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El beso en el metro Besarse es bonito. Besarse en el metro es más bonito, sobre todo cuando se trata de dos jóvenes que están enamorados. Él se llamaba Nacho. Tenía 23 años, con el pelo negro y llevaba un peinado a la africana, o sea, con trenzas. Nacho estudiaba biología en la Universidad de Madrid. A su lado estaba sentada Lucía, una chica rubia de la misma edad que estudiaba química en la Universidad de Alcalá. Lucía llevaba una chaqueta beige y Nacho una chaqueta negra. Los dos jóvenes se besaban apasionadamente sin prestar atención a las otras personas que estaban en el metro. Mientras Nacho y Lucía se besaban, un hombre triste, sentado al otro lado del vagón, un poco detrás de la pareja, parecía aburrirse muchísimo. Para este hombre, de 45 años más o menos, la vida parecía menos bonita que la de los jóvenes. A juzgar por la expresión de su rostro, no esperaba nada más de la vida. Su mundo se resumía en tres palabras: trabajo, metro, dormir. Un día Nacho y Lucía tuvieron 45 años y, entonces vivieron el mundo… Un mundo de tres palabras… Después de leer atentamente esta historia, imagínate dónde y cómo se conocieron los protagonistas y escribe, en esta misma hoja, la primera carta de amor que se envió el uno al otro.

El beso en el metro

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El beso en el metro

Besarse es bonito. Besarse en el metro es más bonito, sobre todo cuando se trata de dos jóvenes que están enamorados. Él se llamaba Nacho. Tenía 23 años, con el pelo negro y llevaba un peinado a la africana, o sea, con trenzas. Nacho estudiaba biología en la Universidad de Madrid. A su lado estaba sentada Lucía, una chica rubia de la misma edad que estudiaba química en la Universidad de Alcalá. Lucía llevaba una chaqueta beige y Nacho una chaqueta negra. Los dos jóvenes se besaban apasionadamente sin prestar atención a las otras personas que estaban en el metro. Mientras Nacho y Lucía se besaban, un hombre triste, sentado al otro lado del vagón, un poco detrás de la pareja, parecía aburrirse muchísimo. Para este hombre, de 45 años más o menos, la vida parecía menos bonita que la de los jóvenes. A juzgar por la expresión de su rostro, no esperaba nada más de la vida. Su mundo se resumía en tres palabras: trabajo, metro, dormir. Un día Nacho y Lucía tuvieron 45 años y, entonces vivieron el mundo… Un mundo de tres palabras… Después de leer atentamente esta historia, imagínate dónde y cómo se conocieron los protagonistas y escribe, en esta misma hoja, la primera carta de amor que se envió el uno al otro.