Upload
maria-ramirez-lopez
View
233
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
PARÉMONOS A OBSERVAR
"La comunicación en la infancia"
¿Cuando fue la última vez que observé a un niño/a en su actividad
cotidiana? Observar, concepto definido como percatarse, examinar
atentamente, mirar con atención y cautela. ¿Cuando le dí la oportunidad
de contarme algo a través de su actividad? ¿En qué momento me
acostumbré a la oralidad pasando por alto un gesto, postura o la
expresión en todos sus sentidos?
Hoy, me doy cuenta que los infantes comunican continuamente,
expresan aunque no usen el lenguaje verbal.
Tratar de entender lo que hay detrás de los mensajes verbales,
identificar y poner nombre
a cada emoción que nace
dentro de cada niño/a, es
esencial en la labor de los
educadores/as. Practicar la
escucha activa y la
observación para conocer a
tu grupo de clase, para
entender cómo se sienten y para saber qué es lo que necesitan en cada
momento.
Por ello es preciso tener confianza en la capacidad de los niños/as a la
hora de manejar sus sentimientos, para trabajar en ellos, y para que
puedan encontrar soluciones.
Loris Malaguzzi afirmaba que los críos/as tienen cien lenguajes, cien
formas de comunicarse. Es conveniente analizar esta declaración,
parémonos a pensar en lo que tienen que decir los niños/as, que todos
los lenguajes son válidos para manifestar, aunque algunos escapen a
nuestra consciencia en gran cantidad de ocasiones. ¿Por qué nos
empeñamos en atender el lenguaje verbal y escrito con esmero, mientras
relegamos a un segundo plano otras formas de expresión dentro del
aula? Reconozco que en mi práctica en el aula ha imperado un método,
uno que exigía silencio, que exigía estética visual y pedía voces corales
que no se excedieran. Evidenciando una mirada, un gesto, una mueca,
un silencio a propósito, movimientos encadenados que expresan
sentimientos que ellos/as no son capaces de identificar porque no los
conocen...
Bajo mi punto de vista, la sociedad necesita una escuela empática, que
ponga a disposición de los más pequeños/as recursos vitales para la
comunicación, que cree situaciones donde éstos se desenvuelvan grupal
o individualmente favoreciendo el conocimiento de sí mismo/a o el de
los demás; esa es la escuela que yo quiero, reparo en el propósito de esa
idealización, cada docente desde su autonomía pedagógica podría
luchar porque así fuera.
Realmente no se enseña a expresar, pero las relaciones comunicativas
entre iguales o con adultos/as, y las experiencias en un contexto
cercano, favorece que los niños/as se relacionen y se familiaricen con el
lenguaje. El contexto, como digo, es primordial para que se lleve a cabo
la comunicación. Dentro del aula, es conveniente un ambiente próximo
que simule el hogar, para ello podemos tener como referente las
escuelas de los países nórdicos donde se puede encontrar un sofá en
cada aula. ¿Qué hace un sofá en el aula? ¿Es que los niños/as van a
tumbarse y a descansar? Bien, el sofá transmite cercanía, es un lugar
donde pueden aflorar muchas emociones y sentimientos que se pueden
compartir, un sitio cómodo que ayuda a relajarse y favorece el
desarrollo de los lazos de unión en un momento placentero. Obviamente
no es comparable con
asientos rígidos e
individuales, que igual
proporcionan mejor
estética a la clase pero
limitan las relaciones
(también necesarios en
determinadas situaciones).
Esto nos muestra que la disposición de la clase incide de manera
indirecta en los vínculos personales.
El educador/a
Según nuestro concepto de infancia, dejaremos hacer o limitaremos.
El educador/a como mediador de conocimientos, que pasa del "Yo" al
"Nosotros/as", siendo traductor/a, poniendo palabras a las emociones de
los niños/as.
Los humanos damos razones de nuestro existir, usamos palabras con
fuerza que crean realidad, que ponen nombre a pensamientos y
sentimientos, pero en algunas ocasiones somos los mismos
educadores/as los que interfieren en eso, prohibiendo palabras,
palabras tabú. Las palabras tabú poseen mucha fuerza y son requeridas
también en el lenguaje infantil.
Un educador/a valora sus propios recursos y lleva a cabo propuestas,
que no necesariamente tienen que tener un coste alto, pueden ser
modestas pero bien fundamentadas. La contínua actualización, la
observación directa a otros entornos de aprendizaje de los que se pueda
aprender es muy importante, no para extrapolar datos sin conciencia
ninguna, sino para coger ideas aplicables a nuestro aula. Cuando
conseguimos una coherencia entre nuestros planteamientos educativos y
el diseño y utilidad de los espacios, éstos se convierten en nuestros
aliados.
La espera, la escucha y la observación serán nuestros principales
recursos para dejar que los niños/as resuelvan los retos que se les
presentan, sabiendo que indicar el camino para conduce a delimitar y
provocar el fracaso.
"Lo que permite al niño/a desarrollar todo su poder combinatorio no es
el aprendizaje de la lengua, sino las oportunidades que tenga de jugar
con el lenguaje y con el pensamiento."
María Ramírez López