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EL MILAGRO EUCARÍSTICO DE ETEN 1649
(02 de junio – 22 de julio)
Parroquia Santa María Magdalena – Ciudad Eten Texto: J. Nolberto Neciosup Chafloque
Celebrando las Vísperas del Corpus Christi, un
miércoles 2 de junio de 1649, Se observó un
hermoso Niño (Jesús) dentro de la Hostia
consagrada que estaba “en su viril fuera de la
custodia” este prodigio sobrenatural lo
presenció todo el pueblo de la Magdalena de
Eten, un español, el sacerdote (Fray Jerónimo
Silva Manrique), el sacristán y los naturales del
pueblo. “… era un niño, de la cintura para
arriba, con rostro y cuerpo humano y con
cabello rubio, con vestimenta morada…”., ante
tal dichoso privilegio “…Todo el pueblo repitió
¡Milagro! ¡Milagro!, tocaron las chirimías, clarín
y trompetas y repicaron las campanas…” Por
este hecho acudieron a Eten, para las
diligencias respectivas, El juez eclesiástico –
Don Fernando de la Carrera y Daza, cura y Vicario de San Martín de Reque - acompañado de
testigos y el Notario Público, el 25 de junio de 1649, para registrar los testimonios de los que
presenciaron magna visión.
El 22 de julio del mismo año; sucede otro maravilloso prodigio que lo presenciaron 4
sacerdotes de la Orden Franciscana de los Doce Apóstoles, sucedió después de la Misa realizada
en Honor a la Patrona de Eten, “Santa María Magdalena”, estando los sacerdotes solos con la
Hostia consagrada. A lo que en testimonio dice:
“… resolvieron que a las cuatro de la tarde del mismo día veintidós se consagraron Fray Tomas de
Relux y Fray Antonio Crespo, Marcos López y Jerónimo de Silva… ellos solos con estolas al cuello y
con velas encendidas en las manos, abrieron el sagrario sacaron con toda reverencia al Santísimo
sacramento y los colocaron sobre otro sagrario en su sitial y le adoraron humilde y
devotamente… al instante vio este testigo y los demás religiosos que comenzó a salir, de medio
lado, medio cuerpo de niño, de la cintura para arriba, formando en la misma Hostia Consagrada,
como cosa que salía de ella, dando vuelta sobre el lado izquierdo, y se puso derecho en la Hostia,
vestido con túnica morada y que tenía debajo como una camisa blanca, con distinción de las
carnes de dicho niño…” esta aparición duro aproximadamente 15 minutos.
Después de este prodigioso hecho, realizarían la reserva del Santísimo, y ¡oh milagro! “…Eran
tres corazones blancos entrelazados entre sí, cuyos remates acababan en uno, y que uno de los
corazones caía en medio y los otros a los lados…”