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CRECER EN FAMILIA CRISTINA CASADO GÓMEZ ENFERMERA PEDIÁTRICA

Crecer en familia

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La familia es considerada como el conjunto de personas unidas por lazos de parentesco, como la unidad básica de organización social.

La familia es el principal agente a partir del cual el niño desarrollará su personalidad, sus conductas, aprendizajes y valores.

LA FAMILIA

AMOR COMUNICACIÓNNORMAS Y

LÍMITES EDUCACIÓN

EL AMOR = EL VÍNCULO EN SUS INICIOS

El cerebro fetal empieza a establecer conexiones de forma importante a partir de las 24-28 semanas.

A partir de las 32-35 semanas empieza a mostrar respuestas que pueden asociarse a funciones cognitivas del ser humano. Ya tiene memoria a corto plazo y capacidad de adaptación.

Un estudio realizado en Osaka, ciudad japonesa cercana a un aeropuerto: los fetos que se habían gestado allí, después de nacer no se sobresaltaban al oír un avión, cosa que sí ocurría con los bebés que llegaban a la ciudad posteriormente.

Cuando el niño nace su cerebro aun no está desarrollado completamente, siendo en estos primeros momentos cuando el cerebro es más reactivo y sensible al exterior. Si el niño vive experiencias positivas el cerebro se desarrollará sano y adquirirá sus capacidades. Si por el contrario, vive experiencias negativas, puede afectar al desarrollo del cerebro del niño de manera irreversible. De hecho, los niños que presentan mayores secuelas por maltrato son los menores de 5 años.

Diferentes estudios…Un estudio sobre niños adoptados procedentes de instituciones donde habían sufrido graves privaciones revela que el volumen de materia gris y materia blanca era significativamente menor.

Otro estudio revela la reducción de la sustancia blanca en las áreas frontal, temporal, y parietal en niños criados en un orfanato.

Otra investigación realizada a los niños adoptados institucionalizados desde temprana edad reveló que la duración de la privación se asoció con: circunferencia craneal más pequeña, disminución del cociente intelectual y aumento de los problemas de salud mental

Estudios en ratas que se han criado separadas de sus madres, hermanos y ambiente social, asemejando las condiciones de un orfanato, demuestran la alteración de proteínas neuronales y destrucción neuronal, dando lugar a falta de atención e hiperactividad, afectando a las neuronas involucradas en la atención, impulsividad, actividad y comportamiento social.

¿Por qué ocurre esto?

Mediante un estudio realizado en 2012 con ratas, donde cogen a un grupo de ellas y las aislaron del grupo social durante las primeras 3 semanas de vida.(PERIODO CRÍTICO)

Descubren que si en el periodo crítico, no se adquiere la experiencia social adecuada, se produce la pérdida de receptores de oligodendrocitos ErbB3, impidiendo la maduración de los oligodendrocitos en la corteza prefrontal (células gliales encargadas de la formación de las vainas de mielina), dando lugar a fibras nerviosas con cubiertas de mielina más finas, lo cual impide la transmisión nerviosa adecuada, ocasionando alteraciones en las funciones de dicha corteza: alteraciones de la interacción social, cognitiva y del comportamiento.

El afecto es la base del desarrollo de las personas. Todo lo que aprendemos lo recibimos a través de las relaciones que establecemos y de la seguridad que éstas nos ofrecen. Estas relaciones garantizan no sólo nuestra supervivencia física, sino la posibilidad de madurar a nivel psicológico, social y cognitivo.

El tiempo compartido, la permanencia, es esencial para construir la relación afectiva con los hijos. Con los niños, sobre todo cuando son muy pequeños, todo lo que no se dice o no se muestra no existe. Disponer de unos vínculos afectivos fuertes y positivos con sus padres permitirá a los niños sentirse seguros, protegidos y estables.

Los niños y los adolescentes necesitan también saber que el afecto de sus padres es incondicional, es decir, que hagan lo que hagan les seguirán queriendo. Sólo de esa manera podrá sentir seguridad en sí mismo y en el mundo, e iniciar el camino hacia la autonomía.

LA COMUNICACIÓNEs muy importante que los padres se puedan comunicar de forma abierta y eficaz con sus hijos. Se trata de una comunicación transparente, que no se opone a transmitir lo que las personas perciben y tampoco lo tergiversan ni lo distorsionan, siempre adaptado al nivel de comprensión y expresión.

Las relaciones entre padres e hijos mejoran mucho cuando existe una buena comunicación.

Los niños aprenden a comunicarse observando a sus padres. Si los padres se comunican abierta y eficazmente, sus hijos también lo harán. La habilidad de comunicarse beneficiará a los niños toda su vida.

Los niños empiezan a formarse sus ideas y opiniones de sí mismos en base a cómo sus padres se comunican con ellos, sienten como son escuchados y comprendidos, lo cual aumenta su autoestima.

Si la comunicación entre padres e hijos es ineficaz o negativa, puede hacer que los niños piensen que no son importantes, que nadie les escucha ni les comprende. Considerando que sus padres no son de gran ayuda ni son de confianza.

Las normas son necesarias para que una familia funcione bien, de forma armoniosa, pues permiten a cada uno saber qué es lo que se espera de él.

Implica un “entrenamiento” y una guía para ayudar a los niños a desarrollar sus propios juicios, su capacidad de autocontrol, su sentido de eficacia y autonomía, así como comportamientos sociales adecuados a la cultura en que viven.

En la puesta de límites se respeta al niño, se tienen en cuenta sus habilidades y se lo estimula para que desarrolle cierta autodisciplina.

LAS NORMAS Y LÍMITES

El castigo físico, a diferencia de la puesta de límites, no está guiado por la intención de apoyar al niño para que desarrolle sus propios controles internos y su capacidad para tomar decisiones.

Mediante estas expresiones de agresividad sólo se imponen el poder y el dominio, provocando la ruptura de los vínculos y generalmente, la humillación de quien recibe el castigo físico.

PONER LÍMITES ES NECESARIO; EL CASTIGO FÍSICO, NO.

Se sigue utilizando el pegar “un cachete” porque los mismos padres han sido golpeados cuando eran pequeños. Los niños se identifican con sus padres o figuras parentales y, por lo tanto, no están en condiciones de percibir que lo que esos adultos hacen es incorrecto.

La psicóloga Elizabeth Thompson Gershoff, comprobó que cuanto más se pega a un niño, mayores son las posibilidades de que manifieste conductas agresivas y otras conductas antisociales en la infancia, tales como mentiras compulsivas, engaños y bullying. Los niños criados a golpes tienen menos capacidad de diferenciar lo que está bien de lo que está mal y suelen portarse mal a espaldas de sus padres.

El castigo físico provoca confusión y daños emocionales, entre los cuales se cuentan los mensajes que asocian amor con dolor y furia con resignación o sometimiento: “Te pego porque te quiero”; “Este castigo es por tu propio bien”.

Los niños cruelmente maltratados se ven a sí mismos como víctimas: su percepción es que se han comportado mal y merecen el castigo; muchos de ellos crecen expresando gratitud hacia sus padres. Cuando estos niños llegan a adultos y se convierten en padres, repiten el patrón de conducta del cual fueron objeto en su infancia.

REFORZAMIENTO POSITIVO

Si la conducta de un niño (comer solo, ayudar a su amigo,…) va seguida de un reforzador positivo (algo gratificante para el niño como el elogio de sus padres), en el futuro será más probable que el niño repita esa conducta y lo aprenderá mejor.

CASTIGO POSITIVO

Se da un estímulo desagradable cada vez que hacemos una conducta que se pretende reducir o eliminar. Por ejemplo si un niño se muerde las uñas y se le ha aplicado un producto amargo para evitar que se las muerda.

CASTIGO NEGATIVO

Significa a ausencia o retirada de un estímulo agradable cuando se realiza una conducta inadecuada. Por ejemplo unos niños que están viendo una película, dejarán de ver la película si comienzan a pelearse o hablar durante la película.

Las recompensas o los estímulos que se les ofrezcan debe ser inmediatos a la conducta realizada para que puedan establecer una relación causal.

ESTILOS EDUCATIVOS

SOBREPROTECTORCARACTERÍSTICAS DE

LOS PADRESCARACTERÍSTICAS DE

LOS NIÑOS

Establece pocas normas y limites o no los aplica por considerar que los hijos aun no están preparados.

DEPENDIENTES

Concesión de todos los deseos.

ESCASO AUTOCONTROL

Excesivos premios, no castigos.

BAJA TOLERANCIA A LA FRUSTRACCIÓN

Justifican o perdonan todos los errores.

INSEGURIDAD, BAJA AUTOESTIMA

Intentan evitar todos los problemas.

RESPETO POR LAS NORMAS

AUTORITARIOCARACTERÍSTICAS DE

LOS PADRESCARACTERÍSTICAS DE

LOS NIÑOS

Normas abundantes y rígidas. Exigencias sin dar razones.

REBELDÍA POR IMPOTENCIA

Más castigos que premios.

ACTITUD DE HUIDA O ENGAÑO

Criticas a la persona.RIGIDEZ

Poco control de los impulsos. BAJA AUTOESTIMA

No diálogo ni negociación.

AGRESIVIDAD Y/O SUMISIÓN

PERMISIVO

CARACTERÍSTICAS DE LOS PADRES

CARACTERÍSTICAS DE LOS NIÑOS

No establece ni aplica normas ni límites. Delegan en otros la educación de sus hijos.

INSEGURIDAD, INCONSTANCIA

Mucha flexibilidad (en horarios, rutinas,…).

FALTA DE CONFIANZA EN

UNO MISMO

Evitación de conflictos, “dejar hacer”.

BAJA RENDIMIENTO

ESCOLAR POR NO ESFUERZO

Ni premios ni castigos: indiferencia.

BAJA TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN

No hay modelos de referencia.

CAMBIOS FRECUENTES DE

HUMOR

ASERTIVO CARACTERÍSTICAS DE LOS PADRES

CARACTERÍSTICAS DE LOS NIÑOS

Establece normas y límites claros y adecuados.

BUEN NIVEL DE AUTOESTIMA

Uso razonable de premios y castigos.

SENTIDO DE LA RESPONSABILIDAD

Uso del refuerzo verbal positivo. Uso del diálogo y la negociación.

APRENDIZAJE EN LA TOMA DE DECISIONES

Estímulo para el fomento de la autonomía e independencia.

APRENDIZAJE EN LA SOCIALIZACIÓN

Control externo hacia el control interno.

RESPETO POR LAS NORMAS

FUNCIONES DE LOS PADRES

Cuidar y proteger el potencial madurativo

Brindar la seguridad y los recursos que el niño necesita para desarrollarse, el cuidado y apoyo, como la alimentación y el vestido le permitirán gozar de salud, desarrollarse y aprender habilidades básicas necesarias para su supervivencia.

Brindar la educación, los patrones de conducta y normas que le permitirán desarrollar su inteligencia, autoestima y valores haciéndolo un ser competitivo y capaz de desenvolverse en sociedad.

Estimular su proceso madurativoSe debe ayudar al hijo a que madure saludablemente, a la vez que su vida emocional discurre sin traumas ni sobresaltos, sin angustias ni tristezas, sino confiado y feliz en el amor, la atención y la protección ofertada por sus padres.

Estimular su proceso evolutivoLa palabra estímulo hace referencia a una oferta, invitación o excitación de la cual se espera provocar una respuesta.

La palabra evolución significa un cambio, progresión, avance hacia una nueva posición más satisfactoria y beneficiosa que la anterior.

Sin embargo, un estímulo puede ser positivo o negativo, adecuado o inadecuado.

Si se estimula la lectura en el niño, comprándole cuentos, leyendo con él y además si el niño observa que sus padres también disfrutan con la lectura, con toda certeza será un niño que aprenderá rápidamente a leer en el colegio y que su dotación cultural se irá ampliando al pasar el tiempo.

Si esto se hace a la inversa; es decir, no se compran cuentos, los padres no leen,…; los padres suelen responder a la mala capacidad que tiene el niño para leer con castigos, le hacen repetir que lean hasta el aburrimiento, lo ridiculizan o lo comparan con otros niños más avanzados (más estimulados)….aparecen como resultados suspensos, dificultades para el estudio y una cultura bastante mediocre.

El estímulo más importante para el niño es el ejemplo que ofrece su madre y su padre.

Facilitar la integración y la adaptación

Proporcionar un ambiente que le permitirá al niño formar aspectos de su personalidad y desarrollarse a nivel socioemocional.

Sin embargo, para integrarse en el mundo exterior debe estar integrado en el mundo interior, su familia.

El niño ha de saber que pertenece a una familia, que sus padres son seres presentes que lo quieren y lo protegen, donde su opinión es considerada, donde tiene obligaciones y responsabilidades, que ha de saber esperar y renunciar,…en suma, sentirse un individuo deseado, querido, considerado y necesario para la familia. En el mundo exterior se integra muy bien, confía en los demás, participa, comparte,…

La cara opuesta sería aquel niño excesivamente dependiente, marginado, insuficiente, que más que una familia vive en un “régimen de hotel”, que se atribuye todos los derechos, que no comparte, ni participa,…..; este niño en el exterior será un niño que cause disgusto y repulsión más que alegrías y satisfacción por su presencia. Ante tal situación los padres suelen culpabilizar al propio niño más que preguntarse qué tipo de educación le están ofertando.

Reconocer su identidadLa identidad es el “sentido que proporciona al individuo la habilidad y conciencia de experimentarse, sentirse a sí mismo como algo que tiene continuidad, igualdad; es decir, que tiene sentido de propiedad”.

De su identidad se deriva su PERSONALIDAD:

“Particular forma de relacionarse consigo mismo (con su cuerpo, sus impulsos,…) y con el entorno (objetos, personas, situaciones,…)”. A las manifestaciones visibles de la personalidad se le conoce como CARÁCTER y al tono, la intensidad y calidad de su actuación lo conocemos como TEMPERAMENTO.

El recién nacido no nace con identidad, por lo que aún no tiene personalidad. Eso sí, llega con materiales (carga genética, constitución, sensibilidad,…) que han de ser organizados, controlados, estimulados y encauzados por los padres y el entorno. Este proceso se denomina IDENTIFICACIÓN, donde el individuo piensa, siente y actúa tal cuál percibe e imagina que el otro piensa, siente y actúa. Este proceso es inconsciente.

Ofrecer libertad para su expresión creativaSe debe proporcionar espacios y tiempos para su propia originalidad, curiosidad, sus ensayos y tentativas, con el fin de que el niño vaya modulando, moldeando y construyendo su propia personalidad.

Se observará las típicas expresiones de “le doy de comer porque sólo se mancha, le visto para hacerlo más rápido, no lo dejo salir porque la calle es muy peligrosa, le ayudo a hacer los deberes para que sea de los primeros de la clase, le pongo la T.V para que no se aburra en casa,…..; se le debe ofrecer alternativas para que experimente y se equivoque mil veces, en el convencimiento de que el único aprendizaje posible, se basa en el error, del éxito no se aprende casi nada.

La negligencia“Déficit o fracaso en el reconocimiento, atención, intención y actuación sobre las necesidades evolutivas del hijo”.

La negligencia afecta seriamente al proceso madurativo, la evolución, la integración, adaptación, identidad y creatividad del niño.

Existen varios tipos de negligencia que pueden llegar a observarse en nuestra práctica diaria:

La ignorancia“Inhabilidad, incapacidad o ineptitud para reconocer en el hijo el malestar del tipo que fuere – físico o emocional-, el stress o la conducta inapropiada”.

Esta madre o padre no es ni bueno ni malo, simplemente no es apto para esta función. No consigue saber ni averiguar la realidad interna del hijo y sus necesidades, de tal manera que no las satisface. El mundo interno del niño se encuentra completamente desamparado y desprotegido.

La intolerancia

“La severidad de juicio sobre la intencionalidad y motivación de la conducta del niño, dando lugar a expectativas superiores a la capacidad de éste”.

El intolerante no juzga ni lamenta la actuación desafortunada del niño, sino que juzga la intencionalidad del hecho como particularmente maligna y destinada a hacerles daño a sus padres. Su juicio es “te castigo, no porque hayas derramado el vaso de agua, sino porque yo sé que lo has hecho intencionadamente para fastidiarme”.

El niño debido a su inmadurez y a su necesidad de experimentar cometerá lógicamente mil errores y verse confrontado e informado una y otra vez de que todo lo hace con intencionalidad maligna. Será un niño con terror a equivocarse, a no cumplir, a no satisfacer, quedando atrapado en un mundo en el que existe la duda perpetua y obsesionado por averiguar cuál es la intención de cada uno de sus actos.

El desinterés

“Resistencia a responder o actuar a favor de las necesidades (físicas, emocionales, culturales,…) del niño”.

En estas situaciones se dan dos tipos de personalidades de padres: por un lado aquellos que en su infancia no fueron atendidas sus necesidades y que ahora en su adultez no saben responder a las necesidades de sus hijos; o por otro lado, aquellos padres que en su infancia han respondido excesivamente a sus peticiones de tal manera que en la adultez todos sus intereses están por encima de cualquier interés del niño “primero yo y luego él”.

Indulgencia excesiva “Incapacidad para enseñar a esperar y tolerar la frustración”

Se debe enseñar al hijo, progresivamente, que existe un espacio, un tiempo entre la demanda y la satisfacción, así como que su participación y colaboración acorta ese tiempo de espera.

Hay padres que no toleran la protesta, la rabieta, no saben esperar para que el niño aprenda y controle la frustración, satisfaciendo de inmediato la demanda e incluso se anticipan a ella para evitar pasar un mal rato. Este hijo, siempre será un niño, siempre necesitado, incapaz por sí mismo, dependiente de todos y culpabilizará a los demás de sus fracasos.

Otros padres hacen crecer a sus hijos con el lema “que no sufra lo que yo sufrí, todavía es pequeño…”, satisfaciendo a través del niño sus propias necesidades pasadas.

Otros que el tener un hijo, previamente deseado, le rompe sus esquemas de vida. Se sienten conscientes o inconscientemente culpables de rechazarlo. Y un modo de aliviar ese sentimiento es ofrecerle al niño todo lo que pida sin poner límites.

Falta de cuidados“Fracaso en la protección del niño ante excesivos estímulos, gratificaciones, deprivaciones, o bien agresiones, seducciones y amenazas”.

El exceso de estímulos desorganiza a cualquiera, no teniendo tiempo para digerirlos. El exceso de gratificaciones intercepta la autonomía, la autosuficiencia, la capacidad de resolución,…; la deprivación interfiere con el desarrollo y la maduración. E igualmente las agresiones, seducciones y amenazas, dañan las estructuras de la personalidad en muchas ocasiones de un modo irreversible.

El abandono

“Negación y huida del vínculo”, dejando al hijo totalmente desprotegido, sólo y a merced de las circunstancias del entorno.

CONCLUSIONES

Existe una relación directa entre experiencia social en el niño a edades tempranas y formación neuronal: la experiencia social estimula la mielinización.

Observar que no sólo el abandono y el maltrato son negligencia, sino que hay otras que pueden enmascararse con facilidad. Los niños que sufren negligencia grave y aislamiento social pueden presentar problemas cognitivos y de conducta de forma permanente.

Teniendo en consideración la influencia que tiene la familia en el desarrollo integral del niño, es fundamental propiciar un ambiente libre de tensión y violencia, donde exista un equilibrio y se logre brindar las pautas y modelos adecuados que permitan a los hijos actuar adecuadamente, desarrollar las habilidades personales y sociales que perdurarán a lo largo de su vida y que serán reflejados más claramente en ellos cuando formen sus propios hogares.