LA EXPERIENCIA DEL TURISMO

Alejando Mantecón

Andrés Romero Montero

1º Máster en Dirección y Planificación Turística

Tal como se titula la obra del prestigioso autor colombiano Gabriel García

Márquez, “Crónicas de una Muerte anunciada” (1981), el problema que nos acontece

con el “Turismo”, en el litoral levantino, no es nada que se haya producido de la noche

a la mañana, y digo turismo entre comillas, porque el termino turismo puede ser

matizado de muchas maneras, ya no sabemos muy bien dónde están los límites de la

definición, y según el agente que aborde el tema, tendrá unas connotaciones u otras.

Lo que sí tenemos claro, es que es necesario poner remedio, que el “paciente” está en

el peor estado posible, que éste ha de ser el límite, y que este fin ha de ser el comienzo

de una nueva historia.

Siguiendo con el tema de la obra, desde el principio de la misma, ya sabemos

cuál será el triste desenlace, al igual que el problema que nos acontece, ya sabemos

cuál será el fin de todo esto, o sabemos dónde nos ha llevado el fin, pero lo que

también debemos saber es que la historia se empieza a escribir en el mismo momento

desde el que nos proponemos escribirla o quizás mucho antes , dicho esto, debe de

existir un punto de inflexión a través del cual todo cambie, y los acontecimientos viren

en otra dirección.

Los personajes de la nueva historia que se empieza a escribir, son los

encargados de tomar las riendas del problema, desde la prospectiva y el poder que se

les otorga, les corresponde o les ha sido encargado.

No hay que olvidar que todo se mueve de alguna manera, por intereses

económicos y no solo vamos a culpar al dinero de esto, sino que también la falta de

información y de formación es algo que nos puede llevar al error.

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Los diferentes agentes, son los encargados del correcto funcionamiento de la

maquinaria. Todos son piezas importantes del engranaje que nos mueve, desde la

figura de los Técnicos Municipales, los cuales dan su punto de vista de los

acontecimientos, buscando la viabilidad y practicidad de las cosas. “En pocos años, de

pequeños pueblos de pescadores han pasado a ser, descomunales ciudades

monofuncionales” (Tomas Mazón, 2001). Este agente es el encargado de conducir por

el camino correcto, esta repentina expansión y este “boom inmobiliario”.

Se debe tener también muy en cuenta la opinión de los Académicos, a quienes

su conocimiento les permite ver más allá de barreras y pueden vaticinar futuros más

alentadores, poco cercanos desde la situación actual que nos acontece, casi utópicos,

pero confortadores y posibles, si todo funcionara de la manera correcta. Un claro

ejemplo es el de (Nasarre, 1972), con la puntualización de las principales

características del urbanismo turístico.

No debemos olvidar a la clase política, poder democrático, sobre el que gira

todo lo que nuestros ojos pueden ver y el turismo no podría ser menos. Son el

problema y la solución a muchas de las cosas que ocurren, pero que a través de su

falta de entendimiento, de su falta de conocimiento de la realidad tangible, provocan

divagaciones y pérdida de tiempo, en un mundo tan frenético y dentro del cual, ese

tiempo es el bien más preciado. Son los encargados de la planificación, aunque el suelo

juega en su contra, la especulación ha hipotecado su maniobrabilidad y dificultado un

porcentaje muy alto su capacidad de de planificación del desarrollo (Sidenbladh, 1967).

Por otro lado, y no menos importante, los agentes económicos,

desfragmentados en dos bloques, con intereses diferentes pero que para nada

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contrapuestos. Los Empresarios y Promotores, principales beneficiados de la “burbuja

inmobiliaria”, con opiniones positivas sobre lo acontecido, aunque no sobre el

desenlace de la crisis, se basan principalmente en el lucro y son poco observadores a la

hora de analizar impactos sociales y medio ambientales. Estuvieron acertados a la hora

de implantar sus actividades en zonas costeras, ya que como actividad industrial, es la

que más posibilidades de subsistencia tenían, a la par de la de consumo de bienes

perecederos y cotidianos (Esteve, 1983). Aunque no tuvieron en cuenta el detalle del

terreno como recurso limitado, la construcción sufriría el declive que acontece

actualmente, haciéndonos plantear el modelo de turismo residencial que en muchas

zonas existe. En cuanto a los Hosteleros y Comerciantes, apuestan por una

planificación turística, orientada al modelo de turismo hotelero, con una mejora en las

estructuras turísticas, y una salvaguarda del medio ambiente, apuesta por una oferta

turística centrada en un predominio del sector hotelero, promoviendo una mejora de

gestión del territorio obligando a una comercialización constante (Iribas, 1993).

En cuanto a los agentes se refiere, el último en discordia y sobre el que recaen

las consecuencias de los anteriores, es el ciudadano de a pie, ellos son defensores a

ultranza de sus lugares de residencia, defienden con uñas y dientes sus modelos, que a

pasos agigantados van dejando ver sus innumerables carencias, no entienden bien el

concepto de turismo, llaman turismo a cualquier cosa y son pocos los que son

consecuentes con la situación actual, aún así, los hay críticos y sensatos con las

carencias y dificultades que se plantean. Podemos ver un rayo de esperanza en cuanto

a la preocupación de éstos por los factores medio ambientales y sociales.

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La lectura que se puede realizar de esta lluvia de ideas, es bastante clara y

directa. Debemos depositar nuestra confianza en el trabajo y en la sensatez, analizar

las situaciones y los lugares de manera individual e implantar soluciones, que lleven

todo a una perspectiva más positiva, para el futuro que ya está aquí, el cual, nos pasará

factura, si no nos ponemos manos a la obra. Tenemos ejemplos claros de planificación

y de éxito en modelos turísticos, como es el caso de Benidorm con su centro de

vacaciones u “ociurbe” (Iribas, 2000). Todo esto nos demuestra que con la honradez,

dejando los intereses personales, y velando por los de todos, siendo claros y atajando

el problema de raíz, se podrían alcanzar metas más altas y exitosas. Debemos

quedarnos con el mensaje de la obra con la que comenzamos este comentario, no

cegarnos en nuestras creencias y ver más allá de la punta de nuestra propia nariz,

confiar en el buen hacer de los profesionales del sector, planificar, profesionalizarnos

y hacer todo dentro de unos márgenes que nos lleven por el buen camino. De no ser

así, las “crónicas” no proclamarán el futuro optimista y alentador que todos

esperamos, sino que conduciremos a jugar un papel secundario en la escena turística

nacional e internacional.

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