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Cook robin abduccion

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  • 1. ABDUCCINRobin CookUna extraa vibracin despert de un sueo inquieto a Perry Bergman, que tuvo al instante un malpresentimiento. Aquel desagradable murmullo le record unas uas araando una pizarra. Apart la finasbana con un escalofro y se levant descalzo sobre la cubierta de acero. Ahora el ruido le pareca untorno de dentista de fondo se detectaba el zumbido normal de los generadores de la nave y losventiladores del aire acondicionado.-Qu demonios? -se pregunt en voz alta, aunque no haba nadie que pudiera responderle.Haba llegado la tarde anterior al buque, el Benthix Explorer, en helicptero, despus de un largo vuelode Los ngeles a Nueva York y luego a Punta Delgada, en la isla de San Miguel en las Azores. Entre elrecorrido por las distintas zonas horarias y el largo informe recibido sobre los problemas tcnicos quesufra la tripulacin, estaba agotado, como era de suponer, No le haca ninguna gracia que le hubierandespertado despus de slo cuatro horas de sueo, y menos con aquella discordante vibracin.Descolg bruscamente el telfono para llamar al puente, mientras esperaba que se estableciera laconexin se asom de puntillas por el ojo de buey de su camarote de vip, con su metro sesenta deestatura, Perry no se consideraba un hombre bajo, aunque tena que reconocer que no era alto.El sol apenas aclaraba el horizonte, y el barco arrojaba una larga sombra sobre el Atlntico.Perry miraba hacia el oeste sobre un mar brumoso y tranquilo cuya superficie pareca una vasta extensinde peltre batido. El agua se ondulaba sinuosa en olas bajas y amplias, la serenidad de la escenadesmenta los sucesos que ocurran bajo la superficie. El Benthix Explorer se mantena en una posicinfija, gracias a las rdenes informticas que reciban las hlices y los propulsores de proa y popa, sobreun rea de la dorsal media atlntica, una cordillera de montaas volcnicamente activas, de veintids milkilmetros de extensin, que divide en dos el ocano. Con sus constantes y profusos vmitos de lavavolcnica, las explosiones submarinas de vapor y los frecuentes terremotos, la cordillera submarina erala anttesis de la tranquilidad veraniega de la superficie.-Aqu puente -respondi una voz aburrida.-Dnde est el capitn Jameson? -pregunt Perry.-En su litera, que yo sepa.-Qu demonios es esta vibracin?-Ni idea, pero no viene de la planta de energa del barco, s eso es lo que quiere saber. Se trataseguramente de la plataforma de perforacin. Quiere que llame a la cabina de perforacin?Perry colg de golpe sin contestar. Era increble que quien estuviera en el puente no sintiera curiosidadpor aquella vibracin. Es que no le importaba? Le irritaba mucho ver que aquel barco se gestionaba demodo tan poco profesional, pero decidi enfrentarse a ello ms tarde.Ahora lo primero era ponerse los tejanos y un grueso jersey de cuello alto, no haca falta que le dijeran

2. que la vibracin provena de la plataforma de perforacin, eso era evidente, al fin y al cabo l haba idohasta all desde los ngeles precisamente por las dificultades con las perforaciones.Perry saba que se haba jugado el futuro de la Benthix Marine en aquella aventura: Perforar en unacmara de magma de una montaa submarina al oeste de las Azores. Era un proyecto que no tena ningnpatrocinador, lo cual significaba que la compaa estaba poniendo dinero en lugar de ganarlo, y losgastos eran tremendos. Perry se haba decidido a ello en la creencia de que la hazaa avivara laimaginacin del pblico y llamara la atencin sobre la exploracin submarina, catapultando as a laBenthix Marine a la vanguardia de la investigacin oceanogrfica, por desgracia las cosas no iban segnlo previsto.En cuanto se visti, Perry se miro en el espejo sobre el lavabo del bao. Unos aos atrs no se habramolestado, pero las cosas haban cambiado, y el aspecto desaliado que tan buenos resultados le dabaantes, ahora que ya pasaba de los cuarenta le haca viejo o, en el mejor de los casos, le daba pinta decansado.El pelo comenzaba a ralear, y necesitaba gafas para leer, pero todava conservaba su encantadorasonrisa. Perry estaba orgulloso de sus dientes blancos y perfectos, sobre todo porque resaltaban elbronceado que tanto se esforzaba en mantener. Satisfecho con su reflejo, sali al pasillo, estuvo tentadode llamar a las puertas del capitn y el primer oficial para desahogar su rabia, saba que las superficiesmetlicas resonaran como tambores de lata y el ruido sobresaltara a los ocupantes de los camarotes.Como fundador, presidente y mayor accionista de la Benthix Marine esperaba que todo el mundoestuviera alerta mientras l se encontrase a bordo. Acaso l era el nico interesado en investigar aquellavibracin?Una vez en cubierta trat de localizar el origen del extrao ruido, que ahora se mezclaba con el estrpitode la plataforma de perforacin, el Benthix Explorer era un buque de ciento treinta metros de eslora, conuna torre de perforacin de veinte niveles en la cubierta central.Contaba adems con instalaciones de buceo de saturacin, un sumergible y un completo equipo decmaras fotogrficas y video. Con esto y el complejo laboratorio, la Benthix Marine, compaapropietaria del buque, tena la capacidad de llevar a cabo una amplia gama de estudios y operacionesoceanogrficas.La puerta de la cabina de perforacin estaba abierta, un hombre gigantesco bostez y se estir antes deponerse un mono de trabajo y un casco amarillo en el que se lea supervisor, todava muerto de sueo, sedirigi hacia el platillo giratorio. Era obvio que no tena ninguna prisa, a pesar de que la vibracin seextenda por todo el barco.Perry aceler el paso y alcanz al supervisor justo cuando otros dos trabajadores se unan a l.-Ha estado vibrando unos veinte minutos, jefe -inform uno de ellos, por encima del estruendo de laplataforma.Ninguno de los hombres prest atencin a Perry, el supervisor se puso unos guantes de trabajo y cruz laangosta rejilla de metal que atravesaba el pozo central. Su sangre fra era impresionante. La pasarelapareca muy endeble, y slo una fina barandilla protega de una cada de quince metros al mar. El hombrese inclin sobre el platillo giratorio, agarr levemente la barra de rotacin, dejando que diera vueltas en 3. sus manos, y lade la cabeza intentando interpretar el temblor que se transmita por la tubera. Tard sloun instante.-Detened la plataforma! -grit el gigantn.Uno de los trabajadores volvi precipitadamente al panel de control en el exterior, al cabo de unmomento el platillo giratorio se detuvo con un chasquido y la vibracin ces. El supervisor sali acubierta.-Maldita sea! La barrena se ha vuelto a romper. Esto ya es de chiste!-Pues lo ms gracioso es que no hemos perforado ni un metro en los ltimos cuatro o cinco das.-Silencio! -orden el supervisor-. Sube inmediatamente la barrena a la boca del pozo.El segundo trabajador se uni al primero, y casi de inmediato se oy el estruendo de la maquinariamientras las poleas suban la barrena.-Cmo est tan seguro de que es la barrena? -grit Perry por encima del ruido.-Por experiencia -contest el otro, antes de alejarse hacia la popa.Perry tuvo que echar a correr para alcanzarle, puesto que cada paso del supervisor equivala a dos de lossuyos. Intent hacer otra pregunta, pero el hombre no le oa o le ignoraba, subi las escaleras de tres entres, y dos cubiertas ms arriba llam bruscamente a la puerta de un camarote en que se lea: MarkDavidson, jefe de operaciones. Al principio la nica respuesta fue un ataque de tos, pero al cabo de unmomento se oy una voz.-Adelante.Perry entr en el estrecho camarote detrs del supervisor.-Malas noticias, jefe. Me temo que la barrena se ha vuelto a romper.-Pero qu hora es? -pregunt Mark, mesndose el pelo con los dedos. Estaba sentado en su litera enropa interior, tena la cara hinchada y la voz espesa de sueo. Sin esperar respuesta cogi un paquete detabaco, el aire ola a humo rancio.-Las seis, ms o menos.-Joder. -de pronto pareci advertir a Perry-. Perry?-Pregunt sorprendido-. Qu haces aqu?-No haba forma de dormir con esa vibracin.-Qu vibracin? -inquiri Mark al supervisor, que a su vez miraba fijamente a Perry.-Es usted Perry Bergman? 4. -Eso tengo entendido -replic l. La incomodidad del gigantn le result bastante satisfactoria.-Lo siento.-No pasa nada -concedi Perry, magnnimo.-Estaba traqueteando la barrena? -quiso saber Mark.El supervisor asinti.-Igual que las ltimas cuatro veces, incluso un poco peor.-Pues slo nos queda una barrena de tungsteno y carbono con diamantes -se quej Mark.-Lo s.-A qu profundidad estamos?-Ms o menos como ayer.-Tenemos fuera cuatrocientos metros de tubera, puesto que el fondo est a poco menos de trescientosmetros y no hay sedimentos, calculo que hemos penetrado la roca unos cien metros.-Era lo que intentaba explicarte anoche -dijo Mark, volvindose hacia Perry-. Todo iba bien hasta hacecuatro das, desde entonces no hemos avanzado nada, bueno, un metro o poco ms, a pesar de haberutilizado cuatro brocas.-Crees que hemos dado con una capa ms dura, entonces?-Pregunt Perry, ms que nada por decir algo. Mark se ech a rer sarcstico.-Dura no es la palabra. Estamos utilizando barrenas de diamante! Y lo peor es que todava quedan unostreinta metros de lo mismo antes de llegar a la cmara de magma, por lo menos segn el radar. A esteritmo tardaremos ms de diez aos.-Han analizado en el laboratorio la roca que qued atrapada en la ltima barrena rota? -pregunt el supervisor.-Si, y segn Tad Messenger nunca haban visto una cosa as. Est compuesta de una clase de olivinacristalina que l piensa que podra tener una matriz microscpica de diamante, ojal pudiramos obteneruna muestra ms grande. Uno de los mayores problemas de perforar en mar abierto es que no podemosanalizar los fluidos de perforacin, es como perforar a oscuras.-No podramos meter una barrena tubular? -sugiri Perry.-No s de qu nos iba a servir, si con la de diamante no avanzamos nada.-Y si la montamos sobre la barrena de diamante? Si obtenemos una buena muestra de la roca que 5. queremos perforar, tal vez podramos elaborar algn plan. Hemos invertido mucho en esta operacinpara rendirnos sin luchar.Mark mir al supervisor, que se encogi de hombros.-Muy bien, t eres el jefe.-Por lo menos de momento -replic Perry. No hablaba en broma, no saba cunto tiempo seguira siendoel jefe si el proyecto no daba resultado.-De acuerdo. -Mark apag el cigarrillo en un cenicero rebosante de colillas-. Sacad la barrena a la bocadel pozo.-Los chicos ya estn en ello -contest el supervisor.-Colocad la ltima barrena de diamante -prosigui Mark, mientras coga el telfono-. Voy a avisar aLarry Nelson para que tenga listo el sistema de inmersin y el sumergible.Cambiaremos la barrena a ver si podemos obtener una buena muestra de lo que estamos perforando.-A la orden.Perry se dispuso a salir detrs del supervisor, pero Mark, mientras hablaba por telfono con LarryNelson, alz una mano para detenerle.-Hay algo que no coment anoche en la reunin -comenz-, pero creo que deberas estar al corriente.Perry trag saliva, tena la boca seca. No le gustaba el tono de Mark, que pareca a punto de darle unamala noticia.-Quiz no sea nada -prosigui Mark, pero cuando estbamos estudiando la capa de roca con el radar,encontramos por casualidad algo inesperado. Tengo los datos aqu en mi mesa.Quieres echarles un vistazo?-Prefiero que me digas t lo que sea. Ya mirar los datos ms tarde.-El radar indicaba que los contenidos de la cmara de magma tal vez no sean lo que esperbamos segnlos originales estudios ssmicos. Tal vez no sean lquidos.-Pero qu dices! -esta informacin aument los malos presentimientos de Perry. El verano anterior, elBenthix Explorer haba descubierto por casualidad la montaa submarina que ahora estaban perforando.Lo sorprendente del hallazgo era que, como parte de la dorsal media atlntica, la zona haba sidoampliamente estudiada por el Geosat, el satlite de la marina americana utilizado para trazar mapas delfondo ocenico. Lo cierto es que aquella montaa en particular haba escapado al radar del Geosat.Aunque la tripulacin del Benthix Explorer estaba entonces deseando llegar a casa, se haban detenido losuficiente para pasar varias veces sobre la misteriosa montaa. Gracias al sofisticado sonar del barcolograron realizar un somero estudio de la estructura interna de la montaa. Los resultados fueron tambin 6. sorprendentes. la montaa result ser un volcn inactivo con una corteza muy fina y un ncleo lquido atan slo ciento veinte metros bajo el suelo ocenico. Pero todava ms increble era el hecho de que lasustancia de la cmara de magma tena propiedades de propagacin del sonido idntico a las de ladiscontinuidad de Mohorovicic, o moho, la misteriosa frontera entre la corteza y el manto terrestre.Puesto que nadie haba logrado obtener magma del moho, aunque tanto los americanos como los rusos lohaban intentado durante la guerra fra, Perry decidi perforar la montaa con la esperanza de que laBenthix Marine fuera la primera organizacin en obtener una muestra del material fundido. Pensaba queel anlisis del material arrojara luz sobre la estructura y tal vez incluso el origen de la tierra. Pero ahorael jefe de operaciones del Benthix Explorer le estaba diciendo que los datos ssmicos originales podanser errneos.-La cmara de magma podra estar vaca -dijo Mark.-Cmo?-Bueno, vaca no, pero llena de algn gas comprimido, o tal vez de vapor. S muy bien que extrapolardatos a esta profundidad es llevar la tecnologa del radar de penetracin ms all de sus lmites, de hechomucha gente dira que los resultados de los que estoy hablando son imaginarios, que no tienen ningunabase real. Pero me preocupa que los datos del radar no cuadren con los ssmicos. No me gustara nadaque despus de tantos esfuerzos no consiguiramos ms que un chorro de vapor caliente. Nadie sequedara satisfecho con eso, y menos los inversores.Perry se mordi la mejilla pensativo. Empezaba a desear no haber odo hablar nunca del monte Olympus,como haba bautizado la tripulacin a la montaa submarina que intentaban horadar.-Has hablado de esto con la doctora Newell? -pregunt Perry. La doctora Suzanne Newell era directorade oceanografa del Benthix Explorer-. Ha visto los datos que me comentabas?-No los ha visto nadie, el caso es que ayer capt por casualidad una sombra en la pantalla del ordenador,cuando lo preparaba todo para tu llegada. Pensaba sacar el tema en la reunin de anoche, pero al finaldecid hablar contigo en privado. Por si no lo has notado, tenemos ciertos problemas de moral conalgunos miembros de la tripulacin. Muchos piensan que perforar esta montaa es como luchar contramolinos de viento, y cada vez hay ms gente deseando zanjar el proyecto y volver a casa antes de quetermine el verano, la verdad es que no quera echar ms lea al fuego.Perry se encontraba dbil. Se dej caer en la silla que haba junto a la mesa y se frot los ojos. Estabacansado, desanimado y hambriento. Se maldeca por haberse jugado el futuro de la compaa a partir deunos datos tan poco fiables, pero el descubrimiento haba sido tan repentino que se sinti impulsado aactuar de inmediato.-Mira, no quiero ser agorero -dijo Mark-. Vamos a hacer lo que t decas, a ver si averiguamos algo msde la roca. Mientras tanto, no nos desanimemos.-No es fcil mantener los nimos -replic Perry-, sobre todo teniendo en cuenta lo que le est costando ala compaa tener aqu el barco. Quiz deberamos empezar a reducir prdidas.-Oye, Por qu no vas a comer algo? No es bueno tomar decisiones precipitadas con el estmago vaco,de hecho, si esperas un momento a que me duche, voy contigo. Qu demonios, ya vers como pronto 7. obtendremos informacin sobre esta mierda con la que hemos topado. Tal vez entonces quede claro loque hay que hacer.-Cunto tiempo tardarn en cambiar la barrena? -pregunt Perry.-El sumergible estar en el agua en una hora, llevarn la barrena y las herramientas hasta la boca delpozo. Los buzos tardan un poco ms en llegar all abajo porque tienen que someterse a la compresinantes de bajar la campana. Esto llevar un par de horas, ms si sufren dolores de compresin. Perocambiar la barrena no es difcil. La operacin completa no debera llevar ms de tres o cuatro horas,menos incluso.Perry se levant con esfuerzo.-Llmame al camarote cuando ests listo para ir a comer.-Eh, espera un momento -exclam Mark con sbito entusiasmo-. Tengo una idea que igual te anima unpoco. Por qu no bajas t con el sumergible? Se ve que eso de ah abajo es precioso, por lo menossegn Suzanne. Incluso el piloto, Donald Fuller, que fue oficial de la marina y es un tipo de lo ms serio yseco, dice que el paisaje es increble.-Qu puede tener de especial una montaa sumergida?-La verdad es que yo no he bajado -admiti Mark-, pero parece que tiene que ver con la geologa de lazona, con formar parte de la dorsal medio atlntica y esas cosas, pero pregntale a Newell o Fuller. Yavers lo contentos que se ponen si les ofrecen bajar. Con las luces halgenas del sumergible y agua tanclara, dicen que la visibilidad es de cincuenta a cien metros.Perry asinti. Lo cierto es que no era una mala idea, se distraera de los problemas y adems tendra laimpresin de estar haciendo algo. Slo haba hecho inmersin una vez, en la isla de santa catalina,cuando la Benthix Marine recibi el sumergible. Haba sido una experiencia inolvidable, por lo menostendra ocasin de ver la montaa que le estaba dando tantos quebraderos de cabeza.-A quin debo informar que formar parte de la tripulacin? -pregunt.-Ya me encargo yo. -Mark se levant y se quit la camiseta-. Se lo dir a Larry Nelson y ya esta.Richard Adams sac de su taquilla unos amplios calzoncillos largos y cerr la puerta de una patada.Luego se puso su gorro de lana negro, sali de su camarote y llam a las puertas de Louis Mazzola yMichael Donaghue. Ambos respondieron con una sarta de improperios, aunque las palabrotas habanperdido fuerza puesto que constituan un largo porcentaje de su vocabulario. Richard, Louis y Michael,buceadores profesionales, eran tipos duros y bebedores, de los que arriesgan la vida soldando bajo elagua, volando arrecifes o cambiando barrenas durante operaciones de perforacin. Los tres eran buenosen su trabajo y estaban orgullosos de ello.Se haban adiestrado juntos en la marina de estados unidos, donde llegaron a ser buenos amigos as comohbiles miembros de la fuerza udt. Aspiraban a convertirse en miembros de los equipos seal, pero lascosas no salieron as. Su entusiasmo por la cerveza y las peleas exceda con mucho el de suscompaeros. El hecho de que los tres se criaran con padres alcohlicos, brutales e intolerantes que 8. sometan a su familia a malos tratos, explicaba su comportamiento, pero no lo excusaba. Lejos de sentirseavergonzados por el ejemplo de sus progenitores, los tres consideraban su dura infancia como un procesonatural hacia la verdadera hombra. Ninguno de ellos pensaba nunca en el viejo dicho "de tal palo talastilla".La virilidad era una virtud cardinal para ellos. Castigaban sin piedad a quien considerasen menos hombreque ellos. Criticaban con especial saa a los "picapleitos" y a los imbciles del ejrcito, condenabantambin a cualquiera que calificaran de estpido, inepto o maricn.La homosexualidad era lo que ms les irritaba y la poltica militar de "no hacer preguntas" les parecaridcula, adems de una afrenta personal.Aunque la marina tenda a ser indulgente con los buceadores y les toleraba comportamientos que noaceptara en ningn otro miembro del personal, Richard Adams y sus amigos haban llevado las cosasdemasiado lejos. Una trrida tarde de agosto los tres haban ido a su bar favorito en Point Loma, SanDiego, un tugurio frecuentado por buceadores. Haba sido un da agotador, ocupado en una difcil misin,despus de varias rondas de whisky y cerveza, y numerosas discusiones sobre la temporada de bisbol,vieron entrar en el local a una pareja de soldados. Segn declararon en el consejo de guerra, la pareja sededic a "darse el lote"en una de las mesas traseras.El hecho de que los soldados fueran oficiales no hizo ms que aumentar la indignacin de los tres amigos,que no llegaron a preguntarse qu hacan dos oficiales del ejrcito de tierra en San Diego, una ciudadtradicionalmente frecuentada por la marina. Richard, siempre el cabecilla, fue el primero en acercarse ala mesa, donde pregunt con sarcasmo si poda unirse a la orga. Los soldados, malinterpretando lasintenciones de Richard, se echaron a rer, negaron estar celebrando ninguna orga y se ofrecieron a invitara los tres a un trago, como resultado se organiz una reyerta que acab con los dos oficiales en elhospital naval balboa y con Richard y sus amigos en el calabozo y finalmente expulsados de la marina.Result que los oficiales eran miembros del cuerpo de jueces y abogados del ejrcito.-Venga, cabronazos! -grit Richard, echando un vistazo a su reloj al ver que los otros no aparecan.Saba que Nelson se pondra como una fiera, le haba ordenado por telfono que acudieran al centro debuceo lo antes posible.El primero en salir fue Louis Mazzola. Era casi una cabeza ms bajo que Richard, que meda ms de unoochenta, tena los rasgos carnosos, una eterna barba de dos das y pelo corto y oscuro liso sobre unacabeza redonda, pareca no tener cuello.-A qu viene tanta prisa? -gimi el recin llegado.-Hay que sumergirse!-Y es o que tiene de nuevo?En ese momento se abri la puerta de Michael. Era un punto intermedio entre el huesudo Richard y elcorpulento Louis, aunque era fuerte como ellos y estaba en buena forma. Iba igualmente desaseado, con 9. calzoncillos largos, pero a diferencia de los otros, Michael llevaba una gorra de bisbol de los Red Sox,con la visera torcida. Michael era de Chelsea, Massachusetts, y seguidor incondicional de los Sox y losBruins.Michael quiso quejarse de que le hubieran despertado, pero Richard y Louis echaron a andar hacia lacubierta principal sin hacerle caso. Michael se encogi de hombros.-Eh, Adams -llam Louis-, Llevas las cartas?-Pues claro que llevo las cartas -replic Richard sin detenerse-. Y t llevas tu talonario?-Vete a tomar por culo, te he ganado en las cuatro ltimas inmersiones.-Ese era el plan, to -dijo Richard-. Era para ver si picabas.-Dejaos de cartas -terci Michael-. Has trado las revistas porno, Mazzola?-Te crees que iba a bajar sin ellas? -contest Louis-. Qu coo! Antes me dejo las aletas!-Espero que te hayas trado las de tas, y no las de maricones -se burl Michael.-Pero qu coo dices? -gru Louis.-Nada, nada, que a ver si te habas confundido de revistas, porque pienso echarles un vistazo y no tengoningunas ganas de encontrarme con tos en pelotas.Sin mediar ms palabras, Louis le agarr por la cintura de los calzones y Michael le cogi la mano yblandi un puo, pero Richard intervino antes de que la cosa llegara a ms.-Venga ya, cretinos! -grit, interponindose entre ambos. Apart de un golpe el brazo de Louis, que noobstante logr arrancar un trozo de la camiseta de Michael. Luego, como un toro furioso, quiso empujar aRichard y al ver que no poda intent agarrar a Michael por encima del hombro de su amigo. Michael loesquiv con una carcajada.-Mazzola, no seas gilipollas! -bram Richard-. No ves que te est tomando el pelo?Clmate, coo!-Hijo de puta! -exclam Louis, tirando el trozo de tela que le haba arrancado a Michael.-Vamos -apremi Richard, echando a andar de nuevo por el pasillo. Michael cogi la tela e intentpegrsela de nuevo al pecho. Louis no pudo evitar rerse.Nada ms llegar a cubierta advirtieron que estaban subiendo la tubera.-Se ha debido de escacharrar la barrena otra vez -coment Michael-. Por lo menos sabemos lo que vamosa hacer.Entraron en la cabina de inmersin y se sentaron en tres sillas plegables. All era donde tena su mesa 10. Larry Nelson, el hombre que diriga las operaciones de inmersin. Detrs de l estaba el panel demandos, que llegaba al otro extremo de la cabina. all se encontraban todos los indicadores, vlvulas ycontroles del sistema de inmersin, en el lado izquierdo del tablero estaban los mandos y monitores delas cmaras, as como una ventana que daba al pozo central de la nave. Por ah se bajaba la campana deinmersin.El sistema de inmersin del Benthix Explorer era un sistema de saturacin, lo que significa que los buzostenan que absorber la mxima cantidad de gas inerte en cualquier inmersin, con lo cual el tiempo dedescompresin requerido para eliminar el gas inerte sera el mismo sin tener en cuenta el tiempo queestuvieran bajo presin. El sistema se compona de tres cmaras de descompresin cilndricas, cada unade tres metros y medio de anchura y seis de longitud, las cmaras estaban unidas como enormessalchichas, separadas por escotillas de doble presin, en cada una de ellas haba cuatro literas, variasmesas plegables, un retrete, un lavabo y una ducha.Cada cmara contaba tambin con un ojo de buey a un lado y una escotilla de presin en la partesuperior, donde se acoplaba la campana de inmersin o la cpsula de pasaje. la compresin ydescompresin de los buceadores se realizaba en estas cmaras. Una vez se alcanzaba la presinequivalente a la profundidad a que tenan que trabajar, entraban en la campana de inmersin, queentonces se bajaba hasta el agua. Cuando la cpsula alcanzaba la presin apropiada, los buceadoresabran la escotilla por la que haban entrado y nadaban hasta la terminal de trabajo asignada. Mientrasestuvieran en el agua los hombres iban atados a un cordn umbilical de mangueras de oxigeno, aguacaliente para los trajes de neopreno, cables sensores y cables de comunicacin. Puesto que losbuceadores del Benthix Explorer utilizaban mascaras integrales, la comunicacin era posible, aunquedifcil debido a la distorsin de la voz provocada por la mezcla de oxigeno y helio que respiraban.Los sensores transmitan informacin sobre el ritmo cardaco y respiratorio y la presin del oxgeno.Estos tres niveles eran monitorizados constantemente a tiempo real.Larry alz la vista de su mesa y mir con desdn a su segundo equipo de buceo. Le irritaba su sempiternoaspecto desaliado, descarado y poco profesional. Advirti la gorra torcida de Michael y su camisetarota, pero no dijo nada. Como ocurra en la marina, tambin l toleraba en los buceadores lo que nohubiera permitido en otros miembros del equipo. Los otros tres buzos, igualmente insoportables, seencontraban en la cmara de descompresin despus de la ltima inmersin. Cuando se baja a casitrescientos metros, el tiempo de descompresin se mide en das, no en horas.-Vaya, siento haberos despertado, os ha costado lo vuestro llegar aqu.-Tena que lavarme los dientes -dijo Richard.-Y yo tena que hacerme la manicura -aadi Louis, haciendo un gesto con la mueca floja.Michael puso los ojos en blanco fingiendo disgusto.Eh, no empieces! -advirti Louis, blandiendo un dedo regordete en su cara. Michael lo apart de unmanotazo.Escuchad, payasos! -grit Larry-. Intentad dominaros un poco, se trata de bajar doscientos noventametros y cambiar la barrena. 11. -Pues vaya novedad -replic Richard-. Es la quinta vez que se realiza esta inmersin, y para nosotros latercera, as que vamos all.-Calla y escucha. Esta vez hay algo nuevo, tenis que montar una barrena tubular en la de diamante, paraver si obtenemos una muestra decente de la roca.-Eso suena bien -coment Richard.-Vamos a acelerar el perodo de compresin. Tenemos a bordo un pez gordo que tiene prisa por obtenerresultados. A ver si os podemos bajar en un par de horas, si os duelen las articulaciones, me lo decs. Noquiero a nadie hacindose el machito, de acuerdo?Los tres asintieron.-Meteremos la comida en cuanto llegue de la cocina -prosigui Larry-. Pero os quiero en las literasdurante la compresin, lo cual significa que nada de hacer el idiota y nada de peleas.-Vamos a jugar a las cartas.-Pues jugad desde las literas, y lo repito: nada de peleas. A la primera bronca, os quito las cartas,Entendido?Larry los mir uno a uno, los tres desviaron la vista sin decir palabra.-Voy a interpretar este raro silencio como un si. Adams, t sers rojo, Donaghue, t verde, y Mazzola sequedar en la campana.Richard y Michael estallaron en vtores y chocaron palmas. Louis resopl disgustado. Su trabajoconsistira en controlar los cables de los otros buceadores desde la campana y estudiar los indicadores,no entrara en el agua a no ser que surgiera alguna emergencia.Aunque su posicin era ms segura, era un trabajo que los buceadores despreciaban, las designaciones derojo y verde se utilizaban para evitar cualquier confusin en las comunicaciones. En el Benthix Explorer,el buceador rojo era el jefe de la operacin.Larry tendi una tablilla a Richard.-Aqu tienes la lista de control, rojo. Y ya estis saliendo disparados a la cmara, quiero empezar lacompresin en quince minutos.Richard sali el primero de la cabina, mientras Louis se quejaba de su mala suerte, diciendo que ya lehaba tocado quedarse en la campana la ltima vez.-Ser que el jefe piensa que a ti se te da mejor -coment Richard, guindole el ojo a Donaghue. Sabaque estaba provocando a Louis, pero no poda evitarlo, haba temido que le tocara a l quedarse en lacampana, puesto que era su turno.Al pasar por la cmara ocupada, todos miraron por el diminuto ojo de buey e hicieron un signo con elpulgar a los tres hombres que haba dentro, todava les quedaban por delante varios das de 12. descompresin. Aunque los buceadores se peleaban de vez en cuando, lo cierto es que compartan unaestrecha camaradera. Se respetaban por los riesgos de su oficio, el aislamiento y el peligro de lainmersin de saturacin era similar en ciertos aspectos a los que conlleva estar en un satlite en la rbitaterrestre. Si surga algn problema, la situacin se tornaba peliaguda y era difcil sacar a los hombres convida.Richard fue el primero en entrar en la cmara por la estrecha escotilla. Tuvo que sujetarse de una barrametlica horizontal, levantar las piernas y entrar con los pies por delante.El interior era utilitario, con las literas en un extremo y los aparatos respiratorios de emergenciacolgados. En una pila junto a las literas estaba todo el equipo de buceo, incluyendo los trajes deneopreno, los cinturones de plomo, guantes y capuchas y dems parafernalia. Las mscaras estaban en lacampana de inmersin, con las mangueras y las lneas de comunicacin. Al otro extremo de la cmaraestaban la ducha, el retrete y el lavabo, todo a la vista. La inmersin de saturacin era un asuntocomunitario al cien por ciento. No exista intimidad de ningn tipo.Una vez dentro, Louis pas directamente a la campana, mientras Michael examinaba el material que habaen el suelo. Richard iba nombrando cada una de las piezas del equipo y Louis y Michael confirmaban sila pieza en cuestin estaba all. Cualquier cosa que faltara les sera entregada inmediatamente por laescotilla.Una vez terminadas las cuatro pginas de la lista de control, Richard hizo una seal con el pulgar alsupervisor a travs de la cmara montada en el techo.-Muy bien, rojo -respondi el supervisor-, cerrad la escotilla y preparaos para iniciar la compresin.Al cabo de un instante se oy el siseo del gas comprimido y comenz a subir la aguja del indicadoranalgico de presin. Los buceadores se retiraron a sus literas y Richard se sac del bolsillo la baraja.Perry sali a la rejilla que formaba la cubierta de la bovedilla vestido con un chndal color granate sobreuna sudadera, sugerencia de Mark, que haba dicho que era lo que l llevaba puesto la ltima vez queestuvo en el sumergible. El espacio era muy reducido, de modo que lo mejor era llevar ropa cmoda yabrigada porque hacia fro. La temperatura del agua era de unos cuatro grados y era una tontera gastar laenerga de la batera en calefaccin.Al principio le pareci desconcertante caminar por la rejilla metlica, desde la que se vea la superficiedel mar unos quince metros ms abajo. El agua tena un aspecto verdoso y fro y Perry se estremeci apesar de la agradable temperatura ambiente y comenz a dudar de la idea de sumergirse. No se habalibrado de los malos presentimientos que tuvo al despertarse. Aunque no sufra de claustrofobia, no sesenta cmodo en un espacio tan reducido como el interior del sumergible. De hecho, uno de los peoresrecuerdos de su infancia era la vez que su hermano lo haba tenido prisionero bajo las mantas de la camadurante lo que le pareci una eternidad. Todava tena de vez en cuando pesadillas en las que seencontraba de nuevo en aquella crcel de tela, con la horrible sensacin de estar asfixindose.Perry se detuvo a mirar el pequeo submarino, que se encontraba anclado en unas cuas en la popa delbarco. Sobre l haba una enorme gra para bajarlo al agua. En torno a la nave, un enjambre detrabajadores realizaba las comprobaciones de rigor antes de la inmersin. 13. Comprob con alivio que el sumergible pareca considerablemente ms grande que cuando estaba en elagua, lo cual contribuy a mitigar su reciente claustrofobia. De hecho, era ms grande que muchos otros,media quince metros de eslora por tres y medio de manga y era de forma bulbosa, como una salchichahinchada, con una estructura de fibra de vidrio.Contaba con cuatro ojos de buey hechos con secciones cnicas de plexigls de veinte centmetros degrosor: dos delante y uno a cada lado, los brazos hidrulicos doblados bajo la proa le daban el aspectode un gigantesco crustceo, el casco era escarlata, con el nombre pintado en blanco: Oceanus, por el diosgriego del mar.-Es precioso, eh? -pregunt una voz.Perry se volvi hacia Mark, que se le haba acercado por la espalda.-Oye, tal vez sera mejor que no bajara -dijo intentando aparentar indiferencia.-Y eso por qu?-No quiero ser un estorbo. He venido a ayudar, no a poner trabas. Estoy seguro de que el piloto preferirano llevar turistas.-Tonteras! -replic Mark sin vacilar-. Tanto Donald como Suzanne estn encantados de que vengas. Hehablado con ellos hace menos de veinte minutos. Mira, ah est Donald, en el andamio, supervisando laconexin con la gra. Creo que no lo conoces.Donald Fuller era un afroamericano con la cabeza rapada, un atusado y fino bigote y msculos de Rambo.Vesta un uniforme azul impecable, con charreteras y una reluciente placa con su nombre, incluso desdelejos se notaba su aire marcial, sobre todo cuando daba rdenes claras y secas con su voz de bartono.No haba duda de quin estaba al mando.-Anda, ven -dijo Mark antes de que Perry pudiera contestar-, que te lo voy a presentar.Perry le sigui de mala gana. Era evidente que no podra librarse de bajar en el Oceanus sin reconocersus miedos y quedar en ridculo, lo cual no le pareca nada apropiado. Adems, era verdad que habadisfrutado su primera inmersin en el sumergible, aunque entonces slo baj treinta metros, justo en laboca del puerto de Santa Catalina. Nada que ver con la idea de sumergirse en medio del Atlntico.Una vez Donald qued satisfecho con la conexin del submarino con el cable de la gra, baj delandamio y ech a andar por el barco. Aunque el equipo de buceo era el responsable de las inspeccionesde rigor en el exterior, Donald quera revisar l mismo todas las penetraciones en el casco de presin. Encuanto llegaron junto a l, Mark present a Perry como el presidente de la Benthix Marine.Donald hizo un saludo militar juntando los talones. Perry salud de la misma forma, casi sin darse cuenta.El nico problema es que no haba realizado aquel gesto en su vida, y se sinti tan ridculo comoseguramente pareca.-Es un honor conocerle, seor -dijo Donald, ms derecho que un mstil, con los labios apretados y lasaletas de la nariz temblando. Pareca un guerrero a punto de entrar en batalla. 14. -Encantado -contest Perry-. No quera interrumpirle- aadi, sealando el Oceanus.-No hay problema, seor.-Quiero decirle que no tiene por qu llevarme en la inmersin. No quisiera ser un estorbo, de hecho...-No ser ningn estorbo, seor.-S que es una operacin de trabajo -insisti Perry-. No quisiera distraerle.-Cuando estoy pilotando el Oceanus, no hay nada que pueda distraerme, seor.-Por supuesto, pero si usted prefiere que me quede al margen, no me lo tomar a mal. Lo comprender, deverdad.-Estoy deseando mostrarle la capacidad de la nave, seor.-Vaya, muchas gracias -dijo Perry, sabiendo que era imposible salir con gracia de aquel atolladero.-Ser un placer, seor!-No tiene que llamarme seor.-S, seor! -de pronto Donald sonri-. Quiero decir s, seor Bergman.-Llmeme Perry.-S, seor. -Donald sonri de nuevo-. Lo siento, pero es difcil abandonar la costumbre.-Ya lo veo. Imagino que ha estado usted en las fuerzas armadas. Fue all donde obtuvo su experienciapara esta clase de trabajo?-As es, veinticinco aos en el servicio submarino.-Era usted oficial?-S. Me retir como comandante.Perry mir el sumergible. Ahora que haba aceptado que tena que bajar, quera tranquilizarse.-Qu tal funciona el Oceanus?-Sin problema.-As que es una buena nave -insisti Perry, dando unas palmaditas en el casco de acero.-La mejor. Mejor que ninguna de las que yo he pilotado, y eso que he pilotado unas cuantas.-No lo dir por compromiso? 15. -En absoluto. En primer lugar, el Oceanus puede bajar ms que ninguna otra nave que yo haya pilotado.Como ha de saber usted, tiene una profundidad operativa de seis mil metros y una profundidad mxima deno menos de diez mil. Pero incluso esos datos son engaosos, teniendo en cuenta el margen de seguridad,es probable que pudiramos bajar al fondo de la fosa mariana sin problema alguno.Perry trag saliva. La palabra "profundidad" le haba inquietado de nuevo.-Por qu no pones a Perry al tanto de los datos del Oceanus?-Propuso Mark-. Para refrescarle la memoria.-Claro que s. Un momento. -Donald se hizo bocina con las manos-. Se han inspeccionado las cmarasde video del interior? -pregunt a un operario.-S!A continuacin Donald se volvi hacia Perry.-La nave pesa sesenta y ocho toneladas y tiene sitio para dos pilotos, dos observadores y seis pasajeros.Tenemos capacidad para los buceadores y podemos acoplamos a las cmaras de descompresin si fueranecesario. Contamos con mantenimiento de vida para un mximo de doscientas diecisis horas. Laenerga procede de bateras de plata y zinc. La nave est propulsada por una hlice varivec, pero hayotros propulsores verticales y horizontales, controlados por joysticks, que aumentan la maniobrabilidad.Hay un sonar escner de corto alcance, un radar de penetracin subterrnea, un magnetmetro de protonesy termstores. El equipo de grabacin cuenta con cmaras de video con objetivos de silicona. Lascomunicaciones se realizan por radio de superficie de frecuencia modulada y telfono submarino, lanavegacin es inercial.Donald se interrumpi un momento.-Esos son los datos bsicos. Alguna pregunta?-De momento, no -se apresur a contestar Perry, temeroso de que le hicieran alguna pregunta a l. Lonico que recordaba de todo el monlogo era la cifra de diez mil metros de profundidad."Listos para lanzar el Oceanus!", Resonaron los altavoces.Donald, Perry y Mark se apartaron del submarino. El cable de la gra se tens y con un crujido la nave sealz sobre la cubierta. Varios cables atados a puntos clave del casco impedan que oscilara. Un agudochirrido anunci el movimiento del pescante, que alej al submarino de la popa del barco y comenz abajarlo hacia el agua.-Ah, ah viene la doctora -dijo Mark.Perry se volvi.En ese momento sala del interior del barco una mujer. Perry slo haba visto a Suzanne Newell una vez,cuando present los primeros estudios ssmicos sobre el monte submarino Olympus, pero eso fue en losngeles, donde no falta la gente guapa. All, sin embargo, en medio del mar, con una tripulacin formada 16. casi al completo por desastrados varones, Suzanne destacaba como un lirio entre malas hierbas. Todavano haba cumplido los treinta, y tena un aspecto lozano y atltico, vesta un uniforme parecido al deDonald, aunque su aspecto era de lo ms femenino. Llevaba puesta una gorra de bisbol azul con unatrenza dorada bordada en la visera y el nombre de Benthix Explorer cosido en la parte frontal, por detrsde la gorra sobresala una reluciente coleta de pelo castao.Suzanne salud al grupo con la mano y se acerc. Perry se qued boquiabierto, cosa que Mark no paspor alto.-No est mal, eh? -coment.-Si, es bastante atractiva - respondi Perry.-Ya, pues espera unos das. Cuanto ms tiempo pasamos aqu, ms guapa se pone. Menudo tipito para unaoceangrafa geofsica, eh?-La verdad es que no conozco a muchos oceangrafos geofsicos. -de pronto no le pareca tan mala ideabajar en el sumergible.-Lstima que no sea doctora en medicina -susurr Mark-. No me importara nada que me examinara.-Si me lo permiten, voy a terminar con los preparativos para la inmersin -terci Donald.-Claro -respondi Mark-. La barrena nueva y la tubular estarn listas enseguida. Har que las carguendirectamente.-Muy bien, seor! -Donald salud y se acerc a la bovedilla para ver el descenso del submarino.-Es un poco envarado -coment Mark-, pero magnfico en su trabajo.-Seor Perry Bergman! -exclam Suzanne tendiendo la mano-. Ha sido una alegra saber que estabausted a bordo, y estoy encantada de que baje con nosotros. Cmo est?Imagino que todava recuperndose de un vuelo tan largo.-Estoy muy bien, gracias -contest Perry. Con un gesto inconsciente alz la mano para comprobar que elpelo le cubra bien la incipiente calva en la coronilla. Advirti que Suzanne tena los dientes tan blancoscomo los suyos.-Despus de nuestro encuentro en Los ngeles no tuve ocasin de decirle lo mucho que me alegr de quedecidiera traer de vuelta al Benthix Explorer al Olympus.-Vaya, me alegro. -Perry forz una sonrisa. Los ojos de Suzanne lo tenan embrujado, no saba si eranverdes o azules-. Pero me gustara que no hubiera tantos problemas con la perforacin.-Si, es una pena. Aunque debo confesar que, desde un punto de vista egosta, estoy encantada con todoesto, la montaa submarina es un entorno fascinante, como ver enseguida, y gracias a los problemas deperforacin tengo que bajar a menudo, as que no pienso quejarme. 17. -Me alegro de que al menos alguien est contento -replic Perry-. Y qu tiene de fascinante esta montaaen particular?-Su geologa. Sabe lo que son los diques baslticos?-Pues no, pero supongo que estn hechos de basalto. -Perry ri con timidez y decidi que los ojos deSuzanne eran azul claro teidos de verde por el mar. Tambin le gustaba su modo de maquillarse, dehecho no llevaba ms maquillaje que un pice de carmn en los labios. Lo cierto es que los cosmticoseran un caballo de batalla entre Perry y su mujer. Ella era maquilladora en un estudio de cine, y ellamisma se pintaba con profusin, para disgusto de Perry, y ahora sus hijas, de once y trece aos,comenzaban a seguir el ejemplo de la madre.El tema se haba convertido en una guerra abierta en la que Perry no tena oportunidad de vencer.Suzanne sonri de nuevo.-En efecto, los diques baslticos son de basalto, se forman cuando el basalto fundido sale por las fisurasde la corteza terrestre. Lo ms curioso es que algunos son tan geomtricos que parecen artificiales. Yaver cuando los vea.-Siento interrumpir -terci Donald-, pero el Oceanus est listo para sumergirse y debemos subir a bordo.Incluso cuando el mar est en calma es peligroso tenerlo demasiado tiempo cerca del barco.-A la orden! -replic Suzanne con un esmerado saludo, pero esbozando una sonrisa. A Donald no le hizomucha gracia porque saba que le estaba tomando el pelo.Suzanne hizo un gesto a Perry para que atravesara primero la pasarela, que llevaba a una combinacin deplataforma de inmersin y cubierta de botadura. Perry vacil un instante, sintiendo de nuevo unescalofro. A pesar de sus esfuerzos por convencerse de la seguridad del sumergible y a pesar de laagradable compaa de Suzanne, los malos presentimientos le acechaban como una corriente helada enuna cripta, que era justo lo que pensaba que sera el Oceanus. Una voz en su cabeza le deca que era unalocura encerrarse en una nave hundida en medio del ocano atlntico.-Un momento -dijo-. Cunto tiempo durar la inmersin?-Un par de horas solamente -contest Donald-, o tanto tiempo como quiera. Por lo general nos quedamosmientras los buceadores estn en el agua.-Por qu lo pregunta? -quiso saber Suzanne.-Porque... -Perry busc una explicacin- porque tengo que llamar a la oficina.-En domingo? Quin va a la oficina en domingo?Perry not que se sonrojaba. Haba perdido la nocin de los das con los vuelos nocturnos de NuevaYork a las Azores. Lanz una hueca carcajada y se toc la sien.-Se me haba olvidado que era domingo. Debe de ser el Alzheimer. 18. Nos vamos! -anunci Donald antes de descender a la plataforma de buceo.Perry le sigui despacio, sintindose un cobarde. Atraves paso a paso la oscilante pasarela, inquieto alver cmo se mova a pesar de que el mar estaba en calma.La cubierta del Oceanus ya estaba inundada, puesto que la nave tena casi una flotacin neutral. Perryatraves la escotilla con cierta dificultad, y mientras bajaba al submarino tuvo que apretarse contra losfros peldaos de la escalera de acero.El interior era un espacio tan estrecho como Mark haba advertido. Perry dudaba que pudiera haber sitiopara diez personas, iran como sardinas en lata. Para aumentar la sensacin de claustrofobia, los tabiquesestaban cubiertos de indicadores, lectores digitales e interruptores.No haba ni un centmetro donde no apareciera un botn o un dial. Los cuatro ojos de buey parecandiminutos entre tanto equipo electrnico. Lo nico bueno era que el aire ola a limpio, de fondo sedistingua el zumbido de la ventilacin.Donald dirigi a Perry hasta una silla a babor, justo detrs de la suya. Delante del sitio del piloto habavarios grandes monitores de rayos catdicos en los que los ordenadores podan construir imgenesvirtuales del suelo ocenico para ayudar a la navegacin. Donald se puso a hablar por radio con LarryNelson, inspeccionando todo el equipo y los sistemas elctricos.La escotilla se cerr por fin con un chasquido. Un momento despus, Suzanne baj con mucha msagilidad de la que haba mostrado Perry, a pesar de que llevaba dos gruesos libros en una mano.-Los he trado para usted -anunci, tendindoselos a Perry-. El ms grueso es sobre la vida ocenica y elotro sobre geologa marina; pens que tal vez le apetecera leer algo sobre lo que vamos a ver. No quieroque se aburra.-Vaya, muy amable -replic l. Suzanne no se daba cuenta de que estaba demasiado inquieto paraaburrirse. Se senta como cuando estaba a punto de despegar en un avin: siempre caba la posibilidad deque aquellos fueran los ltimos minutos de su vida.Suzanne se sent a estribor del piloto y comenz a manipular los interruptores mientras informaba aDonald de los resultados. Era evidente que trabajaban bien en equipo, al cabo de un momentocomenzaron a orse unos inquietantes pitidos agudos, un sonido inconfundible que Perry asociaba con laspelculas de submarinos de la segunda guerra mundial.Perry se estremeci una vez ms, cerr los ojos e intent no pensar en el trauma de su infancia, cuandoqued atrapado bajo las sbanas, pero no logr tranquilizarse. Senta que estaba tomando la peordecisin de su vida. Saba que su inquietud no era lgica, puesto que se encontraba con profesionalespara los que aquella inmersin era pura rutina, por lo dems, el sumergible era fiable y haba pasado unarevisin hacia poco.De pronto unas gafas de buceo aparecieron delante de sus narices, y Perry no pudo evitar un chillidoantes de darse cuenta de que se trataba de uno de los hombres que manejaban el submarino, que habaentrado en el agua con el equipo de buceo. Luego vio a los otros buceadores, que a cmara lenta, como srealizaran un ballet, soltaron los cables que sujetaban el submarino. Cuando terminaron se oy un golpe 19. en el casco, el Oceanus estaba listo.-Hemos recibido la seal de luz verde -dijo Donald por radio. Hablaba con el supervisor del equipo delanzamiento-. Solicito permiso para alejarme del barco.-Permiso concedido -respondi una voz.Perry sinti un movimiento hacia adelante unido al bamboleo, bandazos y cabezazos del sumergible. Pegla cara al ojo de buey y vio que el Benthix Explorer iba desapareciendo, luego mir las profundidades alas que estaban a punto de descender. La luz se refractaba en la superficie del agua, provocando uncurioso efecto ptico. A Perry le pareci mirar las fauces de la eternidad.Se daba cuenta de que era tan vulnerable como un recin nacido. La vanidad y la estupidez le habanllevado hasta aquel entorno hostil, en el que no tena ningn control sobre su destino. Aunque no erahombre religioso, rez para que el viaje fuera corto, tranquilo y seguro.-No hay contacto -respondi Suzanne. Donald haba querido saber si el eco del sonar mostraba algnobstculo inesperado bajo el Oceanus. Aunque se bamboleaban en mar abierto, se realizabaninspecciones rutinarias por si algn otro submarino se haba metido subrepticiamente bajo ellos.-Nos hemos alejado del barco -inform Donald por radio a Larry Nelson, que se encontraba en la cabinade inmersin-. Oxigeno conectado, depuradores conectados, escotilla cerrada, telfono submarinoconectado, terreno normal, el sonar indica despejado. Solicito permiso para inmersin.-Est activado el faro de seguimiento?-Afirmativo.-Permiso de inmersin concedido. -la voz de Larry se oa con algunos ruidos estticos-. La profundidadde la boca del pozo es de doscientos ochenta metros. Buen viaje.Roger!Cuando Donald estaba a punto de dejar el micrfono, Larry aadi:-La cmara de descompresin casi ha alcanzado el nivel de profundidad, as que la campana bajar loantes posible. Calculo que los buceadores llegarn dentro de media hora.-Les estaremos esperando. Cambio y fuera. -Donald se volvi hacia sus compaeros-.Inmersin. Abrid los tanques de lastre.Suzanne puls un interruptor.-Tanques de lastre abiertos -inform. Donald tom nota en su tablilla.Se oy un ruido como el de una ducha en la habitacin vecina mientras el agua del Atlntico penetraba enlos tanques del Oceanus. El submarino descendi en silencio. 20. Durante unos minutos, Donald y Suzanne estuvieron ocupados revisando todos los sistemas de a bordo, suconversacin se limitaba a frases cortas en la jerga de la profesin.Repasaron rpidamente toda la lista de control por segunda vez mientras el descenso aceleraba hasta unavelocidad de treinta metros por minuto.Perry se dedic a mirar por el ojo de buey, el agua, al principio azul verdosa, se tom color ndigo alcabo de un momento, al mirar hacia arriba slo distingui un resplandor azul. Hacia abajo todo era de unoscuro color prpura que se desvaneca en la negrura, el interior del Oceanus, en cambio, estaba baadoen la fra luminosidad de los monitores y los lectores digitales.-Creo que vamos algo cargados de peso en proa - anunci Suzanne, despus de revisar todo el equipoelectrnico.-Ya -respondi Donald-. Habr que compensar por el seor Bergman.Suzanne puls otro interruptor, provocando un zumbido.Perry se inclin entre los dos pilotos.-Qu es eso de que hay que compensar por m? -su voz le son extraa y trag saliva.-Tenemos un sistema de lastre variable -explic Suzanne-. Est lleno de aceite, y estoy sacando un pocopara compensar su peso delante del centro de gravedad.-Ah.Perry se reclin de nuevo. Era ingeniero y entenda de fsica, se senta aliviado de que nadie hubieramencionado su inquietud, que era bastante evidente.Suzanne desactiv la bomba de lastre una vez estuvo satisfecha con el equilibrio de la nave.Luego se volvi hacia Perry, ansiosa por presentar la inmersin de la forma ms positiva posible, porquea la vuelta esperaba sugerir la posibilidad de conducir inmersiones puramente exploratorias en lamontaa submarina, de momento, la nica ocasin que tena de bajar era cuando haba que cambiar labarrena. No haba logrado convencer a Mark Davidson del valor de las inmersiones de investigacin.Para aumentar la ansiedad de Suzanne, se haba extendido el rumor de que la operacin de perforacinsera cancelada debido a los problemas tcnicos, y la mujer tema que abandonaran el monte Olympusantes de que ella pudiera verlo bien de cerca. Esto era lo ltimo que deseaba, y no slo por su intersprofesional, justo antes de embarcarse en este proyecto, haba terminado, esperaba que definitivamente,una relacin enfermiza y voltil con un aspirante a actor, y de momento no tena ningunas ganas de volvera Los ngeles. La sbita aparicin de Perry Bergman haba sido una suerte. As podra presentar su casodirectamente a las altas esferas.-Est cmodo? -pregunt.-No he estado tan cmodo en mi vida -declar Perry. 21. Suzanne sonri, a pesar del evidente sarcasmo de Bergman. La situacin no pareca muy favorable, elpresidente de la Benthix Marine segua tenso, se aferraba al brazo de la silla como si estuviera a punto dedar un brinco los libros que ella se haba molestado en llevarle yacan en el suelo.Observ a Perry, que pareca reacio a mirarla a los ojos, no poda saber si su ansiedad se deba al hechode estar en el submarino o no era ms que un rasgo bsico de su personalidad. Ya en su primer encuentro,seis meses atrs, haba visto que se trataba de un hombre excntrico, vanidoso y nervioso, no era su tipo,desde luego, adems de que era tan bajo que poda mirarle directamente a los ojos sin alzar la vista y sinllevar tacones, pero a pesar de tener muy poco en comn con l, sobre todo siendo Perry ingeniero yempresario y ella cientfica, lo cierto es que haba accedido a su propuesta de volver con el BenthixExplorer al monte Olympus, aunque slo fuera para perforar una supuesta cmara de magma.El monte Olympus haba sido la principal preocupacin de Suzanne durante casi un ao, desde que diocon l al conectar el sonar lateral del Benthix Explorer por puro aburrimiento, cuando el barco volva apuerto. Al principio sinti curiosidad, puesto que no poda explicar cmo un volcn tan enorme,aparentemente extinto, no haba sido detectado por el Geosat, pero ahora, despus de haber realizadocuatro inmersiones con el sumergible, estaba fascinada por las formaciones geolgicas de la cima plana,sobre todo porque slo haba tenido oportunidad de explorar en la inmediata vecindad del pozo, pero elhecho ms intrigante surgi cuando se propuso datar la roca que haban obtenido con la barrena rota.Encontr los resultados sorprendentes y ms intrigantes que la aparente dureza de la roca.Teniendo en cuenta la posicin del Olympus, cerca de la dorsal medio atlntica, esperaba que la edad dela roca fuera de unos setecientos mil aos, pero haba resultado tener unos cuatro billones de aos.Sabiendo que las rocas ms antiguas encontradas en la superficie del suelo ocenico eran muchsimo msjvenes, Suzanne pens que los instrumentos de medicin se haban estropeado, o que ella misma habacometido algn error en los procedimientos, por no arriesgarse a hacer el ridculo no comunic sus datosa nadie.Pas horas y horas recalibrando el equipo y luego realizando pruebas adicionales una y otra vez pero,para su sorpresa, los resultados no diferan unos de otros en ms de unos tres o cuatrocientos millones deaos. Todava convencida de que la explicacin era alguna avera en los instrumentos de medicin,Suzanne pidi a Tad Messenger, el jefe del laboratorio tcnico, que los recalibrara.Cuando ms tarde volvi a examinar la muestra, el resultado no difera ms que unos cuantos millones deaos de los primeros datos. Suzanne, todava insegura, decidi esperar hasta volver a Los ngeles,donde podra utilizar el laboratorio de la universidad. Mientras tanto mantena los datos escondidos en sutaquilla, intentaba no llegar a conclusiones, pero su inters en el monte Olympus crecidesmesuradamente.-Le apetece un caf? Tenemos un termo -dijo-. Yo misma se lo sirvo.-Creo que prefiero que se quede en los mandos -respondi Perry.-Donald, Por qu no encendemos un momento las luces exteriores? -sugiri ella.-Slo estamos a ciento cincuenta metros, no hay nada que ver. 22. -Es la primera vez que el seor Bergman se sumerge en mar abierto. As vera el plancton.-Llmeme Perry. No veo por qu tenemos que ser tan formales cuando vamos aqu apretados comosardinas en lata.Suzanne sonri, aunque lamentaba que el presidente no estuviera disfrutando del viaje.-Anda, Donald, enciende las luces. Te lo pido como favor.Donald, sin ms comentario, encendi los focos halgenos de babor. Perry mir por el ojo de buey.-Parece nieve -comento.-Son trillones de organismos individuales - explic Suzanne-. Puesto que todava estamos en una zonaepipelgica, se trata seguramente de fitoplancton, es decir plancton vegetal que puede realizar lafotosntesis. Junto con las algas verdiazules, este es el ltimo extremo de la cadena alimenticia de todo elocano.-Me alegro -replic Perry.Donald apag las luces.-No tiene sentido malgastar las bateras con una actitud como la suya -le susurr a Suzanne.En la oscuridad se vean parpadeantes chispas de verde nen y amarillo.-Es bioluminiscencia - explic Suzanne.-Del plancton?-Podra ser. En ese caso se tratara probablemente de dinoflagelatos. claro que tambin podran sercrustceos diminutos o incluso peces. Le he sealado el capitulo de bioluminiscencia en el libro de vidamarina.Perry asinti con la cabeza, pero no hizo intento alguno por coger el libro.Es intil, pens Suzanne de mal humor, su optimismo cay en picado. Pareca imposible que Perrydisfrutara del viaje.-Oceanus, aqu el Benthix Explorer -se oy la voz de Larry por el altavoz-. Sugiero un rumbo dedoscientos setenta grados a cincuenta amperios durante dos minutos.-Roger. -Donald ajust el rumbo y cambi la intensidad de la hlice hasta cincuenta amperios, luego tomnota de todo en su tablilla.-Larry ha calculado nuestra posicin localizando nuestra seal de sonar y relacionndola con loshidrfonos del fondo-explic Suzanne-. al impulsarnos hacia delante mientras descendemos, llegaremosal fondo justamente donde est la boca del pozo, es como planear hacia el objetivo. 23. -Y qu haremos mientras llegan los buzos? -pregunt Perry-. Quedarnos cruzados de brazos?-Ni mucho menos. -Suzanne forz otra sonrisa-. descargaremos la barrena y las herramientas. Luegopodemos retirarnos, dispondremos de unos veinte o treinta minutos para explorar la zona, creo que eso eslo que va a disfrutar usted de verdad.-Vaya, lo estoy deseando -replic Perry, con aquel sarcasmo que Suzanne comenzaba a temer-. Pero noquiero que hagan nada fuera de lo corriente por m, o sea que no traten de impresionarme, ya estoybastante impresionado.De pronto cambiaron los montonos pitidos del sonar, el submarino se acercaba al fondo y el sonar decorto alcance tena un contacto slido. La pantalla mostraba la boca del pozo y la tubera que entraba enl. Donald solt varios pesos de descenso y comenz a ajustar con cuidado el sistema variable de lastrepara lograr la flotacin natural.Suzanne, mientras tanto, encendi un pequeo aparato de CD era parte de su plan maestro.La consagracin de la primavera de Stravinsky llen la cabina, en ese momento Donald encendi lasluces exteriores.Perry mir por el ojo de buey con ojos como platos, la nieve de plancton haba desaparecido, y el aguaera mucho ms clara de lo que haba imaginado. Se vea a ms de cien metros, y el panorama eraimpresionante, Perry esperaba encontrarse con un paisaje anodino y aburrido, como en aquella inmersinen Santa Catalina, pensaba que como mucho vera un par de pepinos de mar pero se encontraba ante uncuadro que jams haba imaginado: enormes columnas grises, acabadas en un extremo plano, se alzabancomo ptreos pistones de una mquina gigantesca y se extendan hasta donde alcanzaba la vista, algunospeces de largas colas y grandes ojos nadaban perezosos entre ellas, en los salientes de roca se agitabansinuosos abanicos y ltigos de mar.-Cielo santo! -exclam Perry fascinado, sobre todo con la dramtica msica de fondo.-Un paisaje excepcional, eh? -coment Suzanne, ms animada. Era la primera vez que Perry reaccionabade forma positiva.-Parece un templo antiguo.-S, como la Atlntida. -Suzanne pensaba exprimir la situacin al mximo.-Es verdad! Es como la Atlntida! Caray! Se imaginan s organizramos recorridos tursticos ydijramos que esto es la Atlntida? Sera una mina de oro!Suzanne carraspe, inundar de turistas su precioso monte era lo ltimo que deseaba, pero por lo menosagradeca el entusiasmo de Perry.-La corriente es de un octavo de nudo - inform Donald -.Nos acercamos a la boca del pozo, preparados para descargar la barrena.Suzanne se volvi para atender sus tareas de copiloto. Conect los servomecanismos de los brazos 24. mientras Donald aterrizaba con mano experta en el suelo de roca, luego utiliz el telfono.-Estamos en el fondo, descargando.-Roger -contest Larry-. Ya me lo he imaginado al or la msica de Suzanne. Es que no tiene otro disco?-Es el que va mejor con este paisaje -terci ella.-Mira, si hacemos ms inmersiones ya te dejar algo de New Age. No soporto la msica clsica.-Son diques baslticos? -pregunt Perry.-Esa es mi teora -contest Suzanne-. Ha odo hablar del arrecife gigante?-Pues no.-Es una formacin rocosa en la costa septentrional de Irlanda, se parece a esto que estamos viendo.-Es muy grande la cima del monte submarino?-Yo calculo que como unos cuatro campos de ftbol, pero por desgracia no es ms que una suposicin. Elproblema es que no hemos tenido tiempo para explorar.-Pues yo creo que deberamos.Bien! Suzanne tuvo que resistir la tentacin de preguntar a gritos a Larry y Mark si haban odo elcomentario de Perry.-Y la cima del monte es como esto? -quiso saber Perry.-No del todo, por lo poco que hemos visto, hay ms reas de formaciones submarinas de lava, mstpicas. En la ltima inmersin atisbamos lo que podra ser una falla transversal, pero tuvimos que subirantes de poder investigar, el monte no ha sido explorado.Dnde estaba la falla, en relacin con el pozo?-Al oeste de aqu, ms o menos en la direccin que est mirando ahora mismo. Ve una hilera decolumnas muy altas?-Creo que s. -Perry peg la cara al plexigls para mirar ligeramente hacia atrs del submarino. Apenasse distingua una hilera de columnas-. Y tendra importancia una falla transversal?-Sera algo increble. Se dan a todo lo largo de la dorsal medio atlntica, pero una falla tan alejada de ladorsal y atravesando lo que suponemos que es un viejo volcn sera algo inslito.-Vamos a echar un vistazo -sugiri Perry-. Esto es fascinante.Suzanne mir a Donald con una sonrisa triunfal, ni siquiera l pudo evitar sonrer, apoyaba el plan deSuzanne, pero no albergaba ningn optimismo. 25. Ella slo tard unos minutos en aligerar toda la bandeja de carga. Una vez coloc el material junto alpozo, dobl los brazos hidrulicos.-Listo -dijo, apagando los servomecanismos.-Oceanus a control de superficie -llam Donald por radio-. Hemos descargado. Cmo estn losbuceadores?-La compresin casi ha terminado. La campana comenzar a descender enseguida. Se calcula que llegaral fondo dentro de treinta minutos, ms o menos.-Roger! mantennos informados. Vamos hacia el oeste para investigar una grieta que avistamos en laltima inmersin.-Muy bien. ya os avisar cuando salga la campana de la cmara de compresin, os volver a llamarcuando baje a unos ciento cincuenta metros, para que podis asumir la posicin apropiada.-Roger -repiti Donald con las manos en los joysticks subi la potencia del sistema de propulsin acincuenta amperios y apart con mano experta el submarino del pozo, con cuidado de evitar la tubera.unos momentos despus el Oceanus planeaba sobre la extraa topografa de la cima de la montaa.-Yo creo que esto es una seccin de la corteza terrestre en perfecto estado -coment Suzanne-, pero loque no entiendo es cmo ni por qu la lava se enfri formando estas figuras poligonales. parecen cristalesgigantescos.-Me gusta la idea de que sea la Atlntida -replic Perry, con la cara pegada al ojo de buey.-Nos acercamos al lugar donde avistamos la falla -inform Donald.-Debera estar justo encima de aquel conjunto de columnas-Aadi Suzanne.Donald apag los propulsores y el submarino disminuy la velocidad al salir del monte.-Caramba! -exclam Perry-. Menudo precipicio!-Bueno, pues no es una falla transversal -dijo Suzanne en cuanto la vio de cerca-. De hecho, si fuera unafalla tendra que ser un graben. El otro lado es igual de pronunciado.-Qu demonios es un graben?-Es cuando el bloque de una falla cae a los dos lados en relacin a la roca. Pero eso no sucede en la cimade un monte submarino.-Pues a m me parece un agujero rectangular. Qu dira usted? yo calculo que de unos cuarenta metros delongitud y quince de anchura.-S, ms o menos.-Es increble! Es como si un gigante hubiera cortado un trozo de roca con un cuchillo igual que si cortara 26. un trozo de sanda.Donald gui el submarino sobre el agujero.-No veo el fondo -dijo Perry.-Ni yo -coment Suzanne.-Ni el sonar tampoco -inform Donald, sealando el monitor. No se obtena ninguna seal de retorno, eracomo estar suspendidos sobre un pozo sin fondo.Madre ma! -exclam Suzanne, perpleja.Donald dio un golpecito al monitor, pero segua sin obtener ninguna seal.-Esto es rarsimo -dijo ella-. T crees que estar averiado?-No lo s -contest Donald, intentando modificar los indicadores.-Un momento -terci Perry con voz tensa-. No me estarn tomando el pelo?-Intenta el sonar de barrido lateral -propuso Suzanne, sin hacer caso de Perry.-Pasa lo mismo, la seal es aberrante, a menos que queramos creer que el pozo slo tiene un par demetros de profundidad, porque eso es lo que sugiere el monitor.-Es evidente que el agujero es mucho ms hondo que eso.-As es.-Eh -interrumpi Perry de nuevo-. Me estn asustando.Suzanne se volvi hacia l.-No intentamos asustarle, estamos tan asombrados como usted.-Yo creo que debe de haber un termocline justo al borde de la formacin -dijo Donald-. El sonar tieneque rebotar en algo.Le importara traducir? -pidi Perry.-Las ondas de sonido rebotan en los gradientes bruscos de temperatura. Eso es lo que podra pasar aqu.-Para obtener una lectura de profundidad tendramos que descender cuatro o cinco metros por el agujero -afirm Donald -. Lo har disminuyendo la flotacin, pero primero quiero cambiar la orientacin.Utilizando los propulsores de estribor, Donald hizo girar al sumergible con movimientos bruscos hastacolocarlo en paralelo con el eje longitudinal del agujero, luego manipul el sistema de lastre variablepara disminuir la flotacin, la nave comenz a bajar poco a poco. 27. -Quiz no sea tan buena idea -dijo Perry, mirando nervioso el monitor del sonar y el ojo de buey.-Control de superficie a Oceanus -se oy de pronto por el altavoz de la radio-. la campana sale en estemomento de la cmara de compresin, los buceadores estarn a ciento cincuenta metros en diez minutos.-Roger, control de superficie -contest Donald-. Nos encontramos a unos treinta metros al oeste del pozo,vamos a inspeccionar un aparente termocline en una formacin rocosa, las comunicaciones quedarninterrumpidas momentneamente, pero estaremos listos cuando lleguen los buceadores.-Recibido.-Mirad el brillo de las paredes -coment Suzanne mientras descendan por el agujero-. Son totalmentelisas. Casi parecen de obsidiana!-Eh, volvamos al pozo -pidi Perry.-Podra ser el crter de un volcn apagado? -pregunt Donald, con una ligera sonrisa en su rgido rostro.-Es una idea -ri Suzanne-. Aunque tengo que decir que nunca he odo hablar de una calderaperfectamente rectangular, esto me recuerda a Viaje al centro de la tierra de Julio Verne.-Y eso? -quiso saber Donald.-Lo has ledo?-Yo no leo novelas.-Es verdad, se me haba olvidado, en fin, los protagonistas entran en una especie de mundo olvidado atravs de un volcn apagado.Donald movi la cabeza, no apartaba la vista del lector de la temperatura.-Menuda prdida de tiempo, leer esa basura, por eso no leo novelas, sobre todo cuando apenas tengotiempo de leer todas las revistas tcnicas que llegan a mis manos.Suzanne prefiri no responder, nunca haba podido modificar las rgidas ideas de Donald sobre la ficcinen particular y el arte en general.-No quisiera molestar -interrumpi Perry-, pero... -no logr terminar la frase, pues de pronto elsubmarino aceler bruscamente el descenso.-Coo! -grit Donald.Perry se aferr a la silla con tal fuerza que los nudillos se le pusieron blancos, el rpido descenso leasustaba, pero no tanto como el estallido de Donald, tan poco caracterstico. Si el imperturbable DonaldFuller tena miedo, la situacin deba de ser crtica.-Soltando lastre! -exclam, el sumergible fren su cada y finalmente se detuvo. Donald solt ms pesohasta que la nave comenz a ascender. Utiliz el propulsor de babor para mantener la posicin con el eje 28. longitudinal del agujero y evitar chocar contra las paredes.-Qu demonios ha pasado? -pregunt Perry, cuando logr por fin abrir la boca.-Hemos perdido flotacin -inform Suzanne.-De pronto hemos aumentado de peso o bien el agua se ha hecho ms ligera - explic Donald mientrasexaminaba sus instrumentos.-Y. eso qu significa?-pues que como evidentemente nosotros no hemos aumentado de peso, el agua se ha tornado ms ligera -contest Donald, sealando el indicador de temperatura-. Hemos atravesado el gradiente de temperaturaque sospechbamos, y era mucho ms fuerte de lo que esperbamos, pero en la direccin opuesta. Latemperatura exterior ha subido casi cuarenta grados!-Vmonos de aqu ahora mismo! -grit Perry.-Ya vamos -replic Donald, cogiendo el micrfono de la radio para llamar al Benthix Explorer, al cabode un momento volvi a dejarlo-. Las ondas snicas no entran ni salen de aqu.-Esto qu es, una especie de agujero negro? -pregunt Perry irritado.-El ecgrafo est dando una lectura - anunci Suzanne -. Pero no puede ser verdad! Dice que el agujerotiene ms de nueve mil metros de profundidad!-Vamos a ver, Por qu tendra que funcionar mal? -se pregunt Donald, dando golpes con los nudillos alinstrumento, el lector digital no cambi: 9.147.-Olvdense del ecgrafo -salt Perry-. No podemos subir ms deprisa? -el Oceanus ascenda, pero muydespacio.-Nunca haba tenido problemas con esto -dijo Donald.-Tal vez el agujero era una especie de tubera de magma -apunt Suzanne-. Es evidente que es muyhondo, aunque no sepamos la profundidad exacta, y el agua est caliente, eso sugiere contacto con la lava.-No podramos por lo menos apagar la msica? -pidi Perry, estaba llegando a un crescendo que nohacia ms que aumentar su ansiedad.-Esto es increble! -exclam Suzanne-. Mirad las paredes! El basalto est orientado transversalmente,nunca he odo hablar de un dique transversal. Y mirad! tiene un tono verdoso, tal vez es gabro y nobasalto.-Me temo que voy a tener que hacer notar m autoridad-salt Perry sin disimular su exasperacin-.Quiero que me suban a la superficie ahora mismo!Suzanne se volvi para responder, pero apenas lleg a abrir la boca. Antes de que pudiera decir nada,una vibracin de baja frecuencia sacudi el submarino con tal fuerza que tuvo que agarrarse a la silla 29. para no caerse. Varios objetos cayeron al suelo, incluida una taza que se hizo aicos, al mismo tiempo seoy un sordo rumor que pareca un trueno lejano.El ruido dur casi un minuto, nadie dijo una palabra, aunque Perry, totalmente plido, lanz un chillido.-Qu demonios ha sido eso? -pregunt Donald, examinando rpidamente sus instrumentos.-No lo s muy bien -contest Suzanne-, pero yo dira que un terremoto, se dan muchos a lo largo de ladorsal medio atlntica.-Un terremoto! -exclam Perry.-Tal vez el volcn est despertando. Eso s que sera un viaje!-Oh oh! -gimi Donald-. Tenemos un problema!-Qu pasa? -pregunt Suzanne, examinando igual que Donald los diales, indicadores y pantallas a sualcance, eran los instrumentos importantes para manejar el submarino, todo pareca en orden.- El ecgrafo! -dijo Donald con inslita inquietud.Suzanne mir rpidamente el lector digital localizado cerca del suelo entre los asientos de los dospilotos. Disminua a una velocidad alarmante.-Qu pasa? -pregunt-. T crees que la lava est subiendo por la tubera?-No! Somos nosotros! -exclam Donald-. Nos hundimos, ya he soltado todos los pesos de descenso.Hemos perdido flotacin!-Pero el indicador de presin no est subiendo! Cmo podemos hundirnos?-No debe de funcionar -dijo Donald frentico-. Nos hundimos, no hay duda. Mira por la ventana!Era cierto, se hundan. La tersa superficie de roca ascenda rpidamente.-Voy a vaciar los tanques de lastre, a esta profundidad no tendr mucho efecto, pero no tengo eleccin.El ruido del aire comprimido al salir ahog la msica de Stravinsky, pero slo durante veinte segundos aesa presin los tanques de aire comprimido se vaciaron enseguida, la velocidad de descenso no vari.-Haga algo! - grit Perry cuando por fin recuper la voz.-No puedo! -exclam Donald-. Los controles no responden. No puedo hacer nada!Mark Davidson se mora por un cigarrillo, su adiccin era absoluta, aunque le resultaba fcil dejar defumar, puesto que lo haca una vez a la semana, su necesidad de tabaco alcanzaba el mximo cuando serelajaba, trabajaba o estaba ansioso, y de momento estaba muy ansioso, para l las operaciones de buceoa gran profundidad eran siempre peliagudas. 30. Saba por experiencia que las cosas podan torcerse en cualquier instante.Ahora alz la vista hacia el gran reloj de la pared de la cabina de inmersin, con sus monstruosasmanecillas. Su presencia intimidatoria impeda que nadie se olvidara del paso del tiempo. Haban pasadodoce minutos sin contacto alguno con el Oceanus, aunque Donald le haba advertido de que habra unainterrupcin en las comunicaciones, haba transcurrido un tiempo ms que razonable, sobre todo teniendoen cuenta que el submarino no haba respondido al ltimo mensaje de Larry Nelson, cuando este quisoavisarles que los buceadores haban descendido a ciento cincuenta metros.Mark mir el paquete de Marlboro que haba arrojado sobre el mostrador, era una agona contenerse deencender uno, por desgracia haba entrado en vigor una nueva prohibicin de fumar en las zonas comunesdel barco, y el capitn Jameson era muy rgido en cuanto a las normas y regulaciones.Mark apart la vista del tabaco con cierta dificultad, y examin el interior de la cabina, todos lospresentes parecan tranquilos, lo cual slo serva para aumentar su tensin. Larry Nelson estaba sentado,totalmente inmvil, en la estacin de control de operaciones de inmersin, junto con el operador desonar, Peter Silrosenhal. Detrs de ellos estaban los dos observadores, delante de la consola deoperacin del sistema. Aunque continuamente examinaban con la vista los indicadores de presin de lasdos cmaras presurizadas y la campana de inmersin, por lo dems no movan ni un dedo.Enfrente de ellos estaba el operador del winche, sentado en un alto taburete ante la ventana que daba alpozo central, con la mano en la palanca del winche, en el exterior, el cable atado a la campana deinmersin descenda a la mxima velocidad permitida, un segundo cable pasivo llevaba el tubo de gas, lamanguera de agua caliente y los cables de comunicacin.Al otro extremo de la cabina se encontraba el capitn Jameson, chupando con aire distrado un palillo dedientes, delante de l estaban los controles que formaban una extensin del puente, aunque las hlices ypropulsores del barco se controlaban por ordenador para mantener la nave parada sobre el pozo, elcapitn poda controlar el sistema manualmente si surga la necesidad durante las operaciones de buceo.-Maldita sea! -exclam Mark, tirando el lpiz que mordisqueaba sin darse cuenta-. A qu profundidadestn los buceadores? -pregunt levantndose.-A unos doscientos metros en este momento.-Intenta comunicar otra vez con el Oceanus! -orden a Larry.Mark se puso a pasear de un lado a otro, tena un mal presentimiento, que cada vez iba a peor, se daba decabezazos por haber animado a Perry Bergman a bajar en el sumergible, conociendo el inters de ladoctora Newell por el monte submarino y su deseo de realizar inmersiones de exploracin, lepreocupaba que Suzanne hubiera querido impresionar al presidente para lograr su deseo, eso quera decirque tal vez haba presionado a Donald para hacer cosas que no hara en otras circunstancias, y Marksaba que la doctora Newell era la nica persona a bordo que poda ejercer alguna influencia sobre elrgido ex oficial de marina.Mark se estremeci, si el Oceanus quedaba atrapado en una fisura al descender para examinar algnrasgo geolgico, seria un desastre de primera magnitud, era lo que haba estado a punto de pasar con elsubmarino Alvin, en Woods Hole, justo en la dorsal medio atlntica, no muy lejos de su actual posicin. 31. -Seguimos sin respuesta -inform Larry despus de varios intentos.-Alguna seal del sonar del submarino? -pregunt Mark al operador del sonar.-No -respondi Peter-. Y los hidrfonos del fondo no tienen ningn contacto con su rayo de rastreo, eltermocline que han encontrado debe de ser impresionante, es como si se hubieran hundido bajo el suelooceanco.Mark se detuvo y mir de nuevo el reloj.-Cunto tiempo ha pasado desde que notamos el temblor?-Ha sido ms que un temblor -apunt Larry-. Tad Messenger lo ha calificado de cuatro punto cuatro en laescala de Richter.-No me extraa -coment Mark-. Si se ha cado hasta la pila de tubos que haba en cubierta y si lo hemosnotado nosotros, mucho peor ha tenido que ser en el fondo. Cunto tiempo ha pasado?Larry mir su cuaderno de bitcora.-Casi cuatro minutos. T crees que tiene algo que ver con el hecho de que no oigamos al Oceanus?Mark no quera contestar, no era supersticioso, pero no le gustaba airear sus preocupaciones, como si elhecho de contarlas aumentara las posibilidades de que se hicieran realidad, pero era posible que elterremoto hubiera provocado un deslizamiento de rocas y hubiera atrapado al Oceanus. Era una catstrofeque no se poda descartar si Donald, a instancias de Suzanne, haba descendido por una depresinestrecha.-Djame hablar con los buceadores. -Mark cogi el micrfono, sin saber muy bien qu iba a decir, en elmonitor se vean las cabezas y los cuerpos escorzados de los tres hombres.-Mierda, to! -gimi Michael-. Me has dado una patada en los huevos! -su voz se oa como una serie degrititos y chillidos que habra resultado ininteligible para cualquier persona, la distorsin se deba alhelio que respiraba en lugar de nitrgeno.A una presin equivalente a trescientos metros de agua salada, el nitrgeno actuaba como anestsico, lasolucin era sustituir el nitrgeno por helio, pero esto provocaba marcados cambios en la voz, losbuceadores estaban acostumbrados, aunque hablaban como el pato Donald, se entendan entre ellosperfectamente.-Pues entonces aparta los huevos de mi camino -replic Richard-. Me est costando un trabajo de mildemonios ponerme las putas aletas.Los tres buceadores estaban hacinados en la campana de inmersin, cuyo casco de presin era una esferade dos metros y medio de dimetro. Compartan el estrecho espacio con el equipo completo de buceo,cientos de metros de manguera y todos los instrumentos necesarios.-Que me aparte, dice -se burl Michael-. Qu quieres que haga, salir a dar un paseo? 32. De pronto se encendi con un chasquido el altavoz montado en la parte superior de la esfera, junto conuna minscula cmara de vdeo con una lente de ojo de pez, aunque los buceadores se sabanconstantemente observados, eran del todo indiferentes a ello.-Necesito un momento de atencin! -orden Mark su voz, en contraste con la de los buceadores, sonabarelativamente normal-. Aqu el comandante de operaciones.-Mierda! -se quej Richard, mirando la aleta que le estaba dando tantos problemas-. No me extraa queno me la pudiera meter. Cmo que no es la ma! Es tuya, Donaghue. -Richard golpe a Michael con laaleta en la cabeza.Michael se molest, pero slo porque el golpe le haba tirado su adorada gorra de los Red Sox, queaterriz sobre la escotilla cerrada.-Eh, que nadie se mueva! -exclam-. Mazzola, cgeme la gorra! No quiero que se moje. -Michael ya estaba totalmente equipado para salir, con el traje de neopreno, el chaleco de control deflotacin y los plomos, era imposible inclinarse para recoger la gorra.-Seores! -se oy la voz de Mark, ms fuerte e insistente.-Que te den por culo, me toca quedarme en la campana, pero eso no significa que sea tu esclavo.-Escuchad, animales! -se oy el grito de Larry en el altavoz. La voz reson en la atestada esfera casi apunto de hacerles dao en los tmpanos-. El seor Davidson quiere hablar con vosotros. As quesilencio!Richard tir las aletas a Michael y mir hacia la cmara.-Vale, vale. Escuchamos.-Esperad un momento -dijo Larry-. No nos habamos dado cuenta de que el filtro de helio no estaba enlnea.-Mientras psame las aletas -pidi Richard a Michael.-Quieres decir que las que yo llevo puestas no son mas?-T dirs! -se burl Richard-. Puesto que tienes las tuyas en las manos, no puedes tenerlas tambin enlos pies, gilipollas.Michael se agach torpemente para quitarse las aletas. Richard se las arrebat con gesto desdeoso, acontinuacin los dos intentaron ponerse cada uno las suyas, chocando el uno con el otro.-Muy bien -se oy por fin la voz de Larry-. Estamos en lnea con el filtro, as que dejad de hacer el idiotay escuchad, aqu est el seor Davidson.Los buceadores no se molestaron en alzar la vista, se apretaron contra los lados de la campana conexpresin aburrida. 33. -No conseguimos captar seales del Oceanus por radio ni con el sonar -anunci Mark-.Queremos que establezcis contacto visual con ellos. si no veis el submarino al llegar al pozo, avisadnosy os daremos nuevas instrucciones, Entendido?-Entendido -contest Richard-. Podemos prepararnos ya para salir?-Afirmativo.Richard y Michael, logrando un pice de libertad de movimientos, terminaron de ponerse las aletas.Michael intent incluso coger su gorra mientras Richard se pona el chaleco de flotacin y el cinturn deplomos, pero estaba fuera de su alcance, como se tema.-Conecto las luces exteriores -inform Larry.Los otros dos se volvieron lo suficiente para mirar por los dos pequeos ojos de buey. Louis estabademasiado ocupado para mirar por la ventana.-Veo el fondo -coment Richard.-Yo tambin.Colgada de un nico cable principal, la campana rotaba lentamente hacia un lado y otro, permitiendo alos buceadores una vista de trescientos sesenta grados, aunque la rotacin estaba limitada por las lneasde mantenimiento de vida, cuando por fin se detuvo sobre la marca a trescientos metros, la rotacin ceso.Puesto que se encontraban catorce metros sobre la superficie de la roca en una de las secciones ms altasde la cima del monte, la vista era bastante amplia, restringida solamente al oeste por un risco de roca quedesde all pareca una serie de columnas conectadas. Pero la formacin estaba en la periferia de la esferade luz.-Ves el submarino? -pregunt Richard.-No -respondi Michael-. Pero veo las herramientas junto al pozo, las han dejado todas muy ordenaditas.Richard se volvi hacia la cmara de video.-No vemos el Oceanus, pero ha estado aqu.-Muy bien. habr cambios en la operacin -se oy la voz de Larry-. El seor Davidson quiere que losbuceadores rojo y verde se dirijan al oeste. Veis una escarpa en esa direccin?Qu coo es una escarpa? -pregunt Richard.-Una pared o una pendiente.-Parece que s.-El seor Davidson quiere que os dirijis a la pendiente. Qu altura tiene, en relacin con la campana? 34. -Est casi a la misma altura.-Bien. Pasad por encima de ella e intentad establecer contacto visual con el sumergible, el seorDavidson cree que podra haber una grieta y vigilad la temperatura, se ve que hay un gradiente muybrusco en la zona.-Entendido.-Y recordad que no podis subir ms de tres metros por encima de la campana, no queremos que lascosas se tuerzan an ms. Entendido?-Muy bien. -Larry siempre haca las mismas advertencias en las inmersiones de saturacin.-En cuanto al controlador de la campana -prosigui Larry-, quiero que mantengas la mezcla de aire a ununo y medio por ciento de oxgeno y un noventa y ocho y medio de helio,Entendido?-Entendido -respondi Louis.-Una ltima cosa para rojo y verde. Id con cuidado, nada de hacerse el macho.-De acuerdo. -Richard hizo una sea con el pulgar hacia la cmara mientras miraba a Michael con unamueca de desdn-. Que tengamos cuidado! es como mandar a un nio a jugar a la autopista y decirle quetenga cuidado.Michael asinti, pero no escuchaba, aquella parte de la inmersin era peligrosa, en ese momento seestaba conectando al cordn umbilical y dems partes del equipo, cuando termin, Louis le tendi susgafas de buceo contenidas en un casco de fibra de vidrio, a pesar de su experiencia siempre se le encogaun poco el estmago antes de salir al agua.Richard prob un par linternas submarinas y tendi una a Michael. Cuando estuvo listo, asinti con lacabeza y los dos se pusieron los cascos a la vez.Lo primero que inspeccionaron en cuanto Louis abri el colector fue el flujo de aire, a continuacin elagua caliente, muy necesaria puesto que la temperatura del mar era de dos grados, por fin comprobaronlas lneas de comunicacin y los sensores. Una vez satisfechos, Louis inform a la superficie y pidipermiso para dar salida a los buceadores.-Permiso concedido -respondi Larry-. Abre la escotilla!Con cierta dificultad y muchos gruidos Louis se meti en el tronco de la campana.-Mi gorra! -grit Michael. Su voz qued apagada por el ruido del aire de respiracin.Louis le tendi la gorra de bisbol y Michael se apresuro a colgarla de una de las muchas protuberanciasde la campana, trataba aquella gorra como si fuera su posesin ms preciada, aunque no quera admitirque la consideraba su amuleto. 35. Louis abri la escotilla de presin y la levant con cierta dificultad, ms abajo, el agua del mar, de unazul luminoso, ascenda amenazadora por el tronco, los tres buceadores suspiraron en silencio, aliviadosal ver que, como era de esperar, se detena justo antes de llegar al borde de la escotilla. Saban que seriaas, pero tambin saban que el da que no fuese as no haba ningn sitio adonde ir.Richard hizo una sea con el pulgar hacia arriba. Michael le devolvi el gesto, entonces Richardcomenz a bajar con cuidado por el tronco una vez libre sali al agua.Salir de la atestada campana era un alivio que relacionaba con el hecho de nacer. La sbita libertad eracasi embriagadora slo senta el fro del agua en las manos enguantadas.Examin la zona a su alrededor mientras ajustaba su nivel de flotacin, slo tard un momento en ver unasilueta oscura justo en la periferia de la luz, no era el submarino, sino un tiburn de ojos luminosos. Sulongitud era el doble del dimetro de la campana.-Tenemos compaa -dijo con calma-. chame el repelente, por si acaso. -de toda la parafernaliaantitiburn del mercado, Richard prefera una sencilla barra metlica, sabia por experiencia que lostiburones evitaban la barra como el demonio con slo apuntarla en su direccin, no estaba muy seguro deque diera resultado con tiburones frenticos de hambre, pero en esa situacin nada era seguro del todo.Unos minutos ms tarde la barra cay en silencio sobre la roca, seguida de las piernas de Michael que sedebata por salir del tronco de la campana, en cuanto estuvo fuera, Richard seal hacia el tiburn, queahora haba entrado en el haz de luz.-Ah, es un tiburn Greenland -dijo Richard, ya ms tranquilo, era un bicho enorme, pero no peligroso.Tambin reciba el nombre de tiburn dormiln, por su lentitud de movimientos.Cuando Michael termin de realizar sus ajustes, Richard seal la pendiente de roca y los dos echaron anadar hacia ella, con la linterna en la mano izquierda y la barra en la derecha, siendo expertos nadadores,cubrieron la distancia deprisa pero sin apresurarse, a una presin de casi treinta atmsferas, la mera tareade respirar el viscoso aire comprimido era agotadora.Louis, dentro de la campana, se afanaba por controlar los dos juegos de cables. No quera restringir a suscompaeros ni darles demasiada cuerda para que no se enredaran. Hasta que los buceadores comenzabana trabajar, el controlador de la campana era un hombre muy ocupado, la tarea requera concentracin yrapidez de reflejos, al mismo tiempo que iba soltando los cables, tena que ir comprobando las vlvulasde presin y el lector digital de porcentaje de oxigeno, adems estaba en constante comunicacin concada uno de los buceadores y con la estacin de inmersin de la superficie para tener las manos librescontaba con unos auriculares que incluan un micrfono junto a la boca.Richard y Michael se detuvieron al llegar a la cima de la pendiente, a esa distancia de la campana la luzdisminua de forma drstica. Richard seal la linterna y ambos la encendieron.Detrs de ellos la campana brillaba fantasmagrica, como una nave espacial en un rocoso paisajealiengena, de la campana escapaba un hilo de burbujas, delante de ellos la oscuridad se desvaneca enuna negrura impenetrable, slo cuando miraban hacia arriba perciban un dbil atisbo de la luz de lasuperficie, a unos trescientos metros de distancia. 36. Los dos saban que el enorme tiburn segua all, aunque no podan verlo. Sus linternas arrojabanestrechos conos de luz que penetraba la helada oscuridad slo unos doce o quince metros.-Detrs de la pendiente hay un precipicio -inform Richard.Louis transmiti el mensaje a la estacin de inmersin, aunque desde el barco podan comunicarse conlos buceadores, Larry prefera utilizar al controlador de la campana como intermediario, la combinacinde las voces distorsionadas por el helio y el ruido del aire de la respiracin hacan muy difcil entender alos submarinistas, a pesar de tener el filtro de helio en la lnea, era mejor comunicarse a travs delhombre de la campana, que estaba acostumbrado a las distorsiones de la voz.-Buceador rojo -llam Louis-. Control quiere saber si ves alguna seal del Oceanus.-Negativo.-Hay alguna grieta o agujero?-De momento no veo nada, pero vamos a empezar a bajar por la pared de roca.-La roca es tersa como el cristal -coment Richard.Michael pas la mano por ella y asinti.-Estis llegando a los ltimos treinta metros de cable -inform Louis, soltando rpidamente los ltimoslazos de sus garfios y maldiciendo entre dientes, pronto tendra que volver a recogerlos. Los buceadoresraramente se alejaban tanto de la campana y precisamente l haba tenido la mala suerte de ser elcontrolador en aquella ocasin.Richard detuvo el descenso e indic a Michael que hiciera lo mismo, luego seal su termmetro demueca. Michael dio un respingo.-La temperatura del agua ha cambiado -dijo Richard-. Ha subido unos cuarenta grados.Corta el agua caliente!-Rojo, Me tomas el pelo? -pregunt Louis.-Michael tiene la misma lectura, es como estar en una baera.Richard apuntaba hacia abajo con la linterna, buscando la base de la pared, ahora ilumin a su alrededorcasi al final del rayo de luz se vislumbraba otra pared.-Eh, parece que estamos en una especie de grieta, apenas veo el otro lado, debe medir unos quince metrosde anchura.Michael le dio un golpecito en el hombro y seal a su izquierda.-Michael tiene razn -inform Richard-