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Orden cronológico de las novelas Amalia (1851) El conspirado r (1892) El señor presidente (1946) El recurso del método (1974)

Clase 3. Paso 1

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Orden cronológico de las novelas

Amalia (1851)

El conspirado

r (1892)

El señor presidente

(1946)

El recurso del método

(1974)

• AMALIA de José Mármol (Argentina) Romanticismo:

Concepción del mundo como compuesto de oposiciones irreconciliables (amor vs. odio, lo nacional vs. lo extranjero, etc).  El dictador triunfa contra el héroe y refleja la visión pesimista de los autores románticos ante la derrota del dictador.El objetivo era la denuncia tanto nacional como internacional de la dictadura en sus países

• EL CONSPIRADOR de Mercedes Cabello (Perú) Costumbrismo regionalista:

Combinación entre el realismo y el naturalismoMuestra la figura de del caudillo de dos formas, una seria y una lúdica.Aparece por primera vez una visión cómica del dictador. el personaje resulta ser picaresco y ciertos casos patético.  El caudillo del Costumbrismo Regionalista es superficial, simple y estrambótico.

• EL RECURSO DEL METODO de Alejo Carpentier (Cuba) La novela contemporánea:

El dictador es humanizado por medio de ésta técnica pues no solo capta la tragedia que el dictador produce en la vida de otros sino la tragedia que produce en su vida misma.Aunque el dictador contemporáneo se declara un nacionalista que quiere defender los derechos del pueblo y el territorio nacional, todos terminan traicionando a su país a favor de los intereses extranjeros cuando ve su poder amenazado

• EL SEÑOR PRESIDENTE de Miguel Ángel Asturias (Guatemala) La novela moderna:

La nueva técnica del narrador omnisciente muestra extremos del dictador, en todo el horror de su crueldad pero también en momentos humanizantes.El dictador moderno está preocupado por expandir y mantener su poder, pero carece del apoyo popular.El dictador tiene su policía secreta y un grupo de politiqueros corruptos, donde la tortura y el chantaje son prevalentes. 

• AMALIA de José Mármol (Argentina) Romanticismo:

En esta novela se condena al dictador, que sólo posee una cara, la de la maldad; éste aparece tal cual como Rosas, incluso se añade a miembros de su familia como personajes. Aunque es una novela débil en varios sentidos, pues no alcanza a desarrollar el tema de la dictadura como lo hacen las que le siguen, se le considera pionera en la tradición de la novela del dictador.

• EL CONSPIRADOR de Mercedes Cabello (Perú) Costumbrismo regionalista:

Sus páginas revelan el triunfo del mal por encima de la justicia; sin embrago, la vida semirromántica de finales del siglo XIX, se encarna en dos protagonistas: el coronel Bello y Ofelia. Así mezcla el ensayo con la doctrina y la observación critica

• EL SEÑOR PRESIDENTE de Miguel Ángel Asturias (Guatemala) La novela moderna:

Esta novela explora la naturaleza de la dictadura política y sus efectos en la sociedad, y es una obra explícitamente política en la que Asturias denuncia a los dictadores latinoamericanos. Al mantener ambiguos el tiempo y lugar, la novela de Asturias representa una ruptura con las narraciones tradicionales, que hasta ese momento habían sido juzgadas por la forma adecuada en que reflejaron la realidad.

• EL RECURSO DEL METODO de Alejo Carpentier (Cuba) La novela contemporánea:

En esta obra Alejo Carpentier trata un tema que también se encuentra en su obra previa: la coexistencia de dos lugares, culturas, modos de vida, civilizaciones distintas, entre los que fluctúan los personajes. En El recurso, estos lugares están representados por Europa y Latinoamérica. El antecedente de la figura del dictador en la novela puede encontrarse en el personaje de Henri Christophe. Aunque la obra no se ocupa directamente del dictador haitiano, caben breves apuntes sobre éste. Tanto el humor como la ironía constituyen el hilo conductor de la trama que se dirige hacia la autocrítica.

Amalia de Jose Mármol (Argentina) 1851 (en rojo)

• "-No señores -contestó-, no hay más reunión que la presente. Hace quince días que tuve la palabra de cuarenta hombres para este caso. Después se me redujo a treinta. Ayer a veinte. Ahora os cuento y no hallo sino diez. ¿Y sabéis lo que es esto? La filosofía de la dictadura de Rosas. Nuestros hábitos de desunión, en la parte más culta de la sociedad; nuestra falta de asociación en todo y para todo; nuestra vida de individualismo; nuestra apatía; nuestro abandono; nuestro egoísmo; nuestra ignorancia sobre lo que importa la fuerza coelctiva de los hombres, nos conserva a Rosas en el poder, y hará que mañana corte end etal la cabeza de todos nosotros, sin que haya cuatro hombres que se den la mano para protegerse recíprocamente. Será siempre mentira la libertad; mentira la justicia; mentira la dignidad humana; y el progreso y la civilización, mentiras también, allí donde los hombres no liguen su pensamiento y su voluntad para hacerse todos solidarios del mal de cada uno, para vivir todos, en fin, en la libertad y en los derechos de cada uno. Ahora ya no hay patria para mañana, como la esperábamos. Pero es preciso que la haya para dentro de un año, de dos, de diez, ¡quién sabe! Es preciso que haya patria para nuestros hijos siquiera. y para esto, tenemos desde hoy que comenzar bajo otro programa de trabajo incesante, fatigoso, de resultados lentos, pero que darán su fruto con el tiempo.

El conspirador de Mercedes Cabello (Perú) 1892 (en amarillo)

Me sonrió la idea de escribir y crecí un palmo, pensando que ya había hallado el camino por donde debía llegar hasta donde una querida. Siguiendo el consejo de Ernesto, me resolví a escribir; de esta suerte obtendría la contestación y… ¡Batalla Ganada! , quedándome la prueba del triunfo .La mujer a quien yo había resuelto seducir, era la costurera de mi tía, y la buena mujer que en todo podría pensar, menos en que yo pretendiera ser su seductor, me trataba con indiferencia generalmente o con fingido cariño, cuando se hallaba en presencia de mi tía.No dejo de asombrarme, como era que antes no había caído en la cuenta que tenía a la mano la mujer que yo necesitaba… Una mujer casada y de treinta y cinco años... ¡Vaya! ¡Si no iba a dejar aturrullados a todos mis compañeros! Francamente tuve lástima de los que tenían por querida a la criada de la casa, o a la china de la vecindad.Pero es el caso que, si antes no había parado mientes en la persona de doña Panchita, este era su nombre, era porque ella para mí no fue más que doña Panchita, algo así como una cosa que yo estaba acostumbrado a ver, desde que tuve uso de razón, sin que pudiera asegurar si era bonita o fea, joven o vieja, flaca o gorda y casi estoy por decir: hombre o mujer.Yo había crecido viéndola siempre en mi casa de Arequipa – Porque mi Panchita era mi coprovinciana- con el envoltorio de “costuras blancas “que llevaba y traía, con su aire de trabajadora y mujer honrada, que jamás interesó mi gusto, ni novio ni curiosidad; a tal punto que, si me hubiera puesto indeciso, como si se tratara de persona desconocida.

El señor presidente de Miguel A. Asturias (Guatemala) 1946 (en verde)• " Los pordioseros se arrastraban por las cocinas del mercado, perdidos en la sombra de la Catedral

helada, de paso hacia la Plaza de Armas, a lo largo de calles tan anchas como mares, en la ciudad que se iba quedando atrás íngrima y sola. La noche los reunía al mismo tiempo que a las estrellas. Se juntaban a dormir en el Portal del Señor sin más lazo común que la miseria, maldiciendo unos de otros, insultándose a regañadientes con tirria de enemigos que se buscan pleito, riñendo muchas veces a codazos y algunas con tierra y todo, revolcones en los que, tras escupirse, rabiosos, se mordían. Una aldea vino, anduvo por allí y se fue por allá, una aldea al parecer deshabitada, una aldea de casas de alfeñique en tuza de milperíos secos entre iglesia y cementerio. ¡Que la fe que construyó a la iglesia sea mi fe, la iglesia y el cementerio; no quedaron vivos más que la fe y los muertos! Pero la alegría del que se va alejando se le empañó en los ojos. Aquella tierra de asidua primavera era su tierra, su ternura, su madre, y por mucho que resucitara al ir dejando atrás aquellas aldeas, siempre estaría muerto entre los vivos, eclipsado entre los hombres de los otros países por la presencia invisible de sus árboles en cruz y de sus piedras para tumbas.

El recurso del método de Alejo Carpentier (Cuba) 1974 (en azul)

No puede ser. Siete y cuarto, acaso. Más cerca. Ocho y cuarto. Este desper-tador será un portento de relojería suiza, pero sus agujas son tan finas que  apenas si se ven. Nueve y cuarto.Tampoco. Los espejuelos. Diez y cuarto. Eso  sí. Además, el día se pinta en color de media mañana sobre el amarillo de las  cortinas.Y es lo mismo de siempre cuando vuelvo a esta casa: abro los ojos  con la sensación de estar allá, por la hamaca esta que me acompaña a todas  partes —casa, hotel, castillo inglés, Palacio nuestro...— porque nunca he podido descansar en rígida cama de colchón y travesaño. Necesito un acunado  de chinchorro para ovillarme, con su cabuyera para mecerme. Y es otra mecida  y un bostezo, y otra mecida al sacar las piernas y poner los pies a buscar mis  pantuflas que se me extravían en los colores de la alfombra persa. ( Allá, siempre atenta a mis despertares, me las hubiera calzado ya la Mayorala Elmira, que  debe estar durmiendo en su camastro de campaña —ella también tiene sus  manías—, de pechos sueltos y enaguas por las caderas, en la noche del otro  hemisferio.) Unos pasos hacia la claridad.