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EL DESCONTRUCTIVISMO El deconstructivismo es un movimiento arquitectónico que nació a finales de la década de 1980. Se caracteriza por la fragmentación, el proceso de diseño no lineal, el interés por la manipulación de las ideas de la superficie de las estructuras y, en apariencia, de la geometría no euclidiana, (por ejemplo, formas no rectilíneas) que se emplean para distorsionar y dislocar algunos de los principios elementales de la arquitectura como la estructura y la envolvente del edificio. La apariencia visual final de los edificios de la escuela deconstructivista se caracteriza por una estimulante impredecibilidad y un caos controlado. Tiene su base en el movimiento teórico-literario también llamado deconstrucción. El nombre también deriva del constructivismo ruso que existió durante la década de 1920 de donde retoma alguna de su inspiración formal. Vista del Centro Cívico del Bicentenario. Fue inaugurado en el año 2011 en la ciudad de Córdoba, Argentina. Algunos acontecimientos importantes en la historia del movimiento deconstructivista fueron el concurso internacional del parisino Parc de la Villette (especialmente la participación de Jacques Derrida y Peter Eisenman2 y el primer premio de Bernard Tschumi), la exposición de 1988 del Museo de Arte Moderno de Nueva York Deconstructivist Architecture, organizada por Philip Johnson y Mark Wigley, y la inauguración en 1989 del Wexner Center for the Arts en Columbus, diseñado por Peter Eisenman. El Imperial War Museum North de Daniel Libeskind, en Mánchester consta de tres volúmenes curvos que aparentemente se intersecan. Desde dicha exposición muchos de los arquitectos asociados al deconstructivismo se han distanciado del término. Sin embargo esta denominación cuajó y su uso actual abarca una tendencia general de la arquitectura contemporánea.

Descontructivismo diseño teresa ferreño

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EL DESCONTRUCTIVISMO

El deconstructivismo es un movimiento arquitectónico que nació a finales de

la década de 1980. Se caracteriza por la fragmentación, el proceso de diseño

no lineal, el interés por la manipulación de las ideas de la superficie de las

estructuras y, en apariencia, de la geometría no euclidiana, (por ejemplo,

formas no rectilíneas) que se emplean para distorsionar y dislocar algunos de

los principios elementales de la arquitectura como la estructura y la

envolvente del edificio. La apariencia visual final de los edificios de la escuela

deconstructivista se caracteriza por una estimulante impredecibilidad y un

caos controlado. Tiene su base en el movimiento teórico-literario también

llamado deconstrucción. El nombre también deriva del constructivismo ruso

que existió durante la década de 1920 de donde retoma alguna de su

inspiración formal.

Vista del Centro Cívico del Bicentenario. Fue inaugurado en el año 2011 en la

ciudad de Córdoba, Argentina.

Algunos acontecimientos importantes en la historia del movimiento

deconstructivista fueron el concurso internacional del parisino Parc de la

Villette (especialmente la participación de Jacques Derrida y Peter Eisenman2

y el primer premio de Bernard Tschumi), la exposición de 1988 del Museo de

Arte Moderno de Nueva York Deconstructivist Architecture, organizada por

Philip Johnson y Mark Wigley, y la inauguración en 1989 del Wexner Center

for the Arts en Columbus, diseñado por Peter Eisenman.

El Imperial War Museum North de Daniel Libeskind, en Mánchester consta de

tres volúmenes curvos que aparentemente se intersecan.

Desde dicha exposición muchos de los arquitectos asociados al

deconstructivismo se han distanciado del término. Sin embargo esta

denominación cuajó y su uso actual abarca una tendencia general de la

arquitectura contemporánea.

Originalmente, algunos de los arquitectos conocidos como deconstructivistas

estaban influidos por las ideas del filósofo francés Jacques Derrida. Eisenman

mantuvo una relación personal con Derrida, pero de todas formas desarrolló

su aproximación al diseño arquitectónico mucho antes de hacerse

deconstructivista. Según él, el deconstructivismo debe considerarse una

extensión de su interés por el formalismo radical. Algunos seguidores de la

corriente deconstructivista estaban también influidos por la experimentación

formal y los desequilibrios geométricos de los constructivistas rusos.

El deconstructivismo incluye ideas de fragmentación, procesos no lineales,

procesos de diseño, geometría no euclidiana, negando polaridades como la

estructura y el recubrimiento. La apariencia visual de los edificios de este

estilo se caracteriza por un caos controlado. Muchos críticos del

deconstructivismo ven esto como un mero ejercicio formal con poco

significado social.

Modernismo y postmodernismo

Biblioteca Central de Seattle, de Rem Koolhaas. La biblioteca, de aspecto

llamativo, consiste en varias “plataformas flotantes” aparentemente

envueltas en una gran red de acero sobre una piel de vídrio.

El deconstructivismo desempeña, en la arquitectura moderna, un papel

opuesto a la racionalidad ordenada del modernismo y al postmodernismo.

Aunque tanto los postmodernistas como los deconstructivistas publicaron

sus teorías conjuntamente en la revista Oppositions , estos artículos abrieron

también una brecha decisiva entre ambos movimientos. Los

deconstructivistas adoptaron una postura de confrontación contra la

arquitectura establecida y la historia de la arquitectura, mostrando su deseo

de desensamblar la arquitectura.3 Mientras que los postmodernistas

volvieron a abrazar las referencias históricas que el modernismo rechazaba,

el deconstructivismo rechaza la aceptación postmoderna de estas

referencias. También rechaza la idea de ornamento como decoración. Estos

principios hacen que el deconstructivista se alinee con las ideas de

anti-historicismo modernista.

Además de las Oppositions, otro texto que ha separado el deconstructivismo

del deshilachamiento del modernismo y el postmodernismo fue la

publicación de Complexity and Contradiction in architecture (1966) de Robert

Venturi. Esta obra, definitiva tanto para el postmodernismo como para el

deconstructivismo ataca la puridad, claridad y simplicidad del modernismo.

Tras su publicación, el funcionalismo y el racionalismo, las dos ramas

principales del modernismo, fueron derrocadas como paradigmas de acuerdo

con el postmodernismo y el deconstructivismo, pero de fomas distintas. La

lectura postmoderna de Venturi fue que la ornamentación y la alusión

histórica añadía una riqueza a la arquitectura. Algunos arquitectos

postmodernos intentaron reaplicar la ornamentación incluso a edificaciones

económicas, un esfuerzo ilustrado por el concepto de Venturi de “la barraca

decorada''.

La lectura deconstructivista de Complexity and Contradiction es bastante

diferente. El edificio básico era el sujeto de los problemas y lo intrincado del

deconstructivismo, sin desprenderse de la ornamentación. En lugar de

separar ornamento y función, como los postmodernistas, se cuestionaron los

aspectos funcionales de los edificios. La geometría era a los

deconstructivistas lo que el ornamento para los postmodernistas como

Venturi, el sujeto de la complicación, y esta complicación de la geometría se

aplicó, finalmente, a los aspectos funcionales, estructurales y espaciales de

los edificios deconstructivistas. Un ejemplo de la complejidad

deconstructivista es el Vitra Design Museum de Frank Gehry en

Weil-am-Rhein, que toma el típico cubo blanco sin ornamentación de las

galerías de arte modernistas y lo deconstruye, empleando geometrías que

recuerdan al cubismo y al expresionismo abstracto. Esto subvierte los

aspectos funcionales de la simplicidad modernista a la vez que toma el

modernismo, particularmente en su estilo internacional, del que la superficie

estucada blanca es una reminiscencia, como punto de partida. Otro ejemplo

de la lectura deconstructivista de Complexity and Contradiction es el Center

for the Arts de Peter Eisenman. El Wexner Center toma la forma arquetípica

del castillo y la imbuye de complejidad en una serie de cortes y

fragmentaciones. Una rejilla tridimensional recorre arbitrariamente el

edificio. La rejilla, una referencia al modernismo, colisiona con la antigüedad

medieval del castillo.

Filosofía deconstructivista

El camino principal de la filosofía deconstructivista a la teoría arquitectónica

transcurre a través de la influencia del filósofo Jacques Derrida sobre Peter

Eisenman. Eisenman trazó las bases filosóficas del movimiento literario de la

deconstrucción, y colaboró directamente con Derrida en algunos proyectos,

como la participación en el concurso del Parque de la Villette.2 Tanto Derrida

y Eisenman, como Libeskind5 estaban preocupados con la «metafísica de la

presencia», y este es el sujeto principal de la filosofía deconstructivista en la

teoría arquitectónica. La presuposición realizada es que la arquitectura es un

lenguaje capaz de comunicar el sentido y ser tratado por los métodos de la

filosofía del lenguaje.6 La dialéctica de la presencia y la ausencia, o lo sólido y

lo vacío, aparece en muchos proyectos de Eisenman. Tanto Derrida como

Eisenman creían que el locus, o el lugar de la presencia, es arquitectura, y se

encuentra la misma dialéctica de la presencia y la ausencia en la construcción

y la deconstrucción.

Según Derrida, se desempeña mejor la lectura cuando se está ante

estructuras narrativas clásicas. Cualquier deconstrucción arquitectónica

necesita de la existencia de un arquetipo de construcción particular, una

expectativa convencional fuertemente establecida sobre la que jugar con la

flexibilidad de las normas.7 El diseño de la propia residencia de Frank Gehry

en Santa Mónica (desde el 78), ha sido citado como una variación prototípica

alrededor de un tema estándar: empezando con una casa ordinaria en un

vecindario ordinario.

Monumento a los judíos de Europa asesinados, de Peter Eisenman y Buro

Happold, diseñado para producir una atmósfera molesta y confusa. La

escultura trata de representar un sistema supuestamente ordenado que ha

perdido el contacto con la razón humana.

Además de la concepción metafísica de Derrida acerca de la metafísica de la

presencia y la deconstrucción, sus nociones de traza y borrado, encarnadas

en su filosofía de la escritura y la arqui-escritura encontraron su camino en

las memorias deconstructivistas. Daniel Libeskind concibió muchos de sus

primeros proyectos como una forma de escritura o un tratado sobre la

escritura y a menudo trabajó con caligramas. Realizó escultura

arquitectónicas a partir de libros y a menudo cubrió los modelos con textos,

refiriendo abiertamente su arquitectura a la escritura. Libeskind puso en

práctica las nociones de traza y borrado en su proyecto del Museo Judío de

Berlín. El museo está concebido como la traza del borrado del Holocausto, e

intenta que su sujeto sea legible y conmovedor. Los monumentos de Maya

Lin a los veteranos del Vietnam y de Eisenman a los judíos asesinados en

Europa reflejan también los temas de la traza y el borrado.

Constructivismo y futurismo ruso

Otra corriente mayor de la arquitectura deconstructivista se inspira en el

constructivismo y el futurismo ruso de principios del siglo XX, y tanto en sus

artes gráfias como en su arquitectura visionaria, de la que se llegaron a

construir pocos edificios.

Los artistas Naum Gabo, El Lissitzky, Kasimir Malevich y Alexander Rodchenko

influyeron en el uso de las formas geométricas de la arquitectura

deconstructivista de Zaha Hadid y Coop Himmelblau. Tanto el

deconstructivismo como el constructivismo muestran una preocupación con

la tectónica de los ensamblajes abstractos. Ambos consideraron la simpleza

radical de las formas geométricas el motivo artístico primario, expresado en

las artes gráficas, la escultura y la arquitectura. Sin embargo, la tendencia

constructivista hacia el purismo está ausente en el deconstuctivismo: la

forma a menudo sufre una deformación cuando la construcción se

deconstruye. También destaca por su ausencia la defensa de las causas

socialistas y colectivistas, indispensables en el constructivismo ruso.

Los motivos gráficos primarios del constructivismo eran la barra rectangular y

la cuña triangular, el cuadrado y el círculo.

La rotura simbólica de la pared efectuada por la intruducción de motivos

constructivistas de barras inclinadas y cruzadas establece una subversión de

la pared que define a la propia barra..

Este caos aparente en realidad construye las paredes que defienen la barra;

es la estructura. El desorden interno produce la barra a la vez que la divide

como heridas abiertas a lo largo de su longitud.

El estructuralismo desnudo de los arquitectos Ivan Leonidov, Konstantín

Mélnikov, Alexander Vesnin y Vladímir Tatlin también tuvo su impacto en los

arquitectos deconstructivistas, sobre todo en Rem Koolhaas. Sus últimos

trabajos parecen encarnar el proceso de la construcción. Terminan los

aspectos temporales y transicionales de los edificios, los andamios y las grúas

necesarias en la edificaciones de gran tamaño.

Arte contemporáneo

Dos corrientes del arte moderno, el minimalismo y el cubismo han ejercido

una gran influencia en el deconstructivismo. El cubismo analítico tuvo un

gran efecto en el deconstructivismo, pues las formas y el contenido se

diseccionan y son vistas desde diferentes perspectivas simultáneamente. La

sincronía del espacio disjunto es evidente en muchas obras de Frank Gehry y

Bernard Tschumi. Sin embargo, el cubismo sintético, con su aplicación en el

arte encontrado, no ejerció una influencia tan grande en el

deconstructivismo como el cubismo analítico, aunque también se encuentra

en las primeras obras de Frank Gehry. El deconstructivismo también

comparte con el minimalismo una ausencia de referencias culturales.

También recibe a menudo la influencia de las nociones minimalistas de arte

conceptual.

Partiendo de su tendencia hacia la deformación y la dislocación se pueden

encontrar aspectos del expresionismo y de la arquitectura expresionista

asociados al deconstructivismo. A veces el deconstructivismo refleja

variedades del expresionismo, como el neoexpresionismo y el expresionismo

abstracto.

Muchos artistas de las décadas de 1980 y 1990 realizaron obras que

influyeron o tomaron parte en el movimiento deconstructivista. Maya Lin y

Rachel Whiteread son dos de estos casos. El proyecto de Lin de 1982 del

Monumento a los Veteranos del Vietnam, con sus bloques de hormigón es

uno. Su forma fragmentada y la reducción del contenido a un texto

minimalista influyó en el deconstructivismo, en su sentido de la

fragmentación y el énfasis en la lectura del monumento. Lin también realizó

obras para el Centro Wexner de Eisenman.

Exposición de 1988 del MOMA

Philip Johnson, arquitecto y exdirector del Departamento de Arquitectura y

Diseño, el Museo de Arte Moderno, en asociación con Mark Wigley,

arquitecto y profesor en Princeton University, coordinado por Frederieke

Taylor organizaron la exposición del MOMA de 1988 titulada Deconstructivist

architecture, que cristalizó el movimiento y dio fama y notoriedad a sus

integrantes. Esta es la tercera de las cinco exposiciones de arquitectura en el

programa de arquitectura Gerald D. Hines Interests del Museo. Concebido

para examinar la situación actual de la arquitectura, el programa contiene la

publicación de catálogos para acompañar las exposiciones, así como

conferencias y simposios. La exposición incluyó dibujos, modelos y planes de

sitio para los últimos proyectos. Sus obras fueron precedidas de una sección

introductoria de pinturas constructivistas y esculturas proceden de la

colección del Museo. Los arquitectos que presentaron obras en la exposición

fueron Peter Eisenman, Frank Gehry, Zaha Hadid, Coop Himmelb(l)au, Rem

Koolhaas, Daniel Libeskind y Bernard Tschumi. Mark Wigley escribió un

ensayo en el que trató de mostrar los aspectos comunes de los diferentes

arquitectos.

Los proyectos de esta exposición marcan una sensibilidad diferente, una en la

que el sueño de la forma pura ha sido perturbada.

Peter Eisenman: Biology Center for the University of Frankfurt,

competition, 1987

Frank Gehry: Gehry House, Santa Monica, 1977-87 y Familian

Residence, Santa Monica, 1978

Zaha Hadid: The Peak, competition, Hong Kong, 1983

Rem Koolhaas: Rotterdam Building and Tower, commission, 1981

Daniel Libeskind: City Edge Competition, Berlin, 1987

Bernard Tschumi: Park de la Villette, competition, Paris, 1982

Principios comunes en la arquitectura deconstructivista

El movimiento deconstructivista posee diversas características comunes,

entre ellas podemos encontrar el intento por liberar la arquitectura de las

reglas modernas, o más que eso, de las reglas en su totalidad; los teóricos

creen que no hay un único molde para crear la buena arquitectura entonces

esta no debe ser reglamentada. Otro punto, se oponen al racionalismo del

lenguaje, es que las cosas posen más do que un significado, cada uno

interpreta de su manera. Lo mismo pasa con el concepto de estética, ¿por

qué lo bonito es lo clásico? ¿O lo moderno?, la concepción de belleza cambia,

la raíz del agrado o del significado viene de diversos lugares, de la cultura, de

la historia, de la política, de lo cotidiano, tornando la sistematización

complicada. Esa nueva teoría arquitectónica viene con el intuito de crear una

revisión de todos los conceptos, que hasta ahora, eran vistos como verdad

absoluta.

Cuatro puntos, que están conectados, son muy importantes para el

movimiento: la distorsión de los principios elementales y los procesos no

lineales, hacen un cambio en el plano cartesiano. Las ideas de fragmentación,

la ruptura con el entendimiento inmediato y la geometría no euclidiana

transforman el punto de la perspectiva que antes era claro en una imagen de

indagación rompiendo con el enfoque principal.

Autores principales

El movimiento deconstructivista, como explicado anteriormente, fue basado

en distintas influencias, como el filósofo Jaques Derrida, las vanguardias y el

constructivismo Ruso. Con eso, es posible percibir, al estudiar las obras de los

principales arquitectos del movimiento, que el desconstrutivismo fue

abordado de distintas formas diferenciando sus obras. Algunos de los

arquitectos que se destacaran son: Peter Eisenman, Zaha Hadid, Frank Gehry,

Rem Koolhaas, Daniel Libeskind, y Bernard Tschumi.

Bernard Tschumi

Bernard Tschumi es uno de los arquitectos que mejor trabaja con la filosofía

deconstructivista de Derrida, él la interpreta:

' Si hoy en día, dice Tschumi, estaciones ferroviarias se transforman en

museos e iglesias en discotecas, debemos estar a la altura de esta

extraordinaria intercambiabilidad de formas y funciones y de la pérdida de la

tradicional relación de causa y efecto santificada por el Modernismo. La

forma no sigue más a la función. Si la respectiva contaminación de todas las

categorías, las constantes substituciones y confusiones de géneros son las

nuevas directivas de nuestra época, lo mejor sería tomarlas en nuestro

provecho. '

Actualmente es esa estrategia de programas múltiplos es constantemente

usado, la forma no segué más a función, principalmente porque la función no

es más única, un único espacio puede ser destinado a distintas actividades.

Con estrategias como la programación cruzada (espacio usado para un

programa particular, que no fue construido para el mismo), la

transprogramación (combinación, en el mismo espacio, de dos programas,

mismo eses siendo incompatibles) y la desprogramación (combinación de

programas con una contaminación del programa A en el B), el arquitecto crea

espacios de programas múltiples, rompiendo así con las oposiciones básicas

de la arquitectura en que ocurre una relación directa entre la causa y la

resolución, como forma y función, creando otra analogía a lo filósofo Derida

que intentaba romper con el lenguaje. Tshumi entiende que el significado

viene de interpretaciones personales, y esto cambia de persona por persona,

cuando se proyecta, en su opinión, debe pensar en las circunstancias

sociales, políticas y culturales.

Estudio de caso: Parque de la Villette

El Parque de la Villette es un proyecto que posee una superficie de más de

uno kilómetro de longitud y setecientos de anchura y un programa complejo

(talleres, gimnasios, museos, teatros y entre otros), es considerado

deconstructivista desde su concepción. El arquitecto rechazó la idea de

“complemento”, complementar los vacíos de lo preexistente y la idea de

palimpsesto, o sea, expresar lo anterior en las nuevas construcciones,

creando una nueva memoria para el espacio.

El concepto principal fue la improvisación, creando la posibilidad de un

programa que constantemente puede cambiar conforme la necesidad.

Consistiendo de tres sistemas: las superficies, espacios verdes abiertos; las

líneas, los caminos del parque; y los puntos, las construcciones del proyecto,

estructuras rojas que se difieren una de las otras, no poseen un programa

definido, fueran pensadas para abrigar eventos conforme la necesidad del

parque, los puntos son el organizador del espacio y es la característica icónica

del plan.

La deconstrucción en el proyecto esta primeramente en la creación de un

espacio que no posee un único significado, tornando posible que el peatón

crie su propia interpretación de lo que fue vivenciado y entendido. El

siguiente punto es la busca del arquitecto por la creación un espacio

incoherente, contradictorio, así como la experiencia humana. La

superposición de los sistemas, también es deconstructivista, crea una colisión

e interacción entre el sitio, sus caminos y sus construcciones, no hay un ritmo

o una orden clara, es una no-estructuración estructurada. Y por fin, el

rechazo de la adición la arquitectura, el proyecto no necesita de ningún otro

complemento. Ser imprevisto es bueno.

Peter Eisenman

Asi como Bernard Tschumi, Peter Eisenman también es directamente

influenciado pela filosofía de Derida, hasta llegó a trabajar personalmente

con el filósofo. En su proyecto el arquitecto crea distintos planos geométricos

de una manera que el entendimiento no es inmediato, solo es posible

comprender la totalidad de su intención cuando los textos explicativos son

leídos. Todos los conceptos modernistas son afrontados, Eisenman sigue la

teoría y no la forma. Aparte de eso, también proyecta con la psicología,

creando espacios que generan sentimientos, como en Centro de Arte

Moderna de Wexner.

Estudio de caso: Biblioteca Central de Seattle

En el caso de la Biblioteca Central de Seattle, del estudio OMA, observamos

un replanteamiento del concepto de biblioteca y una revolución contra la

concepción tradicional del mismo. El estudio pretendía, según la memoria de

la propuesta, reformular el concepto tradicional de biblioteca adaptándolo a

los nuevos requerimientos de este tipo de instalaciones. La biblioteca ya no

sería una institución dedicada exclusivamente al libro, sino un «almacén de

información». Esta nueva nomenclatura hace referencia a la creciente

importancia en la bibliotecas modernas de los medios de comunicación

audiovisuales alternativos al libro y al cambio progresivo en la interacción del

usuario respecto a estos medios gracias a la tecnología.

Esto se refleja en un programa que da la misma importancia a la organización

del espacio físico de la biblioteca y a la organización de los espacios virtuales

de la misma, concebidos en paralelo como parte de la misma arquitectura. El

sitio web de la biblioteca se organiza de igual forma que el edificio. Un

programa que pretende comprimir el espacio de almacenamiento

aprovechando al máximo las nuevas tecnologías de almacenamiento virtual y

que busca la dualidad de uso entre los nuevos y los tradicionales medios de

comunicación, presentados por igual y de manera legible.

El proyecto supone un proceso hiper-racional de diseño, en el que ideas

racionales adquieren una lógica independiente y dan como resultado

imágenes que parecieran irracionales.

Un aspecto importante del mismo es que confronta la visión tradicional de la

flexibilidad en la arquitectura moderna, que, según Joshua Prince-Ramus,

coautor del proyecto, crea espacios genéricos donde puede darse casi

cualquier actividad pero en la práctica son ocupados por la necesidad más

inmediata, que termina imponiéndose frente a otras actividades. En su lugar,

propone la llamada «flexibilidad compartimentada». La biblioteca está

organizada en distintas secciones dedicadas a tareas específicas. La

flexibilidad se produce dentro de cada sección.

Estructuralmente corresponde a la superposición de dos tipos estructurales:

un sistema de cerchas perimetrales profundas que, aguantadas por pilares

inclinados y unidas a un núcleo de hormigón, permiten formar plataformas

en voladizo y contrapesos y otro formado por la propia estructura en forma

de rejilla metálica de la fachada. Conexiones de deslizamiento especialmente

diseñadas unen lateralmente la rejilla de acero a las armaduras de las

plataformas. Las conexiones fusionan los dos sistemas estructurales, a la vez

que previenen la transferencia de las cargas de gravedad a la rejilla de acero.

El lenguaje icónico y visual está también presente en cierta manera en el

interior del edificio; cada planta posee un acabado distinto según la función y

el uso a los que está destinada, con el fin de enfatizar el diseño basado en

plataformas suspendidas. Se pueden encontrar desde pasillos

completamente revestidos en rojo brillante en el nivel 4, escaleras en naranja

o amarillo chillón, hasta un suelo de 670m2 en el centro de aprendizaje del

nivel 1 tallado en madera con frases en once idiomas diferentes, diseño de

Ann Hamilton, que sugiere una «experiencia táctil del libro en la era digital» o

moquetas numeradas según el sistema Dewey de clasificación que

corresponden a las estanterías adyacentes en la denominada «Espiral de

Libros» de los niveles 6 a 9. Se utilizan, además, consistentemente nombres

no tradicionales que ayudan a hacer la estancia emocionante; la planta

tercera se denomina, por ejemplo, «sala de estar», y la sala de ordenadores

«sala de mezclas».

A pesar de algunas críticas, es indudable que la biblioteca en Seattle es un

éxito social y, como es usual en la obra de Koolhaas y OMA, ha sacudido a la

crítica sobre la forma cómo se percibe tradicionalmente la arquitectura.

Frank Gehry

De todos los movimientos de vanguardia, el cubismo, es lo que más

influencio Gehry, el arquitecto llegó en su propio decostructivismo con la

experimentación de la construcción con materiales baratos. Así como Hadid,

es la geometría y su superposición de sus obras, y la constante tentativas que

torna el arquitecto un deconstructivista.

Comparación

Después de estudiar las obras de cada arquitecto y cuál fue la parte del

movimiento que los influenció queda más claro el entendimiento de las

críticas sobre la clasificación de las obras de Frank Gehry como

deconstructivista. De manera distinta que los proyectistas: Peter Eisenman,

Bernard Tschumi y Daniel Libeskind los arquitectos Zaha Hadid, Frank Gehry y

Rem Koolhaas utilizan los principios del deconstructivismo de manera muy

literal, con formas muy destorcidas y organización caótica.

O sea, el movimiento viene para romper con las reglas arquitectónicas

impuestas hasta ahora e instigar el espectador, pero cuando todo es muy

literal y los arquitectos hacen una destrucción, al revés de una

deconstrucción, puede ser considerado que los principios fueran perdidos en

el desarrollo del proyecto, tornando la estética importante y no los

pensamientos que fueran utilizados en la concepción.

Diseño asistido por computador

El diseño asistido por computador (CAD) es una herramienta esencial en la

actualidad en muchos aspectos de la arquitectura contemporánea, pero la

naturaleza particular del deconstructivismo hace que el empleo de

computadoras sea especialmente pertinente. El modelado tridimensional y

las animaciones (virtuales y físicas) ayudan en la concepción de espacios

complejos, mientras que la capacidad de enlazar modelos computerizados

con la fabricación asistida por computadora (CAM) permite que la producción

en masa de elementos modulares ligeramente diferentes sea asequible. De

forma retrospectiva, muchas de las primeras obras deconstructivistas —los

bocetos de Zaha Hadid, por ejemplo— parecen haber sido concebidas con la

ayuda de una computadora, pero en realidad no fue así. Gehry es conocido

por realizar durante el proceso de diseño muchos modelos físicos

—maquetas— y virtuales —Gehry emplea en su estudio un sofisticado

programa de diseño aeronaútico CATIA. Aunque la computadora ha facilitado

mucho el diseño de formas complejas, no todo lo que tiene aspecto extraño

es “deconstructivista”.

Respuesta crítica

Museo de Arte Weisman de Frank Gehry, 1993.

Desde la publicación de Modern Architecture: A Critical History, de Kenneth

Frampton14 se ha tomado conciencia del papel de la crítica en la teoría

arquitectónica. Como Whilst señala a Derrida como una influencia filosófica,

se puede considerar que el deconstructivimo está tan enraizado en la teoría

crítica como la otra ramificación del postmodernismo, el regionalismo crítico.

Los dos aspectos de la teoría crítica, urgencia y análisis, se encuentran en el

deconstructivismo. Hay una tendencia a re-examinar y criticar otros trabajos

o precedentes del deconstructivismo, y también por situar las cuestiones

estéticas en primer plano. Un ejemplo podría ser el Wexner Center. La teoría

crítica, sin embargo, tenía como corazón una crítica al capitalismo y sus

excesos, y en este aspecto muchos trabajos de los deconstructivistas no

siguen estos principios, pues están realizados por una elite y son

extremadamente costosos.

Los críticos al deconstructivismo lo ven como un ejercicio puramente formal,

de poco contenido social. Kenneth Frampton lo encuentra “elitista y

desprendido”.

Otras críticas son similares a las de la filosofía deconstructivista—que, dado

que el acto de la deconstrucción no es un proceso empírico puede resultar en

cualquier cosa que el arquitecto desee, y por tanto sufre de falta de

consistencia. En los últimos tiempos algunos tienen la sensación de que los

fundamentos filosóficos de los comienzos del movimiento se han perdido.

Otros críticos rechazan la premisa de que la arquitectura sea un lenguaje

capaz de ser el sujeto de la filosofía lingüística o, si consideran que fue un

lenguaje en el pasado critican que ya no lo es.