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Un recorrido por el jardín histórico de "El Capricho" de la Alameda de Osuna en Madrid.
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EL CAPRICHO DE LA EL CAPRICHO DE LA ALAMEDA DE OSUNAALAMEDA DE OSUNA
Música.: BSO, Vals de Amelie.
De entre las Quintas de recreo que la aristocracia madrileña establece en los alrededores de la Corte, a lo largo de los siglos XVIII y XIX, la más representativa, pues aún conserva sus elementos mas significativos y gran parte de su trazado, es
“El Capricho” en la Alameda de Osuna, que está considerado uno de los parques mas bellos de Madrid, un jardín con efectos de variedad y sorpresa, un jardín lleno de “caprichos”, un ejemplo de jardín paisajístico exquisitamente bien
conservado.
La extensa finca, de unas 14 has, conserva el palacio y los jardines que la duquesa de Osuna, Mª Josefa Alonso-
Pimentel y Téllez-Girón (1752-1834), estableció tras su compra en 1783, enriquecidos por ella misma tras la
Guerra de la Independencia y por su nieto y heredero, D. Pedro de Alcántara Téllez de Girón, XI duque de Osuna.
Doña Mª Josefa era una mujer culta e inteligente, interesada en todas las
novedades. Su interés por el arte se hará patente en su colección de cuadros
donde figuraban obras de Rafael, Rubens, Van Dyck etc…. Siendo una de
las primeras mecenas de Goya. La duquesa formaba parte de la corriente de ilustrados y era la presidenta de la
sección femenina de la Sociedad Económica de Amigos del País.
Los duques de Osuna deseaban una villa de recreo donde retirarse lejos de la etiqueta de la Corte de Madrid, los deberes y los compromisos sociales, y de este modo en 1783 compraron las 500 has de terrenos agrícolas entre Barajas y Canillas donde edificaron
su palacio y su jardín de la Alameda.
En 1784 la duquesa encargó los primeros proyectos de diseño del jardín a Pablo
Boutelou, maestro jardinero de la Corte que había
trabajado en Aranjuez y La Granja, sucediéndole en la dirección de los trabajos a
partir de 1787 y hasta 1790 el jardinero francés Jean
Baptiste Mulot, conocido por sus trabajos en el Petit
Trianon de Versalles. Con posterioridad intervendrían el
decorador italiano Angel María Tadey y el jardinero
francés Pierre Provost hasta 1810.
Con la invasión francesa de 1808, el recinto pasó a ser propiedad del general Belliard, quien al parecer utilizó las instalaciones para sus tropas. Posteriormente,
cuando finalizó la guerra de la Independencia, el lugar regresó a manos de la duquesa de Osuna, quien lo restauró con mucha dedicación. Es entonces cuando el
arquitecto Antonio López Aguado y su hijo Martín añaden las principales construcciones del parque.: las columnas, el templo de Baco, el Casino de baile, el
Abejero, el estanque, la Ermita……… creando diferentes ambientes emotivos al gusto de la Ilustración y la filosofía de culto a la libertad y amor a la naturaleza de la
época.
Durante la etapa desarrollada entre los años 1783 y 1808 se
llevan a cabo las principales obras que
definen el jardín actual, en el que se mezclan la
tradición clásica francesa con la nueva estética paisajista a la
inglesa que triunfa en la jardinería europea en la segunda mitad del siglo
XVIII.
El jardín, que tardó 50 años en adquirir su aspecto actual, se articula en 3 niveles.:
1.- El eje principal que conduce desde la puerta a la fachada del Palacio. Es el eje axial que organiza el jardín geométrico y clásico, teniendo como fondo de la perspectiva la fachada del Palacio.
2.- Al norte se extiende todo el jardín paisajista, de trazado libre e irregular con la ría, el estanque y varias construcciones románticas o caprichos.
3.- Al sur se sitúan el jardín de las Ranas, el laberinto y la zona de los invernaderos, también siguiendo un diseño geométrico.
La plaza de los Cipreses, llamada el Parterre de los duelistas, composición romántica creada por Martín López Aguado donde se levantan sobre dos columnas de mármol, los
bustos que representan a los dos duelistas de espaldas preparados para comenzar el duelo, a los 40 pasos reglamentarios. La leyenda romántica nos asegura que esta
composición se refiere al duelo habido entre dos aristócratas de la época: don Antonio Felipe de Orleans, hijo del rey Luis Felipe de Francia, duque de Montpensier, y don
Enrique de Borbón, primo de la reina Isabel II.
La Plaza de los Emperadores es un espacio de planta elíptica, donde se colocaron en 1815 los bustos de 12 emperadores romanos traídos desde Italia en
el siglo XVII por un antepasado de los duques de Osuna, el duque de Gandía.
Esta plaza alberga también la Exedra, un templete formado por 4 columnas jónicas que sostienen un entablamento, sobre el que había una semicúpula con casetones o exedra, en cuyo centro se encuentra un pedestal de mármol sobre el que se hallaba colocado el
busto en bronce de la duquesa de Osuna, encargado por su nieto y heredero, don Pedro de Alcántara Téllez de Girón, en memoria de su abuela, creadora de la Alameda.
Diversas esculturas, leones, jarrones y las esfinges, adornan el conjunto.
El laberinto de arbustos, recientemente recuperado, se encuentra en el jardín bajo. Es un tema
imprescindible en cualquier gran jardín de la época. El recorrido mínimo hasta el centro es de 370 m y
319 para salir.
Antes de llegar al palacio el eje principal atraviesa el Parterre, realizado entre 1943 y 1952 por el pintor y paisajista Javier de Winthuysen. El parterre volvió a sufrir
transformaciones mas tardías como las plantaciones de arizónica glauca
El eje principal termina en una plaza circular centralizada en la fuente de los delfines. Un estanque circular rodeado por una reja de
hierro en cuya parte central hay un surtidor en forma de pilar adornado en su parte baja con
cuatro delfines.
El Palacio es la composición final de este eje. Se construyó sobre la casa original comprada al conde de Priego en 1783, fue reformado primero por el arquitecto Antonio
López Aguado y después por su hijo Martín, quien introduce una fachada ligera con una galería de columnas corintias que desciende hacia los jardines por una doble
escalinata. Esta galería sirve de excelente mirador sobre la amplia perspectiva de los jardines inferiores.
La parte más extensa e importante del jardín, situada al norte del eje axial, está formada por el Jardín Romántico, organizado sobre una superficie irregular con suaves lomas,
en la que un laberinto de caminos sinuosos sombreados por un espeso bosque comunican diversas construcciones pintorescas “caprichos”.
La rueda de Saturno es una plaza centro de una composición radial que
se abre en 6 caminos de iguales proporciones. En su centro se alza una gran columna coronada por la figura del dios Saturno devorando a uno de sus
hijos como imagen del tiempo que todo lo destruye
El Abejero es una de las construcciones mas caprichosas y singulares de la Alameda, es un auténtico palacio para las abejas. Es un elegante edificio de planta ochavada
cubierto por una cúpula con dos alas laterales que conducen a sendos pabellones en los extremos.
La fachada posterior de las alas laterales presenta una serie de trampillas metálicas que al levantarse
permitían la entrada de las abejas que instalaban allí sus panales. En el pasillo interior, y a través de los cristales, se podía contemplar el ir y venir de las abejas. Esto es una vez mas una muestra de las formas refinadas y científicas de la sociedad de la
Ilustración.
El Templo de Baco presenta una curiosa planta ovalada con columnas jónicas y un entablamento de
friso dórico, con un mayor espacio en los intercolumnios de los ejes centrales para permitir una
mejor visión de la escultura de Baco que se encuentra en su centro. Desde el siglo XIX carece de
cúpula lo que contribuye a su aspecto ruinoso e inacabado.
El fortín, con su foso y todo, es una
original construcción en
forma de baluarte militar en miniatura,
hecha en ladrillo visto y rodeada por un foso de agua. Su
construcción se atribuye a Antonio
López Aguado. Estaba dotado de una garita con un soldado vestido y
armado, 12 cañones de bronce y puentes levadizos
de madera.
La Ría recorre toda la parte norte del jardín, discurre casi paralela a la tapia de cerramiento, y, constituye el elemento pintoresco mas importante. Conforme seguimos la ría se suceden las curvas sinuosas y las vistas van cambiando
continuamente.
Con una longitud de 500 m, hacia la mitad de su recorrido se abre un pequeño lago que concentra alguno de los elementos mas significativos.: el
embarcadero o casa de las Cañas el puente de hierro y dos islas.
La mayor conserva una romántica composición, una cascada y una lápida funeraria rodeada de
cipreses en memoria de don Pedro Téllez de Girón, III duque de Osuna y virrey de Nápoles,
muerto en el cercano castillo de Barajas.
El embarcadero o Casa de las Cañas posee un aspecto chinesco y servía como mirador de reposo y para guardar las barcas. Es el
capricho chinesco del jardín.
El puente de hierro, realizado por Martín López Aguado y Pedro Alcántara, está considerado como el primero erigido en España con este material característico de la Revolución Industrial. Se fecha hacia 1830.
Tampoco puede faltar en un jardín paisajista una ermita y una ruina. Según la lápida
existente la ermita acogía la tumba de fray Arsenio, de manera que se convertía en el característico cementerio de los jardines
románticos.
Aquí vemos la ruina.: la casa del artillero
El Casino de baile, pequeño edificio
pensado como final del trayecto en barca por "la
Ría". Es una construcción octogonal,
sobre una planta cuadrada, diseñada por
el arquitecto Antonio López Aguado, también restaurada y modificada por su hijo Martín. Servía como un salón de baile con el techo decorado
por un representación del Zodíaco, obra del pintor
Juan Gálvez. En la planta baja se encuentra
la maquinaria y el depósito de agua.
En el frente que da a la ría un nicho cobija la figura poderosa y
salvaje de un jabalí.
La Casa de la Vieja destaca por su carácter rural y escenográfico. Es una construcción tosca y sencilla, de mampostería, entramado de madera y teja, que se
mantiene con su carácter original. En su interior había tres maniquíes autómatas: una vieja hilando, un labrador y un niño. Toda la casita conserva un gran encanto, cubierta
por un rosal de pitiminí con flores amarillas
El Capricho de la Alameda de Osuna no deja de depararnos sorpresas: durante la Guerra Civil (1936-1939) fue cuartel republicano y en él estuvo instalado el
bunker de la Junta de Defensa del frente de Madrid del general Miaja. Horadado por múltiples galerías y túneles, en el jardín emergen de vez en cuando restos de
los respiraderos que eran de utilidad para el uso del ejército.
En todas las estaciones del año……….. El jardín de El Capricho siempre está hermoso.
Pilar M E
Mayo de 2010
Espero que os haya gustado
