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62 Marzo 2015 ESCUELAS

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Este mes las clases comienzan con escue-la nueva en Batlle Berres y Camino de las Tropas. Se trata de la escuela Barrio Sarandí y tiene la novedad de ser la escuela del barrio del Plan Juntos, el último gesto de la gestión del expresidente José Mujica. La escuela Barrio Sarandí es una de las siete de Tiempo Completo que se inaugura en el inicio del año lectivo 2015. Hasta el mo-mento se construyeron 202 escuelas de este tipo, en el marco del Proyecto de Apoyo a la Escuela Pública Uruguaya, un programa co-financiado por la ANEP y el Banco Mundial, que funciona desde 2005. A ellas se suman 100 centros más, entre jardines y escuelas de tiempo extendido. La arquitectura no es neutra, repiten una y otra vez los profesionales que trabajan en la construcción de centros educativos. Y así explican que los espacios escolares esti-mulan o desestimulan prácticas y procesos educativos; así lo hacían las viejas escuelas públicas de la época de José Pedro Varela y así lo hacen las escuelas de hoy.

¿Cómo es la escuela del Plan Juntos?Es en un nuevo barrio de nueve hectáreas, con varias cooperativas y viviendas del Plan Juntos, en ruta 5 y Batlle Berres. Dejaron una manzana muy pequeña para hacer esta escuela, y enfrente va a haber un CAIF y un jardín de infantes. Todo el barrio es muy complicado, porque hay una gran pendiente, es difícil urbanizar y construir. En el caso de la escuela, por esa gran pendiente, tiene un nivel de un lado y dos niveles del otro. No fue fácil. Los espacios más públicos están en el nivel de abajo, hacia el barrio, y la mayoría de las aulas en planta alta, en forma de L. La idea es que esa L te proteja del viento del sur y del sol, y del ruido de los camiones de Camino de las Tropas, al oeste. Ese patio protegido se abre hacia el sol del norte –en invierno va a ser calentito– y “balconea” a todo el barrio, que está más bajo. Entonces desde el patio y las aulas los niños tienen una preciosa vista de todo su barrio.

¿Qué participación tuvo el voluntariado? En la escuela, poca. En el proceso de crear esta escuela no hubo voluntariado, el pro-cedimiento fue igual a todas las de Tiempo Completo. Es decir: Primaria y Codicen determinan que es necesaria una nueva

escuela, nosotros hacemos el proyecto ejecutivo, se licita, se adjudica al precio más barato y se construye. Entonces lo cons-truye una empresa privada, con personal especializado, y bajo la dirección de obra de arquitectos de la ANEP. En cambio, el jardín y el CAIF están siendo hechos por el Plan Juntos. Es mano de obra voluntaria, con gran parte de los materiales donados. Esto lleva a que la construcción sea mucho más barata, pero el resultado sea de peor calidad. En este caso los edificios son con-tenedores donados. La escuela, en cambio, es de estructura de hormigón armado y tabiques dobles de bloques. Eso logra más confort: mejores condiciones térmicas, acústicas, de iluminación, de ventilación, y espacios más flexibles que permiten todo tipo de propuestas educativas, no solo la clase tradicional...

¿Cuántos niños van a asistir a la escuela?La escuela tiene 12 aulas y asistirán unos 300 niños. Con los niños del barrio ya se cubre la mitad de la capacidad de la escuela, porque en cada una de estas casitas hay unos cinco niños por familia. Cuando el ba-rrio esté completo no sé qué va a pasar, hay otras escuelas en la zona, pero más lejos.

pedro barrán

trabaja en los proyectos de tiempo completo desde que era estudiante. Fue su primer trabajo Formal y llegó a él por casualidad cuando todavía no pensaba en dedicarse a construir escuelas. casi 20 años después, es el arquitecto supervisor de los proyectos de escuelas de tiempo completo. dice que está un poco “obsesionado” con estas escuelas, que las piensa proFundamente, que hacerlas es su trabajo, pero también una suerte de militancia

Por NausíCaa PalomeQueFoto matilde CamPodóNiCo

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¿Por qué no tiene cerco?Ideología pura. Están los que tironean para el lado de la seguridad y estamos los que tironeamos pensando que la respuesta está en otro lado. Sí, corrés el riesgo de que un día haya un robo, es cierto. Pero también está aquello que siempre se dice de que si te quieren entrar y te quieren robar, lo van a hacer. Creo que la respuesta no está en separar con una reja, está en integrar y en que el barrio se apropie.

la escuela tiene un tobogán para deslizarse hacia el comedor, ¿es una novedad? ¡No! En la Experimental de Malvín había toboganes, hace décadas. En algún mo-mento los sacaron, hay un mito urbano que dice que alguien les puso una hoja de una Gillette entre las maderas y que un niño se cortó. Y desde entonces se instaló la idea de que no debería haber más toboganes en ninguna escuela ni en los parques infan-tiles. Jamás logré saber si esa historia es verdad o es un mito, pero hay gente mayor que dice que es verdad, y que quizá ocurrió en la Experimental de Malvín, y por eso lo sacaron. En algunos parques infantiles uno encuentra que los toboganes están forma-dos por tablas y podría suceder, pero otros tienen chapa y es imposible. Tampoco en los toboganes que hacemos nosotros.

¿Cómo ha sido la experiencia de las escue-las con toboganes?El primer tobogán que pusimos fue en la escuela 114 de Paysandú y al tiempo de estar usándolo nos mandaron una comunicación de la directora y las maestras diciéndonos que al principio habían sido medio escépti-cas, pero que ahora estaban muy contentas con el tobogán. Que para los niños era la escuela del tobogán. Nos contaron que habían hecho todo un reglamento de cómo usar el tobogán (risas) y que cada clase esta-bleció un día para usarlo. Y aparentemente lo hicieron en forma muy democrática, con

asambleas en las clases y delegados... Un aprendizaje de ciudadanía, que está muy bien. Además, en una escuela con dos nive-les, ¿por qué vas a bajar por escalera? ¡Bajá por el tobogán!

¿Cómo eran las escuelas uruguayas antes de la modernidad?El sistema educativo se empezó a armar con José Pedro Varela, en el siglo XIX. En ese cuarto final de siglo y el principio del XX, las escuelas eran súper tradicionales, con un modelo similar al de los conventos y las cárceles, es lo que analizaba Michel Foucault. La escuela súper encerrada, que se aislaba de todo, con patio cuadrado y ce-rrado, y con salones muy separados de los demás, bancos en fila, docente arriba de la tarima... Siempre era el docente el que daba la lección y los niños la aprendían o la memorizaban. Varela empezó a tener ideas renovadoras en lo educativo, no aún en lo arquitectónico.

las innovaciones, en este caso, comenza-ron desde lo educativo.Sin dudas que arrancaron desde lo educa-tivo, es clarísimo. Varela había empezado a promover que el docente no fuera tan au-toritario, pero la arquitectura seguía igual: la escuela introvertida, armada para la vigilancia y el orden, como decía Foucault.

¿Cómo definirías esa modernidad en la arquitectura?En esa época había una conciencia de los grandes cambios que estaban ocurriendo en la sociedad, la revolución industrial, los cambios tecnológicos... Todo eso llevó a abandonar las formas clásicas, académicas, de la arquitectura del siglo XIX y a utilizar “la estética de la máquina”, como se le dijo a veces: volúmenes simplificados, sin orna-mentación, mostrando con “honestidad” la estructura y los materiales, con predominio del vidrio. La Modernidad llegó al Uruguay

temprano, mucho antes que a Argentina, por ejemplo. Acá había un país acostum-brado a mirar qué pasaba en Europa y además hubo circunstancias favorables: la formación de la Sociedad de Arquitectos y su revista, la creación de la Facultad y su catedrático, el arquitecto francés Joseph Ca-rré, de formación académica, pero de gran apertura a las nuevas corrientes.

¿Cómo llegó la modernidad a las escuelas uruguayas?En el período de entreguerras europeo, en los años 20, ya se empezaron a estudiar las pro-puestas europeas y en los 30 se construyeron edificios excepcionales, como la Experimental de Malvín, el IPA, las Facultades de Odonto-logía e Ingeniería... ¡En esa época había más arquitectura moderna en Uruguay que en las capitales europeas! Y esa arquitectura moder-na se potenció con la corriente de las Escuelas Nuevas, que centró la educación en los niños y no tanto en los maestros, y pretendía que los niños pasaran de una postura pasiva –reci-biendo en forma vertical las enseñanzas de la maestra, memorizando– a una postura activa y comprometida con el proceso educativo. Y se tenía la idea de que la naturaleza era un buen ámbito para promoverlo. La escuela se comen-zó a proyectar más hacia la naturaleza. Estaba en el ambiente la idea de que la naturaleza siempre iba a ser buena, vinculado a Jean-Jac-ques Rousseau y unas ideas de que la naturale-za era lo bueno y la sociedad corrompía. Carlos Vaz Ferreira, por ejemplo, proponía unos parques escolares, que eran enormes predios, como si fueran 20 manzanas, un mega parque lleno de escuelitas, que se construiría afuera de la ciudad, con tranvías para que llevaran a los niños todos los días. No prosperó, pero Vaz Ferreira lo defendió durante décadas.

en ese contexto aparece la escuela experimental...Ahí aparece la Escuela Experimental, que es la más vieja, y después otras. Con grandes paños

«Carlos Vaz Ferreira proponía unos parques esColares, que eran enormes predios, Como si Fueran 20 manzanas, un mega parque lleno de esCuelitas, que se Construiría aFuera de la Ciudad, Con tranVías para que lleVaran a los niños todos los días. no prosperó, pero lo deFendió durante déCadas»

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vidriados, distintos edificios rodeados de par-ques, de espacio vacío y de espacio verde. Era súper novedoso. Estos cambios se estaban dan-do en esos mismos años en Europa, hay que considerar que las ideas demoraban mucho en venir, las revistas se traían en barcos, no había internet. Pero aquí se hacían, y los arquitectos eran referentes... Estaban en absoluta sintonía con lo que pasaba en Europa, y si mirás la región, solo acá pasaba. Juan Antonio Scasso, en los años 30, hizo el Estadio Centenario, la Experimental de Malvín, otra Experimental en Las Piedras. Fue un momento increíble.

¿los referentes de la arquitectura trabaja-ban para las escuelas del estado? ¡Exacto! En esa época, entre 1930 y 1950, había muy buenos arquitectos en las ofici-nas técnicas del Estado. No sé si los sueldos eran buenos o había prestigio ahí. Pero no es lo que pasa ahora, o, por lo menos, no es lo que pasaba hasta hace un tiempo. Después de la dictadura el nivel de las ofi-cinas técnicas del Estado bajó mucho y los profesionales se fueron al ámbito privado. Hoy no sé si hay prestigio en trabajar para el Estado, hay sí una conciencia social, un compromiso; pero el ámbito privado sin dudas paga mucho mejor, entonces muchos de los mejores profesionales están allí. En cambio, en aquella época, no.

¿Cuáles son los principales problemas de la arquitectura educativa en uruguay? Creo que, sin dudas, desde el punto de vista arquitectónico, el mantenimiento. Hay una cultura instalada en todos, a los uruguayos nos cuesta el mantenimiento en nuestras propias casas. Los organismos públicos ob-viamente lo saben y han generado oficinas y recursos que buscan atender esto. Pero por las razones que sea no funcionan del todo bien.

también hay una tradición de que el man-tenimiento de la escuela le compete a la direc-ción o a la comisión fomento del centro. Sí, pero es un voluntarismo que no corres-ponde. Hay dinero, hay organización, hay personal, se debería poder hacer mejor. Sé que hay gente que está pensando en esto y está tratando de hacer lo mejor, pero sigue estando en el debe… También faltan centros educativos, no solo escuelas, sino también muchos liceos.

¿Cuándo se empezaron a construir las escuelas de tiempo Completo en uruguay? Los primeros antecedentes aparecen en 1965 como recomendación al gobierno en un informe de la CIDE (Comisión de Inver-siones y Desarrollo Económico), encabeza-da por Enrique Iglesias. Sugería extender el horario escolar para los niños de contextos más pobres. A fines de los años 70 se rea-lizaron las primeras pruebas de extensión horaria en las viejas escuelas al aire libre, para extenderse en los 90, con la adminis-tración de Germán Rama.

a la izquierda uruguaya le cuesta mucho reconocer ese aporte.Es cierto, siempre se afirma que la idea ori-ginal es de la CIDE, que también es cierto, pero bueno... la consolidación de las escue-las de Tiempo Completo fue con Rama.

¿Y los arquitectos pioneros? Ramiro Bascans, hoy fallecido, fue el primero que empezó con las escuelas de Tiempo Completo. Era un gran arquitecto, había hecho edificios educativos desde los 60 y dirigió Arquitectura en el proyecto de Mejoramiento de la Calidad de la Enseñan-za Primaria (Mecaep). Con Bascans todos aprendimos mucho, hasta que a los 65 años lo obligaron a jubilarse en la facultad, por su edad. Él hizo la escuela 78 de Salto, era la que más le gustaba, ubicada en el mismo predio de la casa donde vivió Horacio Quiroga. Hay muchas: la 360, la 359 en Bella Italia, otra en Punta de Rieles, también el liceo del Buceo.

¿Qué caracteriza hoy a una escuela de tiempo Completo?La propuesta educativa es de siete horas y media por día, un turno similar a la escuela convencional y el otro turno con actividades extracurriculares: talleres, deportes, asambleas, idiomas. Eso nos lleva a plantear espacios más flexibles y polivalentes que las aulas tradicio-nales, que permitan esas actividades o que dos clases se puedan juntar para hacer una actividad en conjunto o que trabaje un grupo pequeño de niños. Por otro lado, estas escuelas dan tres comidas al día, lo que implica un comedor amplio y una cocina de tipo semi-in-dustrial, con equipamiento en acero inoxidable y muy buenas condiciones de higiene. Y desde un punto de vista más conceptual, hay una idea de la escuela como integrador social. Al interior de la escuela fomentamos que todos los niños se sientan parte de una comunidad educativa y no solo parte de su salón de clase. Eso se logra con ambientes como el multiuso donde se pueden reunir todos, con transparencias interiores, dobles alturas… También con un mobiliario flexible y apilable, para que pueda adaptarse y moverse según las diferentes propuestas educativas.

¿Cuál es el presupuesto para construir una escuela de tiempo Completo? Una escuela estándar, de ocho aulas, tiene alrededor de 1.200 m2 y un costo aproxima-do hoy de 41 millones de pesos. Este costo varía según la localización de la escuela y, por supuesto, de la coyuntura económica y de la industria de la construcción.

¿Cómo se propicia, desde la arquitectura, la integración al barrio? Se busca que la escuela fomente la inte-gración al barrio con muchos elementos. Pensando muy bien el acceso, que no sea simplemente una puerta que separa el estar adentro o afuera, sino que haya varias

transiciones... El espacio calle, luego una pequeña plaza pública, que gracias al wi-fi se llena de niños fuera del horario escolar, un espacio semipúblico techado, donde los padres esperan a los niños, y recién después una puerta para entrar al hall de la institu-ción. Son escuelas muy transparentes, con muchas ventanas amplias, que también determinan una relación con el barrio, en muchos casos el barrio ve lo que pasa en la escuela y la escuela ve lo que pasa en el barrio. Eso no solía suceder en la mayoría de las escuelas de hasta mitad del siglo XX, que solo tenían que iluminarse desde arriba para que los niños no se distrajeran, era una postura casi ideológica de aislar. Hoy, las escuelas son transparentes, y, de alguna forma, el control social tiene dos caras, al-guien se puede sentir vigilado, de pronto a una maestra le molesta que el barrio pueda ver lo que ella hace. Y cierra las cortinas.

o piensa que los alumnos se distraen… O que piensan que los niños se distraen, eso también. La idea, es que el niño pueda mirar hacia afuera, incluso cuando está sentado. También que la maestra, si quiere, pueda apelar al entorno en medio de la clase, por ejemplo, que pueda mostrar los árboles para explicar algún concepto de biología.

¿Hay espacios de la escuela que pueden ser utilizados por la comunidad?Es una posibilidad que nosotros damos, que el comedor –que es el local más gran-de y donde entran muchas personas– esté ubicado lo más hacia la calle posible e incluso que tenga una puerta hacia la escuela y una puerta hacia la calle. Entonces, eventualmen-te el barrio puede usarlo fuera del horario escolar para actividades propias. Eso pasó el otro día en la escuela del Plan Juntos, usaron el comedor para una actividad barrial.

ese uso ya no depende del arquitecto…Claro, claro. Pero creo que nosotros, como arquitectos, tenemos que dar las posibi-lidades, que haya espacios utilizables por la comunidad. Es una forma de que la comunidad se apropie, cuide el edificio, le ponga ganas, y, si se despinta, vayan y lo pinten, porque lo sienten propio. En Cata-luña, por ejemplo, lo resolvieron muy bien. En Cataluña vas a pedir un local dentro de una escuela y te dicen: “Bueno, firme este contrato, deme su tarjeta de crédito, usted se hace responsable, cualquier cosa que se rompa o falte se le debitará de su tarjeta de crédito o lo va a tener que reponer, pero no-sotros le prestamos”. Gratis, con el compro-miso de que lo dejes como está. Entonces, podés festejar el cumpleaños de tu hijo, que no sabés dónde porque vivís en un apar-tamento, entonces vas a la escuela y pedís prestada un aula. Está buenísimo, porque la escuela se usa de 8 a 17 horas y el resto de las horas está vacía. Acá cuesta mucho, solo en casos puntuales.

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¿Cómo se están haciendo las escuelas en la región? Hay de todo. Brasil, Argentina, son países muy grandes y son federados. Debido a esa escala, es bastante común que no se hagan una a una, como se hacen acá, sino que son planes de muchas escuelas. Tienen muchas formas de construirlas. No está claro cómo debería ser un plan para hacer muchas escuelas. Yo me cuestiono mucho, ¿cómo las deberíamos hacer? ¿Similares, distintas? Parece una pregunta medio ingenua, sin embargo no está resuelto. En un extremo, que en Brasil se hizo bastante, se hicieron todas iguales. Oscar Niemeyer, que fue un gran arquitecto, hizo 500 escuelas idén-ticas, prefabricadas, buscando abaratar costos. En ese sentido, entiendo que el abordaje fue: “Si queremos hacer 500 es-cuelas en dos años, hay que hacerlas todas iguales. Las circunstancias nos llevaron a esto, ahora hagamos lo mejor posible”. En el otro extremo, en Argentina, hubo un pro-grama, 700 escuelas en el que se descentra-lizaron los proyectos y cada provincia hizo sus escuelas y se hicieron todas distintas. Lo único que las unificaba era que a todas les pusieron un monolito que dice escuela y el mapa de Argentina.

siempre se pone como ejemplo exitoso el modelo educativo finlandés. Viendo imáge-nes, sus escuelas se parecen mucho a las de tiempo Completo. ¿Hay un patrón común? Sí, en Finlandia y en otros países en el primer mundo... Dicho así capaz que suena creído (risas), pero creo que la cabeza progresista de la mayoría de los arquitectos va por el mismo lado: la integración, la polivalencia, la flexibilidad. Hay un holandés, Herman Hertzberger, capo total, que desde los años 60 hasta ahora ha construido escuelas preciosas, en esta línea. Hay cierto consenso en eso, simplemente que hay países con más proble-mas económicos, hay dificultades políticas y no siempre se logra hacer buenas escuelas.

O hay desafíos, como en Brasil, que hay que construir muchísimas escuelas en muy poco tiempo, entonces se hacen como se puede. En Uruguay tenemos un ritmo medio lento de construcción de escuelas, pero gracias a eso cada una está pensada para su lugar y su barrio. Y eso está muy bueno.

¿Cómo te vinculaste a las escuelas de tiem-po Completo?Casi no trabajé en otra cosa que no sea esto. En 1996, llegué a la mitad de la carrera en la Facultad de Arquitectura –tengo 40 años– y la carrera se me estaba tornando muy teórica. Tenía 22 años, vivía con mis padres, sentía la necesidad de trabajar, y me postulé a varias cosas relacionadas con mi formación. Y las opciones fueron: entrar a la Intendencia para hacer algo muy administrativo o entrar en el programa Mecaep, que recién se estaba armando (funcionó hasta 2005). Fui para ahí sin saber qué iba a pasar, muy de casualidad, y me encantó. Después fui a hacer una maestría en Barcelona y mi tesis fue sobre este tema, y hoy, mi doctorado también tiene que ver con las escuelas. He focalizado todo mi trabajo en esto, doy clases en la facultad y trabajo en esto, no trabajo en el área privada, ¡me puse un poco obsesivo! Me siento obligado a seguir estudiando el tema. Me daría vergüenza hacer una escuela sin haberle puesto todo.

¿a qué escuela fuiste?A la República Argentina, en el Centro, una escuela pública muy linda, del siglo XIX. Tiene el estilo de las viejas escuelas, comple-tamente aislada, con un patio cerrado y una claraboya gigante. Es como un convento. Ese edificio originalmente era escuela, museo y biblioteca, y arriba funcionaba un internado de estudiantes de Magisterio. Después el internado se transformó en liceo.

¿Hablabas con tu padre –el historiador José Pedro Barrán– de las escuelas que hacías?Me acompañó, sí. Mi padre estaba chocho,

porque otras posibilidades de mi adoles-cencia habían sido ¡tocar el bajo! (risas). Charlábamos, él de arquitectura no sabía casi nada, pero, por supuesto, sabía mucho de educación. Leyó el primer librito que escribí para la facultad y me acuerdo que (se empieza a reír) me dijo algo así como “¡Escribiste cosas que yo no sé!”. Asom-brado. El segundo librito no llegó a leerlo porque falleció y se lo dediqué. Él me había dedicado muchos, a mi madre y a mí: “Para Alicia y Pedro”. En otro también me incluyó en los agradecimientos, porque yo se los criticaba.

¿Y qué le criticabas?Otros le comentaban más de lo histórico, yo le comentaba de cómo estaba escrito. Siempre me gustó leer y yo era muy crítico con su forma de escribir.

¿Cómo escribía? Creo que lo que le pasaba era que leía tantos documentos antiguos que claro, ¡algo se le pegaba! (risas). A veces escribía un poco rebuscado o frases eternas, cosas que se podían decir de manera mucho más simple (interrumpen sus hijos).

¿Y estos niños a qué escuela van?Al Elbio Fernández, que es la escuela priva-da más pública que conozco.

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«en el período de entreguerras europeo, en los años 20, ya se empezaron a estudiar las propuestas europeas, y en los años 30 se Construyeron ediFiCios exCepCionales, Como la experimental de malVín, el ipa, las FaCultades de odontología e ingeniería... ¡en esa époCa había más arquiteCtura moderna en uruguay que en las Capitales europeas!»