Escuela de Arqueología, Universidad Nacional de Catamarca
Cátedra de Etnografía General
Profesora Adjunta: Lic. Ivana Carina Jofré
Ayudante de Primera: Lic. María Soledad Galimberti
Monografía
UNA MIRADA SOBRE PUEBLO PERDIDO DE LA QUEBRADA
Autora
Mariana Deolinda Barrionuevo
Diciembre 2009
1
“-Entonces, ¿Quiénes pueden contar la historia?
-Todos la cuentan, el problema es quienes quedan siempre… desde vos que podés contar que acá en Pueblo Perdido vivió tal gente hasta que te venga un tipo esotérico a la tarde y te diga que vinieron unos extraterrestres y lo hicieron…”
(Entrevista realizada a Claudio, estudiante de arqueología, en Pueblo Perdido de la Quebrada. Noviembre de 2009)
2
INTRODUCCIÓN
Este trabajo habla de gente, pero un poco más específicamente trata sobre un
lugar especial. Pueblo Perdido de la Quebrada (en adelante PPQ) es un espacio singular al
que por comodidad y un tanto afectuosamente llamaré “Pueblo”.
Primeramente comenzaré narrando las motivaciones que me llevaron al planteo
de la investigación, considero que expuestas de este modo pueden servir de guía para la
lectura de las observaciones realizadas y en última instancia de las interpretaciones que
sugiero; más adelante se comentará la temática abordada, los objetivos del trabajo y la
metodología empleada para, finalmente, dar paso al desarrollo de la investigación en sí y
las conclusiones arribadas.
Pueblo es el lugar en el que comencé a trabajar desde hace unos años gracias a
una beca para estudiantes de arqueología que otorgaba la Universidad Nacional de
Catamarca. En aquel momento quedé en la Secretaria de Turismo de la Provincia y al poco
tiempo, gracias a un acuerdo entre esta institución y la Universidad, comencé a trabajar
para el Proyecto del Grupo de Estudios Arqueológicos (GEA) de la Escuela de Arqueología
que hasta la fecha sigue realizando tareas de excavación en Pueblo Perdido de la
Quebrada.
Sí bien en la actualidad Pueblo constituye el lugar en el que trabajo y en el que
comencé a formarme en las técnicas de campo de la Arqueología la importancia que para
mi representa condensa una preocupación que viene de mucho tiempo antes al que yo
comenzara con mis estudios universitarios. Aquellos temas de los que se trata en la
Carrera de Arqueología: sean antiguas sociedades, diversidad cultural, vasijas o puntas de
flecha -todos ellos discursos o elementos de los que Pueblo se reviste- fueron planteados
en términos de juego durante mi infancia y alimentarían con el tiempo una curiosidad
cada vez más seria. Viviendo en la ciudad de Catamarca, en barrios que aún conservaban
espacios vírgenes de casas y de calles, solía jugar entre morteros y “tinajitas”1 de los que
solamente podía preguntar a mi papá e inventar historias sobre cómo, por quiénes y por
qué estaban estas cosas casi por todos lados. Podría decir que este trabajo es fruto de la
3
curiosidad de una niña y de las experiencias que ha tenido durante su crecimiento,
contando con el hecho de haber podido trabajar en Pueblo.
Esta investigación se realiza en el marco de Etnografía General, materia curricular
de la Licenciatura en Arqueología con la vigilancia de la Cátedra y con la colaboración y
buena predisposición de “los chicos de Pueblo”, mis compañeros de carrera y de trabajo,
con los cuales se desarrolló esta investigación.
LA FUNDAMENTACIÓN
En este trabajo se considera a Pueblo Perdido de la Quebrada como un espacio de
múltiple significación en tanto en él confluyen una variedad de actores y prácticas
diversas. No obstante, dado el carácter de esta investigación se focalizará en una sola de
estas perspectivas dejando la posibilidad a investigaciones posteriores de realizar un
abordaje que incluya las restantes y permita complementar el presente desarrollo 2.
Pueblo esta ubicado en la Quebrada del Rio El Tala a unos pocos kilómetros del
centro de la ciudad de Catamarca sobre la ruta provincial Nº 4, frente al camping
municipal. Se encuentra en una lomada a la que se accede por medio de un camino
angosto que asciende abruptamente en un corto trecho logrando que uno se quede sin
aliento al llegar por fin al mismo. Una vez arriba la imagen de los cerros de la ladera
opuesta es gratificante, sólo queda atravesar un portón algo herrumbrado que en
ocasiones se halla cerrado con alambre para evitar que los animales entren, esta fue una
de las razones por las que se puso el alambrado perimetral ya que es común que por este
lugar deambulen majadas de cabras y algunas vacas.
Anticipando a la vista lo que vendrá, lo primero que se vislumbra es un gran
amontonamiento de piedras de forma cónica armado con rocas sueltas que comúnmente
se conoce como apacheta3. La apacheta da la bienvenida a Pueblo y despierta la intriga de
quien lo visita por vez primera.
4
Una de las cosas que más se destaca de Pueblo son los grandes cardones que se
elevan de la semiplanicie entre plantas espinosas y árboles de algarrobo y de quebracho,
a su vez, esta vegetación se esparce entre construcciones de piedra, algunas veces
naciendo de las mismas paredes.
Las estructuras de piedra se hallan de diferentes maneras: adosadas entre sí,
cerradas y abiertas o formando pasillos y todas agrupadas dejando un gran espacio
abierto hacia el Sur; la impresión que provoca el conjunto es la de un pequeño poblado
abandonado. Inmediatamente después de recorrer el hilo enmarañado de estructuras,
guiados por unos cartelitos indicativos con flechas y algunas descripciones, la vista se
pierde entre los arbustos y el campo que queda fuera del alambrado. Muchas personas
que no conocen el lugar preguntan por dónde seguir suponiendo quizás que debe haber
más estructuras por allí, más pistas sobre el Pueblo Perdido de la Quebrada.
Dada su cercanía a la ciudad y a que es uno de los lugares más publicitados desde
los Organismos de Turismo de Catamarca resulta una importante confluencia de gente,
principalmente grupos de turistas o viajeros que acampan justo al frente, o escuelas en
excursiones recreativas. A su vez, su jurisdicción municipal lo relaciona directamente con
el Museo Adán Quiroga, ámbito desde el cual se recomiendan y organizan visitas guiadas.
Pueblo es también el espacio que eligieron algunas personas, conocidas por los
arqueólogos como “indigenistas”, que llegan al lugar para realizar algunas ceremonias
conmemorando fechas especiales como los solsticios en Junio y en Diciembre o el día de
La Pachamama4 el primer día de Agosto.
A sí mismo desde que el sitio fue puesto en conocimiento de los arqueólogos,
desde la década de 1980 (Kriscautzky, 1993)5, ha sido objeto de sucesivos trabajos de
excavación que prosiguen hasta la actualidad. Hoy en día estas tareas las realizamos
estudiantes de la Carrera de Licenciatura en Arqueología de la Universidad Nacional de
Catamarca, como lo comenté anteriormente, dentro del GEA en el marco de “becas de
trabajo” que brinda la Municipalidad de la Capital y la Provincia de Catamarca. Así como
en mi caso, para muchos de los estudiantes que trabajan en Pueblo ésta se constituye en
su primera “experiencia de campo” dentro de la Arqueología.
5
Pueblo Perdido de la Quebrada en el ámbito de la arqueología disciplinar -desde su
“descubrimiento”- y desde el Estado -mediante Organismos de Turismo Municipal y
Provincial- ha sido edificado como “El Sitio Arqueológico” por excelencia para la difusión
del conocimiento del pasado y así mismo, como un referente de la presencia de
sociedades indígenas en el territorio provincial. Dada esta situación parecería que la
“perspectiva del arqueólogo”6 es la que primara sobre Pueblo, no obstante como lo señalé
al inicio: Pueblo Perdido es principalmente un lugar de confluencia de varias prácticas y
perspectivas.
Debido a cuestiones prácticas, como ya se comentó más arriba, en este trabajo
sólo se abordará la perspectiva representada por los estudiantes de Arqueología que
realizan sus tareas de campo en Pueblo. Se busca indagar el sentido que para ellos tiene
tomar a Pueblo como “sitio arqueológico” en el contexto de los varios actores y la
diversidad de prácticas que más allá de las suyas propias tienen lugar en Pueblo.
Objetivos
En este marco se pretende lograr un acercamiento a las nociones y
representaciones de los estudiantes de arqueología que trabajan en Pueblo en cuanto su
actividad expresa una de las perspectivas posibles de abordaje teniendo en cuenta su
aparente protagonismo. Atendiendo a ello se intentará comprender cómo estos sujetos
conciben las otras prácticas que se realizan en el lugar y cómo ven su propia práctica en
relación a estas.
Estos objetivos forman parte de un interés más amplio que tiene que ver con
comprender las visiones del pasado, lo nativo y lo propio y cómo estas se conciben y se
expresan actualmente suponiendo su valor como formadoras de la imagen que de sí tiene
una sociedad y, a su vez, sobre su perspectiva de futuro7.
6
MARCO TEÓRICO Y METODOLOGÍA DE TRABAJO
Este trabajo se inserta en los debates contemporáneos acerca de la legitimación de
saberes y, asociado a ello, con el planteamiento de nuevas formas de apropiación de la
historia. La temática particular aquí tratada ha sido planteada en trabajos anteriores por
Melian (Ms, 2005) y Fonseca (Ms, 2007), ambos estudiantes de arqueología en el marco
de la Cátedra de Diseño de Investigación de la Licenciatura en Arqueología.
Dado que esta investigación pretende indagar en las concepciones de ciertos
sujetos, la opción metodológica elegida fue la realización de entrevistas no dirigidas que
permitieron enfatizar el punto de vista de los sujetos de la investigación, otorgándoles
libertad para explayarse en sus consideraciones. Esta técnica se complementó con
observación participante pensando a la misma como indisoluble de aquella instancia.
Por observación participante se comprende a una técnica que incluye dos
actividades principales, por un lado la observación sistemática y atenta de todo
acontecimiento que se produzca en torno al investigador, ya sea que éste tome parte o
no de las actividades en cualquier grado que sea, y por otro, la participación formando
parte en las actividades que realicen los sujetos de la investigación (Guber, 2005).
La entrevista es una instancia de observación, registro y participación de sucesos
pasados o presentes y permite contemplar con nueva luz aspectos que de otra manera no
son percibidos por el investigador. Siguiendo a Rosana Guber:
“La entrevista es una de las técnicas más apropiadas para acceder al universo de significaciones de los actores. Asimismo, la referencia a acciones, pasadas o presentes, de sí o de terceros, que no hayan sido atestiguadas por el investigador pueden alcanzarse a través de la entrevista. Entendida como relación social a través de la cual se obtienen enunciados y verbalizaciones, es además una instancia de observación…” (Guber, 2005:203)
Las entrevistas realizadas han sido efectuadas de manera abierta planteando
preguntas generales, intentando que mi propia experiencia ante los sujetos8 minimice
posibles interferencias (Guber, 2001, 2005).
7
Actualmente en Pueblo se encuentran trabajando cinco estudiantes de la
Licenciatura en Arqueología -incluyéndome-, todos –exceptuándome- poseen beca de
trabajo de gestión municipal y se encuentran en dependencia directa con el organismo de
Cultura y Turismo Municipal asociado al Museo Arqueológico Adán Quiroga. Sólo uno de
los estudiantes que trabaja en el sitio lo hace desde hace varios años, mientras que los
demás comenzaron hace unos pocos meses.
Entrevistas y Observación Participante.
Existieron dos situaciones de entrevista, en una de las cuales participaron dos
estudiantes en una suerte de entrevista grupal, aunque originalmente la entrevista estaba
planteada de manera individual. No obstante esto, la conversación resultó en un
encuentro fructífero que finalmente pudo complementarse con la observación
participante y comunicación personal con cada uno de los estudiantes involucrados.
Para la realización de las entrevistas se confeccionó una guía con temas generales,
atendiendo a los objetivos planteados por la investigación. Éstos fueron propuestos en
términos de pregunta que sirvieron de disparador para el desarrollo más específico de las
temáticas en los términos propuestos por los mismos estudiantes. La primera de las
entrevistas fue la más extensa, con una duración aproximada de dos horas, en tanto que
la segunda duró poco más de cuarto de ese tiempo. Las conversaciones fueron grabadas
con MP3. Tanto las entrevistas como la observación participante se realizaron en Pueblo
Perdido de la Quebrada en momentos de descanso entre el horario de trabajo de los
estudiantes.
De las entrevistas realizadas surgieron algunos temas específicos asociados a la
presencia y práctica de ciertos sujetos sobre Pueblo. Es por ello que conforme lo
enunciaron los estudiantes los siguientes subtítulos se relacionan a las categorías
propuestas por ellos.
8
DESARROLLO:
Pueblo como Sitio Arqueológico
Por lo general se asume en el ámbito de la arqueología que el pasado es mudo,
más explícito aún en el sentido de “prehistoria”9 refiere a sociedades que hay que explicar
o interpretar a partir de los vestigios materiales que no perecieron con el paso del tiempo.
En este sentido, el arqueólogo genera herramientas que le permiten “descubrir” o “leer”
cierto tipo de cosas sobre sociedades antiguas10. Entonces se tiene la idea de un “pasado
mudo” y de una disciplina que ha descifrado los códigos por los cuales poder interpretarlo
y finalmente hablar de ello.
En el mundo contemporáneo la Ciencia se erige como un saber privilegiado al
tener la última palabra frente a otros que se desestiman como tales y se les coloca
diversos rótulos que los segrega del ámbito de la veracidad o efectividad científica. Esta
situación respecto a la Ciencia se fortalece en tanto las formas disciplinares que reviste se
institucionalizan en el ámbito social (escuela, universidad, hospitales, oficinas estatales,
etc.) otorgándoles prestigio. En esta misma línea la arqueología no escapa de ello.
Estas ideas en torno a la disciplina se hayan en el imaginario de una sociedad: la
arqueología no comienza con la excavación sino con la imagen que la gente tiene acerca
de qué es la arqueología y qué hace el arqueólogo (Orrantia, 2003). Más allá de las
fantasías y el estereotipo aventurero que Hollywood se encargó de difundir a través de sus
películas, la sociedad educa acerca de la función que esta disciplina -haga lo que haga-
significa.
Este apartado trata sobre la visión que poseen los estudiantes de arqueología
sobre su propia práctica en Pueblo y cómo la interpretan en relación con otras formas de
relacionarse al mismo.
9
Arqueólogos y Guías (el que excava, el que habla)
Si bien los entrevistados guardan particularidades para referirse a Pueblo, todos
ellos lo asocian al pasado. En un caso al preguntar sobre su experiencia en Pueblo obtuve
la siguiente respuesta:
“…es como que estas descubriendo el pasado en cada instante cuando excavas
(…) es una experiencia alucinante en el sentido de poder reconstruir cómo fue el
pasado y que sucedía acá…” (Claudio. PPQ, Nov. 2009)
Al preguntar un poco más sobre esta relación arqueología-pasado se pudo
vislumbrar la idea de que el pasado es parte de la arqueología o bien: “…como que te estás
remontando al pasado gracias a la arqueología…” (Op.cit.)
Claudio es santafesino, hace poco tiempo empezó a trabajar en Pueblo y antes de
eso no tuvo otra experiencia de campo arqueológica aunque actualmente está cursando
las últimas materias de la licenciatura. Su interés es notable -manifestado directamente
por él mismo: “… [Excavar en Pueblo] es más o menos lo que siempre soñaste hacer…” y es
quién está más predispuesto a realizar “guías” a las escuelas y visitantes que llegan a
Pueblo.
El día en que realizamos la entrevista había comenzado con la visita de dos
escuelas y tuve oportunidad de escucharlo mientras realizaba una de las guías. Cecilia,
otra compañera de excavación a quién referiré enseguida, renegaba porque los niños de la
escuela se ponían a levantar piedras de las estructuras y las maestras no hacían nada al
respecto. Claudio describió las estructuras de Pueblo: las técnicas constructivas, su posible
función, la forma que se estima habrían tenido y finalmente se dedicó a responder las
preguntas de los chicos, pero antes de despedirse de la escuela les realizó un par de
preguntas a los niños que aún lo observaban atentos y que trascribo seguidamente más o
menos como fue desarrollada:
10
‘-Claudio: ¿Ustedes saben de quién es este sitio?
-A lo que los niños responden: De los indios.
-Claudio afirma y continúa: Sí, era de los indios. Y hoy día: ¿Ustedes saben de
quién es?
-Los niños no responden, por lo que Claudio señala: Esto es nuestro.’
Los estudiantes becados que trabajan en Pueblo tienen a su cargo la tarea de
excavación pero en ocasiones, a pedido del organismo municipal del que dependen,
realizan guías a ciertos grupos –por lo general escuelas. No obstante no todos los becados
se encuentran animados de la misma manera para realizarlas, en este sentido Claudio es
prácticamente el “guía oficial” del grupo.
Un caso diferente lo presenta Cecilia quien aun habiendo obtenido la beca en
Pueblo mucho más recientemente que Claudio ya tenía experiencias previas en las tareas
de campo arqueológicas, inclusive en el mismo Pueblo. Cecilia no ha realizado ninguna
guía hasta el momento.
La entrevista con Cecilia se llevó a cabo un mes antes que la realizada con Claudio y
en aquella oportunidad también participó Cristian, quien tiene más “antigüedad” entre los
becados. Ésta se desarrolló en Pueblo la misma mañana en que Cecilia tuviera
oportunidad de presenciar una “visita” realizada por un guía municipal, momentos antes
que Cristian y yo arribáramos a Pueblo. Por esta circunstancia los temas tratados en la
entrevista se articularon en un principio a este episodio y la presencia de los guías en
Pueblo.
Cabe tener presente que el reconocimiento de esta actividad de “guía”, por parte
de los estudiantes entrevistados, presenta diferencias respecto éstas sean realizadas por
ellos, que excavan en Pueblo, o por los guías municipales. Las concepciones que poseen
acerca de éstas arrojan un poco de luz sobre la práctica de los guías, y la suya propia.
11
Más arriba se mencionó que no todos los becados tienen la misma predisposición a
realizar guías, Cecilia dice que eso no le gusta aunque aclara que no significa una falta de
interés de su parte:
“…a mi no me gusta hablar en frente de la gente pero no quiere decir que, por ejemplo, sí
estuviéramos hablando así… en una charla… que se yo… éste… no les diría, o no les
contaría lo que es trabajar en Pueblo, lo que… aprendo, lo que sé… (…) [Para hacer guías]
yo no sería buena… así, porque tiene que ver con mi persona, con como soy yo, pero no es
que no me interese…” (Cecilia, PPQ Oct. 2009)
Cecilia es de la ciudad de Catamarca y considera su trabajo en Pueblo como algo
que siempre quiso hacer, de hecho antes de estar becada había participado de
excavaciones del GEA y de algunas tareas de laboratorio del mismo proyecto. Cuenta que
a pesar de haber tenido oportunidad de “salir al campo” con otros equipos de
investigación (Antofagasta de la Sierra en la Provincia de Catamarca) y haber recorrido
lugares que le gustaron mucho. Su interés principal estuvo siempre en trabajar en su
ciudad natal y particularmente en Pueblo, dado que -según explica- está muy cerca del
ámbito urbano, y ya lo había visitado varias veces antes de ingresar a la carrera.
No obstante su especial interés por trabajar en Pueblo, Cecilia manifiesta sentirse
incomoda ante la posibilidad de realizar guías, ya que no se cree preparada, interpretando
esta tarea con mucha seriedad, como “una presión”, en palabras suyas.
En ocasión de esta entrevista, como se mencionó anteriormente, había tenido
lugar una “visita guiada” que Cecilia tuvo oportunidad de observar en parte. Según su
relato, escuchó decir al Guía en momentos finales del recorrido -sector actualmente en
excavación- que allí se habrían encontrado algunos cuerpos porque era un lugar de
enterratorio y que al oírlo, aun sabiendo que no decía cosas ciertas, no intervino.
Cecilia y el resto de los estudiantes de arqueología que trabajan en Pueblo se
encuentran excavando la Unidad XXV que correspondería al “área ceremonial” del
12
conjunto. Por estar levemente elevada y carecer de las estructuras “más típicas”11 se ha
supuesto una función diferente a las llevadas en aquellos sectores más bajos, por lo
general asociados a actividades de subsistencia y producción de algunos artefactos
(Acuña, 2008)12, sin embargo ésta es la primera excavación que se realiza en tal sector por
lo que los elementos que se tienen aun son escasos y no han terminado de procesarse. No
obstante en este sector no se observaron restos humanos y, en general de las
excavaciones anteriores, tampoco ha sido el hallazgo más común ni hay un área atribuible
1 Término que refiere a los fragmentos de alfarería prehispánica generalmente dispersos en superficie. Actualmente aun pueden visualizarse en algunos sectores de la ciudad, especialmente en descampados donde faltan construcciones.
2 Esta investigación se guía por los requerimientos establecidos en la Cátedra de Etnografía General -Licenciatura en Arqueología de la Universidad Nacional de Catamarca- y por ello se ajusta a los tiempos académicos considerándose más pertinente el abordaje de estos sujetos al anticipar un acceso a campo más inmediato.
3 La palabra “apacheta” viene del aymara y generalmente se atribuye a los pueblos andinos. En la Puna y los pueblos del oeste provincial (Valles Calchaquíes, Valle de Hualfín) se pueden observar en algunos puntos altos al costado de los caminos. Asociada al culto de la “madre tierra” se realizan ofrendas de diversos elementos como hojas de coca, alcohol o cigarrillos, entre otros; en estos puntos los viajeros deben depositar una roca para aliviar su travesía y tener un buen viaje. Es interesante notar que en las entrevistas y observación participante realizada los estudiantes referían a la misma con este término pero no podían asegurar de donde habían tomado esta designación, a su vez afirmaron desconocer desde cuando esta construcción se encuentra en Pueblo. De hecho este amontonamiento de piedras es bastante reciente. Según los dichos de arqueólogos que trabajaron en Pueblo habría sido ideado por “el grupo de indigenistas”.
4 El culto a la Pachamama o la “madre tierra” se atribuye a los pueblos andinos. El primero de Agosto se auspicia una ceremonia en la que se abre un pozo en la tierra -que representaría la boca de la pachamama- en el que se depositan diferentes ofrendas pidiendo un año benigno. Es un rito asociado al calendario agrícola.
5 Las investigaciones arqueológicas en Pueblo Perdido de la Quebrada se inician desde la década del 1980 por el Dr. Néstor Kriscautzky y un equipo conformado por los egresados de la recientemente creada Escuela de Arqueología. El reconocimiento del lugar se llevó a cabo en el marco de una serie de prospecciones encargadas por la Subsecretaria de Turismo de Catamarca para el ámbito del Valle de Catamarca.
6 Se problematiza la perspectiva disciplinar desde la Arqueología sobre Pueblo en tanto los arqueólogos (desde las prácticas de campo) se presentan con una suerte de “rol protagónico” enmarcados en la institucionalización de su práctica (por medio de la Universidad y los Organismos de Turismo Estatales).
7 Tomo la noción planteada por Alejandro Haber en su trabajo sobre la historiografía de la Arqueología de Catamarca entre 1875 y 1900, acerca del rol formador de esta disciplina para la sociedad: “La arqueología, en tanto discurso de la sociedad acerca del tiempo anterior a si misma (prehistoria), guarda relación con las imágenes que de sí tiene la sociedad. La arqueología provee una demarcación histórica a la autocomprensión nacional. En tanto demarcador la arqueología constituye un terreno denso de significación y urgente determinación” (1994: 31).
13
a enterratorios. Por ello es fácil comprender que Cecilia se mostrara disconforme con el
Guía y haya manifestado la necesidad de intervenir aunque no encontrara oportunidad de
hacerlo.
“...Sí tenemos la oportunidad de decirles: ‘no, no se encontraron’ (…) [episodio
con el Guía]…Yo no dije nada ¿Me entendés? Sabiendo que no era así, pero
porque también… no estaba dentro de la conversación ¿Me entendés? Es más,
hasta yo misma me quedé ahí parada viendo cómo… escuchando y viendo cómo…
cómo el Guía éste les hablaba… ¿Me entendés? Yo no tenía participación ahí ¿Por
qué hablarle y corregirle a alguien sí… no tenía… participación ahí? ” (Cecilia, PPQ
Oct. 2009).
En otra oportunidad Cecilia se refirió a esta no-intervención como “la parte
egoísta” [¿del Arqueólogo?] e intentó explicarlo diciendo -un poco en broma- que: “es el
poder (ríe) de saber que sabes algo, que los otros no saben…” (Op.cit.). No obstante ese
“poder” que guardaría “el saber algo” no es exclusivo del que investiga o realiza la tarea
de campo y tampoco dependería exclusivamente del que sabe sino de otras circunstancias
8 Los estudiantes de arqueología que trabajan en Pueblo se vinculan con mi persona en un doble sentido: en tanto compañeros de carrera y en tanto compañeros de trabajo. Quise que mi propia posición frente a la temática planteada no interfiriera con sus concepciones propias por lo que opte por la realización de entrevistas abiertas no dirigidas.
9 En algunas universidades la Arqueología se enseña como Prehistoria refiriendo a sociedades ágrafas previas al empleo de la escritura tal como la conocemos hoy día.
10 Partiendo de una reflexión similar Shanks y Tilley (1987) señalan que la Arqueología revisa la serie de objetos y eventos que expresan el pasado en una especie de desfile de imágenes frente al arqueólogo que es el único capaz de poder observarlas. En última instancia lo que se quiere destacar con estos comentarios es el hecho de que se han edificado diversos mecanismos alegórico-argumentales -implícita o explícitamente- para acreditar la autoridad de esta disciplina frente al campo específico del pasado.
11 Este sector posee algunas estructuras de tamaño mayor que las distribuidas en el sector menos elevado según permiten observar las paredes a penas esbozadas sobre la superficie del terreno y algunas hileras de piedras que aquí se hacen más notorias.
12 Gabriel Acuña, 2008. Tesis de Licenciatura defendida en 2008, aún inédita. Ver bibliografía.
14
que den el espacio de participación. Ella dice además que para hablar “frente a veinte
personas” hace falta tener “porte”, entonces ese “poder” no tiene que ver simplemente
con saber qué decir, sino también con saber cómo decirlo, por lo que sería también
patrimonio del Guía, del que comunica, del que habla.
Cristian, quien formaba parte de la entrevista, opinaba que “la culpa de que pasen
esas cosas” (por el episodio con el Guía) en parte es “nuestra”, ya que siempre se
encuentran “excusas” para no hablar ante los visitantes.
“…Siempre tenía la excusa… decía: ‘no, a mi no me… yo estoy acá para excavar’,
digamos, una cosa así… ‘que hagan las guías otros, a mi no me pagan por eso’ (…)
pero después… o sea… te das cuenta y me doy cuenta de que… que las cosas no
son así, que es culpa nuestra, es culpa mía… de que la gente venga, que venga
cualquiera y no… no se vaya con algo…” (Cristian, PPQ Oct. 2009)
Cristian y Cecilia señalan que la responsabilidad es también de la formación de los
guías, no bastando –según Cristian- que sepan cómo hablar delante de la gente o del
carisma que posean, sino que además deben informarse sobre lo que están diciendo.
Destacan que no vieron ni a un sólo estudiante de Turismo en Pueblo (Cecilia, PPQ Oct.
2009). Asimismo, ambos reconocen la falta de comunicación entre el arqueólogo que
excava y el guía que cuenta lo que sacaron, sugiriendo que deberían hacerse reuniones
entre estudiantes de esas carreras.
“…yo le preguntaría a alguno de turismo [sí lo que dice] es realmente lo que piensa o
qué es lo que realmente sabe de Pueblo, porque más allá de que vos vengas y digas
un discurso todos los días (…) vos después te la terminás creyendo que es así (…)
[Les preguntaría:] ‘¿Vos realmente pensás que lo que estas diciendo, es así o qué es
lo que crees que puede llegar a ser?’(…) a mi me resultaría particularmente
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interesante sí alguna vez, no sé, se podrá hacer una jornada con los chicos de
turismo, de historia, de arqueología, algo que estemos vinculados (…) estaría bueno
saber qué es lo que realmente piensan o cómo es la formación de ellos, cuáles son
las materias que ellos siguen… podemos intercambiar cosas que nosotros no
sabíamos o que ellos no saben… ” (Cecilia, PPQ Oct. 2009)
Los chicos observan que a diferencia de ellos, los guías parten de una formación
que privilegia el aspecto económico de Pueblo (enfocada al turismo), en el sentido de
lograr que la gente que lo visita quede fascinada, les llame la atención, y “dejen plata…”.
En este sentido, Claudio cuenta que una vez escuchó a unos guías decir que en Pueblo lo
único que se hacía era consumir cebil y que “vivían drogados”, afirmando que “…esos [los
guías] cuentan otra historia (…) porque tenés que fascinar a la gente (…) eso es el
turismo… Está todo especialmente diseñado para que vos ‘descubras’ y dejes plata.”(Nov.,
2009). De otro lado, las tareas que estarían realizando los estudiantes becados tendrían
más que ver con lograr el interés de la gente a un nivel en el cual Pueblo, como sitio
arqueológico, sirva de aprendizaje de la historia, ‘aprendizaje’ e ‘historia’ que se piensan
diferentes al que ofrecerían las escuelas.
Para Claudio hacer Arqueología en Pueblo y hablar sobre lo que se encuentra allí -
realizar las visitas guiadas- es una forma que se relaciona con conocer “nuestra historia”, y
así mismo, con una forma de “apropiarse del pasado”.
Los Visitantes: Escuelas y Turistas
Cuando estaba desarrollando la entrevista a Cecilia y Cristian uno de ellos
manifestó que Pueblo es un lugar exclusivamente para mostrar: exhibir restos
arqueológicos y exhibir a los arqueólogos trabajando, con un objetivo turístico carente de
un compromiso real con su conservación y con un objetivo educativo que es lo que le
faltaría. Más tarde les pregunté sobre la gente que llega a Pueblo de “visita”:
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-Cecilia: “…La predisposición de la gente para venir acá a Pueblo es infinita…”
-Cristian: “Claro, y eso también es lo que lo hace interesante de alguna manera, un
montón de gente que viene en cualquier época del año (…) a la mañana, de día, de
noche, se quedan a dormir acá… hay que ver digamos cómo va a influir cuando esté
esto… cerrado y se cobre entrada, cómo va a empezar a ser visto el sitio ya... por ahí
ya es visto solamente como un lugar, bah… no sé… turístico, como algo que es,
digamos, para los de afuera (…) Yo creo que tiene que estar abierto esto, de que una
vez que la gente se de cuenta que esto es nuestro, lo van a terminar… que es de
ellos, que forma parte, o sea no sé que se den cuenta o que sientan que forma parte
de su historia, digamos, no van hacer falta ni zarandas, ni personas que cuiden, ni
guardias, o sea esto va a estar bien…”
Con respecto a los escolares que asisten en visitas junto a docentes y compañeros
consideraron que llegan a Pueblo prácticamente ‘de casualidad’ porque está cerca del
camping en el que suelen reunirse. Cecilia y Cristian aprecian en las guías realizadas que a
los docentes pareciera no importarles que los alumnos no presten atención y ‘anden
corriendo por todos lados destruyendo el sitio’. A su vez comentan que la mayoría de los
docentes que llegan con grupos de alumnos son de materias asociadas a las Ciencias
Naturales o de Educación Física, interpretando que ven a Pueblo como ‘algo más del
paisaje’.
En un principio se comentó que cada uno de los estudiantes se reserva
particularidades con respecto a Pueblo, estas tienen que ver con las motivaciones
individuales asociadas a su experiencia en la carrera y en Pueblo, así como a diversas
circunstancias vividas. No obstante lo común a todos ellos es la relación que establecen
entre Pueblo, como un símbolo del pasado, la Historia y un sentimiento de pertenencia.
Todos ellos coinciden en señalar que existe una desvinculación con respecto a los aspectos
locales y particularmente al pasado aborigen que vendría desde la educación de los
propios escolares que llegan en las visitas, hasta de el ámbito más general de los medios
de comunicación que esparcen una imagen reforzando el privilegio de ‘lo de afuera’.
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Claudio sostiene que esa imagen ha sido funcional a un grupo privilegiado que fue
subsumiendo lo local a ciertos intereses que en primer momento favorecieron el
crecimiento económico y político de Europa. A este respecto relata su experiencia
personal con relación a la educación que le brindaron en la escuela primaria:
“…a mi de chico me enseñaban que a los indios había que matarlos, me enseñaban eso en
la escuela primaria, que bueno, que nosotros éramos europeos y que teníamos que dejar
de lado al salvaje, al indio para venir nosotros (…) hace 100 o 150 años que se viene
repitiendo la misma historia de que nosotros les exportamos la materia prima y ellos nos
traen los productos (…) eso es lo que tenemos que cambiar (…) y tenemos que
apropiarnos…”(Claudio, PPQ Nov. 2009)
En otra parte había señalado también que “…en definitiva estamos en la tierra de
ellos y nosotros somos… es como han dicho varios folkloristas, nosotros somos los indios de
ahora” (Op.cit.)
Los otros: Hippies
Hasta aquí se pudo ver que los principales sujetos interpretados en relación a
Pueblo y los mismos estudiantes de arqueología que allí trabajan están asociados al
ámbito del turismo y la educación. No obstante aun existen otras prácticas que los
estudiantes reconocen pero no pueden comentar más que superficialmente ya que, según
su perspectiva, no tienen conocimientos suficientes para hablar de ellas.
“…Ellos vienen… [Los ‘hippies’] yo tampoco conozco mucho como es la cultura,
porque yo supongo que deben tener una forma de ver esto que los otros no
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tienen (…) Supongo que se sienten identificados porque sino no vendrían el
primero de Agosto a darle de comer a la tierra, a la Pacha…” (Cecilia, PPQ Oct.
2009).
Grupos indígenas y rituales modernos
Al final de las entrevistas pregunté por el amontonamiento de piedras (la
apacheta) cerca del acceso a Pueblo, contexto en que, para uno de los casos, surgió la
anécdota de uno de los estudiantes cuando se llevó a cabo el TAAS13, en esa ocasión
‘subieron a Pueblo miembros de las comunidad indígenas que habían sido invitados, junto
con algunas eminencias’ distinguiéndose estas últimas de los primeros porque ‘las
comunidades indígenas que subieron lo hicieron con sentimiento’. En frente de la
‘apacheta’ los miembros de las comunidades indígenas pronunciaron unas palabras,
dejaron algunas cosas como ofrenda y ‘corpacharon’.
“…yo tengo entendido que la apacheta es para pedirle permiso [¿a quienes vivían en
Pueblo?, ¿a Pueblo?] para ingresar al lugar… yo no se quién la hizo… quién habrá
empezado a poner las piedras o… no porque al principio no estaba…” (Cecilia, PPQ
Oct. 2009).
“La vi siempre acá… Me gusta porque como que te das cuenta que esta vivo, que por
ahí ves la piedra que se cae, la ves tirada, algunos la patean, después ves que está
ahí arriba (…) o sea, te das cuenta que hay gente que sube… como que no está…
esta vivo el sitio de alguna manera…” (Cristian, PPQ Oct. 2009)
13 Se refiere al IV Taller de Teoría Arqueológica en América del Sur desarrollado en Catamarca el año 2007.
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“La apacheta es una tradición nueva que se ha incorporado (…) la hicieron los
arqueólogos, creo… bah no sé…” (Claudio, PPQ Nov. 2009)
Claudio escuchó que a Pueblo suben otras personas (además de Guías, turistas y
escolares), pero no sabe nada de ellos y nunca los vio; vendrían a realizar rituales por algo
‘que leyeron o vieron en la tele’ y “se engancharon, se apropiaron de algo… y está bien”
(PPQ Nov. 2009).
CONCLUSIONES
Este trabajo se planteó indagar las nociones de los estudiantes de arqueología que
trabajan en Pueblo Perdido de la Quebrada (Catamarca) respecto a su propia práctica en
el lugar y en relación a otras. Se comenzó argumentando que “Pueblo” resulta un lugar de
múltiple significación, dado que en él hay diversas prácticas manifiestas. El punto de
partida era explicitar las concepciones de los estudiantes de arqueología que trabajan en
el lugar, asumiendo que esta sería la perspectiva privilegiada.
Se pudo observar que los estudiantes interpretan la labor del arqueólogo como
forma prioritaria para acercarse al pasado de una manera correcta, en el sentido de ‘no
mentir a la gente y ofrecerles algo’. Desde un primer instante los estudiantes plantearon
su actividad como un diálogo o en articulación a otras prácticas: El conocimiento que
construyen es un aporte a la historia local y debe ser instrumento de conciencia y
aprendizaje. En este plano las relaciones más notables se observaron con los guías y las
escuelas y otros visitantes, tratando sobre otras prácticas muy superficialmente (hippies,
grupos indígenas, etc.).
Pueblo se concibe como sitio arqueológico porque refiere al pasado: el pasado que
estaría ‘ahí, enterrado’ y que quedaría por ‘descubrir’. No obstante el arqueólogo formado
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en las técnicas de “descubrimiento” construye el conocimiento sobre el pasado desde una
perspectiva presente, su interpretación. Por más que se observe esto último, el
reconocimiento de otras prácticas como formas de contar la historia (desde el presente)
no es tenido en cuenta más que como hecho anecdótico.
La idea que se rescata de estas observaciones es que habría contextos que
autorizan a determinadas personas, digan lo que digan o hagan lo que hagan, aun en
contra de la opinión de otros, a actuar de una cierta manera; asociadas a formas
“correctas”, institucionalizadas, de obrar: los estudiantes de arqueología que excavan
pueden contar sus experiencias en Pueblo, una vez que se reciban podrán contar la
historia de Pueblo, los guías que llevan turistas pueden hablar sobre Pueblo, estarían
formados para comunicar, no obstante la información, el conocimiento o el “saber qué
decir” debe estar mediado por el arqueólogo que investiga.
Mariana Deolinda Barrionuevo
San Fernando del Valle de Catamarca, Diciembre 2009
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NOTAS
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