Cierta vez, Manuela se lamentaba

diciendo:

“Ya me cansé de ser oruga, quiero ser

Mariposa”.

Sabio, el sapo, la escuchó y le dijo:

-Manuela, ¿has probado las hojas de arveja?

¡Has charlado con los grillos que pasan por tu casa?

-No –respondió Manuela.

-¡Te das cuenta de todo lo que te has perdido por querer convertirte en mariposa?

-exclamó Sabio.

Manuela pensaba en todo lo que le hacía falta vivir y cuando caminaba a su casa se quedó dormida en la corteza de un árbol.

Días después, Manuela despertó y

extendió sus alas: y se dio cuenta que se había convertido en mariposa! Quiso platicar con los grillos, pero como era tan grande, no pudo cruzar los matorrales. Quiso probar las hojas de arveja pero su boca no se lo permitió.

Manuela lamento no haber disfrutado lo que su edad y tamaño le permitían antes pero prometió:

- De ahora en adelante volaré hasta donde mis alitas puedan resistir…

- Tendré muchísimos amigos y probaré todas las flores que me encuentre en el camino…

.FIN.

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