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Sobre el sentido alfabetizador de la educación.
Si por educación comprendemos los procesos de
circulación cultural, que tienen lugar a partir de las
relaciones educativas y cuya dinámica habilita la
construcción de nuevos sentidos y/o reproducción del
status quo, la distribución de los signos o patrimonio
cultural más significativo a todos los ciudadanos
continua siendo la clave fundamental para garantizar
el derecho a la educación. Privarnos o privar a los
ciudadanos del patrimonio mencionado es comprometer las posibilidades de
su participación real en la vida social y en aquellos ámbitos decisionales y/o
políticos que nos involucran como ciudadanos. Una postura de esta
naturaleza también es coherente con el significado originario del término
alfabetización el cual se vincula a las dos primeras letras del alfabeto
griego, empleadas también como recursos simbólicos para significar
aspectos centrales de la vida de la polis, a saber: alfa y beta. El posibilitar o
facilitar el acceso a este y otros universos de signos de una cultura
trasciende el sentido etimológico de la palabra alfabetización, por lo cual
podríamos decir que la alfabetización consiste en la apropiación de los
códigos de acceso a uno o múltiples lenguajes, así como las construcciones
discursivas que tiene lugar a partir de los mismos1.
Por defecto más que por virtud, la palabra alfabetización se ha visto
restringida principalmente a la enseñanza de los lenguajes naturales o
históricos (en sus modalidades orales/escrituras) y del matemático, así
como del discurso científico. Este es uno de los motivos por los cuales casi
la totalidad de los sistemas educativos ordenan sus currículos priorizando
los idiomas y las matemáticas. En estrecho vínculo con los saberes
antedichos las ciencias fácticas y las humanidades ocupan los niveles
siguientes. En general las artes, cuando son contempladas, se ubican en los
últimos lugares de la “pirámide” curricular. En algunos casos, inclusive se
suele restringir el uso de la palabra alfabetización únicamente a la 1 Las categorías lenguajes y discursos están usadas en el sentido propuesto por Wittgenstein y Bajtin respectivamente. Desde dicha perspectiva los lenguajes y discursos forman parte de una actividad, de una forma de vida relacionada a la existencia concreta de los sujetos, cuyo significado dependen de su uso por lo cual el contexto está integrado a la propia acción lingüística y discursiva. Ahora bien, desde la semiótica podemos hablar de la existencia de lenguajes y género discursivos más allá de los lenguajes estrictamente naturales o históricos, lo cual nos habilitaría a ampliar el concepto de alfabetización a otros sistemas sintácticos que cumplan con el requisito de suficiente generalidad y/o uso social.
capacidad de leer, escribir y calcular. Con lo dicho no desconocemos que en
un propuesta educativa dichos lenguajes siguen siendo fundamentales, sino
que sostenemos que las actuales propuestas alfabetizadoras deben
incorporar otros lenguajes y llevar la reflexión hacia otros discursos más allá
de los mencionados.
La ampliación del concepto de alfabetización a otros lenguajes y discursos,
implica habilitar la posibilidad de pensar sentidos y relaciones no
convencionales de categorías como alfabetización, lenguaje, discurso,
cultura y trabajo. Al respecto posturas que conciben al lenguaje y los
discursos como elementos integrantes de la cultura nos pueden ayudar a
conceptualizarla como un conjunto variado de signos y construcciones
discursivas. De lo anterior no solo se desprende una comprensión amplia del
lenguaje más allá de los naturales, sino que además se nos abre la
posibilidad de comprender a la cultura como un conjunto de lenguajes y
discursos que integran el universo semiótico de una sociedad o grupo
determinado.
En estrecho vínculo con el concepto de cultura, la comprensión del trabajo
como la acción transformadora de los seres humanos en relación con el
mundo (los otros, consigo mismo y con su entorno global e inmediato), lo
ubica como una modalidad central de generación de cultura, trascendiendo
de esta manera la identificación del trabajo con lo laboral. Con esto no
pretendemos desconocer la importancia de la dimensión laboral de nuestras
sociedades contemporáneas, sino que simplemente sostenemos que el
concepto de trabajo comprende lo laboral pero no se reduce a ello. Por lo
tanto, comprender a la educación como una tarea de alfabetización en los
lenguajes y discursos más significativos de nuestra cultura nos parece una
perspectiva, que sin desconocer los aspectos antes mencionados, nos
“conecta” con un vasto patrimonio cultural.
Sobre los lenguajes y discursos que debe comprender
actualmente la alfabetización
Haciéndonos eco de la antedicha “dilatación” de los límites de conceptos
como cultura, lenguaje y discurso, hemos sostenido que la tarea de la
alfabetización consiste en el acceso a los lenguajes y discursos más
significativos de nuestra cultura. Al respecto nos resultan inspiradoras la
máxima propuesta por Wittgenstein “Los límites de mi lenguaje
significan los límites de mi mundo” (1922). Justamente de esto trata la
alfabetización, posibilitar a los sujetos el acceso al mayor número de
lenguajes y discursos (o al menos los más significativos) para que puedan
integrarse y habitar la mayor cantidad de mundos y/o culturas posibles.
Ahora bien, ¿hay lenguajes-discursos que tengan mayor poder integrador
que otros?
Continuar respondiendo a estas interrogantes es lo que inspira la iniciativa
del presente Seminario, desde el momento que los sistemas educativos
democráticos deben encargarse de la distribución de estos lenguajes y
discursos. En la coyuntura uruguaya consideramos que hay una serie de
lenguajes que si bien pueden no ser los únicos, no pueden estar ausentes
del currículo de una educación media básica: el oral/escrito, el matemático,
el artístico y el corporal. En el mismo sentido los discursos que ocupan un
lugar central en el vasto patrimonio cultural de nuestras sociedades son el
ético/democrático basado en una praxis de los Derechos Humanos, el
científico, el tecnológico/digital y los relacionados con el trabajo.
En relación a lo anterior, un currículo educativo básico justamente nos tiene
que brindar el “A, B, C”, o sea, los elementos necesarios para apropiarnos
y/o profundizar en los mencionados lenguajes y discursos, sin los cuales
quedamos al margen y privados de participar de los mundos más
significativos de nuestra cultura. El no acceso de los ciudadanos a estos
lenguajes y discursos cuestiona los sentidos de los sistemas educativos,
desde el momento que dichos lenguajes y discursos son los que nos
habilitan a participar de una herencia a la que tenemos derecho y en las
decisiones que forjan los mundos personales y colectivos actuales y
posibles.
El mencionado Seminario contará dentro de sus actividades centrales con
jornadas de exposiciones e instancia de diálogo en las cuales se presentará
un marco general del encuentro y se abordará el conjunto de lenguajes y
discursos propuestos como constitutivos del actual proceso de
reconfiguración del significado y sentido alfabetizador de la educación en
general y de la EMB en particular.
Objetivos
Generar un espacio de diálogo sobre la situación, características y fines de
la Educación Media.
Contribuir y profundizar en la dimensión alfabetizadora de la educación.
Metodología y solicitud a los panelistas.
El Seminario contará con tres momentos:
Dos días de trabajo en torno a la presentación de cada uno de los
lenguajes y discursos propuestos anteriormente.
Una publicación que sistematizará las conferencias trabajadas
Una presentación de la publicación.
En función de lo anterior se le solicitará a cada panelista una presentación y
un artículo según los criterios que se comunicarán oportunamente. Los
artículos deberán ser enviados dos meses antes de la fecha de comienzo de
la actividad de exposición de las conferencias.
Las presentaciones y los artículos deberán abordar necesariamente los
siguientes cuatro puntos, sin detrimento de que los conferencistas y
panelistas puedan abordar otros temas que consideren pertinentes.
a- Estructuras cognitivas, intuitivas, perceptivas, estéticas, afectivas,
motrices, sociales… que contribuyen a formar y/o desarrollar el
lenguaje o discurso a ser trabajado.
b- Contenidos básicos que deben estar presentes en la enseñanza de
dichos lenguajes y/o discursos.
c- Formas, modalidades y/o metodologías de enseñanza del lenguaje y/o
discurso objeto de la presentación
d- ¿Considera que el lenguaje y/o discurso sobre el cual trabajó se
relaciona de alguna manera con los demás?