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INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL CENTRO DE DESARROLLO DE PRODUCTOS BIÓTICOS BACTERIAS FASTIDIOSAS COLONIZADORAS VASCULARES MAESTRÍA EN CIENCIAS EN MANEJO AGROECOLÓGICO DE PLAGAS Y ENFERMEDADES PRESENTA: MARCELO SANTIAGO HERNÁNDEZ

Bacterias Fastidiosas Colonizadoras Vasculares

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Page 1: Bacterias Fastidiosas Colonizadoras Vasculares

INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONALCENTRO DE DESARROLLO DE PRODUCTOS BIÓTICOS

BACTERIAS FASTIDIOSAS COLONIZADORAS VASCULARES

MAESTRÍA EN CIENCIAS ENMANEJO AGROECOLÓGICO DE PLAGAS Y ENFERMEDADES

PRESENTA:MARCELO SANTIAGO HERNÁNDEZ

SEPTIEMBRE 2015.

BACTERIAS FASTIDIOSAS COLONIZADORAS VASCULARES

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La mayoría de las bacterias fitopatogénicas invaden a su planta hospedera a través de

aberturas naturales o heridas, colonizando los espacios intercelulares, expresando diferentes

factores de patogenicidad e induciendo diversas reacciones en la planta afectada. Sin

embargo, unas pocas son introducidas directamente dentro de los tubos cribosos ricos en

azúcares del floema o en los haces que transportan agua y nutrientes del xilema por insectos

que se alimentan de dichos tejidos vasculares. Estas bacterias utilizan estrategias inusuales

y algunas veces únicas, por las cuales optimizan su ocupación en dichos nichos y así

obtienen su alimentación por parte de la planta afectada. Su localización dentro de tejidos

vivos (vasos cribosos) o tejidos degenerados (elementos del xilema) de la planta, en vez de

los espacios intercelulares, hace que se les presenten retos y oportunidades para evitar los

mecanismos de defensa de la planta. Además, muchas de las bacterias que afectan al

sistema vascular de las plantas establecen una estrecha relación con estos tejidos.

Estas relaciones pueden ser benéficas o perjudiciales en relación a su insecto vector. Estos

patógenos inusuales y sus múltiples hospedantes proveen ejemplos fascinantes de las

complejas redes de interacción entre organismos. Las bacterias colonizadoras de tejidos

vasculares pueden agruparse en tres grupos: a.- Molicutes sin pared celular (fitoplasmas y

espiroplasmas), b.- Bacterias con pared celular habitantes del floema, c.- Bacterias con

pared celular limitadas al xilema.

Molicutes: Fitoplasmas y Espiroplasmas

Historia

Las plantas con amarillamientos (“yellows”) se caracterizan por presentar un follaje

clorótico y falta de crecimiento vigoroso generalizado (Figura 1). También pueden ocurrir

otros síntomas como virescencia y asimetría floral, necrosis vascular, proliferación de

retoños y yemas, enanismo y muerte. Durante mucho tiempo se creyó que los agentes

causales de estas enfermedades eran virus ya que la sintomatología era similar a la causada

por virus fitopatógenos, ningún microorganismo podía ser aislado de manera consistente,

estos agentes causales eran capaces de pasar a través de filtros que retenían bacterias y no

se podía reconocer a ningún microorganismo en observaciones con el microscopio

compuesto o de luz. Finalmente, al igual que en el caso de algunas virosis, estos agentes

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causales eran transmitidos mediante injerto y/o insectos vectores. No fue sino hasta la

década de 1960 que algunos “amarillamientos” fueron atribuidos correctamente a

fitopatógenos procariotas.

Figura 1.

El mayor crédito por un trabajo sobresaliente en lo referente a enfermedades denominadas

amarillamientos se debe a L.O. Kunkel, un fitopatólogo cuyas investigaciones dedicadas y

meticulosas en amarillamientos del aster (“aster yellows”), se extendieron desde mediados

de la década de 1920 hasta mediados de la década de 1950. Kunkel comprobó que el agente

causal del amarillamiento del aster es infeccioso y transmitido, en la naturaleza, por

chicharritas (“leafhoppers”; Hemiptera: Cicadellidae) que se alimentaban del floema.

Familiarizado con insectos transmisores de virus, Kunkel fue capaz de determinar los

períodos mínimos de adquisición, incubación e inoculación para el patógeno del

amarillamiento del aster en su vector. En una serie de experimentos ingeniosos, mostró que

tratando con calor a los vectores infectivos a una temperatura subletal, destruía su

capacidad para transmitir el patógeno. Sin embargo, cuando estos insectos tratados e

incapaces de transmitir al patógeno se les permitía un periodo de incubación nuevo, la

habilidad para transmitirlo se restauraba. Sus datos comprobaron que el patógeno se

propagaba dentro del insecto vector. Por sus muchas contribuciones L.O. Kunkel ha sido

nombrado como el "Padre de la Micoplasmología en Plantas e Insectos."

No obstante, el entendimiento de que no todos los agentes causales de amarillamientos en

plantas eran virus, tuvo que esperar a los famosos experimentos realizados en Japón por

fitopatólogos que estudiaron la devastadora enfermedad denominada enanismo de la mora

(“mulberry dwarf disease”). A finales de la década de 1960, Doi, deseando visualizar al

“virus” que causaba la enfermedad del enanismo de la mora, estudió detenidamente

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secciones de tejidos de plantas afectadas con la ayuda de un microscopio electrónico, pero

no pudo encontrar partículas virales. Por azar, una sesión en el revelador de impresiones fue

interrumpida por un microbiólogo veterinario que estaba revelando fotografías del patógeno

animal Mycoplasma gallisepticum. Fue Koshimizu quien observó las similitudes entre las

fotografías de su micoplasma y los extraños cuerpos del tamaño de mitocondrias en la

fotografías de Doi. Aunque reticente, Doi tomó en consideración la sugerencia de

Koshimizu para observar si el antibiótico tetraciclina podía afectar el desarrollo de la

enfermedad. Cuando el uso de dicho antibiótico conllevó a la remoción de los síntomas,

había nacido un campo nuevo en la fitopatología. Aunque inicialmente se los llamó

“Pleuropneumonia-like organisms (PPLOs) o Mycoplasma-like organisms (MLOs) debido

a su similitud superficial con dichos grupos, desde entonces estos fitopatógenos han

mostrado diferencias significativas con los micoplasmas y se los ha designado fitoplasmas

(Sears and Kirkpatrick 1994). Luego de su descubrimiento, muchas otras enfermedades que

se asumían tener una etiología viral, pero a las que no se les encontraba el virus causal,

fueron reexaminadas y en los años subsiguientes el número de fitoplasmas conocidos y

enfermedades inducidas por fitoplasmas ha continuado creciendo. Aunque la

caracterización de estos organismos se ha visto limitada por la imposibilidad de cultivarlos

in vitro, la aplicación de tecnología molecular reciente ha dado como resultado una

expansión rápida de nuestro conocimiento acerca de los fitoplasmas y en el establecimiento

de un género “candidato” para los fitoplasmas, Candidatus Phytoplasma.

Alrededor de 1970, la investigación acerca del achaparramiento ó atrofiamiento del maíz

(“corn stunt”), una enfermedad significativa en los trópicos y subtrópicos, fue lo que

impulsó el descubrimiento de otro grupo de fitopatógenos relacionados. Davis y Worley en

el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA-ARS en Beltsville,

Maryland) estaban tratando de identificar el agente causal del achaparramiento del maíz.

Cuando examinaron filtrados de la planta con el microscopio compuesto, observaron

células helicoidales pequeñas que no poseían pared celular (Figura 2). Posteriormente

llamaron a estos nuevos microorganismos espiroplasmas. A diferencia de los fitoplasmas,

los espiroplasmas podían ser cultivados en medios artificiales, lo que facilitó su

caracterización en comparación con la de los fitoplasmas.

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Figura 2.

Biología

Los fitoplasmas, espiroplasmas, micoplasmas y sus organismos relacionados, todos

procariotas que carecen de pared celular y que comparten otras características citológicas y

moleculares inusuales, forman la clase Molicutes ("molli" - suave; "cute" - piel). Aunque

superficialmente similares a las bacterias con pared celular “en forma de L”, las cuales han

perdido parte o toda su pared celular, los molicutes son taxonómicamente distintos. En un

inicio, los investigadores propusieron que los molicutes eran microbios primitivos,

posiblemente los descendientes de bacterias que existieron antes del desarrollo de una pared

celular de peptidoglicano. Sin embargo, análisis moleculares posteriores mostraron

claramente que los molicutes provenían de antecesores bacterianos Gram positivos con

pared celular. El grupo comprende a los organismos celulares autoreplicantes más pequeños

y simples, con un diámetro de entre 0.3 y 1.2 µm, y genomas correspondientemente

pequeños (108 -109 daltons).

Los molicutes comparten varias características únicas. Debido a que no presentan una

cobertura rígida y están rodeados solamente por la membrana plasmática son pleomórficos,

su morfología está influenciada por el medio que los rodea, son osmóticamente frágiles y

resistentes a antibióticos como la penicilina, la cual inhibe la formación de la pared celular.

Los micoplasmas y espiroplasmas, pero no los fitoplasmas, son cultivables en medios

artificiales, pero la dificultad para ser cultivados y el requerimiento de esteroles y otros

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ingredientes poco usuales en el medio de cultivo de muchos de ellos ha llevado a su

descripción como “fastidiosos”.

El hecho de que los molicutes posean los genomas conocidos más pequeños ha hecho de

este grupo un objetivo para proyectos genómicos. El récord lo posee actualmente un

fitoplasma fitopatógeno del Pasto Bermuda con 530 kb; en contraste, el genoma de

Escherichia coli es de alrededor de 4600 kb. El genoma de Mycoplasma genitalium (580

kb) fue el primer genoma microbiano completamente secuenciado. Muchos otros genomas

de micoplasmas se encuentran disponibles, el de Spiroplasma kunkelii está cercano a su

finalización (http://www.genome.ou.edu/spiro.html), y los de otros micoplasmas,

espiroplasmas y fitoplasmas se encuentran en curso. Los aspectos moleculares de la

biología de los molicutes han sido recientemente revisados por Razin et al. (1998). El

genoma de estos procariotas presenta un contenido bajo de G+C (23% - 41%). Los

espiroplasmas y micoplasmas, pero no los fitoplasmas, utilizan el codón AUG para

codificar el aminoácido triptófano en vez de que sea utilizado como un codón de

terminación de la traducción como es utilizado en la mayoría de los seres vivos. El genoma

ha tenido un número de supresiones durante su reducción de tamaño, algunas de las cuales

sin duda están relacionadas a adaptaciones a sus hábitos parasíticos y patogénicos en los

cuales ciertas funciones ya no son requeridas. Sin embargo, muchos molicutes tienen

información genética adicional como secuencias de ADN extracromosómico (virus y

plásmidos) (figura 3), las cuales aparentemente se integran de manera libre en el genoma y

producen diferentes tipos de re-arreglos genómicos.

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Figura 3.

Los Espiroplasmas (Familia Spiroplasmataceae) usualmente son de morfología helicoidal,

miden de 0.08 - 0.2 µm de ancho y 2-4 µm de largo. Las especies fitopatógenas pueden

perder su forma helicoidal cuando están dentro de su insecto vector. Su motilidad incluye

movimientos translacionales (incluidos aquellos basados en gradientes químicos,

temperaturas y otros factores ambientales), rotación sobre un eje central y un movimiento

de flexión y volcado.

Desde el descubrimiento de S. kunkelii en plantas de maíz que mostraban síntomas de

“achaparramiento” (Figura 4) en los años de la década de 1970, se ha involucrado a los

espiroplasmas en otras enfermedades importantes de las plantas. El agente causal de la

enfermedad “persistente” ("stubborn") en cítricos, en la cual los árboles afectados

desarrollan un hábito de crecimiento disminuido, reducción del tamaño de las hojas y frutos

amargos y asimétricos, fue identificado como un espiroplasma y designado con el nombre

de Spiroplasma citri. Esta misma especie fue posteriormente aislada de plantas de rábano

picante (“horseradish”) en Illinois que presentaban la enfermedad de raíces quebradizas

("brittleroot") (Figura 5), caracterizada por una necrosis del floema, atrofiamiento, y

fragilidad de las raíces de la cual se deriva su nombre común. El tercer fitoplasma

fitopatógeno conocido es Spiroplasma phoeniceum, el cual fue aislado de plantas de vinca o

Hierba Doncella (“periwinkle”; Vinca minor) sembradas como cultivo trampa para S. citri,

alrededor de los árboles de cítricos en Siria. El espiroplasma aislado de estas plantas era

diferente de S. citri, pero se desconoce su planta (s) hospedante (es) y vector (es) naturales.

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Figura 4. Figura 5.

Aunque los primeros espiroplasmas descubiertos eran fitopatógenos, especies no

patogénicas fueron identificadas rápidamente, ocupando nichos como epifitas o causando

diversas enfermedades en animales, incluyendo al ser humano. Sin embargo, la gran

mayoría vive dentro de insectos. El hecho de que los mosquitos, garrapatas, abejas,

Drosophila, escarabajos, chicharritas (“leafhoppers”; Hemiptera: Cicadellidae), moscas y

muchas otras especies de insectos porten espiroplasmas, llevó a Hackett y Clark (1989) a

sugerir que estos organismos pueden ser uno de los más prevalentes en la tierra. Debido a

que estos microbios a menudo causan efectos negativos en el insecto, pueden ser

potencialmente útiles para el biocontrol.

Interacción Hospedero-Patógeno

Los espiroplasmas y fitoplasmas causan alrededor de 600 enfermedades en varios cientos

de especies de plantas (Calavan y Oldfield 1979). Los amarillamientos caen

primordialmente en dos categorías de síntomas. En la primera de ellas, causada por

espiroplasmas y algunos fitoplasmas, la sintomatología resulta primariamente de la

disfunción del floema y posiblemente también de la competencia entre el patógeno y la

planta por los productos elaborados a nivel floemático. Los síntomas incluyen

marchitamiento, acortamiento de entrenudos, clorosis foliar, muerte regresiva (“die-back”),

amarillamiento o enrojecimiento ocasional del follaje, necrosis del floema y colapso de los

vasos cribosos y células acompañantes, deposición de callosa en los elementos del floema,

declinación de la planta y muerte. Un segundo tipo, causado por otro grupo de fitoplasmas,

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involucra desbalances de fitoreguladores de crecimiento que dan como resultado

deformaciones muy distintivas y sobrecrecimientos. Esto último incluye el desarrollo

temprano y proliferación de retoños axilares (escoba de bruja), crecimientos arbustivos

meristemáticos e hinchazones de las nervaduras (Figura 6). Las flores pueden estar parcial

o totalmente estériles, y pueden exhibir filodia (pétalos presentando una apariencia de

hojas), asimetría, virescencia (pétalos verdes) o quebrado (distribución irregular de los

pigmentos en los pétalos) (Figura 7). En un caso, la pigmentación variegada de las brácteas

de las flores de Pascua (Poinsettia) se considera una cualidad positiva. Los tipos de

síntomas y severidad variarán de acuerdo al patógeno, condiciones ambientales y la edad de

la planta en el momento de la infección. Los desastres económicos pueden deberse a una

reducción en la calidad del producto o pérdida parcial o total en el rendimiento.

Figura 6. Figura 7.

Para un manejo efectivo de las enfermedades en las plantas, es crítico un diagnóstico

correcto, la detección y la identificación del patógeno. La sintomatología puede ser una

herramienta efectiva para un diagnóstico preliminar para algunas enfermedades causadas

por molicutes, particularmente por aquellas caracterizadas por irregularidades significativas

en su crecimiento, como lo son atrofiamientos, deformación de órganos y cambios en el

color de los pétalos. Una decoloración del floema y/o necrosis (Figura 8) también puede

indicar la presencia de un patógeno vascular. Sin embargo, se requieren de otros

mecanismos más definitivos de identificación para confirmar la etiología de la enfermedad.

Cualquiera de los tres espiroplasmas fitopatógenos más conocidos (S. citri, S. kunkelii y S.

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phoenecium) pueden ser cultivados en medios de cultivo especiales (Figura 9), pero no es

así para el caso de los fitoplasmas. En las décadas de 1970 y 1980 se establecieron

asociaciones convincentes de fitoplasmas con muchas enfermedades, mediante estudios con

el microscopio electrónico, en el cual estos patógenos se observaron en gran número en

vasos cribosos de plantas asintomáticas, pero no sanas. Se empleó microcopia de luz en

secciones de tejidos de plantas afectadas en combinación con la Tinción de Dienes, la cual

tiñe los vasos cribosos colonizados por molicutes (Figura 10), y se adaptó la microscopia de

fluorescencia para observar los tejidos teñidos con la tinción para ácido nucleico, DAPI.

Más recientemente se ha dispuesto de antisueros para un cierto número de molicutes

fitopatogénicos, así que se ha utilizado la técnica de ELISA y otras técnicas inmunológicas.

Actualmente, se usan marcadores moleculares (ADN - sonda e imprimador) de diferente

sensibilidad y especificidad en la mayoría de los estudios, y en el caso de los fitoplasmas,

son complementados con el análisis de perfiles de RFLP para ubicarlos filogenéticamente y

establer la relación del agente causal de la enfermedad con molicutes conocidos.

Figura 8. Figura 9. Figura 10.

No se entiende a ciencia cierta las interacciones entre los molicutes y las plantas afectadas y

la fisiología involucrada que da como resultado el desarrollo de los síntomas observados.

Aunque los molicutes evolucionaron de ancestros bacterianos con pared celular, los genes

para los mecanismos de patogenicidad encontrados en dichas bacterias pueden o no estar

presentes en el reducido genoma de los molicutes. Diferentes factores pueden estar

operando en los diferentes sistemas de interacción entre plantas y molicutes, como se

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evidencia por las dos categorías sintomatológicas mencionadas anteriormente. Ya que los

sitios de colonización en el hospedante son los vasos cribosos del floema, es lógico suponer

que la interrupción de la función del floema puede ser un factor en la producción de

síntomas y la falta de crecimiento vigoroso de la planta afectada.

Sin embargo, ya que los molicutes fitopatogénicos a menudo causan enfermedades en sus

respectivos vectores, y de hecho pudieron haberse originado como patógenos de insectos

que invadieron un nuevo nicho cuando fueron introducidos por los insectos en el floema de

las plantas, es posible que el mecanismo que determina la enfermedad en el insecto opere

de la misma manera en la planta afectada.

Posibles factores de virulencia:

Disfunción del floema. Los espiroplasmas y fitoplasmas se multiplican en

poblaciones densas dentro de los vasos cribosos del floema, indudablemente

utilizando una gran fracción de los productos de la fotosíntesis elaborados por la

planta afectada y que son transportados desde allí a los sitios de crecimiento de la

planta. Este tipo de competencia sustrae su cuota en el nivel de crecimiento, altura y

producción de flores y frutos. Además, aunque los molicutes pueden y en efecto

migran con el flujo de la savia del floema a través de los vasos cribosos, lo más

probable es que causen un bloqueo físico del floema, interrumpiendo o inhibiendo

la difusión de los nutrientes elaborados. Los depósitos callosos dentro de los vasos

cribosos colonizados también pueden contribuir con el bloqueo de estos conductos.

Por ejemplo, la savia del floema de las palmas de cocotero que presentaban

afecciones por el fitoplasma agente causal del “amarillamiento letal del cocotero”,

era más concentrada pero tenía una presión osmótica más baja al compararla con

palmas sanas.

Toxinas. Existe cierta evidencia de que los espiroplasmas producen una sustancia

fitotóxica que se transloca y que puede contribuir en la degeneración de las células

del floema colonizadas. Una sustancia de bajo peso molecular (< 300), polar,

acídica, causó una necrosis en un ensayo con hojas de fríjol, pero su inestabilidad in

vitro ha impedido su caracterización detallada.

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Hormonas y reguladores de crecimiento. Los molicutes inducen deformaciones

en las hojas, tallos y flores, floración prematura y/o indeterminada, filodia,

virescencia y fasciación lo que sugiere que reguladores de crecimiento, producidos

ya sea por el patógeno o por la planta, se encuentran desbalanceados. En un

experimento se cultivó el meristema apical de una planta infectada con el fitoplasma

del amarillamiento del aster o con S. citri, y se determinó que la infección altera los

niveles normales de citoquinina y auxina endógenas. La floración prematura

causada por el fitopatógeno de la virescencia en la vinca o Hierba Doncella

(“periwinkle”), cuyo vector es la chicharrita de la remolacha, puede ser simulado

con aplicaciones exógenas de quinetina.

Enzimas. Normalmente en las enfermedades producidas por molicutes no se

presentan síntomas de pudriciones blandas y no existe evidencia experimental en

cuanto a la producción de celulasas o pectinasas por parte de fitoplasmas y

espiroplasmas. Otras enzimas, sin embargo, pueden intervenir en el desarrollo de la

enfermedad. Se han encontrado diferencias en los niveles de esterasas, las cuales

desdoblan la suberina, y ribonucleasas en razas patógenas y no patógenas de S. citri.

Procesos metabólicos. Los síntomas tipo amarillamientos pueden reflejar cambios

fisiológicos y efectos en los componentes o en los reguladores de mecanismos

metabólicos. Mutantes obtenidos con transposones aislados de S. citri, fallaron en

causar síntomas en plantas experimentales y tuvieron una tasa de multiplicación

reducida in planta. El transposón fue integrado en un sólo sitio del operón fructosa,

en un gen que codifica una proteína que tiene homología con un represor del operón

desoxirribonucleótido de E. coli, sugiriendo que el metabolismo de la fructosa en

alguna forma estaría relacionado con el proceso infeccioso de este espiroplasma.

Plásmidos. En casi todas las especies de espiroplasmas en donde se ha investigado

se ha encontrado la presencia de plásmidos. Los plásmidos de bacterias patógenas a

menudo contienen genes relacionados con su virulencia; sin embargo, la función de

estos elementos de ADN extracromosómicos en los molicutes, los cuales presentan

un rango de tamaño de 2 a 39 kb (Razin et al.. 1998), es mayormente desconocida.

Un plásmido de un espiroplasma ha sido asociado con su resistencia al antibiótico

eritromicina.

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Virosis. Los virus en espiroplasmas, cuya morfología varía desde formas bacilares

hasta forma de fagos, son prevalentes en espiroplasmas y pueden desempeñar un

papel de manera directa o indirecta en la adaptación de los espiroplasmas a sus

hospedantes (Razin 1998). Directamente, por supuesto, los virus se pueden replicar

y causar lisis en las células de su hospedante (espiroplasma), formando placas en los

cultivos bacterianos. El estado del virus (lítico o lisogénico) puede influir en la

capacidad del espiroplasma para colonizar, desarrollarse y causar una enfermedad

en la planta o el insecto vector, y se ha considerado en cierta medida el uso de estos

virus para el control biológico de estos patógenos. Un papel indirecto de los virus en

la adaptación de los espiroplasmas surge de la tendencia del ácido nucleico viral a

integrarse al azar pero frecuentemente, tanto como un genoma viral completo o

como fragmentos, en el genoma del espiroplasma. Estas inserciones pueden

inactivar genes o reguladores de genes alterando la biología del espiroplasma, y

también proveen un mecanismo para los re-arreglos y supresiones frecuentes y

significativas que conllevan a una inesperada alta tasa de cambios evolutivos y

adaptaciones a diferentes nichos que presentan estos procariotas sin pared celular.

Respuesta del Hospedante. Plantas de Hierba Doncella inoculadas con S. citri,

Candidatus Phytoplasma aurantifolia, y el fitoplasma del stolbur expresaron

diferencialmente por lo menos 24 cADNs de genes relacionados con la fotosíntesis,

translocación de azúcares, respuestas a estreses y síntesis de esteroles. Se efectuaron

las correlaciones entre algunos cADNs y ciertos síntomas de la enfermedad, aunque

las expresiones no fueron únicas para un molicute en particular.

Diseminación

Los molicutes fitopatogénicos son transmitidos por chicharritas del tipo cicadélidos

( “leafhoppers”; Hemiptera, Cicadellidae) y fulgóridos (“planthoppers”; Hemiptera,

Fulgoroidea) o por psílidos (Hemiptera, Psyllidae). Estos pequeños insectos se alimentación

introduciendo su aparato bucal dentro de los tejidos del mesófilo, xilema o floema de una

determinada planta hospedante. La penetración en el floema les permite ingerir la savia del

floema por varias horas, periodo durante el cual pueden adquirir espiroplasmas o

fitoplasmas de plantas infectadas. Diversos factores pueden influir en la capacidad de uno

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de estos insectos para que funcione como un vector de dichos fitopatógenos, incluyendo el

ser propensos a alimentarse de determinada planta hospedante, su capacidad para mantener

la ingestión de la savia del floema y adecuada capacidad para que el espiroplasma o

fitoplasma se multiplique en ellos.

Los espiroplasmas y fitoplasmas presentan una relación propagativa con sus insectos

vectores (Fletcher et al.. 1998). Luego de ser ingeridos por los insectos vectores, durante la

ingestión de la savia del floema, los espiroplasmas o fitoplasmas se ubican en la cavidad

corporal del insecto, por la región media del canal alimenticio del intestino. Se piensa que

se ubican dentro de las células del insecto mediante un proceso de internalización mediado

por un receptor, como se muestra el caso de S. citri (Figura 11). Una vez dentro de las

células del epitelio del canal alimenticio, los molicutes se multiplican y posteriormente se

movilizan a través del plasmolema y lámina basal de las células del insecto hacia su sistema

circulatorio. Utilizando a la hemolinfa como medio de transporte y multiplicación, los

mencionados patógenos migran hacia las glándulas salivares de donde son expulsados junto

con la saliva hacia el floema en el subsiguiente periodo alimenticio del insecto. El proceso

completo de transmisión puede tomar de 2 - 4 semanas, dependiendo la concentración de la

fuente y la duración del periodo de adquisición en la planta afectada. Los molicutes

fitopatógenos no se les conoce ser transmitidos a la progenie (transmisión transovarial).

Figura 11.

S. kunkelii es transmitido en la naturaleza por un grupo específico de cicadélidos del maíz

del género Dalbulus. El principal vector en el campo de S. kunkelii es D. maidis (Figura

12), la chicharrita del maíz. El achaparramiento del maíz puede ser devastador para las

regiones centrales de México donde cultivan maíz, y debido a los hábitos migratorios de D.

maidis, ocasionalmente en las regiones del sur de los Estados Unidos. Otros vectores de

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esta enfermedad son D. elimatus, un cicadélido restringido a las elevaciones más altas del

centro de México, y Macrosteles quadrilineatus, un vector experimental importante,

aunque no es un vector natural. La eficiencia en la transmisión puede ser muy alta; 90% -

100% de los individuos de D. maidis que adquieren el patógeno pueden transmitirlo.

Figura 12.

S. citri ocurre en todas las regiones productoras de cítricos importantes del mundo. En los

Estados Unidos, el principal vector en el campo es la chicharrita de la remolacha, Circulifer

tenellus, mientras que en Europa, Circulifer congeners and Scaphitopius spp. son sus

vectores más importantes. A diferencia del caso del vector de S. kunkelii, D. maidis, que

sólo se alimenta de maíz, C. tenellus presenta un amplio rango de hospederos y puede

alimentarse de diferentes grupos de plantas, lo que parcialmente explica el por que S. citri

tiene un número de plantas hospedantes de diferentes familias botánicas.

Los fitoplasmas son transmitidos de la misma manera que los espiroplasma, pero sus

vectores no se limitan a los cicadélidos. Algunos fitoplasmas, incluyendo a los agentes

causales del amarillamiento letal de cocotero y la declinación del peral son transmitidos por

fulgóridos y psílidos, respectivamente. Los cicadélidos transmiten a los fitoplasmas

eficientemente; por ejemplo, D. maidis, el vector del fitoplasma del atrofiamiento arbustivo

del maíz (“maize bushy stunt”), transmitido a plantas experimentales obtuvo un 60-80% de

transmisión del fitoplasma. Otros cicadélidos, Macrosteles quadrilineatus y Scaphoides

titanus, son eficientes vectores de los fitoplasmas del amarillamiento del aster y de la

flavescencia, respectivamente. Existe también evidencia de que la infección del fitoplasma

en el vector puede ser beneficiosa para ellos. Los insectos que portan el fitoplasma del

enanismo arbustivo del maíz y del amarillamiento del aster presentan una mayor tasa de

sobrevivencia que aquellos insectos libres de la infección de estos fitoplasmas,

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especialmente a bajas temperaturas, respaldando la hipótesis que los fitoplasmas pueden

haber evolucionado en los insectos y secundariamente en las plantas hospedantes.

De manera interesante, los áfidos aparentemente no funcionan como vectores de

espiroplasmas o fitoplasmas. Varias especies de áfidos se alimentan de las mismas plantas

hospedantes y realizan una ingestión sostenida del floema, presumiblemente ingiriendo

espiroplasmas y fitoplasmas como lo hacen su contraparte, los cicadélidos, pero nunca han

mostrado que adquieran y/o transmitan molicutes. Es posible que los áfidos carezcan de la

capacidad de llevar a su interior fitoplasmas en el conducto alimenticio o en las glándulas

salivares o que los fitoplasmas sean incapaces de multiplicarse en la hemolinfa debido a

respuestas inmunológicas en el insecto o la incapacidad de los molicutes de metabolizar

carbohidratos en la hemolinfa del áfido. Sin embargo, ninguna de estas hipótesis ha sido

experimentada empíricamente.

Epidemiología y Manejo

Las estrategias de manejo de las enfermedades causadas por espiroplasmas y fitoplasmas,

pueden ser divididas en aquellas dirigidas al patógeno y aquellas dirigidas al vector. Los

métodos para manejar al patógeno incluyen el uso de cultivares resistentes, los cuales sólo

se conocen para unas cuantas especies de hospedantes. Un ejemplo de lo antes mencionado

es el caso de la palma malaya enana, que se planta frecuentemente en áreas turísticas donde

ha prevalecido anteriormente la enfermedad del amarillamiento letal del cocotero. Se han

identificado también genotipos de fresno con tolerancia a los amarillamientos. Los

bactericidas que inhiben la formación de la pared celular, como lo es la penicilina,

presentan una acción nula contra estos molicutes sin pared celular, pero las tetraciclinas y

otros productos que influyen en la fisiología de dichos procariotas pueden limitar la

concentración del patógeno en la planta (McCoy 1982). Los productos relacionados con la

tetraciclina han sido utilizados para preservar especímenes de árboles y arbustos en arreglos

paisajísticos o jardines, pero no son una opción viable para cultivos debido a su costo y los

residuos de éstos en productos alimenticios. Los molicutes han sido eliminados de ciertos

materiales vegetales valiosos mediante el uso de terapias de calor o de CO2, o mediante el

cultivo de meristemas. Las opciones de manejo dirigidas a los insectos vectores son

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difíciles de implementar debido a que un control efectivo sólo puede ser alcanzado sin las

aplicaciones preceden a la migración de los insectos al campo. Si los productos químicos

son aplicados después de la detección de los insectos en el cultivo, éstos tienen la capacidad

de introducir el patógeno dentro de la planta antes que el productor se percate de la

presencia del insecto. Los programas efectivos para amarillamiento del áster en zanahorias

y lechuga se basan en el monitoreo de las migraciones de M. quadrilineatus, el principal

vector de este fitoplasma en Estados Unidos.

Bacterias Fastidiosas Colonizadoras del Floema

Historia

Un subgrupo de enfermedades en plantas caracterizadas por síntomas tipo

“amarillamientos” (clorosis foliar, enanismo, falta de vigor y muerte) y además necrosis del

floema, visible como un anillo oscuro en secciones de tallos recién cortadas, son causadas

por bacterias con pared celular. Estas enfermedades han presentado una serie de retos en su

diagnóstico y manejo. La incapacidad, de manera consistente, de cultivar a estos microbios

patógenos a partir de plantas afectadas ha llevado erróneamente a indicar a estos agentes

causales como virus primero y posteriormente, una vez que los molicutes fueron

caracterizados, como fitoplasmas. Aunque la mayoría de estos agentes causales aún

presentan dificultades para su cultivo en medios artificiales, nuestro conocimiento de su

naturaleza y diversidad ha aumentado considerablemente debido a los métodos recientes de

caracterización molecular.

Biología

Las bacterias que habitan en el floema son generalmente bacilos muy pequeños que

presentan una morfología celular procariota Gram negativa. La membrana que las cubre

algunas veces es ondulada, una característica que le dio su nombre inicial de Rickettsia

("Rickettsia-like organism", en inglés o RLO). A medida que los científicos alrededor del

mundo tienen mayor acceso a las herramientas moleculares y físicas existentes, tales como

la microscopia electrónica, análisis de la secuencia 16S rADN y PCR, crece el número de

enfermedades atribuidas a estas bacterias con pared celular colonizadoras del floema. En

Page 18: Bacterias Fastidiosas Colonizadoras Vasculares

una revisión reciente, Davis (2001) listó veinticuatro enfermedades en monocotiledóneas y

dicotiledóneas, plantas herbáceas y árboles, vegetales, frutales, granos y ornamentales.

Estas enfermedades han sido citadas en los Estados Unidos, Canadá, la región del Caribe,

Centro y Suramérica, Europa, Asia, África, el Medio Oriente y los países del Mediterráneo.

Solamente algunas bacterias fitopatógenas habitantes del floema han sido ubicadas

taxonómicamente y se encuentran dentro del Phylum Proteobacteria. Candidatus

Liberibacter asiaticus y Candidatus L. africanus, agentes causales del “Enverdecimiento de

los Cítricos” (“Citrus greening” o Huanglongbing) en Asia y África, respectivamente, se

asemejan al subgrupo Proteobacteria α-2. El agente no cultivable del crecimiento arbustivo

de la papaya (“Papaya Bunchy Top”) se ubica dentro del subgrupo K-1 de la misma

familia. El patógeno de una enfermedad de las cucurbitáceas recientemente reconocida y

económicamente importante, denominada zarcillo amarillo (“Yellow Vine”) (figura 13),

fue identificado recientemente como Serratia marcescens (Sm), un miembro de y-3

Proteobacteria. A diferencia de las otras bacterias colonizadoras del floema, Sm es

fácilmente cultivada en medios bacteriológicos comunes y las diferentes cepas que infectan

a las cucurbitáceas han mostrado diferencias significativas con las cepas aisladas de otros

nichos ecológicos. S. marcescens es un microbio cosmopolita en productos alimenticios,

desechos almacenados, cuerpos de agua y suelo; a menudo es un saprófito inocuo, pero

puede causar enfermedades en vertebrados inmunocomprometidos, incluyendo a los

humanos, y especies de insectos. Las cepas de Sm habitan en la rizosfera (zona radicular)

de las plantas, produciendo efectos benéficos como rizobacterias promotoras del

crecimiento (“Plant Growth Promoting Rhizobacteria”, - PGPR). Debido a ciertas

propiedades antifúngicas, algunas cepas de Sm están siendo evaluadas como potenciales

agentes biocontroladores en la agricultura. Sin embargo, ciertas cepas invaden los tejidos de

las plantas y causan enfermedades económicamente devastadoras en cultivos de

importancia agronómica.

Page 19: Bacterias Fastidiosas Colonizadoras Vasculares

Figura 13.

Dado que la mayoría de las bacterias con pared habitantes del floema no son cultivables en

medios artificiales, la mayoría de nuestro conocimiento de este grupo de patógenos

respecto a ubicación filogenética proviene de los análisis moleculares de regiones clonadas

tal como el 16S rADN. Patógenos de otras enfermedades importantes, tal como la hoja

mazuda del trébol (“Clover Club Leaf”) no han sido caracterizados taxonómicamente. Sin

embargo, se han utilizado otras herramientas para caracterizar a las bacterias con pared

habitantes del floema. La bacteria agente causal del crecimiento meristemático arbustivo de

la papaya (“Papaya Bunchy Top”) un bacilo de 0.25-0.35 por 0.8-1.6 µm, está rodeada de

un tipo de pared Gram negativa que aparentemente carece de una capa de peptidoglicano en

el espacio periplásmico. Las dos especies de Candidatus Liberibacter, aunque similar una a

otra, causan diferentes síntomas en las especies de cítricos afectadas y se ven influenciadas

de diferente manera por la temperatura ambiental.

Interacción Hospedero - Patógeno

Hasta la década de 1980, la enfermedad bacteriana degenerante del floema más estudiada

era la hoja mazuda del trébol. Esta enfermedad se denominó de esa manera debido a que las

hojas nuevas de Trifolium incarnatum (trébol rojo), se retardaban en abrir y permanecían

enrolladas en forma de mazo. Este patógeno infecta a un amplio rango de hospedantes

experimentales en por lo menos siete familias botánicas y otros síntomas incluyen a una

ligera virescencia de las flores. Extractos obtenidos de plantas infectadas contienen cadenas

de células (“talos”) que poseen motilidad ondulatoria que es distintiva de este grupo. Una

enfermedad económicamente más importante es el “Enverdecimiento de los Cítricos”, que

causa pérdidas severas en Asia y África (da Graca 1991). Los síntomas más prominentes de

esta enfermedad incluyen clorosis de las nervaduras y ocasional moteado de las hojas,

Page 20: Bacterias Fastidiosas Colonizadoras Vasculares

además de reducción del tamaño de las hojas y pecíolos erectos. Los frutos son asimétricos,

miniaturas, de sabor amargo y se caen prematuramente. El nombre de la enfermedad

“enverdecimiento” deriva del color de los frutos que permanecen en el árbol, que no

maduran en el período normal de tiempo (Figura 14). El amarillamiento de zarcillos en

cucurbitáceas, una enfermedad relativamente nueva, descrita al final de la década de 1980,

causa pérdidas devastadoras en la producción de sandía, calabacín, zapallo y melón tipo

“cantaloupe”, pero nunca ha sido citada afectando al pepino en el campo. Las plantas

afectadas por esta enfermedad se tornan amarillas y marchitan rápidamente causando un

colapso total de la planta. La necrosis del floema es evidente con una decoloración de

tonalidad chocolate miel. Originalmente se pensó que esta enfermedad estaba confinada a

la región del sur de Oklahoma y norte de Texas, pero recientemente se la ha identificado en

varios estados del medio oeste y hacia el este en Tennessee.

Figura 14.

Diseminación

Como es el caso para los molicutes, la taxonomía de los insectos que transmiten a las

bacterias limitadas al floema es diversa. Los agentes causales del enverdecimiento de los

cítricos (L. asiatum y L. africum) son transmitidos por psílidos, Trioza erytreae

(Enverdecimiento Asiático) y Diaphorina citri (Enverdecimiento Africano),

respectivamente. La bacteria puede ser adquirida en 30 minutos, pero su transmisión

requiere de un período de latencia de 7-10 días (De Graca 1991), indicando ésto que se

multiplica dentro del psílido vector.

La relación existente entre las bacterias habitantes del floema con respecto a las chicharritas

vectoras ha sido menos estudiada. Los vectores del crecimiento meristemático arbustivo de

Page 21: Bacterias Fastidiosas Colonizadoras Vasculares

la papaya incluyen al cicadélido Empoasca stevensii, aunque la naturaleza de la relación

entre el patógeno y su vector es desconocida. El organismo causante de la hoja mazuda del

trébol es transmitido por el cicadélido Agalliopsis novella, más no así por otros

relacionados muy cercanamente al primero como son Agallia constricta y Aceratagallia

sanguinolenta. Esta bacteria se multiplica dentro del vector en una relación propagativa.

Recientemente el agente causal del amarillamiento de los zarcillos de las cucurbitáceas, S.

marcescens, se encontró que era transmitido por la chinche del calabacín, Anasa tristis

(Figura 15). Esta relación es poco usual debido a que las chinches por lo general no se

identifican como vectores de patógenos asociados con el floema de las plantas. La chinche

del calabacín puede adquirir la bacteria luego de 24 horas, teniendo la capacidad de

transmitirla de 1 a 21 días después de adquirirla. La bacteria está presente en la hemolinfa

de algunos, pero no de todos los transmisores, lo cual es consistente con una relación no

circulativa (se ubica en la parte anterior del intestino, no el hemocele) entre la bacteria y su

vector.

Figura 15.

Control

El uso de antibióticos para reducir o eliminar a los patógenos residentes en el floema ha

tenido un éxito limitado. En una investigación respecto al manejo de la enfermedad del

enverdecimiento de los cítricos, las inyecciones o las aspersiones de tetraciclina redujeron

los síntomas foliares y en los frutos en el orden de 10-97% (da Graca 1991), pero otros

antibióticos como la penicilina, fueron menos efectivos. La termoterapia (tratamiento con

calor) puede ser efectiva, con hasta un 100% de control, cuando se someten las yemas de

Page 22: Bacterias Fastidiosas Colonizadoras Vasculares

árboles infectados a una temperatura de 47 ºC por cuatro horas. Sin embargo, este método

no es considerado práctico para su uso a gran escala (da Graca 1991). No existen

tratamientos prácticos disponibles para plantas herbáceas afectadas por estas bacterias.

La reducción de la diseminación de patógenos mediante el uso de variedades resistentes al

vector brinda la mejor oportunidad para un control a largo plazo de estas enfermedades que

afectan el floema. Sin embargo, en el caso de infestaciones agudas del vector, el uso de

insecticidas es la estrategia de manejo más efectiva. El uso de enemigos naturales y el

impacto del uso de insecticidas en los parasitoides y depredadores, también debe ser

tomado en consideración para las estrategias de manejo a largo plazo.

En estudios del amarillamiento de los zarcillos en cucurbitáceas, la exclusión del vector

(Anasa tristis) de las plantas susceptibles y el uso de cultivos trampa para prevenir o reducir

la infestación de este insecto dio como resultado una reducción de la incidencia de la

enfermedad. Sin embargo, el mecanismo de control más efectivo de esta enfermedad es la

aplicación de insecticidas para reducir las poblaciones del vector, la chinche del calabacín,

Anasa tristis. Existe algún tipo de progreso en cuanto al desarrollo de variedades de sandía

resistentes a la enfermedad causada por S. marcescens.

Bacterias Fastidiosas Limitadas al Xilema

Historia

Las bacterias patógenas con pared celular también se localizan en las células

transportadoras de agua y nutrientes del xilema de sus hospedantes y son transmitidas por

chicharritas (“sharpshooters” Hemiptera, Cicadellidae) y por salivazos (“spittlebugs”

Hemiptera, Cercopidae) que se alimentan del xilema (Raju and Wells 1986). Como en otros

casos, se asumió en un principio que estas enfermedades eran causadas por virus,

posteriormente se las denominó como “fastidiosas” debido a la dificultad de ser cultivadas

en medios sintéticos y “parecidas a rickettsias” ("rickettsia-like"), debido a la similitud

superficial de sus paredes rugosas con las de este grupo de organismos. Las Bacterias

Fastidiosas Limitadas al Xilema (XLB, por sus siglas en inglés) incluyen ahora a un grupo

de miembros que son cultivados en medios sintéticos especiales que causan varias

Page 23: Bacterias Fastidiosas Colonizadoras Vasculares

enfermedades en un amplio rango de hospederos. Clavibacter xyli subsp. xyli (Raquitismo

de la Soca en Caña de Azúcar) y Clavibacter xyli subsp. cynodontis (Atrofiamiento del

Pasto Bermuda), dos ejemplos de bacterias limitadas al xilema, son bacterias bacilares

fastidiosas de crecimiento lento en medio de cultivo, Gram positivas, de variadas formas

que a menudo pueden presentarse como corineiformes (en forma de mazo) y a menudo se

presentan en pares unidos en un extremo, adquiriendo la forman de una “V” (Davis and

Vidaver 2001). Otras formas Gram-positivas incluyen a varios patovares de

Curtobacterium flaccumfaciens que causan enfermedades vasculares en remolachas,

frijoles,soya, tulipanes y flor de Pascua (Poinsettias) (Davis and Vidaver 2001).

Xylella fastidiosa, la más estudiada de las Bacterias Fastidiosas Limitadas al Xilema

(XLB), presenta un amplio rango de hospederos y causa una afección severa en la mayoría

de sus hospedantes. La enfermedad de Pierce de la vid ha incidido en California por

muchos años, y recientemente ha sido identificada en Europa. La quemazón foliar de la

adelfa o laurel rosa (Nerium oleander), almendros y varios árboles forestales, “Phony

peach” del duraznero, y el escaldado de la hoja en ciruelas son ejemplos de enfermedades

causadas por esta bacteria en California, Georgia y otros estados de Estados Unidos. En

Taiwán, la quemazón de la hoja del peral se le atribuye a X. fastidiosa, y en Brasil y

Argentina, X. fastidiosa causa la clorosis variegada de los cítricos (Figura 16) la cual se ha

tornado en una limitante de la producción de cítricos y el mismo patógeno fue identificado

como el agente causal de un escaldado de la hoja en cafeto. En cada una de estas

enfermedades la bacteria es transmitida de planta a planta por insectos vectores,

particularmente miembros del suborden Auchenorrhyncha, de la familia Cicadellidae

(“sharpshooters”). La enfermedad de Pierce de la vid se consideró al inicio como una

enfermedad de menor importancia en California, debido a que su vector era relativamente

sedentario. Sin embargo, esta enfermedad ha tomado un papel más devastador

recientemente, amenazando a las industrias de las uvas y del vino en dicho estado. El

cambio en la importancia de esta enfermedad proviene de la invasión del área dedicada al

cultivo de uvas de Homolodisca coagulata (figura 17). un miembro de la familia

Cicadellidae. Dicha importancia se dio solamente por este factor sin que ocurriera una

mutación en los genes de virulencia de este patógeno bacteriano ni de la ampliación en la

siembra de cultivares de uva susceptibles. El insecto adquiere a X. fastidiosa a medida que

Page 24: Bacterias Fastidiosas Colonizadoras Vasculares

se alimenta en los viñedos del sur y centro de California, movilizándose rápidamente de allí

a grandes distancias, alimentándose a medida que pasa por ellas y diseminando

eficientemente a la bacteria de una planta a otra y de viñedo en viñedo.

Figura 16. Figura 17.

Biologia

X. fastidiosa es un bacilo pequeño, angosto, Gram-negativo que crece lentamente en

medios especiales (Hopkins 2001). Las cepas y patotipos de la especie han sido

identificados y caracterizados mediante el uso de varios métodos moleculares que incluyen:

rep-PCR, RAPD-PCR, RFLP e hibridación ADN-ADN. La relación hospedero patógeno

que conlleva a la expresión de los síntomas de la enfermedad no esta completamente

dilucidada, pero lo más probable es que una población elevada de la bacteria ocluya los

vasos xilemáticos, lo que conduce a la muerte de la planta afectada. Xylella fastidiosa fue el

primer fitopatógeno bacteriano cuyo genoma se secuenció completamente, este trabajo fue

llevado acabo por un equipo de científicos brasileños que trabajaron en conjunto como un

consorcio. Otros científicos han derivado una información valiosa de dichos estudios, tanto

de la propia secuencia del genoma como de su alineamiento con el de otros

microorganismos (Dow and Daniels 2000). Sin embargo, estos notables logros no han dado

como resultado el desarrollo de un sistema genético por medio del cual se estudie las

características de patogenicidad, pero los plásmidos nativos aislados y caracterizados de

varias cepas de la bacteria pueden ser útiles como vectores para su transformación bacterial.

Page 25: Bacterias Fastidiosas Colonizadoras Vasculares

Interacción Hospedero-Patógeno

Acerca de X. fastidiosa se pensó originalmente que sólo infectaba a unas cuantas plantas

leñosas, que incluían la vid. A medida que la tecnología avanzó, más enfermedades de

etiología desconocida fueron atribuidas a X. fastidiosa, y el rango de hospederos incluye

ahora a más de 75 plantas, algunas de las cuales se listan en el (cuadro 1).

Cuadro 1. Algunas plantas hospederas y enfermedades causadas por X. fastidiosa.

PLANTA ENFERMEDAD

Vid Enfermedad de Pierce

CítricosClorosis variegada de los

Citricos

Adelfa, laurel rosa Quemazón foliar

Almendro Quemazón foliar

Roble Quemazón foliar

Sicamoro Quemazón foliar

Alfalfa Enanismo de la Alfalfa

Duraznero,

Melocotonero“Phony peach”

Los síntomas de la enfermedad de Pierce de la vid puede ser detectada de 3 a 15 meses

después de la infección inicial y usualmente incluye 1) escaldado, secamiento progresivo de

las hojas de los márgenes hacia el pecíolo de la hoja, 2) se tornan chocolates las áreas

escaldadas, 3) enanismo, marchitamiento o desecamiento de parte o toda la parra o vid, 4)

muerte gradual del sistema radicular, 5) muerte de la vid en un periodo de tres a cuarenta y

ocho (3-48) meses (figura 18). En árboles de naranja dulce, los síntomas de clorosis

variegada incluyen a zonas conspicuas de variegación en el haz de las hojas viejas y

lesiones levantadas en el envés de la hoja. Los frutos son pequeños y duros. La quemazón

foliar de árboles en jardines y de frutales típicamente presenta una necrosis internerval y

marginal irregular que se expande a lo largo del limbo foliar, causando deformaciones y

defoliaciones prematuras. Muchos hospederos pueden ser asintomáticos.

Page 26: Bacterias Fastidiosas Colonizadoras Vasculares

Figura 18.

Los síntomas asociados con la infección de X. fastidiosa sugieren que la conducción de

agua y nutrientes del xilema es interrumpida por la presencia de la bacteria. Los agregados

bacterianos, los depósitos de goma o las tilosis que bloquean los elementos conductores,

todos ellos contribuyen a los estreses de agua que presentan las plantas infectadas. Como

dato interesante, microfotografías electrónicas de plantas afectadas han mostrado

variaciones en cuanto al número y tipo de oclusión de los elementos del xilema, lo que hace

que se presenten discrepancias en cuanto a los mecanismos del desarrollo de la enfermedad.

Una teoría indica que una fitotoxina liberada por el patógeno es responsable por la

quemazón foliar. Otra posibilidad es que la infección causada por X. fastidiosa afecte el

balance de los reguladores de crecimiento. Se ha aplicado ácido giberélico a árboles de

melocotón afectados por “Phony peach” mostrando algún tipo de remoción de los síntomas.

Diseminación

X. fastidiosa es transmitida por homópteros que se alimentan del xilema. Este grupo de

insectos incluye a chicharritas “sharpshooters” (Hemiptero, subfamilia Cicadellinae), y a

los saliveros (Hemiptero, Familia Cercopidae). Es posible que las cicadas (Hemiptero,

familia Cicadidae), que también se alimentan del xilema, puedan transmitir a X. fastidiosa,

pero ésto todavía no ha sido demostrado.

Varias especies de chicharritas del tipo “sharpshooters” son vectores naturales o

experimentales de X. fastidiosa en cuanto a su interacción con la vid, pero sólo tres son

considerados como de importancia económica: Draeculacephala minerva, Graphocephala

atropuntata y Homalodisca coagulata. De estas tres especies, Homalodisca coagulata es

Page 27: Bacterias Fastidiosas Colonizadoras Vasculares

considerado el más peligroso de los vectores debido a su introducción reciente y

proliferación rápida en las áreas de los viñedos y cítricos en California.

Aunque Homalodisca coagulata previamente fue un vector menor de X. fastidiosa, el rango

de hospederos de este insecto recientemente ha mostrado que incluye no sólo a la vid,

Nerium oleander y cítricos sino a un numeroso grupo de plantas leñosas. Este insecto es

capaz de sobrevivir, bajo ciertas condiciones, el periodo de invierno y portar a X. fastidiosa

por periodos prolongados de tiempo. Además es capaz de alimentarse de tejidos leñosos en

estado de dormancia, de los cuales también puede adquirir al patógeno.

La relación existente entre X. fastidiosa y su vector es inusual. La bacteria es adquirida por

el insecto al alimentarse de tejido infectado y coloniza el canal alimenticio dentro del

estilete, el cual es utilizado por el insecto para punzar los tejidos de la planta. La bacteria

adherida a la cutícula del insecto crece formando una película fina que se alinea en la

superficie interna del canal alimenticio. Los adultos y ninfas son capaces de transmitir a X.

fastidiosa inmediatamente después de su adquisición, pero las ninfas pierden la capacidad

de transmisión al mudar. Un adulto que adquiere a X. fastidiosa puede retener su capacidad

de transmitirla por varios meses a toda la vida del insecto.

Epidemiología y Manejo

X. fastidiosa se considera como uno de los fitopatógenos que esta emergiendo a nivel

mundial debido a su potencial impacto económico en dos de las más importantes materias

primas agrícolas como lo son las uvas y los cítricos. En un menor grado también afecta a la

industria de la producción de ornamentales. El manejo de este patógeno se enfoca en dos

frentes: control del vector y desarrollo de variedades resistentes.

Las infestaciones agudas del vector de X. fastidiosa pueden ser controladas mediante

tratamientos químicos de la planta hospedante; tanto los insecticidas de contacto como los

sistémicos han demostrado su relativa efectividad en reducir las poblaciones de estos

insectos. Sin embargo, desde hace tiempo la oposición pública al uso de pesticidas para

erradicar insectos ha sido muy considerable. Las alternativas biológicas a los pesticidas

sintéticos incluyen a avispas parasitoides y entomopatógenos, pero históricamente estos

Page 28: Bacterias Fastidiosas Colonizadoras Vasculares

mecanismos no han sido efectivos para manejar a la enfermedad. El manejo de X.

fastidiosa y sus vectores es un tema actual de investigación, especialmente en las regiones

viníferas de California en donde la enfermedad de Pierce amenaza la salud económica de

esta industria.

Las estrategias a largo plazo deben incluir el desarrollo de variedades resistentes, una

perspectiva desafiante debido a que muchos de los hospedantes de X. fastidiosa son plantas

perennes. Un enfoque novedoso a su control puede darse a través de la manipulación

genética de las bacterias entéricas que viven naturalmente en el intestino de los cicadélidos.

Mediante el uso del proceso de paratransgenesis, los investigadores esperan transformar

estas bacterias que normalmente viven en el intestino de dichos insectos, para que secreten

una toxina letal contra X. fastidiosa. La bacteria transformada pasaría de insecto a insecto

mediante actividad coprófaga (ingestión de materia fecal) normal, afectando negativamente

a X. fastidiosa a medida que es adquirida por los insectos paratransgénicos.

Conclusiones

Las bacterias habitantes del sistema vascular, con o sin pared celular, son un grupo diverso

de fitopatógenos que a menudo mantienen una relación compleja e íntima con sus insectos

vectores al igual que con sus plantas hospedantes. A pesar de su naturaleza “fastidiosa” o

en algunos casos su patogenicidad obligada, las nuevas estrategias de investigación que no

requieren de su cultivo han permitido progresos significativos en revelar los mecanismos de

comportamiento y moleculares mediante los cuales estos procariotas invaden, colonizan e

impactan el crecimiento y productividad de sus hospedantes. Estas áreas prometedoras de

investigación podrán ciertamente facilitar el desarrollo de herramientas más efectivas de

detección e identificación, al igual que resaltarán los puntos débiles en el ciclo de la

enfermedad, lo que permitirá significativos avances en nuestra capacidad para moderar los

efectos de estos organismos en nuestros cultivos alimenticios, de fibras y ornamentales.

Page 29: Bacterias Fastidiosas Colonizadoras Vasculares

Reconocimientos

Se desea agradecer a S. Von Broembsen y L. Littlefield por la revisión crítica del

manuscrito. Esto es una publicación de Oklahoma Agricultural Experiment Station, Project

# OKLO 2052.

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