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SANTIAGO CLAUDIA MARIA MI VIDA SIN TI SIMBIOT final

Conciencia breve

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SANTIAGO

CLAUDIA

MARIA

MI VIDA SIN TI

SIMBIOT

final

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Cuando la tarde caía y el sol se ocultaba, sentí a lo lejos unos pasos que taconeaban al choque del pavimento, vislumbre una silueta, que venía hacia mí con gran prisa, me levante del banco, solté el libro el cual entretenía mis pensamientos, corrí de inmediato en busca de ella, como si mi corazón alertara algún peligro, sin darme cuenta había chocado con una bella mujer, palidecía, sudorosa, me miro en un instante, sentí que era preso de un mar profundo, sus ojos de color azul me cautivaron, deje de pensar, no podía dejar de mirarla, la abrace sin titubear, ese abrazo me pareció eterno ¡ya nunca la pude dejar!

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Salí apresurada de mi oficina en busca de mi amiga María, que había llamado hacia poco, sentí su voz temblorosa con un matiz de dolor, preocupada, me dirigí en búsqueda de un taxi, pero ninguno paro, aligere mi paso hacia el parque central, oscurecía, y sin darme cuenta me había adentrado demasiado, poco tiempo después sentí unas voces en mi espalda, aligere aún más mi paso, sentía que me perseguían, todo mi cuerpo se enfrió y en un momento pensé que ya no había salida, todo terminaría aquí, la luces eran tenues, por tanto ya no observaba lo que me rodeaba, entonces cerré mis ojos, como si todo fuera surrealista, de repente me encontré al frente de un joven, ¡que me miro! Sus ojos penetraron mis sentidos, mi corazón no dejaba de latir, sudaba, pero en ese momento todo se me olvido, era el rostro más bello que había visto, con un abrazo quito todo mi miedo y pensé dentro de mi ¡este será el hombre de mi vida!

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Después de que hable con Claudia, me dirigí al café sweet, donde nos habíamos quedado de encontrar, ¡nunca llego! algo inquieta le marque, pero no contesto, la espere un poco más mientras tomaba mi capuchino, decepcionada salí presa de mi tristeza por aquel hombre que había destrozado mis sentimientos, urgida de una amiga la cual me escuchara para que alivianara este dolor tan grande que sentía, no estaba preparada para estar sola, más tarde lejos de allí llegue a mi apartamento, me extendí sobre mi cama, logre conciliar el sueño rápidamente pero entre en pesadillas, desperté algo inquieta, ¿Qué sería de Claudia? Tome mi celular que estaba sobre la mesa, no tenía llamadas de ella, dormí finalmente en mi tristeza. Al día siguiente escuche entre sueños mi teléfono de un solo salto conteste, era ¡Claudia! Que emocionada me conto lo que había sucedido, de su boca no salía más que su nombre “Santiago – Santiago” el hombre de mi vida

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El amor entre Santiago y Claudia desde el primer momento fue profundo, no senecesitó mucho tiempo para que se consumara, en pocos meses celebraron suboda. Ella hermosa lucía un vestido blanco estilo princesa, que dibujaba su figuradelgada y esbelta, Santiago por su lado vestía un traje formal negro combinadocon un chaleco azul marino, que hacia juego con los ojos profundos y azules deClaudia.Toda su familia complacía celebraron aquella unión, sus padres muy emocionadosle regalaron un cochecito pequeño de dos puertas, ellos felices agradecieron sudetalle con lágrimas en sus ojos.

Ahí empezó la historia de dos amantes, que solo les basto una mirada para escribir una historia de amor…

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Esta mañana Claudia y yo salimos, como siempre, rumbo a nuestros empleos enel cochecito que mis padres nos regalaron hace diez años por nuestra boda. A

poco sentí un cuerpo extraño junto a los pedales. ¿Una cartera? ¿Un ...? De golperecordé que anoche fui a dejar a María a casa y el besito candoroso de siempre en

las mejillas se nos corrió, sin pensarlo, a la comisura de los labios, al cuello, a loshombros, a la palanca de cambios, al corset, al asiento reclinable, en fin. Estás

distraído, me dijo Claudia cuando casi me pasó el semáforo. Después siguiómascullando algo pero yo ya no la atendía. Me sudaban las manos y sentí que elpie, desesperadamente, quería transmitir el don del tacto a la suela de mi zapatopara saber exactamente qué era aquello, para aprehenderlo sin que ella notara

nada. Finalmente logré pasar el objeto desde el lado del acelerador hasta el ladodel embrague. Lo empujé hacia la puerta con el ánimo de abrirla en formasincronizada para botar eso a la calle. Pese a las maromas que hice, me fue

imposible. Decidí entonces distraer a Claudia y tomar aquello con la mano paralanzarlo por la ventana. Pero Claudia estaba arrimada a su puerta, prácticamentemirada hacia mí. Comencé a desesperar. Aumenté la velocidad y a poco vi por elretrovisor un carro de la policía. Creí conveniente acelerar para separarme de lapatrulla policial pues si veían que eso salía por la ventanilla podían imaginarse

cualquier cosa. -¿Por qué corres? Me inquirió Claudia, al tiempo que seacomodaba de frente como quien empieza a presentir un choque.

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Vi que la policía quedaba atrás por lo menos con una cuadra. Entonces aprovechando que entrábamos al redondel le dije a Claudia saca la mano que voy a virar a la

derecha. Mientras lo hizo, tomé el cuerpo entraño: era un zapato leve, de tirillas azules y alto cambrión. Sin pensar dos veces lo tiré por la ventanilla. Bordeé ufano el redondel, sentí ganas de gritar, de bajarme para aplaudirme, para festejar mi hazaña, pero me quedé helado viendo en el retrovisor nuevamente a la policía. Me pareció que se detenían, que recogían el zapato, que me hacían señas. -¿Qué te pasa? me preguntó Claudia con su voz ingenua. -No sé, le dije, esas chapas son capaces de

todo. Pero el patrullero curvó y yo seguí recto hacia el estacionamiento de la empresa donde trabaja Claudia. Atrás de nosotros frenó un taxi haciendo chirriar los

neumáticos. Era otra atrasada, una de esas que se terminan de maquillar en el taxi. -Chao amor, me dijo Claudia, mientras con su piecito juguetón buscaba inútilmente su

zapato de tirillas azules.

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Aquella mañana , había sido un carrusel de emociones para mí, ylo más paradójico era lo que faltaba por venir ,sin suscitar palabraarranque en búsqueda de aquel zapato , sin excusa alguna vire micarrito, lo encontré a unos pocos metros de la carretera, peropensaba en : ¿qué le diría a Claudia?, y aún más…. ¿Qué excusa leinventaría por haberme ido de esa manera?, bueno me tranquilice,tome aire, subí al carro ,llegue al estacionamiento donde la habíadejado, se encontraba muy molesta por la situación, pero almostrarle el zapato en su cara se dibujó una leve sonrisa , ¡perollego lo más temido! contestarle, lo que ella me preguntaba:-Santi¿por qué me dejaste de ese modo? nuevamente, esos ojos azulestaladraron mi alma y conciencia, calle por un momento, alterado,respondí –Claudia tu zapato callo cuando abrí la puerta!Perdóname!, Ella muy sobresaltada se arrojó a mis brazos y medijo –Santi eres lo que más quiero ,tranquilízate, nada paso ,ella sepuso el zapato rápidamente y dijo –Amor nos veremos en la tarde¡llámame por favor! Estaré esperando tu llamada, ¡claro linda! , asílo hare.

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Emprendía el camino hacia mi trabajo, cuando se baja del taxi María, se dirigió hacia mí con ese contoneo especial que solo ella tenía, con voz suave y seductora, me dijo-por fin libre, yo me corrí dos pasos hacia tras, con el temor de que Claudia volviera, firme le respondí –María, ¿Qué haces aquí?,¿ no te importa lo que pueda pasar?, de forma despectiva ella contesta:- vengo a terminar lo empezamos ayer, algo desconcertado le dije - creo que nada empezó y mucho menos terminara.“AMO A CLAUDIA VERDADERAMENTE, NUNCA LA DEJARE Y CONELLA TERMINARE MIS DIAS”Sentí que había quitado un gran peso a mi conciencia, me subí al carro, dejando a María sin palabras, y entre más me alejaba de allí, aprendí que cuando se actúa por instinto, la conciencia grita en silencio.

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