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Calentamiento global / Cambio climático El clima siempre ha experimentado cambios. Algunos ejemplos lo son la época glacial donde todo estaba cubierto de hielo y la época de los dinosaurios que desaparecieron debido a los cambio en el clima. La preocupación actual por cambios en el clima surge debido a que en el último siglo, el ritmo de éstas variaciones se ha acelerado vertiginosamente, a tal grado que afecta ya la vida en el planeta. Al investigar sobre las causas de esta aceleración rápida, algunos científicos encontraron que existe una relación directa entre el calentamiento global, cambio climático y el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), provocado principalmente por las sociedades industrializadas. Definiciones: Calentamiento global: fenómeno observado que muestra un aumento en la temperatura promedio de la superficie terrestre y de los océanos desde mediados del Siglo XX y que se proyecta continue en el futuro. Manifestaciones: Altas temperaturas Olas de calor Del nivel del mar Sequías Tormentas Inundaciones y otros. Cambio climático: se refiere a cualquier cambio significativo de largo plazo en los patrones esperados del clima en una región específica o en toda la tierra; variaciones en el clima que se pueden medir. Manifestaciones: Calentamiento global Aumento en el número de eventos extremos del clima.

Calentamiento global

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Calentamiento global / Cambio climático

El clima siempre ha experimentado cambios. Algunos ejemplos lo son la

época glacial donde todo estaba cubierto de hielo y la época de los dinosaurios

que desaparecieron debido a los cambio en el clima. La preocupación actual por

cambios en el clima surge debido a que en el último siglo, el ritmo de éstas

variaciones se ha acelerado vertiginosamente, a tal grado que afecta ya la vida en

el planeta. Al investigar sobre las causas de esta aceleración rápida, algunos

científicos encontraron que existe una relación directa entre el calentamiento

global, cambio climático y el aumento de las emisiones de gases de efecto

invernadero (GEI), provocado principalmente por las sociedades industrializadas.

Definiciones:

Calentamiento global: fenómeno observado que muestra un aumento en la

temperatura promedio de la superficie terrestre y de los océanos desde mediados

del Siglo XX y que se proyecta continue en el futuro.

Manifestaciones:

Altas temperaturas

Olas de calor

Del nivel del mar

Sequías

Tormentas

Inundaciones y otros.

Cambio climático: se refiere a cualquier cambio significativo de largo plazo en los

patrones esperados del clima en una región específica o en toda la tierra;

variaciones en el clima que se pueden medir.

Manifestaciones:

Calentamiento global

Aumento en el número de eventos extremos del clima.

Estos sugieren un cambio significativo de la interrelación entre la tierra, el océano

y la atmósfera que resulta en cambios de los patrones de circulación globales de

aire y agua. El cambio climático es normal y ocurre con la variabilidad natural de

la tierra. Está vinculado a los sistemas terrestres y

a la radiación solar que se recibe.

Nuestro planeta se está calentando: eso es

una realidad. Los científicos han anunciado que en

el futuro será aún más caliente. Y, como

siempre, los seres humanos somos los principales

culpables: ejercemos un impacto directo sobre el

proceso de calentamiento. Pero del mismo modo,

todos podemos contribuir a mitigar sus efectos;

haciendo ajustes en nuestro comportamiento de

consumo energético, utilizando energía renovable,

reciclando, uso sustentable de recursos vitales

como el agua y suelo.

ENERGÍA (DISMINUCIÓN DE LA CAPACIDAD DE EMBALSES)

SALUD

El cambio climático influye en los determinantes sociales y medioambientales de la

salud,a saber, un aire limpio, agua potable, alimentos suficientes y una vivienda

segura.

El calentamiento mundial que se ha producido desde los años setenta estaba

causando un exceso de más de 140 000 defunciones anuales en 2004.

Muchas de las enfermedades más mortíferas, como las diarreas, la malnutrición,

la malaria y el dengue, son muy sensibles al clima y es de prever que se

agravarán con el cambio climático.

Las zonas con malas infraestructuras sanitarias -que se hallan en su mayoría en

los países en desarrollo- serán las menos capacitadas para prepararse ante esos

cambios y responder a ellos si no reciben ayuda.

La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero mediante mejoras

del transporte y de las elecciones en materia de alimentos y uso de la energía

pueden traducirse en mejoras de la salud.

Repercusiones tiene el cambio climático en la salud

Aunque el calentamiento mundial puede tener algunos efectos beneficiosos

localizados, como una menor mortalidad en invierno en las regiones templadas y

un aumento de la producción de alimentos en determinadas zonas, los efectos

globales para la salud del cambio climático serán probablemente muy negativos.

El cambio climático influye en los determinantes sociales y medioambientales de la

salud, a saber, un aire limpio, agua potable, alimentos suficientes y una vivienda

segura.

Calor extremo

Las temperaturas extremas del aire contribuyen directamente a las defunciones

por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre todo entre las personas

de edad avanzada. En la ola de calor que sufrió Europa en el verano de 2003, por

ejemplo, se registró un exceso de mortalidad cifrado en 70 000 defunciones [2].

Las temperaturas altas provocan además un aumento de los niveles de ozono y

de otros contaminantes del aire que agravan las enfermedades cardiovasculares y

respiratorias. La contaminación atmosférica urbana causa aproximadamente 1,2

millones de defunciones cada año.

Los niveles de polen y otros alérgenos también son mayores en caso de calor

extremo. Pueden provocar asma, dolencia que afecta a unos 300 millones de

personas. Se prevé que el aumento de las temperaturas que se está produciendo

aumentará esa carga.

Desastres naturales y variación de la pluviosidad

A nivel mundial, el número de desastres naturales relacionados con la

meteorología se ha más que triplicado desde los años sesenta. Cada año esos

desastres causan más de 60 000 muertes, sobre todo en los países en desarrollo.

El aumento del nivel del mar y unos eventos meteorológicos cada vez más

intensos destruirán hogares, servicios médicos y otros servicios esenciales. Más

de la mitad de la población mundial vive a menos de 60 km del mar. Muchas

personas pueden verse obligadas a desplazarse, lo que acentúa a su vez el riesgo

de efectos en la salud, desde trastornos mentales hasta enfermedades

transmisibles.

La creciente variabilidad de las precipitaciones afectará probablemente al

suministro de agua dulce, y la escasez de esta puede hacer peligrar la higiene y

aumentar el riesgo de enfermedades diarreicas, que matan a 2,2 millones de

personas cada año. En los casos extremos, la escasez de agua causa sequía y

hambruna. Se estima que en la última década de este siglo el cambio climático

habrá ampliado las zonas afectadas por sequías, multiplicando por dos la

frecuencia de sequías extremas, y por seis su duración media [3].

Distribución de las infecciones

Las condiciones climáticas tienen gran influencia en las enfermedades

transmitidas por el agua o por los insectos, caracoles y otros animales de sangre

fría.

Es probable que los cambios del clima prolonguen las estaciones de transmisión

de importantes enfermedades transmitidas por vectores y alteren su distribución

geográfica. Por ejemplo, se prevé una ampliación considerable de las zonas de

China afectadas por la esquistosomiasis, una enfermedad transmitida por

caracoles [5].

¿Quiénes están en riesgo?

Todas las poblaciones se verán afectadas por el cambio climático, pero algunas

son más vulnerables que otras. Los habitantes de los pequeños estados insulares

en desarrollo y de otras regiones costeras, megalópolis y regiones montañosas y

polares son especialmente vulnerables.

Los niños, en particular los de los países pobres, son una de esas poblaciones

más vulnerables a los riesgos sanitarios resultantes y se verán expuestos por más

tiempo a las consecuencias sanitarias. Se prevé asimismo que los efectos en la

salud serán más graves en las personas mayores y las personas con diversos

achaques o dolencias preexistentes.

Las zonas con infraestructuras sanitarias deficientes, la mayoría en países en

desarrollo, son las que tendrán más dificultades para prepararse y responder si no

reciben asistencia.

Respuesta de la OMS

Hay muchas políticas y opciones individuales que pueden reducir las emisiones de

gases de efecto invernadero y reportar importantes beneficios colaterales para la

salud. Por ejemplo, el fomento del uso seguro del transporte público y de formas

de desplazamiento activas -caminar o ir en bicicleta como alternativa a los

vehículos privados- podría reducir las emisiones de dióxido de carbono y mejorar

la salud.

En 2009 la Asamblea Mundial de la Salud respaldó un nuevo plan de trabajo de la

OMS sobre cambio climático y salud, que abarca lo siguiente:

Sensibilización: fomentar la toma de conciencia sobre la gran amenaza que

supone el cambio climático para la salud.

Alianzas: coordinarse con organismos asociados del sistema de las Naciones

Unidas, y procurar que la salud ocupe el lugar que merece en la agenda del

cambio climático.

Ciencia y datos probatorios: coordinar las revisiones de la evidencia científica

existente sobre la relación entre el cambio climático y la salud, y elaborar una

agenda de investigación mundial.

Fortalecimiento de los sistemas de salud: ayudar a los países a determinar los

puntos vulnerables de sus sistemas sanitarios y crear capacidad para reducir la

vulnerabilidad de la salud al cambio climático.

CAMBIOS CLIMÁTICOS OBSERVADOS Y PROYECTADOS EN RELACIÓN

CON EL AGUA

CAMBIOS CLIMÁTICOS OBSERVADOS EN RELACIÓN CON EL AGUA

El cambio climático está vinculado al calentamiento global y es un cambio a largo

plazo provocado por factores naturales y, como se reconoce actualmente, por

actividades humanas debido a las emisiones de gases de efecto invernadero.

La temperatura media de la superficie terrestre ha aumentado 0,6°C desde finales

de 1800. Se estima que esta temperatura aumentará entre 1,4 y 5,8°C más para el

año 2100, y que el nivel del mar podría subir de 9 a 88 centímetros durante el

mismo período.

En términos generales se admite que se pueden producir más precipitaciones de

30° a 90° Norte y de 30° a 90° Sur debido al aumento de la evapotranspiración.

Por lo contrario, se prevé que en el futuro muchas regiones tropicales y

subtropicales recibirán menos precipitaciones y más irregulares.

El cambio climático está teniendo un impacto significativo en los modelos

climáticos, las precipitaciones y el ciclo hidrológico, y está afectando la

disponibilidad de agua superficial, así como la humedad del suelo y la recarga de

aguas subterráneas.

Es probable que el cambio climático conlleve también a un incremento de la

magnitud y frecuencia de los desastres relacionados con las precipitaciones:

inundaciones, sequías, deslizamientos, tifones y ciclones.

Se prevé que el número de refugiados por causas medioambientales podría

alcanzar los 150 millones para el año 2050 como consecuencia del cambio

climático.

Si se cumplen las previsiones sobre el cambio climático, una posible consecuencia

sería un clima más irregular en el futuro, incluyendo un aumento en la variabilidad

de las precipitaciones que amenazaría los campos de cultivo en países tanto

desarrollados como en vías de desarrollo, exponiendo a más de 2.800 millones de

personas al riesgo de sufrir las consecuencias de la escasez de agua.

A nivel global, los sistemas polares y áridos parecen ser los más vulnerables al

cambio climático. Los sistemas polares almacenan la mayor cantidad de agua

dulce, y la mayoría de previsiones indican que es probable que se produzca una

descarga de agua considerable y creciente, debido al aumento de temperaturas en

las Regiones Polares y sobre todo en el Ártico.

Si bien el calentamiento global puede aumentar la productividad en algunas

regiones y hábitats, las predicciones globales indican que el impacto del cambio

climático en los ecosistemas acuáticos será perjudicial. Los humedales costeros

como los manglares y arrecifes coralinos (Sudeste Asiático), las albuferas costeras

(África y Europa) y los deltas fluviales (Nilo, Níger y Congo en África; Ganges y

Mekong en Asia) se verán gravemente afectados por la subida del nivel de agua,

así como las zonas costeras de tierras bajas con una elevación inferior a 0,5 m.

Un estudio reciente estima que el cambio climático es responsable de un 20% del

aumento global de la escasez de agua, siendo el crecimiento de población y el

desarrollo económico responsables del 80% restante.

En grandes regiones de Europa oriental, Rusia occidental, Canadá central y

California, el nivel máximo de flujo de las corrientes de agua se ha desplazado de

la primavera al invierno ya que las precipitaciones caen más en forma de lluvia

que de nieve, y el agua alcanza los ríos más rápidamente.

En las cuencas de los ríos Níger, Lago Chad y Senegal, unas de las cuencas más

grandes de África, el agua total disponible ha disminuido de un 40 a 60%.

CAMBIOS CLIMÁTICOS OBSERVADOS CON RELACIÓN AL AGUA

Nieve y hielo terrestre

La criosfera (constituida por la nieve, el hielo y el suelo congelado) almacena en

tierra firme cerca del 75% del agua dulce del planeta. En el sistema climático,

tanto la criosfera como su evolución están vinculados de manera compleja al

balance de energía en la superficie, al ciclo hídrico y a la variación del nivel

del mar. Más de la sexta parte de la población mundial vive en cuencas fluviales

alimentadas por glaciares o por el deshielo.

Cubierta de nieve, terreno congelado, y hielo lacustre y fluvial

La cubierta de nieve ha disminuido en la mayoría de las regiones, de manera

especial durante las primaveras y los veranos. En el Hemisferio Norte la cubierta

de nieve observada mediante satélite durante el periodo 1966-2005 disminuyó en

todos los meses excepto noviembre y diciembre, con una caída escalonada del

5% en la media anual a finales de los años 80. En las montañas del oeste de

América del Norte y en los Alpes suizos, las disminuciones han sido máximas a

elevaciones inferiores. En el Hemisferio Sur, los escasos registros u

observaciones indirectas de períodos largos indican, en su mayoría, disminuciones

o ausencia de cambios en los últimos40 años como mínimo.

La degradación del permafrost y de las tierras estacionalmente congeladas está

ocasionando cambios en las características de la superficie del suelo y de los

sistemas de drenaje. El terreno estacionalmente congelado abarca tanto el suelo

sometido a congelación y deshielo estacional en regiones sin permafrost como la

capa activa situada sobre el permafrost, que se deshiela.

En verano y se congela en invierno. La extensión máxima estimada de terreno

estacionalmente congelado en áreas sin permafrost ha disminuido en torno a un

7% en el Hemisferio Norte entre 1901 y 2002, alcanzando hasta un 15% durante la

primavera. Su espesor máximo ha disminuido en cerca de 0,3 m en Eurasia desde

mediados del siglo XX por efecto del calentamiento inviernal y del aumento de

espesor de la nieve. Entre 1956 y 1990, las observaciones de la capa activa

efectuadas en 31 estaciones de Rusia evidenciaron un aumento de espesor

estadísticamente apreciable, de aproximadamente 21 cm. Los registros de otras

regiones son demasiado cortos para poder analizar las tendencias. En la capa

superior del permafrost ártico, la temperatura ha aumentado en 3°C

aproximadamente desde los años 80. El calentamiento del permafrost y la

degradación del terreno congelado parecen ser consecuencia de un aumento de la

temperatura del aire en verano y de variaciones del espesor y duración de la capa

de nieve.

Glaciares y casquetes de hielo

En promedio, los glaciares y casquetes de hielo del Hemisferio Norte y de la

Patagonia evidencian un aumento moderado, aunque bastante coherente, de la

renovación de su masa durante los últimos 50 años, y un aumento importante del

deshielo.

En consecuencia, la mayoría de los glaciares y casquetes de hielo del mundo han

experimentado una pérdida considerable de masa (Figura 2.6), con rapidez

creciente: entre 1960/61 y 1989/90 la pérdida fue de 136±57 Gt/año (0,37 ± 0,16

mm/año de aumento del nivel del mar equivalente), y entre 1990/91 y 2003/04, de

280 ± 79 Gt/año (0,77 ± 0,22 mm/ año de aumento del nivel del mar equivalente).

Esta reducción generalizada, experimentada durante el siglo XX, implicaría un

calentamiento generalizado como primera causa, aunque en los trópicos podrían

estar contribuyendo a ella las variaciones de la humedad atmosférica. Hay

indicaciones de que este deshielo ha contribuido muy probablemente al aumento

observado del nivel del mar.

Al retirarse las lenguas de los glaciares de prominentes morrenas formadas

durante la Pequeña Era Glacial, se están formando lagos en varias cadenas

montañosas de fuerte pendiente, como el Himalaya, los Andes o los Alpes. Tales

lagos presentan un gran potencial de inundación por desbordamiento.

Nivel del mar

El promedio mundial del nivel del mar ha ido aumentando y, con un alto grado de

confianza, la rapidez de ese aumento se ha incrementado entre mediados del siglo

XIX y mediados del siglo XX. El aumento fue de 1,7 ±0,5 mm/año durante el siglo

XX, de 1,8 ± 0,5 mm/año durante 1961-2003, y de 3,1 ± 0,7 mm/año entre 1993 y

2003. Se desconoce si el valor más alto registrado en 1993-2003 se debe a la

variabilidad decenal o a una intensificación de la tendencia a largo plazo. En

términos espaciales, el cambio es muy poco uniforme; por ejemplo, durante 1993-

2003 el ritmo de aumento fue en algunas regiones varias veces superior al

promedio mundial, mientras que en otras los niveles del mar descendieron.

Hay incertidumbres en la estimación de las contribuciones al cambio del nivel del

mar a largo plazo. En el periodo 1993-2003, la contribución de la dilatación térmica

(1,6 ± 0,5 mm/ año), de la pérdida de masa de glaciares y casquetes de hielo (0,77

± 0,22 mm/año) y de la pérdida de masa de los casquetes de hielo de Groenlandia

(0,21 ±0,07 mm/año) y de la Antártida (0,21 ±0,35 mm/año) ascendió en total a 2,8

± 0,7 mm/año. En ese periodo, la suma de estas contribuciones concuerda con el

aumento del nivel del mar observado directamente y anteriormente señalado,

dentro del margen de incertidumbre de las observaciones. En el periodo 1961-

2003, que fue más largo, se estima que la suma de las contribuciones climáticas

es menor que el aumento observado total del nivel del mar, aunque el sistema de

observación era menos fiable antes de 1993. En ambos periodos, la contribución

estimada de la dilatación térmica y de los glaciares y casquetes de hielo fue

superior a la contribución de los mantos de hielo de Groenlandia y de la región

antártica. La magnitud del error respecto de la región antártica indica que no es

posible determinar si esa región ha contribuido en términos negativos o positivos

al nivel del mar. Los aumentos de nivel del mar concuerdan con el calentamiento,

y diversos estudios de modelización sugieren que, en conjunto, es muy probable

que la respuesta al forzamiento antropógeno haya contribuido al aumento del

nivel del mar durante la última mitad del siglo XX; con todo, la incertidumbre de

las observaciones y la carencia de estudios adecuados hacen que sea difícil

cuantificar la contribución antropógena.

Evapotranspiración

Existen muy pocas mediciones directas de la evapotranspiración real en las áreas

terrestres de nuestro planeta, mientras que los productos de análisis de alcance

mundial10 son sensibles al tipo de análisis y pueden incorporar grandes errores,

por lo que no son adecuados para el análisis de tendencias. Por esa razón, son

pocos los trabajos publicados sobre las tendencias observadas de la

evapotranspiración, tanto real como potencial.

Humedad del suelo

Son pocas las regiones que disponen de registros históricos de mediciones in situ

del contenido de humedad del suelo, y en muchos casos su duración es muy

corta. Sobre un conjunto de más de 600 estaciones situadas en una amplia

diversidad de climas, Robock et al. (2000) advirtieron que el contenido de

humedad del suelo en superficie (el primer metro) exhibía una tendencia

creciente a largo plazo durante los veranos en estaciones con registros más

dilatados, ubicadas principalmente en la antigua Unión Soviética, China, y centro

de Estados Unidos de América. Los registros más largos disponibles, referentes a

Ucrania, evidencian aumentos generales de la humedad del suelo en superficie,

aunque menos pronunciados en los últimos decenios (Robock et al., 2005). Para

estimar la humedad del suelo, se optó inicialmente por calcular los valores del

Índice Palmer de Severidad de Sequía (PDSI) a partir de los valores de

precipitación y temperatura observados. La evolución del PDSI se aborda en la

Sección

Escorrentía y caudal fluvial

Son numerosos los estudios que han examinado las posibles tendencias del

caudal fluvial observado durante el siglo XX, en escalas que van desde el nivel de

cuenca hasta el nivel mundial. Algunos han detectado tendencias apreciables en

ciertos indicadores de flujo, y otros han evidenciado vínculos, estadísticamente

significantes, con las tendencias de la temperatura o de la precipitación. Otros

muchos estudios, sin embargo, no han advertido tendencia alguna, o no han

conseguido disociar los efectos de las variaciones de temperatura y precipitación

de los efectos de la intervención humana en las cuencas. La metodología utilizada

para tratar de identificar tendencias puede influir también en los resultados. Por

ejemplo, diferentes pruebas estadísticas pueden proporcionar diferentes

indicaciones de magnitud; diferentes periodos de registro (particularmente, las

fechas de comienzo y finalización) pueden sugerir diferentes tasas de variación; si

no se tiene en cuenta la posibilidad de una correlación entre cuencas, se podría

sobrevalorar el número de cuencas que muestran cambios apreciables. Otra de

las limitaciones del análisis de tendencias es la disponibilidad de datos coherentes

y de calidad controlada. Los registros de caudal disponibles cubren tan sólo dos

terceras partes aproximadamente de la superficie terrestre mundial con

escorrentía activa, y en muchos casos presentan lagunas y abarcan períodos de

tiempo diferentes.

A escala mundial hay evidencia de la existencia de una pauta, a grandes rasgos

coherente, de variación de la escorrentía anual: algunas regiones experimentarían

un aumento de la escorrentía (por ejemplo, en latitudes altas y en buena parte de

Estados Unidos de América), mientras que otras (partes del África occidental,

la Europa meridional y las regiones más australes de América del Sur) acusarían

una disminución. En muchas partes del mundo, las variaciones interanuales del

flujo están también influidas por las pautas climáticas de gran escala a ellas

asociadas; por ejemplo, ENOA, ONA, o PNA.11 En cierto estudio se aventuraba

un aumento de un 4% en la escorrentía total mundial por cada 1ºC de aumento de

la temperatura durante el siglo XX, con variaciones regionales en torno a esa

tendencia, pero el debate sobre esta conclusión (Labat et al., 2004; Legates et al.,

2005) se ha centrado en los efectos de los dinamizantes no climáticos sobre la

escorrentía y en el influjo de la escasez de datos sobre los resultados. Gedney et

al. (2006) atribuyeron en gran medida el aumento generalizado de la escorrentía

durante el siglo XX a la supresión de la evapotranspiración por el aumento de las

concentraciones de CO2 (que afectan a la conductancia estomática), aunque

resulte difícil encontrar evidencias adicionales de una tal relación.

Pautas de la variabilidad en gran escala

El sistema climático presenta cierto número de tendencias de variabilidad

preferentes, que influyen directamente en los elementos del ciclo hidrológico.

Los climas regionales pueden experimentar un desfase debido a la acción de esas

“teleconexiones”. Las teleconexiones están frecuentemente asociadas a sequías y

crecidas, y a otros cambios que afectan considerablemente a los seres humanos.

Se ofrece a continuación una breve panorámica de las pautas de teleconexión

más importantes.

Una teleconexión queda definida mediante un patrón espacial y una serie

cronológica que describe variaciones de su magnitud y fase. Los patrones

espaciales pueden definirse sobre una retícula, o mediante índices basados en

observaciones obtenidas de estaciones. Así, por ejemplo, el Índice de

Oscilación Austral (IOA) está basado únicamente en diferencias entre las

anomalías de presión de Tahití (Pacífico oriental) y Darwin (Pacífico occidental)

respecto del nivel medio del mar y, sin embargo, refleja en gran medida la

variabilidad de la circulación atmosférica en gran escala sobre el Pacífico tropical.

Las pautas de teleconexión tienden a ser más prominentes en invierno

(especialmente en el Hemisferio Norte), cuando la circulación media es más

intensa. La intensidad de las teleconexiones y su influencia sobre el clima en

superficie varían también en períodos largos.

El cambio climático y su impacto en el ciclo del agua

Científicos, responsables políticos y profesionales han hecho un esbozo de sus

prioridades sobre las necesidades de investigar en el futuro el impacto del cambio

climático sobre el ciclo del agua, explicando cómo se pueden introducir los

resultados de investigación en estos campos dentro del proceso de elaboración de

políticas. En un seminario organizado por la Comisión Europea, los expertos

debatieron también cómo la legislación relativa al agua puede aportar a los

gestores del agua las herramientas para la adaptación al cambio climático.

Los modelos del cambio climático sugieren que en el próximo siglo nuestro

planeta se calentará entre 1,4 y 5,8 grados centígrados, dependiendo de los

niveles de emisiones de gas de efecto invernadero. Los cambios del

clima afectarán tanto a la calidad como a la cantidad de agua disponible para los

seres humanos y el medio ambiente. Los fenómenos climáticos extremos, como

las inundaciones y las sequías, es probable que aumenten en intensidad y

frecuencia. Se espera que el cambio climático afecte también a la calidad del agua

de varias formas. Por lo tanto hay una necesidad clara de adaptarse.

Sin embargo, aunque es evidente que el cambio climático se está produciendo,

todavía hay mucha

incertidumbre en torno a las

repercusiones que tiene sobre

la naturaleza y la sociedad. En

relación con las necesidades

futuras, se ha señalado que

los modelos del cambio

climático deben ser más

específicos a nivel regional, ya

que muchos de los impactos

del cambio climático pueden

no afectar a toda Europa y el

resto del mundo de manera

uniforme.

Cambios observados en el sistema climático e impactos asociados

Durante las últimas décadas se han observado cambios importantes de la

precipitación e incrementos de la temperatura en la región. Se han registrado

aumentos de precipitación en determinadas áreas (el sudeste de Brasil, Paraguay,

Uruguay, la región Pampeana Argentina y algunas partes de Bolivia, Perú y

Ecuador) y, por otra parte, se han observado tendencias decrecientes de la

precipitación en otras áreas (en el centro-sur de Chile, sudoeste de Argentina, sur

de Perú, oeste de Centroamérica, etc.). Con respecto a la temperatura, se han

observado aumentos de aproximadamente 1º C en Mesoamérica y Sudamérica.

La ocurrencia de desastres relacionados con el clima se viene incrementando

desde la década de los noventa. Entre 1970-99 y 2000-05 los eventos extremos

aumentaron 2,4 veces, continuando la tendencia observada durante los noventa.

Huracanes, ciclones extratropicales, episodios de lluvias intensas y sequías

inusualmente intensos se han registrado a lo largo de toda la región. El fenómeno

El Niño reviste especial importancia, pues con frecuencia sus efectos ocasionan

desastres naturales asociados a algunos de estos eventos extremos.

Como consecuencia de los cambios observados en los parámetros climáticos se

han producido diversos efectos e impactos en sistemas físicos y ecológicos.

Numerosas áreas costeras bajas de América Latina son muy vulnerables al

aumento del nivel medio del mar (NMM). En el sudeste de Sudamérica la tasa de

aumento del NMM se incrementó de 1 a 2-3 mm/año durante los últimos 10-20

años. Cuando junto a este aumento del NMM se suman otros fenómenos y

eventos extremos tales como las mareas de tormenta o precipitaciones intensas,

el riesgo asociado aumenta.

Con respecto a los recursos hídricos, identificado de forma unánime como sector

de alta prioridad con relación a la adaptación al cambio climático en todos los

países de la RIOCC, su sensibilidad al cambio climático es muy elevada, y tiene

implicaciones evidentes para otros sectores tales como la generación de energía,

la agricultura, la salud, etc. Se han observado aumentos significativos en los

caudales de los ríos Amazonas, Uruguay, Paraná y Paraguay que, en ocasiones,

han provocado inundaciones con serios impactos.

Otros impactos observados en sistemas físicos y biológicos incluyen los relativos a

la aceleración del retroceso de los glaciares, con implicaciones sobre el

abastecimiento de aguas y la producción hidroeléctrica, siendo la región andina de

Perú, Bolivia, Colombia y Ecuador, y el Sur de Chile y Argentina las subregiones

más afectadas; el aumento de la sensibilidad a la ocurrencia de incendios en las

selvas tropicales de América Latina, particularmente la Amazónica, debido a la

mayor frecuencia de sequías; la reducción y en ocasiones extinción, de

determinadas poblaciones de anfibios en América Central y América del Sur

asociadas a temperaturas elevadas; la alteración del hábitat de manglares debido

al ascenso del NMM, el aumento de temperatura y la frecuencia e intensidad de

los huracanes, etc.

El sector agropecuario también ha registrado algunos impactos relativos al

rendimiento de las cosechas y la cabaña ganadera, la modificación de los ciclos

agrícolas, la alteración en la dinámica de plagas y enfermedades, etc.

La salud es otro sector altamente vulnerable al cambio climático. En Latinoamérica

existen muchas enfermedades relacionadas directamente con parámetros

climáticos, tales como la malaria, el dengue y otras enfermedades vectoriales. Las

olas de calor también provocan importantes efectos en la morbi-mortalidad.

Proyecciones de cambio climático e impactos asociados

Cambios proyectados en la temperatura para grandes subregiones del

Centroamérica y América del Sur. Los rangos indicados recogen las estimaciones

de cambio de siete modelos climáticos globales y consideran cuatro escenarios de

emisión de GEI.

Est = Estación, DEF = Diciembre/Enero/Febrero, JJA = Junio/Julio/Agosto

Cambio en temperatura (ºC) Estación 2020 2050 2080

América Central Est. Seca +0.4 a +1.1 +1.0 a +3.0 +1.0 a +5.0

América Central Est. Húmeda +0.5 a +1.7 +1.0 a +4.0 +1.3 a +6.6

Amazonía Est. Seca +0.7 a +1.8 +1.0 a +4.0 +1.8 a +7.5

Amazonía Est. Húmeda +0.5 a +1.5 +1.0 a +4.0 +1.6 a +6.0

Sur de Sudamérica Invierno (JJA) +0.6 a +1.1 +1.0 a +2.9 +1.8 a +4.5

Sur de Sudamérica Verano (DEF) +0.8 a +1.2 +1.0 a +3.0 +1.8 a +4.5

Cambios proyectados en la precipitación para grandes subregiones del

Centroamérica y América del Sur. Los rangos indicados recogen las estimaciones

de cambio de siete modelos climáticos globales y consideran cuatro escenarios de

emisión de GEI.

Est = Estación, DEF = Diciembre/Enero/Febrero, JJA = Junio/Julio/Agosto

Cambio en precipitación (ºC) Estación 2020 2050 2080

América Central Est. Seca -7 a +7 -12 a +3 -20 a +8

América Central Est. Húmeda -10 a +4 -15 a +3 -30 a +5

Amazonía Est. Seca -10 a +4 -20 a +10 -40 a +10

Amazonía Est. Húmeda -3 a +6 -5 a +1 -10 a +10

Sur de Sudamérica Invierno (JJA) -5 a +3 -12 a +10 -12 a +12

Sur de Sudamérica Verano (DEF) -3 a +5 -5 a +10 -10 a +10

La mayoría de las proyecciones de los modelos de circulación general indican

anomalías de precipitaciones relativamente grandes (positivas y negativas) para

las zonas tropicales de América Latina y menores para Sudamérica extratropical.

Además, es probable que en el futuro aumente la frecuencia de ocurrencia de

eventos climáticos extremos, sobre todo la frecuencia e intensidad de los

huracanes en la cuenca del Golfo de México y el Caribe.

Considerando los cambios observados y las proyecciones futuras de cambio

climático, se estima que los impactos afectarán en mayor o menor medida a todos

los sectores y áreas de la región.

Con relación a los recursos hídricos, se estima que para el año 2020 el incremento

neto del número de personas que experimentan tensiones con respecto a la

disponibilidad de agua, debido al cambio climático, oscile entre los 12 y 81

millones, mientras que, para mediados del siglo, la reducción potencial en la

disponibilidad de agua y el aumento de la demanda por parte de una población

regional creciente, podrían elevar esas cifras a entre 79 y 178 millones de

personas.

Sectores y sistemas más vulnerables en España y Portugal

La Península Ibérica, las islas mediterráneas y los archipiélagos macaronésicos de

España y Portugal son territorios que se encuentran entre los más vulnerables al

cambio climático, según queda recogido en el Cuarto Informe de Evaluación del

IPCC.

En esta región del Sur de Europa se proyectan importantes impactos del cambio

climático a lo largo del siglo XXI, entre los que pueden señalarse, de acuerdo con

las evaluaciones realizadas por el 4AR IPCC y el gobierno de España (ECCE):

Disminución de los recursos hídricos disponibles, más extrema en las cuencas

áridas y semiáridas. Junto a la disminución global en la disponibilidad de agua, se

prevé un aumento de la frecuencia y severidad de las sequías hidrológicas. Las

condiciones para un aumento de la frecuencia y severidad de las crecidas se

verán favorecidas, lo que supondrá un aumento de los fenómenos de erosión de

suelos.

Agravamiento de los procesos de desertización que amenazan a extensas zonas

de la Península Ibérica, especialmente en regiones áridas y semiáridas.

Disminución generalizada del carbono orgánico en el suelo como consecuencia

del incremento de temperatura y del aumento de la sequía, en la región

septentrional de la Península Ibérica.

Incremento de la vulnerabilidad forestal. Los bosques pueden llegar a ser

emisores netos de carbono en la segunda mitad del siglo XXI. Los bosques de la

Península Ibérica aumentarán su vulnerabilidad frente a plagas y enfermedades.

Algunos perforadores y defoliadores pueden llegar a completar hasta dos ciclos de

vida por año y/o incrementar su área de distribución.

Impactos en los sistemas agrícolas. Los agrosistemas más vulnerables son los

cultivos extensivos de secano en zonas áridas y semiáridas, olivares, regadíos y

cultivos forzados bajo plásticos.

Aumento del riesgo de incendio forestal.

Alteraciones en la distribución bioclimática de la biodiversidad,

"mediterraneización" y "aridificación" de importantes áreas geográficas de la

Península Ibérica

Efectos observados resultantes de cambios en la criosfera

La criósfera es el componente del sistema Terrestre que contiene agua en un

estado sólido, estas se encuentran en regiones cubiertas por nieve o hielo, sean

tierra o mar. Incluye la Antártida, el Océano Artico, Groenlandia, el Norte de

Canadá, el Norte de Siberia y la mayor parte de las cimas más altas de cadenas

montañosas. Juega un rol muy importante en la regulación del clima global.

La nieve y el hielo tienen un alto albedo, por ello, algunas partes de la Antártida

reflejan hasta un 90% de la radiación solar incidente, comparado con el promedio

global que es de un 31%. Sin la criósfera, el albedo global sería

considerablemente más bajo, se absorbería más energía a nivel de la superficie

terrestre y, por lo tanto, la temperatura atmosférica sería más alta.

También tiene un rol en desconectar la atmósfera con los océanos, reduciendo la

transferencia de humedad y moméntum, y de esta manera, estabiliza las

transferencias de energía en la atmósfera. Finalmente, su presencia afecta

marcadamente el volumen de los océanos y de los niveles globales del mar,

cambios en ella, pueden afectar el presupuesto energético del clima.

La nieve y hielos permanentes en las cumbres del mundo

Las dos capas de hielos continentales, la de la Antartida y la de Groenlandia

influyen activamente en el clima global en escala de milenios o millones de años,

pero pueden tener un efecto mucho más rápido sobre, por ejemplo, el nivel del

mar.

La nieve y el hielo marino con sus áreas amplias pero poco volumen interactúan

de manera clave en el tema del calentamiento global porque influyen de manera

crucial en el reflejo de la luz solar y la circulación oceánica.

El permafrost (suelos congelados de manera permanente) influye sobre el

contenido de agua y la vegetación de amplias zonas y es uno de los componentes

de la criósfera que es más sensible a las tendencias de calentamiento atmosférico,

también tienen el elemento extra de que al calentarse, la materia orgánica que

contienen puede emitir gases de invernadero y aumentar la tasa de calentamiento

global.

Los glaciares y capas de hielo, como también hielo en ríos y lagos, con su menor

área y volumen, reaccionan de manera relativamente rápida a los efectos del

clima, influyen sobre el ecosistema y las actividades humanas en una escala local

y son un buen indicador de cambio climático

CONCLUSIONES

• Gestión adecuada del agua considerando la fijación de tarifas que reflejen la

escasez del recurso.

• Fomentar un óptimo almacenamiento en época de lluvias y la conservación del

recurso, a través de la tecnificación del sistema de riego, el procesamiento de

aguas residuales, construcción de transvases y represas, etc.

• Generar conocimiento técnico para generar proyectos que mejoren el

aprovechamiento del recurso, considerando que sólo aprovechamos el 47% del

total de agua que llega a la costa, perdiendo lo restante en el mar47

• Incentivar la inversión en energía renovable y promover la eficiencia energética

en procesos industriales

• Conservación de bosques naturales y control de la deforestación.

• Gestión de ecosistemas forestales y agroforestales, reduciendo así la presión de

la agricultura migratoria sobre los bosques.

• Promover el mercado de carbono a través de proyectos del Mecanismo de

Desarrollo Limpio.

BIBLIOGRAFÍA

http://www.iagua.es/2006/10/el-cambio-climtico-y-su-impacto-en-el

http://www.bcrp.gob.pe/docs/Publicaciones/Documentos-de-

Trabajo/2009/Documento-de-Trabajo-14-2009.pdf

http://academic.uprm.edu/gonzalezc/id22.html

http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs266/es/

http://www.aguas.org.mx/sitio/03b02.html

http://www.ecologistasenaccion.org/article4160.html

http://cambioclimaticoglobal.com/criosfera