Del derecho y del deber de cambiar el mundo

Paulo Freire

• Los seres humanos no son puros espectadores, sino también actores de la historia, diría que no.

Cambiar supone saber que es posible hacerlo.

• Las mujeres y los hombres pueden cambiar el mundo para mejor.

• Lo que no es posible en transformar el mundo sin un sueño, sin utopía o sin proyecto.

• La transformación del mundo necesita tanto del sueño como la indispensable autenticidad de éste depende de la lealtad de quien sueñe las condiciones històricas, materiales, etc. los sueños son proyectos por los que se lucha, supone avances, retrocesos, marchas a veces retrasadas. Supone lucha.

• No hay un hoy que no tenga “presencias” que, desde hace mucho, perduran en el clima cultural que caracteriza la actualidad concreta.

• En este sentido, es tan actual el ímpetu de rebeldía contra la agresiva injusticia que caracteriza la posesión de la tierra entre nosotros.

• No hay actualidad que no sea escenario de confrontaciones entre fuerzas que reaccionan contra el avance y fuerzas que luchan por él

• En la medida en que aceptamos que la economía, la tecnología o la ciencia-poco importa- ejerce sobre nosotros otro camino que renunciar a nuestra capacidad de pensar.

• El mismo hecho de que la persona sea capaz de reconocer hasta qué punto esta condicionada o influida por las estructuras económicas la hace capaz también de intervenir en la realidad condicionante.

• Lo contrario de la intervención es la adecuación, la acomodación o la pura adaptación.

• La adaptación no es sino un momento del proceso de intervención en el mundo. La lucha por un futuro ya conocido a priori prescinde de la esperanza.

• El futuro no nos hace. Somos nosotros quienes nos rehacemos en la lucha para hacerlo

• Al percibir y vivir la historia como posibilidad, experimento la capacidad de comparar, de enjuiciar, de escoger, de decidir, de emprender un derrotero nuevo.

• Al reconocer los límites de la educación, formal e informal, reconozco también su fuerza, porque constato la posibilidad que tienen los seres humanos de asumir tareas históricas.

• Si somos progresistas, si soñamos con una sociedad menos agresiva, menos injusta, menos violenta, más humana, nuestro testimonio defiende la capacidad del ser humano de evaluar, de compara, de escoger, de decidir y de intervenir en el mundo.

• …necesitan crecer en el ejercicio de esta capacidad de pensar, de preguntarse y de preguntar, de dudar, de experimentar hipótesis de acción, de programar y de casi no seguir programas, más que propuestos, impuestos. Necesitan tener asegurado el derecho de aprender a decidir.

• Los acontecimientos sociales, económicos, históricos no son inmunes a nuestra acción sobre ellos. No sólo somos objetos de su “voluntad”, adaptándonos a ellos, sino también sujetos históricos, que luchan por otra voluntad diferente: la de cambiar el mundo.