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1 TEMA 10. EL ESPACIO RURAL Y LOS CONDICIONANTES DE LA ACTIVIDAD AGRARIA EN ESPAÑA. ÍNDICE: 1. INTRODUCCIÓN. 2. CONDICIONANTES DE LA ACTIVIDAD AGRARIA EN ESPAÑA. 3. USOS Y APROVECHAMIENTOS AGRARIOS. 4. LOS NUEVOS USOS Y FUNCIONES DEL ESPACIO RURAL. 5. DOMINIOS Y PAISAJES AGRARIOS. 1. INTRODUCCIÓN. La Geografía Rural es una rama de la Geografía Humana que se ocupa del estudio del espacio rural. El espacio rural se corresponde como un espacio que engloba el paisaje natural, o saltus; el paisaje humanizado, o hábitat; y el paisaje agrario o ager. El conjunto de estos elementos integran el espacio rural que debe distinguirse del espacio agrario como aquél en el que predominan las tareas agrícolas y ganaderas. 2. CONDICIONANTES DE LA ACTIVIDAD AGRARIA EN ESPAÑA. Son los agentes que influyen y modifican los diferentes elementos que intervienen en el espacio agrario. Podemos clasificarlos en condicionantes físicos y humanos. 2.1. Los condicionamientos físicos de la actividad agraria. Los condicionamientos físicos son los factores del medio natural que repercuten en la actividad agraria. Son fundamentalmente tres: el relieve, el suelo y el clima. 2.1.1. El relieve. z La altitud: La elevada altitud es uno de los factores negativos para la práctica de la agricultura en España. La altitud repercute en el clima, aumenta las precipitaciones y disminuye la temperatura con la altitud. De esta forma, el gradiente térmico vertical, el descenso de la temperatura a razón de 6ºC por cada 1.000 metros repercute negativamente para la práctica agrícola, sobre todo, considerando la elevada altitud media de España y la existencia de sistemas montañosos en los que la práctica agrícola es marginal. z La pendiente: La pendiente o inclinación de las laderas también repercute en la práctica agrícola. Una elevada pendiente, como ocurre en las zonas montañosas de España, repercute negativamente para la práctica agraria, mientras que las zonas llanas son más favorables para la práctica agrícola. z La orientación de las laderas: las laderas orientadas a solana, al Sur, reciben mayor insolación por lo que son más propicias para la práctica agrícola. Las laderas orientadas a umbría, esto es, al Norte, son menos óptimas para la práctica agrícola por recibir menos insolación (menos horas de sol). A su vez, la orientación de las laderas repercute si la ladera está orientada de cara al viento (barlovento) o de espaldas al viento (sotavento). Esto es, el efecto foehn, permite que las laderas orientadas al Oeste, reciban más precipitaciones que las laderas orientadas al Este, puesto que reciben menos precipitaciones. Esto hace que el S.E. Peninsular, al estar orientado a sotavento, tenga más aridez. No obstante, el ser humano ha superado esta limitación física con la técnica, al incorporar el regadío, o aporte artificial de agua al riego.

12. el espacio rural. los condicionantes de la actividad agraria en españa. uso y aprovechamientos agrarios. la influencia de la política agraria común. nuevos usos y funciones

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TEMA 10. EL ESPACIO RURAL Y LOS CONDICIONANTES DE LA ACTIVIDAD AGRARIA EN ESPAÑA.

ÍNDICE:

1. INTRODUCCIÓN.

2. CONDICIONANTES DE LA ACTIVIDAD AGRARIA EN ESPAÑA.

3. USOS Y APROVECHAMIENTOS AGRARIOS.

4. LOS NUEVOS USOS Y FUNCIONES DEL ESPACIO RURAL.

5. DOMINIOS Y PAISAJES AGRARIOS.

1. INTRODUCCIÓN. La Geografía Rural es una rama de la Geografía Humana que se ocupa del estudio del espacio rural.

El espacio rural se corresponde como un espacio que engloba el paisaje natural, o saltus; el paisaje humanizado, o hábitat; y el paisaje agrario o ager. El conjunto de estos elementos integran el espacio rural que debe distinguirse del espacio agrario como aquél en el que predominan las tareas agrícolas y ganaderas.

2. CONDICIONANTES DE LA ACTIVIDAD AGRARIA EN ESPAÑA.

Son los agentes que influyen y modifican los diferentes elementos que intervienen en el espacio agrario. Podemos clasificarlos en condicionantes físicos y humanos.

2.1. Los condicionamientos físicos de la actividad agraria. Los condicionamientos físicos son los factores del medio natural que repercuten en la actividad agraria. Son fundamentalmente tres: el relieve, el suelo y el clima. 2.1.1. El relieve.

La altitud: La elevada altitud es uno de los factores negativos para la práctica de la agricultura en España. La altitud repercute en el clima, aumenta las precipitaciones y disminuye la temperatura con la altitud. De esta forma, el gradiente térmico vertical, el descenso de la temperatura a razón de 6ºC por cada 1.000 metros repercute negativamente para la práctica agrícola, sobre todo, considerando la elevada altitud media de España y la existencia de sistemas montañosos en los que la práctica agrícola es marginal.

La pendiente: La pendiente o inclinación de las laderas también repercute en la práctica agrícola. Una elevada pendiente, como ocurre en las zonas montañosas de España, repercute negativamente para la práctica agraria, mientras que las zonas llanas son más favorables para la práctica agrícola.

La orientación de las laderas: las laderas orientadas a solana, al Sur, reciben mayor insolación por lo que son más propicias para la práctica agrícola. Las laderas orientadas a umbría, esto es, al Norte, son menos óptimas para la práctica agrícola por recibir menos insolación (menos horas de sol). A su vez, la orientación de las laderas repercute si la ladera está orientada de cara al viento (barlovento) o de espaldas al viento (sotavento). Esto es, el efecto foehn, permite que las laderas orientadas al Oeste, reciban más precipitaciones que las laderas orientadas al Este, puesto que reciben menos precipitaciones. Esto hace que el S.E. Peninsular, al estar orientado a sotavento, tenga más aridez. No obstante, el ser humano ha superado esta limitación física con la técnica, al incorporar el regadío, o aporte artificial de agua al riego.

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2.1.2. El clima.

La insolación: el número de horas de sol, que es máximo en el sur peninsular son más favorables para la práctica agrícola, mientras que, la menor insolación de las áreas montañosas y la franja cantábrica repercute en una práctica menos favorable para la agricultura.

La temperatura: las plantas necesitan una temperatura óptima para desarrollarse. Las heladas, temperaturas por debajo de 0ºC afectan negativamente a los cultivos. Estas heladas son relativamente frecuentes en el interior peninsular, y, muy raras o ausentes en las costas peninsulares y en los archipiélagos balear y canario, lo que favorece a los cultivos, al ser las temperaturas menos extremas que el interior y con ausencia de heladas.

Las precipitaciones: Al mismo tiempo, para la realización de la fotosíntesis, las plantas necesitan, no solo luz y calor, sino también ciertas precipitaciones. La escasez e irregularidad de las precipitaciones del clima mediterráneo español, dificultan la práctica agrícola, que el Hombre ha superado mediante la introducción de la práctica del regadío, esto es, el aporte artificial de agua para los cultivos.

Agentes atmosféricos adversos: son fundamentalmente las regiones de elevada torrencialidad, lluvias intensas, en poco tiempo, que producen destrozos en la agricultura. Constituye un factor negativo también el granizo, el pedrisco (granizo de tamaño mayor que los granos de hielo). Estos agentes atmosféricos adversos se relacionan con fenómenos de gota fría, relativamente frecuentes en la franja mediterránea, sobre todo en otoño.

2.1.3. El suelo.

La litología marca de manera profunda los suelos. Una litología caliza genera suelos poco evolucionados y básicos. Una litología silícea, en la mitad occidental de la Meseta, sobre el antiguo Macizo Hespérico, deriva en suelos pobres, poco aptos para la agricultura (de Sierra Morena a Zamora). Los suelos arcillosos se extienden por las depresiones del Ebro y del Guadalquivir, las llanuras litorales mediterráneas y las cuencas sedimentarias castellanas. Estas zonas, son más aptas para la práctica de la agricultura, al ser fruto de la sedimentación de los ríos peninsulares, localizándose en ellos las principales zonas de cultivo de España (Huerta valenciana y murciana, valle del Guadalquivir, del Ebro, etc.). Los suelos volcánicos del archipiélago canario son suelos de difícil aprovechamiento agrícola, sobre todo, en los malpaíses. 2.1.4. La cubierta vegetal. El grado de cubierta vegetal también repercute en los cultivos, puesto que de la descomposición de la materia orgánica, animal o vegetal, se produce el humus, o materia orgánica de los suelos. Unos suelos ricos en humus, son más fértiles y más aptos para la agricultura, en cambio, unos suelos donde no haya cubierta vegetal o ésta sea muy pobre, como en las zonas de clima árido, genera suelos más pobres, y requieren la intervención humana (utilización de fertilizantes y abonos para superar la limitación del medio natural). 2.2. Los condicionamientos humanos de la actividad agraria. 2.2.1. Factores demográficos. Para la puesta en cultivo de las tierras es preciso que se den dos condiciones: o que haya una abundante población agraria, o que ésta se reduzca a costa de la mecanización. En este sentido, España contaba con una abundante población agraria hasta fechas no demasiado lejanas en el tiempo. En 1900, la población activa agraria en España representaba el 70% de la población. Era una sociedad agraria y de técnicas arcaicas que precisaba abundante mano de obra. El descenso se produjo a partir de la industrialización del país, sobre todo a partir de los años sesenta. La

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concentración parcelaria llevada a cabo por el INC y el IRYDA, unido a la aplicación de modernas técnicas de cultivo, aceleró el éxodo rural hacia las ciudades en el período de 1959 a 1975. Se produjo, por tanto, un trasvase de empleos del sector agrario al sector industrial y de servicios y, en consecuencia, la población activa agraria se redujo vertiginosamente, hasta alcanzar a solo el 7% de la población activa en los últimos años del s. XX. Aunque, en general, la mano de obra en el sector agrario, es pequeña en todas las comunidades autónomas, la situación varía mucho, de las regiones más desarrolladas, como Madrid o el País Vasco, Cataluña, Comunidad Valenciana y los archipiélagos balear y canario, donde no llega al 4% de la población activa, mientras que en Extremadura, Murcia, Andalucía, Galicia y ambas Castillas, se supera ampliamente el 7% (véase mapa).

2.2.2. Factores jurídicos. Como factores jurídicos hablamos de aquéllos factores que, por el estatus jurídico de la tierra, repercute en la práctica agraria. En este sentido, podemos hablar de la estructura de la propiedad, que puede ser gran propiedad, y la pequeña propiedad. La gran propiedad agraria, de más de 100 has. Predomina en la Andalucía del Valle del Guadalquivir, así como en Castilla-La Mancha y Extremadura, esto es, en el Sur peninsular. El origen del predominio de la gran propiedad arranca de la Reconquista, cuando, a causa de los Repartimientos, en el caso de Andalucía, se apropiaron de grandes tierras los nobles que participaron en la reconquista. Esto produjo el problema agrario, esto es, el predominio de grandes propietarios, una oligarquía terrateniente que empleaba una mano de obra abundante y barata: el “señorito andaluz” practicaba una agricultura de baja inversión económica y con mano de obra eventual, fundamentalmente, los jornaleros del campo andaluz, que quedaba sumido en la pobreza y en trabajos temporales. Hoy día, la situación no es igual, las propiedades se han modernizado, el excedente de mano de obra ha emigrado del campo a la industria y a los servicios por el trasvase de empleos que originó el éxodo rural y, ya no es tan clara la asociación entre tamaño de la propiedad y un uso extensivo de la tierra. Frente al Sur, en el norte

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peninsular prevalece la pequeña propiedad, de menos de 10 has. Predomina en Galicia, pero también en la cornisa cantábrica y en Castilla León, así como en la Comunidad Valenciana y Canarias.

Junto al régimen de propiedad, en la estructura agraria es necesario considerar el régimen de tenencia, esto es, quién explota la tierra. Cuando el propietario es quien explota la tierra, el jefe de explotación, hablamos de régimen de tenencia directo. En cambio, cuando el propietario cede el usufructo (el uso y disfrute de la tierra) a un jefe de explotación o empresario, hablamos de régimen de tenencia indirecto, que puede ser o arrendamiento o aparcería. El arrendamiento es un régimen de tenencia indirecto de la tierra en la que el arrendador cede el usufructo de la tierra al arrendatario a cambio de un alquiler o renta fija. En cambio, la aparcería es un régimen de tenencia indirecto de la tierra en la que el aparcero cultiva la tierra y entrega una parte del beneficio obtenido al propietario, quien también proporciona al aparcero una parte de los aperos de labranza para el cultivo de su tierra. Una explotación no es lo mismo que una propiedad. Una gran explotación o latifundio, puede estar formada por pequeñas propiedades que son dirigidas por un mismo jefe de explotación. Al mismo tiempo, una pequeña explotación, o minifundio, puede estar dentro de una gran propiedad, ser cultivada por distintos jefes de explotación que administran la gran propiedad. 2.2.3. Factores económicos y técnicos. Los factores económicos y técnicos están íntimamente relacionados: mientras en España predominó el subdesarrollo económico, no existían recursos económicos para la modernización agraria, se empleaban medios técnicos limitados y la agricultura era arcaica. Conforme se produjo la modernización de la actividad agraria por el mayor desarrollo económico del país, España dejó de ser un país rural y agrario para convertirse en un país industrial y de servicios y urbano. A cambio, la agricultura española se ha modernizado, al disponer de mayores recursos económicos, utiliza mayores medios técnicos, que incluyen la extensión del regadío, el empleo de plaguicidas, herbicidas y fertilizantes en el campo, y la selección de semillas (biotecnología). Por otra parte, fruto de la incorporación de las tecnologías al campo español, se están introduciendo nuevos cultivos como los transgénicos, y nuevas técnicas, como los cultivos bajo plástico o de invernadero,

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los enarenados y los cultivos hidropónicos, que alcanzan alto valor en el mercado.

2.2.4. Factores políticos. Las medidas tomadas por los poderes públicos tienen importantes repercusiones en el espacio rural y la estructura agraria. Podemos hablar de dos momentos: una anterior a la PAC (Política Agrícola Común) y otra posterior a la PAC. En plena dictadura, España contaba con el lastre del problema agrario, tanto por el latifundismo extensivo como el excesivo minifundismo o atomización de las parcelas agrarias. Para el proceso de excesivo latifundismo, se creó, tras la Guerra Civil, el INC (Instituto Nacional de Colonización), para facilitar el acceso a la propiedad de pequeños campesinos y jornaleros. Posteriormente, el INC se fusionó con el Servicio de Concentración Parcelaria y se creó el IRYDA (Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario), que tenía como función combatir el minifundismo. La concentración parcelaria, unida a la mecanización de las labores del campo, agudizó aún más, si cabe, el éxodo rural de los años sesenta y setenta con destino a las ciudades, produciendo una reducción acelerada de la población activa agraria en España. Con la llegada de la democracia, la labor del IRYDA fue transferida a las comunidades autónomas, y, con el ingreso de España en la CEE, el sector agrario español sufrió una transformación a raíz de la entrada de la Política Agraria Comunitaria o PAC. No obstante, España no conoció la antigua PAC, la que se creó en 1962 con el objetivo de lograr el autoabastecimiento alimentario en la CEE, sino la reforma de la PAC que se produjo en 1992, al que habría que sumar un tercer proyecto de reforma de la PAC, más reciente. La antigua PAC trataba, a través de los fondos estructurales llamados FEOGA, Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agraria, de lograr mantener artificialmente una renta alta de los agricultures europeos a través de la compra de los excedentes, con lo que se mantuvieron altas las rentas de los agricultores, a costa de aumentar los precios agrarios. Lógicamente, esto produjo un efecto perverso: aumentaron más los excedentes, pues los agricultores sabían que los precios se iban a mantener altos, con lo que les interesaban producir más y más. Se creó un problema: el de los excedentes, con lo que, para combatirlo, se aplicó una reforma de la PAC, la de 1992. La reforma de la PAC que coincidió con el período transitorio de España en la CEE, vio como se establecieron las cuotas de producción: a cada país se le asignaban unas cuotas que, si sobrepasaban, eran penalizados. Con ello se han reducido los excedentes, y los gastos del FEOGA, pero a costa de que una parte de España, se haya visto perjudicada, al ser sometida a fuertes cuotas: sobre la ganadería bovina y la producción láctea (en la cornisa cantábrica), así como los viñedos y los cereales (interior peninsular). Pese a todo, la PAC ha producido una modernización en la agricultura española y el acceso a un mercado de 400 millones de consumidores de alto poder

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adquisitivo. Hoy día, se introducen iniciativas no tan centradas en el productivismo, como en la conservación de los empleos agrarios, fuertemente perjudicados por el éxodo rural, con empleos alternativos en el medio rural, y hacer frente al envejecimiento de la población activa agraria. Se fomenta, pues, una agricultura ecológica y prácticas respetuosas con el medio ambiente en programas llamados LEADER I, II y +. 3. USOS Y APROVECHAMIENTOS AGRARIOS. 3.1. Usos y aprovechamientos agrícolas. Los usos y aprovechamientos agrícolas se dividen en cuatro categorías: tierras cultivadas, terrenos forestales, prados y pastos y eriales y pastizales. 3.1.1. Tierras cultivadas. Las tierras de cultivo constituyen el principal uso del suelo, puesto que ocupan casi el 35% de la superficie total. En ellas se dan diferentes tipos de cultivo: los leñosos y los herbáceos. Entre los leñosos, destacan el olivar y el viñedo que pueden darse mezclados con otros aprovechamientos o en forma de monocultivo.

Los cultivos herbáceos son muy variados, el más extendido es el de los cereales. Los principales cereales son el trigo, la cebada, el maíz y el arroz, así como los cereales pobres, la avena y el centeno.

Las plantas forrajeras se destinan al alimento animal, son la alfalfa, el maíz forrajero, la avena, entre otros.

Las plantas industriales principales son el girasol, la remolacha azucarera, el tabaco y el

algodón.

Las leguminosas constituyen grupos de cultivos destinados a la producción de granos secos

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para la alimentación humana y animal, como las judías, los garbanzos, las lentejas y los guisantes. En la actualidad, el cultivo de leguminosas está en retroceso.

Las hortalizas tienen un alto valor económico: representan solo el 8,5% de la superficie

agrícola pero su valor equivale al 32% de la producción vegetal y proporciona gran parte de las exportaciones agrícolas españolas. Destacan, en especial, los cultivos de invernaderos (tomates, pimientos, calabacín, pepinos, judías verdes y fresas) en Alicante, Almería, Murcia, Granada y Huelva, que están generando mucho empleo (que se cubre con población inmigrante preferentemente) y un alto nivel de rentas en esas comarcas.

La patata.

Los frutales. Se han convertido en el principal valor de la agricultura de exportación

española. Destacan los cítricos y los no cítricos (los que tienen pepita, como las manzanas y las peras; y los que tienen hueso, almendras, melocotones, ciruelas y cerezas). También existen, junto a éstas, los cultivos tropicales, plátanos, aguacates y chirimoyas.

3.1.2. Los terrenos forestales. Ocupan el 34% de la superficie total del país. Se localizan en espacios de elevada altitud y fuertes pendientes, donde las condiciones físicas dificultan un aprovechamiento agrario. 3.1.3. Los prados y pastos. Son tierras destinadas a la producción de hierba. Ocupan un 14% de la superficie total y ambos tienen orientación ganadera. Los prados se localizan en el norte peninsular, desde Galicia hasta los Pirineos. Los pastos se localizan en la parte occidental de la península, y tiene vocación ganadera (ovina, porcina y bovina). En ella se localiza la dehesa, bosque abierto o aclarado, donde se combina la explotación forestal de la encina y el alcornoque (tanto para madera como para corcho); cuyo fruto, la bellota, se emplea para el engorde del ganado porcino, junto al empleo de los pastos, sobre todo de hierbas aromáticas, e intercaladas con cultivos.

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Áreas de bosque y explotación agroforestal (adehesado) 3.1.4. Los eriales y pastizales. No poseen árboles ni casas, y son utilizados ocasionalmente por el ganado. Se incluyen en esta categoría los espartizales, terrenos improductivos y superficies no agrícolas. 3.2. Usos y aprovechamientos ganaderos. La actividad ganadera aporta a España en torno a un 40% de la producción final agraria. La producción total y el número de cabezas varía entre las diferentes cabañas:

El ganado bovino o vacuno (vacas, terneros, bueyes, toros). En censo bovino produce leche y carne para el consumo, pieles para la industria y estiércol como fertilizante.

El ganado ovino (oveja, cordero, carnero). Suministra carne y leche, transformada esta última en queso. También produce lana y pieles.

El ganado caprino (cabra) tiene menos valor económico. El principal destino también es la producción de carne, queso y pieles.

El ganado porcino supera el 40% de la producción final ganadera. En las dehesas de las penillanuras salmantinas y extremeñas y en la sierra de Huelva es importante resaltar la cabaña de cerdo ibérico con denominaciones de origen.

El ganado avícola (pollo, gallinas, etc.). Han aumentado su producción. Estos animales se destinan para carne, huevos, patés. Se explota en régimen intensivo.

Otras actividades ganaderas son la cría de conejos, que está en expansión y el ganado caballar en regresión.

La ganadería se puede explotar de dos maneras: de forma intensiva o estabulada en granjas, o de forma extensiva, al aire libre.

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4. LOS NUEVOS USOS Y FUNCIONES DEL ESPACIO RURAL. La progresiva desagrarización de los espacios rurales españoles se compensa con nuevas actividades económicas que permitan generar rentas alternativas a las tradicionales que procedían de la agricultura, la ganadería y la explotación forestal. La actividad industrial tiene un nuevo emplazamiento geográfico en las áreas rururbanas, que ofrecen suelo abundante y barato frente a los centros urbanos. La actividad turística-recreativa atrae al espacio rural a habitantes de las áreas urbanas en su tiempo de ocio. Ello ha fomentado el turismo rural, que ha sido potenciado con fondos públicos (fondos LEADER). La actividad cinegética (la caza) se está convirtiendo en ciertas zonas en un recurso que también genera importantes rentas por el uso de tierras y los servicios de hostelería. La función residencial, de segunda residencia en el medio rural tuvieron un uso temporal, pero, posteriormente, son ocupadas con carácter definitivo. Ha sido más intensa en las regiones costeras, donde el turismo residencial ha convertido a pueblos dedicados a la pesca en núcleos turísticos que dan empleo a una población en el sector de la construcción y la hostelería. El turismo invernal también está promoviendo empleos en estaciones invernales, como en Sierra Nevada.

Guadarrama (Madrid), un pueblo modificado por las segundas residencias. 5. DOMINIOS Y PAISAJES AGRARIOS. La especialización productiva se ha traducido en la existencia de varios dominios o regiones agrarias en España: 5.1. Dominio atlántico: la España húmeda.

Localización: franja cantábrica y gran parte de Galicia. Vocación ganadera por la existencia de un clima oceánico y la presencia de prados naturales. Hábitat: disperso. Predominio del minifundio, con parcelas cerradas o bocage. Principal problema: las cuotas de producción impuestas por la PAC (cuota lechera) y su

minifundismo.

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Valle de Karrantza.(País Vasco). Dominio Atlántico. 5.2. Paisaje de montaña húmeda.

Localización: áreas de mayor altitud de la Península. Hábitat: disperso. Minifundismo. Usos: Agrarios (policultivo de autoconsumo: se cultivan productos variados para el

autoconsumo), prados para el ganado o explotación forestal. Problema: aislamiento y despoblamiento. Estas regiones son objetivo prioritario de la PAC.

Montaña cantábrica. Sur de Asturias.

5.3. Paisaje agrario del interior o continentalizado.

Localización: España interior, la Meseta y la depresión del Ebro. Hábitat: concentrado. Minifundismo en la cuenca del Duero y Depresión del Ebro, en las zonas más áridas

predomina el latifundismo y el openfield. Usos: agrarios: secano (trilogía mediterránea: cereal, vid, olivo). Dehesas en las penillanuras

occidentales, de explotación agropecuaria y forestal.

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Llanura cerealística de Aragón. 5.4. Paisaje agrario mediterráneo.

Localización: litoral mediterráneo, valle del Guadalquivir e islas Baleares. Hábitat: concentrado. Usos: secano en las campiñas del valle del Guadalquivir, donde dominan la trilogía

mediterránea y el almendro. El regadío en el resto, en las zonas litorales, donde la suavidad de las temperaturas, el relieve y los suelos han creado espacios óptimos para el cultivo de huerta y frutales.

Ganadería ovina y caprina asociada a los cultivos en secano y la bovina en el valle del Guadalquivir.

Huertas en Alboraya (Valencia). 5.5. Paisaje agrario canario.

Localización: islas canarias, caracterizado por su carácter volcánico y su clima subtropical. Usos: agrarios en áreas litorales, cultivos a la exportación (plátanos), plantaciones tropicales

(mango, aguacate) y cultivos bajo plástico (flores, pepino y pimiento). En las zonas de las medianías y altas del interior se da una agricultura tradicional en bancales (terrazas de cultivo).

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