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Discurso de Azaña
1. Clasificación.
Se trata de una fuente histórica directa y de naturaleza político circunstancial, importante para el
conocimiento de las posiciones ideológicas del republicanismo español. El texto es un fragmento de un
discurso de Manuel Azaña pronunciado en el Congreso de los Diputados el 13 de octubre de 1931, en
Madrid, es un documento público. El autor es Manuel Azaña, político español que desempeñó los cargos
de Presidente del Gobierno (1931-33, 1936) y Presidente de la Segunda República entre 1936-39. Fue uno
de los políticos y oradores más importantes de la política española del siglo XX, además de un notable
periodista y escritor. El destinatario son los Diputados del Congreso, elegidos tras las elecciones de junio
de 1931.
2. Analisis
La idea principal del texto es “España ha dejado de ser católica” .El gobierno de la Segunda
República, desde sus primeros días, intenta llevar a cabo una labor modernizadora y transformadora de la
sociedad española, y lo primero que hacen es afrontar el problema religioso, problema secular español,
sobre todo en la política del siglo XIX, con sus vaivenes constitucionales, que encaran con distinto
criterio la confesionalidad del Estado, el presupuesto del culto y clero, la libertad de creencias, etc.
Las siguientes ideas secundarias:
-El problema religioso no es tal, ya que éste “no puede exceder los límites de la conciencia personal”.
Más bien se trata de un problema “hoy político” , por lo que el Gobierno debe “organizar el Estado en
forma tal que quede adecuado a esta fase nueva e histórica el pueblo español” .
-Además del problema religioso, Azaña plantea otros problemas: “el problema de las autonomías
locales, y el problema social en su forma más urgente y aguda, que es la reforma de la propiedad”
-Estos problemas son seculares, consustanciales a la historia o esencia de España: “Ninguno de estos
problemas los ha inventado la República” (10). Pero ahora es cuando por primera vez se abordan con la
pretensión de solucionarlos de una vez por todas. El intento reformista es sincero.
-Esta política reformista es posible porque la ha precedido una “revolución política, es decir, la expulsión
de la dinastía y la restauración de las libertades públicas”: se ha producido el cambio de régimen de la
monarquía a la República.
3. Contexto histórico.
El texto se enmarca en la II República (1931-1936), durante el primer Gobierno Provisional presidido por
Niceto Alcalá Zamora. Las elecciones a Cortes constituyentes son convocadas mediante decreto- ley para
el 28 de junio de 1931. Esta convocatoria se realiza mediante la modificación parcial de la ley electoral de
1907, estableciéndose en veintitrés años la edad para ejercer el voto. Por otra parte, se cambian las
circunscripciones electorales, lo que aumenta el número de diputados elegidos por sistema mayoritario.
Ante la desunión de la derecha, que apenas tiene tiempo para reorganizarse políticamente, la unidad de la
conjunción republicano-socialista y la abstención pedida por la CNT, las elecciones dan un notable
triunfo a las candidaturas de centro-izquierda. El peso de los diferentes partidos representados en la
Asamblea se traduce en la orientación de la nueva Constitución: los partidos republicanos aportan un
sentido autonomista y anticlerical, y el PSOE, una ampliación de los derechos en lo social, garantías de
los servicios públicos y el cuestionamiento de la conveniencia de la propiedad privada.
4. Comentario
La idea principal del texto es la defensa de un estado laico. Ya que Azaña piensa que el tema religioso es
algo de la conciencia personal de cada individuo y no un problema nacional. Para Azaña el problema
político es la constitución del Estado, ya que éste no puede asumir temas ultra terrenos. Más adelante se
muestra contrario a que las órdenes religiosas controlen el sistema educativo español. Ya que estas
defienden una enseñanza arcaica que va contra los principios de una ciencia y de un Estado moderno. Que
es el espíritu que impregna la nueva república española. El debate del texto constitucional y del
controvertido artículo 26, en donde se sanciona el sometimiento de las religiones, en tanto que
asociaciones, al Estado, el artículo establecía la disolución de las mismas y la nacionalización de todos
sus bienes. Tanto la jerarquía católica como varios políticos, entre ellos, Alcalá Zamora (presidente de la
República), reaccionaron negativamente, por lo que se hizo necesario una reformulación del artículo para
no bloquear la formación del gobierno. Azaña con el temor de que tanto Alcalá Zamora como Maura e,
incluso Lerroux, se desvinculasen del gobierno dejando a este exclusivamente en manos de la izquierda,
decidió apoyar esa nueva redacción, en la que se suavizaban los elementos más conflictivos: se
disolverían sólo las órdenes con voto especial de obediencia a una autoridad que no fuese el Estado (los
jesuitas) y se prohibiría el ejercicio de la industria y el comercio para el resto. Así, pues, Azaña expuso su
idea de que el tronco central de la cultura española ya no era católico, y que no había vuelta atrás. Su idea
era que había que sustituir esa religión nacional por otra de carácter laico. De ahí que para Azaña fuese
suficiente con la prohibición a las órdenes religiosas de enseñar y con reclamar la libertad de conciencia
para los ciudadanos. De todo lo anterior, se derivó el hecho de que entre abril y octubre Azaña había
reformado por completo la política militar y religiosa de España. Según avanzan las semanas, la dificultad
para formar gobierno hacía que las miradas se dirigiesen hacia Azaña como posible presidente. La
votación favorable al nuevo artículo sobre la cuestión religiosa provocó la dimisión de Alcalá Zamora,
presidente en aquel momento del primer Gobierno Provisional. Maura, que también había dimitido del
gobierno, apuntó a que solo había dos posibilidades de sustitución: o Lerroux o Azaña- Lerroux desechó
su candidatura y señaló que Azaña era el hombre adecuado, en tanto representaba a un partido minoritario
que podía servir de puente entre los mayoritarios. Sustituyó, por tanto, a Niceto Alcalá Zamora como
presidente del Segundo Gobierno Provisional del a Segunda República, el día 14 de octubre de 1931, al
día siguiente de pronunciar este discurso.
5. Conclusión.
Podemos concluir diciendo que Azaña niega la existencia de un problema religioso en España, el Estado
debe ser laico y evitar la tutela de las conciencias, mientras lo religiosos pertenece al ámbito de la
conciencia personal. Con este discurso enlaza con la corriente anticlerical que en España surgió durante el
Trienio Liberal y estuvo enraizada en los sectores más progresistas, es decir, desde los exaltados del
trienio a los republicanos de la I República o el pensamiento de las principales ideologías del movimiento
obrero: marxismo y anarquismo. Esta postura anticlerical se manifestó unas veces de forma racional y
dialogada, como la “Ley del candado “de Canalejas y de otras de forma violenta, como durante la Semana
Trágica de Barcelona de 1909. En muchos casos este anticlericalismo pretendía superar la
confesionalidad del Estado. Durante el bienio Reformador o social-azañista (1931-1933), Azaña se
encargó de que la República tratase de aminorar la influencia de la Iglesia católica en la sociedad y, más
particularmente, en la educación. En la enseñanza primaria, esta influencia se ejerce a través de las
escuelas parroquiales; en la secundaria, mediante los colegios religiosos, y en la Universidad, con la
Escuela Comercial de Deusto y el Instituto Católico de Artes Industriales, de los jesuitas. Otras de las
leyes que afectan a la relación Iglesia- Estado, son la confiscación parcial de los bienes de la Compañía de
Jesús, la ley de matrimonios civiles, la ley de divorcio, la ley de secularización de los cementerios y el fin
de la actividad docente para las congregaciones religiosas. No obstante, la influencia de la Iglesia siguió
estando presente en la vida política española y es la principal inspiradora de la creación de la fuerza
política Acción Popular, que, inspirada en el cardenal Herrera Oria, se convierte en el núcleo de la
Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), que en 1934 comparte el gobierno con el
Partido Republicano Radical de Lerroux.