Significado de las láminas
Se presenta a continuación el significado de las diez láminas, de acuerdo
con lo planteado por Portuondo (1976); Vásquez (1980); Weigle (1988); Muñoz, X.
(2002) y Passalacqua (1993):
Lam I: alude a la identidad en un sentido global. Responde a la pregunta de quién
soy yo, de cómo me muestro ante los otros y de cómo me enfrento y funciono ante
situaciones nuevas (si es de forma confusa, parcial, etc.).
Lam II: lámina de las emociones básicas. Muestra los aspectos más primitivos, las
estructuras diádicas tempranas, cómo es esta relación. Tiene que ver con la
integración de los impulsos, lámina donde mejor se puede ver el manejo que hace
el sujeto de la agresión. Para Vásquez es la más apta en clínica para el
diagnóstico y pronóstico del sujeto; se muestra cómo es el sujeto en lo más íntimo.
Lamina III: Se evalúa lo triádico, es la lámina de las relaciones interpersonales.
Alude a fantasías en vínculos con los otros, destacando la importancia del tipo de
relación, permitiendo inferir la presencia o ausencia de límites.
Lam IV: Es la lámina de la imagen paterna internalizada (padre edípico); permite
proyectar la imagen que cada uno tiene de su propio padre, del símbolo de poder
y de autoridad. Devela fantasías relativas con el temor, deseo sexual y el conflicto
entre ambos aspectos.
Lam V: Representa el abordaje a la realidad y cómo el sujeto la enfrenta; permite
evaluar cómo responde el sujeto a situaciones estructuradas. Informa sobre la
autoimagen; cómo el sujeto se percibe a sí mismo y cómo lo perciben los demás.
Lam VI: Es la lámina de la sexualidad, de las vivencias del sujeto en relación a
esto. Aquí lo corporal y carnal aparecen como más evidentes a la percepción.
También esta lámina puede ser tomada como la lámina de la textura, ya que los
distintos tonos grises la hacen ver como algo peludo, o como una piel, dando
indicios con estas respuestas de las experiencias con las primeras relaciones
objetales.
Lam VII: Representa cómo es el objeto materno intenalizado. Se liga a fantasías
respecto a lo femenino y también permite evaluar la propia función materna del
sujeto. También estimula la producción de percepciones táctiles.
Lam VIII: Es la lámina del manejo e integración de los afectos, de la adaptación
afectiva. Algunos autores la denominan como la lámina de la transferencia, ya que
se podría ver como es la proyección de lo que siente el sujeto frente al
examinador. Sus características remiten a patrones o modelos vinculares
infantiles.
Lam IX: Da cuenta de la capacidad para la sublimación, cómo se enfrenta el
sujeto a situaciones de estrés. También es considerada como la lámina de la
transferencia, de la inseguridad o seguridad afectiva, la de la madre más arcaica y
la del rendimiento escolar, por lo difícil de organizar una respuesta global con
buena calidad formal. Permite medir frustración; también suelen surgir elementos
relacionados con el propio nacimiento.
Lam X: Permite evaluar cómo integra el sujeto su identidad, su personalidad;
permite ver como enfrenta las separaciones. También representa el espacio vital,
vida real, medio ambiente. Se puede ver aquí la capacidad de la persona para
resolver problemas prácticos de la vida diaria. En ella suelen apreciarse fantasías
de curación en relación a la resolución de la propia problemática del sujeto.