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3-11-2014 DÍA DE MUERTOS MARÍA GUADALUPE VARGAS HERNÁNDEZ UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE TULANCINGO PROFESOR: JOSÉ RAYMUNDO MUÑOZ ISLAS MATERIA: INFORMÁTICA PARA LOS NEGOCIOS

Dia de muertos

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3-11-2014

DÍA DE MUERTOS MARÍA GUADALUPE VARGAS HERNÁNDEZ

UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE TULANCINGO

PROFESOR: JOSÉ RAYMUNDO MUÑOZ ISLAS MATERIA: INFORMÁTICA PARA LOS NEGOCIOS

Contenido DÍA DE MUERTOS .......................................................................................................................... a

Historia del Día de Muertos en México ..................................................................................... A

Xantolo ........................................................................................................................................... iv

El Xantolo, la fiesta del Día de Muertos en Hidalgo ................................................................ II

COMO CELEBRO EL DÍA DE MUERTOS CON MI FAMILIA ............................................... 1

OPINIÓN SOBRE EL TEMA ................................................................................................... - 4 -

a

DÍA DE MUERTOS El Día de Muertos es una celebración mexicana que honra a los ancestros durante el 2

de noviembre, coincidiendo con la celebración católica del Día de los Fieles Difuntos.

Aunque se ve primariamente como una festividad mexicana, también se celebra en mu-

chas comunidades de los Estados Unidos donde existe una gran población México-ame-

ricana, y en una menor medida también se celebra en algunas partes de Latinoamérica.

A pesar de ser un tema morboso, esta festividad se celebra alegremente, y aunque ocurre

en fechas cercanas al Día de Todos Los Santos, y al Día de todas las Almas, en lugar de

sentirse temerosos de espíritus malévolos, el humor en el día de los muertos es mucho

más relajado, similar al Halloween, con un mayor énfasis en la celebración, pero hon-

rando las vidas de los difuntos.

Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México, pueden ser trazados hasta

la época de los indígenas de Mesoamérica, tales como los Aztecas, Mayas, Purépechas,

Nahuas y Totonacas. Los rituales que celebran las vidas de los ancestros se realizaron

por estas civilizaciones por lo menos durante los últimos 3,000 años. En la era prehispá-

nica era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante

los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.

El festival que se convirtió en el Día de Muertos cayó en el noveno el mes del calendario

solar azteca, cerca del inicio de agosto, y era celebrado durante un mes completo. Las

festividades eran presididas por el dios Mictecacihuatl, conocido como la "Dama de la

muerte" (actualmente corresponde con "la Catrina"). Las festividades eran dedicadas a

la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos

b

Cuando los conquistadores españoles llegaron a América en el siglo XV, ellos estuvieron

aterrados por las practicas paganas de los indígenas, y en un intento de convertir a los

nativos americanos al catolicismo movieron el festival hacia fechas en el inicio de noviem-

bre para que coincidiesen con las festividades católicas del Día de todos los Santos y

Todas las Almas. El Día de Todos los Santos es un día después de Halloween, donde

este último fue también un ritual pagano de Samhain, el día céltico del banquete de los

muertos. Los españoles combinaron las costumbres de Halloween con el festival similar

mesoamericano, creando de este modo el Día de Muertos.

Cercana a esta celebración se encuentra el Día de Todos Los Santos, Día de Todos Los

Santos, fiesta religiosa que se celebra en muchos países de tradición cristiana. En los

países de tradición católica, se celebra el 1 de noviembre; mientras que en la Iglesia

Ortodoxa se celebra el primer domingo después del Pentecostés. En ella se veneran a

todos los santos que no tienen una fiesta propia en el calendario eclesial. Por tradición

es un día feriado no laborable.

c

Existen versiones que señalan que esta fecha fue establecida como una respuesta ante

la celebración pagana del 31 de octubre. Pero estas versiones no resultan muy sólidas

por cuanto la celebración del "Halloween" o "día de las brujas" es una festividad prove-

niente de los Estados Unidos de América. En España, dentro de la tradición católica se

realiza una visita donde yacen los seres queridos. En Cataluña se celebra la denominada

castanyada en la que se comen boniatos, castañas y panellets. En México se hacen

ofrendas para agasajar a los fallecidos y celebrar esos dos días, que se quitan el día 2

por la noche, pudiéndose consumir en ese momento.

A

Historia del Día de Muertos en México

México se prepara para otra celebración del tradicional Día de Muertos. ¿Conoces la historia del origen de la celebración?

Día de Muertos en México

Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México se remontan a la época de los indígenas de Mesoamérica. Los

rituales llevados a cabo por los aztecas, mayas, purépechas, nahuas y totonacas celebraban la vida de los ancestros y estimaban

que la muerte era solo el final de una etapa, ya que la vida se extendía en otro universo. Dichos rituales se realizaron por al

menos 3 mil años.

El festival que se convirtió en el Día de Muertos cayó en el noveno mes del calendario solar azteca, cerca del inicio de agosto, y

era celebrado durante un mes completo. Las festividades eran dedicadas a los niños y las vidas de los parientes fallecidos y

estaban presididas por la diosa Mictecacihuatl, también llamada "Dama de la muerte", esposa de Mictlantecuhtli, señor de la

tierra de los muertos. Esta deidad es actualmente conocida como "la Catrina", personaje de José Guadalupe Posada.

En el siglo XV, las tradiciones indígenas relacionadas con la muerte asustaron a los conquistadores españoles, quienes intenta-

ron convertir a los nativos americanos al catolicismo. En su afán por eliminar dichas prácticas, movieron el festival del Día de

Muertos hacia noviembre, para que coincidiese con el Día de todos los Santos.

iv

Xantolo

Dentro de la región de la Huasteca hidalguense se celebra el día de muertos como pocos

lugares en nuestro país. El Xantolo (palabra introducida al náhuatl por la deformación de

la frase lanita festiumominum sanctorum, que quiere decir fiesta de todos los santos), la

tradición más importante de esta región, la cual aún se mantiene muy arraigada. Este

peculiar culto a los muertos, en el que se les recuerda y venera de manera especial.

Acompañada de danzas, cantos y típicos platillos, la celebración del Xantolo o Día de

Muertos en la Huasteca Hidalguense se caracteriza por la devoción, el esmero y la unión

con que los habitantes de las pequeñas comunidades que esperan la llegada de sus

familiares y amigos que ya no se encuentran con ellos.

II

El Xantolo, la fiesta del Día de Muertos en Hidalgo

La fiesta de muertos en la huasteca hidalguense (Xantolo), sorprende por su colorido a través de los años. En Macustepetla,

Huautla, Coatlila, Huazalingo, Huejutla y Atlapexco, la celebración es sagrada.

Éstas son las impresiones de un (malogrado) viajero enamorado de la luz, el sabor de la comida, la música y los panteones de

esta zona.

Uno nunca la espera tan pronto. Siempre es sorpresiva. Pero ahí está, acechando, seduciendo, llamando, escondiéndose detrás

de las apariencias, y mostrándose disfrazada en las múltiples máscaras sonrientes que enseñan y ocultan, como las que se

pone uno para bailar en los días de fiesta.

Una tarde me tomo desprevenido, justo cuando estaba entretenido en desordenar la rutina; distraído. Siempre sucede lo mismo

cuando ocurre cosas importantes: a uno lo pillan; como cuando te enamoras que te rodea de golpe una luz vibrante y sopla un

viento vigoroso, y no puedes dejar de verlo y sientes como te rechinan los cimientos... y empiezas a vivir de otra manera: em-

piezas a vivir y a morir.

Mi error fue no reconocerla a tiempo. Te atrae y te rechaza, te sonríe y te cachondea el alma. Ya estás perdido, no podrás

evitarla: empiezas a morir y a vivir.

En ese momento recordé las ocasiones en que vi la luna ponerse tras las montañas, las noche que me abandoné a la plenitud

suprema, los días que gocé hasta el límite un plato bien servido y sabroso... ¿Logré robarle a la vida sus placeres?

III

Son regalos divididos que se ofrecen ocasionalmente, y fue lo único que pude empacar para el cambio de domicilio, con la

esperanza de que no fuera alta la tarifa por exceso de equipaje.

Cuando llegó ese momento tuve la visión de escoger el lugar adecuado:

Tianguis tengo, cerca de Tlahuelompa, la capital de las campanas. Fue un acierto el insistir. En lo alto de una montaña de la

Huasteca hidalguense, frontera indescifrable con la sierra, en la cima de un nudo volcánico donde el tiempo es húmedo, fresco,

con el roció en las alas de los insectos. En ese cementerio multicolor desde el que, en los días claros y luminosos, se pueden

ver a un costado las montañas con nieve, y cuando me atrevo a mirar al cielo lo tengo más cerca u eso me permite volar y flotar

de vez en cuando.

Tengo una ventaja extra. Cada trece lunas llegan danzantes un poco atolondrados pero siempre respetuosos a despertarme

para cruzar al otro lado. La nostalgia es canija.

Las mujeres hilan flores para colgarlas junta al papel picado, preparan la comida para servirla en ollitas de barro recién cocidas,

adornan los altares con frutas tropicales y prenden las velas y el copal.

Preparan la fiesta con esmero. Reciben primero a los chiquitos, a los angelitos y les dan solo tamales de ajonjolí y dulces mientras

les cantan las mañanitas: “...hoy por ser día de los muertos te las cantamos así...”.

Después llegamos a los mayores puntualmente. El camino fosforescente está tapizado de hojas amarillas de cempasúchil, de

tal manera que uno no se extravíe... la memoria se debilita y necesita de referencias que la refresquen. Además, la vista empieza

a dejar de deslumbrarse con la luz... uno camina, flota, siguiendo el brillo polar, el reflejo de siete colores pandeados a punto de

desvanecerse, la luz plateada de los sueños y fantasías y la transparencia de la lluvia cuando es fina y no se siente.

IV

Hay otro gran auxilio: las voces que cantan sin temor las melodías que penetran suavemente con la alegría y tesón.

¡Que placer escucharlas! Es cuando uno empieza a flaquear con la nostalgia.

Voces seductoras que uno finalmente no acaba de olvidar. ¿Para qué? ¿Por qué tendría que hacerlo?, son del pasado, son

carnales, son insistentes, son bocanadas de otra vida. La música es irresistible, la banda de metales y tambores que llaman y

llaman y acaban por prender... la fiesta está preparada y es un gozo acudir con los otros, los que se han quedado sin sentirlo.

Regresar y comer esos tamales, esos inmensos, gloriosos, voluptuosos tamales (zacahuil), acompañados de chocolate con

agua. Y después unos tragos de sotol o pulque... y meterse en la fiesta, ver el recuerdo de facciones casi desconocidas, hurgar

en eso que llamaba amor y dejar que las sombras de las nubes tracen por momentos los rasgos verdaderos sobre esa máscara

inmutables, los accidentes del viento que danzan disfrazados y no paran hasta el día de San Andrés, a finales de noviembre.

Cuando acabamos agotados por el baile, la danza, la música que hipnotiza, y las ollas de comida que empiezan a aparecer con

menos frecuencia, la charla empieza a navegar por causes más rápidos y traicioneros, aunque más excitantes y traicioneros,

aunque más excitantes y sorpresivos. Me preguntan con frecuencia y de soslayo ¿Y, como es la vida aquí tan cerca de Dios y

tan lejos aún de los gringos? Es un tiempo continuo, sincronizado y armónico con la sonrisa de los niños y con la mirada de los

chamanes. Es una espiral hacia fuera, amplia, vasta; una visión panorámica sobre la selva tropical, los ríos, las grutas, las

antenas de los insectos y las orejas de las liebres.

Es una delicia platicar sin prisa y sobresaltos mayores del sabor de la tierra, del color de la penumbra, del eco sordo de las

pisadas del ganado, de los anhelos jóvenes y desbocados, viejos y claridosos. Volver y nunca acabar de sorprenderse de las

resquebrajaduras, crujidos y sopetones que esconden las arrugas y cicatrices... como la tierra que no se empapa de cuando en

vez.

1

COMO CELEBRO EL DÍA DE MUERTOS CON MI FAMILIA

Este lo recordamos poniendo una ofrenda en nuestra casa con las comidas tradicionales

y las cosas que les gustaban a nuestros difuntos. Por ejemplo si al difunto le gustaba el

pulque se le pone un jarro con pulque, lo que nosotros ponemos en nuestra ofrenda son

algunas cosas como, mole, arroz con leche, dulce de camote, atoles, tamales, pan, vela-

doras y fruta entre otra cosas y decoramos la ofrenda con papel picado así como con

flores de cempasúchil.

- 4 -

OPINIÓN SOBRE EL TEMA

En mi opinión esta fecha me parece agradable porque es un día en

el que recordamos a todos nuestros difuntos que un día tuvieron que

abandonar este mundo además me gusta porque esta fecha la cele-

bramos alegremente inventando chistes, calaveritas, etc.

Es una fecha demasiado agradable porque podemos conocer más

sobre otras culturas de como festejan este día y visitar en los pan-

teones las tumbas de nuestros seres queridos para llenarlas de flo-

res.

Lo mejor es cuando termina el día 2 y al otro día se levanta la ofrenda y podemos comer de todo lo que se encuentra en la

ofrenda.