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ANTOLOGÍA POÉTICA JOSEFA PARRA RAMOS ENCUENTROS LITERARIOS 4. Tratado de cicatrices (Calambur, 2006) NOSTALGIA DE LOS CUERPOS Tienen algunos cuerpos la cualidad del agua. Como ella, transparentes o turbios se deslizan suaves pero imparables. Van dejando sus rastros, como una huella húmeda, en los huecos más descubiertos de nuestra memoria, en las grietas del alma, y acomodan sus perfiles, olores y cadencias donde queda un resquicio de nostalgia. SEPTIEMBRE (II) Alguna vez el mundo olvida sus fronteras y en un lugar del Sur el otoño establece una estampa de fríos y nórdicos países. Una música extraña, la lluvia, la tristeza han descubierto en medio de una plaza mojada apetecible asilo donde asentar sus reinos. Y esta mesa en que sorbo un café con desgana, donde te echo de menos con absurda insistencia -ah tu voz, tu sonrisa, la trampa de tu boca- es la lejana isla o un pozo entre la hierba, en tanto tú, nereida del mediodía, esquiva, sabrá Dios qué otros mares más templados transitas, qué olas ciñen y asedian tu cuerpo de sirena, y si en este desorden podré un día encontrarte. EL DORMIDO PRETÉRITO Y PLUSCUAMPERFECTO Devuélvete a tu pura silueta de dormido, a tus piernas perfectas recogidas, a tu gesto inocente rendido en la almohada, a las horas de siesta en que te hallabas al alcance de mis ensoñaciones. Devuélveme a ese niño que a solas descubrí tras la vigilia, devuélveme tus párpados, quisiera contemplarte de nuevo, ahora te comprendo. 5. La hora azul (Visor, 2007) El volumen, compuesto de 35 poemas, está dividido en tres partes bien diferenciadas: Las horas, Los lugares y Las excusas. En cuanto al título, confiesa la autora que «el azul es mi color favorito y se refiere a las horas más importantes de mi vida». DE LA SED Quitadme incluso el mar; incluso el apretado cauce de los arroyos, las acequias ruidosas de insectos, los estanques donde los peces muerden la soledad del agua; quitadme la tormenta, los carriles de lluvia resbalando en el vidrio, el rocío que preña de gotas los jarales, la humedad de la noche lastimando los trigos. Quitadme incluso el mar. (La única sed que temo es la sed de su boca.) NO HAY EDAD FAVORABLE No hay edad favorable para el amor: todas le son contrarias, porque el dolor no cuadra en ningún tiempo ni contenta la angustia a cuerpo alguno. Huiré de tu mirada y del incendio que causas, de la muerte y la locura, mientras me queden fuerzas. No merezco tanta desolación. Hágase el día. MIENTE UN SUEÑO Miente un sueño el amor, y casi siempre acierta a conmoverte con sus brumas; una mentira altísima, una imagen adorable te ofrece; tú sospechas que no es cierto: no existen sino sombras, humo y temblor. Escrito sobre el agua, el nombre amado dura lo que un soplo. Pero es tan dulce entrecerrar los ojos, hacer como que crees y entregarte. ME HUELES DIFERENTE Me hueles diferente cada vez que te pienso. Hoy me has olido a enredadera Y ha crecido tu nombre, veraz y vigoroso, Para apoyarse en mí Como un muro

Antología poética Josefa Parra

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Breve antología poética de la obra de Josefa Parra elaborada por Andrés Pulido para el encuentro literario de la autora con el alumnado de 2º bachillerato del IES Vega del Guadalete (Curso 2010-11)

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ANTOLOGÍA POÉTICA

JOSEFA PARRA RAMOS

ENCUENTROS LITERARIOS

4. Tratado de cicatrices (Calambur, 2006)

NOSTALGIA DE LOS CUERPOS

Tienen algunos cuerpos la cualidad del agua. Como ella, transparentes o turbios se deslizan suaves pero imparables. Van dejando sus rastros, como una huella húmeda, en los huecos más descubiertos de nuestra memoria, en las grietas del alma, y acomodan sus perfiles, olores y cadencias donde queda un resquicio de nostalgia. SEPTIEMBRE (II) Alguna vez el mundo olvida sus fronteras y en un lugar del Sur el otoño establece una estampa de fríos y nórdicos países. Una música extraña, la lluvia, la tristeza han descubierto en medio de una plaza mojada apetecible asilo donde asentar sus reinos. Y esta mesa en que sorbo un café con desgana, donde te echo de menos con absurda insistencia -ah tu voz, tu sonrisa, la trampa de tu boca- es la lejana isla o un pozo entre la hierba, en tanto tú, nereida del mediodía, esquiva, sabrá Dios qué otros mares más templados transitas, qué olas ciñen y asedian tu cuerpo de sirena, y si en este desorden podré un día encontrarte. EL DORMIDO PRETÉRITO Y PLUSCUAMPERFECTO Devuélvete a tu pura silueta de dormido, a tus piernas perfectas recogidas, a tu gesto inocente rendido en la almohada, a las horas de siesta en que te hallabas al alcance de mis ensoñaciones. Devuélveme a ese niño que a solas descubrí tras la vigilia, devuélveme tus párpados, quisiera contemplarte de nuevo, ahora te comprendo.

5. La hora azul (Visor, 2007)

El volumen, compuesto de 35 poemas, está dividido en tres partes bien diferenciadas: Las horas, Los lugares y Las excusas. En cuanto al título, confiesa la autora que «el azul es mi color favorito y se refiere a las horas más importantes de mi vida».

DE LA SED Quitadme incluso el mar; incluso el apretado cauce de los arroyos, las acequias ruidosas de insectos, los estanques donde los peces muerden la soledad del agua; quitadme la tormenta, los carriles de lluvia resbalando en el vidrio, el rocío que preña de gotas los jarales, la humedad de la noche lastimando los trigos. Quitadme incluso el mar. (La única sed que temo es la sed de su boca.)

NO HAY EDAD FAVORABLE

No hay edad favorable para el amor: todas le son contrarias, porque el dolor no cuadra en ningún tiempo ni contenta la angustia a cuerpo alguno. Huiré de tu mirada y del incendio que causas, de la muerte y la locura, mientras me queden fuerzas. No merezco tanta desolación. Hágase el día. MIENTE UN SUEÑO

Miente un sueño el amor, y casi siempre acierta a conmoverte con sus brumas; una mentira altísima, una imagen adorable te ofrece; tú sospechas que no es cierto: no existen sino sombras, humo y temblor. Escrito sobre el agua, el nombre amado dura lo que un soplo.

Pero es tan dulce entrecerrar los ojos, hacer como que crees y entregarte. ME HUELES DIFERENTE

Me hueles diferente cada vez que te pienso. Hoy me has olido a enredadera Y ha crecido tu nombre, veraz y vigoroso, Para apoyarse en mí Como un muro

1. ELOGIO A LA MALA YERBA (Visor, 1996)

“La autora nos ofrece una perspectiva múltiple y amplia, no tanto en lo material como en lo ideológico, del mundo y la cultura. Partiendo de una amorosa contemplación, pretende comunicar cuánto de hermoso, cuánto de valioso y digno tienen los personajes y actitudes que ha captado, incluso ( o quizá más aún) aquellos que se consideran fuera de norma. Prostitutas y filósofos, necrófagos y juerguistas, caínes y espirituales serenamente por estos poemas”.

La infidelidad irremediable

Si, al final, ha de comer la tierra tus delicados huesos, y ha de dormir tu boca como una orquídea tierna debajo de raíces y lianas, qué importa que estés tan descubierto y accesible, que encauces tu saliva en otros surcos, que te des a pedazos cada noche como Profana, y Cruel, y Santa Forma. Si, al final, has de ser a despecho de tu carne radiante y de todo el deseo con que te he coronado espléndido despojo que posea la muerte...

Poemas prohibidos II

Lo innominado

Lo sabíamos ambos, por eso era superfluo repetirlo -también eso sabíamos-, aunque a veces la noche se encarnizara en darnos las palabras más bellas, por si acaso crecían. Esas veces que faltaba un mal minuto para que hubiese chispas rodando por el suelo, y había que apartar los ojos, y amarrarse los lazos casi sueltos de la triste cordura. Porque también sabíamos que era cosa de locos, desvarío extremado (aunque, sí, delicioso) y que era necesario extirparlo de golpe, o sacarle los ojos, o cortarle las manos, para que no saliese a la luz y mostrase su inocencia perfecta, que no iba a entender nadie.

2. GEOGRAFÍA CARNAL (Diputación de Cádiz, 1997)

Has cambiado otra vez el curso de los ríos…

Has cambiado otra vez el curso de los ríos y has hecho trasladarse todas las cordilleras con sólo la mirada de tus ojos de escarcha y el roce de tus dedos sobre los mapamundis. Señor de los amores y de la geografía, grandísimo truhán y Todopoderoso inconsciente, ahora tienes que rescribir los libros y en mi cuerpo desnudo es tu deber marcar de nuevo las fronteras.

3. ALCOBA DEL AGUA (Quórum, 2002)

“(En el libro se) construye un mundo donde lo clásico y lo actual van de la mano, pasando por su particular filtro y donde el amor es, ante todo, pasión. Leer a Pepa Parra es adentrarse en un universo en el que priman las sensaciones intensas que sacuden desde dentro, y nos dejan en herencia el sabor de la melancolía, el dolor, pero también el haber amado y disfrutado”.

Te explico la diferencia Puedo pasar la vida contando los exactos lunares de tu vientre, siguiendo en el espejo tu mirada, ahuyentando tus fantasmas; si quieres, siéndome un poco tú. Puedo pasar la vida. Pero vivir, amor, es mucho más que eso; es crecer y dormir y envejecer contigo, reñir y bromear, y no vernos a veces, o vernos como extraños alguna madrugada. Es la recia costumbre que de pronto fulgura con una hermosa lumbre de pasión y demencia.

De los sueños ¿Qué dirías si hoy te invitara a mis sueños? Tus labios de manzana sobre la piel golosa de mis ingles toda la noche -di, ¿qué pensarías?-, tu saliva frutal levemente aromando el hambriento contorno de mi vientre... Qué cosecha tan dulce (semillas y caricias y extravíos) para un mundo sin sol. Dime, ¿no acudirías si también esta noche te convoco a mis sueños?

El recuerdo y sus malas jugadas El recuerdo me impide dejar atrás tu rostro bellísimo, y tu boca donde el mundo se abre como un cáliz profano. Si la memoria no fuese tan terca, yo te habría vencido. Pero el recuerdo es áspero enemigo: es fuerte como fuerte la desdicha, como fuerte el amor. Y aún en mis manos la huella de las tuyas se dibuja con dulzura tenaz, si por unos momentos el vino o la añoranza me hacen pensar en ti. Cosas que no tendremos Cosas que no tendremos: Las mañanas de abril largas de amor y sueño. Las tardes de noviembre con lluvia interminable. Las noches del verano tercamente estrelladas. Todas las madrugadas dulcísimas de otoño. Cosas que me he perdido: No sabré del sabor de tu boca dormida. No acunaré a tus hijos. No beberé tu vino. No lloraré contigo viendo ningún ocaso. No me amanecerá tu vientre entre las sábanas. Tengo todo un tesoro de lagunas y ausencias, un muestrario completo de páginas en blanco. Buenos días, tristeza A veces llega la tristeza. Trae las alas suaves de conformidades, los ojos bajos y la piel desnuda, y parece tan fácil entregarse, despojarse, poner bajo sus plantas el reino, los poderes y las armas, el amor sobre todo, y esos últimos retales que nos quedan de alegría. A veces gana la tristeza; entonces, qué lujo de matices su victoria, qué fasto de sus grises y sus pardos ocupándolo todo.