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ENSAYO creadoresadn.blogspot.com EL AUTISMO Y EL PENSAMIENTO VISUAL EL AUTISMO Y EL PENSAMIENTO VISUAL EL AUTISMO Y EL PENSAMIENTO VISUAL POR TEMPLE GRANDIN POR POR TEMPLE GRANDIN TEMPLE GRANDIN 1

El autismo y el pensamiento visual

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El autismo y el pensamiento visual. - Temple Grandinwww.CentroCerritoAzul.comAyuda a ayudar a los niños mas necesitados.

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ENSAYO

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PPienso en imágenes. Las palabras soncomo un segundo idioma para mí.

Traduzco las palabras, tanto las habladas como lasescritas, a películas de cine a todo color, acom-pañadas de sonidos, que pasan por mi mente comouna cinta de video. Cuando alguien me habla, suspalabras se me traducen instantáneamente enimágenes. Quienes piensan básicamente por mediodel lenguaje suelen encontrar que este fenómeno esdifícil de entender, pero el pensamiento visualsignifica una enorme ventaja en mi trabajo comodiseñadora de equipos para la industria ganadera.

Esta forma de pensar me ha permitido construirsistemas completos de manejo animal en miimaginación. Durante mi carrera, he diseñado todotipo de equipos, desde corrales para el trabajoganadero en ranchos hasta sistemas para el manejode vacunos y porcinos durante los tratamientosveterinarios y la matanza. He trabajado para muchasde las principales empresas ganaderas. De hecho, latercera parte del ganado vacuno y porcino de losEE.UU. se maneja con equipos diseñados por mí.Algunas de las personas para quienes he trabajado nisiquiera saben que sus sistemas fueron diseñadospor alguien que es autista. Valoro mi aptitud parapensar visualmente, y no querría perderla por nadaen el mundo.

Uno de los misterios más profundos del autismo hasido la notable capacidad de la mayoría de losautistas para sobresalir en su habilidad visualespacial, al mismo tiempo que su desempeño verbales muy pobre. Cuando yo era niña y adolescente,creía que todos pensaban en imágenes. No tenía ideade que mis procesos de pensamiento eran diferentes.En verdad, no me di cuenta del real alcance de estasdiferencias hasta hace muy poco tiempo, cuandocomencé a preguntar a otras personas, ya sea enreuniones o durante el trabajo, detalles sobre laforma en que accedían a sus recuerdos. De susrespuestas saqué la conclusión de que mi capacidadde visualización excedía ampliamente la de lamayoría de la gente.

Atribuyo a mi capacidad de visualización el habermeayudado a entender a los animales con los que traba-

Jo. Al comienzo de mi carrera, utilizaba una cámarafotográfica para tratar de captar la perspectiva de losanimales cuando avanzaban por la manga para sutratamiento veterinario. Me agachaba y tomabafotografías a lo largo de la manga a la altura de losojos de una vaca. Mediante esas fotos, pude darmecuenta de las cosas que asustaban al ganado, comolas luces y las sombras. En ese entonces, usabapelículas de blanco y negro, porque hace veinte añoslos científicos creían que los bovinos carecían devisión cromática. Hoy en día, la investigación hademostrado que pueden percibir los colores, peroesas fotos me aportaron la ventaja singular de ver elmundo desde el punto de vista de la vaca. Meayudaron a descubrir por qué los animales seresistían a entrar a una manga mientras aceptaban debuen grado hacerlo en otra.

Cada uno de los problemas de diseño que he podidoresolver ha sido por mi capacidad de visualizar y deentender el mundo a través de imágenes. Comencé adiseñar cosas cuando era niña, y me la pasabaexperimentando con nuevos tipos de cometas yaeromodelos. En la escuela primaria, hice unhelicóptero con los restos de un avión de maderabalsa roto. Cuando enrollé la hélice y lo lancé, elhelicóptero voló hacia arriba unos 30 metros.También hacía cometas con formas de pájaros, queremontaba detrás de mi bicicleta. Estas cometas lashacía plegando una hoja gruesa de dibujo, y lasarrastraba con un piolín. Hacía pruebas con formasdiferentes de doblar las alas para mejorar el vuelo deestos modelos. Por ejemplo, aprendí que las cometasvolaban más alto si les doblaba hacia arriba laspuntas de las alas. Este mismo diseño comenzó aaparecer treinta años después en los avionescomerciales.

En mi trabajo actual, antes de empezar a construircualquier instalación, la examino y pongo a pruebaen mi imaginación. Visualizo mis diseños siendousados en todas las situaciones imaginables, conganado de distintos tamaños y razas, bajocondiciones climáticas diferentes. Al hacer esto,puedo corregir fallas antes de construir el sistema.Hoy en día, cualquiera se entusiasma con los nuevosequipos de computación que presentan

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realidades virtuales, en los que el usuario se poneunas anteojeras especiales y se sumerge de lleno enla acción de los juegos de video. Para mí, esosprogramas son como unos dibujos animadosrudimentarios. Mi imaginación trabaja como losprogramas de animación computada que crearonesos dinosaurios que parecían reales en ParqueJurásico. Cuando hago una simulación de un equipoen mi imaginación o trabajo sobre un problema deingeniería, es como si lo viera en una cinta de videoen mi mente. Puedo verlo desde cualquier ángulo,ubicándome por encima o por debajo del equipo yhaciéndolo rotar al mismo tiempo. No necesito unprograma sofisticado de computación gráfica queme genere diseños simulados en tres dimensiones.Lo puedo hacer más rápido en mi cabeza.

Continuamente creo nuevas imágenes tomandomuchos pedacitos de las imágenes que tengo en lavideoteca de mi imaginación, y reagrupándolos enalgo distinto. Tengo recuerdos visuales de cada cosacon la que haya trabajado en mi vida: portones deacero, cercas, cerraduras, paredes de cemento, y asísucesivamente. Para crear nuevos diseños, extraigopiezas y componentes de mi memoria y las combinoen un conjunto nuevo. Mi capacidad para el diseñomejora a medida que agrego más imágenes visualesa mi archivo mental. Voy almacenando imágenessemejantes a un video, ya sea de experienciasconcretas o de mis traducciones de informacionesescritas en imágenes. Puedo visualizar elfuncionamiento de cosas tales como mangas decompresión, rampas de embarque para camiones, ytodos los distintos tipos de equipamientosganaderos. Cuanto más trabajo concretamente conganado y hago funcionar equipos, más poderosos sehacen mis recuerdos visuales.

La primera vez que usé mi videoteca mental fue enuno de mis proyectos iniciales de diseño, cuando seme encargó hacer unas instalaciones de trabajoganadero con un bañadero de inmersión para elcorral de engorde que John Wayne tenía en el RíoRojo de Arizona. El bañadero era una piscina larga yestrecha, de 2 metros de profundidad, que el ganadodebía atravesar en fila india. El agua tenía unpesticida para librar al ganado de garrapatas, piojos

y otros parásitos externos. En ese entonces (1978),los diseños disponibles para bañaderos de inmersióneran muy pobres. Los animales entrabanfrecuentemente en pánico, pues se los forzaba adeslizarse hacia el bañadero a lo largo de unapendiente empinada y resbaladiza de cemento.

El ganado se resistía a zambullirse al agua, y a vecesse caían con las patas para arriba y se ahogaban. Losingenieros que habían diseñado esa pendiente nuncase habían puesto a pensar por qué razón el ganado seasustaba tanto. Lo primero que hice al llegar al corralde engorde fue ponerme en la cabeza de los animalesy mirar todo a través de sus ojos. Debido a que susojos están a los costados de la cabeza, los vacunostienen un campo visual muy amplio. Por ello, mi tarease parecía a recorrer las instalaciones mirando através de una videocámara con gran angular. Yohabía dedicado los seis años anteriores a estudiar laforma en que el ganado bovino percibe su mundo,para lo cual había observado miles de animalesmoviéndose a lo largo de distintas instalaciones detodo Arizona.

Gracias a ese trabajo, para mí fue obvio por qué seasustaban. Esos animales debían sentirse como si selos obligara a saltar por un tobogán de emergencia deun avión, para caer en el mar.

El ganado bovino se asusta ante los contrastes fuertesde luces y sombras, y cuando la gente o las cosas semueven súbitamente a su rededor. He visto animalessiendo manejados en instalaciones idénticas, peroque en un caso las atravesaban sin problemas y en elotro se frenaban constantemente. La única diferenciaentre ellas era su orientación respecto del sol. Elganado se resistía a avanzar cuando el sol formabasombras recortadas a través de la manga. Hasta quehice esta observación, ningún miembro de laindustria del engorde a corral había sido capaz deexplicar por qué una de estas instalacionesveterinarias funcionaba mejor que la otra. Eracuestión de observar los pequeños detalles quehacían una gran diferencia. Para mí, el problema delbañadero de inmersión era aún más obvio.

El paso siguiente para diseñar un sistema mejor fuerecolectar toda la información publicada sobre

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bañaderos de inmersión. Antes de hacer cualquiercosa, siempre reviso lo que se considera másavanzado, para no perder el tiempo reinventando larueda. En esa oportunidad, busqué en laspublicaciones ganaderas, que habitualmente teníanmuy poca información, y en mi videoteca derecuerdos, que solamente contaba con malosdiseños.

De mi experiencia con otros tipos de instalaciones,como las rampas para desembarcar ganado decamiones, yo sabía que los animales descienden sinproblemas si la rampa tiene ranuras que ayudan aque el animal pise con seguridad y no se resbale. Losresbalones les generan pánico y los inducen aretroceder. El desafío era para mí diseñar unaentrada al bañadero que los incitara a avanzar debuen grado y a zambullirse en el agua, que era losuficientemente profunda como para que losanimales se sumergieran totalmente, de modo quelos parásitos, incluyendo los que se les instalan en lasorejas, fueran eliminados.

Comencé a hacer simulaciones visualestridimensionales en mi imaginación. Experimentécon distintos diseños de la entrada, haciendo que elganado pasara por ellos en mi imaginación. Tresimágenes se fusionaron para conformar el diseñodefinitivo: el recuerdo de un bañadero de inmersiónde Yuma, Arizona; un bañadero portátil que habíavisto en una revista; y una rampa de entrada quehabía visto en un dispositivo de inmovilización de laplanta de faena de Swift en Tolleson, Arizona. Lanueva entrada al bañadero de inmersión era unaversión modificada de esta rampa. Mi diseñocontenía tres elementos que nunca habían sidousados antes: una entrada que no asustaría a losanimales, un sistema mejorado de filtrado químico, yel uso de principios de comportamiento animal paraimpedir que el ganado se pusiera demasiadonervioso al salir del bañadero.

Lo primero que hice fue cambiar el piso de la rampa,que era de acero, a uno de cemento. El diseñodefinitivo tenía una rampa con piso de hormigónarmado, con un ángulo de descenso de 25o. Sehicieron surcos profundos en el cemento, para darles

un piso firme a los animales. La rampa daba laapariencia de entrar gradualmente al agua, pero enrealidad tenía una caída abrupta bajo la superficie.Los animales no podían ver esta caída porque el aguadel bañadero no era transparente. Una vez queperdían pie dentro del agua, caían suavemente,porque su centro de gravedad había pasado el puntode no-retorno.

Antes de construir el bañadero, puse a prueba estediseño de la entrada muchas veces en miimaginación. Muchos de los vaqueros de este corralde engorde eran escépticos, y no creían que midiseño pudiera funcionar bien. Una vez construido,lo modificaron a mis espaldas, porque estabanseguros de que estaba mal: le adosaron una planchade metal sobre el piso de la rampa antideslizante,reconvirtiéndola en la antigua rampa deslizante. Elprimer día que la usaron, dos animales se ahogaronporque entraron en pánico y se cayeron al agua deespaldas. Cuando vi la plancha metálica, hice que losvaqueros la retiraran. Se quedaron atónitos cuandovieron que la nueva rampa funcionabaperfectamente. Cada ternero bajaba caminando alagua hasta que daba un paso y se encontraba que elpiso bajaba súbitamente, y se sumergía suavementeen el bañadero. Me gusta referirme a este diseñocomo “el ganado que camina por las aguas”.

A lo largo de los años, he observado que muchosrancheros y engordadores a corral piensan que laúnica forma de inducir a los animales a entrar a lasinstalaciones de manejo es forzándolas a hacerlo.Los propietarios y los encargados de los corrales deengorde tienen a veces muchas dificultades paraentender que si se diseña adecuadamente losdispositivos de trabajo, tales como los bañaderos deinmersión y las mangas de inmovilización, el ganadoentrará voluntariamente a los mismos. Yo puedoimaginar las sensaciones de los animales: si tuvierael cuerpo y las pezuñas de un ternero, me daríamucho miedo caminar por una rampa metálicaresbaladiza.

Pero todavía quedaban problemas a resolver luegode que los animales salieran del bañadero. Laplataforma a la cual salen está generalmente dividida

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en dos corrales, de modo que los animales se puedanir secando de un lado mientras se llena el otro lado.Nadie entendía por qué los animales que ibansaliendo del bañadero a veces se ponían muynerviosos, pero a mí se me ocurrió que era porquequerían seguir a sus compañeros más secos cuandose los soltaba, de manera similar a niños apartadosde sus compañeritos de clase en un patio de juegos.Instalé una pared cerrada entre los dos corrales, paraimpedir que los animales de un lado vieran a los delotro. Era una solución muy simple, y me sorprendióque nunca nadie la hubiera pensado antes.

El sistema que diseñé para filtrar y limpiar los pelos yotros residuos del bañadero se basó en los sistemasde filtrado de piscinas de natación. Mi imaginaciónpasó revista a dos filtros de agua específicos que yohabía usado, uno en el rancho de mi tía AnnBrecheen en Arizona y otro en la casa de mis padres.Para evitar que el agua rebasara los costados delbañadero debido al movimiento de los animales,copié el reborde superior de cemento que había vistoen piscinas de natación. Esta idea, como muchos demis mejores diseños, me vino claramente a la cabezajusto antes de quedarme dormida una noche.

Siendo autista, no asimilo naturalmente informaciónque la mayoría de las personas da por supuesta. Encambio, almaceno información en mi mente como sise tratara de un CD-ROM. Cuando recuerdo algo quehe aprendido, vuelvo a pasar el video en miimaginación. Los videos de mi memoria siempre sonespecíficos; por ejemplo, recuerdo cómo trabajé conel ganado en la manga veterinaria del Corral deEngorde de los Productores o de la CompañíaGanadera McElhaney. Recuerdo exactamente cómose comportaron los animales en esa oportunidad, ycómo estaban hechas las mangas y otrasinstalaciones. La forma exacta en que estabansoldados los postes y los caños de acero en cada unode los casos también forma parte de mi memoriavisual. Puedo recordar estas imágenes una y otra veza fin de estudiarlas para resolver problemas dediseño.

Si dejo que mi mente vague, el video salta en unaespecie de asociación libre, desde la estructura de los

postes y caños a un taller de soldadura donde vi cómocortaban postes, y al viejo John, el soldador, haciendoportones. Si sigo pensando en John soldando caños,la imagen de video cambia a una serie de escenascortas sobre la fabricación de puertas en variosproyectos en los que he trabajado. En mi forma deasociar, cada imagen visual desencadena otras, y mepueden llevar lejos del problema inicial de diseño deinstalaciones. La siguiente imagen puede ser sobre elbuen rato que pasé escuchando al viejo John y a susayudantes contar historias de la guerra o cuando lapala mecánica cavó un nido de víboras de cascabel yla máquina quedó parada dos semanas porque nadiese atrevía a acercarse a ella.

Esta secuencia asociativa es un buen ejemplo de laforma en que mi mente puede viajar lejos del temainicial. Las personas con un autismo más gravetienen problemas para detener estas asociaciones sinfin. Yo puedo hacerlo y volver al camino original.Cuando descubro que mi mente se ha desviadodemasiado lejos del problema de diseño que estoytratando de resolver, simplemente me digo a mímisma que hay que volver al tema del comienzo. Lasentrevistas a autistas adultos con buena capacidadpara conversar y para articular sus procesos depensamiento indican que la mayoría de ellos piensanen imágenes visuales. Las personas más gravementeafectadas, que pueden hablar pero no explicar cómopiensan, tienen patrones de pensamiento muyasociativos.

Charles Hart, autor de Without Reason (Sin razón),un libro sobre su hijo y su hermano, ambos autistas,resume el pensamiento de su hijo en una sola frase:“Los procesos de pensamiento de Ted no son lógicos,son asociativos”. Eso explica, por ejemplo, suafirmación: “No temo a los aviones. Es por eso quevuelan tan alto”. En su mente, los aviones vuelan altoporque él no les tiene miedo; así combina dos piezasde información, que los aviones vuelan alto y que élno teme a las alturas.

Otro indicador del pensamiento visual como métodoprimario de procesar información es la notablecapacidad que muchos autistas tienen para resolverrompecabezas, para orientarse en una ciudad o para

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o para memorizar con una sola mirada cantidadesenormes de datos. Mis propios patrones depensamiento son semejantes a los que describe A. R.Luria en The Mind of a Mnemonist (La mente de unmemorioso). Este libro cuenta la historia de unhombre que trabajaba como reportero en un diario yque podía realizar actos sorprendentes de memoria.Como yo, el memorioso tenía una imagen visual detodo lo que había oído o leído. Escribe Luria: “Paracuando había oído o leído una palabra, ya la habíaconvertido instantáneamente en una imagen visualque correspondía al objeto que la palabra significabapara él”.

El gran inventor Nikola Tesla era también unpensador visual. Cuando diseñaba turbinas para lageneración de electricidad, construía cada turbinaen su cabeza. La hacía funcionar en su imaginación ycorregía las fallas. Sostenía que no importaba si laturbina había sido probada en sus pensamientos o enel taller: el resultado era el mismo.

En los comienzos de mi carrera, tendía a pelearmecon otros ingenieros en las plantas de faena. Noentendía cómo podían ser tan tontos de no ver loserrores de los diseños hasta que los equipos yaestaban instalados. Ahora me doy cuenta de que noeran tontos sino que carecían de capacidad devisualizar. Literalmente, no podían ver. Una vez fuidespedida por una compañía que fabricaba equipospara plantas de faena, porque me peleé con losingenieros a raíz del mal diseño de un riel detransporte elevado para reses de 540 kg, queterminaría por caerse. A medida que cada animalsalía de la línea de matanza, caía casi un metro hastaque quedaba colgado de una cadena sujeta al rielelevado. La primera vez que hicieron funcionar elequipo, el riel fue arrancado de sus soportes en eltecho. Los empleados arreglaron esto poniendopernos más gruesos y agregando más columnas desostén al riel. Esto resolvió el problema sólo por untiempo, pues la fuerza de las reses dándole ese tirón alas cadenas era enorme. El refuerzo del riel elevadoservía para tratar el síntoma del problema pero no sucausa. Traté de hacerles entender que era comodoblar muchas veces un clip para papeles: despuésde un tiempo se corta.

La idea de que las personas tienen distintos patronesde pensamiento no es nueva. Francis Galton, enInquiries into Human Faculty and Development(Investigaciones acerca de las facultades y eldesarrollo humano), escribió que en tanto algunaspersonas ven imágenes mentales vívidas, para otras“las ideas no se consideran como imágenes mentalessino como símbolos de hechos. Una persona de bajacapacidad para las imágenes puede recordar su mesadel desayuno, pero no puede representársela”.

No fue hasta que fui a la universidad que me di cuentade que algunas personas son totalmente verbales ysólo piensan en palabras. La primera vez quesospeché esto fue cuando leí un artículo en unarevista científica, sobre el desarrollo del uso deherramientas en los seres humanos prehistóricos. Uncientífico muy renombrado suponía que tuvieron quedesarrollar el lenguaje antes de ser capaces deconstruir herramientas. Yo encontraba que esta ideaera ridícula, y este artículo me dio el primer indicio deque mis procesos de pensamiento eranverdaderamente diferentes de los de muchos otros.Cuando yo invento cosas, no uso palabras. Hay otraspersonas que piensan en imágenes vívidamentedetalladas, como yo, pero la mayoría piensa con unacombinación de palabras e imágenes vagas,genéricas.

Por ejemplo, muchas personas, cuando leen u oyen lapalabra “campanario” tienen la imagen genérica deuna iglesia, no de una iglesia y un campanario enparticular. Sus patrones de pensamiento se muevendel concepto general a los ejemplos específicos. Yosolía frustrarme mucho cuando un pensador verbalno podía entender algo que yo trataba de expresarle,porque no podía ver una imagen que era clara comoel agua para mí.

Mi mente, además, revisa permanentemente losconceptos generales a medida que agrego nuevasinformaciones a la videoteca de mi memoria. Separece a ingresar un software nuevo a lacomputadora. Mi mente acepta fácilmente el nuevo“software”, mientras que otras personas no aceptanfácilmente nuevas informaciones.

Formas diferentes de pensar

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A diferencia de los pensamientos de la mayoría delas personas, los míos pasan de las imágenesespecíficas, parecidas a las de un video, a lasgeneralizaciones y los conceptos. Por ejemplo, miconcepto de “perro” está unido inextricablemente acada uno de los perros que he conocido en mi vida.Es como si tuviera una tarjeta de catálogo por cadaperro que he visto, cuyo conjunto se agrandacontinuamente a medida que agrego más ejemplos ami videoteca. Si pienso “Gran Danés”, el primerrecuerdo que salta en mi memoria es Dansk, el GranDanés que tenía el director de mi escuela secundaria.El siguiente es Helga, que ocupó el lugar de Dansk.Luego, viene el perro de mi tía de Arizona, y la últimaimagen proviene de un aviso sobre cubiertas deasientos donde aparecía un perro de esta raza. Misrecuerdos suelen aparecer en mi imaginación enestricto orden cronológico, y las imágenes quevisualizo siempre son específicas. No hay un GranDanés genérico, que representa a todos.

Sin embargo, no todos los autistas son pensadoresmarcadamente visuales, ni todos procesan lainformación de esta manera. La gente de todo elmundo forma un continuum de aptitud visual, que vadesde ninguna a la capacidad de ver imágenes vagasy genéricas, sigue en las imágenes concretas ytermina en las imágenes muy específicas ydetalladas, como en mi caso.

Siempre me estoy formando nuevas imágenesvisuales cuando trato de inventar algún equiponuevo o de pensar en algo novedoso y entretenido.Puedo recurrir a imágenes que ya he visto,reordenarlas y crear otras nuevas. Por ejemplo,puedo imaginar cómo se vería un bañadero deinmersión en un programa de computación gráfica,juntando uno de los bañaderos que he visto y tengoen mi memoria con la imagen que tengo de lapantalla de la computadora de un amigo. Como suequipo no está programado para generar esosg r á f i c o s t a n b o n i t o s , c o n r o t a c i o n e stridimensionales, recurro a las imágenes que hevisto por televisión o en el cine, y las sobreimpongoen mi memoria. En mi imaginación visual, elbañadero de inmersión aparece con la calidadgráfica superior que tienen las imágenes en las

como Star Trek. Luego, puedo tomar un bañadero enparticular, como por ejemplo el del Río Rojo, yrehacer su dibujo en la pantalla de computadora demi mente. Hasta puedo reproducir la imagendibujada como un esqueleto tridimensional oimaginarla como si fuera un video del bañadero real.

De manera semejante, he aprendido a dibujar planosde ingeniería observando de cerca a un dibujantemuy talentoso con quien trabajaba en esa empresaconstructora de equipos para corrales de engorde.David era capaz de producir los dibujos másfabulosos sin ningún esfuerzo. Cuando me retiré deesa compañía, me vi obligada a hacer mis propiosplanos. Estudié durante largas horas los dibujos deDavid y los fotografié en mi memoria, hasta quefinalmente alcancé a emular su estilo de dibujo.Cuando hice mi primer diseño, desplegué algunos desus dibujos de modo de poder mirarlos mientrastrabajaba. Luego, dibujé mi plano nuevo copiando suestilo. Tras hacer tres o cuatro dibujos, ya nonecesitaba tener los suyos a la vista. Mi memoria devideo ya estaba totalmente programada. Copiardiseños es una cosa, pero cuando terminé de hacerlos planos de las instalaciones de Río Rojo, nopodíacreer que yo los había hecho. En ese momento, penséque había sido un regalo de Dios. Otro factor que meayudó a aprender a dibujar bien fue algo tan sencillocomo usar las mismas herramientas que usabaDavid. Usé la misma marca de lápices, y la regla y eltiralíneas me obligaron a detenerme a rastrear lasimágenes visuales de mi memoria.

Mis aptitudes artísticas se hicieron manifiestascuando estaba en primer y segundo grado de laescuela primaria. Tenía buen ojo para los colores, ypintaba acuarelas de escenas de playa. Una vez, encuarto grado, hice una escultura de arcilla de uncaballo muy bonito. Lo hice espontáneamente, perono fui capaz de repetirlo. En la escuela secundaria y launiversidad, jamás intenté dibujar planos, peroaprendí el valor de trabajar más despacio mientrasdibujaba en una clase de arte. Nuestra tarea habíasido dedicar dos horas a hacer un dibujo de uno denuestros zapatos. El profesor insistía en quededicáramos las dos horas completas a dibujar esezapato. Me quedé sorprendida de lo bien que me salía

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Los autistas tenemos problemas para aprender cosasque no pueden ser pensadas en imágenes. Laspalabras más fáciles de aprender para un autista sonlos sustantivos, porque se relacionan directamentecon imágenes. Los niños autistas altamente verbales,como era mi caso, pueden a veces aprender a leermediante la fonética. Las palabras escritas meresultaban muy abstractas para recordarlas, peropodía recordar, con bastante esfuerzo, cerca decincuenta sonidos fonéticos y unas pocas reglas. Losniños que tienen un funcionamiento más limitado amenudo aprenden mejor por asociación, con laayuda de etiquetas pegadas con los nombres de losobjetos que los rodean. Algunos niños muy afectadospor el autismo aprenden con más facilidad si laspalabras se deletrean con letras de plástico que ellospueden tocar.

Las palabras espaciales, como “arriba” o “abajo”carecieron para mí de significado hasta que tuve unaimagen visual con la cual fijarlas en mi memoria.Incluso ahora, cuando oigo la palabra “abajo”separada, automáticamente me imagino a mí mismametiéndome abajo de las mesas de la cafetería de laescuela durante una alarma aérea, algo que era muycomún en la costa Este de EE.UU. a comienzos de ladécada de 1950. El primer recuerdo que me traecualquier palabra aislada es casi siempre unrecuerdo de mi infancia. Puedo recordar a la maestradiciéndonos que nos quedáramos calladas ycamináramos en fila india hacia la cafetería, dondeseis u ocho niños nos acurrucábamos abajo de cadamesa. Si prosigo en este tren de pensamiento,aparecerán más y más recuerdos de mi escuelaprimaria. Puedo recordar a la maestra retándomepor haberle pegado a Alfred, que me había ensuciadolos zapatos. Todos estos recuerdos corren comocintas en la reproductora de video de miimaginación. Si dejo que mi mente siga asociando,podrá seguir vagando millones de kilómetros másallá de la palabra “abajo”, hacia los submarinosdebajo del Ártico y la canción de los Beatles, Elsubmarino amarillo. Si dejo que mi mente se detenga

El procesamientode información no-visual

en la imagen del submarino amarillo, entonces oigola canción. Mientras comienzo a tararear la canción yllego a la parte que se refiere a que la gente suba abordo, mi asociación salta a la planchada de un barcoque vi en Australia.

También visualizo los verbos. La palabra “saltar”abre en mi mente el recuerdo de la carrera de vallasque corría en las “Olimpíadas” de la escuela primaria.Los adverbios suelen convocar imágenes incorrectas(“quickly” -rápidamente- me recuerda al chocolateNesquik), a menos que se apareen con un verbo, loque modifica mi imagen visual. Por ejemplo, “élcorría rápidamente” desencadena una imagenanimada de Dick, un personaje de mi primer libro delectura, corriendo rápidamente. “Él caminabalentamente”, en cambio, hace que Dick avance másdespacio. Cuando era niña, excluía a las palabrastales como “es”, “la” o “eso”, porque carecían desentido por sí mismos. Lo mismo pasaba conpalabras como “de” y “un”, que no significaban nadapara mí. Con el tiempo, aprendí a usarlascorrectamente, porque mis padres siempre mehablaron en correcto inglés, y yo imitaba su forma dehablar. Pero es el día de hoy y algunas conjugacionesde verbos, como “ser”, son absolutamente carentesde significado para mí.

Cuando leo, traduzco las palabras escritas a películasde cine a todo color, o simplemente almaceno unafoto de la página escrita para leerla más tarde.Cuando retorno a ese material, veo una fotocopia dela página en mi imaginación. La puedo leer como si latuviera ante mis ojos. Es probable que Raymond, elsabio autista de la película Rain Man, usara unaestrategia semejante para recordar guías telefónicas,mapas y otras informaciones. Simplemente,fotocopiaba cada página de la guía en su memoria.Cuando quería encontrar algún número, pasaba suscanner mental por las páginas que teníaalmacenadas en su memoria. Para extraerinformación de mi memoria, yo tengo que volver apasar el video. A veces, me cuesta encontrar datosrápidamente, porque tengo que pasar pedazos dedistintos videos hasta que doy con la cinta indicada, yesto toma tiempo. Cuando soy capaz de convertir eltexto en imágenes, suele ser porque el texto no tiene

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un significado concreto. Algunos libros de filosofía, yalgunos artículos sobre el mercado de futuros delganado son sencillamente ininteligibles. Me resultamucho más fácil entender un texto escrito quedescribe algo que se puede traducir fluidamente aimágenes. Un buen ejemplo es la siguiente oración,tomada de un artículo de la revista Time del 21 defebrero de 1994, que describe las competencias depatinaje artístico en los Juegos Olímpicos deInvierno: “Todos los elementos están en su lugar: losreflectores, las melodías rebosantes de los valses o eljazz, y esas hadas de lentejuelas burbujeantessaltando por los aires”. En mi imaginación, puedover la pista de patinaje y los patinadores. Sinembargo, si me detengo demasiado en la palabra“elementos”, puedo hacer la asociación incorrectacon la tabla periódica de los elementos que había enla pared de mi clase de química en la escuelasecundaria. Si la pausa es en la palabra“burbujeantes”, en vez de las lentejuelas del vestidode una hermosa patinadora, surge la imagen de unalata de gaseosa que tengo en el refrigerador.

Los maestros que trabajan con niños autistas debenentender estos patrones de pensamiento asociativo.Un niño autista usará a menudo las palabras demanera incorrecta. A veces, ese uso tiene unsignificado asociativo lógico, pero otras veces no lotiene. Por ejemplo, un niño autista puede decir lapalabra “perro” cuando quiere salir afuera. En sumente, la palabra “perro” está asociada a salir a lacalle. En mi propio caso, puedo recordar tanto elempleo lógico como ilógico de palabras incorrectas.Cuando tenía seis años, aprendí a decir “acusación”.No tenía la menor idea de lo que quería decir, perome gustaba cómo sonaba cuando la decía, de modoque la usaba como interjección cada vez que micometa se caía al piso. Debo de haber dejado perplejoa más de uno de los que me oía exclamarle“¡acusación!” a mi cometa que caía en tirabuzón.

Mis conversaciones con otros autistas me revelanestilos similares de pensamiento visual sobre tareasque la mayoría de la gente hace en secuenciaslógicas. Un hombre autista que compone música medijo que hace “imágenes sonoras”, usando pequeñostrozos de otras obras para crear una composición

nueva. Un programador de computadoras me dijoque él puede ver el plano general del árbol delprograma. Luego de ver el esqueleto del programa,simplemente escribe el código de cada rama. Yo usoun método parecido cuando reviso la bibliografíacientífica o cuando voy a solucionar problemas en lasplantas de faena: tomo un dato o una observaciónespecífica y lo combino con otros para encontrarprincipios básicos o conceptos generales nuevos.

Mi modelo de pensamiento siempre comienza en loparticular y avanza hacia lo general, en un procesoasociativo que no sigue una secuencia lógica. Comosi tratara de descubrir el cuadro completo de unrompecabezas cuando he armado solamente latercera parte del mismo, soy capaz de llenar losespacios vacíos con elementos que extraigo de mivideoteca mental.

Los matemáticos chinos, que pueden hacer grandescálculos mentales, trabajan de la misma manera. Alprincipio, necesitan un ábaco, la calculadora china,que es un cuadro con varias filas de cuentasenhebradas en alambres. Hacen sus cálculosmoviendo las filas de cuentas. Cuando unmatemático adquiere mucha habilidad, sólo tieneque visualizar el ábaco en su imaginación, y ya nonecesita uno real. Las cuentas se mueven en un ábacomental, que él visualiza en la imagen de video de sucerebro.

Cuando fui creciendo, aprendí a convertir las ideasabstractas en imágenes, para poder entenderlas.Visualizaba conceptos tales como la paz o lahonestidad mediante imágenes simbólicas. Pensabaen la paz como una paloma, una pipa de la paz de losindios, o la firma de un acuerdo de paz en un noticierotelevisivo.

La honestidad era representada por una imagen deponer la mano sobre la Biblia en un tribunal, o poruna foto de alguien que había devuelto una billeteracon todo el dinero adentro a quien la habíaextraviado.

El Padrenuestro fue algo incomprensible para mí

El pensamiento abstracto

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hasta que logré desarmarlo y convertirlo enimágenes visuales específicas. El poder y la gloriaeran representados por un arco iris semicircular yuna torre de transmisión de electricidad. Cada vezque oigo una plegaria, todavía me vienen a la menteestas imágenes infantiles.

La frase “hágase tu voluntad” no tenía sentido paramí cuando era niña, y aún hoy su significado meresulta vago. “Voluntad” es una idea difícil devisualizar. Cuando pienso en ella, imagino a Diosarrojando un rayo. Otro adulto con autismo escribióque visualizaba “que estás en el cielo” como unanciano sentado sobre las nubes. “No caer en latentación” se representaba como la baranda de unaescalera. La palabra “amén” al cierre de la oraciónera un misterio: un hombre (a man) al final de todaesta secuencia no tenía ningún sentido.

En mi adolescencia y juventud, tenía que usarsímbolos concretos para entender conceptosabstractos tales como “llevarme bien con los demás”o “avanzar en la vida”, que eran dos cosas quesiempre me resultaban difíciles. Yo sabía que no meintegraba bien con mis compañeros de lasecundaria, y no lograba entender qué es lo quehacía mal. No importaba lo mucho que me esforzara,siempre se burlaban de mí. Me llamaban “caballo detiro”, “grabadora” y “huesos”, porque era muydelgada. En aquél entonces, podía entender por quéme llamaban “caballo de tiro” y “huesos”, pero“grabadora” me dejaba perpleja.

Ahora, me doy cuenta de que debía parecerles unagrabadora cuando repetía las cosas textualmenteuna y otra vez. Pero en esa época no encontraba laforma de descubrir por qué era tamaño fiasco social.Busqué refugio en hacer las cosas para las cuales erabuena, tales como trabajar en el cambio del techo delgranero o practicar equitación antes de un concursode caballos.

Las relaciones personales carecían totalmente desentido para mí hasta que desarrollé símbolosvisuales para las puertas y las ventanas. Sóloentonces pude comenzar a entender conceptos talescomo aprender a dar y recibir en una relaciónpersonal. A veces me intriga pensar en lo que habría

sido de mí si no hubiese sido capaz de visualizar micamino en el mundo. La transición de la secundaria ala univers idad fue para mí un desaf íoverdaderamente grande. Los autistas tenemostremendas dificultades ante los cambios. Parahacerme cargo de un cambio importante, como eradejar la escuela secundaria, necesitaba una forma deensayarlo, representando cada etapa de mi vidamediante el pasaje por una puerta, una ventana o unumbral de mi entorno real. Cuando me estaba porgraduar en la secundaria, solía ir de noche asentarme en el techo del alojamiento paraestudiantes, donde me quedaba mirando las estrellasmientras pensaba cómo haría para enfrentar lapartida. Fue entonces que descubrí una puertita quellevaba a un techo más alto que había enconstrucción. Sucede que mientras nosotrasvivíamos en esta casa antigua de Nueva Inglaterra, seestaba haciendo un edificio mucho más grandeencima de ella. Un día, los carpinteros arrancaronuna sección del techo antiguo que había al lado de midormitorio. Cuando salí, pude ver que había unedificio nuevo, más alto y todavía sin terminar.Arriba, había una puertita de madera quecomunicaba con el techo nuevo. El edificio estabacambiando, y también era tiempo de que yocambiara. Eso era algo que yo podía entender. Habíaencontrado la llave simbólica.

Cuando estaba en la universidad, encontré otrapuerta que simbolizó para mí la preparación para elegreso. Era una pequeña escotilla metálica quecomunicaba con la azotea del alojamientoestudiantil. Tuve que pasar muchas veces por estapuertita hasta hacerme práctica. Cuando finalmenteme gradué en el Franklin Pierce College, caminé através de una tercera puerta, muy importante, en eltecho de la biblioteca.

Ya no necesito utilizar puertas físicas reales parasimbolizar cada transición de mi vida. Mientrasescribía este libro, volví a leer mis diarios de todosesos años, y se me hizo evidente un patrón muy claro.Cada puerta o umbral me permitió adelantarmehacia el nivel siguiente. Mi vida fue una serie de pasosacumulativos. A menudo me preguntan cuál fue elavance decisivo singular que me permitió adaptarme

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al autismo. No hubo un único avance decisivo: hubouna serie de mejoras acumulativas. Mis anotacionesen el diario muestran a las claras que yo eraplenamente consciente de que cuando lograbadominar una puerta, sólo era un paso en una seriemás larga:22 de abril de 1970. Hoy todo se ha completado en elFranklin Pierce College y es tiempo de atravesar lapequeña puerta de la biblioteca. Reflexiono ahorasobre lo que debería dejar como mensaje, en el techode la biblioteca, para que lo encuentren otros en elfuturo. He alcanzado la cima de un escalón, y meencuentro ahora en el piso de mis próximos estudiosde grado. El techo de este edificio es el punto más altodel campus, así que he llegado tan alto como podíaaquí. He conquistado la cima del Franklin PierceCollege. Cumbres más altas me esperan, todavíainvictas.

Promoción 1970. Esta noche atravesé la puertita ycoloqué la placa arriba del techo de la biblioteca paraque la encuentren otros en el futuro. Esta vez no mepuse tan nerviosa. Anteriormente, había estadomucho más nerviosa. Ahora ya lo he logrado, y lapuertita y la montaña han sido escaladas. Laconquista de esta montaña sólo es el principio de lapróxima.

La palabra recibirme significa empezar, y la cima dela biblioteca es el comienzo de mi escuela paragraduados. Está en la naturaleza humanaesforzarse, y por eso la gente escala montañas. Larazón de ello es que la gente se esfuerza para probarque pueden hacerlo. Después de todo ¿para quédeberíamos mandar un hombre a la Luna? La únicajustificación real es que está en la naturalezahumana seguir esforzándose. El hombre jamás sequeda satisfecho con una meta, sigue subiendo. Larazón verdadera para subir al techo de la bibliotecaera probar que podía hacerlo. A lo largo de mi vida,he enfrentado cinco o seis grandes puertas oumbrales que debí atravesar. En 1970, me gradué enel Franklin Pierce College, una pequeña universidadorientada a las humanidades, con un diploma de B.A.en Psicología, y me mudé a Arizona en busca deldoctorado. A medida que me encontraba a mí mismacada vez menos interesada en la psicología y más

interesada en el ganado y la zootecnia, me empecé apreparar para otro gran cambio, que fue el paso de lacarrera de psicología a la de ciencia animal. El 8 demayo de 1971, anoté:Siento como si me atrajeran más y más desde el ladodel campo. He atravesado la puerta de la manga delas vacas, pero todavía estoy aferrada firmemente almarco de la puerta. El viento sopla cada vez con másfuerza y siento que debo soltarme del marco de lapuerta y volver al rancho, al menos por un tiempo. Elviento ha jugado un papel importante en muchas demis puertas. Cuando estaba en el techo, soplaba elviento. Quizás esto sea una señal de que el siguientenivel que alcance no será el definitivo y que deboseguir avanzando. En la fiesta [del departamento dePsicología] me sentí completamente fuera de lugar, yparece como si el viento estuviera haciendo que mismanos se resbalaran del marco de la puerta, para queyo pueda dejarme llevar por él en libertad.

En ese entonces, yo todavía estaba luchando en elterreno social, en gran medida porque todavía notenía un referente visual concreto de la abstraccióndenominada “llevarme bien con los demás”.Finalmente, se me presentó una imagen mientrasestaba lavando el ventanal de la cafetería estudiantil.Los estudiantes teníamos la obligación de hacertareas en el comedor, y cuando empecé con ésta, noimaginaba que adquiriría un significado simbólicopara mí. Este ventanal era doble, para aislar lacafetería del exterior, pero tenía tres paneleslevadizos que permitían pasar, a gatas, para limpiarlodel lado de adentro. Mientras estaba lavando elinterior del ventanal, el panel por el que habíaentrado se atoró y me dejó aprisionada entre las dosplacas de vidrio. Para salir sin hacer trizas el panellevadizo, tuve que destrabarlo con muchísimocuidado. Allí se me hizo evidente que las relacionespersonales funcionan de la misma manera: tambiénse pueden hacer trizas con facilidad, y hay que tenercuidado al encararlas.

A continuación hice una asociación más sobre laforma en que la apertura cuidadosa de las puertas serelacionaba con el momento inicial en que seestablecen las relaciones. Mientras estaba atrapadaadentro del ventanal, me resultaba casi imposible

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comunicarme a través del vidrio. Ser autista es estaratrapada de una forma parecida. Las ventanassimbolizaban mis sentimientos de desconexión conotras personas, y a la vez me ayudaban a sobrellevarel aislamiento. A lo largo de mi vida, los símbolos dela puerta y la ventana me han ayudado a hacerprogresos y vínculos que son muy poco frecuentesentre quienes sufrimos de autismo.

En los casos más graves de autismo, los símbolos sondifíciles de entender, y a veces, parecen totalmentedesconectados de las cosas que representan. D. Parky P. Youderian han descripto el uso de símbolosvisuales y números por parte de Jessy Park, una niñaautista que entonces tenía doce años, para describirconceptos abstractos como el bien y el mal. Las cosasbuenas, como la música de rock, las representabacon cuatro puertas y ninguna nube. La mayor partede la música clásica era para Jessy bastante buena, yla calificaba con dos puertas y dos nubes. La palabraescrita le resultaba pésima, con un puntaje de cuatronubes y ninguna puerta. Ella había desarrollado unsistema visual de puntaje en el cual las puertas ynubes describían esas cualidades abstractas. Jessytambién tenía un sistema muy complejo de númerosbuenos y malos, pero los investigadores no lograrondescifrarlo plenamente.

Muchas personas se quedan totalmente perplejasante los símbolos de los autistas, pero a éstos lespueden proveer la única realidad tangible o la formade entender el mundo. Por ejemplo, para un niñoautista “bizcocho” puede significar “feliz” si él fuefeliz mientras comía un bizcocho. Cada vez que elniño visualiza un bizcocho, se pone feliz. Unaimagen visual o una palabra queda asociada a unaexperiencia. Clara Park, la madre de Jessy, hadescripto la fascinación de su hija por objetos talescomo los controles de las mantas o los calentadoreseléctricos. No tenía idea de por qué esos objetos erantan importantes para Jessy, pero observaba que ellase ponía muy feliz y su voz no era monótona cuandopensaba en sus objetos preferidos. Jessy podíahablar, pero no podía explicar por qué sus objetosfavoritos eran importantes. Quizás asociaba loscontroles de las mantas eléctricas y los calentadorescon la calidez y la seguridad. La palabra “cricket” la

ponía feliz, y la frase “canción incompleta”significaba “no sé”.

La mente autista opera a través de estas asociacionesvisuales: en algún punto de la vida de Jessy, unacanción incompleta quedó asociada con no saber.

Ted Hart, un hombre con un autismo grave, casi nopodía generalizar, y su conducta no tenía flexibilidad.Su padre Charles describió cómo en una ocasión Tedpuso la ropa húmeda en el tocador sin darse cuentade que la secadora se había roto.

El sólo había seguido los pasos de una secuencia quehabía aprendido de memoria sobre la limpieza de laropa. No tenía sentido común.

Mi hipótesis sobre esta conducta rígida y la falta decapacidad de generalizar pueden deberse en parte aque tenía poca o ninguna capacidad para cambiar omodificar sus recuerdos visuales. Aunque almacenomis recuerdos de las cosas como imágenesindividuales específicas, tengo capacidad paramodificar mis imágenes mentales. Por ejemplo,puedo imaginar una iglesia pintada de distintoscolores, o poner el campanario de una iglesia sobre eltecho de otra, pero cuando oigo que alguien dice lapalabra “campanario”, la primera iglesia que viene ami imaginación es casi siempre un recuerdo de lainfancia y no una imagen de iglesia que yo hayaarmado más recientemente.

Esta capacidad de modificar las imágenes en miimaginación me ha ayudado a aprender ageneralizar.

En la actualidad, ya no necesito el símbolo de lapuerta. A lo largo de los años, me he armado desuficientes experiencias reales e informaciones deartículos y libros que he leído, de modo que estoy encondiciones de hacer cambios y dar los pasosnecesarios a medida que se me presentan situacionesnuevas. Más aun, siempre he sido una lectora ávida, yeso me impulsa a recoger más y más informaciónpara agregar a mi videoteca mental.

Un programador de computadoras, que tenía unautismo grave, dijo una vez que leer era “captarinformación”. Para mí, se parece a programar unacomputadora.

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Estudios recientes de las imágenes que tienen lospacientes con daños cerebrales indican que elpensamiento visual y el verbal pueden operar através de distintos sistemas del cerebro. Losregistros del flujo sanguíneo indican que cuando unapersona visualiza algo (por ejemplo, caminar por subarrio), la irrigación aumenta súbitamente en lacorteza visual, que es la parte del cerebro que tieneque trabajar más. Estudios de personas con dañoscerebrales muestran que las lesiones en la parteposterior del hemisferio izquierdo pueden impedir lageneración de imágenes visuales almacenadas en lamemoria de largo plazo, sin afectar para nada ellenguaje y la memoria verbal. Esto indica que lasimágenes visuales y el pensamiento verbal puedendepender de sistemas neurológicos distintos.

Investigaciones recientes del Dr. Pascual-Leone, delos Institutos Nacionales de Salud (NIH), indicanque el ejercicio de una habilidad visual puede hacerque el mapa motriz del cerebro se expanda.Investigaciones realizadas sobre músicos muestranque la práctica real con el piano y la imaginación deque se toca el piano tienen el mismo efecto en losmapas motrices, cosa que se ha medido a través deregistros de la actividad cerebral. Los mapasmotrices se expanden tanto durante lainterpretación real del piano como la imaginación deesa interpretación, sin que la imagen de tocar lasteclas al azar tenga efecto alguno. Los atletastambién han comprobado que tanto la prácticamental como la real pueden mejorar una habilidadmotriz. Las investigaciones de personas con lesionesen el hipocampo indican que la memoria conscientede sucesos y el aprendizaje motor son sistemasneurológicos separados. Un paciente con daños en elhipocampo puede aprender una tarea motriz ymejorar con la práctica, pero cada vez que lapractique no tendrá un recuerdo consciente de hacerla tarea. Los circuitos motores aprenden delentrenamiento, pero el daño en el hipocampo impideformar nuevos recuerdos conscientes. Enconsecuencia, el circuito motor aprende una tarea

y las imágenes mentalesEl pensamiento visual aprende una tarea nueva, tal como armar un

rompecabezas mecánico sencillo, pero la persona norecuerda haber visto o haber armado elrompecabezas. Mediante la práctica repetida, lapersona adquiere cada vez más habilidad paraarmarlo, pero cada vez que se le presenta elrompecabezas, dice que jamás lo había visto antes.

Tengo la suerte de que puedo construir sobre la basede mi biblioteca de imágenes, y visualizar solucionesa partir de esas imágenes. Sin embargo, la mayoría delos autistas llevan vidas extremadamente limitadas,en parte porque no pueden aceptar ningunadesviación de sus rutinas. Para mí, cada experienciase incorpora a los recuerdos visuales que tengo deexperiencias anteriores, y de esta manera mi mundosigue creciendo.

Hace aproximadamente dos años, hice un avancepersonal muy importante cuando fui contratada pararemodelar una planta frigorífica que utilizabamétodos de inmovilización muy crueles durante lafaena de acuerdo al rito Antes de matarlos, losvacunos vivos eran colgados cabeza abajo de unacadena que les sujetaba una pata trasera. Era tanhorrible que yo no podía soportar verlo. Los balidosfrenéticos de los animales aterrorizados podían oírsetanto en las oficinas como en la playa deestacionamiento. A veces, se le rompía la pata alanimal al alzarlo. Esta práctica espantosa violabatotalmente el propósito humanitario de la matanza

Mi trabajo consistió en erradicar este sistema cruel yreemplazarlo por una manga que pudiera sujetar alanimal parado mientras el rabino cumplía con el ritode matanza. Debidamente hecho, el animal deberíapermanecer en calma y no tendría por qué asustarse.

La nueva manga de sujeción era una casilla metálicaestrecha en la que cabía un novillo. Estaba equipadade un yugo que sujetaba la cabeza del animal, unapuerta trasera que permitía empujarlo suavementehacia el yugo, y una faja que lo levantaba por la panzacomo un ascensor. Para que este equipo funcionara,el operario debía bajar seis palancas de control delsistema hidráulico en la secuencia adecuada, paraabrir y cerrar las puertas de entrada y salida y para

kasher.

kasher.

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El primer día de trabajo en la planta, yo estaba encondiciones de ir a la manga y hacerla andar casiperfectamente. Funcionaba mejor cuando manejabalas palancas inconscientemente, como cuando unousa las piernas y los brazos para caminar.

Si pensaba en las palancas, me perdía y las movía enuna secuencia incorrecta. Tuve que obligarme a mímisma a relajarme y dejar que el equipo fuera unacontinuación de mi cuerpo, olvidándome porcompleto de las palancas. Mientras entraba cada unode los animales, me concentré en hacer que elaparato se moviera lenta y suavemente, para noasustarlo.

Observaba sus reacciones de manera de aplicarlesolamente la presión necesaria para sujetarloholgadamente. Una presión excesiva lo pondríaincómodo. Si ponía las orejas hacia atrás, pegadas ala cabeza, o si se resistía, yo me daba cuenta de que lohabía comprimido demasiado. Los animales sonmuy sensibles a los equipos hidráulicos, y sientenhasta los menores movimientos de las palancas decontrol.

Mediante la máquina, yo sentía que llegaba al animaly lo sujetaba. Cuando tomaba su cabeza con el yugo,me imaginaba poniéndole las manos en la frente ybajo la papada, y acomodándolo suavemente en laposición deseada. Las fronteras físicas parecíandesaparecer, y yo no tenía conciencia de estarmoviendo palancas. La puerta trasera de empuje y el

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yugo de la cabeza se convirtieron en extensiones demis manos.

Algunos autistas tienen a veces problemas con loslímites corporales. No pueden apreciar al tactodónde termina su cuerpo y dónde comienza la silla enla que están sentados o el objeto que están tomando.Se parece a lo que experimentan las personas quepierden un miembro pero siguen teniendo lasensación del miembro en su cuerpo. En este caso, yosentía las piezas del equipo que sujetaban al animalcomo si fueran una continuación de mi propiocuerpo, como en el efecto del miembro fantasma en elamputado. Si yo me concentraba solamente ensujetar al animal suavemente y en mantenerlo encalma, podía hacer funcionar muy bien la manga desujeción.

Durante este período de intensa concentración, yo nooía ningún sonido de la maquinaria de la planta. Nosentía el calor sofocante del verano de Alabama, ytodo me resultaba silencioso y sereno.

Era casi una experiencia religiosa. Mi trabajo erasujetar al animal suavemente, y el trabajo del rabinoera cumplir con el acto final. Fui capaz de mirar cadauno de los animales, sujetarlo con cuidado y hacerque se sintiera lo más cómodo posible durante losúltimos momentos de su vida. Había tomado parte enel antiguo ritual de matanza tal como se suponía queéste debía hacerse. Se me había abierto otra puerta.Me sentí como si caminara sobre el agua.

Fuente: http://www.grandin.com/

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