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HISTORIAS DE VIDA
Ejemplos tomados del libro “La brújula del
periodistas. Un modelo para enseñar y aprender
periodismo” de Amparo Canedo Guzmán
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1
HISTORIAS DE VIDA
------------------------------------ O -------------------------------------
HISTORIA DE REINA GONZALES ZÚÑIGA (20)
IDEA PRINCIPAL
Reina Gonzales Zúñiga fue operada de la cabeza a los 12 años después de saltar de un
minibús escolar.
CUESTIONARIO
1. ¿Cómo ocurrió el accidente?
2. ¿Por qué saltaste del minibús?
3. ¿Qué pasó después de que saltaste?
4. ¿Te llevaron a un centro de salud?
5. ¿Cuál fue la reacción de tus padres al saber que habías saltado del minibús y te habías
lastimado?
6. ¿Cómo te sentías después del accidente?
7. ¿Qué exámenes médicos te realizaron?
8. ¿Cuál fue el diagnóstico?
9. ¿Cómo sentías tu cabeza?
10. Al margen de tu cabeza, ¿te lastimaste alguna otra parte del cuerpo?
11. ¿Cómo reaccionaste al saber que te operarían?
12. ¿La operación era de riesgo?
13. ¿Cómo te prepararon para la operación?
14. ¿Estabas asustada?
15. ¿Qué pasó después de la operación?
16. ¿Cuánto tiempo estuviste en el hospital?
17. Por favor, describe el cuarto del hospital en el que estuviste internada.
18. ¿Cómo fue la recuperación?
19. Cuéntame qué aspecto tenías a los 12 años. ¿Cómo eras físicamente?
20. ¿Retomaste tu vida con normalidad?
21. ¿Te dejó alguna secuela?
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2
ESQUEMA DE COHERENCIA
1. Reina Gonzales Zúñiga (20) fue operada de la cabeza a los 12 años después de haber
saltado de un minibús escolar.
2. Mide 1,60 metros y viste una blusa café de manga corta, shorts rojos moteados con
círculos blancos y unas sandalias blancas caladas (descripción del personaje).
3. La hazaña había sido planificada para el mediodía del lunes 13 de mayo de 2002,
instantes antes de que llegara a su casa ubicada en Achumani.
4. Los ocupantes, al margen de ella, eran cuatro niños animados con la idea de Reina y el
conductor que no sospechaba lo que sucedería.
5. Reina perdió el conocimiento instantáneamente cuando su cabeza impactó contra el
suelo mientras a su alrededor se armaba un caos.
6. En primera instancia había sido llevada a la clínica Prosalud, pero como era un caso de
posible lesión cerebral, fue derivada a la clínica AMID para una tomografía.
7. El resultado de la primera tomografía mostró una pequeña mancha que no era muy
clara, por lo que debían tomarle otra prueba en el hospital Obrero el miércoles de esa
semana.
8. El estado de Reina era preocupante, así que tuvieron que internarla en el hospital
Materno Infantil.
9. La habitación en que se encontraba internada estaba en el piso nueve, sección de
traumatología del Materno Infantil (descripción del espacio).
10. En el cuarto había dos camas y dos cunas; un niño con dificultades para caminar, una
niña operada de la cabeza y un bebé con problemas de desnutrición.
11. El doctor dispuso su alta médica para el sábado, pero su madre estaba preocupada por
la prueba del miércoles que no se llegó a realizar porque los equipos estaban en
mantenimiento.
12. Se consiguió que el viernes previo a el alta se realizara la tomografía que faltaba y ésta
mostró que la mancha era, en realidad, en un coágulo que se expandía peligrosamente.
13. El encargado de la operación fue el doctor Fernando Criales, quien llevó a cabo una
cirugía de tres horas en la parte frontal izquierda de la cabeza de Reina.
14. Al finalizar la intervención, Reina fue llevada de retorno al Materno Infantil para
comenzar su recuperación.
15. Después de una semana, la mejoría fue notoria, así que se le permitió regresar a su
hogar, quitándole previamente los puntos de la herida de la cabeza.
16. Reina recuerda cómo su madre se afanó por mantenerla lo más segura posible, y le
prohibió que siguiera practicando con la pelota, los patines y la bicicleta.
17. A los dos años del accidente, a Reina le dolía mucho la cabeza, cuya causa era una
arritmia cerebral provocada por la rapidez con que fluía la sangre.
18. Si ella se siente presionada, estresada o deprimida, se le presenta una jaqueca muy
fuerte y, por eso, tiene que llevar una vida tranquila.
------- o ------
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3
LA HISTORIA DE REINA GONZALES ZÚÑIGA
La idea de saltar de un minibús escolar en movimiento llevó a Reina María Gonzales
Zúñiga (20) a la sala de operaciones a sus 12 años, por un coágulo cerebral que se formó
tras golpearse fuertemente en el pavimento.
Reina María mide 1,60 metros. Tiene el cabello ondulado y anochecido con tonos rojos
oscuros, y se extiende hasta sus hombros en una colita que deja ver sus orejas de corazón.
En su cabeza ovalada están unos ojos medianos como almendras que poseen un cierto
brillo de estrellas y sus cejas son líneas finas de carboncillo semiarqueadas. Su nariz del
tamaño de un dedo meñique es alargada y termina redondeada en la punta. Sus labios,
ligeramente acorazonados, tienen la forma de un diente de mandarina. Su sonrisa de
modelo muestra un gesto de alegría. Es ni muy flaca ni muy gorda. Sus piernas cuelgan
unos 80 centímetros y sus brazos se ven suaves como la gasa. Viste una blusa café de
manga corta, shorts rojos moteados con círculos blancos y lleva unas sandalias blancas
caladas.
La hazaña había sido planificada para el mediodía del lunes 13 de mayo de 2002, instantes
antes de que llegara a su casa ubicada en la calle 10 de la Meseta de Achumani. Ella
esperó hasta que la movilidad redujera un poco la velocidad y más o menos calculó dónde
llegaría, pero lo que no imaginó es que ésta era una situación muy riesgosa porque podía
salir herida.
Se preparó un poco temerosa cerca de la puerta de lo que era un minibús beige de tres filas
de asientos, con uno colocado con vista a la parte posterior. Los ocupantes, aparte de ella,
eran cuatro niños que se mostraban animados con la idea, mientras el conductor no
sospechaba lo que iba a suceder.
De un momento a otro, todo ocurrió. Reina perdió el conocimiento instantáneamente
cuando su cabeza impactó contra el suelo. Sólo le contaron que a su alrededor se armó un
caos. La movilidad frenó bruscamente. Ella no presentaba grandes heridas visibles, pero
era necesario trasladarla lo más rápido posible a un centro de salud.
Cuando despertó, estaba muy confundida. No podía caminar. Tenía dolor en la pierna
derecha y en la cabeza, y apenas podía tener los ojos abiertos. A su lado ya se encontraban
sus padres que trataban desesperadamente de mantenerla despierta. En primera
instancia había sido llevada a la clínica Prosalud, pero como era un caso de posible lesión
cerebral, fue derivada a la clínica AMID, para que se le realizara una tomografía.
El resultado de la prueba mostró una pequeña mancha en su cerebro que no era muy clara
y que, probablemente, en algunos días se reabsorbería hasta desaparecer. Sin embargo,
por precaución se le programó una segunda tomografía para el miércoles de esa semana,
esta vez en el hospital Obrero.
El estado de Reina era preocupante porque comenzó a presentar los síntomas de un
traumatismo como náuseas y desequilibrio, razón por la que tuvieron que internarla en el
hospital Materno Infantil. Para tranquilidad de los padres, esta situación aminoró para el
día siguiente.
La habitación en que se encontraba internada estaba en el piso nueve, sección de
traumatología del Materno Infantil. Era un cuarto amplio de unos seis metros cuadrados.
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4
Las paredes estaban pintadas de un color verde pastel con una franja de empapelado con
dibujos animados del pato Donald y Mickey a la altura de 1,40 metros del piso tipo pack.
Las ventanas eran tan amplias que ocupaban casi toda la pared del fondo, permitiendo así
el paso de la luz natural.
En el cuarto había dos camas y dos cunas; en una se encontraba un niño con dificultades
para caminar, en otra una niña operada de la cabeza. También había un bebé con
problemas de desnutrición. Todas las camas tenían al lado izquierdo un velador y una
silla, además, contaban con un cuarto de baño dentro de la habitación. Todo se mantenía a
una temperatura fresca como el clima de Cochabamba, por la calefacción ubicada cerca de
las ventanas.
Cuando llegó el miércoles, Reina se sentía mejor, razón por la que el doctor dispuso su alta
médica para el sábado que se aproximaba. Pero, su madre estaba preocupada porque la
prueba prevista para ese día no pudo concretarse porque los equipos médicos estaban en
mantenimiento. Ella sentía que la decisión del médico era muy apresurada porque notaba
que su hija no se encontraba del todo bien.
Con el esfuerzo e insistencia de la madre se consiguió que el viernes previo a el alta se
realizara la tomografía que faltaba, para así poder sentir mayor tranquilidad, pero los
resultados fueron todo lo contrario, sorpresivamente, la pequeña mancha era, en realidad,
un coágulo que se expandía peligrosamente en la cabeza.
La operación debía realizarse ese mismo día porque había obstrucción en el paso de la
sangre al cerebro, lo que desencadenaría su muerte inmediata. Se habilitó el quirófano del
hospital Obrero. El encargado de la misma fue el doctor Fernando Criales, quien llevó a
cabo una cirugía de tres horas en la parte frontal izquierda de la cabeza.
Al finalizar la intervención, Reina fue trasladada nuevamente al Materno Infantil sin
pasar por terapia intensiva. Comenzó su recuperación que, como ella recuerda, fue
tranquila, pues no sentía dolor alguno y su madre estaba siempre velando por ella.
Después de una semana, la mejoría fue notoria, así que se le permitió regresar a su hogar,
previamente quitándole los puntos de la herida de la cabeza.
Como anécdotas de esta etapa, Reina recuerda cómo su madre se afanó por mantenerla lo
más segura, al rodearla con almohadas para evitar que se hiciera daño y al prohibirle que
siguiera practicando con la pelota, los patines y la bicicleta; además de acompañarla a
clases y esperarla a la salida.
Como secuelas de esta travesura, a los dos años se le presentaron intensos dolores de
cabeza, cuya causa era una arritmia cerebral provocada por la rapidez con que fluía la
sangre en el lado izquierdo con respecto al derecho. Así que tuvieron que iniciarle un
tratamiento de tres años, el que aún no ha terminado.
El golpe que se dio fue en una región del cerebro que controla las emociones, por este
motivo, cuando ella se siente presionada, estresada o deprimida, se le presenta una
jaqueca muy fuerte. Por ello, el médico le recomendó una vida lo más tranquila posible.
Ahora, ella siempre busca la forma de estar feliz.
La historia fue redactada por la alumna Yolanda Barrientos Cortez (21)
[Seleccionar fecha]
5
HISTORIA DE GONZALO SILLERICO OSUNA (20)
IDEA PRINCIPAL
Gonzalo Sillerico Osuna tocó el bajo frente a un público por primera vez a sus 19 años y
aprendió que con esfuerzo los sueños pueden hacerse realidad.
CUESTIONARIO
1. ¿Cómo aprendiste a tocar el bajo?
2. ¿Por qué te llamó la atención este instrumento?
3. ¿A qué edad empezaste a tocar el bajo?
4. ¿Cómo conseguiste tu primer bajo?
5. ¿En qué lugar tocaste por primera vez?
6. ¿Podrías describir en detalle cómo era el lugar en el que actuaste?
7. ¿En qué año fue?
8. ¿Quiénes te acompañaron en el escenario durante la presentación?
9. ¿Qué canción interpretaste?
10. ¿Contaste con el apoyo de tus amigos y familiares?
11. ¿Qué sentiste mientras tocabas frente al público?
12. ¿Qué aspectos positivos y negativos te dejó esa experiencia?
13. ¿Qué significó para ti haber demostrado a los demás tus habilidades con el bajo?
14. ¿Actualmente sigues tocando el bajo?
15. ¿Aprendiste nuevas técnicas y conocimientos sobre música desde aquella presentación?
16. ¿Piensas ingresar en alguna escuela de música para fortalecer tus habilidades
instrumentales?
17. Si se te diera la oportunidad, ¿volverías a tocar frente a un público?
18. ¿Cómo ha contribuido esta experiencia en tu realización personal?
[Seleccionar fecha]
6
ESQUEMA DE COHERENCIA
1. Gonzalo Sillerico Osuna (20) tocó el bajo por primera vez frente a un público a sus 19
años y aprendió que con esfuerzo los sueños se hacen realidad.
2. Es un joven estudiante de piel canela y cabello de ébano que mide 1,70 metros
(descripción del personaje).
3. Un proyecto de la materia Literatura del colegio San Calixto le dio la oportunidad de
interpretar una canción.
4. Gonzalo se caracteriza por tener brazos de luchador y piernas de futbolista (descripción
del personaje).
5. Han pasado dos años desde aquel día que interpretó una canción para el público de su
colegio...
6. Su familia estuvo presente ese día para brindarle su apoyo.
7. El salón donde interpretó la canción era del tamaño de una cancha de fútbol (descripción
del espacio).
8. La canción elegida para esa presentación fue “Hotel California” del grupo
estadounidense de rock The Eagles.
9. Su padre le regaló el primer bajo en su cumpleaños número 19.
10. El año 2008, Gonzalo aprendió a tocar el bajo sólo con la práctica.
11. Gonzalo, hasta la fecha, continúa tocando el bajo.
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LA HISTORIA DE GONZALO SILLERICO OSUNA
Tenía 19 años y llevaba entre sus manos su instrumento musical preferido: el bajo. Era
una noche de octubre de 2008 cuando Gonzalo Sillerico Osuna tocó por primera vez una
canción frente a un público en el colegio San Calixto de la ciudad de La Paz. Gracias a
esta experiencia, él se dio cuenta de que con esfuerzo, entrega y disciplina, los sueños
pueden convertirse en realidad.
Gonzalo mide 1,70 metros. Tiene la piel canela y un cabello de ébano que se extiende hasta
las orejas. Su cuello de águila aguanta a un rostro ovalado. Sus ojos son redondos y llevan
el iris chocolate. Posee pestañas abundantes como el pasto y sus cejas son arqueadas. Su
nariz es recta, de perfil triangular y con la punta redondeada. Sus labios son rosados y
prominentes. Tiene los dientes perlados y rectos.
Gracias a un proyecto de la materia Literatura tuvo la oportunidad de interpretar una
canción frente al público. En dicho trabajo participaron todos los alumnos de último año de
secundaria del colegio, en donde unos se inclinaron por las letras y otros, como Gonzalo,
por la música.
[Seleccionar fecha]
7
Gonzalo posee brazos de luchador y piernas de futbolista. Sus manos son delicadas como
las de un niño de 12 años. Posee un perfil de guerrero con una espalda de Hércules.
Usualmente viste una polera negra, una sudadera con capucha, jeans clásicos y tenis
oscuros.
Han pasado 20 meses desde aquel día en que Gonzalo interpretó una canción para el
público de su colegio. Hoy, a punto de cumplir los 21 años y ya en la universidad, siente el
gran deseo de repetir aquella experiencia que fue única en su vida cuando tenía las manos
frías e inquietas por la ansiedad. Sus ojos tímidos miraban a una gran cantidad de
personas. Pero, tomó el bajo entre sus manos, empezó a acariciar las cuerdas y se olvidó de
todo.
La familia estuvo presente ese día para brindarle su apoyo. Su madre y su hermana
asistieron al auditorio del colegio para verlo tocar. Si bien los nervios lo invadieron por
unos minutos, al entrar en escena se olvidó del miedo y expresó su gran pasión por la
música tocando su instrumento preferido. Recuerda que se sintió muy orgulloso de
demostrar su talento con el bajo a los demás en aquella ocasión.
El salón donde interpretó la canción era del tamaño de una cancha de fútbol. La puerta se
encontraba en el extremo izquierdo del lugar, a dos metros se distribuían docenas de
mesas con personas sentadas alrededor. Unos metros más adelante, una tarima de 80
centímetros de alto sostenía tres amplificadores y detrás de ellos, cinco jóvenes se
aprestaban a salir al escenario.
La canción “Hotel California” del grupo estadounidense de rock The Eagles fue la elegida
para la presentación. Su melodía cautivó a los jóvenes músicos y los sencillos acordes de la
misma fueron la razón por la cual Gonzalo y sus compañeros decidieron interpretarla.
Su padre le dio el primer bajo como regalo de cumpleaños el 18 de julio de 2008. Él conocía
la gran pasión que su hijo sentía por la música rock. El deseo de verlo feliz hizo que
comprara aquel instrumento en 150 dólares en una tienda del centro de la ciudad de La
Paz. La sonrisa de su hijo no tenía precio.
Desde ese día, Gonzalo no dejó de practicar con el instrumento. Cada mañana se encerraba
en su dormitorio para ensayar diferentes canciones. Ponía videos de música rock en inglés,
los cuales acompañaba tocando el bajo. Poco a poco, y sólo con la práctica, adquirió la
habilidad de un verdadero artista.
Actualmente, Gonzalo sigue tocando el bajo. Confiesa que volvería a tocar en su colegio si
se le diera la oportunidad. Para tal meta, ya tiene en mente a algunos compañeros de la
universidad que podrían acompañarlo en próximas presentaciones. No hay duda de que la
música es su pasión y el bajo, el instrumento para vivirlo día a día.
La historia fue redactada por Ana María Ramírez Ramírez (20)