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6º año Biología. Aspectos de la clonación

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6º año Biología, Genética y Sociedad. Aspectos éticos, jurídicos y religiosos de la clonación.

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Biología, Genética y Sociedad. 6º año

Aspectos Éticos, Jurídicos y Religiosos de la Clonación Humana

Desde el hecho público en febrero de 1997 proveniente del Roslin Institute de Edimburgo, del nacimiento de una oveja obtenida a partir de una cédula extraída de las glándulas mamarias de otra oveja adulta, de la cual es su copia perfecta a través del proceso de clonación, despertó toda clase de interrogantes, temores, admiración y especulación en diferentes ámbitos, que van desde los científicos, religiosos hasta los legales. La clonación como un fenómeno científico trae consigo innumerables beneficios para una mejor calidad de vida como también grandes perjuicios al género humano si no se emplea adecuadamente. Es por ello, que es necesario una eficiente legislación tendiente a regular cualquier posibilidad de su uso y aplicación. Es un hecho social actual y real que podría afectar valores y derechos fundamentales del ser humano. Bajo estas circunstancias la ciencia rebasó los esquemas clásicos de la Ética y del Derecho, cuyos efectos generaría una ciencia deshumanizada, ya no al servicio del hombre, sino que se sirve de él. Aquí cobra relevancia la función del derecho para establecer el justo cauce al desarrollo científico, permitiendo que éste pueda darse sin obstáculos, pero manteniendo el respeto por la dignidad humana, los derechos fundamentales de la persona y los principios éticos que rigen en la sociedad. A continuación presentaremos un análisis general de los efectos éticos y jurídicos de la clonación, en especial la de seres humanos.

¿Qué es la clonación?Aunque el término de clonación de una sensación de modernidad, en realidad, la clonación en el mundo vegetal es conocida desde el siglo pasado, no siendo así en el reino animal. Etimológicamente la palabra "clon" proviene del término inglés clone, acuñado en nuestro siglo, que se deriva a su vez del griego que significa "retoño" o "brote". La clonación es un tipo de reproducción asexuada, que en su forma más rudimentaria, se conoce desde antiguo en el ámbito vegetal, con la práctica de las denominadas "estacas", que consiste en el plantado de un gajo del vegetal a copiar, con vistas a obtener una planta distinta, pero genéticamente idéntica a la de origen. Es bien conocida esta práctica en numerosas y variadas especies vegetales, desde frutillas hasta álamos. También hay especies animales, entre las más simples, como las unicelulares, que sólo se reproducen por división. La clonación se fundamenta en que todas las células del cuerpo humano, salvo los gametos, contienen la totalidad de la información genética de un individuo. Tal información es empleada por esta técnica con los fines de engendrar un ser autónomo y distinto, pero genéticamente idéntico al de origen.

Historia de la ClonaciónLa manipulación genética no es un hecho reciente, la misma trae consigo 40 años de exhaustiva investigación en diferentes áreas del conocimiento, tales como la genética y la biología de la reproducción, el fortalecimiento en las técnicas de manipulación de embriones, reproducción asistida y múltiples ensayos experimentales, hasta llegar finalmente a la obtención de Dolly, el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta ya diferenciada. Es entonces que en 1952 se logró con éxito la clonación de ranas, pero quedaba latente la interrogante si fuese posible dar el mismo paso con animales superiores, es decir, mamíferos, a partir de un animal adulto. En 1970 se lograron avances y en 1981 fue clonado un ratón. Transcurrían los años 80, pero el fracaso fue rotundo. Se continuaba utilizando el mismo método, pero los ratones no pasaban de embriones 2, 3 (no pasaban de las primeras fases del desarrollo de un organismo). En 1986, Neal First, fisiólogo de la Universidad de Madison en Estados Unidos, logró crear la primera vaca por clonación. Recogió una célula de un embrión bovino de seis días y con una descarga eléctrica la fundió con un óvulo fecundado. El embrión resultante fue implantado en una vaca, de la que nació un ternero normal. En 1993, en la Universidad de George Washington, logran separar blastómeras (cada una de las primitivas células del embrión) de embriones humanos, las cuales mantenían la capacidad de división celular durante cierto tiempo, pero en ningún momento estos embriones fueron transferidos al útero materno, por las consecuencias éticas que ocasionaría dicho experimento. En estudios anteriores, el transplante de células, tuvo un evidente fracaso debido a que tanto en anfibios como en mamíferos el fallo se produjo en la incompatibilidad en el ciclo celular entre la célula donante y la receptora, llevando a la aparición de alteraciones cromosómicas que impiden el desarrollo embrionario. Fue entonces, como los padres científicos de "Dolly" pudieron solucionar este obstáculo: utilizando una célula obtenida de la ubre de una oveja, y la fusionaron con un óvulo al que anteriormente le habían sacado el núcleo, el cual fue implantado en el útero de una tercera oveja. El huevo artificial creció y después de 148 días se convirtió en Dolly. El producto obtenido es una copia genética de la oveja donante de la célula mamaria, pero no tiene ninguna relación genética ni con la célula receptora ni con la oveja que dio a luz a Dolly.

Riesgos y eficiencia de la clonación.Sabemos que en la última década se ha logrado clonar, no sólo ovejas, sino también monos, bovinos y ratones, a partir de células de organismos adultos. Pero, si el objetivo central de la clonación pudiera solucionar la producción de más y mejor alimento para paliar el gravísimo problema de la hambruna en el mundo y observamos que al menos hasta hoy, la clonación es un proceso poco eficiente, ya que para obtener un sólo organismo por ese medio que sea viable y tenga posibilidades de sobrevivencia similar a los organismos de su especie por medio de las tradicionales técnicas de reproducción sexual, se requiere un enorme número de embriones donados –cerca de 300- e igual número de hembras receptoras, para que en ellas se desarrolle el embrión clonado. Además hay evidencias recientes que

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revelan que la reprogramación del núcleo de una célula especializada es impreciso, por lo que el proceso declinación conlleva un serio riesgo biológico, que puede expresarse como errores que pudiesen predisponer a enfermedades o simplemente –como en el caso de Dolly- manifestarse como una aceleración del envejecimiento.Como vemos, la eficiencia es tan baja y los riesgos tan altos, que hasta hoy podemos asegurar que faltan todavía muchos años para que estas técnicas representen una salida eficaz para resolver los problemas de infertilidad. Hoy, la fertilización in vitro, parece ser una alternativa –que no es tampoco muy eficiente- ya que se utiliza un número excesivo de gametos, de los cuales muy pocos embriones logran sobrevivir.

¿Para qué la clonación de seres humanos? En la reunión anual de la Asociación de EU para el Avance de la Ciencia, el científico británico Ian Wilmut, quien dirigió la clonación de la oveja "Dolly", pidió que no se prohiba legalmente este tipo de investigación, ya que puede ser muy útil para la medicina, y reiteró su oposición a la clonación de seres humanos. Señaló que con este tipo de prácticas serían de gran ayuda para tratar la infertilidad y algunas enfermedades tales como la distrofia muscular o el Parkinson podrían beneficiarse claramente de la investigación con tecnología de clonación pero que quede muy lejos la de clonación de un ser humano También se señala que con sería muy útil la técnica de la clonación para regenerar la médula espinal en quienes sufran parálisis; lograr la producción de medicamentos, vacunas, proteínas para combatir enfermedades como la hemofilia; además, podría cultivarse médula ósea en tubos de ensayo, para curar la anemia. Y otras enfermedades como el cáncer, la diabetes u otras dolencias que pasan necesariamente por la investigación con células humanas.

Aspecto ÉticoDolly a primera vista, parece ser una oveja común y corriente. Sin embargo, su origen a despertado un debate tanto en lo científico, político como en lo ético, sobre la base que está práctica científica pone en juego la dignidad de la persona humana. La duplicación de seres humanos es éticamente criticada debido a que no se respeta el sentido de la sexualidad humana y de una gran característica que nos diferencia de los demás seres: que somos únicos e irrepetibles. En el ámbito genético, las especies evolucionan en forma constante y permanente, de manera que las generaciones sucesivas aprovechan las variaciones pretéritas, adaptándolas a sus nuevas necesidades, para luego trasmitirlas genéticamente a la generación siguiente y sucesivamente. Si se permite la repetición idéntica de dos seres el material genético se trunca, lo cual implicaría un serio riesgo para la supervivencia de la especie. En la clonación de seres humanos se prescinde de gametos, es decir, provenientes de cada una de las células masculinas y femeninas cuya unión durante la fecundación da origen al huevo o a una nueva vida. Con este procedimiento, ya sea también en la fecundación en vitro, se esta substituyendo el acto de amor de los padres por una acto técnico de un tercero, que es quien da el empujón inicial a la nueva vida. En estos casos se estaría presente a una producción humana y no ante una procreación humana. No es éticamente aceptado que las personas sean rebajadas a cosas, creadas por un tercero bajo la condición de objeto fabricado en serie, como si fuera un producto. Es por ello que este fenómeno provoca un gran rechazo en el ámbito mundial. El ser humano debe ser protegido para salvaguardar la integridad de la especie como valor en sí mismo y la dignidad de cada uno de sus miembros, ya que posee una identidad genética específica y su personalidad no puede reducirse únicamente a características genéticas y ser tratado como un objeto. En la hipótesis de que la clonación se quisiera extender a la especie humana, de esta réplica de la estructura corpórea no se derivaría necesariamente una perfecta identidad de la persona, entendida tanto en su realidad ontológica como psicológica. El alma espiritual, constitutivo esencial de cada sujeto perteneciente a la especie humana, es creada directamente por Dios y no puede ser engendrada por los padres, ni producida por la fecundación artificial, ni mucho menos clonada. Además, el desarrollo psicológico y cultural conducen siempre a personalidades diversas; se trata de un hecho conocido también entre los gemelos, cuya semejanza no significa identidad. Con la concepción ética planteada no se le esta limitando la investigación sobre la clonación ya que se estaría violando la libertad de investigación, sino que la misma sea estudiada de manera prudente, a beneficio de la humanidad dado que se haya en juego valores y derechos fundamentales de la especie humana que deben ser respetados. Frenar el proyecto de clonación humana es un compromiso moral que debe traducirse también en términos culturales, sociales y legislativos. En efecto, el progreso de la investigación científica es muy diferente de la aparición del despotismo ciencia, que hoy aparece ocupar el lugar de las antiguas ideologías. En un régimen democrático y pluralista, la primera garantía con respecto a la libertad de cada uno se realiza en el respeto incondicional de la dignidad del hombre, en todas las fases de su vida y más allá de los dotes intelectuales o físicas de las que goza o de las que está privado. En la clonación humana no se da la condición que es necesaria para una verdadera convivencia: tratar al hombre siempre y en todos los casos como fin y como valor, y nunca como un medio o simple objeto.

Postura de la IglesiaLa religión católica, a través del Papa Juan Pablo II, se pronunció diciendo que: "Ninguna experimentación científica, en ningún momento, y por ningún motivo, puede ser justificada si pasa el límite determinado por el respeto a la vida desde su concepción, según lo estableció la voluntad de Dios". La Iglesia acepta el avance científico siempre y cuando no pongan en peligro a la naturaleza e identidad del hombre. Manifiesta que la clonación deja a un lado la dignidad y el acto procreador que pertenece a los padres; en segundo lugar olvida el valor que tiene la transmisión de la vida humana, la unión de los esposos, el uso honesto del matrimonio, de la sexualidad como instrumento de amor y objeto procreador, de la comunicación.Posición del mundo ante la clonación

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Tras la noticia de la primera oveja clónica, creada en febrero de 1997, por los científicos escoceses; políticos y científicos de Europa y Norteamérica expresaron que se prohibiera por ley la aplicación de la clonación a seres humanos, para evitar generar copias de sujetos más saludables, evitando así el riesgo de las enfermedades hereditarias; obtener replicas de personas dotadas de una particular belleza o el surgimiento de una raza perfecta. En países como Alemania, Reino Unido, Italia, Francia, Dinamarca, España y Suecia se tipifica como delito esta técnica. En marzo de 1997, el presidente norteamericano, Bill Clinton prohibió la asignación de fondos federales para cualquier experimento de clonación humana; en realidad en 1994 se estableció una ley que prohibe el uso de fondos para la experimentación científica de embriones humanos, pero la decisión de Clinton va un poco más allá, al extenderse a cualquier experimento de clonación en el ser humano. La prohibición se fundamenta en que "cualquier descubrimiento que guarde relación con la creación humana no es sólo un problema científico sino también un problema moral y de creencias". Advirtió que "no debemos jugar a ser Dios. Cada vida humana es única, surgida de un milagro que va más allá de la investigación científica. Creo que debemos respetar ese don". Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) manifiesta que el uso de la clonación para la réplica de individuos humanos es éticamente inaceptable. Su Director General, Heroshi Nakajima señala que esta práctica científica "violaría algunas de los principios básicos que gobiernan la procreación médicamente asistida", incluyendo el respeto por la dignidad del género humano. Nakajima también señaló que "la oposición a la oposición a la clonación humana no debería conducir a una prohibición indiscriminada de todas los procedimientos e investigaciones de clonación".3 La Organización Mundial de la Salud consideró que la clonación animal y de interespecies puede proporcionar beneficios, pero que un mal empleo traería consecuencias negativas para la humanidad. Es por ello, que dicha organización enfatizó en tomar todas las precauciones necesarias en todos los casos y que deben seguirse las indicaciones técnicas y éticas para garantizar la total salud y dignidad del ser humano. La Organización Mundial de la Salud (OMS), como la UNICEF (Fondo de la ONU para la Infancia), la UNESCO (Organización de la ONU para la Ciencia y la Cultura), el presidente Tom Gromberg del Consejo de Europa y otros representantes de varios países firmaron un documento en la ciudad española de Oviedo que señala la prohibición de experimentos científicos para la clonación de seres humanos. Dicho documento es el primero jurídicamente a nivel mundial que se firma en defensa de los derechos de las personas en el campo de la investigación biomédicas. Con la firma de este pacto se defiende el embrión humano de operaciones que no estén justificadas por razones terapéuticas y prohíbe la fecundación in vitro para la elección del sexo del bebé, con la excepción de que ello sirva para evitar graves enfermedades genéticas.4 También el presidente francés Jacques Chirac expresó en torno al tema de la clonación humana como "un ataque lesivo" a la humanidad y dijo que propondrá a las naciones industrializadas del G-7 (Alemania, Japón, Francia, Inglaterra, Canadá, Estados Unidos, Francia y España) proscriban esa práctica. Además, exhortó al parlamento francés a debatir una posible prohibición a la clonación humana, después que se presentó un informe sobre el tema preparado por un comité nacional de ética.5 En Buenos Aires, Argentina por orden del Poder Ejecutivo se le encomendó al Ministro de Salud mediante decreto redactar un proyecto de ley que prohiba expresamente las investigaciones científicas, procedimientos, metodologías y técnicas de clonación que tengan como finalidad la reproducción humana. El proyecto se elaboró con el asesoramiento de la Comisión Nacional de Bioética y con al participación de la Asociación Médica Argentina, la Academia Nacional de Medicina y la Confederación Médica de la República Argentina. Con este proyecto de ley la Argentina queda al mismo nivel con la decisión del presidente Bill Clinton de prohibir dicha práctica.6 En Italia, el Ministro de Salud Pública Rosi Bendi, dictó una ordenanza que impide los experimentos de clonación tanto de animales como de seres humanos. En 1995, la clonación humana es considerada en Brasil como ilegal. Sin embargo, su Vicepresidente Marco A. Marciel dijo que: "El caso de la oveja Dolly podría generar algunos cambios en las posiciones actuales". Los gobiernos de varios países europeos intentan aplacar los temores creados por la posibilidad de que la ciencia haya escalado un peldaño más hacia la clonación humana ya que aluden al intento de crear una raza superior y afecta cuestiones fundamentales sobre la creación de la vida. Además, viola la noción básica de dignidad humana, por la que el ser humano es un fin y no un medio. La clonación atenta contra los principios básicos de la evolución y la supervivencia de la especie. Por tanto, somos de la idea que no existe por ahora justificación razonable para replicar a un individuo.

Aspecto Jurídico Como anteriormente señalamos, ante la posibilidad teórica de la clonación humana, no sólo las autoridades de la Iglesia Católica, sino también el mundo científico ha pedido una legislación tendiente a evitar que se lleve a cabo la práctica de esta técnica. Frente a esta preocupación a nivel mundial no existe una legislación apropiada para esta clase de experimentos. Actualmente, lo vigente en varios países es la prohibición a la manipulación de embriones, pero ninguna ley contempla el tema de la clonación. Como es el caso de Alemania con la Ley 13 de diciembre de 1990. Por su parte la ley española de 1988 prohíbe la creación de seres humanos idénticos. Otro ejemplo es la ley británica del 1° de noviembre de 1990 que se limita a prohibir la transferencia del núcleo de una célula a un embrión, pero no dice nada respecto a la técnica de la clonación. Estás legislaciones sientan un precedente para la protección del ser humano pero no son suficientes. Por tal razón, diversos gobiernos u organismos internacionales con gran premura deciden tomar medidas de prohibición a esta práctica científica.

Clonación Vs. Derechos del Hombre

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La persona como ente capaz de contraer derechos y obligaciones exige ser jurídicamente protegida, en especial sus derechos, como los siguientes:

El derecho a la propia identidad genética: Es verdad que el elemento genético no lo es todo en la constitución de la personalidad, ya que también se incluyen en ella otros elementos como: el psicológico, espiritual, cultural, ideológico, religioso y político. Estos elementos son los que, en conjunto, perfilan el ser en sí mismo, diferente a los demás. No obstante, el elemento biológico no deja ser menos o más importante. Al decirse "derecho a la propia identidad genética", no entendamos el adjetivo "propio" como un derecho de propiedad en su sentido técnico – jurídico. La razón es que el cuerpo humano no pertenece a la persona sino que es la persona misma. Para el sujeto que a partir de su célula se obtiene un clon, pareciera a simple vista que después de la extracción continuará desarrollando su vida normalmente, sabiendo claramente que él es el "original". Ante la presente situación afirmamos que sí existe un agravio o perjuicio para el sujeto "original", puesto que la clonación afectaría su interés en no verse privado de la exclusividad de un genotipo, es decir, de la exclusividad de las características externas que lo identifican. Pero, ¿qué sucede si este sujeto "original" decide renunciar a la exclusividad en su información genética? La misma no es viable, es decir, que no sería civilmente lícita, dado que esa información es un elemento íntimamente ligado a su propia personalidad. El ADN (ácido desoxirribonucleico) de una persona no es un elemento externo, sino que es constitutivo de la personalidad misma del sujeto. Por tanto, no podría autorizar algo que es por naturaleza indisponible: su propio ser.

El derecho a ser uno mismo:La violación a este derecho significa que la creación de un ser vivo exactamente idéntico (genéticamente) a otro provoca en ambos seres la falta de sentimiento propio. Esa sensación de conocimiento individual por el cual uno se distingue de los demás con sus defectos y virtudes se vería vulnerado en el caso de existir muchos como él. Se presenta este principio desde la antigüedad donde la noción de persona aparece asociada a la idea de lo irrepetible e único, por lo cual no puede ser reducido a un simple número. Por ejemplo, en el sujeto generado por la vía de clonación, sufre por el modo en que ha sido engendrado, mas no en el hecho de existir. Se desvaloriza el elemento central de su personalidad que es el de ser él mismo y no una mera copia de otro individuo. El clon pierde su originalidad, pesar de ser relativamente igual a otro en lo que respecta a su interior, aunque no en su interior (pensamientos, criterios, sentimientos, etc.). En realidad el aspecto físico de los seres humanos refuerza en la conciencia de cada uno que somos nosotros mismos y no otros. Como consecuencia, el sujeto producto de una clonación tendría problemas psicológicos y privaría a ese clon de la experiencia de autodescubrirse como ser único y de sorprenderse a sí mismo y a los demás.

Derecho a la libertad propia:Este derecho, trata de abordar la problemática que nace al clonar un ser humano específicamente para una tarea, es decir, un sujeto ha sido especialmente fabricado para una labor determinada, violando, como anteriormente expresamos, el derecho a autodescubrirse a sí mismo a lo largo de su crecimiento sin ningún tipo de información de antemano. Con la posible clonación de seres humanos se presentarían diversos problemas a nivel de los derechos fundamentales del hombre como por ejemplo el sufragio: es verdad que genéticamente un clon y su original sean réplicas, pero en sus criterios y pensamientos no lo sean, entonces, ¿cómo podría determinarse que uno ya ejerció el derecho al voto y el otro no? y no un posible engaño. Éstas y otros interrogantes traen como resultado la afectación de derechos tanto para uno como para otro.

¿Es el Clon Considerado Persona?Primero que todo para determinar si un ente es ser humano, es menester que el mismo cumpla con una serie de características genéricas, sin considerar cualidades, accidentes o desviaciones. Jurídicamente se es persona aquella que es sujeto de derechos y obligaciones y que es capaz de autodeterminarse. Ciertas posturas consideran que un clon no puede ser considerado persona, ya que para ser "ser humano" es vital que posea la característica predominante de ser único e irrepetible. Siendo así, que se niega la posibilidad de conferirle personalidad al clon por no ser único e irrepetible y por ende ser sujeto de derechos y obligaciones. También debe tener su origen en la concepción, es decir, la fecundación de un óvulo por medio de un esperma, cosa que no ocurre con el ser llamado clon. Por ejemplo la legislación panameña establece que la existencia de la persona natural empieza con el nacimiento pero ha querido la ley extender el concepto aún al concebido, no nacido, para los efectos que le sean favorables, bajo la condición de que nazca vivo o sea que viva siquiera un momento desprendido del seno materno. Esto queda establecido en los artículos 41 y 42 del Código Civil que dicen así; Artículo 41: La existencia de la persona natural principia con el nacimiento; pero el concebido, si llega a nacer, en las condiciones que expresa el artículo siguiente, se tiene por nacido para todos los efectos que le favorezcan. Salvo prueba en contrario y a los efectos del presente artículo, al nacido se le presume concebido trescientos días antes de su nacimiento. Artículo 42: Para los efectos civiles sólo se reputará nacido, el feto que viviere un momento siquiera desprendido del seno materno. No debemos olvidar que cualquiera que sea el origen que tenga un ser clonado es persona, aunque tenga los mismos caracteres físicos y síquicos, con necesidades diferentes y vivencias diferentes; éstos clones tienen la misma capacidad y facultad de obrar que el resto de los seres que se le consideran personas por la ley.

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Evidentemente estos seres no encajan en el ordenamiento jurídico vigente. Son considerados partes de la especie, pero se le niega la calidad de personas. Es ahí uno de los tantos problemas que trae consigo la clonación humana de determinar si son o no personas y todos los efectos que acarrea la misma. Otra dificultad sería el estado de las relaciones clásicas tales como la consanguinidad, el parentesco o la paternidad. El hecho de que puedan producirse ciertas alteraciones en el orden familiar actual implicaría algún problema a nuestro código civil. Esto quiere decir que una persona puede ser hermana gemela de su madre, no tener padre biológico y ser hija de su abuela, por ejemplo. Creando una situación donde maternidad y filiación se mezclan llegando incluso a confundirse. Es inevitable que en un futuro se presente concretamente la creación de un clon humano. Por lo tanto no existirá otra alternativa más que aceptar su condición de integrante del Género Humano y en virtud de ello reconocer su personalidad, dotada de atributos, derechos y garantías concedidos al resto de los hombres.

El nacimiento de una Legislación consona con el avance científico y la realidad socialLa creación de una eficiente legislación tendiente a proteger al hombre del mal empleo y aplicación de la clonación deberá fundamentarse en los siguientes preceptos: El respeto a la dignidad inalienable de cada persona, es decir, a su derecho a ser tratado como un fin en sí y no como simple medio. Con esta técnica científica conduciría a un proceso de deshumanización de la procreación. Tratar de evitar un daño psicológico de las personas; de ocurrir impediría su normal desarrollo en su vida social. Al prohibirse la clonación en seres humanos no significa que también deba considerarse en animales y vegetales, siempre y cuando sean beneficiosos para el género humano. Al presentarse un proyecto de ley, éste debe ir conforme a la realidad y necesidad científica y social de una Nación.

Ventajas y desventajas de la ClonaciónCon este avance científico se abre la posibilidad de grandes beneficios para el ser humano sin la necesidad de ser utilizada para clonar al hombre mismo. Entre estos beneficios tenemos:

• Producción de órganos para transplantes.

• Obtención de células para tratamiento de enfermedades mortales.

• La producción de fármacos en la leche de animales clonados.

• Investigación de las causas genéticas de ciertas enfermedades.

• Reversión del proceso de célula adulta a célula embrionaria.

• Mejora de la productividad y calidad de la ganadería y la agricultura.

• La producción de medicamentos.

Del mismo como puede ser utilizada a beneficio del hombre, también en perjuicio del mismo. Como en la de crear una raza superior que arrastraría consigo la discriminación; atentaría contra la identidad personal, etc.

Por qué decir no a los “bebés medicamento”Producir en laboratorio un embrión para curar a su hermano va contra la ética por diversos motivos.

Una de ellas consiste en la “producción” de “bebés de diseño” o “bebés medicamento”. Si algunas enfermedades serían tratables a través de transplantes de células o de tejidos genéticamente compatibles, ¿por qué no producir un “bebé de diseño” apto para ayudar al hermano enfermo?La técnica parece sencilla. El laboratorio toma varios óvulos de la esposa, los fecunda con el esperma del marido. Hace luego un diagnóstico selectivo sobre las características genéticas de los embriones obtenidos. Escoge y transfiere en el seno materno a aquel embrión que pueda donar tejidos al hermano enfermo. Los demás embriones quedan a merced de la decisión que se tome en cada caso.Este método encierra serios problemas éticos. El primero se refiere a la misma técnica. Sabemos que cada hombre o mujer que inicia la aventura de la vida merece respeto y protección por ser lo que es: un individuo humano, o, en lenguaje más preciso, un hijo, nuestro hijo. El lugar más digno para su concepción no puede ser la probeta de un laboratorio, sino el seno de su madre.Desear que nazca un hijo que pueda curar a su hermano no nos da permiso para recurrir a una técnica que implique poco respeto por su vida, como ocurre cada vez que se provoca la fecundación en un ambiente de cultivo que no responde a los derechos del embrión a su máxima seguridad y a iniciar su existencia en su lugar natural.El segundo problema ético es mucho más profundo. Una pareja “necesita” un hijo sano que tenga ciertas características genéticas. Son concebidos, como vimos, varios embriones en el laboratorio. Una vez seleccionado, a través del diagnóstico pre-implantacional, el embrión (o embriones) apto para curar a su hermano, es transferido a las trompas de Falopio de la madre, de forma que pueda desarrollarse, nacer, y luego donar algunas de sus células o tejidos para curar al hermano enfermo.¿Y los demás embriones? Sencillamente, no sirven, sobran, a no ser que la pareja decida congelarlos para darles, en un futuro no muy bien definido, una oportunidad de vivir.Esta selección de embriones (uno destinado a vivir, los otros destinados a morir o a ser guardados como material “que

Muchas enfermedades genéticas son un reto para la medicina. La investigación de vanguardia busca caminos para curar o, al menos, mejorar la vida de los enfermos, especialmente cuando son niños.Nuevas posibilidades se abren a la ciencia con el uso de las técnicas de fecundación artificial.

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sobra”) implica una grave injusticia. Ningún hombre, ninguna mujer, puede ser eliminado o impedido en el camino de su crecimiento, de su vida, por el hecho de no reunir unas cualidades escogidas por los adultos. Cada ser humano vale, aunque sea débil, pobre, de una raza o de otra, de un ADN o de otro. Si vale, merece ser respetado: nadie puede impedirle que continúe su aventura humana.Dar la oportunidad de vivir sólo al embrión que “servirá” como donador y discriminar a los demás nos muestra hasta qué punto el hombre puede tomar opciones injustas, incluso con instrumentos técnicos altamente esterilizados, de una precisión antes inimaginable, y con dos resultados muy diferentes: uno, la posible la curación de un niño enfermo; otro, el rechazo o abandono de unos embriones declarados “inútiles”.Hoy, como siempre, la ética nos dice que no todo lo que resulta útil coincide con lo que sea éticamente correcto. Nos escandalizaría, nos resultaría grotesco, el ver una foto de un niño sonriente, acompañada con un texto como el siguiente: “Este niño ha sido curado gracias a unos traficantes de órganos que arrancaron su riñón a un niño pobre de Asia”. Nos rebelaríamos, sentiríamos que la humanidad ha sido pisoteada, herida, si un niño de un país rico fuese curado con el riñón robado a un niño de un país pobre.La humanidad también es pisoteada cuando un niño puede ser curado gracias a un hermano suyo, seleccionado entre otros hermanos que fueron concebidos en probeta y luego condenados al abandono o a la destrucción.Alguno dirá que defender los principios éticos destruiría la esperanza de tantos padres de familia que desean encontrar un camino para la curación de sus hijos. Otros negarán que los embriones sean seres humanos dignos de respeto. Otros, en fin, defenderán la autonomía de la investigación: si ponemos barreras éticas a los laboratorios, la medicina no progresar ni salvar a miles, quizá millones de seres humanos.No es fácil responder a todos. Quizá tendríamos que volver a escuchar la voz de un Sócrates que nos recordase a nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI, que no importa tanto conservar la vida si ello implica traicionar a un amigo, herir a un inocente, permitir la destrucción de embriones que han sido concebidos fuera de su lugar natural, en un mundo que sólo los quiso en tanto en cuanto pudieran ser útiles para curar a otros, y que los rechazó cuando fueron declarados “inútiles”.Además, una barrera ética nunca será un obstáculo para la investigación. La mejor manera de estimular al científico a buscar caminos de curación en el máximo respeto de cada ser humano nace precisamente del respeto de la dignidad de todo ser humano.Cuando los principios éticos nos ayudaron a comprender que no se podía asesinar a un feto porque el parto era peligroso para su madre, la medicina desarrolló y mejoró el parto cesáreo. Gracias al mismo viven miles de madres y de niños, algunos de los cuales tal vez son conocidos o familiares más o menos cercanos.El transplante de células y de tejidos ofrece nuevos caminos de esperanza a miles de enfermos, niños y adultos. El desarrollo de las nuevas técnicas no podrá dejar de lado el respeto que merece cada hombre, cada mujer, en su integridad, en su patrimonio genético, en su inicio (desde la concepción) y en su camino hacia la maduración. Escoger, seleccionar y eliminar embriones con la esperanza de curar a un ser humano, nunca será un camino ético, nunca será algo digno del ser humano.Sigue en pie, por lo tanto, la idea expresada hace muchos siglos por el poeta Juvenal: no está bien, para salvar una vida, perder los motivos del vivir... Que, en positivo, significa: es hermoso cualquier esfuerzo que hagamos por los demás en el respeto de la dignidad de todos, especialmente de los más pequeños y desamparados: los embriones.

Fuente bibliográfica:http://es.catholic.net/sexualidadybioetica/347/1649/articulo.php?id=36891http://refundacion.com.mx/revista/index.php?option=com_k2&view=item&id=204:bio%C3%A9tica-salud-y-clonaci%C3%B3n&Itemid=85http://www.ambiente-ecologico.com/revist55/caroli55.htm

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sobra”) implica una grave injusticia. Ningún hombre, ninguna mujer, puede ser eliminado o impedido en el camino de su crecimiento, de su vida, por el hecho de no reunir unas cualidades escogidas por los adultos. Cada ser humano vale, aunque sea débil, pobre, de una raza o de otra, de un ADN o de otro. Si vale, merece ser respetado: nadie puede impedirle que continúe su aventura humana.Dar la oportunidad de vivir sólo al embrión que “servirá” como donador y discriminar a los demás nos muestra hasta qué punto el hombre puede tomar opciones injustas, incluso con instrumentos técnicos altamente esterilizados, de una precisión antes inimaginable, y con dos resultados muy diferentes: uno, la posible la curación de un niño enfermo; otro, el rechazo o abandono de unos embriones declarados “inútiles”.Hoy, como siempre, la ética nos dice que no todo lo que resulta útil coincide con lo que sea éticamente correcto. Nos escandalizaría, nos resultaría grotesco, el ver una foto de un niño sonriente, acompañada con un texto como el siguiente: “Este niño ha sido curado gracias a unos traficantes de órganos que arrancaron su riñón a un niño pobre de Asia”. Nos rebelaríamos, sentiríamos que la humanidad ha sido pisoteada, herida, si un niño de un país rico fuese curado con el riñón robado a un niño de un país pobre.La humanidad también es pisoteada cuando un niño puede ser curado gracias a un hermano suyo, seleccionado entre otros hermanos que fueron concebidos en probeta y luego condenados al abandono o a la destrucción.Alguno dirá que defender los principios éticos destruiría la esperanza de tantos padres de familia que desean encontrar un camino para la curación de sus hijos. Otros negarán que los embriones sean seres humanos dignos de respeto. Otros, en fin, defenderán la autonomía de la investigación: si ponemos barreras éticas a los laboratorios, la medicina no progresar ni salvar a miles, quizá millones de seres humanos.No es fácil responder a todos. Quizá tendríamos que volver a escuchar la voz de un Sócrates que nos recordase a nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI, que no importa tanto conservar la vida si ello implica traicionar a un amigo, herir a un inocente, permitir la destrucción de embriones que han sido concebidos fuera de su lugar natural, en un mundo que sólo los quiso en tanto en cuanto pudieran ser útiles para curar a otros, y que los rechazó cuando fueron declarados “inútiles”.Además, una barrera ética nunca será un obstáculo para la investigación. La mejor manera de estimular al científico a buscar caminos de curación en el máximo respeto de cada ser humano nace precisamente del respeto de la dignidad de todo ser humano.Cuando los principios éticos nos ayudaron a comprender que no se podía asesinar a un feto porque el parto era peligroso para su madre, la medicina desarrolló y mejoró el parto cesáreo. Gracias al mismo viven miles de madres y de niños, algunos de los cuales tal vez son conocidos o familiares más o menos cercanos.El transplante de células y de tejidos ofrece nuevos caminos de esperanza a miles de enfermos, niños y adultos. El desarrollo de las nuevas técnicas no podrá dejar de lado el respeto que merece cada hombre, cada mujer, en su integridad, en su patrimonio genético, en su inicio (desde la concepción) y en su camino hacia la maduración. Escoger, seleccionar y eliminar embriones con la esperanza de curar a un ser humano, nunca será un camino ético, nunca será algo digno del ser humano.Sigue en pie, por lo tanto, la idea expresada hace muchos siglos por el poeta Juvenal: no está bien, para salvar una vida, perder los motivos del vivir... Que, en positivo, significa: es hermoso cualquier esfuerzo que hagamos por los demás en el respeto de la dignidad de todos, especialmente de los más pequeños y desamparados: los embriones.

Fuente bibliográfica:http://es.catholic.net/sexualidadybioetica/347/1649/articulo.php?id=36891http://refundacion.com.mx/revista/index.php?option=com_k2&view=item&id=204:bio%C3%A9tica-salud-y-clonaci%C3%B3n&Itemid=85http://www.ambiente-ecologico.com/revist55/caroli55.htm