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Cataluña hispana javier barraycoa

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¿Sabía que la primera capital de laEspaña unificada por los godos fueBarcelona? ¿O que la Marcahispánica ya reunía condadosnavarros, aragoneses y catalanes,prefigurando la reunificación deEspaña? ¿Conocía que la Barcelonade 1714 estuvo defendida tambiénpor un Tercio de castellanos y queFelipe V, tras la Guerra de sucesión,constituyó un cuerpo para suprotección personal dirigido porcatalanes?

¿Sabía que en Barcelona, cuando

nadie conocía la sardana, el bailemás popular era el de San Isidro, enmemoria del patrono madrileño? ¿Oque hasta la llegada delcatalanismo, a ningún catalán se leocurrió poner el nombre de Jordi asus hijos? ¿Y que el Monasterio deMontserrat tuvo monjes castellanosdurante cuatro siglos y dependía dela comunidad benedictina deValladolid?

¿Alguien le habló de cuando elHimno de España sí tuvo letra oficialy que fue compuesta por uncatalán? ¿Y que el origen de los«Castellers» no fue catalán sino

valenciano? ¿O que en el diccionariode lengua española hay más de milvocablos de origen catalán? ¿Sabíaque los catalanes participaron entodas las grandes gestas militaresdel imperio español, como en lacrucial batalla de Lepanto?

Este libro descubre infinidad dehistorias que demuestran laverdadera esencia hispánica deCataluña y desvela la mitología y lasmiserias intelectuales delnacionalismo catalanista. Elnacionalismo ha sido el verdadero«descatalanizador» de Cataluñaqueriendo privarle violentamente de

su naturaleza hispana.

Sin Hispanidad no existiría Cataluña,sin Cataluña no podrá existir laHispanidad.

Javier Barraycoa

Cataluña hispanaHistorias sorprendentes de laespañolidad de Cataluña y el

fraude del nacionalismo

ePub r1.0

Sarah 30.12.13

Título original: Cataluña hispanaJavier Barraycoa, 2013

Editor digital: SarahePub base r1.0

«Leer demasiados libros espeligroso».

MAO TSE-TUNG

«El nacionalismo es unaenfermedad infantil. Es el

sarampión de la humanidad».

ALBERT EINSTEIN

«De aquí procede el que la ira delcielo haya trocado muchos reinos

de la tierra, de tal modo que acausa de la impiedad de su fe y de

sus costumbres ha destruido a

unos por medio de otros».

Canon 75 del IV Concilio de Toledo

A mi padre y mi abuelo paterno.Sin paternidad no hay Patria.

Cant a la Immaculada, patrona d’Espanya,de

Mossèn Cinto Verdaguer [*]

Oh Verge immaculada,per vostra Concepció,

d’Espanya Reina amada,salvau vostra nació.

Concebuda sou, Maria,és lo càntic celestial

que la terra al cel enviacom un himne triomfal;Concebuda sou, Maria,

sens pecat original.

Vós, Maria, sou l’estrellaque guià Espanya al Nou Món,

la de l’alba hermosa i bellade la glòria que se’ns pon.

Oh Maria, hermosa estrella,resplendiu d’Espanya al front.

Quan sa Reina era Maria,nostre regne era el més gran,

sa bandera el món cobriades d’Amèrica a Lepant.Si a regnar torna Maria,ses grandeses tornaran.

Vós d’Espanya sou la glòria,Vós lo Sol del Principat;

nostra pàtria i nostra històriaVós, oh Verge, ens ho heu donat:

tronos són de vostra glòriaCovadonga i Montserrat.

Patrimoni ets de Maria,oh d’Espanya, hermós país!,

mes avui l’error hi niaque et farà poble infeliç.

Oh!, xafau-li el cap, Maria,que és la serp del paradís.

Canto a la Immaculada, patrona de España,de

Mosén Jacinto Verdaguer

¡Oh Virgen Inmaculadapor vuestra Concepción,de España Reina amadaSalvad nuestra nación

Concebida sois María,Sois el cántico celestial

que la tierra envía al cielocomo un himno triunfal;Concebida sois María

sin pecado original

Vos, María, sois la estrellaQue guió España al nuevo

mundo,la del alba hermosa y bella

de la gloria que se nos poneOh María, hermosa estrella,Resplandeced al frente de

España

Cuando su Reina era María.nuestro reino era el más Grande

su bandera cubría el mundodesde América a Lepanto.Si vuelve a reinar Maríasus grandezas volverán

Vos de España sois la gloriaVos el Sol del Principado

Nuestra patria y nuestra historiaVos, oh Virgen, nos los habéis

dado:tronos son de vuestra gloria

Covadonga y Montserrat

Patrimonio eres de Maríaoh de España, hermoso país,

Mas hoy hay un errorque te hará pueblo infeliz

¡Oh! Chafadle la cabeza, Maríaque es la serpiente del paraíso.

INTRODUCCIÓN

«Lo que muestra la imagen del pasadoque se nos ofrece no es tan importante

como lo que oculta»

(ÁLVARO GARCÍA)

¿TURISTA EN TUTIERRA?

Paseamos por el barrio «gótico» deBarcelona. Entrecomillamos lo de

gótico, porque ese es un nombreinventado en el siglo XX para losturistas. Tradicionalmente se llamó elbarrio de la Catedral, cuando ésta aúnno contaba con la fachada actual, quedata de principios del siglo pasado yque muchos toman, sin saberlo, comomedieval. Muy pocos catalanes conocenbien la zona, la historia de sus calles,los detalles recónditos. Hay pequeños-grandes «secretos» que esconden laspiedras; y también muchas «mentiras»que se ofrecen inocentes a losincrédulos turistas. Estos efímerostrashumantes del asombro y la fotografíano pueden alcanzar a comprender que el

barrio «gótico» es una invención muymoderna. A inicios del siglo XX, ungrupo de catalanistas fundó la Sociedadde Atracción de Forasteros, con laintención de cautivar a turistas y captarinversiones para la ciudad. Su mayoréxito fue la organización de laexposición de 1929. Ese proyecto fuecontinuado por el franquismo, hasta quefinalmente se logró crear un atractivoambiente (falsamente) medieval queembriaga el alma errante entrecallejuelas.

La burguesía catalanista, ante elimpulso que supuso la llegada deinmensas fortunas de las viejas colonias,

y de la fundación de nuevas industriasque ello propició, decidió transformaruna ciudad provinciana, insalubre, malcomunicada y con evidentes problemaspolíticos y sociales, en un modelo deciudad cosmopolita. El catalanismo,también deseoso de rememorar elesplendor de la época de la Corona deAragón, puso en marcha este proyectoarquitectónico en el barrio, queremitiera a tan augustas raícesmedievales y uniera la ciudad modernacon sus fundamentos romanos, e inclusoibéricos. Al abrirse la Vía Augusta,permitió que algunos edificioscentenarios se pudieran trasladar, piedra

a piedra, al degradado barrio de laCatedral. En pocas décadas la zona fuetomando el aspecto actual. Se recurrió ala «restauración de estilo», que era unatécnica copiada de Francia que habíapromocionado el «movimiento derestauración arquitectónica para laglorificación de la Patria». El Estadofrancés se dio cuenta de que larecuperación de antiguas joyasarquitectónicas exaltaba el orgullo porel pasado y legitimaba el estatalismovigente. La arquitectura se convertía asíen un poderoso instrumento depropaganda política. Por su parte, loscatalanistas siempre tuvieron puestas sus

miras en las novedades parisinas yaprendieron rápidamente estemecanismo de educación social. Labarriada decadente de la que hablamosvio cómo mediocres luceras eransustituidas por encantadoras copias deventanales góticos. De la nada aparecíanmagníficos edificios medievales dondeantes había casas obreras en mal estado.Ello no quita que los turistas fotografíencon entusiasmo todo lo que les parezcavetusto sin ser capaces de distinguir loverdadero de lo falso. Igualmente, seemocionan al ver el bello puenteneogótico que se alza sobre la calle queva de la plaza san Jaime hasta la

Catedral. Sorprendentemente, la obra esde 1928, construida por Juan Rubió yBellver. Pero da igual, todo paseantepiensa que es una reliquia del pasado ylo fotografía como quien capturadigitalmente la historia. Al visitar lafa mo s a Casa de la Ardiaca (unaverdadera joya medieval), cualquierexperto puede encontrar donde unrestaurador «bromista» restauró, aprincipios del siglo XX, un bajorrelievemedieval donde aparece el busto de un«hombre medieval» con americana ycorbata. Los turistas pasan por delante yson incapaces de percibir elanacronismo.

No es de extrañar que en la LligaRegionalista (primer gran partidocatalanista, cuya época de esplendor fuedurante el primer cuarto del siglo XX),estuvieran involucrados muchosarquitectos como Puig y Cadafalch oDomènech y Muntaner (el restaurador dela Casa de la Ardiaca). Incluso se puedeconsiderar como el primer gran actocatalanista, de un catalanismo todavíasin concreción política, la masivacelebración de la restauraciónarquitectónica del Monasterio de Ripoll,en 1893. La arquitectura, para aquelloshombres en los que ya latía elcatalanismo, no era sólo arte sino un

potente mecanismo de adiestramientopopular. Sin saberlo, habían descubiertouna de las dimensiones esenciales de lapropaganda moderna. Miles de catalanesacudieron a Ripoll, considerada la«cuna de Cataluña», para celebrar elrenacimiento de un pueblo reflejadosimbólicamente en un milenariomonasterio recién restaurado. LaRenaixença —el renacimiento— de la«nación catalana» se estabaproduciendo, y no sólo en el planoliterario, sino también en el «espiritual»y «material» (la arquitectura conjuntabaestas dos dimensiones del hombre). Conmotivo de este acto, por primera vez en

la historia de Cataluña, se vieron ondearmiles de banderas catalanas. Lasautoridades eclesiásticas del Principadodemostraron su capacidad demovilización y organización. Tras casiun siglo de persecuciones liberales,creían ser los fautores del renacimientocristiano de Cataluña, gracias a laaplicación de una «pastoral catalana»que sustituía a la «castellana». El pueblocatólico podía, por tanto, sentirsepartícipe de la resurrección de la«madre patria». Una ilusión que, comoveremos, duraría bien poco.

La arquitectura modernista era algomás que un movimiento arquitectónico o

artístico. Se transformó en una forma deextender la nueva ideología de laburguesía catalana, que no era otra queel nacionalismo. Romanticismo,wagnerismo, fantasías, sublimación delas medievales, esculturas de valquiriaso la recreación de una falsa naturalezase entremezclaban y se plasmaron enpiedra con la intención de embelesar almundo y darle a conocer una «nación»que —como Ave Fénix— resurgía desus cenizas. Curiosamente, Gaudí nuncase consideró «modernista». Para él,católico de pro, el «modernismo» seasociaba a la doctrina que habíacondenado San Pío X en la Encíclica

Pascendi. Por eso siempre quisodesmarcarse de ese epíteto.

Por las plazas del barrio «gótico»,como la del Rey o la de San FelipeNeri, un especialista, o cualquiera quese preocupe por la historia de su ciudad,puede reconocer los edificios que fuerontrasladados en el siglo XX. Lo mismoocurre con los palacios medievales querodean el ábside de la Catedral. Hacecien años no estaban ahí. Entrando porla antigua puerta romana que da alcarrer del Bisbe (Calle del Obispo) sepueden vislumbrar las piedras quecolocaron los romanos hace más de2000 años. A esta calle se accede desde

la Plaza Nueva, donde se encontraba unade las cinco horcas de Barcelona en lasque —obviamente— se ejecutaba a loscondenados a muerte. Hace tan solo 60años, los edificios que ocupaban esazona desaparecieron para dejar paso aun gran «espacio turístico»: la granplaza de la Catedral. Si uno observa lazona con cuidado puede descubrir losrestos de un «acueducto romano»; sinembargo, su antigüedad data de los años50 del siglo XX, y fue construido comoatracción para los turistas queempezaban a frecuentar la ciudad.

LOS OLVIDOS QUEOCULTAN LA HISTORIA

No se puede pasear por la calle delObispo sin cierta tristeza. No ha muchosaños, se llamaba del Obispo Irurita, elque fuera metropolitano mártir deBarcelona en el 36. En la fachada delPalacio episcopal, en la misma calle, seconserva su estatua; pero el silenciosobre su persona flota en el ambiente.Misteriosamente «alguien» cambió laplaca de la calle y despareció el nombrede Irurita, quedando sólo el de Obispo.Por ello, le hemos querido dedicar este

libro al que fuera Pastor de la Iglesia enCataluña en los difíciles años de laRepública. Este navarro de prorepresenta esos «olvidos» que poco apoco languidecen el alma de nuestropueblo. ¿Cómo puede sobrevivir unasociedad si elimina conscientemente unaparte interesada de su memoriacolectiva?

No hay nada peor que ser un turistaen tu propia ciudad, tierra o patria; sinconocer ni ser capaz de juzgar lo que sete presenta delante y reconocer lo que esverdadero distinguiéndolo de lo que esfalso. Es fácil quedar satisfecho antecualquier explicación con tal de no

molestarse en contrastarla. Para darnoscuenta del alcance de la historia malexplicada —intencionadamente o no—relatamos una pequeña anécdota. En unavisita con universitarios a Ripoll, elvicario del Monasterio —para granasombro del que escribe— explicó sininmutarse a los alumnos que ladecadencia del Monasterio fue porculpa de los carlistas que lo habíanquemado en la Guerra de los siete años(1833-1840). El pobre hombre, no senos ocurre otro apelativo,incomprensiblemente ignoraba que elfinal de la vida monacal en Santa Maríade Ripoll llegó con la exclaustración

obligatoria de 1835. Los monjesabandonaron el monasterio, que fuearrasado e incendiado por los liberalesy que, de paso, asesinaron a dos de susmonjes benedictinos. El edificio poco apoco se fue derrumbando, quedandofinalmente arruinado. Acabando el sigloXIX, el obispo Morgades promovió larestauración que hemos mencionado másarriba.

El nacionalismo ha «rehecho» lahistoria de Cataluña, al igual que sereconstruyó artificialmente el barriogótico. Al pasear por él, todo eshermoso, todo parece multisecular yvenerable, todo embriaga los sentidos;

pero buena parte de lo que se ve es falsoy lo que es real es ignorado,desconocido o no está en el lugar que lecorresponde. La verdad se esconde entrepiedras y falsos relatos, y hay quedescubrirla. Esta es la analogía queproponemos para entender elcatalanismo: se ha construido unahistoria a base de retazos, dereinterpretar acontecimientos y retorcersu explicación. Muchos catalanes, anteel «metarrelato» nacionalista, secomportan como los turistas: admiran loque se les presenta delante, lasconsignas, las interpretaciones; sinpreguntase siquiera si es real lo que

sustenta su cosmovisión y si secorresponde con la verdadera historia.Por nuestra parte, no deseamos serturistas en lo político: que se dejanllevar por itinerarios y futurosdeslumbrantes que los «nuevos guías»prometen. No gracias.

Los que somos catalanes de verdadno necesitamos que ningún nacionalistanos interprete qué significa ser catalán,ni que nos reinterprete la historia.Somos parte de ella y no podemospermitir que los que mancillanconstantemente el nombre de nuestratierra, queriéndosela apropiar sinsiquiera haber entendido su esencia, nos

lleven al despeñadero; estén movidospor extraños resentimientos, poregoísmos de casta o simplemente poralucinaciones colectivas creadas porintereses nefandos. Si existe un futuroasesino de Cataluña este no es niMadrid, ni el centralismo borbónicodieciochesco, ni Castilla, ni elfranquismo. El asesino de Cataluña tieneun nombre: el nacionalismo catalán. Poreso hemos escrito este libro y por eso lohemos titulado así: Cataluña hispana,ya que la esencia de Cataluña seencuentra en su hispanidad. Lacatalanidad no es otra cosa que unaforma especial (quizá muy especial y

hermosa) de concretar la Hispanidad. Elque no quiera verlo así, sea centralistaespañol, sea catalanista independentista,no podrá comprender nunca lo que es latierra catalana. Descubrir nuestracatalanidad es disipar el catalanismo yreconciliarnos con nuestra historia yrealidad.

LA CASA CATALANA YLA DECONSTRUCCIÓN

NACIONALISTA

Puig y Cadafalch (1867-1956),arquitecto y político catalanista al queya nos hemos referido, tiene un escritotitulado La casa catalana, en el que sepretende (con bastantes sesgos, eimitando la política cultural francesa delmomento) demostrar la continuidad de lacasa catalana entre las estructurasromanas, el románico, el gótico y lo quehabría de ser la arquitectura de laRenaixença. Su obra es un magníficoejemplo de malabarismo político paraintentar justificar una continuidad patriaa través de la arquitectura y asídemostrar que Cataluña es una «nación».Pero ¿qué es lo importante de las casas?

Sin lugar a dudas, para nosotros, laspersonas y familias que en ellas habitan.La falsa «continuidad de estilo» quepretendía demostrar Puig y Cadafalch,se asemeja a la falsa continuidad del«espíritu catalán» que reclaman losseparatistas actuales. Ellos seautoproclaman herederos de la«inmemorial nación» catalana. Pero¿qué pensarían los catalanes de hace dossiglos de los actuales militantes departidos políticos como EsquerraRepublicana de Catalunya (ERC), y deotros más radicales aún? Comprobemoscuál era el espíritu de aquellos viejoscatalanes y comprobemos si estos

partidos separatistas son su continuaciónnatural, o más bien la inversión de loque fue el espíritu de nuestro pueblo.

En el costumario Visionsbarcelonines (Visiones barcelonesas),de Francesc Curet, de 1952, editado encatalán durante el franquismo, se defineperfectamente uno de los rasgos másimportantes que caracterizaba al pueblocatalán. En el volumen primero de esteingente estudio, dedicado a La vida enel hogar, se esbozan las siguientescaracterísticas de la organizaciónfamiliar: «El hogar era el santuario delbarcelonés auténtico […] el fundamentodel hogar era la familia y su ordenación

jerárquica, mantenida por vínculos deparentesco y convivencia derivada de laautoridad omnímoda del padre, amo yseñor de la casa. Es verdad que estascaracterísticas propias del genio catalánse perdían algo en su rigidez al bajar delmundo rural a la ciudad […] Ningúnhijo se habría atrevido a tutear al padre,ni a hacerle preguntas u observacionesconsideradas impertinentes y, menos, adiscutir su autoridad. Hacer la amistad[fer la amistat], no tiene traducción alcastellano, o sea, el beso que se daba enla mano del padre, significaba respeto yadmiración. El padre procuraba por suparte comportarse con gravedad, y había

de hacer un esfuerzo por reprimir sucarácter posiblemente festivo y lasefusiones de ternura […] Un viejoadagio concluye […] No muestres a loshijos amor, para que no te causendolor. Es decir, estímales, pero no se lohagas ver, porque si se dan cuenta teperderán el respeto».

Esta filosofía de la sagradaautoridad paterna era connatural al sercatalán. Ello se visibilizaba en la formade establecer la herencia de todos losbienes para el hermano mayor, queejercería la autoridad sobre la familia aldesaparecer el padre. Se recomiendaleer el libro La invención de Europa, de

Emmanuel Todd, donde se explica queen las zonas de Europa dondepredominaba este tipo de estructurafamiliar, con una jerarquía muy clara ydefinida (algunos la llaman patriarcal),es donde surgió —entre otras cosas— eldesarrollo industrial. Porque esteespíritu de responsabilidad yobediencia, transmitido durante siglos,es lo que permitió que los valores ynormas de la familia que se vivía en lasmasías, se transmitieran luego a lasempresas (algo parecido ocurrió en lasVascongadas). La misma autoridadpatriarcal que mantuvo el sistema deproducción de las casas solariegas, se

trasladó al mundo del comercio y laempresa, permitiendo un despegueproductivo sin parangón en España.

Siguiendo la comparación entre loscatalanes de antaño y los nacionalistasactuales, no podemos reprimirnos y noleer el programa político que presentóERC en las elecciones de 2012. No haysorpresas, el texto es corrección políticae ideología dominante en estado puro:«El machismo —dice el programa— esel conjunto de leyes y normas que tienenla finalidad —implícita y explícita— deproducir, mantener y perpetuar elsistema de valores que jerarquiza laspersonas según el sexo». Se especifica

que por culpa del franquismo, lasituación de la mujer en Cataluña estámás retrasada que en otras partes[insólita afirmación, pues la mujer másliberal en España es la de Cataluña] porculpa de «una sociedad patriarcal».Sigue el programa diciendo:«elaboraremos una ley dereconocimiento del colectivotransexual» y, por supuesto, se hacenbrindis a los colectivos gays y lésbicos.La cuadratura del círculo es imposible.O se defiende las «esencias deCataluña», y se reconoce que el espíritupatriarcal y religioso fue suquintaesencia durante siglos y siglos (y

así quedó recogido en el tan reclamado«derecho civil catalán»); o se propugnauna Cataluña «moderna y progresista»que nada tiene que ver con nuestrosantepasados y lo que ellos creyeron ydefendieron.

LOS MUERTOS NOESTÁN EN SU SITIO

Cualquier catalán de siglos precedentes,incluso nos atreveríamos a decir quecatalanistas de la II República, se habría

quedado atónito escuchando laspropuestas programáticas de la actualERC, y sonarían apenas ininteligiblespara él. Tras un momento de absortareflexión, hubiera entrado en su casapairal (Masía), saliendo al cabo depoco con el trabuco heredado de supadre y le hubiera descerrajado unabocachaza al catalanista. Ese era elespíritu intransigente del campesinadocatalán. No en vano los catalanes (malque les pese a muchos) inventamos laInquisición, mucho antes que loscastellanos. Por cierto, esta hipótesis deun payés descerrajando a algún«representante» nacionalista de

Cataluña, es bastante parecida a lo quepasó con el último «maqui» libertario denuestra tierra: Quico Sabater. Fueabatido por el somatén de Sant Celoni,compuesto por payeses de toda la vida.Teóricamente su cuerpo está enterradoen el cementerio del pueblo, donde cadaaño se le homenajea. Pero fuentesfidedignas nos revelaron que, enrealidad, en su tumba hay un moro quehabían hallado ahorcado unos días antesde la trágica muerte del «maqui». Lospayeses decidieron que el «maqui» nopodía descansar en campo santo y losustituyeron por el cadáver del moro.Para desconocimiento de los que

realizan el homenaje anual, éste seefectúa en el lugar equivocado. El sitiodonde reposan sus verdaderos restos esdesconocido, excepto para los doscampesinos que lo enterraron y quenunca desvelaron el secreto. De estaterrible anécdota histórica sacamos dosconclusiones: a) entre aquellos payeses,que el imaginario independentistarepresenta como la esencia de Cataluña,no había nada que los vinculara moral yvitalmente con los separatistas actualesy b) los catalanes nos hemosacostumbrado a venerar demasiadasirrealidades, como las de las tumbas enlas que no reposan quienes imaginamos

o las de las piedras que no están dondedebieran o las de los hechos que nuncaacontecieron como nos los relatan.

Aquí no podemos resistirnos avolver a la historia del Monasterio deRipoll. En él, a partir de la Restauracióncatalanista de finales del XIX, secustodian los hipotéticos restos deGuifredo el Velloso (iniciador de lacasa Condal de Barcelona), BerenguerRamón I; y otros condes catalanes comoRamón Berenguer III, Ramón BerenguerIV y otros nobles señores. Decimos«hipotéticos restos», pues losnacionalistas que van a Ripoll a venerarlos orígenes genealógicos de las

dinastías condales apenas sospechan loque hay dentro de los sepulcros. Porejemplo, el de Ramón Berenguer IV fueprofanado: primero por los franceses, en1749, que robaron todo lo que de valorhabía en su tumba, aunque respetaron elcadáver; luego por los liberalescristianos, en 1835, que incendiaron elmonasterio, «juzgaron» al cadáver y locondenaron a la hoguera por ser un«rey» que «había combatido elislamismo para propagar la religióncatólica» (manda narices, ¡y estos eranlos «ilustrados»!). La persecuciónreligiosa de 1936 conllevó nuevossaqueos y profanaciones de las tumbas,

y los restos de muchos de ellos fueronarrojados al río. Vaya usted a saber quése está venerando ahí; pero la cuestión—para el catalanismo— es reverenciaralgo que nos hile con el pasado, sea realo no.

DEL REALISMO ALVACÍO: EL AUTO-ODIO

CATALÁN

En la famosa obra del siglo XVII (quemencionaremos varias veces a lo largo

del libro), Fénix de Cataluña, deNarciso Feliu de la Peña, se define elverdadero espíritu de los catalanes deaquella época: «El genio natural,habilidad, fe y lealtad con sus Señores,es propio para las empresas grandes,que atrevidamente emprendieron, yvalerosamente acabaron; porquenaturalmente son constantes y firmes enla fe de su Dios, y lealtad de su Rey,generosos y liberales y en sumo gradocon sus Señores, y Príncipes; humildescon los sencillos, altivos con los vanos,alentados, y esforzados políticos en elgobierno, entendidos en todo género deciencias y expertos en las reglas de

mercancía y maridaje». Podemosencontrar cientos de textos antiguos quealaban al catalán por sus virtudes, tesóny capacidad de esfuerzo: «Los catalanesson el pueblo más industrioso deEspaña», escribe José Cadalso en susCartas marruecas (1789); o FranciscoMariano Nipho, uno de los mejoresperiodistas del siglo XVIII, en laEstafeta de Londres, decía: «Cataluñaes una pequeña Inglaterra en el corazónde España». A pesar de estas loas, yhasta la llegada del nacionalismo, nohemos encontrado ninguna descripciónque manifieste soberbia y malsanoorgullo en referencia al espíritu catalán.

Un diputado de ERC durante la IIRepública, Puig y Ferreter, en susmemorias (que citaremosreiteradamente), condena el errorcatalanista de creerse que somos «losmejores». Rememorando el ambientecatalanista en el que respiraba y vivía,describe: «Pompeu Gener [uncatalanista racista] pintaba a loscastellanos como una raza famélica ydegenerada, que no se alimentabasuficiente, no comía suficiente carne,cosa que contribuía a su decadencia. Siun catalanista se llamaba Alfons, poníaAmfós para no parecer español… sehablaba del castellano, y de todo el

castellano, raza y lenguaje, en tono deburla y parodia… Se hacían burlas cone l Limpia, fija y da esplendor de laReal Academia Española que se lacomparaba con el Netol… No sepronunciaba una palabra en castellanosino para pronunciarla mal y no sealudía a la Corte de Madrid sino comol a Corte de los cerdos…». Estaconciencia de ser superiores a costa dehumillar a otros, no pertenece a laidiosincrasia catalana. Fue introducidapor el nacionalismo y sus efectos hanacabado volviéndose contra laverdadera Cataluña.

Hubo un fenómeno, acallado, durante

el primer tercio del siglo XX que fue eldenominado «auto-odio judío». Lajudeofobia reinante en Europa provocóen muchos judíos, o descendientes yaasimilados, un complejo que les llevó aodiarse por ser hebreos. Uno de ellosfue el poeta Heinrich Heine,descendiente de israelitas, para quien«el judaísmo no es una religión sino unadesgracia». El escritor judío MoritzSaphir fue aún más lejos, afirmando que:«el judaísmo es una deformidad denacimiento». En 1930, Theodor Lessingescribía El auto-odio judío. En estaobra se detallaban biografías de judíosque odiaron tanto su ascendencia que

incluso algunos llegaron a suicidarse.Este es el caso del conocido psiquiatra yfilósofo austríaco Otto Weininger.Señalamos este cruel asunto porque hacepoco un amigo, de esos cuya genealogíase entronca con lo más profundo de laherencia catalana, siendo capaz derecitar ocho de sus apellidos seguidos,todos ellos catalanes, nos decíaenfadado: «Estos (cabrones) catalanistashan conseguido que odie ser catalán;siento auto-odio catalán». Tremendo. Laomnipresente interpretación de «lo queha de ser un verdadero catalán», —según la ideología nacionalista reinante—, está consiguiendo que los catalanes

de verdad, no esos frustrados quenecesitan por complejo proclamarse máscatalanes y catalanistas que nadie, seavergüencen de sus orígenes. Esta es latrampa en la que no podemos caer.Nosotros, en cuanto que no renegamosde nuestra identidad, podemos vivir lacatalanidad que el nacionalismo estámatando. Más aún, somos los únicoscapaces de transmitir lo queverdaderamente ha sido Cataluña, no laque algunos desalmados quieren que seao afirman que ha sido.

No es difícil demostrar cómo lacasta política catalana ha ido liquidandolos últimos vestigios de tradición

catalana, en nombre de una idea«jacobina» y «centralista» de Cataluña,contra la que lucharon durante dos sigloslos catalanes (como demostraremosextensamente más adelante). Pongamosalgunos ejemplos. En la antiquísimabasílica parroquial de Barcelona, SanJusto y Pastor, existe un altar lateral, elde San Félix, muy especial. A él se leatribuían tres privilegios: el juramentode los judíos (ante una disputa entre uncristiano y un judío, el judío debía jurarsobre el altar que su testimonio eraverdadero, para ser admitida sudeclaración), el de la Batalla juzgada(donde se juraba antes de un duelo, que

no se utilizarían sortilegios niencantorios) y, por fin, el testamentosacramental. Este último privilegioreconocía legal y civilmente untestamento oral que fuera encomendadoa alguien y así lo jurara ante el altar. En1995, la Generalitat de Cataluña, quetanto «ama» Cataluña, eliminó estamagnífica y antiquísima tradición queproviene de la época de Luís elPiadoso, hijo de Carlo Magno. O en1978, ningún político catalán se opuso aque el Senado español eliminaralegalmente el «somatén» catalán quetenía una tradición de siglos, y querepresentaba una parte de la tan

cacareada «sociedad civil». Y ya nohablamos de toros y otras tradicionescentenarias que el catalanismo hadesmantelado como si fuera el dueño dela Historia.

¿DERECHAS-IZQUIERDAS?

¿CATALANISTAS-ESPAÑOLISTAS?

Nunca creímos en la dialéctica, ni en la

hegeliana ni en la marxista. Crearoposiciones contrarias para engendrarperversas síntesis es algo que no nos va.No aceptamos que nadie nos obligue aencasillarnos en ser de derechas o deizquierdas; o catalanista o españolista.Algunos analistas políticos piensan queel «problema catalán» se resolvería silas izquierdas en Cataluña fueran fielesa sus principios «españolistas»(recordemos el lerrouxismo, el«españolismo» comunista en la Guerracivil, o el «regionalismo» apátrida delos anarquistas de la ConfederaciónNacional de Trabajadores (CNT) deCataluña, la mayoría de los cuáles no

usaba el catalán ni por casualidad). Enversión moderna, estos analistas piensanque el Partit dels Socialistes deCatalunya (PSC) debe ser fiel a susemillero de votos inmigrantes. Otroscreen, erróneamente, que ser«españolista» en Cataluña ya de por síle convierte a uno en ciudadano de«derechas». Por el contrario, sercatalanista (si bien hace un siglo erasinónimo de conservador y católico) hoyparece que es propio de la izquierdamás progresista y liberal. No creemosque el problema de Cataluña seaposicionarse como de derechas o deizquierdas, catalanista o españolista. Se

trata, simple y complejísimamente a lavez, de descubrir qué es y qué ha sidoCataluña. Y ser fiel a ello. La realidadsiempre se acaba imponiendo y sirenegamos de nuestras raíces surgirá enesta tierra algo que a lo mejor se llame«oficialmente» Cataluña; pero nadatendrá que ver con los que fueronnuestros antepasados.

Los pueblos hispanos —manda lalógica histórica y el realismo político—estamos abocados a entendernos, sí o sí.Para acabar esta introducción contamosuna anécdota que a lo mejor muy pocossaben. Al iniciarse la conducción decoches en España, no había ninguna

norma que estableciera si se debíaconducir por la derecha o por laizquierda. Las autoridades de la épocadejaron la decisión en manos de la«sociedad civil». El Real AutomóvilClub de Madrid, proponía que debíaconducirse por la izquierda, como losingleses. En cambio el Real AutomóvilClub en Cataluña proponía que semanejara por la derecha, como en elresto de Europa. La lógica impuso que siiban a trasladarse coches de Madrid aBarcelona, o viceversa, mejor llegar aun pacto. Como no había forma deponerse de acuerdo, hasta que no llegóPrimo de Rivera no se tomó la decisión,

que finalmente le daría la razón aBarcelona: sería obligatorio conducirpor la derecha.

Se nos ocurren varios juegos depalabras demasiado facilones sobre si aBarcelona le conviene ir por la derecha,o sobre si hizo falta un militar paraponer de acuerdo a todos; o que, enMadrid, y contra las apariencias, les ibala izquierda…, en fin no caeremos tanbajo. Sólo queremos decir, e insistir,que el problema de España no es dederechas o izquierdas, de nacionalismoo centralismo. Un maestro nuestro, elDr. Francisco Canals Vidal, decía: «Nosoy de derechas ni de izquierdas, ni de

los que dicen que no son de derechas nide izquierdas [en alusión a los queocultaban en su moderantismo ycentrismo una postura apolítica ytolerante con la destrucción de lasociedad]». Ser verdaderamentepolítico, hoy en día, exige no caer enesta dicotomía. Análogamente podemosdecir, «no somos separatistas nicentralistas; ni de los que dicen no sercentralistas ni separatistas, (por sumiedo a pensar y comprometerse)». Porel contrario, afirmamos que la soluciónestá en descubrir la verdaderacatalanidad (que el velo del catalanismonos oculta) y contemplar en ella —como

dijimos— una bella concreción de loque fue la Hispanidad; y que debe serrespetada como parte fundamental deella, al igual que otros pueblos laconcretaron a su manera. Sólo asípodremos hermanar los pueblos de lasEspañas, no hay otro camino. Esperamosque este libro sea un grano más de arenaque contribuya a que todos losespañoles (incluyendo los nacionalistas)conozcan y amen Cataluña y lareconozcan en su verdadera alma.

Capítulo IDE IBERIA A HISPANIA

«El gran problema para nosotros no essaber desde cuándo somos catalanes,sino desde cuándo somos españoles y

qué clase de españoles somos»

(Borrador de carta de RAMOND’ABADAL a Américo Castro)

¿Qué papel tuvieron siete siglos deromanización comparados con ocho dedominación musulmana? Es misterioso,si realizamos una mera comparación

cuantitativa, que sigamos siendo más«romanos» que «árabes». No podríamosdilucidar el misterio sin entender elpapel de los godos en la unidad políticay religiosa de Hispania. La voluntadvisigoda —el menos bárbaro de lospueblos bárbaros— por mantener unreino hizo perdurar un derecho común—herencia romana— que configuró unaunidad de la que participó toda laPenínsula. El recuerdo de la Españagoda fue una de las «ideas» quepermitieron dotar de espíritu al esfuerzode la Reconquista. Sin los godos, elmundo hispano romano se hubieradesintegrado ante las incesantes razzias

bárbaras o no hubiera sobrevivido a lainvasión musulmana. La historiografíacatalanista, tradicionalmente, ha tratadode minimizar la España goda, pues asítiene consistencia su tesis del«surgimiento» de una «nación catalana»de la nada, sin ataduras a un pasado o auna herencia previa. Y he aquí el primerproblema a resolver… ¿de dóndevenimos los catalanes?

1. ¿PROVENIMOS DENOÉ O DEL

«DRIOPITECUSJORDI»?

Jerónimo Pujades escribió en 1609 sufamosa Corònica [sic] universal delPrincipat de Catalunya. Esta crónicafue iniciada en lengua catalana y,sorprendentemente, acabada encastellano. Estuvo a punto de perderse,pero tras muchas peripecias, en 1829,pudo recuperarse. El rescate se debió alos primeros historiadores románticoscatalanes, como Próspero de Bofarull,que tanto influirían en la configuracióndel catalanismo. De hecho, Pujades se

convirtió en un referente entre el clerocatalanista de finales del XIX (e inclusoen el XX), por el tono épico yprovidencialista de su obra. Nada másarrancar el prólogo, hace referencia a laqueja del pueblo de Israel —a Isaíasmás en concreto— por no tener a nadiepara que escribiera la historia de loshebreos desde sus orígenes. Pujadesinicia su Corónica como la Biblia,retrotrayéndose a la creación del mundo,la caída de los primeros padres, elfratricidio de Caín y el Diluvio. Hoy nossorprende este modo de relatar lahistoria, pero era lo más natural para loscronistas de esas épocas. La Humanidad

tenía un «origen» sin el cual no se podíaexplicar ningún acontecimiento presente.Así pues, si Pujades deseaba registrar lahistoria de Cataluña, debía explicar dedónde procedía el pueblo catalán; y lasfuentes más autorizadas de la épocaeran, lógicamente, los textos sagrados.La Biblia cuenta que, tras el diluviouniversal, Noé y sus hijos descendieronal Valle de Senar, desde dondecomenzaron a repoblar el mundo. Unode los descendientes de Cam, el hijomaldecido por Noé, construyóBabilonia. Y desde ahí se dispersarontodos los descendientes del constructordel Arca. El mundo, según los antiguos,

y el relato de Pujades insiste, estabadividido en tres partes: Asia, África yEuropa. Noé los repartió así: para Sem,Asia; para Cam, África; y para Jafet,Europa. Apoyándose en múltiplescronistas de diversas épocas, deducenuestro autor que el quinto hijo de Jafet,Tubal, fue el primero en poblar España.

Tras unas «sesudas» disquisicionesy «confrontaciones» de fuentes, sobrecuál sería el lugar por donde Tubal entróen España, Pujades se «inclina»(naturalmente) porque debió de ser porCataluña. Quedaba así establecido elorigen «escogido» del pueblo catalán.En el capítulo X del primer Libro de la

Corónica, nuestro autor especifica queTubal fue el fundador de Tarragona(aunque le entran dudas sobre si antesfundó Amposta). «Prueba de ello» seríaque el símbolo de la Catedral deTarragona es una «Tau», la última letradel alefato hebreo, que corresponderíatanto a Tubal como a Tarragona. Paralos amantes del esoterismo, se puededescubrir en una de las dos grandescampanas de la Seo tarraconense: «lasarmas de la Catedral (la Tau) y las delarzobispo Rocabertí, que mandó hacerla campana».

Si a alguno no le convence estahistoria de los orígenes de Cataluña,

tenemos otra alternativa que despertó ensu momento los delirios de algunosnacionalistas. Hace unos años, en lascercanías de Sabadell, se encontraronlos restos de un antropoide (vamos, unmono nada evolucionado). Laantigüedad constatable era de unosnueve millones de años. Aparte de serconsiderado un extraño eslabón perdido(perdido en Sabadell), se le concedierontres dones: 1) un nombre técnico muyrimbombante, «Driopitecus Laietanus»;2) el honor de ser considerado el«primer catalán», aunqueindudablemente el antropoide comomucho sabría gruñir y no superaría el

nivel C de catalán, y 3) un apodo porparte de sus descubridores: «Jordi». El«Driopitecus Jordi» estimulódiscusiones «académicas» como laprovocada por la entonces directora delMuseo Histórico de Cataluña, CarmenLaura Gil, obsesionada por encontrar«el primer catalán»: nuestro Adánparticular y diferencial. De ahí quereivindicara (para enfado de loscientíficos franceses) que los restos del«Hombre de Talteüll» (las migajas deun pobre desgraciado del Paleolítico)eran catalanes, y no franceses, pueshabían sido hallados en el Rosellón (yclaro, el Rosellón es catalán y no

francés, como todo el mundo sabe,especialmente en Francia). Si al señordel Paleolítico le hubieran comunicadohace miles de años que era catalán, sehabría quedado anonadado.

Estas dos explicaciones del origende los catalanes no distan tanto la una dela otra, pues las dos están al servicio dela idea —por otro lado fundamental eincluso científica— de que es necesario,para encontrar un sentido al presente, loacontecido en el pasado. Lo malo, lodramático, es cuando la historia seretuerce sin escrúpulos para justificar undiscurso ideológico dominante.Entonces, no se ajusta el presente al

pasado, sino el pasado al presente. Elnacionalismo busca «continuidades»donde en realidad no las hay y nunca lashubo. Este es el mal del nacionalismo.Nosotros, para comprender lo que hasido y es esencialmente Cataluña, no nosretrotraeremos tan lejos y así el lectornos agradecerá que no empecemos porel Génesis. Nuestro hilo argumental esque Cataluña nace tardíamente, en elmedioevo, de un sustrato culturalhispano multisecular, aquilatado por unacorta pero intensa simbiosis con elmundo godo, y como parte de unospueblos hispanos que debieron deforjarse frente al Islam y, en el caso

catalán, también frente a los francos. Laconciencia de haber pertenecido a estatradición común, permitió que la historiade Cataluña se desarrollara de la manode los pueblos hispanos. Lo hispano esanterior a lo catalán, y lo catalán no dejade ser una manifestación esencial de lohispano, constituyendo parte de lo quesecularmente se llamó Las Españas. Así,rogamos nos perdonen Tubal y el«Driopitecus Jordi», iniciamos nuestroviaje, precisamente con el anuncio deuna famosa y discutida despedida.

2. «CUANDO VAYA AESPAÑA»

La palabra España (Hispania) tiene elhonor de salir una vez en el AntiguoTestamento, en el I libro de losMacabeos, cuando se da noticia de losromanos: «Le contaron a Judas sobre susguerras y sus hazañas entre los Galos, decómo habían dominado a ese pueblo y lohabían obligado a pagar impuestos. Lecontaron también todo lo que habíanhecho en España para apoderarse de lasminas de plata y oro de ese país» (IMacabeos 8,3).

Digresión: Dos siglos antesde nuestra era ya eran conocidoslos romanos por expoliar nuestrooro y nuestras minas, aunquetodavía no hemos descubierto aningún español que estéresentido contra Italia por ello.Por el contrario, el mantra«España nos roba» es uno de losmás rezados por la religiónnacionalista. Tampoco hay viajea Hispanoamérica en el que no lesaquen a uno el dichoso tema del«oro que se llevaron losespañoles». En cierta ocasión, alque suscribe estas líneas le

acusaron del latrocinio español,precisamente visitando el Museodel Oro de Bogotá. La respuestafue algo cínica por nuestra parte:«si los españoles nos llevamostodo el oro, cómo es que haytantas piezas en este museo».

Aparte de la referenciaveterotestamentaria a España, resaltanespecialmente dos versículos en elNuevo Testamento, más concretamenteen la carta de san Pablo a los Romanos:«cuando vaya a España, iré a vosotros,porque espero veros al pasar, y serencaminado allá por vosotros, después

de haber gozado con vosotros […] Asíque, cuando haya concluido esto, y leshaya entregado este fruto, pasaré avisitaros rumbo a España» (Romanos,15, 24 y 28). Una profunda tradición —convenientemente negada por los«sesudos» historiadores— atestigua lapresencia de san Pablo en Tarragonaque, por aquel entonces, era la capitalde la Hispania Citerior o HispaniaTarraconensis. Durante la Repúblicaromana había sido una pequeña coloniaque fue adquiriendo poco a pocoimportancia hasta convertirse en una delas ciudades más importantes delMediterráneo.

Desde el primer desembarco de losromanos en Ampurias (218 a.C.), con laintención estratégica de socavar elpeligro cartaginés cortando sus líneas desuministros, hasta la llegada de losgodos, pasaron siete siglos deromanización, que dejarían una huellaindeleble incluso en nuestros días.Durante los tres primeros siglos, losromanos constituyeron diversasprovincias, hasta llegar finalmente aorganizar la Península en cincodivisiones administrativas. Ladenominación de Hispania se asocióinmediatamente a las tres grandesprovincias romanas que primero se

crearon: Hispania Ulterior Bætica,Hispania Citerior Tarraconensis (lamás grande, cuya extensión llegaba hastaGalicia) e Hispania Ulterior Lusitania.Posteriormente se crearon las provinciasCarthaginense y Gallæcia. En susmejores tiempos, la provinciaTarraconense se extendía por lasllanuras que actualmente ocupanMadrid, y arribaba hasta el cantábrico,exceptuando unos reductos testarudos ala romanización: los cántabros (que losnacionalistas actuales quieren confundircon los vascos). Tarraco, que inclusollegó a ser visitada por Augusto, seperfilaba como la capital principal de

Hispania.

3. DE IBERIA AHISPANIA: ¿CONEJOS O

ARTESANOS?

Hasta la llegada de las águilas romanasno puede hablarse de una unidad políticapeninsular. Iberia, como la denominabanlos griegos, no era más que unareferencia territorial ocupada por unasserie de pueblos indígenas. Por muchoque se empeñen algunos, ni siquiera en

lo cultural podría hablarse de unauniformidad ibérica. El historiadorcatalanista (y conservador antimarxista)Ramón d’Abadal, en Els precedentshistòrics de Catalunya (Selecta, 1967),publicada en catalán durante elfranquismo, presuponía una unidadterritorial de los pueblos ibéricos, perono cultural. La referencia geográfica yaera usada por los griegos, pero Abadalaceptaba que: «La Iberia con suspobladores ibéricos, se entiendeextendida desde la región de Huelvahasta tocar la Provenza, en ladesembocadura del Ródano».Evidentemente la pretensión del

historiador catalanista era justificar quea Cataluña le seguía correspondiendo laProvenza por derecho «pre-romano».Pero su opinión, de rebote, tambiénreconocía una unidad peninsular depueblos, aunque demasiado diversos ydispersos como para considerarlos unaunidad «espiritual» o siquiera cultural.Con más acierto, el Marqués de Lozoya,en su Historia de España (Salvat,1967), sentencia: «los puebloshispánicos (preromanos), detrascendente incapacidad política, nosupieron agruparse formando un Estado,ni siquiera una confederación estable».

La romanización en España produjo

una curiosa situación que recoge TitoLivio: «Hispania ha sido la primeraprovincia que se atacó y la última que sevenció». Ello indica dos cosas, a) queciertos reductos tardaron mucho en serromanizados y b) que la romanizaciónfue gradual, asentándose primero en ellevante mediterráneo.

Digresión sobre el origende la palabra España: Iberia fueun nombre usado por griegoscomo Herodoto. Fue sustituidoen la Historia por Hispania,debido a cronistas romanoscomo Cicerón, César, Plinio el

Viejo, Catón, Tito Livio yCátulo. El nombre lo tomaron delos fenicios (Hispaniaprovendría del fenicio i-spn-ya).Tradicionalmente se hainterpretado que Hispaniasignificaría «tierra de conejos»,ya que el lexema spn, en fenicioy también en hebreo se puedeleer como saphan, o «conejos».Esta tradición no es muy emotivaque digamos. Posiblementenunca sabremos el verdaderoorigen de la palabra, perotraemos a colación una teoríamás reciente y «honrosa». Los

expertos en filología semita delCSIC, Jesús Luis Cunchillos yJosé Ángel Zamora, proponen,tras un profundo estudiofilológico comparativo entrevarias hablas semitas, que lahipótesis más probable de latraducción de «I-span-ya», sería:«isla/costa de los forjadores oforjas (de metales)». Ellocobraría sentido debido a lariqueza minera y metalúrgica queatrajo a los fenicios a nuestrascostas. Francamente, suenamejor artesanos que conejos.

Cuando san Pablo se refiere aEspaña ya estaba hablando de unaunidad política y cultural, aunquedependiente de Roma, y no de un meroterritorio ocupado por tribus íberas. Sinlugar a dudas su primer destino debía deser la gran capital más cercana a Roma:Tarraco. Según un texto de LorenzoRiber, recogido en la Història deCatalunya del nacionalista AntoniRovira i Virgili, la razón por la que sanPablo escogió Hispania (en ningúnmomento duda que el viaje se produjo)es: «más que la Galia y mucho más queGermania y Britania, España habíaasimilado la cultura romana, y ya en los

días de San Pablo tenía que ser muypoderoso el atractivo de la civilizaciónhispanorromana, para que tan vivamentedespertase sus ansias deevangelización». Todavía en época deRovira y Virgili, la palabra Hispania noles producía a los historiadoresnacionalistas la urticaria que les sacudehoy. Y su texto nos confirma loarraigado de esta tradición.

4. «NON PLUS ULTRA»Frente a los «negacionistas» del viaje de

san Pablo a España (curiosamentemuchos de ellos eclesiásticosprogresistas en lo religioso y en lopolítico) —y con motivo del añopaulino proclamado por Benedicto XVIen 2008—, una serie de expertosaportaron argumentos que apoyan latesis de la presencia de san Pablo en laactual Cataluña y, por tanto, enHispania. Resumamos los argumentos:

a) En la II Carta a Timoteo,escrita ya muy tardíamente, sanPablo habla de que hacompletado su proyectoevangélico y que le han

escuchado «todas las gentes» (IITimoteo, 4, 7); suponiéndose asíque recorrió buena parte delimperio, del que España era laprovincia más importante.

b) En la Carta a los Corintiosdel Papa Clemente de Roma —escrita el año 69— afirma que elapóstol Pablo había ido apredicar el Evangelio hasta loslímites de Occidente. Para losromanos la Península Ibérica erael confín occidental del mundo.Según la leyenda, Hérculesgrabó en el estrecho de Gibraltar

la leyenda «Non plus ultra» paraindicar que no había tierra másallá (Non Terræ Plus Ultra ) y,por tanto, ahí terminaba elmundo. San Clemente conociópersonalmente a san Pablo, y eraromano. Según él, el apóstolhabía estado en la tierra del«Non plus ultra»; al igual queSantiago, habría llegado hastaFinisterre (El final de la tierra),cumpliendo el mandato de Jesús:«Id por todo el mundo; predicadel Evangelio a toda criatura»(Marcos 16,15).

Digresión sobre el «Nonplus ultra»: De Tarraco (en laactual Cataluña) a Finisterre (enla actual Galicia) había unaunidad más que geográfica.Antes de que Franco le diera aEspaña el lema «Una, grande ylibre», y la Democracia lofiniquitara, multisecularmente ellema atribuido a España,conocido en todo el mundo, fueel de «Non plus ultra». Este lemaha rezado en las columnas deHércules que adornaron losescudos de España durantesiglos. La rúbrica la comenzó a

usar el emperador Carlos I,complementando la divisa quellevaban los Reyes Católicos(«Plus Ultra»). El lema hacíaclara referencia al Nuevo Mundoy al desafío de los avatares paracruzar los mares, así como —ensentido actual— la referencia aque no se puede alcanzar algomás supremo.

c) Finalmente, tenemos elCanon de Muratori. Un expertoescriturista, Cornely, afirmaba:«apenas hay ningún documentode toda la Antigüedad que tenga,

no ya mayor, sino ni siquiera lamisma autoridad para la historiadel Canon del NuevoTestamento». Fue descubierto enla Biblioteca Ambrosiana, en1740. Su origen puede oscilarentre 160 y 200 d.C. En él sehabla del viaje de san Pablo aHispania, diciendo: «San Lucasrecopiló para el dignísimoTeófilo las cosas que en supresencia fueron hechas, comolo demuestra singularmente elhecho de que omite detallessobre la muerte de Pedro y lamarcha de Pablo de la ciudad

(Roma) cuando fue a predicar elEvangelio a España». MuchosPadres de la Iglesia dieron porcierta esta tradición: sanAnastasio, san Epifanio, san JuanCrisóstomo o san Jerónimo. Seacomo fuere, con o sin san Pablo,durante siglos y siglos, amarraren el puerto de Tarraco eraarribar a España.

5. SANTA TECLA: DEARMENIA A ESPAÑA, DE

ESPAÑA A AMÉRICA

Los «negacionistas» del viaje paulinotambién tuvieron a santa Tecla, patronade Tarragona, como una mera leyenda.Según ésta, durante la predicación desan Pablo en Iconio (año 48), Tecla, unajoven y rica heredera, quedóentusiasmada con su predicación. Trasvarias peripecias, consiguió librarse desu familia y de su prometido, yacompañó a san Pablo hasta Tarragona.Posteriormente siguió su evangelizaciónsola, siendo sometida a tormentos de losque milagrosamente escapó. Derrotadossus perseguidores, la dejaron en libertad

y vivió en una cueva como anacoreta.De nuevo fueron a por ella unossoldados y, cuenta la tradición, oró paralibrarse y permanecer pura. Entonces lacueva se derrumbó, dejando solamentesu brazo al descubierto. Los devotosrecogieron el brazo y lo trasladaron aArmenia para darle sepultura y rendirleculto. De allí, con los siglos, regresaríaa Tarragona para ser custodiado en laCatedral consagrada a su memoria (enrealidad está documentado que setrasladaron dos brazos de vuelta).

La primera referencia escrita desanta Tecla en las comunidadescristianas de Tarragona data del siglo III

d.C. en un documento anónimo que tratasobre la implantación del Cristianismoen la Península Ibérica. Ahí ya se hablade la gran devoción que tenían lostarraconenses hacia una «beata Theclavirgine», egipcíaca, que fundó unconvento de religiosas junto a Tarraco.Cuando el Conde Ramón Berenguer III,en 1117, reconquista Tarragona a losmusulmanes, santa Tecla fue declaradapatrona de la ciudad. Para noalargarnos, hemos de decir que estádocumentado el «intercambio», en 1319,entre el rey Jaime II de Aragón y el reyOnsino, de Armenia, de los dos brazosde la santa, a cambio de caballos

andaluces, un trono de oro, mil quesosmallorquines y otros bienes materiales.El caso es que las reliquias pasaron milvicisitudes, tal y como la pérdida yencuentro de uno de los brazos durantela Guerra del francés, o el paso del otrobrazo por el Monasterio de Sant Cugat,hasta acabar ambas extremidades enTarragona. En 1995, en unasexcavaciones realizadas para laconstrucción de un complejo comercialen Tarragona, se hallaron los restos deuna basílica monástica del siglo III d.C.En el conjunto había un cementerio conuna tumba principal con una inscripciónen referencia a la Beata Tecla, virgen,

de patria egipcíaca. Ello dejóestupefactos a los «negacionistas»incrédulos.

La devoción a santa Tecla puedereforzar la explicación de laparticipación catalana en los viajescolombinos. Especialmente en elsegundo viaje, donde la intervención deéstos fue más que evidente: PedroMargarit como capitán de la expedición,doce monjes de Montserrat y otrosaspectos (como el origen de lascarabelas, que presumiblemente habíanllegado a Cádiz procedentes deBarcelona). La investigadora del CentroSuperior de Investigaciones Científicas,

Eva Sans, ha intentado demostrar que ensiglo XV aún se construían carabelas enlas atarazanas de Barcelona y que, en elsegundo viaje colombino, primeropartieron de Barcelona, para luegofondear en Cádiz y de ahí levantar velasa las Américas.

Como documento de autoridadtenemos los Anales de Cataluña (1709),de Narciso Feliu de la Peña (nadasospechoso de precatalanista, más bienlo contrario), en los que se relata,respecto al segundo viaje colombino:«Embarcáronse grande número enBarcelona con Colón y fue el capitánPedro Margarit». También en los Anales

se puede leer: «[…] fundaron loscatalanes en las Indias iglesias de SantaTecla y de Santa Eulalia […]».Ciertamente, entre las primeras iglesiasfundadas en América aparecen lasdedicadas a la co-patrona de Barcelonay la de Tarragona. Así, simbólicamente,se hace presente el «non plus ultra» queantes referíamos. Cataluña, como partede las Españas, participó en los viajescolombinos y amplió España más alláde los mares. Y las devocionescatalanas pasaron a América como partede la Hispanidad. Al respecto, esrecomendable y asombroso leer lahistoria del patronazgo de la Virgen de

la Merced en la República Dominicanay antigua isla de la Española. Ello sedebe a una aparición de la Virgen a lastropas de Colón, sitiadas por losindígenas, en un cerro en el centro de laisla. La aparición de la Virgen,iluminando la noche, y que se dedujoque acontecía bajo la advocación de laVirgen de la Merced, hizo retroceder alos indígenas. Por cierto, losdescendientes de los nativos le tienenmucha devoción y la veneran en elsantuario del Santo Cerro, lugar de loshechos. Para un barcelonés essorprendente encontrarse en medio de laRepública Dominicana la imagen de la

Virgen con el escudo mercedario —conlas cuatro barras— sobre su trajeblanco.

Apostilla: Hemos olvidadomencionar que la investigadoraantes citada pertenece al CírculoCatalán de Historia. Estainstitución, algo más quecatalanista, pretende reivindicaruna historia que justifique losobjetivos políticos delnacionalismo. Una de susobsesiones es intentar demostrarque Colón era catalán (al igualque Hernán Cortés), y que el

Descubrimiento de América fueprácticamente una gesta catalana,dirigida por Fernando elCatólico y «malograda» por los«perversos» castellanos. Laparadoja resulta de que cuantomás se esfuerzan en demostrarque Cataluña tuvo una partefundamental en eldescubrimiento de América, másse refuerza la idea de que elPrincipado era indudablementeparte de las Españas,comprometido con los reinos quela configuraban y sus destinos.

6. EL PATRONO DEESPAÑA VISITABARCELONA

Otra famosa visita, también negada porhistoriadores y eclesiásticos del mismopelaje, es la de Santiago el Mayor, elhijo de Zebedeo, que a la postre seconvertiría en el Patrono de España. Ycuyo apodo medieval, «matamoros»,alcanza la incorrección política en sumáximo grado. Antes de morir enJerusalén, según la tradición, predicó enHispania llegando hasta los confines delorbe (Finisterre), cruzando las columnas

de Hércules y atravesando desde ahí laPenínsula. A su desesperación por lafalta de conversiones se debe la visitade la Virgen María sobre un Pilar enCæsaraugusta (Zaragoza). Se cuenta queSantiago y los siete primeros conversosde la ciudad (conocidos como los sietevarones apostólicos) edificaron unaprimitiva capilla de adobe en la vera delEbro. Otra tradición cuenta el viaje alrevés: desembarcaría, como san Pablo,en Tarraco, pasaría por Barcelona ysubiría por el valle del Ebro. La primerareferencia de la predicación de Santiagoen Hispania puede encontrarse a finalesdel siglo IV, en san Jerónimo, cuando

afirma «Viendo, pues, Jesús a losapóstoles reparando sus redes a orillasdel mar de Nazaret, los llamó y losenvió al gran mar para convertirlos depescadores de peces en pescadores dehombres, de modo que predicaran elEvangelio desde Jerusalén hasta elIlírico y las Españas». Otros textos, apartir del siglo VI, esta vez claramenteapócrifos, recrean la visita.

La devoción a Santiago dio lugar ainfinidad de estudios históricos,«reputados» para su tiempo, como laPrueba evidente de la predicación delApóstol Santiago el Mayor en losReinos de España, escrito por Miguel

de Erce Ximénez en 1648. Pero, desdemucho antes, la tradición jacobea yahabía arraigado en Cataluña. Se sabeque uno de los primeros peregrinoscatalanes fue el Abad Cesarí deMontserrat, que fue andando hastaSantiago de Compostela en 1059. Dehecho existen muchas variantes de laruta jacobea que pasan por Cataluña.Una de ellas empieza en Sant Pere deRodes y sigue un trazado que pasa por elMonasterio de Montserrat hasta llegar aAlcarràs (Lérida), donde el caminoentra en Aragón.

Dice la tradición que Santiago elMayor llegó a Barcelona y su primera

predicación fue cerca de un bosque queiría de la actual plaza de Santa Catalinahasta la Plaza del Pino. Allí, sobre unapiedra, y en el lugar que con los siglosocuparía la actual Catedral, hizo unacruz con dos ramas de pino sobre sucabeza, que fue la primera cruz quevieron los españoles. Reza la leyendaque el punto exacto donde predicóSantiago es el lugar ocupado por elactual altar mayor y, en recuerdo de lacruz originaria, fue alzada otra, degrandes dimensiones, en el terrado de laCatedral. No en vano la Seo deBarcelona está consagrada a la SantaCruz. La piedra sobre la que predicó

Santiago se guardó en la primera Iglesiade San Jaime, donde actualmente sevenera al santo. En la Plaza de SanJaime (sede de la Generalidad), en unedificio esquinado, más concretamenteen una hornacina, una imagen deSantiago, patrono de España, contemplasilenciosa la plaza. Ni los transeúntes niposiblemente los políticos se habrándado cuenta de este testimonio jacobeo.Según el episcopologio de la diócesisde Barcelona, el primer obispo fue SanEterio, discípulo de Santiago (aunque noconsta ninguna documentación escrita,evidentemente).

En Lérida todavía sigue viva la

tradición del paso del patrono deEspaña. Una pequeña capilla del sigloXIII, situada en la calle Mayor,conmemora el lugar donde, según unaleyenda, el apóstol se clavó una espinaen su pie derecho. Era de noche y unángel con un farolillo le alumbró paraque pudiera sacársela. Hoy en díatodavía se celebra la romería de ElsFanalets de Sant Jaume (Farolillos deSantiago), la víspera de su festividad.Los niños de la ciudad marchan hasta laCatedral Nueva provistos de farolillos yacompañados por los Gegants(Gigantes) de la ciudad.

Curiosidades: El nombre deSantiago es la contracción deSant Yago, y Yago deriva delnombre propio latino Jacobusque, a su vez, proviene delhebreo Jacob. En Cataluñaevolucionó bajo la forma deJaume. Esta onomástica se hizoespecialmente popular enCataluña a principios del sigloXX entre los vástagos de familiascarlistas, ya que el nuevopretendiente era Don Jaime. Dehecho a los carlistas se lesempezó a denominar«jaumistes». Según a los que les

gusta indagar más allá de locientífico y buscar explicacionesesotéricas el nombre de Yagocontiene la raíz sánscrita yug,que dio lugar en latín a lapalabra yugo o unión. Por tanto,Sant Yago, o Santiago,representaría a aquél que reúnelo que está disperso: un buenpatrono para las Españas. Y…«se non è vero, è ben trovato».Contra lo que pueda parecer yexplicaremos en otro capítulo, ladevoción al patrono de Españafue mucho más fuerte que a santJordi. Por ello algunos Reyes de

la Corona de Aragón tomaron elnombre de Jaime yabsolutamente ninguno el deJordi.

7. LA PRIMERA«UNIFICACIÓN» DE«CATALUÑA» Y LOS

SUSPIROS DE FERRANSOLDEVILA

¿Fue alguna vez el actual territorio que

ocupa Cataluña una unidad en sí, antesde la romanización? Gracias a losautores clásicos romanos conocemos elmosaico de pueblos que ocupaban elactual suelo catalán. Entre ellos: losilevarcones (o ilerdenses), queocupaban parte de Castellón, ladesembocadura del Ebro hasta la zonade Balaguer, en Lérida; los cosetanos,en la costa tarraconense; los layetanos,en la costa barcelonesa; los lacetanos,por la cuenca del río Llobregat; losausetanos, desde Gerona a Vich; losindigetas, en el Ampurdán; y loscarétanos, dispersos por los Pirineos.

Como hemos señalado, la

romanización se inició en la costa ytardó en extenderse. Tito Livio, porejemplo, se refiere a las «costumbresagrestes y salvajes de los hispanos,excepto los que habitan la costa denuestros mares». El afamado historiadornacionalista Ferran Soldevila, en suHistòria de Catalunya (Alpha, 1962),reeditada en catalán durante elfranquismo, se congratula de que lacosta catalana se encuentre incluida enesa referencia de Tito Livio (dejandoasí caer que «Cataluña» se civilizó antesque el resto de España, y olvidándosede lo avanzada que estaba la Bética).Reconociendo el alto grado de

romanización de la «futura Cataluña», sepregunta: «¿Qué debió Cataluña a estaromanización?». Y él mismo contesta:«favoreció el proceso de unificación delas tierras catalanas, una entidad que deuna forma u otra, religa y plasmaCataluña, si bien aún no con sunombre». Y sigue: «En el ordenespiritual, la más fuerte influencia deRoma se manifiesta en el orden delidioma y en el derecho», lo cual pareceagradecer profundamente.

Analizando fríamente estos juicios,uno no deja de sorprenderse. Soldevilasupone que Cataluña es una «pre-existente» pero que no se ha

desarrollado todavía. Realmente, aúnfaltarían catorce siglos para queapareciera el nombre de Cataluña desdela llegada de los romanos, pero en lacabeza del historiador nacionalista yaestá el esquema de una «Cataluña» aúnno tangible pero destinada a ser una«nación libre». Lo más gracioso, openoso, es que Soldevila, en lasusodicha obra de referencia para elcatalanismo, asegura que fuefundamental para la futura Cataluña launidad lingüística y jurídica queprovocó la romanización. El latínsustituyó (y aniquiló) las lenguas íberasy el convento jurídico tarraconense

(unión de ciudadanos) unificó lamultiplicidad de costumbres y normasque poseían aquellos pueblos.

¿Dónde está la paradoja? Soldevila,como otros tantos nacionalistas, selamenta hasta la saciedad del Decretode Nueva Planta que «unificó» lalegislación española, (anulando losviejos fueros), e «impuso» el castellano(más adelante matizaremosconvenientemente esta creencianacionalista). Sin embargo, ningunalágrima se desliza por sus mejillas porlas «lenguas propias» de los lacetanos ode los ausitanos; ningún suspiro por lasviejas costumbres de los indigetas o de

los carétanos. Y es que los romanos síque provocaron una «unificación», quehemos llamado romanización, y que aningún catalanista escandaliza. Por elcontrario, Soldevila brama porque elRosellón, en época romana, estaba bajola administración de las Galias. Ello leimpedía sumar argumentos a favor de lapre-existencia territorial de la Cataluñasoñada. Eso sí, nuestro historiador seencargó de repetir una y otra vez: «Porlo que hace a España —la Hispania—no constituye durante la dominación deRoma una Provincia, ni unademarcación». Simplementesorprendente. Para él, Roma permitió

crear la estructura unitaria queposteriormente sería Cataluña, pero esteargumento no es aplicable a España.Cuando se releen estos afamadoshistoriadores, y con la perspectiva quedan los años y conocimientos, uno sepregunta por qué tienen tanto prestigio.

Otro historiador catalanista, Ramond’Abadal y de Vinyals, sin dejarsearrastrar por la pasión, es capaz dereconocer la realidad. En su obra Elsprecedents antics a la història deCatalunya (Selecta, 1967), publicada encatalán durante el franquismo, acierta ensu juicio: «Antes del dominio romano nopuede decirse que España existiera y

tardará todavía en adquirirpersonalidad; y no es necesario decirlo,Cataluña, que en definitiva la conseguirápor desprendimiento de aquélla, aúntardará mucho más». Esta tesis,verdadera, que presupone la existenciade Hispania para poder explicarposteriormente el surgimiento deCataluña, es exactamente la contraria dela que insinúa Soldevila: para ésteúltimo, primero surgió Cataluña, porromanización; y luego el resto deEspaña… por casualidad.

8. PERO… ¿SOMOS UNARAZA?

Con todo respeto al «Driopitecus Jordi»y a la familia de Tubal, la respuesta esevidentemente negativa. Los catalanesno somos una raza en sentido étnico. Elhistoriador Miguel Taradell, en suHistoria de Cataluña (Aedos, 1969), sepronuncia al respecto: «No se puedehablar de una raza catalana. No haexistido nunca. No hay casi ningúnpueblo en Europa con una base étnicapura, e incluso la palabra raza,entendida como sinónimo de pueblo, ha

sido prácticamente abandonada». Por elcontrario, Ferran Soldevila, en la obraantes mencionada, afirma: «Desde elpunto de vista étnico, la influencia latinahubo de dejar algunos rastros. Laconstante renovación de funcionarios,las guarniciones donde había legionariosromanos, la fijación de familias latinasen nuestro país, la relación comercial,habían de dar por resultado, en sietesiglos de dominación, una penetraciónracial, que no hace falta exagerar, peroque tampoco hay que ignorar». En estecaso, nuevamente su catalanismo lepuede y, en la obra citada, asegura: «Enel pueblo catalán actual hay un sector,

quizá todavía hoy el más numeroso,[…], que, si pudiéramos reseguirle lasgenealogías familiares, veríamos quedesciende de aquella población quedurante casi setecientos años vivió en elterritorio catalán bajo el regimientoromano». Bajo esta afirmación seesconde un delirio étnico, el cual esmejor no comentar.

Más rústicas, y menos científicasaún, son las afirmaciones del padre delnacionalismo catalán: Enric Prat de laRiba. En la biblia del catalanismo, Lanacionalitat catalana (1907), escribe(en catalán): «Aquellas gentes (losíberos) son nuestros antepasados,

aquella etnia ibérica es el primereslabón que la historia nos deja ver dela cadena de generaciones que hanforjado el alma catalana». La afirmaciónde Prat de la Riba es mera influenciaromántica e ignorancia etnográfica. Pordesgracia, hoy subyace en trabajoscientíficos. A modo de curiosidad,leíamos en un abstract de un artículocientífico de arqueología una afirmación«científica» que lleva la marca de Pratla Riba. El texto dice así: «En elsiguiente trabajo pretendemosaproximarnos a la cuestión a partir de lainterpretación del registro arqueológicode los pueblos antiguos (del área

oriental de la Península Ibérica) […].Prestaremos especial atención al vínculoexistente entre la identidad étnica y elsurgimiento de entidades geopolíticas decarácter urbano. De esta manera, seanalizaran los indicadoresarqueológicos que puedan ayudar adelimitar estas unidades territoriales yaproximarnos a las sociedades quecrearon los elementos distintivos con losque robustecer los estados emergentes».Hay que reconocer que el léxicocientífico camufla muy bien la ideología.En el fondo, la tesis siempre es lamisma: intentar demostrar que hubo unsustrato propio (fuera una etnia ibérica,

fuera una administración romana) quepermita afirmar la existencia deCataluña como entidad propia y nocomo mezcla de interrelaciones «nodeseables».

Por suerte, la historiografía catalanaquedó bastante oxigenada gracias aJaime Vicens Vives. En su Notícia deCatalunya (Destino, 1962), publicadoen catalán durante el franquismo, sujuicio sobre este sustrato es mucho másrealista: Somos fruto de diversaslevaduras y, por tanto, una buena partedel país pertenece a una biología y a unacultura de mestizaje. No remontándonosmás allá de la época carolingia sabemos

que el núcleo de nuestra poblacióncampesina la formaban los «hominesundenque vinientes”, es decir, loshombres que venían de cualquier parte.En la primera época condal se nos diceque Vich fue poblado “ex diversis lociset gentibus colligentes» (reuniendohombres de diversas procedencias yrazas). Y desde entonces el movimientode inmigración no ha cesado». Ya nosreferimos en nuestro anterior libro,Historias ocultadas del nacionalismocatalán, al original sentido racista delcatalanismo. La idea de un sustratoracista nunca ha desaparecido del todo,aunque se ha disimulado en la medida de

lo posible. Esta sutil influencia llegahasta historiadores como Joan Reglà,que afirma que la base ibérica constituyeel fundamento étnico de los catalanes.Por el contrario, en palabras de JoséAntonio Vaca de Osma, es «una base dela que dice Sánchez Albornoz que notiene otra singularidad racial que,precisamente, la de ser mezcla yresumen de todas las culturas y razas deHispania». Por ende, si no podemosreferirnos a una base racial, deberemosreferirnos a sustratos culturales que, apesar de los siglos, siempre tuvieroncomo denominador común lo quedenominamos el sustrato «hispano».

9. «HISPANO, HISPANO,HISPANO»

Los que han visto la película deGladiator pueden asombrarse que enuna de sus primeras peleas circenses elpúblico aclama al protagonista con losgritos de «hispano, hispano, hispano,[…]». No se trata de un anacronismo ogazapo del guión, sino que tiene unfundamento que intentaremos explicarllanamente. Los romanos, durantemuchos siglos, distinguieron entreciudadanos y «peregrini». Los peregrini(o extranjeros) eran habitantes de

provincias romanas que, sin poseer laciudadanía, tampoco eran esclavos. Sinembargo, no disfrutaban plenamente losderechos de un verdadero ciudadanoromano. Un «peregrinus», podía formarparte de las unidades del ejércitoimperial, aunque sólo en unidadesauxiliares (las alæ y las cohortes) y sinmezclarse con los romanos «de verdad».Este servicio de armas (que duraba 25años) servía para alcanzar el tandeseado derecho de ciudadanía. Comoya señalamos, la romanización fuerápida en la provincia bética y en ellevante español. Estrabón afirma que entiempos de Augusto ya habían

desaparecido las lenguas indígenas de laBética e igual debió de pasar en la costade la Tarraconense.

El servicio militar se convirtió enuno de los factores más importantes deromanización entre las poblacionesindígenas. Los legionarios, al acabar suservicio y volver a sus comunidades,ellos mismos difundían la romanidad.Hoy se conocen buena parte de esasunidades, que tenían nombres propioscorrespondientes a los pueblos hispanosque las componían: austures, vettones,varduli… Entre ellas encontramos lasunidades de los Ausetani, quecorresponderían a la comarca de Vich

(Vicus Ausetanorum), en la actualprovincia de Barcelona. A aquelloscuerpos militares se los conocíagenéricamente como los de los hispanos(«Hispanorum»). Se han contabilizadoun centenar de unidades hispanas quehan quedado registradas en planchas decobre. A veces, cuando se unían dosgrupos de pueblos muy diferenciados, seunían los nombres: como la CohorsLigurum et Hispanorum (donde semezclaban hispanos y genoveses).

Sabemos de unas 25 Cohorteshispanorum y una decena de Alæhispanorum. Estas unidades secomponían de unos 500 hombres y

excepcionalmente de 1.000. Por tanto, sepuede afirmar que el servicio de armasprestado por la población hispana fueimportante en el Imperio. Pero lo querealmente creó la primera «unidad»política y social en Hispania fue laextensión del ius Latti. El ius Latti eraun grado de ciudadanía ligeramenteinferior al de ciudadano y superior al de«peregrinus». Venía a ser una clasemedia que legalmente no podía accedera la ciudadanía romana pero que eramuy respetada. Vespasiano, en el últimotercio del siglo I de nuestra era,concedió en España el ius Latii a todosaquellos que no tuvieran el grado

superior de ciudadanía. Fue un casoexcepcional en el Imperio, que borrabade facto la categoría de «peregrini» yconsideraba a todos los hispanos partede Roma (exceptuando a los esclavos,claro).

Hispania dejaba de ser una meracolonia para convertirse en unaverdadera provincia romana, con supersonalidad propia (en la que,evidentemente, se incluía la actualCataluña). En todo el Imperio fueronconocidos y admirados los hispanos y seles distinguía de otros ciudadanosromanos. Prueba de ello son las lápidasfunerarias de soldados romanos

encontradas en toda Europa, en las quese resalta si el soldado es Hispano o deotra «nacionalidad». Igualmente, todo elmundo ha oído hablar de la guardiapretoriana. Sus miembros se escogíanentre los soldados más aguerridos delImperio y debían medir al menos 1,72centímetros de altura (bastante para suépoca). En tiempos de Septimio Severo,hacia el año 200, los hispanoscomponían uno de los grupos másimportantes de pretorianos. Se sabe deJulio César que tenía una guardia deíberos o que el propio Augusto tuvobajo su mando personal a Vascones deCalagurris (Calahorra). Roma integró a

Hispania, la unificó y la preparó —sinsaberlo— para engendrar una futuraunión política tras la caída del propioImperio. En definitiva, la identidadhispana nació unos mil años antes que lacatalana, y la englobó connaturalmente.

10. Y LA FE VINO DE…ÁFRICA

Hace unos años fallecía el obispoauxiliar de Barcelona Joan CarreraPlanas. Conocido por su catalanismo

extremo y combativo, tuvo seguidores ydetractores. Un testigo presencial noscontó una homilía que tuvo a bien (o amal) escucharle un año en la festividadde sant Jordi. La Misa se celebraba enla famosa iglesia de San Felipe Neri deBarcelona. El Obispo Carrera,entusiasmado, platicaba sobre la purezade la fe católica, recogida por el pueblocatalán. Una «nación» que provenía delnorte de Europa, de los pueblos arios(sic). Así nos lo contaron y así loescribimos. Y así nos duele comprobarhasta donde puede llegar elnacionalismo. Un poco más arriba noshemos referido a dos profundas

tradiciones orales sobre la presencia desan Pablo y Santiago en nuestras tierras.Las fuentes sobre la presencia delCristianismo en tierras catalanas notienen apoyo documental hasta finalesdel siglo III, como dijimos. En elPeristephanon de Prudencio (siglo V)ya se nos habla de San Fructuoso,Augurio y Eulogio de Tarragona, obispoel primero y diáconos los segundos,martirizados en la persecución deValeriano y Galieno a mediados delsiglo III. En el circo romano que seconserva, aún se pueden ver los restosde una basílica visigoda (siglo VI),sobre la cual se estableció la iglesia

medieval de Santa María del Milagro.Por las fuentes documentales, se

puede concluir que en el siglo III elCristianismo ya había arraigado en laprovincia tarraconense y que esta iglesialocal, como tantas otras, sería martirial.Encontramos por ejemplo la figura deSanta Eulalia de Barcelona (que algunoshan querido identificar con la deMérida, y otros simplemente negar suexistencia); o los gerundenses, hoytambién tan discutidos, Germán,Justurio, Paulino y Cicio. Podemosencontrar unos «Gozos» (cantospiadosos populares de los quevolveremos a hablar) que rememoran a

estos mártires (Goigs dels quatre santsmàrtirs Germà, Paulí, Justuri i Cici:venerats en la parròquia d’Adri, bisbatde Girona); los obispos de BarcelonaSevero (mártir de la persecución deDiocleciano, en el siglo III, aunque noestá suficientemente documentado) y sanPaciano (siglo IV). Este es el obispo dela Antigüedad más famoso de la sede deBarcelona y su vida está perfectamentedocumentada. San Jerónimo le dedica unsincero elogio en el capítulo 106 dell i b r o De viris illustribus. Comodecíamos, la tradición martirial es largay sería inacabable exponerla. Sólo nosreferiremos a los «innumerables

mártires de Gerona» que, según tambiéntradición, fueron asesinados en losinicios del siglo IV, en la persecución deMáximo y Galerio. En realidad, los«innumerables» tendrían número yserían 360, incluyendo a sant Narcís,obispo de Gerona. Pero hemos dereconocer que la certeza no es absolutay sólo rige la autoridad de la tradición.

La pregunta, y por enlazar con elinicio de este epígrafe, es: ¿quiénevangelizó a estas gentes? ¿Quién logróque arraigara con tanta fuerza elCristianismo en lo que después seríaCataluña? Por lo que parece, y así loseñala la tradición, Santiago no tuvo

mucho éxito: de ahí el consuelo marianoen Zaragoza. Para contestar a lapregunta, tenemos dos nombres clave:san Félix y san Cucufate (ahora SantCugat). Por lo que sabemos, y así loreconoce el historiador Rovira y Virgili(republicano, laicista y nacionalista)estos dos prohombres del Cristianismovendrían de África, como lo podemosleer en su Historia Nacional deCatalunya (publicada en catalán duranteel directorio de Primo de Rivera) y enotras fuentes. Contra lo que creía elObispo Carrera, la fe vino a Cataluñadel sur. De ahí que san Félix fueraconocido como el Africano.

Digresión personal: Ennuestra ignorancia de juventud,conocíamos la Parroquiabarcelonesa de san FélixAfricano. Ese analfabetismodisfuncional propio de la edadimberbe nos llevó a creer queera un santo que fue aevangelizar África, pero resultaque era al revés. Por esas cosasde la vida, la parroquia fuelevantada de la nada por unsantísimo y humildísimosacerdote catalán, Mn. Mariné,que tuvimos a bien conocerdurante muchos años. Este cura,

catalán hasta el tuétano, entre lasmiles de labores pastorales queconsumían su vida, era elconsiliario de los veteranos dela Legión en Barcelona, de locual se enorgullecía. Hablabacon esfuerzo el castellano, perose sentía más español que nadie.Gracias a él, durante muchosaños se pudo conservar (y aún seconserva) en Barcelona unacapilla donde se oficia la Misaen rito Tridentino.

11. BARCELONA,PRIMERA CAPITAL DEESPAÑA (Y POR TRES

VECES)

La caída del Imperio Romano fue lenta,salpicada de convulsiones, sobresaltos,reconstrucciones y recaídas. Laaparición de los godos tendría un papelfundamental en la constitución de unsentido de unidad de gens (gentes) en elnuevo Reino que se iría forjando enHispania, y que acabaría conociéndosecomo el Reino visigodo de Toledo, queiría del siglo V al VIII. Nuestra intención

no es realizar un tratado de Historia,sino pincelar cómo se fue logrando, antela caída de un imperio, y la emergenciade nuevas fuerzas bárbaras, unsentimiento de unidad en la PenínsulaIbérica. Todo ello pretende demostrar ladificultad para explicar el origen de unanación; no como hacen losnacionalistas, que configuran en suimaginación un pueblo perenne einmortal, ajustándolo todos los datoshistóricos para reforzar esa imagen pre-concebida.

Todavía se oyen recriminaciones ala escuela franquista por la «inutilidad»de aprenderse la lista de los treinta y

tres reyes godos. No tema el lector, nonos embarcaremos en dicha retahíla denombres, la mayoría de ellosimpronunciables. No obstante, convienedetenerse en algunos para descubrir loque representó la España visigoda, en lacual el territorio de la futura Cataluñaestaba totalmente integrado. El primernombre de la lista de los reyes godos(visigodos para más exactitud) esAtaúlfo. De él apenas sabemos nada,salvo que fue coronado rey al estilogermánico, a la muerte de su primoAlarico. También conocemos quealbergaba el deseo de finiquitar elImperio Romano —que ya estaba en sus

últimos estertores— y construir unimperio propio. Sin embargo, llegó a unpacto con el emperador Honorio. Éste leconcedía tierras en las Galias a cambiode que devolvieran a Gala Placidia (hijadel Emperador Constancio II, queAlarico había tomado como rehén tras elsitio de Roma). Ataúlfo, al que seconsidera el fundador del poder políticogodo (su gobierno fue mucho másestable que el de las hordas de Alaricoque asolaron la vieja Roma), no cumpliósu pacto, se casó con Gala Placidia y seganó las iras del Emperador. Ello leobligó a retirarse hacia lo quellamaríamos la Galia Narbonense y

Aquitania. Este dato no deja de serimportante, pues el catalanismo nuncadejó de soñar con la posibilidad de quela Aquitania hubiera sido parte de ungran «reino catalán» que abarcaraambos lados de los Pirineos; hecho quela historia se negó a conceder, y sobrelo que evidentemente el nacionalismotenía que buscar culpables (que,evidentemente debían de ser los«castellanos», como más adelante seexpondrá).

La presión militar del emperadorHonorio llevó a que Ataúlfo se retirara,entrando en Hispania; un camino quecinco años antes habían realizado los

suevos, vándalos y alanos, arrasandotodo a su paso. La gran diferencia de lasanteriores razzias bárbaras es queAtaúlfo fue un rey capaz de asentar unacorte e intentar una organización políticacentralizada. Esta labor la realizó enBarcino (Barcelona) donde instaló sugobierno o corte. Desde ahí quiso gestarsu soñado imperio, aunque suacercamiento a Roma le granjeóenemistades que provocaron suasesinato. Lo que queremos destacar esque la primera capital de España, en elprimer e inestable período visigodo, fuevarias veces Barcelona, incluso antes deque acabara asentándose en Toledo. La

historia que sigue es tan sencilla comola naturaleza humana, esto es, cruel.Asesinatos de reyes y manipulacionespolíticas estuvieron al orden del día. ElEmperador Honorio pagó a los godospara que exterminaran a vándalos yalanos, cosa que hicieron (sólo sesalvaron los suevos que acabaríanintegrándose con los godos aregañadientes). A cambio, el Emperadorles regaló Aquitania, pasando la capitalvisigoda de Barcelona a Tolosa.

Pero la Historia tenía sus propiosplanes. La aparición de los hunos, conAtila al frente, y los levantamientos delos suevos, todavía no suficientemente

domeñados, llevaron a que losvisigodos se desplazaran nuevamentehacia Hispania (el lector ya puede intuirque los nacimientos de las naciones noson tan idílicos como sueñan losnacionalistas). Tras la disolución oficialdel Imperio Romano occidental (en el476), los visigodos se vieron libres paraconsolidarse entre las Galias eHispania. Ya en 474 Eurico, fanáticoarriano [el arrianismo era una herejíaque portaban los godos sobre suscaballos y que negaba la divinidad deCristo], había conquistado Tarraco.Durante el reinado de Alarico II (en elcambio del siglo V al VI) el reino godo

ocupaba buena parte de la PenínsulaIbérica y de Francia. Sin embargo, lapresión de los francos y la muerte deAlarico II llevó a que los godos sefueran replegando definitivamente aHispania. Su sucesor Gasaleíco, volvióa instalar la Corte en Barcelona. Desdeahí intentó recuperar a los francos laSeptimania y la Provenza. Aunque poraquel entonces Cataluña sólo existía enla mente de Dios, los historiadoresrománticos y políticos catalanistas hanpuesto siempre sus ojos en laSeptimania, como si perteneciera a laesencia ancestral de Cataluña. Másadelante relataremos cómo se conjuga

todo ello siglos más tarde con la cruzadaalbigense y el papel de los Reyes de laCorona de Aragón.

Fue con Gasaleíco cuandodefinitivamente entraron en Hispaniaunos 200.000 godos militarizados, casitodos arrianos. En ese momento, en laPenínsula residían unos siete millonesde hispano-romanos, que ya habíanasumido el catolicismo plenamente yque se resistirían a ser convertidos alarrianismo, a pesar de que el poderestaba en manos de los godos. Ladinastía de estos reyes fue toda unaodisea de asesinatos, pactos ytraiciones. Amalarico, que reinó entre

526 y 531, intentó que la capital godafuera nuevamente Narbona, pero lasintrigas le llevaron a que Barcelonafuera su lugar de residencia. Así, portercera vez, se convirtió en la capitalgoda. Su sucesor Teudis fue el quefinalmente trasladó la capital deBarcelona a Toledo, y de ahí ladenominación actual del Reino visigodode Toledo. ¿Y qué pasaba con Madrid?preguntará algún lector. Simplemente noexistía. La primera noticia histórica quetenemos data de finales del siglo IX,cuando el emir cordobés Mohamed Ilevantó una fortaleza en un promontoriojunto al río Manzanares, en el lugar

donde se alza hoy la catedral de laAlmudena. Barcelona fue tres vecescapital de Hispania antes de queapareciera la villa de Madrid.

12. «TOTIUS HISPANIÆREX»

A mediados del siglo VI, el reinovisigodo estaba lejos de estabilizarse.Luchas internas por el poder secombinaban con las invasiones de losfrancos, que estaban dispuestos a

dominar la Península Ibérica, o de losvascones, que asolaban el valle delEbro. Mientras las tribus astures iban ala suya y los suevos, que ocupabanGalicia y medio Portugal, no se dabanpor enterados de que pertenecían alReino visigodo. Para colmo, ante tantapresión, los godos pidieron ayuda a losbizantinos, que le cogieron gusto a laPenínsula y más tarde hubo que echarlespor la fuerza. Los del imperio orientalde Bizancio, aprovechando lainvitación, invadieron buena parte dellevante sur de la Península, desdeCartagena hasta el sur de Portugal, y ladenominaron Provincia Spaniæ.

En medio de tanta inestabilidadaparece la figura de Leovigildo, que seinstala nuevamente en la Septimaniapara frenar el avance de los francos,dejando a sus espaldas a los bizantinos.Tras varias campañas redujo a vasconesy astures, incorporó a los suevos yconsolidó el poder de Toledo comocapital del Reino. Ya sólo quedaban losbizantinos como últimos invasorespeninsulares. Su hijo, el famosoRecaredo, convocó el III Concilio deToledo, donde se consagra la unidad deHispania, se convierte al catolicismo(por obra de san Leandro) y unifica así alos godos con la población

hispanorromana. El trágico asesinato desu hermano san Hermenegildo, a manosde su padre Leovigildo, culmina uno delos episodios fundantes de la unidad deEspaña. Varios reyes y asesinatosdespués, apareció Suintila quien, porfin, unificó todos los territorios ibéricosal expulsar definitivamente a losbizantinos. Según cuenta san Isidoro ensu obra Historia Gothorum, Suintilaaparece como el primer rey de «totiusSpaniæ». Como enseguida veremos, yase va larvando el concepto de Hispaniacomo algo más que un mero recuerdo deun pasado romano o una mera referenciageográfica: como un evidente concepto.

El resto de los reyes godos hasta lacaída de D. Rodrigo, se lo evitamos allector. Ello no quita que prosigamosnuestra reflexión sobre lo quesignificaba para aquellos hombres lapalabra Hispania.

13. «LAUS HISPANIÆ»San Isidoro de Sevilla (nacido enCartagena, para los despistados), es unafigura inestimable en un momentohistórico en el que el Reino visigodo,estando a punto de desintegrase,

consiguió milagrosamente suconsolidación y alcanzó una efímeraetapa de esplendor. De hecho, el santoes albacea de esa época y referenteinexcusable como testigo de su tiempo.José Antonio Maravall, en su obra másque clásica, El concepto de España enla Edad Media (1981), asentó elsiguiente juicio: «el carácter básico quela obra isidoriana tiene en la cultura denuestra Edad Media, da a su concepciónhispánica un valor excepcional. Actúa,con otros tantos, como un factor deintegración en nuestro dispersomedioevo y es una de las razones, entreotras muchas, por las que en nuestra

Edad Media subsiste, a pesar de lasfuerzas contrarias, un sentimiento decomunidad». Esta visión de Maravallnos desvela la importancia de la figurade san Isidoro de Sevilla. En él semanifestó explícitamente el sentimientohispánico que pudo sobrevivirposteriormente a siete siglos de invasiónmusulmana, y que explicará la futurahermandad (a pesar de muchas querellasinternas) de los nuevos reinos hispanosque surgen durante la Reconquista. Deahí que los historiadores nacionalistasinsistan en que, tras la invasiónmusulmana, no quedó nada de la Españagoda; y en que los nuevos reinos nada

tenían que ver con la vieja Hispaniaromana. Sólo así se podría argumentar(con más que extraños equilibriosargumentativos), que Cataluña era unpueblo y una nación en sí misma queprocedía de sí misma, y para sí misma.

Para ilustrar la importancia de sanIsidoro de Sevilla debemos remontarnosal prólogo de la segunda versión de laHistoria Gothorum que escribió (laprimera era más breve y en la segundamuestra una mayor confianza hacia losgodos, recién convertidos alCatolicismo). Este prólogo es conocidocomo la Laus Hispaniæ. El textodestaca por su fuerza y emotividad, y

evidencia un sentimiento «nacional» ode unidad espiritual de los puebloshispanos, unificados políticamente porlos godos. Es un escrito dereconciliación, en el que se reconoceimplícitamente a los godos como unpueblo llamado a fecundar el sustratohispano-romano. El texto, del siglo VII,(extractado) reza así: «Eres, oh España,la más hermosa de todas las tierras quese extienden del Occidente a la India;tierra bendita y siempre feliz en tuspríncipes, madre de muchos pueblos.Eres con pleno derecho la reina de todaslas provincias, pues de ti reciben luz elOriente y el Occidente. Tú, honra y prez

de todo el Orbe; tú, la porción másilustre del globo. En tu suelo campeaalegre y florece con exuberancia lafecundidad gloriosa del pueblo godo. Lapródiga naturaleza te ha dotado de todaclase de frutos. Eres rica en vacas, llenade fuerza, alegre en mieses. Te vistescon espigas, recibes sombra de olivos,te ciñes con vides. Eres florida en tuscampos, frondosa en tus montes, llena depesca en tus playas […] Eres, pues, Oh,España, rica de hombres y de piedraspreciosas y púrpura, abundante engobernadores y hombres de Estado; tanopulenta en la educación de lospríncipes, como bienhadada en

producirlos. Con razón puso en ti losojos Roma, la cabeza del orbe; y aunqueel valor romano vencedor; se desposócontigo, al fin el floreciente pueblo delos godos, después de habertealcanzado, te arrebató y te armó, y gozade ti lleno de felicidad entre las regiasínfulas y en medio de abundantesriquezas».

Aunque algunos expertos interpretanque san Isidoro sólo hace referencia aEspaña como una unidad geográfica, laloa habla por sí misma: es un canto a unespíritu que enlaza con siete siglos deromanización y un agradecimiento a losgodos, antiguos invasores y herejes

arrianos; convertidos ahora en católicosy líderes de este Reino. Siete siglos deinvasión musulmana no pudieron conesta Hispania que canta san Isidoro.Salvador de Madariaga, en su obraEspaña, en referencia a la huella de laromanización que había impregnado laPenínsula de un sentido de unidad,ratifica nuestro juicio. Siete siglos deinvasión musulmana no fueron capacesde anular ese espíritu: «El pueblo era —escribe Madariaga—, poco más omenos, el mismo en el norte que en elsur. La tendencia hacia el sur, queempieza en la Reconquista, se debemucho menos a la sensación de

extranjerismo que los habitantes de Al-Ándalus pudieran producir sobre los delnorte, que a una tradición que sentía aHispania como una entidad y que, porconsiguiente, invitaba a los estados máspoderosos de la Península a reconstruiren su entorno la unidad hispánica».

La llegada de los godos parecíaponer en peligro la unidad hispánica.Los godos y los hispanorromanos habíanestado separados pues estabansometidos a dos legislacionesdiferentes. Incluso estaban prohibidoslos matrimonios mixtos. El reyLeovigildo (573-586) eliminó esadisposición. Pero ya antes, en 506, se

había promulgado la Lex Romanavisigotorum. Se considera la legislaciónmejor elaborada de la época en Europa,y unificaba los dos derechosconsuetudinarios, estableciendo unaunidad legal que confirmaba la unidadpolítica. La organización administrativaromana y la judicial hispanorromanafueron respetadas por los visigodos, asícomo la división territorial. La posturaconciliadora de san Isidoro de Sevilla,en su Historia de los Godos, se explicaporque era consciente de que los únicoscapaces de dar cohesión a tan granextensión territorial eran los godos. Sinellos, Hispania estaba condenada a la

desintegración pasto de las razziasbárbaras. Ferran Soldevila, en suHistòria de Catalunya, expresamenteevita dar importancia al periodovisigodo y el capítulo dedicado a elloslo titula: El ensayo visigodo, dando aentender que nunca se logró unaverdadera unidad peninsular. Así puedejustificar que no existió una componenteidentitario común entre la España de laReconquista y la España visigoda. Dejaasí una laguna espacio-temporal en laque puede «encajar» la aparición de la«nación catalana» de la nada.

14. LOS OBISPOS«CATALANES»,

PASEANDO PORTOLEDO

La realidad hispanogoda se configurócon tres elementos: un sustrato popular yaristocrático fuertemente romanizado ycatólico; una clase dirigente goda; y unaestructura eclesial compacta, capaz deamalgamar a la población y a una clasedirigente recién convertida alcatolicismo. La visualización de estaunidad se encuentra en los conciliostoledanos, que sirvieron de punto de

encuentro, tanto de discusión como deunión, entre reyes y obispos. ¿Quéhicieron los obispos de la futuraCataluña? Hemos de tener en cuenta quepor aquella época se estilaban muchosconcilios provinciales, y que era másfácil acudir desde Barcelona a Narbona(252 kilómetros), donde se celebrabanconcilios, que a Toledo (692kilómetros). Sin embargo, laparticipación del episcopado «catalán»en los concilios toledanos fuepermanente, junto a los otros obispospeninsulares.

Como las relaciones de nombres sonpesadas, sólo nos referiremos a algunos

obispos de las diócesis de Tarragona,Barcelona y Seo de Urgel, para teneruna visión aproximada de su importantepresencia. En el I Concilio toledanoestuvo presente el obispo Lampi deBarcelona. Con él asistió tambiénHilario, Obispo de Tarragona. SanJusto, de la Seo de Urgel, participó en elII concilio de Toledo (531). En elcrucial III Concilio de Toledo,presidido por san Leandro, donde secristalizó la unidad religiosa y políticade Hispania, estuvieron presentes el deTarragona, (Artemio), Simplicio (de laSeo d’Urgell) y el de Barcelona, Ugno.Era arriano pero en el concilio abjuró

de la herejía. También era frecuente lapresencia de estos obispos en lascoronaciones de los reyes visigodos.Sabemos que el Obispo de Barcelona,Emila, asistió a la entronización del reyGundemaro (610). Ello demuestra laclara conciencia del sentir hispano de lajerarquía «catalana». En el IV Concilio,presidido por san Isidoro, acudieronobispos de nuestras demarcaciones oenviados especiales. Oia, metropolitanode Barcelona, viajó a los Concilios V yVI. Protasio, Pastor de Tarragona,acudió a los concilios VI (638) y VII(646). Igualmente hubo representantes«catalanes» en el VIII y IX. Los

concilios permitieron establecer fuertesrelaciones espirituales y de amistadentre todo el episcopado peninsular. Elobispo de Barcelona, Quirze, asistenteal X concilio toledano, fue íntimo amigodel arzobispo San Ildefonso de Toledo,y de Tajón de Zaragoza.

No hubo concilio en el que nohubiera representación «catalana».Desde el I Concilio al XVIII, pasarontres siglos de unidad espiritual enEspaña. Este pequeño «ensayo», enboca de Soldevila, es lo que permitió lasupervivencia de una España cristianatras la invasión musulmana. La bruscairrupción morisca desarticuló la

estructura episcopal española. EnTarragona, San Próspero (711-713),huyó a la península itálica. Tras varioslíos, conspiraciones y luchas de poder,la sede episcopal se trasladó a Narbona.Ello implicaba un dominio franco sobrelos condados pre-catalanes, que pasabana depender de un obispado franco. Sinembargo, siglos después, tras lareconquista de Tarragona, los condes deBarcelona solicitaron a Roma larestauración de la sede tarraconensecomo primada de las Españas. Sucorazón estaba en la Península, no enFrancia. Por mucho que quieran losnacionalistas, los condados «catalanes»,

en ese continuo balancear entre uno yotro lado de los Pirineos, al finalsiempre se decantaron por Hispania.Hubo, eso sí, casos especiales, como elObispo Frodoí de Barcelona (c. 861-890), de origen franco-germánico; y quefue contrario a restablecer lascostumbres y liturgia visigoda. Mientrasque Tarragona estuvo ocupada por losmusulmanes durante varios siglos, losobispos godos nunca dejaron de soñarcon su restauración.

15. Y LA PREGUNTA

ES… ¿DÓNDE ESTÁESPAÑA?

Tras la invasión musulmana, se planteanvarias hipótesis respecto a los quesignifica España: a) Si Hispania era unamera referencia geográfica, la«verdadera Hispania» sería lamusulmana pues los califatos llegaron aocupar buena parte del territoriopeninsular. Tras la desintegración delreino godo, las realidades políticas quesurgieran posteriormente serían «algonuevo no vinculado con el pasado»; b)En cambio, si Hispania era algo más que

una mera denominación territorial, si eraun sentir y una forma de ser, habríasobrevivido a la invasión musulmana ylos reinos de la Reconquista estaríanrelacionados vitalmente con ella.

En principio hay documentos quepueden avalar ambas hipótesis. AlfonsoI el Batallador (1104-1134) escribe enuno de sus documentos que reina enPamplona, Aragón, Sobrarbe yRibagorza, y cuando en 1126 hace unaexpedición hasta Málaga nos dice quef u e a las tierras de España. Sinembargo, podemos encontrar en laCrónica Mozárabe o Crónica del 754(en latín, Continuatio Hispanica) que se

defiende la continuidad con la idea deEspaña anterior al 711. En muchosdocumentos que se conservan, a partirde los últimos años del siglo XII sedesigna a toda la Península, (esté enpoder de moros o de cristianos, con elnombre de España). Ello parece dar larazón a los que defienden que «España»era una mera referencia territorial y nopolítica.

Sin embargo, para dilucidar si losnuevos reinos hispanos se sentíanvitalmente vinculados con la Españagoda, se hace imprescindible revisar lascrónicas astures. Las primerasdenominaciones de Hispania en el reino

astur las encontramos en el Himno deSantiago, escrito bajo el reinado deMauregato (783-788). En el Himno sereferencia al Apóstol como Patrono deHispania. Respecto a las crónicasastures, destacaremos tres. En primerlugar, encontramos la Crónica deAlfonso III (escrita poco antes del sigloIX), en cuya primera parte se relata elataque de los sarracenos a la costa deSpania. En ella se habla, a veces, deHispaniæ exercitus y, otras, deGothorum gentis exercitus. Este datodesvela que los términos eransinónimos. Sobre todo, señala el expertoAlexander Pierre Brosnisch, «sobrevive

la idea ideológica de España comotierra prometida que reaparece despuésde la pérdida del reino. Esta idea esfuerte en el relato de Covadonga de laCrónica de Alfonso III».Misteriosamente, en la segunda parte dela crónica, desaparece prácticamentetoda referencia a Hispania y es sóloaplicada a la zona dominada por losmusulmanes. Parecería que laconciencia hispánica se va perdiendo.

Un segundo texto es la Crónica deAlbelda (escrita entre 881 y 883) en elque la palabra Hispania reaparece confuerza, por otro lado, se empiezageneralizar su uso en plural: Las

Españas (la denominación en plural deLas Españas sólo había aparecido en elIV Concilio de Toledo). Por últimotenemos un texto compilado mástardíamente (a finales del siglo IX),donde el uso de la denominaciónHispania se recupera y se identifica denuevo con los godos. En resumen, laidea de España parecía destinada asucumbir en cuanto que conceptopolítico y a quedar reducida,paradójicamente, a la tierra ocupada porlos musulmanes. Sin embargo, fuerecuperada desde el reino astur, y desdeahí se fue extendiendo a otrosincipientes reinos que iban surgiendo

durante la reconquista, entre ellos laCorona de Aragón. Ahora, la concienciasurgida ya no era sólo de pertenecer aHispania, sino que habían aparecido LasEspañas.

Breve digresión: El discursopreliminar de la Constitución de1812 reconocía la importanciade la época goda para entenderla esencia de España. Dice así:«Los españoles fueron en tiempode los godos una nación libre eindependiente, formando unmismo y único imperio; losespañoles después de la

restauración [en referencia a laReconquista], aunque fuerontambién libres, estuvierondivididos en diferentes estados[…]». Esto demuestra, ypodríamos aportar miles dedocumentos, quemultisecularmente en España semantuvo la conciencia de launidad goda, como referencia dela unidad patria y nacional. Y deesta conciencia participarontotalmente los catalanes.

16. UN VIAJE EN TREN YUNAS REFLEXIONES

UNAMUNIANAS SOBREESPAÑA Y CATALUÑA

Cuenta en sus memorias el literato JoanPuig Ferrater, el que fuera Diputado deERC durante la II República, y que yamencionamos en la introducción, unviaje en tren en el que coincidió conUnamuno. Éste le espetó por qué noescribía en castellano, a lo cualrespondió de buena fe que no lodominaba suficientemente para ello.Unamuno, con el genio que le

caracterizaba, lanzó una diatriba, querecoge nuestro protagonista: «acabódiciéndome que, por muy catalanes quefuéramos, nosotros éramos íberosromanizados, y teníamos tanto deespañoles como los demás españoles,con todos sus defectos y cualidades, yque aportar nuestro matiz étnico a laliteratura general española comoSéneca, Marcial, Lucano lo habíanaportado a la latina, habría sido un granbien para España; pero más para losmismos catalanes, ahora condenados ala oscuridad, a las limitaciones y a locasero de su particularismo que les atalas alas y no los deja volar alto, les

comprime el pensamiento, y se debatenprisioneros en una jaula, orgullosos,vanidosos, y hasta petulantes porhaberse encerrado en ella, como siBarcelona y Cataluña fueran el ombligodel mundo».

El retrato es perfecto y de unaactualidad que estremece. Unamuno, nose cortaba: «Estáis envenenados de lapolítica que lo corrompe todo; habríaisaportado a la literatura castellana, alpensamiento español, incluso a la lenguacastellana, un matiz más e,importantísimo, un enriquecimiento.España habría ganado en cultura. Alquerer ser un hecho diferencial, un

particularismo, os habéisempequeñecido. Todos juntosconstituimos España y el pensamientoespañol: vascos, gallegos, valencianos,andaluces, asturianos, cántabros y deesta diversidad nace una riquezanacional que halla su unidad en la lenguacastellana […] Vosotros os habéisquerido diferenciar, separar de la lenguacastellana, y en el pecado lleváis lapenitencia, que es vuestra soledad; lalimitación de vuestra cultura, que no esespañola ni catalana, sino un pobreapéndice de la española».

Estas palabras calaron hondo enJoan Puig que, tras los años,

reflexionaba: «Creo que en un momentodado, en la época de Milá y Fontanals[del renacimiento de los estudiosliterarios, pero que nada quería saber depolítica] pudimos incorporarnos a laliteratura castellana. Creo que habríaganado Cataluña y España. No se habríaproducido el catalanismo, literario ni elpolítico. Los catalanes formaríamosparte de la cultura española y, por tanto,de la Europea». No estamos de acuerdo,en parte, con Unamuno, pero algo derazón llevaba. Renegar de las raíceshispanas de Cataluña imposibilita elmenor juicio acertado sobre nuestratierra catalana y sobre España entera.

Pasaremos ahora a esbozar cómo seengendró Cataluña en el seno de LasEspañas, y cómo las teoríasnacionalistas no tienen más sustento queel sentimentalismo o en la vacuidadhistórica.

Capítulo IIDE HISPANIA A LAS

ESPAÑAS

«La revisión de nuestros referenteshistóricos sólo se puede realizar al día

siguiente de la independencia, nuncaantes. Y no se puede hacer antes por la

sencilla razón de que sin referentesdifícilmente habría independencia»

(VÍCTOR ALEXANDRE, Diari El Punt, 5de enero de 2007).

El sueño de un reino hispano-godo sevio frustrado por la invasión musulmana.Ello no quita que una elite visigodaconsiguiera sobrevivir arrinconada enlas montañas, mientras que el ImperioCarolingio presionaba por el norte yconstituía su Marca (frontera)Hispánica. La España goda, que parecíacondenada a desaparecer, renació desdepequeños reductos como el reino astur.El concepto de Hispania, como hemosanalizado en el capítulo anterior,parecía condenado a ser una merareferencia geográfica del territorio

ocupado por los califatos musulmanes.Sin embargo, en las crónicas de lospequeños reinos cristianos empezó ahablarse de Las Españas. Igualmente,las referencias al reino godo semantuvieron, al igual que unavinculación existencial con él. Españano se conquistaba: se reconquistaba.Ello hubiera sido imposible sin el posocristiano de la poblaciónhispanorromana que había conseguidoconvertir a los godos. Las Españas erancualquiera de los reinos cristianos quecon mayor o menor fortuna se ibanconfigurando por la Península Ibérica.La Cataluña condal, integrada en la

Corona de Aragón, será una parte másde esas Españas.

17. «VUESTROSJÓVENES VERÁN

VISIONES Y VUESTROSANCIANOS SOÑARÁN

SUEÑOS»Estas palabras del profeta Joel fueronpronunciadas por san Pedro el día dePentecostés, ante una multitud que creyóen la Buena Nueva. Esta referencia a

visiones y sueños la traemos a colaciónporque no se puede explicar la historiade los pueblos meramente por factoreseconómicos. Sin una idea, sin un espíritufundador, sin un sentimiento depredilección, los grupos sociales no seconvertirían en patrias. El escritorcatalanista Puig y Ferreter, en su exilioen Francia, desechaba lasinterpretaciones marxistas de laHistoria, meramente materialistas, comomecanismo para explicar el devenir delos pueblos. Desde otro punto de vista,pero coincidente, la visiónprovidencialista que tenía san Isidorosobre Hispania (tan criticada por los

materialistas), no dista de la quetuvieron los catalanes durante siglosposteriores. Narciso Feliu de la Peña,en su Fénix de Cataluña, dedicada aproponer la restauración económica deCataluña, relata primero losfundamentos espirituales de Cataluña:«Tuvo su Oriente la fe catalana en lafeliz venida de Santiago el Mayor,que… dejó obispo en Barcelona a sanEterio. Y algunos años después, elApóstol de las gentes, Pablo, en Tortosaa san Rufo, y en Gerona a san Máximo»,y continúa su apología afirmando que lafacilidad con la que se extendió elCristianismo en Cataluña, y que sería:

«Origen fuerte y base segura de suconstante firmeza, continuada en tandilatados siglos… con felices anunciosde perpetuarse [la fe recibida] hasta elfin de los siglos, pronóstico [querealizó] el evangélico predicador sanVicente Ferrer. Esta constancia de la fecatalana ha enriquecido nuestraProvincia con la rica púrpura y carmínsagrado de tantos santos mártires». Ysigue «Esta [Cataluña] dio armas paralas empresas que gloriosos consiguieronen toda la redondez del Orbe contra losenemigos de la Iglesia y su RomanoPontífice».

Y como si Cataluña, junto a España,

estuviera predestinada a cumplir unpapel fundamental en la Cristiandad,Feliu de la Peña relata laspremoniciones que en esta tierra setuvieron sobre el nacimiento delSalvador: «De aquí han procedido losanuncios y premios que ha logrado estaProvidencia en la claridad de la nochebuena de Navidad que, según algunos,fue de tres soles que aparecieron, en eldía del nacimiento de Nuestro Dios ySeñor, en España (que todos losespañoles somos iguales en la firmeza yadelantamientos de la fe católica)pronóstico de la veneración de Españaal soberano misterio de la Santísima

Trinidad, o vaticinio de la venida de lostres apóstoles: san Pedro, san Pablo ySantiago»; o cómo la tierra catalanatembló cuando murió Cristo en la Cruz:«Y no menos en el sentimiento de susmontes, en el día de nuestra Redención,quedando eterna y constante memoria enlas roturas de las Peñas de Montserrat».Es bonito constatar que Feliu de la Peña,no podía concebir un libro de economíapráctica sin antes ensalzar laespiritualidad del pueblo catalán.

Curiosidad: Santo Tomás deAquino, sorprendentemente, enla Suma Teológica (III, q. 36, a.

3, ad 3.) recoge la tradición dela aparición de los tres soles enEspaña, como manifestación delnacimiento de Cristo, diciendo:«Sin embargo, también escreíble que apareciesen señalesdel nacimiento de Cristo en otraspartes del mundo, como sucedióen Roma, donde manó aceite, oen España, donde aparecierontres soles que, poco a poco, seconvirtieron en uno solo». Es laúnica vez que sale la palabraEspaña en la Suma Teológica yprecisamente en referencia a unfenómeno que describe un

catalán.

Para escándalo de los republicanosseparatistas, si se hubieran dignado leerel libro que estamos citando, seencontrarían afirmaciones que lessonrojarían. Feliu de la Peña sigueexponiendo las glorias de Cataluña,entre ellas: «en elegir a sus hijosprimeros, entre los españoles, al gremiode la Iglesia en merecer fundarle elsanto Tribunal de la Inquisición, quesolo pudo proceder de la fe catalana, ensan Raymundo de Peñafort, su primerinquisidor; en ser tan católica, que jamásha permitido herejes, ni heresiarcas».

Por aquellas épocas no existía lacorrección política y la gente escribíalas cosas tal y como las pensaba.

Digresión: El dominicoRaimundo de Peñafort, principalconsejero de Jaime I, introdujola Inquisición en la Corona deAragón con la misión deperseguir a los cátaros. Losúltimos núcleos de cátaros serefugiaron en territorios de lacorona aragonesa. Lérida,Puigcerdá, Prades o Morella seconvirtieron en centros decátaros occitanos. En Morella

vivió el último «perfecto» cátaroconocido: Guillaume Bélibaste.Por tanto, la primeraInquisición, llamada medieval,se instauró tras la publicación en1231 de la bulaExcommunicamus del PapaGregorio IX, que puso enpráctica el catalán SanRaimundo de Peñafort. En elconcilio de Tarragona de 1242se estructuró definitivamente elTribunal de la Inquisición enAragón y reguló sufuncionamiento según un primerreglamento, escrito por el propio

santo y que constituyó un primermanual de inquisidores.También fue catalán, de Gerona,el máximo tratadista inquisitorialde la época: fray NicolásEymerich. «Misteriosamente», lamala fama se la ha llevado laInquisición castellana y muchoshistoriadores consideran alprimer inquisidor a Torquemada(véase, por ejemplo, JoaquínPérez Villanueva y BartoloméEscandell Bonet, Historia de laInquisición en España yAmérica).

Además, sigue De la Peña, Cataluñafue la primera «en admitir sus hijos enprimeros conquistadores y apóstoles delnuevo mundo con Colón». El capítulotambién realiza disquisiciones sobre losprimeros mártires de España, quevertieron su sangre en tierras catalanas,como Santa Eulalia, o la gracia recibidade la aparición de la Virgen para fundarla Orden de los Mercedarios. La obracontinua sobre las gestas de loscatalanes en cuestiones de armas,recurriendo a la épica y sin asomarninguna soberbia nacionalista. Sea o nocreyente, uno no puede menos quereconocer en estas líneas del Fénix de

Cataluña la conciencia de un puebloque se siente fuerte, arraigado en unaprovidencial historia y con un destinoque cumplir. Por el contrario, intentarfundamentar una identidad en el eslogan«Espanya ens roba» (España nos roba),es de una debilidad de espíritu, comomínimo, infantil. Se recomienda a losque hacen alarde de este eslogan quelean al historiador catalanista Ramond’Abadal y de Vinyals, en su escritoPolítica catalana i història deCatalunya (1936), cuando afirma que:«No creemos en la explicaciónmaterialista de la historia. La escuelaque la aplica tiene, como casi todas las

escuelas absolutas, un gran porcentajede error». En todo caso el argumentomaterialista puede funcionar sipreviamente ha existido un cambio en elalma y en la vida espiritual de un puebloque le hayan arrastrado al materialismo.

18. TARRAGONA:NUEVAMENTE PRIMADADE LAS ESPAÑAS Y LAS

PERIPECIAS QUE SESUCEDIERON

En este capítulo no podemos dejar dereferirnos a la cuestión del Primado delas Españas. El título de Primado esantiquísimo en la Iglesia Católica yseñala la primacía de un obispado sobreotros de su entorno. El origen viene dela época de la invasión bizantina (sigloVI), que sufrió el precario Reinovisigodo, y que ya mencionamos en elcapítulo anterior. Cayó la provinciaCarthaginense de la que dependía lasede episcopal de Toledo. La ciudadmesetaria quedó libre de la ocupación yel rey visigodo Gundemaro designódicha ciudad como la metrópoli de todala provincia (610). Ello propició que

Toledo se acabara considerando, defacto, la capital del Reino y es donde secelebraron los ya mentados 18 conciliostoledanos. Con la invasión musulmana,en 711, Toledo quedará bajo dominiomusulmán y en una extraña situaciónjurídica: pues era medio musulmana ymedio cristiana, y algo judía. Con lareconquista de la ciudad, por parte deAlfonso VI, el Papa otorga la bulaCunctis Sanctorum, de 1089, en la quese reconoce a los sucesivos titulares dela diócesis toledana la condición dePrimados de las Españas, recuperandoel papel protagonista que la sedeepiscopal había tenido en época

visigoda. Como tantas otras cuestionesde burocracia y política eclesial, tras surestauración en 1091, dos años despuésde Toledo, Tarragona empezó a usartambién el viejo título de Primada de lasEspañas, «Hispaniarum Primas». Larestauración del episcopadotarraconense fue fundamental, puesmantener el título de Primado de lasEspañas frenaba los planes francos dedominio sobre los condados catalanes ylos aunaba moral y espiritualmente aHispania.

La reconquista no fue fácil y estuvollena de episodios que reseñaremosbrevemente. En el siglo XI, Tarragona

era un territorio fronterizo. Estabasometida al Califato de Córdoba (hastasu desmoronamiento) y posteriormenteal Reino musulmán de Tortosa. Ladecadencia musulmana llevó a queTarragona y sus campos se convirtieranen una zona prácticamente deshabitada yarruinada. En julio de 1089, el papaUrbano II se dirigió al Conde deBarcelona, Berenguer Ramón II elFratricida, como princeps de Cataluña(este título en aquel entonces eragenérico, y no tenía el significado regioactual), así como a los obispos, nobles ybarones catalanes: para queemprendieran una cruzada para la

reconquista y reconstrucción deTarragona y así restaurar la metrópolieclesiástica. Berenguer Ramón IIrespondió sin excesivo entusiasmo, yaque la región era una tierra «de nadie»,abandonada y despoblada, y cuyosanteriores e infructuosos intentos dereconquista habían sido demasiadocaros, al no obtener ningún resultado.Como quien no quiere la cosa, elavispado conde fratricida, en 1090,realizó una solemne «donación de laCiudad y el Campo de Tarragona aDios y al Príncipe de los Apóstoles y suVicario». Con otras palabras, se quitó elmuerto de encima, regalándosela al

Papa. En 1091, el Pontífice Romanoconcedía a la sede episcopal el título dePrimada de las Españas. Sólo había unfallo: la ciudad no había sido aúnconquistada y estaba en manos de losmusulmanes. Este tipo de donaciones(sin coste para el donante), eranfrecuentes en la época, y quedaban muybien delante del Santo Padre. Urbano IIse vio obligado a crear una orden militarde caballeros, sometida a los agustinos,para acabar con la resistenciamusulmana: pero tampoco lo consiguió.

En el año 1116, las tropas catalanasdel conde de Barcelona, RamónBerenguer III, tomaron la ciudad de

Tarragona, culminando el proceso dereconquista de la región. En el año 1118entregaba la ciudad y el campo deTarragona al obispo Oleguer deBarcelona (el que posteriormente seríasan Olegario). En el traspaso al obispode la antigua (e imperial) Tarraco, se ladeclaraba «destruida y desierta, sincultivos ni inquilinos». El antiguoprestigio de Tarragona debía serrestaurado y san Olegario recabó laayuda de los nobles que habían acudidoa la Cruzada desde el norte de Europa.Entregó la ciudad y la región deTarragona a un caballero normando:Robert de Colei, conocido más tarde

como Robert d’Aguiló (versióncatalanizada), en calidad de «Príncipede Tarragona». Este título causó muchosdisgustos, pues algunos lo interpretabancomo título honorífico y otros comotítulo regio. Todo ello coincidió con lallegada de los normandos que susodichocaballero se trajo para ocuparTarragona, y ello creó fricciones conBarcelona, que veía peligrar suprimacía. Finalmente, uno de losobispos de Tarragona, para evitar elpredominio normando, entregó lajurisdicción del «Principado deTarragona» a Ramón Berenguer IV deBarcelona, en 1151.

Es importante tener en cuenta elsiguiente dato que ahora aportaremos:aunque la «cuestión» de Tarragonaparecía un mero problema «catalán» olocal, en realidad no era así. En losfamosos Usatges (usos y costumbres)que los reyes de la Corona de Aragón yposteriormente los monarcas españoles,debían jurar, se establecía que las sedesepiscopales catalanas debían serocupadas sólo por gentes naturales delPrincipado. Pero los propios Usatgesreconocían que había una excepción: lasede de Tarragona, que podía serocupada por cualquier obispo deEspaña. Así se reconocía su vinculación

y primacía sobre los demás obispadosde España. La importancia del Primadode las Españas que representabaTarragona es fundamental para entenderel sentido hispano de la Corona deAragón y de Cataluña, de la que formabaparte. Pedro II el Católico renovó lainfeudación o vasallaje de Aragón alPapa (al igual que ya hicieran tiempoatrás Sancho Ramírez y Pedro I), con sucoronación por el Papa Inocencio III enel monasterio de San Pancracio deRoma, en noviembre de 1204. Fue elprimer monarca del reino que fuecoronado y ungido. A partir de él y porconcesión de la Santa Sede (en bula

dictada el 6 de junio de 1205), losmonarcas aragoneses (muchos de elloscondes de Barcelona) serían coronadosen la Seo de Zaragoza, de manos delarzobispo de Tarragona, Primado de lasEspañas. Por eso es absurdo pensar quelos Condes de Barcelona eran reyes deCataluña. En todo caso eran Reyes deAragón y Condes de Barcelona (pormucho que residieran en Barcelona yhablaran catalán).

Digresión histórico-política:La primacía toledana, como latarraconense, fueron tanaceptadas como discutidas.

Incluso la sede de Braga, antiguacapital del reino suevo,reclamaba el mismo título dePrimada de las Españas, en elrecién creado reino de Portugal.Los obispos de las tres sedesreclamaban a Roma que sedecidiera pero, por ejemplo, elPapa Honorio III dejó la cuestiónsin resolver (bula de 19 de enerode 1218). Los conflictos deprelación llegaron a estarpresentes incluso en el Conciliode Trento, causando problemasprotocolarios. Hoy por hoy,Roma reconoce a las tres sedes

el derecho de ostentar ese título.Desde un punto de vistajacobino, centralista y moderno,esto parecería una locura y uncaos. Sin embargo, nosotrosvemos todo lo contrario. Este líono es más que una manifestacióndel sentir de las Españas en losdiferentes pueblos hispanos, quetenían como un timbre de honorpoder ostentar ese título, fuerancastellanos, catalanes oportugueses.

19. LA MARCAHISPÁNICA: UN ARMA

DE DOBLE FILO

La antigua denominación de MarcaHispánica (habitualmente referida a lapre-Cataluña) pone nerviosos a losnacionalistas, pues parece contradecirsus tesis. Pero no siempre fue así.Fueron muchos los historiadorescatalanistas, como Ramón d’Abadal, queinsistieron en preservar ese nombre. Apesar de que la denominación sonaba areivindicación hispanista, para estosautores tener un «nombre» ya indicaba

ser «unidad administrativa autónoma»del Imperio Carolingio. Por tanto, laexistencia de la Marca sería una pruebade la pre-existencia de una «nacióncatalana». Sin embargo, en ladocumentación oficial carolingia sóloencontramos ese nombre entre 821 y850: y siempre entendida como mera«frontera de España», carente dereconocimiento como una estructuraadministrativa carolingia.

Otro error de los historiadoresnacionalistas es que aplicaron el nombreMarca Hispánica sólo a la partecatalana de ésta, pues en verdad, laMarca fue un territorio que comprendía

toda la frontera político-militar delImperio Carolingio con Al-Ándalus, alsur de los Pirineos. Por tanto, iba desdelas actuales Vascongadas hastaBarcelona. Estaba organizada en casiuna veintena de condados, de los cualessólo unos cuantos serían parte de losfuturos condados catalanes. Al igual queel Califato de Córdoba se fuedesintegrando en taifas que llevarían asu posterior destrucción, con el tiempo,la Marca también se fue dividiendo. Porel lado oriental de los Pirineos emergióel Reino de Navarra, que acabaríaengendrando la Corona de Aragón; y porel occidental surgirían un conjunto de

micro condados, que acabaríanliderados por los Condes de Barcelona,allá por el siglo XI.

La denominación Marca Hispánicacayó rápidamente en el olvido, pero fuerecuperada siglos más tarde por Pierrede Marca (1594-1662) en su obraMarca hispanica sive limes hispanicus.Esta obra tenía una clara intenciónpolítica: justificar la anexión deCataluña al Reino de Francia. Por tanto,había que crear la ilusión de queCataluña, en tiempos del ImperioCarolingio, ya era una unidad políticaautónoma que Francia había respetado yseguiría respetando en el futuro (una vez

arrebatada a España). Recordemos queen 1640, Pablo Claris había entregadoCataluña al Rey de Francia y que, desdeentonces, durante décadas, ésta fueteatro de operaciones militares entreambos reinos. Las invasiones fueronconstantes y los intentos de convencer alos catalanes de que traicionaran aEspaña produjeron constantes campañaspropagandísticas, como la obramencionada. Casi cuatro siglos despuéslos nacionalistas tomaron prestado elargumento propagandístico francés.

José Antonio Maravall, al respecto,afirma que: «desde el momento en quePierre de la Marca, y tras él los

benedictinos historiadores delLanguedoc, de Vich y Vaissete,escribieron en toda oración con un parde mayúsculas las palabras MarcaHispánica, se fue creando en loshistoriadores posteriores el hábito deaceptar la visión de la pretendida MarcaHispánica como si fuese undepartamento organizado de un Estadoadministrativo de nuestros días… MarcaHispánica no es, consiguiente, unnombre de país, menos aún el nombre deuna región constituida como una partedel Reino franco». Esta reflexión lleva aplantearnos de dónde surgió Cataluña; ysi alguna vez, en esos tiempos, fue

independiente.

20. ¿HUBOINDEPENDENCIA

ALGUNA VEZ? ¿SOMOSMILENARIOS?

Los condados francos a este lado de losPirineos se fueron constituyendo desdeel de Ausona en 788, hasta el de Pallars,en 916 pasando por el de Barcelona, en820. La palabra conde, comites en latín,

significa amigo o asociado. Loscondados, en un principio, fuerontotalmente independientes entre sí. Lamayoría de los condes eran visigodos yno francos. Esta distinción esfundamental para entender posterioresacontecimientos y porque, además en lamayoría de condados se mantenía elrecuerdo de la vieja unidad hispano-goda y el deseo de restaurarla. El Condede Barcelona Borrell II (954-992), queya había sometido el resto de loscondados a su señorío, se casó con lahija de Raymundus, Conde de Avernia, ya su hijo le pusieron el nombre delabuelo. Así es como entró en España el

nombre Raimón, tan querido por loscatalanes; aunque, en realidad, eratotalmente foráneo. ¿Cuándo loscondados pre-catalanes empezaron asepararse del Imperio de Carlomagno?Los historiadores catalanistas insisten ypersisten en que fue con Guifredo elVelloso (al que algunas leyendas leatribuían también, erróneamente, elorigen de la bandera catalana). Sinembargo, de este personaje pocosabemos, sólo que fue el primer señorfeudal de la pre-Cataluña, puestransmitió hereditariamente susdominios a su hijo, cosa que,anteriormente, no era así, ya que los

territorios alodiales (tierras con las quese premiaban a líderes guerreros deconfianza del Rey) no se transmitíanfamiliarmente.

Paradoja: los nacionalistasrepublicanos, que reivindican lafigura de Guifredo el Vellosocomo el abanderado de laindependencia catalana frente aCarlomagno, deben asumir queél inició el tan denostadofeudalismo en Cataluña, a modode una dinastía familiar. Si loscondados no hubieran acabadoheredándose familiarmente, la

historia de Cataluña hubiera sidootra totalmente diferente. Así,paradójicamente, gracias alcarácter feudal que adquirieronlos condados y a la institución dela monarquía, hoy losrepublicanos pueden reivindicaruna «nación».

La leyenda sobre Guifredo es bonitay tardía, pero carente de fuentes. Ramónd’Abadal, recordemos su condición decatalanista, en sus Anales sobre losprimeros condes catalanes, sentenciacon toda sinceridad: «el nacimiento dela soberanía nacional por Guifredo el

Velloso es una fantasía ligada aconcepciones políticas modernas…Nadie podrá decir nunca cuándo nacióCataluña». Esta es la mayor verdad quehemos oído de boca de un catalanista.

Asombrosas mentiras de laGeneralidad de Cataluña: Lahistoriografía romántica enCataluña sigue pesando, tras másde 150 años desde su aparición.Si uno accede a la página webde la actual Generalidad deCataluña, puede encontrar textosde este estilo: «Historia yleyenda confluyen en el

nacimiento de Cataluña, ya queel origen entronca con unpersonaje real, adornado concaracterísticas épicas: Guifredoel Velloso. A este noble dereconocido valor en la batalla sevincula la tradición delnacimiento de las cuatro barras,marcadas con sus dedos y supropia sangre encima de suescudo dorado. A su muerte, enel año 897, fue el primer condeque traspasó hereditariamentesus posesiones a la MarcaHispánica, se desligó de losreyes francos y dio así origen a

la casa condal de Barcelona […]El linaje de Guifredo el Vellosofue el embrión de la corona deAragón, al unir su destino alreino aragonés en virtud de losproblemas dinásticos que sufríaesta monarquía». Resumiendo:gracias a un conde del que casinada sabemos, surgió el embriónde la Corona de Aragón. Cuandotodo el mundo debería saber quela Corona de Aragón surge delReino de Navarra. Gracias a lapotencia «seminal» de losCondes de Barcelona seconstituyó la Corona de Aragón.

Increíble interpretación;increíble que aparezca en unapágina oficial de la Generalidad;increíble que se pueda mentircon tanta impunidad.

A pesar de esta mitificación, poco apoco, los historiadores catalanistas vanabandonado la visión romántica que setenía de Guifredo el Velloso yreconocen que sería más «acertado»proponer al Conde Borrell II (927—992) como factótum de la«independencia de Cataluña». Esinnegable que Borrell II tuvo unapersonalidad muy peculiar; pero todavía

es prematuro hablar de Cataluña,simplemente porque aún faltarían dossiglos para que apareciera la palabra«Cataluña». Borrell II fue Conde deBarcelona, Gerona, Osona y Urgel. Eneste personaje parece que la «historianacionalista» ya cuadra mejor, pueshabía conseguido unificar en su personavarios condados. Además, ciertamente,se fue alejando de la influencia franca.Sin embargo, la historia no es tanidílica.

Borrel II, para desvincularse deldesmoronado Imperio Carolingio, se fueacercando a la corte del Califato deCórdoba. Era consciente de que sus

señoríos eran demasiado pequeñoscomo para constituir una «unidadindependiente» que no acabara sometidaa los vaivenes e intereses de un cuerpopolítico superior. Entre 950 y 966, envióembajadas a Córdoba para firmartratados de amistad y paz con el moro.Sin embargo, como reconoce Ramónd’Abadal, otras delegaciones ya fueronde clara sumisión: «si las dos primerasdelegaciones de Borrell a Córdoba, lasde 950 y 966, pueden no representar másque unos tratados de paz y amistad, esevidente que las dos últimas, las de 971y 974 tuvieron un alcance jurídicomucho más preciso, supusieron por parte

del Conde Borrell el establecimiento deun vasallaje hacia Alhaquem». Ironíasde la historia, el «independentista»Borrell simplemente fue un traidor a loscarolingios que se entregó al califato deCórdoba.

Pero la historia siempre es cruel. En976 murió Alhaquem II y Almanzor tomóel poder en el Califato. Inicióexpediciones contra el reino de León yel condado de Castilla. En 985 suexpedición se dirigió contra laBarcelona de Borrell. La ciudad fuesaqueada, incendiada y destruida, y lamayoría de habitantes asesinados ocautivos. Borrell, espantado, inició una

política de acercamiento yreconciliación con los reyes francos.Hugo Capeto exigió del díscolo condeque, una vez las tropas francas hubieranllegado a Aquitania, acudiera élpersonalmente a rendir fidelidad y aguiar el ejército. Sin embargo, Borrellno acudió. Bien, bien, nadie sabe porqué: algunos apuntan a que Hugo Capetohubo de marchar a solucionar conflictoscon otras fronteras; otros que, viendoBorrell alejado el peligro de losmusulmanes, decidió enrocarse y noacudir a la cita. De ahí vendría lapretendida «independencia deCataluña». En realidad lo que hizo

Borrell —mal que les pese a los«demócratas» de ERC— fue mantenerun sistema feudal a costa de undecadente imperio carolingio.

Lo peor del caso es que fueron loseclesiásticos catalanes actuales los queresucitaron esta idea de laindependencia borrelliana. En una cartapastoral del 27 de diciembre de 1985,titulada Raíces cristianas de Cataluña,fruto de un estéril Concilio o Sínodo deobispos catalanes, se podía leer: «Yahace mil años que Cataluña, nacidapolíticamente del tronco europeocarolingio y proyectada a partir de laMarca Hispánica, se desprendía de toda

sumisión ultra pirenaica e iniciaba supropio camino a través de la Historia…los obispos de la Iglesia de Cataluñadamos fe de la realidad nacional deCataluña». Esta pastoral fue suficientepara que una entonces minúscula ERCsolicitara la creación de una comisiónpara la conmemoración del milenario deCataluña. Es triste pensar que, en 1936,ERC fuera connivente y copartícipe delasesinato de miles de clérigos catalanes.Cincuenta años después, el catalanismoclerical lo agradecía, regalándolesmunición ideológica.

21. EL MITO DEL ABADOLIBA Y DE LADEMOCRACIA

MEDIEVAL

El eclesiástico catalanista Carles Cardó(1884-1958), imbuido de romanticismo,interpretaba así la historia eclesialcatalana y el papel del catolicismocatalanista: «retornar a la ingenuidadmedieval, iluminada por la ciencia y laexperiencia adquirida, e intentarreencontrar lo que sería aquellademocracia cristiana que en la EdadMedia se estaba gestando, y que el

Renacimiento y la Reformainterrumpieron». Creer que de la EdadMedia se hubiera derivado«naturalmente» una DemocraciaCristiana al estilo moderno (si no llega aser por el Renacimiento y la Reforma)es como mínimo una «boutade»intelectual, por no decir una estulticiahistórica (más cuando este eclesiásticoera muy culto). Pero el catalanismohabía cegado a muchas inteligencias,incluyendo a la de privilegiadossacerdotes. Ello no podía menos queinfluir en la versión de la historia queiban propagando los voceroscatalanistas.

El 24 de octubre de 1971, conmotivo del estreno del Himno de lasNaciones Unidas, compuesto por PauCasals, él mismo interpretó el famosoCant dels Ocells al violoncelo. Tras elacto, y para deleite de los catalanistas,que en España estaban desesperadosporque no había forma de que Franco semuriera, declaró ante los periodistas enun inglés algo macarrónico: «I amCatalan» y siguió (traducimos)«Cataluña es hoy una región de España,pero ¿qué ha sido Cataluña? Cataluña hasido la nación más grande del mundo.Yo os explicaré por qué. Cataluña tuvoel primer Parlamento, mucho antes que

Inglaterra. Cataluña tuvo las primerasNaciones Unidas. En el siglo XI todaslas autoridades de Cataluña se reunieronen una ciudad de Francia —entoncesCataluña— para hablar de paz, en elsiglo XI… paz en el mundo y contra lasguerras, la inhumanidad de las guerras…esto es Cataluña».

Evidentemente los periodistas nodebieron de entender nada, pues ademásestas palabras las soltaba rápidamente ynervioso. Por ser precisos, en primerlugar hay que decir que en el siglo XIaún no había aparecido la palabraCataluña, ni por tanto la conciencia deser catalán. En segundo lugar, Pau

Casals se estaba refiriendo a lasAsambleas de Paz y Tregua quepromovió el Abad Oliba (971-1046),que muchos consideran el padreespiritual de la pre-Cataluña.Ciertamente Oliba fue el organizador delas Asambleas de Paz y Tregua (Pau iTreva) que reunieron a señores feudalespara «humanizar» las guerras yviolencias intestinas de la época.Pongámonos en situación. El poder realcarolingio se había desmoronado. Losseñores feudales campaban a sus anchas.El desorden social, las guerras entrenobles, los robos, abusos, asesinatos,estaban al orden del día. La

desintegración social era más queevidente.

Nuestro Abad consiguió reunir en1027 una Asamblea de «La paz deDios» en Toulouse (cerca de Perpiñán).De ella salieron compromisos como noguerrear el domingo, o bien considerarlas iglesias territorio sagrado y conderecho de acogida. La historiografíacatalanista, de la que había mamado PauCasals, insistió siempre en el hechodiferencial de Cataluña, al ser estasasambleas un precedente delparlamentarismo y, por tanto, de lademocracia. Sin embargo esta visiónidealizada tiene sus fallos: en primer

lugar, comparar el parlamentarismomedieval con el moderno; en segundolugar, el Abad Oliba no inventó nadaque no se supiera: las «Asambleas dePaz de Dios» se habían iniciado en elsur de Francia cuarenta años antes deque Oliba convocase la suya. Él, y todoel mundo, ya las conocía; lo cual noresta mérito al conseguir convocarlas.Las Asambleas de Paz y Treguaciertamente, fueron precedentes de losfuturos parlamentos, pero propiamenteno fueron parlamentos.

Digresión sobre el mito PauCasals: un juicio bastante

contundente sobre Pau Casals yel catalanismo lo realiza JoanPuig Ferreter en sus memorias.Recrimina que el catalanismo lequisiera convertir en un símbolode lucha. Sentencia: «¿Y quédiremos del primitivismoidolátrico que tantos catalanestienen sobre Pau Casals, unnuevo símbolo, un nuevo héroe,un profeta de la libertad de lapatria, un nuevo Ghandi, acaso elhecho de que no quiere tocar elvioloncelo por el mundo haquitado al dictador Franco delPoder? Francamente, esto se nos

aparece como un signo denuestra incapacidad y puerilidadpatriótica y cultural».

22. LAS CORTESMEDIEVALES NO SE

INICIARON ENCATALUÑA…

La soberbia nacionalista ha llevado aplantear a Cataluña casi (o sin el casi)como el primer pueblo «democrático»de la historia. Las Cortes medievales

aragonesas, sin embargo, fueron mástardías que las castellanas. En Europahubo unos asomos de asambleas, comolas que ya hemos referido antes. Tras lainvasión normanda, por ejemplo, losmonarcas ingleses posteriores a 1066constituyeron consejos, formados por lanobleza y los miembros del clero dequienes recibían consejo yconsentimiento en cuestiones de Estado.Aunque antes, en el siglo X, en el reinode León se encuentran algunasasambleas parecidas, durante el reinadode Ramiro II (931-950). A lo largo delsiglo XI se celebran en León asambleasextraordinarias del «Palatium» regio, si

bien en el Concilio de Coyanza, de1055, y en el de Compostela, del añosiguiente, predomina el carácter dereuniones eclesiásticas.

Sin embargo, en un sentido máspreciso, debemos considerar que lasCortes medievales se constituyen cuandoes convocado el tercer estado, esto es,el pueblo en sus representantesespecialmente municipales ycorporativos. En este sentido, la primeraconvocatoria de Cortes de las que setiene constancia escrita es la efectuadapor Alfonso IX de León en 1188, a laque también acuden los «boni homines»;y a la que, más tarde, se sumarían

nuevas asambleas en 1202 y 1208.

Digresión: Si determinarcuándo aparecen las primerasCortes no es tan fácil comoparece, imaginémonos cómoponer fecha al nacimiento de unanación en aquellas épocas.Algunos objetan que los «bonihomines» no representan a losciudadanos, sino a hombres queocupaban cargos especiales.Para Sánchez Albornoz es en lacuria celebrada en Benavente en1202, cuando se puede empezara hablar de Cortes, «en cuanto

asamblea en la que la decisiónregia por la que se toma elderecho a devaluar el valor de lamoneda solo sea posiblevendiendo tal derecho a cambiode la satisfacción de un tributo».Incluso algunos discuten si en1160 ya hubo Cortes en Castilla.

Sea como sea, la «despótica»Castilla y León (en boca de tantos ytantos historiadores y pensadorescatalanistas) tuvo antes sus Cortes que laCorona de Aragón y, en ello, ambosreinos antecedieron a Europa. Lo másparecido en Francia son los Estados

Generales, y fueron creados en 1302 porFelipe IV. La disputa por la primacía«democrática» de la Corona de Aragónsobre Castilla nos parece anacrónica yfuera de contexto por prejuiciosrománticos e ideológicos. Un juristavasco, profesor universitario deDerecho, Jon Arrieta Alberdi, advierteque hay que superar esta visiónromántica, propagada por lahistoriografía catalanista: «Creo […]que actualmente se empieza a superar latendencia a considerar las Cortes deCastilla y las de los reinos de la Coronade Aragón tomando a las primeras comopropias de una monarquía autoritaria,

fuerte, no pactista, con capacidad parainstaurar la justicia pasando por encimade los intereses de los brazos; y a lassegundas, las Cortes de los reinos de laCorona de Aragón, dotadas de loscaracteres contrarios». El estereotipo deuna Castilla autoritaria, y el de unaCataluña o Aragón democráticos, debeacabar de una vez.

Sin querer entrar en una infantildiscusión de «quien fue primero»,coincidiendo con la institución históricadel Reino de Aragón en 1188, se tieneconstancia de una reunión pública de laCorte en Huesca y de otra en 1208. Elpueblo estaría presente, pero no queda

clara su función en la asamblea. Será enlas Cortes de Monzón, en 1217, dondeclaramente la presencia de ciudadanos yburgueses tiene una función, y en estesentido ya podemos hablar de Cortesmedievales, aunque algo más tardías queen León. La consolidación de lainstitución parlamentaria en la Coronade Aragón se refleja en las 14 veces,entre 1289 y 1585, en las que fueronconvocadas las Cortes de Monzón(ciudad equidistante entre Zaragoza yBarcelona). Lo que no tiene sentido esque, para adelantarse, algunoshistoriadores catalanes propongan como«Primeras Cortes catalanas» la

Asamblea de Paz y Tregua celebrada elaño 1192, año en el que el brazopopular participa por primera vez. Elloes absurdo, porque Cataluña no era unreino. Sí es cierto que bajo el reinado dePedro II (para los historiadorescatalanistas es Pedro III) el Grande(1276-1285), en las Cortes celebradasen Barcelona en 1283, el rey se obligabaa celebrar anualmente General Cort(Corte General), con la participaciónrepresentativa de la época, para tratardel buen estado y la reforma de suheredad. El rey establecía: «si nós i elssuccessors nostres volem fer algunaconstitució o estatut a Catalunya, els

sotmetrem a l’aprovació i consentimentdels Prelats, dels Barons, dels Cavallersi dels ciutadans…» («si nos y nuestrossucesores queremos hacer algunaconstitución o estatuto en Cataluña, lossometeremos a la aprobación yconsentimiento de los Prelados, losBarones, los Caballeros y losciudadanos…»). Así, adoptaron formainstitucional las Cortes RealesCatalanas, pero no como un acto de«independencia», sino como un lógicodesarrollo progresivo institucionaldentro de la Corona de Aragón.

23. …Y LAGENERALIDAD

TAMPOCO

Es común la confusión entre laGeneralidad (en su versión actual comogobierno autónomo de Cataluña) con suverdadero origen medieval en cuantoque una mera «agencia tributaria». Pormucho que les duela a los nacionalistas,la Generalidad tuvo su origen en lasCortes de Monzón, en 1289, aldesignarse una Diputació del General,comisión temporal para recaudar elservicio o tributo que los estamentos

concedían al Rey a petición suya. Perolos libros de Historia de los colegioscatalanes enseñan que la Generalidad sefundó en las Cortes de Cervera, en 1359(otro misterio a resolver). Se deja caeren los temarios que ya era un gobiernocatalán y se olvidan de especificar porqué fueron convocadas por Pedro IV, elCeremonioso. En el siguiente epígrafeaclararemos el enigma. En Cervera seacordó que las Cortes designarían docediputados, con atribuciones ejecutivasen materia fiscal, y unos oïdors decomptes (auditores de cuentas) quecontrolarían la Administración bajo laautoridad del que ha sido considerado

primer Presidente de la Gene-ralidad,Berenguer de Cruïlles (que, paraoprobio de los republicanos laicistas,era el obispo de Gerona).

Nuevamente en las Cortes deMonzón de 1362-1363 se creó elimpuesto llamado generalitats(generalidades), que era un tributopermanente que garantizaba unosingresos propios y una continuidad a laDiputación del General, integradadesde entonces por tres diputados. Enlas Cortes de Barcelona-Lleida-Tortosa(de 1364 a 1365), se acabó deconsolidar la institución: las Cortesemitieron deuda pública que debía ser

administrada por la Diputación delGeneral o Generalidad con carácterpermanente. En estas mismas Cortes seasignó la residencia de este organismoen Barcelona. Pero, a pesar de lo quedesearían los nacionalistas, sería uncastellano, un Trastámara —Fernando I,Rey de Aragón por el Compromiso deCaspe—, el que, en 1413, diera a laGeneralidad una forma legal definitiva,convirtiéndose en un organismo degobierno; casi desvinculado de lasCortes, autónomo en la designación desus componentes, y con funciones parahacer observar el sistema constitucionalde la Confederación. Como ya

escribimos en Historias ocultadas delnacionalismo catalán, gracias a esteTrastámara castellano, Cataluña pudocontar con un órgano casi autónomo degobierno.

24. DEMASIADOSPEDROS: LA GUERRA DE

LOS PEDROS Y ELORÍGEN DE LAGENERALIDAD

Para un historiador novel adentrarse enlas genealogías de los reyes de Aragónpuede resultar algo más que confuso. Laculpa la tienen los historiadorescatalanistas, que se empeñan en numerarlos Condes de Barcelona, que a su vezeran Reyes de Aragón, con unanumeración propia: como si tambiénfueran «reyes catalanes». Por eso, aPedro IV el Ceremonioso le llamanPedro III; y el pobre historiador novatolo confunde con Pedro III el Grande; yasí ya hemos montado el lío. Si, paracolmo, aparece un rey castellanollamado también Pedro, como Pedro I elCruel, el riesgo de equivocación es

mayúsculo.Serán precisamente estos dos Pedros

(el Ceremonioso IV de Aragón y elCruel I de Castilla), los causantes de larecreación de la Generalidad en Cer-vera, con motivo de la denominada«Guerra de los dos Pedros», entreCastilla y Aragón. Un historiadorcatalanista, que no merece ni siquieraque reseñemos su nombre, nos da lahabitual versión victimista de la guerra:«En el año, Castilla le hacía la guerra aCataluña. Otra vez. En la Guerradenominada de los dos Pedros. Aquellosaños eran frecuentes las Cortes ya queen nuestro país, en nuestra Cataluña, las

decisiones las tomaban las Cortes. ElRey, Pedro III, no podía decidir solo ymucho menos crear impuestos parafinanciar la guerra. Lo había deproponer a las Cortes y las cortesdecidían si concederlo o no, en funciónde los intereses de la nación, no sólo delRey».

Aclaraciones necesariasfrente a la manipulación: Sianalizamos esta interpretación,veremos una clásicamanipulación a base de sutilezas,lindezas y malas intenciones. Ahínuestro comentario: a) En el

texto se deja caer que Castillatenía como hobby hacerle laGuerra a Cataluña y, por tanto,siempre era la culpable de lasagresiones. En realidad fue unconflicto con la Corona deAragón, y era muy habitual entrelos reinos hispánicos; b) El Reyera Pedro IV el Ceremonioso:eso de Pere III está sacado de lamanga para que parezca un reycatalán, en vez de un rey deAragón; c) Sutilmente se dejaentrever que la «nación»catalana era tan democrática queel Rey no podía hacer nada sin

las Cortes. En cambio Castilladebía de ser muy mala yantidemocrática y, susgobernantes, unos autócratas.

Expliquemos ahora la verdaderacausa del conflicto que diera lugar a lareforma de la Generalidad en lacelebración de las Cortes de Cervera.En realidad, la culpa fue de la Coronade Aragón. Pedro IV, de por sí, eraculto, pero impetuoso, y la guerra centrótodo su reinado. No es de extrañar quefinalmente entrara en roces con loscastellanos. En 1356 un ridículo sucesocausó el conflicto que nos concierne.

Una nave aragonesa, al mando deFrancesc de Perellós, saqueó enSanlúcar dos galeras genovesas ante lapresencia del rey castellano, Pedro I, elCruel, que casualmente estaba allípescando atunes. El rey castellanoexigió una reparación y Perellós,impasible, cargó la mitad del botín y elresto lo arrojó al mar ante las mismasnarices reales. El incidente de Sanlúcarfue una provocación consciente, yescondía la intención del rey de Aragón(contra las tesis victimistas catalanistas)de obtener la hegemonía en la Península,y colocar en el trono a Enrique deTrastámara, el hermano bastardo del rey

castellano. En resumen: Pedro IV, rey deAragón, conspiraba para deponer aPedro el Cruel y colocar en su lugar aEnrique el Trastámara. Un poco másadelante reflexionaremos sobre laparadoja histórica que provocó estapolítica. Ahora continuemos la historiade la Generalidad.

Dominado por sus delirios degrandeza, en lo que Pedro IV no reparóes que estaba sin blanca para una guerrade ese calibre. El 8 de abril de 1359,perdón por la expresión tan catalana,debió «cagarse en las calces» cuandovio aparecer frente a la bocana delpuerto de Barcelona la impresionante

flota que había reunido Castilla. Paramantener la guerra no había otrasolución que convocar Cortes para pedirdinero. Por mucho que se afirme que«Espanya ens roba», aún se debeexplicar por qué el Rey aragonés reuniódurante su reinado hasta 26 veces a lasCortes con el fin de solicitar dinero asus súbditos. Pero la de 1359 no fue unaconvocatoria más. Nunca llegó el reymás necesitado, y nunca sus súbditosmás reacios a pagar. A regañadientes,las Cortes aceptaron concederle eldinero solicitado, pero sólo a condiciónde que lo administrara una comisióncompuesta por 12 miembros que gozaran

de inmunidad: cuatro por cada uno delos tres estados. Así nacía laGeneralidad (la de Cervera). La ordenexplícita de quemar los documentos altérmino de su mandato demuestra queesta institución no fue concebida en suorigen como una institución permanentey, por lo tanto, no era una instituciónpolítica, sino meramente tributaria.

25. CUANDO ARAGÓNQUERÍA DOMINARCASTILLA Y LAS

IRONÍAS DE LAHISTORIA

La historia es cruel, que se lo digan aPedro e l cruel. El Rey castellano habíainiciado una respuesta beligerante contralas injerencias de Aragón. Pero lahabilidad de Pedro el Ceremonioso (elaragonés) y los privilegios concedidos ala Generalidad, que le reportaronbuenos dineros, le permitieronsobrevivir al conflicto. Pedro IV (quefue más cruel que el castellano Pedro elCruel) fue denominado por susenemigos «Nerón», y a él mismo le

gustaba compararse con el «ReyDavid». El aragonés conspiró hasta lasaciedad contra el castellano. La formamás efectiva, como ya dijimos másarriba, fue promocionando al que seríael primer Trastámara, el futuro EnriqueII, hermanastro de Pedro el Cruel.Enrique y sus hombres pasaron a militaren las filas de Pedro IV de Aragón. Lesecundó en todas sus conspiracioneshasta que finalmente el rey castellanomurió asesinado y se alzó en el trono deCastilla el primer Trastámara. Lo queparecía un triunfo de Aragón sobreCastilla y la posibilidad de que lahegemonía peninsular basculara hacia

Barcelona, acabó produciendo el efectocontrario.

En primer lugar, la Guerra de losdos Pedros desgastó totalmente a laCorona de Aragón que inició unaterrible decadencia (acompañada de lasfamosas pestes). En segundo lugar,Enrique II no cumplió sus compromisospor la ayuda prestada y nunca entrególas tierras peninsulares que le habíaprometido al Rey de Aragón. Paracolmo se mostró un gobernante hábil yrecuperó a Castilla de su crisis interna.Y, por último, y aquí viene la granironía de la historia, fue fundador de unadinastía que acabaría gobernando la

Corona de Aragón tras el compromisode Caspe. La introducción de losTrastámara en Aragón, en 1412, fuellorada hasta la saciedad por loshistoriadores románticos del XIX. Peroninguno de ellos nos recuerda que losTrastámara llegaron hasta dondellegaron gracias a las intrigas delaragonés Pedro IV.

26. CONDES«XARNEGOS» YADHESIONES A

CASTILLA

Considerar la entrada de los Trastámaraen la Corona de Aragón como casi una«contaminación» es propia de unpensamiento crípticamente racial. Noobstante tenemos varios casos en los quelos Condes de Barcelona se unieronmatrimonialmente con casas reinantescastellanas, derivándose descendencia«xarnega» que ahora se nos oculta. Sí,por las venas de nuestros veneradosCondes, corría sangre castellana.

Berenguer Ramón I, conde deBarcelona (1005-1035), apodado elcuervo (posiblemente el verdadero

apodo era el curvo, por jorobado), en elaño 1021 se casó con Sancha, hija deSancho García, conde de Castilla (poraquél entonces Castilla era aún uncondado del Reino de León), con la quetuvo dos hijos: Ramón Berenguer I(1023) y Sancho (en honor al abuelocastellano). Así, la sangre castellanaempezaba a fluir por la casa condalbarcelonesa. Pero este no fue el únicocaso. Ramón Berenguer III, el Grande,Conde de Barcelona de 1082 a 1131,casó a su hija Berenguela con el reyAlfonso VII de Castilla. Éste era hijo dedoña Urraca y el 26 de mayo de 1135 sehizo coronar en la Catedral de León

c o m o Imperator totius Hispaniæ(Emperador de toda España). En dichaceremonia recibirá el homenaje, entreotros, de su cuñado Ramón IV, Conde deBarcelona, de su primo el rey GarcíaRamírez de Navarra, y del condeErmengol VI de Urgel. Es significativala presencia «catalana» en estacoronación, reconociendo la primacíaespañola del Rey de Castilla. De sumatrimonio con la catalana Berenguelanacieron siete hijos, dos de ellos seránreyes: Sancho III (Castilla) y FernandoII (León).

Por las venas de la dinastíacastellana corrió sangre catalana y

viceversa. Pedro II de Aragón, elCatólico (1178-1213), venerado por loscatalanistas por su absurda muerte enMuret (Francia) luchando contra Simonde Montfort (hecho que explicaremosmás adelante), era hijo de Alfonso II elCasto de Aragón y Sancha de Castilla.La hija de Jaime I, Violante de Aragón,se casó con Alfonso X de Castilla. Elpropio Jaime I se había casado enprimeras nupcias con Leonor deCastilla.

La relación entre los Condes deBarcelona y los Reyes de Castilla eramás intensa de lo que imaginamos.Cuando falleció Ramón Berenguer I, el

Viejo, conocido por recopilar elsusatges o costumbres o leyes catalanas,le sucedieron sus dos hijos, que co-gobernaron el Condado de Barcelona.Por las tonterías de la vida uno sellamaba Ramón Berenguer II y el otroBerenguer Ramón II (muy graciosos lospadres). Los hermanos se llevaron fatalhasta que Berenguer Ramón liquidó a suhermano y se ganó el justo apodo de elfraticida. Los nobles catalanes leobligaron a someterse a juicio ante elRey de Castilla. Como señala Vaca deOsma: «Este episodio prueba la intensaconexión familiar entre los Condes deBarcelona y la nobleza de sus

homónimos de Castilla». Más aún,demuestra la ascendencia de los reyescastellanos sobre los Condes deBarcelona.

27. ¡ARAGÓN,ARAGÓN!

Pese a quien le pese, Cataluña no tuvomás entidad política durante la EdadMedia que el ser una casa condal unidamatrimonialmente a la Corona deAragón. Bien es cierto que hubo reyes

catalanes (nacidos en Cataluña) de laCorona de Aragón, pero nuncaexistieron «reyes de Cataluña». La uniónde la casa condal con la Corona, seprodujo cuando el 13 de noviembre de1137, Ramiro II, el Monje, rey deAragón, depositó en su yerno, RamónBerenguer IV, el reino en cuanto queregente, pero no el título de rey, que sereservó para él mismo. Ramiro habíacasado a Berenguer con Petronila (queaún era una niña de 15 años), quienheredó la corona, tomando el título deReina de Aragón (que posteriormentepasó al hijo de ambos: Alfonso II).Berenguer se tituló siempre Conde de

Barcelona, Príncipe de Aragón,Marqués de Tortosa y Duque de Lérida.Nunca osó tomar el título de Rey deAragón, y mucho menos un inexistentetítulo de «Rey de Cataluña». Por elcontrario, Alfonso II recibió de sumadre el título de Rey de Aragón (hechoque coincide cuando aparece porprimera vez el gentilicio de «catalán»).Y hasta finales del siglo XII no aparecela palabra «catalanesch», en referencia ala lengua que se hablaba por aquí. Portanto, cuando aparecen las primerasreferencias a Cataluña, ésta ya estátotalmente integrada en la Corona deAragón.

Los historiadores nacionalistas seinventaron, sin ningún rubor profesional,términos como «Reino de Cataluña yAragón», «Corona catalanaaragonesa»;o a los reyes, desde Alfonso II, losdenominaban «reyes catalanes». Entrelas vergüenzas catalanistas está latergiversación de textos, como una fraseatribuida al capitoste almogávar Rogerde Lauria. La frase que realmentepronunció fue: «en el Mediterráneohasta los peces llevan la insignia deAragón». Víctor Balaguer se sacó de lamanga una frase en boca de Lauria,parecida pero falsa: «hasta los pecesllevaban las cuatro barras catalanas».

Esta frase fue posteriormente repetidahasta la saciedad por historiadoresnacionalistas, para dar la sensación deque el Mediterráneo estuvo en manoscatalanas, y no de la Corona de Aragón.

Martín el Humano fue el último reyde la Corona de Aragón (cuya muerte yfalta de descendencia provocó elcompromiso de Caspe), aunque aquíinsistan en llamarle el «último rey deCataluña». Cuentan las crónicas que,cuando llegaron sus tropas de derrotar alVizconde de Narbona, el Rey lesesperaba en su palacio de Bellesguard(en las faldas del Tibidabo). El ancianomonarca vio acercarse a los emisarios

que anunciaban la victoria y, segúncuenta Soldevila, sus gritos de guerrafueron ¡Victoria, Victoria, Aragón ysant Jordi! Este grito de ¡Aragón!coincide con el de los almogávares, delos que trataremos enseguida. Estosmitificados guerreros «catalanes» nuncagri taron ¡Cataluña! en sus embatesguerreros.

28. EL MITO DE LOSALMOGÁVARES

Rescatamos una noticia que pasódesapercibida en 2005, pero que aúncausa estupor. La Generalidad deCataluña pagó en el año 2005 unos200.000 euros a un monasterio delMonte Athos en concepto decompensación por el ataque de losalmogávares en el año 1305. Esta acciónpolítica sólo puede ser fruto de unacomplejamiento sin límites, tras unsuceso acaecido hace 700 años. Ello noquita que los almogávares se hayanconvertido en parte esencial delmuestrario simbólico nacionalista.

Paradójicamente, son innumerableslas referencias identificativas con los

almogávares en grupos de distintas yenconadas posiciones políticas. Tantoseparatistas como españolistas retomansu nombre para bautizar agrupaciones opáginas web. Es indudable que laexpansión de la Corona de Aragón nopudo realizarse sin este espectacularcuerpo militar que asombró a su época.El catalanismo ha utilizado su figuracomo enseña de la quintaesenciaguerrera del pueblo catalán dispuesto aluchar hasta la muerte por la causa. Surecuerdo fue desapareciendo yrebrotando a lo largo de la Historia.Durante el siglo XIX el excursionismocatalanista se identificó con estos

guerreros. Por el contrario, la SegundaBandera de Paracaidistas del EjércitoEspañol, creada en 1954 tomó elnombre de Roger de Flor y su himnoacaba: «Por España ¡Desperta Ferro! /Es mi lema triunfar o morir». O bien, en1958, el escritor Ramón J. Senderescribió y publicó la novela Bizancio,ambientada durante la epopeyaalmogávar; o bien Almogàvares eran losnombres de centurias de la OrganizaciónJuvenil de España, la famosa OJE. Enfin, que el nombre ha servido para unroto y un descosido. Podemos traer acolación una canción, de 1795, decuando los miqueletes (cuerpos

militarizados de ciudadanos) seenfrentaron a la Convención francesa,que decía así: «Aire, minyons, en nomde Déu / Tingam el cor d’un Macabeu /Façam entendre a l’Univers / Que hereussom dels almogàvers» («Vengamuchachos, en nombre de Dios /tengamos el honor de un Macabeo /hagamos entender al Universo / quesomos herederos de los almogávares»).

La mitología de los almogávares seempezó a forjar con las crónicasmedievales de Bernat Desclot y RamónMuntaner en las que se relatan sushazañas especialmente en la famosaexpedición a Bizancio. De ellos dice

Muntaner: «Estas gentes de nombrealmogávares son unas gentes que noviven sino de las armas y no están enciudad y villas, sino en montañas ybosques… y han sufrido males que nadiepodría sufrir, que bien estarán dos díassin comer, o bien comerán yerbas delcampo». La visión romántica se produjoen el siglo XIX a través de un milanés,Luigi Monteggia —uno de losintroductores del romanticismo enEspaña— que escribió un libreto paraópera titulado I catalani nel ducatod’Atene. El famoso grito Despertaferro!, fue cambiado por elromanticismo catalán, en palabras del

historiador Anton María Espadaler, porun: Desperta Pàtria! La Academia delas Buenas Letras de Barcelona convocóen 1841 un concurso literario sobre laexpedición de los catalanes a Oriente.El mito empezaba a cobrar vida propiapara el incipiente catalanismo. Antoniode Bofarull, historiador romántico ycatalanista, escribía también en el sigloXIX dramas del estilo: Roger de Flor oel manto del templario.

En 1859, Víctor Balaguer,catalanista que acabó reciclado enespañolista, escribía Los Pirineos: uncanto a la unidad perdida entre loscatalanes y los occitanos. Los

almogávares, entonces, seráncomparados con los revolucionariosgaribaldinos, que en aquellos tiemposhabían puesto en jaque al Papa y a losEstados Pontificios. En los JuegosFlorales de 1867, Damas Calvet ganabacon una composición sobre losalmogávares, titulada: Són ells! (¡Sonellos!). El colmo del anacronismo loencontramos en una poesía del sacer-dote catalanista Jaume Collell que nospresenta a los almogávares bailando unasardana a los pies de la Acrópolis(«Ballaven la sardana als Propileus»).La verdad sea dicha, ni Roger de Florera catalán, ni bailó una sardana en su

vida. Por otra parte, el orgulloespañolista se sumaba al mito durante laGuerra de África (1859-1860), dondelos voluntarios catalanes fueronrápidamente identificados como losnuevos almogávares. Hasta el andaluzAntonio García Gutiérrez compuso lapieza teatral Venganza catalana ,estrenada con éxito clamoroso en 1864.Uno de los textos del libreto rezaba:«Ya podéis volver a España / Cruzandosin pena el mar / Y a los vuestros contar/ Tan poderosa hazaña». El impacto dela obra fue tan grande que Rafael delCastillo reconvirtió la obra de teatro enuna novela titulada Roger de Flor o

Venganza catalana.Mientras que la literatura castellana

recogía sin recelos el mito catalán lafantasía catalanista ya empezaba susderivas. Pelayo Briz escribió un poemade siete mil versos tituladoL’Orientada. El final del interminablepoema culmina con una visita del viejocronista Muntaner a Montserrat donde esatendido por un ermitaño conocedor yade las gestas catalanas en Oriente. Lamitología catalanista se empieza aesbozar: Montserrat, eremitas, proezasguerreras lejanas, espiritualidaddifusa… En 1894 Francisco UbachVinyeta incluyó en el romancero catalán

el poema titulado Atenes Catalana.Pero, huyendo del romanticismo,debemos preguntarnos ¿quiénes eranrealmente aquellos guerreros que habíansugestionado a tantos bardos yatemorizado a tantos pueblos?

29. LOS ALMOGÁVARESTAMBIÉN ERAN

CASTELLANOS, YMOROS, INCLUSO

GALLEGOS

Cabe decirse que, el común de loscatalanes desconoce quiénes componíanestas tropas de elite. Como siempre,algún historiador, como el griegoGeorgios Paquimeres, al constatar eltrauma que supuso para los griegos eldesembarco de los almogávares, losidealizó. Vio en ellos a los herederos deun viejo pueblo germánico: los ávaros.De ahí teóricamente se derivaría sunombre. Sin embargo, siguiendo alinsigne etimólogo catalanista JoanCorominas, descubrimos en el términoun origen árabe. El mote (Al-muwavir)significaría «los que hacen incursionesen la frontera». Su origen, que en el

imaginario catalanista está en losPirineos, en realidad es mucho másamplio, ya que eran una poblaciónirregular que servía para repoblar zonasalejadas de Cataluña. Las crónicascuentan que Alfonso el Batallador«poblá lo castellar, sobre Çaragoça, dealmugàvers» (pobló el castellar, sobreZaragoza, de almogávares). Estareferencia, en este contexto, se refería alos soldados de experiencia y valor. Enla Crónica de Jaime I (El Llibre delsfets), se hace alusión a los almogávarescomo a una unidad dentro de un cuerporegular. Además, aunque ciertamentemuchos procedían de la zona de

Cataluña, entre ellos también habíanaragoneses, navarros, castellanos, eincluso sarracenos.

Ramon Llull sorprendería a loscatalanistas si leyeran lo que dice de losalmogávares en su Darrer llibre sobrela conquesta de Terra Santa (Últimolibro sobre la conquista de TierraSanta): «Son guerreros de a pie,armados con lanzas, flechas y escudos,acostumbrados a hacer caminadas cortasy largas, de día y de noche. Hay muchosen Cataluña, Aragón y Castilla. Estoshombres son muy necesarios en laconquista de tierras». Juan de Mariana,en su Historia General de España,

insiste en que «eran una tropa singularde montañeses de Aragón, Navarra yCataluña». Historiadores reconocidoscomo Luis Suárez y Ricardo de laCierva señalan que fueron un «fenómenocomún a todos los reinos hispánicos».De hecho, de las tropas almogávares quefueron a Bizancio, los catalanes estabanentremezclados con numerososguerreros provinientes de la frontera quelindaba entre el Reino de Valencia y elde Granada. El experto historiadorAntoni Atienza ha demostrado, enpublicaciones como Els valencians enGrècia, que en Bizancio el botín secalculaba y repartía en moneda

valenciana.Dos curiosidades contra la mitología

nacionalista: por un lado, los griegosque sufrieron la cruzada almogávar lessolían llamar «latinos» o«tarraconenses». Y los propiosalmogávares se denominaban a símismos «francos»; algunos cronistas losdenominaron «ítalos», lo cuál se explicapor sus guerras en Sicilia durante 20años (1282-1303). El historiadorGrégoras afirma que Roger de Florformó su ejército de almogávares conguerreros de «la baja Iberia y de la partemás occidental de la FranciaTransalpina». Por Iberia se entendía

entonces la frontera entre los reinoscristianos, castellano y aragonés, con elIslam. Rufino Blanco-Fombona testificaque a la expedición a Bizancioacudieron valencianos, mallorquines,sicilianos, sardos, calabreses, occitanose incluso griegos y turcos, así comogallegos y asturianos.

Las tropas almogávares, segúnBernat Desclot en el Libre del rei enPere e dels seus antecessors passats,cap. LXXIX (Crónica del rey donPedro), estaban compuestas porcatalanes, aragoneses, «serranos» (unosdicen que serranos hace referencia asarracenos), valencianos, murcianos,

castellanos, gallegos y «gente de laprofunda España»… gentes que, por notener renta, o haberlas perdido en eljuego o por alguna mala acción,hubieron de huir a «los puertos delMuradal» (Sierra Morena). Podemosdecir, sin ánimo de equivocarnos, quelos almogávares estaban formados porgentes de la España toda. La descripciónde Desclot es bizarra: «Estas gentes quese llaman almogávares no viven más quepara el oficio de las armas. No viven nien las ciudades ni en las villas, sino enlas montañas y los bosques, y guerreantodos los días contra los Sarracenos: ypenetran en tierra de Sarracenos una

jornada o dos, saqueando y tomandoSarracenos cautivos; y de eso viven. Ysoportan condiciones de existencia muyduras, que otros no podrían soportar.Que bien pasarán dos días sin comer sies necesario, comerán hierbas de loscampos sin problema. Y los adalidesque los guían conocen el país y loscaminos. Y no llevan más que unagonela o una camisa, sea verano oinvierno, y en las piernas llevan unascalzas de cuero y en los pies unasabarcas de cuero. Y traen buen cuchilloy buena correa y un eslabón en el cinto.Y trae cada uno una buena lanza y dosdardos, así como una panetera de cuero

a la espalda, donde portan sus viandas.Y son muy fuertes y muy rápidos, parahuir y para perseguir; y son catalanes yaragoneses y serranos (sarracenos)».Desclot distinguía entre dos tipos dealmogávares: los adeliz (guías demontaña) y los golfins, estos últimosserían los «serranos» pues procedían deSierra morena. En las famosas Cántigasde Santa María, de Alfonso X, aparecenunos dibujos de almogávares y por susatuendos se comprueba que soncastellanos. Aunque los almogávaresaragoneses se mencionan por primeravez en una Crónica del siglo X, losalmogávares castellanos son posteriores

y no aparecen documentalmente hastalas Siete Partidas del Rey Alfonso deCastilla. Se sospecha que el ReyAlfonso creó esas hordas guerreras ensu reino a imitación de las que ya poseíasu pariente aragonés, y también que lasbautizó con el nombre de almogávares.Respecto a sus comandantes másfamosos, sólo hay que decir quedemuestran la internacionalidad de esastropas. Entre los líderes másrenombrados tenemos a Berenguer deEntenza (aragonés); Fernando Ximénezde Arenoso (valenciano); Bernat deRocafort (catalán); Corberán d’Alet(gascón); Fernando de Aones (aragonés)

o Ruggero von Blume (alemán),catalanizado como Roger de Flor. Esteúltimo, a pesar de que goza del nombrede una importantísima calle barcelonesa,jamás estuvo en España ni de visita.

30. HISPANIÆ EN LASCRÓNICAS DE LA

CORONA DE ARAGÓN

Alfonso II fue el primer Rey-Conde(Rey por Aragón y Conde porBarcelona). De él ya dijimos que

durante su reinado apareció la palabra«catalán». Ello no quita que en algunosde sus escritos oficiales haga referenciaa la Corona de Aragón como parte deLas Españas. Por ejemplo, cuando en1176 concede la villa de El Puig almonasterio de Poblet, que se halla «inregione Hispaniarum»; o en los tratadoscon los cónsules de Pisa, en 1177,donde aparecen las referencias aHyspaniam e Yspaniam, en relación a laCorona aragonesa.

Quizá, y contraviniendo el canon,empezaremos por la última crónicamedieval de la Corona de Aragón. Suautor fue Pedro Miguel Carbonell Soler

(1434-1517). Su obra fue titulada con elsignificativo nombre de Cróniquesd’Espanya, aunque el autor especificaque su tratado se centra en la Corona deAragón y los Condes de Barcelona. Loshistoriadores catalanistas han dado milvueltas para intentar explicar por qué elautor hace referencia en su título aEspaña, cuando en realidad trata de laCorona de Aragón y de Cataluña.Incluso alguno de ellos llegó a aventurarque algún desalmado habría cambiadodel título en un ardid maléfico. Sinembargo, no hay que ser tan retorcidos.Nuestro cronista del siglo XV no hacíamás que seguir una larguísima tradición

de los cronistas medievales que siempreidentificaron la Corona de Aragón conHispania o en plural: Las Españas. Enl a Gesta Philippi Augusti, FrancorumRegis (1211), de Guilaume le Breton, serefiere a la Corona de Aragón como«fines Hispaniæ». Las Chroniques deSaint-Denis (1223) relatan, en época deJaime I, cómo llegaron del reino deEspaña unos reyes sarracenos. Elhistoriador Ladero Quesada proponeque, en referencia a Castilla, Portugal,Navarra o Aragón, «la conciencia desaberse españoles era compatible con ladefensa y la exaltación de cada reino,incluyendo claro está la política». Por

tanto, para los habitantes de dichosreinos no había contradicción enpertenecer a su reino y a España.

En la Crónica de San Juan de laPeña, de la que bebieron muchoscronistas medievales aragoneses, sedice: «huvo guerra con todos los reyesCristianos, es asaber de Espaynna».Será Jaime I el primero en dejar untestimonio firme de la idea de España, oLas Españas, en su Llibre dels Fets, ocrónica de su reinado. Son constanteslas referencias como: «pues aquellos deCataluña, que es el mejor Reino deEspaña, el más honrado y el más noble».En la Crónica de Ramón Muntaner,

referida a Jaime II, igualmenteencontramos muchas referencias aEspaña, por ejemplo: «Y seguramente él[el rey de Castilla] decía verdad: que siestos cuatro reyes [Navarra, Portugal,Aragón y Mallorca] que el llamó deEspaña, que si son una carne y unasangre, y llegasen a entendimiento, pocodurarían y tomarían todo el otro poderdel mundo». La Crónica de Pedro elCeremonioso tampoco se queda corta ysalen referencias constantes a España,como cuando se hace alusión a laconstrucción y organización de loscastillos que se tienen a «modo deEspaña», según la Consuetudo

Hispanie, recogida en Las Partidas deAlfonso X el Sabio, y que Pedro IVadmiraba porque favorecían el poderreal.

Con la llegada de los Trastámara ala Corona de Aragón, tras elcompromiso de Caspe, y yaabandonando la Edad Media, semantiene el espíritu hispano de lascrónicas. El narrador Lorenzo Valla, ens u Historia de Fernando de Aragón,escribe: «Así España, cuyas regiones ycomarcas, más que las ciudades, hanelegido sus nombres, no está tantodividida en cinco reinos cuanto prestaobediencia a cinco reyes, el de Castilla,

Aragón, Portugal, Navarra y Granada».En la crónica de Antonio Beccdelli, alservicio de Alfonso el Magnánimo en elreino de Nápoles, también se habla de«Spanya». La Crónica de Aragón deGauberto Fabricio de Vagad, cronista deJuan II y Fernando el Católico,denomina a Aragón como «cabeza deIberia». Las referencias a Españanuevamente son constantes como unterritorio en el que se incluye la Coronade Aragón y, por tanto, Cataluña. Porúltimo, entre el siglo XV y XVI tenemosla Crónica regum Aragorum et comitumBarchinone et populationis Hispanie.Culmina la crónica con una referencia a

Carlos I, en cuanto heredero deF e r na nd o el Católico, que fue«revestido» «in regnum totiusHyspanie» (en todos los reinos deEspaña).

Reflexión: ¿por qué elcatalanismo niega lo evidente?La idea de las Españas está en lamédula de la Corona de Aragóny, por tanto, del Principado deCataluña. Una parte importantede los primeros catalanistas aúnlo entendía así, y pretendía queCataluña fuera reconocida como—quizá— la más activa de Las

Españas y la única posibilidadde regeneración del Estadoespañol (este era el pensamientodel Cambó de la Restauración).De ahí al odio a lo español y aldeseo irracional de separación,hay todo un camino recorrido.Pero para que este último deseosea «coherente» con la Historia,habría que eliminar tres siglosde crónicas medievales.

31. SANT JORDI:

«¡VIVA LA ESPANYAENTERA!». ORIGEN,

FRACASO YRESURRECCIÓN

Según cuenta el historiador Manuel Riu,«Ningún catalán llevaba el nombre deJorge (Jordi) en el barrio de SantaMaría del Mar», en la Barcelona demitad del siglo XIV. Contrariamente a loque pudiera parecer en el imaginariopopular, la devoción a sant Jordi,durante siglos, fue muy limitada,circunscrita a ciertas élites y con escasoarraigo popular. Sólo con la aparición

del catalanismo la imagen de Sant Jordifue utilizada como parte del aparatoensoñador nacionalista. Para colmo, esteencumbramiento decimonónico se iniciócon una declaración de españolismo. Elrecientemente fallecido historiador PereAnguera, conocido por su aversión atodo lo que fuera tradicional, seasombró al descubrir uno de losprimeros panfletos decimonónicosdedicados al santo, titulado Sant Jordi.Patró de Catalunya. En él se puedenleer las siguientes estrofas laudatorias«Catalans i castellans / jermans son totsen la terra / fora l’odi i rencor / i viva laEspanya entera / Bon cop de fals / Bon

cop de fals / al que vulguin la guerra,bon cop de fals». La traducción sería:«Catalanes y castellanos / hermanos sontodos de la tierra / fuera el odio y elrencor / y viva la España entera». Esevidente que este panfleto, sin fecha,pero escrito entre finales del siglo XIX oprincipios del XX, correspondería a untradicionalista que empezaría asospechar que el catalanismo,aparentemente conservador, se estabatrocando en un discurso de odio contraCastilla.

Corroborando la tesis de que la«devoción» actual a sant Jordi, es frutode las campañas catalanistas

decimonónicas tenemos el hecho de quedel patrono se conocen pocos «Goigs»(gozos). Los Gozos, como ya dijimos,eran canciones populares religiosasdedicadas a los santos, a Jesucristo o alas advocaciones de la Virgen María.No sabemos cuándo empezó esta bellacostumbre de cantarlos en las grandesfiestas del pueblo cristiano, pero sípodemos decir que en pleno siglo XIII yase coreaban. Sin embargo, el santo queda nombre hoy a tantos catalanes, Jorge,apenas despertaba interés popular. Sóloes con la aparición del catalanismo quese empiezan a componer gozos a santJordi en número importante. Por el

contrario, tal devoción estaba arraigadaentre caballeros y nobles. Ésta entró enCataluña desde Francia y se difundióentre aristócratas pertenecientes a lasórdenes de caballería. No la trajeron losalmogávares de Grecia, comofalsamente supusieron algunos, pues suaparición en la Historia fue más tardíaque la llegada de la devoción. Aunque eltema del Dragón era recurrente allídonde se había establecido la memoriadel santo, como en Francia o Alemania,éste solía ser combatido con oraciones.Sin embargo, en la versión, el santoluchaba con la lanza. Para losestudiosos, esta diferencia se debió a

que el Dragón simbolizaba a losmusulmanes. De hecho, Pedro II fundó laOrden Militar de San Jorge de Alfamaen 1201 (cerca de Tortosa), como fuerzade choque contra el Islam.

En 1281, Pedro III el Grande usabala divisa —tan políticamente incorrecta— de una cruz de sant Jordi con cuatrocabezas de negros en los respectivoscuadrantes que formaba la cruz (enrealidad representaban cabezas demoros que había derrotado en cuatrobatallas importantes). El imaginarionacionalista aúna la bandera de lascuatro barras con sant Jordi, pero estonunca fue así. En 1395, Barcelona

adoptó la «senyal de sant Jordi», que setransformó en la enseña de laaristocracia militar. También, con eltiempo, la Diputación General tuvodurante siglos este escudo como enseña,y no la Señal de Aragón, hoy llamada«bandera catalana». Las élitesbarcelonesas intentaban contagiar alpueblo de entusiasmo por el santo, perola devoción no arrancaba. En 1574, laGeneralitat consiguió que lasautoridades eclesiásticas concedieranindulgencia plenaria a quien visitara lacapilla de sant Jordi, en la Generalitat,el día de su festividad. En 1667, elPapado declaraba fiesta para todo el

Principado el día de sant Jordi.Paradójicamente, en la medida en que sefue popularizando la fiesta, también sefue castellanizando. En el siglo XVII lashomilías del obispo de Barcelona enhonor del patrón ya se leían encastellano. Durante la «dominación»borbónica, la festividad fue cobrandomás popularidad. Posteriormente, en laGuerra del Francés, se convirtió en unmodelo y referente de lucha contra elmal (el Dragón dejaba de representar elIslam, para ser un reflejo de larevolución francesa). En 1810, la JuntaSuperior de Cataluña, refugiada enSolsona, convocó a una misa cantada en

homenaje a San Jorge, «especial patronode la Corona de Aragón». En 1832, enlas postrimerías de la I Guerra Carlista,e l Diario de Barcelona, conservador yligeramente catalanista, publicaba unos«goigs» a sant Jordi, en castellano, queasí decían: «Adalid triunfador / en latierra y en el cielo / de nuestro catalánsuelo / sed grande Jorge». Lo únicopopular era que, desde hace siglos, parael día del santo, cerca de la Generalidadse ponían paradas de rosas y se vendían.

¿Cuándo cambió todo? ¿Cuándo ladevoción se transformó en parte delimaginario catalanista? Sin lugar adudas, y la respuesta es obvia, fue

durante la Renaixença. Pere Anguera nodeja lugar a dudas: «La Renaixençaliteraria y el incipiente nacionalismopolítico fueron los impulsores de ladevoción al santo, que se manifestóbautizando con su nombre a las criaturaso dedicán-dole altares, y fueron tambiénlos auténticos promotores de laconversión del culto religioso en unculto patriótico». Aunque parezcaextraño, antes del movimiento de laRenaixença a ningún catalán se leocurriría poner a su hijo el nombre deJordi.

32. SANT JORDI SEHACE CATALANISTA… Y

EL DRAGÓNECOLOGISTA

Como también reconoce Miquel Dolç ensu Llibre de Sant Jordi : «A partir de laRenaixença, cuando la devoción al santomártir, que hasta entonces había tenidopreferentemente un carácter oficial ycaballeresco, deviene una devoción detodo el pueblo catalán… (y setransforma en) símbolo cívico ypatriótico». Ya en 1877, una asociacióncatalanista-católica, llamada con el

misterioso nombre de «La misteriosa»,celebró la primera veladacívicopatriótica para celebrar «el día deSant Jordi, Patrono de nuestra PatriaCataluña». Igualmente, en el mismosentido trabajaron asociacionescatalanistas de nuevo cuño que ibansurgiendo, como la AsociaciónCatalanista de Excursiones Científicas.

La Juventut Catòlica de Barcelona,tirando a integrista-catalanista, proponíaque la devoción a sant Jordi debía ser elfiltro para que no cualquiera que seencasquetase una barretina pasara porcatalanista (véase discurso de Josep dePalau en el Certamen catalanista de

1881). La Liga Espiritual de NuestraSeñora de Montserrat propagaba unos«gozos» en honor del patrono queterminaban (en catalán): «Velad por miPatria y por su renacimiento». No es deextrañar que Pere Anguera, historiadorateo, con cierto tono de desagrado,manifestase: «Dicho de otra manera, lospromotores consiguieron la simbiosis dela reivindicación nacionalista con lareafirmación de la ortodoxia política».Poco a poco, desde Barcelona y a travésde las asociaciones catalanistas, el«culto» a sant Jordi se fue expandiendopor toda Cataluña. Su extensión alcanzólos últimos rincones de nuestra tierra, en

la medida en que sutilmente se ibatransformando su carácter religioso enparte de un imaginario político. En1916, tras una victoria electoral de laLliga Regionalista, hasta losrepublicanos laicistas catalanes, a travésde La Campana de Gracia (22 de abrilde 1916), se identifican con sant Jordi:«Nosotros los Sant Jordi electoralesíbamos a librarla [a Cataluña], pero nonos ayudaron suficiente».

Siempre en tono místico y ambiguolas referencias a sant Jordi acababancon una indirecta sobre qué podíarepresentar el Dragón. Una poesía de1917 acaba así: «Y libra a todo un

pueblo deseoso / de nueva y continuadalibertad / Nuestra Patria es el pueblo deescasez / Compañeros decidmeentonces: ¿quién será el Dragón?». Larespuesta quedaba abierta: podría ser elcentralismo españolista, los anarquistaso cualquiera que no comulgara con elcatalanismo. En 1918, por ejemplo, enla festividad de sant Jordi, en Manresa,en la puerta de la Iglesia de san Miguel,alguien colocó un cartel que rezaba:«Sant Jordi, patrón de Cataluña,devolvednos la libertad» (¿qué libertad?¿arrebatada por quién? Las respuestasquedaban en manos de la imaginacióndel lector).

En los años 20 del siglo XX, elimaginario catalanista ya habíaintegrado plenamente al caballerorescatador de vírgenes. Su fiesta secelebraba en todas las poblaciones, y seacompañaban los festejos de sardanas ymanifestaciones catalanistas. Incluso en1921 los actos ya se anunciaban encatalán. En Tarragona a las mujeres seles regalaban claveles en vez de rosas,pero en 1934 se impuso el centralismobarcelonés y la rosa fue el regaloobligatorio. Los «Pomells de Joventut»,una especie de boy-scouts catalanistas,en 1922, adquirieron el compromiso derezar a las 12 del mediodía, el día de

sant Jordi, la siguiente oración:«Glorioso Caballero San Jorge, Patrónde nuestra nación, interceded cerca deNuestro Señor para que sea reconocidaa Cataluña su plena y libérrimapersonalidad, y encienda cada día másen el corazón de los catalanes el amor ala Patria. Amén». Durante el gobiernode Primo de Rivera, el historiador PereAnguera recoge infinidad de sermonesde curas catalanistas donde no es difícilasimilar el Dragón como una analogíarégimen militar. En las plegarias de lafiesta se pide por los exiliados y por losque «padecen» persecución.

En la medida en que el

republicanismo catalanista fue ganandoespacio político y también se asumía alsanto como parte del imaginariocatalanista, la situación se fue volviendoesquizofrénica. Los laicistasanticlericales acabarían tomando a unsanto católico como referente, aunquedándole a la fiesta un absurdo tonolaico. Por ejemplo, en 1931, tras laproclamación de la II República, Maciàdeclaró el día de sant Jordi como fiestacívica e inhábil para lasadministraciones. Sin embargo la Lligaespiritual de la Mare de Déu deMontserrat, pudo oficiar Misa en lacapilla de sant Jordi de la Generalidad.

Maciá, que no asistió, por el contrariodisfrutó recibiendo una bandera de laUnión Catalanista. La Generalitatproclamó el 23 de abril —festividad delsanto— el día de la Bandera Catalana(que evidentemente no era la de sanJorge). Todo quedaba burdamentemezclado.

Durante la campaña del Estatuto deAutonomía (1932), en Vic, un oradorexclamaba: «En el día de sant Jordicelebramos la perennidad delcatalanismo». En el Diari de Reus(órgano de la Lliga), del 23 de abril de1933, se acusa a la FAI de serresponsable de que el Gobierno de la

Generalitat prohibiese los actosreligiosos en la capilla de Sant Jordi.Por primera vez en varios siglos, enpleno auge del catalanismo, se rompíacon una tradición. La contradicción espatente: en el Diari de Vich, del 23 deabril de 1933, se puede leer, el día desant Jordi: «lleva en el corazón un gritode alegría y un lloro, alegría por eltriunfo de la Patria, y lloro por losataques a la Fe». Ese misma día en laGazeta de Vich se escribía, enreferencia a sant Jordi: «Si un día nosdistéis Fe para defender la Patria,dadnos ahora patriotismo para defenderla Fe». El catalanismo católico había

secundado a los republicanos que ahoraperseguían la fe católica. Un año mástarde, el 21 de abril de 1934, la mismaGazeta de Vich , denunciaba: «Hasta1931 la oración de los catalanes a santJordi era para que nos librara de lospeligros exteriores. Hoy que en Cataluñadel mismo campo de antiguos amigoshan salido enemigos, nuestra plegariaserá para que nos libre de nuestrosenemigos interiores… ya que la libertadde Cataluña no puede ir acompañadapor un encadenamiento de lareligiosidad del pueblo catalán». Ya erademasiado tarde, el catalanismoconservador había parido y alimentado

al catalanismo de izquierdas, pero ésteahora tenía mucha hambre y empezaría adevorar a su progenitor.

Capítulo IIIDE LAS ESPAÑAS AL

IMPERIO

«En los quatro angulos del mundoresuena el estruendoso valor de las

armas catalanas, siempre vencedoras.En la conquista de les Indias

Occidentales partió de Barcelona Colón,con muchos catalanes. El primer alcaide

de la isla Espanyola en el fuerte deCibau fue de esta nación: Se llamabaPere de Margarit, cavallero catalán.»

(GASPAR SALA, Proclamación

Católica, 1640)

No podemos olvidar que Cataluñaperteneció al Imperio español tantodurante los Austrias como con losBorbones. Con sus altibajos, Cataluñanunca fue ajena al destino imperial. Yparticipó en mayor o menor medida enesa magna empresa. Desde la unión delas Coronas de Castilla y Aragón, conlos Reyes Católicos, se iba a iniciar unaetapa donde la participación de loscatalanes fue mucho más importante quela que han querido resaltar loshistoriadores nacionalistas. Ferran

Soldevila, por ejemplo, vuelve asuspirar y gemir: «Pero la más triste detodas las exclusiones que la política delos Reyes Católicos perpetró, la másfunesta para Cataluña —y también paraEspaña— fue la imposibilidad derelacionarse y comerciar directamentecon el Nuevo Mundo». En este capítulointentaremos desmontar la falsedad deesta tesis, aunque previamenteexpondremos un mosaico deacontecimientos que muestran cómo sefueron fusionando en espíritu ambascoronas. Ello fue posible porque yaexistía un sustrato común tan potente quepermitió la participación de los pueblos

hispanos en empresas hermanadas.

Queja por lo penoso de laargumentación: lo más penosode la afirmación de Soldevila esque pocas páginas despuésafirma que Fernando el Católicoya dejaba ir a aragoneses aAmérica, o que Carlos I levantóla prohibición de sus súbditos nocastellanos de viajar a lasIndias, o que Felipe II declaróextranjeros en las Indias aaquellos que no fuerancastellanos, leoneses,aragoneses, valencianos,

catalanes, navarros o baleares(1596) (Véase recopilación delas Leyes de las Indias, Lib. IX,tít. XXVII, ley XXVIII). Enépoca de Carlos V tenemosconstancia de insignes catalanesen América: Miguel Rifós, en laexpedición del río de la Plata;Joan d’Espés (leridano), en laconquista de Nueva Andalucía;fray Feliu, en México, muerto enloor de santidad.

Queja por flagrantecontradicción: En su mismaobra, páginas más adelante,

Soldevila se alegra de queCataluña no participara en lasgestas hispánicas. Así lo afirma:«Si Cataluña se hubiera dejadoarrastrar a las empresashispanas, habrían pesado sobreella algunas de las causas queprovocaron la decadenciahispánica; las continuas guerras,en que hubiera tomado parte, lahabrían despoblado y es muyprobable que dentro de lasempresas hispánicas hubieraperdido —como Castilla perdió— sus libertades y sus fuentes deriqueza… el aislamiento de

Cataluña, pudo entonces, a lomejor, contribuir a salvarla». Enpocas páginas pasa de quejarsede la prohibición en laparticipación, a sentirseafortunado por no haberparticipado. Fenomenal forma dedivulgar la Historia.

33. PEDRO DEARAGÓN: DE LA

APOTEOSIS EN LAS

NAVAS DE TOLOSA(1212)…

Hace poco hemos celebrado el 800aniversario de la Batalla de las Navasde Tolosa, hecho crucial para entenderla España actual. La participaciónnavarra, castellana y aragonesapresagiaba la futura unión de todos losreinos cristianos. Para la Corona deAragón y los cronistas catalanes elhecho fue asumido como algotrascendental. Prueba de esto es elPoema narrativo catalán sobre labatalla de las Navas (recuperado y

editado por Ferran Soldevila) que sirvióde ensalzamiento del Rey de Aragón,Pedro II el Católico, por suparticipación en los hechos. El ejecentral del poema es una maniobratáctica decisiva planeada por el Rey.Los datos que aporta el autor avalan unconocimiento bastante preciso de loshechos. Este poema sirvió de fuente algran cronista Bernat Desclot, quien loprosificó e integró en su gran Crónica.Así, la Batalla de las Navas de Tolosaquedó firmemente asentada en lamemoria historiográfica de la Corona deAragón. Por el contrario, loshistoriadores nacionalistas minimizan la

participación de los aragoneses ycatalanes en la Batalla.

Entre las diferentes tropas cristianas(sin contar las castellanas, órdenesmilitares y cruzados venidos de Europa)se agruparon 20.000 hombres en torno alos reyes Sancho VII de Navarra, PedroII de Aragón y Alfonso II de Portugal(aunque este no acudió personalmente),en su mayoría catalanes y aragonesesalmogávares. Importantes testimonios dela primera mitad del siglo XIII aluden,con gran elocuencia, al brillante papeldel rey Pedro de Aragón en la victoriacristiana. El cronista-testigo hispanomás importante de todos, el arzobispo

Rodrigo de Toledo, dejó testimonioexplícito del valor y mérito de las tropasaragonesas y catalanas, y en la propiaCorona de Aragón nadie dudó nunca queel rey Pedro había sido «qui vencé labatalla» (quién ganó la batalla).Ciertamente los cronistas aragonesesexageraban en su entusiasmo patriótico,pero de lo que no cabe duda es de quePedro II cosechó tan gran fama tras labatalla que traspasó las fronteras de losPirineos. Ejemplo de ello son fuentescomo la del monje-cronista inglés Rogerof Wendover, que consideró «inmortal»la gloria obtenida por el rey de Aragónen esta jornada. O el célebre cronista de

los Capeto, Guillaume le Breton, queaseguró —erróneamente— que elmonarca aragonés había enviado al Papael estandarte del Miramamolín comoseñal de la victoria.

La Batalla de Las Navas de Tolosasupuso, por todo ello, el apogeo delprestigio militar del Pedro II como reydefensor de la fe y de la Cristiandad.Había demostrado ante toda Europa serdigno de llevar las armas que el Papa lehabía ceñido en 1204. Parece ser que elmérito del monarca no sólo provenía dela batalla en sí, sino de su preparación ymotivación. Pedro el Católico habíamovido las voluntades en favor de la

guerra cuando Alfonso VIII seguía entregua con el imperio almohade; habíapotenciado la ruptura de la paz; se habíaunido inmediatamente al llamamientocastellano y luego al papal en pro de unagran cruzada antimusulmana; habíapersistido con su amigo, el rey deCastilla, tras la deserción de muchosultramontanos (guerreros que venían másallá de los Pirineos); se había opuesto,con Sancho de Navarra y el arzobispode Narbona, a toda desviación delobjetivo principal de la empresa. Ya enel campo de batalla, su papel y el de sushombres en la consecución de la victoriafue merecedor de los mayores elogios.

Pedro II se creyó investido de unamisión providencial y salió convencido,tras las Navas, de que una protecciónespecial divina se cernía sobre él. Yesta «confianza» sería la que acabaríacon su vida y trastocaría definitivamenteel destino de la Corona de Aragón.

34. …AL FRACASO DEMURET (1213): EL AÑO

QUE CAMBIÓ TODOPARA EL SUEÑOCATALANISTA

La batalla de Muret ya no es tanconocida, aunque fue de trascendentalimportancia para el futuro de la Coronade Aragón, y por tanto, de España. Paraentenderla hay que comprender laimbricación de la Corona de Aragón enel mundo occitano (ya desde fecha muytemprana). A ella coadyuvaban laproximidad geográfica, a pesar de lafrontera natural de los Pirineos, una basevisigoda común que aún pesaba encostumbres comunes, una mismaaplicación de las derivaciones delderecho romano y la proximidadlingüística con la lengua de Oc. La

distancia del reino franco, las relacionesde vasallaje y las políticas de enlacesfamiliares, hacían que la Occitaniafrancesa estuviera más cerca de Españaque de la Francia franca. Como señalaun cronista francés, los Condesbarceloneses estaban ligados a esastierras por una «unité profonde deculture, de langue et de civilisation».Durante el siglo XII, como en todaEuropa, los conflictos eran constantes,las fronteras y fidelidades no dejaban demoverse. La Occitania (que ocupabamás de un tercio de la actual Francia),no había logrado convertirse en un reinoy estaba presionada por tres fuerzas: la

dinastía normanda de los Plantagenet,que ocupaba media Inglaterra y unaparte considerable de Francia con baseen Normandía; los francos, que duranteun siglo no tuvieron fuerzas suficientespara afrontar su conquista; y la Coronade Aragón, con la que más vinculaciónafectivo-cultural existía y, por tanto, másposibilidades de entendimiento.

Pero uno de los casos máspeliagudos en la historia eclesiásticamedieval lo iba a cambiar todo: laaparición en la Occitania de los cátaroso albigenses (por la ciudad de Albi). YaSanto Domingo intentó inútilmente una«cruzada espiritual» de predicación y

debates teológicos, que en 1207concluía en fracaso. El Papa de turnoconvocó una Cruzada contra ellos, a laque estaban llamados tanto los francoscomo los aragoneses. Para Pedro II, ellosuponía un problema delicado, puesmantenía relaciones constantes conseñores feudales occitanos y no queríaque la participación en esa Cruzadafuera vista como una agresión contraellos. Por parte francesa acudió,liderando a los cruzados, Simon deMontfort. Para tranquilizar a ciertosseñores feudales occitanos, Pedro II ySimon de Montfort pactaron elmatrimonio de sus respectivos vástagos:

el que sería Jaime I y Amicia deMontfort. Como Don Jaime era un niñode cinco años, quedó recluido enCarcasota, bajo la custodia de Montforty que se aseguraba así la fidelidad delmonarca aragonés.

A finales del verano de 1212, anadie escapaba que el conflictooccitanocátaro había llegado a su puntofinal. Tras tres años casi invicto, elconde Simon de Montfort culminaba unoa uno sus objetivos militares. Lapoblación occitana católica empezó asospechar que la cruzada de Simon deMontfort era algo más que una Cruzada.Estaban simplemente ante una invasión

franca pura y dura. Pedro II, el Católico,se vio en una situación harto difícil. Porun lado, como Rey católico debíaapoyar a Simon de Montfort en lacruzada pero, por otro lado, debíadefender a los occitanos de la invasiónfranca. El rey aragonés, deslumbradoaún por la fama adquirida en la Batallade las Navas de Tolosa, se creyó losuficientemente fuerte como paradominar la situación: detener a losfrancos y a los albigenses a la vez. Entróen Francia llegando a Tolosa yrealizando un juramento de defensa de laOccitania (era un acto ofensivo al reyfranco, pues Tolosa debía vasallaje a

este último). Algunos historiadoresnacionalistas, con evidentedesproporción sentimental, a ese acto lellamaron el frustrado inicio de unposible «imperio occitano-catalán»(terminología más que discutiblehistóricamente). La cruzada albigensepasaba a segundo plano y se iba adilucidar el futuro de la Occitania. ElRey aragonés reclutó tropas ycomprometió su patrimonio para obtenerrecursos. Con otras palabras, puso todala carne en el asador para iniciar unainevitable guerra contra los francos, quese libraría en Muret.

Reflexión histórica yresentimiento nacionalista: unhecho significativo que caberesaltar es que Pedro II reclutómuchos más hombres y noblespara la Batalla de las Navas deTolosa que para la de Muret.Según algunos autores, losefectivos eran escasos parasemejante empresa. Y hubo unaclara renuencia de la nobleza aparticipar en la empresaoccitana, no consiguiendo reunirel mismo número de nobles queen la empresa de las Navas deTolosa. Los historiadores

nacionalistas, siempre buscandoargumentos originales, dicen queello se debió a que en las Navasde Tolosa había posibilidad debotín y que en la guerra occitanano. Extraño argumento. Nosotrospreferimos pensar que la vistaestaba puesta más en laReconquista entre loshermanados reinos hispanos, queen unos territorios —losoccitanos— de los que poco apoco se sentían cada vez másalejados.

La batalla de Muret tuvo un final

desastroso: la muerte del Rey Pedro. Sufallecimiento tuvo tintes épicos delestilo película Braveheart. El rey habíadecidido probar su valía como caballerocambiándose la armadura con uno de sushombres, para enfrentarse como simplecaballero a Simon de Montfort. Éstemandó a sus caballeros abatir al pobrecaballero revestido con la armadurareal. Pero Pedro II, en vez de huir, sedescubrió a sí mismo gritando: «El rei,heus-el aquí!» (¡Aquí está el rey!). Yeso fue su final, pues ahí mismoacabaron con su vida. Para colmo,Pedro el Católico fue excomulgado, enmuerte, por considerarle un traidor a la

Cruzada, y solo años más tarde el Papapermitió su entierro en una abadía, perofuera de camposanto. Su hijo, el futuroRey Jaime I, quedó prisionero de Simonde Montfort, y la Corona de Aragóndeclinaba definitivamente susaspiraciones sobre la Occitania, paravolcarse sobre la Reconquistapeninsular. Fallecida también la madrede Jaime I, Inocencio III por medio deuna bula obligó a Montfort a ceder latutela del infante Jaime a los CaballerosTemplarios de la Corona de Aragón. Asípudo salvarse de una profunda crisis laCorona que, con un ya reconocido ReyJaime, por la díscola nobleza aragonesa,

pudo dirigir la Reconquista hacia lastierras de Valencia y el Mediterráneo.La Providencia dispuso que Cataluña,integrada en la Corona de Aragón,siguiera como camino natural losdestinos de los reinos de la Península, yno los de Francia.

35. BARCELONACELEBRA LA

CONQUISTA DEGRANADA

La Reconquista de la Corona de Aragónllegó hasta donde llegó: Murcia, que fueentregada «misteriosamente» al Rey deCastilla. Hecho que los nacionalistas noperdonan y que ven como una extrañatraición, que impidió que la Corona deAragón siguiera extendiéndose hacia elsur. El caso es que a pesar de estemisterio, los catalanes y aragonesesparticiparon en la gran gesta hispana dela toma de Granada.

El misterio de la entrega deMurcia: en realidad el misteriono fue tal sino una situación unpoco compleja. Resumamos. El

yerno del Rey Jaime I, Alfonso,(futuro Alfonso X el Sabio) traslas Navas de Tolosa conquistóMurcia. Posteriormente la perdiópor una revuelta morisca y lepidió a su suegro ayuda. Jaime I,por el Tratado de Almizra(1244), se comprometió a sudevolución. Se instalaron ahí10.000 aragoneses comocolonos. Tras algunas disputas,por el Tratado de Torrellas,Murcia pasa definitivamente aCastilla pues le avalaba underecho de conquista previo.Misterio resuelto.

En 1482, según el catalanistaSoldevila, acuden 1.500 catalanes alcuartel de Córdoba en el comienzo de lacampaña contra el Reino de Granada.Con un cierto resentimiento que sedesprende de su pluma, y un lenguajeanacrónico, Soldevila afirma: «Una vezmás los Países catalano-aragonesos(sic), generosamente, sin que vayan abuscar en la lucha ninguna gananciaterritorial, ayudan a Castilla en su obrade Reconquista —ahora a acabarla, aterminarla». La militancia nacionalistale impedía ver a Soldevila el entusiasmohispano de la Reconquista y siempredejaba caer la sospecha sobre una

Castilla que abusaba de la ingenuidadcatalana. Las galeras reales de laCorona de Aragón parten de Barcelonacomandadas por capitanes catalanescomo Francesc Torrelles, Francesc dePau, Pere Busquets, Galcerán deRecasens, etcétera. Años después, en1510, Fernando el Católico viajaría aBarcelona y concedería a todos losparticipantes prerrogativas nobiliariaspara ellos y sus descendientes. Cuandoya se precipitaba el reino de Granada ylas tropas cristianas asediaban laciudad, en 1491, los barceloneses seapuntaron en masa a la movida. Seproclamó un jubileo por la cruzada y se

bendijeron las banderas que irían alcombate. Todo ello lo relata con granlujo de detalles Feliu de la Peña en susAnales de Cataluña.

Cuando cayó Granada, y siguiendolos Dietarios de la Diputación General,se produjeron en Barcelona: «Las másgrandes manifestaciones de alegría quenunca se habían hecho». Esta cita estomada por Soldevila que, comosiempre, deja caer una sospecha: «sihemos de creer el Dietario de la Gene-ralitat». Curiosamente, el historiadorcatalán sospecha de la fuente si reflejaun entusiasmo hispanista; en cambio, lacita como autoridad cuando entiende que

apoya sus tesis nacionalistas. Ver paracreer. La hiel sigue manando de lapluma de nuestro historiador: «Castillaconseguía en Granada el fruto de superseverancia egoísta (sic)». En cambio,Soldevila olvida gestas como la de1502, donde los franceses, por enésimavez, invadían el Rosellón. Fernando elCatólico acudió en 1503 con 18.000soldados castellanos y 10.000 catalanes.El «egoísmo» castellano brilló por suausencia y, como pasaría más de una vezen la historia, los castellanos salvaron elRosellón para Cataluña.

36. ALMIRANTESCATALANES DOMINAN

EL MEDITERRÁNEO

Desde la época de esplendor de laCorona de Aragón, Cataluña había dadoinsignes marineros que dominaron elMediterráneo. Ejemplo de ello fueRamón Marquet, hombre de confianza delos reyes Jaime I y Pedro el Grande.Junto con Berenguer Malloll, organizó laexpedición naval de 1282 a Barbería(África del Norte) y a Sicilia, que inicióla expansión aragonesa por tierrasitalianas. En la batalla de las islas

Formigues, en 1285, descalabró la flotafrancesa. Navegantes como éste hubomuchos. Frente a la desconfianza de loshistoriógrafos catalanistas, el reciéniniciado Imperio español no tuvo ningúnreparo en contar con catalanes para altoscargos militares. Un ejemplo de ello esRamón Folc de Cardona-Anglesola,nacido en Bellpuig, en 1467. Fuenombrado Almirante de la escuadraespañola que conquistó Mers-el-Kebiren 1505, durante las campañas del nortede África. Esta conquista serviría debase para la toma, cuatro años después,de Orán, que quedaría integrada en laCorona española durante los siguientes

siglos. Ramón Folc también participó enla guerra de la Liga de Cambray (Italia)en el ejército de Fernando el Católico.Como tantos catalanes fue premiado convirreinatos en Sicilia y Nápoles. Comojefe de los ejércitos de la Santa Liga,tras las victorias de Novara y La Motta(1513) repuso a los Médicis enFlorencia, expulsó a los franceses delnorte de Italia y sitió Venecia, apartadade la alianza tras pactar con Francia. Enlos últimos años del reinado deF e r na nd o el Católico destacarontambién almirantes como BernardoVilamarí o Hugo de Montcada queretomaron el control del Mediterráneo.

Durante el inicio de la etapaimperial española en Barcelona seretoma la construcción de bajeles(superando una profunda crisis queestuvo casi a punto de eliminar estaindustria); se reabren consulados comoel de Alejandría, los catalanes empiezana comerciar en Egipto haciendo lacompetencia a los venecianos. Luís deRecasens, capitán general de la armadaespañola, obtiene en Pantelaria unasonada victoria contra el turco Solimán(1516). ¿Dónde está la decadencia?Cataluña ni decae ni tampoco tendrá unavitalidad espectacular como Castilla:simplemente sigue su propio ritmo.

Pierre Vilar lo describe así: «sobrebases sociales renovadas, [Cataluña]vivirá tiempos más calmados, másprósperos, pero en una larga pasividad».Ello explicaría por qué, pudiendoaventurarse a las Indias (comodemostraremos), lo hará con menosintensidad en los primeros siglos delImperio; en cambio explotará supresencia en los siglos XVIII y XIX. Laintegración que se estaba produciendoentre las dos antiguas coronas que ahoraconfiguraban la España imperial muchasveces ha pasado desapercibida y sedesvela en hechos insólitos, como el quesigue.

37. VALLADOLID—MONTSERRAT: UNA

UNIÓN ESPIRITUAL YMATERIAL

Durante el reinado de los ReyesCatólicos, se hizo patente (antes de queapareciera el Protestantismo y laContrarreforma), la necesidad dereformar monasterios que se habíanrelajado en demasía, o bien habíanperdido su fuerza espiritual fundacional.En un documento, los Reyes ordenan:«… porque en nuestros reinos haymuchos monasterios e casas de religión,

así de hombres como de mujeres, muydisolutos y desordenados en su vivir een la administración de las mismascasas e bienes espirituales e temporales,de lo cual nacen muchos escándalos einconvenientes e cosas de malejemplo… de que nuestro Señor es muydeservido, e a nos se podría imputar edar asaz cargo». Los Reyes Católicos,en una visita realizada al monasterio deMontserrat, en 1492, fueron testigos dela decadencia del cenobio y alcanzaronque el Papa Alejandro VI anexionaseMontserrat al monasterio de San Benitoel Real de Valladolid, en plenaexpansión. La comunidad benedictina de

Valladolid, por tanto, sería la encargadade lograr que renaciera la espiritualidadbenedictina en Montserrat.

En 1493 una docena de monjesllegaban al santuario de Nuestra Señorade Montserrat. Con ellos iba quien seríaelegido prior, y más tarde Abad, GarcíaJiménez (Ximenes) de Cisneros(hermano del famoso Cardenal). Desde1390, el monasterio de Valladolid sehabía convertido en el centro derestauración de la estricta observancia.El 3 de julio de 1493, Cisneros se hacíacargo del priorato de Montserrat einiciaba la reforma, tanto material comoespiritual y disciplinaria de los monjes.

El monasterio catalán era muy distinto alde Valladolid, en especial por lacantidad de monjes ermitaños que vivíandispersos por los riscos y también por elgran número de peregrinos que acudíancada día. Los monjes debían dedicarse,por tanto, a la vida activa,alimentándoles, curando a heridos yenfermos o auxiliándolesespiritualmente. Cisneros procurópreservar las peculiaridades deMontserrat, y en el Capítulo General de1500, logró que les fuera reconocido unestatuto propio. En él se establecía quelos monjes montserratinos seguían laRegla de San Benito, pero «en otras

cosas, algunas diferentes de nuestracongregación [Valladolid], nosconformásemos con las loablescostumbres de este monasterio, porconservar la devoción de losperegrinos». No obstante, losspirituales exercicios, núcleo de lareforma cisneriana, quedabanreconocidos en Capítulo General comorecto camino de perfección y vidareligiosa.

Cisneros estaba convencido de lautilidad de la imprenta para el impulsoevangelizador. Antes de fin de siglo yaeditaba Montserrat un primerEnchiridion Benedictinum, que incluía

la Regla de San Benito, obras de SanBuenaventura, el Tratado de ascensiónespiritual de Gerardo de Zupthen, entreotras obras. Muy pronto fue seguido porla elección de misales, breviarios,procesionales y los ejemplares delDirectorio de las Horas Canónica, lasConstituciones de los Monjes, así comoobras del Abad, entre ellasEjercitatorio de la vida espiritual, quese convirtió en uno de los pilares de lareforma espiritual. Al morir, en 1510, laescuela de oración de García Giménezde Cisneros estaba consolidada. En1512 es elegido abad Pedro de Burgos,discípulo predilecto de García. El

impulso reformista cisneriano estabadefinitivamente asegurado y su obra seextendió por toda Europa. Incluso en losimprescindibles Ejercicios Espiritualesde San Ignacio de Loyola los expertosseñalan que se nota la impronta de laescuela de Cisneros. La relación de sanIgnacio de Loyola (un vasco) yMontserrat (catalana) con laespiritualidad infundida por unvallisoletano, es un canto a la riqueza dela espiritualidad hispana. Por desgracia,en la Revuelta de los Segadores (1640),los monjes castellanos serán expulsados,aunque tras varias décadas podránvolver. No será hasta el siglo XIX

cuando Montserrat se desligue deValladolid y emprenda su propiocamino; primero glorioso y ejemplar yluego decantado al servicio de lapolítica nacionalista, más que al de lareligión (pero eso lo relataremos másadelante). ¿Qué catalán sabe hoy en díaque durante cuatro siglos los monjes deMontserrat eran principalmentecastellanos? Sigamos con las sorpresas.

38. PREDILECCIÓN DECARLOS I POR LOS

CATALANES:BARCELONA, CAPITAL

IMPERIAL

Según la tesis clásica nacionalista, conla llegada de los Borbones llegó elabsolutismo y la «desnacionalización»de Cataluña. En cambio, con losAustrias, aún se conservó la identidad yfueros catalanes. Pero este esquematampoco explica bien por qué lospueblos hispanos se iban fusionando yconsolidando una identidad común. Poreso, Ferran Soldevila titula el capítulodedicado a los Austrias en su Història

de Catalunya con la significativa frase:«La desnacionalización pacífica». Da aentender así, que durante la época de losAustrias, sin darse cuenta, los catalanesestaban dejando de serlo (¿?). Esta tesisno quita que algún historiadorromántico-catalanista, como Franciscode Bofarull, fuera más honesto yensayara un sorprende escrito con elsignificativo título de Predilección delEmperador Carlos V por los catalanes(1895). Las tesis de este tratadillo sonprácticamente reproducidas por JoséAntonio Vaca de Osma en su obra Loscatalanes en la historia de España.

Veamos los argumentos. Carlos I

llegó a España, rodeado de flamencos ysin entender ni «papa» de castellano. EnCastilla se encontró un ambiente dehostilidad, tanto por su Corte flamenca,como porque aún había partidarios dedoña Juana (la Loca) y todos leconsideraban un extranjero. El futuroemperador se traslada en 1519 aBarcelona donde, ante unas primerasreticencias, jura los fueros y seconvierte en Conde de Barcelona,siendo aceptado por el pueblo. ParaCarlos I, Barcelona es un centrogeopolítico fundamental, ya quemantiene una proximidad con losintereses mediterráneos, sobre el turco,

con la Provenza y el Rosellón que leenlazan con su Borgoña, etcétera. EnBarcelona se establecerá un año y ahírecibirá la noticia de su proclamacióncomo emperador. Barcelona seconvierte así, por breve tiempo, en lasede del imperio de los Habsburgo.Incluso en la Catedral de Barcelonaquedará registrado en su escudo elrecuerdo de la reunión del capítulo delToisón de Oro. Por aquél entonces,Castilla se levanta en armas contra elEmperador en la guerra de losComuneros y Valencia amenaza con sus«Germanías». Sólo en Barcelona elEmperador se encontró a gusto.

La estancia de Carlos I en Barcelonapropició unas ventajas económicas y elflorecer cultural de la Universidad deBarcelona. El conocimiento de lasestructuras políticas de la Corona deAragón le permitió aprender y aplicaresa forma de administración política tanpeculiar en la organización de las tierrasdel Nuevo Mundo. Esta forma degobernar le alejaría del centralismoborbónico: «Cada reino gozó de granautonomía pues más que gobernarlos,los dejaba ir a su aire, como a hijosmayores, pero hijos suyos, con uncarácter casi patrimonial», señala Vacade Osma. Un «enemigo eterno» para los

catalanes era Francia. El consolidadoreino franco tenía siempre puestos losojos en el Rosellón y la Provenza. Poreso el triunfo de Carlos I contraFrancisco I de Francia, en la batalla dePavía (1525), fue más que celebrada portodos los catalanes. Además mandópersonalmente al Duque de Alba adefender la frontera francesa. Frente alos continuos ataques berberiscos allevante español, el Emperador ordenó«poner en plena actividad las atarazanasy astilleros barceloneses». Se rehizo unaflota de combate y ante el peligro de unataque berberisco a Barcelona envió2.000 soldados alemanes que, unidos a

la milicia de Barcelona, alejaron elpeligro. Los catalanes tuvieron elprivilegio de defender para elEmperador plazas en las islasmediterráneas como Malta o Rodas.

La nobleza catalana vivió unmomento de esplendor con Carlos I, queseguía sin hacer mucho caso a loscastellanos. Miguel May fue nombradoEmbajador en Roma; Antonio deCardona, Virrey de Sicilia; Berenguerd’Oms, general de las galeras españolas(fue el terror de la morería); Miguel deBoera, Capitán General de la armada enlas expediciones a Túnez y Argelia oHugo de Montcada (que ya

mencionamos antes), General en Jefe delos ejércitos que entraron en Roma.Durante mucho tiempo, el oro de laIndias llegaba a Barcelona, donde eraacuñado; y las Leyes y Ordenanzas parael gobierno de las tierras descubiertasen ultramar fueron promulgadas enBarcelona, el 20 de noviembre de 1542.Ello no quita que el Imperio se fueracaste-llanizando y que Toledo seconvirtiera en la capital imperial. ¿Quéhubiera pasado si Barcelona se hubieratransformado en la capital permanentede la España imperial? No podemosacabar este epígrafe sin mencionar unareflexión del Ferran Soldevila, que

destaca tanto por su lucidez, como porsu idiotez: «Si la desnacionalización deCataluña avanza [en época de Carlos V],no es por la fuerza de imposicionesretrógradas, sino por la misma fuerza deexpansión y atracción de la monarquíaespañola, por entonces en la cima de supoder y de su gloria». Cataluña se ibaintegrando en los destinos de lamonarquía hispánica porconvencimiento, no por vencimiento;con entusiasmo y sin marasmo. Y ello leduele al historiador nacionalista.

39. CATALANESPASEANDO POR LASALPUJARRAS: «LOSSÚBDITOS DE TODA

ESPAÑA MÁS LEALES ALREY»

El 1568 estalló la rebelión morisca delas Alpujarras. Reinando Felipe II, vioabrirse una quinta columna en laPenínsula, mientras sus tercios tratabande mantener un costosísimo Imperio enEuropa. Guillermo de Orange se frotabalas manos pensando que la sublevación

musulmana supondría el debilitamientodefinitivo del Imperio español. Lo queen un principio fue un motín de unospocos miles de moriscos, pronto fue unarevuelta de 20.000 hombres, que se ibareplicando por toda España. Era urgenteactuar y así lo hizo Felipe II,comisionando a su hermanastro DonJuan de Autria. Según señalan algunosautores (John Lynch, Kamen, Elliot,Thomas), y relata Pío Moa, Juan deAustria acababa de sofocar una pequeñarevuelta en Cataluña. Tras firmar la pazcon la Corona, unos 5.000 catalanesjuraron lealtad a Felipe II y se pusieronen marcha hacia Andalucía para ayudar

a sofocar las revueltas moriscas. Esterefuerzo resultó determinante para laderrota de los moros y la demostraciónde que los catalanes «eran los súbditosmás leales al Rey de toda España»,como dijo Juan de Austria después de lavictoria. Poco tiempo después, esoscatalanes que lucharon en lasAlpujarras, se reencontrarían enBarcelona, embarcándose para laaventura de Lepanto. Por ahoramencionamos dos protagonistas en lacampaña de las Alpujarras, ambospertenecientes al Tercio de la Costa deGranada: Miguel de Moncada y Lope deFigueroa, que reaparecerán enseguida en

nuestra historia.

40. LOS CATALANES ENLEPANTO:

COLECCIONANDOTROFEOS

La Liga Santa que emprendería elcombate contra la morería y acabaríacon su hegemonía mediterránea fueliderada por España. Formalmente fuedirigida por Don Juan de Austria,aunque acompañado por el veterano Don

Luis de Requesens quien actuaba comoconsejero en temas navales. Se dis-cuteel papel de Requesens frente a Don Juan(excesivamente joven e inexperto sobretodo en temas marinos) y de los méritosde la victoria. Miquel Coll i Alentorn,en su Història dels catalans 1516—1660, afirma que: «Lluís de Requesensactuaba como lugarteniente y asesor delpríncipe, el cual no podía dictar ningunadisposición relativa a la escuadra, ni tansolo la correspondencia privada sin laaquiescencia de Requesens». Pero noentraremos en esta estéril discusiónsobre quién tuvo más mérito, pues elcaso es que ambos se compenetraron

bien y el resultado salta a la vista. Nosinteresa, en todo caso, resaltar laparticipación de los catalanes en lastropas imperiales. Para la navegación sedispuso que la armada se organizara conun grupo de exploración y cuatroescuadras. La escuadra de descubiertaformada por tres galeras españolas ycuatro venecianas al mando del catalánDon Juan de Cardona, navegaba ochomillas por delante de la flota, parareconocer cualquier nave que sesospechara enemiga. También hay quetener en cuenta que la nave capitana, asícomo muchas otras, se construyeron enlas atarazanas de Barcelona. Aún hoy,

ahí, se encuentra una reproducción de laNao de Don Juan de Austria.

De la Batalla de Lepanto quedaronmuchas remembranzas en Cataluña, yaque la gesta impactó notablemente en lacapital catalana. Algunos de estosrecuerdos han perdurado, otros se hanperdido y algunos permanecenignorados. Entre los más privilegiadosestá el Santo Cristo de Lepanto, que sevenera con gran devoción (a pesar dellaicismo imperante) en la Catedral deBarcelona. Esta imagen (milagrosa porotro lado, pues su extraño contorneo decadera se explicaría por un movimientode la imagen para esquivar una bala

otomana) presidía la nave capitana de laarmada cristiana. Durante mucho tiempose conservó en Montserrat la lámpara dela nave capitana turca, pero en 1811desapareció, cómo no, tras laprofanación de las tropas francesas. Unade las «reliquias» más desconocidas sehalla en la Iglesia de Sant Feliu deGuixols. Se trata del pabellón de la navecapitana turca. Su presencia ahí seexplica por la numerosísimaparticipación de marineros de la villa enla Batalla de Lepanto. La imagen de laVirgen de la Victoria se veneró en elConvento de Montesión. Banderas ygallardetes arrebatados al moro fueron

repartidos por toda Cataluña. Otrainesperada influencia fue la eclosión dela devoción a Nuestra Señora delRosario. A partir de 1571, en todaCataluña se erigieron numerosísimosaltares, capillas e iglesias en su honor,ya que el Papa había mandado rezar elrosario a toda la Cristiandad mientras selibraba el combate; y a esos rezos seatribuyó la victoria.

Josep Pla, en la su Guía de la CostaBrava, al hablar de Sant Feliu deGuíxols, cita a los autores del siglo XVIISalvador Ribes i Roig y Gelpí, y a lalista que elaboraron de 80 marineros dela villa que participaron en la batalla.

Algunos guardaron banderas turcas en sucasa, conservadas hasta finales delXVIII. Por otro lado se sabe que elcapitán Camisó asaltó la nave capitanaturca y mató al almirante otomano, AlíPaixà; hecho que inclinó de formadefinitiva la cruzada en favor de la flotacristiana. Ferran Soldevila, al describirla batalla de Lepanto barre para casa,pues enfatiza todo lo que puede lapresencia de los catalanes: «Es catalánLluis de Requesens, lugarteniente delgeneralísimo Juan de Austria (que eramenor de edad) y verdadero dirigente dela flota; es catalán Joan de Cardona (delconsejo privado de don Juan) que, con

ocho galeras, avanza al descubierto, yentablada ya la lucha impideintrépidamente, con un gran peligropersonal, el movimiento de dieciséisgaleras turcas que intentaban atacar porel flanco, catalanes son MontserratGuardiola, Ferrán Sanoquera, Enric deCardona; Dimas de Boixadors, Miquelde Montcada (en cuyo tercio combatíaCervantes), Alexandre y Joan deTorrellas, Guillem de Sant Climent, yotros muchos que sitúan muy alto, unavez más —y será la última—, el nombrede Catalunya en las aguas del golfo deCorinto, que dos siglos antes, en tiemposde los ducados de Atenas y Neopatria,

era un lago catalán».Sólo dos apuntes a la versión de

Soldevila: 1) Ciertamente Cervantessirvió a las órdenes de Miquel deMoncada, pero este no era catalán, sinovalenciano; y 2) querer emular Lepantocon la aventura de los almogávares esdejar que la pasión nacionalista dominela razón histórica. Lo que sí se puedetomar como cierto es su afirmación deque: «Cataluña que había comprendidola posible trascendencia de ese esfuerzosupremo había abocado todos susrecursos y todas las reservas de gente demar». No sólo eso, sino que la victoriadespertó la poesía catalana con las

obras de Joan Pujol (sacer-dotemataronés) y Dionís Pont (mallorquín).Un poema de este último, nos muestra lahermandad entre catalanes y castellanos:«Que illustre gent castellana / AportabaDon Juan, / Gent tudesca, italiana, /Brava gent la catalana / Que hauran fetde tallar carn». Lepanto fue un ejemplomás de cómo lo catalán y lo hispano sefusionaban connaturalmente anteempresas comunes.

41. CERVANTES…

¿PERDIDO ENBARCELONA?

Es indudable que Cervantes estuvo en labatalla de Lepanto. Lo que no está tanclaro es dónde estuvo un par de añosantes. También es evidente que conocíaBarcelona, por los detalles de su relatode El Quijote, aunque los historiadoresno se ponen de acuerdo acerca decuándo pudo estar en la Ciudad Condal.Algunos apuntan a que Cervantes, en1570, ya era soldado de la Compañía deDiego de Urbina, del antes mencionadoTercio de Granada o de Miquel de

Moncada. En 1572, tras unareorganización de los Tercios, seincorporó al de Lope de Figueroa. Ensus combates por el norte de Áfricacaería célebremente prisionero. Loscervantistas más escrupulosos suponenque pasó todo el año 1570 y parte del 71en Italia, y no es hasta enero del 72cuando su nombre aparece en las listasde soldados del ejército de Felipe II. Nosería descabellado considerar queCervantes no se enrolara en Italia, comosuele afirmarse, sino en España; y, deser así, pasó por Barcelona, con suhermano Rodrigo, junto a las tropas quehabían de combatir en Lepanto. Sabemos

de cierto que el Tercio que habíaluchado en las Alpujarras se recompusoen Barcelona, de donde zarpó el 11 dejulio de 1571. Eso explicaría que el díade San Juan de 1571, a cuya fiestaaludirá después en El Quijote, estuvieraen Barcelona y asimismo se encontraraya en la Ciudad Condal el día 16 delmismo mes, en que Don Juan de Austriafue recibido por las autoridades locales,tal y como consta en el Dietari delAntich Conseil Barceloní. El relato deldietario parece que es emuladoirónicamente en la narración de laentrada del Quijote en Barcelona. Quizáparodiando esa visita quiso Cervantes

que don Quijote se embarcara tambiénen la nave capitana, en el capítulo LXIIIde la Segunda parte de la obra. Esbonito pensar en esta conjunción deTercios imperiales, Lepanto, Barcelonacomo inspiración cervantina… Y todoello quiere ser eliminado de un plumazopor la historiografía nacionalista. Peroahí está la Historia. Los Tercioscastellanos no fueron invasores deCataluña, sino que los catalanesparticiparon en el ejército imperialcomo cualquier otro pueblo de LasEspañas.

42. PASEANDO PORFLANDES: «EL TERCIO

DE CATALANES DEQUERALT»

¿Participaron los catalanes en losafamados Tercios hispanos? Larespuesta es sí. Entre las tropasregulares del Imperio español existíandos tercios propiamente catalanes por sulugar de reclutamiento: el tercio de laDiputación de Cataluña y el Tercio de laCiudad de Barcelona. Estos tercios nonos consta que participaran en Flandes o

en otros lugares épicos. Sin embargo,hubo otro Tercio que tendría esa misión.Se trató del Tercio de Queralt, que llegóa los Países Bajos en 1587. Contaba conunos 1.900 hombres, distribuidos en 18compañías. Esta unidad militar seformó, según cuenta un cronista, congentes sin oficio ni beneficio, aunquetambién se le sumaron ciudadanos deprestigio: «Había en este tiempo enCataluña gran cantidad de bandoleros,que no es cosa nueva en los caballerosde aquella tierra á tener bandos ydiscordias, […] le pareció al Rey,nuestro señor, limpiarla con procurarsacar toda la gente sobrada que habia

ejercitando las armas, y así hizo unperdón general de todos los facinerososque habia con tal que le fuesen á servir álos Estados de Flandes debajo de lamano de Alexandro, y así mandólevantar un tercio y se arbolaronbanderas para él en Barcelona y todaCataluña, y debajo dellas, demás de lagente de la calidad que digo, se alistómucha principal y soldados muyvalerosos, de suerte que en breve tiempose formó un tercio de diez y ochocompañías muy lucidas, y habiendomarchado por toda Italia llegaron en estemedio á los Estados de Flandes». Elpeculiar Tercio se puso a las órdenes de

Don Luis de Queralt, caballero catalánmuy honrado, y de ahí tomó su nombre.

Esta unidad compuesta casiíntegramente por catalanes, causóextrañeza entre los otros terciosacantonados en tierras flamenca:especialmente porque hablaban catalán yno les entendían. Y como tampocoentendían a los flamencos, lesempezaron a llamar los «valones deEspaña». Más tarde, con cierto retintín,les renombraron con el título de ElTercio de Papagayos , ya que cuandointentaban hablar castellano lo hacíantan mal que provocaban jerigonzas ysornas. Este Tercio, junto a tres más,

estaba destinado a desembarcar en lainvasión de Inglaterra, pero el fracasode la Armada Invencible lo desactivó.Por fin, sin muchas heroicidades bélicasque contar, el Tercio se redistribuyóentre otras unidades. Sobre Don Luis deQueralt, nos ha llegado un elogio que lehizo Alonso Vázquez: «El capitán ygobernador D. Luis de Queralt,caballero catalán muy gallardo;mostrólo en las guerras de Flandes; diomucha y buena cuenta de todo lo que sele encomendó del servicio del Rey,nuestro señor, á satisfacción de susobrino Alexandro, el cual le estimó porsus muchas y buenas partes; fué este

caballero Gobernador de un tercio deinfantería española que llevó á losEstados de Flandes».

43. BANDOLERISMOCATALÁN: ¿HÉROES OVILLANOS? LA CRISIS

DE UN SISTEMA

Retrocedamos un siglo. Al morirFe r na ndo el Católico, «el mejormonarca que hubo en España», en bocade Próspero de Bofarull. El propio rey

reconocía, dos años antes de su muerte,que «nunqua la Corona de Españaestuvo tan acrecentada ni tan grandecomo agora». Sin embargo, España noera una entidad uniformada, sino que losdiferentes reinos tenían susidiosincrasias y ritmos particulares.Según Marcelo Capdeferro, «cuandomurió Fernando (1516) Castilla habíaentrado ya en la Edad Moderna.Cataluña, en cambio, permanecíaanclada en la Edad Media». Estapequeña ambientación nos ayudará aentender lo que significó realmente elbandolerismo en Cataluña. De 1521 a1621, durante el siglo que va de Carlos

V a Felipe III, el bandolerismo seconvirtió en la lacra social porexcelencia de la tierra catalana. Estefenómeno fue por un lado exaltado comoparte del espíritu catalán y, por otro,criticado en cuanto que unanquilosamiento de un régimen medievalque no supo evolucionar. Vayamos porpartes. La historiografía nacionalista ylos movimientos catalanistas modernoshan mitificado a «héroes» como Joan deSerrallonga (entre otros, aunque este fueel más conocido). Estos bandidos fueron(y aún los son) loados y cantados comoauténticos robinhoods del pueblo.Incluso a nivel popular se larvó una

guerra civil entre los nyerros (cuyosímbolo era un lechoncillo) y loscadells (cuyo símbolo era un perro).Veamos qué subyacía en cada bando ycuál era la naturaleza del conflicto,especialmente en época de Felipe III.

Los nyerros constituyeron unafacción político guerrillera que asolabavillas y ciudades, y solían asaltarcarruajes que transportaban impuestosdel Estado, así como a séquitos denobles favorables a la monarquíahispánica. Fueron protegidos por unamás que decadente aristocracia catalanaen vías de extinción que soñabailusamente que la monarquía francesa le

devolvería la gloria, prestigio yriquezas. Por eso los nyerros defendíanlos intereses y territorios de estosseñores feudales, rehuyendo de suobediencia al Rey de España. Estebandolerismo quedó «justificado» y«legitimado» gracias al abuso de losantiguos usatges (usos y costumbres)medievales que permitían a los señoresfeudales proteger a sus vasallos frente ala autoridad del Rey. Como señala elgran hispanista J.H.Elliot: «La Coronade Aragón estaba dominada por unaconstitución de la cual fácilmenteabusaba una aristocracia irresponsable».Andrés Reig, Vice-Canciller del

Consejo de Aragón, escribía al Rey en1615: «quien fomenta y entretiene a losbandoleros son algunos y gente poderosapara conservar sus parcialidades». Losnyerros solían vestir con sombrero rojoy una larga capa del mismo color. Undato interesante, aunque escasamenteconocido, es que esta facción tuvoclaras concomitancias con los hugonotes(protestantes franceses) que tantas veceshabían intentado apoderarse delRosellón. La relación entre losprotestantes franceses y las familiascatalanas que se fueron posicionando afavor de Francia y contra España es uncampo de investigación aún

prácticamente virgen.Los cadells tampoco se quedaban

cortos. Eran una facción tambiénmilitarizada que con apoyo de obispos,población urbana y la nobleza hispánica,defendía los intereses y territorios deestos. Se dedicaba también a asaltar oquemar las propiedades de los nyerros.Esta sería una de las tantas «guerrasciviles» que se vivieron antes, y sevivirán después en Cataluña. Laconsecuencia de este conflicto, segúnseñala Pujades, fue que: «El Virrey yano puede más: los ladrones se burlan deél y los caballeros le han perdido elrespeto… Todos ellos son más señores

de la tierra que el propio Rey».Cataluña, como pasará tantas veces en laHistoria, al deslindarse de una autoridadsuperior cayó en el más salvaje de loscainismos. No es difícil establecer unarelación del conflicto entre nyerros ycadells, la busca y la biga, felipistas yaustracistas o la persecución interna enCataluña durante la Guerra Civilespañola. Si se dice que hay dosEspañas, bien se puede afirmar que hubodos Cataluñas: una fiel a su tradición yotra rebelde y afrancesada.

Digresión sobre ladecadente nobleza catalana:

En tiempos de Felipe III, a ladecadente nobleza catalana,según Vaca de Osma, «les entrael prurito de los títulos». Lasviejas baronías y vizcondadosmedievales les saben a poco.Solicitan al Rey títulos deGrandes de España,marquesados o condados. Desdeantiguo, los títulos de noblezacatalana habían pasado, graciasa los enlaces matrimoniales, a lanobleza castellana (por ejemplo,entre otros, el Ducado deCardona y el Condado deAmpurias pertenecían a Don

Diego Fernández de Córdoba).De golpe, Felipe III se sacó de lamanga ocho nuevos títulos denobleza que repartió entre suscatalanes más allegados. Siglosdespués, Alfonso XIII, con lamisma intención de ganarseapoyos, pero en un sentido máscutre, empezó a otorgar títulos denobleza a eméritos empresarioscatalanes. El caso mássignificativo fue el título deConde de Godó. Surepresentante actual, en 2008,recibió el título de Grande deEspaña. Ello no impidió que

necesitado urgentemente de lassubvenciones de la Generalitat,convirtiera a la vieja LaVanguardia española , en unpanfleto nacionalista infumable.

Una de bandoleros: Elbandolerismo catalán fuereciclado por el romanticismohasta tal punto de convertir aasesinos sanguinarios en héroesrománticos. No es casualidadque Serrallonga fuera uno de losgrandes mitos del romanticismodecimonónico. Ejecutado unosaños antes de la Guerra de los

Segadores, fue transformado enhéroe de los pobres ydesvalidos. Ya en el siglo XVIIIaparecieron obras de teatrosobre su figura. En el siglo XIXla pieza El catalán Serrallonga,que se representaba en todaEspaña con notable éxito, eraprohibida por subversiva.Mucho tiempo después, un«bardo» de la Nova cançó, quecautivó a los jóvenesrevolucionarios de laTransición, y al que tendremos elgusto de dedicar un epígrafe encapítulos finales, compuso El

bandoler. La canción causó furory demostraba la fuerza delromanticismo, por su caráctersimbólico y revolucionario.

44. LA TRAGEDIA DE LASEGUNDA MITAD DEL

SIGLO XVII: LASDENTADAS DE FRANCIA

La segunda mitad del siglo XVII fuedesastrosa para España en general, ypara Cataluña en particular. El reinado

de Felipe IV y, posteriormente, el deCarlos II, tuvieron en Cataluña su lacraparticular. Sería la época de la Guerrade los Segadores, la Guerra de laSecesión de Cataluña (con la famosatraición de Pau Claris); la época de lasconstantes invasiones francesas; y de unconflicto entre catalanes que era lacontinuación lógica de la de los nyerrosy cadells. Para colmo, la monarquíahispánica se estaba quedando sin fuerzasni recursos y los viejos reinos noestaban muy dispuestos a colaborar en eldesgaste que estaba sufriendo Castilla.De ahí el famoso verso de Quevedo:«En Navarra y Aragón / no hay quien

tribute un real / Cataluña y Portugal /son de la misma opinión / Sólo Castillay León / y el noble reino andaluz /sonlos que cargan la cruz / católicaMajestad, / por favor, tened piedad».

Ante la necesidad de ser breves,sólo señalaremos la sucesión deconflictos que hubo de padecerCataluña. La Corona estaba en guerraabierta con Francia desde 1635 (en elmarco de la Guerra de los TreintaAños). En 1640, Cataluña (al menos unaparte) y Portugal se levantarán contra elRey provocando una situación críticaque ponía en peligro de disolución atoda la Monarquía. La causa del

malestar en Cataluña eran las constantesexigencias del Conde Duque de Olivarespara que el Principado contribuyera alesfuerzo que suponía defender lafrontera. Entre los abusos contra lapoblación por parte de unas tropas malpagadas y desmotivadas y el egoísmo delos dirigentes catalanes, encabezadospor Pau Claris, se produjo eldesencuentro. Acogiéndose a la excusade los viejos fueros y sus privilegios, seiniciaría la Revuelta de los Segadores.Entre 1640 y 1652 se produciría laGuerra de Secesión pues,traicioneramente Cataluña había sidoentregada a Francia por Pau Claris. Una

parte de las élites catalanas (aquellasque apoyaban, como vimos, a losnyerros) aceptaron entregar elPrincipado al Rey de Francia. Éste secreyó en el derecho de invadir Cataluña,todo ello orquestado con gran habilidadpor el Cardenal Richelieu. A lasmiserias de la guerra se sumaron pestescomo las 1647 y 1654.

Después de más de una décadadesesperada, en 1652, y tras lareconquista de Barcelona por las tropasespañolas, se daba por acabada laguerra. Pero las consecuencias fueronfunestas, con la firma, entre laMonarquía hispánica y el rey de

Francia, de la Paz de los Pirineos(1659): pasando el condado delRosellón y la mitad del de la Cerdaña aestar bajo la potestad francesa. Lo quecon tanto esfuerzo había defendido laMonarquía hispánica no impidió que, eldelirio de un hombre llevara a queCataluña perdiera un 20 por ciento de suterritorio.

Caracterización de PauClaris: La locura de Claris, alque en su posterior discursofúnebre se le denominó el«Moisés catalán», habíaprovocado una de las mayores

pérdidas territoriales deCataluña. Los juicios sobre élson dispares, incluso entre loscatalanistas. Rovira y Virgilidice de él que fue: «el padreprotector, defensor y liberadorde la Patria»; el catalanistaPadre Miguel de Esplugues localificó de «atolondrado y pocoedificante». El juicio másponderado, posiblemente, nos loofrece J.H.Elliot: «Clarís nosabía nada del mundo, más alláde Cataluña, que realmente eratodo su mundo. Odiaba a suobispo, odiaba a los castellanos

y reservaba todo su amor ylealtad al que era su CapítuloCatedralicio y su provincianativa». Hoy Claris goza delbeneplácito de los historiadorescatalanes, que no han queridorealizar una biografía crítica delpersonaje.

Pero ahí no acaba la cosa: losfranceses, no satisfechos con elresultado, iniciaron la denominadaGuerra de los Nueve Años (1689-1697),en la que invadieron parte de Cataluña,a la par que bombardeaban Barcelona yAlicante. Incluso antes, Gerona, en

1675, había sido sitiada. Los partidariosde la Monarquía hispánica en elPrincipado tuvieron que volver adesangrarse metafórica y literalmente enuna nueva guerra. De por medio seprodujo la guerra de las «barretines» ode los gorros, (1687-1689) donde serepetían los acontecimientos de 1640.Muchos campesinos, angustiados poruna crisis de langostas que habíaprovocado hambrunas, y por losconstantes sacrificios que se les pedíanpara mantener las tropas en la guerracontra Francia, acabaron lanzándose auna revuelta. Cataluña se hundía enmedio de sus propias contradicciones e

indecisiones.

Digresión muy importante:un tema histórico interesante ydigno de ser profundizado es laespiritualidad de los alzadoscontra las autoridades españolas.A Rovira y Virgili, republicano,laico y catalanista, siempre leptovocó repulsión el espíritu«religioso» de esta revuelta. Porejemplo, «¡Viva la fe deCristo!», «¡Viva la tierra, muerael mal gobierno!» fueron loslemas de los segadores queoriginaron la revuelta del 7 de

junio de 1640, día conocidocomo el Corpus de Sangre. LaDiputación editó la famosaDeclaración católica a SuMajestad fiadora de Felipe elGran, en la que se intentabajustificar teológicamente larebelión. Otros historiadores, yaquí conviene profundizar,señalan que las influenciashugonotas se dejaron entreverentre los rebeldes. Ellocoincidiría con el espíritu de losnyerros y señalaría una«infiltración» hugonota en lacatólica Cataluña, nada

estudiada, como ya hemosadvertido. Ello explicaría elapoyo de ciertas familiasinfluyentes a la causa francesa.Pensemos que en la Revuelta delos Segadores se reprodujeronen Cataluña multitud deasesinatos en los que los «másdesfavorecidos» asesinaban alos ricos de las villas (una copiaexacta del conflicto entre nyerrosy cadells).

45. LA REVUELTA

«DELS ANGELETS»Entre tanta tragedia y guerras hubo unlevantamiento en el Rosellón digno deser estudiado, ya que los nacionalistaslo han intentado tergiversar; incluso,ocultar. El Rey francés, aparte de iniciaruna brutal política de «reeducación»francesa que consistía, entre otras cosas,en extinguir cuanto antes la lenguacatalana, también sableó con el impuestode la sal a los campesinos de la zona(los campesinos necesitaban la sal parasu ganado). Ello provocó una revueltamuy peculiar, llamada «dels angelets»(de los angelitos). El nombre no está

claro de dónde viene, pero posiblementese debe a la devoción de los labriegospirenaicos a san Miguel Arcángel y queéste era patrono de los «miqueletes»(las famosas milicias populares de lasque ya hemos hablado). La revuelta tuvodos fases. La primera, 1667-1668, fueprecedida de la ejecución de varioscatalanes que se negaron a pagar elnuevo impuesto sobre la sal. Estaprimera fase fue liderada por José deTrinxeria que organizó una eficazguerrilla contra las tropas francesas alas que hostigaba, al igual queasesinaban a los cobradores deimpuestos de la sal. El gobierno francés

finalmente cedió y suavizó las medidasde los impuestos.

Una segunda revuelta se produjoentre 1670 y 1674 y fue más dura. Elgobierno francés hubo de enviar más de4.000 soldados, ya que «els ange-lets»fueron capaces de sitiar y tomarpoblaciones. Otra diferencia, sumamenteimportante y acallada —o distorsionada— por la historiografía catalanista, esque esos campesinos catalanes deseabanvolver al servicio de la Monarquíahispánica, pues ya habían catado elAbsolutismo francés. En 1673 lasguerrillas catalanas «dels angelets»iniciaron contactos para lograr un

retorno del Rosellón a España. En lallamada conspiración de Vilafranca deConflent, el sábado de Gloria de 1674,se preparaba la declaración dereintegración de los condados catalanesa España. Pero la conspiración fuedescubierta y su líder, ManuelDescatllar, fue detenido, torturadosalvajemente y ejecutado en Perpiñán.Su compañero Francesc Puig i Terrats,fue degollado delante de su propia casa.La represión general fue tremenda:requisas de patrimonio, condenas agaleras, ejecuciones… El coste fue tantremendo que el Rey de Francia inclusopropuso cambiar los Condados

catalanes por los de Flandes, a lo que elRey español se negó. La historiografíacatalanista siempre ha ocultado elcarácter «español» de la revuelta «delsangelets». Pero ahora, en algunosartículos científicos de ciertoshistoriadores, ellos mismos se preguntancon asombro si realmente, en el fondo,esos catalanes lo que querían era volvera España. La extrañeza les viene, enprimer lugar, por los documentosfranceses que claramente veían en estasublevación el deseo de sumisión a laMonarquía hispánica; y, en segundolugar, porque hasta ahora en la«academia catalanista» se había

defendido que estos catalanes luchabanpor una Cataluña que ni fuera españolani francesa; pero la ausencia dedocumentos al respecto imposibilita estatesis.

46. REGIMIENTOSCATALANES

PARTIDARIOS DEFELIPE V

Cuando aún no se había iniciado laGuerra de Sucesión, y llegaba por

primera vez Felipe V a Barcelona comorey indiscutido, siendo aclamado por loscatalanes y jurando sus fueros, aparecióun curioso personaje: Blas deTrincheria. Hijo de un famoso caudillomiquelete, propuso al Rey formar en dosmeses un Tercio completo paraacantonarlo en Nápoles. El Rey,sorprendido e incrédulo, accedió asufragarlo. Blas de Trincheria contó conmuchos antiguos miqueletes y en dosmeses consiguió preparar y uniformar untercio de 700 catalanes. Esta unidadmarchó para defender el reino deNápoles y, tras el alzamiento austracistaque iniciaría la Guerra de Sucesión, sus

integrantes —todos catalanes— semantuvieron fieles a Felipe V.

Otras unidades compuestas decatalanes también se mantuvieron en lasfilas felipistas. Veamos la relación:Regimiento de Dragones «Pons» (1703-1706), comandado por Miquel Pons deMendoza que luchó junto al Regimientode Dragones de «Camprodón» (1703-1706). Éstas fueron dos unidades deextraordinaria calidad bélica y muyeficaces para la victoria de la causafelipista. Otros regimientos de catalanesfelipistas fueron: el de Dragones«Picalqués» (1706-1710); el Regimientode Dragones «Grimau» (1710-1718); Ya

acabada la Guerra, los catalanespudieron alistarse en el Regimiento deDragones «Tarragona» (1718-1734) yen el de «Sagunto» (1725-1785).

Curiosidad histórica. Unoscatalanes salvan a Felipe V:uno de los Regimientos deDragones, más concretamente elde «Camprodón», salvó almismísimo Felipe V en la batallade Almenar. Éste huía endesbandada, tras una terriblecarga de las tropas austracistas,comandadas por el generalinglés James Stanhope. El

ejército felipista hubo deretirarse a Zaragoza y, si nofuera por la protección de loscatalanes, Felipe V habría caídoprisionero. Ironías de la historia,gracias a unos catalanes, FelipeV acabó ganando la Guerra yluego llegó el Decreto de NuevaPlanta.

Otro Tercio de infantería catalanafue el de Llovet (1703-1704), fundadopor Manuel de Llovet y formado porunos 600 catalanes, que fue destinado aCeuta. Tras el alzamiento austracista, semantuvo fiel al Borbón. Otros

regimientos de infantería felipista de losque no hemos conocido más datos quelos de su existencia son el de «Ballaró»(1704-1707) y el de «Molina» (1704-1707) o los regimientos de caballeríanúmeros 1, 2, 3 y 4 «Rafael Nebot» (quese fueron constituyendo entre 1703 y1714). Hacia estos últimos hubosiempre desconfianza y miedo a que sepasaran a los austracistas. Pero la listasigue: encontramos el Regimiento deFusileros «Naturals de Cervera» (1711-1714), cuyo teniente coronel era JosepVilallonga i Saportella; o losRegimientos de Fusileros «Po de Jafre»y el de «Naturals de Berga», de los que

por desgracia no hemos podidoencontrar más datos. Sea como sea, elquerer plantear la Guerra de Sucesióncomo una guerra entre catalanes ycastellanos es una simple estulticia.Estamos ante una guerra civil, dondemuchos castellanos eran austracistas, aligual que muchos catalanes eranfelipistas.

47. 1714: UN TERCIOCASTELLANO DEFIENDE

BARCELONA

El imaginario catalanista quiere creer enun sitio de Barcelona donde loscatalanes puros defendían su catalanidadhasta la muerte. EvidentementeBarcelona estaba llena de barceloneses,menuda obviedad, pero entre losdefensores de la ciudad había muchosque no hablaban catalán: porque eran oaragoneses, o navarros; o incluso,castellanos austracistas. De momentosólo cabe aquí apuntar que el verdaderohéroe de la defensa de Barcelona no fueRafael de Casanovas, sino el TenienteMariscal Antonio de Villarroel y Peláez(gallego, aunque nacido accidentalmenteen Cataluña). Fue el hecho de que

hubiera nacido en Barcelona lo que lepermitió ser elegido en vez del otrocandidato: el Teniente Mariscal AntonioColón de Portugal y Cabrera, Conde deLa Puebla que no era catalán (aunque nohemos podido averiguar su lugar denacimiento).

Lo que casi nadie sabe es que huboun Tercio de Castellanos defendiendoBarcelona en 1714. Se trataba de unaunidad de infantería llamada Regimientode la Concepción. Su coronel eraGregorio de Saavedra; sus colores dedivisa eran el azul y rojo; y su patrona—evidentemente— la InmaculadaConcepción. El Regimiento estaba

compuesto de unos 700 castellanos. Esteregimiento se fundó en 1713, tras latraición inglesa, y tuvo el sobrenombred e Villarroel, pues este fue suorganizador directo. El coronel, hombrede confianza de Villarrroel, fuecomisionado como comandante fijo deBaluarte. La leva de este regimiento,hasta llegar a los mil hombres, fuecompletada con catalanes.

Otro regimiento peculiar y nadacatalán fue el de Infantería SantaEulalia. Igualmente se formó tras elabandono de los ingleses. En él seaglutinaron todos los soldados navarrosy su coronel fue Don José Íniguez

Abarca, Marqués de Las Navas. Mástarde fue sustituido por un castellano, elCoronel Antonio del Castillo y Chirino.También, cuando las cosas se pusieronmal, muchos navarros decidieronmarchar y el regimiento se completó concatalanes. Francesc de Castellví yObando (1682-1757) en susNarraciones Históricas Vol. III, recogealgunos nombres de oficiales españolesvoluntarios en la ciudad: «Coronelesespañoles de voluntarios: don ManuelDesvalls, don Pablo Toar…». Otrafuente muy especializada es laproporcionada por Agustí Alcoberro iPericay en su obra L’Exili Austracista

(1713-1747), Vol. II, donde reseña los«Oficiales españoles vivos en diferentesregimientos ale-manes», que proveníande la defensa de Barcelona.

48. LO QUE NUNCAJURARÁN LOS

INDEPENDENTISTAS:«EN NOMBRE DE LA

SANTÍSIMATRINIDAD…»

Hacía años que el conflicto sucesoriohabía quedado resuelto. El ArchiduqueCarlos y los aliados ingleses habíanabandonado a su suerte a las tropasaustracistas. Prácticamente todaCataluña ya había sido tomada por lasfuerzas felipistas; pero Barcelonadecidió resistir. No podría explicarseesta resistencia numantina o, mejordicho, macabeica, sin el apoyo de unfervor religioso extraordinario. En todoslos documentos y proclamas sonconstantes las invocaciones a la DivinaProvidencia, las procesiones, los rezospúblicos del Rosario, novenarios y lapresencia constante del Santísimo en los

altares. Infatigablemente se invocaban alos santos patrones: Santa Eulalia, SanSevero y San Narciso o Nuestra Señorade las Mercedes, que fue proclamadaGeneralísima del Ejército resistente.

Impresionantes fueron los actos debendición de las banderas y el juramentode los soldados. Los regimientosdesfilaban por Barcelona hasta la iglesiao capilla donde se hallaba la santa osanto patrón bajo cuyo patrocinioestaban. Acto seguido se oficiaba unmisa solemne y finalizado el oficio lasbanderas eran bendecidas. Los oficialessalían fuera del recinto sagrado y secolocaban frente a los soldados

formando un círculo con la bandera en elcentro. Clavadas las banderas en lasastas, eran alzadas, y bajo su presenciaun auditor leía las ordenanzas militares,especialmente los capítulos referentes ala defensa del Rey y de la Patria.Entonces, oficiales y soldados alzabanlos tres dedos de la mano derecha enseñal de la Santísima Trinidad yrealizaban este juramento: «En nombrede la Santísima Trinidad, Padre, Hijo yEspíritu Santo, Tres Personas distintasy un sólo Dios verdadero Juro noabandonar mi bandera hasta perder laúltima gota de mi sangre en defensa dela Sacra Cesárea Católica Real

Majestad del Rey nuestro Señor y delFidelísimo Principado de Cataluña».Finalizado todo el ceremonial debendición y juramento, se disparabantres salvas de fusilería, tras de lo cual elregimiento volvía desfilando hasta suacuartelamiento.

49. LAS BANDERAS DE1714

También se celebraron con especialdevoción las diadas en honor de los

santos patrones que protegían la unidad.El 15 de marzo de 1714, en honor deSanta Madrona, el V Batallón de laCoronela, de Barcelona celebró suonomástica bajo la supervisión delsargento mayor de la Coronela FélixNicolás de Monjo y a la orden delteniente coronel de la unidad. Abría laparada un destacamento de músicamilitar, seguido de una compañía degranaderos y los 434 milicianos delbatallón. Ante la Catedral de Barcelonaformaron a seis de fondo, aguardandohasta la finalización del oficio. Actoseguido se inició la procesión con lasagrada cruz, el clero y el cabildo,

seguidos por el cuerpo de la virgen ymártir Santa Madrona bajo palio llevadopor el consistorio municipal,encabezado por el Conseller en cap ycoronel Rafael Casanova; cerraban laprocesión los hombres del V Batallón.Concluida la procesión, las tropasformaron en orden de batalla, lanzaronuna descarga cerrada y se desarbolaronlas banderas.

Las banderas de la infantería delEjército de Cataluña mostraban laimagen del santo patrón de cada unidad,custodiado por las armas del Principadode Cataluña y las reales armas delemperador y rey Carlos III de Aragón,

llevando también una bandera de sanJorge. Los estandartes de caballeríaseguían el mismo patrón, y elRegimiento de Caballería de la Fellevaba un Cristo bordado sobre fondoverde, divisa de la unidad, con elsiguiente lema Pro Lege, Patria et Rege(Por la Ley, la Patria y el Rey), bajo elcual figuraban las armas reales deCarlos III de Aragón, las del coronel delregimiento, y las de Cataluña. En lasbanderas de la Coronela de Barcelonafiguraban las armas de la Ciudad y elemblema del gremio de la Compañía.Mención aparte merece la Bandera deSanta Eulalia, la bandera que desde el

siglo XVI devino bandera de la Ciudad,de fondo carmesí con la imagen de SantaEulalia, co-patrona de Barcelona,flanqueada por las armas de la Ciudad yun sagrado cálice con el lema: ExugereDeus, Judicam Causa Tuam, (Ven Dios,y juzga tu causa).

Tras la reforma de 1713, quereorganizó la Coronela en 6 batallones,se dotó a cada batallón de una banderacon la imagen del santo patrón o delmisterio católico bajo la advocación delcual estaba: Santísima Trinidad,Inmaculada Concepción, Santa Eulaliade Barcelona, Santa Madrona, SanSevero de Barcelona y Virgen de la

Merced. El capitán de la 7a Compañíadel II Batallón, Francisco de Castellví yObando, narró que cada una de las seisprimeras compañías de cada batallónmostraban en el anverso la imagen delsanto patrón, con el escudo heráldico deBarcelona debajo, y en el anverso lasreales armas de Carlos III de Austria,con el símbolo heráldico del gremiorepetido en las cuatro esquinas de labandera.

50. FELIPE V SE RODEA

DE CATALANES PARA SUPROTECCIÓN

Felipe V, tras la Guerra de Sucesión,acometió la reforma de su Guardia Real.En 1731 formó la Compañía deGranaderos Reales. La formación deesta compañía fue encargada al catalánBarnardino Marimón. En 1735, estaunidad militar pasó a integrarse comocuerpo de la Casa Real, obteniendo asíunos privilegios especialísimos. Losnombres de la insignes familiascatalanas se encuentran entre laoficialidad de este cuerpo: los Marimón,los Azlor, los Alós y los Amat.

Ciertamente entre ellos había unarelación de parentesco y amistad quepropició que Marimón consiguieracargos para el resto; pero Felipe V notuvo inconveniente en que su «guardiapretoriana» fuera dirigida por catalanes.Insignes militares como Junyent Bergós,levantador del Regimiento deBarcelona, o Joaquín Bru Sampsó, sesumaban a la oficialidad catalana. Unhombre clave fue José Ortador, que fuenombrado «Comisario real de Guerra delos exercitos de S.M. y propietario dedicha compañía».

El origen de este excepcional cuerpoal servicio de Felipe V (del que ningún

historiador nacionalista nos ha hablado)está en el apoyo inicial de los catalanesal Rey antes del inicio de la Guerra deSucesión. Entre los años 1702 y 1703,se formaron en Cataluña cuatroregimientos de infantería y dos dedragones. De los regimientos dedragones surgirían los hombres quenutrirían años después la guardiapersonal de Felipe V. Los fautores delos regimientos de dragones fueronMiguel Pons y José Camprodón.Reinando ya Felipe V en paz, sesiguieron formando regimientos decatalanes, como los de los Dragonesdenominados «Ampurdán» y

«Ribagorza» (en 1718), constituidos porIsidro Pou y Pedro Miguel. En 1734 lanoble familia de los Sentmenat creó elCuerpo de Infantería de Cataluña. Lomás irónico de esta cuestión es que delCuerpo de Granaderos de Felipe V,propiamente catalán, acabaría surgiendoun himno que se acabaría convirtiendoen la marcha real y después en el himnode España.

51. LOS EFECTOSBENÉFICOS DEL

DECRETO DE NUEVAPLANTA

Ante la caída de Barcelona, el Decretode Nueva Planta y la pérdida de losfueros y usatges podemos hacer doscosas: ponernos a llorar hasta no parar oaceptar que pasó y analizar susconsecuencias. En la historiografíacatalanista es más que evidente laposición adoptada. Sin embargo,paradójicamente, tras las lógicasrepresiones después de un conflicto y elDecreto de Nueva Planta, se tiene queasumir que a Cataluña le sentó muy bien

la derrota. Si bien el catalanismo nocejó en quejarse de que se le habíaprivado de asistir a América, en el sigloXVIII el comercio catalán eclosionó. Poreso no es de extrañar que VíctorBalaguer, catalanista converso alespañolismo gracias a sus gananciasamericanas, justificara: «Eldescubrimiento de América… iniciadopor castellanos y aragoneses…completado luego por los naturales de laCorona de Aragón y… de todas lasnacionalidades españolas… eldescubrimiento de América… aún sindarse cuenta los que intervinieron, vinoa ser alianza y base de interés común,

contribuyendo poderosamente a launidad de España» (Conferencia tituladaCastilla y Aragón en el Descubrimientode América y pronunciada en 1892).

Ciertamente el Decreto de NuevaPlanta acababa con una serie de usos yderechos seculares del Principado, perotambién anulaba las fronterasarancelarias en la Península. Comoseñala Carolina Rúa en su tesis doctoralsobre el tema: «Castilla aumentaba susmercados en un 25%, pero Aragónaccedía a un mercado cuatro vecessuperior… dicho de otra maneraCastilla pasaba de un mercado de 6millones a 7,5, mientras que la Corona

de Aragón pasaba de 1,5 a 7,5millones». De Pinedo en unacomunicación académica titulada Notassobre la conquista del mercadopeninsular por los comer-ciantes y losproductos catalanes en el siglo XVIII,recoge algunos testimonios de la rapidezcon la que los catalanes se aprovecharondel Decreto de Nueva Planta. EnGalicia, por ejemplo: «enxambres demarineros catalanes que no cabian en suPais, atraidos de la fama de lasmarítimas riquezas de Galicia, sederramaron sobre sus costas». Castillase vio inundada de catalanes que iban acomprar materias primas como la lana.

En Badajoz: «Catalanes con chinas,encaxes y otros géneros de algodones ysedas, vendian por las calles y casas eltiempo que querían…».

Es interesante el testimonio deLarruga y Boneta en un escrito tituladoMemorias políticas y económicas sobrelos frutos, comercio, fábricas y minasde España de 1787. En él se lee: «lasprovincias de estos dominios que másintereses sacan de la corte por unverdadero comercio suyo activo, son lasde Valencia y Cataluña… la segundasaca mucho más en los diferentesgéneros de sus fábricas que entrancontinuamente, siendo los renglones más

principales paños, bayetas, estameñas,indianas, lienzos pintados, papel ymedias de seda,… de curtidos entra unrenglón considerable de zapatos, admirael gran número que se consume, y este esun ejemplar de lo industriosa que esCataluña, pues solo de este génerovende en España más que los demászapateros».

Eran tan evidente los beneficios delDecreto de Nueva Planta que Soldevilano tiene más remedio que afirmar: «Elbalance que va desde la setentena deaños que van desde la caída deBarcelona en 1714, hasta la muerte deCarlos III (1788) no era, entonces, tan

descorazonador como podría parecer enun principio». Se queja de la pérdidadel amor de los catalanes por la propialengua y de la «desmemoria» histórica.Los hijos de los defensores de laBarcelona de 1714 —sigue Soldevila—«escriben como verdaderos botiflers yla opinión ilustrada se muestraabiertamente felipista». Por ello,Soldevila, junto a Rovira y Virgili,reconocen —aunque no logran entender— los recibimientos entusiastas que losBorbones recibían cada vez queviajaban a la Ciudad Condal. Hasta elmás mediocre de ellos, Carlos IV, fuedesaforadamente recibido en medio de

un delirio popular. Y es que el bienestarde los despóticos Borbones suplió todorecuerdo de la amarga derrota.

52. UNA PERVERSIÓNHISTORIOGRÁFICA DEL

CATALANISMO: ELCOMERCIO AMERICANO

En la tesis doctoral de Cristina Rúa, queantes hemos señalado, se afirma que: «lavisión más generalizada en lahistoriografía nacionalista catalana (que

explicaba la decadencia económica deCataluña en los siglos XVI y XVII enfunción de su exclusión del comercioamericano), hacía un flaco favor a lainvestigación. Este mito catalanista sehabía convertido en un dogma contra elque muy pocos se atrevían a rebelarse».El historiador y catedrático CarlosMartínez Shaw se ha dedicado a recogertestimonios que prueban que, aunque enel testamento de Isabel II se concedía«el trato y provecho de las Indias» a loscastellanos, Fernando el Católico nohizo mucho caso. Por otra parte, eljuicio de Pierre Vilar es determinante:«Es el comercio colonial, no el

comercio exterior, aquel cuya demandaexcita la industrialización en Cataluña»,de tal forma que «el desarrolloindustrial catalán de fines del siglo XVIIIresulta prácticamente inconcebible de nohaber contado con el mercadoamericano». Según Alonso de Herrera,Carlos I habría concedidoexplícitamente el usufructo de las Indiastambién a los habitantes de la Corona deAragón. Se puede afirmar que: «loscatalanes estuvieron siempre presentesen los barcos de la Carrera de Indiascomo pasajeros, tripulantes osobrecargos al cuidado de sus propiasmercancías». Eso es lo que se desprende

del magnífico Fondo DocumentalEnrique Otte —historiadorhispanoalemán, especialista en el tema— en el que ya se registran compañíascomer-ciales catalanas desde el sigloXVI. Según historiadores como Fontanao Cabrera Lobo es que si no hubo másrelaciones comerciales era porque laevolución de la coyuntura catalana nocoincidía ni en el espacio ni en eltiempo con la de la España imperial.Del mismo parecer fue siempre VicensVives, como ya señalamosanteriormente.

53. LA RED CATALANAEN MADRID: «ELPERIODO FELIZ»

Los nacionalistas se quejan de lainvasión castellana de Cataluña, pero noatienden a la invasión de catalanes quesufrió Madrid tras el Decreto de NuevaPlanta. Si bien, como ya dijimos, losprimeros años de la derrota catalanafueron duros, se puede decir que a partirde 1724 se inicia un período deprosperidad para Cataluña. Estecrecimiento tiene indicadores muyclaros: aumento de la urbanización,

intensificación del tráfico mercantil,expansión de manufacturas, aumento dela población, acumulación de capital,inversiones productivas. Nada mal paraser un «país ocupado y oprimido». Afinales del XVIII, en Cataluña hanaparecido compañías especializadas enla exportación de aguardiente, se creannegocios nuevos como el de seguros, sereactiva la construcción de barcos o losservicios de transporte transatlántico. Loque los catalanistas denominan una etapade «foscor» (oscuridad), Pierre Vilar ladefinió como «el periodo feliz». Loscatalanes fueron tejiendo una red decomercios y contactos en Madrid que les

permitió no sólo realizar buenosnegocios, sino también garantizar suinfluencia política. No hubo que esperaral Decreto de Nueva Planta, pues estemovimiento ya se había puesto enmarcha unos años antes. Según Larruga:«Los telares de máquina no fueronconocidos en Madrid hasta el año de1692, en que Francisco Potau, catalán,puso un telar en que fabricaba á untiempo seis piezas de listones, obrallana y listada». Cataluña salía de símisma y se encontraba un mundo en quepodían fructificar todas suspotencialidades económicas, artísticas eincluso espirituales. Por eso, para la

historiografía catalanista, esprácticamente imposible encontrar undocumento de queja hacia la dinastía delos borbones durante el siglo XVIII.

54. EL BATALLÓN DEVOLUNTARIOS DE

CATALUÑA

Mientras Cataluña tejía sus redescomerciales por España y el NuevoMundo, también los catalanesparticipaban en los cuerpos militares y

expedicionarios con notable éxito yreconocimiento. Buena parte de lasgestas militares de los catalanes, a loslargo del siglo XVIII y principios delXIX, proviene de un batallón devoluntarios que se remonta a 1701, y quefue tristemente disuelto en 2004. Suhistorial militar es impresionante. Conmotivo de la llegada de Felipe V aBarcelona, en 1701, Don Blas Felipe deTrinchería se ofreció para formar unTercio (del que ya hemos hablado). Trasla Guerra sería denominado el de«Voluntarios de Cataluña» y sedividiría, con el transcurrir del tiempo,en dos Batallones. El primer batallón de

voluntarios catalanes tendría dosréplicas más (o gemelos) que forjaríansu propia historia militar.

Reseñemos las principales accionesde estas unidades. El primer batallónoriginal (el primer gemelo) participó enla Guerra de Sucesión, aun bajo elnombre de Tercio de Trinchería (1702-1714); Guerra contra la CuádrupleAlianza (1717-1721); Ocupación deNápoles (1735); Campaña de Portugal(1762); Expedición a Argel (1765);Buenos Aires (1766-1778); Guerra delas Naranjas (1801), una breve guerraentre España y Portugal, por las intrigasnapoleónicas; Expedición del Marqués

de la Romana (1808), en el que elprimer Batallón de Infantería Ligera 1°de Voluntarios de Cataluña (1.200hombres), tuvo que acudir a Alemania,en virtud de un pacto napoleónico parareforzar el bloqueo báltico de Inglaterra;Guerra de la Independencia (1808-1814), esta vez contra el francés; ypresencia en Panamá y Quito (1815-1821).

La segunda réplica de este cuerpo esmás decimonónica y coincide conGuerra de la Independencia (1808-1814). Posteriormente realizará su laboren América: Cuba (1819), NuevaEspaña (1822), Cuba (1823-1838),

Puerto Rico (1838-1854), Cuba (1854-1857). La tercera réplica se limitará aactuar en Mallorca y Alicante (1819-1821).

El 2° de voluntarios de Cataluñacuenta con las siguientes accionesmilitares: Defensa de Melilla (1774-1775), Expedición a Argel (1765), Sitiode Gibraltar (1779), Expedición aNueva Orleans (1780), Expedición aPensacola (1781), Expedición a SantoDomingo (1782), Guerra contra laConvención (1793-1795), Combate deTrafalgar (1805), Guerra de laIndependencia (1808-1814); Guerra deÁfrica (1859-1860); Guerra Carlista

(1872-1876), Guerra de África (1893),Guerra de Cuba (1895-1898), Guerra deÁfrica (1909-1928). Estas unidadesrecibieron a lo largo de su historianumerosas condecoraciones: tres CrucesIndividuales por la acción del Puente deSan Andrés de Yébenes (Toledo) en1813 (Guerra de la Independencia); unaCruz Laureada de San FernandoColectiva y 31 individuales por ladefensa del castillo de San Juan de Ulúa(Nueva España) en 1825; seis Crucescolectivas: Cruz de Mora y Consuegra(1810); Cruz conmemorativa delEjército de Reserva de Andalucía(1814); Cruz de distinción de

Alburquerque (1815); Cruz del 2°Ejército de la Izquierda, Batalla de SanMarcial (1815); Cruz conmemorativa dela Batalla de Albuera (1815), una CruzLaureada de San Fernando Individualpor la acción de Haduya (Melilla), en1913.

Digresión sobre elpacifismo catalanista: Hacepoco tiempo, en medio de losdesvariados discursosnacionalistas sobre laindependencia, salió un estudiosobre cómo debería ser el futuroejército catalán. Entre otros

argumentarios lo importante esque tuvieran la oportunaacreditación de nivel de catalán.Lo más gracioso es que ante estapropuesta «patriótica», gruposradicales independentistaslanzaron el grito al aire,afirmando que Cataluña no debíatener un ejército, pues loscatalanes siempre habíamos sidopacifistas. Que se lo digan atodos aquellos expedicionariosde las unidades que hemosdescrito.

55. PRIMERACOMPAÑÍA FRANCA DE

VOLUNTARIOS DECATALUÑA

La Primera Compañía Franca deVoluntarios de Cataluña fue un cuerpodel ejército colonial español formadopor voluntarios provinientes deCataluña. Se formó como unidadindependiente en 1767 con 4 oficiales, 4sargentos, 2 tambores y 94 soldados,provinientes del Segundo Regimiento deVoluntarios Catalanes de Barcelona. En

un principio, la Compañía estabadestinada a servir en La Habana;finalmente fue destinada a México(donde ya había otra compañía catalana,los Fusileros de Montaña). Allícolaboró en la exploración de la AltaCalifornia y, embarcada desde el puertode San Blas, formó parte de laexpedición que descubrió la Bahía deSan Francisco. En 1772 se ordenó lafusión de las dos unidades catalanas enun cuerpo de dos compañías deVoluntarios de Cataluña, con base enGuadalajara, desde donde realizabanmisiones de control fronterizo, deexploración y de apoyo a la base naval

de San Blas.A finales de agosto de 1789, la

primera compañía, al mando del capitánPedro Alberni, participó en una misiónen el Pacífico Norte. El 25 de marzo de1790, los navíos Concepción y SanCarlos atracaron en la isla de Nutka, enla actual provincia de la ColumbiaBritánica (Canadá). La estancia de lacompañía fue muy dura debido al frío ya las frecuentes lluvias. Y desde ahírealizaron expediciones incluso más alnorte. La presencia de los voluntarioscatalanes es el motivo por el que, en losdibujos realizados por la expedición deAlejandro Malaspina, que pasó por

Nutka en el verano de 1791, aparecennumerosos individuos portando la típicabarretina catalana. A su regreso, laCompañía continuó sirviendo enCalifornia y después contra losinsurgentes en México. En 1815 se unióa otras unidades realistas.

La presencia de catalanes enCalifornia fue frecuente e importante,empezando por el leridano Gaspar dePortolà. Tras una experiencia militar enEuropa pasó en 1764 a Nueva España; yen 1767 fue nombrado gobernador deBaja California. Su misión era expulsara los jesuitas y reemplazarlos porfranciscanos, conforme al decreto de

Carlos III, influido por la masonería. En1769, fue nombrado comandante de laexpedición organizada por el visitadorgeneral de Nueva España, José deGálvez, a la Alta California, paraasegurar la posesión española de esosdominios, frenando las incursiones rusasy británicas. Encargó al mallorquín FrayJunípero Serra continuar la labor de lasantiguas misiones jesuíticas. Estaexpedición fue famosa y fructífera porfundar la misión de San Diego (1769),recorrer la bahía de Monterrey ydescubrir la de San Francisco. Otroleridano que dejó bien alto el pabellónen California fue Pere Fages i Beleta,

alias «El Oso». Este apelativo se loganó tras cazar varios platígrados enSan Luis Obispo. En 1767, comoteniente de los Voluntarios Catalanes,llega a Sonora para servir a las órdenesde Domingo Elizondo. Reemplazó aPortolá como gobernador (1770-1774)de la Nueva California. Desde el cuartelgeneral de Monterrey comandóexpediciones a las bahías de SanFrancisco y San Pablo, al estrecho deCarquinez, al río San Joaquín y a lascorrespondientes áreas circundantes. En1777 combatió a los apaches en Sonoray ascendió a teniente coronel. Su vidadaría para una película.

¿Quién puede negar que Cataluña noparticipó en los destinos de la Españaimperial? Pero tarde o temprano llegaríala decadencia del Imperio, aún asíCataluña mostró más vitalidad yentusiasmo que el resto de pueblos deEspaña.

Capítulo IVDEL IMPERIO A LA

RESISTENCIA DEL ALMACATALANA

«Valerosos catalans / anems tots á lacampanya / á defensar nostre Deu / Lley,

Patria y Rey de Espanya»

(Canción popular en la Guerra Gran,1793-1795)

Mientras el Imperio de la MonarquíaHispánica se iba desintegrando tras tressiglos de esplendor, desgastado desde

fuera y desde dentro, aún tuvo arrebatospara las últimas grandes gestas. Enellas, el pueblo catalán mostró unexacerbado espíritu patriótico yespañolista. Lejos quedaban lastraiciones de las élites catalanas en elsiglo XVII. El siglo XVIII fue el de laintegración plena en el Imperiohispánico y el XIX —en la mismamedida en que iba apareciendotímidamente el catalanismo y, con másintensidad, el laicismo revolucionario—fue el de la resistencia frente a laRevolución y la Modernidad laica. Loque iba a ser el siglo XIX, encontinuidad con la Cataluña hispana,

quedó prefigurado en la Guerra Gran. Elpueblo catalán manifestaría sucapacidad de autoorganización,independientemente de los gobiernosmasónicos de Carlos IV, y se lanzaría aluchar contra la Revolución Francesa.Esta sería la constante de la resistenciadel alma catalana frente a laModernidad, que trataba detransformarla.

56. RECONQUISTANDOEL ROSELLÓN Y EL

ESPÍRITU HISPANO: LAGUERRA «GRAN»

(1793-1795)La Guerra Gran (Grande), llamadatambién del Rosellón o de laConvención, sólo puede entendersecomo la emergencia del alma catalanaante lo que consideraba un deber patrioy religioso. Para los historiadores es unaguerra incomprensible, pues no se tratade una mera guerra defensiva, nisiquiera de una guerra para recuperar elRosellón, aunque al final se convirtió enobjetivo (vieja reivindicación desde el

Tratado de los Pirineos). La chispa, elmotor de esta Guerra, fue la ejecución,por parte de la Convención francesadirigida por Robespierre, de Luis XVI yla Reina María Antonieta. La ejecuciónde los monarcas provocó profundarepulsa en toda Europa y el inicio denuevas hostilidades. Francia declaró laGuerra a España el 7 de marzo de 1793,iniciando la invasión por Cataluña,Navarra y Vascongadas. En toda Españase reclutaron voluntarios dispuestos aenfrentarse a la Convención, pero sóloen Cataluña la movilización alcanzó elcarácter de un verdadero ejércitopopular, subvencionado por los gremios

y ayuntamientos. El sentir religioso,patriótico, y los todavía presentesrecuerdos de las constantes invasionesfrancesas llevaron a que un gritoresonara en toda Cataluña: «¡A matarfranceses!». Por las calles de lasciudades aparecían pasquines exigiendola expulsión de los gabachos queresidían en España (excepto, claro, losque habían huido de la RevoluciónFrancesa) y la declaración de guerracontra los enemigos de Dios y de laMonarquía.

El gobierno español de Carlos IV,dominado por masones y afrancesados, apesar del regicidio del primo de Carlos

IV, puso todas las reticencias sobre lamesa para iniciar esta Guerra. Pero loscatalanes no hicieron caso. La ofensivaprincipal se desarrolló en Cataluñaadónde afluyeron miles de voluntarios algrito de «¡Déu, Pàtria i Rei!»Paradójicamente algún historiadorcatalanista ha visto en la «Guerra Gran»un precedente del catalanismo, aldemostrar el pueblo su capacidad deiniciativa y capacidad organizativa.Pero si atendemos al alma catalana deaquel momento, reflejada en sus cantospopulares, veremos que nada tiene quever con el catalanismo.

Entre las muchas poesías que

surgieron, recogemos un brevemuestrario: «Aquells francesos malvats/ son nostros majors contraris, / hancomés tantas maldats / alevosas yexecrables. / Valerosos catalans, /anems tots á la campanya / á defensarnostre Deu / Lley, Patria y Rey deEspanya» (Aquellos franceses malvados/ son nuestros mayores contrarios / hancometido tantas maldades / alevosas yexecrables. / Valerosos catalanes /vamos todos a la campaña / a defendernuestro Dios / Ley, Patria y Rey deEspaña); Otra famosa, sonaba así: («¡Alarma, al arma, espanyols! / ¡Catalans, alarma, al arma! / Que lo frenetich francés

/ nos provoca y amenassa. / Privingudaen la frontera / la millor tropa deEspanya, / tothom espera impacient / laordre de entrar á la Fransa. / No temauespanyols, no, / mallograr esta campaña,/ que la fortuna constant / favorable osacompaña» (¡Al arma, al arma,españoles! / ¡Catalanes, al arma, alarma! / Que el frenético francés / nosprovoca y amenaza. / Prevenida en lafrontera la mejor tropa de España, / todoel mundo espera impaciente / la ordende entrar en Francia. / No temáisespañoles, no, / malograr esta campaña,/ que la fortuna constante / favorable osacompaña»).

En julio de 1793 se formó un cuerpode voluntarios barceloneses bajo ellema «Por la Religión, el Rey y laPatria». El llamamiento y la respuesta serepitieron por todas las comarcascatalanas, que aportaron miles de«miqueletes» que incluso subierondesde Valencia. El Capitán General deCataluña, el general Ricardos(aragonés), que consiguió unos 25.000hombres, ante el primer intento deinvasión francesa, contratacó invadiendoel Rosellón. Fue ocupando poblacionesderrotando al francés, culminando sustriunfos con la batalla de Truillás,dejando unas 6.000 francesas viudas.

Sin embargo, Ricardos, falto desuministros, tuvo que retirarse (y aún asíiba venciendo a los franceses endiferentes batallas).

El Diario de Barcelona publicó, conmotivo de la toma de Bellaguarda porlas tropas de Ricardos, tres sonetos, unoen catalán y dos en castellano,celebrando la victoria: «Ja del bronsetronant la força activa / rompé deBellaguarda la alza roca; / y rendida lafoch viu, que la sufoca, / la guarnició seentrega, y s’fa cautiva. / Lo Gall Francésabac la cresta altiva / de son orgull, queá tot lo mon provoca, / y devant del Lleóno bada boca, / si que fuig aturdit quant

ell arriba. / Vallespir, Roselló, laFrança entera / del valor español loexcés admira / ja espera resistir, jadesespera, / ja brama contra el Cel perodelira; / que lo Cel es qui vol que tornea España / lo Roselló, Navarra y laCerdeña» («Ya del bronce tronante lafuerza activa / rompió de Bellaguarda laalta roca; / y rendida al fuego vivo, quela sofoca, / la guarnición se entrega, y sehace cautiva. / El Gallo Francés abate lacresta altiva / de su orgullo, que a todoel mundo provoca, / y ante el León nodice esta boca es mía, / sino que huyeaturdido cuando éste llega. / Vallespir,Rosellón, la Francia entera / del valor

español el exceso admira; / ya esperaresistir, ya desespera, / ya brama contrael Cielo, pero delira, / que el Cielo esquien quiere que vuelvan a España / elRosellón, Navarra y la Cerdeña»).

En numerosas localidades delRosellón, siglo y medio después de suseparación de España, se recibió a lastropas de Ricardos al grito de «¡VivaEspaña!», manifestando su voluntad deadherirse a la Corona española, como enRoca d’Albera, Sureda, la Menera,Costoja y Sant Llorenç de Cendans. Untestimonio publicado en La Gaceta deMadrid en abril de 1793, describíacómo fueron recibidas las tropas

españolas en Sant Llorenç: «Las tropasde S.M. habían sido recibidas,particularmente en la Villa de S.Lorenzo de Cerdá, con la mayor alegría;el pueblo sobre las armas, y los sujetosdistinguidos gritando viva el Rey, vivaEspaña, viva la Religión, lloraban degozo cuando oyeron a su legítimovicario en la Misa la oración por el Reyy por el Pontífice […]». Este magníficoinicio de la Guerra empezó a torcersepor la muerte de Ricardos en Madrid, deuna neumonía, cuando iba a recabarapoyos. La falta de convicción delgobierno de Godoy y una levaobligatoria masiva del Ejército francés

(que reclutó un número de tropasdesproporcionadas respecto a losvoluntarios catalanes) hizo el resto. Enjulio de 1795 Godoy firma la Paz deBasilea, según la cual las tropas galas seretiraron de España a cambio de lacesión a Francia de la parte española dela isla de Santo Domingo.

57. Y LOS FRANCESESSE APROPIARON DE LA

BANDERA Y LENGUACATALANA

La invasión francesa de España encontróen Cataluña una situación peculiar. Porun lado una aferruzada resistencia en lospueblos, y por otro un servilismo deciertas elites en Barcelona. FerranSoldevila reconoce en su Historia deCataluña que «En Francia existía aún laidea de que Cataluña se encontrabamadura para una revolución». Aunque,más bien, la Cataluña popular estabapreparada para una contrarrevolución.La experiencia francesa, tras tantossiglos de combatir a España utilizandoCataluña como teatro de operaciones(hasta apoderarse definitivamente elRosellón), fue hábilmente utilizada. Por

un lado, en 1808, se acuñaron monedasen Barcelona «Ab les armes d’Aragó»(esto es, con las cuatro barras). En 1810Napoleón ordenó al Mariscal Augereauque izara las banderas francesas ycatalanas en lugar de la española.Paradójicamente, esta es la primerareferencia moderna de la aparición de labandera catalana. Las cuatro barras,también fueron utilizadas en los papelesoficiales, señoreando sobre el pecho deláguila imperial napoleónica. Paracolmo, el Diario de Barcelona dejó deeditarse en español, para ser publicadoen lengua catalana y francesa; las actasdel Ayuntamiento de Barcelona

empezaron a redactarse en catalán. Laestrategia de asociar lo catalán a lofrancés estaba clara, aunque no causóningún efecto. Un catalanista —políticoe historiador—, Nicolás d’Olwer, en suResumen de literatura catalana (1927),no tiene más remedio que reconocer unaverdad que le duele en las entrañas:«Los catalanes preferían hablar encastellano sobre el despotismovergonzoso de Fernando VII, que hablarsu propia lengua amparado por elglorioso Emperador de los franceses».

Por aquellos tiempos, al catalán desiempre las cuatro barras no le causabanla más mínima emoción. En el Decreto

de la Junta Superior de Cataluña, del 20de febrero de 1809, se ordenaba unalistamiento general de los somatenescontra el francés. De esta orden sedesprende la ausencia total de labandera catalana como símbolo. Cadauna de las unidades que se formaran,decía el decreto, llevaría: «una banderacon el Santo Patrono de mayor devociónque haya en los pueblos que formen ladivisión» [ocurría lo mismo que en ladefensa de Barcelona de 1714, lo cualdemuestra la continuidad del almacatalana siglos después]. Como mucho,un cuerpo de almogávares fue premiadocon un escudo de la Merced que portaba

las cuatro barras y una cruz. Lasmonedas de más valor acuñadas enCataluña por la Junta Superior, nollevaban las cuatro barras, sino elescudo de castillos y leones enmarcandolas flores de lis borbónicas. Durante laGuerra carlista de los Siete Años (1833-1840), ni las tropas carlistas (defensorasde los fueros catalanes), ni las tropasmercenarias que les combatían, ni losejércitos gubernamentales que tomabannombre de ciudades catalanas (paramimetizarse con la población), nadie,llevaba pendones con las cuatro barras.

58. PARA LOSCATALANES, NAPOLÉON

ERA EL «ABORTO DELUCIFER»

El historiador nacionalista Rovira yVirgili expresaba en su Historia de losmovimientos nacionalistas que elcatalanismo no podía emerger delpueblo catalán levantado en armascontra Napoleón. Su espíritu erademasiado reaccionario y fanáticamentereligioso. El catalanismo, para él, debíaser algo moderno y laico y, por tanto —

paradójicamente—, afirma que elcatalanismo lo traían los soldadosnapoleónicos en sus mochilas. En ciertamedida tiene bastante razón, pues esepueblo catalán resistente era todo menoscatalanista o modernizante. Veamosalgunos de los epítetos que le dedicaronlas poesías populares: «Demonioencarnado», «Aborto de Lucifer»,«Primogénito del gran diablo»,«Anticristo» (éste era el más suave). LaCanción de Malaparte, insiste en quehay que «hacerle cruces» como a unendemoniado.

Ferran Soldevila, siempreconfundido entre la Historia y sus

deseos de lo que debería ser la Historia,desbarra un poco al tratar del evidentepatriotismo español de los catalanes deaquella época. En su Historia deCataluña, «rebaja» ese patriotismo y lointenta entremezclar con un «patriotismocatalán» por aquél entonces inexistente,al menos en cuanto que precedente delnacionalismo. Nuestro historiadoranaliza el fenómeno con estassorprendentes reflexiones: «elpatriotismo [de aquellos catalanes]mezcla. Decimos, de patriotismo catalány español, mezcla liada ¿Cómosepararlo del sentimiento y delsentimiento monárquico —Religión,

Patria y Rey, son los que demandaneste servicio— es la divisa que lleva labandera de los almogávares fundados en1810». Y en el colmo del cinismo,Soldevila se pregunta si esto es«¿Patriotismo español, patriotismocatalán? […] es difícil separarlos». Laceguera física puede incluso curarse,pero la del alma es casi imposible. Todaesta retahíla es para evitar afirmar quese puede ser patriota español y catalán ala vez.

59. EL PATRIOTISMO

CATALÁN DURANTE LAGUERRA DEL FRANCÉS:

¡AQUÍ YACE ESPAÑALIBRE!

Sería interminable describir lasmanifestaciones de españolismo detodos aquellos catalanes que lucharonpor su Dios, Patria y Rey, durante laGuerra del francés. Salvo losafrancesados de Barcelona y losmasones (que solían coincidir), elpueblo catalán «esclatava» (explotaba)de patriotismo español puro. De ahí queel nacionalismo catalán no suela tocar

este tema. Pero dejemos que sea la musapopular la que nos muestre el sentir delpueblo. Al igual que en la Guerra Gran,fueron frecuentísimas las poesías ycantos populares, algunos épicos y otrosirónicos. Recogemos algunos ejemplos,uno de ellos sobre la batalla del Bruch:Oh batalla del Bruch, la més gloriosa! /afronta de «Marengo», «Eilau» i «Jena»/ intrèpidos paisans, gent valerosa, /d’Espanya glòria, de la França pena, /accepteu la corona victoriosa / que lafama vos dóna a boca plena / que lahistòria los noms dirà ab grandesa /d’Igualada, del Bruch i de Manresa» (notraducimos porque se entiende bastante

bien). Esta es una poesía anónimapublicada en el Diario de Manresa, yrecogida en el libro Els precursors dela Renaixença, de Josep Maria Poblet.

El barcelonés Josep Robrenyo, enEls laments de la trista ciutat deBarcelona, escribe: «Ai maleïdaFrança¡ / Te n’has de recordar, / Delmal que has fet a Espanya / Nos la tensde pagar!». (¡Hay maldita Francia! / tehas de acordar / del mal que has hecho aEspaña / ¡Nos lo tienes que pagar!).Josep Maria Arnau en La Pubilla delVallés, rememora su participación en laguerra con estos patrióticos versos: «Hade saber senyoret / Si no sap més que fer

el llaç / Que aquest honròs uniforme, /Símbol de la lleialtat, / Represental’heroisme, / Representa el valor gran /Amb què els fills de Catalunya, /Defensàrem, pam a pam / Laindependència española / Los fueros i lallibertat» (Ha de saber señorito / si nosabe hacer más que el lazo / que estehonroso uniforme / Símbolo de lalealtad / Representa el heroísmo /Representa el gran valor / Con que loshijos de Cataluña / Defenderemos palmoa palmo / la independencia española /los fueros y la libertad).

El carácter de este libro, conjunto depequeñas reflexiones históricas que nos

permiten intuir lo que fue Cataluñadurante siglos, nos impide alargarnostodo lo que deseáramos en cadaepígrafe, pues de cada uno podríamosescribir un capítulo entero.Recurriremos, por tanto, debido a lasrestricciones de espacio, a una obritamuy especial: Centinela contrafranceses, de Antonio Capmany. Estecatalán, diputado en las cortes de Cádiz,defensor acérrimo de la naciónespañola, y triste testigo de la invasiónfrancesa, decidió escribir este opúsculocomo arma propagandística, ya que laedad no le permitía coger las armas. Porun lado, en el libro se queja de cómo la

propaganda afrancesada y liberal hadebilitado el espíritu patrio. Elreblandecimiento espiritual, estámatando el alma española. Con ciertacontundencia, escribe: «En otro tiempola religión hacía obrar prodigios; elapellido de ¡Santiago! convocaba yalentaba a los guerreros; el nombre de¡Españoles! inflamaba porqueenvanecía; y el recuerdo de Patriainfundía deseos de salvarla al noble, alplebeyo, al clérigo y al fraile. Pero hoy,que con la inundación de libros, estilosy modas francesas se ha afeminadoaquella severidad española». Capmanyera consciente de que fueron más

peligrosas las costumbres e ideas quevenían de Francia que no sus soldados.No obstante, este prócer catalán, al finaldel libro, en tono de epopeya lanza unafilípica al espíritu español casi en tonosapocalípticos: «Nunca entreguéis lasarmas al enemigo sino por la punta;nunca os dejéis coger vivos sinomuertos. Nunca os espante el número dehuestes enemigas ni su formidableaparato […] Cuado perecierais todos,iremos los viejos, los niños y lasmujeres a enterrarnos con vosotros, y lasnaciones que se trasladen a estadesolada región […] leerán atónitas:Aquí yace España libre».

60. HEROÍNASCATALANAS CONTRA EL

FRANCÉS: LACOMPAÑÍA DE SANTA

BÁRBARA

El relato de Capmany, a pesar dellegítimo tono propagandístico, esinteresante por lo acertado de susjuicios. Mientras en España muchos selevantaban en armas contra Napoleón,otras poblaciones se entregaron sin lamenor resistencia, bien por aceptarsobornos, bien porque las autoridades

eran afrancesadas. No es de extrañar,por tanto, que Barcelona se entregara,mientras que Gerona, Tarragona, Valls,o Vich, resistieran. En este epígrafequeremos homenajear a las mujerescatalanas que destacaron en la defensade la Patria, aunque el comportamientode todas las catalanas fue ejemplar porsu sacrificio y entrega.

Cómo no, debemos empezar por lacatalana Agustina de Aragón (1786-1857) [Agustina Saragossa yDomènech]. Es una de las figuras másrelevantes de la resistencia española alfrancés; representa un auténtico baluartedel imaginario español en el homenaje a

sus heroínas. Su popularidad a partir delepisodio del Portillo fue enorme,convirtiéndose en el gran símbolohispano. El 15 de junio de 1808, losfranceses forzaron las entradas a laciudad por la zona de Casablanca,intentando penetrar en Zaragoza entre laspuertas del Carmen y del Portillo. Elgran asalto del 2 de julio se centró en elPortillo, donde la batería allí dispuestahabía perdido a todos sus hombres. Fueentonces cuando Agustina, tomando lamecha de las manos de un moribundo,disparó el cañón contra los atacantes,logrando su retirada. Intervino laheroína en otros episodios de los Sitios

de Zaragoza, participando en la luchapor el convento de Jerusalén (y tambiénen el Sitio de Teruel). Su azarosa vidale llevará todavía al Sitio de Tortosa,donde nuevamente fue hecha prisionera,escapándose más tarde. Cada vez haymenos gente, especialmente en Cataluña,que desconoce que Agustina eracatalana; nació en Barcelona,falleciendo en Ceuta, adónde se dirigiócon el último de sus maridos. La historianos documenta su llegada a Zaragoza, alos 22 años, en plena guerra contra losinvasores.

Otro caso ejemplar de heroísmofemenino fue en los Sitios de Gerona.

Durante el asalto francés del 20 de juniode 1808 al baluarte de santa Clara, losdefensores españoles huyeron dejandoheridos y muertos. La mujeresgerundenses acudieron al lugar deldesastre, para ayudar, curar y, sobretodo, dar ejemplo de valentía ante losatemorizados defensores. A partir deentonces, estas mujeres —según elestudio de José Grahit Grau— «dieroncontinuados ejemplos de valor,patriotismo y elevados sentimientoscaritativos acudiendo voluntariamente alos lugares de mayor peligro y cuidandode suministrar víveres, refrescos ymuniciones a los que se levantaron en

defensa de la patria, de la monarquía yde la religión, y de recoger los heridos yconducirlos a los hospitales».

Esta espontánea caridad, llevó avarias mujeres a solicitar que seorganizara una compañía femenina parahacer más efectivos y organizados estosesfuerzos. Elevaron así una petición alGeneral Álvarez de Castro. Éste recibióla idea con plena satisfacción y aceptóel proyecto que pasaría a denominarseCompañía de Santa Bárbara. Undocumento del general informaba de lacreación de dicho cuerpo: «DonMariano Alvarez de Castro, Mariscal deCampo, etc. — Habiendo entendido el

Excmo. Sr. Marqués de Coupigny,General del exercito de Cataluna elespíritu, valor y patriotismo de lasSeñoras Mugeres Gerundenses, que entodas las épocas han acreditado, y muyparticularménte en los sitios que hasufrido esta Ciudad, y en el riguroso queactualmente le ha puesto el enemigo;deseando hacer publico su heroismo yque con más acierto y bien generalpuedan dedicar y emplear su bizarrovalor en todo aquello que pueda ser debeneficio común a la Patria, y muyparticularmente de los nobles guerrerosdefensores de ella, y que a su tiempotenga noticia circunstanciada S. M. del

inaudito valor, y entusiasmo de lasSeñoras Mugeres Gerundenses pararecompensar con distinciones susméritos y servicios, sean premiadas conun distintivo honorifico, y de mérito, yde hacerlas dotar para que contraigan sualianza de matrimonio decente, y sindeshonor el menor a las familias, yeternizar los dignos nombres de talesheroínas; Ha venido S. E. con orden de22 del actual en disponer y mandar quese forme una compañía de dos cientasMugeres sin distinción de clases,jóvenes, robustas, y de espíritu varonilpara que sean empléadas en socorro, yasistencia de los soldados, y gente

armada, que en acción de guerratuvieren la desgracia de ser heridos,llevarles en sus respectivos puestos todoquanto sea necesario de municiones deboca, y guerra a fin de que por estemedio no se disminuyan las fuerzas delos guerreros que se oponen al enemigo,previniendo que se nombren a tres dedichas Señoras Mugeres paraComandantas de la expresadaCompañía… Gerona 28 Junio de 1809.— Mariano Alvarez.».

Son miles las anécdotas patrióticasque podríamos contar, pero nosquedamos con una, para demostrar lavalentía de esas mujeres catalanas. En la

noche del 3 al 4 de noviembre de 1809,al toque de generala, Maria Marfà yVila, esposa de un cabo de Rentas quepermanecía en cama herido, se armó conel fusil y la canana de su marido y salióde casa en dirección al punto en que sepercibía el tiroteo. Los artilleros delpuente de San Francisco que tenían a sucargo dos cañones, sentados sobre losestribos, le dijeron que regresara a sudomicilio a cuidar a su esposo. A lo queella respondió: «Cuando se tocagenerala éste es —señalando el fusil quellevaba sobre el hombro— mi marido.He de vengar la sangre que le han hechoderramar estos gabachos malditos».

Mientras que así se comportaban lascatalanas, a miles de kilómetros, al otrolado del atlántico, los catalanes tambiénluchaban por la hispanidad.

61. PASEANDO PORARGENTINA: TERCIO

DE MIÑONES DECATALUÑA

El Imperio español estaba llegando a sufin. El desgaste natural, la oposición de

otras potencias, los malos gobiernosafrancesados, la invasión napoleónica,llevaron a que durante el siglo XIX, sefuera desmembrando lo que durante tressiglos había sido una unidad política,religiosa y espiritual. Aún en esosmomentos de debacle, y ante unagotamiento generalizado de recursos,todavía muchos españoles lucharoncomo voluntarios por ese Imperio. Y loscatalanes no fueron menos.

Es bastante desconocido el llamadoTercio de Miñones de Cataluña ,denominado también Batallón deVoluntarios Urbanos Miñones deCataluña, Tercio de Catalanes o Tercio

de Miñones. Ésta fue una unidad deinfantería creada con milicianosvoluntarios en 1806 en Argentina. Eldenominador común es que todos eranvoluntarios nacidos en Cataluña,residentes en Buenos Aires oMontevideo, y en la que se incluyerontambién a hijos de catalanes y otrosvoluntarios. La formación de estamilicia fue para frenar las incipientesinvasiones inglesas al Virreinato del Ríode la Plata. Su primer jefe fue JaimeNadal y Guarda, al que le sucedióOleguer Reynals. El nombre de miñones(muchachos), como ya señalamos encapítulos anteriores, corresponde al de

miqueletes, esto es, a las milicias deciudadanos encargadas de la defensa delas poblaciones, tradicionalmente frentea ladrones y delincuentes. Con el tiempose convirtieron en unidades queparticiparon en importantes conflictosdurante siglos.

El Tercio se había forjado en unasreuniones secretas de catalanespudientes, que finalmente solicitaronpermiso a las autoridades españolaspara crear la unidad militar. La cartaque dirigieron a la autoridad competentedecía así: «Muy Ilustre Cabildo Justiciay Regimiento: Los que suscribimos,naturales del Principado de Cataluña,

ante Usía, con el mayor respetodecimos: Que deseosos de formar uncuerpo de voluntarios que sea útil alservicio y defensa de la Patria, parapoderlo hacer y combinar en lostérminos más proporcionados,ocurrimos a V. S. en solicitud de quenos permita formar Lista de losindividuos de que haya de componerseeste cuerpo para que hecha, puedatambién de consentimiento de todos,proponer á Usía, los términos ycircunstancias con que, uniformados ánuestra costa, hayamos de hacer elservicio á que se nos destine, y en quepor ahora solicitamos esta permisión,

para oportunamente después quesepamos el número de que ciertamentese compondrá dar parte a Usía á fin deque se realice, y obtengan lasaprobaciones necesarias. Buenos Ayresy Agosto diez y nueve de milochocientos seis. Jaime Nadal y Guarda,Jaime Laballol, Juan Larrea, OleguerReynals».

La solicitud fue aprobada por elCabildo y por el Virrey Santiago deLiniers. El elevado número devoluntarios que consiguieron hizo quefinalmente se posibilitara la creación deun cuerpo de artillería, Patriotas de laUnión, y uno de infantería: los Miñones.

Liniers lanzó una proclama el 6 deseptiembre de 1806, instando al puebloa organizarse en cuerpos separadossegún su origen: «[…] Vengan, pues, losinvencibles cántabros, los intrépidoscatalanes, los valientes asturianos ygallegos, los temibles castellanos,andaluces y aragoneses; en una palabra,todos los que llamándose españoles sehan hecho dignos de tan gloriosonombre».

El Tercio de Miñones catalanesprestó una compañía de 120 hombres(Compañía de Miñones Catalanes deMontevideo) a las fuerzas de PascualRuiz Huidobro, que tenía la intención de

reconquistar Buenos Aires a losingleses. Esta unidad estaba comandadapor el teniente de migueletes deTarragona, Rafael Bufarull, y elsubteniente José Grau y había sidocosteada en parte por el catalán MiguelAntonio Vilardebó. Los catalanes, alenterarse de la acción de los ingleses,habían escrito al gobernador deMontevideo: «Los individuos catalanesdeseando liberar Buenos Aires de lospérfidos ingleses […] hemosdeterminado formar una compañía […]para servir de partida de Guerrillas ocomo vulgarmente se dice Miñonescatalanes […]». Durante los combates

de Buenos Aires capturaron el cuartel dela Ranchería. En el informe al Cabildode Montevideo sobre esta acción sepuede leer: «[…] los Migueletes con susComandantes Don Rafael Bofarull y DonJosé Grau […] cayeron como untorbellino sobre los Ingleses quecustodiaban el Parque y los atropellaronmatando a muchos y poniendo en fuga aotros, y tomándoles diez o doceprisioneros […] Los Migueletes sedesparramaron por las calles interioresde la ciudad, tiroteando por toda lanoche y todo el día y noche siguientesobre las avanzadas enemigas a cuyasguerrillas se le agregan algunos

tiradores de la ciudad».Tras esta primera gesta española y

derrota inglesa, vino un nuevo ataque en1807. El 20 de enero de ese año seprodujo el combate del Cordón o delCardal, cerca de Montevideo, lograndolos británicos el triunfo. Los Miñonescatalanes participaron en el combateintegrando la división española devanguardia, con dos compañías. Estaacción inglesa era la preparación delasalto a Montevideo, que se produjo el 3de febrero de 1807. La ciudad sehallaba defendida, entre otras unidades,por la compañía de Miñones al mandodel comandante Rafael Bufarull. Muchas

fueron las acciones en las que participóel Tercio de Miñones; por ello, en 1809la Junta Suprema de Sevilla dispuso, ennombre del Rey premiar a los oficialesde los distintos cuerpos milicianos deBuenos Aires, reconociendo los gradosmilitares que se les habían otorgado.

62. EL EJÉRCITOREALISTA DE

CATALUÑA: «VIVA LARELIGIÓN, MUERA EL

TRAIDOR, MUERA ELPECADO»

Entre 1820 y 1823 en España se produjoel trienio liberal. Los sectores másafrancesados se hicieron con el poder(por un golpe de Estado, evidentemente)y presionaron a Fernando VII paraconvertirse en un títere del liberalismo.Ello provocó una reacción llamada laguerra Realista protagonizadaespecialmente por guerrillas partidariasde que Fernando VII fuera un Rey deverdad [a esto los liberales lo llamabanabsolutismo] y no un pelele

constitucionalista. Este conflicto seconsidera el precedente de las guerrascarlistas y, sociológicamente, podemosafirmar con certeza que en ellaparticiparon los hijos de la generaciónque en la Guerra Gran se habíanlevantado contra la Convención, oparientes de los guerrilleros que habíanluchado en la guerra del francés.

Ya desde los primeros días de 1820,en los que tiene lugar el golpe de Estadode Riego, se vivía una situación deguerra latente y permanente que seperpetuaría durante todo el siglo XIX.Los realistas catalanes fueronposiblemente los más belicosos de toda

la Península. Mientras que loslevantamientos realistas iban fracasandoen toda España, en 1821 los realistascatalanes, armados con palos,empezaron a perseguir a losconstitucionalistas (liberales) por lascalles de algunos pueblos como Piera(Anoia) y Cornudella (Priorato). Losgritos de guerra eran toda unadeclaración de principios de lo queencarnaban estos catalanes: «Viva laReligión, muera el traidor, muera elpecado, mueran los liberales, […],muera la Constitución», mientrasamenazaban: «matarem, degollarem yfregirem» (mataremos, degollaremos y

freiremos) al son de la música de lascomparsas populares. Dejando de ladoestas amenazas más carnavalescas quepolíticas, el verdadero espíritu quemovía a estos hombres queda demanifiesto, por ejemplo, en un pasquínclandestino distribuido en Vilafranca delPenedés por los realistas el mes deoctubre de 1822, que reza: «Los quesois fieles cristianos / destruid estosimpíos / hipócritas de milicianos / lamayor parte de ellos / se puede decirque son / rebeldes a la fe santa / y quepersiguen la religión».

Los primeros levantamientos fueronrápidamente controlados y sofocados

por el ejército constitucionalista. Peroen la primavera de 1822 se consiguiópor fin un pronunciamiento generalizado,dirigido por Mataflorida, desde suexilio francés, con la ayuda delarzobispo de Tarragona, Jaume Creus.Los realistas consiguieron movilizar, enmomentos puntuales, unos 12.000hombres armados y cerca de 20.000 a lolargo de 1822 y 1823. Los liberalesmovilizaron unos 11.000 soldados yunos 12.000 milicianos. El 21 de juniode 1822, Antonio Marañón el Trapense,asalta y toma la Seo de Urgel, donde seinstala la Regencia, presidida por elMarqués de Mataflorida. El Barón de

Eroles, héroe de la defensa de Geronadurante la Guerra de la Independencia,es nombrado Generalísimo de losEjércitos Realistas en Cataluña, yextiende la sublevación, tomando lasciudades de Balaguer, Puigcerdá,Castellfullit de la Roca y Mequinenza.

El gobierno tuvo que recurrir a otrohéroe de la Guerra de la Independencia,al navarro Espoz y Mina. Éste ya habíaparticipado en 1816 en la Conspiracióndel Triángulo (una sociedad secreta deinspiración masónica) junto con Rafaelde Riego, para derrocar a Fernando VII.Mina consiguió tomar la Seo de Urgel yliquidar la resistencia catalana, el 3 de

febrero de 1823. Ello no impidió laentrada de los Cien Mil Hijos de sanLuis en España, con el fin de restaurarlos derechos de Fernando VII. Elobjetivo fundamental de la intervenciónfrancesa era terminar con el gobiernoliberal. Las fuerzas constitucionalistasse enfrentaron con los franceses enCataluña al mando de Francisco Espoz yMina, pero no hubo apenas reacciónpopular de apoyo y debieron retirarse[Soldevila se empeña en afirmar quehubo una gran defensa liberal enCataluña contra los Cien Mil Hijos desan Luís, en fin]. El ejército francésocupó Madrid sin resistencia y bajó

hasta Andalucía en persecución de losliberales que se habían refugiado enCádiz, con Fernando VII como rehén. Esde destacar que, pocos años antes, laentrada de las tropas francesas deNapoleón, habían provocado laresistencia más salvaje. En cambioahora los soldados franceses eranrecibidos con alegría por laspoblaciones. Ello significa que elrechazo a los franceses no era por serfranceses, en el caso de Napoleón, sinopor las ideas que representaban.

Digresión: respecto a laGuerra Realista, sólo realizar

unos breves apuntes: a) LaRegencia de Urgel, lideradaideológicamente por el Barón deEroles, no deseaba elliberalismo, ni tampoco unabsolutismo que considerabaafrancesado. La Regenciapropugnaba un sistema,podríamos decir, foral en el quese respetaran las libertades detodas las Españas. Pero lallegada de los Cien Mil hijos desan Luis restauró un absolutismoen la persona de un débilFernando VII, que no sabía ni enqué creía. Una parte muy

importante de altos mandosmilitares absolutistas luego lofue de militares que lucharoncontra el carlismo. Mientras elcarlismo no pudo durante todo elsiglo lograr el poder por lasarmas, los liberales se fueronrepartiendo el poder en sus dosversiones: los radicales y losmoderados.

Clave de unamalintencionada interpretaciónhistórica: En la Guerra Realistase creará un esquemajustificativo materialista que ha

llegado hasta nuestros días, yque se aplicó a todas lasrevueltas tradicionalistascatalanas durante el siglo XIX.Esto es, que las guerras no teníancausas ideológicas o religiosas,sino meramente debidas a laescasez alimentaria y a lamiseria provocada por malascosechas. Prueba de ello fue lapolémica obra de Pere Anguera:Dios, Patria y hambre, en la quedefendía esta tesis. Casi dossiglos antes, este argumento yafue inventado por un diputadoliberal catalán, Pere Surrà i Rull,

que afirmaba: Cataluña«sumergida en la miseria por lasequía y falta de trabajo,… estáconvertida en teatro de losmayores desastres, en los que hasido precipitada por los mediosmás tortuosos o infames,producto del oro extranjero y degentes fanáticas y supersticiosas,que han procurado y logradoextraviar la opinión públicahasta el punto de envolver aaquella provincia en la guerracivil».

63. LOS «AGRAVIATS» O«MALCONTENTS»:

«GUERRA ABIERTA A LAINFERNAL CHUSMA DE

MASONES, COMUNEROSY CARBONARIOS»

Sólo habían pasado cuatro años de laderrota de los liberalesconstitucionalistas, y estos ya volvían adominar a un débil Fernando VII [esincreíble que la historiografía denominea Fernando VII absolutista cuando eraun flojeras integral y un mero títere].

Ello provocó un giro en su políticavolviendo a tesis liberales. Lo cualprovocó un peculiar alzamiento,principalmente en Cataluña, entre marzoy septiembre de 1827. Se le llamó laGuerra de los «Agraviados» o«Descontentos». Curiosamente, una delas quejas y motivaciones de estarevuelta era el incumplimiento de lapromesa del Rey de restablecer laInquisición. Los catalanes preferíamosla Inquisición a la policía reciénfundada. Los viejos voluntarios realistasdesempolvaron nuevamente las armas.El 25 de agosto de 1827 se pronuncióAgustín Superes, con un Manifiesto que

proclamaba la guerra. Durante elTrienio liberal ya había organizado unapartida de realistas que actuó en lacomarca de Montserrat. Junto a JosepBussoms (Jep dels Estanys) y otros, laJunta Suprema Provisional deGobierno del Principado de Cataluñaen Manresa, dominó una gran parte de laCataluña interior: rápidamente fueronocupados Vich, Cervera, Valls, Reus,Talarn y Puigcerdá, y permanecieronasediadas Cardona, Hostalrich, Geronay Tarragona. Los malcontents sequejaban, esencialmente, de lossiguientes agravios: que no serestableciera la Inquisición; que los

afrancesados tuvieran «cautivo» al Reyo de la aparición de un nuevoReglamento de los Voluntarios Realistaspara poder controlarlos y desactivarlos.Esta guerra es claramente un precedentede las Guerras Carlistas, pues AgustínSaperes y Busons ya proponían lasustitución de Fernando VII por suhermano, Carlos María Isidro.

Para darnos cuenta del espíritu deeste popular levantamiento, tomemoscomo ejemplo la publicación, en elverano de 1827, del impreso Aviso a1os buenos españoles, firmado en Olotpor Jacinto Castañ, y que acababa así:«a tomar las armas, empuñad las

espadas, declaremos la guerra abierta ala infernal chusma de Masones,Comuneros y Carbonarios, que osaseguro y prometo que quitados estos deen medio respiraremos tranquilos ymereceremos la bendición de Dios, elamor del Soberano, y la gratitud de laPatria [España]». En otra proclama dabalas gracias a «aquellos que han tomadolas armas en defensa de los mássagrados derechos de nuestro adorableMonarca y Santa Religión». En Manresase publicó El Catalán Realista que teníacomo lema «Visca el rei i mori el malgovern!» (Viva el Rey y muera el malgobierno).

El gobierno de Madrid envió alConde de España (de triste recuerdo enCataluña) y, ante la magnitud dellevantamiento, Fernando VII anunció unviaje a Cataluña para apaciguar losánimos. El Rey envió a los sublevadosbonitas y paternales palabras dereconciliación. El indulto concedido, yel papel traicionero de la jerarquíaeclesiástica (que recuerda al de laGuerra de los Cristeros en México, en elsiglo XX) facilitaron la finalización dela campaña. La ciudad de Manresa serindió sin lucha el 8 de octubre y a ellale siguieron Cervera, Vic y Olot. Laalevosía de Fernando VII y de su

entorno liberal no tiene perdón:acordado un trato benigno con losrendidos, el monarca rechazóposteriormente cualquier petición degracia; nueve de los principalescaudillos fueron fusilados, mientras queunos trescientos fueron deportados aCeuta. Barcelona sería administrada porel indolente y tránsfuga Conde deEspaña —años más tarde se pasaría alcarlismo y los propios carlistas leasesinarías por su crueldad— quegobernó a base de terror. Soldevila, estavez acierta: «Durante cinco años,Barcelona se entregó a la crueldad y lasextravagancias de un hombre […] que

bordea la demencia y la monstruosidad[…] en Barcelona se fusilaban hombressin juicio, puestos en capilla por error osin motivo (o se les enviaba exiliados) aultramar sin motivo». ¿Por qué ningúnnacionalista actual habla de estarepresión salvaje? Porque el ejecutorera en esos momentos, liberal yconstitucionalista; y los perseguidostradicionalistas.

La magnitud de la revuelta queestamos reseñando fue mucho mayor delo que algunos historiadores quierenreconocer. En el corregimiento deVillafranca del Penedés, por ejemplo, sepresentaron 671 indultos sobre 694

sublevados. Las listas oficiales de«malcontentos» tradicionalmente hanpropuesto unos 8.000 efectivos. Peroello se debería más a una propagandagubernamental que a la realidad. Losúltimos estudios al respecto elevan lacifra al doble, e incluso algunosproponen unos 20.000 (en documentosfranceses de control de fronteras de laépoca se calculaban más de 23.000). LaGuerra de los Agraviados oMalcontentos anunciaba un siglo dondeuna parte de Cataluña, la que habíarecogido las esencias de la Hispanidad,no se rendiría y lo entregaría todo ensucesivas guerras.

64. LA GUERRA «DELSMATINERS» (LOS

MADRUGADORES):«PER SERVIR EL REI

D’ESPANYA»

No haremos referencia, por falta deespacio, a las Guerras carlistas enCataluña de 1833-1840 y la de 1872-1876, por ser suficientemente conocidas.Sólo destacaremos que en ellas elconflicto duró un año más que en elresto de España, demostrando así elespíritu combatiente de los catalanes.

Sin embargo, sí que dedicaremos unepígrafe a la Guerra dels Matiners, porser un fenómeno exclusivamente catalán.El conflicto se produjo entre 1846 y1849, tras los intentos fallidos de lasolución «Balmes», que proponía unaunión esponsal entre las dos ramas enconflicto. Pero Isabel II terminócasándose con su primo Francisco deAsis [con tal fama de sarasa quedespertó la jerigonza de todo el pueblo]y no con el pretendiente carlista, DonCarlos Luis de Borbón. Comocuriosidad, diremos que las partidascarlistas dels matiners, por su aversióna la dinastía liberal, llegaron a combatir

conjuntamente (o al menos a respetarse)con partidas republicanas.

El conflicto se debía, como siempre,a varios motivos: el apoyo explícito deDon Carlos VI a las partidas que desde1840 aún seguían en las montañascatalanas; reformas (algunas muyimpopulares) de los gobiernos deNarváez, como el reclutamiento forzosode quintas (que privaban a las familiascampesinas de sus hijos,imprescindibles para su supervivencia);impuestos sobre el consumo o laintroducción de un nuevo sistema depropiedad liberal que entraba encolisión con los usos comunales de la

tierra, entre otras razones. Al inicio selevantaron en Solsona unos 500hombres, en forma de guerrillasdispersas. Atacaban a funcionariospúblicos y a unidades militares. En losinicios, el caudillo más importante fue elsacerdote Benet Tristany (luegohablaremos de su familia), que enfebrero de 1847 protagonizó una entradaen Cervera para hacerse con fondos ymunición. Tristany fue capturado y lofusilaron ese mismo año. Por esa época,el General Manuel Pavía, CapitánGeneral de Cataluña, contaba con unejército de más de 22.000 hombres paracombatir a unos 5.000 carlistas. Al

levantarse partidas republicanas, hubode solicitar más fuerzas al gobierno. Larespuesta fue que no podía enviarlas,«siendo ya un esfuerzo singular el que semantenga allí tanto tiempo un ejércitoque es la tercera parte de todo el de laPenínsula, África e Islas adyacentes».Pero al final la realidad se impuso yPavía consiguió reunir unos 50.000soldados. Frente a ello, el triunfocarlista era imposible; aunquederrotados en lo militar, no lo fueron enlo social, ya que aún volvería aproducirse otra Guerra Carlista.

Como siempre, para reconocer elespíritu de unos hombres en armas, hay

que recurrir a las poesías populares y algenio del pueblo que cantaba sus gestas.De la Guerra dels Matiners nos hanllegado muchas canciones, según laszonas de Cataluña donde luchaban laspartidas. Extractamos algunas: «Unacançó us vull cantar / no hi ha molt quen’ és dictada, / treta n’ és dels matiners /que corren per la muntanya. / Alevantar-se, minyons, / la victòria és pernosaltres» (Una canción os quiero cantar/ no hace mucho que fue dictada / sacadaestá de los matiners / que corren por lasmontañas / a levantarse, chicos / lavictoria es para nosotros); otra estádedicada a un joven apellidado Pobla:

«Ai amor, / ai! amor de més entranyes, /ai! amor / S’ és fet soldat de cavall / perservir el rei d’ Espanya, / el rei i lareligió, / la religió i la patria» (Ay amor/ ¡Ay! Amor de mis entrañas / ¡Ay! amor/ se ha hecho soldado de caballería /para servir al rey de España / al rey y lareligión, / la religión y la patria).

Digresión: ¿Quién puededudar que entre aquellosvoluntarios de la Guerra Gran,los Realistas, los Malcontents ylos Carlistas no había unacontinuidad vital y existencialque se iba transmitiendo de

generación en generación? Enestas sagas familiares secustodiaba como un tesoro laverdadera esencia de Cataluña.Frente a las injerencias de losgobiernos centrales, que no eranprecisamente de derechas, sinomás bien liberales de izquierdas.Por eso ERC es más «botiflers»(extranjerizante) que cualquiercarlista decimonónico. Puesellos defienden los principiosdel constitucionalismo modernoy liberal y odian la tradicióncatólica y patriótica catalana.

65. UNA «NISAGA»(SAGA) CATALANA DE

VERDAD: LOS TRISTÁN

Si tuviéramos que ejemplificar lo quefue el espíritu tradicionalista catalándurante el siglo XIX, deberíamosrecurrir a la saga de los Tristany. Si unorecorre intrincados caminos del pre-Pirineo solsonés, en aquella Cataluñaprofunda que siempre fue carlista, yarriba al municipio de Pinós, en la villade Ardèvol, hallará una imponentemasía-acastillada que perteneció a losTristany. De esa majestuosa casa pairal

(solariega) surgieron variasgeneraciones de combatientes durantetodo el siglo XIX: la Guerra Realista, laGuerra dels Malcontents y las tresGuerras carlistas.

El caudillo e iniciador de esta sagafue Benet Tristany y Freixes (1794-1847). Era clérigo y había obtenido unacanonjía en la Catedral de Gerona.Durante el período del Trienio Liberal(1820-23) ocupó la población deSolsona al mando de su propia partidade guerrilleros. Durante el movimientodels malcontenst, formó la Junta de laSegarra. Su actividad carlista se inicióen 1835. Meses después, alcanzó el

grado de general carlista, al mando de ladivisión acantonada en Manresa,compuesta por un millar de hombres.Tras la primera guerra carlista, Tristanyno tuvo más remedio que tomar elcamino del exilio hasta el año 1846,fecha en la que regresó paraestablecerse en Cervera, Guisona y, porúltimo, en Solsona. Fruto de unadelación, fue apresado y fusilado.

El general Rafael Tristany, sobrinode Benet, había seguido a su tío desdelos 18 años. Durante la Primera GuerraCarlista llegó a participar en tantoscombates que alcanzó el grado deTeniente Coronel. Durante la Guerra

dels Matiners comandó una brigada de3.000 hombres, con el grado debrigadier (1849). Tomó numerosasciudades y derrotó a fuerzas isabelinas,hasta el final de conflicto. De por mediomontó él solito la Guerra dels Tristany.Entró en Cataluña desde Francia, en1855; levantó una partida de 200hombres con los que inició unaexpedición desde Solsona hastaIgualada, para intentar sublevarnuevamente las fuerzas catalanas.Posteriormente fue defensor de losEstados Pontificios frente a losgaribaldinos. En 1861 ofreció susservicios a Francisco II de Nápoles

(acosado y posteriormente derrocadopor las fuerzas revolucionarias deGaribaldi y Víctor Manuel II deSaboya). Fue capturado y deportado aFrancia. Durante la Tercera GuerraCarlista entró en el principado, en 1872,siendo comandante General de Cataluña.Sus acciones fueron innumerables asícomo sus victorias. Cuando el InfanteAlfonso de Borbón abandonó Cataluña,tomó el mando de 12.000 infantes y 500de caballería. Fue un fino estratega en laúltima Guerra Carlista, y consiguió elrespeto de sus enemigos alfonsinos porel trato humanitario que concedía a susprisioneros. Fueron muchas sagas

catalanas, más humildes, quizá, peroigual de entusiastas, las que siguieronsemejantes pasos. No son pocos loscombatientes carlistas catalanes que,tras la derrota, se fueron a Italia a luchara favor de los Estados Pontificios contralas tropas revolucionarias de Garibaldi.Este epígrafe sirva de homenaje afamilias enteras, catalanes de pro, quesacrificaron generaciones para defenderel ideal hispano de Cataluña encarnadoen el famoso cuatrilema: «Déu-Pàtria-Furs-Rey».

66. DE LO QUE NUNCASE QUEJARÁN LOSNACIONALISTAS:

AGRESIONES YAGRAVIOS QUE

MISTERIOSAMENTE «NOHAN EXISTIDO» NUNCA

El discurso nacionalista nos «machaca»con la inexistente «invasión» de Castillay el sempiterno 1714 (no dejaremos derepetir que ese conflicto no puedeentenderse como una guerra entreCastilla y Cataluña). Sin embargo, de

las «invasiones» del siglo XIX nunca sedice nada. No hemos encontrado ningúnargumentario nacionalista que se quejede los generales españoles que entraronen Cataluña para reprimir las fuerzasrealistas o carlistas, ni de losbombardeos de la ciudad de Barcelonadurante el mismo XIX. La explicación esrelativamente sencilla. Prácticamentetodas las «invasiones» decimonónicasde Cataluña por unidades del ejércitoespañol se hicieron desde gobiernos de«izquierdas» o «liberales». Por ello, elnacionalismo se ve obligado a correr untupido velo sobre el que podía ser unode sus argumentos más potente.

Repasemos la lista de «invasiones»misteriosamente nunca denunciadas porlos nacionalistas.

Ya hemos citado antes la «invasión»de Cataluña del navarro masón Espoz yMina, en 1823, para acabar con laRegencia de Urgel. Igualmente elGeneral Torrijos, madrileño y masón,luchó contra los realistas catalanes.Durante la Guerra del Agraviats oMalcontents el Marquès de CampoSagrado fue sustituido en la CapitaníaGeneral de Cataluña por el Conde deEspaña, del que ya hemos hablado.Después de la traición de Fernando VIIa sus más leales súbditos

tradicionalistas —fusilando a suscaudillos— que se habían levantado enarmas para salvaguardar su dignidad,llegó el Conde a Barcelona. Como antesrelatamos, el Conde de España impusoel terror liberal durante cinco añossobre la población tradicionalista.Gracias a decretos proteccionistas,Fernando VII se atrajo a los liberalesmoderados y a la burguesía textil (esasombroso ver cómo la historia se irárepitiendo). Evidentemente esta«invasión» tampoco es denunciada, puesfacilitó la primacía de los privilegios dela burguesía catalana y de los liberalesurbanitas. En la primera Guerra Carlista,

las fuerzas cristinas contaron con Ramónde Meer y Kindelán, Barón de Meer yConde de Gra, barcelonés de origenflamenco, que fue Capitán General deCataluña contra los carlistas. En 1839fue sustituido por Gerónimo Valdés deNoriega, asturiano y amigo deBaldomero Espartero.

Tras la primera Guerra Carlista,Espartero, manchego y masón, gozó deuna fama excepcional, llegando a serRegente de la Infanta Isabel. En 1842disfrutó del favor de las masasbarcelonesas, siendo recibidotriunfalmente. Pero el idilio barcelonéssaltó hecho pedazos al estallar una

insurrección. La causa fue la noticia deque su gobierno iba a firmar un acuerdocomercial librecambista con GranBretaña que rebajaría los aranceles alos productos textiles ingleses, lo quesupondría la ruina para la industriaalgodonera catalana. Ante lasublevación, Espartero dio orden directade bombardear, desde el Castillo deMontjuïc, la ciudad de Barcelona. Elbalance final fue de 1.014 proyectileslanzados, 462 edificios destruidos odañados y entre 20 y 30 muertos. Larepresión posterior fue muy dura. Sedesarmó a la milicia y fueron fusiladasunas cien personas. Barcelona hubo de

pagar 12 millones de reales parasufragar la reconstrucción de laCiudadela. Asimismo, se disolvió laAsociación de Tejedores y se cerrarontodos los periódicos, salvo elconservador Diario de Barcelona.¿Quién rememora esta represiónactualmente? Nadie ¿Por qué?Posiblemente porque Espartero eramasón, y es mejor olvidar su nombreque reclamar justicia. Espartero envió aMartín Zurbano, logroñés y masón,durante el verano de 1842 a la provinciade Gerona para reprimir los restos delas partidas carlistas y, de paso, a losrepublicanos. Su paso por Gerona fue

cruel, aunque convenientementesilenciado en los libros escolares.Durante la II República, en la capital deLa Rioja funcionó la logia TrianguloZurbano, a la que acudían republicanosradicales de Acción Republicana oIzquierda Republicana. Por eso seentiende que ERC nunca saque a la luzestas «represiones españolistas». Entrehermanos masones hay que mantener lasformas.

Otro masón, esta vez catalán,también se dedicó al curioso deporte debombardear Barcelona. Fue el GeneralPrim. El 8 de junio de 1843 se produjoen Barcelona otra insurrección de tropas

contra el gobierno. Esta vez la causa erala petición de que se proclamara lamayoría de edad de Isabel II y de que seprocediera a su coronación, para evitarque la siguiera manipulando su Corte,liberal. El general Prim ordenó el 24 deoctubre un bombardeo sobre la ciudad.El asedio duró unos dos meses y selanzaron cerca de 3.000 bombas. Sigueel silencio nacionalista. Otra «invasión»fue —como ya antes señalamos— la delGeneral Manuel Pavía, gaditanorepublicano, y luego, monárquico:Capitán General de Cataluña durante laGuerra dels Matiners. Misteriosamente,ningún grupo separatista haba de ello ni

lo utiliza como argumento. La afinidadideológica con estos personajes es másíntima que el «amor a la tierra».

67. LOS CATALANESOLVIDADOS DE: «LALECHE DE MADRE

ESPAÑOLA»

Al igual que misteriosamente se hanolvidado los nacionalistas de ciertasrepresiones, también se han olvidado demuchos catalanes. No podemos acabar

este capítulo sin mencionar a aquellosque cayeron en Cuba durante aquellascruentas guerras. Recomendamos elestudio Cataluña y el ColonialismoEspañol (1868-1899), de MartínRodrigo y Alharilla, en el que se detallala explosión de españolidad que supusola Guerra de Cuba. Los batallones,pagados por la Diputación de Barcelona(entre otras corporaciones yhacendados), encargó una banderaespañola que representara a loscatalanes: «la Diputación provincialhabía estimado hacerles presente de unabandera, que ostentando los vistososcolores nacionales lleva los escudos de

esta ciudad heroica y de las cuatroprovincias catalanas (Diario deBarcelona, 25 de marzo de 1869)».

Quizá lo que mejor refleje laespañolidad de aquellos catalanes es elimpresionante cuadro de Ramon Padró yPijoan, nacido en Cervera, queinmortalizó a los catalanes voluntariosque embarcaban en la primeraexpedición hacia Cuba, en su cuadrot i tul a d o : Embarcamiento de losvoluntarios catalanes en el puerto deBarcelona. Otro pintor, EduardoLlorens Masdeu, barcelonés, pintó unmural que representa a voluntarioscatalanes calados con su barretina y

espardenyes (alpargatas típicascatalanas), a punto de embarcar en elbarco Santander, fondeado en el puertode Barcelona. Muchos artistashomenajearon a esos catalanes, y hastanosotros han llegado sus obras. Undramaturgo catalán, poeta y zarzuelista,a la par que político de la UniónLiberal, Francisco Camprodón Lafont,vicense y residente en La Habana, lanzódiscursos entusiastas a estos voluntarios.En catalán, proclamaba: «Catalanes, queen nombre de la madre Patria, lo mismohoy que en los tiempos antiguos, estáissiempre dispuestos a luchar por la honrade España y a mantener la integridad del

territorio, a las sombra gloriosa de latela de las barras rojas: Dios bendigavuestra santa empresa y sed bienvenidosa las playas de Cuba […] aquí no haymás que un color, un sentimiento, unaaspiración y un grito: sostener el honorde la bandera y ¡Viva España!» yacababa con los gritos: «¡Vivan losvoluntaris catalans!, ¡Viva l’eixercit demar y terra!, ¡Vivan los voluntaris deCuba!».

Ante los voluntarios Camprodónrecitó esta poesía salida de su pluma:«Si creuen los insurgents / en son deliriinsensat, / que á España ja s’ha acabat /la rassa de cors valents, / ne vindrán

cents y mes cents / no de Cataluña sola; /Puig cuan nostre drap s’arbola, / estáprompte á ser soldat / tot mascle quehagi mamat / la llet de mare española»(Si creen los insurgentes / en su delirioinsensato / que en España ya se haacabado / la raza de corazones valientes/ no sólo de Cataluña / pues cuandonuestra bandera se enarbola / está prontoa ser soldado / todo hombre que hayamamado / la leche de madre española).La poesía, bastante larga, acaba así:«Cuba no s’pert, ni s’perdrá, / es deEspaña, y ¡viva España!» (Cuba no sepierde ni se perderá / es de España y¡viva España!).

En Cuba se había hecho célebre laSociedad de beneficencia de naturalesde Cataluña, que reunía a lospotentados naturales del Principado quehabían realizado obras como la deconstruir un hospital para los catalanes.A la llegada de las tropas, publicó unescrito de apoyo que decía así: «Lacapital de nuestra querida patria, lacondal Barcelona, aquella rica ciudadennoblecida por tantos títulos de gloria,si orgullo tenía con justicia por habersido la ciudad que primero recibió en suseno ante los augustos reyes católicosdon Fernando y doña Isabel, al inmortalColon a su regreso a aquellas playas,

más orgullo con usura ha querido tenermandando primero que ninguna otraciudad de la madre patria, un cuerpo deejercito de voluntarios que afiance enesta Isla la integridad nacional española[…] Todas las provincias de Españaconceden a las de Cataluña supreeminencia en Industria, en comercioy en marina, V. S. nos prueba que aninguna la ceden en patriotismo y enmilicia, y la sociedad que tenemos lahonra de representar, demuestra con suexistencia que ninguna aventaja tampocoa Cataluña en sentimientos de caridad, yque Cataluña es la única que cuenta enesta Antilla una institución tan noble y

benemérita […] Españoles todos,nosotros y los de las demás provincias,todos reunidos bajo la misma triunfantebandera, todos con el mismo orgullo ycon el mismo júbilo, saludamos a losque por defenderla no han vacilado enabandonar la paz y el encanto de susnativos hogares».

No todo es tan bonito: Paraque los catalanes pudiéramosgozar de los beneficiosarancelarios, los gobiernosespañoles concedieron a losingleses el monopolio delcomercio de esclavos durante 30

años. Todo ello en connivenciacon empresarios catalanes e,incluso, utilizando el puerto deMataró como punto de partida denegocios con trata de negros. Losresquicios legales fueronutilizados y grandes fortunascatalanas se forjaron a costa dela ilegalidad y el sufrimiento demuchos hombres de color.

Pero no todo en los catalanes fueronmalsanos intereses. Antes bien, éstoseran una minoría: rica e influyente sí,pero minoría al fin. Muchos otroscatalanes destacaron, precisamente, por

lo contrario: por la entrega gratuita de suvida por el bien de otros.

68. EL PASO DE LOSSANTOS («EL PAS DELS

SANTS»)…Agradecemos infinitamente a FranciscoJosé Fernández de la Cigoña, amigo,gallego de nacimiento, madrileño deadopción y amante de Cataluña, unaconferencia que dictó en Barcelonasobre el fenómeno que se denominó el

«paso de los santos». Muchoseclesiásticos catalanes ya quisieranconocer tan bien nuestra tierra como él.No podría entenderse el siglo XIXcatalán sin verlo como una explosión degenialidad, de tenacidad, belicosidad,rebeldía, productividad y, por supuesto,de espiritualidad y santidad. Comoseñalaba frecuentemente el Dr.Francisco Canals, sólo en Cataluña, y enningún otro lugar del mundo, se dio talconcentración de santos y fundadoresdurante en el siglo XIX. Extractamos,abusando de la confianza de Fernándezde la Cigoña, casi literalmente, unosdatos de su conferencia.

De la Cataluña central, másconcretamente de la Plana de Vich, quefuera el corazón espiritual de Cataluña,y hoy un erial independentista, surgieronfiguras inigualables como Jaime Balmesy san Antonio María Claret. Éste fuemisionero infatigable, el «Apóstol deCataluña», que misionó prácticamentetoda nuestra tierra hasta que fuenombrado obispo. Editó miles y milesde libros, folletos, láminas y estampaspara propagar la fe. Fundó doscongregaciones religiosas: losMisioneros Hijos del Corazón de Maríay las Religiosas de la Congregación deMaría Inmaculada. Murió en 1870, en el

destierro, a causa de la revolución de1868. Otro obispo menos conocido fueel franciscano Raimundo Strauch,obispo de Vic, nacido en Tarragona en1760, campeón de los derechos de laIglesia cuando las Cortes de Cádiz. Fuedetenido mientras viajaba, y asesinadopor odio a la religión en 1823. Con élfue también asesinado el hermano legoque le acompañaba. Strauch se habíaganado las iras de los liberales alescribir una enciclopedia contra laMasonería. El movimiento de laRenaixença que tanta fuerza tuvo en Vic,ocupado en cosas «más importantes»,nunca incoó su proceso de beatificación.

Pariente cercano de santa TeresaJornet, y nacido en Aitona en 1811,tenemos al beato Francisco Palau yQuer, de agitadísima vida: combatientede la fe y perseguido siempre, hasta sumuerte en 1872. Creó la Escuela de laVirtud dirigió espiritualmente a lossacerdotes ordenados en Barcelona. En1860-61 fundó una congregación mixtade Hermanos y Hermanas CarmelitasTerciarios en las Islas Baleares. Fuepredicador de misiones populares yextendió la devoción de la VirgenMaría. Fue perseguido y exiliadoinnumerables veces por su ascendientecarlista. Dotado con el don de profecía y

milagros, tuvo que soportar variasdenuncias y procesos incoados por lamasonería, pues «curaba» sin serfacultativo. Practicó exorcismos, fueconsiliario de las tropas carlistas yorganizador de los ermitaños deMallorca, a la par que tuvo el donprofético. Murió en Tarragona, el 20 demarzo de 1872, y fue beatificado por elPapa Juan Pablo II el 24 de abril de1988.

El beato Manuel Domingo nació en1836. Gracias a él se renovó laformación del clero español. Fundó elColegio Español de Roma y losOperarios Diocesanos, que tanto bien

espiritual hicieron al clerodecimonónico. De tierras tarraconensesnos vino San Enrique de Ossó.Enamorado de la figura y de la obra deTeresa de Jesús, fundó la Compañía deSanta Teresa, con la intención de llevarel espíritu de la santa a la vida activa,centrada en la educación de los niños.Amigo de Gaudí, éste le construyó elfamoso colegio de las teresianas deBarcelona. Por la vía del martirio llegóa los altares el dominico San PedroAlmató. Como tantos otros que llegaroncon sus mismos afanes apostólicos aaquellas tierras del Extremo Oriente, fuedecapitado en 1861. Juan Pablo II lo

canonizó también en 1988.Otro apóstol de Cataluña, donde

predicó innumerables misiones yejercicios fue el ex dominico FranciscoColl. Fundó las Dominicas de laAnunciata, dedicadas a la enseñanza dela juventud, especialmente en laspoblaciones que carecían de escuelas.Fue canonizado por Benedicto XVI en2009. En Tremp (Lérida), nació en 1823san José Mañanet, consagrado también ala educación de los jóvenes, para lo quefundó los Hijos de la Sagrada Familia ylas Misioneras Hijas de la SagradaFamilia. A él se debe el sueño de laconstrucción de un Templo, dedicado a

san José, que con el tiempo setransformaría la Sagrada Familia deBarcelona. Fue canonizado en 2004.Sabadell dio a luz a uno de los catalanesmás populares del siglo, el amado yodiado Félix Sardá y Salvany, autor deEl Liberalismo es pecado. En el AltEmpordà nació, en 1810, el granmisionero dominico Juan Planas yCongost. Ese mismo año moría en loorde santidad el capuchino fray Miguel deSarriá. Las tropas francesas tuvieron queproteger el cadáver de los fervores de lamultitud.

Inolvidable fue la figura del jesuitaFrancisco Javier Butiñá, fundador de las

Siervas de San José. Fue uno de losgrandes promotores de la espiritualidadjosefina. De Vic también nos vinoLorenzo Pujol, fundador de lasAdoratrices Perpetuas del SantísimoSacramento; en Olot, por las mismasfechas, aparecía el ejemplar canónigoJoaquín Masmitjá, fundador de las Hijasdel Santísimo e Inmaculado Corazón deMaría. José Gras y Granollers, canónigode Granada fundó allí las Hijas deCristo Rey. Como puede ver el lector, lalista sería interminable: el jesuita JoséMach, uno de los misioneros apostólicosmás destacados de su época; el Obispode Urgell José Caixal, exiliado ahí por

sus simpatías carlistas; el cardenalVives y Tutó, martillo del modernismo eíntimo colaborador de San Pío X; elbenedictino José María Benito Serra,obispo de Daulia, fundador de lasOblatas del Santísimo Redentor ydeclarado carlista; el dominicoFrancisco Xarrié, en la lucha intelectualcontra el liberalismo; José Xifré, hijotambién de Vic y colaboradorindispensable del Padre Claret. Detodos estos eclesiásticos —decíaFenrnández de la Cigoña— no hayningún liberal, muchos carlistas osimpatizantes y apolíticos. Pero, sobretodo, ni un catalanista. El catalanismo

eclesial decimonónico generóintelectuales, pero no engendró santos.

69. …Y DE LAS SANTAS

No podemos olvidarnos de las santasmujeres que también dio a luz en aquellaépoca la tierra catalana. En Vilafrancadel Penedés nació en 1781 la madreRáfols, fundadora de las Hermanas de laCaridad de Santa Ana. Monja intrépida,en los famosos sitios de Zaragoza sedestacó por su heroísmo y caridad; sehizo admirar y respetar de los mismos

franceses. Fue detenida años más tardepor carlista, aunque posteriormentepuesta en libertad. La beatificó JuanPablo II en 1994. No menos apasionantees la vida de Santa Joaquina deVedruna, nacida en Barcelona en 1783.De buena posición social, carlista,enamorada de su marido, madre denumerosa prole, al enviudar decideentregarse a los más necesitados,fundando las Carmelitas de la Caridad.Perseguida por el liberalismo, a sumuerte, en 1854, dejaba abiertas casitreinta casas, en las que sus hijasespirituales atendían a la educación delas jóvenes y al cuidado de los enfermos

pobres.Otra catalana admirable fue Santa

Teresa Jornet, fundadora de lasHermanitas de los AncianosDesamparados; paradigma de caridadella y sus hijas, que vinieron a aliviar eldesamparo de tantos miles y miles deancianos de España y de todo el mundo.También ejemplo de entrega a losnecesitados fueron Santa María RosaMolas y sus Hermanas de NuestraSeñora de la Consolación; la beataBeata Ana María Mogas, fundadora delas Terciarias Franciscanas de la DivinaPastora; María del Carmen Sallés oSanta Paula Montal, la fundadora de las

Escolapias. A parte de estas santasmujeres ya beatificadas y canonizadas,podemos resaltar muchísimas más:María Antonia París, cofundadora con elPadre Claret de las Claretianas; lavenerable madre Paula Delpuig,originaria de Malgrat de Mar, ejemplarSuperiora General de las Vedrunas;Teresa Arguyol, nacida en Sarriá en1813, fundadora de las Clarisas de laDivina Providencia fue purificada conextraordinarios sufrimientos, muriendotransformada en una pura llaga. TeresaToda y su hija Teresa Guasch fueronfundadoras de las Carmelitas Teresas deSan José; la venerable Filomena de

Santa Coloma, mística notabilísima en elconvento de mínimas de Valls llegó aaltas cumbres de contemplación; larecientemente beatificada TeresaGallifa, de San Hipólito de Voltregá,fundadora de las Siervas de la Pasión;María Gay Tubau, fundadora de lasreligiosas de San José de Gerona; MaríaEsperanza González Puig, nacida enLérida en 1823, fundadora de lasMisioneras Esclavas del InmaculadoCorazón de María; Catalina Coromina,que fundó las Hermanas Josefinas de laCaridad; Miguela Grau, de San Martínde Provençals, fundadora de lasHermanas de la Doctrina Cristiana;

María Güell, de Valls, fundadora de lasMisioneras Hijas del Corazón de María;Ana María Janer, de Cervera, 1800,fundadora las Hermanas de la SagradaFamilia de Urgel; Ana Ravell, deArenys de Mar, 1819, fundadora de lasFranciscanas Misioneras de laInmaculada Concepción; Lutgarda Mas,fundadora de las MercedariasMisioneras de Barcelona; PrimitivaMunsuñer, de Figueras, fundadora de lasFranciscanas de San Antonio; EnriquetaRodón, barcelonesa, fundadora, fuera deCataluña, de las Franciscanas del BuenConsejo; Carmen Sojo de Anguera,nacida en Reus en 1856, sierva de Dios

que, dirigida espiritualmente por elcardenal Casañas, murió con fama desantidad universalmente reconocida enBarcelona.

Cuando se alaba el espírituemprendedor de los catalanes en materiade negocios materiales, muchos olvidanque miles de catalanes fundaron otras«empresas», cuya finalidad fue ayudar alprójimo y que tanto bien hicieron por laprosperidad material y espiritual de estatierra. Ganaron otras riquezas; pero erantesoros en el cielo.

70. LOS MÁRTIRES DELSIGLO XIX

El siglo XIX, siglo de progreso material,siglo de guerras, siglo de explosionesideológicas y de espiritualidad, tambiénlo fue de mártires. Desde la invasiónmusulmana, ni Cataluña ni la Penínsulahabían sufrido el martirio religioso deforma sistemática. Si la invasiónnapoleónica ya tuvo un señaladocarácter antirreligioso, igualmente lotendrán las etapas «liberales» durante elreinado de Fernando VII. Pero, tras sumuerte, las persecuciones se sucederían

en toda España, especialmente enCataluña. En nuestra bibliotecacontamos con una pequeña joya, de1888, titulada Los mártires del sigloXIX, del P. Francisco Muñiz, yprologado por el Padre Sardá y Salvany.Prácticamente es la única recopilaciónque se realizó en el siglo XIX sobre elmartirologio de esa centuria.Extractaremos unos datos paracomprobar cómo el «progresismo»liberal se cebó en los cenobios yparroquias.

En Cataluña, durante la invasión delas tropas francesas fueron asesinados ymartirizados unos 50 eclesiásticos, entre

ellos algunas monjas. De ellasdestacamos la muerte martirial de SorMaría Josefa Mestres, asesinada el 28de junio de 1811. Los franceses habíansaqueado la Iglesia de las franciscanasde Tarragona. Habían profanado elsagrario y derramado las sagradasformas. La hermana salió corriendo apostrarse en el suelo para recogerlascon la lengua y ahí mismo fue asesinada.El resto fueron fusilados, muertos abayonetazos; alguno quemado o inclusodecapitados o muertos a garrote.Durante el Trienio liberal, volvieron lasmatanzas y esta vez cayeron asesinadosen Cataluña 74 frailes y sacerdotes. El

más destacado, por su rango, fue elobispo de Vic, Dr. Ramón Strauch yVidal. Su muerte fue decretada por laMasonería, tras escribir un tratadocontra ella. Fue asesinado por losmismos que tenían a su cargo suseguridad. Pongamos algún ejemplo dela crueldad de aquellos asesinatos. Esespeluznante el martirio de franciscanode Tarragona Fr. Luis Pujol. Su muertese produjo el 25 de febrero de 1823. Alfraile le decapitaron para jugar con sucabeza y pisar su tonsura. Uno de losasesinos, para demostrar su «valentía»,empapó una rebanada de pan en susangre aún caliente y se la comió. Otro

martirio terrible fue el del cartujo PabloSalavert. Mientras que sus verdugos lellevaban al monte, le entonaban cantosreligiosos burlescamente. Fuedesnudado, martirizado y fusilado. Alencontrar su cuerpo se pudo contemplarel alcance de la barbarie: entre sus uñasy dedos habían cañas, y los ojos lehabían sido arrancados. Al cura párrocode Sant Sadurní de Montornés, D.Ramón Ruig y Soler, le causaron lamuerte 16 heridas inflingidas en elcuerpo. Antes le habían quemado lospies a fuego lento y le habían abierto lacabeza a golpes de una barra de hierro.

Entre 1834 y 1835, la tierra volvió a

teñirse de rojo con la sangre martirial.Esta vez la persecución se cebóespecialmente en Madrid y Zaragoza, ala par que en otros lugares de España.Respecto a Cataluña caben destacar losasesinatos en Reus: entre carmelitas yfranciscanos se contabilizaron más de22 frailes conocidos (otros no sellegaron a identificar). Uno de ellos, elcarmelita Fr. Andrés de Jesús y María,tenía 90 años, y estaba totalmenteimpedido cuando fue asesinado. En elresto de Cataluña, el 25 de julio de1835, murieron (identificados) 28frailes y eclesiásticos. Fue la famosa«bullanga» de Barcelona, con motivo de

una mala corrida de toros en laconmemoración del Patrono de España.Un testigo de la época, Francisco Raüll,cuenta la «excusa» de los asesinatos:«Quiso la casualidad que los torosfueron muy mansos ó malísimos en aqueldía, y exasperados los espectadores,después de los gritos, vociferaciones yconfusión que se permite en aquellosespectáculos, dieron principio al barulloarrojando á la Plaza un sin número deabanicos; tras de ellos siguieron losbancos; luego las sillas, y por fin algunacolumna de los palcos. Rompieron lamaroma que forma la contrabarrera, ycon un pedazo de ella una turba

increíble de muchachos, con unaespantosa algazara, arrastró el últimotoro por las calles de la ciudad». Apartir de ahí empezó la quema ypersecución de frailes.

Desde esa fecha, y durante lossiguientes 50 años, los asesinatos sesiguieron produciendo, aunque de formapaulatina y aislada y, por eso, ha pasadodesapercibida una persecución «latentey constante». Aproximadamente fueronasesinados en Cataluña unos 68eclesiásticos, esto es: toca a más de unasesinato por año. Pongamos variosejemplos. En 1847 moría el Padre JoséCanal, de la diócesis de Solsona: murió

abrasado al ser rociado con aceitehirviendo. O, en 1874, en la mismadiócesis de Solsona fue asesinado elPadre José Gamisans. Su cuerpo fueexpuesto y sus asesinos obligaron atodos los sacerdotes del lugar a ir acontemplarlo. Todos estos hombresfueron martirizados, bajo excusapolítica; pero en el fondo, era un odio ala fe milenaria que había engendradoCataluña. El siglo XIX preparaba la granpersecución que se produciría en elsiglo XX.

71. LOS MÁRTIRES DELA CARIDAD: UN

EJEMPLO DEL ALMACATALANA Y ESPAÑOLA(BIENES EN LA TIERRA YTESOROS EN EL CIELO)

Los catalanes tenemos (o teníamos) famade buenos negociantes; y ello se aplica alos bienes materiales, pero también a losespirituales, como dijimos antes.Siguiendo la consigna evangélica deatesorar bienes para el Cielo, muchoscatalanes ofrecieron un ejemplo de

santidad con sus vidas, obras ymartirios. Pero ahora queremos destacarotro tipo de mártires, mucho másdesconocidos aún: son los llamadosmártires de la Caridad. En 1885 unadesgracia asoló España: una epidemiade cólera. La peste se cobró más de100.000 víctimas en menos de un año.

Antes de seguir, contemos unas«anécdotas históricas». Cuando Luteroaún era sacerdote católico una pestedevastó Witemberg y él se dedicó a susfeligreses con toda generosidad. Sinembargo, una vez ya separado de laIglesia, y montado en su fantasía«luterana», ante otras pestes, se negaba

a dar la comunión a los apestados, pormiedo a contagiarse. Igualmente ocurriócon Calvino en una peste que se declaróen Ginebra. Él y otros ministros de suiglesia, se presentaron al Consejo de laciudad para que fueran dispensados decuidar a los enfermos por miedo acontagiarse. A lo cual el consejoaccedió. O en Irlanda, el ministroprotestante de Dublín prohibió a susministros acercarse a los enfermos decólera, mientras que el Arzobispocatólico imponía la obligación a sussacerdotes de acudir en auxilio de losapestados. En la peste de 1847, enLiverpool, murieron por atender a los

enfermos 24 sacerdotes católicos y unobispo.

No es bueno comparar, pero elcomportamiento de los consagradosespañoles en la epidemia de cólera de1885 fue más que ejemplar en todaEuropa. Murieron cientos de religiososy religiosas por dedicarse a la labor decuidados y curas. Sólo de las Hijas de laCaridad se contabilizaron 42 fallecidaspor contagio; o 32 Hermanitas de losAncianos Desamparados. Los primerosen cumplir fueron los obispos, conejemplos de humildad inimaginables. Esel caso del Arzobispo de Granada, quevistiendo como simple sacerdote para

no ser reconocido, visitaba a losenfermos; o el Arzobispo de Sevilla, D.Bienvenido Monzón, que muriócontagiado debido a sus atenciones. EnCataluña, los obispos no se quedaronatrás en el ejemplo a dar. El de Tortosase ganó la admiración de toda laDiócesis; el de Barcelona cayó enfermopor atender personalmente a lasvíctimas; el de Vic, para no distraer lasocupaciones de sus sacerdotes, él mismollevó el viático a enfermos de cólera.

En Cataluña se atendió en loshospitales y centros eclesiásticos a másde 20.000 personas, y fallecieron unatreintena de religiosos y religiosas. En

Barcelona, el obispado en pocos díasrecogió más de 90.000 duros (unafortuna) para dedicarla al cuidado ymanutención de enfermos y sus familias.En una carta pastoral, el obispo deBarcelona relataba la heroica entrega dela Iglesia en esta prueba. Pero,ahondando más, y no quedándose en lomeramente accidental del fenómeno,pedía a los fieles que reflexionaransobre el porqué de esta epidemia.Cataluña, la tierra de santos, estabadejándose invadir por la secularizaciónmodernizante. Todo este drama vividodebía servir para reflexionar. Así, elobispo avisaba: «Mediten todos,

singularmente los padres y madres defamilia, que en esta atmósfera deirreligión respiran los pedazos de sucorazón, quienes beben a sorbos losvasos de la impiedad. Recuerden losque tienen a su cargo la dirección de lascolectividades, que quien siembravientos recoge tempestades. Procurenponer todos algo de su parte para que lavida de la familia sea verdaderamentecristiana; que no se avergüencen de sercatólicos en público los que lo son decorazón y aun en el seno de la familia».El obispo se quejaba de «la falta […] enla santificación del día del Señor y de lablasfemia», como dos de los grandes

males a erradicar del pueblo catalán; yde que la epidemia parecía no haberenseñado nada.

Frente a lo que pedía el obispo, afinales del siglo XIX y principios del XXse produciría un «renacimiento», perono precisamente de la fe, sino de unanueva mística, disfrazada dereligiosidad: el catalanismo. Este, a lalarga, sería más mortífero para Cataluñaque la epidemia de cólera de 1885.

Capítulo VDE LA RESISTENCIA A

LA MÍSTICACATALANISTA

«Cuando se desplegue ante mí, que soycastellano y madrileño, la bandera

catalana, la saludaré rendidamente,porque yo, castellano y madrileño, no

quiero renunciar a que Cataluña siga tanespañola como Castilla, y su bandera

tanto suya como mía»

(RAMÓN NOCEDAL, dirigente delPartido integrista)

El siglo XIX fue el de la eclosiónespañolista de Cataluña, a la par que selarvaba el nacionalismo. Durante buenaparte del siglo, el Principado fue el focovital de España: tanto por su actividadeconómica, como política, comoespiritual o revolucionaria. Por muchoque se quiera explicar la aparición delnacionalismo, el historiador siempreencontrará dificultad a la hora deexponer esta transformación. La másespañola de las regiones españolas pasóuna parte de ella a ser catalanista. Ellono puede explicarse sin mencionar elfracaso de la casta política española o

la deslealtad de una burguesía sólointeresada en sus beneficios. Pero notodo puede ser explicado por causasmateriales. Para que surgiera elnacionalismo tenía que producirse unatransformación en el alma de un pueblo;y ello sólo pudo hacerse desde elespíritu. Sin el romanticismo, verdaderoveneno de las almas de los pueblos,nunca hubiera aparecido el catalanismo.

72. LOS «GOZOS»: ELALMA DE UN PUEBLO

El famoso catalanista Pau Casals, delque ya hemos dicho alguna cosa,escribió una vez: «Recoger y publicarl o s gozos tradicionales es un nuevopaso hacia el reencuentro del alma de unpueblo». Como también señalamossupra los «goigs» o gozos eranoraciones populares a santos, la Virgeno a la misma divinidad, que se cantabanen las fiestas patronales y gozaban deenorme popularidad. Aunque arrancanen la Edad Media, entre finales del XIXy principios del XX los mejores poetasde la Renaixença compusieron «goigs»:Josep Carner, Joan Maragall, JoaquimRuyra, Mn. Jacinto Verdaguer, Mn. Pere

Ribot, entre otros. Dominique deCourcelles, especialista francés enliteratura catalana, decía que estasplegarias toman su nombre de «gozos»,de la primera palabra del Angel a Maríaen la Anunciación: «Alégrate». Si, comodecía el catalanista Pau Casals, losgozos representan el alma de un pueblo,veamos unos cuantos, para comprobarcómo estas devociones popularesasumían con toda naturalidad queCataluña era parte de España. Sinrealizar un gran esfuerzo, en una escuetarevisión de una pequeña colección degozos, hemos encontrado más decincuenta donde sale espontáneamente la

palabra «Espanya». Extractaremosalgunos, para acercarnos al «alma delpueblo catalán». Por motivos, comosiempre, de restricción de espacio sóloentresacaremos las estrofas mássignificativas y las traduciremos alcastellano.

En el Himne de la peregrinació a laMare en Mont-roig del Camp(Tarragona), editado en 1900, unaestrofa apunta: «Oh Vós, que a lamuntanya / sortiu com un estel: / salveula pobra Espanya, / salveu, Reina delcel» (Oh Vos que en la montaña, surgíscomo una estrella / salvad la pobreEspaña / salvadla Reina del cielo».

Como enseguida veremos, a la palabra«montaña» rima con «España», y esto selo ponía fácil a los compositores. Escurioso encontrar antiquísimos «gozos»populares, en lo más profundo deCataluña (ahora feudo del nacionalismomás antiespañolista) dedicados a santosandaluces. Por ejemplo, encontramos losGoigs a los mártires sant Aciscle isanta Victòria , (Gerona). Una estrofacanta: «D’Espanya sou naturals / i enCòrdova us criàreu, / la fe de Cristprofessàreu / que és font de benimmortals…» (De España sois naturales/ y en Córdoba os criasteis / la fe deCristo profesasteis / que es fuente de

bienes inmortales). Incluso encontramosunos gozos dedicados al beato «Dídacde Cadis»: «Puix Jesús vos acompaña /com al seu conquistador: / FerventApòstol d’Espanya, / inflamau lo nostrecor» (Puesto que Jesús os acompaña /como a su conquistador / FervienteApóstol de España / inflamad nuestrocorazón).

Lo s Goigs a la Mare de Déu deMontsant (Tarragona), riman: «Vostraimatge col.locada / està sobre lamuntanya, / entre les altes d’Espanya /és amb raó anomenada; / de lluny terraés avistada / i, del mar, pel navegant…»(«Vuestra imagen colocada / está sobre

la Montaña / entre las altas de España /es con razón llamada; / de lejos tierra esavistada / y del mar por el navegante»).Aunque es muy excepcional, se puedenencontrar algunos gozos en castellano.Uno curioso es el dedicado a la Virgende Montserrat, editado por los vecinosdel barrio de Vallcarca de Barcelona.En éste se hace hincapié en cómo ladevoción montserratina se escampó porlas tierras americanas: «De Montserratbajo el nombre / os invocan á millares, /y os alzó templos y altares / España, yaunque asombre, / Nápoles, Roma yViena, / Francia, Bohemia y Portugal. /Como vuestra protección / es del fiel

firme atalaya, / á la Americana playa /llegó vuestra invocación; / á Chile yPerú enagena / y á Mejico nombre tal».

Uno de los santuarios marianos mástradicionales de Cataluña, que compitecon Montserrat, es el de Nuestra Señorade Nuria. Hoy es un lugar mítico para elnacionalismo, entre otras cosas por el«secuestro» de la Virgen por parte dealgunos clérigos catalanistas, para quedurante el franquismo la Virgen no fueracoronada por el Arzobispo deTarragona. Según la tradición, san Gilvino de Grecia, arribando al angosto, y ala vez hermosísimo valle, para acabarsus días como penitente ermitaño.

Aunque los nacionalistas afirman queGerona no es España, el caso es queesteantiquísimo gozo, fruto del almacatalana, dice lo contrario: «Per fugirdel mon la furia / desde Atenas enEspanya, / jove vinguereu à Nuria, / perfer penitencia estranya, / elegint estaMontanya / per burlarvos del mon vil»(Para huir de la furia del mundo / desdeAtenas a España, llegasteis joven aNuria / para hacer penitencia estraña /eligiendo esta montaña / para burlarlosdel vil mundo).

Para estertor nacionalista tenemosotro gozo, uno de los más largos,dedicado a san Isidro Labrador. En

nuestro libro anterior ya reseñamoscómo la devoción al santo madrileñocaló en Cataluña mucho antes de lallegada de los Borbones. Este gozo secanta(ba) en el Monasterio de Bañolas,antaño tierra de carlistas, hoy tierra deseparatistas. Extractamos algunasestrofas que pueden hacer gracia acualquier madrileño, leyendo estasalabanzas en catalán a su santo másfamoso: «Madrid, vila coronada, / usdonava un humil bres; /… Honor de lapagesia, / mirall excels de casats, / quinpagès no lloaria / vostres gestes ibondats… / De Banyoles i sa contrada, /sigueu sempre nort i escut; / feu-nos

lluny la pedregada / i deu-nos feina isalut…. Vos que amb gloria poderosa /Sou de Madrit Sant Patró, / Miraul’Espanya plorosa, / Aixugueu ja lo seuplor» (Madrid, villa coronada / os dabahumilde cuna /… Honor delcampesinado / espejo excelso decasados / qué campesino no alabaría /vuestras gestas y bondad /… / DeBañolas y alrededores / sed siemprenorte y escudo / alejadnos el granizo / ydadnos trabajo y salud /… / Vos que congloria poderosa / Sois de Madrid patrón/ Mirad la España que llora / secad yasu lloro».

Encontramos en 1829 unas coplas

dedicadas al Corazón de Jesús,devoción que tanto arraigo tuvo enCataluña. Esta lo alaba así: «Que enEspanya regnaria / devoció tan cordial /digué la veu celestial, / y s’ cumpleix laprofecia; / puix mes y mes cada dia /aumentau lo nostre amor» (Que enEspaña reinaría / devoción tan cordial /dijo la voz celestial / y se cumple laprofecía / pues más y más cada día /aumentáis nuestro amor). Como larelación sería interminable, recogemosun último gozo, también dedicado alSagrado Corazón que se rezaba en eltemplo del Tibidabo. En concreto, diceasí una estrofa: «A dalt d’aquesta

muntanya / un gran temple aixecaré, /puix que regnaria a Espanya, / el SagratCor prometé. / Barcelona amb granfervor / expandirà el seu regnat» (Sobreesta montaña / un gran templo levantaré /puesto que reinaría en España / SagradoCorazón lo prometió / Barcelona congran fervor / expandirá su reinado). Silos gozos son el alma de un pueblo,empezamos a dudar que Cataluña tengaya alma.

El baile de san Isidro enCataluña: El folclore esfundamental para acercarse alser de los pueblos.

Antiguamente, en la población deGracia (ahora un barrio deBarcelona), celebraban dosfiestas mayores. Una era la desan Isidro Labrador, patrono delos payeses de la llanura deBarcelona (que ahora ocupa elensanche). La fiesta se celebrabael 15 de mayo. Como la otrafiesta, la Encarnación, solía caeren cuaresma, la fiesta de SanIsidro era la más celebrada eimportante. Se acercaban gentesde muchas poblaciones cercanasy la fiesta seguía esta rutina:Santa Misa con panegírico al

Santo madrileño; canto de sus«gozos». Le seguía un solemnebaile de ramos. A diferencia deotros bailes, en la danza de sanIsidro estaba prohibidointercambiarse de pareja y elhombre estaba obligado aregalarle un ramo de flores a lamujer. La fiesta era muy antigua,pero tenemos noticia deprincipios del siglo XIX de lacofradía de san Isidro en Gracia.Por la tarde se hacía unaprocesión, donde dos jóveneshacían de san Isidro y de sumujer santa María de la Cabeza.

Esta era una fiesta popularísimay nadie se traumatizaba porcelebrar un santo madrileño.Hoy el barrio de Gracia es unode los más independentistas deBarcelona.

73. MOSSÈN «CINTO»VERDAGUER: BARDO

DE MONTSERRAT Y DELA HISPANIDAD

Insistimos en que es a través de lapoesía como llegamos a las entrañas deun pueblo y de una cultura. Hasta lallegada del catalanismo político, elcatalanismo lírico nunca tuvo reparo enmostrar su amor a España, sinavergonzarse de ella. Una poesía deAntonio Bori y Fontestà, publicada en ElTrobador Català , dedica unos versos aCataluña, la más rica y querida regiónespañola: «De les regions espanyoles, /la més rica i estimada / és la de totsconeguda / per la terra catalana» (de lasregiones españolas / la más rica yquerida / es la de todos conocida / comola tierra catalana). Mn. Joan Colom

retomaba la figura de Verdaguer paracantar la aportación de la tierras de Vicha la Hispanidad: «Vic o reina deMuntanya, / No et diran estèril, no; /Tres homes has dat a Espanya / Que notenen parió: / Balmes en saviduria, / IClaret en sandetat; / Mossèn Cinto, enpoesia. / Quina excelsa trinitat» («Vic oreina de Montaña / No te dirán esteril,no / tres hombres has dado a España /que no tienen parangón / Balmes ensabiduría / Y Claret en santidad / MosénCinto, en poesía / ¡Qué excelsaTrinidad!»).

Mn. «Cinto» Verdaguer, icono delcatalanismo y, a la vez, incómodo

personaje para el nacionalismo, supoentrelazar los nombres de Montserrat yEspaña, de tal forma que en su obraforman casi una unidad indestructible.Por eso, muchos de los poemas del quefuera el genio de la Renaixença nunca serecitan o retoman. Recojamos sóloalgunos ejemplo: Gozos a La Reina deCatalunya, la Mare de Déu deMontserrat: «Des d’eixes altes cimes, /que gran és l’estrellada, / Verge deMontserrat! / És lo mantell esplèndid deReina coronada / de nostre Principat….Donau abric a Espanya, la malmenadaEspanya / que ahir abrigava el món»(Desde esas altas cimas, / qué grande es

el firmamento / Virgen de Montserrat /Es el manto espléndido de una Reinacoronada / de nuestro Principado… Dadabrigo a España, la deshecha España /que ayer abrigaba al mundo). En elfamoso Virolai a la Virgen, muchoshacen piruetas para no cantar estasestrofas: «Dels Catalans sempre sereuPrincesa, / dels Espanyols Estrella del’Orient».

También compuso una Salve paralos monjes de Montserrat, en la quecantaban: «Lo cel vos dóna / real corona/ d’estrelles mil, / i eixa muntanya / vosdóna Espanya / per camaril» (El cieloos dona / real corona / de estrellas mil /

y esa montaña / os da España / porcamerino). O en el himno que compusocon el motivo del milenario deMontserrat, se lee: «Espanya us vol perNord / preneu-la Vós per filla» (Españaos quiere por Norte / tomadla vos comovuestra hija).

Respecto al Sagrado Corazón, laspoesías de Verdaguer son fuente depiedad y españolidad, a la vez que decatalanidad. Unas Coplas al SagradoCorazón, rezan: «Oh Cor, Espanya uscrida / sortiu, si us plau, / encès astre devida / brillau, brillau» (Oh Corazón,España os llama / salid, por favor /enciende astro de vida / brillad,

brillad). De su pluma fluían sin cesarelegías piadosas que siempre mentabana España. Una dedicada al EspírituSanto, toma tintes épicos: «¡Oh!, feu,diví oracle, / del temple un Cenacle, /d’Espanya un Tabor, / dels cors unsagrari / on puga habitar-hi / Déu NostreSenyor» (Oh! Haced divino oráculo /del templo un Cenáculo / de España unTabor / de los corazones un sagrario /donde pueda habitar / Dios NuestroSeñor). Este libro se ha iniciado con unade las poesías más bellas de Verdaguerdedicada a la Inmaculada, patrona deEspaña, repitamos unos deliciososversos: «Oh Verge immaculada, / per

vostra Concepció, / d’Espanya Reinaamada, / salvau vostra nació». Todo elloexplica por qué Verdaguer, el gran poetade Cataluña, no es estudiado en laescuela catalanista.

74. EL PI DE LES TRESBRANQUES (EL PINO DE

LAS TRES RAMAS)Para entender lo que es el nacionalismocatalán no se nos ocurre otra figura quela del Pi de les tres branques (Pino de

las tres ramas). En uno de los parajesmás hermosos de la Cataluña profunda,cerca de Berga, adentrándose en eltérmino de Castellar del Riu, y en unllano conocido como Campllong, seerige una maravilla de la naturaleza: elpi de les tres branques. Este gigantescopino, de la clase «pinasa» o semiabeto,y de 25 metros de altura, se caracterizaporque su enorme tronco se divide entres perfectas ramificaciones. Tenemosregistros del siglo XVIII que ya dancuenta de la devoción que levantaba esaformidable obra de la naturaleza, pueslos campesinos vieron en él unamanifestación de la Santísima Trinidad.

En 1746 el Obispo de Solsona, FrayJosé Mesquia, concedió 40 días deindulgencia por el rezo de tres Credosdelante del pino, por ser «vestigio yfigura de la Santísima Trinidad».Durante el último tercio del siglo XIX elpino cobijó aplechs (encuentros) decarlistas catalanes, ya que aquella zonasiempre fue uno de los reductosimpenetrables del tradicionalismo.

La devoción popular se cobijódurante decenios bajo su sombra. Peroun día llegó el bueno de Mn. «Cinto»Verdaguer a los pies del pino. El insignepoeta dijo de él: «Es verdaderamentenotable este árbol que puede decirse

único en todo el mundo, y a todos losque lo visitan les causa honda y devotaimpresión». Tanto le asombró estedescubrimiento que en 1888, en unlibrito de poemas, introdujo unodedicado a la centenaria conífera. Elargumento de la poesía es tan sencillocomo imaginativo: siendo niño el ReyJaime I, viajaba hacia Monzón desdeNarbona, y descansó cerca de Berga.Ahí soñó que se le daban tres ramas, quesignificaban tres reinos unificados porsu corona. Y —en la poesía, claro— elacompañante de Jaime I, sentencia:«Roguemos para que este pino sea elárbol sagrado de la Patria».

Este inocente relato causó talimpacto en algunos catalanistas quetomaron el regalo de la naturaleza comoun símbolo de los tres «paísescatalanes». Así, poco a poco, el árbolpasó de ser una analogía religiosa atransformarse en un icono político. Elocote español murió a principios dels iglo XX, justo cuando arrancaba elcatalanismo político (¿una señal delcielo?), y actualmente una de sus ramasestá bastante maltrecha. Ello ocurríajusto cuando se convirtió en lugar deencuentro de las juventudes de la UniónCatalanista y de los centrosexcursionistas (bien es cierto que a poca

distancia está creciendo uno parecido).Tras la Transición, y a partir de 1980,se convirtió en lugar obligado deperegrinación nacionalista, llegando ajuntar algún año a varios miles decatalanistas de todo el abanico político:desde los «moderados» deConvergencia y Unión a los terroristasde Terra Lliure.

En 1986, los «moderados» de CiUfueron acosados y expulsados por losradicales separatistas. Querían que elacto no fuera un mero encuentrocatalanista, sino una reivindicaciónseparatista controlada por formacionesradicales. En 1988, los asistentes,

principalmente del Moviment deDefensa de la Terra —MDT— (elbrazo político del grupo terrorista TerraLliure), se agredieron entre sí, fruto depeleas intestinas y planteamientospolíticos enconados de los que luegohablaremos. Unos querían centrar lalucha en Cataluña, y otros no renegabande una acción en todos los «paísescatalanes». En 1991, los agredidosfueron miembros de ERC, que eranconsiderados también demasiadomoderados por los radicales. En 1996,La Plataforma per la Unitat d’Acció(PUA) atacó a otros colegasindependentistas del Estat Català, por

considerarlos una versión burguesa delcatalanismo. El «fraternal» encuentroacabó con 10 heridos. Los que más searrogan la representatividad de lavoluntad de Cataluña están todosdivididos, y enfrentados, hasta elhartazgo entre ellos.

Digresión política: Laevolución de esta referencia delPino de las Tres Ramas, es unaclara analogía de lo que hasucedido y sucederá en Cataluña.El catalanismo surgiófagocitando un espíritu religiosocatólico del que estaba

penetrado la mayor parte delpueblo catalán, especialmente elrural. El nacionalismo setransformó, así, en una religiónsecular. Pero las religionesseculares son más radicales quelas religiones trascendentes. Poreso el catalanismo ha «creado»sus herejías y persecucionesinternas. En la medida en quemás se defiende laindependencia de Cataluña, másse atomiza y enfrenta entre sí elnacionalismo; dificultando así laposibilidad de alcanzar susobjetivos.

El proceso de «secularización»religiosa y emergencia de uncatalanismo «sacralizado» exigía laconstrucción de símbolos nacionales.Paradójicamente, esta emergencia delimaginario catalanista hubo de conviviraún durante mucho tiempo con lasmuestras espontáneas de españolidaddel pueblo catalán. Revisemos laconstrucción de algunos de estossímbolos y su «convivencia» con laCataluña hispana.

75. «ELS CASTELLERS»

NO ERAN CATALANES,SINO VALENCIANOS

Al igual que la sardana no era,propiamente hablando, un baile catalán(sino que procedía de un pequeño rincónde Cataluña y fue «exportada» y«nacionalizada» por el catalanismo,hace un siglo), algo parecido sucede conlos famosos «castells» o castilloshumanos. Esta tradición, en su formaactual, llegó a nosotros a principios delXIX, y se extendió el Campo deTarragona, especialmente en la ciudadde Valls, y posteriormente en la comarcadel Penedés. Gracias a la labor del

nacionalismo durante las tres últimasdécadas, hoy otras muchas ciudades ycomarcas cuentan con castellers ahídonde nunca los hubo. Como en todatradición, siempre podemos remontarnosa algún sustrato pagano. Las torreshumanas que coronan algunas danzas soncomunes a diferentes pueblos, y parecenincluir un origen mágico. Formabanparte de antiguas ceremonias agrarias ytrataban de provocar el crecimiento delos vegetales, imitando el crecimiento yla elevación. Muchas de estas fiestaspaganas con el tiempo seríancristianizadas.

Es en Valencia donde encontramos

el primer registro de este tipo deconstrucciones humanas. Las másantiguas crónicas escritas que lasvinculan a Algemesí datan del primertercio del siglo XVIII, pero de suconstante y firme presencia muy bienpuede pensarse en un origen mucho másantiguo. En este caso algunos estudiososla remontan a la Valencia del siglo XV.Estos bailes tomaron el nombre de«Moixiganga» y «Muixeranga», que eranun conjunto de bailes y castilloshumanos provenientes de la localidadvalenciana de Algemesi. Más que unadanza propiamente dicha, es un conjuntode cuadros plásticos con intencionalidad

representativa, que participa en lasprocesiones de Nuestra Señora de laSalud.

La tesis del origen valenciano de loscastellers no es valencianista, pues ladefiende también el artista catalán JosepBestit que ha llegado a ser conocidocomo el «pintor dels castellers».Casualmente pudo contemplar unamuixeranga de Algemesí. Para él fueimpactante: «Encontré en los libros dehistoria que el origen de los castellersestá en Valencia. Los valencianos que,entre el siglo XVII y el XVIII, viajaban alnorte de España a llevar sus mercancías,productos únicos y de gran calidad,

cruzaban Tarragona y Valls, y allícayeron muy bien sus costumbres, entrelas que estaban los “balls delsvalencians”, una danza con antorchasque reproducía el movimiento de unaserpiente y que acababa con una torreta,un Castell».

En la zona de Tarragona, Reus yValls empezaron a imitar a losvalencianos a finales del siglo XVII. Estáregistrado que en 1687 actuó en laciudad de Tarragona el «Ball delsvalencians» (Baile de los Valencianos).En esta tradición valenciana tres de losbailarines subían encima de las espaldasde los compañeros, agrupados y

formando piña. Los tarraconensesobviaron poco a poco los bailes eimitaron los castillos humanos,aportando la audacia de construirloscada vez más altos y originales, con elfin de manifestar y exteriorizar mejor suagradecimiento a la Virgen. El primer«castell» propiamente catalán estáfechado en Tarragona en el 1770. EnValls, el primer registro es de 1791,durante las primeras Fiestas Decenalesde la Candela, según el Costumaricatalà de Joan Amades.

El período de mayor esplendor delos castellers fue el comprendido entre1850 y 1870. Luego tuvo sus más y sus

menos, aunque siempre se conservóesporádicamente en algún punto deCataluña, como en El Vendrell. Será apartir del franquismo cuando renaceránlas «colles» (grupos), como la veteranade Villafranca del Penedés, en 1948.Tras la Transición, la Generalidadpotenció, financió y creó «colles» allídonde nunca habían existido (en losaños 80 del siglo XX llegaban alRosellón o a Baleares). Revestidos de«tradición», ahora los castillos son«diseñados» en ordenadores, paraestudiar las posibilidades y la«anxeneta» (el niño o la niña que coronael castillo humano) se ha sometido a

corrección política, pues debe llevar uncasco homologado que cumpla lasnormas de la Generalidad. ¡Viva laburocracia de la que quería huir elcatalanismo! Por otra parte, siendotradicionalmente una actividad dehombres, ahora se mezclan varones yféminas. Algún sociólogo ha constatadoque, hoy en día, las «colles» decastellers se han convertido en un focode nacionalismo, que ha permitido«integrar» a la población «xarnega» demuchas poblaciones catalanasconvirtiéndolos en los conversos másapasionados.

76. GRACIAS A UNOS«CASTELLERS» SE TOMÓ

TETÚAN

Ya hemos relatado en obra anterior queen 1859 fue creado el Cuerpo deVoluntarios Catalanes que, a las órdenesdel General Juan Prim y Prats, tuvo unagloriosa participación en la PrimeraGuerra de África (1859-1860). Suuniforme, «al estilo catalán», conbarretina, dio a conocer la preciadaprenda a toda España. En esa guerra loscatalanes lucieron por su bravura yentusiasmo, especialmente cuando eran

arengados en su lengua materna por elGeneral Prim. La conquista de Tetuán larealizaron a gritos de ¡España, España!Una anécdota de esa guerra, pococonocida, nos la cuenta el historiadorAlfredo Redondo, autor del libroVoluntarios Catalanes en la Guerra deÁfrica (1859-1860). Sitiada la ciudadde Tetuán, los catalanes se encontraroncon que no tenían una escalera a manopara entrar en la Alcazaba de la ciudad.La empresa parecía imposible. Entoncesel General Prim recordó que muchos desus voluntarios pertenecían a su comarcanatal, Reus y el Campo de Tarragona. Élmismo había sido testigo de las

sorprendentes torres humanas que serecreaban en las fiestas populares. Se leencendió una luz y gritó a susvoluntarios: «Ala, minyons, feu la torre,i a dalt!» (¡Adelante chicos, haced latorre y arriba!). Los brazos de losvoluntarios se fueron entrelazando ysobre ellos se fue levantando un castellen medio del combate. El historiadorrelata con emoción los acontecimientos:«La base de la columna humana que sealza esforzadamente al pie del minarete,y va subiendo, subiendo, hasta que, alfinal, el más ágil de todos trepa sobresus compañeros, y, ya en la cima, iza labandera española en la torre más alta de

la ciudad de Tetuán». El voluntario quepuso la bandera española en los murosde Tetuán fue Luis Baró y Roig, sargentoprimero.

El Cuerpo de Voluntarios Catalanescontó con 466 hombres, de los que lamitad fallecieron en África. Sólovolvieron 237. Sus uniformes, conbarretina y alpargata, fueron costeadospor la Diputación de Barcelona yconstaban «cada uno de un gorro delpaís, tres camisas de algodón, dos paresde calzoncillos, dos camisetas dealgodón, una túnica y pantalón de pana,un par de botines de cuero, dos pares dealpargatas con peales, un

morralmochila, una manta y una bolsa deaseo». Los representantes de laDiputación, en el acto de despedida,pronunciaron estas palabras tanincorrectamente políticas para los oídoscontemporáneos: «los Voluntarios deCataluña sabrán acreditar en los camposde África, que son dignos descendientesde aquellos indómitos almogávares quetantas veces hicieron morder el polvo ala insolente morisma». En su despedida,«Barcelona organizó un desfile militaren su honor y el Abad de Montserrat losbendijo antes de marchar hacia elfrente». A la vuelta, «los festejosduraron varios días y fueron muchos los

actos de cariño de la población haciaestos voluntarios: comidas, recepcionesoficiales…». La ciudad de Barcelona seengalanó con banderas españolas ycatalanas y monumentosconmemorativos.

Todavía en 1894 se celebraba enSant Martín de Provençals (actualmentepertenecientes a Barcelona) un homenajea los excombatientes de Tetuán concomida, cantos patrióticos y lectura depoesías. En ellas se recordaban suasalto a las murallas y su espíritu patrio:«Ells son los que romperen las murallas/ de ferro y carn que l’barbaro oposà,…Amb fills tan braus que feren tal

hassanya / vencent mars, feras, terras yelements, / qui contra tu s’atrevia ja,Espanya?» (Ellos son los que rompieronlas murallas / de hierro y carne que elbárbaro opuso… Con hijos tan bravosque hicieron tal hazaña / venciendomares, fieras, tierras y elementos /¿quién se atrevería contra ti España?). Amodo de curiosidad, hay que decir que75 años más tarde, otros catalanes enplena Guerra Civil nos dejaron unrecuerdo de sus «castells». En el librodel Padre Nonell sobre El LaureadoTercio de Requetés de Nuestra Señorade Montserrat se muestran fotos de losrequetés catalanes levantando castillos

humanos a modo de entretenimiento enlos momentos de descanso entrecombate y combate.

77. DE LOS ÚLTIMOS DEFILIPINAS A LOSPRIMEROS DE LA

LEGIÓN

Las Islas Filipinas cayeron en 1898,junto a Cuba. La España imperial sufríaya prácticamente su último desmorone.

Pero cuatro siglos de gestas no podíanacabar sin, al menos, una últimaheroicidad que ya ha quedado grabadaen la conciencia colectiva de losespañoles: «los últimos de Filipinas».Nos referimos al sitio de Baler. Ungrupo de soldados españoles,desconocedores de la rendición delgobierno español, mantuvieron suposición hasta el 2 de junio de 1899.Sitiados por el ejército tagalo hubieronde pasar mil calamidades y sacrificiospara sobrevivir. Su resistencia fue tanheroica que hasta el ejército enemigo lesrindió honores al dejar las armas y elpuesto que defendían. Estos héroes

pertenecían al Batallón Expedicionariode Cazadores no 2. La mayoría de susmiembros eran valencianos, pero entreellos se encontraban cuatro catalanes:José Pineda Turán, natural de Sant Feliude Codines, Barcelona; Pedro VilaGarganté, natural de Taltaüll, Lérida;Pedro Planas Basagañas, natural de SantJoan de les Abadesses, Gerona y RamónMir Brills, natural de Guissona, Lérida.Aún se conserva la bandera españolaque esos catalanes defendieron en Baler.Entre los que acudieron a Cuba yFilipinas muchos eran viejoscombatientes carlistas que así «expiabansu culpa» y podían volver a legalizar su

situación en España. Ello explica suespíritu heroico y patrio. Los catalanes,protagonistas ineludibles en las últimasbatallas imperiales, fueron los primerostambién en apuntarse con entusiasmo, aprincipios del siglo XX, a las empresasbélicas que continuaban en África.

Una noticia escandalosapara el catalanismo: Año 2012:nuevamente los nacionalistas serasgan las vestiduras. La causaes que en el Barrio de la Cirera,de la costera ciudad de Mataró,desfiló la Hermandad deAntiguos Caballeros

Legionarios, portando un Cristode la Buena Muerte, al son decornetas y con armamentodebidamente inutilizado. Sinprevio aviso al Ayuntamiento,gobernado por los convergentes,unos veteranos legionarios, algopanzudos, recrearon el ambientemalagueño de la Semana Santa.Los grupos independentistas másradicales aullaron por twitterdiciendo que no volverían apermitir «ninguna manifestaciónde españolismo y militarismo».

Cataluña tiene mucho que ver con

los primeros pasos en la fundación de laLegión española. Ello es relatado por elpropio Millán Astral, en su librito Lalegión (1922), en el que explica suorigen y espíritu. Cuando el militarespañol funda en 1920 este cuerpo, aimitación de la Legión extrajerafrancesa, desconfiaba del éxito quepodía despertar el llamamiento. Seabrieron banderines de enganche enCeuta, Madrid y Barcelona. Contra todopronóstico en tres días se apuntaron 400voluntarios y de ellos, 200 deBarcelona. Esto impresionó tanto aMillán Astray que en su obrita relata:«Vino el alud de Barcelona, los

doscientos catalanes, la primera esenciade la Legión, que bajaron arrasándolotodo y sembrando el pánico en elcamino. Era la espuma, la flor y nata delos aventureros. Era el agua pura quebrotaba del manantial legionario.¡Bienvenidos, catalanes legionarios;vosotros seréis la base sobre la que seconstruirá la Legión!». A ellos y a losotros doscientos les arengó afirmandoque su destino «es padecer hambre, sed,cansancio, trabajos y fatigas y al fin lamuerte, como más seguro destino». Loscatalanes debieron dejar su impronta enlos orígenes de la Legión. En el libromencionado se puede leer: «En el

legionario es característica la alegría yel buen humor y de ello son sumanifestación los cánticos. ¡Cantan a lamañana como los pájaros; cantan al salira la marcha y al combate; cantan alvolver, cantan, siempre cantan!Improvisan orfeones en las tiendas decampaña, en donde lucen sus galastenores y barítonos. Coros catalanes,que con los gallegos se llevan la palma;óyense sardanas, caramellas…». Yacabando la obra aparece otrareferencia: «En la Legión hubo hombresde todas las ideas y de todas lastendencias: sindicalista yantisindicalistas, catalanes y de otras

regiones; anarquistas, nacionalistas ybolcheviques extranjeros».

78. CATALANESPASEANDO PORMELILLA Y EL

PATRIOTISMO DE LAVANGUARDIA

La fundación de la Legión se produjopor necesidad lógica de disponer decuerpos de elite que lucharan en el

Norte de África. Desde la Guerra deTetuán (1860) se hacía imprescindiblepara España defender sus posesiones enMarruecos. En plena debacleultramarina se abrió otro frente, queconstituyó la Guerra de Melilla (1893-1894), también conocida como laGuerra de Margallo o Primera Guerradel Rif. Cataluña se volcó una vez másen el envite africano. Un ejemplo delentusiasmo patrio que despertó estabreve contienda es la portada delsemanario satírico, republicano yanticlerical La Campana de Gracia. Enel Almanaque de 1894 la portadarepresenta a una mujer que en sus faldas

porta las cuatro barras catalanas; en unamano la bandera española y en la otra unf us i l . La Vanguardia del 1 denoviembre de 1893 da cuenta de losacuerdos del Ayuntamiento respecto a laGuerra: «El Ayuntamiento, en su sesiónde esta tarde, en proposición unánime haacordado suscribirse por 50.000 pesetasmensuales para contribuir a los gastosde la campaña. También acordó iniciaruna suscripción popular, encabezada con10.000 pesetas, para ofrecerlas alGobierno con destino de fusilesMausser. Acordó también concederpensiones a las viudas y huérfanos delos soldados de Barcelona que mueran

en la campaña de Melilla. Por último, seacordó que organice un batallón devoluntarios de Barcelona, por Barcelonamantenidos y equipados. Estos acuerdosfueron acogidos con vivas entusiastas aEspaña y al ejército».

El propio diario inició unasuscripción popular para ayudar en laGuerra. En el diario del 3 de noviembrede 1893 se lee: «No venimos a pediruna limosna, ni un socorro: venimos aexigir, pero a exigir en condiciones talesque aun más placer van a sentir en daraquellos a quienes venimos a pedir, queen el pedir y en el recibir lo hemos deexperimentar nosotros. Tenemos en

África a nuestros soldados: España lesha mandado allí a sostener el honor denuestra bandera; allí pelean, allí mueren,allí vencen. Pero mientras pelean yvencen también sufren: sufren por lapatria, sufren por nosotros. La patriasocorre y premia sus sufrimientos.Nosotros debemos por nuestra parteayudar a ese socorro […] En la guerratanto montan y tanto importan los fusiles,las balas y los cañones como losvíveres. Mandemos víveres a Melilla.Que el pobre soldado no tenga quecontentarse con saber que no se moriráde hambre si le faltara su alimentoreglamentario. Que se goce también con

esos extraordinarios que en lasamarguras de la vida de campañasignifican una compensación y un regalo.Mandemos vino, aguardiente, tabacos,harinas, todos los artículos de comer ybeber que puedan servir para acrecentarel bienestar del soldado en campaña…En cuanto el importe de la suscripciónlo vaya consintiendo, se fletará un buqueque directamente transporte a Melillalos víveres recogidos y los que comprencon el producto metálico, o bien seencargará el transporte a algunos de losbuques que hagan el viaje a aquellasaguas».

La respuesta del pueblo catalán fue

impresionante. Listas de particularesque daban sus donativos quedaronreflejadas en las distintas ediciones deLa Vanguardia . A ellas se sumaronorganismos públicos como elAyuntamiento de San Andrés dePalomar, o privados, como laAsociación de Fabricantes de Manlleu ysu comarca, o la Escuela Normal deMaestras de Barcelona. El Real Club deRegatas de Barcelona regalaba una curaantiséptica por cada uno de lossoldados; la Unión Liberal y el Casinode Granollers aportaban su dinero y asíun sinfín de organizaciones, querepresentaban la verdadera «sociedad

civil» catalana.Desde Barcelona partieron las

siguientes tropas: Cazadores deCataluña (396 soldados); Cazadores deBarcelona (396 soldados); Cazadores deFigueras (396 soldados); el barco detrasporte «Gerona», con 200 hombres y10 cañones. Las autoridades militares,al llegar a Melilla, enviaron el siguientetelegrama al director de La Vanguardia:«Ruégole manifieste en La Vanguardialo agradecidos que estamos todos por laentusiasta despedida de Barcelona. Surecuerdo durara tanto como nuestra vida.El día del combate recordaremos conorgullo las glorias de Cataluña, y

procuraremos cumplir en el campo debatalla, como la patria tiene derecho aesperar de nosotros». ¡Qué tiempos losde aquella Vanguardia, tan irreconociblehoy en día! Unas décadas antes, conmotivo de las manifestaciones enCataluña contra la invasión alemana delas Islas Carolinas, en el periódicocatalán se leía en primera plana estafilípica: «¡Aún hay Patria, aún hayPatria! Nuestro entusiasmo justifica laexclamación con que damos comienzo aesta reseña; porque creíamos que el actode ayer sería brillante, sería imponente,pero jamás hubiéramos imaginado tantamajestuosidad, tanta grandeza. Sí, aún

tenemos Patria; aún España puede seruna gran nación. Aún no hay país algunoque nos aventaje en patriotismo.Verdaderamente estamos poseídos delegítimo orgullo por la imponentemanifestación de ayer» (La Vanguardia ,28 de agosto de 1885).

79. Y UN CATALÁNCOMPUSO LA LETRA

OFICIAL DEL HIMNO DEESPAÑA

Tras unas décadas prodigiosas deldeporte español, culminadas con unaetapa dorada en el deporte rey, noshartamos de oír sonar el «mudo» himnoespañol, al lado de otros himnos cuyoscompatriotas parecían cantaremocionados. Una especie de reaccióncolectiva, algo chapucera a nuestroentender, llevó a que un tarareoonomatopéyico quisiera sustituir unaletra en principio inexistente peroanhelada. Ello llevó a plantearse si elhimno español, o más propiamente la«Marcha Real», o también «MarchaGranadera», hubiera de tener letra.Incluso se organizaron concursos, y sin

la más mínima aceptación social (nosentristece el alma pensar que lo únicoque parece unir a los españoles son lostriunfos deportivos, el que confíe queuna nación se puede apuntalar en eso, vamuy equivocado).

Contra lo que la mayoría piensa,aparte de la famosa letra que compusoPemán (que empezaba con el famoso:«Viva España, alzad los brazos / hijosdel pueblo español, / que vuelve aresurgir»), sí que hubo letra oficial delhimno. O, mejor dicho, hubo variasletras. Una de las primeras, aún nooficial, fue la de Ventura de la Vega, en1843: «Venid españoles / Al grito

acudid. / Dios salve a la Reina, / Diossalve al país.» Tras la Revolución de1868, el General Prim convocó unconcurso nacional para crear un himnooficial, pero se declaró desierto,aconsejando el jurado que continuaraconsiderándose como tal la Marcha deGranaderos. Sin embargo, la promociónverdaderamente oficial de la letra delhimno fue coincidiendo en 1909 con laboda de Alfonso XIII. Un catalán, elinsigne poeta Eduardo Marquina, fue elencargado de componer la letra para laMarcha Real. Según contó el propioautor, Don Alfonso XIII quería que lasestrofas recogieran un, «grito de

afirmación y fe, no sólo no seenturbiasen con la menor tendenciapolítica, sino que estuviesen limpias deesa forma agresiva del orgullo patrióticoque, al acentuarse con caracteres deexclusividad y animosamente contraotros pueblos, privara al himno de ladulce prerrogativa de entonarse y sonarbajo un cielo que no fuera español».

Marquina escribió hasta docevariaciones (en algunas fuentes seseñala que escribió hasta 30 versiones),para que Alfonso XIII eligiese las quemejor le parecieran. El monarcaconstitucional finalmente escogió tres.Una de ellas dice así: «Gloria, gloria,

corona de la Patria, / soberana luz / quees oro en tu Pendón. / Vida, vida, futurode la Patria, / que en tus ojos es / abiertocorazón. / Púrpura y oro: banderainmortal; / en tus colores, juntas, carne yalma están […]».

Contra este tono pacificador y de unpatriotismo no muy exaltado, el carlismocatalán propuso otra letra algo máscombativa: «Viva España, / gloria detradiciones, / con la sola ley / que puedeprosperar. / Viva España, / que esmadre de Naciones, / con Dios, Patria,Rey / con que supo imperar. / Guerra alperjuro / traidor y masón, / que con sualiento impuro / hunde la nación…». La

versión alfonsina cayó con la llegada dela República. Pero 60 años después,Barcelona tendría el honor nuevamentede promocionar otra letra. Esta vez conla excusa de las Olimpiadas del 92. ElComité Olímpico propuso una horrendaletra que terminaba así: «Gloria a loshijos / que a la Historia dan / justicia ygrandeza / democracia y paz».Evidentemente cayó en el olvido másabsoluto. Y es que con el tiempo seacaba descubriendo que la democraciano es de las cosas más populares entreel pueblo. Por tanto, continuará eltarareo del himno si algún poeta no loremedia.

80. Y OTRO CATALÁNMUSICÓ EL HIMNO A LABANDERA ESPAÑOLA YEL HIMNO DEL PILAR

Sin ánimo de confundir al lector, hayotro himno oficial titulado Canto Oficiala la Bandera de España, compuesto porel palentino Sinesio Delgado García. Enun concurso convocado por el gobiernorespectivo, fue elegida esta composicióncomo canto a la bandera española. Y asíse publicó por Real Orden de 30 deabril de 1906. Meses después, el 2 dejulio de 1906, se publicó como pieza

musical, con el nombre de Himno a laBandera. Sobre la música de la MarchaReal Española y con música del catalánJuan Bautista Lambert. La letra,evidentemente, era patriótica, conestrofas del estilo: «Tu eres, España, enlas desdichas, grande, / y en ti palpitacon latido eterno / el aliento inmortal delos soldados / que a tu sombra,adorándote, murieron… Por eso eressagrada. En torno tuyo, / a través delespacio y de los tiempos, / el eco de lasglorias españolas / vibra y retumba conmarcial estruendo». Juan BautistaLambert había nacido en Barcelona, en1884; zarzuelista famoso, también había

escrito piezas sinfónicas, sardanas yobras religiosas, como el Himno a laVirgen del Pilar , que con letra deFlorencio Jardiel, compuso en 1908. Nodeja de sorprender, tras las constantescampañas nacionalistas, cómo aúnpodemos descubrir catalanes capaces decomponer sardanas, zarzuelas e himnospatrióticos y religiosos, sin que ello lesprovocara ningún trauma interno.

81. Y EL PATRIOTISMOMODERNO ESPAÑOL

NACIÓ EN CATALUÑA:LOS «HIJOS DE

MALASAÑA» Y LA LIGAPATRIÓTICA ESPAÑOLA

Por extraño que les parezca a muchos, el«patriotismo» moderno no nació con laFalange (1933), ni provenía de Castilla.Mucho antes, en Barcelona, ya seengendraron los primeros movimientospatrióticos como resistencia alcatalanismo, cada vez más radicalizado.El 11 de enero de 1919 se anunciaba enBarcelona la fundación de la Liga

Patriótica Española para combatir elseparatismo. Según cuenta el diario Abcdel día siguiente: «Barcelona 12, una dela madrugada. Se ha repartido conprofusión en las Ramblas una hoja quefirma el Directorio de la LigaPatriótica Española. Dice que su objetoes combatir en la Prensa, en la tribuna yen todas sus relaciones diarias con elciudadano las ideas separatistas que,con el equívoco de la autonomía integralpara Cataluña, está haciendo tanto dañoen todos los aspectos de la vida asíinterior como de relación con las demásregiones. Anuncia que se constituye enBarcelona una Liga Patriótica, un

Círculo Español y, a ser posible, unperiódico diario que será el portavoz deesta Liga, bajo el lema todo por Españay para España. Añade que anunciada laformación de la Liga PatrióticaEspañola, se están recibiendonumerosas adhesiones, que, segúnnuestras noticias, pasan ya de 7.000. LaLiga Patriótica contribuirá, segúnanuncia la hoja, a estrechar más loslazos que unen a Cataluña con las demásregiones españolas. Terminaaconsejando a todos los catalanes quedesechen la indiferencia de que sonvíctimas, ya que, si no lo hacen ahora,luego no será tiempo de arrepentirse,

pues con el equívoco de la autonomíaintegral se va camino de ladesmembración del territorio patrio, yCataluña ha de ser la región que más decerca toque las consecuencias de talerror».

El especialista en la historia de laultraderecha española, Xavier Casals,de probada seriedad investigadora,comenta la aparición de estemovimiento: «Ésta configuró un enteultraespañol de combate que surgió antela campaña de demanda de autonomíapromovida por la Lliga desdenoviembre de 1918, secundada porrepublicanos y la mayoría del carlismo y

radicalizada por los nacionalistas quelideraba Francesc Macià». Lasagitaciones nacionalistas pretendían«hacerse con la calle» produciéndoseuna temporada caliente entre noviembrede 1918 y febrero de 1919, sobre todoen las Ramblas, arteria de la ciudad ytestigos de muchos enfrentamientos ygarrotazos. En uno de ellos un oficial fueherido grave de bala y un sargento acabócon la cabeza abierta por un garrotazo.El diario El Imparcial recogía elambiente barcelonés: «Para dar un ¡Vivaa España! hay que empuñar la browning,o hallarse dispuesto a ir a la casa desocorro». La Liga Patriótica Española,

sin reunir grandes masas y compuesta,según Ucelay-Da Cal, por oficiales depaisano, funcionarios de bajo rango,policías fuera de servicio, e «hinchas»del Real Club de Fútbol Español (ycreemos que otros elementos como elincipiente Requeté), acabó «limpiando»,al menos temporalmente, las Ramblas deseparatistas. Los catalanistas acusan aeste «movimiento» de fascismo, peronunca han querido reconocer lasinfluencias fascistas sobre los militantesdel Estat Català de Macià. Las tácticasde violencia callejera yamedrentamiento en el grupo separatista,eran exactamente iguales y tomadas,

gracias a Dencàs, del fascismo italianoque tanto admiraba.

La Liga Patriótica tuvo su propiomanifiesto fundacional, titulado, comono, «¡Viva España!» y dirigido «A todoslos buenos españoles». Se denunciabaque en «este trozo de España que sellama Cataluña» unos malvadoscatalanes «pretenden intervenir en laconferencia de paz [de París] para quele sea concedida a Cataluña laindependencia que los villanos sueñanles llegue impuesta por el mandato deEuropa». El texto exhortaba «un día yotro día a clamar (el ¡Viva España!)para ahogar con él las vociferaciones de

esos perros separatistas». El grupo,como era costumbre en la época, tuvo susede sobre el teatro Petit Pelayo, en lasRamblas, y su «grito de guerra» era lacanción La hija de Malasaña quecantaba en el teatro Goya la cupletistaMary Focela y que concluía así:«¡Lucho como una leona / al grito deviva España! / Y es que por mis venascorre / la sangre de Malasaña».

82. LOS SINDICATOSLIBRES SE FUNDAN EN

BARCELONA

Para los patriotas españoles catalanes seabrían dos frentes contrarios ycomplementarios. Por un lado elnacionalismo catalán, que despreciabala Patria española, para sustituirla por lanación catalana; y, por otro lado, elanarquismo apátrida, que renegaba delpatriotismo español y catalán. Comoreacción a la violencia sindical,desatada en Cataluña especialmente, sefundó en Barcelona el Sindicato Libre,que luego se fue extendiendo a otrasregiones de España, con el nombre deConfederación Nacional de Sindicatos

Libres (CNSL), llegando a igualar enafiliados a la socialista Unión Generalde Trabajadores (UGT). Sobre losSindicatos Libres se han propuestomuchas tesis: su pistolerismo salvaje, sucarácter «mafioso», «amarillista»,etcétera; en fin se les ha dicho de todo,menos guapos. Sin embargo, creemosque aún hace falta un estudio serio quedé razón de su aparición.

Su fundador y promotor, en 1919,fue un carlista leridano muy activista:Ramón Sales Amenós. El actofundacional se realizó ante militantescarlistas en el Ateneo ObreroLegitimista de Barcelona. Encontramos

entre sus primeros afiliados a jóvenestrabajadores y dependientes delcomercio que formaban parte de loscírculos jaimistas (carlistas) de laCiudad Condal. Junto a Ramón SalesAmenós, hallamos a otros líderes comoJuan Laguía Lliteras (el ideólogo),Ceferino Tarragó, Ignacio Jubert, JosepBaró, Jordi Bru, Estanislao Rico,Domingo Farré, Feliciano Baratech yMariano Puyuelo (muchos de ellosmemorables carlistas de su época). En1929 la organización reconocía 197.853afiliados y un 60% de ellos en Cataluña.El historiador Colin M. Winston haestudiado la evolución del Sindicato

Libre: en una primera fase (hastaprincipios de 1921), su expansión habríasido modesta, (en torno a diez milafiliados, provenientes del carlismo);hasta 1922 se produjo un avanceconsiderable, favorecido por la estrechacolaboración del general SeverianoMartínez Anido, Gobernador Civil deBarcelona. Los cenetistas habíanpasado a la clandestinidad y la violenciasindical contra los empresarios habíaaumentado; por tanto, la reacción eincremento de actividad del SindicatoLibre era lógica. De hecho, losmiembros del Libre fueron los únicoscon agallas para enfrentarse a la

omnipotente organización anarquista quepretendía hacerse dueña del mundoobrero a base de asesinar empresarios.Sin embargo eso tuvo un precio: hasta1923 sufrieron la muerte por asesinato53 afiliados.

83. LA ENCARNIZADAMUERTE DE UNSINDICALISTA

CATÓLICO

El Sindicato Libre, insistimos, aún debe

ser estudiado, pues las acusaciones decolaborar con la patronal y de hacerle el«trabajo sucio», tampoco están tanclaras (no negamos el pistolerismo, perotampoco afirmamos que fuera unaespecie de mafia al servicio de lapatronal, tal y como se nos hapresentado). En la agrupación siemprehubo un recelo ante los empresariosprepotentes —herencia del origencarlista de este sindicato— y nunca seabandonó el estilo obrerista, llegandoincluso a tener relaciones «amigables»con la UGT. Por el contrario, lasrelaciones con los sindicatos católicosno fueron buenas, pues estaban

controlados por potentados católicos ycatalanistas (en el caso de Cataluña esmuy claro). Sólo se llevaron bien conlos sindicatos católicos fundados por losdominicos, que eran más combativos ynada «amarillistas». La labor social delos dominicos tenía su fuerza en laregión vasco-navarra, por lo que lasimbiosis carlista y sindicalista se dabaen muchas zonas, como Azpeitia. En1924, en un congreso en Pamplonadecidieron fusionarse y crear laConfederación Nacional de SindicatosLibres, de los dominicos José Gafo yPedro Gerard.

Tras la proclamación de la II

República comenzó una represión ferozcontra el Sindicato Libre. LluísCompanys, en una de sus tantas intrigasy maldades, suscribió el llamado Pactodel Hambre, por el cual la patronalacordó con la CNT y la UGT nocontratar a ningún trabajador afiliado alos Sindicatos Libres. Ramón Sales, elfundador, se exilió a Francia y regresóen 1935. Al estallar la Guerra Civil fuecapturado por los milicianos anarquistasy consiguió huir; pero nuevamenteretornó a Barcelona, para intentarmontar una quinta columna en laretaguardia republicana. Nuevamentecapturado, esta vez encontró una muerte

terrible ante las oficinas de laSolidaridad Obrera: «Encadenaron lospies y las manos de Sales a cuatrocamiones. Acto seguido los camionesemprendieron la marcha, en direccionesdistintas». Así murió brutalmentedescuartizado un catalán-español,obrerista y tradicionalista. Losanarquistas, ni que decirse hace falta,celebraron por todo lo alto la muerte delque había sido su enemigo más feroz. Enun último acto de hipocresía, LaVanguardia al servicio de la Repúblicadel día siguiente dio la noticiaafirmando que simplemente había sidofusilado: «por quienes habían recibido

mayores agravios de su funestaactuación».

84. LA UNIÓNPATRIÓTICA VS. LA

TRAZA: VALLADOLID OBARCELONA

El General Primo de Rivera, tras supronunciamiento, era consciente de queno podía gobernar sin contar con unmínimo de apoyo popular. Siendo

Capitán General en Barcelona ya sehabía sentido arropado por loscatalanistas de la Lliga. Pero, ahora enel poder, y habiendo dejado de lado laspromesas a los catalanistas, debíaencontrar nuevos apoyos. De hecho,pudo escoger entre dos movimientos.Por un lado la Unión Patriótica y, porotro lado, La Traza. La Unión Patrióticapretendía ser el partido «democrático»de un Régimen no democrático. Suorigen lo tuvo en Valladolid, con laintención de crear una asociación queacogiera a «todos los hombres de buenavoluntad». La ideología del nuevomovimiento era claramente

conservadora y defensora de uncentralismo político, un corporativismoantisindical y una no muy comprometidadefensa de la religión católica, aunque sícon manifestaciones católicasgrandilocuentes. El General tambiéndefinió la Unión Patriótica como «unpartido central, monárquico, templado yserenamente democrático»; y su divisafue: «Patria, Religión y Monarquía»,adaptación moderada del trilemacarlista «Dios, Patria y Rey», (en la quela religión pasa sutilmente al segundolugar del trilema). Pero ¿quién puso losfundamentos sociales e ideológicos deeste nuevo partido, que parecía salir de

la nada? El origen geográfico se sitúa enValladolid, en el entorno de personaspróximas al periódico El Debate,dirigido por Ángel Herrera Oria,fundador de la Asociación CatólicaNacional de Propagandistas. De hecho,el manifiesto fundacional se hacepúblico en su periódico el 2 dediciembre de 1923. Posteriormente otrasciudades castellanas constituyeronuniones patrióticas, tales como Ávila,Burgos y Palencia. En 1926, la UniónPatriótica estaba asentada en todas lasprovincias españolas. La base militanteera bastante heterogénea: la burguesíaagrícola castellana, dirigentes de

organizaciones católicas como la deÁngel Herrera, mauristas, mellistas yantiguos liberales.

Frente a este proyecto «castellano»,Primo de Rivera pudo contar con otraorganización netamente catalana y que sela considera el primer representante,después de la Liga Patriótica Española,del fascismo en España. Se trataba deLa Traza. Esta organización se habíacreado en Barcelona en 1923. Su origencoincide con el decaimiento, durante elDirectorio de Primo de Rivera de losSindicatos Libres. Publicó unManifiesto en julio de 1923 y se ofrecióa Primo de Rivera como fuerza

paramilitar para difundir e imponer ladictadura establecida por éste. Elmanifiesto tenía un tono popular yanticaciquil, y llamaba a una «uniónpatriótica de todos los ciudadanosespañoles». Justo antes de su viaje a laItalia fascista, Primo de Rivera tuvo unaentrevista con tres dirigentes tracistas;y, a su vuelta, fue recibido por unaformación de 300 de ellos al grito de«¡Por España!, ¡viva La Traza!». Sinembargo, Primo de Rivera parecíadesilusionado con el régimen italianoque acababa de visitar y apostó por laUnión Patriótica, que tenía tintes másmoderados. La Traza, que había

manifestado su voluntad en convertirseen partido político único, adquirió elnombre de Partido Somatenista CivilEspañol y, posteriormente, el deFederación Cívico-Somatenista. Elfracaso de esta organización provocóque la mayoría de los trazistasingresaran en la Unión Patriótica. Losmás «puristas» se incorporaron a otrasformaciones como la Derecha Social ola Peña Ibérica; y aunque estuvieronactivos aún durante 1925, la entidaddesapareció oficialmente en 1926. Ungrupúsculo se mantuvo y acabóincorporándose, con los años, a laFalange Española de Cataluña.

85. UNIÓNMONÁRQUICA

NACIONAL: OTROPARTIDO

ESENCIALMENTECATALÁN

Con el nombre de Unión MonárquicaNacional se conocen diversasformaciones políticas de derechas ymonárquicas. El embrión de todas ellasnació en Barcelona en 1919. Su almamater fue Alfonso Sala y Argemí,después Conde de Egara, y contó con la

nobleza alfonsina más españolista comoManuel Rius y Rius, Marqués deOlérdola, Darius Rumeu y Freixa, Barónde Viver, el Conde de Figols, el Condede Montseny, el conde de Santa Mariade Pomers, o Luís Pons y Tusquet. Estemovimiento era la oposición al sectorconservador regionalista, aglutinado entorno a la Federació MonàrquicaAutonomista. La Unión MonárquicaNacional, en esta primera versión, fueun movimiento que limitó su acciónprácticamente a Cataluña. Primo deRivera utilizó a sus dirigentes(engañándolos) para disolver laMancomunidad catalana. Anteriormente,

no recibiendo ningún apoyo del podercentral, no pudo nunca disputar el poderelectoral de la Lliga Regionalista,aunque sus dirigentes pertenecían a lamisma elite industrial catalana. Laburguesía españolista en Cataluña noencontró el apoyo popular que sí supolograr la Lliga Regionalista. El éxito deésta fue el poseer una «ideología»mucho más cautivadora, romántica yexperta en modular los sentimientos: elcatalanismo. El Partido de Alfonso Saladesapareció cuando se proclamó la IIRepública Española y sus miembros seintegraron, primero, en la Peña Blanca yposteriormente en Renovación

Española.

86. EL SOMATÉN:¿ESPAÑOLISTA OCATALANISTA?

En este epígrafe deberemos realizar unimportante esfuerzo de síntesis, y deantemano pedimos disculpas si laescasez de espacio nos obliga a serimprecisos. Las hermandades o SantasHermandades eran institucionesmedievales de autodefensa que

proliferaron por todos los reinos de laPenínsula. Eran los «hombres honrados»que tenían derecho a tomar las armaspara defenderse ante el bandolerismo ylas agresiones a las villas. Durante lasrevoluciones liberales del siglo XIX seconstituyó en España la MiliciaNacional, con el fin de salvaguardar el«orden revolucionario». Los voluntariosejercían el mismo papel de autodefensa;pero en este caso defendían a las élitesliberales contra carlistas y otrosultramontanos. En Cataluña, lainstitución medieval fue derivando sunombre en Somatent. Se discute elorigen etimológico y las interpretaciones

son muchas. Por ejemplo, en losUsatges (recopilación de usos ycostumbres) ya se habla de «metent só»(haciendo ruido, en referencia a lallamada a las armas); u otrasexplicaciones proponen que deriva de«som atents» (estamos atentos). Entre els i gl o XVIII y XIX el Somatent fuesufriendo cambios, pasando de ser uncuerpo civil al servicio del Rey paraimponer orden, a confundirse muchasveces con un cuerpo militarizado amodo de los «miquelets»: así, participóen la Guerra Gran o en la Guerra de laIndependencia. En la medida queavanzaba el agitado siglo XIX, y se

creaban las «dos Españas», el Somaténse fue politizando: apoyaron a laRegencia de Urgel, o en las Guerrascarlistas participó en ambos bandos. Afinales del siglo XIX el Somatén habíadejado de ser una organizaciónexcepcional de defensa para convertirseen una «institución» paramilitarpermanente, reglamentada y al serviciodel poder público, normalmente liberal.Por aquel entonces, en Cataluña había40.000 somatenes; eso sí, con mediosmás que precarios.

Al iniciarse el siglo XX, y ante elaumento de los atentados y asesinatosanarquistas, el somatén fue reforzado y

creció en Cataluña. En 1919 llegó a sumomento de máximo esplendor. Elcuerpo contó con relaciones directas yapoyo del Ejército y, de paso, fue partede su servicio de espionaje paracontrolar tanto a los anarquistas como alos de los Sindicatos Libres. Laburguesía catalana, tanto la españolistacomo la catalanista, apoyóeconómicamente a esta ingenteorganización, que se convertía en unpotencial ejército ciudadano. De hecho,tras la Semana Trágica, en 1909, LaLliga organizó una demostración defuerza haciendo desfilar por Barcelonaal Somatén con Cambó a la cabeza. Esta

organización, típicamente catalana, fuecopiada en Madrid y en otros lugares deEspaña, aunque formalmente fue Primode Rivera quien en septiembre de 1923,decretó la extensión del somatén a todoel Estado. Pero, sin lugar a dudas, elmodelo a seguir era el catalán. En elper iódi co La Protesta, de apoyoriverista, el 16 de septiembre de 1923,se elogiaba el apoyo del somatén catalánal golpe militar: «Los somatenes seaprestan a colaborar en la obra deredención nacional. ¡Vivan losSomatenes Armados de Cataluña!». Elnuevo somatén que iba a formar Primode Rivera, quería entroncarse con la

larga tradición medieval catalana. En ElHeraldo de Madrid, del 13 deseptiembre de 1923, se escribía:«Somos el somatén, de legendaria yhonrosa tradición española y, como él,traemos por lema paz, paz, paz». Con lallegada de la República, las nuevasfuerzas revolucionarias intentaroncontrolar el somatén y adaptarlo alnuevo orden legal incluso«catalanizarlo». Pero la llegada de laGuerra Civil desveló la verdaderaidiosincrasia del somatén catalán al serasesinados muchos de sus miembros.Durante el franquismo el somaténcatalán perduró contribuyendo a

combatir a los maquis. Pero llegada laDemocracia, el Senado lo suprimió en1978. Así la Democracia acabó con otrade tantas formas de organización socialfuera del Estado. En la actualidad esta,casi milenaria, institución catalana essólo reconocida en Andorra comocuerpo de defensa legal.

Relatadas estas manifestaciones dela vitalidad española de Cataluña, ysiendo conscientes de habernos dejadoen el tintero mil más, ahora debemosadentrarnos a comprender cómo surgióel catalanismo. En plena explosión deamor patrio a España, emergía unaideología camuflada de sentimiento. La

fuerza de este nuevo movimiento, enprincipio minoritario y luego de masas,contó con una mística especial. Estedesarrollo cuasi-religioso sólo puedeexplicarse como un proceso desecularización que propició el propiocatalanismo eclesial.

87. EN BUSCA DELSANTO GRIAL:

BUSCÁBAMOS A DIOS YENCONTRAMOS LA

«NACIÓN»Hay muchas formas de ilustrar cómo seprodujo la secularización de la sociedadcatalana y el inconsciente papel de laIglesia catalanista en la creación de unanueva divinidad: la patria catalana. A lolargo de los últimos tres capítulosiremos describiendo otras formas desecularización, pero ahora noscentraremos en una insospechada: «elamor a la ciencia». Jaime Balmes inicióla apologética católica, a mediados delXIX, con increíble agudeza y energía.Pero no fue el único catalán. Fueprecisamente en la Cataluña que

empezaba a secularizarse, a la par quese poblaba de santos, donde la Iglesiaencabezó un movimiento de liderazgocientífico. La preocupación por laciencia no sólo entroncaba con unatradición milenaria (aunque negada) enla Iglesia. Ahora, especialmente, setrataba de combatir no ya herejías, sinoel mismo ateísmo. Jaume Sente-Josa, ensu obra Les ciències socials a laRenaixença, defiende la tesis de que:«en sus orígenes, la motivación delinterés de los sectores más lúcidos de laIglesia catalana para los estudios de lasciencias naturales fue, en gran medida,una reacción ante la ofensiva

materialista que el darwinismo habíadespertado en Europa y que […]encontraba un amplio eco en lossectores del movimiento obreroinfluenciado por Marx y Bakunin».

Así, no es de extrañar que se forjaraen Cataluña una generación desacerdotes cultísimos, preocupados máspor la ciencia que por la teología. Todoslos estudios de estos sacerdotes giraron,en un principio, en torno a la geología.Esta disciplina debía ser dominada parapoder combatir el evolucionismodarwinista. Georg Von Wright, en suo b r a Explicación y comprensión(Alianza, 1979) realiza la siguiente e

importantísima observación: «Laabundancia y peso específico de losintelectuales que se proclaman católicosen la Barcelona finisecular constituye, ami modo de ver, una excepción en elmundo hispánico, […] Su orientacióncatalanista les lleva a comprometerse enun proyecto público, de surgimientonacional que es, sí, de raíz cristianapero que no tiene un carácterconfesional». Entre las primerasinstituciones autonómicas que puso enmarcha Prat de la Riba estuvieron elInstituto de Estudios Catalanes y la JuntaAutónoma de Ciencias Naturales deBarcelona. En ellas colaboraron muchos

sacerdotes debido a su incontestablepreparación científica.

En este fenómeno se encuentra laexplicación de por qué en sus orígenesel catalanismo, antes de convertirse enmovimiento político, se extendió por losmovimientos excursionistas. EnBarcelona se fundó en 1876 LaAsociación Catalana de ExcursionesCientíficas y un poco más tarde laAsociación de Excursiones Catalana.Luego se fusionaron en la actualmenteexi s tente Centre Excursionista deCatalunya (1891), que aún hoy en día esuno de los focos más potentes delcatalanismo. Lo que empezó siendo una

actividad apologética-científica, acabóconvirtiéndose en un instrumento de laemergente mística catalanista. En 1912,por ejemplo, el Padre José Guidol,presidente del Centro Excursionista deVic, afirmaba en el discurso inauguraldel Centro: «El excursionismo memuestra la Religión influyendo en elalma de nuestro pueblo». Mientras queen el resto de España el excursionismotomaba un tono aséptico, en Cataluña loseclesiásticos se empeñaban en verlocomo un fundamental instrumentocatalanizador. En 1905, el Padre JoséGuitart, en un discurso a losexcursionistas de Berga, les animaba a

trabajar: «con constancia para lautilidad y gloria de nuestra tierra, queademás de proporcionarnos medios paranuestro bien moral y material,contribuiremos a la regeneración ygrandeza de Cataluña, nuestra amadaPatria».

Igualmente la espeleología aparecióen Cataluña y en España gracias a lainiciativa de los eclesiásticos. Aunquepronto, los mosenes catalanesencontraron en esta actividad una buenaexcusa para la reconstrucción«nacional». Así, por ejemplo, el PadreMarià Faura organizó el ClubMuntanyenc, de señalado carácter

catalanista, donde «todo es trabajar parael engrandecimiento de nuestra queridaCataluña, fin principal del Centroexcursionista». En breve tiempo«excursión científica» se convirtió en eleufemismo de «excursión patriótica». Elsacerdote Norbert Font, definía en suobra El excursionisme científic, que lafinalidad del excursionismo: «no eraotra que el descubrimiento científico,artístico y literario y, en consecuencia,político, de la Nacionalidad Catalana».

El canónigo Jaume Almera queríacontribuir a la recristianización deCataluña por medio de la ciencia, perofinalmente solo logró contribuir al

crecimiento del catalanismo. En su obraDe Montjuich al Papiol, uno puedeencontrar afirmaciones exasperantessobre el providencialismo divinollevado al extremo nacionalista: «Taleshechos [la orografía del valle delLlobregat] los tenía Dios decretados abæterno para bien y regalo del hombre, yespecialmente del hombre ciudadano ymorador de Barcelona y sus entornos».Almera, amigo del ya conocido cuasi-fundador del catalanismo, Mn. JaumeCollell, participó en las celebracionesdel milenario de Montserrat conartículos «científicos» sobre lageología, la Providencia y la Virgen de

Montserrat.Dentro del paroxismo cristiano-

catalanista, el ya mencionado NorbertFont escribía Determinació de lescomarques naturals de Catalunya. Eleje central de la obra era que Dios habíadeterminado las montañas como límitesnaturales de las antiguas tribus, y enellas, estaba el génesis de las comarcas(y de paso, sin decirlo, de laorganización territorial de Cataluña).Este sacerdote, en sus excursionesencontraba el santo Grial delcatalanismo: la esencia de Cataluña;algo que no podía ocurrir en laBarcelona cosmopolita y pecadora,

como reconoce en el prólogo que leescribe a Comas, en su obra Excursió,al admitir que en Barcelona (la ciudaddel pecado): «no se sentía tancatalanista como cuando desde algunacima del Pirineo contemplo embobadola tierra extendida a mis pies».

Digresión: La influencia delexcursionismo catalanista fue tal,que los centros excursionistasfueron tomados como referenciapor la Generalitat republicanapara proponer una nuevaorganización territorial. De loscentros catalanistas católicos

surgieron personajes comoBatista Roca, que se nutrieron deestos ambientes para preparar el«catalanismo insurreccional».Grupos como Palestra o el ClubCatalà, eran organizacionesparamilitares ocultas tras gruposexcursionistas. En tiempos deFranco el escultismo católicocatalán se convirtió en uno delos focos de catalanismo másextenso. Más adelantevolveremos sobre este tema.

88. WAGNER INVADEEL PASEO DE GRACIA Y

EL ALMA DE LA ÉLITECATALANA

No realizaremos un estudio enprofundidad sobre Wagner y suinfluencia en Cataluña; y que nosdisculpen de antemano los melómanos.Sólo podemos centrarnos brevemente enla tremenda influencia que tuvo en laburguesía catalana y, por ende, en elcatalanismo. Si el excursionismoclerical, buscando a Dios, habíaencontrado la Patria ahora la Patria

debía situarse en el lugar adecuado: elnorte. Y Wagner iba a ser el guía en eseviaje. La arquitectura modernista queacompañaría al nacionalismo parecehacer cierta aquella frase de Wagner:«la arquitectura es música congelada»; yla música es la esencia del arte y portanto debía reflejar el alma de unpueblo. Peius Gener, en la obra antescitada, insiste en que la cultura catalananada tiene que ver con la madrileña. Lacultura catalana huye del provincianismoy la vulgaridad: preconiza, por elcontrario, la «religión de la belleza»como una manifestación de haberalcanzado un alto grado de civilización.

Wagner, sobre todo en su primera etapa,había manifestado el deseo de alcanzar«el arte total», que debía manifestarseen su música. El wagnerismo enCataluña se difundió principalmente porel Ateneo barcelonés y la revistaJuventut (1900-1906), que se definía así misma como «periódico catalanista».Era una revista de wagnerianosconvencidos que, paradójicamente,defendían la renovación musical frente ala tradición. Decimos paradójicamente,pues siendo catalanistas, eranpartidarios de la música alemana sobrela italiana o la propia catalana.

La música de Wagner se recubrió de

cierta mística que, incluso, llegó aconfundirse alguna vez con elcatolicismo, prueba de ello es la obradel francés Domènech Espanyol,titulada: L’Apothèose musicale de laReligion Catholique: «Persifal» deWagner. Sin embargo, la mayoría no lovió así. La primera generación decatalanistas decimonónicos, que habíabuceado en los estudios románicos de lalengua «llemosina», que habíarestaurado el Monasterio de Ripoll oque se había sumergido en los Archivosde la Corona de Aragón para fantasearcon los Condes de Barcelona, eraconsiderada como pasada de moda por

los wagnerianos. De ahí la importanciaque el compositor alemán comportará alnuevo catalanismo: representaba laModernidad que venía del norte, deEuropa. Superado el catalanismo«católico», arcaizante, retrogrado ymedievalizante, aparecía el«modernismo», como la forma«auténtica» de vivir el catalanismo. En1893 se celebra la primera fiestamodernista en Sitges. La revistaL’Avenç rechazará la recuperación delcatalán tradicional, para proponer unamodernización del mismo; aparecen losRusiñol y jóvenes melómanos comoEnric Morera, devotos wagnerianos. En

paralelo, Joan Maragall pretende, desdelas páginas del Diario de Barcelona«perturbar las plácidas digestiones de laburguesía catalana», a golpe de artículosque les aboquen a la modernidad.

89. EL ALMA DE LA«NACIÓN» CATALANA

ESTABA EN EL «NORTE»ARIO

El wagnerismo fue el imán de lasvanguardias europeas, desde el

straussismo hasta el impresionismofrancés, que llegaban a Barcelona antesque a cualquier otro punto de España.Uno de sus devotos y promotores,Joaquín Marsillach, lo considerabacomo un arte para el pueblo. En mediode una Barcelona en la que convivía unaburguesía como pocas, junto a clasessociales profundamente desfavorecidas,y riesgos constantes de tumultos yatentados, el wagnerismo indujo a laselites catalanas a creer que eranresponsables de la «educación» de lasmasas, sobre todo a través de la música.No es de extrañar que coincidieran dosmovimientos, contrarios pero paralelos:

los Coros de Anselmo Clavé, dedicadoa los obreros; y el Orfeón Catalán deMillet, para los más conservadores ycatólicos. El Palau de la Música fueconcebido para «la música auténtica»opuesta a la música escénica: zarzuelas,flamenquismo, incluso óperas; se oponíaa todo menos al drama wagneriano.

Un personaje, de esos de segundafila pero fundamentales para explicarciertos acontecimientos fue CebriáMontoliu. Este mallorquín fue elprincipal importador de la culturaanglosajona en ese momento, a la vezque un utopista que participó en lacreación del Instituto Obrero Catalán,

con el fin de redimir a los obrerosmediante la cultura. Montoliu avisaba alos líderes catalanes del peligro de laincultura y la vulgarización: «por simpley cómoda pendiente conduciráfatalmente a una deplorable ruina todonuestro renacimiento literario ynacional, convirtiéndonos pronto en unanación impotente de histéricos yepilépticos». La desaforada confianzade muchos en que Wagner iba a ser elnuevo mesías redentor del pueblo através del «arte total» no acababa deconvencer a gente de «seny» (sentidocomún), como Joan Maragall, quienllegó a escribir: «¿Quién engaña a

quién? ¿Wagner a los críticos, loscríticos al público, o éste a los críticosy así mismo?».

En 1898, José María Roviraltaescribía en la prensa: «Paso libre, pasoal Norte». A diferencia del«noucentisme» defendido por D’Ors (unintento de fundamentar el catalanismo enel clasicismo griego y latino), el«nortismo» buscaba sus modelosestéticos e intelectuales en el mudogermánico y anglosajón: en música,Wagner; en literatura, Scott. Como todossabemos el «noucentisme» gozó de éxitoefímero, y lo que fue verdaderamentepenetrando en el alma del catalanismo

fue «el nortismo». Así se entiende que elPalau de la Música, verdadero templodel catalanismo, sede del Orfeón catalány feudo de los Millet, fuera adornadocon valquirias y caballos mitológicos; opor qué el busto de Wagner ocupa en élun lugar preeminente. El paganismoornamental, no impedía que en laprincipal esquina de la fachada delmagnífico edificio modernista estuvierauna estatua de sant Jordi. Paganismo ycristianismo se confundíanicónicamente: pero no se convirtió elpaganismo, sino que se paganizó elcristianismo. Uno de los redactores deJuventut, Xavier Viura, escribía: «La

santa influencia del cristianismo hizoflorecer, como otras rosas desconocidashasta entonces, todos aquellos legítimossentimientos caballerescos y puros queel aliento impuro del Renacimiento [queconsideraba deshumanizador] mustiaba.El culto espiritual de la mujer, la dulce yhonesta galantería sublimada hasta elsacrificio más heroico, la amistad, ladefensa de la religión escarnecidaconstantemente por los sectarios deMahoma». En el fondo se mixtificabanel mito de Parsifal y sant Jordi. Amboseran dos caras de un mismo personaje.

Adriá Gual, famoso escenógrafowagneriano, escribía también en la

r e v i s ta Juventut que las leyendascatalanas no eran bien conocidas y queteníamos que saber identificarlas conotras leyendas para entenderlas mejor.Proponía, indirectamente, una relaciónfraternal entre las leyendas artúricas, lasgermánicas y las catalanas medievales.Esto produciría un efecto catártico quenos liberaría de la verdadera Historia,para introducirnos en los arcanosmísticos que nos harían entender elfuturo. Aunque en pocas líneas es difícilexplicar este fenómeno psíquico-social,es imprescindible conocerlo paraentender por qué una burguesíaconservadora quería ser a la vez

revolucionaria (a menos queconservadurismo y revolución fuerantambién dos caras de los mismo). En elperiódico L’Esquetlla, se escribía: «Heaquí wagnerianos cómo, con constanciay fe por guía, hemos llegado acolocarnos, sino al nivel en todo, almenos en una manifestación artística,bien cerca de Europa, de la que nosencontrábamos alejados». La esencia deCataluña no había que buscarla en susraíces hispanorromanas o godas, ni enlos verdaderos reinos medievales consus glorias y miserias. La esencia deCataluña estaba en el «norte».

En la tesis doctoral de Enrique

E n c a b o , Las músicas del 98:(re)construyendo la identidad nacional,defendida en 2006, se sintetizaperfectamente este fenómeno: «LosCaballeros de la Tabla Redonda eran elmodelo de la búsqueda de un santo Grialo símbolo oculto de la identidadprimigenia. Por esta razón, Sant Jordi yel Dragón (la lucha caballero-héroecontra el monstruo para redimir laBelleza, el ideal amenazado, mitoparalelo al de Perseo) aparece a menudodurante esta época de las artes plásticaso gráficas, no sólo como el máximosímbolo-oposición de la lucha deCataluña contra Castilla, sino, al mismo

tiempo, de la lucha del idealismo contrael materialismo y, en otro plano, delángel contra el monstruo-máquina».Barcelona se convirtió al wagnerismo:su iconografía wagneriana se manifiestaen las vidrieras del Círculo del Liceo;las valquirias adornaban las majestuosascasas que la burguesía catalana seconstruían en el Paseo de Gracia. Elestreno de Parsifal, el 31 de diciembrede 1913, produjo en Barcelona unaauténtica «locura colectiva», segúnrelata la prensa de la época. Cataluñaera la tierra prometida y Wagner suDios. El delirio fue tal que hasta larevista satírica Papitu saludaba el

nuevo credo de la nueva religión: «Creoen un Dios-Wagner, genio todopoderoso, poeta, músico, creador del“leitmotif” y de la melodía infinita; creoen su tetralogía y en el Parsifal…». La«dèria» (locura) wagneriana habíainoculado una mística en las élitescatalanas y había abierto definitivamentelas puertas del catalanismo; no como unmero posicionamiento ideológico, sinosobre todo como una mística cuasireligiosa. Ello explica la fuerza delfenómeno.

Digresión sociológica: En unartículo de Edgar Illas titulado

Marià Vayreda: el carlismoreciclado y el inconscientecatalán, se define perfectamentea través de la figura del famosoliterato Marià Vayreda, laevolución —contra natura— delcarlismo al nacionalismocatalanista: La vida política deVayreda, hijo de propietariosrentistas olotenses, empezó conun carlismo intenso que inclusole hizo luchar en la TerceraGuerra Carlista de 1872-1876 yse transformó más adelante en undevoto regionalismo católico-catalanista. Así, una vez

perdidas la guerra y lasesperanzas de éxito para la causacarlista, pasó de proclamar el«Dios, Patria, Rey y Fueros» acreer en el lema «Pàtria, Amor iFe» católico-catalanista de losJocs Florals de Barcelona y dela Renaixença. Cabe decir que,si bien su regionalismocatalanista ya se inscribió dentrodel Estado y el mercado liberal,aún mantenía un profundoantiliberalismo, el cual semanifestó, no en los términoscarlistas, sino en primer lugar entérminos católicos contra el

laicismo de la sociedadmoderna; en segundo lugar enforma de apelación a los valoresrurales en oposición a losindustriales y, finalmente, entérminos culturales al reivindicaruna lengua y una tradicióncatalanas que, a diferencia de lalengua castellana, que era la dela política, podía establecer unespacio casi utópico decelebración y reconstrucción dela nación».

No dejamos de insistir en laimportancia de estos ejemplos y

procesos psico-sociales, que son los querealmente pueden explicar la apariciónde ciertas ideologías. El catalanismo,contaminado de romanticismo, ysometido a las novedades europeas,empezó a cobrar vida propia y sedeslindó de sus creadoresconservadores y católicos.

Capítulo VIDE LA MÍSTICA

CATALANISTA A LASUBLIMACIÓN

«Teniendo en cuenta las circunstanciasque atraviesa la nación, lo más

conservador que se puede ser, es serrevolucionario»

(FRANCISCO CAMBÓ)

El catalanismo, que buscaba en el«norte» su identidad verdadera,simplemente perdió el norte, que

diríamos en expresión castiza. Creemosque desde fuera de Cataluña es muydifícil llegar a entender el temalingüístico. No porque se trate de unproblema práctico o educativo, sinoporque se sumerge en lo más complejode la psiqué humana y de un pueblo. Elproblema de la lengua, desde laperspectiva catalanista, no es unproblema de comunicación, ni siquierade defensa de lo propio o de la cultura.Bajo capa de legítima defensa de unalengua se esconde muchas veces unresentimiento irracional, unainsatisfacción hacia lo propio o, por quéno decirlo, un extraño complejo de

inferioridad que se disimula conexageradas manifestaciones desuperioridad. Veamos algunos ejemplos.

Puig y Cadafalch, arquitectomagistral, líder de la Lliga, Presidentede la Mancomunitat, hombre culto,definió el castellano como un«intermediario inútil entre el catalán y elfrancés». Si un hombre cultísimo eracapaz de afirmar semejante memez, esque algo raro pasaba en su mente ¿Cómodespreciar una de las lenguas más ricasdel mundo, con un bagaje literarioincomparable? ¿Qué explica estaafirmación de un hombre culto sino unextraño resentimiento, que aún hay que

descubrir? Por otro lado, ValentínAlmirall, el catalanista republicano queostentaba el título nobiliario de barón,identificaba la figura del Quijote con laraza castellana: «es ya débil de cuerpopero aún más de inteligencia». Estaalegoría literaria y política, vuelve aesconder algo. Pompeyo Gener,catalanista racista, afirmaba en 1903, ensu obra Cosas de España; herejíasnacionales, que durante la Edad Mediasolo hubo dos focos culturales:Barcelona y Córdoba. Para él, Castillaquedaba fuera. Todos estos personajesmencionados, tenían un nivel culturalsuficiente como para no caer en dichas

«boutades». Alguna explicacióndebemos encontrar que nos dé razón dela «sublimación» hasta lo indecible, quese hizo de la lengua y cultura catalana,en contra de la castellana. De paso,desharemos algunos mitos que se hanido construyendo en torno a lapersecución del catalán.

90. CUANDO ELROMANTICISMO LOCONTAMINÓ TODO

¿Qué es el Romanticismo? Unaenfermedad intelectual provocada comoreacción a otra enfermedad: elRacionalismo. El Romanticismocontaminó la cultura, el arte, lasrelaciones comunitarias y laspersonales. Inventó naciones, tergiversóla Historia, emancipó la imaginación yla emotividad de la razón. Y su ejemedular fue la apología de la lenguacomo el alma de un pueblo. Si unanación perdía su lengua moriríairremisiblemente. Por ello cada lenguadeterminaba una nación y cada nacióndebía tener un Estado que garantizara lasubsistencia de la lengua y la cultura.

Baste leer a Herder o a Fichte paraentender lo que representa elromanticismo y la importancia de lalengua para el nacionalismo. Aunqueello nos costó en Europa dos Guerrastotales, este difuso movimiento que todolo abarcó y todo lo contaminó, siguegozando de buena fama. Autores comoFrancisco Canals, Rovira y Virgili,Solé-Tura e, incluso, Soldevilareconocen que sin la influencia delRomanticismo no podríamos explicar elorigen del catalanismo. Como botón demuestra recogeremos unas frases de laHistoria de Cataluña de Soldevila.Están sacadas del epílogo de la obra

dedicado a la Renaixença: «En el fondo[tras la guerra napoleónica en Cataluña]toda posibilidad de salvación estaba enel idioma: el resto era accesorio. Si elidioma había conservado suficienteselementos vitales para resurgir delestado de aturdimiento en el que estaba,el resurgimiento total no dejaría deproducirse». Daba igual que en Cataluñay en toda España se hubiera luchado ymuerto por una idea de España y de laexistencia, lo único importante erarecuperar la lengua. Ella sola, comoverbo divino encarnado en el alma delpueblo, nos dirigiría a la plenitudexistencial; hasta alcanzar a ser una

nación «rica i plena» (según reza elHimno de los Segadores).

91. LA LENGUACATALANA… ORIGEN

Nadie puede dudar de la importancia deuna lengua y de su valor intrínseco.Querer eliminar conscientemente unalengua es un acto contra el alma de lospueblos (y no lo decimos en sentidoromántico). Han existido totalitarismosque han querido suprimir culturas y

lenguas minoritarias, como en la Uniónsoviética; o democraciasasimilacionistas como la sueca, que apunto estuvieron de extinguir la lengua ycultura lapona. Sin embargo, hay otraslenguas que tienen su desarrollo propio,su auge, esplendor y posteriordecadencia, sin necesidad de someteruna violencia sobre ellas. Este es elquid en la discusión: determinar si elcatalán decayó por sí mismo o fuesometido a un «genocidio cultural».Brevemente repasemos la historia delcatalán, para poder emitir un juicioapropiado. Hasta el siglo XII, de los1.000 documentos originales escritos

que se conservan de Cataluña, al menosveinte están en un incipiente catalán; elresto están escritos en latín. Del sigloXIII, durante el reinado de Jaime I, seconservan unos 3.500 documentos ynuevamente sólo unas decenas estánescritos en catalán; los otros lo están encastellano o aragonés, pero la inmensamayoría en latín. Ello no obsta para quedesde el siglo IX, en los textos latinosvayan apareciendo algunas palabras quepodríamos considerar un primigeniocatalán romance. El catalán nacía comolengua neolatina peninsular, aunque conuna influencia provenzal. CuandoBerenguer III se casó en 1112 con Dulce

de Provenza, los trovadores provenzalesse pusieron de moda en Cataluña,extendieron sus acentos y llegando aponer en peligro la existencia delcatalán como lengua de la elite.

La nueva lengua (el catalán) adoptónombres tal y como: rusticón román,romance, nostre llatí, lernasí, llengualemosina (seguramente porque lostrovadores más preciados venían deLimoges). Sólo en 1291, gracias aGodofredo (ahora Jofré) de Foxá, en suobra Declaració de las reglas de trobade Vidal de Basilea , aparece la palabra«catalanesch», referida al catalán. Ellono quita que el catalán ya se hablara y

escribiera desde hacía un siglo. En lashistorias nacionalistas suele decirse queel primer texto en catalán aparece en untexto latino: Las Homilías de Organyà,que no se pueden datar exactamenteaunque corresponderían a principios delsiglo XII. Pero sí tenemos perfectamentedatado un texto catalán. Se trata de larendición del castillo de Lorenz (enLérida) a Pedro II: El acta de rendición,escrita en inequívoco catalán, data de1211. El catalán surgía acompañado dela constitución de una estructurapolítica, la Corona de Aragón, que lepermitió su momento de auge yesplendor.

92. LA LENGUACATALANA…ESPLENDOR

El esplendor del catalán coincidió conel reinado del Rey Jaime I. Una de susgrandes figuras, curiosamente, no fuecatalán sino mallorquín: Raimundo Lulio(ahora Ramon Llull), que vivió a lolargo del siglo XIII. Escribió tanto enlatín como en catalán (mallorquín) y suobra puede considerarse universal einmortal. Durante el siglo XIII y XIVfueron innumerables los poetas,prosistas, cronistas, novelistas,

dramaturgos y científicos queescribieron en latín. La cima del«catalán» poético se alcanzó en el sigloXV no con un catalán sino con unvalenciano: Ausias March. Noentraremos en discusión, pero las raícesmaternas valencianas del que escribeestas líneas, nuestra profunda amistadcon valencianos de pura cepa yargumentos lingüísticos sólidos obligana afirmar la distinción entre elvalenciano y el catalán. Por ello esperfectamente legítimo afirmar queAusias March escribió en valenciano,por mucho que lo oculten los libros detexto del pancatalanismo (en estos

momentos sentimos los rugidos decentenares de catalanistas que desde elotro mundo se están removiendo en sustumbas por obra y gracia de estaafirmación). No en vano, el siglo XV fuellamado El Siglo de Oro valenciano oSiglo de Oro de las Letras Valencianas.Son muchos los poetas de altura que,entre el siglo XIV y el XV, nos dejaronlas letras valencianas: Jordi de SanJordi (alabado por el Marqués deSantillana), Jaume Roig Roig, BernatFonollar y un largo etcétera. Un hechoque también «olvidan» los nacionalistases la notable influencia que tuvo AusiasMarch en las letras castellanas. En 1539

se recopilaron 46 de sus 128composiciones en Valencia, y fuerontraducidas al castellano por Baltasar deRomaní. De 1555 tenemos una ediciónvallisoletana de 124 poesías,supervisada por Juan de Resa, capellánde Felipe II. La traducción de Jorge deMontemayor fue impresa en Zaragoza(1562) y en Madrid (1579). Su obrainfluyó de forma notable en la poesíaespañola del Renacimiento. UnRenacimiento que nunca influiría en elcatalán, como reconoce y lloraSoldevila.

Por último, no podemos dejar deresaltar el Tirant lo Blanch (Tirante el

Blanco) del escritor también valencianoJoanot Martorell, publicada en Valenciaen 1490. Sin esta novela de caballeríasería difícil imaginar la aparición de ElQuijote tal y como lo conocemos. Elestilo socarrón de la obra ejerció unafascinación en Cervantes, lo cual se dejaver en la elaboración del Quijote y en sucrítica a las novelas de caballería. Deello da fe el siguiente fragmento de laobra de Cervantes en el que el cura y elbarbero arrojan a la hoguera los librosde Don Alonso de Quijano: «—¡Válgame Dios! —dijo el cura, dandouna gran voz—. ¡Que aquí esté Tiranteel Blanco! Dádmele acá, compadre; que

hago cuenta que he hallado en él untesoro de contento y una mina depasatiempos […] Dígoos verdad, señorcompadre, que, por su estilo, es éste elmejor libro del mundo: aquí comen loscaballeros, y duermen, y mueren en suscamas, y hacen testamento antes de sumuerte, con estas cosas de que todos losdemás libros de este género carecen».Otra relación importante es la delcatalán Juan Boscán Almogávar (1492-1542), poeta y traductor al castellano deobras renacentistas e introductor de lalírica italianizante en la poesía encastellano, junto con Garcilaso de laVega a quien conoció en Italia. La

admiración que Boscán sentía por laobra de Ausias March la transmitió alpoeta toledano y se puede aún sentir lainfluencia del poeta valenciano enGarcilaso.

93. LA LENGUACATALANA… LA

DECADENCIA

El siglo XV catalán, a diferencia delvalenciano, ya da muestras dedecadencia. Bernart de Rocabertí, poeta

de un solo poema conocido Comedia dela Gloria d’Amor (de 1.522 versos);Francesc Ferrer, al que sólo se leconoce un poema o Pere de Torroella,que escribió más en castellano que encatalán, son sólo algunos ejemplos. Porel contrario, en el siglo XV contamoscon más de 30 literatos castellanos dealtura, y más de 60 en el XVI. De estesiglo, en catalán, sólo tenemos algúnpoeta de mención como Pere Serafí oprosistas de segunda fila como PereCarbonell. Por último, el siglo XVII, elSiglo de Oro español, eclosionacoincidiendo con la decadencia delcatalán literario.

Mientras que en lengua castellanaaparecen los Cervantes, Góngora,Quevedo, Garcilaso, Gracián y unainfinitud de buenos literatos, en catalánsólo podemos destacar a JerónimoPujades y su Corónica Universal deCataluña, que se inició en catalán y seacabó escribiendo en castellano. A esteacompañaron algunos prosistas desegunda fila y dos poetas remarcables:Vicens García (el Rector de Vallfogona)y Francesc Fontanella, ambos de clarainfluencia castellana.

Paradoja: La mayoría depolíticos, pensadores o

historiadores nacionalistas no seacaban de poner de acuerdocuando empezó la «decadencia»del catalán o su desuso. Bien escierto, que al menos muchos deellos quieren centrarla en els i gl o XVIII por culpa de la«centralización» borbónica y delDecreto de Nueva Planta. Elarmazón del argumentonacionalista se construyeafirmando que durante el reinadode los Austrias, Cataluña gozabade autonomía y la lengua estabasalvaguardada. Pero acabamosde demostrar que la decadencia

literaria se produjo mucho antesde la llegada de los Borbones.Además, con los Austrias,Cataluña no se salvó de unacrisis interna política, como yaexplicaremos.

Entre las causas de la decadencialiteraria que proponen los nacionalistas,la lista es muy dispar, lo cual indica lapoca certeza y unanimidad de criterio alrespecto. Veamos varios argumentos:Fernando el Católico era un«calzonazos» y se dejó avasallar por lareina Isabel; pérdida de laindependencia «nacional» en 1714 (éste

es el más recurrido); reclusión en elMediterráneo e imposibilidad de abrirsea América (también bastante socorrido);constantes medidas de «opresión»contra el catalán (con leyes ydisposiciones absolutistas), incluso el«aburrimiento» que producía el catalána los catalanes que empezaron a pasarseal castellano (este argumento ha sidodefendido por muchos catalanistashonestos). En una tertulia académica, elprofesor Francesc Xicola, catalán deesos de ocho apellidos catalanesseguidos, nos sentenciaba sobre ladecadencia del catalán y la superioridaddel castellano: «El drama del catalán es

que nunca tuvo un Barroco, ni unNebrija». Ello es así, pero la culpa nofue política, sino fruto de los avatares delas culturas. El poder político castellanocoincidió con el Renacimiento y elHumanismo y se retroalimentó de ellos.Y justo en ese momento empezaba ladecadencia de la cultura catalana.Hemos de pensar que la proximidad deCataluña con Italia posibilitaba que esainfluencia hubiera sido más notoria quesobre la castellana, pero Cataluña ya noestaba para demasiados excesos poragotamiento interno, no por represiónexterior.

Para darnos cuanta del alcance

equívoco de los argumentosnacionalistas, tomemos la protestacontra el Decreto de Nueva Planta. Eneste Decreto no aparece nada sobre lalengua, excepto que «Las causas de laReal Audiencia se sustanciarán enlengua castellana». Este texto ha sidorepetido hasta la saciedad por autoresnacionalistas para demostrar la«represión lingüística». Lo que no dicenes que en toda España, hasta entonces,las Reales Audiencias sustanciaban suscausas en latín (al igual que enCataluña); por tanto el castellano«reprimió» al latín, pero no al catalán.Aun así, el latín fue usado en la Justicia

durante mucho tiempo (sin hacer caso alas «leyes represoras»). Es más quesignificativa la Real Cédula de Aranjuezdel 23 de junio de 1768, firmada porCarlos III, en cuyo artículo 6 se lee: «Enla Audiencia de Cataluña quiero quecese el estilo de poner en latín lassentencias y lo mismo en cualquieraTribunales Seculares donde se observetal práctica…». Finaliza afirmando que,en bien de las partes y teniendo encuenta que en Aragón ya se fueabandonando el «lemosino», serecomienda que las sentencias sean enlengua castellana. De esta Real cédulase desprenden dos ideas nucleares: que

no se había hecho mucho caso a lasdisposiciones del «odiado» Felipe V; yque el idioma que salía perdiendo era ellatín, no el catalán. Las disposiciones(que tampoco fueron muy seguidas enCataluña) de incorporar en la enseñanzaprimaria la lengua castellana, estabanordenadas a un mejor cumplimiento deesta Real Cédula; esto es, que cualquiersúbdito pudiera acudir a la Justicia yenterarse de las sentencias, pues elvulgo desconocía completamente ellatín.

Digresión: Ya hemosseñalado en otra obra que, por

muchas disposiciones que sehubieran legislado contra elcatalán durante siglos, estas eranineficaces, pues el Estado notenía una capacidad de controlsocial como la de hoy en día. Enel siglo XVIII la inmensa mayoríade la población catalana rural noiba a la escuela; en la mayoríade pueblos no había más maestroque el párroco. Y según dice uncontemporáneo dieciochesco,Baldiri Rexach, los pocosseglares que ocupaban cargo deprofesor eran, a menudo, «unvagabundo o un glotón, un bribón

o un poltrón».

94. CASTELLANO,CATALÁN Y LATÍN

El propio Baldiri Rexach había escritoen 1749 su Instrucció per l’ensenyançade minyons. En su introducción señalala importancia de que los niñosaprendan «la lengua de la propia Patria[en referencia al catalán]», sin olvidarel francés y «la lengua española que noses la más útil y necesaria de todas las

lenguas extranjeras». Mientras escribíaesas palabras, la lengua castellana yaera algo co-sustancial a Cataluña.Evidentemente en las zonas rurales semantuvo el catalán como absolutamentepredominante; pero la lengua castellanaya era parte integrante del paisajecultural de las ciudades másimportantes. El catalán, como yadijimos, alcanzó su esplendor en el sigloXV. Por esas coincidencias, con elRenacimiento —a mediados del XV—resurgió también el latín como lengua dela Iglesia, de las relacionesinternacionales y de la ciencia y lacultura en general. La decadencia del

latín a partir del XVII coincidía con elempuje del castellano. Y la lenguacatalana se quedó descolocada en tierrade nadie. En 1621, el catalán Pedro Gil,que escribía en llemosí, reconocía que:«la lengua castellana, llamada yaespañola, es casi universalmenteentendida». Lo que la historiografíacatalanista aún no ha querido entenderes que el castellano, en realidad, fueocupando el puesto del latín en el ordencultural. También, sobre todo en lasgrandes ciudades, especialmente enBarcelona, el castellano se fueextendiendo popularmente. Los primeroslibros en castellanos en Cataluña, como

ya señalamos anteriormente, proveníande Montserrat y fueron el Directorio delas horas canónicas, y el Exercitatoriode la vida espiritual, escritos por elAbad Cisneros. La Contrarreformaimpulsó de nuevo las antiguas órdenesreligiosas y muchas de ellas optaron porel castellano en sus prédicas y escritos,tal como los capuchinos (los capuchinoscatalanes de ahora creen que elcastellano es la lengua del Diablo).Otras más modernas, pero inmensamentepoderosas, como los jesuitas, siguieronsu mismo camino. Ricardo GarcíaCárcel señala que: «Los jesuitas fueronpronto los monopolizadores de la

predicación en Barcelona. En SantaMaría del Mar, por ejemplo, predicabancada domingo por la tarde ante más decinco mil personas. Salvo algún casoaislado, la Compañía de Jesús jugóhabitualmente la baza de ladescatalanización […] Los dominicosasumieron igualmente la identificaciónde la solemnidad del acto religioso conla exigencia de la predicación encastellano […] Los carmelitaspredicaron especialmente en castellano.La orden agustina fue una de las máscastellanizadas». Solamente losescolapios y franciscanos mantuvieronmayoritariamente la predicación en

catalán, pero —cosa harto significativa— a la hora de imprimir los sermones lohacían en castellano.

95. EL CELO DE LOSOBISPOS Y EL CONCILIO

DE TRENTO

En el Concilio Tarraconense de 1635-1636 se intentó dirimir el tema de lalengua propia para la predicación. ElConcilio de Trento había dado lainstrucción general de «facilitati

sermonis». Unos obispos entendían estadisposición como una defensa delcatalán y otros del castellano. Porejemplo, el obispo de Tortosa, JacintoAntolinez de Burgos, solicitó que: «en elPrincipado de Cataluña y en todo elArzobispado de Tarragona no sepredique otra lengua que la vulgarcatalana», arguyendo que se ajustaba ala norma de Trento. En la segunda partede este Concilio (1636-1637), el Obispode Barcelona, García Gil Manrique,propuso otorgar a los obispos lafacultad de dirimir si la predicacióndebía ser en castellano o en catalán. Conespecial ímpetu, esta propuesta fue

secundada por el obispo de Lérida, yaque la ciudad estaba inundada dearagoneses y navarros que iban aestudiar a la Universidad y no entendíanel catalán, lo cual podía infligir un gravedaño económico a la ciudad. Finalmentese impuso la tesis del obispo de Urgel,Pablo Durán, de que toda prédica debíaser en catalán. Pero en la clausura delConcilio el tema se reabrió de nuevo yuna de las propuestas, aunque sin seraprobada, es la que acabó imponiéndosepor el decurso natural de losacontecimientos: usar el catalán «paralos que se reconocen ignorantes de lalengua castellana tengan fasto más

casero y ajustado a su caudal, y elcastellano en los centros urbanos».

96. PERO… ¿CUÁNDODIANTRES FUE

PERSEGUIDO ELCATALÁN?

Entre 1640 —Revuelta de los Segadoresy la entrega de Cataluña a Francia porparte de Pau Claris— y la Paz deRijswijk, en 1697 (por la que Cataluñavolvía oficialmente a la soberanía

hispánica), el Principado no dejó de serinvadido y reconquistado continuamente.Las autoridades catalanas rebeldes,durante la Guerra de Secesión (1649-1652), prohibieron taxativamente el usodel castellano e impusieron laobligatoriedad del catalán. Tras décadasde interminables guerras, aún le tocaríasufrir a Cataluña otra: la de Sucesión,que culminaría en 1714. Loshistoriadores nacionalistas acusan a losBorbones Felipe V y Carlos III, y sucédula de 1768, de prohibir, censurar, oexterminar el catalán. Peromisteriosamente se olvidan del únicoBorbón que sí emitió un decreto de

prohibición total del catalán: Luis XIV.El Rey Sol publicó en 1700 un decretoprohibiendo el uso público del catalánen los condados allende los Pirineos queFrancia había conseguido adueñarse. Laverdadera persecución del catalán lainició Francia con los siguientesdecretos y disposiciones: 1661, LuisXIV otorga al Collège de Jésuites, aperpetuidad, las clases de gramática enla Universidad de Perpiñán, a través delas cuales se introduce el francés entrela nobleza, el clero y la burguesía; 1672,Ordenanza para promover escuelas parala enseñanza en francés; 1682, Ordenque exige la lengua francesa a los

roselloneses para obtener cargospúblicos y obtener títulos honoríficos yda seis meses para aprenderlo; 1683,prohibición a los roselloneses deestudiar en el resto del Principado. Allado de esto, podemos reírnos de lasdisposiciones de los Borbonesespañoles.

Otras contradicciones en lahistoriografía nacionalista son másflagrantes. Según Prat de la Riba, lapersecución del catalán empezó conFelipe V; igualmente lo declara asíRovira y Virgili en su Historia de losMovimientos nacionalistas. Por otrolado, arguyen, el Renacimiento del

catalán se produciría a principios delXIX y con él, el despertar de laconciencia catalana. Y aquí es cuando lacosa deja de cuadrar. El propio Roviray Virgili afirma que el catalán fuesustituido por el castellano en 1825. Porun lado el catalán está renaciendo y porotro desapareciendo (misterio entre losmisterios). Tácitamente estáreconociendo que la tan odiada cédulade Carlos III, de 1768, no sirvió paranada. Por otro lado Joan Corominas, ens u Història dels Països Catalans,retrasa esta fecha hasta 1858 (enreferencia a la Ley Moyano de 1857). Silos historiadores catalanistas no se

ponen de acuerdo en cuándo y por quéempieza la decadencia del catalán…¿qué nos queda de cierto?

La gran dificultad de loshistoriadores nacionalistas clásicos(Rovira y Virgili, Ferran Soldevila, yotros) es conciliar su ideología con loshechos históricos. Sabedores de que elliberalismo, del que eran hijos, se habíaasentado en España gracias a laConstitución de Cádiz, las críticas nuncaarrecian contra ella. Todo ello a pesarde que en su artículo 368 se estableceque el Plan de Enseñanza será uniformepara todo el «Reyno». El catalanismo deizquierdas siempre ha tenido cuidado en

sus denuncias sobre las leyes que«atacaban» al catalán. Buena parte deestas leyes fueron promovidas dentrodel espíritu centralizador deconstrucción de un Estado nacional alestilo francés, como síntoma demodernidad revolucionaria. Por eso laescuela debía ser centralizada yuniformizadora. Sin embargo, el Estadodecimonónico español, no era tan fuertey eficaz como el francés; en partegracias a las Guerras realistas ycarlistas que defendieron a capa yespada una España foral y antijacobina.

97. EL VERDADEROENEMIGO DELCATALÁN: LA

MASONERÍA (¿?)

Frente a la acusación de que Castillareprimió el catalán tendríamosargumentos parecidos para decir algoque nadie dice: «la masonería reprimióel catalán». Dicho así, la frase no esexacta; pero, por esas «casualidades»,buena parte de las disposicionesdecimonónicas «contra» el catalánprovinieron de masones. Es fácilencontrar en la red una lista de

«agravios» que sufrió la lengua catalanadurante siglos, por parte de losgobiernos de Madrid. Pero ¿quéideología sustentaban los promotores deesas disposiciones? Sintéticamenteexpondremos los «agravios» y los«responsables».

– 1715, en Consulta delConsejo de Castilla: se afirmaque «en el aula no puede haberningún libro en catalán, tampocono se hablará y escribirá en esalengua y donde la doctrinacristiana se enseñará y seráaprendida en castellano». En el

fondo, es lógico, tras la recientederrota en la Guerra deSucesión. Aquí obviamosresponsables concretos aldesconocerlos. Aunque debemosinsistir en que, en esas fechas, el«Estado» era incapaz de quebuena parte de las disposicionesque salían de los gobiernosllegaran realmente a lasescuelas.

– 1768, el Conde de Arandapromueve una Real Cédula porla cual se prohíbe la enseñanzadel catalán en las escuelas de

primeras letras, latinidad yretórica; se expulsa el catalán detodos los juzgados, y serecomienda que lo hagan tambiénlas curias diocesanas. El Condede Aranda es uno de los«sospechosos» de haberintroducido la masonería enEspaña. A pesar de estasprescripciones legales, elcatalán continuó usándosehabitualmente en la enseñanza deprimeras letras: hegemonía queno perdería hasta finales dels iglo XIX. El Estado no teníamedios para controlar el

cumplimiento de esasdisposiciones. Prueba de elloson las constantes denuncias delos gobernadores civiles de quelos maestros seguían enseñandoen catalán.

– 1780, Real provisiónpromulgada por el Conde deFloridablanca: «Obliga a todaslas escuelas a enseñar lagramática de la Real AcademiaEspañola». José Moñino yRedondo, primer Conde deFloridablanca, fue masón y unode los factótums de la expulsión

de los jesuitas y de sudisolución, cuando eran la puntade lanza del saber y delconocimiento de la época. Enesta Real Provisión tampoco seespecifica si la gramáticacastellana se debe explicar encastellano, o puede realizarse encatalán.

– 1801, «Instrucciones deManuel de Godoy sobre losteatros: se prohíbe cualquieridioma que no sea el castellano».Hemos de recordar alhistoriador, que denunciaba: «La

traición del masón Godoy,ministro del reino y agente de lamasonería francesa, entregóEspaña a Napoleón».

– 1821, El plan Quintana:«Obliga a utilizar el castellanoen el sistema escolar». ManuelJosé Quintana elaboró el informepara proponer los medios deproceder al arreglo de losdiversos ramos de instrucciónpública (llamado InformeQuintana), posteriormenteconvertido en norma legal en1821 con algunas

modificaciones. Por tanto, estaLey se promulgó durante elTrienio Liberal. Quintana fuemasón y acabó siendo preceptorde Isabel II y fue conocidotambién por sus poesías eróticasque, parece, influyeron en excesosobre la Reina, explicando asísus desenfrenados ardores que, ala postre, la convirtieron en unatítere de los ilustrados masonesde su Corte.

– 1837, «Un Edicto Realimponía castigos corporales ydifamatorios a los infantes que

todavía hablaran en catalán en laescuela». A falta de másinformación, sólo podemos decirque durante esa época regía laregente María Cristina y fuecuando se promulgó laConstitución de 1837, decarácter liberal y progresista,haciendo un guiño a los liberalesmoderados. Por aquella épocalos hombres fuertes fueronEspartero y Mendizábal (el de laDesamortización), ambosmasones. Se suele mencionar quecon «la Real Orden de 1837, seconfirmó la prohibición del

catalán en las salas deespectáculo y en lasrepresentaciones teatrales, y nose admitieron a censura esasobras escritas en esa lengua».Una denuncia de la que no hemospodido confirmar la fuente, diceque en 1838 se prohibieron losepitafios en lengua catalana enlos cementerios. Si es verdad,ello ocurrió durante un gobiernoprogresista.

– 1857, «Ley Moyano:rectifica la prohibición delcatalán en la enseñanza pública.

Se considera que es la ley quemás contribuyó a que los niñoscatalanes fuesen analfabetos ensu propia lengua». Semejanteafirmación es más que absurda.L a Ley Moyano, aunqueimpulsada por un gobiernoliberal moderado, fue fruto delespíritu centralista liberalprogresista. Moyano era unliberal, y masón, que poco apoco había reculado hacia elpartido moderado. La LeyMoyano fue impulsada en 1857 eincorporó buena parte delProyecto de Ley de Instrucción

Pública del 9 de diciembre de1855, elaborado durante elBienio Progresista por ManuelAlonso Martínez, bajo elgobierno de BaldomeroEspartero (masón). Analizadacon detalle, la Ley Moyano no espara rasgarse las vestiduras. Ensu Título I, y en referencia a laenseñanza primaria, sóloespecifica, en el artículo 2°, queentre otros objetivos, los niñosdeben conocer: «Principios deGramática castellana, conejercicios de Ortografía». En elTítulo II propone como área de

conocimiento: «Gramáticacastellana y latina» y «Ejerciciosde análisis, traducción ycomposición latina y castellana».

Hay que decir que, en primer lugar,la analfabetización —a pesar de estasleyes— seguía extendida por toda laCataluña rural. Y que, en segundo lugar,en ningún momento la ley especificabacuál era la lengua vehicular,simplemente se señalaba que se debíaenseñar gramática castellana, pero no seconcretaba en qué lengua. Si a alguien leparece este argumento demasiadoretorcido para justificar la «no

represión» del catalán, que investigue encuántos institutos de Cataluñaactualmente se enseña lengua castellanaen catalán. Las posteriores normativas alo largo de principios del siglo XX, dana entender que estas leyes nunca fueroneficaces y que en Cataluña, los maestrosseguían enseñando en catalán. Por ciertoMoyano, tienen un destacado retrato enla sala de Juntas de la Universidad deBarcelona. Y como ya explicamos ennuestro libro Historias ocultadas delnacionalismo catalán, su estatua enMadrid es obra de un escultor catalán.

– 1862, «Ley del Notariado:

Prohíbe el uso del catalán en lasescrituras notariales». Esta ley,fruto lógico de la extensión decomunicaciones entre todas laszonas de España, tiene su origenen el Gobierno del GeneralO’Donnell, militar isabelino yanti carlista. Miembro de laUnión Liberal y partícipe en laslogias masónicas queconspiraron contra el masónEspartero.

– 1870, «Ley del RegistroCivil: Prohíbe el uso del catalánen el Registro civil». Esta Ley

fue promulgada durante elmandato del catalán Prim,conocido masón, y miembro delPartido progresista.

– 1881, «Ley deEnjuiciamiento Civil: Prohíbe eluso del catalán en los juzgados».Aunque la ley fue promulgadadías antes de la caída delgobierno de Cánovas,perteneciente al Partido LiberalConservador, no fue derogadapor su sucesor, Práxedes MateoSagasta, del Partido LiberalFusionista, igualmente

reconocido masón. Durante susgobiernos se promulgaron lassiguientes disposiciones: 1896,«Dirección General de Correosy Telégrafos: Se prohíbe hablaren catalán por teléfono»; 1902,«Real Cédula: Prohíberepresentar, cantar y bailarpiezas que no fuesen en idiomacastellano».

– 1902, Decreto deRomanotes, obligando a que laenseñanza del Catecismo sea encastellano. De Romanones,según cuenta Vidarte en No

queríamos al rey: «[el] conde deRomanones, […] también habíasido iniciado en secreto porSagasta y […] siempre cumplióbien con la Orden [masónica]».

A buen entendedor pocas palabrasbastan. La paradoja resalta en que lamasónica Esquerra Republicana deCatalunya, liderada por el masón Macià,hiciera de la persecución del catalán labandera de su lucha política; pero quenunca denunciara a la masonería comopromotora de estas políticas. Otrosdecretos del catalán, especialmentedurante el Directorio del Primo de

Rivera, instando a los profesores deCataluña a impartir las clases encatalán, sólo demuestran que lasdisposiciones anteriores poco éxitohabían tenido especialmente en lospueblos. Sobre el franquismo yaaportamos suficientes datos en nuestraanterior obra para formar un juicio másque correcto al respecto.

Los «goigs» o «gozos» son poesíaspopulares catalanas dedicadas a santos.Hay cientos de «gozos» redactados encatalán dedicados a Santiago (SantJaume), Patrono de España. Aquí unejemplo del Obispado de Vic, encatalán, de 1871.

La España visigoda en el año 700,siendo ya una unidad geográfica políticay religiosa. La Septimania (languedoc-

Rosellón) ya pertenecía a ella.

Placa en la ciudad de Cerveraconmemorando la «fundación de laGeneralitat» en esa ciudad, en 1359. Enrealidad, la Generalidad fue fundada enlas Cortes de Monzón, en 1289, setentaaños antes.

Feliu de la Peña, recoge en sus obras elsentir de los catalanes de finales delsiglo XVII. Su obra «Fenix de Cataluña»,está dedicada a «La Sacra y CatholicaMagestad», Carlos II.

Escudo cardenalicio del Arzobispo deTarragona, Isidro Bertrán, Primado delas Españas, en 1712. En su tumba sepuede leer: «TARRACON.HISPANIARVM PRIMAS» (Primado delas Españas).

Moneda del Archiduque Carlos, con laleyenda en latín «Carolus III,Hispaniarum Rex».

Escudo de Sant Jordi, del Rey de laCorona de Aragón Pedro III el Grande.

El escudo portaba las cabezas de cuatronegros.

Durante cuatro siglos la Abadía deMontserrat dependió de Valladolid. Sugran Reformador fue el castellanoGarcía Jiménez de Cisneros. Ahípublicó su famoso El Exercitatorio dela Vida espiritual. Esta obra influyó enSan Ignacio de Loyola y en susEjercicios espirituales.

Recreación histórica del acto debendición de las banderas y juramentode los soldados de Barcelona en 1714.Los soldados alzan los tres dedos de lamano derecha, en señal de la SantísimaTrinidad, y realizaban el juramento de

luchar hasta morir.

Portada de la novela titulada ¡Atrás elExtranjero!, publicada en Barcelona en1881. Refleja el espíritu español queeclosionó en Cataluña durante la Guerradel Francés.

«Gozos», en catalán, en honor a SanIsidro Labrador, Patrono madrileño delos campesinos catalanes (Bañolas,Gerona).

Dibujo de época de la Danza de SanIsidro. Fue muy popular durante dossiglos en la plana de Barcelona, antes de

que el catalanismo impusiera la sardanacomo «baile nacional».

El General Prim enarbolando la banderaespañola en la Batalla de Castillejos.

Portada del almanaque de izquierdas Lacampana de Gracia, con motivo de laGuerra de Melilla 1893-1894. Seensalza la bandera española encombinación con la catalana en lasfaldas de la joven.

Mural de Eduardo Llorens Masdeu,

representando a voluntarios catalanes apunto de embarcar en el barcoSantander, rumbo a Cuba y portando labandera española.

Eduardo Marquina, literato catalán que

compuso las letras oficiales del Himnode España, aprobadas por Alfonso XIIIcon motivo de su boda real.

El sacerdote Antonio Ma Alcover, que

fue «purgado» del Instituto de Estudioscatalanes, por ser defensor de unalengua catalana tradicional y fiel a susraíces. Fue sustituido por el laico ymasón Pompeyo Fabra.

Estatua de Claudio Moyano en Madrid(realizada por un catalán). La inmensamayoría de disposiciones para limitarlegalmente el catalán surgieron degobiernos de izquierdas y políticosmasones, como Moyano.

Restos del Monasterio de Ripolldestruido por los liberales en 1835. Su

reconstrucción en 1893, supuso laprimera gran manifestación catalanista,donde se vieron miles de banderascatalanas.

Primer Congreso internacionalespiritista, celebrado en Barcelona el1888. Cataluña fue tierra de santos ytambién de masones, espiritistas yrevolucionarios, que ocupaban el

espacio dejado por el catolicismo.

Obra anticatólica de Pey Ordeix,publicada en 1932. Este personajerepresenta la evolución del almacatalana. Fue un sacerdote carlista,luego se hizo integrista, luegocatalanista, se secularizó y se hizo ateo,revolucionario y profundamenteanticlerical.

Cartel de la opereta El novio de lamuerte. Se puede apreciar que la músicaestá compuesta por el catalán JuanCosta. De los primeros 400legionarios, 200 salieron voluntarios deBarcelona. Millán Astray los alabócomo el alma de la Legión.

Proclamación de la República catalana,por parte de Maciá. Se puede apreciarque en la plaza no hay casi nadie. Por latarde se volvió a realizar el acto con lasmasas ya enaltecidas.

Bandera del Tercio de Requetés de

Nuestra Señora de Montserrat, ofrecidaa la «Moreneta» tras la Guerra del 36.Esta bandera representa la tradicióncatalana que enlaza desde el III Conciliode Toledo hasta los últimos restos de laCataluña hispana que aún perduran.

98. LA SUPERVIVENCIAGRAMATICAL: EL

ENEMIGO EN CASA

Las lenguas pueden morir pordesafección de la propia comunidadhablante, al no considerarla una lengua

de prestigio; por políticas deasimilación forzosa (cosa que ocurrió enFrancia y este caso nunca serácomparable con el de España; bastecomparar la supervivencia del vasco yel catalán en la Península con sulanguidez en Francia); o bien, por ladegeneración interior y/o la falsificaciónde sus propios «defensores». Este es elcaso del vasco (con el absurdo batua,que ha permitido la supervivencia deuna lengua artificial y que estáaniquilando los genuinos euskeras) y delcatalán. En el caso del catalán ha sidomás sutil, pero, por ende, más efectivoeste asesinato cultural. El catalán, el

verdadero catalán, o mejor dicho losdiferentes catalanes, están agonizando.La culpa de ello la tienen doscatalanistas de pro: Prat de la Riba(patriarca del catalanismo) y PompeyoFabra (químico metido a filólogo). Entrelos misterios a resolver —aunque elenigma no es tan difícil— es por quéPrat de la Riba, conservador formal(aunque liberal en sus genes por partepaterna) se confabuló con PompeyoFabra, masón y revolucionario, contra elpobre Mn. Alcover, tradicional yverdadero amante del catalán; todo ellopara imponer un modelo «nuevo ymoderno» de catalán. Hay varias

explicaciones posibles. Entre ellas, unaes que tanto Prat de la Riba como Fabra,durante la I Guerra Mundial, eranaliadófilos; mientras que Alcover, comobuena parte de los tradicionalistas, eragermanófilo (ahora nos parece unanimiedad, pero estos posicionamientosdividieron traumáticamente a lasociedad catalana). Cualquier libro deHistoria de educación secundaria enCataluña ensalza a Pompeyo Fabracomo padre del catalán moderno. Perola «paternidad» es demasiada forzada,como intentaremos demostrar en éste yen el siguiente epígrafe.

Frente a la acusación de que el

catalán se había «caotizadogramaticalmente» por culpa de lasinjerencias castellanas, la respuesta esbastante sencilla: se puede afirmar, quemientras el castellano, el francés o elitaliano iban evolucionando yprogresando, el catalán del siglo XVI semantuvo bastante estable y unificado. Enel siglo XVII varias obras como eld i c c i o na r i o Fons verborum etphrasium, del jesuita Antonio Font (dela Seo de Urgel); o el Diccionarius SeuTheraurus catalano-latinus verborumphrasium, del académico de laUniversidad de Barcelona, Pere Torras;o la Gramática catalana del latinista,

Cendrós, impidieron la desintegraciónlingüística. Y todo ello gracias a queestas obras pretendían mantener el latín,lengua mucho más estanca y quepermitió que el catalán quedara fijado.Muy tardíamente, en el siglo XVIII, seempezaron a realizar las primeraspropuestas renovadoras del catalán, quecuriosamente lo fueron distanciando delvalenciano que se mantuvo mucho mástradicional y fiel a sus orígenes. Elcausante de estas reformas fue eldominico Pedro Martín Anglés con suProntuario Ortológico gráfico catalán-castellano. Poco a poco fueron saliendopropuestas de gramáticas catalanas,

como la del sacerdote Antonio Alegret ys u Disertación sobre la ortografíacatalana (1792); o, a principios delXIX, José Belvitges publicaba elDiccionario-catalán-Castellano-Latín;o el jesuita José Pablo Ballot, en 1814,escribía la Gramática y Apología de laLengua catalana. Lo malo de esteintento por fijar una lengua, se producía300 años más tarde de que el castellanolo hubiera logrado. Buena parte de estosesfuerzos, además, no eran para que seaprendiera catalán, sino para que loscatalanohablantes aprendieran mejor ellatín.

A lo largo del siglo XIX se

sucedieron varias propuestas degramáticas: La Gramática catalana deJuan Petit Aguilar; el Diccionario de lalengua catalana (1840) de PedroLabernia; La Gramática catalana-castellana (1851) de Magín Pers o laGramática catalana de Pablo Estorch(1851). Pero, en pala-bras delhistoriador catalán Marcelo Capdeferro:«ninguna de estas rudimentariasgramáticas tuvo suficiente prestigio paraser aprobada (como la válida)». Sinembargo, milagrosamente, los estudiosgramaticales fueron resurgiendo confuerza, seriedad y prestigio. Lo único«malo» para la historiografía

nacionalista es que la mayoría de estosexpertos eran sacerdotes y por eso no semencionan nunca. Entre los magníficoslingüistas, mucho mejores que PompeyoFabra, tenemos al jesuita Jaime Nonellque publicó obras maestras comoAnálisis morfológico de la llenguacatalana antiga comparada amb lamoderna (1895), Análisis fomologichde la llengua catalana antiga ymoderna (1896) y Gramática de lallengua catalana (1898). Poco después,en 1901, aparecía la Gramáticaetimológica catalana del sacerdoteMariano Grandia. Ambos autores,aunque con sus discrepancias, abogaban

por respetar la lengua del Siglo de Orocatalán (siglos XIV y XV). El «pecado»de estos eminentísimos filólogos,repetimos, era el ser sacerdotes. Por elcontrario, Pedro Mata (1836), FedericoSoler «Pitarra», y otros, en un acto derebeldía y anarquismo, quisieron que elcatalán lo escribiera cada uno como leviniera en gana: nada de gramáticas,nada de ortografías, nada de reglas. Porotro lado, aparecerá en 1881 la revistaL’Avens, fundada por Jaume MassóTorrents, que se empeñará en crear eimponer una gramática que rompiera conla tradición medieval del catalán. En1891 aparecía Ensayo de Gramática del

Catalán Moderno. En el entorno de estarevista, minoritaria y sectaria, seencuadraría la gramática de PompeyoFabra que sería la que «pariría» elcatalán que actualmente se enseña en lasescuelas.

99. Y ELNACIONALISMO

ASESINÓ A LAVERDADERA LENGUA

CATALANA

Y aquí viene el nudo gordiano delproblema de la lengua catalana. Pormucho que hubiera disposiciones (másque contra el catalán) de unificación delcastellano; por mucho que hubierarecelos y decretos más o menoseficaces, contra el catalán; nuestraquerida lengua tuvo su peor enemigo enel interior: y este se llamaba PompeyoFabra. Sabemos que los nacionalistasbramarán contra esta tesis, pero es laúnica posición legítima que creemos sepuede defender, le duela a quien leduela. Recurriremos a una de lasautoridades filológicas más irrebatibles,Antonio Griera, al que el catalanismo

nunca ha querido reconocer por variasrazones, de las que destacamos tres: a)por ser sacerdote, b) por ser franquista yc) por ser mucho mejor experto quePompeyo Fabra en cuestioneslingüísticas. Recomendamos comoimprescindible, para los interesados eneste tema, sus Memòries, publicadas encatalán durante el franquismo. En varioscapítulos deja clara la guerra civillingüística que se provocó en el seno dela sección filológica del Instituto deEstudios Catalanes (IEC): «Había unapolémica permanente entre la Escuela deL’Avenç, de ideología disolvente yseparadora, y la tradicional,

representada primero por Milà, despuéspor el Dr. Torras y Bages, el canónigoCollell, Balari y Jovany y, en estemomento, por Mn. Alcover». Sóloqueremos añadir, para que el público sehaga una idea de lo que se estabajugando en esa dialéctica lingüística,que en la redacción de L’Avençfuncionaba una logia masónica.

En 1914 aparecieron, contra todopronóstico, las Normas Ortográficas dePompeyo Fabra y su Diccionarioortográfico. Pompeyo Fabra habíaprosperado gracias a Eugeni d’Ors (que,con los años, acabaría vistiendo lacamisa azul del «Movimiento») y antes

de que éste fuera purgado del IEC. LasNormas de Fabra correspondíanexclusivamente a las propuestas por larevista L’Avenç, que para cumplir consus propias normas empezó a llamarseL’Aveç. Este era un sector minoritariocon el que prácticamente todos losinteresados por el catalán estabanenfrentados. Coincidiendo con lapublicación de las normas, Prat de laRiba tomaba posesión de laMancomunidad (el precedente de laactual Generalitat) e impuso las normasde Fabra. Obligó también a que La Veude Catalunya, órgano que dirigía sesumara a la iniciativa. El verdadero

artífice de la sección filológica del IEC,Mn. Alcover, fue obligado a dimitir; y elquímico dedicado a filólogo impuso sedictadura lingüística. La resistencia vinodel diario carlista El Correo Catalán(que, de vez en cuando, publicabaartículos en catalán) y del Diario deBarcelona, así como de otros insignesdefensores del catalán y de laRenaixença. La balanza,paradójicamente, la inclinaría Torras yBages que, contra todo pronóstico, y porseguir la línea oficial de laMancomunidad se sumó finalmente a lasnormas que antes había rechazado.

Por el contrario, Antonio Griera,

catalán de pura cepa, advertía del error:«las maldades se pagan. Dar un matizseparador a la ortografía y al catalánliterario, encarados a Francia y deespalda a la ortografía tradicional deCataluña, ha dado como resultado que,después del desastre de 1936, sólo unreducido grupo de personas sabenescribir catalán». El capítulo XXIII des u s Memòries tiene un títulosignificativo: La otra dictadura. Grierase refiere a la dictadura ortográfica queimpuso Fabra en el IEC. El filólogomasón reclutó una pléyade de seguidoresentusiastas que le servían de censores.Todos los documentos que publicaba la

Mancomunidad pasaban por sus manos,y se sometían a revisiones de estilo yortográficas para ceñirlos a las nuevasnormas. Se produjeron «genocidiosculturales» flagrantes, como la«desaparición» de un escrito delsacerdote Gudiol, titulado Arqueologíalitúrgica de la provincia tarraconense .La dictadura lingüística llevó a que losescritores se autocensuraran y seajustaran a aquello que se esperaba deellos. Según la autorizada voz deGriera: «El estilo que metía en un moldela obra literaria de los escritorescatalanes, no se encuadraba en ningunode los grandes estilos […] Era un estilo

gris y amorfo, sin color, que igualaba yanivelaba el estilo de todos losescritores. El estilo es el reflejo de lapersonalidad del escritor. Castigarle enel estilo es matarle la personalidad. Laliteratura catalana cayó en un marasmoatontador; los escritores perdían supersonalidad. Desde 1930 a 1937, eldescenso de la poesía y la prosacatalana es absoluto […] (después) elcomunismo había acabado con laliteratura catalana. Un renacimiento hasido posible en la postguerra de 1936,porque no se ha permitido la dictaduraortográfica y estilística (de Fabra)».Sobran comentarios.

Digresión: Este juicio deGriera es exacto y aplicable hoyen día. El que suscribe tienedecenas y decenas deautobiografías de catalanistasdel siglo XX escritas antes de laimposición de las normas deFabra en los años 80 del sigloXX. La lectura de estas obras esplacentera por la riqueza devocabulario, giros,construcciones sorprendentes.Muchas de estas obras fueronpublicadas durante el franquismoy no estaban sometidas a ladictadura fabriana. Por el

contrario, cualquier textoliterario o periodístico en elcatalán actual es aburrido,previsible, uniforme, pobre.Creemos imposible que vuelva asurgir siquiera una figura comoJosep Pla o un literato capaz desuperar la dictadura de la«normalización» del catalán.

100. «CULTAS»BURRADAS DEL

CATALÁN DE POMPEYO

FABRA

Con Fabra había nacido un nuevocatalán, que provocó, en boca de Griera,«un catalán literario gris […] (pero,paradójicamente) fue considerada comouna obra filológica excelente». En elInstituto de Estudios Catalanes se fueronexpulsando a los filólogos que eransacerdotes o católicos, y en su lugaracudían unos vagos redomados que eran,sigue Griera, «los amigos de losdirigentes de la oficina, que, además dela nómina, cobraban un subsidio portrabajos extraordinarios que no hacían»(nada nuevo bajo el sol). O, denuncia

nuestro filólogo, Pedro Corominasprácticamente copió su tesis de losestudios de Mosén Condó. Finalmente,el único resistente en aquella cueva delobos fue Griera, que hubo de publicars u Tresor de la Llengua, de lesTradicions i de la cultura popular deCataluny a, a espaldas del IEC, ya queconstantemente era boicoteada por los«amantes» del catalán. Tambiénconspiraron para arrebatarle el BoletínDactilológico de Cataluña, queprácticamente escribía él solo. LosFabra y compañía lo clausuraron yconsiguieron que Mosén Griera, a supesar, abandonara el IEC. La sustitución

de los mejores filólogos por losamiguetes de Fabra, iba a traerconsecuencias fatales para el catalán.Comprobemos algunas «burradas» del«maestro» Fabra.

La cedilla «ç» fue una de las fuentesde discusión. ¡Qué bonito ydiferenciador suena a algunos la palabraBarça! La cedilla parece un hechodiferenciador lingüístico entre el catalány el castellano. Sin embargo, a mediadosd e l XIX Pedro Labernia, en suDiccionario de la lengua catalana yaadvertía: «Esta letra de verdaderafisonomía catalana… se desterró del usoa semejanza de la lengua castellana».

Ciertamente, en el siglo XIII la cedilla«ç» estaba generalizada en todas laslenguas romances, aunque propiamentesu extensión y mantenimiento sedebieron al castellano (especialmente aNebrija y, anteriormente, a Alfonso X elSabio). El sonido de la cedilla fuedegenerando hasta parecerse al de la«z». Por eso, hasta el siglo XVIII aún seescribía Çaragoça. En 1726 la RealAcademia de la Lengua la suprimió porinnecesaria. Aun así, la «cedilla» es unode los castellanismos más antiguos queposeemos. Sólo en textos del siglo XIVen catalán (en los de Eiximenis) aparecela cedilla y tomada del castellano,

perdiéndose siglos después. El tonto dePompeyo Fabra pensaba que esta letraera una peculiaridad propia del catalán,que le distinguía del castellano, y la«recuperó» en sus NormasOrtográficas, con una extrema y absurdaeuforia.

Si comparamos el DiccionariGeneral de la llengua Catalana (1932),de Fabra, con otros diccionariosanteriores, veremos cómo pervirtiósutilmente el catalán «de siempre».Desde que apareció el deporte moderno,los catalanes, siempre «capdavanters»(adelantados), se iniciaron pronto eneste fenómeno de masas. Todos los

catalanes utilizaban la palabra «deport»,para referirse a «deporte». En eldecimonónico diccionario de Labernia,«deport» significa diversión,recreación, pasatiempo . Sin embargo,Fabra, aceptando esta denominación, ensu diccionario también introdujo lapalabra «sport», dándole un matizdiferente. La cuestión era que la palabra«deport» le sonaba demasiadocastellana. Hoy, en Cataluña, salvoalgunos ancianos del lugar ya nadie usala palabra «deport», y se hageneralizado la esperpéntica «sport».

Veamos otro ejemplo. La palabradelfín, tiene un origen griego (delphin),

que fue tomada íntegramente por loslatinos. En el Diccionario catalán deLabernia la palabra que encontramos es«delfí». O sea que todos los catalanessiempre conocieron al simpático cetáceopor ese nombre. Pero llegó Fabra yconsideró que había demasiadasemejanza con el castellano. Había quecatalanizar a los delfínidos y se sacó dela manga la palabra «dofí». En realidadla tomó del francés, que ya habíadegenerado en «Dauphin» (pronunciadodofin). Hoy la mayoría de catalanespiensan que dofí es una palabra casimilenaria, cuando fue una «pifiada»mayúscula de Fabra.

Más gravosa es la invención de latan «catalana» palabra «muntanya»(montaña). De origen latino, mons-is,proceden las palabras monte, montañés,… en castellano. Igualmente, en catalán,hasta inicios del siglo XX se usaron laspalabras «mont», «montanya»,«montañés», «montanyola». El prefijo«munt» es muy tardío en catalán,aparece en el siglo XIX y provieneposiblemente de «montón». ElDiccionario Fabra, sólo respeta el«mont» para la toponimia comoMontserrat, Montseny, etcétera. Sinembargo, sin ningún rubor, cambió eltradicional «montanya», por el de

«muntanya», pues así también sediferenciaba del castellano. Soncentenares las palabras que Fabra llegaa adulterar en su diccionario con tal dedistanciar el catalán del castellano yello sin ningún escrúpulo etimológico ycientífico. Se cumple exactamente lo quedecía Griera en sus citadas Memòries:«Un diccionario [el de Fabra] que tuerceel significado de las palabras». Una delas peculiaridades del catalán es el usodel artículo «lo» (lo home = el hombre;lo carro = el carro), que ha quedadoreducido a zonas rurales: utilizarlo enpúblico en una ciudad queda como«paleto». El «lo» se utilizó como

artículo determinado masculino y comoneutro en toda Cataluña durante siglos.Con el tiempo se introdujo el artículo«el» como determinado, pero semantuvo el «lo» neutro. Fabra, sindudarlo, y contra la tradición de siglos,se cargó el «lo», porque se asemejaba alneutro castellano. Para corroborar loque decimos, baste leer la Gramática deJeroni Marvá, en la que afirma: «Es unacostumbre reprobable la de utilizar elneutro, imitando con esto la distinciónque hace la lengua castellana, y que lanuestra no ha hecho nunca de una maneraespontánea». Total, la cuestión eraevitar nuevamente semejanzas

multiseculares con el castellano.Donde Fabra ya nada pudo hacer fue

respecto a la fonética. Por mucho que sequiera «normalizar» y «unificar» lafonética es harto imposible. Cada unopronuncia como le sale. Si escatalanohablante lo hará en función desu comarca y si uno tiene como lenguamaterna el castellano, no se preocupe, sele notará toda la vida. Hasta uncatalanista como Joan Fuster (paracolmo valenciano), publicó en octubrede 1971 un artículo en La Vanguardia(esta vez aún subtitulada española) entono de queja. La protesta venía por lascampañas catalanistas procedentes de

Barcelona que pretendían imponer lalengua fabriana. Fuster alertaba: «No seme ocurriría nunca imponer mipronunciación a quien tenga otra porfamiliar. Pero considero grotesco que seproclame una (la mía u otra), comonorma». En la transmisión del catalán,sigue teniendo peso la familia y loslocalismos comarcales. Pero, cada vezmás, el uso del catalán se debe a lainmersión lingüística de cientos de milesde castellanohablantes o inmigrantesextracomunitarios. Esta inmersiónmasificadora, uniformizadora yvulgarizadora de la lengua de Fabraimpide que el catalán pueda tener una

literatura propia de categoría. Losmedios de comunicación, dominados porla «secta» (así se denomina a losservicios lingüísticos que controlan elmanejo del lenguaje en los mediospúblicos) se mantienen en la purezafabriana. Cualquier catalán de tan solohace 100 años se sorprendería de cómose habla el catalán dominante hoy en día,por su simpleza y pobreza. En palabrasde Marcelo Capdeferro, la fonética dehoy en día: «es irreal, absurda, inculta ybarriochinesca».

101. LA LENGUA: UNARMA POLÍTICA Y UNAUTOVENENO EFICAZ

Entre las múltiples autobiografías omemorias de los exiliados de la Guerrade España se encuentran verdaderasjoyas de la reflexión política y social dela época de la República. Vamos aseñalar una que ya hemos citado alcomienzo de este libro. Se trata de lasMemòries Polítiques de Joan Puig yFerrater. Fue escritor, novelista ydramaturgo. En 1928 llegó a dirigir laeditorial Proa y militó en la ERC. Fue

uno de los «responsables» de laincautación del Monasterio deMontserrat, impidiendo así que losanarquistas lo convirtieran en pasto paralas llamas. Sus memorias son fruto deuna «conversión» por desencanto detodo lo vivido durante aquellos aciagostiempos. El exilio, el reposo de losánimos y del espíritu, le hicieron vertodo desde una perspectiva muydiferente. Por eso hoy sus memorias noson tomadas como fuentes en lahistoriografía del catalanismo.Recogeremos unas cuantas afirmacionesde sus textos que son suficientementellamativas.

En primer lugar constata que elaparente amor a la lengua catalanaescondía un odio hacia la castellana:«los que fueron maestros y guías de migeneración sentían el desdén de todo locastellano y, por extensión, el desdén detodo lo que significaba: lengua,pensamiento, tradición, cultura, política,Estado». Sigue relatando que elcatalanismo radical repudiaba todo loespañol. Jaume Brossa, dramaturgo,literario y anarquista puso en boga lafrase de que había dos puertas contra lacivilización: «la Sublime Puerta [enaquella época se conocía así al ImperioOtomano] y la Puerta del Sol [en

Madrid]». Pompeyo Gener describía alos castellanos como una raza famélica ydegenerada. El Quijote era tomado comouna figura de chirigota, ridícula y querepresentaba las alucinaciones delEstado español. Este ambiente llevó aque, reconoce Puig, «aprendíamos adespreciar lo que ignorábamos».

El satírico catalanista Cu-cut, muypróximo a la conservadora Lliga, seinfiltraba en las casas «benestants»(pudientes) y les inoculaba el venenorevolucionario y anticastellano. Estesatírico, según nuestro autor: «hizo másdaño que el pedrisco en las familiascatalanas en las que se infiltró un

catalanismo vulgar, exclusivo, pedante ycorto de inteligencia». Él mismo sufrióesa presión ambiental tan típica de todonacionalismo: «para un joven de migeneración, escribir en castellano habríasido una vergüenza, una traición, unsíntoma de poca calidad, un signo dearribismo que habría traído elmenosprecio de los escritores catalanesde su tiempo». Esta cortez de miras,acabaría convirtiendo lo catalán en unmundo cerrado y estéril.

102. SORPRESA: EL

CATALÁN «CONTAMINA»AL CASTELLANO

No podemos resistirnos a traer acolación una tesis doctoral de MartaPrats Sabater, titulada Préstamos delCatalán en el léxico español, defendidaen 2003. En concepto de préstamo, porsimplificar, atiende a intercambiosproducidos entre diferentes lenguas.Muchas veces los préstamos puedenrecorrer varias lenguas: donde unastoman un léxico de otra lengua y lo vantransmitiendo, sucesivamente, a otras.Esta circulación de préstamos es másque habitual entre las lenguas, tengan o

no proximidad directa. Así, con muchaspalabras que nos parecen que sonderivaciones diferentes de un mismotérmino latino: por ejemplo «metallum»,daría lugar a «metall» en catalán y«metal» en castellano. Pero en este casono es así. Primero apareció la palabra«metall» y posteriormente el castellanotomó el «préstamo» del catalán,transformándola en «metal». Lospréstamos pueden ser directos oindirectos: esto es, el catalán puedecoger un préstamo de otra lengua, comoel francés, y luego pasársela alcastellano. Y viceversa. Mientras queFabra intentaba eliminar los préstamos

del castellano, ningún filólogo hispanose escandalizaba por los préstamos queadquiría el castellano.

Hay muchos vocablos castellanosque tienen su origen en el catalán desdecoliflor, costa, linaje, cacerola ochuleta (del catalán xulla —costilla—).Atendiendo a dos fuentes principales, elDiccionario crítico etimológicocastellano hispánico (de JoanCorominas) y al Diccionario de lalengua española de la Real AcademiaEspañola, se pueden sacar las siguientesconclusiones: el número de vocablosrecogidos por el castellano, provinientesdel catalán, sería de más de un millar (la

autora propone 1.054). Si situamos elmomento histórico en que se producemás influencia, debemos referirnos a laEdad Media, entre los siglos XII y XIV,coincidiendo con la formación yesplendor de la Corona de Aragón. Elloexplica por qué muchos de estospréstamos tienen relación con el camposemántico de la marina, las técnicas denavegación, o los fenómenosatmosféricos (capitán, dietario, calma,farol, palenque, galera o boira —nieblaen catalán, pero aceptado por la RealAcademia como léxico castellano). Trasla Edad Media, aunque menos, lospréstamos se siguen produciendo, pero a

nivel textil, o relacionado con el mundoartesano (escayola, bronce, moscatel,carruaje,…).

Esta apasionante tesis, que en nadaofende al castellano, sino que nosdemuestra la versatilidad de las lenguas,se estropea en ciertos momentos con elmarco teórico. Como la autora esfilóloga, y no historiadora, algunosjuicios los sostiene en base a lasafirmaciones del historiador catalanistaFerran Soldevila; y entonces el desastreen el juicio es evidente. Ciertamente,como se propone en este trabajo, en laEdad Media muchos préstamos delcatalán al castellano se hicieron a través

del aragonés. La tesis de Soldevila,expresada en su Historia de España, —y aquí viene el despropósito— es quelos condes catalanes, estaban en planode igualdad con los Reyes de Aragón y«las relaciones entre ambos pueblos y laactitud no autoritaria de los nuevosregentes sobre Aragón, (estaba) alejadade cualquier tipo de imposición, nisiquiera lingüística» (por eso —imagina— el catalán no se impuso sobre elaragonés y sí el castellano). Es tremendaesta auto-bonhomía catalanista: todo loque hacemos los catalanes es bueno ydemocrático, todo lo que hace Castilla oEspaña es malo y tiránico. Con una elite

intelectual así, los catalanes estamossencillamente perdidos. Mássorprendente es, si cabe, el análisis deuso de la bandera catalana.

103. Y APARECIÓ (DEGOLPE) LA «SENYERA»,

CONTRA EL MORO YPOR ESPAÑA

En el capítulo 4, ya hemos señaladocómo la bandera catalana había caído

prácticamente en el olvido, en los siglosXVIII y XIX. Paradójicamente, fueron lastropas napoleónicas las que la utilizaroncomo instrumento propagandístico paraganarse la voluntad de los catalanescontra el resto de España. Pero todo fueinútil. Ni siquiera en los numerosospronunciamientos populares en laprimera mitad del siglo XIX la banderacatalana tuvo el más mínimoprotagonismo. Pero llegó elRomanticismo y «despertó» la bandera,o «los cuatro palos de gules». En 1839,Pau Piferrer, paradójicamente en la obraRecuerdos y bellezas de España:Cataluña, atribuía la independencia de

Cataluña a Guifredo el Velloso yrecordaba la leyenda del origen de labandera catalana. En los pequeñoscírculos literarios, la exaltación de estesímbolo «patrio» se fue extendiendo,pero aún faltaría mucho para que fuerautilizada de forma partidista pararepresentar una ideología: elnacionalismo (bajo excusa derepresentar a toda Cataluña). JoaquínRubió y Ors se sumó a la exaltaciónpoética del hecho de Guifredo. Pero, eneste caso, la enseña catalana, aún no eraun símbolo que enfrentar a la banderaespañola, sino que esos pendones, segúnla licencia literaria: «fueron de los reyes

sarracenos terror».El Romanticismo estaba

descubriendo un filón en el «Senyald’Aragó» que acabaría convirtiéndoseen la «bandera catalana». VíctorBalaguer, en su Bellezas de la historiade Cataluña (1853), se encargó tambiénde fantasear sobre los orígenes míticosde la bandera y de ensalzar «estas cuatrobarras que han llevado a tantos héroestantas veces al combate». Sin embargo,la primera aparición pública masiva dela bandera catalana fue acompañando ala española. Corría el año 1860, y setrataba del homenaje a los voluntarioscatalanes que volvían de África. Los

estudiantes de Barcelona ondeabansendas banderas y los monumentos en suhonor fueron decorados igualmente conbanderas catalanas y españolas. En laopereta propagandística de José AntonioFerrer, A l’Àfrica minyons! (¡Al Áfricamuchachos!), la exaltación de las cuatrobarras iba en perjuicio del Islam:«Borremos la media luna / del cielo deaquella tierra / campeemos solasgloriosas / las barras y leones». El poetagerundense, José María Maseras, en suFollías (1868), utilizaba la figura de labandera catalana para demostrar laespañolidad de Cataluña. En su obra sepuede leer (en catalán): «Los hijos de

Cataluña que sacrificaronvoluntariamente sus vidas, antes quecualquier otra provincia [en referencia ala Guerra de Cuba de 1868]… Lasbarras de Cataluña son siempre el sosténde España». Por otro lado Ubach yVinyeta, desde el periódico Lo GaySaber (en artículo de 1 de marzo de1869), denunciaba que siempre seconfundían los símbolos españoles conlos de Castilla, y que esto no podía ser:«olvidándose de que Cataluña es tanespañola como cualquiera de las otrasprovincias, cuyo núcleo forma lanación». Mientras que no apareció, afinales del XIX, el nacionalismo político

(de manos de jóvenes conservadores ycatólicos), este era el ambiente que serespiraba en Cataluña respecto a lasbanderas.

104. Y ELREPUBLICANISMO SE

OLVIDÓ DE LABANDERA CATALANA

El sexenio revolucionario se olvidócompletamente de la bandera de lascuatro barras; o, mejor dicho, no iba con

los republicanos. En 1868, tras larevolución septembrina que propició lacaída de Isabel II, se produjo una granmanifestación en Barcelona. La revistafrancesa Le Monde Illustré, inmortalizóel momento con un dibujo, pero allí noaparece una sola bandera cuatribarrada.Sin embargo, sí aparecieron por primeravez banderas republicanas. Éstaspresentarían tres franjas horizontales deigual medida: la superior, azul; lacentral, roja y, la inferior, amarilla,simbolizando el lema masónico defraternidad, sabiduría e igualdad.Curiosamente, esta bandera era calcadade la bandera andorrana de 1866

(anteriormente la bandera andorrana fuebicolor: dos franjas una roja y otragualda). Por cierto, para las Olimpiadasdel 92, el logo se constituyó con estostres colores: rojo, amarillo y azul(¿coincidencia?). La cinta de la medallade los Diputados republicanos deBarcelona, que se puede ver en uncuadro de Francesc Soler y Rovirosa,también muestra estos tres colores.

En la manifestación masiva de 1873en Barcelona, con motivo de ladeclaración de la I República, noapareció tampoco ni una cuatribarrada.Baldomero Lostau, masón, proclamó,más que efímeramente, el Estado

catalán. Ni siquiera los suyos le hicieroncaso. Las banderas que ondearon fueronla antes mencionadas. Algunasvariaciones de esta bandera incluíanestrellas de Hiram (en alegoría alconstructor del Templo de Salomón),que establecen un vínculo directo con lamasonería. En algunas de estasbanderas, monocolores, aparecían 17estrellas en referencia a los 17 Estadosque debían componer la RepúblicaFederal.

El desgaste del color azul, hizo creera muchos que era morado como labandera republicana de la SegundaRepública. Pero el caso es que la I

República, en espera de una idea mejor,tomó como bandera la roja y gualda ycomo escudo simplemente el León y elCastillo. Nada de cuatro barras que trassiglos y siglos, desaparecían porprimera vez del escudo de España.Rebuscando en el siglo XIX aúnpodemos encontrar un republicanoFederal Abdó Terrades (1812-1856),que ha sido definido como el pionerodel republicanismo Federal. ContraEspartero, siendo alcalde de Figueras,quiso proclamar la República. Compusoun himno republicano en catalán, Lacampana, y diseñó una bandera con tresfranjas de color azul, negra y roja. Como

se puede comprobar otra vez, nada decuatribarradas. La disparidad depropuestas de banderas republicanasacabó cuando se aceptó la bicolor.

Según el vexilólogo José ManuelErbez, la republicana se debió dediseñar durante el SexenioRevolucionario y acabó siendo acogidacon entusiasmo por los republicanoscatalanes. No se ha conservado ningunabandera de aquella época, pero sícaricaturas en el semanario barcelonésLa Flaca, editado entre 1869 y 1876.Ello significa que la bicolor(correspondiente al federalismounitarista) se acabó imponiendo sobre la

federal. El Estandarte Federal de 1873(del que ya hablamos en nuestro anteriorlibro), rescatado por Granier Barrera,no contiene ninguna bandera catalana yni una sola palabra en catalán. Por elcontrario, en el bando opuesto, en el delos carlistas, Miquel Sabater en 1871,proponía al mando militar que lospendones reales debían contener la Cruzde san Andrés por un lado, y por otro,las barras catalanas. En el último terciodel siglo XIX será cuando en la banderacatalana empezará despuntar de nuevo eluso de las cuatro barras. En un principiocomo hermana de la española y símbolode la Cataluña tradicional y católica;

pero, posteriormente, como seña deidentidad del catalanismo.

105. ¿QUÉ HACEMOSCON ESTA BANDERA?LA FRUSTRACIÓN DE

UNA HERMANDAD

Insistimos en que la emergencia de labandera catalana, como símbolo, fuelenta y extraña. Por ejemplo, en losJuegos Florales de Barcelona de 1875,la Lonja donde se celebraron fue

adornada con telas de muchos colores;pero no aparecía ninguna catalana. Deaquella época todavía encontramosanécdotas curiosas, como la que cuentaPere Anguera en su Les Quatre barres .La Asociación Catalanista deExcursiones Científicas (un núcleo delcatalanismo incipiente), celebró enVallfogona un homenaje a la figura delfamoso «Rector de Vallfogona». En elacto participaron una treintena de chicosque portaban banderas españolas. Sinembargo, este «despiste» catalanista fuerápidamente subsanado. La JuventutCatòlica (católicos catalanistas) empezóa contraprogramar los Juegos Florales y

a ostentar banderas catalanas. En 1882escritores catalanes, valencianos ymallorquines se reunían en Poblet yhomenajeaban a la bandera que les«unía» [la catalana]. En cambio, enIgualada, con motivo de la inauguracióndel Ferrocarril Central de Cataluña,ondeaba en el Ateneo la banderaespañola. En 1881, los republicanosbarceloneses, reunidos en el teatroTívoli para conmemorar laproclamación de la II República,colocaron una bandera roja con elescudo de san Jorge enmedio; ausenciatotal de las cuatro barras. La invasión delas Islas Carolinas por parte de

Alemania provocó una manifestación enBarcelona, en la que dominaron lasbanderas españolas, como yaexpusimos. En el Palacio de laDiputación «se colocó la banderacatalana y se dieron vivas a Cataluña,España y a la integridad nacional».

En la publicación L’Arch de SantMartí, en 1886, se escribía (en catalán)una queja ante la humillación colonial,viendo que la enseña nacional [laespañola] en: «los colores rojos yamarillo de nuestra bandera, arrastradospor el polvo a los pies del extranjero», yel articulista exigía: «honor español…haz con nuestras cuatro barras tu asiento,

sostén con nuestras cuatro barras tudosel y tu tálamo. Con dos (barras enreferencia a las rojas de la banderaespañola) no encontrarás firmeza parasostener ni guardar tu grandeza». En1887, La Veu del Camp daba noticia deun acto de la Asociación Excursionistade Reus. Su presidente, Bernat Torroja,amigo del General Prim, recordaba que:«El pendón nacional (español) lleva losmismos colores que el glorioso pendónque con las rojas barras de Cataluña,tantas glorias logró […] es la mismabandera que Fernando el Católico llevócuando la unión de los dos reinos».

En 1893, aún en la octava de

Corpus, la ciudad de Reus se vestía conbanderas españolas; o ese mismo año,cuando en un gran acto catalanista sedesplazaron los despojos de RamonBerenguer II de Barcelona a Ripoll, lalocomotora iba adornada con banderascatalanas y españolas. Todavía en 1897,en la fiesta del Corpus, la campana«Tomasa» de la Catedral de Barcelonaestaba adornada con banderasespañolas. O, en 1899, hoy suenasorprendente, el 12 de octubre, el Dr.Torras y Bages tomaba posesión delObispado de Vic; las autoridades civilesle honraron con un Arco de triunfo en elque ondeaban una bandera catalana y

otra española. En 1902, Josep Roca,presidente de la Unión Catalanista, conmotivo de un lío en los Juegos Florales,sobre si se ponía o no la banderaespañola, finalmente mandó retirarla.Pero hubo de justificarse en un artículopublicado en La Sembra, el 11 de mayo,diciendo: «La protesta no iba contra labandera sino contra su imposición. Alfin y al cabo la bandera española es hijade la nuestra».

En 1903, en la festividad de sanRoque, en Arenys de Mar, la poblaciónapareció dividida. En una parte delpueblo todo eran banderas españolas yen otro catalanas; especialmente eran

destacables las que colgaban delCírculo católico. Mientras que el día desant Jordi de 1904, la Juventud Católicade Balsareny ostentaba una banderacatalana, en Manresa el Ayuntamientocolgó la bandera española con motivodel 2 de mayo y la victoria sobre elfrancés; igualmente se volvió a colgar el12 de junio para celebrar la batalla delBruc. El 30 de septiembre de 1905, enel semanario L’Apat, próximo a la Lliga,aparecía un artículo en forma depreguntas y respuestas, a modo decatequesis. El escrito, titulado Plat deldia, era una invitación a por qué sedebía respetar la bandera catalana de

todo tipo de ofensas. Sorprende que anteuna de las preguntas: «¿Por qué seguirlay defenderla [a la bandera catalana]?»,el articulista responde: «Para salvar aEspaña por la acción de Cataluña». Elcatecismo sigue: «.—¿Qué me decís dela bandera española?» y se contesta:«.Que es hija de la nuestra, que noscomplace ver su semejanza, quedebemos amarla, que debemos guardarlade todo agravio e impedir todo peligrode prostitución».

Por otro lado, en 1906, variospoderes fácticos del Ejército españolsolicitaron al Congreso de Diputadosuna ley por la que la bandera catalana

sólo pudiera exhibirse al lado de laespañola, y que debía ser más pequeña.En el debate parlamentario laintervención de Ramón Nocedal,excarlista y en ese momento integrista,fue la más apoteósica y nos ayuda aresituar el sentir tradicional. Al mismotiempo que exigía respeto para labandera española: «también quierorespeto para la bandera catalana,respeto para la bandera castellana,respeto para la bandera vascongada…para todas las banderas, que juntas yseparadas son las banderas de mi Patria.Cuando se despliegue ante mí, que soycastellano y madrileño, la bandera

catalana, la saludaré rendidamente,porque yo, castellano y madrileño, noquiero renunciar a que Cataluña siga tanespañola como Castilla, y su banderatanto suya como mía».

En 1907, en Manresa, para el 28 deabril durante las fiestas del barrio deMontserrat, el lugar se pobló debanderas catalanas; en cambio, pocosdías después para festejar el nacimientodel Príncipe, todos los edificiosoficiales se vistieron con banderasespañolas. En conclusión, durante esosaños cruciales de la emergencia delcatalanismo político, muchoscatalanistas aún no veían

incompatibilidad entre ambas banderas;otros preferían la catalana, pero norenegaban de la española; y otros seiban identificando plenamente con unabandera catalana, que desde hacíasiglos, se había dejado prácticamente deutilizar.

106. LA MÍSTICA DE LA«SENYERA»: «PINGAJO,

TRAPO SUCIO YPABELLÓN DEL

JESUITISMO», PARA LAS

IZQUIERDAS

Esta hermandad entre las dos banderas,española y catalana, fue disolviéndose,a golpe de estertóreas quejas de uncatalanismo que empezaba a politizarsey radicalizarse a finales del XIX. En1899, una revista de Manlleu se quejabade «un verdadero escarnio contra elescudo de Cataluña»; total, porque en laplaza de toros se habían colgado un parde banderas catalanas. La místicapolítica, los exabruptos y las salidas detono, suelen ir de la mano. En 1892, elpoeta catalanista Jaume Novellascomparaba las cuatro barras con el

árbol de Guernica (¿?) y anunciaba en unpoema que «Juramos por nuestrosabuelos / hacer la Patria Libre yGrande» (sólo le faltaba decir: y «una»).El afianzamiento de la bandera comosímbolo de lucha no estaba exento decontradicciones. En 1891 algunoscatalanistas ofrecieron una cena dehomenaje a Ángel Guimerà. Lasbanderas catalanas adornaban las mesas.Lo curioso es lo que se celebraba: eltriunfo de Guimerà en Madrid con sutraducción castellana de Mar i Cel (Mary cielo); con la que por cierto ganómucho más dinero que con la versióncatalana.

Los años avanzaban y la Iglesia enCataluña se iba contaminando delespíritu catalanista. En 1895 la seccióncatequística del Ateneo de San LuisGonzaga, en San Andrés del Palomar,celebraba sus fiestas engalanando elAteneo con banderas catalanas. Poco apoco la emoción fue dejando lugar aldelirio. Un fraile, Francí de Iluro,escribía en Lo Somatent (3 de octubrede 1899) un artículo titulado Nostrabandera, en el que entre otras burradasescribía: «¡La bandera catalana! Quésería de la bandera Castilla si nohubiera sido defendida por la banderacatalana […] allí donde ondeaba la

bandera catalana, había el progreso, lacivilización, la libertad; ante ella todoslos pueblos eran libres, pues todosconservaban su autonomía»; por elcontrario, en una especie de brotepsicótico, seguía argumentando que bajola bandera de Castilla sólo había habidoinjusticias y explotación. La UniónCatalanista, en un velado «nacional-catolicismo», en 1903, hacía entrega deuna hermosa bandera catalana a laAbadía de Poblet. José María Rocaproclamó un discurso, publicado enJuventut, el 4 de junio de 1903. Si nofuera por el contexto y porque estabaescrito en catalán, parecería un discurso

falangista: «Tenemos Patria, pero Patriaúnica, sola, indivisible, simbolizada enestos cuatro palos de sangre sobrecampo de oro».

Defendemos la tesis de que laextensión del uso de la bandera catalanarecorrió especialmente las corrientesclericales, acabando de identificarsetotalmente con ella. No es de extrañar,por tanto, que el joven Lerroux, elcomecuras y monjas, hiciera alarde deespañolidad y se burlara de la banderacatalana. Con motivo de una disputa debanderas en un Aplech (encuentro)catalanista en Igualada, en 1905,Lerroux bramó: «Hoy salen al sol las

banderas catalanas, gualdas, rojas,flamígeras al ondear del viento, comollamarada de un fuego provocador,amenazador. No son injuria y loparecen. No son una amenaza porquedetrás no hay nadie, ni corazones, nicorajes, ni hombres, ni nada; y si acasohay algo es la bandera blanca que pideclemencia, o la bandera sucia que pideintervención». Insistimos, la asociaciónde la bandera catalana con lo católico ylo retrógrado era más que evidente paralos republicanos laicistas. Por eso, LaTralla, del 29 de septiembre de 1905,recoge una definición de banderacatalana, que hoy dejaría atónito a

cualquier izquierdista. La denominaba:«pingajo, trapo sucio y pabellón deljesuitismo».

La «guerra de banderas» ya estabaen marcha. El conflicto se tornabairresoluble, pues era de pasiones, y node razones. El único que pudo, o intentó,poner un poco de sentido común fueJoan Maragall. En uno de sus artículos,Impresiones de llegada (26 deseptiembre de 1905), publicado en 1912por Gustavo Gili, relata su asombro:«Mi mayor aturdimiento ha sido causadopor el llamado conflicto de banderas. Enéste lo que más me ha admirado ha sidola ligereza con que los organismos

centrales del Estado español y susvoceros saben crear conflictos de lanada en cuanto toca al catalanismo»;pero los catalanistas también reciben sureprimenda: «vamos a ver, ¿qué es, sinopueril afán, ese exhibir a cada momentola bandera catalana a la vista del agentedel poder central?». Al llegar a Ripolllos restos del Obispo Morgadas, en1909, en la hermosa torre románicaondeaba una bandera catalana a mediaasta. En 1922, en el homenaje a ManuelCarrasco y Formiguera «por supatriótica actuación municipal», seestrenó el que muchos catalanistaspretendían que fuera el «himno nacional

de Cataluña»: La nostra bandera, conletra de José María de Segarra y músicade Enric Morera. El Himno acababa así:«Todos a la lucha catalanes / la libertades la Bandera». Durante el Directorio dePrimo de Rivera aparecióclandestinamente un Catecisme del jovepatriota que defendía «una Pàtria i unabandera». Insistimos en la asociaciónoriginaria del catalanismo conservadorcon la bandera catalana, relación nadaclara (salvo excepciones) en elrepublicanismo federal catalanista, pueslas cuatro barras parecían noemocionarle mucho. Por eso, años mástarde, Rafael Tasis, en su novela Tres

(publicada en catalán en 1962 durante elfranquismo, como buena parte de suobra literaria), pone en boca de unrepublicano catalanista, en plena GuerraCivil, el siguiente lamento: «¡UnaCataluña casi libre y en la cual labandera catalana no puede exhibirsesino acompañada de la roja y negra, y dela roja con la hoz y el martillo». Aúnpara este catalanista cristiano (algoprogresista), ver la bandera catalanaasociada a la comunista o a la anarquistale parecía una herejía. Sin embargo hoylas izquierdas se han «convertido» almontserratismo y a sus símbolos.

Capítulo VIIDE LA SUBLIMACIÓN A

LA ALUCINACIÓNCOLECTIVA

«Es más fácil creer que saber»

(JOSEP PLA)

¿Cómo pasar de un éxtasis espiritualcolectivo, en el que Cataluña parecíarenacer en su espiritualidad católica,originaria y descontaminada de«castellanismo», a una sociedad dondeel odio se cebó en la religión? Las

falsas espiritualidades son, en su inicio,muy difíciles de distinguir de laverdadera. Eso pasa en el origen de lasherejías: lo que parecía un matiz pocoimportante, se acaba convirtiendo enmotivo de persecuciones y genocidios.Así ocurrió con el catalanismo católico.Imperceptiblemente se fue desplazandoel orden de una sana espiritualidad y unamor a lo propio. Poco a poco el amor ala Patria se exaltó tanto que sustituyó alde Dios y, así, nació una nueva religión.Las falsas religiones dejan espacio anuevas religiones seculares y éstas aalucinaciones colectivas. Entonces losodios se desencadenan, especialmente

contra los orígenes que dieron lugar a lanueva religión política; y también contralos más próximos que se acabanteniendo como peligrosos enemigos.Este fenómeno psico-social que haocurrido en infinidad de procesosrevolucionarios se produjoostensiblemente en Cataluña. Elcatolicismo catalanista derivó enmontserratismo; éste, en nacionalismosecularizante que, a su vez, dejó paso aideologías místicas y redentoras ateas,que luego acabaron fagocitándose a símismas. Esta es la historia delcatalanismo, desde sus orígenes hasta laII República, en Cataluña.

107. MONTSERRAT:RITO INICIÁTICO DEL

CATALANISMO Y DE LAUFOLOGÍA

No se podría entender el catalanismo sincomprender lo que es elmontserratismo. Independientemente delo que realmente sea un monasteriobenedictino, en el imaginario catalán lamontaña sagrada ocupa un lugarprivilegiado. El camino del«renacimiento» literario al catalanismopolítico, tuvo que pasar por una«regeneración», o «catarsis», espiritual.

Esta eclosión coincidió con el resurgirde «Montserrat». Muchos catalanescreen que, milenariamente los monjescatalanes ocuparon la montaña. Sinembargo, como expondremos enseguidasu vida monástica no es tal y como laimaginamos, ni siquiera su tradiciónmilenaria.

El montserratismo se inició con lascelebraciones del «milenario» deldescubrimiento de la imagen de laVirgen de Montserrat donde las masascatólicas, especialmente las catalanistas,integristas y carlistas, se volcaron en sucelebración. Mientras que el carlismo yel integrismo vivieron estos hechos con

un sano regionalismo y un auténticoespíritu de piedad, los sectores católico-catalanistas, sin darse siquiera cuenta,fueron deslizándose hasta lasecularización de la religión que daríalugar, como explicaremos, alcatalanismo político. No es de extrañarpues que Montserrat se convirtiera en ellugar «iniciático» de la nueva religióncatalanista. Allí, durante el franquismo,Raimon Galí y Herrera (militantenacionalista del sector católico quehabía luchado a favor de la República y,tras un corto exilio, regresado aBarcelona), dirigía a unos jóvenes, entrelos que se encontraba un tal Jordi Pujol,

para iniciarles en la religión catalanista.De esos jóvenes saldría el primercuadro de dirigentes del ConvergenciaDemocrática de Cataluña; o enMontserrat se reunieron, en 1970, casi300 personas de renombre, acogidos porlos monjes, para protestar contra elproceso de Burgos en el que seencausaba a militantes de ETA. Todoello provocó un revuelo internacional.

Montserrat era paso obligado de losmiles y miles de jóvenes que militabanen el movimiento escultista afincado encentenares de parroquias catalanas. Allíaprendían a cantar cancionesrevolucionarias, a «odiar» a Franco y a

España y soñar una Cataluña libre,mientras caía algún «porrete» por lanoche y una Misa «progre» por lamañana (era la época del famoso«kumbayá», que taró al más pintado).Igualmente, y con más devoción, duranteel año, subían miles de autocares conperegrinos de todas las parroquias deCataluña. Con el tiempo, esos autocaresse fueron convirtiendo en una especie deinserso parroquial donde predominabanlas canas, pues los jóvenes kumbayáhuían de las parroquias para pasarse a lamilitancia separatista, en grupos deíndole marxista. Estos autocaresparroquiales eran, y son aún, el

«semillero» de votos de CiU. Pero unsemillero que se agota, pues sus hijos sehicieron de ERC y los nietos seapuntaron al grupo más radical delmercado separatista, pues ERC era unpartido demasiado burgués para ellos.Todo ello ocurría en el incomparablemarco de Montserrat que atraía comocon una fuerza telúrica a todo aquél quequería sentirse catalán, «de los deverdad».

Pero el proceso de secularización nopasó sólo de la religión a la política,sino que tomó derroteros más extraños.La Abadía ya había recibido en octubrede 1940 al omnipotente Heinrich

Himmler, convencido de poderencontrar allí el Santo Grial. Ciertastradiciones francas medievales lolocalizaban en los Pirineos. Además,Richard Wagner había adaptado laversión Parzival de Eschenbach y situóigualmente el maravilloso castillo delGrial en la cordillera pirenaica.Himmler no tardó en identificar elMontsalvat que se menciona en Parsifalcon Montserrat. No hace falta decir quela búsqueda fue infructuosa. Pero lo deldirigente del Reich no fue nada encomparación con lo que todavía provocaMontserrat. Por ejemplo existe laAsociación montserratina Can Bros,

cuyo fin social es reunirse en la montañacada día 11 de mes para realizaravistamientos de ovnis. La montañasagrada da para mucho, y son frecuenteslas desapariciones de gente que se sientellamada por una fuerza, y sube de nochepor las escarpadas laderasdesapareciendo para siempre(posiblemente despeñados). De estoscasos hemos conocido más de uno. Losmás «alucinados» (los que más fuerte ledieron al porrete de jóvenes) afirmanque en la montaña existen puertasinterdimensionales que comunicanAgharta (el reino subterráneo de losdioses) y Montserrat. Las leyendas

cuentan (efecto de la marihuana) quecuando la Atlántida se hundió, un grupode atlantes supervivientes creó esta«puerta». También, para los entusiastasde lo esotérico y del catarismo, muchosproponen que Montserrat en particular, yCataluña en general, fue refugio decátaros, tras la cruzada albigense. Portanto, sería tierra de iniciados en lossaberes ocultos. Con cierto atrevimientoe ignorancia etimológica, alguien hapropuesto que la palabra «Cataluña»proviene de «Cátar-allunyat» (Cátaro-alejado). En fin, que cuando se pierde lafe tradicional, la imaginación da paramucho; y más en Montserrat.

108. LA CELEBRACIÓNDE UN MILENARIO:

ARRANQUE DELCATALANISMO

El arranque del catalanismo espiritual sehizo coincidir con el (discutido)milenario de Montserrat. Decimosdiscutido, pues las fechas quedandemasiado difusas como para tomar esadecisión. Según la tradición, Guifredo elVelloso arrebató la montaña a losmusulmanes en el 880, y al pocoapareció milagrosamente en una cuevala imagen de la Virgen. Aunque en el

siglo IX sólo había unos ermitaños, seríaen 1011 cuando llegara un monje desdeel Monasterio de Santa María de Ripoll,enviado por el Abat Oliba paraorganizar un cenobio. En 1082 seconstituyó una comunidad dependientede Ripoll (con un abad regente, pues noeran monjes suficientes). A finales dels iglo XII, el abad regente solicitó aRipoll que se le permitiera ampliar lacomunidad a 12 monjes, el mínimorequerido para que se consideraraabadía: pero hubo de esperar. Entre lossiglos XII y XIII se construyó la iglesiarománica, y de esa época procede latalla de la Virgen que se venera

actualmente. Los siguientes siglos fueronde lucha para conseguir suindependencia del monasterio de Ripoll.Esta separación no llegó hasta el 10 demarzo de 1410 y fue concedida por elPapa Benedicto XIII.

Como ya vimos más arriba, la cosano debió de ir muy bien con la«independencia» y llegó la relajación; yeso que llegaron unos monjes deMontecasino para poner orden. Por eso,como ya expusimos, en 1493, el reyFernando el Católico envió almonasterio catorce monjes procedentesde Valladolid. Entonces Montserrat pasóa depender de la congregación

castellana. Esta sujeción canónica duróalgo más de cuatro siglos. A principiosdel siglo XIX toda la vida monástica enEuropa fue sacudida por persecucionesy exclaustraciones forzosas. Montserratno iba a ser menos. El monasterio fueincendiado y saqueado dos veces por lastropas napoleónicas, en 1811 y en 1812.En 1835, con la desamortización deMendizábal, los monjes sufrieron laexclaustración. En 1844 se restablecióla vida en el monasterio, pero ya habíandesaparecido los monjes castellanos.Así, de facto, la nueva comunidadMontserrat se convirtió, por fin, en«independiente»; hasta que en 1862 el

Papa desvinculó oficialmenteMontserrat del Monasterio de san Benitode Valladolid, para pasar a dependerdel de Subiaco, en Italia, y hasta elmomento sigue así. Aunque Montserrates un símbolo para la «independencia»de Cataluña, en los «mil» años dehistoria de vida monástica casi siemprehan dependido de alguien de fuera deCataluña. Igualmente, hemos de pensar,que a pesar de que la devoción marianaa la Virgen de Montserrat estaba muyextendida, ésta no era oficialmente laPatrona del Principado de Cataluña.Sólo en 1881 Roma concedería eseprivilegio.

Éste, junto a la celebración delmilenario, sería el primer gran logro «nopolítico» del catalanismo incipiente. Elpromotor de estos festejos sería Mn.Jaume Collell, desde La Veu deMontserrat. A él se unió con entusiasmoel sector integrista y carlista, que aúndesconocían qué derroteros iba a tomareste catalanismo. De momento, en elcatalanismo, salvo algunas diferenciaspolíticas, veían la defensa de losmismos ideales de la fe. Sólo con eltiempo se empezaría a entender elprofundo significado de ciertasdeclaraciones de Mosén Collell: «QuisoDios hacer de Cataluña un gran pueblo,

y púsolo para eso a la sombra del mantode María. Reina hízola del Principado asu gloriosa Madre, y dióle por palacio ysilla real la prodigiosa montaña deMontserrat, ya que la oscura tradiciónprimitiva tenía como señalada con ciertomisterioso y profético respeto. No tieneMaría trono mejor sobre la tierra».Como estas declaraciones se dirigíancontra el Diari Català de ValentíAlmirall, radical y anticlerical, alintegrismo y al carlismo, la posición deeste primer catalanismo les parecíacompatible con sus ideales. En el mesde mayo 1880, el episcopado catalánenvió una petición a Roma para obtener

la coronación pontificia de la Virgen deMontserrat. La Veu de Montserrat y laRevista Popular organizaron unacampaña de apoyo. Verdaguer publicóel Cántico al Milenario de la invenciónde la Virgen de Montserrat y muchasmanifestaciones colectivas de loscatólicos catalanes venían diariamentereflejadas en la prensa. Pese a lacelebración de una romería organizada aRoma en el mes de mayo 1880 por elobispo de Barcelona, Urquinaona, no sehizo ninguna referencia oficial a lapetición catalana del patrocinio, y elepiscopado de Cataluña tuvo queesperar un año para que se aprobase la

erección canónica del Patronazgo de laVirgen de Montserrat en el Principado.Algo no les cuadraba en Roma.

Digresión sobre otromilenario: Los entresijos de lacelebración de la restauracióndel Monasterio de Ripoll nos losrelata perfectamente Joan Boneten su L’Esgésia catalana, de laII lustració a la Renaixença.Roma, especialmente León XIII,no quiso que el patronazgo fuerasobre «Cataluña», pues ellopodía interpretarse como unreconocimiento de una entidad

política autónoma. Al final, elpatronazgo fue sobre el«Principado de Cataluña», portratarse de un título tradicionalque no podía traer lugar aconfusión. De hecho en las cartassobre la restauración delMonasterio Ripoll, que surgieronde Roma con la firma del Papa,ninguna menciona siquiera aCataluña. En una visita declérigos catalanistas, con MnCollell a la cabeza, con motivode la celebración de estarestauración del monasteriomilenario, en audiencia, el Papa

advirtió del peligro deradicalización y politización delcatalanismo. Collell insistió enque el movimiento catalanistaestaba controlado y en que nosaldría de los cauces católicos.La intuición de León XIII, conmuchas décadas de adelanto, fuede lo más certera; y el juicio deCollell falló de la forma másestrepitosa.

109. UN MILENARIO

UNA Y CORONACIÓNSOSPECHOSOS:

RECELOS EN ROMA

Antes de la celebración del milenario,con ocasión de un congreso sobreperiodismo católico europeo celebradoen Roma, Jaume Collell presentó larevista La Veu de Montserrat al PapaLeón XIII. Durante la audienciaconcedida, en febrero de 1879, elPontífice no dejó de manifestar ciertainsistencia con respecto al caráctersupuestamente político de la revista.Algo sospechaba el Papa de lo que

posiblemente ni Collell era todavíaconsciente, esto es, que este tipo dereligiosidad podía desembocar en líospolíticos. Un año después, y realizada lapetición del patronazgo, el obispoUrquinaona realizó su visita ab liminaacompañado de una romería diocesana.En la audiencia, León XIII no hizoninguna referencia al patrocinio de laVirgen. Eso sí, alabó las «celebracionesdel año anterior en Aragón y Cataluña,con las grandes fiestas de la SantísimaVirgen bajo la advocación de NuestraSeñora del Pilar y de Montserrat». Y, enboca del catalanista Bonet Baltá, sedespidió: «con la indiscriminada rancia

salutación y bendición a los queridoshijos de la España católica». En elfondo del salón de la audiencia debió deoírse el rechinar de dientes de algún queotro catalanista.

Por fin, en 1881, y con motivo de lamagnífica y masiva manifestación decatolicismo en la celebración delmilenario, Roma decidió otorgar elprivilegio del patronazgo de la Virgensobre el Principado de Cataluña. Erapor julio de 1881. El acto decoronación, cuenta Marcel Capdeferro,se efectuó el 11 de septiembre y fuepresidido por el Delegado Pontificio,que no era otro que el Cardenal

Benavides, Arzobispo de Zaragoza. Elsermón, paradójicamente, fuepronunciado en lengua castellana, puesel obispo Urquinaona era andaluz. Loque no se suele decir, o más bienocultar, es que en el escrito de León XIIIal obispo Urquinaona, en el que seconcedía el patronazgo, se decía: «a laconstante devoción que profesan lospueblos de las provincias catalanas a laMadre de Dios». Bonet Baltà se quejade que el Papa no hiciera alusión aCataluña, sino a las provinciascatalanas, y sí en cambio a la Provinciaeclesiástica. León XIII ya era gato viejoe intuía demasiados peligros. Con

motivo de una nueva visita de Collell aRoma, en 1886, para ponerle al día de lacelebración de la restauración delMonasterio de Ripoll, el canónigo deVic reconoce esta conversación: «einteresándose (el Papa) por nuestrosproyectos vinieron a hablar delregionalismo catalán, y entonces elPapa, con su finura característica, memanifestó sus temores de que nuestragenerosa idea fuera desvirtuada ynuestro movimiento desviado por elelemento radical que, tengo entendido,abunda en Cataluña. Me sorprendieronesas palabras, y le hice notar queprecisamente la restauración del

monasterio d Ripoll, promovida por elObispo de Vic, habría de señalar laorientación decididamente católica delmovimiento regionalista de loscatalanes». ¡Cuánta razón tenía LeónXIII y qué equivocado resultó Mn.Collell!

En 1880, Jaume Collell escribiónumerosos artículos para vincular elcatalanismo con el catolicismo y ladevoción montserratina. El más famosode estos artículos se tituló Catalanismo.Lo que es y lo que debería ser. Para elentusiasta propagandista, el catalanismoera el movimiento que debería permitirla restauración de una iglesia autóctona

y nacional que no sería contradictoriacon «la unidad potente de la Iglesia».No se trataría de un «estado deindependencia autonómica», ni de unamera «efervescencia literaria», sino que«ha de ser la protesta viva, constante ymeditada del espíritu nacional contra losprocedimientos sistemáticos de lasideologías unitaristas; la contraposiciónde la ley de la historia y del elementotradicional a las ficciones del derechomoderno que deriva de fuentes impurascomo son el racionalismo y elpositivismo; en una palabra elCatalanismo sano y rectamente dirigidoha de ser un trabajo paciente […] de

reconstitución social […] y de lapeculiar fisionomía de unanacionalidad». Collell no dejará derecordar que por «nacionalidad» seentiende el idioma, la literatura, lasciencias, el arte, la industria y elcomercio y, ante todo, «los inmutablesdictados de las creencias salvadoras dela humanidad». Por ello, el «verdaderocatalanismo» sólo podía inspirarse en elprincipio católico, única garantía, porotra parte, del principio de unidad delos pueblos de España. Por eso afirmaque: «aquel catalanismo si puedesuscitar la ira de cierta gente extraviada,no despertará recelos ni desconfianzas

del poder central». Los equilibrios deCollell, para no enfadar a los católicosespañolistas y a los catalanistas, noimpidieron que se fuese decantandocada vez más por un discurso másradical.

110. EL NACIONALISMOCOMO

SECULARIZACIÓN DELCATALANISMO

CRISTIANO

Joan Bonet y Baltá, sacerdote y granconocedor de la Historia de la Iglesia enCataluña, al que ya hemos hechoreferencia, sintetiza muy bien la cuestióneclesiástica en nuestra tierra, en las dosúltimas décadas del siglo XIX y cuestiónque iba a marcar el camino delcatalanismo con el cambio de siglo. Enese momento el mundo católico estabadividido en tres claras facciones. Enprimer lugar, la integrista y carlista (nohagamos distinciones ahora), lideradapor Sardá y Salvany y que contaban conla extendidísima Revista Popular y elperiódico carlista El Correo Catalán.En 1888 el obispo Català, de Barcelona,

escribe una carta al nuncio diciéndoleque el noventa por ciento de su clero esintegrista o carlista (posiblementeexageraría). La oposición a la dinastíareinante, aunque no era explícita en laRevista Popular, sí que estaba implícitaen este amplio grupo. Por otro lado,menos numeroso y más elitista, estaba ungrupo de «católicos liberales» o«moderados» cuyos portavoces eran ElCriterio católico y, sobre todo, elDiario de Barcelona. Aceptaban larestauración monárquico-liberal y sepodrían definir entre regionalistas omoderadamente catalanistas. Por último,un grupo minoritario, pero que fue

tomando cada vez más fuerza, era el delos catalanistas representados por LaVeu de Montserrat . Era el grupo de los«vigatanos» (vicenses), del que saldríanlos primeros grandes hombres de laRenaixença; pero ese movimientoliterario, cultural incluso espiritual enprincipio nadie tenía motivacionespolíticas. El liderazgo de esta tendenciaresidía en Torras y Bages (insistimosque la palabra «catalanista» aún no teníalas connotaciones que tuvo más tarde).Este grupo hizo abstracción de losproblemas políticos y fueronpromocionados eclesiásticamentehablando, para que los altos cargos

eclesiales no fueran ocupados porcarlistas e integristas. En cierta medida,querían posicionarse en el punto medio:en cuestiones religiosas muchas vecescoincidían con los integristas; y, encuestiones políticas, aceptaban lasdirectrices de El Diario de Barcelona.Esta mezcla de posiciones integristas enlo religioso y liberales en lo políticotendría consecuencias explosivas.

Las relaciones entre estos gruposeran, como mínimo, extrañas, a vecescoincidían frente los ataquesanticlericales, y a veces entre ellos seenzarzaban en polémicas interminables yagresivas. El Papa León XIII hubo de

escribir en 1882 la encíclica Cum Multapara apaciguar los ánimos de loscatólicos enfrentados entre sí. La famosaobra de El liberalismo es pecado, deSardá y Salvany, desató una terriblediatriba eclesial, en la que todos losbandos pretendían tener razón. En lamedida en que iba finalizando el siglo,el sector integrista fue decayendo y elcatalanista ocupando su «espacio», parainiciar este último el siglo XX congrandes triunfos políticos. Entonces lareligión empezaría a pasar a segundoplano. Gracias al Gobierno deconcentración del General Polavieja en1899, durante unos meses fue ministro el

jurista catalán Durán y Bas. Ese tiempofue suficiente para que promocionara alObispo Morgades a Barcelona y paraque su sede en Vic fuera ocupada porTorras y Bages. Éste último fundó ypromovió la Lliga espiritual de la Marede Déu de Montserrat (1899) y La Veude Montserrat (en La Veu empezó acolaborar a partir de 1880, coincidiendocon la celebración del «milenario» deMontserrat), que revitalizarán laespiritualidad cristiana; pero quetambién prepararán la base de unamilitancia catalanista política (lo cual,claramente no era intención del Obispode Vic).

Por unas cuestiones que no vienenahora al caso, el fundador de La Veu deMontserrat, Mn. Jaume Collell, dimitió,y al poco el periódico cambió denombre y se tituló La Veu de Cataluña .El nuevo semanario, en principio sedeclaraba «no político» pero en 1898pasó a diario, dirigido por Prat de laRiba y contando con las plumas de losque a la postre serían los prohombres dela Lliga: Francesc Cambó, Lluís Duran iVentosa, Josep Puig i Cadafalch,Joaquim Rubió i Ors o Joan Sardà. Enese momento el semanario se convertiríaen el promotor de la Lliga Regionalista.Cuando, en 1905, la redacción de La

Veu de Cataluña fue asaltada por unosmilitares, se desencadenó la primeragran victoria catalanista: la Solidaritatcatalana. Era una coalición formada porgrupos de diferentes procedenciasideológicas: la Lliga Regionalista,carlistas y republicanos federales. Enlas elecciones de 1907 obtuvo 41 de los44 escaños que se elegían en Cataluña.

¿Cuál fue la posición de los clérigoscatalanistas ante la Solidaritatcatalana? Esencialmente dosposiciones. Algunos como MosénAlcover (que después abandonaría elcatalanismo) proponían que loscatólicos debían entrar en el catalanismo

«tal y como se presentaba» (daba igualsi venía acompañado de anticlericales).Otros, como el sacerdote integristaCayetano Soler (discípulo de Sardá ySalvany) abogaban por un catalanismomeramente católico. Afirmaba:«Constituyamos no la derecha de unpartido indiferentista en religión, sino elpartido o agrupación catalanista-católico». Con los años, maestro (Sardáy Salvany) y discípulo (Cayetano Soler)se intercambiaron una correspondencia(inédita aún) sobre 30 años de luchasreligiosopolíticas. Sardá y Salvanyemitía su juicio sobre el primer granproyecto catalanista, la Solidaritat

catalana: «inmoral, impía yrevolucionaria […] siempre he creídoque el encasillamiento catalanista traeríadisgustos».

Bonet i Baltà y Casimir Martí, en suo b r a L’Esgésia catalana, de la IIIlustració a la Renaixença, señalan elpapel especial que asignaba Collell a surevista dentro del catalanismofinisecular: «En una palabra, Collel, conLa Veu de Montserrat , se encontraba alservicio de un público católico ycatalanista, al cual el mensaje de la fecristiana no había podido llegarcanalizado a través del grupo políticocarlista». O, con otras palabras,

intentaba arrebatar de las masascarlistas a aquellos más descontentos ycansados de tantos fracasos bélicos ypolíticos. El carlismo, al igual que elintegrismo, por coherencia deprincipios, se había mantenido fuera deljuego electoral. La constitución de laUnión Católica por el católicomoderado Alejandro Pidal y Mon, quese oponía a la postura abstencionista decarlistas e integristas, sólo tuvoacogimiento en Cataluña entre loslectores de La Veu de Montserrat , perono entre los de la Revista Popular o ElCorreo catalán. A pesar de lascontinuas declaraciones de apoliticismo

por parte de Collell, el catalanismocatólico fue la vía para debilitar elcarlismo y el integrismo y arrastrar a lasmasas católicas a la participaciónpolítica. Collell era incapaz de ver quede por sí, la propuesta del catalanismoya era política. Baste leer el artículo queescribió en el primer ejemplar de LaVeu de Montserrat , titulado La nostraidea: «Venimos a fundar un periódicoque será catalán por los cuatro costados,catalán en el espíritu y catalán en laforma, representante en una palabra delos verdaderos intereses y genuinaexpresión del ver y natural modo de serde Cataluña». La historia es

tremendamente paradójica y estemovimiento que en casi nada sedistinguía del integrismo y el carlismo,acabó siendo el agente más potente desecularización religiosa en Cataluña.

Profundizando: Un libroimprescindible para entender lacomplejidad del mundo católicocatalanista, integrista y carlista,que daría lugar finalmente alcatalanismo actual, esL’integrisme a Catalunya deJoan Bonet y Casimir Martí.Resumimos la tesis: elcatolicismo catalán se dividió

por un lado entre integristas ycarlistas, cuyas diferencias eranespecialmente de estrategiasiendo el carlismo másadaptativo a las circunstancias yevitando en lo posible choquesde trenes con la jerarquía, comohacía el integrismo. Sinembargo, ambos sectores estabande acuerdo en las maldades delsistema liberal y debíanmantenerse al margen. En elsector moderado liberal,profundamente anticarlista, veíanel régimen liberal comoaceptable y por tanto podían

participar políticamente dentrode él. El sector catalanista, porel contrario, renegabaexternamente del liberalismo,aunque aceptaba la estrategia delliberalismo conservador. Poreso quería presentarse en elpunto medio (en la virtud, diríaAristóteles) entre el liberalismoy la intransigencia. Pero ello noles libraría de acabar siendotíteres en manos de los futurospolíticos catalanistas. Laevolución del carlismo alcatalanismo, a través delintegrismo, la describe muy bien

en persona el famoso lexicólogoMn. Antoni María Alcover. Enuna carta a Prat de la Riba, confecha 8 de junio de 1904,escribe: Mi familia de siempreera carlista, como carlistacomencé. En la división entre«leales» (partidarios de DonCarlos) y siglofuturistas [enreferencia a la escisión de ElSiglo Futuro que se posicionócon Nocedal en la escisiónintegrista], me quedé con éstosdirigiendo algunos periódicos deesta tendencia aquí en Mallorca,y combatiendo todo tipo de

liberalismo… lascontradicciones y conflictos queeso me produjo… me hicieronver la realidad de las cosas, loinfructuoso de la lucha y meretiré. Procurando aprovecharlas lecciones de la historia einspirarme en la realidad actual,he visto en la causa regionalistaun punto fuerte y de salvación, ypor eso me he afiliado a talcausa». Más claro, agua. Luegode esta decisión, fundada en lanueva «realidad», Alcover seríatraicionado por Prat de la Ribasustituyéndolo por el masón

Pompeyo Fabra; y acabaríarenegando del catalanismo. C’estla vie.

111. BARCELONA:CAPITAL MUNDIAL DEL

ESPIRITISMO…

Cuando una religión se debilita odesaparece, su espacio es ocupado porotras espiritistas y cultos o porrealidades materiales sacralizadas. Sisan Ignacio de Loyola subió al

Monasterio de Montserrat a realizar unaconfesión general que duró varios días ya entregar su espada, ahora subenpersonajes alucinados a visionar ovnis.Por eso no es de extrañar que aquellaCataluña del «paso de los santos» quedescribíamos, a pesar de la eclosiónespiritual del primer catalanismo,también se fuese convirtiendo en elcentro mundial del espiritismo, lo cual,además, no era incompatible con elateísmo o la militancia masónica.Curiosamente el último auto sacramentalque se celebró en España, en 1861, fueen Barcelona, en el patio del baluarte dela Ciudadela donde se quemaron

públicamente centenares depublicaciones espiritistas. El«nortismo» wagneriano, también habíatraído a Barcelona la primera logiamasónica de España (el Gran OrienteEspañol se fundaba en 1889), elmesmerismo, el espiritismo y todas lasextravagancias que pudieran sustituir alcristianismo. Coincidiendo en el tiempocon los inicios de la restauración delMonasterio de Ripoll, se celebraba enBarcelona el I Congreso EspiritistaInternacional, corriendo el año 1888(haciéndolo coincidir con la ExposiciónInternacional de Barcelona). Esto fueposible por la proliferación en 1870 de

multitud de centros espiritistas enEspaña, coincidiendo con Amadeo deSaboya (monarca anticatólico) o con lafundación del Partido Socialista ObreroEspañol. El espiritismo arraigó confuerza en Cataluña. En 1882, se funda laFederación Espiritista del Vallés(Cataluña) convirtiéndose más tarde, enla Federación Espiritista Catalana.Luego llegará el I CongresoInternacional espiritista de Barcelona.En 1901 se celebrarán los JuegosFlorales Espiritistas en Sabadell yBarcelona. Nuevamente Barcelonaacogerá el V Congreso EspiritistaInternacional, en 1934, en plena

república laica, y con la participaciónde más de 120 asociaciones espiritistas.Los asistentes fueron recibidos por elalcalde, Don Carlos Pi y Sunyer, y elPresidente de la Generalitat, LluísCompanys, cedió para el Congreso elPalacio de Proyecciones.

Son muchos los personajes queaparecieron en Cataluña comopromotores de este submundo espiritual.Pongamos algunos ejemplos: José Ma

Fernández Colavida, que fue traductorde las obras de la CodificaciónEspiritista, magnetizador y psicólogo;conocido por sus trabajos de regresiónde la memoria y por sus experiencias en

telegrafía psíquica. Fundó en 1869 laRevista de Estudios Psíquicos y elCentro Barcelonés de EstudiosPsicológicos. Presidió el I CongresoInternacional de Espiritismo. MiguelVives y Vives fundó en Tarrasa, en1872, el Centro Espiritista FraternidadHumana. Fue también presidente delCentro Barcelonés de EstudiosPsicológicos. El vizconde Torres-Solanotla, cuyo padre fuera ministro delmasón Espartero, fundó Fabian PalasíMartín las primeras escuelas Laicas en1885. Éste último dirigió en 1887 laprimera escuela laica graduada enSabadell. En Lérida, en 1873, D. José

Amigó Pellicer fundó el CentroEspiritista llamado El CírculoCristiano-Espiritista. Preocupado, en1875, el sacerdote Niceto Alonso Perujofundó la revista El Sentido Común, conel significativo subtítulo de: Revistamensual dedicada a combatir elespiritismo.

En Barcelona van floreciendocentros y publicaciones como el CentroEspiritista barcelonés La Buena Nueva,siendo su presidente Don Luis Llach (noel famoso cantautor, que tambiénacabará saliendo en este libro) quienmantenía contacto permanente con lacélebre médium Amalia Domingo Soler

(de la que luego hablaremos). Incluso,en las Cortes republicanas, en 1874, ungrupo de diputados espiritistas (yposiblemente masones, pues no eraextraño encontrar masones espiritistas yviceversa) propuso en la Cámara que laDoctrina Espiritista fuese incluida en elsistema educativo. El Golpe de Estadodel General Pavía no permitió que elproyecto se discutiese. Estasorprendente —aunque desconocida—extensión del espiritismo, que tenía sucentro más singular en Barcelona, notendría más importancia, si no fuera porlas relaciones que se establecieron conel anarquismo revolucionario.

112. …Y DELANARQUISMOESPIRITISTA

El espiritismo fue un fenómenoparticular, porque aunó, por un lado, agentes pertenecientes a altas clasessociales y, por otro, a gentes deextracción social baja,predominantemente de proletarios,comerciantes y artesanos. Poco a poco,imperceptiblemente, se irán creandorelaciones entre masones (de clase alta),médiums (que podían porvenir de clasesbajas), anarquistas ateos (que se

emocionaban con la hipnosis) yhumanistas filántropos que picoteabande todo un poco. Los estudios máscompletos al respecto, actualmente, sonlos de Gerard Horta (consúltese, paraello, su obra De la mística a lesbarricades. Introducció a l’espiritismecatalà del XIX dins el context ocultistaeuropeu). Ya los carbonarios (unaespecie de masonería) se acabaronintegrando en la Internacional anarquistabakuniana. Frente al culto católico,muchos anarquistas no se quedaronaparcados en el ateísmo sino que sevolcaron en el espiritismo. Una de lasprimeras y más famosas anarquistas,

feminista y espiritista fue la catalanaTeresa Claramunt. Nacida en 1862 enSabadell, impulsó en 1892 la primerasociedad feminista española: laSociedad Autónoma de Mujeres deBarcelona. Fue una revolucionaria nata,participando en la Semana Trágica.Exiliada en Zaragoza, promovió lasindicación en la CNT. Su biografíasuele ocultar su pasión por el ocultismoy el espiritismo. En la penosa películaespañola Libertarias se la define como«Anarquista, espiritista y coja». Seráuna de las colaboradoras de la másfamosa de las espiritistas, AmaliaDomingo, en el Círculo espiritista La

buena vida, del barrio de Gracia deBarcelona. Aparte de su devociónespiritista fue activa colaboradora ennumerosas publicaciones anarquistas yobreristas (escribió para numerosasrevistas y periódicos anarquistas de laépoca: La Alarma, Buena Semilla, ElCombate, Cultura Libertaria,Fraternidad, Generación Consciente, ElPorvenir del Obrero, El Productor, ElProductor Literario, El Proletario, ElRebelde, La Tramontana, Tribuna Libre,etc.).

En estos ámbitos coinciden decenasde movimientos y novedades queconvierten el ambiente barcelonés en un

polvorín místico-revolucionario:anarquismo, librepensamiento,higienismo, inmanentismo, krausismo,masonería, feminismo, naturismo,vegetarianismo, esperantismo,antimilitarismo, teosofía,anticlericalismo, espiritismo… Lainfluencia francesa es notable ya que ahítambién florecen los centros obrerosespiritistas y se publican obras como lade Bouvery, titulada La anarquía y elespiritismo entorno a la ciencia y lafilosofía (1896). En la Occitania sefundan semanarios como El Cristoanarquista, en el que se hacen confluirmística y revolución. En Cataluña le

siguen El criterio espiritista, Luz yunión o Luz del porvenir. En Lérida elespiritismo queda asociado a lademocracia, con la revista El BuenSentido, subtitulada Revista deCiencias, Cristianismo, Democracia.Órgano del Libre-pensamientocristiano. Como decíamos más arriba,hay que centrarse en la figura de AmaliaDomingo, pues en ella se ve claramentecómo confluyen espiritismo yanarquismo. Nacida en Sevilla, practicóel espiritismo en Madrid, pero ahí no seganaba demasiado bien la vida y aceptóuna invitación de una familia del barriode Gracia de Barcelona. Se traslada a

Barcelona y participa en las reunionesdel grupo La Buena Nueva. En Graciacomenzó a transcribir «los relatos de losespíritus» que allí se comunicaban. Sufama fue tal que incluso mantuvo uncombate dialéctico con uno de losmejores teólogos de la diócesis deBarcelona, el canónigo don VicenteManterola. También se hizo famosa porel periódico La Luz del porvenir, quetuvo una notabilísima importancia en ladifusión del espiritismo entre la claseobrera. Hoy, en cualquier historia sobreel anarquismo y el feminismo español,siempre aparece esta espiritista comouna abanderada de la Modernidad.

Según Gerard Horta: «La participaciónde las espiritistas catalanas en eldesarrollo del feminismo es central, apesar de la profunda invisibilización deque ha sido objeto».

Entre los anarquistas idealistas, ytambién espiritistas, tenemos a MiguelVives y Vives, barcelonés residente enel Sabadell decimonónico. Ante lamuerte de su esposa, su hermano, paraanimarlo (menuda idea) le regaló Ellibro de los espíritus, de Allan Kardec(uno de los que más habían quemado enel auto de fe de 1861) y, así, seconvirtió en un famoso espiritista.Inauguró el centro Fraternidad

Humana. Fue el portavoz del congresorepublicano que pretendía introducir laasignatura de doctrina espiritista en lasescuelas. Su predicamento entre losobreros era tal que, a su muerte en 1906,hubieron de cerrarse fábricas para queacudieran los trabajadores. Un últimocaso, de los cientos que podríamosaportar, es el de Manuel Sanz Benito;aunque madrileño, tuvo sus experienciasespiritistas principalmente enBarcelona. Además como muchos otrosespiritistas era krausitas (defensores dela libertad de cátedra). Entre 1877 y1889 mantuvo su labor de divulgaciónen la revista El Criterio Espiritista, de

la Sociedad Espiritista Española. En1893 ganó la Cátedra de Metafísica dela Universidad literaria de Barcelona.El primer día de clase se congregaron ungrupo de estudiantes «retrógrados»(léase carlistas) a boicotear su primeraconferencia. Ello provocó un revueloque duró varias semanas. Losestudiantes liberales se concentraban alas puertas del claustro, gritando «¡Vivala libertad de cátedra!», «¡Viva lalibertad de pensamiento!», «¡Viva elcatedrático Sanz Benito!» y «¡Abajo eloscurantismo!». Enfrente, según relata laprensa de la época: «unos valientes conboina y garrotes, que apoyaban a los

carlistas y daban vivas a Carlos VII, a lareligión y al Papa». Ante laimposibilidad de dar clases enBarcelona, permutó su cátedra por otraen Valladolid, y su puesto fue ocupadopor el neoescolástico José DaurellaRull.

113. PEY-ORDEIX: UNAANALOGÍA DEL DESTINO

DEL CATALANISMOCRISTIANO

El Doctor Francisco Canals insistía enque, para conocer bien el catalanismo,había que comprender el Romanticismoen todos sus sentidos. En el sentidofilosófico y teológico el Romanticismoengendró a un personaje como Felicitéde Lammenais, que había pasado de seruno de los sacerdotes más ultramontanosde la Francia postrevolucionaria, a —poco a poco— renegar del Papado;luego de la Iglesia; para, por fin,convertirse en un devoto propagador dela democracia; luego del socialismo yfinalmente de la revolución. Desacerdote intransigente a socialista ateoes una evolución lo suficientemente

significativa como para ser ignorada. Encierta medida, esta evolución personal,correspondió posteriormente a laevolución de muchos cristianos,incluyendo sacerdotes. En Cataluñahubo un caso semejante que nos puedeservir de analogía para explicar laevolución del catalanismo. Aunque no esmuy conocido actualmente, en su épocadio mucho que hablar. Se trata deleclesiástico catalán Segismundo Pey-Ordeix. Fue un sacerdote que, al igualque Sardá y Salvany, recogió elliderazgo del integrismo catalán. Seconvirtió en el azote del obispoMorgades, por considerarlo demasiado

liberal y «separatista». Pey-Ordeix,marchando de Vic, su tierra natal, sehabía vinculado a la revista integrista ElUrbión en Soria. Regresó a Barcelonadonde se radicalizó aún más, atacando alos obispos y sus normas sobre todo enlo concerniente a la predicación encatalán. Los obispos catalanes pidierona Roma un correctivo que finalmentellegó en forma de condena. Todavíasiendo eclesiástico usó de escritospanfletarios para no dejar títere concabeza.

La confrontación con la jerarquía fuetal que acabó secularizándose. Ello noimpidió que iniciara contactos con los

«modernistas» que tan duramente habíacriticado cuanto había sido sacerdote«integrista». A partir de entoncesempezó a escribir dramas anticlericalesde cierto éxito y acabó colaborandoperiódicamente con El Diluvio, uno delos periódicos más laicistas deCataluña. Éste no fue el único caso, pueshubo un fenómeno que se denominó el«peysme» llamado así por losnumerosos seguidores que tuvo estepersonaje. Incluso se ha estudiado comofenómeno psico-social el caso de variosexsacerdotes que acabaron escribiendoe n El Diluvio. Y es que, como casisiempre, los peores enemigos de la

Iglesia venían desde dentro. Hemoscontado esta historia porque, en elfondo, corresponde no sólo a un procesopersonal, sino que coincide con laevolución del catalanismo y la actitud devarias generaciones de clásicas familiascatólicas catalanas, que siguieron esasmismas fases hasta legar, en nuestrosdías, una generación de agnósticos.

114. ELEVOLUCIONISMO

EXISTE: EL

CATALANISMO ES LAPRUEBA

De modo intuitivo vamos a explicar laevolución «natural» del catalanismo. Elprimer movimiento «catalanista» era unmovimiento apolítico, que pretendía larecuperación folclórica catalana, laprofundización en el conocimiento delos orígenes de la lengua catalana, elexcursionismo y el reencuentro conviejas tradiciones que podían perderse.Todo este movimiento estuvo sostenidopor católicos conservadores, muchos deellos clérigos. El segundo movimientocatalanista, iniciado por Prat de la Riba,

y que teorizó sobre el nacionalismo, yaestaba contaminado por la historiografíaromántica. Este catalanismo consiguióarrastrar al campo de la política amuchos buenos catalanes, que se habíanentusiasmado con la revitalización de lafe «montserratina» encabezada por lossucesivos obispos de Vic. Lasfrustraciones ante tantas derrotas, en elcampo carlista, hicieron que muchoscatólicos tradicionales vieran en elcatalanismo la forma «moderna» y«eficiente» de actuar en política perodefendiendo los mismos principios decatolicidad y regionalismo que elCarlismo había defendido siempre. La

única diferencia es que había quesacrificar la devoción de la dinastíalegítima por la «liberal».

La burguesía catalanista, tras elcolapso del bipartidismo español, trasla pérdida de Cuba y Filipinas, necesitóde un instrumento político y aprovechóla «nueva» ideología de Prat de la Ribapara fundar la Lliga Regionalista. Elcatalanismo político, dirigido por laLliga consiguió buenos triunfoselectorales y posicionarse como unafuerza política estratégica gracias alapoyo de los monárquicosconservadores, que le fueron dandocargos y espacios de poder político.

Además, el «españolismo» exacerbadodel lerrouxismo anticlerical consiguióque hasta los carlistas se unieran a laLliga en el combate electoral. Así, laLliga consiguió su preeminencia, aunqueacabaría siendo víctima de suscontradicciones. Llegó el golpe dePrimo de Rivera: los catalanistas de laLliga aplaudieron la medida, aunqueluego les costó su propiadesmovilización. Preferían orden sindemocracia ni catalanismo (pues asísalvaban las fábricas).

Las juventudes de la Lliga,decepcionados por el conformismo desus dirigentes, formaron la Acció

Catalana (llamado la «Lligueta»;diminutivo de Lliga). Se presentaroncomo un partido progresista ycatalanista, aunque eran los hijos de laburguesía catalana que disfrutaba de la«pax primoriverista». Tras la caída delDirectorio, y al llegar las elecciones, laLliga quiso parecer más catalanista queantes y pasó a denominarse la Lligacatalana; la Acció Catalana pensaba enun gran éxito electoral y preparó unacampaña municipalista «sensata, técnicay moderada», pero fracasó. No supieronleer los tiempos, y los discursosradicales e incendiarios de la reciéncreada ERC arrasaron sobre el

catalanismo moderado. Su discurso supocombinar el obrerismo, el catalanismo yel republicanismo. Para ellos laselecciones no eran meramentemunicipales sino plebiscitarias. ERCque fue votada mayo-ritariamente porinmigrantes anarquistas, se encontró contodo el poder sin quererlo. Por eso,hombres como Companys, que nuncahabían sido catalanistas convencidos,tuvieron que aprender a hacer discursoscatalanistas y cada vez más radicales.Uno de los grupos integrantes de ERC,e l Estat Català, verdaderamente elúnico separatista, fue tomando comomodelo el partido fascista de Mussolini.

En posteriores elecciones, Acciócatalana (los hijos de la burguesíacatalan) a se juntó con un partido más deizquierdas aún, Acció Republicana deCatalunya, formando la Acció CatalanaRepublicana, que llegó a participar engobiernos de ERC. Ello les obligabatambién a radicalizar su discurso. Otrosdesengañados de la Lliga, unos social-cristianos, formaron un partido queentonaba más con el centro-izquierdaque con el centro-derecha: era la UnióDemocrática de Cataluña (UDC). Enella recalaron viejos militantes de laLliga. Siendo cristianos, pero noconfesionales, acabaron apoyando la

República —incluso durante la Guerra— cuando asesinaba sacerdotes yquemaba iglesias. En esta evolucióncolectiva hacia el radicalismo, en 1935,el Partido Obrero de UnificaciónMarxista (POUM), resultado de launificación de la Izquierda Comunista deEspaña (ICE) con el Bloque Obrero yCampesino (BOC), se embebió de undiscurso nacionalista (y eso que para élel nacionalismo era una ideologíaburguesa); igualmente le pasó al PartitSocialista Unificat de Catalunya(PSUC), que siendo estalinista yantiburgués, acabó disimulando yrealizando discursos catalanistas que

podían competir con cualquiera de losde ERC. En pocas líneas hemos descritocómo una ideología de derechasevolucionó hacia la izquierda másradical y revolucionaria.

Digresión: Este paralelismose puede aplicar a la Transiciónespañola. Durante el franquismofueron sectores eclesiales losque salvaron al catalanismo desu extinción definitiva. Al llegarlas elecciones, Convergencia yUnión consiguió monopolizar elvoto conservador de Cataluña,especialmente al quedar disuelta

la Unión de Centro Democrático(UCD). ¡Cuántos alcaldesconvergentes de primera hornadano habían sido alcaldesfranquistas, o parientes de ellos!Con el tiempo, CiU, para«liderar» el catalanismo,sostuvo, mantuvo, y financió unaescuálida ERC, siempre a puntode desaparecer electoralmente.Con el tiempo la política desubvenciones y apoyo de CiUpermitió la reaparición y elfortalecimiento de ERC (en laque entró de golpe elnacionalismo radical proviniente

de los movimientos terroristas).Y cuando ERC creía que podíamonopolizar el separatismo, lefueron surgiendo partidos cadavez más radicales a su izquierda.En fin, que el río nacionalistasiempre ha tenido una direccióny evolución: delconservadurismo a la izquierdaextrema, curiosamente, nunca haevolucionado al revés.

115. EL «EJÉRCITO»

CATALANISTA DEMACIÀ: NO HABÍA

MEDALLAS, PERO SÍPASTELITOS

Francesc Macià llegó a ser el primerPresidente de la Generalitat republicanagracias a su inmensa popularidad. Sunotoriedad se fraguó tras la campañamediática, orquestada por la masoneríafrancesa durante el juicio al que se lesometió por intentar invadir España(desde Prats de Molló) y «liberar»Cataluña (durante el Directorio dePrimo de Rivera). Este intento de

invasión fue considerado factible porquese suponía que Macià tenía en Franciaun ejército «secreto» a su disposición.Pocas veces ha salido a la luz en quéconsistió exactamente este ejército yaque el mutismo durante la II República,respecto a este asunto, fue general. Sólouno de los protagonistas, XavierSanahuja, uno de esos soldadoscatalanes del «ejército» de Macià, seatrevió a escribir un libro contando laverdad de los acontecimientos que set i tul ó De Prats de Motlló a laGeneralitat. El libro fue editado en1932 y la Generalitat hizo lo posible eimposible para que desapareciera, ya

que la figura de Macià no salía muy bienparada. De hecho hoy es una obra muydifícil de encontrar.

Resumamos lo más significativo. Enprimer lugar Macià vivía en París, enuna residencia de lujo, mientras que lossupuestos soldados tenían que malvivircon trabajos eventuales. Macià habíaconseguido muy buenos dineros graciasa unos empréstitos que se había sacadode la manga que para colmo llamóEmpréstitos Pau Claris. Losnacionalistas, sobre todo de América,compraron entusiasmados bonos a 500 y1000 pesetas de la época. Este dinero,teóricamente, debía dedicarse a comprar

armamento y municiones, y a preparar elejército libertador. Macià tardó unosdos años en preparar el «asunto»,mientras vivía en su palacete que habíabautizado como su «Estado Mayor». Elprotagonista en primera persona de estoshechos, se asombraba al comprobar queel «ejército» esencialmente locomponían 50 hombres (entre los queestaba él) que formarían la«oficialidad» de los que vendríandespués. Durante los primeros meses laformación consistía en alguna salida almonte y, de vez en cuando, el cavaralguna trinchera (¿?). Otras vecesrecibían visita de algún revolucionario o

algún anarquista, pero siempre eran«castellanos». Y les pasaban «revista»,para gran humillación de los soldadoscatalanistas.

Macià, en estas «revistas», lesanimaba con discursos del estilo:«Vosotros sois los soldados del primerejército catalán que declarará la guerraa España… al primer soldado que caigamuerto por Cataluña se le harán loshonores de ser enterrado bajo el Arcode Triunfo de Barcelona». Ante este tipode declaraciones, los acompañantes deMacià le miraban como quien ve a unloco. El bravo ejército también hacía devez en cuando alguna marcha. Sanahuja

cuenta una en la que salieron 30«soldados» de París, de los cuales unadocena no llegaron a meta, o bienporque se destrozaron los pies, o bienporque recordaron que tenían algúnasunto urgente que resolver en la capital.En el punto de llegada les esperaba el«General en Jefe», con unos pastelitosde regalo. Como un tercio se habíaperdido por el camino, les tocaron máspastelitos por cabeza y todos contentos.Por cierto, Sanahuja se preguntabaconstantemente quién, o qué autoridad,había nombrado General a Macià, a noser que hubiera sido él mismo, claro.

El lugar de encuentro de los

soldados en París era un local, LaRotonde, conocida porque en su sótanose situaba la logia francmasónica delbarrio. Por ahí, nuestro soldado, viodesfilar a Unamuno, Ortega y Gasset yMacià entre otros. Sanhuja, unverdadero separatista, no entendía comoMacià se podía entrevistar conUnamuno, viendo así juntos al «másgrande separatista de España con el másgrande centralista del mundo». Pero estano era la única incógnita a resolver. Elempréstito había aportado 8.750.000pesetas de la época. Sanahuja nuncahabía visto más de 50 soldadoscatalanes juntos, y salvo una pala para

hacer trincheras, y los pastelitos, nohabían visto todavía una sola arma.¿Dónde había ido a parar semejantefortuna? No debió de ser el único ensospechar y pronto fueron abandonandomuchos de los involucrados en laconspiración. Cuando la huida iba a sergeneral, de repente, llegó el aviso del«General en Jefe» de que la invasión ibaa iniciarse inmediatamente. Estecomunicado consiguió levantar losánimos y se iniciaron por fin lospreparativos de la «gran gesta» que a lalarga, indirectamente, llevaría a Macià ala presidencia de la Generalitat.

116. LA CHIRIGOTA DEPRATS DE MOTLLÓ

E n La Rotonde fueron convocados los«heroicos soldados» y la emoción serespiraba en el ambiente. Algunoshablaban de tomar Figueras y depresentarse victoriosos al día siguienteen Barcelona. Otros, rozando lasubnormalidad, redactaron unreglamento para el «General en Jefe»exigiendo que: «en caso de que la guerrase prolongara mucho, se proponía quelos combates tuvieron únicamente lugarpor las tardes, y se respetara la semana

inglesa (esto es, el fin de semana dedescanso)». Pero las órdenes seríanotras: debían desplazarse en grupospequeños a Prats de Motlló, una de lasentradas pirenaicas a España. Antes, sinembargo, se les pasó una dirección paraque fueran a recoger la munición quedeberían usar, pero no las armas que seles repartirían en el punto de encuentrode la invasión. La gran sorpresa es queal llegar a la casa donde se encontrabala munición se descubrieron un montónde restos de munición que debía habersalido de la I Guerra mundial. Loscalibres eran diferentes, muchas de lasbalas estaban oxidadas y debían ser

limpiadas. Cada uno debía coger balasde distintos calibres sin tener ni idea dequé armamento recibiría. Finalmentecada uno se llevó un saco con unasdoscientas balas casi todas diferentes(una gran cantidad de munición parainvadir España).

Sanahuja, con unos pocoscompañeros, cogió el tren para lafrontera, extrañados de ser tan pocos.Allí se enteraron que se contaría conunos voluntarios italianos (los famosositalianos del falso pariente de Garibaldi,que a la postre resultaría ser un espía deMussolini). Entre los conspiradores queiban en el tren, pronto empezaron a atar

cabos y a darse cuenta que todo esto erauna chirigota. Uno de ellos dijo «Hemestat venuts» (Hemos sido vendidos).Respecto a los italianos se planteó laduda: «O son revolucionarios de operetao confidentes de la policía». Otros delos «soldados» ya reconocieron saberque en cuanto llegaran a Perpiñán seríandetenidos por gendarmes e iban sin lamás mínima preocupación, como si yaestuviese todo pactado. Nuestroprotagonista y confidente de estoshechos, decidió lanzar por la ventana elsaco de la inútil munición, se bajó enuna estación y cogió otro tren de vuelta aParís. El mismo Sanahuja se preguntaba

atormentado en su libro: «No llegaba aentender aquella tenacidad (de Macià)por un sacrificio tan ridículo comoestéril, si realmente habían existidoserias intenciones de pasar la frontera».

La conclusión la sacaba el propioprotagonista: Macià había engañado atodo el mundo, nunca había tenido laintención de entrar en España. Los casitrescientos que se reunieron en lafrontera (incluyendo los italianos)fueron finamente detenidos por laGendarmería. El juicio en París a Maciále sirvió de trampolín a la fama, y sólotuvo que esperar la caída de Primo deRivera para cosechar el éxito de su

«timo». Durante el juicio a Macià,Sanahuja habló con un francés queparecía ser el único con un poco desentido común. El susodicho galorealizó la siguiente interpretación: seextrañaba de que, en el juicio, Maciàusara el cargo de Coronel, que era surango en el ejército español; y, por otraparte, de que no se hubiera dado cuentahasta casi los 50 años de edad que él noera español, ni monárquico, y de quehacía 30 años que pertenecía a unejército que esclavizaba su verdaderapatria. Más sentido común por parte delfrancés, imposible. Las reflexiones deSanahuja concluían con una lapidaria

frase sobre Prats de Motlló: fue «unhecho vergonzoso para Cataluña, quenos causó decepción, que nos humilló atodos los que lo vivimos y queprecisamente ha servido de soporte a losvenerables que han sabido explotarlo».Así hablaba un separatista que conocióde primera mano a Macià.

117. MACIÀ, ELHOLOGRAMA DEL

CATALANISMO

La famosa y humillante frase, que seatribuye a Freud sobre las mujeres: «Lagran pregunta que nunca ha sidocontestada y a la cual todavía no hepodido responder, a pesar de mis treintaaños de investigación del almafemenina, es: ¿en qué piensa unamujer?», bien podría aplicarse a Macià.¿en qué pensaba Macià? Difícil decontestar si es que hubiera tenidopensamiento político alguno, excepto elde la independencia de Cataluña. Tras elfracaso (militar) éxito (propagandístico)de Prats de Motlló, Macià viajó aAmérica en 1927, acompañado de unjoven Ventura Gassol, en busca de más

dinero. Uno de los muchos que lerecibieron fue un catalán deMontevideo, Alba Rossell, que el 31 deenero de 1928 escribía a un amigo deParís con sus inpresiones: «Macià esingenuo, es un chico de 70 añosacompañado de otro de 30, que esVentura Gassol […] Macià es voluble,indeciso, cándido socialmente hablando[…] cayó mal por su comportamientoindeciso y estrambótico durante 15días». El citado Sanahuja, al principiode su delator libro, expresa cuál era elúnico pensamiento político de Macià:«ha llegado a creerse que él esCataluña». Misteriosamente, todo el

mundo le veía como un «nuevoredentor», aunque nadie podía descifrarqué escondía tras su majestuosa faz de«l’Avi» (el abuelo, como era conocido).

Joan Puig y Ferrater afirmaba en susMemòries Polítiques: «Nunca creí enMacià. No podía». En otra parte de susmemorias, se extiende sobre su carácter:«¿Quién era Macià? Conservaba elsentido del honor militar. Una ciertarigidez del militar. Un caballero. En elfondo no era un demócrata, no lo podíaser. Hacía esfuerzos por sentir interéspor el pueblo… (pero sentía un) granmiedo por verse superado por alguien».En el fondo, Macià era una imagen que

representaba algo, pero algo exterior aél. Por dentro había demasiadasflaquezas. Sigue el republicano:«Ninguno veía mejor las debilidades deMacià que Ventura Gassol… Tanto, quese ha llegado a decir, y con cierta razónque Macià era una creación de estepoeta de la política». Macià era unhombre «de capacidades muylimitadas». En los discursos en lospueblos que visitaba repetíaindefectiblemente su programa político:«Cataluña será rica y plena cuando loscatalanes se gobiernen ellos mismos. Enlas casas de nuestros campesinos reinarála abundancia. Nunca faltarán burros, ni

vino rancio (sic) para obsequiar alforastero…». Este era su gran programade «izquierdas».

¿Cómo explicar entonces ladevoción que despertaba la imagen deMacià? Pues precisamente por eso:porque era una imagen; un holograma dela proyección de un pueblo. Puig yFerreter lo analiza desde la perspectivade la involución de los pueblos. Para él,cuando las democracias decaen ydesciende el nivel de civilización,aparece la necesidad de la idolatría.Afirma en sus memorias: «llamoidolatría a la tendencia de un pueblo ainventar hombres-símbolos, héroes

populares, profetas, patriarcas, santoslaicos,… en una palabra: salvadores dela Patria». Por eso, este exdiputado deERC, resume los cinco años de gobiernoen la Generalitat, del 31 al 36 con estascontundentes palabras: «Vivimos cincoaños en un mito grosero».

O t r a s Memòries polítiquesinteresantes son las de Claudi Ametlla,político y escritor que ocupó cargosimportantes durante la República. Eramiembro de Acció Catalana y llegó aser Gobernador Civil de Gerona yBarcelona. Su conocimiento de losprotagonistas de la época y sus juiciosatemperados le convierten en un testigo

imprescindible. Respecto a Maciàreconoce que en sus inicios políticos,era un «regionalista tibio»; pero, tras lacaída de Primo de Rivera, LaPublicitat, el periódico de su partido, lehacía la campaña a Macià. Reconoce elmontaje periodístico que se realizó consu figura gracias a la repercusióninternacional del juicio en París: «(éste)fue motivo de una desorbitanteexplotación periodística. La Publicitat,especialmente, glorificó a Macià […] Elhombre de la calle quería este tipo decomida excitante. Así Macià acabósiendo consagrado héroe y mártir».

Especialmente es agudo el juicio que

realiza del recibimiento popular deMacià cuando logra la presidencia de laGeneralitat. Las masas de Barcelonahabían salido gritando a la calle ¡VivaMacià, Muera Cambó! (siemprecreímos que aquellos gritos queestremecieron Barcelona se habíapronunciado en catalán, pero Ametllareconoce que fueron en castellano). Sí,en lengua castellana era recibido elahora independentista Macià. Nuestroautor de estas memorias utiliza una finaironía: «El separatista Macià esaclamado por todo el obrerismoinmigrante, el exmilitar y granhacendado Macià es aclamado por todo

el obrerismo, el indígena y el extranjero:dos milagros. Sólo el mito Macià puedeexplicar la antinomia». En Macià todofue fachada, incluso el espíriturevolucionario que pretendía imprimir asu imagen. Claudi Ametlla recuerda queen una recepción que realizó Macià,coincidió con Nin, recién llegado de laRusia comunista. Con una clarividenciainnata le dijo a Ametlla: «Esta esvuestra revolución: la de los partidosburgueses. Cuando llegue la nuestra noserá tan alegre». Y vive Dios que tuvorazón. De hecho, Macià tuvo la suerte demorir pronto, pues se hubiera desveladosu total incapacidad para gobernar: sólo

era una imagen que el pueblo catalándeseaba retener en su retina. Ametlla, esmás suave, pero de igual parecer. Enreferencia a su capacidad de organizarla Generalitat, sentencia: «Macià no erade ninguna manera el hombre para eso».Otro catalanista, Joan Solé y Pla, delgrupo radical separatista NosaltresSols! (¡Nosotros solos!) coincide en eljuicio. En su escrito, titulado República,definía a nuestro personaje así: «Elbueno de Macià, santo-civil, ungido debondad […] está rodeado de gentescortas de entendimiento».

Para echar una sonrisa: Si

se nos permite la expresión,Macià fue la concreción políticade un «Don Tancredo». El DonTancredo era una figura que sepuso de moda en los festejostaurinos en el siglo XIX. Unpobre desgraciado quenecesitaba ganarse unas pesetas,se ponía frente a la salida alcoso de los toros. Iba vestido deblanco, como si fuera unacolumna, y debía estarabsolutamente inmóvil. La teoríadecía que si no hacía nada eltoro no le embestiría. Así, Maciàse dedicó a eso, a no hacer nada,

a representar el catalanismo y adejarse aclamar por lasmultitudes deseosas de unsímbolo; y a «dejar pasar lostoros»… La misma metáforautilizaba Albert Boadella paradescribir a Franco.

118. COMPANYS, ELODIADO DE LOSCATALANISTAS

Si entre las autobiografías y memorias

de los protagonistas de la II Repúblicaplanea un cierto respeto sobre la figurade Macià, aunque se le reconozca comoeso, una figura hueca, sobre Companysya es otro cantar. La inmensa mayoría decoetáneos que escribieron sobre él, loponen a caer de un burro. Sólo hay unconsenso claro: su muerte épica ocultóuna vida desastrosa (en lo político y enlo personal). Como otros catalanistasrepublicanos su vida no deja de ser unaincoherencia constante. Al igual queValentín Almirall era un republicanocon título de nobleza (por parte demadre le tocaba la Baronía de Jover); ycomo Macià, era un entusiasta obrerista

que provenía de una familia dehacendados muy bien situadoseconómicamente. Ni incluso loscercanos le dejaban bien parado. Porejemplo Ángel Ossorio Gallardo, en suVida y sacrificio de Companys(publicada en Argentina en 1943), sepregunta: «¿De qué vive Companys?Companys vive de arruinarse… día trasdía va vendiendo las fincas que heredóde su padre». Ciertamente para el dinerosimplemente era un desastre, inclusocuando cobraba como Ministro deMarina. Ese mal estudiante, malabogado y astuto político, eraimpensable, como así reconocen

muchos, que llegara a Presidente de laGeneralitat. No queremos relatar suvida, sino que simplemente recogeremosalgunos juicios que realizaron en sumomento catalanistas de pro.

Empecemos, quizá, por el juicio másfuerte. Se trata de unas confesiones, aúnno publicadas, de Joan Solé Pla, el quefuera diputado de ERC en la IIRepública. Fiel a Macià, no podíasoportar a Companys del que decía:«Companys en el fondo es un enfermomental, un anormal excitable y condepresiones cíclicas; tiene fobiasviolentas de envidia y de grandezaviolenta, arrebatada, seguidas de fobias

de miedo, de persecución, de agobioextraordinario y a veces ridículas.¡Cuántas veces el Sr. Macià, conenergía, regañándolo, excitándole elamor propio le había tenido quearrancar de ese aplanamiento en quelloraba y gemía como una mujerengañada!» (La cita la entresacamos deuna reciente obra titulada ContraCompanys, 1936, dirigida por Ucelay-Da Cal, y en la que se revisa lacontrovertida figura del personaje). Estaactitud histriónica la confirma el juiciode Miguel Serra Pamiés, comunista delPSUC. Lo retrata como una especie deexaltado, como un desenfrenado que

rozaba la locura: «Le daban ataques, setiraba de los pelos, arrojaba cosas, sequitaba la chaqueta, rasgaba la corbata,se abría la camisa. Este comportamientoera típico».

La opinión de otro compañero departido, el ya citado Puig y Ferreter, lodefine así: «Companys era pequeño,voluble, caprichoso, inseguro yfluctuante, sin ningún pensamientopolítico, intrigante y sobornador, conpequeños egoísmos de vanidoso y sinescrúpulos para ascender […] Suignorancia enciclopédica y la pocaprofundidad del hombre no daban paramás». Por eso tantos catalanistas se

quedaron perplejos al ver queCompanys era capaz —gracias a susintrigas e instinto de supervivencia—,de llegar a sustituir a Macià. Aúnrecordaban cuando Companys, a finalesde 1917, fue elegido concejal enBarcelona por el Partido Radical y tuvoque compartir consistorio con elcatalanista Carrasco y Formiguera (quesería posteriormente fundador de UDC),al que no dejó ocupar su escaño hastaque no gritara de modo bien audible un«¡Viva España!». Cuántos silenciossobrevuelan el catalanismo de aquellosaños.

Claudi Ametlla, de Acció catalana,

igualmente respetando la figura deMacià, en sus memorias no soporta lafigura de Companys, al que siempre viocomo un demagogo: «bajo esta bandera[la de los rabassaires, o campesinos nopropietarios] que Companys y susamigos agitaron frenéticamente, surgióun poderoso movimiento de campesinosque, de golpe, se descubrieronoprimidos y explotados». Más adelante,sigue recordando en sus memorias susprimeros encuentros con Companys: «Enaquellos tiempos, el hombre que habíade morir por Cataluña no era catalanistay nosotros lo éramos todos… tambiénera redactor de La Publicidad[antes de

ser catalanizado]… (publicación)Republicana y centralista, y hasta haceno poco anticatalanista». Y continúa:«Pues bien: el juicio es que LluísCompanys no reunía el mínimo decondiciones requeridas para serPresidente de la Generalitat. Los que leelegimos cometimos un error inmenso».Desde el catalanismo católico tambiénse le acusaba de su falta de catalanismoy de las trágicas consecuencias de suinoperancia política. Así lo describeCarles Cardó en su Història Espiritualde les Espanyes: «la tibieza patriótica ysobre todo la intriga eligieron a LluísCompanys, abogado de la CNT, no

excesivamente fervoroso encatalanismo»; «Companys ponía enmarcha la Generalitat en una aventurarevolucionaria que tenía que suscitar laantipatía de toda Europa contra Cataluña[…] Aquella noche trágica del 6 al 7 deOctubre de 1934, Esquerra trajo lacausa de Cataluña al terreno de laviolencia, único en que podía y debíaperder, comprometiéndose en unarevuelta de tipo comunista». Podríamossumar juicios en el mismo sentido sinparar, por parte de coetáneos de todo elabanico político. Sólo su muerte,trágica, le salvó de un juicio políticobochornoso. Hoy es un mártir y héroe

para todos los catalanistas de lacondición que sean. El único momentode «gallardía» de su vida, fue ante elpelotón de fusilamiento, en los fosos delCastillo de Montjuich, cuando pidiódescalzarse para tocar con sus piesdesnudos la tierra catalana que tanto lehabía hecho sufrir. Sin embargo, enaquellos mismos fosos más de mildoscientas personas habían sidofusiladas por el Frente Popular sin queCompanys hiciera nada por impedirlo.

Joan Casanovas (expresidente delparlamento de Cataluña) en carta aJaume Creus del 20 de septiembre de1939, y en referencia a Lluís Companys,

acusa: «Siempre hay quien no solamenteno ha hecho nada en horas decisivas,sino que no las deja hacer en las másimportantes para el futuro». Otro de losimplicados en el «asunto Rebertés yCasanova», en la conspiración contraCompanys fue el miembro de EstatCatalà, José María Xammar. Desde elexilio, escribió unas cuartillasanalizando el asunto. Entre las perlasque le dedica, extraemos dos: «Visité aCompanys […] le eché en cara la vilezade la dejación de poder (ante losanarquistas) […] para someterse alvilipendio de unas fuerzasincontroladas, enemigas de Cataluña e

incompatibles con todo sentido deresponsabilidad». Más adelante añade:«Me alejé de Companys con elconvencimiento de que Cataluña no teníaun presidente sino un granuja dispuesto amantenerse en su cargo aún a costa de lapropia y ajena dignidad y sobre todo acosta de la dignidad de su Patria.Dignidad que no recuperó a mi entenderhasta que se halló años después ante lapicota de Franco». Podríamos seguirhasta hartarnos, pero este elenco dedeclaraciones ya nos da una idea de loque la mayoría de catalanistas derenombre pensaban sobre Companys.

119. EL CANIBALISMOCATALANISTA…

Hasta la muerte de Macià todo parecíafuncionar bien en el catalanismo aunque,la verdad sea dicha, se iba larvando latragedia interna. Como hemos visto,Companys logró la presidencia de laGeneralitat gracias a su astucia yaudacia, aunque pocos catalanistas loestimaban de verdad. El nuevoPresidente, el 6 de octubre de 1934,contra el parecer de muchos de ellos, ysólo azuzado por los sectores másextremistas del Estat Català, más

concretamente por Dencàs, proclamó laRepública catalana. Tras el fracaso,siempre se excusó y echó la culpa aDencàs y a los hermanos Badia y susadláteres del Estat Català. Por su parte,los nacionalistas separatistas másradicales, acusaron a Companys detraidor y nunca le perdonaron que sedesentendiera de aquella proclamación.

En marzo de 1935, la agrupaciónultranacionalista Nosaltres Sols, en unmanifiesto acusaba a Companys: «Estagente que intenta glorificar a losverdaderos traidores [en referencia aCompanys y su gente] del movimientodel 6 de octubre y se lanza sobre los

ausentes (Badia y Dencàs…) ¿es queahora no les conviene recordar aquellosdiscursos demagógicos y sus artículosprerevolucionarios?». En una obra dedescargo de Josep Dencàs, culpaba aCompanys de haber realizadoafirmaciones como «Abans perdrem lavida (antes perderemos la vida)» o «Hiha en peu un poble, i al davant d’aquestpoble, un home que sap complir la sevaparaula (Hay en pie un pueblo y delantede este pueblo un hombre que sabecumplir su palabra [en referencia a símismo])» (La Humanitat, 26 de junio de1934), que nunca cumplió. El Presidentede la Generalitat estuvo tres meses

calentando a la opinión pública parapreparar la declaración deindependencia. Pero, cuando llegó elfracaso del 6 de octubre se desentendiótotalmente de su responsabilidad.

Dos años, más tarde, y nuevamenteen el poder, Lluís Companys consiguióque el Parlamento catalán culparaoficialmente de la derrota a Dencàs.Este hecho causó una fuerte divisiónentre las Juventudes de EsquerraRepublicana-Estat Català (JEREC). Lossectores más nacionalistas, sobre todo araíz de 19 de julio del 36 intentaronreagruparse en un refundado EstatCatalà. Frente a la aplastante

superioridad anarquista, empezaron atemer por la causa catalanista. Son másque conocidas las palabras deCompanys ante el encuentro conrepresentantes armados de la CNT-FAI:«Hoy sois los dueños de la ciudad y deCataluña porque sólo vosotros habéisvencido a los militares fascistas, yespero que no os sabrá mal que en estemomento os recuerde que no os hafaltado la ayuda de los pocos o muchoshombres leales de mi partido y de losguardias y mozos de escuadra […]Habéis vencido y todo está en vuestropoder; si no me necesitáis o no mequeréis como presidente de Cataluña,

decídmelo ahora, que yo pasaré a ser unsoldado más en la lucha contra elfascismo. Si, por el contrario, creéis queen este puesto… puedo, con los hombresde mi partido, mi nombre y mi prestigio,ser útil en esta lucha, que si bien terminahoy en la ciudad, no sabemos cuándo ycómo terminará en el resto de España,podéis contar conmigo y con mi lealtadde hombre y de político…» (LuísCompanys a la delegación anarquistallegada al Palacio de la Generalidad el20 de julio de 1936, citado por JuanGarcía Oliver en De julio a julio).

Las tensiones y odios entre los«escamots» (patrullas) de ERC, en los

que estaba integrados los del EstatCatalà, y los anarquistas venían de lostiempos de la República, y alcanzaronsu cenit cuando los del FAI asesinaron alos hermanos Badia (héroes de ERC).Como estamos obligados a ser escuetos,resumiremos muy brevemente los hechosque se sucedieron. Los catalanistas másradicales, provenientes de muchosgrupúsculos, se fueron reagrupando en elEstat Català. Llegaron a formar lasMilícies Pirinenques (Miliciaspirenaicas). Un buena parte de suscomponentes pertenecían a Estat Catalào eran miembros activos de NosaltresSols!, o del Club Català, refugio de la

Organizació Militar Nosaltres Sols(OMNS), o gentes procedentes dePalestra y de su grupo paramilitarOrganització Militar Catalana(ORMICA). Estas escasas fuerzas,pensaron que podían dar un vuelco a lasituación que se estaba produciendo enCataluña. El poder estaba en manos delos «murcianos de la CNT», y eso era«imperdonable». En el órgano oficiald e l Estat català, el incautado ycatalanizado Diari de Barcelona, el 4de septiembre de 1936, se podía leer:«Hay que catalanizar la revolución yordenarla. El pueblo de Cataluña sienteun gran horror por el vacío, y existe un

gran vacío irresponsable en lascomarcas catalanas. Hay comarcasdonde la revolución está en manosfrancamente irresponsables». Y concluíapidiendo: «¿Nadie no siente el deber deponerse al frente?».

Los anarquistas se olieron el asuntoy prepararon el asalto del ComitéCentral del Estat Català y de otrassedes. Dencàs, aterrorizado, huyó unavez más de Cataluña y dejó a todo elmundo tirado. Jacinto Toryho, miembrode CNT y de la FAI y director deSolidaridad Obrera de 1937 a 1939,denunció explícitamente en su libro Deltriunfo a la derrota (Argós Vergara,

1977) las intrigas del separatismocatalán y no duda en acusar a Dencàs defascista, y de relatar el perfilpsicológico de este personaje:«Simultáneamente a la tragedia asturianase produjo la tragicomedia de Cataluña.Aquélla fue un conato de auténticarevolución, mientras que ésta no pasó demísera caricatura, bufonada que anegóen ridiculez a sus promotores… Losinspiradores, organizadores y directoresde la “epopeya” fueron dos alienadosque se adueñaron de los resortes delPoder con la complacencia y lacolaboración de varios cultores de lahipocresía en sus innumerables

matices… Al aludir a los inspiradores,organizadores y directores me refiero aJosé Dencás Puigdollers, consejero deGobernación, jefe de los servicios deOrden Público, también separatista yjefe de los “escamots”, grupos armadosa los que imprimieron una tónicamussolinesca. Dencás era un separatistaque odiaba a España con fervorsatánico. Poseía todos los rasgos que elpsiquiatra halla en el paranoico. Conanterioridad a la República habíamilitado en la Lliga [Regionalista, defuerte tendencia derechista]. Luego sepasó a la Esquerra y Estat Catalá.Siendo diputado de las Cortes

Constituyentes, su pueril fervorantihispánico le llevó a desgarrar conuna hoja de afeitar los escudos de laRepública Española que había grabadoen los pupitres de los escañoscorrespondiente a Esquerra Catalana.Antes de la “proeza” de octubre, los“escamots”, capitaneados por Badia,practicaban el deporte de apalearobreros a los que previamentesecuestraban para someterlos a torturasdiversas, por la más férrea negativa deéstos al menor contacto con ellos.Porque los trabajadores de Cataluña,originarios de tierra catalana o de otrospuntos de la Península, jamás tuvieron

nada en común con los catalanistas de laderecha (la Lliga), ni con los de laizquierda (la Esquerra), quienes en losocial no eran fracciones diferentes,sino dos expresiones reaccionarias a lasque solamente separaba un matizpartidista electorero. […] Acerca del“generalísimo” de la insurrecciónseparatista [Dencás] y de la Esquerraque la impulsó, escribió, en 1935,Joaquín Maurín [ex-secretario generalde la CNT que se pasó a la facciónantiestalinista del marxismo], líder delBloque Obrero y Campesino: […]“Dencás, jefe de la fracción de ‘EstatCatalá’, turbio en sus propósitos, no

podía ocultar sus intencionesdeliberadamente fascistas. Todo sutrabajo de organización y toda suactividad política tendían hacia unobjetivo final: un fascismo catalán. Sudeclaración de guerra a losanarcosindicalistas, sus “escamots” decamisas verdes regimentadas, todo esotenía un denominador común: elnacional socialismo catalán». Hasta aquíesta completa descripción.

Para el catalanismo era evidente quehabía que tomar medidas contra los«compañeros» anarquistas. Companys,con el apoyo de Tarradellas, creía quela solución del problema vendría

enfrentando a la CNT-FAI contra elPartit Socialista Unificat de Catalunya(PSUC). Por su parte, Casanovas —presidente del gobierno de Cataluña yenfrentado a Companys— opinaba quela solución residía en realizar un golpede fuerza nacionalista para desarmar yreducir a la hegemónica CNT. Lasituación entre Companys y Casanovasse hizo tan tensa que el primero llegó aamenazarle de muerte y lo sustituyó porTarradellas. El 20 de octubre, AndreuRebertés, antiguo miembro de EstatCatalà y militante en aquel momento dela ERC, pasó a desempeñar el cargo dejefe de la Comisaría de Orden público.

A pesar de las protestas anarquistas,Companys mantuvo el nombramientoalegando tener «un compromisopersonal» con Rebertés. En efecto,Carmen Ballester, segunda esposa delpresidente, era íntima amiga de laamante del último. Pero Rebertéstraicionó a Companys y junto aCasanova prepararon un «pusch» paradestituirle y apartar del poder a losanarquistas. Se sospecha, y esto hahecho correr ríos de tinta, que losmilitantes más destacados de EstatCatalà intentaron negociar con Francia,Italia, incluso hasta con Franco, paraconseguir una Cataluña independiente, a

cambio de acabar con losrevolucionarios anarquistas. Pero elcomplot quedó desvelado antes de hora.Solidaridad Obrera, órgano de la CNT,publicó el día 27 de octubre un editorialque amenazaba: «Mientras en los frentesde lucha los proletarios dan su sangre ysu vida por la Revolución, en laretaguardia, una colección de traidores yde insensatos, dotados de instintosverdaderamente criminales, se dedican aconspirar y a preparar golpes de Estadofavorables a la causa fascista, contra laque venimos luchando ardorosamente».El 24 de noviembre fue detenido AndreuRebertés y posteriormente asesinado.

Ello provocó una huida masiva denacionalistas separatistas, incluso designificativos militantes de ERC, quevieron sus vidas en peligro. Companysse quedó prácticamente sólo frente a losanarquistas y tuvo que aliarse con losestalinistas.

120. …Y ELCOMUNISTA

En julio de 1936 Aleksandr Orlov fueenviado a España como enlace del

servicio de inteligencia soviético con elMinisterio de Interior de la II Repúblicaespañola. Al poco tiempo de llegar fuenombrado responsable en el traslado del«Oro de Moscú». Refiriéndose a lallegada del oro a la URSS, atribuyó aStalin la frase «Los españoles no veránmás el oro, del mismo modo que nadiepuede ver sus propias orejas». Sinembargo, la tarea principal de Orlov erapurgar a los disidentes trotskistas,muchos de los cuales estaban en Españacomo voluntarios de las BrigadasInternacionales. Por aquel entonces elPartido Comunista de España (PCE) eraun pequeño partido pero muy activo y

fanático. Acaudillado por el sevillanoJosé Díaz, recibió la orden de «lucharenérgicamente contra la sectatrotskista». El único lugar de Españadonde había una concentraciónrelativamente grande de trotskistas eraen Cataluña. El Partido ObreroUnificado Marxista (POUM) era elúnico partido marxista, que a la par detrotskista, tenía aires catalanistas; ypronto se demostró su incompatibilidadcon el recién fundado PSUC. El POUMestaba más cerca de anarquistas ycatalanistas, que de estalinistas. Ellosignificó su sentencia de muerte,decretada desde Moscú. El dirigente del

POUM era el tarraconense Andreu NinPérez que hubo de sufrir una campañadifamatoria atroz (cató de su propiamedicina pues él había utilizado lamisma estrategia). Se llegó a acusar aNin y los poumistas de trabajarsecretamente para Franco (parecementira que en aquella época estasfalsedades fueran creídas). Nin habíasido nombrado Consejero de Justicia dela Generalidad de Cataluña, cargo queperdió en diciembre a instancias delPCE. El Gobierno tenía que escoger: oNin o el suministro de armas de la UniónSoviética y evidentemente el lídertrotskista fue sacrificado.

El 3 de mayo de 1937 un batallón deguardias de asalto tomó el edificio de laTelefónica en Barcelona, que seencontraba bajo control de milicias dela CNT. Tres días después, la ofensivacontra los disidentes se recrudeció.Todo el que no mostraba su adhesión alPCE era fusilado en el acto o trasladadoa una checa. El 15 de mayo LargoCaballero fue obligado a dimitir, pueslos comunistas le echaron la culpa delos disturbios que ellos mismos habíanprovocado en Barcelona. El POUM sequedó sin su único apoyo. El PCEempezaba a tener la hegemonía políticaen el gobierno decadente de una

República burguesa no preparada paraestos retos de altos vuelos. Losestalinistas buscaron a un hombre depaja en el PSOE, vencedor de laselecciones de febrero, para quegobernara. Se trataba de Juan Negrín,médico canario, el perfecto tonto útil enmanos de Stalin. Negrín ilegalizó elPOUM y desató una caza de brujas, quese cobró centenares de víctimas. Alconocido anarquista italiano CamilloBernieri le enviaron un pelotón de docehombres que le acribilló a balazos sinmediar palabra. Lo mismo le sucedió alaustriaco Kurt Landau, y a los alemanesHans Freund y Erwin Wolf, este último

exsecretario personal de Trotsky. Sermilitante simpatizante del POUMsignificaba tener una condena a muerteescrita en la frente. George Orwell, a lasazón voluntario en una columna delPOUM, lo retrató todo y a todos en sulibro Homenaje a Cataluña. Todo estecanibalismo político, fue debilitandoprofundamente a la República. Susposibilidades materiales de vencersobre los alzados eran muy altas, perolas discordias internas y las luchascainitas autoliquidaron la República.

121. NUEVOSMÁRTIRES, NUEVOSSILENCIOS: CUANDO

LOS CERDOS COMÍANCATALANES

La Guerra Civil española, en Cataluñatuvo un color diferente; no sólo por loque hemos escrito antes, sino por laferocidad con que se produjo lapersecución religiosa. Mucho se haescrito sobre ello, pero nos parececonveniente insistir. Nuevamenteagradecemos a nuestro amigo Fernándezde la Cigoña, los datos que ha

recopilado con tanta pulcritud sobre unade las matanzas de cristianos másintensas en la historia de la Cristiandad.El primer mártir de la persecuciónreligiosa del 36, fue catalán y erahermano de las Escuelas Cristianas,Jaime Hilario Barbal y Cosat, nacido enEnviny, Pallars Sobirà (Lérida). Fueasesinado cuando aún no había cumplidolos cuarenta años.

Tras él vendrán innumerablesmártires. Entre ellos, hay que mencionar,primero, al obispo de Barcelona,Monseñor Irurita, por dos motivos:porque es a quien se dedica este libro, ypor el escarnio de su memoria durante

tantos años tras su martirio. Con élcayeron asesinados 279 sacerdotes de suclero diocesano (los eclesiásticosmártires en la Diócesis de Barcelonallegan casi a mil). En Gerona fueron 194los sacerdotes caídos. Otro pastor, elobispo de Lérida, monseñor Huix, se fueal cielo con 270 de sus sacerdotes. Trasla Diócesis de Barbastro, la de Léridafue proporcionalmente la más castigadade España: de cada cien sacerdotes,asesinaron a sesenta y seis. Y Tortosa,con 316 eclesiásticos asesinados fue latercera: de cada cien sacerdotesasesinaron a sesenta y dos. En lacatólica Vic, cayeron 177, y 131 en

Tarragona, encabezados por su obispoauxiliar, monseñor Borrás; 109sacerdotes en la diócesis de Urgel y enla pequeña diócesis de Solsona secalcularon 60 presbíteros asesinados.En total, fueron asesinados en Cataluñamás de 1.500 sacerdotes diocesanos, sincontar religiosos y religiosas.

La literatura sobre la persecuciónreligiosa en Cataluña es extensa ycualquier interesado puede encontrarla.Quizá, en memoria de aquellos trágicostiempos en los que los catalanes seenzarzaron a muerte, sólo recodaremosalgún dato y alguna trágica muerte.Barcelona se convirtió en la ciudad de

las checas, con casi una veintena, dondese encerraba, torturaba y asesinaba sinreparos. La de más terrible fama fue lade san Elías. El que pasaba por ahí concasi toda seguridad sería asesinado. Ahíapareció un horno crematorio y a losasesinados se les arrancaba los dientesde oro. En Cataluña fueronrepresaliadas y asesinadas 8.352personas. Muchas de ellas pasaron antespor las checas, donde se les infligíancastigos inimaginables, como laaplicación de hierros candentes,descargas eléctricas en genitales,levantamientos de uñas, palizas,ahogamientos con agua o mutilaciones.

Las checas fueron diseñadas para quesólo por estar encerrado en ellas, unoenloqueciera. Eran celdas de 2 por 1,5metros de planta y 2 metros de alto, conun camastro de obra inclinado hacia elsuelo. Si uno se dormía caíairremediablemente al suelo. Tampoco sepodía dormir en el suelo pues unosladrillos sobresalían de tal manera queera imposible recostarse. Las paredes serecubrían de alquitrán por fuera paraprovocar un bochorno insoportable. Enuna de las paredes se pintaban tablerosde ajedrez, espirales, líneas y círculoscon el fin de marear al preso. El casomás terrible de contar es el de Eusebio

Cortés Puigdengolas: fue descuartizadoen la checa de san Elías y sus despojosfueron arrojados los cerdos paraalimentarlos. No fue el único caso.

122. LOS OTROSCATALANES: EL TERCIO

DE REQUETÉS DENUESTRA SEÑORA DE

MONTSERRAT

El Tercio de Requetés de Nuestra

Señora de Montserrat fue una pequeñaunidad de voluntarios catalanes huidosde zona republicana. Se considera laúnica unidad propiamente catalana de lazona nacional. Estaba compuestaprincipalmente por carlistas y católicoscatalanes que se fueron sumando en lamedida en que conseguían traspasar losPirineos y regresar a España por SanSebastián. La primera gran gesta de esteTercio se produjo en Codo (Zaragoza),cuando aún era una unidad de 182hombres. Codo estaba en la línea delfrente y debía ser tomada para que lasfuerzas republicanas pudieran conquistarBelchite. Así llegarían a Zaragoza y

separarían Navarra de Castilla,poniendo en peligro todo el frentenacional. Por tanto, la acción de guerraera crucial para los republicanos. Elreducido grupo de carlistas se encontrófrente a las Brigadas Internacionales delGeneral Cléber, con una fuerza de entreunos 10.000 o 15.000 soldados, 13carros de combate, varios escuadronesde caballería senegalesa, dos bateríasde artillería, gran número de morteros einfinidad de ametralladoras. Calculabantomar el pueblo en dos horas y tardaron48. Los requetés catalanes plantaroncara calle por calle y casa por casa. Losgritos republicanos de «rendíos,

requetés» eran respondidos con cargasde fusilería. Con la oscuridad de lanoche pudieron escapar sus defensoressupervivientes en grupos de cinco. Yasin municiones lucharon a la carrera y abayoneta calada. A los que no abatieronlos republicanos los cazó la caballeríasenegalesa y los asesinó a sablazos. Lasbajas del Tercio fueron altísimas: de los182 hombres murieron 146. Pero susorprendente resistencia a lo largo dedos días permitió estabilizar el frente ysalvar Belchite y Zaragoza. Ahí elTercio de Requetés de Nuestra Señorade Montserrat ganó la Cruz Laureada deSan Fernando.

El Tercio pudo recomponerse conmás voluntarios. En total pasaron poresa unidad 1.985 efectivos de los cuales319 murieron en combate y 633 fueronheridos (los porcentajes superan a losde casi todas las unidades militares dela Guerra Civil). Tras el desastre deCodo, el Tercio volvió a contar con 850requetés, 22 oficiales y 33 sargentos queparticiparían en la crucial batalla delEbro. Su lugar de destino fue Villalba delos Arcos, al que llegan atravesandopueblos cantando el Virolai, siendoaplaudidos y vitoreados. Tras cinco díasde contención de las fuerzasrepublicanas, hasta la extenuación, el

Tercio tuvo las siguientes bajas: 8oficiales, 18 sargentos y 250 requetés.Tras unos pocos días de descanso se lesordena tomar una de las posiciones másdifíciles de la línea: punta Targa. Elheroísmo de los requetés quedó una vezmás patente en esta acción, como entodas las otras anteriores, y dio porresultado un balance de 58 muertos y170 heridos. De los 40 hombres queformaban la sección de choque,murieron 23, entre éstos su comandantey 14 quedaron heridos. Sólo tresresultaron ilesos. Poco antes, el AlférezRegás manda arrancar a sus muchachosde la sección de choque el emblema

propio, diciéndoles: «Hoy este emblemano nos corresponde solo a nosotros.Todo el Tercio de Montserrat es lasección de Choque». Poco después lemataban. El Tercio de Nuestra Señorade Montserrat propiamente dicho hasido aniquilado. En el campo yacen,muertos o heridos, las tres cuartas partesde sus miembros.

Las fuerzas puramente catalanistasen la zona republicana (las del EstatCatalá) fueron aproximadamente de2.000 hombres. Las mismas que las delTercio de Montserrat, teniendo en cuentaque muchos de los que se hubieronalistado en el Tercio fueron asesinados

en zona republicana. La historia delTercio es una prueba inequívoca de queaún existía una Cataluña genuina acordecon la tradición catalana, y estaba en lazona nacional no en la republicana. Ahíse podía cantar el Virolai, se moríagritando ¡Visca España!, como así lohizo Raimon Camps i Nogués, rudo ynoble payes de montaña que no sabíahablar castellano. Y cuando añosdespués se organizó la Hermandad delTercio, siempre se recordó a losmuertos de ambos bandos y se rezó porel alma de todos ellos, sin rencoralguno. La bandera del Tercio reposa alos pies de la Moreneta, como así

juraron los defensores de Codo, si seganaba la guerra. ¿Quién puede negarlesa estos catalanes su catalanidad?Mientras, en el otro lado de lastrincheras se oía sólo el ¡Viva Rusia yViva Stalin! El catalanismo de la zonarepublicana acabó siendo una mera poseen la que nadie creía. Lo que realmentese estaba gestando era una dictaduraestalinista que, de triunfar, hubieraliquidado cualquier resto decatalanismo.

123. LOS OTROS

CATALANISTAS:FRANCESES, «FACHAS»,

DEPURADOS YOLVIDADOS

Los defensores de los Països Catalanslo tienen mal, muy mal. Imaginemos quese lograra la independencia de la GranCataluña, que comprendiera la viejaCorona de Aragón. Haciendo un simplecálculo, comprobaríamos que el partidomás votado sería el Partido Popular,empatado con los socialistas, y enposición muy minoritaria quedarían lospartidos nacionalistas. Nunca más

gobernarían los nacionalistas sobreestas tierras. Para colmo siatendiéramos a la «Cataluña norte», lacosa sería peor pues el porcentaje devotos al Frente Nacional supera inclusoa los socialistas. El nacionalismocatalán se ha empeñado en que elRosellón aún es catalán, sea como sea.De los presupuestos de la Generalitat sehan dado partidas para que losayuntamientos cambien las placas de losnombres de las calles del francés alcatalán; o bien se subvencionanasociaciones culturales; o bien se haintentado impulsar el día de sant Jordipara que la gente compre una rosa y un

libro (con notable fracaso). Incluso,hasta la crisis económica, se veía bienque la televisión autonómica tuviera unacorresponsalía permanente en el sur deFrancia. De vez en cuando se inventabanuna excusa de noticia y salía uncorresponsal hablando en un horrendocatalán con acento francés y relataba unanoticia traída por los pelos. Ahora lacrisis obliga a cerrar esa delegación.Qué pena. El sueño era bonito. Lo quenunca ofrecerá la televisión catalanistaserán reportajes sobre intelectuales deesas tierras que se sienten catalanes;incluso de «catalanistas» en el mejorsentido de la palabra, y que luchan

contra una Francia centralista yjacobina. Su gran pecado, para no serreconocidos por el catalanismo actual,es su trasfondo ideológico.Agradecemos la información quetomamos prestada del valientehistoriador catalán Josep Ramon Bosch,uno de los pocos historiadores que no sesomete a la corrección política enCataluña. Reseñemos las biografías detres de estos «catalanes del norte».Tienen en común que dos de ellos fueronasesinados al acabar la II Guerramundial y otro tuvo que huir a Españapara no ser asesinado por los partisanos.

El primero es Robert Brasillach,

nacido en Perpiñán en 1909 y fusiladoen 1945, en el Fort de Montrouge. Fueescritor, periodista y crítico de cine.Colaboró en los años 30 en L’Actionfrançaise y en L’Étudiant français. Enla Francia de entreguerras escribiódecenas de libros y poemas de granvalor literario. Al estallar la GuerraCivil española se posicionó con laEspaña nacional y escribió sobre elasedio del Alcázar de Toledo. Tras lainvasión alemana de Francia, colaborócon el gobierno de Pétain. Tras eldesembarco de los aliados porNormandía, no huyó y decidiópermanecer oculto en Francia. Al no dar

con él, la policía secuestró a su madreobligándole así a entregarse. Fuejuzgado y condenado a muerte. DeGaulle, por hacer un brindis a loscomunistas, se negó a conmutar la pena.La represión aliada en la «Cataluñanorte» fue brutal, siendo ejecutadas másde 4.000 personas. TV3 nunca hamencionado siquiera la tragedia de estos«catalanes del norte». Tras la II GuerraMundial se establecieron en Francia«comités de depuración», el de losintelectuales, controlado por loscomunistas, se denominaba «ComitèNational des Escrivants» (entre los queestaba Picasso, por cierto). Elaboraron

una lista de 165 intelectuales que sedebían purgar. El primero de la lista eraRobert Brasillach.

Otro que sufrió la persecución fueAlfons Miàs i Dejaule (Els Banysd’Arles i Palaldà, 1903, Barcelona,1950) Político, escritor, ideólogo yapóstol del catalanismo sano en Francia.Fue siempre defensor de la unificaciónde Cataluña. Militó en formacionescomo l’Association Catholique de laJeneusse Française y la Ligue d’ActionFrançaise, de Charles Maurras. Fue,mal que les pese a los separatistas, elinventor del término «Catalunya delNord». Se convirtió al catalanismo el

1930, al casarse con una chica deBarcelona. Mias defendió desde laprensa la catalanidad del Rosellón eimpartió infinidad de cursos gratuitos delengua catalana. Escribió obras comoHistoire résumée de la CatalogneFrançaise y Roussillonais sauve talangue, il est encore temps. Fue tambiénfundador del primer movimientocatalanista en la Catalunya del nord: laJoventut Catalanista de Rosselló,Conflent, Vallespir, Cerdanya i Capcir .Fundó la revista catalanista NostraTerra, que agrupó a jóvenesintelectuales del Rosellón. ¿Cuál fue supecado para que ningún catalanista le

recuerde ahora?… Su colaboración conel Régimen de Vichy y sus simpatías conel nazismo. En 1944 huyó a España,siendo acogido por unos familiarescatalanes falangistas.

Por último, reseñamos brevementela biografía de otro de los muchos«olvidados»: Arístides Maillol.Escultor, pintor y grabador. Estudió enParís y pudo conocer a Paul Gauguin.Llegó a realizar exposiciones en París,Nueva York, Berlín o Chicago. Su«error» fue ser un protegido del Condefranco-alemán Harry Kessler. De nadasirvió que hubiera salvado de losalemanes, gracias a sus contactos, a su

musa, la judía rusa, Dina Vierny.Nuestro hombre: «hablaba catalán, ibacon ‘espardenyes’, llevaba faja, bailabasardanas» y afirmaba «Yo consideroCataluña mi verdadera Patria».Simpatizante del gobierno de Vichy yamigo íntimo del escultor alemán pro-nazi Arno Breker, fue suficiente paraque fuera asesinado por los comunistas,aunque oficialmente se le declarómuerto por «accidente de tráfico».

La mayoría de los asesinados por larepresión democrática en el sur deFrancia, tras la II Guerra mundial, eranhombres que se habían formado en lastesis regionalistas de Maurras (al igual

que tantos otros catalanistas comoCambó). Defendían la catalanidad delRosellón y rechazaban el jacobinismode París. Eran catalanistas en el sentidomás pleno de la palabra. Pero elcatalanismo actual no se reconoce en lossuyos, porque eran de «derechas» o«fachas». Para corroborar esteambiente, recogemos una carta de uncatalanista, Joan Alavedra, que escribea Jaume Creus, en 1941. En la carta sedescribe el primer concierto en el quePau Casals tocó el famoso Cant delsOcells (Canto de los pájaros). Alavedradescribe: «Llorábamos todos la patriamomentáneamente perdida». La sala,

describe, estaba llena de catalanes,españoles y franceses del Rosellón: «fueun acto magistral de pura afirmacióncatalana»… y sigue diciendo que fue unaafirmación más catalana que catalanistay que ese acto, presidido por unabandera catalana, se celebraba conpermiso de las autoridades, en laFrancia de Vichy. Alavedra aprovechasu carta para criticar el sectarismo demuchos catalanistas y la imposibilidadde hacer un frente común por lasconstantes disputas internas.

Curiosidad: En aquellaépoca los hombres y sus

relaciones eran bastante másprofundas, complejas e intensasque ahora. La banalidad de lavida política actual se haextendido hasta alcanzar unasuperficialidad y mediocridadinsufrible. A modo de ejemplo, ya colación de que hemos habladode Pau Casals, relatamos elsiguiente hecho: siendorepublicano convencido, tuvouna simpatía especial porAlfonso XIII, por eso, ante sufallecimiento, fue a tocar en losfunerales que se celebraron en suhonor en Perpiñán.

Ninguna sociedad puede sobrevivira sus contradicciones. Y Cataluña no esningún Olimpo de dioses capaz delibrarse de esta férrea ley histórica. Lafalsedad del catalanismo, desde suconstrucción imaginaria, sureinterpretación de la Historia y susmiserias personales, sólo puedellevarnos a un lugar: el abismo. En elúltimo capítulo señalaremos los pasosque ha seguido nuestra amada tierra, yque nos señalan un destino bastanteprobable para las futuras generaciones.

Capítulo VIIIDE LA ALUCINACIÓN

COLECTIVA A LA NADA

«Un catalanismo contra España es elpeor error político que podemos

cometer. Si caemos en eso, estamosperdidos. O nos salvaremos con España

y contribuyendo a salvar España, onaufragaremos»

(JOAN PUIG Y FERRETER)

No reconocer los errores de la Historia,no saber corregirlos, empeñarse en

mantener mitos insostenibles,desapegarse de la realidad, puedeabocar a un pueblo a su más plenadesgracia. Cataluña, tras la GuerraCivil, y el aplastante fracaso deldiscurso catalanista (ya que no huboninguna política catalanista real, exceptola de las conspiraciones), tenía quereflexionar. Muchos lo hicieron y en susautobiografías se encuentran juiciosestremecedores por su sinceridad yhumildad: reconociendo lo absurdo delas tesis catalanistas. Otros, por elcontrario, siguiendo fantaseando en elexilio, imaginando una Cataluña que yano existía, pues el franquismo pudo

arraigarse sociológicamente en todas lascapas sociales catalanas sin ningunadificultad. Lo sorprendente es que, unsector de los que más sufrieron laRepública, la Iglesia catalana, semantuviera en sus trece de salvar elcatalanismo (para ella salvar Cataluña)a toda costa. Eso explica que laresistencia al franquismo, y la futuraclase política que regiría la Transición yla Democracia, se hubiera formado enambientes clericales y de la burguesíacatalana. Escondidos tras sotanas ysacristías, la resistencia era cómoda.Nada que ver con los que arriesgaronsus vidas realmente como los maquis,

que eran todo menos catalanistas; puesluchaban por el anarquismo o elcomunismo. Esta tesitura es compleja yexplica las contradicciones actuales delcatalanismo: cómo una parte de laburguesía apoya un separatismo que, aciencia cierta, se volvería contra susintereses económicos. En este últimocapítulo mostraremos cómo noreconocer la realidad nos ha llevado ala esterilidad y, pronto, a laautoextinción como pueblo.

124. EL EXILIO

CATALANISTA:FANTASEANDO Y

DISFRUTANDO(ALGUNOS)

La Guerra Civil acabó. Barcelona noestaba para una epopeya como la del 11de septiembre o para una defensa comola de Madrid. El triunfal recibimiento delas tropas nacionales y la huida ahurtadillas de los dirigentesrepublicanos eran la constatación de quela ilusión catalanista-republicana sehabía esfumado. Pero el nacionalismosabía de mitos y fantasías. En sus genes

originales llevaba el Romanticismo y suúnica posibilidad de supervivencia eramantener una ilusión (que a la postrefuncionó, como se demostró tras lamuerte de Franco). Tras el fusilamientode Companys, le sucedió Josep Irla en lapresidencia en el exilio. Sin pena nigloria Josep Irla mantuvo en el exilio laidea falsa de una Generalitat vivapolíticamente hablando. Sin embargo,deseamos referirnos al sucesor de Irla,que es más conocido para el público:Josep Tarradellas. Ya en el nuevogobierno de la Generalidad, del 26 deseptiembre de 1936, se reservó lacartera de Finanzas. Fue el encargado de

los dineros de la «Generalidad enParís», y quien controlaba el oro y plataincautados: que se enviaban a Francia yque luego, se vendían en Londres (poruna cantidad de dinero muy superior a suvalor en Francia). Teóricamente con esedinero se debía comprar material bélicode primera clase. Pero, según testimoniaen sus memorias Puig y Ferreter, todo elmaterial que el supervisaba eranprácticamente deshechos militares. Porejemplo se compraron aviones que alllegar a Barcelona eran incapaces devolar de nuevo.

En 1938 ese cuantioso capitaldepositado en París fue repartido entre

consejeros, exconsejeros de laGeneralidad y personalidades de ERC.¿Dónde fue a parar el dinero? DeTarradellas sabemos que compró unalujosa mansión en Saint Martin Le Blau,aparte de vivir cómodamente en París.En 1977 en la revista Interviu, EliseoBayo escribía un reportaje tituladoTarradellas no es tan «Honorable» . Secuenta en el artículo que Irla propuso aTarradellas la cartera de Finanzas en laGeneralidad en el exilio, pero él senegó, para extrañeza de muchos. Laexplicación era sencilla, así Tarradellasno tenía que rendir cuentas públicas deunos dineros (muchos) que aún

controlaba. Mantuvo a Irla en unestrecho cerco económico y fue creandouna lista de afectos y desafectos: porello, todos los catalanistas le temían. Yes así como consiguió la presidencia dela Generalidad virtual. En lacorrespondencia entre José MaríaBatista y Roca (historiador y etnólogo,que se inició en el catalanismo católicoy acabó en el catalanismo terrorista) yJaume Creus (un empresario catalán quedesde la sombra tenía mucho peso enERC), se percibe la desconfianza haciaTarradellas. En carta del 19 deseptiembre de 1944, escribe Batista yRoca desde Francia: «Debido a que aquí

no hay nada organizado y que devosotros no sabemos nada, hay unadesorientación terrible que hace que seaaprovechada por ciertos elementos (enreferencia a Tarradellas)». El 12 defebrero de 1945 reconoce que laoposición en el exilio catalanista no esgran cosa: «El elemento catalanistaestamos en minoría grandiosa, todo esCNT y socialismo». Ese mismo año,Joan Alavedra le escribía a JaumeCreus: «Hay entre los exiliados unapequeña crisis de catalanismo, porquetodos están metidos en el fango de lospartidos».

Por fin, el 5 de agosto de 1954,

Tarradellas consiguió la Presidencia dela «Generalitat». En esa época todavíaquedaban vivos 65 parlamentarios de laépoca de la Guerra. Pero sólo sereunieron nueve en México, y leeligieron. Por eso Eliseo Bayodenominaba a Tarradellas el«Presidente de los nueve diputados». Alcabo de unos días, el anteriormandatario, Josep Irla, lanzaba undecreto más que sorprendente para unaGeneralitat republicana: afirmaba que elnombramiento debía tener un «caráctervitalicio». Ahí se acabó la democráticaGeneralitat. Para colmo Tarradellasdecidió «no formar gobierno» ya que «el

poder es para ejercerlo» y «todo menoshacer el ridículo». Llegó así hasta laTransición y pudo ser recibido como lailación viva de la antigua Generalidad.Por cierto, su mujer, Antonia Macià,guardó durante el largo exilio las llavesdel Palacio de la Generalidad en unfajín (no fuera que alguien entrara en suausencia). Un historiador catalanista,miembro de la famosa Asamblea deCataluña, reconocía en febrero de 1977,en la revista Nueva historia, que:«(Tarradellas) es simplemente un valorsimbólico. No podemos caer en losmitos. La política catalana no puedeencadenarse al pasado, sino proyectarse

al futuro. Imponerle a un setenta porciento de catalanes que no vivieron laguerra, una representatividad deentonces, sería un error». Podríamoscontar muchas cosas, pero sólorelataremos un hecho más que deberíasonrojar a todos los catalanistas deverdad. En 1949, Pompeyo Fabra,también exiliado, hito aún vivo delcatalanismo, tuvo una hija que enfermógravemente. Fue a visitar a Tarradellaspara solicitarle ayuda económica con talde poder pagar un médico. La respuesta,fue simplemente, negativa.

125. EL EXILIO: UNADOSIS DE REALISMO

(PARA OTROS)Es profundamente interesante descubrircómo vivieron su exilio muchoscatalanistas, y con ello nos referimos asus reflexiones, sus memorias, dietariosy escritos, atemperados por el tiempo yla experiencia vital. Claudi Ametlla ensu obra Des de l’exili (Desde el exilio)comenta una idea alocada de uncatalanista: «En el último número deQuaderns [Cuadernos en el exilio] erauna revista de exiliados publicada en

México en catalán], un lector asienta lateoría de que el catalanismo de loscatalanes es más radical en la medidaque se va alejando de Cataluña; esdecir, que podría establecerse una leysegún la cual a mayor número dekilómetros de distancia corresponde unmayor radicalismo de aquelsentimiento». Si hiciéramos caso de estecurioso principio sociológico,entenderíamos por qué aquellos que seexiliaron a América, solían ser másradicales que los que estaban enFrancia. Entre los que pudieron regresarpronto a España, pues no habíancometido delitos de sangre, muchos de

ellos renegaron del catalanismo, almenos como vía política y fueroncapaces de realizar autocríticas muyinteresantes.

Un caso es Lluís Ferran de Pol, undiscípulo de Rovira y Virgili, que luchóen el frente de Aragón. Se exilió peropudo volver a España en 1948.Colaboró en las revistas eclesialesSerra d’Or (de Montserrat) y CavallFort y Tretzevents, revistas infantiles delos obispados de la Cataluña profunda.En su periodo de exilio, desdeQuaderns de l’exili, exigió unarenovación moderada del catalanismo,pues lo consideraba uno de los

causantes de la dura experiencia de laGuerra Civil. Por cierto, tenía unahermana monja en Francia, sor Teresitade Jesús, que le ayudó todo lo que pudoen su exilio. Ferran de Pol, respecto a lafigura de Companys avisaba: «Hay quevigilar la interpretación que en el futurose dé a la muerte de Companys.Sospechamos que se querrá hacer servirpara miserables intereses partidistas eincluso electorales y hay que, desdeahora, prevenir forzadasinterpretaciones». Este juicio fue muyprofético y señala el sentido común quedemostró más adelante en su obraliteraria. Hubo otros hombres, como

Josep Dencàs, que habían tenido unmáximo protagonismo en los añosaciagos de la República y en el 36.Exiliados, acabaron sus días en eldestierro, pero deseando regresar aEspaña. Dencàs recaló en Tánger,desencantado de la política y delcatalanismo: no dejó, ni siquiera,memorias escritas. Murió en 1965, pocodespués de que el gobierno españoladmitiera su regreso.

Volviendo a Claudi Ametlla, en suobra arriba citada recoge un artículoclandestino del Front Universitari deCatalunya, en el que se habla de lasdesgracias de Cataluña desde la

“Rabassada” [carretera que sube alTibidabo, donde fueron asesinadasmiles de personas en la represión de laretaguardia republicana en Barcelona] al“Camp de la Bóta” [lugar delcementerio de Montjuich donde fueronenterrados los fusilados por elfranquismo, tras ser juzgados porcrímenes de guerra]. El políticorepublicano se sincera: «Anatemizamoscon vosotros la “Rabassada” y el “Campde la Bóta”, y propugnamos unaCataluña donde las iniquidades que enaquellos lugares se cometieron novuelvan a repetirse».

Joan Puig y Ferreter es de los que

demuestra más sentido común tras suexperiencia en el exilio: «Nunca lodiremos suficientemente a nuestroshermanos catalanes que no adopten laposición separatista respecto al resto deEspaña. Creo que es deber de todos loscatalanes responsables, sea por sutalento, su calidad de hombresrepresentativos, su significaciónpolítica, etc., que hagan comprender alos exaltados, a los irresponsables, alpueblo catalán en general, que Cataluñaes una parte de España… Cataluña esEspaña, lo queramos o no». Josep MariaLópez i Picó, literato, católico,conservador y catalanista, con los años

se quejaba del desastre de la política deCompanys y de la desgracia de laGuerra Civil. En su Dietari 1929-1959,escribe: «¿Por qué ha hecho falta que tanamarga realidad descubriese a los mástozudos el engaño que queríandisfrazarnos con el nombre deCataluña?».

El famoso exiliado en México, elDoctor Josep Trueta, que fuera miembrod e l Consell Nacional Català (1940)[este órgano del catalanismo en el exiliofue desarticulado por la proiaGeneralitat en el exilio], en su libroEsperit de Catalunya (Espíritu deCataluña), escrito en 1946, resume el

ánimo de muchos catalanes en el exilio:«Lo que hace falta, me parece, esdespojarnos de resentimientos y retomarla labor que tantos antepasados nuestros,desde Luis Vives hasta Balmes, Prim y,más que ninguno otro, Prat de la Riba,no ha estado nunca abandonada enCataluña: hacer de la Península unespacio viable donde nuestros hombresy mujeres puedan vivir en hermandad eigualdad con los otros españoles,entendiendo que los portugueses, segúnsu gran Camoes, también lo son». En lamencionada correspondencia entre JoséMaría Batista y Roca y Jaume Creus, encarta del 16 de marzo de 1945, el

primero reconoce: «La gente enCataluña tiene aún un recuerdovivísimo, y de gran horror, de todo loque pasó durante la Guerra Civil, sobretodo en los primeros tiempos —asesinatos, saqueos de casas, incendios,incautaciones, colectivizaciones, etc,…—. Quien quiera gobernar ha de dar anuestro pueblo una firme garantía de queeso no se repetirá más». Estos son lostextos que deberían leerse en las clasesde Historia. Esta es la verdaderareconciliación de las dos Españas.

126. TARRADELLAS(MAL) VISTO POR LOS

CATALANISTAS

La afabilidad de un anciano reciénregresado del exilio y aclamado por unade las concentraciones más importantesque viera la actual Cataluñademocrática, no quita que la figura deTarradellas fuera discutida y temida ensus tiempos mozos por su activismopolítico. Los testimonios soninnumerables. Veamos algunos. Uno deellos es el de Jaume Miratvilles,militante de ERC que fuera secretario

general del temible Comité de MiliciasAntifascistas de Cataluña (responsablede muchísimos asesinatos). Ello noimpidió que en 1963 se reintegrara en laEspaña franquista. En sus memorias,tituladas Gent que he conegut (Genteque he conocido), define al Tarradellascon el que convivió: «Esta época [yainiciada la Guerra y estando su figura enascenso] representa mi ruptura moralcon Tarradellas. Este amigo, que tienecualidades de acción indiscutibles, no esun hombre político propiamente dicho.Falto de genio, de pluma, de palabra, nose fía de colaboradores que le puedanhacer sombra».

El historiador —declaradamenteseparatista— Joan B. Culla, en sureciente obra Esquerra Republicana deCatalunya, 1931-2012. Una històriapolítica (La Campana, 2013), acusa aTarradellas de sus métodos estalinistaspara eliminar la resistencia del POUM.Jaume Creus de ERC, escribe a BatistaRoca, el 25 de mayo de 1945, sobre laurgencia de crear un gobierno en elexilio, pero en el que no estéTarradellas: «Creo que es el momentode ponerle un ultimátum a Irla y…aceptará— Conviene que haya ungobierno fuerte de Cataluña y sobre todoque delegue sus atribuciones». El 17 de

julio del mismo año, volvía a insistir:«(en referencia al posible nuevogobierno en el exilio) sobre todo que noponga cacatúas, y mucho menos aTarradellas; no os podéis imaginar laantipatía que le tienen, sólo tiene a sulado los estómagos agradecidos. Hasido listo y en todos los grandes núcleostienen unos cuantos (fieles)».

El más duro en sus juicios es elrepublicano Puig y Ferreter. De él dice:«Lo de Tarradellas es mucho más grave[en comparación con el juicio sobreCompanys]. Frío, duro, cruel, sinentrañas ante el sufrimiento moral,incapaz de presenciar el sufrimiento

físico… es un ser humanodeshumanizado por su monstruosaambición para ascender y de dinero.Además de celoso, envidioso,desconfiado, menosprecia a todo elmundo y no quiere realmente a nadie. Nomueve un dedo que no sea por su interéspersonal. Fuerte de temperamento, y apesar de las crisis de sus desequilibriosnerviosos,… tiene manera de dictador,con algo de esa enajenación enferma quesuelen tener los dictadores. La políticapara él es un negocio, un negocio dedineros». Un último testimonio no loproporciona el radical separatista JoanSolé y Pla, en su escrito República:

«[Tarradellas era] completamenteignorante en todo, y sin fundamento, nibagaje científico, ni literario… no se hadistinguido durante la dictadura [dePrimo de Rivera] en nada, no ha hechonada ni escrito ni de obra, en nadaayudaba a los presos, ni a losemigrados, pero… es un pelota, sabesaludar y adular y ha sabido pescar.Creo que es catalanista… No sabe nadapara tener discusiones… Además, sucuello, su cara, su mirada falsa, suorgullo… todo ello no me gusta nada yme hace temer por Cataluña».

No siendo querido por la mayoría decatalanistas se mantuvo en su papel, un

nuevo Don Tancredo en el exilio,esperando regresar a España comoúnico representante del «legitimismonacionalista». Cierto es que en el pocotiempo que estuvo en España, tuvo uncierto sentido común e intuyó enseguidaque Pujol sería una desgracia paraCataluña. En 1980, por ejemplo, en unaentrevista a Diario16, confesaba: «Si nohay unidad en España, en Cataluña, en elPaís Vasco, en todo el país, no nossalvamos». Este republicano, que notuvo reparos en aceptar el Marquesadode Tarradellas, de manos de Juan Carlosde Borbón, murió el 10 de junio de1988. La prensa catalana le incensó, así

como la Iglesia catalanista, que oficióuna Misa laudatoria en la Plaza de laCatedral, a aquél que había sidoresponsable de tantos martirios. Lo másincreíble, es que la prensa madrileña sesumó a la orgía de alabanzas. El Abcpublicaba en portada la noticia con ungran titular: «En la muerte de un granespañol» y Julián Marías le loaba en sucolumna. Simplemente sorprendente.

127. LLUÍS LLACH:OTRA ANALOGÍA DE LOS

ORÍGENES YEVOLUCIÓN DELNACIONALISMO

Hubo un tiempo, en los orígenes de laTransición, en que los cantautorescatalanes causaban furor en todaEspaña. Entre 1977 y 1978 Lluís Llach,icono de la Nova cançó, realizó tresconciertos en Madrid, cantando encatalán y llenando (cosa inimaginablehoy en día). Bueno, mentimos, en 2000apareció de nuevo en Madrid, en elteatro Real, pero de la mano de la«bailaora» Cristina Hoyos, a loflamenco (esperemos que los puristas

catalanistas no se enteraran de ello).Tampoco creo que les guste la historiaque vamos a relatar. Sin quererpersonalizar podemos encontrar en losiconos del nacionalismo, unos orígenesabsolutamente contrarios a lo que luegofueron y representaron. Lluís Llach esnuestro ejemplo escogido. Según supropia página web: «el padre eramédico, hijo de terratenientes y la madreuna maestra de Porrera (Tarragona)». Elhombre que compuso en 1968 L’Estacaque se convirtió en un popular himnoantifranquista, que se autoexilió aFrancia y regresó a España en olor demultitudes, tiene una historia familiar

algo comprometedora con esta imagentan progresista y catalanista. En elfondo, la historia de su saga familiar esla historia de buena parte de catalanes(aunque quieran ocultarla).

Por parte paterna, los Llachprocedían de Sant Martí el Vell(Gerona) y de una familia acomodada.Su tatarabuelo Joaquín Llach y Coll, fueel jefe carlista de la provincia deGerona. En 1874 había estado aúnpegando trabucazos contra los liberales.Su bisabuelo fue dirigente de la JuntaTradicionalista de la provincia deGerona, su abuelo, Joaquím Llach iColl, siguiendo la tradición, fue

nombrado en 1921, presidente de laJunta Provincial Tradicionalista deGerona. En 1926 se homenajeó alprimer Llach de la saga donde: «se hizoel acto de juramento de la banderaespañola que portaba la máximacarlista: Dios, Patria y Rey». El padrede Lluís Llach fue Josep Maria Llach iLlach, médico y «requeté catalán». En elinicio de la Guerra Civil fue perseguidopor los hombres de ERC y huyó a laEspaña nacional, luchando en un Terciode Requetés. Al acabar la Guerra fue elalcalde «franquista» de Verges de 1950a 1963. En el libro «Lluís Llach.Siempre más lejos» (de Omar Jurado y

Juan Miguel Morales), define a supadre: «Mi padre era alcalde, y habíaluchado junto a los nacionales de unamanera bastante `heroica’, porque habíapasado la frontera dentro de una bota devino, con peligros, arriesgando la vida eincluso habían matado a un primo suyo,de su mismo bando, durante la guerra.Por lo tanto, él era un franquistaconvencido».

Respecto a la rama materna, tenemoslos siguientes datos: el apellido de suabuelo era Grande, conocido como «elabuelo Grande», era inspector depolicía en Barcelona (más aún de la«policía secreta» que combatía a los

anarquistas). Su abuela, María Vall yFiguerola, era una entusiasta franquista ysu nieto la describe así: «Yo creo quemi abuela tenía una especie de maldadsiniestra… mi abuela era un personajeterrible». Respecto a su madre, secuenta que: «Su madre no quería que sededicara a cantar porque pensaba que nosería nunca nada, ella quería queestudiase. Además, era muy del régimende Franco, como el padre, y cuandoLluís empezó a hacer cancionespolíticas y a tener problemas con elfranquismo la familia se preocupómuchísimo. Y es que el niño les salió…¡madre mía!…». La hermana de la

abuela, Pilar Vall y Figuerola, no sequedaba corta. Fue la fundadora de«Falange Española» en la provincia deTarragona, detenida en 1936 y torturadaen el barco «Uruguay». Luís Llach larecordaba así: «Mi tía Pilar, fundadorade Falange en Tarragona, una señorafamiliarmente acogedora, pero muydifícil de aguantar, por su fanatismotanto religioso, como político ypersonal, pero lleno de buenasintenciones». Durante su juventud fuevicepresidente de la organización ‘LosCruzados de Cristo Rey’ en Figueras ymilitante falangista. El mismo se definióasí: «Sí, fui lo que podríamos decir un

chico fascista… Palabras como Imperio,bandera, patria, nación, deber, orden,me exaltaban apasionadamente». Estonos recuerda una conversación quetuvimos con el cantautor Paco Ibáñez.Quería muchoo a su abuelo y se alegrócuando le recordamos que fue un grancarlista. «Sí», reconocía el cantautor,«era un gran hombre pero lo teníanengañado». El tema es que a lo mejorera el nieto el engañado por no habersido fiel a los ideales que encarnaba suabuelo.

128. LOS MÁRTIRES DEMONTSERRAT Y…

Mientras que el catalanismo,especialmente izquierdista, deambulabapor el exilio, en Cataluña se fuegranando una nueva hornada decatalanistas. Montserrat fue su cunanuevamente, aunque esta vez el agravioera mayor, pues la comunidad habíadado 23 mártires en la persecuciónreligiosa de 1936. Hasta entonces, en lamilenaria historia de Montserrat, no sehabía elevado a los altares a un solopadre benedictino (exceptuando un

hermano portero, si mal no recordamos).Recientemente, el padre SantiagoCantera Montenegro, benedictino de laAbadía de la Santa Cruz de El Valle delos Caídos, publicaba un artículoti tulado La fecundidad de la vidamonástica: monjes y ermitañosmártires en España (1936-1937). En élda cuenta del martirio de los 23benedictinos montserratinos (uno deellos estaba en El Pueyo, en Aragón). El19 de julio de 1936 los monjesescondieron la talla de la «Moreneta»,retiraron el Santísimo y se dispersaron.El peligro era inminente pues enBarcelona la prensa revolucionaria

llamaba a la destrucción de Montserrat(cosa que ahora se silencia, como laquema de la Sagrada Familia y laprofanación de la tumba de Gaudí). Sólouna rápida actuación de la Generalitatimpidió que los anarquistas quemaran eltemplo.

A pesar de contar consalvoconductos, muchos monjes fuerondetenidos y asesinados. La edad de losmártires iba desde los 18 años deHildebrando Casanovas, hasta los 82del Padre José Ma Fontseré. Éste último,al ser detenido con sus compañeros porun grupo de milicianos, fue empujadocruelmente por las escaleras de la

vivienda donde se habían refugiado,porque las bajaba con dificultad. Luegofueron fusilados en un cruce de calles deBarcelona. Otros monjes desaparecieronen la estación de ferrocarril de la plazade Cataluña y aparecieron muertos en eldepósito del Hospital Clínico, el 29 dejulio, siendo arrojados a una fosa comúndel cementerio sudoeste de Barcelona.De muchos de ellos nos ha llegado suofrecimiento martirial. Recogemos eldel Padre Fulgencio Albareda que, alser detenido en Tarrasa, pidió: «Ofrecersu vida a Dios por la salvación deEspaña». Hoy, milagrosamente, se hainiciado el proceso de beatificación de

estos monjes cuya memoria, al igual quela del obispo Irurita, estuvo tanto tiempoolvidada.

El Abad de Montserrat, el PadreMarcet, junto con tres de sus monjes,conseguía huir de Barcelona en el barcoPrincessa María. Desde Francia, dioorden a sus monjes en edad militar deque se alistaran al Ejército nacional.Cuando pudo entrar en España, amediados de julio de 1937, acompañadodel Cardenal Gomá, visitó a Franco enSalamanca. Acabada la Guerra, losmonjes supervivientes y el Abad Marcettuvieron muy presente a sus mártires. Enel mismo año 1939, la antigua aula

capitular fue totalmente renovada ydedicada a los monjes mártires. Tres delos bajorrelieves de los capiteles de lasgruesas columnas que sostienen labóveda representan escenasrelacionadas con su martirio: susacrificio, el retorno de sus restos y suglorificación. En la sala, hallamos dossignificativas leyendas: «la nueva era delos mártires» y «año 1939 de lasalvación recobrada». En 1951, en unanueva cripta de la Basílica, dedicada alos mártires, fueron inhumados losrestos del Abad Antonio Ma Marcet y deonce de los monjes mártires, pues así lohabía manifestado como última

voluntad. El biógrafo del abad Marcet,Josep Tarín-Iglesias (L’abat Marcet.Mig segle de vida montserratina)recoge el dolor de Marcet en losprimeros momentos de la Guerra,cuando fue asesinado uno de sushermanos, junto con sus tres hijos y suyerno: «Fue durante aquellos tres años—escribía el Abad Marcet— los másterribles y gloriosos de la Historia deEspaña, en los cuales toda unacivilización milenaria estuvo en peligrode hundirse en la barbarie másdesenfrenada». A Dom Marcet lesucedió en 1946 como nuevo Abad DomAurelio M. Escarré. El caso del Abad

Escarré merece un epígrafe aparte puesrepresenta una analogía de latransformación de una Iglesia, deagradecida a Franco por su salvación ala lucha antifranquista por antonomasia.

129. …EL «MÁRTIR» DEMONTSERRAT:

ESCARRÉ, EL ABAD QUENO ERA ABAD

El Abad Escarré es una figura trágica

donde las haya. Albert Alay, diputadode ERC durante la Transición, en unartículo, afirmaba que: «No veía claroque el Abad Escarré podía ser un héroeolvidando que había tardado veinte añosen dejar modestamente de serfranquista». Ciertamente Escarré es uncaso digno de análisis. El hombre quehabía acompañado y recibido a Francobajo palio durante tantos años, de golpe,con motivo de la celebración de «25años de paz» tras la Guerra Civil, se«convertía» al catalanismo. El 14 denoviembre de 1963, realizó a Le Monde,unas declaraciones pidiendo lareconciliación de los españoles,

realizando acusaciones contra elfranquismo y asumiendo que Montserratdebía ser el centro de la protección dela cultura catalana, pues «Catalunya ésuna nació entre les nacionalitats», dentrodel Estado Español. El Gobiernoreaccionó secuestrando todos losnúmeros de Le Monde que llegaron aEspaña. Pero un «inteligente» Fraga,mandó que el artículo fuera publicado enlos medios del Movimiento con uncomentario condenatorio. Así todo elmundo se enteró de las declaraciones.Hubo un aluvión de adhesiones,especialmente de ateos comunistas orepublicanos y así se convirtió en el

epicentro de una tormenta que ha llegadohasta nuestros días. En 1965 se veíaobligado a dejar su cargo en la Abadía ya exiliarse. La versión «oficial» delcatalanismo es que el Régimen noaceptó la disidencia y presionó para queRoma lo apartara de su cargo. De ahí lafama de «mártir del franquismo».

Pero hay otra versión de los hechos,menos conocida, incluso enterrada en lomás profundo de algunas conciencias. Elperiodista Eliseo Bayo, en la revistaInterviu, en marzo de 1979, explicaba laotra versión sobre el asunto Escarré. Elartículo se titulaba Montserrat, símboloantifranquista. La otra historia del

abad Escarré. Tras muchos años desilencio, por fin, un viejo monje, DonNarcís Xifrà, y otros compañerosbenedictinos, decidieron enfrentarse aldominante ambiente montserratino. Elmencionado monje editó Montserrat.Julio de 1936 (Balmes, 1977), quelevantó ampollas en todos los sectoresespañolistas y franquistas. Por tanto,nuestro monje no era sospechoso decarca ni de anticatalanista, más bien locontrario: había luchado en laclandestinidad, desde 1942 contra losalemanes hasta la liberación de Francia.En 1937 había escrito en Franciaartículos contra Franco. Por su carácter

antifranquista, el mismo Escarré —cuando era franquista— le teníaamenazado y lo mantuvo exiliado unbuen tiempo. Narcís Xifra y otrosmonjes tuvieron acceso a las memoriasinéditas del General de la Orden elPadre Celesti Gusi (amigo de Escarré,aunque luego fue el que lo«defenestró»), en las que aparece laverdad de los hechos y explican la«conversión» de Escarré al catalanismo.

Lo que la mayoría de la gente ignora,cuenta Xifrà, es que Escarré, cuandorealizó las famosas declaraciones a LeMonde, ya había sido «defenestrado» desu cargo dos años antes. La causa era

que tenía dificultades graves con lacomunidad por sus excesos, y abusos depoder, y que le había hecho acreedor deuna sanción del Vaticano. En 1961 (lasdeclaraciones a Le Monde fueronrealidad en 1963), los monjes másinfluyentes obligaron a Escarré aescribir una carta de renuncia al Generalde los Benedictinos. Alegó motivos desalud (no era verdad) y solicitaba uncoadjutor que gobernase la Abadía,siendo entonces nombrado el PadreBrassó. Aun así, reclamó honoressuplementarios y mantener el título deAbad. Ningún catalanista se quejó deesta renuncia, pues había motivos al

parecer más que oscuros. Además, fueradel Monasterio nadie sabía de ladimisión de Escarré, pues seguíamanteniendo prerrogativas de Abad queejercía externamente.

¿Cuáles fueron las causas de que lacomunidad pidiera que Escacrré fueraapartado? La respuesta es autoritarismo,mal gobierno que dividió a laComunidad, gastos más que suntuosos yun misterioso caso que, confiesa Xifrà,según el Código de Derecho Canónico,incurría en delito de excomunión. Estecaso —y aquí debemos andar conprecaución— parece que se refiere al«secuestro» del Padre Maiol Baraut.

Este monje fue encerrado en «CanCastells», una residencia delMonasterio, enfermo, vigilado, espiadoy golpeado. Fue rescatado «in extremis»gracias a las gestiones de un hermanosuyo, provincial de otra Orden, ante laSagrada Congregación de Religiosos enRoma. Nuestro monje afirmaba que todohabía quedado documentado por escrito,aunque de momento las autoridadeseclesiásticas mantienen un herméticosilencio sobre el asunto.

Con toda la Comunidad en contra, apunto de ser encausado en Roma, conuna «defenestración» disimulada,Escarré estaba al borde del precipicio.

Entonces fue cuando aquel Abadfranquista realizó las famosasdeclaraciones contra el franquismo.Sabía que con ellas pasaría de «villano»a «héroe» (y no se equivocó). CuandoEscarré fue finalmente apartado deMontserrat, según Xifrà: «Las razoneseran fundamentalmente monásticas.Fuera de unas contadísimas excepciones(se podrían contar con los dedos de unasola mano) toda la Comunidad era, y es,catalanista y democrática: más queEscarré y más sinceramente que él. Entodo caso, lo que les desagradaba no eralo que Escarré decía, sino el hecho deque lo dijera él, atendidos sus

antecedentes franquistas, el despotismode su abaciado y el lugar que ocupaba.Hay que recalcar que sus declaracionesfueron hechas cuando era Abaddimisionario». Escarré intentómaniobrar en Roma, pero un visitadorconstató que la mayoría de monjes, elochenta por ciento, querían que Escarrédejara el cenobio y así se lo exigían.

El Abad Gusi ofreció a Escarré laposibilidad de salvar su buen nombre,de forma que en lugar de ser expulsadodel Monasterio se ausentara por supropia voluntad. Así lo aceptó yprometió mantener esta actitud. Pidióúnicamente volver a Montserrat para

recoger sus cosas y operarse enBarcelona. Pero a su regreso, desde laclínica y el Monasterio, inició unaactividad frenética enviando centenaresde cartas y rodeándose de gentes paradar a entender, o diciéndolo claramente,que había sido expulsado por razonespolíticas. Los sectores catalanistaspopulares se sensibilizaron con lanoticia. Las mentiras de Escarré fueronaumentando hasta rozar lo inmoral. Élmismo se estaba forjando como unmártir del franquismo. Traicionó alAbad Bressó, pues habían pactado unaexplicación para la prensa, y a últimahora entregó otra que él había redactado;

en fin, bochornoso. Todo elloescandalizó a los monjes de Montserrat:Casiano Just, entonces Prior, segúnexplicó él mismo, le escribió una cartamuy dura, reprochándole el embuste y lacalumnia en que había incurrido. Hayconstancia de esta carta, por más queambos se reconciliaran después en elMonasterio de Cuixá, y por más que elfuturo Abad siguiera los pasoscatalanistas y antifranquistas delprimero. Escarré continuó con sudemencia particular y pidió audiencia alPapa Pablo VI, pero éste jamás se laconcedió. La razón fue que la nota deprensa que entregó a los periodistas

daba a entender que Pablo VI se habíaposicionado con el franquismo y lehabía dejado tirado (cuando Pablo VI,no le tenía, precisamente muchassimpatías a Franco). El Papa concluyóque se trataba de una persona enferma yque obligarle a un desmentidopromovería más el escándalo. Y esta esla historia del Abad Escarré, «mártir»por Cataluña.

130. EL OLVIDO DEIRURITA Y LA

COMPLEJIDAD DELCATALANISMOECLESIÁSTICO

En 1930, el obispo Manuel Irurita fuenombrado Metropolitano de Barcelona.El ímpetu apostólico de este navarro deascendencia carlista, tuvo que lidiar conuna Diócesis donde el ambienteanticlerical era más que evidente, dondese viviría con especial intensidad lallegada de la II República y, lo peor,donde los católicos estaban divididos,especialmente entre los catalanistas ylos tradicionalistas, sin contar con losmoderados o liberales. Ante la llegada

de la República el idilio original entreel catalanismo-católico y el carlismo deprincipios de siglo, se había disuelto. Elcatalanismo católico, como otrasasociaciones católicas en España (quepreferimos no mencionar), creyó que laRepública se podía cristianizar y que lalegalidad republicana estaba fuera detoda duda. Por otra parte, los católicosmás intransigentes preveían (como luegoocurriría) que la República seríaprofundamente laicista y anticatólica yque acabaría en un baño de sangre.

Llegando Irurita a la Diócesis deBarcelona, coincidió con la fundaciónde la Federació de Joves Cristians de

Catalunya — Federación de JóvenesCristianos de Cataluña (FJCC), quefueron conocidos, y a partir de ahora asílos denominaremos, como fejocistas. Sufundador fue un buen sacerdote AlbertBonet, inspirado en un retiro enMontserrat en septiembre de 1930. Sinlugar a dudas, las intenciones de estesanto sacerdote eran apostólicas, pero élmismo reconocía las influenciasjuveniles que había tenido del ambienteliterario y cultural católico de laRenaixença. Por eso, en el ambientefejocista se vivía una mezcla decatolicismo y catalanismo,aparentemente ingenuo. En el segundo

párrafo del ideario de los fejocistas sepuede leer: «Si sueñas con una Patria[en referencia a Cataluña] noble, rica yfuerte, una Patria ejemplar y envidia deotros pueblos… ven a la FJC deCataluña».

La FJCC tuvo un arranqueespectacular y en 1936 contaba ya con14.000 jóvenes y 8.000 adolescentes,encuadrados en la organización. Ello fuedebido al apoyo de los sectorescristianos más catalanistas como laLliga Espiritual de Nostra Senyora deMontserrat, el periódico El Matí(católico-catalanista), el centro culturalBlanquerna y otras fuerzas católico-

catalanistas. En principio, hasta elCardenal Gomà no manifestó ningunadesconfianza hacia la FJCC; sí encambio el obispo de Gerona, Mn.Cartañá, que sospechaba —y con razón— que el fejocismo escondía unaestrategia contra la Acción Católicaespañola. Prueba de ello fue elentusiasmo del cardenal Vidal yBarraquer (Obispo de Tarragona ycatalanista, que a diferencia de Irurita sesalvó en 1936 gracias a las gestiones dela Generalitat), aprobando la FJCC el 7de agosto de 1931 en la ConferenciaEpiscopal tarraconense. La AcciónCatólica española había sido

reorganizada por el cardenal EnriqueReig y Casanova, con el documentoPrincipios y base de reorganización dela Acción Católica española (1926) ydependía del Primado de Toledo. Portanto, veladamente, los fejocistas eranuna alternativa catalanista a laorganización eclesial española de laAcción Católica.

Por otro lado la Lliga, queaglutinaba políticamente a los católicoscatalanistas conservadores, y más tardela Unión Democrática de Cataluña,partido de cristianos más liberales, y noconfesionales, no se atrevieron a apoyara Irurita ante la infinidad de ataques que

recibía. La Lliga, como se sabe, no secasaba con nadie, y fue tantomonárquica, como primoriverista yluego republicana. Irurita, finalmente, sesentía sólo pero clarividente. Los únicosapoyos incondicionales que tuvo fueroslos de los elementos tradicionalistasagrupados en torno a La Hormiga deoro y El Correo catalán; además demultitud de fieles que convivían en tornoa asociaciones piadosas y parroquias, alas que no había llegado el catalanismo.

El 30 de enero de 1932 el obispoIrurita, ante los acontecimientos que seprecipitaban, hacía un llamamiento a loscatólicos de la Diócesis de Barcelona

en su pastoral Ante la Cruz de Cristo.En ella, de paso, ponía contra lascuerdas a las autoridades republicanas:«Advirtiendo y amonestando a todas lasAutoridades y pidiéndoles por lasentrañas de Jesucristo y por el juicioterrible que les aguarda, que reprimanesos atentados [en referencia acostumbres licenciosas, modasdesenfrenadas, prensa impía y blasfema]modas y otros más contra la moralidadpública y la Iglesia de Dios.Denunciamos finalmente, la indiferenciay cobardía de tantos católicos, entre losfragores de una lucha que no se puedeeludir, así como aplaudimos y

bendecimos a los valientes defensoresde la causa católica». Estas eran laspalabras de un Pastor con verdaderaautoridad. A buen entendedor… Lalabor pastoral de Irurita fue dura a lavez que fructífera y fue recompensadacon el martirio.

Una pequeña-gran crisiseclesiástica: Para comprobar lasdiferencias entre los sectorescatalanistas y los que no lo eran,baste este relato. Cuando Maciàfue elegido presidente de laGeneralitat, uno de los primerosque se presentó a rendir pleitesía

fue el Cardenal Vidal yBarraquer, para sorpresa eincómodo de muchosrepublicanos anticlericales y demuchos católicos temerosos dela República. Ello agradó aMacià. Cuando éste, añosdespués agonizaba en el Palaciode la Generalidad, el obispoIrurita no envió ningúnsacerdote, debido al carácterlaicista de este hombre público.No se le conocía prácticareligiosa ni interés por lareligión ni había solicitado unsacerdote. Parece ser que la

familia de Macià, ofendida,llamó a Vidal y Barraquer y éste,a su vez, a Irurita. ComoPrimado le ordenaba que enviaraun presbítero para atender alPresidente. Irurita accedió, perodispuso que fueran variosclérigos con el viático para queentraran por la puerta principaldel Palau, y que la gente fueraconsciente del «arrepentimiento»de Macià. Pero los funcionariosprefirieron que entrarandiscretamente por una puertalateral. No sabemos si Maciàconfesó o no, pero este hecho

nos muestra cómo estaban lascosas por entonces. Tampocohay que creer que entre elfejocismo e Irurita habíadesencadenada una lucha amuerte. El obispo Irurita habíaconferido sueldo de rector alDoctor Albert Bonet, consiliariode la Federación de JóvenesCristianos de Cataluña, para quese dedicara en exclusiva a latarea de apostolado la juventud.

131. LOS FEJOCISTAS:

MÉRITOS Y MISERIA

Los fejocistas (mal nombre escogieronpues, muchos incultos de la FAI creíanque se llamaban a sí mismos fascistas—confundían fejocistas por fascistas—y ya sólo por eso les detenían) eranrealmente fervientes católicos,entregados a sus ideales, y deseosos deuna regeneración cristiana de lasociedad catalana. El catalanismo loiban inoculando con «naturalidad» perosin la más mínima conciencia de ello nide sus consecuencias. De ahí que vierannatural aceptar una República que sehabía impuesto con un golpe de mano y

con la connivencia de una monarquíaraquítica. Al estallar la Guerra muchosmilitantes fejocistas y sacerdotesconsiliarios fueron perseguidos yasesinados. Sus ejemplos martirialesson impresionantes: como el de unafamilia numerosa de fejocistas a las quela FAI asesinó al padre y tres hijosvarones. Algunos de ellos ya han sidobeatificados y se ha promovido labeatificación de 300 más.

El fundador de los fecocistas, AlbertBonet, pudo huir en barco de Barcelonacon otro clérigo, Carles Cardó (tambiéncatalanista) y el Padre Joan Bonet iBaltà (sobrino de Albert, y uno de los

principales historiadores —catalanista— de la Iglesia en Cataluña). En elmismo barco les reconoció su error dehaber confiado en la República y habersido tan ingenuo, y, una vez en Italiadecidió pasar al bando nacional junto aFélix Millet (de la saga de los Millet delPalacio de la música que ha acabado enuna mafia familiar). Escribieron unacarta de adhesión a Franco, a la que elGeneral les contestó amablemente.Visitó al capellán de Franco, José MaríaBulart y al mismísimo General.Posteriormente fue por toda Europadefendiendo la causa del bandonacional.

Digresión curiosa: Ennuestro libro anterior sobre elnacionalismo catalán ya hicimosreferencia a la curiosidad de queel confesor de Franco fueracatalán. No teníamos datos decuánto duró esa relación decapellanía, pero resulta que fuetoda la vida. Falleció elsacerdote en 1981. Había sidocapellán de Franco desde el 4 deoctubre de 1936. Franco habíapedido a su amigo el obispocatalán Pla y Deniel un capellán,y éste le propuso a José MaríaBulart, un joven sacerdote

catalán licenciado en SagradasEscrituras. Tras la Guerra, elcapellán, que también era Rectorde la iglesia del Buen Suceso,formaba parte del paisajefamiliar de El Pardo.Acompañaba a Franco ante eltelevisor, sobre todo cuando seemitían partidos de fútbol:«Antes del furor de la televisiónhablábamos mucho, pero encuanto apareció ésta se quedabaembebido en el aparato y claro,ya no podíamos hablar tanto». Apesar de ser un privilegiadoconocedor del franquismo y sus

intríngulis, no dejó papeles nimemorias, rechazando repetidasveces propuestas editorialespara publicar sus memorias.

Acabada la Guerra Albert Bonet,como muchos catalanistas, quedódescolocado. Planteó en 1943 lanecesidad de una universidad católicaen España, convencido de que la acciónsocial y evangelizadora eficaz pasabapor hermanar pensamiento y acción.Incluso ponía como ejemplos a Lenin,Mussolini o Hitler. Llegaba a afirmarque: «la fuerza no debe descartarsetotalmente de las luchas ideológicas

normales de los pueblos». Pla i Denielle nombró Secretario General de laDirección Central de la Junta Nacionalde Acción Católica española. En 1963,aquél entusiasta de la evangelización yaestaba «quemado» y dimitió, volviendoa Barcelona. Sus escritos finales, encastellano, tienen ese resabio de lailusión perdida: «Digámoslo sin rodeosni eufemismos. El alma española novivía conscientemente ni la liturgia, ni ladogmática, ni la moral, ni la sociologíacatólicas. Estos grandes valores nohabían llegado a la gran masa popular,ni a la mayoría de la clase media, ni alas clases aristocráticas, a pesar de que

éstas se habían formado casiíntegramente en colegios dirigidos porreligiosos»; o también «de la inculturasacerdotal procede la ignorancia delpueblo y todos los gravísimos males queson su trágica secuela». Habíaabandonado la militancia catalanista,pero ya no supo encontrar su lugar en elmundo.

Sin embargo, los restos delfejocismo catalanista, cada vez másradicalizado, sobrevivieroninfiltrándose en la Acción Católica. Unsacerdote clave para explicar lasupervivencia del catalanismo políticoserá Mn. Joan Batlles y Alerm. En 1948

se adhirió a una sociedad «secreta» desacerdotes en Barcelona, la Uniónsacerdotal que pretendía relanzar elcatalanismo y enfrentarse a la explosiónde catolicismo españolista. Con losaños esta asociación saldrá del armarioy acabará ocupando prácticamente todoslos cargos de la estructura de laDiócesis de Barcelona, hasta dejarla enel estado lamentable en que se encuentraactualmente. Esta sociedad «secreta», abase de mover astutamente hilos,consiguió colarle un gol al Dr. GregorioModrego, quien nombró comoconsiliario de las Juventudes de AcciónCatólica a Joan Batlles. Éste, como

veremos enseguida, aprovechará elcargo para resucitar el catalanismo y depaso infiltrar el progresismo. Uno de losmuchos cargos que consiguió fue, sinningún tipo de preparación, dar clasesen el Seminario. Ahí se dedicó aenseñar la nueva teología francesa,pensando que europeizar la teología eracatalanizarla (había que alejarla delrancio tomismo y de la escolásticacastellana).

Digresión: De formaobstinada, como si se tratase deun dogma de fe, los catalanistasen general y el clero catalanista

en particular, se obsesionaron (ysiguen estándolo) con que lareligiosidad en el resto deEspaña era meramente fachada ypoco profunda. Claudi Ametlla,en su obra Desde el exilio,señala compulsivamente estaidea: «Estos días de SemanaSanta (1945), España ha estadode una punta a otra en unainmensa procesión interminable[…] (en realidad es) unaespectacularidad profana […]Las famosas procesiones handegenerado: son menoscristianas… Pero el fenómeno de

la aparente religiosidadespañola, si ha tenido estos díasuna paradójica exacerbación,dura todo el año. Todo el año esSemana Santa». Estasafirmaciones no son aisladassino que fueron siemprefrecuentes en el catalanismoeclesial. Para ellos lareligiosidad en España era partedel «flamenquismo» y no unaverdadera espiritualidad. De ahíel afán por encontrar una víaespiritual alejada del resto deEspaña. Un historiador moderno,catalanista y progresista, José

María Soler Sabaté, en una obrade colaboración, Els catalans yCuba, afirma que, ante la derrotaen la Guerra de Cuba contra losnorteamericanos: «La respuestade la Castilla eterna [fue] elretorno a su espiritualidad». Encambio, sostiene, la actitudcatalana fue volcarse en lapolítica y la productividad.

132. LAS DOS«BLANQUERNA»: SUS

ORÍGENES Y SUSFINALES

Siguiendo la preocupación de formaciónde Albert Bonet, y tras la Guerra Civil,la necesidad de formar maestroscristianos llevó a que un canónigo deBarcelona fundara en 1948 la EscuelaFemenina de Magisterio SagradoCorazón. El Dr. Modrego, nuevo obispode Barcelona, así lo había dispuestopara adecuarse a la Ley de EducaciónPrimaria de 1945, que otorgaba a laIglesia el derecho a la creación deescuelas. La intención era que, sobretodo, las religiosas pudieran obtener una

formación pedagógica, a la vez que unatitulación apropiada. El Dr. Urpí, igualque Albert Bonet tenía la ilusión depoder crear un día una universidadcatólica en la diócesis de Barcelona.Así lo manifestó en una intervención conmotivo de la bendición de los nuevoslocales de la Balmesiana (BibliotecaBalmes) el 4 de octubre de 1940,afirmando la necesidad de universidadescatólicas para formar «seglaresilustrados llamados a ser dirigentes enla sociedad». Su modelo era launiversidad del Sacro Cuore de Milán.Con los años, la Escuela del SagradoCorazón quedó dominada por el

nacionalismo y Blanquerna se constituyóen una de las fuentes de lasecularización de los colegiosreligiosos. Abandonó la advocación alSagrado Corazón y se quedósimplemente como «Blanquerna» (enalusión a la novela de Raimundo Lulio).Muchas décadas después, variasinstituciones eclesiales con tradicióneducativa se unieron en torno aBlanquerna y fundaron la «católica»Universitat Ramon Llull. En ella resistenlos últimos vestigios del progresismocatalanista, y sus prolongacionespolíticas, y en sus clases se defiendetodo menos la doctrina cristiana que

añoraba el fundador.Antes de la Guerra existió un centro

cultural catalanista denominado tambiénEscola Blanquerna. Esta escuela, deeminente carácter catalanista, no tenía enprincipio nada que ver con la historiaque hemos relatado. Fue fundada porAlexandre Galí, un afamado pedagogocolaborador de Prat de la Riba(fundador del nacionalismo catalán). Laescuela fue prohibida en 1939, pero elhijo del pedagogo, Raimon Galí yHerrera la reconvirtió en la EscolaVirtèlia. Analizar la historia de estecentro educativo es fundamental, pues enél estudió gran parte de futura clase

dirigente política catalana, como JordiPujol o Pascual Maragall (entre otrosmuchos que luego veremos). Hemos dedestacar, en esta síntesis casi imposible,que Raimon Galí fue uno de losprofesores de los cursos de formaciónde dirigentes de la Juventud de AcciónCatólica de Mn. Juan Batlles (del quehemos hablado antes, y que pertenecía ala Sociedad «secreta» Sacerdotal).Raimon Galí será el padre espiritual, enlo político, de Jordi Pujol. En estaelitista escuela de la burguesíacatalanista barcelonesa se fundará laCofradía —cómo no— de NostraSenyora de Montserrat de Virtèlia. De

ella serán miembros Jordi Pujol o JoséMaría Bricall (que sería destacadomiembro PSC-PSOE y Rector de laUniversidad de Barcelona) o AntonioMaría Badia y Margarit, cófrade mayor,que a la postre también acabaría siendoRector de la Universidad de Barcelona;o Eduard Barnadas y Gassó (futuroPresidente del Patronato de laFundación Relleu) o Antoni Bascompte,futuro presidente de EnciclopediaCatalana, y futuro responsable de ladelegación diocesana de Economía, entiempos del Cardenal Jubany, además decolaborador de Jordi Pujol y de BancaCatalana en la toma del control de El

Correo Catalán. La lista esinterminable.

El Padre Joan Batlles consiguió através de la Escuela Virtèlia (de las quesaldrían los cuadros del catalanismopolítico) y de las CongregacionesMarianas de los Jesuitas (semillero deintelectuales progresistas que recalaríanen revista El Ciervo), aunar la futuraelite «democrática» catalana. Sinembargo, por definición, una elite esreducida, y ante el obispado tenía querepresentar que la Juventud de AcciónCatólica, movía multitudes (más en unaépoca en la que en Barcelona florecíanlos Cursillos de Cristiandad). Elitista

por naturaleza y falto de tropa, Batllesincorporó en la Juventud de AcciónCatólica cualquier iniciativa quemoviera jóvenes, como el movimientoescultista de Mn. Antoni Batlle. Estesacerdote catalanista, que se habíasalvado de la quema del 36, volvió aCataluña y semiclandestinamentereinició el escultismo catalanista. En1948 ya tenía organizados 21 gruposexcursionistas; también incorporó laJuventud Obrera Católica de la quesaldrían tantos comunistas yantifranquistas. En fin, que se hizo conun «proletariado» que sus dirigidos, losfuturos dirigentes de Cataluña, podrían

utilizar para sus fines.

Orígenes del terrorismocatalán contemporáneo: Seconservan fotos de Mn. AntonioBatlle con sotana y José MaríaBatista Roca (aquél que durantela República ya preparaba bajotapaderas excursionistas gruposparamilitares). En 1977, y aquíhay versiones para todos losgustos, Batista y Roca habríaorganizado y asesorado alEjército Popular de Cataluña(EPOCA), que asesinaría a dosprohombres catalanes: Bultó y

Viola. En el juicio, todos leecharon la culpa a Batista yRoca que ya acababa de fallecer.De ahí que no pudo juzgarse alresponsable último de losasesinatos. Más abajo relatamosel asunto con más detalle.

133. CURASCOMUNISTAS «CONSOTANA» Y CONTRA

FRANCO

La «Unió Sacerdotal», esa organización«secreta» y catalanista, fundada porManuel Bonet Muixi, en los años 60contaba con unos 230 sacerdotes en laDiócesis de Barcelona. Uno de suslemas era «prediquem la catalanitat»(prediquemos la catalanidad).Pretendían presionar para que Romanombrara como obispo a Bonet y fueronlos promotores, entre otros, de lacampaña ¡Volem bisbes catalans!, queconsiguió apartar a Don MarceloGonzález de la Diócesis. En esacampaña estuvieron implicadosmiembros de CDC como Jordi Pujol,Albert Manent o Josep Benet y fue

financiada por Fèlix Millet i Maristany,el padre del corrupto director delPalacio de la Música, con el dinero delBanco Popular Español).

La vida eclesial catalana se ibaagitando. En las parroquias serealizaban reuniones antifranquistas,como reconocía Alay, diputado de ERC:«nos reuníamos en conventos de monjaso en la Iglesia de san Felipe Neri». Conexcusa del «diálogo» en las algunasparroquias se fundaban y reunían lassecciones de Comisiones Obreras,invitadas por las Juventudes ObrerasCatólica y los Obreros de la AcciónCatólica. Mientras los sacerdotes de la

«U» (así se conocía a la secreta UniónSacerdotal) iban calentando el ambiente.El 24 de abril de 1965 con excusa de laproximidad de la festividad de la Virgende Montserrat, varios sacerdotes consotana se manifestaron ante el obispadode Barcelona gritando: «¡LibertadCataluña, Juan XXIII, Muera España,Abajo Modregro!». Estos sacerdotes notenían reparo para manifestarse luego,sin sotana, con los comunistas, el 1 demayo de 1965. En 1966 los PP.Capuchinos de Sarrià acogían unaasamblea universitaria compuesta deintelectuales especialmente deizquierdas marxistas y nacionalistas. Ese

mismo año, el 11 de mayo, 60sacerdotes con sotana (luego se laquitaron para no ponérsela nunca más),bajaron por la Vía Layetana paramanifestarse ante la comisaría depolicía por la detención de unosuniversitarios. La excusa, falsa, es quehabía muerto un estudiante en unencontronazo con la policía. En mayo-junio del 66 se realiza la campaña¡Volem Bisbes catalans! En los años 66y 67, el Seminario de Barcelona ensayauna nueva forma de educar seminaristas.Los reúne en pisos en grupos de cuatro ocinco. Una gran parte de ellos abandonael seminario, o se ordena y seculariza

inmediatamente y —misteriosamente—acto seguido se convierten enrevolucionarios y contestatarios.

No todo eran desgracias. Tambiénhubo muchos, buenos y santossacerdotes que intentaron reaccionarante el dislate. Uno de ellos, Mn.Piulachs fundó la Asociación Sacerdotalde San Antonio María Claret, con el finde contrarrestar los efectos nefastos dela «U». Ésta última no paraba en susagitaciones. El 9 de julio de 1967,organizaron el secuestro de la «Virgende Nuria» cuando iba a sercanónicamente coronada. En 1969, elpropio clero progresista empieza una

campaña contra la paga estatal del clero.El Partido Comunista, a través de susórganos de prensa clandestinos (a vecesinstalados en parroquias como la de sanPablo del campo) hacen eco de todas lasprotestas eclesiales de la «U». El nuevoAbad de Montserrat, Casiano Just, sesuma a la movida progre-montserratina.La revista del Monasterio, Serra d’Or,al igual que otras revistas cristianas,invita a participar a comunistas. Graciasal Concordato que protegía laspublicaciones eclesiásticas de lacensura, estos intelectuales campaban asus anchas. Los colegios religiososempezaban a perder el norte, las

vocaciones decaían en picado, laasistencia a los servicios religiososacompañaba esa debacle… y hastaahora, donde la soñada Cataluñacristiana de Torras y Bages es un erial.La religión católica ha sido sustituidapor la religión catalanista.

134. CUANDO EL FINDEL INDEPENDENTISMOERA EL COMUNISMO Y

LA MUERTE DE LASNACIONES: BREVE

HISTORIA DELCATALANISMO RADICAL

(EL SIGLO DE LASSIGLAS)

La historia del catalanismo radical deltardofranquismo e inicios de laTransición es poco conocida para elgran público, pero fundamental paraentender las actuales derivas ycontradicciones del nacionalismocatalán. Pasemos como siempre a unasumaria exposición. La resistenciainterior del catalanismo de izquierdas(proveniente de la ERC de la

República), había envejecido másrápido que Franco. La ideología delmomento era el socialismo y losmovimientos de Liberación NacionalMarxistas (los Che Guevara y losGadafis, se llevaban más que los Maciày los Prat de la Riba). En 1969 se fundael Partit Socialista d’AlliberamentNacional (PSAN), para impulsar unarevolución socialista en Cataluña. Lamayoría de movimientos marxistas eranclaramente españolistas y, por tanto,deseaban crear una vía marxistapropiamente catalana. Pronto (siguiendola tradición de atomización delcatalanismo) el PSAN se escindió en

dos: los más «moderados» y los quequerían plantear una lucha estilo ETA,que pasaron a llamarse PSANp(provisional). El PSAN, a su vez, sedividió y se organizó el MUM(Movimiento de Unificación Marxista)que impulsó las CUPS (Candidaturas deUnidad Popular hacia el Socialismo).Hoy uno de los grupos más radicales,heredero directo de las organizacionesterroristas catalanistas, se denominaCUP; lo del socialismo lo han retiradopara no asustar demasiado al personal.Luego el PSANp se convirtió, en 1979,en IPC (Independentistes dels PaïsosCatalans). No en vano alguien dijo que

el siglo XX era el siglo de las siglas.Un año antes, en 1978 se había

fundado Terra Lliure (Tierra Libre) ungrupo que quería emular a ETA, aunquecon resultados bastante penosos. Estegrupo era el heredero del EjércitoPopular de Cataluña (EPOCA), quehabía asesinado a Joaquín Viola (últimoalcande franquista de Barcelona y granamante de la cultura catalana) y a JoséMaría Bultó. Terra Lliure empezó aconocerse en España cuando secuestró ypegó un tiro en la pierna al ahora famosoperiodista Jiménez Losantos. El discursopolítico de Terra Lliure , aparte de laconsabida independencia, hoy suena

algo caduco. En su primer manifiesto,La Crida de Terra Lliure (La llamadade Terra Lliure), alerta de la destrucciónecológica a causa de los incendios,defenderse de los ataques de los«lerrouxistas» y otros españolistas,ataques a las fuerzas de ocupación y aTelevisión Española y alguna «boutade»más. En 1984 surge el primer número deAlerta, su órgano oficial. Y ahí ladoctrina ya está más elaborada, aunqueleída con los años nos retrotrae a laépoca de la Unión Soviética. Se hablapor ejemplo, y esto es muy importante,de que la independencia es simplementeun medio para conseguir la revolución

socialista. Con palabras literales, losobjetivos políticos se describen así:«realizar la Revolución Socialista en losPaíses catalanes y conseguir laindependencia y la reunificación. Esdecir, luchamos por conseguir el futuroEstado socialista e independiente de losPaíses catalanes». Evidentementecuando se habla de socialismo se estáhaciendo en sentido plenamente«marxista». Sigue el discurso:«Conseguir la independencia es la únicaforma que tenemos los trabajadores ytrabajadoras de los Países catalanes degarantizar la destrucción total del podercapitalista que nos explota y, por tanto,

la única vía para construir elsocialismo». Lo dicho, la independenciaera simplemente el «medio», pues el finera la revolución comunista. Esto lodeberían leer los empresarios ymagnates catalanistas que con ciertasveleidades guiñan a los independentistasradicales.

La historia se repite:Cuando en 1937 el PSUC vencea los anarquistas en Barcelona yobliga a Companys a formargobierno con ellos, laGeneralitat y el catalanismo caenen manos del estalinismo. Para

los comunistas ortodoxos, lasdemocracias burguesas eranmeros instrumentos para lallegada de la verdaderarevolución. En un texto delComité Central del PSUC, Lalínea nacional del PSU deCatalunya, de 1939, se lee: «LaRepública catalana puede ser unsueño de una separaciónpequeño burguesa, sinperspectiva histórica, si el PSUCno se convierte en el dirigentemáximo del movimiento nacionalcatalán».

En 1982 se gesta el Moviment deDefensa de la Terra (MDT), que vendríaa ser el brazo político de Terra Lliure(una especie de Herri Batasuna conbarretina). El discurso era más rancio sicabe. Había que luchar contra «lasagresiones que recibe Cataluña:políticas, ecológicas, urbanísticas,económicas y sociales, culturales ylingüísticas». Para ello había quedestruir la vieja estructura social:«capitalista, policial, patriarcal ymachista, consumista y alienadora»(como en aquella época aún no sehablaba de los derechos gais otransexuales,… no salen, pero ahora los

meterían con calzador. La independencialo abarca todo). Por supuesto, elcatalanismo radical fue incapaz demantener «unido» un frente político quedefendiera la «unidad» de la voluntadcatalana. En el seno del MDT sereprodujeron las divisiones y seescindió. Por aquella época, como yarelatamos más arriba, en los encuentrosdel Pi de les tres branques (el Pino delas tres ramas) se atizaban y atomizabanentre ellos. Las diferencias fueron delestilo que unos querían que se hablarade «Cataluña» y otros de los «Paísescatalanes»; o el posicionamiento en elreferéndum sobre la OTAN o sobre las

Olimpiadas de Barcelona y su boicoteo.Por fin, llegaría el 92 y las olimpiadas.Ni el Estado, ni Pujol, estabandispuestos a que Cataluña diera unaimagen al estilo Vascongadas. Sedesarticuló Terra Lliure. Por entoncesun joven (algo talludito) Ángel Colom,se había adueñado, con un pufoelectoral, de ERC, el viejo y arcaicopartido burgués catalanista. Acogió a lamilitancia radical que provenía delMDT y así radicalizó ERCconvirtiéndola en independentista. Sinembargo, en el seno de la coaliciónestaban latentes las divisiones delnacionalismo radical y acabaron

surgiendo escisiones que han convertidoel mapa electoral del catalanismo en unasopa de letras indescifrable quemantiene al independentismo atomizadoy enfrentado.

En resumen, y es lo más importante adestacar, tras la caída del muro deBerlín, la desaparición en todo el mundode la casi totalidad de Frentes deLiberación Nacional (el monopolio delterrorismo ha quedado en manos de losradicales islamistas) y el hundimientodel discurso marxista, el separatismo sequedó sin objetivo ni discursoideológico. Ahora la independencia hadejado de ser el medio para convertirse

en el fin. Lenin tiene un famoso discursotitulado «¿Libertad, para qué?»;nosotros podríamos preguntarles a losseparatistas «¿Independencia, paraqué?»: ¿Para lograr un paraísosocialista, cuando la Generalitat no hacemás que pedir a las multinacionales queinviertan en Cataluña? ¿Para construirun Estado burgués y del bienestar tanodiado por los marxistas y consideradocomo pura alienación? ¿Para montar unamacrocomuna hippy nudista pansexualde catalanes en estado puro donde todosnos liberemos de lo que nos oprime,desde el vestido y la corbata hasta elcuerpo que nos «encierra» en lo que no

queremos ser? Repetimos,¿independencia, para qué? ¿para seguirigual de mal o peor? Sólo de pensar enmanos de quién caería Cataluña con laindependencia, a uno le entra una«depre»; lo mejor que nos puede pasares «independizarnos de losindependentistas».

135. EL SEPARATISMODE LOS MARTÍNEZ

Los apellidos no dejan de ser apellidos,

y a pesar de que muchos separatistaseran catalanes de apellidos, hay otroscasos que nos muestran el«charneguismo» que quiere hacerseperdonar siendo más papistas que elPapa. El líder «militar» de EPOCA(Ejército Popular Catalán), fue JaimeMartínez. Uno de los primeros muertosde Terra Lliure fue Felix Goñi (pordefecto de la bomba que llevaba). Otro,que falleció por lo mismo, en Valencia,fue José Antonio Villaescusa Martín.Uno de los fundadores del MDT murióen una cabina telefónica cuando leestalló el artefacto explosivo quellevaba, se llamaba Joaquín Sánchez

Núñez. Entre los líderes aún vivos deTerra Lliure tenemos Jaime Fernández,Carlos Sastre, Carlos Benítez, DavidMartínez, entre otros ilustres apellidoscatalanes. Uno de los miembros mássanguinarios de Terra Lliure que pasó acolaborar con ETA, y participó en lamatanza de la Casa Cuartel de laGuardia Civil de Vic, fue Juan CarlosMonteagudo. Uno de los más activistasfundadores del PSAN y radicalísimoindependentista fue Carlos Castellanos.La realidad es la que es y ya estamoshartos de maquillajes. La famosaindependentista Pilar Rahola siempreoculta su segundo apellido: Martínez; el

que fuera durante muchos años flamantedirigente de las juventudes(independentistas) del partido de JordiPujol, y luego diputado, fue CarlosCampuzano. El portavoz de lasJuventudes Republicanas en Barcelona,en 2008, se llamaba Gerard Gómez delMoral y se dedicaba a homenajearindependentistas de Terra Lliure. Tras lasorpresa de que las radicalísimasCandidaturas de Unidad Popular (CUP)consiguieran representación en elParlamento de Cataluña, tambiéntuvimos la sorpresa de conocer a suportavoz: David Fernández Ramos.¿Seguimos?

136. «CATALUÑA SERÁ,CRISTIANA O NO,

SERÁ»: BREVE RELATODEL ORIGEN

ECLESIÁSTICO DE LACLASE DIRIGENTE

CATALANISTA

Ya hemos adelantado algo de lo quedesarrollaremos en este epígrafe. Laoposición efectiva contra el franquismose fraguó en ambientes clericales. Losmaquis, anarquistas y comunistas, eranderrotados en las montañas y las

barriadas. Pero el franquismo no estabapreparado para luchar en las parroquias.Un breve repaso por la clase políticaactual: Artur Mas (CiU); OriolJunqueras o Carod-Rovira (ERC), y unlarguísimo etcétera… provienen deambientes eclesiales o seminarios. Elcatalanismo actual no proviene de lavieja ERC que como logotipo exhibía eltriángulo masónico. Sino que se arraigóen las cofradías de La Mare de Déu deMontserrat.

Mosén Batlles «ocupó» con susjóvenes el local de la Acción Católica,en la calle Lauria 7 de Barcelona, parasu formación y dirección. De ahí

saldrían, además de los susodichosRaimon Galí y Jordi Pujol, por ponerunos cuantos ejemplos, Antoni Plasencia(luego Decano del Colegio deAbogados), Antoni Bascompte(dirigente de CiU), Ferran Ariño(candidato contra Núñez en el Barça),Joan Antoni Benach (crítico teatral deLa Vanguardia), Francesc Vila Abadal(de familia terrateniente que derivóhacia el socialismo de Joan Reventós),futuros diputados de CiU o del PSC-PSOE como Manel Royes quien seríaalcalde de Tarrasa o escritores delPSUC como Manuel VázquezMontalbán. Encontraremos también al

futuro Padre Marc Taxonera, monjemontserratino y verdadero cerebropolítico que promovió la fundación enMontserrat de CDC, el partido de JordiPujol, en 1974. Al grupo de CC(Cataluña y Crist) se sumó el GrupTorras i Bages, fundado por MosénLluís Carreras, que durante la Guerra sehabía hecho franquista pero que luegovolvería a los cauces del nacionalismo.Por su filas pasaron Hilari Raguer(historiador e influyente monje deMontserrat), Joan Raventós (dirigentedel PSC), Anton Cañellas (dirigentecatalanista, primero centrista y luegoamigo de Pujol), Jordi Bonet (arquitecto

de la Sagrada Familia) o Jaume Carner(presidente de Banca Catalana). En losaledaños de estos círculos los nombresson interminables: Félix Martí,presidente honorario del Centro Unescode Catalunya; Oriol Badia, exconsellerde Trabajo; Alex Masllorens, diputadodel PSC-Ciutadans pel Canvi o JosepVerde Aldea (PSOE), expresidente delParlamento Europeo.

Otro de los ilustres de estos gruposfue Ferran Llopis, uno de los hombresclaves en la fundación del partidoconvergente. En este ambiente RaimonGalí fundó el famoso CC. No todosvenían de Lauria, estaban también los de

las Congregaciones de los jesuitas deBalmes (Espar Ticó y JaumeCasajoana), pero todos estabancontactados por su pertenencia a laburguesía catalana. La situación estababien disimulada ya que inclusoengañaron al pobre Dr. Modrego,cuando en 1960 Pujol fue detenido.Ferran Llopis, Jordi Maragall y otrospidieron socorro al obispo Modrego.Éste fue a ver a Franco y el encuentro,relatado por el protagonista, fue así: «Via Franco. Le expliqué lo de Pujol, unjoven piadoso que quizás peca decatalanista, pero de muy buena familia.Me cortó y me dijo: es muy propio de un

obispo pedir clemencia. Se levantó ybuenas tardes, excelencia». Con eltiempo estos grupos «apostólicos» sefueron disolviendo y sus miembrosfueron aterrizando en los partidospolíticos que controlarían la futuraTransición. Unos acabaron en UnióDemocràtica de Catalunya, muchos en laCDC de Pujol; Otros, como Quico VilaAbadal, Xavier Muñoz o PascualMaragall, derivaron al PSC y algunoscomo Alfonso Comín fueron aCristianos por el Socialismo.Recientemente Ferran Llopis, renegandode sus ardores espirituales de juventud,afirmó: «Lo de que Catalunya será

cristiana o no será, inscrito en lafachada de Montserrat. Afirma queCatalunya será, cristiana o no, será».Pero se olvida de que nada hay eterno enla Historia y que los pueblos tambiéndesaparecen.

137. CATALUÑA SERÁCRISTIANA… O SERÁ

MUSULMANA

Uno de los independentistas másparadigmáticos para nuestra generación

fue Ángel Colom y Colom. Como tantosotros, sus ancestros no transmitieronbien los genes. El padre de ÁngelColom fue el alcalde franquista delpueblo de Pruit-Rupit. El hijo marchópiadoso al seminario de Vic, puesdeseaba ser sacerdote. Ahí descubrióque Dios en realidad se llamabaCataluña y por las noches se escapaba ahacer pintadas antifranquistas (así nos locontaron). De joven, ya liberado(incluso en lo sexual), se benefició delas grandes subvenciones que losgobiernos de Pujol donaban para«crear» sociedad civil. Así, sin costarleun duro, montó La Crida para la

solidaritat, una plataforma dereivindicaciones nacionalistas radicales.Luego supo maniobrar para apoderarse,tras un «pusch», de ERC. Cuando elpartido reaccionó y lo expulsó, montó elPartit per la Independència (PI), con lafamosa Pilar Rahola, pero fracasóestrepitosamente en las urnas. Entoncesnuestro personaje desapareció, hasta quele descubrimos en Marruecos en unamisteriosa oficina de la Generalidadcomo su representante en esas tierras.Fue uno de los responsables de lallegada a Cataluña de miles deinmigrantes de origen magrebí (así lodeseaba la Generalitat pues pensaba que

sería más fácil «catalanizarlos» que alos sudamericanos. De hecho ya se lesorganizaba ahí cursos de catalán). Loque en principio era un «cadáverpolítico» ha ido resucitando y vuelve aser causa de noticias. En CiU, como no,le dieron el cargo de secretario deInmigración de Convergència. De pormedio, como buen militante, aparecióimplicado en el caso Palau,reconociendo haber recibido de Millet72.000 euros, para liquidar las deudasdel PI (aunque posiblemente recibió eldoble).

Desde hace poco tiempo, y con lascorrespondientes subvenciones, dirige la

Fundación Nous catalans (Nuevoscatalanes), cuyo objetivo no es otro quela conversión de los inmigrantesmusulmanes en activistas de la causaseparatista. Por eso, el otrora piadosohijo del alcalde franquista de unpueblecito de la Cataluña profundaahora se prodiga en los medios,inaugurando mezquitas y manteniendorelaciones con las comunidadesislámicas. La labor de Colom ha sidofructífera. Del millar aproximado demezquitas que hay en España, 232 estánsituadas en Cataluña, un númerodesproporcionado si las comparamoscon las 98 de Madrid. Más preocupantes

son unas declaraciones que realizó hacerelativamente poco: «Si Barcelonaquiere convertirse en la capital delMediterráneo debe tener en cuenta quela religión mayoritaria en la región es elIslam. Tarde o temprano habrá queconstruir una gran mezquita emblemáticay bonita de la que todos nos podamossentir orgullosos». Para no perder sucarácter de personajillo polémico,últimamente Ángel Colom se haenzarzado en polémicas con catalanistasque el llama «identitarios». Les acusa deutilizar el Ave Fénix (símbolo delRenacimiento y por tanto delcatalanismo) y la Cruz de sant Jordi.

Acusa a los viejos compañeros decamino, los catalanistas de utilizarsímbolos «fascistas». En fin, vivir paraver, ver para creer.

138. CATALUÑA SERÁHISPANA O NO SERÁ…

NADA

«Espanya ens Roba» (España nos roba).Se acabó el discurso soviético anti-imperialista, se acabó financiar el bailede sardanas, se acabó integrar

lingüísticamente a los ecuatorianos (porcierto, la Generalitat financia hastawebs en castellano de independentistasque son inmigrantes latinoamericanos).El nacionalismo ha encontrado su frasemágica: «Espanya ens roba». Sinembargo, el subterfugio argumentativoes viejo y corresponde a un tópico más.En 1985, gracias a la aportación de unlibro de Ramón Trias Fargas sobre laasfixia económica premeditada deEspaña contra Cataluña, tituladaNarració d’una asfixia premeditada. Seargumentaba «científicamente» quehabía una premeditación de acabar conCataluña (como si a España le

interesara que su motor económico separase). La obra no podía ser muycientífica porque el autor no eseconomista sino abogado; y, en el fondo,era una copia de la obra tituladaTratado de la Hacienda Pública (1959)del experto en fiscalidad y federalismoRichard Abel Musgrave. Una vez creadoel tópico sólo hay que repetirlo hasta lasaciedad.

El problema de Cataluña no es«España». El problema de Cataluña esel desvarío de sus élites políticas yeconómicas; es el desierto espiritual queha dejado la religión nacionalista; es elmaterialismo consumista y la idolatría

icónica que produce el Barça; es elcomplejo constante del recién llegadoque necesita proclamarse máscatalanista que nadie; es la incapacidadsiquiera para prever un futuro inmediatofácil de dibujar: pérdida absoluta de laidentidad real, al desconocerprofundamente la esencia y la historia deCataluña; una sociedad fracturada conamplios sectores islamizados; unatraición de las elites abandonando a susuerte a amplias capas de la población,pues no se podrá mantener el Estado deBienestar; una muerte vegetativa de lapoblación, debida a las bajísimas tasasde natalidad, que serán sustituidas por

masas de inmigrantes «catalanizados» y«normalizados» bajo cuatro consignasinoculadas en una escuela públicadecadente e ineficaz. La Cataluñamoderna o posmoderna existirá, no sé siindependiente de España o integrada enella, pero existirá sin catalanes; existirácon ciudadanos globalizados,profundamente apátridas aunquebarnizados en un tinte identitario del queignorarán hasta su procedencia. Laimagen que nos viene a la mente de losfuturos catalanes es la de los turistastrashumantes (que hablábamos alprincipio de este libro) que se paseanpor nuestras tierras con una camiseta del

Barça.No sabemos si este escenario le

parecerá al lector exagerado, perotenemos el profundo convencimiento deque la Cataluña de verdad, esto es, laque puede hilarse coherentemente con supasado, siendo fiel a generaciones ygeneraciones de catalanes, sólo puedeser la Cataluña hispana. La que descubraque su ser consiste en concretar ytransmitir el espíritu de Las Españas.Este es el camino de la vida; lo demásserá disimulo o muerte.

BREVE EPÍLOGO

«El bien no hace ruido, y el ruido nohace bien»

(Dr. Torras y Bagés)

Pitirim Sorokin, al estudiar el procesode crisis de las sociedades, planteabaque las decadencias no eranirreversibles. En las civilizacionespodía producirse un proceso de catarsisy resurrección en la medida en quehubiera una minoría capaz de rompercon los valores dominantes y las

interpretaciones de la realidad. Lapsicología de los pueblos no deja desorprendernos y allí dónde hubosociedades y civilizaciones ricas, hoysólo quedan ruinas; o aquellas tribus queeran consideradas bárbaras, con lossiglos se convirtieron en las zonas másproductivas del mundo. El peor enemigode los pueblos es la soberbia, larelajación, creerse que todo está ganadoy que no hay que esforzarse una vezalcanzados ciertos objetivos. Otroenemigo es su psicología interna, susentimiento de deriva, la pérdida delsentido de la existencia de susmiembros. La materialización de las

costumbres y valores, explicabaSorokin, sólo puede llevar a unadesintegración individualista. En fin, sonmuchos los síntomas que podiamosencontrar en nuestra sociedad catalanaque corresponderían a la fase dedesintegración social.

Muchos autores han teorizado sobreel papel y función de las elites sociales;sobre su capacidad de generar modos devida y de proponer ideales que permitanla subsistencia de los grupos. Hubo untiempo en que Cataluña tuvo sus élites,grandes empresarios capaces dedomeñar los gobiernos de España yluchar por sus intereses; capaces de

crear ideologías, como el nacionalismopara legitimar sus objetivos; capaces deliderar una sociedad entusiasmándola.El historiador catalanista Ramond’Abadal, en un borrador de carta aJordi Nadal, en 1965, escribía: «mesiento burgués y opino que la burguesía,y no la masa, es la que tiene que salvarel espíritu. La dirección del mundo, labuena dirección, es un asunto de lasminorías, de las buenas minorías». Lomalo en Cataluña es que sus élitesnaturales han degenerado y se hanextinguido ahogadas por su propioveneno. El nacionalismo ha matado elespíritu real para sustituirlo por una

falsa vitalidad. El independentismo noes una manifestación de la vitalidad delpueblo catalán, sino el canto del cisnede una sociedad intoxicada por suspropias mentiras, engaños e ilusiones.Los empresarios catalanistas deprincipios del siglo XX nunca secreyeron su ideología, pero lucharon abrazo partido para imponerla y nadiepuede negarles que sus fortunas lashabían ganado con el sudor de su frente.Hoy el independentista se lo cree, peroquiere una independencia sin esfuerzos,sin sacrificios; una independencialograda con simpáticas y mediáticascadenas humanas como quien juega en el

«esplai parroquial», y sólo con eltrabajo de cruzar la calle para ir a votaren un referéndum. Almirall, en su obraLo Catalanisme, decía: «En Cataluña,nosotros tenemos que sudar y trabajarpara que vivan diez mil zánganos en lasoficinas del gobierno de Madrid».Mañana, quizá, deberemos decir: por finconseguimos la independencia parapagar 200.000 zánganos de funcionariosque viven en Barcelona».

Gerard Brenan, en su obra Ellaberinto español, señalaba en elprólogo, respecto al futuro de España:La muerte por monotonía, poruniformidad, por despersonalización —

si conseguimos escapar a la destrucciónen otra guerra— es el destino que nosofrece este bonito «Brave new world»(Mundo Feliz) que se caracteriza por laamalgama y el control universal. A esamuerte opondrá España una prolongadaresistencia». Para que ocurriera esaresistencia, primero tendría que surgiruna nueva élite, y no nos referimos a unaelite económica o política, sinoespiritual y cultural, capaz dereencontrar el sendero que enlazanuestro pasado con un futuro próximo.En la crisis española y catalana definales del siglo XVII, SebastianoFoscarini, el embajador de Venecia en

Madrid, decía: «…aunque los españolestienen ingenio, capacidad y mediossuficientes para restaurar su país, nolograrán hacerlo; y aunque enteramentecapaces de salvar su Estado, no losalvarán porque les falta voluntad dehacerlo». En estos momentos de laHistoria el destino de nuestra sociedad,incluyendo Occidente pende de lavoluntad de reencontrar nuestraidentidad, o simplemente de dejarnosarrastrar por el torrente pre-diseñado dela globalización y sus reaccionesneotribales, como los nacionalismosartificiales.

Sigue Brenan exponiendo su tesis:

«Como demuestra claramente la historia,España ha existido únicamente comonación cuando se sintió bajo lainfluencia de alguna gran idea oimpulso; tan pronto como declinaba estaidea, los átomos de la molécula seseparaban y empezaban a vibrar y achocar unos con otros. Lo vemos porprimera vez en tiempo de Augusto,cuando la civilización romana sometió alas belicosas tribus iberas. Apenasacabada la conquista de la Península porlos romanos cuando España hizo suya laidea de Roma, en una medida jamáslograda por la Galia, y automáticamenteempezó a producir generales,

emperadores, filósofos y poetas, hasta elpunto de que Italia llegó a parecer unasimple provincia de España».

¿Cómo puede renacer una Españacomo la de otros tiempos? No sabemossiquiera si es lícito hacerse estapregunta, pues podría caerse fácilmenteen demagogia. Lo que tenemos porcierto es que el pasado puede ser un faroque ilumina futuros destinos, o unapenumbra que nos hunda en lamelancolía. El nacionalismo, al menosel catalán, padece esta tristezaespiritual. El escritor catalanista Miquelde Palol, autor de Meditacions des deCatalunya, sorprendía a propios y

extraños con estas declaraciones:«Ahora que parece que una ciertamayoría percibe las razones objetivasde la secesión, hace falta atender enprimer lugar a desoficializar el Himnodels Segadors. No se ha guiado ningunacomunidad ella misma con convicción nicon éxito hacia un destino importante alson de un himno con modo menor yfrases musicales descendentes, propiosde una marcha fúnebre. Els Segadorsprofundiza en el imaginario oscuro,deprimente y derrotista de Cataluña». Ytiene toda la razón. Las segregaciones oindependencias pueden ser fruto de lavitalidad o de la disgregación y muerte

de un cuerpo social.Muchos nacionalistas ven la

independencia como el modo deliberación que permitirá recobrar unavitalidad perdida. Pero a nosotros senos antoja más como cuando una ramamuerta se desprende de un tronco al quele falta vitalidad. El catalanismoprefiere ser un fruto ya podrido caído yseparado de un árbol, en vez de una delas raíces que le proporcione vitalidad.Las raíces no se ven como las ramaspero en ellas se esconde la esencia.Descubramos este árbol que es laHispanidad y encontremos nuestro sitioen él. Entonces podremos gritar sin

rubor ni contradicción aquél ¡ViscaEspanya! que daba título a un artículode Joan Maragall, «Porque en este“Visca Espanya” —decía— caben todoslos que estiman a España en espíritu yen verdad. Los únicos que no caben sonaquellos que no quieren caber, losenemigos de la España verdadera». Elgran poeta catalán insistía «¡El almaibérica! ¡Qué ensueño! Pero nos loturban castellanistas, bizkaitarras,catalanistas, portuguesistas,andalucistas, que no castellanos, nivascos, ni catalanes, ni portugueses, niandaluces». Cánovas del Castillocriticaba a aquellos que decían que «son

españoles los que no pueden ser otracosa». Que nunca llegue el día en el quese pueda decir «son catalanes porque noquieren ser españoles». Ese día, habránmuerto España y Cataluña. Y secumplirá aquella sentencia de Vázquezde Mella: «Los pueblos se enlazan conla muerte el mismo día en que sedivorcian de su historia».

Digresión: Dos siglos antesde nuestra era ya eran conocidoslos romanos por expoliar nuestrooro y nuestras minas, aunquetodavía no hemos descubierto aningún español que esté

resentido contra Italia por ello.Por el contrario, el mantra«España nos roba» es uno de losmás rezados por la religiónnacionalista. Tampoco hay viajea Hispanoamérica en el que no lesaquen a uno el dichoso tema del«oro que se llevaron losespañoles». En cierta ocasión, alque suscribe estas líneas leacusaron del latrocinio español,precisamente visitando el Museodel Oro de Bogotá. La respuestafue algo cínica por nuestra parte:«Si los españoles nos llevamostodo el oro, cómo es que hay

tantas piezas en este museo».

JAVIER BARRAYCOA MARTÍNEZnació en Barcelona en 1963; essociólogo y politólogo. Ha sido profesorde la Universidad de Barcelona durante18 años y actualmente es Director deEstudios de Ciencias Políticas en laUniversidad Abat Oliba CEU deBarcelona. Su experiencia docente

abarca las áreas de Sociología, OpiniónPública y Psicología social.

Es autor entre otras obras de: Laruptura demográfica (1998); Eltrabajador inútil: reinventando elproletariado (1999), Sobre el poder. Enla modernidad y la posmodernidad(2001) , Tiempo muerto. Tribalismo,civilización y neotribalismo en laconstrucción cultural del tiempo(2005); y de las obras en colaboración:Narciso en el espejo (2009),Hombre/Animal. La disolución de unafrontera (2011) y El Gran Hermano tevigila (2013).

Asimismo ha publicado: Los mitos

actuales al descubierto (2009) eHistorias ocultadas del nacionalismocatalán (2011). Esta última obra se haconvertido en un best-seller y le hareputado como uno de los mejoresconocedores de la mitología catalanistaen el panorama cultural actual.

Notas

[*]Jacinto Verdaguer y Santaló (encatalán Jacint Verdaguer i Santaló),poeta español en lengua catalana ycastellana. Nació en Folgarolas, Osona,provincia de Barcelona, el 17 de mayode 1845 y falleció en Vallvidrera(Barcelona) el 10 de junio de 1902.El obispo Torras i Bages lo calificó de«Príncipe de los poetas catalanes».También se conoce a Jacinto Verdaguercomo Mossèn (o Mosén) JacintoVerdaguer, por su carrera deeclesiástico, y con el apócope deJacinto: «Cinto». (Nota de la edit.digital) <<