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LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA. La educación, como proceso formativo, requiere de profesionales íntegros y cualificados, capaces de interactuar y crear relaciones sugestopedicas con los educandos, haciendo que los aprendices se enamoren del conocimiento, esta relación se fundamenta en procesos comunicativos y asertivos, que solo se logran mediante buenas práctica pedagógicas, según Olga Lucía Zuluaga (1996), la práctica pedagógica debe entenderse como un modo de ser, como una forma de funcionamiento de la institución que permite la apropiación de saberes, inserción en la producción e investigación, experimentación para apropiar conocimientos y reconceptualizar. Acerca de la práctica pedagógica, Díaz (1990) exalta el crecimiento discursivo que en las últimas décadas se ha producido entorno a la construcción de sentidos frente a dicho andamiaje conceptual en nuestro país. Al respecto asegura que: Quizás uno de los rasgos más significantes del desarrollo intelectual de la educación en Colombia durante esta década ha sido la forma como el campo de la educación se ha abierto tanto a la posibilidad de estudio y comprensión de los problemas del maestro, de su historicidad, de las leyes sociales y discursivas que regulan la selección y organización del conocimiento escolar y las prácticas pedagógicas, como a la búsqueda de alternativas pedagógicas y modalidades investigativas que relievan la participación, la interpretación y la inclusión de los sujetos colectivos escolares a los procesos educativos de la escuela (p., 2) Empero, llama la atención sobre la necesidad de avanzar en la búsqueda de comprensiones. Si bien es cierto que el reconocimiento de la historicidad permite ubicar las prácticas pedagógicas desde un frente común como lo son los efectos y los contenidos en que se enmarcan, también lo es que se requieren reflexiones que se encaminen a edificar conceptualizaciones básicas acerca de los contextos histórico- culturales y el reconocimiento de las reglas que regulan la modalidades de la práctica pedagógica. Para este autor (Diaz, 1990) la práctica pedagógica se refiere a: los procedimientos, estrategias y prácticas que regulan la interacción, la comunicación, el ejercicio del pensamiento, del habla, de la visión, de las posiciones, oposiciones y disposiciones de los sujetos en la escuela. Instaurándola, no solo en el quehacer docente como comúnmente se piensa, sino también en el marco comunicativo que rodea los sujetos cognoscentes que interactúan en el proceso de enseñanza y aprendizaje. De igual manera y enfocándose en una perspectiva histórico reflexiva, Martínez (1990) apropia los principios metodológicos y conceptuales que propone Foucault sobre las construcciones y elementos objeto de análisis que emergen de la práctica pedagógica, con la intensión de revelar y describir la posibilidad de una práctica en particular del contexto Colombiano, abordando consigo las particularidades de las situaciones que allí se entretejen. Se precisa entonces la necesidad de esclarecer esa particularidad que hoy refleja la práctica pedagógica en el país, la cual Martínez (1990) ha referido como resquicios de situaciones dadas, haciendo alusión al panorama poco alentador que hoy ronda la

Acerca de la práctica pedagógica 27052015

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Page 1: Acerca de la práctica pedagógica 27052015

LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA.

La educación, como proceso formativo, requiere de profesionales íntegros y

cualificados, capaces de interactuar y crear relaciones sugestopedicas con los

educandos, haciendo que los aprendices se enamoren del conocimiento, esta relación se

fundamenta en procesos comunicativos y asertivos, que solo se logran mediante buenas

práctica pedagógicas, según Olga Lucía Zuluaga (1996), la práctica pedagógica debe

entenderse como un modo de ser, como una forma de funcionamiento de la institución

que permite la apropiación de saberes, inserción en la producción e investigación,

experimentación para apropiar conocimientos y reconceptualizar.

Acerca de la práctica pedagógica, Díaz (1990) exalta el crecimiento discursivo que

en las últimas décadas se ha producido entorno a la construcción de sentidos frente a

dicho andamiaje conceptual en nuestro país. Al respecto asegura que:

Quizás uno de los rasgos más significantes del desarrollo intelectual de la

educación en Colombia durante esta década ha sido la forma como el campo

de la educación se ha abierto tanto a la posibilidad de estudio y comprensión

de los problemas del maestro, de su historicidad, de las leyes sociales y

discursivas que regulan la selección y organización del conocimiento

escolar y las prácticas pedagógicas, como a la búsqueda de alternativas

pedagógicas y modalidades investigativas que relievan la participación, la

interpretación y la inclusión de los sujetos colectivos escolares a los

procesos educativos de la escuela (p., 2)

Empero, llama la atención sobre la necesidad de avanzar en la búsqueda de

comprensiones. Si bien es cierto que el reconocimiento de la historicidad permite ubicar

las prácticas pedagógicas desde un frente común como lo son los efectos y los

contenidos en que se enmarcan, también lo es que se requieren reflexiones que se

encaminen a edificar conceptualizaciones básicas acerca de los contextos histórico-

culturales y el reconocimiento de las reglas que regulan la modalidades de la práctica

pedagógica.

Para este autor (Diaz, 1990) la práctica pedagógica se refiere a:

los procedimientos, estrategias y prácticas que regulan la interacción, la

comunicación, el ejercicio del pensamiento, del habla, de la visión, de las

posiciones, oposiciones y disposiciones de los sujetos en la escuela.

Instaurándola, no solo en el quehacer docente como comúnmente se piensa, sino

también en el marco comunicativo que rodea los sujetos cognoscentes que interactúan

en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

De igual manera y enfocándose en una perspectiva histórico reflexiva, Martínez

(1990) apropia los principios metodológicos y conceptuales que propone Foucault sobre

las construcciones y elementos objeto de análisis que emergen de la práctica

pedagógica, con la intensión de revelar y describir la posibilidad de una práctica en

particular del contexto Colombiano, abordando consigo las particularidades de las

situaciones que allí se entretejen.

Se precisa entonces la necesidad de esclarecer esa particularidad que hoy refleja la

práctica pedagógica en el país, la cual Martínez (1990) ha referido como resquicios de

situaciones dadas, haciendo alusión al panorama poco alentador que hoy ronda la

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pedagogía y la figura del maestro en Colombia. Perspectiva que es atribuida a factores

como la disolución de la pedagogía en otras disciplinas del saber, la contraposición de la

historia socioeconómica por encima de la historia de la pedagogía y la degradación de la

independencia intelectual del maestro.

Para asentar una idea global sobre práctica pedagógica el autor precisa contemplar

ciertos elementos u objetos de saber que la integran, entre ellos la enseñanza, el niño, la

escuela, el conocimiento, etc.; que para el autor son “entendidos como una

heterogeneidad de prácticas y de nociones que se dan en una sociedad a propósito de

una práctica de saber” (p., 3)

Es a partir del reconocimiento de este conjunto de elementos que Martínez (1999)

propone una interpretación del concepto en cuestión, donde se asume:

la práctica pedagógica como una categoría metodológica, es decir, como un

objeto conceptual y también como una noción estratégica en tanto práctica

de saber que articula tres elementos metodológicos fundamentales: una

institución, la escuela; un sujeto soporte de esa práctica, el maestro; y un

saber, el saber pedagógico. (p., 6)

Elementos que, según el autor, se encuentran en permanente cambio e

interrelacionados desde el enrutamiento de un sin número de situaciones complejas.

Las prácticas pedagógicas, tienen sentadas sus bases en los saberes del profesor,

como son: el saber disciplinar (¿Qué sé?), el saber pedagógico (¿Cómo comunico lo que

sé?) y el saber académico (¿Cómo me transformo con lo que sé?), que le permiten

afianzar sinergias y relaciones con el estudiante generando una comunicación fluida,

tendientes a forjar conocimiento y reflexiones de su papel en la sociedad y en su

acontecer diario.

Referencias

Díaz, M. (1990). De la práctica pedagógica al texto pedagógico. Pedagogía y saberes.

(1), 14-27.

Martínez, A. (1990). Teoría Pedagógica: Una Mirada arqueológica a la pedagogía.

Pedagogía y saberes. (1), 1-8.

Gelvez Suarez, H. (2007). De las prácticas docentes distributivas a las prácticas

docentes investigativa. Bogotá: Ministerio de Educación Nacional.