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1 ILUSTRACIÓN ALEMANA: KANT NOMBRE APELLIDOS Me parece que los ejemplos de la matemática y de la ciencia natural, las cuales se han convertido en lo que son ahora gracias a una revolución repentinamente producida, son lo suficientemente notables como para hacer reflexionar sobre el aspecto esencial de un cambio de método que tan buenos resultados ha proporcionado en ambas ciencias, así como también para imitarlas, al menos a título de ensayo, dentro de lo que permite su analogía, en cuanto conocimientos de razón, con la metafísica. Se ha supuesto hasta ahora que todo nuestro conocer debe regirse por los objetos. Sin embargo, todos los intentos realizados bajo tal supuesto con vistas a establecer a priori, mediante conceptos, algo sobre dichos objetos algo que ampliara nuestro conocimiento desembocaban en el fracaso. Intentemos, pues, por una vez, si no adelantaremos más en las tareas de la metafísica suponiendo que los objetos deben conformarse a nuestro conocimiento, cosa que concuerda ya mejor con la deseada posibilidad de un conocimiento a priori de dichos objetos, un conocimiento que pretende establecer algo sobre éstos antes de que nos sean dados. Ocurre aquí como con los primeros pensamientos de Copérnico. Este, viendo que no conseguía explicar los movimientos celestes si aceptaba que todo el ejército de estrellas giraba alrededor del espectador, probó si no obtendría mejores resultados haciendo girar al espectador y dejando las estrellas en reposo. En la metafísica se puede hacer el mismo ensayo, en lo que atañe a la intuición de los objetos. Si la intuición tuviera que regirse por la naturaleza de los objetos, no veo cómo podría conocerse algo a priori sobre esa naturaleza. Si, en cambio, es el objeto (en cuanto objeto de los sentidos) el que se rige por la naturaleza de nuestra facultad de intuición, puedo representarme fácilmente tal posibilidad. Ahora bien, como no puedo pararme en estas intuiciones, si se las quiere convertir en conocimientos, sino que debo referirlas a algo como objeto suyo y determinar éste mediante las mismas, puedo suponer una de estas dos cosas: o bien los conceptos por medio de los cuales efectúo esta determinación se rigen también por el objeto, y entonces me encuentro, una vez más, con el mismo embarazo sobre la manera de saber de él algo a priori o bien supongo que los objetos o, lo que es lo mismo, la experiencia, única fuente de su conocimiento (en cuanto objetos dados), se rige por tales conceptos. En este segundo caso veo en seguida una explicación más fácil, dado que la misma experiencia constituye un tipo de conocimiento que requiere entendimiento y éste posee unas reglas que yo debo suponer en mí

Aufklärung Immanuel Kant

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ILUSTRACIÓN ALEMANA: KANTNOMBRE APELLIDOSMe parece que los ejemplos de la matemática y de la ciencia natural, las cuales se han convertido en lo que son ahora gracias a una revolución repentinamente producida, son lo suficientemente notables como para hacer reflexionar sobre el aspecto esencial de un cambio de método que tan buenos resultados ha proporcionado en ambas ciencias, así como también para imitarlas, al menos a título de ensayo, dentro de lo que permite su analogía, en cuanto conocimientos de razón, con la metafísica. Se ha supuesto hasta ahora que todo nuestro conocer debe regirse por los objetos. Sin embargo, todos los intentos realizados bajo tal supuesto con vistas a establecer a priori, mediante conceptos, algo sobre dichos objetos algo que ampliara nuestro conocimiento desembocaban en el fracaso. Intentemos, pues, por una vez, si no adelantaremos más en las tareas de la metafísica suponiendo que los objetos deben conformarse a nuestro conocimiento, cosa que concuerda ya mejor con la deseada posibilidad de un conocimiento a priori de dichos objetos, un conocimiento que pretende establecer algo sobre éstos antes de que nos sean dados. Ocurre aquí como con los primeros pensamientos de Copérnico. Este, viendo que no conseguía explicar los movimientos celestes si aceptaba que todo el ejército de estrellas giraba alrededor del espectador, probó si no obtendría mejores resultados haciendo girar al espectador y dejando las estrellas en reposo. En la metafísica se puede hacer el mismo ensayo, en lo que atañe a la intuición de los objetos. Si la intuición tuviera que regirse por la naturaleza de los objetos, no veo cómo podría conocerse algo a priori sobre esa naturaleza. Si, en cambio, es el objeto (en cuanto objeto de los sentidos) el que se rige por la naturaleza de nuestra facultad de intuición, puedo representarme fácilmente tal posibilidad. Ahora bien, como no puedo pararme en estas intuiciones, si se las quiere convertir en conocimientos, sino que debo referirlas a algo como objeto suyo y determinar éste mediante las mismas, puedo suponer una de estas dos cosas: o bien los conceptos por medio de los cuales efectúo esta determinación se rigen también por el objeto, y entonces me encuentro, una vez más, con el mismo embarazo sobre la manera de saber de él algo a priori o bien supongo que los objetos o, lo que es lo mismo, la experiencia, única fuente de su conocimiento (en cuanto objetos dados), se rige por tales conceptos. En este segundo caso veo en seguida una explicación más fácil, dado que la misma experiencia constituye un tipo de conocimiento que requiere entendimiento y éste posee unas reglas que yo debo suponer en mí ya antes de que los objetos me sean dados, es decir, reglas a priori. Estas reglas se expresan en conceptos a priori a los que, por tanto, se conforman necesariamente todos los objetos de la experiencia y con los que deben concordar. Por lo que se refiere a los objetos que son meramente pensados por la razón y, además, como necesarios, pero que no pueden ser dados (al menos tal como la razón los piensa) en la experiencia, digamos que las tentativas para pensarlos (pues, desde luego, tiene que ser posible pensarlos) proporcionarán una magnífica piedra de toque de lo que consideramos el nuevo método del pensamiento, a saber, que sólo conocemos a priori de las cosas lo que nosotros mismos ponemos en ellas. KANT, Crítica de la razón pura, prólogo segunda edición, de B XIV, línea 8, a B XVIII, línea 11. Trad. P. Ribas, Madrid, Alfaguara, 1998, pp. 19-21.1. RESUMEN DEL TEXTO¿Cuál es el tema del texto? ________________________________________________________.Señala las ideas más importantes: 1ª) _________________________________________________________________________________2ª) _________________________________________________________________________________3ª) _________________________________________________________________________________4º) _________________________________________________________________________________5º) _________________________________________________________________________________6º) _________________________________________________________________________________Explica esas ideas:1ª) Las matemáticas y la ciencia natural han experimentado un éxito tras otro gracias a una revolución repentinamente producida. Se precisa por lo tanto, un cambio de método si queremos progresar, de igual modo, en metafísica. ¿A qué revolución se refiere? _____________________________. ¿Te suena de algo la urgente necesidad de disponer de un método adecuado? ______________________________________.2ª) Todo nuestro conocer ha de regirse por los objetos ¿Te parece la solución correcta? Esta es la solución del realismo ingenuo ¿Qué es el realismo ingenuo? ____________________________________________ ¿Qué es lo que propone Kant? El abandono del realismo ingenuo ¿Cómo lo llama? ___________________.

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3ª) En Metafísica propone hacer el mismo ensayo, esto es, si la intuición tuviera que regirse por la naturaleza de los objetos no habría conocimiento alguno, en cambio, si es el objeto el que se rige por nuestra facultad de conocimiento, puedo representarme fácilmente el mundo. _______________________.4º) Kant apunta que o bien los conceptos mediante los cuales realizo la determinación del mundo se rigen por el objeto, entonces me encuentro en un callejón sin salida dada la naturaleza cambiante del mundo físico y, por lo tanto, la dificultad del objeto de conocimiento o 5º) bien supongo que la experiencia se rige por tales conceptos. ¿Qué son esos conceptos? ___________ Veo entonces como el mundo en toda su extensión se revela ante mí como un maravilloso prodigio, objeto de conocimiento, dado que la experiencia misma se rige por las propias reglas del entendimiento y el lenguaje del mundo se torna inteligible y maravilloso____________________________________________.6º) Los objetos que son meramente pensados por la razón como Alma, Dios y Mundo ¿Qué son? ____________ Sólo pueden ser pensados, no conocidos. ¿De qué sirven entonces? __________________. ¿Es correcto aplicar las categorías del entendimiento a dichos conceptos? ____, caemos en lo que Kant llama __________________.Señala Kant, no obstante, que proporcionan una piedra de toque del nuevo método de pensamiento ¿cuál es el nuevo método de pensamiento? ¿Cómo se llama? ________________. Y, por lo tanto, sólo conocemos a priori de las cosas lo que nosotros mismo hemos puesto en ellas. Pon un ejemplo: _______________________________________________.

2. EXPLICACIÓN DE DOS NOCIONES PRESENTES EN EL FRAGMENTOTEORÍA DEL CONOCIMIENTO:Kant encontró dos problemas enormes: 1º) que las aspiraciones de la ciencia a un conocimiento cierto del mundo eran obstaculizadas por la filosofía empírica (recordemos a Hume y la crítica al principio de causalidad) y 2º) la imposibilidad del diálogo entre el determinismo de la ciencia natural y la libertad postulada en la religión. La Crítica de la razón pura (1781, 1787) está destinada a solucionar este problema epistemológico: ¿cuáles son las condiciones de posibilidad de un “conocimiento seguro” en un “mundo fenoménico”? Quiere esto decir que así como la revolución de Copérnico consiste en un cambio de centro, en la teoría de conocimiento de Kant ocurre algo parecido: 1º) el conocimiento gira más (aunque no exclusivamente) en torno al sujeto que al objeto; 2º) conocer no es un proceso pasivo (como si la mente sólo fuera un espejo en el que se refleja el mundo), sino más bien significa construir activamente el conocimiento estructurando y, hasta cierto punto, manipulando, los datos de la experiencia. Sigue habiendo una reivindicación de la correspondencia entre “mente” y “mundo” pero no ya en el sentido ingenuo y dogmático sino crítico. La mejor forma de aproximarse aunque no la única al corazón del sistema filosófico de Kant es a través de su doble clasificación de los juicios. Según él, todo juicio es (i) analítico o sintético y (ii) a priori o a posteriori. Por ejemplo, “casa es femenino”, “verde es un color” son juicios analíticos, puesto que su negación, a saber “casa no es femenino”, “verde no es un color” es en cada caso lógicamente absurda. Su verdad es clara a partir del mero análisis de los términos en los que son hechos. Un juicio que no es analítico es sintético. Sintéticos son todos los juicios sobre cuestiones empíricas de hecho, en particular las que establecen las leyes empíricas de la naturaleza como “el calor dilata los cuerpos” o “El agua hierve a 100ºC”. Estos juicios son verdaderos o falsos, pueden ciertamente ser negados sin contradicción. Un juicio es a priori si es “independiente de toda experiencia e incluso de todas las impresiones de los sentidos”. Así, “los ángeles son espíritus puros” no puede ser ni confirmado ni falsado por la experiencia es –si es significativo, a priori. Además, todos los juicios analíticos son a priori. Su verdad y, desde luego, su necesidad lógica, puede ser hecha evidente sin recurrir a la experiencia o a la observación mediante el mero análisis de sus términos. Si combinamos estas dos clasificaciones y observamos que todos los juicios analíticos han de ser también a priori, vemos que hay tres clases de juicios mutuamente excluyentes conjuntamente exhaustivos, a saber: (i) analíticos y a priori; (ii) sintéticos y a posteriori, y (iii) sintéticos a priori. Vale la pena señalar que Leibniz considera que todos los juicios son analíticos. Esto es, según él, incluso los juicios empíricos admitían en teoría que se analizasen sus términos hasta que se viera que su conexión es lógicamente necesaria. Según Hume todos los juicios son analíticos y, por tanto, a priori o sintéticos a posteriori; no hay ninguno que sea sintético a priori. Kant está convencido de lo contrario. Encuentra juicios sintéticos a priori (i) en las matemáticas y en la ciencia de su tiempo y (ii) en la moralidad. Un ejemplo sería el juicio “todo evento tiene una causa”. Esto puede ser negado sin absurdo lógico y, no obstante, en su generalidad es algo no confirmable ni falsable por la experiencia sensible. Si no conociésemos ninguna causa de un evento, siempre podemos seguir buscándola. Por otro lado, aun cuando mantengamos que todos los eventos conocidos tienen causas, puede haber otros que no tengan. La forma

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dominante de la mecánica cuántica, en la actualidad, logra rechazar el principio de causalidad. ¿Cómo son posibles los juicios sintéticos a priori? La estética, la analítica y la dialéctica trascendentales corresponden a los tres planos de la sensibilidad, entendimiento y razón.

ESTÉTICA TRASCENDENTALSegún Kant, el espacio y el tiempo –en tanto que opuestos a las percepciones sensibles que están localizadas en éstos- son i) a priori y ii) nociones particulares en lugar de generales. En un argumento dirigido a mostrar el carácter a priori del espacio y el tiempo nos invita a variar todos los rasgos de un objeto perceptivo, excepto su estar en el espacio y en el tiempo. El color forma o semejanza de un objeto percibido es distinto de su situación en el espacio y en el tiempo. Uno de sus argumentos para mostrar que el espacio y el tiempo son nociones particulares y no generales consiste en subrayar el hecho de que la “división” es distinta en cada caso, el espacio se divide en subespacios (metros, centímetros) y el tiempo en intervalos temporales (segundo, minuto, hora). Por otro lado, la división de una noción general se efectúa en sus diversas especies como, por ejemplo, “animal” se divide en “vertebrado” y “no vertebrado” que sigue siendo general. Ahora bien, si el espacio y el tiempo son a priori y particulares, Kant puede explicar la legitimidad de los juicios sintéticos a priori de la aritmética y la geometría. Los de la aritmética describen la estructura del tiempo con su repetición en unidades; los de la geometría describen la estructura del espacio con sus modelos extensos. Aplicamos entonces, conceptos a priori (categorías) a particulares a priori (a saber, espacio y tiempo).

ANALÍTICA TRASCENDENTALEn la Analítica trascendental se pone de manifiesto que la experiencia del mundo no sólo está sujeta a las condiciones de la sensibilidad, espacio y tiempo, sino que están sujetas a otros principios a priori: las categorías del entendimiento. Si registramos sin excepción toda forma de juicio, todas las variedades de la estructura lógica que se encuentran en los juicios, llegaremos con eso a la lista completa de las categorías. Esto da como resultado una matriz de cuatro grupos: cantidad, cualidad, relación y modalidad, de tres conceptos (categorías) cada uno. Estos aparecerán en los objetos de la intuición, aquello que percibimos, ya que estos objetos son el fruto de una síntesis mediante la cual el entendimiento organiza la multiplicidad de sensaciones en el mundo que percibimos y sobre los que podemos formular juicios. La actividad sintetizante genera en la persona una conciencia unificada y, como contrapunto de la mente cognoscente, un único mundo. Pero ¿qué significa “trascendental”? Algo es trascendental si es necesario para la experiencia pero no se da en la experiencia. No intuimos el espacio y el tiempo, intuimos sólo cosas y eventos organizados de ciertas formas. Análogamente, no aprehendemos la causalidad como tal, sino sucesos dispuestos de tal manera que uno es condición para el otro. No nos aprehendemos a nosotros mismos, nuestro yo sino que experimentamos nuestra mente como algo unificado. Esto es lo que Kant denomina unidad sintética de la apercepción, término que designa la estructura unificada de las representaciones en cuanto mías. Siempre puedo anteponer un “yo pienso que” a cada una de mis intuiciones. Todos estos aspectos son trascendentales. La tarea del filósofo estriba en ponerlos de manifiesto de tal modo que seamos capaces de pensarlos como conceptos puros del entendimiento. ¿Qué relación existe entre las categorías a priori y mi experiencia de un mundo determinado y organizado? Kant sostiene que ha de haber algo intermedio que sea “homogéneo con la categoría” y con el fenómeno. A tales intermediarios, los denomina “esquemas” que son reglas de síntesis mediante las cuales se ensambla el mundo en un fenómeno organizado. A cada uno de los esquemas le corresponde una proposición general, tal como el principio de que “todos los cambios tienen lugar de acuerdo con la ley que enlaza causa y efecto” (el principio de causalidad). Se trata de la expresión proposicional del esquema causal, que es una de las categorías de “relación”. Las relaciones causales son aquéllas susceptibles de expresión en la forma: “Si esto y esto, entonces eso y aquello”. Las proposiciones que expresan esquematismo son sintéticas a priori. No pueden por menos de ser verdaderas respecto al mundo que experimentamos, pero no podríamos llegar a conocerlas de no ser porque experimentamos semejante mundo. A eso se debe de que los seres humanos habiten un mundo inteligible. Este ha sido unificado mediante el uso de esquematismos que se corresponden con las formas posibles del juicio. Las proposiciones sintéticas a priori han de determinar las formas básicas en las que debe expresarse todo conocimiento empírico, es decir, toda ciencia. El sistema de juicios, categorías, conceptos y esquemas está implicado en la creación del mundo empírico que percibimos, así como de la estructura y los contenidos de la mente del perceptor. Kant lo considera el único sistema posible. Pensaba que el patrón de las formas de juicio no podía haber sido creado de otro modo.

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Ubica las condiciones lógicas de toda experiencia en el conjunto cerrado de formas que pueden adoptar los juicios. Es éste uno de los presupuestos más discutidos de su pensamiento ¿por qué ha de haber justamente doce formas de juicio?

CRÍTICA DE LA METAFÍSICA TRADICIONAL:DIALÉCTICA TRASCENDENTALTodo conocimiento consiste en categorizar: ordenar mediantes las categorías el material perceptivo localizado en el espacio y el tiempo. Así el conocimiento es, a su vez, perceptivo y conceptual, esto es, el producto conjunto de percibir y pensar. Lo que no puede ser percibido sólo podemos pensarlo, no obstante, no podemos conocerlo. ¿Qué significa esto? Kant distingue entre fenómeno lo que es objeto de conocimiento y noúmeno (cosa en sí o idea) que no podemos conocer (idealismo trascendental). Si no podemos conocerla ¿de qué nos sirve pensarla? Tres son los noúmenos o ideas: Yo, Mundo y Dios. La primera es el objeto de la psicología especulativa (que contiene el conocimiento supuestamente a priori del alma); la segunda, el de la cosmología especulativa (que contiene el conocimiento supuestamente a priori del mundo); la tercera, el de la teología especulativa (que contiene el conocimiento supuestamente a priori de Dios). Según Kant, i) si las categorías son aplicadas a la cosa en sí; o si ii) las ideas son tomadas como categorías de algo que es dado en la experiencia, la metafísica se vuelve espuria. El uso equivocado de las categorías y de las ideas lleva, como Kant intenta mostrar, a falacias obstinadas. ¿Cuáles son?

PSICOLOGÍA RACIONALDe la Psicología Racional, los paralogismos trascendentales. Un paralogismo es un discurso falaz o conclusión falsa. Ahora bien, quien incurre en paralogismos lo hace involuntariamente. El más importante de los paralogismos es el de la sustancialidad: a) la representación de lo que es sujeto absoluto de nuestros juicios que no puede ser usado para representar otra cosa es una sustancia; b) yo, como sujeto pensante, soy el sujeto absoluto de todos mis juicios posibles y esta representación de mí mismo no puede ser empleada como predicado de otra cosa (recordemos la res cogitans); c) yo, como ser pensante (o alma) soy sustancia. Esta forma de proceder es un paralogismo porque “sustancia” es una categoría correspondiente a la primera clase de juicio (juicio categórico: A es B), que atiende a la relación. Por lo tanto, “yo como sustancia” no es una conclusión válida. No podemos aplicar la categoría de sustancia al “yo”, puesto que el yo no es objeto de percepción sensible, es un a priori, un noúmeno, no es objeto de conocimiento. Las categorías sólo pueden aplicarse a lo que es objeto de conocimiento (ciencia) no a lo que es nóumeno. El yo es una idea que encuentro en mi conciencia, no forma parte del mundo. Por lo tanto, no es sustancia. La primera idea del sistema cartesiano, esto es, “pienso, luego soy o existo” es falsa. De igual modo, la existencia es una categoría que se corresponde con el juicio asertórico (A es realmente B) atendiendo a la modalidad. Por lo tanto, tampoco es aplicable al yo. Como vemos la metafísica cartesiana se viene abajo. Vemos que la inmortalidad, sustancialidad e inmaterialidad del alma se funda en paralogismos. La existencia del alma y sus predicados solamente pueden ser para Kant postulados de la razón práctica.

COSMOLOGÍA RACIONALDe la Cosmología Racional, las antinomias de la razón. Una antinomia es “un conflicto entre dos juicios dogmáticos ninguno de los cuales puede aceptarse con más razón que el otro”. Cada una de las antinomias presenta un conflicto entre una tesis y una antítesis. Kant da una lista de cuatro antinomias divididas en dos grupos: antinomias matemáticas y antinomias dinámicas. Las enuncia del siguiente modo: 1ª) Tesis: el mundo tiene un comienzo en el mundo y límites en el espacio. Antítesis: el mundo no tiene un comienzo en el mundo ni límites en el espacio. Es el tema de la infinitud y finitud del mundo; 2ª) Tesis: toda sustancia compuesta consta de partes simples, no existiendo más que lo simple y lo compuesto de lo simple. Antítesis: nada se compone en el mundo de partes simples; 3ª) Tesis: existe la libertad en el sentido trascendental como posibilidad de un comienzo absoluto e incausado de una serie de efectos. Antítesis: todo acontece en el mundo según las leyes naturales (libertad, determinismo); 4ª) Tesis: existen el mundo, como su parte o como su causa un ser necesario. Antítesis: no existe ni como parte ni como causa, en el mundo o fuera de él ningún ser necesario (teísmo, ateísmo). Las tesis son probadas por la refutación de las antítesis y viceversa. Según Kant, estas contradicciones son debidas a que en las dos primeras antinomias, el espacio y el tiempo y la simplicidad son consideradas como cosas en sí en tanto que poseen idealidad trascendental. El mundo queda convertido en un objeto de conocimiento, cosa imposible y que hace igualmente falsas las tesis y la antítesis. En Las dos últimas, en cambio, las tesis y las antítesis son

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verdaderas, pero mientras las antítesis (determinismo y ateísmo) se refieren a los fenómenos, las tesis (libertad y Dios) hacen relación a los noúmenos o cosas en sí; su aparente incompatibilidad no es pues más que la incompatibilidad de dos aserciones que se refieren a esferas distintas.

TEOLOGÍA ESPECULATIVAFinalmente, Kant critica las pruebas tradicionales de la existencia de Dios: “No hay más que tres modos posibles de demostrar la existencia de Dios a partir de la razón especulativa. La primera demostración es la físico-teológica; la segunda, la cosmológica y la tercera, la ontológica. No hay ni puede haber más pruebas”. La primera se basa en la finalidad, basada en el hecho de que en el mundo existe un orden y una belleza análoga a la quinta vía del Aquinate. La prueba cosmológica se fundamenta en el hecho de que en el mundo existen seres que forzosamente han de depender de otros, como por ejemplo, la 1ª, 2ª y 3ª (sobre todo la 3ª vía del Aquinate, recordemos que es la vía de la contingencia); finalmente, la prueba ontológica, podemos señalar el Argumento Ontológico de Anselmo de Canterbury y las demostraciones de Descartes. Kant muestra que lo que llamamos existencia es una categoría perteneciente a la segunda clase de juicio atendiendo a la modalidad, esto es, el juicio asertórico. Al igual que el espacio, el tiempo, la causalidad y la sustancia es una categoría. De modo que para afirmar que algo existe hay que tener la percepción sensible correspondiente. Es así, que de Dios no tenemos percepción sensible, luego no podemos afirmar su existencia.

CONCLUSIÓN DE LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURALa Estética Trascendental y la Analítica Trascendental trazan los límites de la experiencia posible. En este sentido, son “constructivas”. La Dialéctica Trascendental muestra que no se puede ir, dentro de la razón teórica, más allá de dichos límites. En este sentido, es “destructiva” –de la metafísica dogmática-. Kant habla de una ilusión trascendental –la ilusión metafísica- que es distinta de la ilusión física –ópticas- y de las ilusiones lógicas –como las falacias-. Estos dos últimos tipos de ilusión se pueden eliminar. La ilusión trascendental no se elimina, porque no hay criterio por medio del cual pueda rectificarse la ilusión. Al mismo tiempo, semejante ilusión representa una aspiración humana al conocimiento absoluto –que no se puede obtener-. No se puede probar por medio de la razón teórica especulativa ninguno de los principios de la metafísica: de la existencia de Dios (como pretende la Teología Racional), la naturaleza del mundo en su conjunto (Como pretende la Cosmología Racional) y la inmortalidad del alma (como pretende la Psicología Racional). Pero estas cuestiones se repiten una y otra vez. Son las tres grandes cuestiones de “Dios”, “Mundo” y “Alma” (o, también, “Dios”, “Libertad” e “Inmortalidad”) que tienen una función “regulativa”: “Dirigen el entendimiento a un cierto fin… que sirve al propósito de dar la mayor unidad y la mayor amplitud al mismo tiempo”. Las ideas tienen sus raíces, por un lado, en la exigencia de que debemos buscar las condiciones de cualquier juicio verdadero; por el otro, en el supuesto de que la totalidad de estas condiciones que forman una secuencia potencialmente infinita, sea dada en el acto. Este supuesto, a diferencia de la exigencia, es la fuente de un conocimiento pretendido. Pero la exigencia confiere, desde luego, una unidad mayor a nuestro juicio; puesto que al seguirla, le conectamos sistemáticamente esas condiciones mediante relaciones deductivas.

3. CONTEXTUALIZACIÓNEl término “Ilustración” denota un movimiento intelectual que empezó en Inglaterra en el siglo XVII (Locke y los deístas), y se desarrolló en Francia en el siglo XVIII (Bayle, Voltaire, Diderot y otros enciclopedistas) y también (especialmente bajo el ímpetu de la filosofía de Christian Wolf) en Alemania (Mendelssohn, Lessing). No es fácil definir el término. Kant definió la Ilustración como “la salida del hombre de su culpable minoría de edad. Minoría de edad es la imposibilidad de servirse de su entendimiento sin la guía de otro”. El lema de la Ilustración es ¡Sapere aude! ¡Ten el valor de usar tu propia razón! La idea de una ciencia del hombre que tiene Hume representa muy bien el espíritu de la Ilustración del siglo XVIII. Los ilustrados aspiraban a liberar al hombre de los presupuestos teológicos y metafísicos. Hay una gran diferencia entre los sistemas del racionalismo continental (del siglo XVII) y el pensamiento de la Ilustración (del siglo XVIII). La atmósfera del primero está hecha de deducción, la del último de inducción. Pongamos un ejemplo, la teoría moral de Spinoza era una parte de un grandioso sistema expuesto deductivamente y estaba íntimamente ligado con doctrinas metafísicas. En cambio, en la teoría moral de Hume en Inglaterra o Helvecio y los enciclopedistas en Francia encontramos una insistencia en la autonomía de la conciencia moral y en la separación de la ética de la teología. Igualmente, la idea de contrato social no se deriva de los

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datos empíricos, sino que constituye un intento de dotar de justificación racional la autoridad política, sin embargo, los políticos del siglo XVIII no se inclinan por deducir la sociedad y la autoridad política partiendo de doctrinas teológicas y metafísicas. Más bien se interesan por las necesidades observadas del hombre. Este planteamiento permite a Hume sustituir la idea racionalista del contrato social por la idea empírica de la utilidad sentida. Continuemos, los ilustrados sostenían una idea de progreso consistente en la progresiva racionalización del hombre y esta racionalización implica su emancipación de la superstición religiosa y de las formas irracionales de gobierno eclesiástico o civil. Pero esto no es todo, el culto a la razón no ocupaba todo el espacio. Hume insistía en la importancia del sentimiento y afirmaba que la razón es esclava de las pasiones. Por otra parte, los philosophes mostraban poco aprecio por la vida religiosa del hombre. Sería absurdo recurrir al deísta Voltaire o al ateo d´Holbach para encontrar una comprensión profunda de este fenómeno. D´Holbach desarrolló una filosofía naturalista de la religión que no resiste la comparación con las filosofías idealistas de la religión del siglo siguiente. Los enciclopedistas estaban demasiado preocupados por la emancipación del hombre respecto de lo que consideraban las cadenas de la superstición y el clero y ello les impedía tener una conciencia profunda de la conciencia religiosa. Esto se manifiesta en el materialismo, por ejemplo, del citado d´Holbach. No obstante, la importancia de los ilustrados consiste no tanto en los resultados sino en la formación de una mentalidad general. Por primera vez, el perfeccionamiento, el bienestar y la felicidad del hombre está en sus manos. Si se libera de la idea de que su destino depende de un poder sobrenatural cuya voluntad se expresa a través de la autoridad religiosa y si se sigue la vía que le prescribe la razón, el hombre es capaz de crear el medio social en el cual puede surgir la autonomía moral y en el cual es posible promover el bien mayor del mayor número posible. La idea de que el desarrollo del conocimiento científico y una organización más racional de la sociedad acarrearían inevitablemente un aumento de la felicidad humana hay que insertarla aquí. Es verdad que el progreso de la ciencia técnica, resultaron necesarios para el surgimiento de esta idea. Pero esta idea de que el bienestar económico depende del ejercicio de la razón emancipada de las trabas de la autoridad, de los dogmas religiosos y de dudosas doctrinas metafísicas floreció en el siglo XVIII. No se trataba como en la Reforma, de sustituir el dogma católico por el dogma protestante, sino de sustituir la autoridad por el “libre pensamiento”, por la autonomía de la razón. Los ideales de libertad de pensamiento y de tolerancia, que han desempeñado una función tan importante en la civilización de Europa y América encontraron expresión clara en el siglo de las Luces. En cierta medida, la Ilustración expresa el desarrollo de la burguesía. Su ascenso durante el siglo XVII y XVIII reflejó corrientes de pensamiento que en Francia eran hostiles al ancien régime y contribuyeron a preparar el camino para una organización diferente de la sociedad.De acuerdo con esto podemos resumir los puntos más importantes de la Ilustración en los siguientes: 1º) La razón es la capacidad central del hombre y le posibilita no sólo para pensar sino también para actuar correctamente; 2º) El hombre es racional y bueno por naturaleza (Kant aceptó la concepción “cristiana” de un mal radical en la naturaleza humana pero mantuvo que debía ser posible superarlo); 3º) Tanto el individuo como la humanidad globalmente considerada pueden progresar hasta la perfección; 4º) Todos los hombres (incluyendo, en opinión de muchos, a las mujeres) son iguales respecto a su racionalidad y deberían tener garantizada la igualdad ante la ley y la libertad individual; 5º) La tolerancia tiene que ser extendida a otros credos y modos de vida; 6º) Las creencias deben ser aceptadas sólo sobre la base de la razón, no de la autoridad de sacerdotes, textos sagrados o tradición. Por ello, los pensadores ilustrados tendían al ateísmo o, a lo sumo, a un deísmo puramente natural o racional desprovisto de elementos sobrenaturales y milagrosos y diseñado primariamente para apoyar un código moral ilustrado y, en algunos casos, para explicar el hecho de que el universo sea un sistema racional, totalmente accesible a la razón humana; 7º) La Ilustración devalúa los “prejuicios” y las costumbres locales, cuyo desarrollo es debido a peculiaridades históricas más que al ejercicio de la razón. Lo que importa en la Ilustración no es que alguien sea francés o alemán, sino que es un hombre individual, unido en hermandad con todos otros hombres por la racionalidad que comparte con ellos; 8º) La Ilustración minimiza los aspectos no racionales de la naturaleza humana. Las obras de arte, por ejemplo, deberían ser reguladas e instructivas, el producto del gusto no del genio. 9º) La educación debería impartir conocimiento más que moldear sentimientos o desarrollar el carácter. 10º) La Ilustración es, en un sentido ahistórica mantiene que todos los hombres son en todos los tiempos y lugares los mismos y que las diferencias surgidas durante la historia son superficiales.En su Ensayo sobre las costumbres y el espíritu de las naciones, Voltaire (que acuñó la expresión “filosofía de la historia”) sostiene que la historia es la lucha progresiva del hombre por la cultura racional. El enciclopedista Montesquieu anticipó desarrollos postilustrados al tratar de explicar las leyes de una nación

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en términos de sus circunstancias naturales e históricas. Recordemos que Montesquieu en El espíritu de las leyes establece la idea de separación de poderes anticipada por Spinoza y Locke. Si es bastante claro cuando empezó, diríamos el año 1687 cuando Newton publica sus Principia Mathematica, no está claro cuando acabó. En un sentido, llegó a su fin con la Revolución Francesa (1789, el 14 de Julio, la Toma de la Bastilla), que era en parte el resultado de la Ilustración y que, pese a su aparente derrumbe, estableció los ideales ilustrados de soberanía popular, igualdad ante la ley, y de liberalismo. Con ello, identificó el pueblo entero con la nación y reforzó el nacionalismo. En 1947, Adorno y Horkheimer, en Dialéctica de la Ilustración dijeron que la misma razón que la Ilustración había usado contra el mito, la religión, la ilusión, se ha vuelto contra sí misma en las modernas sociedades tecnócratas y se ha tornado autodestructiva. Pero en defensa de la Ilustración diremos que de ser esto así, la autodestrucción de la razón se apoya en la intersección de valores preilustrados, no ilustrados.El planteamiento de Kant participa tanto del Racionalismo en cuanto que asume que existe un único sistema de conceptos realizado en la experiencia humana (las intuiciones puras de espacio y tiempo y las categorías del entendimiento). Participa del convencionalismo en la medida en que ese sistema se aplica, determina la auténtica forma de la experiencia humana. Nació en Könisberg en 1724. Beneficiario de una estricta educación protestante pasó su vida en su ciudad natal impartiendo clases y escribiendo. Tenía vínculos familiares con las Islas Británicas y en Francia. Su liberalismo político y religioso le causó ciertos problemas con las autoridades, pero logró superarlos. Murió en 1804. Toda la filosofía de Kant está comprometida con la Ilustración. Las tres preguntas fundamentales “¿qué puedo saber?”, “¿qué puedo hacer?”, “¿qué me cabe esperar?”, reunidas en torno a la cuarta pregunta “¿qué es el hombre?”, las hace Kant con plena conciencia de que su época es “la de la crítica”. Es la época de la crítica a la metafísica como ciencia pero también la crítica de la religión y de sus extralimitaciones fuera de la razón; pero sobre todo, es la época de la crítica política ¿por qué “sobre todo”? Porque sus opiniones sobre la Revolución Francesa, el republicanismo de la paz perpetua o la sociedad cosmopolita, no son cuestiones “marginales” o notas a pie de página de la verdadera filosofía.

4. ANÁLISIS DE LA MORALIDAD EN KANTLa cuestión que plantea Kant en Fundamentación metafísica de las costumbres (1785) y en La crítica de la razón práctica (1788) ¿cómo pueden existir principios morales universales? Bien puede suceder que un determinado grupo de personas posea una concepción diferente de lo virtuoso, o sea, de lo útil y agradable, de la sostenida por otro colectivo. ¿Cómo llegar a establecer un criterio definitivo de lo que sería un juicio moral en cualquier tiempo y lugar? Kant desea hallar aquello que es incondicionalmente bueno. La primera de las tres secciones en las que Kant divide su Fundamentación comienza con estas palabras: “Ni en ninguna parte del mundo, ni en general, inclusive fuera de él mundo es posible pensar algo que se pueda considerar sin restricción como bueno, excepto una buena voluntad”. “Así la buena voluntad parece constituir la condición indispensable inclusive para que valga la pena ser feliz”. Las acciones efectuadas con vistas a conseguir placer, o incluso para lograr un fin útil, se dirigen a algo extrínseco al acto mismo. Parece existir un único candidato a principio incondicionado de la acción: cumplir con nuestro deber sin más propósito que el de cumplir con nuestro deber. Esto le permite distinguir entre imperativos incondicionales e imperativos hipotéticos, los cuales expresan las reglas para la ejecución de las acciones valoradas conforme al valor de los resultados deseados y deseables que se pretenden alcanzar. Ningún imperativo hipotético va al fondo de la cuestión. La ley moral absoluta sólo podrá venir dada por un imperativo categórico, un principio de acción independiente de las situaciones particulares y los motivos personales. La exposición kantiana de la naturaleza del imperativo categórico constituye uno de los momentos estelares de la historia de la filosofía. En los escritos de Kant, el imperativo categórico adopta dos versiones. La primera formulación se expresa así: “obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal”. Kant lo denomina “principio supremo del derecho”. Nos exige respetar el derecho de cada cual a obrar conforma a la ley moral, es decir, autónomamente, sin ningún tipo de coerción. ¿Qué es lo que convierte este imperativo en categórico, o sea, en incondicional? Es incondicional “si la acción es representada como buena en sí, esto es, como necesaria en una voluntad conforme en sí con la razón, como un principio de tal voluntad”. La conformidad con la razón, supone simplemente evitar la contradicción. Las acciones moralmente incorrectas conducirán a contradicciones. La segunda formulación del imperativo categórico suena muy diferente a la primera: “obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio”. Esta versión del imperativo categórico define el “reino de los fines”, un orden social

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idealizado en el cual todas las personas son tratadas como agentes libres y responsables: “un ser racional pertenece al reino de los fines como miembro de él, cuando forma parte de él como legislador universal, pero también como sujeto a esas leyes. Pertenece al reino como jefe, cuando como legislador no está sometido a ninguna voluntad de otro”. Estas dos versiones expresan la misma idea. Aquello que delimita el juicio moral respecto de cualquier otro tipo de juicio es la atención a, y la preservación de las personas en su calidad de agentes autónomos. Resulta evidente, así mismo, que un principio tan escueto como “adopta como leyes morales sólo aquellas máximas que respeten la autonomía de todos los implicados” no podría servir de fuente de ninguna regla particular. Dado un determinado sistema moral, el imperativo categórico nos faculta para filtrar las leyes morales genuinas de todas las máximas restantes. Lo que convierte en moral a un juicio o regla no es su contenido sino su forma: “No se refiere a la materia de la acción y a lo que de ésta ha de suceder, sino a la forma y al principio de donde ella sucede”. Kant pone a prueba la conducta a la luz del imperativo categórico mostrando que una regla moralmente defectuosa, tal como una exhortación a mentir, se revela contraria a la razón, ya que la máxima “miente siempre” se contradice a sí misma. Su adopción destruiría y tornaría vacua la distinción entre verdad y mentira.

CONCLUSIÓN DE KANTSería absurdo presentar la filosofía de Kant como una síntesis de racionalismo continental y empirismo británico en el sentido de un agregado de elementos tomados de las dos corrientes de pensamiento. Al igual que cualquier otro filósofo, Kant estaba sometido a la influencia de sus contemporáneos y de sus predecesores. Y aunque pueden presentarse discrepancias en cuanto a la importancia de la influencia de Leibniz por un lado y de Hume por otro, no podemos obviarla. Igual que Wolff y sus discípulos. Era un sistema que aspiraba a superar la metafísica racionalista y el empirismo, no a combinar cosas incompatibles. El problema que atraviesa toda su filosofía es la armonización del mundo de la física newtoniana, el mundo de la causalidad mecanicista y el determinismo, con el mundo de la libertad. Kant sometió a un análisis crítico tanto el racionalismo como el empirismo y elaboró su propia filosofía no como una síntesis de esos dos movimientos sino como un triunfo sobre ellos. Kant pensaba que el empirismo es inadecuado a causa de que es incapaz de explicar la posibilidad del conocimiento sintético a priori. Si nos tomamos en serio el conocimiento científico, no podemos aceptar el empirismo radical, aunque admitamos que todo conocimiento parte de la experiencia. Tenemos que recurrir a la teoría del elemento formal a priori del conocimiento. O sea, no podemos aceptar una teoría del conocimiento científico suponiendo sólo que la experiencia es simplemente dada. Hemos de admitir también que el sujeto construye la experiencia. Pero esto no significa que tenemos que aceptar la metafísica racionalista. El que se toma en serio la experiencia moral, la libertad y la religión puede creer que la metafísica dogmática de los filósofos racionalistas, por lo menos la de los que admiten la libertad, ofrece una base racional segura a la fe en la libertad, la inmortalidad y Dios. Pero no es así. La metafísica racionalista no se sostiene frente a la crítica. La teoría del a priori, la crítica trascendental del conocimiento muestra por qué ocurre eso. Pero al mismo tiempo que muestra este punto débil de la metafísica dogmática, esta nueva ciencia revela también las limitaciones del conocimiento científico. Y para todo aquel que se tome en serio la conciencia moral y las creencias y las esperanzas íntimamente asociadas queda abierto el camino para una creencia racionalmente legítima, aunque científicamente indemostrable, en la libertad, la inmortalidad y Dios. El hombre no es sólo entendimiento, es también un agente moral. Y su conciencia moral, le revela su propia libertad. La doctrina kantiana de la cosa-en-sí no carecía de dificultades. Aparte de que la cosa-en-sí se declaraba incognoscible, no podríamos afirmar su existencia sin abusar de las categorías de causalidad y existencia. No hay duda de que Kant se daba cuenta de esto. Aunque le parecía que el concepto de fenómeno exige como correlato el de la cosa-en-sí, porque el primero no tiene sentido sin el segundo, sin embargo, no hemos de afirmar dogmáticamente la existencia de la cosa-en-sí, aunque no podemos evitar pensarla. Se puede decir que la recusación de la metafísica dogmática por Kant era algo más que una recusación de los sistemas del racionalismo continental de Descartes, Leibniz. Kant ha demostrado que la metafísica es imposible como ciencia. Es verdad que ha ofrecido una metafísica nueva, pero esta metafísica era un análisis de las condiciones subjetivas de la experiencia. Kant no pretendió darnos conocimiento de la realidad llamada nouménica. El noúmeno es incompatible con las categorías pues la categorías no tienen sentido sino en su aplicación a los fenómenos. Por lo tanto, parece que carece de todo sentido hablar de una realidad nouménica. Sin duda, podemos examinar la naturaleza de los juicios científicos, morales y estéticos. Pero no podemos utilizar el juicio moral como base de ningún tipo de metafísica. El mérito de Kant consiste en mostrar que todo lo cognoscible pertenece a la esfera de las ciencias y que la metafísica no sólo

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no es una ciencia, sino que carece de sentido. A lo sumo, puede tener significación emocional. Podemos decir que el kantismo es una estación previa al positivismo. Pero no estamos obligados a elegir entre metafísicos y positivistas. Hay otra posibilidad: la revolución kantiana estaba destinada a explicar la posibilidad del conocimiento sintético a priori y, si lo hay, podemos preguntarnos si su posibilidad no se puede explicar por una vía distinta de la elegida por Kant.