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Año 1913 En éste año la señora Enriqueta L. de Dorrego, quiso agregar $ 100 mensuales a los gastos del asilo para permitir a la hermana que visita a los pobres de proveer a algunas de sus necesidades, llevándoles comestibles, etc. La caridad material ayuda a alcanzar el fin de la misión de una Hija de la Caridad, que es de cuidar los cuerpos, para llegar hasta las almas. Reina una miseria moral muy grande, en el pueblo de Punta Chica, en el de Victoria y principalmente en la parte llamada el Bañado, que podría llamarse una pequeña China, hay muchos niños que hacer bautizar y matrimonios que realizar. Las otras obras siguen un curso ordinario bien despacio, es cierto, pero el bien se hace. Noticias de la buena y bienhechora, traían alegrías y deseos de volver a verla pronto; su bondad y cariños eran tales, que no dejaba una sola carta sin contestación, aún fuese mandada por la más humilde y pequeña de las chicas.

Año 1913

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Año 1913

En éste año la señora Enriqueta L. de Dorrego, quiso agregar $ 100 mensuales a los gastos del asilo para permitir a la hermana que visita a los pobres de proveer a algunas de sus necesidades, llevándoles comestibles, etc.

La caridad material ayuda a alcanzar el fin de la misión de una Hija de la Caridad, que es de cuidar los cuerpos, para llegar hasta las almas.

Reina una miseria moral muy grande, en el pueblo de Punta Chica, en el de Victoria y principalmente en la parte llamada el Bañado, que podría llamarse una pequeña China, hay muchos niños que hacer bautizar y matrimonios que realizar.

Las otras obras siguen un curso ordinario bien despacio, es cierto, pero el bien se hace.

Noticias de la buena y bienhechora, traían alegrías y deseos de volver a verla pronto; su bondad y cariños eran tales, que no dejaba una sola carta sin contestación, aún fuese mandada por la más humilde y pequeña de las chicas.