto sociohistórico y
los cambios que este experimenta. (Yuni, J., 2011, p.20)
Desde este paradigma se aprecia el desarrollo humano como un fenómeno multidimensional,
donde se busca comprender las interacciones entre las diversas dimensiones del individuo,
recurriendo a las diferentes disciplinas en este proceso, por lo que se considera un paradigma
interdisciplinario (Yuni, J., 2011, p.20). En este sentido, se podría mencionar lo establecido,
Bazán, J (2010), quien realiza una construcción teórica en torno al modo de vida de la infancia,
donde se concibe como:
La manera en que se produce y reproduce la vida material y espiritual de la infancia en
una sociedad dada. Este modo de vida está referido a la vida diaria y su vínculo con lo
estructural. La vida material de la infancia tiene que ver con las condiciones de subsistencia
y está en relación con la vida social, política, cultural, ideológica y jurídica. Por esta vía, los
procesos de individuación y socialización de la infancia quedan contexto y
contextualizados: Simbiosis de biografía de vida y vínculo social.” (p.9)
Dentro del paradigma del curso de la vida, se podría ubicar autores como Erik Erikson y A.
Liublinskaia, quienes estudiaron el desarrollo de los niños como un fenómeno multidimensional.
En el caso de Erikson, y de acuerdo con Maier, H. (1991) “su modelo es una fusión de sus propio
28
esfuerzos psicoanalíticos y de su conocimiento de la psicología freudiana, el desarrollo infantil,
la antropología cultural y la historia” (p.26), es así como desde su perspectiva, Erikson refiere
que los fenómenos psicológicos y las estructuras biólogicas se encuentran interrelacionados,
aunque “la evolución biológica cesa con el nacimiento: el organismo que madura continúa
desenvolviéndose, no por el desarrollo de nuevos órganos, sino mediante una secuencia
prescripta de capacidades locomotrices, sensoriales y sociales”(Erikson, citado por Maier, H.
1991, p.27).
Dentro de su planteamiento, Erikson reconoce el papel que tiene la tradición y la cultura en el
desarrollo del individuo, estableciendo una relación mutua entre el niño y la sociedad, donde “el
entrenamiento del niño sirve para mantener vivo y sano al pequeño dependiente; también sirve
como garantía de la continuación y preservación de las cualidades particulares de una sociedad”
(Maier, H., 1991, p.35). En este sentido, el desarrollo del ser humano atraviesa ocho fases que
inician desde su nacimiento y culminan con su muerte; en cada uno de estas fases surge una serie
de confrontaciones psicológicas y sociales que van generando transformaciones a medida que el
individuo resuelve la crisis para pasar a la siguiente fase.
De acuerdo con Erikson, los niños “(…)”se rompen” una y otra vez, y a diferencia de
Humpty Dumpty, se reconstruyen nuevamente. Este poder de integración del yo establece
puentes entre etapas, que en caso contrario serian inevitablemente discontinuas” (Maier, H. 1991,
p.37), lo anterior teniendo en cuenta que la infancia, la niñez y la adolescencia abarcan las
primera cinco fases del desarrollo del individuo. (Maier, H. 1991)
Por su parte, Liublinskaia se apoyó en los estudios de la ontogenia y la filogenia, para
conocer el desarrollo psíquico del niño en las diferentes periodos de su vida, teniendo en cuenta
los factores, causas y circunstancias que influyen en la formación de sus facultades intelectuales,
físicas y morales y el proceso que pasa para llegar a ser parte de la sociedad. Liublinskaia, refiere
que el desarrollo psíquico del niño está conformado por elementos genéticos, biológicos y
sociales, que se interrelacionan. Es importante resaltar que para Liublinskaia, la importancia de
éste conocimiento residía en su aplicación a la labor pedagógica con los niños y su proceso de
29
aprendizaje e inserción en la sociedad (Información brindada por la docente Lynn Marulanda, en
la Cátedra de Interacción y Desarrollo, Especialización en Infancia, Cultura y Desarrollo, 2016).
Se puede conjeturar, de acuerdo a los autores revisados anteriormente, que la infancia es una
etapa del desarrollo del ser humano, donde el individuo se encuentra frente a unos cambios
biológicos, sociales y psicológicos, donde la relación con el medio, demanda determinados
comportamientos y acciones acorde a las tradiciones y usos socio-culturales establecidos. Por lo
que no se puede mirar al niño fuera de las relaciones que establece con su medio y que son
necesarias para su desarrollo. En este sentido, y de acuerdo con Vega, M., Rivera, M., &
Quintanilla, R., (2011), la resiliencia se adquiere desde esta etapa de la vida y está ligada a “los
buenos tratos y a las vivencias de respeto experimentados durante la infancia, constituyendo el
ambiente familiar la fuente más importante de estos factores. Son los adultos significativos (a
veces localizados fuera de la familia) quienes instruyen a los pequeños para ser resilientes”
(p.35).
30
III. CUESTIONES METODOLÓGICAS PARA EL ESTADO DEL ARTE COMO
INVESTIGACIÓN DOCUMENTAL
Considerando que el Estado de Arte es una investigación de carácter histórico documental,
para realizar el Estado del Arte sobre resiliencia en infancia durante los últimos quince años en
Colombia, se considera que el enfoque cualitativo documental es el más apropiado en tanto se
busca describir e interpretar hechos o conocimiento de manera contextualizada, teniendo en
cuenta procesos sociales y culturales que particularizan el objeto de estudio, posibilitando así la
construcción de un acumulado y nuevas lecturas sobre el mismo.
3.1 ENFOQUE METODOLÓGICO
La metodología cualitativa como un proceso activo y sistémico permite obtener una
descripción detalla de las situaciones o eventos, incluyendo la perspectiva del sujeto, considera
un análisis más amplio sobre la perspectiva del fenómeno que se estudia, posibilitando crear
conexiones, identificar vacíos o realizar apreciaciones desde otros puntos de vista que no se
habían tenido en cuenta con anterioridad; en otras palabras, la metodología cualitativa permite
vislumbrar relaciones que van más allá de la causa-efecto, lo que posibilita establecer conexiones
o relaciones que vistas desde otro enfoque, no se hubieran sospechado. Pero además el enfoque
cualitativo posibilita interrogar documentos producidos en una época determinada, no solo como
memoria de eventos o hechos, sino como acciones y discursos que encarnan intenciones, deseos,
perspectivas de los sujetos que las han producido en un momento histórico determinado.
En este sentido, para el desarrollo del trabajo, se propone una investigación cualitativa, que
permita establecer el estado de conocimiento sobre resiliencia en niños y niñas de 0 a 12 años, en
Colombia; teniendo en cuenta que un estado de conocimiento es un
“análisis sistemático y valorativo del conocimiento y de su producción, surgido de un
campo de investigación durante un periodo específico, que permite identificar los objetos
de estudio y sus referentes conceptuales, las principales perspectivas teórico–
metodológicas, tendencias y temáticas abordadas, el tipo de producción generada, los
31
problemas de investigación y ausencias, así como su impacto y condiciones de producción”
(Weiss, 2005, Citado por Londoño et al., 2014, p.19)
En este sentido, la investigación cualitativa permitió comprender la percepción sobre la
realidad o un fenómeno particular de la misma, posibilitando a partir de dicha comprensión crear
cambios o transformaciones que generen procesos reflexivos sobre dicha realidad, es así como
teniendo en cuenta la finalidad de dicha reflexividad, se puede establecer un proceso descriptivo,
de comprensión –interpretación o transformación; enfoques que a su vez plantean determinadas
técnicas que facilitan el alcance de la finalidad planteada, por ejemplo, si se plantea un enfoque
descriptivo, donde se busca la identificación y caracterización del fenómeno que se desea
estudiar, se recurre a métodos orientados a la comprensión del evento o fenómeno.
En este caso en particular, se planteó para el desarrollo de la investigación el enfoque
descriptivo - interpretativo, que permite conocer la producción investigativa en torno al tema de
resiliencia en la infancia en el país. Para tal fin se eligió el estado de arte, el cual se considera
como la principal herramienta para establecer el estado de conocimiento, como medio para
identificar y analizar elementos relacionados con el concepto de resiliencia, factores resilientes y
metodologías empleadas en su desarrollo, ya que permite “asumir una postura crítica frente a lo
que se ha hecho y lo que falta por hacer en torno a una temática o problemática concreta (… por
lo que) no puede considerarse como un producto terminado, sino como una contribución que
genera nuevos problemas o nuevas hipótesis de investigación” (Londoño et al. 2014, p.6).
Es así, como el enfoque seleccionado, responde a los intereses de la investigación, ya que
desde la metodología seleccionada, se posibilita generar nuevas comprensiones sobre el
fenómeno de estudio, permitiendo “elaborar nuevas comprensiones sobre las explicaciones e
interpretaciones que los teóricos e investigadores han construido; da lugar a una recreación sobre
los desarrollos existentes en un área, tema o problema del conocimiento” (Londoño et al. 2014,
p.6), posibilitando, además de la comprensión del fenómeno de estudio, la identificación de
vacíos o nuevos campos de investigación que permitan ampliar la mirada y abordaje sobre el
tema en cuestión.
32
Para la construcción del estado de arte, se plantea un proceso de indagación e interpretación,
por lo que se opta por un método heurístico – hermenéutico, que permiten la búsqueda, análisis
e interpretación de la información. Es así como la heurística, permite indagar y encontrar en
documentos la información necesaria para los procesos investigativos; y la Hermenéutica,
permite “traducir, interpretar y explicar las relaciones existentes entre un hecho y el contexto en
el que acontece.” (Londoño et al., 2014, p.23).
En este proyecto se utilizó como método, la hermenéutica, ya que de acuerdo con Londoño
et al. (2014), “explica las bases de la comprensión, determinando sus posibilidades y
configuraciones a partir del círculo hermenéutico, condición de toda interpretación por ser el que
determina la ruta investigativa” (p.23) En este sentido, se plantean tres etapas del método, las
cuales permiten realizar la construcción interpretativa del objeto de estudio, comenzando con “el
pretexto, cediendo paso al sentido del texto, para luego configurar el horizonte de sentido o
interpretación.” (p.23).
De acuerdo con Londoño (2014), el pretexto implica el reconocimiento de “lo que se es y se
tienen como ejercicio que precede el desarrollo del trabajo” (p.24), es decir el reconocimiento de
todo lo que conforma el “horizonte previo”, que permite ubicar el mundo desde el cual se genera
el interrogante y la importancia del mismo en el proceso investigativo. En la investigación que
se realizó, el pretexto está conformado por la búsqueda realizada en torno a los estados de arte
sobre resiliencia, estableciendo los antecedentes en torno al objeto de estudio.
Una vez que se tiene el pretexto, el proceso continúa con el texto, el cual está conformado
por “lenguajes, narrativas, imágenes, acciones y acontecimientos (…) es el momento del análisis
de lo que luego se interpretará. En otras palabras el texto es “la circulación de las diversas formas
de lenguaje que permiten percibir y comprender los significados del contexto.” (Londoño et al.,
2014, p.25). Es así como el texto de esta investigación radicó en la lectura y análisis de los
documentos seleccionados, con base en los criterios de infancia, resilencia y Colombia como
país de origen de las investigaciones, donde se hace énfasis en la identificación del concepto de
resiliencia y los contextos en los cuales se realizan las investigaciones.
33
Finalmente y de acuerdo con Londoño et al. (2014), al texto se le da una significación pero
sin limitarse, en otras palabras, da una significación en el marco de un campo de significaciones
(un horizonte), en el cual es posible establecer relaciones estructurantes para “construir un
mundo simbólico desde unas estructuras significativas.” (p.25), es decir da origen al horizonte
de sentido, que en palabras de Barthes (1980) “es manifestar de manera responsable, un criterio,
un conocimiento, un sentimiento, un pensamiento, o cualquier expresión discursiva formalizada,
teniendo en cuenta un interés, una motivación. (…) el sujeto da sentido a través de un nuevo
texto surgido de otros textos.” (citado por Londoño et al., 2014, p.26).
En síntesis y de acuerdo a lo planteado por Londoño et al., (2014)
“El proceso hermenéutico para construir estados del arte, asegura una primera
aprehensión a partir de estudios existentes y acumulados investigativos desde diversos
textos e investigaciones que antecedieron el estudio que se está iniciando (pretexto). Esos
estudios se someten a un proceso de análisis e interpretación (texto), proceso que da lugar a
un nuevo texto (horizonte de sentido)”. (p.26)
De esta forma, el método Heurístico- Hermenéutico permite un proceso sistemático de
indagación, análisis e interpretación y producción de un nuevo texto que presenta el acumulado
de conocimiento en torno a un tema particular, permitiendo investigar sobre lo investigado.
3.2 TÉCNICAS E INSTRUMENTOS DE RECOLECCIÓN DE
INFORMACIÓN
Para el proceso de recolección de información se emplearon técnicas ligadas a búsqueda de
información en bases de datos (Scielo, Proquest, Thomson Reuters, Dialnet y Google
Académico, entre otras) a partir de los criterios de infancia, resiliencia y Colombia como país de
origen del trabajo.
Una vez recolectada la información, de acuerdo a los parámetros mencionados, se procede a
realizar la clasificación y análisis de la información, para lo cual se emplean instrumentos como
RAES (resumen analítico) y matrices que permitieron organizar la información y establecer
puntos de convergencia en las producciones analizadas, para finalmente presentar los resultados
34
de la investigación en torno a las categorías de campos de investigación, resiliencia, factores
protectores y factores de riesgo.
El RAE es un resumen analítico sobre cada uno de los textos encontrados y que hacen parte
del estado de arte, este instrumento es diseñado para la identificación y síntesis de los aspectos
más relevantes identificados en el texto, es así como cuenta con un espacio para la
caracterización del artículo, donde se consigna el nombre, autor, fecha de publicación, resumen y
palabras clave del texto; posteriormente se continua con los referentes teóricos, conclusiones y
comentarios, donde se consignó los datos relevantes del artículo en torno a la investigación,
teniendo especial atención las definiciones abordadas sobre resiliencia, factores protectores,
factores de riesgo y metodologías empleadas en el desarrollo del trabajo reseñado.
A continuación se presentan los instrumentos empleados para la recolección de información
de los documentos encontrados:
Figura 1. Modelo de RAE (Resumen analítico especializado) empleado en el proceso de
identificación y recolección de información.
35
ÁMBITO DE
INVESTIGACIÓN ARTÍCULO
CONCEPTOS IDENTIFICADOS EN LOS DOCUMENTOS SOBRE
RESILIENCIA FACTORES
PROTECTORES
FACTORES
DE RIESGO VULNERABILIDAD METODOLOGÍA
Figura 2. Modelo de matriz empleado en el proceso de identificación de las diferentes categorías
de análisis en los documentos seleccionados para el estado de arte.
3.3 PROCESO METODOLÓGICO
Para el desarrollo de la investigación, se estableció como procedimiento la recolección de
documentos y clasificación de los mismos, por medio del método heurístico – hermenéutico,
dentro del cual se llevaron a cabo las siguientes etapas:
1. Recolección de documentos: para lo cual se realizó la búsqueda de artículos que
cumplieran con los requisitos de producción hecha en Colombia, en los últimos quince años,
sobre resiliencia en niños y niñas menores de doce años.
2. Clasificación de documentos: la clasificación de los documentos se realizó en torno a los
hallazgos o temas encontrados sobre resiliencia, no obstante, se planteó en un primer momento
clasificar los artículos en investigaciones que dé cuenta de los factores del contexto o la realidad
nacional como lo son niños y niñas victimas del desplazamiento o catástrofes naturales, entre
otros.
3. Sistematización: en este punto, se elaboraron rejillas que permitieran caracterizar la
información recolectada, en este sentido se organiza por tipo de documento (artículo, tesis de
pregrado, Tesis de Maestría), año de publicación del documento y campo de investigación, para
lo cual se pudo establecer seis categorías (educación, salud, familia, contextos de vulnerabilidad,
entre otros).
36
4. Análisis de Documentos: Para este proceso se planteó inicialmente la identificación de
tres elementos en las investigaciones: el contexto objeto de la investigación, los factores
protectores y de riesgo identificados en los niños y niñas y las propuestas de trabajo, desde el
enfoque de resiliencia, realizado por los investigadores o autores de los artículos. Lo anterior se
realizó por medio de matrices que permitieron organizar la información y dar cuenta de las
coincidencias, puntos de encuentro y divergencias en las investigaciones contempladas.
5. Elaboración de Informe: En esta etapa del proceso investigativo, se recogen las
conclusiones y análisis de las interpretaciones realizadas a los documentos seleccionados,
permitiendo presentas los avances en el estado de conocimiento sobre la resiliencia en niños y
niñas menores de doce años en Colombia, en los últimos quince años, identificando las
principales áreas de abordaje y herramientas empleadas en el trabajo con niños y niñas desde este
marco conceptual.
37
IV ANÁLISIS Y RESULTADOS
A continuación se presenta el proceso de sistematización de la información y los principales
hallazgos realizados en concordancia con los objetivos planteados en la investigación; de este
modo se presenta en primera instancia la caracterización de la información encontrada, la
clasificación de los documentos y la categorización de los mismos, para posteriormente presentar
las conclusiones en torno al estado de conocimiento sobre resiliencia en niños y niñas menores
de doce años en Colombia.
4.1 SISTEMATIZACIÓN DE LA INFORMACIÓN
El proceso de sistematización de información, se inició con la clasificación de los
documentos encontrados en las diferentes bases de datos que cumplieran con los criterios de
resiliencia en niños menores de doce años en Colombia. Después de este primer filtro, se
seleccionaron los textos producidos en los últimos quince años, es decir a partir del año 2000 al
2015; éstos parámetros permitieron identificar 25 documentos, de los cuales 15 corresponden a
artículos publicados en diferentes revistas nacionales principalmente de los Centros
Universitarios del país y los 10 restantes corresponden a trabajos de grado de pregrado y
maestría.
Es así, como se encuentra que la mayoría de los documentos encontrados corresponden a
artículos de investigación o reflexión en torno al tema de resiliencia en la infancia, en este
sentido cabe aclarar que en la mayoría de las documentos se buscó que la edad de los niños,
niñas o adolescentes con los que se trabajara fuese explicita, no obstante en algunos de los
artículos no se discrimina la edad, por lo cual se asumen, en el lenguaje que emplean, lo
establecido por la ley 1098, donde se establece como niño o niña, los menores de doce años, y
adolescentes de trece a dieciocho años de edad, esto sucedió en tres de los artículos revisados.
Otro grupo importante que se encontró en esta búsqueda de documentos, corresponden a los
trabajos de grado producidos para pregrado y posgrado, encontrándose un interés por el tema de
38
resiliencia desde diferentes disciplinas. En este sentido, se encuentra que de los 10 trabajos de
grado, nueve corresponden a tesis de pregrado en los programas de Trabajo Social, Psicología,
Licenciatura en Pedagogía Infantil y Educación Infantil. El trabajo restante, corresponde a tesis
de maestría en el área de Psicología.
Se evidencia así, un mayor interés por el tema de resiliencia por parte de Facultades de
Educación, donde el desarrollo integral del niño se presenta como uno de sus centros de interés,
por otra parte se destaca las disciplinas de las Ciencias Humanas, con la presencia de la
Psicología y Trabajo Social, donde se puede deducir que la resiliencia se presenta como tema de
interés, teniendo en cuenta que en el centro de la indagación está el ser humano, su desarrollo y
adaptación a diferentes entornos.
Es oportuno señalar, que de acuerdo al tiempo seleccionado, se encontró también mayor
producción en unos años que en otros, destacándose por ejemplo, el año 2012, donde se registran
seis documentos, de los cuales cinco son artículos y un trabajo de pregrado. Otros años donde se
encontró un volumen significativo de documentos, fueron los años 2010 y 2014, con cuatro
documentos cada uno; de igual forma se identificaron años en los que no se encontró producción
pertinente al estado de arte que se estaba desarrollando, como lo fueron los años 2001, 2002,
2004, 2006, 2008 y 2011 donde el resultado fue cero documentos encontrados.
El resto de años cuenta con uno o dos documentos registrados para dichos periodos. Cabe
resaltar en este punto, como, del año 2006 donde se establece el nuevo código de infancia y
adolescencia en el país, al año 2009, tres años después de este código, solo se registran dos textos
producidos sobre el tema de infancia y resiliencia, documentos que a su vez dan cuenta de un
artículo y un trabajo de pregrado. En el siguiente cuadro se presenta la información consolidada.
39
Tabla 1
Clasificación de documentos de acuerdo al año de publicación.
Por otra parte, dentro de los documentos encontrados, se pudo realizar una clasificación por
los campos de estudios en los que se realizaron las investigaciones, en este sentido se encuentra
que el campo con mayor producción en el periodo analizado es el relacionado con los contextos
de vulnerabilidad, donde se ubican nueve de los 25 documentos encontrados, seguidos por el
ámbito educativo, donde se identificaron siete textos.
Otro campo en el que se identificó un número importante de documentos fue el de desarrollo
teórico con respecto al tema, donde se identificaron cuatro documentos, todos artículos de
investigación o reflexión. Con menor representación, se encuentran los campos de familia y
factores resilientes donde se encontró dos trabajos de cada uno y el campo de salud, en el cual
solo se encontró un documento, correspondiente a un artículo.
Frente al tipo de documento identificado en los diferentes ámbitos, cabe destacar que en el
ámbito educativo y el relacionado con contextos de vulnerabilidad solo se registran artículos y
trabajos de pregrado, teniendo una diferencia mínima en el número de documentos encontrados
en cada categoría. Cabe mencionar que el único Trabajo de Maestría identificado se encuentra en
el ámbito familiar, el cual fue desarrollado sobre las prácticas de crianza en niños resilientes.
40
Tabla 2
Clasificación de documentos según el ámbito de investigación
Otro aspecto interesante que se encontró, fue la implementación o evaluación de estrategias
pedagógicas en diferentes ámbitos para el fortalecimiento de factores resilientes, donde se
encuentra que nueve de los 25 documentos presentan la evaluación o resultados de la
implementación de una estrategia pedagógica, aunque no se describe con detalle la estrategia en
sí. Este elemento se encontró en seis de los siete trabajos encontrados en el ámbito comunitario,
un trabajo en el ámbito de contextos de vulnerabilidad, donde los investigadores combinan la
estrategia pedagógica con el empleo de un test de sobre factores de resiliencia, para establecer el
impacto de la propuesta, los trabajos restantes, corresponde al ámbito de factores resilientes y
Salud, encontrando un trabajo en cada uno. Es importante destacar que dentro de las estrategias
se encuentra el empleo de elementos del arte, la música y literatura dentro de las acciones
abordadas.
Además de la estrategia pedagógica, se encontró la implementación de test o pruebas
psicológicas para la identificación de factores resilientes, como otro de los principales recursos
empleados en las investigaciones. Entre las pruebas implementadas se encuentran: el
cuestionario de resiliencia de González Arrieta (2010); El test de Goteberg; El inventario de
Factores Personales de Resiliencia de Salgado (2005); The Child and Youth Resilience Measure
(CYRM)-28 de Ungar y la propuesta de una escala de resiliencia en infantes, de Cabrera-
García,V., Aya-Gómez, V. & Guevara-Marín, I. (2014). Estas pruebas fueron encontradas en
siete de los 25 documentos revisados.
41
Por otra parte, en los nueve documentos restantes, se encontraron diferentes estrategias,
vinculadas a las técnicas y el tipo de investigación, para el abordaje del tema, en ese sentido se
encuentran por ejemplo relatos de vida, entrevistas semi-estructuradas y observación no
participante, entre otros.
Tabla 3
Clasificación de artículos de acuerdo a la estrategia empleada en la investigación
En lo referente a los espacios en los que se llevaron a cabo las investigaciones, se encuentra
que de los 25 trabajos, ocho fueron realizados en contextos escolares, donde la labor de los
pedagogos y docentes se presenta como elemento importante en el proceso de promoción de
resiliencia, donde se recalca la necesidad de capacitar a los docentes en este sentido. Cabe
destacar que en este contexto se hace énfasis en la participación de la familia en el proceso
educativo del niño, por lo que algunas propuestas refieren acciones a desarrollar con los padres
de familia para involucrarlos en el proceso.
Otro escenario en el que se desarrollaron investigaciones fue en el ámbito comunitario,
específicamente, en las organizaciones o fundaciones que trabajan con niños y niñas en
diferentes contextos, como elemento común se identificó que las organizaciones brindan
principalmente acompañamiento académico, el cual es complementado con otro tipo de
servicios, dependiendo de la misión de la fundación, como acompañamiento psicosocial; en este
espacio se desarrollaron cuatro de las 25 investigaciones.
42
A diferencia de otros espacios en los que se encontró investigaciones de diferentes ámbitos,
el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), fue el único espacio referido en la
categoría de contextos de Vulnerabilidad, donde se identifican cuatro investigaciones
relacionadas con niños y niñas vinculadas a los programas de Protección y restitución de
Derechos del ICBF, principalmente en el programa de Hogar Sustituto, es así como en este
espacio se encontró como población objeto de estudio niños y niñas en situación de abandono y
calle.
Finalmente se encuentran otros espacios como Hospitales, espacios de programas
gubernamentales como Batuta o Red-unidos, donde se desarrollaron cuatro investigaciones. Por
otra parte, en cinco de los 25 documentos no se refiere un escenario particular, esto se atribuye al
tipo de documento, principalmente artículos reflexivos o de profundización teórica, donde se
hace énfasis en los alcances o posibilidades de la resiliencia y sus actores.
Tabla 4
Escenarios en los que desarrollaron las investigaciones.
Los escenarios influyen respecto al tipo de población con la que se desarrolló la
investigación, encontrando el contexto escolar como espacio protagonista en un número
importante de investigaciones, siendo la característica de ser estudiante o estar vinculado a una
institución educativa lo que predomino para elegir la población objeto de estudio en siete de las
25 investigaciones. En este orden de ideas, el número de investigaciones donde no se refiere una
característica particular de la población, además de ser infancia, corresponde a las
investigaciones que no hacen referencia a un escenario particular, encontrando en este espacio
cuatro trabajos.
43
Las catorce investigaciones restantes se encuentran divididas en diferentes contextos de
vulnerabilidad entre los que se encuentra niños y niñas en situación de desplazamiento, con los
que se trabajó en organizaciones comunitarias y el espacio de Batuta. Los niños y niñas en
situación de abandono, se encuentran vinculados a programas del ICBF, siendo la categoría de
abandono un eje principal en dos de las investigaciones identificadas. Por otra parte, la categoría
de pobreza es abordada en dos investigaciones en el ámbito de contextos de vulnerabilidad;
dichas investigaciones se llevaron a cabo una en el marco de una revisión documental y la otra
en el contexto del programa de Red Unidos.
Sobre los niños y niñas en situación de calle, se identificaron dos investigaciones, la primera
de ellas se centra en una estrategia pedagógica con niños y niñas trabajadores de la calle, donde
se propone la lectura como principal herramienta en este proceso; la segunda investigación se
realiza con niños y niñas habitantes de calle vinculados a programas de protección del ICBF,
donde se emplea la narrativa de vida como una de las herramientas de investigación. En la
categoría de niños que se encuentran en situación de riesgo psicosocial, por las condiciones
socio-económicas y familiares en las que viven, se identificaron dos investigaciones, una en la
categoría de contextos de vulnerabilidad y la otra en el ámbito de Factores Resilientes.
Finalmente, como categorías o características en las que se encuentra solo una investigación
en cada una de ellas se identifica los niños y niñas en situación de discapacidad (específicamente
discapacidad para la comunicación por deficiencia de la audición), víctimas de maltrato
intrafamiliar y niños y niñas Hospitalizados en las Salas de Hemato-Oncología y Nefrología.
Cada una de ellas se desarrolló en un ámbito diferente, es así como por ejemplo en el caso de
Hospitalización, se llevó a cabo la implementación de una estrategia pedagógica, que permitió a
los niños y niñas re-significar el proceso de hospitalización, buscando cambiar la concepción
negativa hacia una de aprendizaje.
El trabajo sobre los niños y niñas víctimas de maltrato intrafamiliar, es producto de la
investigación en torno a la identificación de factores psicosociales de los niños, asociados a la
resiliencia, la cual se llevó a cabo con niños vinculados al ICBF víctimas de violencia pasiva o
violencia activa, de estratos 1 y 2. Finalmente, el trabajo realizado sobre resiliencia en niños con
discapacidad para la comunicación por deficiencia de la audición, tenía por objetivo explicar el
44
auto-concepto de estos niños y niñas, además de identificar las características del funcionamiento
de sus familias en el marco de un estilo de vida resiliente.
Tabla 5
Característica de la población objeto de estudio en las investigaciones.
Es así, como se puede establecer que las investigaciones sobre resiliencia en Infancia han
incursionado en diferentes ámbitos, presentando los diferentes escenarios y contextos de la
cotidianidad de la infancia en el país, en este sentido se identifica el espacio de contextos de
vulnerabilidad, como uno de los más representativos en las investigaciones revisadas, en cuyos
trabajos se evidencio diversidad de situaciones vividas por la población objeto de estudio,
presentando situaciones de la realidad nacional en las que los niños se encuentran como lo es la
situación de abandono, calle, desplazamiento, pobreza y riesgo psicosocial; presentándose el
estudio de la resiliencia en estos espacios como pertinente para desde la intervención profesional
o gubernamental hacer énfasis en el desarrollo humano que permita una sociedad equitativa y a
su vez privilegie el ejercicio de la libertad, como lo menciona Naussbaum.
De igual forma, el contexto educativo registró un número importante de trabajos, donde se
resalta la capacidad transformadora que pueden tener los procesos educativos y los docentes
como agentes de cambio y acompañamiento en el proceso de desarrollo del niño. Frente a lo
cual, diferentes investigaciones mencionan la importancia del componente humano en la
45
educación y la necesidad de capacitar a los maestros para identificarse como personas resilientes
y a su vez puedan fortalecer dicho proceso a los niños y niñas desde el aula.
Por otra parte, se encuentran espacios en los cuales no se encontró una cantidad
representativa de trabajos, como es el caso del ámbito familiar, de salud y factores resilientes, no
obstante, dichas investigaciones brindaron una mirada sobre poblaciones que no fueron
contempladas en otros espacios como los niños y niñas con discapacidad y niños y niñas
hospitalizados, permitiendo ampliar la mirada sobre los diferentes contextos en los que se
desarrollan los niños en el país.
Finalmente, cabe mencionar que una tercera parte de los trabajos revisados, contemplan en su
desarrollo el proceso, evaluación o resultados de una estrategia pedagógica pensada para trabajar
con los niños y niñas, especialmente por medio de talleres, sin dejar de lado el empleo de
recursos vinculados al arte y la literatura, como la pintura o la narración. La enseñanza musical
solo es referida en uno de los trabajos, donde se presenta como a través del proceso de enseñanza
música, se van fortaleciendo características resilientes en los participantes de la actividad,
destacando entre estos elementos la autonomía.
Lo anterior presenta un panorama alentador frente al diseño de propuestas de trabajo que
integran dentro de sus elementos el fortalecimiento de características o elementos resilientes en
los niños y niñas, lo que permitiría poner mayor énfasis en la salud mental de la infancia del país,
teniendo en cuenta las condiciones y contextos de vulnerabilidad presentes, que se muestran
como un obstáculo para el pleno desarrollo humano de las niñas y niños colombianos.
4.2 ANÁLISIS SORBRE LOS TRABAJOS EN TORNO A LA
RESILIENCIA EN LA INFANCA
Posterior a la sistematización de los documentos en matrices y cuadros donde se visualizó de
forma general la información que se encontró, permitiendo caracterizar los hallazgos en términos
de cantidad de documentos, tipo de documentos, años de producción espacio y población objeto
46
de estudio; se procedió a analizar por categorías los conceptos identificados en los trabajos, en
torno a definición de resiliencia, factores protectores y de riesgo y metodologías empleadas, para
lo cual se clasificó la información identificando similitudes en conceptos y autores empleados. A
continuación se presentan los principales hallazgos.
4.2.1 CONCEPCIONES SOBRE RESILIENCIA HALLADAS EN LAS
INVESTIGACIONES
En los trabajos abordados, se encontraron diferentes definiciones que permiten ubicar la
resiliencia como enclave de dos elementos, uno antecesor, que se enmarca en un hecho o
situación catalogada como adversa o de difícil afrontamiento que compromete el desarrollo de la
persona; y el otro elemento, sucesor, que permite el afrontamiento a dicha situación, generando
un producto que se asocia a la posibilidad de continuar con el desarrollo del individuo, en
términos considerados favorables o positivos para la vida de la persona. En este sentido se podría
establecer que la resiliencia hace parte de un entramado, en el que se pretende que la persona, a
pesar de las circunstancias desfavorables que haya vivido pueda continuar con su vida,
minimizando los efectos negativos o poco benéficos sobre la persona.
Figura 3. Características generales de la resiliencia.
Situaciones Adversas.
Stress prolongado.
Circunstancias difíciles.
Circunstancias
problemáticas.
Circunstancias
tensionantes.
Riesgo, Traumas.
Acontecimientos
desestabilizadores.
Acontecimientos vitales
disociadores.
Factores de riesgo que
atentan contra el
desarrollo de la persona.
Entendida como:
Capacidad
Proceso
Respuesta
Adaptación
Habilidad
Dimensión Política
Romper la expectativa de
fracaso.
Tener éxito, Triunfar.
Vivir Bien.
Vivir Positivamente.
Desarrollarse positivamente.
Desarrollarse psicológicamente
con normalidad.
Proteger la integridad.
Construir un comportamiento
vital positivo.
Tener una vida significativa y
productiva.
Desarrollar competencia social,
vocacional y académica.
FRENTE A LA RESILIENCIA FINALIDAD Surge Con la
47
Como se presenta en el diagrama anterior frente a los diferentes acontecimientos vitales
disociadores, adversos, difíciles o problemáticos, surge una respuesta, proceso, capacidad,
adaptación, habilidad o dimensión política que permite a la persona tener éxito, vivir bien,
desarrollar positivamente o proteger su integridad. Es así, como las diferentes definiciones de
resiliencia se pudieron agrupar en características que representaban elementos comunes a dicho
concepto, de esta forma se presentan a continuación las concepciones identificadas en los
trabajos, partiendo de la secuencia presentada anteriormente donde la resiliencia surge de una
situación o evento adverso con la finalidad de proteger la integridad de la persona o que se
desarrolle positivamente entre otras cosas.
4.2.1.1 RESILIENCIA COMO CAPACIDAD
En la revisión documental, se encontró gran presencia del concepto de resiliencia entendido
como capacidad humana para superar, recuperarse, sobreponerse a una situación adversa o salir
fortalecido de ella. Esta capacidad se atribuye a todas las personas, por lo que todos los seres
humanos se consideran aptos para desarrollarla, suponiendo que para que esta capacidad se
desarrolle, surja o se visibilice, depende de las circunstancias en las que se da el evento adverso y
los factores protectores (ya sean personales o del medio) con los que la persona cuenta en ese
momento. A continuación se presentan algunos de los conceptos identificados como parte de
este grupo:
La capacidad de activar las fortalezas y proteger la integridad personal al enfrentar las
adversidades, construyendo a partir de éstas rasgos de sentido de vida. Jiménez y Arguedas (2004).
Capacidad cambiante y relativa que permite a las personas que viven en medio de una condición
adversa enfrentar exitosamente las dificultades, rompiendo con las expectativas de fracaso. Badilla (1999).
“La resiliencia es la capacidad de proteger la propia integridad bajo presión, y más allá de la
resistencia, la capacidad para forjar un comportamiento vital positivo, pese a las circunstancias difíciles, de
estrés o adversidad que implican normalmente un grave riesgo de resultados negativos. Es la capacidad de
tener éxito de modo aceptable para la sociedad. Para Vanistendael la resiliencia comprende dos
componentes: la resistencia frente a la destrucción, esto es, la capacidad de proteger la propia integridad
48
bajo presión; la otra es la capacidad para construir un conductismo vital positivo pese a circunstancias
difíciles”. Vanistendael (1993; 1994; 2002).
“La resiliencia es una capacidad universal que permite a una persona, grupo o comunidad prevenir,
minimizar o superar los efectos perjudiciales de adversidad; dicha capacidad no se encuentra de manera
total o nula en las personas, es decir no hay personas que carezcan totalmente de ella o al contrario, que
sean totalmente resilientes”. Silva (1999) y Vanistendael & Lecomte, (2003).
Capacidad que posee el ser humano de enfrentarse a situaciones adversas, confrontarlas y
sobreponerse a las mismas, desarrollando su competencia social, académica y vocacional. Henderson y
Milstein (2003).
Capacidad que tiene una persona para recuperarse y mantener una actitud reflexiva y adaptativa
después de un evento estresante, además del poder de acoplamiento a ambientes nuevos y menos adversos;
la resiliencia es a la vez la capacidad de los individuos para navegar hacia los recursos, psicológicos,
sociales, culturales y físicos que sustentan su bienestar y su capacidad individual y colectiva para negociar
que estos recursos sean proveídos y experimentados en contextos culturalmente significativos. Garmezy
(1991), Becoña (2006).
La resiliencia se entiende como la capacidad física y socio-ecológica del individuo para proveer
estos recursos y la capacidad de los individuos sus familias y comunidades para negociar culturalmente
formas significativas, para que estos recursos sean compartidos. Ungar, (2009).
La capacidad de una persona o de un grupo para desarrollarse bien, para seguir proyectándose en
el futuro a pesar de los acontecimientos desestabilizadores, de condiciones difíciles de la vida y de traumas
a veces graves. La resiliencia promueve un ser humano capaz de enfrentar los factores que atentan contra
su desarrollo, atendiendo a un cambio trascendental que lo llevan a sacar provecho de la adversidad.
Cyrulnik, (2003), Vera, Carbelo & Vecina, (2006).
El Comité Nacional para la Prevención del Crimen de Canadá (1996) ha definido la resiliencia
como «la capacidad de individuos y sistemas (las familias, grupos y comunidades) para cubrir con éxito la
adversidad significativa o riesgo».
Cabe mencionar, que la resiliencia como capacidad, no se limita únicamente al individuo,
sino, como lo mencionan las definiciones referidas, es una capacidad que también se encuentra
en los grupos, familias y comunidades, por lo que dicha capacidad a su vez está en constante
interacción con los recursos con los que cuenta el individuo, tanto internos como del medio que
lo rodea, vinculando en este sentido la idea de negociación o intermediación con el entorno para
49
lograr un desarrollo vital dentro de los parámetros social y culturalmente aceptados como
deseable o positivo.
Figura 4. Resiliencia definida como capacidad.
En los documentos revisados se encontraron diferentes autores referidos a este concepto,
entre los que se encuentran: Kotliarenko, 1997; Melillo, 2006; Frankl, 1979; Jiménez y
Arguedas, 2004; Silva, 1999; Vanistendael & Lecomte, 2003; Rirkin y Hoopman, 1991;
Manciux, Michael., 2003; Grotberg, 1995; Colmenares, 2002; Badilla, 1999; Uriarte, 2005;
Garmezy, 1991; Kreisler, 1996 y Ungar, 2009. Se identifica gran producción sobre este
concepto en un periodo de veinte años, comprendido entre 1991 y 2009, donde se refiere la
publicación más reciente empleada frente a resiliencia entendida como capacidad en los
diferentes trabajos.
4.2.1.2 RESILIENCIA COMO PROCESO
En este ítem, se recogen los conceptos de resiliencia asociados con proceso, que básicamente
se explica como una interacción o tejido del individuo con su entorno, donde se destaca la noción
de tiempo y los recursos con los que cuenta la persona; refiriendo que la resiliencia nunca se
adquiere de una vez y para siempre, como proceso hace parte del desarrollo humano del
individuo, por lo que depende de las circunstancias, los recursos y el momento vital en el que
surja el enfrentamiento a la situación adversa.
Con el fin
de
RESILIENCIA
CAPACIDAD
HUMANA
UNIVERSAL
Todos los seres
humanos la poseen
Sobreponerse
Recuperarse
Mantenerse
Superar
Reorganizar el sentido de
la vida
Proyectarse en el futuro
Enfrentar y salir
fortalecido o transformado
Ser Resiliente
Tener un cambio
trascendental.
Autoprotegerse
Proteger la integridad.
Construir un
comportamiento vital
positivo.
Desarrollar competencia
social, vacacional y
académica.
Romper la expectativa de
fracaso.
Tener éxito
Para
50
Se podría decir entonces, que en este grupo de definiciones, al concebir la resiliencia como
proceso que surge en el desarrollo vital del ser humano, el entorno, los recursos con los que
cuenta el individuo y las personas que acompañan este proceso tienen un papel fundamental,
entendiendo así, que la resiliencia no depende exclusivamente del individuo, por lo que se puede
intervenir los factores, el medio o los acompañantes para influenciar el procesos posibilitando
una interacción que fortalezca la resiliencia en los individuos. A continuación se presentan las
definiciones asociadas a la resiliencia como proceso identificadas en los documentos revisados:
El concepto de resiliencia solo puede comprenderse a través de la adversidad, ya que ésta es el
motivo por el cual el ser humano desarrolla el proceso de enfrentar, superar y transformar la misma, en una
oportunidad que lo lleva a someterla y cuyo proceso es denominado resiliencia (Cyrulnik, B. 2002;
Grotberg E. 1996; Henderson N. & Milstein M. 2003; Kotliarenco M. Mardones F., Melillo A. & Suárez N.
2000; Munist M., Santos H., Kotliarenco M., Suárez E. Infante F., & Grotberg E. 1998; Walsh F. 2003b).
La resiliencia es definida como un proceso natural, dinámico, ligado al desarrollo y al crecimiento
humano, en el que existe un entretejido de los medios ecológicos, afectivos y verbales que sirven de
soporte para la superación de situaciones adversas. Es suficiente que uno de estos falle para que el
traumatismo lo derrumbe. Igualmente, basta con que al menos uno de estos puntos de apoyo se mantenga
estable para reconstruir o conservar el tejido. (Cyrulnik, 1999, 2003 y 2004; Becoña, Míguez, López,
Vázquez y Lorenzo, 2005; Grotberg, 2001 y 2006; Acevedo y Mondragón, 2005; Melillo, Estamatti y
Cuestas, 2001).
La resiliencia se teje: no hay que buscarla sólo en la interioridad de la persona ni de su entorno,
sino entre los dos, porque anuda constantemente un proceso íntimo con el entorno social. Es un proceso que
la persona va tejiendo en relación con las demás donde existen diversas interacciones entre los factores de
riesgo, factores protectores y la personalidad del individuo, que están relacionados entre sí de manera
compleja, con lo cual se establece un interjuego entre lo individual y social-comunitario (Cardoso y
Alderete. 2009, Cyrulnik, 2001; Melillo, 2005). Por su parte Colmenares (2006) amplia esta visión,
planteando que la resiliencia no nace del golpe como tal, sino como una posibilidad del sujeto de entretejer
en relación con la conservación de su identidad, sus valores, sus sentimientos y sus sueños, entendiéndose
así la acción de tejer como un proceso que anuda lo íntimo (vulnerado) con el entorno social y unos sujetos
de apoyo que lo acompañan.
Otro grupo de autores por su parte definen la resiliencia como un conjunto de procesos sociales e
intrapsíquicos que posibilitan tener una vida sana viviendo en un medio insano; dichos procesos tendrían
lugar a través del tiempo, y darían afortunadas combinaciones entre atributos del niño y su ambiente
familiar, social y cultural. La resiliencia es un proceso que no elimina los riesgos y las condiciones adversas
51
de vida, sino que permite al individuo manejarlos de modo efectivo. Así, la resiliencia no puede ser pensada
como un atributo con el que los niños nacen, sino que se trata de un proceso que caracteriza un complejo
sistema social, en un momento determinado del tiempo. (Amar, J. 2003; Rutter, 1987) (Rutter, 1992;
Suárez,1995; Osborn,1990, citados por Kotliarenko et al., y Milgran & Palti; 1993)
El ser humano no es un ente aislado de los otros seres que le rodean, hallándose en constante
interacción con los otros, por lo que la resiliencia es el resultado de una interacción. (Melillo, Mirta,
Estamatti & Cuestas, 1999; Silva, 1999; Cyrulnik, 2002; Walsh, 2003; Vanistendael & Lecomte, 2003). En
este mismo sentido Luthar (2000), refiere que la resiliencia surge como producto de la interacción entre la
persona y el ambiente y en esta interacción, lo que cuenta para la conducta y el desarrollo es la percepción
que se tenga del ambiente, entendiéndose el desarrollo como la capacidad creciente de una persona para
descubrir, mantener o modificar las propiedades del ambiente y relacionarse con él, y el ambiente como un
conjunto de estructuras seriadas, relacionadas entre sí, las cuales caben cada una dentro de la siguiente; así,
el nivel más interno, microsistema, contiene a la persona en desarrollo y se ve influido por los otros niveles,
mesosistema, exosistema, y macrosistema, donde se determinan factores que afectan positiva o
negativamente el desarrollo.
De acuerdo a lo presentado anteriormente, se encuentra en común a las ideas planteadas, que
la resiliencia es un proceso que tiene lugar a lo largo de la vida, se podría decir que es un atributo
que está en constante y permanente desarrollo a partir de la interacción de las características,
factores personales o cualidades del individuo y su ambiente, es decir los recursos, la familia, la
comunidad y los acompañantes, lo que le permite a la persona afrontar y superar una situación
adversa o problemática en su vida.
Figura 5. Resiliencia definida como proceso.
RESILIENCIA
PROCESO
• Social e Intra-
psíquico
• Recíproco
• Dinámico
• Circular
• Interactivo
• Interdependiente
• Individuo y su
medio (familia,
sociedad, cultura)
• Sujeto y recursos
de las relaciones
• Estructuras
(microsistema,
mesosistemas,
exositemas y
macrosistemas)
Tejido
Red de
apoyos
sociales,
materiales y
afectivos.
Entre
Que
genera
52
En resumen, se puede establecer que la resiliencia, de acuerdo con autores como Cyrulnik, B.
2002, 1999, 2003 y 2004; Grotberg E. 1996; Henderson N. & Milstein M. 2003; Kotliarenco M.
Mardones F., Melillo A. & Suárez N. 2000; Munist M., Santos H., Kotliarenco M., Suárez E.
Infante F., & Grotberg E. 1998; Walsh F.; Becoña, Míguez, López, Vázquez y Lorenzo, 2005;
Acevedo y Mondragón, 2005; Melillo, Estamatti y Cuestas, 2001; Luthar et al., 2000
Vanistendael y Lecomte (2005 Manciux, M. (2003); Amar, J., (2003); Rutter (1992), Suárez
(1995), Osborn (1990) Rodríguez, (2004) Cardoso y Alderete, (2009) y Colmenares (2006), es
un proceso social e intra-psíquico, recíproco, dinámico, circular, interactivo o interdependiente
entre el individuo y su medio, los sistemas o el sujeto y los recursos de las relaciones, que buscan
generar un tejido o red de apoyo sociales, materiales y afectivo, con el fin que la persona pueda
vivir bien, que su vida tenga significado o un desarrollo positivo.
4.2.1.3 RESILIENCIA COMO ADAPTACIÓN/HABILIDAD
En el desarrollo del proceso de categorización y clasificación de la información, se encontró
definiciones de resiliencia que la presentan como habilidad de adaptación o adaptación positiva,
por lo que se encontró una relación entre habilidad y adaptación, ya que en parte de los
conceptos se refieren mutuamente, en este sentido, se identifica como la habilidad o destreza
para adaptarse, surgir y mantenerse, este último elemento se presenta como factor clave en la
adaptación, ya que se espera que dicha adaptación positiva o exitosa se mantenga en el tiempo.
Dentro de los documentos analizados se encontraron definiciones asociadas exclusivamente a
adaptación o habilidad, y otras definiciones en las que se refieren una a la otra; en este punto es
importante mencionar, que las definiciones asociadas a habilidad y adaptación, aparecieron en un
menor número, en comparación a las definiciones en torno a capacidad y proceso, que se
encontraron con mayor frecuencia y desarrollo en las investigaciones abordadas. A continuación
se presentan los conceptos identificados en los textos analizados:
La resiliencia puede ser definida como una conducta adaptativa que surge a raíz del paso de un
evento adverso, ésta a su vez tiene la propiedad de ser un evento positivo y dinámico dentro del contexto de
adversidad, es decir la resiliencia implica una adaptación positiva en un contexto de exposición a la
53
adversidad. En este sentido, refiere la presencia de una multiplicidad de factores unidos que generan la
adaptación a la adversidad y el desarrollo sano de la persona a pesar de dichas condiciones. (Garmezy,
Masten, Luthar, Cicchetti y Becker citados por Becoña, 2006). Al respecto, Garmezy (1991) menciona la
importancia de mantener una conducta adaptativa después del abandono o la incapacidad inicial, al
presentarse un evento estresante.
La resiliencia describiría una buena adaptación en las tareas del desarrollo de una persona, como
resultado de la interacción entre el sujeto y la adversidad del medio o un entorno de riesgo constante.
Klevens, Restrepo y Roca (2000)
“La resiliencia es la habilidad de crecer, madurar e incrementar la competencia de cara a
circunstancias adversas y obstáculos, recurriendo a todos los recursos, tanto personales como ambientales”.
(Gordon, K., 1996).
“Resiliencia significa las habilidades, destrezas, conocimientos, (introspección) que se acumula
con el tiempo a como las personas luchan por levantarse de la adversidad y afrontar retos. Es un continuo y
desarrollador fondo de energía y destrezas que puede ser utilizado en las luchas actuales”. (Garmezy, 1994).
“la resiliencia no debe ser entendida como la animada negación de las difíciles experiencias de la
vida, dolores y cicatrices: es más bien la habilidad para seguir adelante a pesar de ello” Rutter, M, (1985,
p.105)
«Una inusual buena adaptación ante el estrés severo, y/o una habilidad de la persona bajo estrés de
pasar al nivel de adaptación pre estrés». Steinhauer (1996),
La habilidad para surgir de la adversidad, adaptarse, recuperarse y acceder a una vida significativa
y productiva. ICCB/BICE, Institute on Child Resilience and Family, 1994.
De acuerdo a lo presentado anteriormente, es posible decir que la resiliencia, es definida
como habilidad, destreza o conocimiento para surgir, crecer, madurar adaptarse o seguir adelante
frente a un evento adverso o estresante, con la finalidad de lograr una vida significativa, en esta
línea, la definición se centra en la habilidad, dejando la adaptación como un medio o resultado de
dicha habilidad o conocimiento; mientras que, cuando se habla de resiliencia definida como
adaptación, se centra el concepto en la acción de adaptarse a la adversidad de forma positiva o
exitosamente, dicha adaptación se mantiene en el tiempo, con el fin de tener una buena vida o un
buen desarrollo personal.
54
Figura 6. Resiliencia definida como habilidad/adaptación
Cabe mencionar que la definición de resiliencia como habilidad y adaptación se encuentra
enmarcada en las producciones teóricas de la década del noventa, por lo que podría decirse, que
esta concepción fue evolucionando o integrándose a otras de mayor espectro como la resiliencia
vista como capacidad o proceso, lo anterior, teniendo en cuenta que en algunos conceptos la
adaptación se ve como una finalidad en sí misma y no como parte del proceso resiliente, lo que
también podría suceder con habilidad, la cual empezaron a equipararla con capacidad,
albergando este último, mayores posibilidades en la definición y alcances de la resiliencia.
4.2.1.4 RESILIENCIA COMO RESPUESTA
El concepto de resiliencia asociado o definido como la respuesta de la persona frente a
situaciones adversas, se encontró en pocos trabajos, por lo que es posible establecer que esta
perspectiva teórica no ha sido tomada como un referente destacado para los investigadores en el
desarrollo de sus trabajos. No obstante, en esta perspectiva al ser vista la resiliencia como una
respuesta del individuo ante una situación que compromete su integridad, esta respuesta varía de
acuerdo al entorno sociocultural en el cual se encuentre la persona, por lo que se plantean
diferentes tipos de resiliencia. A continuación se presentan los conceptos identificados sobre
resiliencia como respuesta:
RESILIENCIA
HABILIDAD
ADAPTACIÓN
Destreza
Conocimiento
Introspección
Surgir
Crecer
Madurar
Seguir adelante
Adaptarse
Exitosa
Positiva
A la adversidad
Mantiene
en el
tiempo.
Lograr una vida
significativa,
productiva,
positiva, un
buen desarrollo
de la persona
Que
se
Para
Para
55
“La resiliencia como una respuesta global en la que se ponen en juego los mecanismos de
protección entendiendo por estos no solo la valencia contraria a los factores de riesgo sino aquella dinámica
que permite al individuo salir fortalecido de la adversidad en cada situación específica y respetando las
características personales” (Rutter, M. Citado por Melillo, A., 2001; Infante, 1997).
La resiliencia es entendida como respuesta para salvaguardar el sentido de la propia vida, como
principio de supervivencia en situaciones o hechos que comprometen gravemente esta posibilidad de
supervivencia y que ocasionan daños severos a la vida psíquica (Colmenares, 2002). En este desarrollo
teórico, siguiendo a Ospina, Jaramillo y Uribe, (2005), citado por Aguirre, A. (2010) se plantea que es
posible hablar de tres tipos de resiliencia, la activa, la pasiva y la resiliencia fuera de la ley.
El primer tipo se ilustra a partir de un grupo de adolescentes palestinas las cuales,
conscientes de su suerte y de la discriminación, tenían de todas maneras un proyecto de
vida: continuar con sus estudios, adquirir un oficio, una autonomía y una independencia.
El segundo tipo, la resiliencia pasiva, se ejemplifica con aquellas adolescentes, también
conscientes de su situación y de las dificultades con las cuales se debatían, pero sin un
deseo fundamental de cambiar la situación. Ellas pensaban que la vida de las mujeres en
los países musulmanes ofrece un cierto número de compensaciones, ofrece una
protección y no tenían el anhelo de continuar durante mucho tiempo sus estudios o de
acceder a un oficio autónomo; deseaban casarse muy pronto y tener hijos. La resiliencia
por fuera de la ley se entiende al comprender cómo los niños de la calle, en vista de las
dificultades para mantenerse en el sistema social predominante, optan por una salida
que, aunque fuera de la ley, se convierte en una estrategia de supervivencia. El problema
aquí radica en hacerles abandonar esa resiliencia (por fuera de la ley) y hacerlos pasar a
una resiliencia socializada. (Aguirre, A., 2010, p.22)
Al plantear la resiliencia como una respuesta para salvaguardar el sentido de la propia vida, la
respuesta que la persona da ante el evento adverso no necesariamente tiene que estar vinculada al
desarrollo positivo de la misma; en esta perspectiva también entran en la dinámica aquellas
acciones que surgen como respuesta al medio, las condiciones o los recursos con los que cuenta
el individuo, los cuales emplea para sobrevivir y continuar con su vida, aunque no siempre de
una forma socialmente aceptada, ya que se podría suponer que en esta perspectiva el centro está
en la supervivencia del individuo, por lo que la respuesta varia y no siempre implica salir
fortalecido por la adversidad como lo plantea Rutter en su definición, donde refiere la acción de
los mecanismo de protección del individuo.
56
Figura 7. Resiliencia definida como respuesta
En conclusión es posible establecer que la resiliencia es una respuesta del individuo ante la
adversidad, cuando en dicha respuesta operan los mecanismo protectores, permitiendo al
individuo salir fortalecido sin perder sus cualidades personales, es decir, en palabras de
Colmenares (2006), salvaguardando su sentido de vida, sería una resiliencia positiva al salir el
individuo fortalecido por dicha experiencia, no obstante cuando esto no sucede, se da lugar a la
resiliencia pasiva y fuera de la ley como respuesta de supervivencia para el individuo. Cabe
mencionar esta definición remite exclusivamente al individuo, no se nombra su interacción con
los recursos de su entorno o grupo cercano.
4.2.1.5 LO POLÍTICO EN LA RESILIENCIA
Esta es una categoría emergente, que se identificó en el proceso de análisis de los documentos
seleccionados. Lo político de la resiliencia es una propuesta teórica producto de la Tesis
Doctoral: “La resiliencia en la Nuda Vida: El homo Sacer como sujeto político. Lo político en la
situación de calle de niños, niñas y jóvenes en protección, Pereira 2003-2009”, que fue
presentada en el artículo “Resiliencia y sentido político en niños y niñas en situación de calle”,
por la profesora Patricia Granada y Sara Victoria Alvarado, Directora del Doctorado en Ciencias
Sociales, Niñez y Juventud del Centro de Estudios Avanzados en Niñez y Juventud.
En la investigación, Granada, P. & Alvarado, S., (2010) buscaron responder la pregunta sobre
¿cuál es el sentido político de las experiencias existenciales de afrontamiento a las adversidades
de niños y niñas en situación de calle, en Pereira?, donde recurren a la noción de “sujeto activo
RESILIENCIA
RESPUESTA
Global del
individuo
Salvaguardar el sentido
de la propia vida.
Salir Fortalecido
Supervivencia
Mecanismos
de Protección
Resiliencia Positiva
Resiliencia Pasiva
Resiliencia Fuera de la ley
Que
emplea
Para
Que
genera
57
de su experiencia al crear sentidos sobre su vida y producir nuevas significaciones en relación
con acontecimientos de su experiencia (Contreras, 2007)” (p.313). De esta forma, buscaron
comprender
“los fenómenos que hacen de las prácticas de los niños y niñas en situación de calle,
lugares para la denuncia y la construcción de las nuevas ciudadanías, al hacer visibles
las maneras de entender lo político desde la vivencia del individuo oprimido, de quien
no tiene la palabra en lo público ni en lo institucional, y quien desde la perspectiva del
derecho, exige un lugar desde el cual ser escuchado”. (p.313)
Para el desarrollo de su investigación, Granada, P. & Alvarado, S., (2010), obtuvieron las
historias de vida de jóvenes entre 18 y 25 años, que su infancia la vivieron en vida de calle,
alternada con instituciones de protección; en el desarrollo de su proceso investigativo, los casos
que consideraban ejemplarizantes, se apartaba un poco de la definición de ““resilientes” desde la
teoría de la resiliencia (Kotliarenko,1997; Grotberg, 2001; Colmenares, 2002; Cardona, 2003;
Cyrulnik, 2003), sino como sujetos que están resiliando, es decir, “están-siendo” en la
adversidad” (p.313), con lo que esperaban superar la discusión sobre si la resiliencia es “una
condición o una característica esperada de un sujeto en la adversidad, para entenderla como
proceso fenomenológico existencial mediante el cual el sujeto se constituye” (p.313).
Así pues, la explicación de lo político en la resiliencia, llevó a Granada, P. & Alvarado, S.,
(2010), a repensar las definiciones en torno a la resiliencia que apuntaban a la capacidad de
afrontar la adversidad y salir fortalecido, proponiendo un concepto, que “diera cuenta de la
resiliencia en la dimensión política del sujeto infanto-juvenil capaz de reflexionar, hacer crítica
social, proponer y actuar sobre el mundo” (p.314). De esta forma surge la definición
sociopolítica de la resiliencia como:
“.... la conservación, despliegue y desarrollo de las dimensiones humanas en
contextos de adversidad, entre los que se destacan la dimensión crítica y la
dimensión política que no se subordinan a la sobrevivencia, sino que por el
contrario, se transforman en discurso político, en posiciones de denuncia y de acción
social transformadora ante el mundo”. (p.314)
Como se advierte en la definición, lo político, en palabras de Granada, P. & Alvarado, S.
(2010), se expresa como “resistencia y como potencia desplegada en formas narrativas”, donde
58
dichas expresiones se materializan en “formas cotidianas de interacción del sujeto consigo
mismo, con el entorno y con los otros; (… donde…) se gestó una posición política como una
forma de relación con lo público y, más allá, como formas de acción con intención o con
capacidad transformadora de los sentidos” (p. 314).
De aquí se desprende, que para Granada, P. & Alvarado, S., (2010) las categorías de lo
político y resiliencia apuntan a las capacidades y potencialidades humanas desplegadas en el
acontecimiento de sobrevivencia, aludiendo no exclusivamente a su dimensión bióloga, sino
también a su dimensión como sujetos humanos que buscan “satisfacer sus necesidades de
reconocimiento, de visibilidad y de inclusión social, ejerciendo su derecho a poner en diálogo su
sistema de valores y creencias construidas en su proceso vital” (p.314).
Es importante mencionar, otro concepto que surge en el trabajo de Granada, P. & Alvarado,
S., (2010), el de re(d)siliencia, que hace referencia al conjunto de estrategias vinculantes que
desarrollan los niños, niñas y jóvenes en situación de calle para “reparar el vínculo enfermo,
enfrentar y resistir la adversidad y desarrollarse humanamente, logrando su inclusión progresiva
a los bienes y servicios sociales, así como el ejercicio de su ciudadanía dentro de un proyecto de
vida” (p.322) que incluye la propia reivindicación y la de otros que se encuentran en situaciones
de vida similares.
Granada, P. & Alvarado, S., (2010), plantean que es precisamente, mediante el vínculo que
el sujeto “encuentra en el otro el reconocimiento y las oportunidades para lograr una parcela de
dominio de sí mismo, de posesión de sí mismo (…) a partir del cual es posible la interacción con
el otro, con el cuidado del otro y del mundo” (p.322). En los niños y niñas en situación de calle
se establecen redes vinculares donde predomina la sensación de hermandad, resultado de la
situación de orfandad compartida, es decir de la “configuración de una infancia por fuera del
marco sociocultural de las filiaciones familiares provenidas de la consanguinidad, para constituir
un capital de pertenencias socio-afectivas nacidas de a quién y a quienes se considera y se vive el
niño o niña perteneciente” (p.322)
59
Cabe mencionar que en el desarrollo de éste concepto sociopolítico de resiliencia, Granada, P.
& Alvarado, S., (2010) refieren el concepto de fragilización y redefinen el concepto de
adversidad. Donde la primera, es decir la fragilización del individuo, se considera como el
proceso producto de las prácticas sociales que reprimen las dimensiones que permiten al sujeto
ser un proyecto humano, como lo son: “la libertad como derecho a elegir la vida que se quiere
vivir; (…) la vivencia del cuerpo en su dimensión ontológica orientada hacia la constitución de la
subjetividad; (…y) la conciencia de sí, de los otros y del lugar que ocupa en la historia” (p.318).
Y la segunda, es decir el concepto de adversidad, es redefinido, en el marco sociopolítico de
la resiliencia como:
“las situaciones vividas cuya significación social estuviera ligada al sufrimiento humano
como experiencia vital que hunde sus raíces en los mitos tanto de lo sacro como de lo
profano que se reproducen en las acciones de protección y vulneración que tienen por
sujeto/objeto a los niños y niñas más vulnerables”. (p.314)
En su propuesta, Granada, P. & Alvarado, S., (2010), resaltan la capacidad creadora y
potencia humana, que se ve reflejada en la practicas empleadas por los niños y niñas para
escapar del mercado de las drogas ilícitas, del consumo de sustancias psicoactivas, de la
explotación y el sicariato. Sobreviviendo “al exterminio, (estos niños y niñas) luchan por que se
les incluya en los servicios sociales a pesar de las barreras institucionales expulsoras, y logran ser
ciudadanos y ciudadanas con esperanza que aportan al desarrollo de sus entornos privados,
comunitarios y públicos” (p. 325), a través del retorno al lugar en el que han sido vulnerados,
“regresando con nuevas propuestas éticas y políticas y con técnicas de sobrevivencia con las que
nutren las instituciones empobrecidas y perplejas ante la magnitud creciente de la problemática
de la niñez en situación de calle”(p.325).
En síntesis, en palabras Granada, P. & Alvarado, S., (2010), dichas prácticas de escape, se
convierten en expresiones de nuevas ciudadanías, que en la resiliencia constituyen una “posición
política de resistencia, de movilización, frente a las propuestas de fragilización que vienen
enmascaradas en la expulsión, en la exclusión, el abandono, las violaciones, los reclutamientos y
la esclavitud”(p.321), en donde la resiliencia se configura como “estrategias y formas de
sobrevivencia” (p.324) en el contexto de situación de calle.
60
Figura 8. Lo político en la resiliencia.
Como fue posible apreciar a lo largo del apartado, la resiliencia ha tenido diferentes
definiciones, que se podrían establecer como perspectivas de las distintas dimensiones de este
proceso o capacidad, cuya finalidad es que el individuo tenga una mejor vida o desarrollo a pesar
de las circunstancias adversas o difíciles por las que atravesó, a esto se le suma que además de
transformar su propia realidad, desde la definición sociopolítica, también busca estrategias o
técnicas para transformar el contexto o el entorno en el que fue vulnerado, brindando una visión
de agenciamiento en la que el individuo es resiliente cuando contribuye a la transformación o
cambio del contexto, desde una propuesta ética en la que se busca el desarrollo de las
capacidades humanas.
4.2.2 FACTORES RESILIENTES CON RELACIÓN A LA INFANCIA
Para hablar de factores resilientes, es indispensable mencionar los factores protectores y de
riesgo, ya que brindan un panorama sobre las características o cualidades que permiten a una
persona o grupo ser resiliente, en este sentido se presentan a continuación las definiciones
encontradas en los diferentes documentos sobre factores protectores y de riesgo, lo que permite
identificar los factores o elementos resilientes, además de situaciones o características que
obstaculizan o dificultan dicho proceso.
RESILIENCIA
Definición
Sociopolítica
Conservación,
despliegue y
desarrollo de las
capacidades humanas
Especialmente de la:
Dimensión Crítica
Dimensión Política
Transformar la
sobrevivencia
en discurso
político,
posición de
denuncia y
Acción social
Transformadora
Generar
Propuestas éticas
y políticas.
Técnicas de
sobrevivencia
ante el contexto.
Para
Con el
fin de
61
4.2.2.1 FACTORES PROTECTORES REFERIDOS EN LAS INVESTIGACIONES
En la exploración realizada de los trabajos recolectados, se pudo identificar los factores
protectores como variables, características, acciones o recursos que favorecen la resiliencia en el
individuo, la familias o los grupos, permitiendo así, enfrentar de manera exitosa la situación
problemática o adversa que se presenta, no obstante, estos factores están ligados al proceso vital
de la persona, por lo que pueden cambiar o surgir de una situación a otra; en este sentido,
algunas investigaciones comparten la idea de fomentar dichos factores desde la primera infancia,
posibilitando así que los niños, vayan nutriendo o enriqueciendo dichos recursos. Entre las
definiciones que se identificaron, asociadas a factores protectores se encuentra:
Se entiende por “Factores que protegen de situaciones adversas aquellas «...influencias que modifican,
mejoran o alteran la respuesta de una persona a algún peligro que predispone a un resultado no adaptativo».
Ello significa que existen ciertos elementos que colaboran para el establecimiento de situaciones que
resulten benéficas para los individuos a pesar de que éstos se encuentren frente a una determinada situación
adversa. Esta definición se ve enriquecida si se mencionan los elementos que colaboran para el
establecimiento de respuestas adaptativas: Factores protectores del individuo (atributos personales),
factores protectores de la familia (apoyos del sistema familiar) y factores protectores del medio externo
(apoyos provenientes de la comunidad).” (Barrios, A. 2005, p. 114)
De acuerdo con Manciaux (2003), los factores protectores pueden definirse como los aspectos biológicos,
sociales, ambientales y culturales vinculados con el surgimiento de la resiliencia en un sujeto en desarrollo
que se ve enfrentado a un evento traumático. Éste autor agrupa los factores en cuatro categorías principales:
1. Una relación estable con al menos uno de los padres o cuidadores (Ivit, 2003; 34). Este hace
referencia a la construcción y/o mantenimiento de una diada básica o relación de apego, que
cumpla con la función etológica de éste.
2. Un apoyo social en la familia y fuera de ella (Ivit, 2003; 34). Considero que más que social sería
psicosocial, ya que las relaciones entre sistemas participan de la construcción de la subjetividad
individual y por ende de la conducta.
3. Un entorno educativo emocionalmente positivo, abierto, que oriente y fije normas (Ivit, 2003; 34).
Sin duda este punto es clave, por el hecho de ser la resiliencia un fenómeno etológico, implica un
desarrollo favorable para el individuo y para la especie, es decir que la conducta del niño en
desarrollo debe ser adaptativa y funcional para su sociedad.
4. Modelos sociales que inciten a desarrollar una actitud constructiva para superar las dificultades
(Ivit, 2003; 34).
62
Un factor protector puede no constituir un suceso agradable. En ciertas circunstancias, por lo tanto, los
eventos displacenteros y potencialmente peligrosos pueden fortalecer a los individuos frente a eventos
similares. (Hennesy & Levine, 1979; Hunt, 1979; en Rutter, 1985:1993; Fonagy, et al., 1994; Bernard,
2000; Infante, 2000; Kotliarenco, y colbs 2000; Cyrulnik 2002; Grotberg 1995, 1996, 2002; Suárez 2002;
Bonanno, 2004; Salgado 2005; Cárdenas y Polanía, 2005, entre otros). No obstante, en otras circunstancias
puede darse el efecto contrario. Los factores protectores, manifiestan sus efectos ante la presencia posterior
de algún estresor, modificando la respuesta del sujeto en un sentido comparativamente más adaptativo que
el esperable. Así como también, puede no constituir una experiencia en absoluto, sino una cualidad o
característica individual de la persona. (Rutter, 1970; 1982; en Rutter, 1993 citado por Kotliarenco, et al
1997; 2000).
Para Rutter (1987:1993), la vulnerabilidad y la protección son procesos interactivos que se relacionan en
momentos claves de la vida de una persona; por lo que un factor de protección se establece en el tiempo y
la situación en que este actúa como un mediador o apaciguador del riesgo. En este sentido, un factor
protector o de riesgo, en un determinado tiempo y situación, no siempre será concebido de esta manera en
otro tiempo y situación específica dentro del ciclo de vida de una persona (citado por Osborn, 1990; Myers,
R. 1993; Kotliarenco, Dueñas, Cáceres y Alvarez, 1996; Munist, Santos, Kotliarenco, Suárez-Ojeda 1998;
Kotliarenco Mardones, Melillo, Suarez 2000).
De esta forma es posible establecer que los factores protectores, como lo plantea Rutter
(1993), no son estáticos o permanentes, por el contrario son cambiantes y forman parte del
proceso de desarrollo del ser humano a lo largo de su ciclo vital, viéndose afectados a su vez por
los procesos o interacciones del individuo con su entorno, estableciendo de esta forma, que los
factores protectores no dependen exclusivamente del individuo, sino que en su configuración se
establece un inter-juego de cualidades individuales y recursos existentes en el entorno y las
relaciones en las cuales está inmerso el sujeto. En palabras de Amar, J. (2000), los factores de
protección son “las variables individuales, familiares y comunitarias que ayudan a disminuir los
riesgos de fracaso en la vida” (p.99).
En este sentido, autores como Munist et al, (1998); Richardson et al, (1990); Manciux, M.
(2003) y Groteberg, E., (2006), entre otros, han realizado un clasificación en los factores de
protección, mencionando que se puede identificar factores internos, relacionados con
características o cualidades propias del individuo, y factores externos o ambientales,
relacionados con factores resilientes presentes en la familia, comunidad, colegio u otros grupos a
los que pueda pertenecer el individuo.
63
4.2.2.1.1 FACTORES PROTECTORES INTERNOS, PERSONALES O
INDIVIDUALES
Los factores internos, pueden definirse como las cualidades, capacidades o facultades que
caracterizan a una persona resiliente, atributos que generalmente son relacionados con el humor,
autoestima, autonomía, y creatividad entre otros. Estos recursos internos, de acuerdo con los
trabajos abordados, favorecen una respuesta positiva del individuo ante situaciones adversas o
difíciles, por lo que en distintas investigaciones mencionan la importancia de fomentar dichos
recursos especialmente desde los campos de la psicología y pedagogía.
Entre los factores protectores internos, identificados en los diferentes documentos, se
establecen grupos de cualidades o capacidades, que de acuerdo con los desarrollos teóricos en el
tema, influyen en el surgimiento o desarrollo de la resiliencia en la persona. A continuación se
presenta algunas de las características que con mayor frecuencia fueron referidas en los trabajos
abordados.
En un primer grupo se puede ubicar a autores como Wolin & Wolin, (1993) Kotliarenco, Cáceres I. &
Fontecilla M., (1996), que identifican al sujeto resiliente con las capacidades de: introspección o insight,
independencia, capacidad de relacionarse, iniciativa, humor, creatividad y moralidad. En esta misma línea,
Melillo, (1997, 2002), refiere como pilares de resiliencia las características con las que cuentan las
personas resilientes. Estos pilares son: Autoestima consistente: la cual es el resultado de que el niño haya
recibido el cuidado afectivo necesario, por parte de un adulto que sea importante para él, para su adecuado
desarrollo psicológico y emocional. Independencia: capacidad fijar límites sanos entre uno mismo y el
medio, sin caer en el aislamiento. Permite emitir juicios objetivos sobre ciertas situaciones desagradables
para el sujeto. La 1introspección o insight: capacidad de hacerse preguntas a uno mismo y darse
respuestas honestas. Un niño o un adolescente resilientes buscarán verse identificados con alguna persona
a la que admiren. Capacidad de relacionarse: Habilidad para crear lazos afectivos e intimidad con otras
personas, para equilibrar la propia necesidad de afecto. Una autoestima baja o demasiado alta pueden hacer
que la persona tienda a aislarse de los demás o a tener relaciones conflictivas, que les recuerden lo que la
persona en el fondo piensa, que no es merecedora de amor. Iniciativa: capacidad de perseverar y exigirse
gradualmente más para alcanzar metas cada vez mayores y ponerse a prueba en tareas progresivamente
más exigentes. Humor: capacidad de encontrar lo cómico en la propia. Creatividad: Capacidad de crear
belleza y orden a partir del caos y el desorden. Este pilar se desarrolla en la infancia a través del juego.
64
Moralidad: Capacidad de comprometerse con los valores éticos. Se desarrolla desde la infancia, aunque
suele ser más notable a partir de los 10 años.
Por su parte, Salgado (2005) menciona como atributos resilientes: La Autoestima es la valoración que el
individuo tiene sobre sí mismo a partir de las ideas y sentimientos que se derivan de su propio
autoconocimiento. La Empatía: es la disposición para comunicarse con facilidad y relacionarse
fluidamente con los otros, parte de la habilidad que posee un individuo de inferir los pensamientos y
sentimientos de otros, lo que genera sentimientos de simpatía, comprensión y ternura. La Autonomía: se
refiere a la capacidad del niño de decidir y realizar independientemente acciones que guarden consonancia
con sus intereses y posibilidades de acuerdo a su momento de desarrollo. El Humor: puede definirse
como la capacidad del niño o grupo, manifestada por palabras, expresiones corporales y faciales (creación
o reacción) que contienen elementos incongruentes e hilarantes con efecto tranquilizador y placentero. Por
otra parte, para Sobstad (1995), el humor es una disposición innata que puede ser reforzada desde el medio
ambiente, enfatizando que no es una característica fija de la personalidad, sino que es más bien resultado
de un equilibrio que se da entre un comportamiento juguetón y el ambiente, siempre que éste se dé unido a
la capacidad crítica. La Creatividad: según Wolin y Wolin (1993), se relaciona con la habilidad de crear
orden y belleza a partir del caos y el desorden, incluyendo la habilidad para pensar de manera innovadora y
flexible, más la posibilidad de intentar soluciones nuevas para problemas tanto cognitivos como sociales y
afectivos.
De acuerdo con Michael Manciaux, (2003), los recursos internos que favorecen la resiliencia son: un
coeficiente intelectual elevado, buena capacidad de resolver problemas; capacidad de planificar; sensación
de eficacia personal; comprensión de sí mismo; lugar de control interno; competencias relacionales
(empatía y capacidad de buscar ayuda); alta autoestima, temperamento fácil, un apego asegurador y
búsqueda de mecanismos de defensa. En esta misma línea se encuentran autores como Fergusson y
Lynskey, 1996; Peñacoba & Moreno, 1998; Allred & Smith, 1995; Greenspan, 1997, Werner 1982,1989;
Garmezy 1993; Heller, y colbs, 1999; Carpenter, 2002; Vera, 2004, quienes refieren que características
como la inteligencia, un temperamento fácil y buenas relaciones con pares, son factores que actúan en
calidad de protectores, motivo por el cual pueden proteger o mitigar los efectos de la deprivación
temprana, promoviendo a su vez los comportamientos resilientes en niños que viven en ambientes
considerados de alto riesgo. Entre estos factores se encuentran:
1) La inteligencia y habilidad de resolución de problemas: Según los autores, una condición necesaria
aunque no suficiente para la resiliencia, es poseer una capacidad intelectual igual o superior al promedio.
2) El desarrollo de intereses y vínculos afectivos externos: La presencia de intereses y personas
significativas fuera de la familia, favorece la manifestación de comportamientos resilientes en
circunstancias familiares adversas.
65
3) El Apego parental: Estudios longitudinales han destacado que la presencia de una relación cálida,
afectuosa y que brinda apoyo, aunque no necesariamente presente en todo momento (Greenspan, 1997),
con al menos uno de los padres, protege o mitiga los efectos nocivos de vivir en un medio adverso.
4) El temperamento y la conducta: Investigaciones con adolescentes han observado que aquellos que
actualmente presentaban características resilientes, habían sido catalogados como niños fáciles y de buen
temperamento durante su infancia.
5) La relación con pares: Los autores replican lo observado por Werner en el estudio con niños en Kauai,
señalando que los niños resilientes se caracterizaron por tener una relación de mejor calidad con sus pares
que los niños no resilientes.
6) El género. El pertenecer al género femenino es considerado como una variable protectora, según lo
indican estudios que han observado una mayor vulnerabilidad al riesgo en los hombres. Al respecto,
Rutter (1985:1993) considera que un factor protector puede no constituir una experiencia en absoluto,
sino una cualidad o característica individual de la persona; el sexo, y su construcción social que de allí se
desprende el género, es una de estas características individuales de las personas. Las niñas, por ejemplo,
parecen menos vulnerables que los niños ante diferentes riesgos psicosociales (Citado por Kotliarenco,
Cáceres & Fontecilla, 1997).
Otro grupo de autores, entre los que se encuentra Cyrulnik (1999-2003); Gutiérrez, (2008) y Rodríguez,
(2004), mencionan la importancia de establecer vínculos seguros o significativos en este proceso de
resiliencia. De acuerdo con Gutiérrez (2008) es en los vínculos donde se desarrolla los factores personales
de resiliencia, especialmente los vínculos seguros que permiten la elaboración adecuada de la frustración.
Boris Cyrulnik (1999-2003) por su parte, menciona que los niños logran salir victoriosos de su condición
psicológica de niño abandonado porque significan y re-significan de manera personal y social las historias
de vida violentas experimentadas, y establecen vínculos con los otros y lo otro que les permiten salir de la
situación de víctima y superar la condición traumática. En este orden de ideas Rodríguez (2004),
menciona como factores que promueven la resiliencia: la re-significación del sentido de vida, la
contribución a fomentar la autoestima, la promoción de habilidades sociales, la conformación de “redes de
apoyo informales (parientes, amigos, maestros) y sobre todo la aceptación incondicional del niño por al
menos una persona significativa”, en relación a lo cual Amar (2000), refiere la importancia que las
personas que rodean al niño en su cotidianidad le brinden situaciones que los hagan sentir apreciados y
puedan desarrollar la capacidad para comprender las emociones, lo que le permite al niño avanzar en su
desarrollo cognitivo e ir estimulando la aparición de una inteligencia social que favorece su adaptación y la
satisfacción de sus necesidades.
Otros autores referidos en las investigaciones son:
Richardson et al (1990), para quien los factores protectores internos son: 1. Presta servicios a otros y/o
a una causa 2. Emplea estrategias de convivencia, como adopción de buenas decisiones, asertivas,
66
control de los impulsos y resolución de problemas 3. Autonomía, independencia y buen humor 4.
Visión positiva del futuro 5. Sentimiento de autoestima y confianza en sí mismo.
Benard, (1991), para quien todos los seres humanos tienen una resiliencia innata, con capacidad para
desarrollar rasgos o cualidades que nos permiten ser resilientes, tales como el éxito social
(flexibilidad, empatía, afecto, habilidad para comunicarse, sentido del humor y capacidad de
respuesta); habilidad para resolver problemas (elaborar estrategias, solicitar ayuda, creatividad y
criticidad); autonomía (sentido de identidad, autosuficiencia, conocimiento propio, competencia y
capacidad para distanciarse de mensajes y condiciones negativas); propósitos y expectativas de un
futuro prometedor (metas, aspiraciones educativas, optimismo, fe y espiritualidad).
Grotberg, organiza los factores en tres categorías definidas como: Yo tengo, Yo soy y Yo puedo; cada
una de estas categorías presenta diferentes características dependiendo la dimensión que se esté
manejando en el niño y el ámbito donde se encuentre. Dentro de los factores de protección también se
han generado espacios donde se permite fomentar la resiliencia infantil, se destacan los siguientes:
“Las redes de apoyo informales (parientes, amigos, maestros) y sobre todo, la aceptación
incondicional del niño por al menos una persona significativa. La capacidad de encontrarle algún
sentido a la vida. Las aptitudes sociales y aptitudes resolutivas que permitan la sensación de tener
cierto control sobre la propia vida. La autoestima o concepción positiva de uno mismo. El desarrollo
del sentido del humor” (Grotberg, Edith., 2006).
Por último, se destaca a Garmezy et al., 1984; Rutter, 1983, 1985, 1986; Werner, 1984; Werner y
Smith, 1982, quienes de acuerdo a los estudios longitudinales, establecieron como factores de
personalidad que distingue a los niños que superan la adversidad, los siguientes: (a) acercamiento
activo, evocador, hacia el problema que se va a resolver, el cual les permitió una serie de experiencias
emocionalmente arriesgadas; (b) habilidad en la infancia para ganar la atención positiva en los otros;
(c) visión optimista de sus experiencias; (d) habilidad de mantener una visión positiva de una vida
significativa; (e) habilidad de estar alerta y autónomo; (f ) tendencia a buscar las nuevas experiencias;
y (g) perspectiva proactiva.
67
Figura 9. Factores protectores personales.
Resumiendo, es posible establecer que los factores protectores internos están asociados a
cualidades personales que posibilitan enfrentar la adversidad y construir un proceso resiliente a
partir de ella, entre estas cualidades o recursos internos se destaca: autonomía, autoestima,
humor, creatividad, aptitudes sociales, visión o perspectiva de futuro entre otras; además se
menciona la importancia del establecimiento de vínculos seguros o la presencia de una figura
significativa en el entorno del niño, que le permita desarrollar o fortalecer dichas características.
En este orden de ideas se podría establecer que, para que los factores protectores internos surjan
o se desarrollen, es necesario en la infancia del individuo la presencia de una figura significativa,
que acompañe este proceso y permita al individuo, como lo menciona Amar, sentirse apreciado.
4.2.2.1.2 FACTORES PROTECTORES EXTERNOS O DEL AMBIENTE
Como se había mencionado anteriormente, los factores protectores externos o relacionados
con el ambiente, son aquellos relacionados con las influencias, recursos, situaciones o
características que se encuentran en el entorno en el que el sujeto se desarrolla y que pueden
incidir en la forma como la persona enfrenta la adversidad y la supera de menara positiva o
exitosa. Estos factores externos se encuentran asociados al ámbito familiar y comunitario, a los
FACTORES PROTECTORES
EXTERNOS
Cualidades
Capacidades
Facultades
Habilidades
Recursos internos
Caracterizan
a una persona
resiliente
Capacidad de resolver
problemas y planificar.
Coeficiente intelectual alto.
Comprensión de sí mismo
Eficacia personal
Temperamento fácil
Empatía
Autonomía
Desarrollo de intereses
Vínculos afectivos externos.
Apego parental
Buena relación con pares.
Género.
Visión positiva del futuro.
Re-significar el
sentido de vida.
Fomento de
autoestima
Promoción de
habilidades sociales.
Redes de apoyo
informal (parientes,
amigos, maestros)
Autoestima
Independencia
Introspección /
Insight
Capacidad de
relacionarse
Iniciativa
Humor
Creatividad
Moralidad
Pilares de
Resiliencia
Denominados
Como
Además
de para
son que
68
cuales se le atribuyen características que pueden influir en el proceso resiliente del niño. A
continuación se presentan algunos factores protectores asociados al entorno familiar y
comunitario, identificados en los trabajos abordados.
Sobre los factores externos relacionados con la Familia se identificaron los siguientes:
Walsh (2003) proporcionó tres categorías de comportamiento que dan cuenta específicamente de
factores de protección dentro del conjunto familiar y hacen referencia al sistema de creencias, los
patrones de organización y el tipo de comunicación para resolver los problemas, por medio de los
cuales se puede especificar de manera detallada cómo deben ser los comportamientos que hacen
posible que finalmente una familia sea resiliente.
En sus investigaciones, Amar (2000), enfatiza en la importancia de la familia como un “factor
protector en la vida de los niños resilientes, que viven en condiciones de pobreza, especialmente si
ésta es unida, cálida, estable, brinda apoyo, y existe en ella un enlace seguro madre-hijo, una relación
cálida con alguno o ambos padres, una disciplina consistente e inductiva por parte de los padres y el
establecimiento de rutinas en la casa. La seguridad que ofrece la familia es un factor que reduce el
estrés psicológico severo en niños que viven en situaciones en desventaja. No sólo la familia cercana
provee apoyo al niño; la familia extendida (tíos, primos, abuelos) puede ofrecerle a éste un modelo,
una guía, y lo más importante, la seguridad y la confianza que necesitará para superar los demás
factores de riesgo a los que se enfrenta” (p. 99). Munist et al, (1998), también refiere la familia
extensa como factor protector. Amar (2000), hace referencia a los factores protectores en niños de
cero a tres años, donde los “«factores naturales» que se presentan como protectores se relacionan con
los cuidados en la alimentación, (…) el sueño, la enseñanza del control de esfínteres, los cuidados de
aseo personal y de la salud física, y los «factores sociales» de protección se refieren a la forma en que
las familias cuidan y protegen al niño, a las acciones que realizan para afrontar dificultades, a la
forma de evitar riegos, al fuerte sentido de filiación y de pertenencia entre los miembros de la familia,
a los fuertes vínculos afectivos, a la división de roles para el cuidado del niño, y a los valores sociales
y morales que se fomentan”(p.118). Al respecto, Amar, J., Kotliarenko, M., & Abello, R., (2003),
identifican en la familias pobres los factores cotidianos de protección, los cuales son seguridad,
filiación y afectividad, estos factores cotidianos de protección son “entendidos como los elementos y
circunstancias que la familia pobre utiliza para proteger a sus niños de unas carencias muy concretas,
se dividen en materiales e inmateriales. Los primeros tienden a obtener el dinero, cuidar la salud y la
alimentación, prevenir los accidentes, etc. Los segundos tienen que ver con la responsabilidad de los
padres, la prevención de riesgos morales, la capacitación para el futuro, manifestación de afecto,
normas y roles de los miembros de la familia, etc.” (p.170)
69
Guedeney (1998), menciona como factores protectores de la vida relacional que favorecen los
comportamientos resilientes: una actitud parental competente, una buena relación con el padre o la
madre, el apoyo del entorno, una buena red de relaciones sociales informales, la educación, y el
compromiso religioso bajo la forma de participación en un grupo. Por su parte, Dubow y Tisack
(1989) ( en Milgran y Palti, 1993) señalan que, tanto el apoyo social como la habilidad para resolver
problemas sociales, mejoran el funcionamiento de los niños, desdibujando los efectos detrimentales
que tienen las formas de vida estresantes.
Para Michael Manciaux (2003), los proceso protectores en la familia son: buena relación al menos con
uno los padres o con un miembro de la familia próxima; padres competentes; buena educación y
apoyo del cónyuge en la adultez. Refiere además las cualidades que debe poseer un ambiente como
facilitador, haciendo referencia a: un apoyo social fuera de la familia puede proteger de la adversidad:
las personas que apoyan pueden ser iguales, profesores, vecinos terapeutas, la escuela también tiene
un papel positivo, ya que el ambiente educativo es positivo, abierto, permite orientar y fijar normas.
En esta misma línea Guedeney (1998) refiere como factores protectores de la vida relacional que
favorecen los comportamientos resilientes: una actitud parental competente, una buena relación al
menos con uno de los padres, el apoyo del entorno, una buena red de relaciones sociales informales y
que no estén ligadas a obligaciones sociales o profesionales, la educación y el compromiso religioso
bajo la forma de participación a un grupo de escucha del otro, de reflexión sobre sí mismo y sobre el
grupo.
Por otra parte, en las investigaciones abordadas, se encuentra una referencia importante sobre
los factores presentes en la comunidad y que contribuyen al desarrollo de la resiliencia:
De acuerdo con Amar, J. (2000), la comunidad “puede promover la resiliencia y ayuda a proteger al
niño de la adversidad, de la violencia, del crimen, del fracaso. Así mismo, puede proveer apoyo social
en la forma de pertenencia, estabilidad y continuidad. Dentro de la comunidad, los niños se reúnen
con adultos que les ayudan a desarrollar la confianza, autonomía e iniciativa. Estos adultos son
especialmente significativos, creen en el niño y le ayudan a aprender a creer en él. Las comunidades
pueden proporcionar el apoyo a los padres en sus papeles de crianza y les ofrecen guía formal e
informal, así como un foro para la acción colectiva. La comunidad puede proporcionar un clima
educativo abierto y de apoyo a favor, que es una fuente de resiliencia para los niños. Las
comunidades proporcionan la infraestructura básica donde la vida familiar es vivida, como el empleo,
cuidado del niño y un contexto donde comparten valores y expectativas”. (p. 99-100)
70
Amar, 2000; Amar, Kotliarenco, & Abello, 2003, mencionan como elemento que favorece la
resiliencia la importancia de una participación significativa en la educación, ya que cuando los niños
y las niñas a pesar de vivir en condiciones de vulnerabilidad, tienen la oportunidad de que sus aportes
sean valorados, de sentirse útiles y de desarrollar un sentido de cuidado para las otras personas
integrantes de la comunidad, aprenden a respetar las contribuciones de sus semejantes y a adquirir
sentimientos de conexión humana, conciencia crítica y autonomía; sólo entonces, salen adelante en su
proceso de desarrollo, al construir y ser construidos por un tejido social acogedor, promotor de
cambio social. (López, V. 2010, p.12) Al respecto, Acevedo y Mondragón, 2005, refieren como
factores protectores a los maestros y a los ambientes escolares nutritivos emocionalmente, ya que
ayudan a minimizar otros efectos medioambientales negativos, al mostrar interés personal en el
bienestar y éxito de los estudiantes.
Richardson et al (1990), refiere como factores protectores ambientales: 1. Promueve vínculos
estrechos 2. Valora y alienta la educación 3. Fija y mantiene límites claros (normas, reglas, leyes) 4.
Alienta la actitud de compartir responsabilidades, presta servicios a otros y disfruta de la relación con
otros. 5. Aprecia talentos específicos de cada individuo
Milstein & Henderson (2003) y Fromma Walsh (2003a) centraron sus investigaciones en los ámbitos
escolar y familiar respectivamente, realizando una caracterización de los factores protectores que
pertenecen a los ámbitos más cercanos al sujeto. En este sentido, Milstein & Henderson (2003), crean
la rueda de la resiliencia, la cual está compuesta por seis elementos que señalan factores de
protección que están divididos en dos grandes grupos, a saber: el grupo de factores base para que se
construya resiliencia los cuales tienen que ver con: brindar afecto y apoyo, otorgar participación y
establecer y transmitir expectativas elevadas y el segundo grupo se relaciona con el efecto mitigador
en factores tales como, enseñar habilidades, fijar límites y enriquecer vínculos pro-sociales.
71
Figura 10. Síntesis de los principales factores protectores identificados en las diferentes
investigaciones abordadas.
FACTORES
PROTECTORES
Habilidades
Influencias
Características
Hechos
Situaciones
Variables
Recursos
Capacidades
Disminuir, mediar o
apaciguar el riesgo.
Modificar o alterar la
respuesta de la persona.
Enfrentarse de manera
efectiva ante situaciones
vulnerables.
Elevar la capacidad para
enfrentar la adversidad.
Favorecen la Resiliencia
INTERNOS EXTERNOS
Redes de apoyo Informal (parientes, amigos,
profesores).
Apoyo Psicosocial.
Entorno educativo emocionalmente positivo,
abierto, que oriente y fije normas.
Modelos sociales que fomenten una actitud
constructiva ante las dificultades.
Promover vínculos estrechos.
Valorar y alentar la educación.
Fijar y mantener límites claros (normas,
reglas, leyes).
Fomenta actitud de compartir
responsabilidades y prestar servicio a otros.
Fomentar el buen trato y el respeto.
Apreciar talentos específicos de cada
individuo.
Brindar afecto y apoyo.
Participación.
Establecer y transmitir expectativas elevadas.
Enseñar habilidades para la vida.
Fijar límites.
Enriquecer vínculos pro-sociales.
Desarrollar sentido de cuidado hacia las otras
personas.
Sentimiento de conexión humano.
Construir y ser construidos por un tejido
social acogedor y promotor de cambio social.
Aceptación incondicional por al
menos una persona significativa.
Relación estable con al menos
un padre o cuidador.
Padres Competentes.
Seguridad, filiación y
afectividad.
Prevención de riesgos morales.
Capacitación para el futuro.
Manifestación de afecto.
Establecimiento de normas y
roles familiares.
Disciplina Consistente.
Proveer apoyo, modelo o guía.
Fomentar valores sociales y
morales.
Sistema de creencias,
comunicación y organización.
Apoyos provenientes de la Comunidad Apoyos del Sistema Familiar
Introspección
Iniciativa
Humor
Creatividad
Moralidad
Autonomía
Capacidad de planificar
Auto-reconocimiento.
Comprensión de sí mismo
Confianza
Mecanismos de Defensa
Independencia
Imagen Corporal Positiva
Concepción positiva de sí
mismo.
Coeficiente Intelectual
Elevado.
Aptitudes/ Habilidades
sociales, resolutivas.
Visión positiva del Futuro.
Encontrar sentido a la vida.
Autoestima alta.
Control Interno.
Género.
Atributos Personales
COMUNIDAD / ENTORNO FAMILIA
Son Que buscan
Que
72
4.2.2.2 FACTORES DE RIESGO REFERIDOS EN LAS INVESTIGACIONES
En la revisión realizada de los diferentes trabajos, se mencionaron distintos factores de riesgo,
que al igual que en los factores protectores, mencionan factores internos relacionados con el
individuo y factores de riesgos externos, relacionados con el entorno en el que se encuentra el
individuo; este último ha cobrado mayor importancia en las investigaciones recientes en torno al
tema, las cuales resaltan la importancia del contexto y las personas que rodean al individuo como
padres, amigos y comunidad, de igual forma se reconoce el inter-juego dinámico del que hace
parte los factores protectores y de riesgo en el proceso de resiliencia. Cabe resaltar que en las
investigaciones abordadas, los factores de riesgo identificados se centraron en las situaciones del
entorno asociadas con circunstancias familiares y contextos socio-económicos. Frente a la
definición de riesgo, en los diferentes trabajos se pudo identificar los siguientes conceptos:
Munist et al (1998), menciona que el enfoque de riesgo: se centra en la enfermedad, en el síntoma y en
aquellas características que se asocian con una elevada probabilidad de daño biológico o social
observándose situaciones, donde el niño o la niña son separados, abandonados o desamparados de sus
seres queridos en su defecto padre o madre, volviéndolos inseguros y carentes de afecto. En esta línea,
para Llobet y Wegsman (2004) el riesgo se define como la probabilidad de ocurrencia de un hecho
específico, noción que comparte Correa y Bedoya (2010) citando a Krauskopf (2002), quienes hacen
referencia al riesgo como la probabilidad de que suceda un evento o situación adversa en un tiempo
determinado. En los casos de riesgo social, se hace referencia a la situación de inseguridad o indefensa
que experimentan las personas en una comunidad determinada. Estas comunidades con factores de
riesgo psicosocial tienden a encontrarse en una situación de vulnerabilidad frente a otras comunidades,
estando sometidas a una constante violación de sus derechos.
Para Amar, J. et al., (2003), los factores de riesgo son todas aquellas características hechos o
situaciones propias del niño o de su entorno que aumentan la posibilidad de desarrollar desajustes
psicosociales. Entre las situaciones de riesgo se distinguen dos tipos unas extremas, a menudo,
colectivas, y otras aparentemente menos graves, pero más duraderas, y por tanto potencialmente
desestabilizadoras como el maltrato, la indigencia, el aislamiento social, las enfermedades crónicas,
patologías mentales, alcoholismo paternal, toxicomanía.
73
Durante el proceso de análisis de los documentos, se encontró una relación entre
vulnerabilidad y riesgo, refiriéndose con gran frecuencia una a la otra cuando se establecían los
factores identificados como riesgo en los diferentes documentos. En este sentido Solnit (2003)
(citado por Ospina, M. & Sarmiento, P., 2010) menciona que: “La vulnerabilidad evoca
sensibilidades y debilidades reales y latentes, inmediatas y diferidas. (…) El riesgo evoca la
incertidumbre del resultado del enfrentamiento del niño con un estrés ambiental o interno.”
(p.38) Por su parte, Kaztman (2000) (citado por Rodríguez, N., & Ruiz, B., 2015), hace énfasis
en la vulnerabilidad social como “la incapacidad de una persona o de un hogar para aprovechar
las oportunidades, disponibles en distintos ámbitos socioeconómicos, para mejorar su situación
de bienestar o impedir su deterioro” (p.30).
De acuerdo a lo anterior se podría establecer que la vulnerabilidad, hace referencia a
situaciones concretas, en las cuales el riesgo de ocurrencia de un hecho o una situación es mucho
mayor, como por ejemplo la pobreza, la cual es una situación de vulnerabilidad por la sumatoria
de todos los factores o hechos que hacen que esta condición impida el acceso a educación,
atención en salud o nutrición adecuada para los niños, es decir aumenta el riego de muerte por
desnutrición o enfermedad, al igual que el abandono de la educación formal. A continuación se
presentan los factores de riesgo identificados en la revisión realizada en las diferentes
investigaciones:
Para Fortin y Bigras, citado por Rodríguez, M. (2004), refieren como factores de riesgo: “aquellos que
generen algún tipo de amenaza al sujeto, entre estos factores se puede destacar una situación familiar
perturbada en donde se encuentre trastornos psiquiátricos o conductas de adicción de los padres, muerte
de uno o ambos padres, larga separación de la persona que cuida del niño los primeros años de vida,
ausencia del padre o la madre, violencias familiares, maltrato físico o psíquico, incesto, separación de los
padres, entrega a otra familia; factores sociales y ambientales como: la pobreza o una situación socio
económica mediocre, hábitats pobres; problemas crónicos de salud, sea del niño o de su entorno íntimo
como una deficiencia física o una enfermedad grave, amenazas vitales como la guerra, las catástrofes
naturales o los traslados forzosos” (Ospina, M., & Sarmiento, B., 2010, p.44)
Según Caraveo (2009) los niños en su cotidianidad se ven enfrentados a situaciones de vulnerabilidad en
el ámbito familiar, como la separación de sus padres, el autoritarismo, los castigos y en ocasiones la pérdida
de un ser querido, que afectan sus niveles de autoestima, y en el ámbito socioeconómico, en el que
74
situaciones de pobreza, discriminación, desnutrición y hacinamiento que atenta contra su salud mental y
física.
Un factor de riesgo documentado en los diferentes trabajos revisados, se encuentra relacionado con el
género, donde se menciona que los niños tienen mayor riesgo ante problemas familiares, al respecto Rutter
(1990) y Borda (1999) mencionan el género masculino como una variable que genera una mayor
vulnerabilidad al riesgo, y da cuenta de los mecanismos que subyacen a esta característica: los varones
estarían más expuestos que las mujeres a experimentar situaciones de riesgo en forma directa. En situación
de quiebre familiar, los niños tienen más probabilidad que las niñas de ser reubicados en algunas
institución; los niños tienden a reaccionar a través de conductas oposicionistas con mayor frecuencia que
las niñas, lo cual a su vez genera respuestas negativas de parte de los padres. En general, las personas
tienden a interpretar de modo distinto las conductas agresivas de los niños que las de las niñas y a su vez, a
castigar más severamente estos comportamientos en los varones. En esta misma línea, Schaffer (1990)
menciona que los niños son más vulnerables al divorcio de sus padres; además de ello también lo son
físicamente, el índice de mortalidad de complicaciones perinatales y de susceptibilidad a infecciones
tempranas ha demostrado que el sexo masculino es más débil.
Perry (2002), menciona como factores de riesgo: carencia del nutrimento crítico en la vida temprana,
ambientes caóticos y cognoscitivamente empobrecidos, amenaza física, miedo persistente y aprendizaje
vicario de la creencia de que el más fuerte siempre obtiene lo que desea a través de medios masivos de
comunicación como el cine y la televisión. A su vez Perry, (2002) menciona que el abandono emerge no
solo por dinámicas internas que se pueden dar en el núcleo familiar, sino también por las perturbaciones del
ambiente externo que les rodea.
La pobreza es considerada un factor de riesgo conocido desde hace muchos años y aceptada por muchos
investigadores, que lleva a una variedad de resultados psicosociales negativos en los niños. Al respecto
Garbarino (1995), el riesgo que implica la situación de pobreza no está dada por la presencia de los
factores de riesgo, ni por la calidad de éstos, sino que es producto de la acumulación de factores de este
tipo, la permanencia en el tiempo, y los factores de deprivación asociados a esta. A su vez Ferguson (1994)
señala que los niños que están en mayor situación de riesgo son aquellos que son expuestos a factores
acumulados de riesgo, como son dificultades económicas, situación de pobreza, dificultades psicosociales,
características de la carencia de acceso a recursos de todo nivel.
En la investigación realizada por Castañeda, P. & Guevara, A. (2005), mencionan como factores de
riesgo comunitario: “el malinchismo, que se refiere a reemplazar los valores propios de una cultura por
otra con lo cual la comunidad pierde su propia identidad; el fatalismo, que se basa en la creencia de que la
adversidad que acontece es un hecho que debía pasar, lo cual obstaculiza el hecho de promover en los
75
sujetos la capacidad resiliente en tanto aprueba y fomenta una actitud pasiva y muerta; el autoritarismo que
tiene que ver con la restricción que se impone a los pueblos en tiempos de dictadura y que trae como
consecuencia la anulación de la generación de ideas frente a situaciones no esperadas y el poder de
renovación de viejos patrones de actuación”. (p.35-36)
En general en los trabajos abordados, los autores establecen situaciones que se vinculan con factores de
riesgo como: desplazamiento, la violencia intrafamiliar, maltrato infantil, abuso sexual abandono,
problemas cotidianos, pobreza, el divorcio o pérdida de trabajo por parte de sus padres, muerte de
familiares próximos, abuso sexual, violencia, bajo nivel socioeconómico, baja escolaridad, violencia
psicológica o física, las bajas expectativas que las familias tienen respecto al futuro de los niños, la
enseñanza inadecuada de las normas, la escasa capacitación de los padres, la poca participación activa del
padre en el cuidado de los hijos.
Figura 11. Síntesis de los principales factores de riesgo identificados en las diferentes
investigaciones abordadas.
FACTORES
DE RIESGO
Violencia
Abandono
Abuso sexual.
Género
Maltrato
Indigencia
Aislamiento
social.
Enfermedades
crónicas.
Patologías
mentales.
Toxicomanía
SITUACIONES
PERSONALES
SITUACIONES
FAMILIARES
SITUACIONES
DEL ENTORNO
Alcoholismo paternal.
Adicción por parte de los padres.
Situaciones familiares
perturbadoras.
Muerte de uno o ambos padres.
Ausencia del padre o la madre.
Separación de los padres.
Larga separación del cuidador del
niño en los primeros años de vida.
Entrega a otra familia.
Incesto.
Violencia Intrafamiliar.
Amenazas vitales (guerra,
desplazamiento forzado, desastres
naturales, etc.)
Hábitats pobres que
desencadenan deficiencia física o
enfermedad (hacinamiento,
desnutrición, entre otros).
Discriminación.
Ambiente socio-económico (todas
aquellas situaciones del medio
que atentan contra la salud física
y mental del individuo).
Son Características.
Hechos.
Situaciones
Potencialmente
devastadoras y/o
desestabilizadoras.
Generan algún
tipo de amenaza
para el individuo.
Características.
Hechos.
Situaciones
Elevada
probabilidad de:
daño biológico,
social o desajuste
psicosocial.
Asociados a
Por la
76
4.2.3 METODOLOGÍAS EMPLEADAS EN LAS INVESTIGACIONES SOBRE
RESILIENCIA EN LA INFANCIA
Dentro de los objetivos planteados en la investigación se buscó describir las metodologías
empleadas para trabajar procesos de resiliencia con niños y niñas, a lo largo del análisis de los
artículos e investigaciones publicadas, se pudo establecer tres líneas de trabajo en torno a la
metodología empleada, la primera de ellas, hace referencia a la metodología cualitativa empleada
en la mayoría de trabajos revisados, donde se privilegia esta metodología ya que permite
describir e interpretar las historias de vida de los participantes, contextualizándolas en los
contextos particulares en lo que se llevó a cabo la investigación.
Otro grupo de investigaciones se centraba en la aplicación de pruebas o test sobre resiliencia
en los niños y niñas, que permitieran establecer un panorama sobre los factores y procesos
resilientes, este instrumento en algunas investigaciones se convertía en una forma de evaluar o
establecer el resultado de un programa específico, que estaban implementando los investigadores
en ese momento, y finalmente, se encuentra un grupo que implemento estrategias pedagógicas
para desarrollar la resiliencia en los niños y niñas, presentando aspectos generales sobre el
proceso pedagógico que se llevó a cabo.
En el proceso, se evidenció predilección por la metodología cualitativa, ya que como lo
plantea Sandoval (1996) citado por Moreno, E., Piedrahita, A, & Hernández, C. (2009), permite
explorar, describir y comprender la realidad, conceptualizando con base en el comportamiento,
los conocimientos, las actitudes y los valores de los individuos; se busca de esta forma
comprender la realidad de las personas para transformarla, desarrollando interpretaciones de la
vida social. Los diferentes investigadores, destacan como el enfoque cualitativo-descriptivo
permite ver al ser humano en su entorno y su dinámica y relación con los otros, al respecto
Hernández (2010), citado por Perdomo, O. (2014) menciona que la investigación cualitativa se
enfoca a comprender y profundizar los fenómenos explorándolos desde la perspectiva de los
participantes en un ambiente natural y en relación con el contexto, lo que permite comprender no
sólo la situación, sino como ésta afecta al individuo y su relación con el contexto en el que
desenvuelve.
77
En el marco de la metodología cualitativa, se encuentran diferentes técnicas de investigación
empleadas en la recolección de datos, en los trabajos abordados, dentro de las cuales se
establecen entre las más frecuentes: observación participante, la Observación y la Entrevista a
profundidad, estos instrumentos permitieron “describir, desde la observación de costumbres,
creencias y prácticas, a los y las participantes en sus condiciones sociales, culturales y étnicas,
manifiestas en la forma de vida y de enfrentar las adversidades.” (Moreno, et al, 2009, p.160), de
esta forma se buscó la mayor proximidad posible a la situación de estudio, sin dejar de lado la
historia de vida de la persona y su influencia en la situación o fenómeno de estudio, en esta caso
relacionado con el enfrentamiento a la adversidad. (Moreno, et al., 2009; Rodríguez, N., & Ruiz,
B., 2015; Herrera, D.; Mendoza, G. & Guillen, L.; Rafael, M., 2015)
Por otra parte de plantea la investigación por medio del estudio de caso donde “se hizo una
descripción interpretativa del fenómeno de la resiliencia bajo un enfoque cualitativo, que según
Stake (1998), destaca las diferencias sutiles, la secuencia de los acontecimientos en su contexto y
la globalidad de las situaciones personales” (Castañeda, P. & Guevara, A.; 2005, p.60). En este
tipo de investigación se destaca su enfoque narrativo que interviene en la experiencia subjetiva,
lo cual puede revelar factores que no son aparentemente observables. La narrativa además de
destacarse en el estudio de caso, se “convierte en el referente fundamental para la comprensión
de lo político en la resiliencia a través de la identificación de los signos y la interpretación de sus
significados”, en el caso de la investigación desarrollada por Granada, P. & Alvarado, S. (2010,
p. 315).
En este misma línea, Gaviria, J. & Gómez, Y. (2007) refieren a Freeman, J., Epson, D. &
Lobovits, D. (2001), quienes menciona la narración como “una “Terapia”, que implica escuchar
y contar historias sobre las personas y los problemas de su vida” (p.27). En este sentido, por
medio de la narración se busca explorar y describir la realidad a través de los conocimientos,
actitudes y valores que orientan a los participantes del proceso, permitiendo gracias a la
investigación cualitativa reconocer “las dinámicas internas de los (as) participantes y el valor de
sus aportes como seres humanos con características, intereses, falencias y capacidades
particulares influenciadas por el contexto en el que se desenvuelven, por sus estilos cognitivos y
por su historia de vida” (p.22).
78
Es así como la metodología cualitativa se presenta como la de mayor pertinencia para la
identificación y caracterización de la resiliencia en la infancia, teniendo en cuenta las
posibilidades que brinda para identificar en los relatos de vidas como se configura este proceso.
A continuación, se presenta con mayor detalle, las otras líneas o tendencias metodológicas
empleadas en los trabajos realizados con niños y niñas sobre resiliencia.
4.2.3.1 DISEÑO CUASI-EXPERIMENTAL
Dentro de las metodologías abordadas en las diferentes investigaciones, se encuentran dos que
emplearon en la aplicación de un pre-test, antes de la implementación de un programa o acción
que busca fortalecer los factores resilientes de los niños y niñas, comparando los resultados con
el pos-test, una vez finalizada la experiencia. En este grupo se encuentran dos experiencias, la
primera de ellas relacionada con la implementación de unas acciones desde psicología para el
fortalecimiento de factores resilientes; la segunda experiencia habla de la implementación de un
programa pedagógico artístico, con el cual se busca fortalecer factores resilientes en los niños y
niñas en situación de desplazamiento.
La primera de ellas es una investigación de corte cuantitativo con un diseño cuasi-experimental,
desarrollada por Amorocho, M. & Perez, L. (2012), en la que se empleó un grupo control con pretest –
postest, con el fin de medir los recursos que favorecen la resiliencia especialmente los relacionados con los
recursos individuales, de relación con los cuidadores y de contexto. Para esta investigación se empleó el
instrumento Child and Youth Resilience Measure (CYRM)-28 diseñado por Michael Ungar y Linda
Liebenberg (2009), el cual fue aplicado al grupo control y al grupo que recibió el programa enfocado en el
arte. (p.16)
La segunda investigación, realizada por Sierra, W. (2012) es un estudio piloto cuasi-experimental, de tipo
pretest – postest con medición intermedia entre tres grupos, experimental, alterno y control, pareados por
edad y género, tuvo como objetivo, el diseño, ejecución y evaluación de un programa que buscó promover
la adquisición y desarrollo de conductas resilientes en estudiantes con edades entre 8 y 11 años de colegios
públicos de la Ciudad de Neiva. A l grupo experimental se le implemento el programa Pasos: Promoviendo
comportamientos resilientes como estrategia para la adaptación Positiva y al grupo alterno se le
implementó un programa para la Prevención de Conductas de Riesgo en el Transito (PCRT). El impacto del
79
programa se observó por medio de la aplicación del Inventario de Factores Personales de Resiliencia,
elaborado por Salgado Lévano (2005) y el cual evalúa los factores personales de resiliencia: autoestima,
autonomía, creatividad, empatía y humor. (p.21)
4.2.3.2 IMPLEMENTACIÓN DE TEST O CUESTIONARIOS DE
RESILIENCIA
Otro grupo importante de las investigaciones, fueron aquellas que para medir los factores u
objeto de estudio, emplearon los cuestionarios de resiliencia diseñados por diferentes teóricos en
el tema. La implementación de estos cuestionarios, permitió a los investigadores confirmar o
contratar sus planteamientos, de acuerdo a los resultados obtenidos con la población en la cual se
implementaron. A continuación se refieren los cuestionarios que fueron mencionados en las
investigaciones revisadas:
Cuestionario de Resiliencia González Arratia, (González Arratia, 2010) el cual mide factores específicos de
la resiliencia, entre ellos factores protectores externos, factores protectores internos y factor empatía.
Consta de 32 reactivos y formato de respuesta de cinco puntos, (valor (1) indica nunca, valor (2) indica
algunas veces, valor (3) indica indeciso, valor (4) indica mayoría de las veces y el valor (5) indica siempre).
Cuyas dimensiones son: Factores protectores internos tiene 14 reactivos; Factores protectores externos
tiene 11 reactivos y Factor Empatía tiene 7 reactivos. (Flórez, N., 2014, p.26)
Inventario de Factores Personales de Resiliencia, diseñado por Salgado (2005), este instrumento contiene
48 ítems con opción de respuesta dicotómica. validado y con confiabilidad de 0.96., tiene dentro de sus
subescalas los cinco rasgos del estudio; Autoestima, Autonomía, Empatía, Humor y Creatividad; se hizó
una prueba piloto del instrumento. Evalúa autoestima, empatía, autonomía, humor y creatividad. Consta de
48 ítems, distribuidos así: autoestima, 10 ítems v: 0,98; autonomía, 10 ítems V: 0,93; creatividad, 8 ítems
V: 0,94; empatía, 10 ítems V: 0,99 y humor, 10 ítems V: 0,97. Es de respuesta cerrada SI – NO y se califica
de forma directa, arrojando una puntuación de resiliencia global y una específica según cada factor.
(Rodriguez, H.; Guzman, L. & Yela, N., 2012; Sierra, W., 2012; Aguirre, A. 2010)
El Test de Grotberg es un modelo creado por Edith Grotberg en 1995 que permite caracterizar a un niño
resiliente a través de la posesión de expresiones como “Yo soy” “Yo puedo” “Yo tengo” “Yo estoy”. Estos
principios teóricos han sido utilizados como indicadores en otras investigaciones para abordar el tema de
resiliencia. (Laguna, L.; Nomesque, J. & Téllez, D., 2013, p.34)
80
Escala de Resiliencia Escolar (E.R.E.) para niños de 9 a 14 años; esta escala consta de 27 ítems, y se
encuentran agrupados en cinco dimensiones: 1. Identidad – Autoestima: se identifica con la dimensión del
“yo soy”, hace referencia a características de fuerza interna y estructural de la personalidad, como:
identidad personal, autoimagen, autoevaluación, vínculos o seguridad en uno mismo. 2. Redes – Modelos:
Hace referencia a la dimensión del “yo tengo” de Grotberg. Incluye características de percepción de apoyo,
redes afectivas, redes sociales, orientación, percepción de metas a futuro. 3. Aprendizaje – Generatividad:
Hace referencia a la dimensión del “yo puedo” de Grotberg, incluye características de expresión, búsqueda
de ayuda, enfrentamiento de dificultades o capacidad de aprendizaje. 4. Recursos internos: Hace
referencia a las dimensiones “condiciones de base” y “visión de sí mismo” Incluye recursos y
condicionantes nacidos desde la persona, en la construcción de la respuesta. 5. Recursos externos: Hace
referencia a las dimensiones “visión del problema” y “respuesta activa” de Saavedra. Incluye aspectos
interaccionales con el entorno que intervienen en la construcción de la conducta resiliente (Saavedra &
Castro, 2009, p.46-48; Saavedra 2003, citado por Morales, 2014 en Rafael, M.; 2015, p. 35)
En las investigaciones, también se encontraron propuesta de cuestionarios, como por ejemplo Aguirre, A.
(2010) quien construyo un inventario de prácticas de crianza, que busca medir las dos dimensiones
tomadas; control o regulación del comportamiento y responsiveness o apoyo afectivo. Otro caso es la
escala de medición de resiliencia, virtudes humanas, creada por Cabrera, V., Aya, V. & Guevara, I., (2014)
está ligada a una investigación previa en la cual se planteaba una propuesta antropológica para la
comprensión de la resiliencia en niños, a partir de las virtudes humanas. Dos años después esta propuesta
es materializada en el Diseño y análisis psicométrico de una escala de resiliencia en infantes, donde se
ubica la generosidad y la laboriosidad, consideradas como virtudes humanas, como indicadores de
resiliencia de acuerdo a la propuesta realizada por las investigadoras.
4.2.3.3 IMPLEMENTACIÓN / PRESENTACIÓN DE EXPERIENCIAS
PEDAGÓGICAS
En los trabajos abordados, se encontró un número importante de experiencias pedagógicas,
las cuales presentaban los resultados de las acciones o propuestas implementadas en diferentes
ámbitos, especialmente en el ámbito escolar, donde se evidencia gran interés por propiciar en los
espacios educativos comportamientos que contribuyan a desarrollar factores resilientes en los
niños y las niñas; dentro de este grupo se destaca las actividades mediadas por talleres en los que
se emplean en algunas ocasiones recursos como el arte, la literatura o la música en el proceso
81
pedagógico. En la siguiente tabla, se puede apreciar las características generales de las
propuestas, las cuales serán profundizadas con mayor detalle más adelante.
Tabla 6
Propuestas pedagógicas identificadas en las investigaciones abordadas.
Autor Año Propuesta
Herrera, D.; Mendoza, G.
& Guillen, L. 2014
Propuesta de talleres sobre para la construcción de
resiliencia en la primera infancia.
Franco, L. & Urrea, R. 2012
Modelo Abatir (Alcance, Balance, Autocontrol,
Temporalidad, Interpretación y Relación), enfocado a
fortalecer los pilares de resiliencia.
Amorocho, M. & Pérez, L. 2012 Programa ARTE, intervención pedagógica basada en el
arte con la finalidad de fortalecer recursos resilientes.
Sierra, W. 2012 Programa PASOS: Promoviendo comportamientos
resilientes como estrategia para la adaptación positiva.
Ospina M. & Sarmiento P. 2010 Talleres en torno a la narración y literatura para desarrollar
capacidades resilientes.
Obando, O.; Villalobos,
M. & Arango, S. 2010
Propuesta de Intervención clínica-psicológica; cuenta
como referente el cuento de Hansel Y Gretel, con el fin de
re-significar experiencias personales a través del
psicodrama.
Moreno, E.; Piedrahita, A.
& Hernández, C. 2009
Estrategia pedagógica basada en las preguntas ¿de dónde
vengo y dónde estoy? Y ¡qué quiero aprender sobre mi
salud durante mi estadía en el hospital?
Gaviria, J. & Gómez, Y. 2007
Propuesta de afianzamiento de la lectura para fortalecer
capacidades que contribuyan a fortalecer capacidades
resilientes.
En estas experiencias pedagógicas, se destaca el papel del docente en el proceso de resiliencia
que se lleva a cabo con los estudiantes, refiriendo además la importancia de capacitar a los
docentes para que puedan reconocerse como personas resilientes y de esta forma facilitar el
proceso con los estudiantes. Es posible establecer que el espacio educativo se presenta como
propicio para fomentar estos procesos, debido a que el maestro se presenta como una figura
significativa para los estudiantes y que muestra interés por su proceso de formación, situándose
para algunos estudiantes como figura significativa que acompaña este proceso. A continuación
se presentan las propuestas pedagógicas identificadas en los trabajos abordados:
82
Propuesta de talleres en torno a la narración y la literatura, el arte y el juego para desarrollar capacidades
resilientes: la creación de actividades y estrategias encaminadas al fomento del conocimiento de factores
protectores trabajando las capacidades recursivas de los niños identificadas en el sistema de socialización y
asociadas a la resiliencia como: autonomía, creatividad, autoestima, identidad cultural, humor, manejo y
expresión de emociones y cooperación. Una de las estrategias a implementar para logra dicho objetivo es la
de enseñanzas de habilidades para la vida, las cuales permiten desarrollar ciertas habilidades psicosociales
que permitan y conlleven a la adquisición de características resilientes; estas apuntan a la enseñanza de
habilidades psicosociales, como el manejo de emociones y sentimientos, manejo de conflictos, y el
relacionarse positivamente, consideradas como fundamentales para el desarrollo positivo de los niños y
niñas, ya que si cuentan con estos recursos podrán enfrentar el mundo de una mejor manera. (Ospina M. &
Sarmiento, P., 2010)
El taller como estrategia pedagógica favorece la construcción de resiliencia en la educación inicial, siendo
un trabajo organizado manual e intelectual, donde se privilegia la acción del niño y la niña permitiéndole un
intercambio entre los miembros del grupo y el conocimiento en un espacio de indagación y creación; los
talleres buscan potenciar la resiliencia al incitar en los niños y niñas la expresión de sus sentimientos,
pensamientos, emociones y deseos de cambio. Se propone el desarrollo de cinco pilares a por medio de tres
talleres cada uno: 1.Historia de vida para reconstruir la confianza: a partir de esta dimensión, de
carácter socioafectivo, se espera que los niños y las niñas expresen aspectos de su vida que los hacen sentir
felices o tristes. 2. La diferencia me hace sentir especial: por medio de esta dimensión los niños y las
niñas identificaran características físicas y actitudinales, que compartirán con sus pares con el fin de
reconocerse como seres únicos, incluyendo emociones, gustos, preferencias y sensaciones con su propio
cuerpo al interactuar con otros. 3. Reparación y sueños: esta dimensión pretende que cada uno de ellos
internalice y haga uso de sus factores protectores: autoestima y confianza en sí mismos, descubriendo sus
miedos y enfrentándolos. 4. Duelo y vida: en este aspecto es fundamental que se haga un trabajo con la
familia de los niños y las niñas vinculados al proyecto, con el fin de que ellos perciban los factores
protectores de apego parental y externos, es decir, la importancia de sus padres o familia extensa como
sujetos que los acompañaran en las diferentes etapas de sus vidas, fortaleciendo el apego seguro y el buen
trato en las familias. 5. Memoria e identidad: en esta dimensión se espera recoger los frutos de lo que ha
sido el proceso de resiliencia con los niños y las niñas, para reconstruir aspectos de su vida poco
agradables, que pueda trasformar de forma positiva sus vidas actuales; cerrando heridas del pasado.
(Herrera, D.; Mendoza, G. & Guillen, L., 2014)
El modelo abatir, es una propuesta de innovación educativa que debe su nombre a las siglas de cada uno de
los elementos que lo componen: alcance, balance, autocontrol, temporalidad, interpretación y relación.
Cada elemento es considerado un nivel de transformación resiliente, y cada nivel contiene una serie de
83
competencias, actitudes y habilidades que debe poseer la persona resiliente. El programa debe direccionarse
a fortalecer específicamente los pilares de resiliencia que se detectaron con mayor índice de ausencia:
capacidad de relacionarse, independencia, autoestima, iniciativa y moralidad, al igual que las fuentes: yo
tengo, yo soy, yo puedo, yo estoy, para lo cual la propuesta pedagógica, debe incrementar los niveles de
resiliencia en los estudiantes de grado primero, esto por medio de talleres mensuales en los que se
promuevan espacios de participación, integración y socialización entre los niños, para observar, detectar e
identificar la apropiación de actitudes resilientes. (Franco, L., & Urrea, R.; 2012)
ARTE es un programa de intervención pedagógica que basa su acción en el arte, el cual tiene como objetivo
primordial brindar un apoyo pedagógico teniendo a la base estrategias artísticas que permitan fortalecer en
los niños y las niñas una serie de recursos que le permitan ser resiliente en su condición de desplazamiento.
La creación del programa se pensó para ser desarrollado con población desplazada entre los 9 y 15 años,
que en su condición estuvieran inscritos a un programa de apoyo integral a población infantil. Para este
programa se realizaron una serie de intervenciones pedagógicas con una duración total de 6 semanas en
períodos de tres horas diarias con el fin de fortalecer y brindar espacios para fomentar los recursos que
definen el carácter resiliente bajo el instrumento CYMR-28. (Amorocho, M.; & Pérez, L., 2012)
Propuesta pedagógica que busca a través del afianzamiento de la lectura, como competencia básica y como
actividad plena de sentido, promover en niños y niñas que viven situaciones de vulnerabilidad física, social,
psicológica y cultural, la capacidad de superar de manera constructiva las adversidades y de fortalecerse a
partir de ellas. En este sentido se busca interrelacionar la resiliencia y la lectura como procesos de
construcción de sujetos capaces de enfrentar la vida de una forma asertiva, en la medida que reconocen
medios, lugares, momentos, espacios y tiempos apropiados para manifestar conductas, comportamientos
y/o actitudes acorde al momento, el tiempo y el lugar, y de esta manera salir avantes de las adversidades,
por medio de las siguientes estrategias: 1. Ampliando la narración Oral cotidiana. Se plantea esta
estrategia como un pilar de acercamiento entre el (la) maestro (a), el niño, la niña, la lectura y la
Resiliencia. 2. Propiciando un hábito de lectura Surge de la necesidad de implementar cotidianamente la
lectura de manera conciente dentro del encuentro pedagógico en un lapso de tiempo adecuado para el
trabajo, como herramienta de “normatización” dentro del aula de clase. 3. Promoviendo la realización de
un “proyecto” de lectura y escritura propio. Con esta propuesta se pretende que el niño y/o la niña
asuma autonomía en su proceso lector. Es una invitación a conocer otros medios de expresión y a que
compartan con sus compañeros y compañeras dicho encuentro con el saber, la diversión y el aprender de
diversas formas. (Gaviria, J. & Gómez, Y., 2007)
Propuesta de intervención clínico-psicológica que tuvo como referente el cuento de Hansel y Gretel. Se
realizó con 30 niños en situación de adoptabilidad o bajo medida de protección, pertenecientes a cuatro
instituciones de la ciudad de Cali, vinculadas al ICBF. Se hizo una invitación a los niños a vivir una
84
experiencia simbólica, que involucró el enfrentar situaciones con elementos problemáticos, frente a los
cuales fue necesario re-significar su experiencia. La re-creación psicodramática permitió descubrir que
algunos de los niños participantes, poseían una fuerza vital, que les permitía reconocer en la experiencia
ofrecida elementos para orientar y transformar sus experiencias de vida, indicando posibilidades
resilientes. La intervención facilitó a las investigadoras la acción de reconocer las movilizaciones
psicoafectivas que se desencadenaban en los niños. Este proceso, a la vez, ofreció los elementos
pertinentes para brindarles a ellos una oportunidad de encontrar nuevas vías de significación de manera
acompañada. El itinerario seguido por los niños en sus formas de relación facilitó el vislumbrar aspectos
inherentes a los procesos de consciencia y cognición con las posibilidades resilientes de estos niños. Se
evidenció en el modo como los niños asumían la propuesta, una toma de consciencia acerca del sentido de
la experiencia. Ellos mismos eran quienes descubrían los valores ofrecidos en la propuesta psicodramática
(Obando, O., Villalobos, M. & Arango, S. 2010)
El programa de intervención, Pasos: Promoviendo comportamientos resilientes como estrategia para la
adaptación Positiva, buscó promover la adquisición y desarrollo de conductas resilientes en estudiantes
con edades entre 8 y 11 años de colegios públicos de la Ciudad de Neiva. El programa es compuesto por
un manual que contiene las instrucciones para el desarrollo de 16 sesiones de máximo 90 minutos
semanales para cada encuentro, y un cuadernillo de tareas, donde se encuentran las actividades a desarrollar
en el hogar por parte de los participantes (Sierra, W., 2012).
La propuesta pedagógica empleada por Moreno, E.; Piedrahita, A. & Hernández, C., (2009), se encuentra
enmarcada en la estrategia “¿De dónde vengo y dónde estoy? y“¿Qué quiero aprender sobre mi salud
durante mi estadía en el hospital?, buscaron favorecer “la ubicación de los niños y las niñas en el contexto
hospitalario, reconstruyendo sus rutas de llegada, (…además de ) generar, en los y las participantes,
situaciones de aprendizaje mediante la formulación de una pregunta de investigación que partiera de sus
intereses” (p.161).
De acuerdo a lo anteriormente planteado, es posible establecer una fuerte presencia de
procesos pedagógicos para desarrollar en el aula factores resilientes en los niños y niñas,
ubicando en este espacio, el acompañamiento del docente como eje primordial en el proceso. En
este mismo sentido, la investigación cualitativa se presenta como el espacio privilegiado para
conocer e interpretar las realidades que viven los niños y niñas en el país, permitiendo identificar
los diferentes contextos e implicaciones de las situaciones adversas en el desarrollo del
individuo.
85
V. AVANCES EN EL ESTUDIO DE LA RESILIENCIA EN INFANCIA
De acuerdo con las investigaciones abordadas, la resiliencia se aprecia como una herramienta,
que ayuda a reconocer las cualidades o recursos que han permitido a los niños y niñas enfrentar
positivamente situaciones de vulnerabilidad, en algunos casos posibilitando la re-significación de
la experiencia.
En este sentido, de acuerdo a las investigaciones abordadas, se identifican aspectos que van
fortaleciendo dicho proceso en la infancia, mostrándose como recurrentes en algunas
experiencias presentadas en los distintos trabajos, un ejemplo de ello, es el círculo de la
resiliencia planteado por Henderson & Milstein (1995), el cual fue abordado en las
investigaciones de Herrera, D.; Mendoza, G. & Guillen, L. (2014); Rodríguez, N., & Ruiz, B.
(2015), y Ospina, M. & Sarmiento, P. (2010), quienes refieren el desarrollo de los procesos
planteados por Henderson & Milstein (1995), principalmente en el ámbito educativo, donde el
docente juega un papel significativo en la guía y promoción de la resiliencia en los niños y niñas.
A continuación se presentan los elementos destacados en cada uno de los procesos planteados en
el círculo de la resiliencia:
1. Brindar afecto y apoyo: para este proceso, se plantea la escuela como un ámbito afectivo, donde el
estudiante se sienta perteneciente a ella, percibiendo distintas formas de ser reconocido y premiado;
en este sentido se plantea la importancia de la presencia de un adulto significativo en la escuela que
esté dispuesto a “dar la mano” que necesitan los alumnos para su desarrollo educativo y su
contención afectiva. En otros espacios se destaca la importancia de tener redes afectivas con
familiares cercanos, amistades y personas importantes en la vida, referentes de apoyo y escucha.
(Herrera, D.; Mendoza, G. & Guillen, L. (2014); Rodríguez, N., & Ruiz, B. (2015), y Ospina, M. &
Sarmiento, P. (2010)). De acuerdo con López, V. (2010) “es bien reconocida en la literatura sobre
resiliencia la importancia que tienen los genuinos encuentros afectivos como mediadores
fundamentales en los procesos de enseñanza. Aquellos maestros y maestras que creen en los niños y
las niñas, les ayudan a aprender a creer en sí mismos y se convierten en tutores de resiliencia por
efecto del trabajo afectivo, intelectual y social que espontáneamente desarrollan en el ejercicio de su
profesión (Cyrulnik, 2002; Henderson y Milstein, 2003; Amar, 2000; Melillo, 2001; Rodríguez,
2004). Esto es así porque el afecto es una necesidad tan vital en los seres humanos, que frente a su
carencia se genera una hipersensibilidad a la menor información afectiva, y en estas circunstancias,
un acontecimiento en apariencia minúsculo, permite recuperar la esperanza (Cyrulnik, 2002)”.
(p.10)
86
2. Enriquecer los vínculos pro-sociales: radica en establecer confianza con al menos uno de los
adultos o referente positivo para el niño en la escuela, propiciando la participación en actividades
extracurriculares, la conexión positiva con el aprendizaje y la cooperación entre pares, de igual
forma buscar establecer una relación positiva de familia-escuela. De igual forma en la familia se
busca que los niños y niñas establezcan redes afectivas positivas con familiares, amistades y de
personas cercanas. (Herrera, D.; Mendoza, G. & Guillen, L. (2014); Rodríguez, N., & Ruiz, B.
(2015), y Ospina, M. & Sarmiento, P. (2010))
3. Fijar límites claros y firmes: en el colegio se establece la importancia de respetar y cumplir las
normas y políticas de convivencia escolar, donde se evidencian las consecuencias de trasgredir los
límites fijados. En la familia, se plantea de igual forma el establecimiento de normas y deberes a
seguir, donde se evidencian los valores presentes en la familia y al menos uno de los cuidadores
enseñan al niño en su día a día. (Herrera, D.; Mendoza, G. & Guillen, L. (2014); Rodríguez, N., &
Ruiz, B. (2015), y Ospina, M. & Sarmiento, P. (2010)).
4. Enseñar habilidades para la vida; acordes al nivel de desarrollo del niño; entre estas habilidades se
encuentra cooperación, resolución de conflictos, destrezas comunicativas, habilidad para resolver
problemas y tomar decisiones, entre otros, además de contribuir a establecer su identidad y
fortalecer sus cualidades. Este proceso de aprendizaje vincula los diferentes espacios de
socialización del niño, donde el niño encuentra las oportunidades para observar, establecer
relaciones y conexiones entre los conceptos y la realidad que los rodea, poner en práctica lo
aprendido y recibir retroalimentación de los adultos y el grupo de pares. En síntesis, las habilidades
para la vida se establecen como aquellas cualidades que le permiten al niño relacionarse
adecuadamente con los adultos y pares de su entorno, por ende es un proceso que no se puede
remitir como responsabilidad exclusiva de un solo espacio de socialización del niño. (Herrera, D.;
Mendoza, G. & Guillen, L. (2014); Rodríguez, N., & Ruiz, B. (2015), y Ospina, M. & Sarmiento, P.
(2010)).
5. Brindar oportunidades significativas de participación: en el colegio significa la participación en la
resolución de problemas, fijación de metas, planificación y toma de decisiones, propiciando la
visibilización de las “fortalezas” o destrezas de cada uno, sintiéndose capaz de encarar nuevos
desafíos; acciones que continúan en el hogar con el desarrollo de habilidades, participación en la
toma de decisiones familiares, construcción de normas o distribución de tareas en el hogar entre
otras acciones. (Herrera, D.; Mendoza, G. & Guillen, L. (2014); Rodríguez, N., & Ruiz, B. (2015),
y Ospina, M. & Sarmiento, P. (2010))
87
6. Establecer y transmitir expectativas elevadas: en este punto se plantea el establecimiento de metas
elevadas y realistas, que actúen como motivadores tanto en el colegio como en el hogar, alentando
al individuo a hacer “lo mejor posible”, donde cree que toda meta o aspiración positiva puede ser
alcanzada, demostrando confianza en sí mismo y en los demás; (Herrera, D.; Mendoza, G. &
Guillen, L. (2014); Rodríguez, N., & Ruiz, B. (2015), y Ospina, M. & Sarmiento, P. (2010)) esto
acorde a la etapa de desarrollo en la que se encuentre el niño, acompañando de igual forma el
proceso de frustración cuando no logra alcanzar la meta propuesta.
De acuerdo a lo anterior, es posible establecer que la resiliencia surge de un proceso de
acompañamiento constante en la vida de los niños, donde se establece una relación con otro
significativo al que el niño se siente vinculado, el cual puede ser un maestro, familiar, amigo,
cuidador o profesional, quienes se convierten en tutores de resiliencia, potenciando los procesos
o cualidades adquiridas para afrontar la situación de adversidad a la cual se encuentran
enfrentados en ese momento. Henderson y Milstein (2003), mencionan la importancia de que el
niño cuente con personas que, “le brinden afecto, le despierten la conciencia, le proyecten
confianza, que generen un apego seguro y la certeza de que van a estar cuando el niño las
necesite, es así como nace la figura de tutor de resiliencia” ( Citado por Ospina, M. & Sarmiento,
P. 2010, p.84), el cual de acuerdo con Martínez, I. y Vázquez, A. (2006) citado por Ospina, M. &
Sarmiento, P. (2010), puede ser un tutor invisible, es decir una “persona (adultos en general pero
también niños) que sin ejercer una influencia en el contexto familiar o escolar, genera en el niño
un entusiasmo, una nueva confianza en sí mismo, una impresión de sentirse aceptado y valorado
(…) Se produce entonces una empatía, un lazo de confianza, un estímulo que permite que ese
niño se desarrolle en otra dimensión” (p.84-85).
Al respecto, Boix (2007), citado por Laguna, L.; Nomesque, J. & Téllez, D. (2013), menciona
que el tutor de resiliencia funciona como una “palanca que jalona a la persona para salir de su
estancamiento, por lo que no necesariamente tiene que ser una persona, ya que puede ser
cualquier aspecto o elemento de la vida cotidiana tal como un cuento, una película, una mascota,
un trabajo, entre otros” (p. 15). En esta misma linea, Cyrulnik (2003), citado por Laguna, L.;
Nomesque, J. & Téllez, D. (2013), menciona que el sufrimiento que vive el individuo,
probablemente sea el mismo de todo ser humano traumatizado, sin embargo, la
“adopción y la revisión emocional del episodio traumático dependerán del proceso y de los
tutores de resiliencia que la cultura disponga. Por lo tanto, cada cultura ofrece posibilidades
88
que permiten que la persona que está herida pueda expresar libremente el episodio y las
perturbaciones psicotraumáticas que vivió, y se pueda generar el proceso resiliente o por el
contrario impedirlo. “La invitación a la palabra o la obligación de silencio, el apoyo o el
desprecio, la ayuda social o el abandono cargan la misma herida de una significación diferente
según el modo en que las culturas estructuren sus relatos, haciendo que un mismo
acontecimiento pase de la vergüenza al orgullo, de la sombra a la luz””. (p.27)
Siguiendo a Laguna, L.; Nomesque, J. & Téllez, D. (2013), el tutor de resiliencia está
estrechamente relacionado con las posibilidades que la cultura presente a los niños y niñas para
re-significar su experiencias, es decir si van a ser tratados siempre como las víctimas, o van a
poder trascender dicha experiencia y la cultura en la que están inmersos los va a apoyar en este
proceso o por el contrario va a negar las posibilidades de cambio. Al respecto, Cyrulnik, (2003)
menciona como una de las tareas del tutor de resiliencia es “lograr que los niños y niñas
aprendan la esperanza, porque al adquirir esta idealizan un mundo distinto, en el que asumen un
rol de niño amado, de un héroe prestigioso o de un adulto feliz. Esto se logra desde la labor
imaginaria, donde los niños se liberan del contexto y trabajan realizando un ideal de sí mismos”
(Laguna, L.; Nomesque, J. & Téllez, D.; 2013, p.29).
En síntesis, es posible decir que la resiliencia es un proceso que busca que los niños y niñas se
transformen a sí mismos, re-significando la adversidad, liberándose de los contextos que los
oprimen y creyendo en otras posibilidades de sí mismos, pero este proceso no se da solo, se
configura en una estrecha relación con el otro, ya sea una persona, un elemento o la cultura
misma, que por medio de ese tutor de resiliencia le devuelve la esperanza a los niños y niñas y
con ello la posibilidad de una vida satisfactoria.
Esta posibilidad de que los niños y niñas puedan creer en que otro mundo es posible para
ellos, que otra forma de vida se puede alcanzar, que existen otras opciones para ser y estar en el
mundo es el reto de los procesos resilientes, y sin saberlo, también de los tutores de resiliencia,
que muchas veces sin ser conscientes de sus acciones, le dan esperanza y apoyo a esos niños y
niñas; esperanza que se torna como una de las pocas alternativas frente al para nada alentador
panorama de la infancia en el país, donde, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Salud
Mental, “Casi medio millón de niños en Colombia sufren las secuelas mentales de haber vivido
89
eventos traumáticos, (…) Es como si todos los niños de entre 7 y 11 años de Medellín, Cali y
Cartagena hubieran presenciado o vivido abusos, golpes y muertes violentas de seres
queridos”(Wills, S. 2016, p.1) a esto se le suma que el 13,7% de la población infantil ha sido
víctima alguna vez en su vida de desplazamiento forzado por violencia de cualquier tipo y que el
14,2% de los peritajes realizados durante el año 2013 por el Instituto Nacional de Medicina
Legal y Ciencias Forenses correspondía a maltrato contra niños, niñas y adolescentes (Wills, S.
2016).
Por lo que es indispensable trabajar sobre propuestas que permitan a estos niños y niñas
transformar dichas experiencias, recurriendo a sus potencialidades, para lo cual es indispensable,
que los adultos o profesionales acompañantes de estos procesos trasciendan los discursos
culturales, desde una visión crítica y humana, en palabreas de Boris Cyrulnik (2002),
“El día en que los discursos culturales dejen de seguir considerando a las víctimas como
cómplices del agresor o como reos del destino, el sentimiento de haber sido magullado se
volverá más leve. Cuando los profesionales se vuelvan menos incrédulos, menos guasones o
menos proclives a la moralización, los heridos emprenderán sus procesos de reparación con
una rapidez mucho mayor a la que se observa en la actualidad. Y cuando las personas
encargadas de tomar las decisiones sociales acepten simplemente disponer en torno a los
descarriados unos cuantos lugares de creación, de palabras y de aprendizajes sociales, nos
sorprenderá observar cómo un gran número de heridos conseguirá metamorfosear sus
sufrimientos y realizar, pese a todo, una obra humana.” (Citado por Obando, O., Villalobos, M.
& Arango, S., 2010, p. 27).
De acuerdo a lo anterior, se establece la necesidad de trabajar en propuestas que promuevan
la salud mental en los niños y niñas del país, que permitan el reconocimiento y expresión de los
sentimientos y la re-significación de experiencias personales, que permitan a los niños y niñas
tener mayor conciencia sobre sus capacidades y potencialidades, en este sentido, las propuestas
pedagógicas encontradas en las diferentes investigaciones aportan al fortalecimiento de la
autoestima, autonomía y creatividad, características consideradas como resilientes.
Por otra parte, frente a la definición de resiliencia, es posible establecer que los distintos
autores citados, aparecen en varias definiciones y abordajes de resiliencia, por lo que se podría
inferir que el desarrollo teórico tiene diferentes dimensiones en las que se puede centrar
90
dependiendo del objetivo o el interés de la investigación, ya sea desde un modelo ecológico en el
que se ve la interacción del individuo y los diferentes sistemas, o si se desea centrar en el
individuo, se podría establecer una dimensión más cercana al concepto de capacidad o respuesta
ante el medio. Lo que sí es posible establecer es que sin importar la dimensión que se aborde, la
resiliencia no se da por sí sola, es un constructo que se da en el proceso de desarrollo de la
persona y su interacción con el contexto, los otros o los recursos; ya sea que el proceso se
centre en los vínculos afectivos como parte del establecimiento de la resiliencia en la primera
infancia, de la familia o de un tutor de resiliencia que fortalece o le ayuda al individuo a
descubrir los recursos a su disposición, la resiliencia se da en relación a otro, así el individuo se
encuentre en apariencia solo, va a haber un recurso (el arte, música, literatura, etc.), una
situación, una persona o una institución que sirva como catalizador o desencadenante del
proceso.
Sobre las metodologías empleadas en los diferentes textos abordados, es posible mencionar
que predomina la metodología cualitativa con un enfoque exploratorio y descriptivo, no obstante,
se encuentra el empleo de cuestionarios sobre factores resilientes, como una de las principales
herramientas empleadas para la recolección de información, a partir de la cual se identificaron
factores resilientes en los niños y niñas participantes en las investigaciones. Por otra parte, cabe
destacar la importante destacar los esfuerzos de los investigadores por crear e implementar
propuestas que buscan fortalecer desde diferentes espacios los aspectos resilientes individuales y
grupales, donde las estrategias pedagógicas se presentan como las protagonistas en estos
procesos, que involucran la relación del niño con los adultos de su entorno, especialmente el
maestro, favoreciendo el espacio de aprendizaje y la valoración por parte de otro de las acciones
del niño, lo que plantean el contexto escolar como un ámbito propicio para el fomento de la
resiliencia en los niños y niñas.
Al respecto de los factores resilientes, es posible establecer que son dinámicos, estableciendo
un inter-juego con la etapa del ciclo vital en la que se encuentra el individuo y el momento en el
que se presenta la adversidad, por lo que se establece que un elemento que funciona como factor
de riesgo en determinado momento, puede constituirse posteriormente como un factor protector,
por lo que no pueden considerarse como características fijas en las personas, familias o
91
comunidades, de allí que se plantee la posibilidad de fomentar por medio de diferentes
estrategias, características resilientes, no obstante, cabe destacar en este punto, la importancia
que establecen diferentes autores respecto a la presencia de una figura significativa que
proporcione un vínculo seguro en la primera infancia, lo cual cimenta algunas de las
características resilientes en los niños al sentirse bien cuidado.
Finalmente, sobre la población en la cual se han realizado investigaciones sobre resiliencia,
se encuentra ausencia de estudios o trabajos relacionados con niños y niñas indígenas, un espacio
en el que se hace necesario incursionar para construir alternativas ante las múltiples
problemáticas que enfrentan, desde el acceso a servicios básicos hasta el consumo de sustancias
psicoactivas y suicidios, en este sentido, se aboga por una mirada que permita plantear
alternativas que lleven a la preservación de la integridad física y psicológica de estos niños y
niñas.
92
VI CONCLUSIONES
El estado de conocimiento en torno a la resiliencia sobre la infancia en el país, permitió
establecer un panorama general sobre las principales problemáticas en las que se investiga la
resiliencia, encontrando principalmente, los contextos de pobreza, abandono o desplazamiento,
como los espacios de mayor vulnerabilidad para los niños y niñas, además se identificaron
contextos asociados a situaciones específicas como niños y niñas en condición de discapacidad u
hospitalización, cabe mencionar que en una menor proporción a comparación de los primeros, lo
que pone de manifiesta también, las problemáticas más visibles a los que se enfrenta la infancia
en el país, siendo un escenario de investigación que se caracterizó por ser centro de interés para
las áreas de Psicología, Pedagogía y Trabajo Social, principalmente en la formación de pregrado,
donde se encontró la mayoría de investigaciones abordadas.
En el trabajo realizado, fue posible establecer que las definiciones en torno al concepto de
resiliencia son variadas y corresponden a la vertiente o visión académica del autor de referencia,
resaltando en las distintas investigaciones autores como Cyrulink, Rutter, Colmenares y
Kotliarenco entre otros, los cuales fueron citados recurrentemente por los investigadores; esto a
nivel internacional, a nivel nacional se encuentra como referencia en el tema a Amar, quien ha
desarrollado valiosos trabajos al respecto.
Es así como en la revisión sobre el concepto de resiliencia, fue posible establecer la definición
del concepto asociado a un elemento particular, encontrándose así la resiliencia como proceso,
capacidad, habilidad o respuesta del sujeto frente a una situación o evento adverso; categorías o
elementos en los que fue posible agrupar los conceptos acorde a sus similitudes. Además, de
estos elementos o característica, se identificó la definición sociopolítica de la resilienca,
desarrollada por Granada, P. & Alvarado, S., (2010), investigadoras colombianas; este concepto
se centra en la dimensión política y critica del ser humano, donde se busca transformar la
sobrevivencia en acción social transformadora desde una propuesta ética en la que se busca el
desarrollo de las capacidades humanas, por lo que en este sentido, es clave el discurso político y
la posición de denuncia que asume los sujetos en este proceso.
93
Acerca de los factores resilientes identificados en las distintas investigaciones se establecen dos
grupos importantes, aquellos relacionados con características personales o propias del individuo,
y aquellos factores externos, que se encuentran ligados al entorno, la cultura, familia o el
contexto inmediato en el cual se encuentre creciendo el niño o la niña, por lo que se puede
establecer que estos factores son producto de procesos, relaciones o vínculos que el sujeto
establece con su círculo más inmediato, en este sentido, además de la familia, se mencionan las
redes de apoyo informal como los parientes cercanos, la escuela, grupos comunitarios, amigos o
profesionales que brinden acompañamiento al sujeto.
Frente a los factores personales, en las investigaciones abordadas se destacan elementos
relacionados con la autoestima, empatía, autonomía, humor, creatividad y capacidad de
relacionarse, entre otros, cualidades, que de acuerdo con los investigadores, permiten al
sujeto sobreponerse con mayor facilidad ante la adversidad, en comparación con los sujetos
que carecen de estas características. En este sentido, también se mencionan factores que
pueden ser protectores y a su vez de riesgo, por ejemplo el género, al respecto mencionan que
ser niña es un factor protector en relación con los niños, ya que frente a reubicación en
hogares o problemas familiares, las reacciones de los niños son tomadas como más violentas
en relación a las de las niñas, presentándose a su vez a los niños, como más proclives a
tomar riesgos y caer en conductas destructivas.
De acuerdo al rastreo realizado en la elaboración de este estado de arte, se encontró
variedad de contextos abordados y metodologías empleadas, siendo los espacios educativos
uno de estos contextos privilegiados para el desarrollo investigativo, presentándose como un
escenarios propicio para el fortalecimiento de procesos y niños y niñas resilientes. En este
sentido, la metodología empleada, en su mayoría fue cualitativa, destacando de esta la
posibilidad de observación y dialogo con los sujetos protagonistas de las investigaciones,
permitiendo recoger de la experiencia de vida los elementos principales para ejercicio
teórico-investigativo, destacándose propuestas pedagógicas para materializar en acciones
concretas el fortalecimiento de factores resilientes en niños y niñas. Finalmente, cabe
destacar la Rueda de la Resiliencia propuesta por Henderson & Milstein (1995), que fue
94
empleada en distintas investigaciones para identificar procesos resilientes en distintas
investigaciones, brindando pautas claras sobre los alcances que puede tener la labor
pedagógica en el escuela o en cualquier otro espacio de formación, incluido el hogar.
95
VII. REFERENTES BIBLIOGRAFICOS
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100
VIII. ANEXOS
CLASIFICACIÓN DE TRABAJOS ACORDE AL AÑO DE PUBLICACIÓN Y TIPO DE MATERIAL
No TITULO AÑO AUTORES FUENTE
TIPO DE
MATERIAL
1 Factores protectores ante la adversidad,
edificando niños y niñas resilientes 2015
Rafael Neira, María Dolores.
Trabajo de grado en Psicología -
Universidad Nacional Abierta y a
Distancia, UNAD
Tesis Pregrado
2
Aproximación a los factores de resiliencia
presentes en niños y niñas de la
corporación Nido del Búho, barrio Laureles San Cristobal Sur.
2015 Rodríguez Reyes,
Nelsy; & Ruiz Ríos,
Blanca Nieves.
Trabajo de Grado- Corporación
Universitaria Minuto de Dios. Tesis Pregrado
3
Resiliencia: proceso de fortalecimiento de
la dimensión personal-social en la
educación inicial.
2014
Herrea Quintana, Deicy; Mendoza
Castro, Gissel &
Guillen Patiño, Luisa Fernanda.
Trabajo de Grado para optar por el
título de Licenciatura en pedagogía Infantil. Corporación Universitaria
Minuto de Dios.
Tesis Pregrado
4
Resiliencia en la enseñanza musical en
población infantil y juvenil en situación de
desplazamiento forzado.
2014 Perdomo Escondón,
Orlando.
Revista Amazonia Investiga,
Florencia Colombia, 3(5):5-33 / Julio- Diciembre 2014 /
Universidad de la Amazonia.
Artículo
5
Niveles de resiliencia en niños habitantes
en la invasión 15 de octubre de Yopal
Casanare
2014 Flórez Pérez; Nelcy
Trabajo de grado en Psicología -
Universidad Nacional Abierta y a
Distancia, UNAD
Tesis Pregrado
6 Diseño y análisis psicométrico de una
escala de resiliencia en infantes 2014
Victoria Eugenia
Cabrera-García, Viviana Lucía Aya-
Gómez, & Guevara-
Marín, Ivón Paola
Revista de la Facultad de Medicina 2014 Vol. 62 No. 2: 213-220.
Universidad Nacional de Colombia
Artículo
7
Desarrollo teórico de la Resiliencia y su
aplicación a situaciones adversas: Una revisión analítica.
2013
García Vesga María Cristina &
Domínguez de la Ossa
Elsy.
Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales Niñez y Juventud
/ Universidad de Manizales Vol. 11
No.1
Artículo
8 Factores de resiliencia en niños y niñas en
situación de riesgo psicosocial. 2013
Laguna Hidalgo, Luz Angela; Nomesque
Silva, Jeny Marcela &
Téllez Díaz Diana Paola.
Trabajo de grado en Psicología - Pontificia Universidad Javeriana
Tesis Pregrado
9
Una propuesta antropológica para la
comprensión de la resiliencia en niños: las
virtudes humanas.
2012
Cabrera, Victoria;
Aya, Viviana Lucía; & Cano, Andrés
Mauricio.
Revista Persona & Bioética Vol. 16 No.2 / Universidad de la Sabana.
Artículo
10 Yo, tú, él, nosotros y ellos podemos ser
resilientes. Artículo del trabajo No. 13. 2012
Franco, Luz Dary; &
Urrea Ruth Yolanda.
Revista RastrosRostros Vol. 14 No.
28 / UCC Universidad Cooperativa
de Colombia.
Artículo
11
Promoción de Resiliencia en niños de instituciones educativas oficiales de Neiva,
Colombia.
2012
Sierra Barón, William.
Universidad Sur
Colombiana, Neiva, Colombia.
Revista Iberoamericana de
Psicología: Ciencia y Tecnología
5(1) - Corporación Universitaria Iberoamericana
Artículo
12 Resiliencia y Desplazamiento en niños y
niñas a través del arte. 2012
Amorocho, María
Paula; & Pérez Ruiz, Liliana Paola.
Tesis de grado para optar por el
título de Licenciado(a) en Pedagogía Infantil. Pontificia
Universidad Javeriana
Tesis Pregrado
101
13
Factores personales que influyen en el
desarrollo de la resiliencia, en niños y
niñas en edades comprendidas entre los 7 y 12 años que se desarrollan en extrema
pobreza.
2012
Rodriguez Betancourt, Hernán Yair; Guzmán
Verbel Laura; & Yela
Solano, Nataly.
International Journal of
Psychological Research - IJPR- 5(2).
Artículo
14 Apego, desarrollo y resiliencia 2012 Calle, Diego
Alejandro
Informes Psicológicos, Volumen 12, No.1. Universidad Pontificia
Bolivariana.
Artículo
15 Resiliencia y sentido político en niños y
niñas en situación de calle. 2010
Granada Echeverry,
Patricia & Alvarado, Sara Victoria
Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales Niñez y Juventud
/ Universidad de Manizales Vol. 8 No.1
Artículo
16 Resiliencia en niños con experiencias de
abandono. 2010
Obando Olga Lucía,
Villalobos María
Eugenia; & Sandra Lorena Arango
Revista ACTA Colombiana de Psicología 13 (2) / Universidad
Católica de Colombia.
Artículo
17 Promoción de la resiliencia en la primera infancia, un reto para el contexto escolar
2010
Ospina Macías, María
Isabella & Sarmiento Busquets, Paula.
Trabajo de Grado Licenciatura
Pedagogía Infantil - Pontificia Universidad Javeriana
Tesis Pregrado
18 Prácticas de crianza y su relación con
rasgos resilientes de niños y niñas. 2010
Aguirre Forero, Ana
Mireya.
Trabajo de grado Maestría en Psicología, línea en psicología y
sociedad. - Universidad Nacional de Colombia.
Tesis Maestría
19 Educación y Resiliencia: Alas de la
Transformación social 2010 López Torres, Viviana.
Revista Electrónica: Actualidades
investigativas en educación, Volumen 10, No.2 Universidad de
Costa Rica.
Artículo
20 Aprendiendo de mi salud entre contextos y
cuentos. 2009
Moreno Cadavid,
Erika, Piedrahita
Velásquez, Ana María &
Hernández Enríquez
Colombia
Revista Educación y Pedagogía
/Universidad de Antioquia, Facultad de Educación, vol. 21, núm. 53,
enero-abril, 2009, pp. 157-164.
Artículo
21
Toma la Brújula y caminemos, la lectura como un norte pedagógico para promover
la resiliencia en niños y niñas trabajadores
de la calle.
2007
Gaviria Gaviria, Janet
& Gómez Muños; Yudy Milena.
Trabajo de Grado Educación
Infantil - Universidad de Antioquia. Tesis Pregrado
22
Auto concepto y características familiares
de niños resilientes con discapacidad, el
caso de una población del caribe colombiano.
2005 Barrios Cepeda
Alexandra
Revista Investigación & Desarrollo Vol13 No. 1 / Universidad del
Norte.
Artículo
23 Estudio de caso sobre factores resilientes
en menores ubicados en hogares sustitutos. 2005
Castañeda Cuellar, Patricia & Guevara
Benjumea, Alba Lucía.
Trabajo de grado para optar por el título de Psicóloga. Pontificia
Universidad Javeriana.
Tesis Pregrado
24
Factores psicosociales asociados con la
resiliencia en niños colombianos víctimas
de violencia intrafamiliar.
2003
Amar Amar, José
Juan; Kotliarenko;
María Angélica; &
Abello Llanos;
Raimundo:
Revista Investigación & Desarrollo
Vol.11 No. 1 / Universidad del
Norte.
Artículo
25
Niños invulnerables, factores cotidianos de
protección que favorecen el desarrollo de los niños que viven en contextos de
pobreza
2000 Amar Amar, José Juan
Revista Psicología desde el caribe
No. 5 Enero-Jul 2000 / Universidad
del Norte
Artículo
102
CLASIFICACIÓN DE TRABAJOS ACORDE AL ÁMBITO DE INVESTIGACIÓN
CAMPO ARTÍCULO AÑO
1
Educativo (7)
Resiliencia: proceso de fortalecimiento de la dimensión personal-social en la
educación inicial. 2014
2 Resiliencia en la enseñanza musical en población infantil y juvenil en situación de
desplazamiento forzado. 2014
3 Promoción de Resiliencia en niños de instituciones educativas oficiales de Neiva,
Colombia. 2012
4 Yo, tú, él, nosotros y ellos podemos ser resilientes. 2012
5 Educación y Resiliencia: Alas de la Transformación social 2010
6 Promoción de la resiliencia en la primera infancia, un reto para el contexto escolar 2010
7 Toma la Brújula y caminemos, la lectura como un norte pedagógico para promover la
resiliencia en niños y niñas trabajadores de la calle. 2007
8
Contextos de
vulnerabilidad
(9)
Niveles de resiliencia en niños habitantes en la invasión 15 de octubre de Yopal
Casanare 2014
9 Factores de resiliencia en niños y niñas en situación de riesgo psicosocial. 2013
10 Resiliencia y Desplazamiento en niños y niñas a través del arte. 2012
11 Factores personales que influyen en el desarrollo de la resiliencia, en niños y niñas en
edades comprendidas entre los 7 y 12 años que se desarrollan en extrema pobreza. 2012
12 Resiliencia y sentido político en niños y niñas en situación de calle. 2010
13 Resiliencia en niños con experiencias de abandono. 2010
14 Estudio de caso sobre factores resilientes en menores ubicados en hogares sustitutos. 2005
15 Factores psicosociales asociados con la resiliencia en niños colombianos víctimas de
violencia intrafamiliar. 2003
16 Niños invulnerables, factores cotidianos de protección que favorecen el desarrollo de
los niños que viven en contextos de pobreza 2000
17 Factores de
resiliencia y
protectores
Factores protectores ante la adversidad, edificando niños y niñas resilientes 2015
18 Aproximación a los factores de resiliencia presentes en niños y niñas de la
corporación Nido del Búho, barrio Laureles San Cristóbal Sur. 2015
19
Desarrollo
teórico
Diseño y análisis psicométrico de una escala de resiliencia en infantes 2014
20 Desarrollo teórico de la Resiliencia y su aplicación a situaciones adversas: Una
revisión analítica. 2013
21 Apego, desarrollo y resiliencia 2012
22 Una propuesta antropológica para la comprensión de la resiliencia en niños: las
virtudes humanas. 2012
23
Familia
Prácticas de crianza y su relación con rasgos resilientes de niños y niñas. 2010
24 Auto concepto y características familiares de niños resilientes con discapacidad, el
caso de una población del caribe colombiano. 2005
25 Salud Aprendiendo de mi salud entre contextos y cuentos. 2009